El acorazamiento del recién nacido.
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Wilhelm Reich, M.D.
Supongamos que un niño recién
nacido, emerge de las entrañas de un
sistema bioenergéticamente desarmado y
altamente plástico y que deste este
momento será influído por una multitud de
impactos diversos del entorno.Las
chocantes impresiones empezarán a formar
la reacción específica de placer y de dolor
del niño. Esto es verdad, al menos en el
supuesto de que una lesión importante no
haya sido causada ya en el útero. Pero
separemos, para más claridad, el desarrollo
prenatal del postnatal. Pueden ser
separados aunque una lesión prenatal
determinará, hasta cierto grado, la manera
de cómo son absorbidos y estructurados
los estímulos postnatales.
La mejor manera de continuar
nuestra investigación parece ser la de
seguir un caso concreto. Lo que importa
aquí es, si podemos o no y de qué manera
aplicar nuestra base de operación en un
caso único y concreto: ¿qué obstáculos
encontramos si decidimos funcionar sólo
según el interés del niño, observando el
curso de los acontecimientos y, si es
posible, nada más que el interés del niño? El
“nada más” es exagerado aquí naturalmente
y no del todo aplicable en la vida social
diaria. Estamos preparados que durante los
siglos venideros la vida frustrada infringirá
sobre la vida sana y recién nacida y causará
más o menos daño. Sin embargo, es crucial
para la línea general del procedimiento,
como también para la adquisición de algún
grado de éxito para el OIRC saber valorar
los obstáculos de esta empresa, tal como
sucede en la vida diaria.
La madre del niño, cuestionado en
las siguientes páginas, fue elegida entre un
pequeño grupo de aspirantes como una de
las madres “razonablemente sana”.
Biológicamente parecía abierta, directa, sin
importantes peculiaridades en la estructura
de su carácter. Llevaba varios años
felizmente casada. Las exigencias
especiales del trabajo en las fuerzas
armadas de su marido, les había frenado,
hasta ahora, para tener un hijo, lo que
deseaban ardientemente. La madre era una
mujer bonita de treinta años, sexualmente
atractiva. La primera revisión biofísica
mostró un cuerpo fuerte, una piel radiando
calor, ojos chispeantes, labios llenos y
sensuales, extremidades y torso bien
formados, comportamiento relajado y
caluroso.
Podía expresar libremente cualquier
emoción, lo que es una indicación
importante que la bioenergía circula
libremente. Podía hacer muecas, burlarse,
regañar, chillar, mostrar ansiedad en sus
ojos, abrir completamente sus párpados,
fruncir el ceño, morder y pegar fuertemente
con sus puños a un imaginado objeto
odiado, el reflejo de náusea estaba
completamente desarrollado y su mirada
indicaba una capacidad de contacto como
la mirada de un alce.
El punto esencial de la revisión de
una futura madre es, por supuesto, sus
muslos y pelvis. No sólo son esenciales las
rutinarias funciones mecánicas como la
anchura de la entrada y salida de la
estructura de la pelvis, posición normal del
útero, ausencia de retroversión o prolapso,
ausencia de tricomonas vaginales, ausencia
de desgarraduras y erosiones cervicales,
ausencia de fibromas y pólipos en el útero y
menstruaciones regulares y no dolorosas.
Estas cosas son competencia de cualquier
buen tocólogo. Lo que importa aquí es, si
existe o no acorazamiento en el segmento
pélvico.
El grupo A en el OIRC no acepta
madres con el segmento pélvico acorazado.
Las razones son obvias. Una coraza pélvica
impide la descarga orgástica, reduce la
vitalidad de los órganos genitales y por eso
impide la función bioenergética completa
del feto, además hace más vulnerable el
sistema emocional en su totalidad, a los
excesos y las tensiones de los problemas
familiares, alteraciones en el embarazo y en
el parto. No rechazábamos del todo las
madres con la pelvis acorazada, pero las
registramos en el grupo B, con la intención
de estudiar la existencia o no existencia de
lesión, del feto que crezca en un útero con
espasmos. Se sabe muy poco de la
influencia de espasmos del útero sobre el
feto. Los resultados tienen que ser
netamente separados, de acuerdo con
nuestra distinción básica entre organismos
acorazados y no acorazados. Sabemos por
amplias pruebas clínicas que si la pelvis no
está acorazada, el resto del cuerpo también
está libre de inmovilizades importantes y si
la pelvis está acorazada, siempre existe
también acorazamiento en otros segmentos
del organismo.
