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Loya Anaya Ricardo Adair

La teoría del conflicto trata sobre las actividades que hace cada individuo o conjunto,
una organización o la sociedad, en sentido extenso, para poder hacer el más alto
beneficio, algo que paralelamente produce cambio social, político y revoluciones. La
esencia de esta teoría se fundamenta en la típica composición piramidal de la
sociedad en la que una élite dicta los términos con los que viven las masas.

Las estructuras sociales más importantes, como las leyes que configuran el
ordenamiento de un Estado y tradiciones que dan forma a la vida cotidiana de un
grupo, están diseñadas para dar soporte a los grupos que tradicionalmente se
consideran superiores. La teoría del conflicto se encarga de analizar desde distintos
puntos de vista la manera en que los poderosos tratan de perpetuar su estatus y qué
rol desempeña el conflicto social como motor de cambio.

Este planteamiento constituye una de las monumentales escuelas de pensamiento


sociológico nuevo y está construida a partir de los múltiples puntos de profesionales
y pensadores que a lo largo de las décadas de los 50 y 60 desarrollaron la teoría del
problema, estrechamente ligada a la teoría de juegos y a los planteamientos sobre la
negociación.

Los conflictos urbanos resultan de la crisis del modelo de producción, y se otorgan


en una de sus maneras predilectas de concentración de capital: la localidad. Sin
embargo la metrópoli es además espacio de socialización, de exigencia de
equipamientos colectivos, de maneras, no solo de crisis. Esta doble contradicción
marca los debates que se desprenden de las problemáticas asociadas a lo urbano, y
a los campos que se abocan a laborar con ellas. Es, en esta situación, el campo de lo
arquitectónico el que se pone en cuestión, el que al aparecer interviniendo en un
problema urbano está en crisis interna, por su falta de herramientas para abordar
estas problemáticas, y, por otro, es ahí donde se abre una probabilidad para su
cambio y reconfiguración

Este trabajo aspira, desde examinar el problema por la urbanización de la Villa 20, en
Capital Federal, problematizar sobre esa crisis y reconfiguración de lo arquitectónico.

Este problema se visibiliza desde la toma de terrenos, por un conjunto 800 familias,
que se llamó Barrio Papa Francisco, en febrero de 2014. Proceso que tuvo una
enorme consecuencia en los medios de comunicación, y desató distintas
ocupaciones organizadas de vecinos, que han permitido reabrir la controversia sobre
la urbanización. La controversia respecto sobre qué mediación urbanística se debe
realizar, una vez consumada la toma de terrenos, abrió un profundo debate respecto
del campo disciplinar y sus modalidades de acción en dichos casos. Desde el estudio
de noticias periodísticas y entrevista a ciertos actores, se busca rehacer los múltiples
sentidos y prácticas que se fueron adoptando, en el proceso de controversia que se
desató ámbito a las maneras, incumbencias y restricciones del campo para ofrecer
contestación a estas problemáticas urbanas.

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