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Lección dos

el tabernáculo
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Este texto resume perfectamente la intención y voluntad de Dios, quien desde el principio ha querido re-
lacionarse con el hombre. La bella historia de la redención nos permite ver como Dios providencialmente
ha provisto medios para acortar las distancias que por la caída han venido a ser una horrenda y huma-
namente insalvable realidad para nosotros. Uno de esos medios fue el tabernáculo construido al pie del
Monte Sinaí, del cual bien podemos decir que es una de las más grandes ilustraciones empleadas por Dios
para comunicarnos su deseo de manifestar su presencia entre nosotros y ser por siempre nuestro Amado
Emanuel (Mateo 1:23; Isaías 7:14).

Los patriarcas adoraban en distintos lugares de culto en Canaán, entre ellos figuran Siquém, Betel, Hebrón
y Beerseba. Cada uno de dichos lugares conmemoraba una aparición de Dios a los patriarcas (Génesis
18:1; 28:10-22; 33:18-20). Más adelante, después de su salida de Egipto, los descendientes de los patriar-
cas fueron guiados hacia el desierto para tener comunión con Dios, y para tal efecto Dios dispuso que el
pueblo construyera un santuario portátil donde Él haría habitar su presencia (Éxodo 25:8). Es a ese santua-
rio portátil que llamamos TABERNÁCULO (Noll, 2016).
Tabernáculo en hebreo se pronuncia Ohel y significa ‘tienda’. Dios ordenó su construcción en Si-
naí a Moisés, alrededor del año 1440 a. C., y acompañó a los israelitas en su peregrinación por el
desierto (Ventura, 1985). Este Tabernáculo se utilizó desde la época del Éxodo hasta el reinado de Salo-
món. Otros nombres que se le dan al Tabernáculo, según Nelson (1998), son:
• Tabernáculo del Testimonio (Éxodo 38:2). Se llamaba así porque contenía el Arca del Pacto y las
Tablas de la Ley.
• Tabernáculo de Reunión (Éxodo 40:34–35), para indicar que era el punto en torno al que se debía
congregar Israel.
• Casa de Jehová (Éxodo 34:26).
• Tienda de Reunión (Números 4:25).
• Santuario (Éxodo 30:13; 36:1; Levítico 10:4).

En este Tabernáculo, y una sola vez al año, “en el día de la expiación, el sumo sacerdote entraba hasta el
lugar santísimo para rociar sangre sobre el propiciatorio del arca por sus propios pecados y por los pecados
del pueblo” (Levítico 16:1-34; Hebreos 9:7, 25) (LBLA, 2000). Este era principalmente el lugar donde
Dios manifestaba su presencia como columna de nube de día y columna de fuego de noche (Éxodo 40:34-
38; Números 9:15-23).

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¿Qué clase de construcción era el tabernáculo, y por qué era importante?
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1. LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO


Los materiales para su construcción fueron tomados del pueblo que generosamente ofrendó (Éxodo 25:1).
Era común que en la antigüedad los habitantes de las regiones de Mesopotamia construyeran santuarios
(los zigurat) para adorar a sus dioses, que según creían ellos, morarían en tales edificaciones cuando baja-
ban a la tierra. En tal sentido, es obvio que los israelitas, que acababan de ver las maravillas obradas por
la mano de Dios en su liberación, actuaran con gran desprendimiento cuando supieron que edificarían una
morada para el Dios verdadero. La generosidad de los ofrendantes fue tal que Moisés mismo tuvo que
pedirles que dejaran de seguir trayendo más donativos (Éxodo 36:5-7) (Noll, 2016).
Algunos datos importantes sobre el tabernáculo a considerarse son:
•• “El tabernáculo se construyó para hacer posible que Dios pudiese morar entre su pueblo (Éxodo
25:8). Se construyó para que fuese una copia terrenal del santuario celestial. A causa del pecado, Dios
no podía coexistir físicamente con los hombres (Éxodo 33:20; Isaías 59:2). La única manera de habi-
tar junto a Dios era mediante una adecuada separación. Esta fue la función del tabernáculo, permitir
que Dios habite con su pueblo, pero al mismo tiempo separado, estableciendo su relación a través de
un mediador autorizado, función que sería cumplida por el Sumo sacerdote” (Price, 2014, p. 9).
•• Fue diseñado por Dios mismo, y le fue mostrado por Dios a Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 25:8,
9). Allí Dios le dice: “Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte” (Éx.
25:40). Pasado el tiempo, ya en el Nuevo Testamento, “el autor de hebreos afirma que Moisés vio
cosas celestiales que tuvo que plasmar en materiales de la tierra” (He. 8:5) (Lockward, 1999, p. 985).
•• Los obreros encargados de la construcción fueron especialmente capacitados por Dios y dotados de
habilidades y sabiduría maravillosas. El primer hombre se llamó Bezaleel, de la tribu de Judá (Éxodo
31:1-5; 35:30-35); el otro hombre se llamaba Aholiab, de la tribu de Dan (Éxodo 31:6; 35:34-35).
Ambos fueron hombres calificados y llenos de sabiduría (Conner, 2003).
•• “Fue construido con materiales sumamente costosos: oro, plata, bronce, maderas valiosísimas y telas
inusuales. En términos modernos el costo superaría el millón de dólares” (Libro de Tablas Compara-
tivas Bíblicas, Mapas y Líneas de Tiempo, 2012, p. 150).
•• Era una carpa portátil con varias cortinas y cubiertas sobre una estructura de madera. Medía 23 metros
de ancho y 46 metros de largo; tenía tres departamentos o divisiones. La Escritura se refiere a cada
una de ellas como: 1) El Atrio; 2) El Lugar Santo, y 3) El lugar Santísimo. El valioso Libro de tablas
comparativas bíblicas, mapas y líneas de tiempo (2012) pone a nuestra disposición la descripción de
cada uno de estos compartimentos:

a) El Atrio. Era el acceso principal al tabernáculo. Era por allí que los israelitas llevaban sus sacri-
ficios y ofrendas. Allí mismo los sacerdotes recibían y bendecían a las personas. Dentro del atrio los
sacerdotes ofrecían los sacrificios en el altar de bronce. Había además una fuente de bronce (lavacro)

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donde los sacerdotes se lavaban para estar ritualmente limpios.
b) El Lugar Santo. Contenía tres objetos importantes para el servicio en el tabernáculo: el candelero
de oro, la mesa para los panes de la proposición y el altar del incienso. La tarea de los sacerdotes
dentro del lugar santo era mantener los candeleros encendidos, ofrecer incienso dos veces por día y
colocar pan fresco sobre la mesa todas las semanas.
c) El Lugar Santísimo. Era el espacio más íntimo y sagrado del recinto. El único que podía ingresar
allí era el Sumo Sacerdote (en el día de la Expiación), quien entraba llevando en su mano un recipien-
te con la sangre del animal sacrificado por el pecado del pueblo. El único mueble en ese lugar era el
Arca del Pacto o Arca de la Alianza.

EL ATRIO EL LUGAR SANTO EL LUGAR SANTÍSIMO


El altar de oro para el
incienso
El altar de bronce
La mesa para los panes de El arca del pacto
El lavacro de bronce
la proposición
El candelero

•• “Relacionando Éxodo 19:1 y Números 9:1, [más] la tradición de la historia judía, encontramos que
tenemos que el tabernáculo llevó aproximadamente nueve meses para completarse. Luego de nueve
meses se transformó en la habitación de Dios” (Conner, 2003, pp. 34-35). Esto tipificaba lo que ocu-
rriría 1500 años después en la encarnación de Jesucristo en quien habitaría la plenitud de la Deidad
(Colosenses 1:19; 2:9).
•• También es importante mencionar que la orden de construir el tabernáculo se dio en el contexto de la
entrega de la Ley a Israel. Esto significa que tenía la intención de reforzar las condiciones del pacto
que Israel debía recordar en su peregrinaje y aun después de su establecimiento en la tierra prometida.