Para volver a nuestra madre: Disfruta
el embarazo sin temor o restricción. Se
podía “dejar ir” por completo y tenía sus
descargas orgásticas regularmente. Todo
su comportamiento y expresión
confirmaban esta conclusión. Sólo se
encontró una sobresensibilidad mínima en
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el segmento abdominal medio que pudo
ser resuelta con facilidad.
En el terreno psicológico había una
inclinación hacia una actitud
exageradamente idealista en cuanto a la
maternidad y los niños. La futura madre
radiaba con la expectativa de llevar un “niño
sano”, de criar un hombre o una mujer con
sólo alegría y deleite. No parecía
completamente consciente que criar y
educar niños es una tarea importante y a
menudo dolorosa. Cuando se lo mencioné
parecía confiada, de hecho un poco
demasiado confiada en relación con la tarea
que la esperaba. También parecía idealizar
su marido más allá de la realidad actual. No
tenían, según ella, ningún conficto, eran
muy felices, etc. El médico encargado sabía
de los informes de su asistente social que
no todo era o parecía tan de color rosa,
como la madre prefería presentarlo. El
marido, un hombre amable y atractivo, tenía
una inclinación a las expresiones verbales
pornográficas, tenía algunas ideas fijas
sobre los hechos sociales y culturales, que
no estaban totalmente en concordancia con
la estructura biológica de su mujer. También
parecía disfrutar demasiado con la
idealización de ella.
Es esencial no evaluar los padres en
términos “absolutos” de una salud
“absoluta”, con miras a un niño
“absolutamente sano”: al contrario, una
actitud de perfeccionismo absoluto
produce, como se verá más adelante,
mucho daño, no sólo en la conducta de los
padres, sino también es de máxima
importancia para la empresa educacional
preventiva. El ideal de una salud “absoluta” y
un niño “absolutamente sano” contradice la
realidad en la cual el niño tiene que crecer.
Muy probablemente contradice el proceso
natural en sí, que nunca es y nunca puede
ser perfecto en cuanto a los ideales de los
hombres. La fijación de ideales absolutos en
medicina o educación, impide la misma
evaluación de lo que es y de lo que no es
posible alcanzar. Se derrumbará muy
probablemente al primer impacto de un
importante obstáculo en su camino.
En este caso en particular, como en
otros casos, tanto la madre como la
asistente social jefe, encargada del caso,
podían fallar a causa de esta idea de salud
absoluta. Este es un rasgo humano general
que seguiremos examinando durante
mucho tiempo. Después nos daremos
cuenta como realmente esta primera
impresión de la madre empezó a ejercer su
influencia sobre el niño en dirección
equivocada.
El equipo que se ocupó de la madre
consistía en:
- Un médico formado
orgonóticamente: su tarea era observar el
estado emocional de la madre durante el
embarazo.
- Otro médico formado
orgonóticamente, que estaba especializado
en la observación de niños pequeños y que
tenía una rica experiencia con su propio hijo
de cuatro años entonces.
- Una asistente social formada
orgonóticamente, que tenía que estar en
contacto con la madre lo suficientemente
frecuente para poder detectar cualquier
alteración emocional o física y del estado
fisiológico.
- Un tocólogo que sólo estaría en el
parto y que estaba dispuesto a colaborar
con el OIRC en cualquier cosa que se
pensaba necesario para asegurar el
desarrollo libre del niño.
- Otro médico formado
orgonóticamente que había realizado una
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intervención de urgencia en un parto de alto
riesgo y que tenía que intervenir en caso de
retraso o complicación durante el parto.
