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Al inicio del siglo XX, pocas enfermedades daban más miedo a los padres de
familia que la poliomielitis. La polio atacaba en los meses cálidos de verano, y
cada cierto tiempo, las epidemias arrasaban las ciudades. Aunque la mayoría de
las personas se recuperaba rápidamente de la polio, algunas sufrían parálisis
temporal o permanente, e incluso morían. Muchos sobrevivientes de la polio
quedaban discapacitados de por vida, y eran un recordatorio, visible y doloroso
para la sociedad, de las grandes cantidades de vidas jóvenes que cobraba la
enfermedad.
La polio es ocasionada por uno de tres los tipos de poliovirus que a su vez
pertenecen al género Enterovirus.
Polio abortiva: En estos casos, la polio es una enfermedad leve con síntomas de
tipo viral, como fiebre, fatiga, dolor de cabeza, dolor de garganta, náusea y diarrea.
Transmisión
Tratamiento y cuidado
La polio no tiene cura, así que la prevención es el medio más eficaz para
combatirla. Ciertos medicamentos y terapias pueden ofrecer cuidados paliativos
para los pacientes, con el fin de contrarrestar algunos de los efectos musculares.
Los pacientes a quienes les avanza la parálisis en los músculos que forman parte
del proceso respiratorio, reciben respiración asistida, la cual se puede suspender si
el paciente recupera el uso de los músculos afectados.
Complicaciones
En Estados Unidos se recomienda que los niños reciban la vacuna inactiva contra
la polio a los 2 y 4 meses de edad, y después dos veces más antes de entrar a la
escuela primaria.