Cite las divisiones del tabernáculo con su respectivo mobiliario.


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2. LA POSICIÓN DEL TABERNÁCULO


El tabernáculo estaba situado en medio de las doce tribus de Israel (Números 2:17; 10:14-28). “Esta ubi-
cación central era necesaria y además estratégica pues tenía la formación de un campamento militar móvil
que va a viajar por el desierto hasta que alcanzara, invadiera y conquistara la tierra que Dios le había pro-
metido a Israel (Números 13:1-2)” (Averbeck, 2012, p. 827).
Por disposición de Dios, las doce tribus fueron divididas en cuatro grupos y cada uno conformado por tres
tribus. Cada grupo tenía su propio estandarte bajo el cual acampaba. Los cuatro grupos eran los siguientes:
•• En el este, bajo el estandarte del león, se ubicaban las tribus de Judá, Isacar y Zabulón (Números 2:3-
9). Estos ejércitos totalizaban ciento ochenta y seis mil individuos y era el grupo más grande de todos.
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•• Al lado oeste del tabernáculo bajo el estandarte del buey estaban las tribus de Efraín, Manasés y
Benjamín (Números 2:18-24). Este era el grupo más pequeño de las tribus, involucraba ciento ocho
mil personas.
•• En el norte las tribus de Dan, Aser y Neftalí, acampaban bajo el estandarte del águila (Números 2:25-
31). Este campamento comprendía ciento cincuenta y siete mil individuos.
•• Al lado sur del campamento encontramos a las tribus de Rubén, Simeón y Gad, bajo el estandarte
del hombre (Números 2:10-16). Los individuos de este campamento eran ciento cincuenta y un mil
cuatrocientos cincuenta (Conner, 2003, pp. 28-29).

¿Cuál sería la lección aplicativa de la posición del tabernáculo para nuestras vidas hoy?
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3. SIGNIFICADO TIPOLÓGICO DEL TABERNÁCULO


El tabernáculo era el lugar donde Dios revelaba sus propósitos para con Israel (Levítico 1:1) Y es también
a través del tabernáculo que nosotros entendemos mejor el ministerio de Cristo como el de la Iglesia y de
cada creyente de manera individual (El Tabernáculo: Guía Ilustrada, 2010).
a) El tabernáculo es tipo de Cristo. El tabernáculo tuvo la intención de enseñarle a Israel que Dios quería
habitar en medio de ellos, pero esto es perfectamente cumplido solo cuando “el verbo se hizo carne para
habitar (skenoo) entre nosotros” (Juan 1:14). La palabra griega skenoo significa ‘levantar una tienda o ta-
bernáculo’, y es lo que Cristo hizo al venir a nuestro mundo para humanarse y ser el perfecto tabernáculo
donde habitó la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9).
b) El tabernáculo es tipo de la Iglesia. El apóstol Pablo utilizó la imagen del tabernáculo para llamar a la
Iglesia a vivir en íntima relación con Cristo, entendiendo que estamos edificados sobre Él para ser un tem-
plo (tabernáculo) santo donde habite Cristo por medio de su Espíritu (Efesios 2:20-22). Nunca debemos
olvidar que lo que hacía especial al tabernáculo no era el cuerpo de levitas o sacerdotes, ni los sacrificios
o el incienso, ni sus muebles o sus acabados, sino la presencia de Dios en medio de él. (Véanse también 2
Corintios 6.16; 7:1; 1 Corintios 6:19-20).
c) El tabernáculo es tipo del creyente. El apóstol Pedro nos llama a vivir siendo templos espirituales
santos, además de útiles ofreciendo siempre al Señor en el tabernáculo de nuestro corazón, sacrificios es-
pirituales aceptables por medio de Jesucristo (1 Pedro 2:5). No menos importante es también el llamado de
San Pablo que nos dice que cada uno de nosotros de manera individual ahora somos templos (tabernácu-
los) del Espíritu Santo y que por lo mismo debemos evitar contaminarnos con la inmoralidad (1 Corintios
6:19).