- Una madre que tenía que aprender
cuanto se podía enseñar a otras madres en
grupos, sobre el parto y la crianza.
Uno se puede preguntar, llegado
este punto: ¿por qué esta maquinación
complicada para el parto de un sólo niño?
La respuesta es: ya que no sabemos nada
sobre los efectos de alteraciones
bioenergéticas y emocionales, sobre el
embarazo y el parto, será necesario tener a
disposición el mayor número posible de
personal especializado para hacer las
observaciones e intervenir cuando era
necesario. Es de poca ayuda tener un
psicólogo que no sabe nada sobre
circulaciones orgonóticas y un tocólogo
que, sólo orientado mecçanicamente, asiste
al parto si este niño será estudiado en
cuanto a su desarrollo emocional. Era
necesario tener varios especialistas
formados orgonóticamente para concentrar
su conocimiento para perder lo menos
posible durante el período crucial. Parecía
excesivo dar un comienzo correcto a todo
el proyecto. Se esperaba que hasta de las
divergencias de opinión de los diversos
observadores, se revelarían importantes
cuestiones durante el período prenatal y
postnatal.
De distintas fuentes se obtenían
informes sobre la madre. Así lo que era
observación normal podía ser distinguida de
lo que podía haber sido un énfasis
individual: y también las reacciones de los
diferentes especialistas podían ser
estudiadas al mismo tiempo, mientras
estaban en contacto con la madre.
Una de las asistentes sociales, por
ejemplo, se alteró seriamente cuando
durante las primeras revisiones, la madre
contó que disfrutaba de plena gratificación
genital durante el embarazo. Esta asistenta
social pasaba en aquel momento por un
estado agudo de frustración y empezó a
llorar. Así aprendimos que el estado
emocional personal de una asistente social
puede ser afectado por ciertas revelaciones
en un caso particular. Estas cosas suceden,
por supuesto, siempre cuando la vida
humana es manejada por médicos o
educadores. Los buenos médicos o
asistentes sociales saben qué sucede
subterráneamente en contactos como
estos. El médico o asistente social rígido y
bien acorazado por otra parte, no lo conoce
o lo descarta como “no perteneciente”:
hasta pueden enfadarse cuando tienen
lugar “interferencias personales en el
trabajo”. Consecuentemente, la literatura da
poca información sobre el rol que juegan
las estructuras emocionales de los
especialistas implicados.
Aquí está el informe de la asistente
social, unas seis semanas antes del parto:
“Si está interesado en mi opinión
personal sobre la Sra. L. Y cómo lleva el
niño, puedo decir que es excelente. Toda su
actitud hacia el niño es sobresaliente
comparada con cualquiera de mis
experiencias anteriores. Todo su ser parece
saturado de felicidad y alegría. Se siente y
está radiante y uno se encuentra bien y
cerca de la vida en su presencia. Estoy muy
consciente del niño, como si fuera un
miembro del grupo. No parece en absoluto
atemorizada. Cuando se menciona el
malestar o el dolor en conexión con el
parto, no parece en absoluto alterada.
Cuando supo que el niño de G. Murió,
reaccionó de un modo caluroso y simpático,
pero sin ninguna señal de identificación o
temor. Tiene un aspecto francamente sano,
no tiene edema u otros síntomas físicos
negativos que yo sepa. Parece que
entiende muy bien qué es el Centro de
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Investigación Orgonómica Infantil y parece
comulgar con él”.
Aquí el informe de la asistente social
jefe, 15 días después del parto: “El niño tuvo
su primer baño en el undécimo día, parece
que le gusta, murmulla y se mueve dentro
de la bañera, se sobrecoge cuando se le
saca del agua y cuando se le sostiene
derecho mueve la cabeza de un lado para
otro. Gira la cabeza y mueve los ojos según
los ruidos y movimientos de la gente en la
habitación. Parece que enfoca y coordina
los ojos y sigue objetos cuando se mueven.”
“Tiene muy a menudo hipo,
prácticamente después de cada toma.
