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Nombre:

Samildys Veró nica

Apellido:

Sá nchez Castillo

Matricula:

1-20-0466

Asignatura:

Cultura y Civismo

Docente:

Gladys Torrez de Estévez

Asignación:

Investigació n
Aspectos Históricos y Teóricos de la Noción de Ciudadanía y
Constitucionalismo.

El origen de la idea de ciudadanía suele fijarse en la segunda mitad del siglo


V. a. C., en la Grecia Clá sica, aunque el proceso de democratizació n ya se había
producido centurias antes en las colonias griegas mediterrá neas. Los encargados
de romper con los privilegios de la aristocracia ateniense, abriendo la puerta de la
vida pú blica a hombres de otra extracció n social, fueron Efialtes y Pericles,
miembros del partido demó crata. Asesinado Efialtes, el testigo de las reformas lo
tomaría Pericles. Es la época dorada de esplendor, de ilustració n y apertura
política de Atenas, época en la que se construye el Partenó n, uno de sus
monumentos má s emblemá ticos, que puedes ver a la izquierda.

La evolució n del concepto de ciudadanía está estrechamente unido a las ideas de


igualdad y de libertad individual. En general, la historia de la ciudadanía es la
historia del avance de esas dos ideas: el reconocimiento sucesivo de un mayor
nú mero de libertades individuales para un mayor nú mero de individuos
considerados como iguales.

A pesar de las diferencias y cambios histó ricos podemos establecer que, en general,
un ciudadano es un miembro de una sociedad que posee, en condiciones de
igualdad con el resto de ciudadanos, una serie de derechos y deberes. Entre los
derechos se debe contemplar alguna forma de participació n política y entre los
deberes prevalece el de respetar los derechos de los demá s.

El Constitucionalismo es concebido como una posició n filosó fica y política que las
comunidades humanas adoptan en algú n momento de la historia. Esa posició n es
concebida y explicada por intelectuales del derecho y la política, es decir, del
derecho que podemos llamar político. La toma de posició n es muy destacadamente
la que los lleva a establecer en primer término una regulació n del poder; y, en un
segundo momento, se va convirtiendo progresivamente y va incluyendo el
reconocimiento y la formulació n de los derechos y obligaciones de las personas
que conviven en esa comunidad política.
Para algunos teó ricos del derecho y de las ciencias políticas, el
Constitucionalismo es un movimiento social y político que procura el
establecimiento de normas superiores también llamadas fundamentales, en las que
se reconocen derechos de las personas y se establecen procedimientos para el
control y la legitimació n del poder en las comunidades nacionales.

El Estado Moderno y la Noción de Ciudadanía y


Constitucionalismo

El Estado moderno surgió entre los siglos XV y XVI, cuando los reyes
aprovecharon la crisis del feudalismo para retomar su poder, y su proceso de
surgimiento se aceleró en el Renacimiento, con profundas transformaciones en los
mecanismos del gobierno y en el ejercicio del poder. Este proceso estuvo
respaldado por la burguesía, clase social que se fue fortaleciendo con este tipo de
Estado. El Estado moderno poseía identidad, estaba organizado, estructurado y era
formal; era reconocido políticamente por esto y el poder estaba centralizado. Su
formació n tuvo varias consecuencias a nivel político y econó mico.

La ciudadanía moderna se materializa con el cuerpo constitucional del siglo XIX.


Con los Estados nacionales, la noció n nacionalista de ciudadanos transformó la
idealizada sociedad de individuos en comunidad de idénticos. Se demuestra que,
pese a su status legal, la ciudadanía es una cultura compartida sacralizada por las
nociones nacionalistas de la nació n e identidad nacional, desde las cuales se ha
construido una visió n de homogeneidad fundada en símbolos y tradiciones
comunes heredadas de la modernidad occidental. Se plantea transformar sus
nociones y prá cticas cosificadas, en una ciudadanía social de base ética y valorativa
como afrenta a las tradiciones inventadas.

En la actualidad, el constitucionalismo contemporá neo enfrenta un enorme reto


proveniente de la creciente diversidad etnocultural que tiene lugar al interior de
las democracias constitucionales. En las dos ú ltimas décadas hemos presenciado
có mo las minorías etnoculturales han tenido mayor presencia en los foros
nacionales e internacionales para exigir que los postulados de igualdad, que
contienen esas Constituciones, se hagan realidad. Y de todas las minorías
existentes en las sociedades políticas, tres de ellas son las má s importantes por los
desafíos políticos y constitucionales que colocan sobre las mesa de discusió n.

Liberalismo Político, Liberalismo Económico y Ciudadanía.

Ser parte de un país o de una sociedad parece ser un hecho inherente al ser
humano, ¿no crees? Sin embargo, a menudo, las fronteras políticas pueden
eliminar o disminuir esos derechos. La ciudadanía es una condició n de una persona
por la que esta es validada como miembro de un territorio, nació n y país.

Liberalismo Político

El liberalismo es una doctrina filosó fica y política cuya principal idea es la


defensa de la libertad individual, buscando por ello limitar la influencia del Estado
en los diferentes niveles de la vida, como son la economía o la vida social.

Algunas de las características del liberalismo político son las siguientes:

 Bú squeda de un Estado de derecho, donde todas las personas sean iguales


ante la ley.
 Todos deben tener una serie de derechos individuales, sobre los que nadie
puede intervenir.
 Derecho a la propiedad privada, el cual debe ser defendido por la ley.
 Divisió n de poderes, garantizada por la constitució n y los có digos civiles.
 Separació n de la Iglesia y el Estado, existiendo en la mayoría de casos una
libertad total de culto.
 Una economía basada en la libertad de mercado, con apenas intervenció n del
Estado en la economía

Liberalismo Económico

El liberalismo econó mico es la tendencia de pensamiento econó mico que


promueve el libre comercio como la mejor forma de alcanzar el desarrollo
econó mico. Esto, gracias a que aprovecha las ventajas comparativas de los países
para alcanzar mayores economías de escala, promover la destrucció n creativa y
destruir los privilegios de grupos de interés protegidos por alguna regulació n
injustificada.

Características:

 Se mantiene el equilibrio en la producció n y el consumo, ya que la oferta y


demanda tienen libre interacció n.
 El Estado tiene limitada su intervenció n, pues debe dejar que las empresas y
personas lleven a cabo sus acuerdos y contratos.
 Para que su ejecució n sea exitosa, son indispensables la acumulació n de
capital y los ahorros.
 Las empresas o personas buscan siempre el beneficio personal, impulsando
así el bienestar social.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Ciudadanía

La Declaració n supone el primer reconocimiento universal de que los


derechos bá sicos y las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres
humanos, inalienables y aplicables en igual medida a todas las personas, y que
todos y cada uno de nosotros hemos nacido libres y con igualdad de dignidad y de
derechos.

El derecho internacional de derechos humanos establece las obligaciones que


deben cumplir los Estados. Al pasar a formar parte de tratados internacionales, los
Estados asumen deberes y obligaciones en virtud del derecho internacional, y se
comprometen a respetar, proteger y promover los derechos humanos. La
obligació n de respetar supone que los Estados deben abstenerse de restringir los
derechos humanos o de interferir en su realizació n. La obligació n de proteger
exige que los Estados protejan a las personas o grupos de personas de las
violaciones de los derechos humanos. La obligació n de promover significa que los
Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar la realizació n de los
derechos humanos bá sicos.

Con el tiempo, los tratados internacionales de derechos humanos se han ido


centrando y especializando tanto en los temas que abordan como en los grupos
sociales que precisan de su protecció n.

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