d) El tabernáculo es tipo de la Nueva Jerusalén celestial. El apóstol Juan en sus visiones ve cómo el
anhelo de Dios de habitar para siempre con su pueblo será realizado. Juan dice que ya Cristo el Cordero ha
tomado posesión del tabernáculo celestial (Apocalipsis 4 y 5) y que está pronto a trasladar tal tabernáculo

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celestial, la Nueva Jerusalén, a una nueva creación por toda la eternidad (Apocalipsis 21 y 22). Es cuando
leemos Apocalipsis que podemos ver que todas las cosas relacionadas con el templo terrenal eran copias
de las cosas eternas en el cielo (Osborne, 2016).

4. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL TABERNÁCULO HOY


La importancia del estudio del tabernáculo parte del mismo hecho de que alrededor de cincuenta capítulos
de la Biblia hablan de él. Alguien ha dicho que la creación del primer tabernáculo de Dios (El Edén, como
primer santuario donde Dios habita con el hombre) solo ocupa dos capítulos Génesis 1 y 2, mientras que
los detalles relacionados al segundo tabernáculo son abrumadores y además están casi minuciosamente
detallados.
Un vistazo a aquel santuario erigido hace aproximadamente 3500 años atrás nos deja lecciones prácticas
y pertinentes a considerar hoy.
• A diferencia de los paganos que tenían multiplicidad de “santuarios” para sus deidades, el Taberná-
culo de Israel era único. Esto nos lleva a entender que la Iglesia debe también evitar caer en el rela-
tivismo idolátrico del mundo y ser fiel exclusivamente a su Señor (Deuteronomio 6:13; Mateo 4:10).
• “Al estar en el centro del campo, (Éxodo 25:8) [El tabernáculo] simbolizaba la presencia de Dios
en Israel” (Thomson, 2006, p. 596). Esto demanda de nosotros una vida de integridad y fidelidad en
todo tiempo y lugar.
• Dios es uno y desea que sus hijos estemos unidos (Efesios 4:3; Juan 17:21-23). Por tal motivo Dios
había ordenado a todo varón subir tres veces anualmente al lugar donde estuviera el santuario de Dios
(Éxodo 23:17). Israel con el tiempo olvidó este mandato y promovió el paganismo y la desunión. Dios
nos ayude a procurar vivir en armonía y unidad.
• La frecuencia con que se repite el término hebreo kadhosh (santo) y sus variantes no hacía sino
recordarle a cada uno de los israelitas su vocación y llamado a vivir en santidad (Levítico 20:7).
El llamado de tal vocación para la Iglesia no ha cambiado (1 Pedro 1:16) pues de lo contrario, ¿quién
entrará en su santuario para adorar? (Salmos 15:1-5).
• El tabernáculo era un monumento visible que podría ser visto por los pueblos extranjeros en las
jornadas de Israel. Hoy también el mundo precisa de una iglesia cuya vida y obra trascienda lo
teórico, subjetivo y las meras emociones para convertirse en una religión de fe y acción (Mateo
5:14-16). Pero sobre todas las cosas, estudiar el tabernáculo nos debe mover a la obra misionera. El
hombre ha preguntado desde siempre: ¿Será posible que un Dios infinitamente Santo, pueda querer
relacionarse y vivir con gente pagana y corrupta? (2 Crónicas 6:18). En el tabernáculo del desierto,
con esa extraña combinación de sencillez y gloria a la vez, nos responde Dios mismo tiernamente
diciendo: “Sí”. Dios ha sido condescendiente con el mundo, y en la persona de Jesucristo su hijo ha
venido a morar con los hombres para salvarlos y guiarlos a una tierra infinitamente más hermosa y
rica que aquella que invita dejar atrás. El tabernáculo responde a la gran necesidad humana.

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