También devuelve la leche: la madre dice
que esto solamente ocurre cuando toma el
biberón pero nosotros lo hemos observado
también después de mamar.”
“La madre cuenta que al principio el
niño solía mamar muy frecuentemente
(cada hora). Suele dormirse mamando y
empieza a llorar tan pronto que la madre
intenta ponerle en la cuna. La toma de
biberón (que se le da irregularmente) ha
sido aumentada y el niño se tranquilizó,
parece tener necesidad de alimentación
extra. La madre reconoce que está tensa a
veces y que esto influye en la subida de la
leche. El niño a veces duerme más tiempo
durante la noche cuando la madre le tiene
en brazos. Esto está agotando a la madre.
La madre dice que al niño le gusta más el
pecho que el biberón, pero también acepta
el biberón con facilidad. El niño engordó
once onzas la primera semana y 10,5 onzas
la segunda. El orgasmo oral sólo se observó
durante los primeros tres días. El niño como
aún por lo menos cada tres horas,
normalmente mas a menudo.”
“Observamos al niño cuando estaba
en la cuna. Su color y tempratura estaban
bien al principio, más tarde las extremidades
parecían pálidas y frias. Empezó a tener
hipo que duró bastante rato. Su tórax
parecíaduro (“jaula de pájaro”), retenía su
respiración: inhalación larga, exhalación
corta, brusca e irregular. El niño parecía
inquieto. Cuando evacuó, las heces eran
sueltas y se proyectaban -salían con mucha
fuerza- ensudiando la cuna. La cara se le
contorsionó, encogió las piernas. El padre
estuvo “juguetón”, le tiraba de las piernas y
de los brazos lo que hizo parecer al niño
más incómodo aún. (“Tienes que ser bueno,
si no te daré un puñetazo en la nariz”).”
El segundo informe, cuatro días
después:
“Edad del niño: 19 días:
El niño ha tenido un resfriado durante
los últimos dos días. La respiración parece
dificultosa: era ruidosa, superficial y rápida.
La respiración parece haber alcanzado
hasta ahora sólo al pecho, pero no el
vientre. La respiración ruidosa cesó cuando
durmió plácidamente en mis brazos por
espacio de media hora: aunque el pecho se
movía muy rápido.
El niño pareció en general inquieto,
incómodo e infeliz. Sólo quería el pecho
durante poco tiempo, sudaba cuando
mamaba. (Suda a menudo, según la madre).
Tenerle en brazos, le satisface sólo durante
un período corto, después coge el pecho
durante un rato, después duerme poco, etc.
Normalmente su llanto es plañidero,
bastante débil. Solamente una vez lloró con
algo de fuerza.
Al niño no le gusta estar boca abajo,
pero a veces está de lado.
La madre usa el biberón durante la
noche, el niño quiere dormir en brazos de la
madre toda la noche.
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La madre constató que cuidar del
niño era más difícil de lo que había
esperado. Tenía la idea de que sería como
un muñeco. Le produce ansiedad y a veces
se encuentra como perdida en cuanto a
qué hacer para satisfacer al niño. La madre
dice que el niño parece a menudo más
inquieto durante la noche y llora y contrae
las piernas como si tuviera calambres
(¿cólico?)”.
Impresiones generales: una dificultad
con la Sra. L. Es que tiene una tendencia de
querer relacionar todo como “maravilloso”.
Esto ya se notó durante el embarazo: es una
actitud irreal que tapa los hechos reales.
Solamente admite dificultades en tiempo
pasado. Lo mismo ocurre en su relación y
en la percepción de su marido, como
consecuencia de esta actitud la madre se
siente ahora de hecho sorprendida y
desbordada por las demandas del niño.
Admite que resiente del mucho tiempo y
energía que tiene que dedicar al niño,
aunque dice que era sólo así al principio.
Además, porque no todo es sólo
maravilloso, podemos anticipar un probable
resentimiento de su parte hacia el OIRC
porque nosotros queremos los hechos
reales.
El Sr. L. Muestra un poco falta de
sensibilidad hacia el niño. Trata su cuerpo
más bien con rudeza para aparentar y existe
el peligro que sobrevalore al niño más allá
de sus límites para demostrar su “salud”.
También es más bien agresivo y dominante
con su mujer, ella sin embargo, le alaba y
dice que está más enamorada de él que
nunca.
La suegra de la Sra. L. continua allí
prácticamente todo el día y también se
queda a dormir a veces, aunque no vive con
los L. Según la Sra. L. ha llegado a un
acuerdo muy satisfactorio con su suegra,
quien le ayuda con el trabajo de la casa y
con la compra. Se ha insistido sobre el
hecho que tiene que ocuparse del niño ella
misma, pero por algunas cosas que dice
parece que la suegra cuida también, en
gran parte, al niño. La Sra. L. constata que
nunca podía haber arreglado todo a no ser
por su suegra. La Sra. L. parece depender
del bierón. ¿Cambiará el pecho por el
biberón?
Resumen: Algo ha ido mal. El niño
estaba incómodo y nadie parecía saber el
por qué. Sólo se podía indicar que la madre
no parecía encontrarse muy bien. El hecho
de la maternidad ha demostrado ser mucho
más difícil de lo que ella había previsto.
¿No estaba la madre tan bien
ajustada a sus funciones biológicas como
nosotros pensábamos?
Sabemos que este tipo de problemas
no suelen surgir en la práctica médica del
pediatra. Se administran al niño sus
rutinarias vacunas químicas. Si la madre está
incómoda, se le aconseja de hacer esto o lo
otro, de tomarlo con calma, de relajarse, de
atenerse a un horario, etc. Buscar las raíces
del mal en una alteración de contacto entre
la madre y el niño es muy raro.
Una semana después recibimos el
siguiente informe de la asistente social: “Hoy
h3 hablado con el Dr. M. que vió a los L.
ayer: no estaba contento con la Sra. L. notó
que estaba en tensión, que tenía ansiedad,
sus ojos parecían tristes. El Dr. M. confirmó
las impresiones dadas en los otros informes.
Cuando el Dr. M. le interrogó, admitió sus
dificultades del pasado, pero dijo que todo
iba bien ahora”.
Entonces decidimos citar los padres
junto con el niño en Orgonon, para una
entrevista y revisión completa de la
situación. Esto da a conocer todos los
detalles en una situación así y con una sola
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familia: es mucho más importante que
hacer una investigación superficial con
cientos de niños. Durante un largo tiempo la
tarea tenía que permanecer a un nivel piloto
de investigación. El desarrollo posterior
afirmó esta aproximación como la correcta:
Los padres trajeron el niño al
Orgonon cuando tenía cinco semanas y
cuatro días. Estos fueron los puntos básicos
de la entrevista:
“P.: ¿Tiene (madre) contacto con el
niño?
A.: Si frecuentemente, pero a veces
no.
P.: ¿Cómo sabe Vd. cuando no tiene
contacto?
A.: Parece que no soy capaz de estar
a gusto con el niño, parece que no le cojo
de una manera correcta y el niño parece
incómodo, está ansioso e infeliz.”
La madre tenía contacto con el niño
la mayoría de las veces, pero también sabía
cuando perdía el contacto. Aquí se
manifestó el primer malentendido peligroso
de “salud”.
La madre parecía sentirse culpable
de no ser una madre “sana” y no cumplir su
acuerdo con el OIRC, cuando el contacto
con el niño fallaba y el niño aparentemente
respondía a la falta de contacto con estar
incómodo. ¿Qué iba entonces mal aquí? ¿La
falta temporal de contacto o el sentimiento
de culpabilidad al no tener contacto?
Obviamente lo último. Es natural que la
madre pierda contacto con el niño por un
período corto. Es una señal deuna
estructura alerta y viva, SABER CUANDO
FALTA el contacto. Tener sentimientos de
culpabilidad por eso no parece correcto
aquí. ¿Por qué la madre se sentía culpable si
no tenía contacto temporalmente? Y ¿qué
producen estos sentimientos de
culpabilidad en su organismo y a través de
ella en el niño?
Preguntas como estas preocupan a
muchas madres en muchos países. El
sentido orgonótico de contacto, una función
del campo energético de orgón de ambos,
madre e hijo, es desconocido para la
mayoría de los especialistas, aunque el viejo
médico rural lo conoce bien.
El contacto orgonótico es el
elemento más esencial, experimental y
emocional de la interrelación entre madre e
hijo, particularmente en el período prenatal
y durante los primeros días y semanas de
vida. De eso básicamente, depende el
futuro destino del niño. Parece ser la
esencia del desarrollo emocional del recién
nacido. Sabemos muy poco aún sobre ello.
Por eso seguimos investigando.
“Médico: Es de esperar que el niño se
encuentra incómodo si falla el contacto. Lo
importante es saber claramente cuando no
tiene contacto. Una madre acorazada no lo
sabrá y muy probablemente no podrá
cambiar la situación. Haré un par de
preguntas para saberlo:
- ¿Por qué perdió el contacto?
- ¿Cómo reacciona Vd. misma
cuando pierde el contacto?
- ¿Qué pasa al niño cuando pierde el
contacto?
- ¿Cómo sabe qué es lo que quiere el
niño cuando llora?
Madre: Llora de un modo distinto
según lo que quiere. He aprendido como
distinguirlo. A veces no estoy segura y hago
diferentes cosas para descubrir qué es lo
que quiere.
Mëdico: Esto es correcto. Con un
contacto establecido plenamente, la madre
sabe lo que quiere el niño. Pero tenemos
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que alejarnos de la idea que todo tiene que
ser perfecto, que debe tener contacto
siempre, que el niño debe estar siempre
feliz y sano. Lo más principal no es si el niño
se siente o no incómodo de vez en cuando,
sino que Vd. sabe por qué el niño sufre y
saber remediar la situación de Vd. y el niño.
La salud, también en otros aspectos, no
consiste en no ser nunca infeliz o siempre
estar sano, sino básicamente, si el
organismo es capaz o no de salir de la
infelicidad o de la enfermedad. Estas ideas
sobre una “felicidad absoluta” y “salud”,
deben ser abandonadas ahora mismo. Son
místicas, no son buenas y causan mucho
daño. Es para su reputación como buena
madre que es consciente de sus propias
depresiones ocasionales. ¿Sabe por qué se
deprime?
Madre: A veces siento fuertemente
que estoy deprimida, desbordada por el
cuidado del niño, no sabía cuando esperaba
el niño, que significaba tanto trabajo y que
sería un trabajo tan duro.
Médico: Es muy natural que una
madre joven y vital sienta la carga y la
resiente a veces. No puede ir a bailar
siempre cuando quiere y el tiempo ya no le
pertenece del todo. También es natural que
en la alegre esperanza de tener un niño,
sobreestimaba el placer de tener un niño y
subestimaba la carga que suponía. Sería de
extrañar si no lo sintiese y si sintiese a veces,
resentimiento hacia el niño, si no lo supiera,
lo bloqueará. Ser inconsciente de estas
actitudes humanas constituiría un serio
peligro emocional para Vd. y el niño. Así, no
se preocupe de perder el contacto a veces
o no querer al niño de vez en cuando. Sin
embargo, creo que hay más. ¿No siente
como si no correspondiera a la demanda de
ser una “madre sana”? ¿No cree que una
madre “sana” debería tener un niño
“perfecto” y no debería estar nunca
deprimida o distraída?

Madre: (Sus ojos brillan de repente y
su rostro, antes pálido, enrojece). ¡Oh!, Sí, me
siento agobiada por la obligación de ser
siempre sana y perfecta. Siento que no
cumplo para con las expectaciones que
tiene la gente respecto a la crianza.
Médico: Cree estar atada por el niño,
se siente obligada a cumplir ciertas
expectaciones de salud y comportamiento
perfecto. Esto es una depresión innecesaria.
Es malo para Vd. Y el niño. ¿Quién espera
tanto de Vd.?
Madre: Estar entre las “madres sanas”,
bajo el cuidado del OIRC. Siento que no
tengo que fallar como madre. Esto me
deprime. Mi marido siempre se jacta de que
tenemos un niño tan sano y esto no es del
todo verdad. Mi hijo no es del todo sano, lo
sé, pero no sé por qué. Hago lo mejor que
puedo, pero no funciona del todo bien. Mi
hijo tuvo un resfriado cuando tenía dos
semanas y desde entonces no está bien,
aunque el resfriado se le curó hace tiempo.
Médico: Llegaremos a esto pronto.
Primero su marido. (Al padre)- ¿Tiene
contacto con el niño? ¿Lo disfruta?
Padre: Me encanta... El niño siempre
sonríe cuando me ve, tengo un buen
contacto... (Había una nota especial en la
declaración sobre la sonrisa).
Médico: ¿Qué quiere decir con
“siempre sonríe cuando me ve”? ¿Por qué lo
haría?
Padre: Estiro las piernas del niño,
alargándolas, hago ciertos sonidos, le
gusta...
Médico: ¿Por qué el padre tiene que
estirar las piernas del niño? No debería
experimentar con el niño. Haga lo que
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quiere el niño, pero no haga cosas con el
niño porque le gustan a Vd. Esté
simplemente con el niño. Disfrútalo, no le
“observe” por observar. Permanece en
segundo plano.
La madre confirma que tiene que
parar al padre a veces.
Médico: ¿Viene mucha gente a
visitarles? ¿Interfieren en su procedimiento?
¿Qué pasa con tu madre?
Madre: A veces viene gente para ver
al niño, pero yo no les dejo que le cojan. Mi
suegra nos ayuda...
Los ojos de la madre se pusieron en
blanco en este momento. Le preguntaron
como era la relación entre ella y la suegra.
El médico formado orgonóticamente no
podía haber fallado en notar un cambio en
el comportamiento de la madre. Pareció
bloqueada en su manera de expresarse y
palideció. Entonces muy vacilante dijo que
muchas veces se tenía que afirmar frente a
su suegra, tenía que decirle que ya estaba
bien de mandar y que dejara que ella
misma tomara las decisiones. Se quejó que
la expresión y el contacto de la abuela con
el niño no eran siempre correctos.
Se le aconsejó de alejar la abuela del
niño y cuando pensaba que el niño sufría,
de cuidarle ella misma sin la asistencia de la
abuela. Se debería dejar guiar en este caso,
por si el niño estaba cómodo o no y por
nada más. Mientras el niño disfrutaba del
contacto con la abuela, muy bien, si no
apártela. La familia y los vecinos no podían
entender porque no habián hecho la
circuncisión al niño. La circuncisión parecía
tener un significado peculiar para todas las
personas que habían insistido de hacerlo.
Parecía que la circuncisión del niño servía a
una fuerte necesidad emocional de los
adultos, más que cualquier otra
consideración.
La situación había sido
especialmente complicada para con los
parientes de la madre. No había tenido valor
de decirles que no habían hecho la
circuncisión al niño: les había dicho que lo
habían hecho, “para tener tranquilidad”. La
madre ve sólo muy raramente a sus padres
y no tendrán, aseguró ella, influencia sobre
el niño. Pero permaneció un misterio porque
la madre no había contacto la verdad.
Podemos ver claramente que sin la
conexión con el OIRC, la madre hubiera
cedido a las expectativas de los familiares y
que una grave lesión hubiera sido infligida al
niño.
Ahora se planteó la cuestión si los
madres querían o no que su hijo se educara
como judío. La madre declaró que ella no lo
quería: consideró que, desde que las
fronteras nacionales eran artificiales, el
hecho carecía de importancia. El padre
insistió que él era consciente de ser judío y
no podía ver razón alguna para que el niño
rechazara que él también era judío, cuando
fuera mayor. Tenía la intención de instruir al
niño sobre sus antecesores y tradiciones
judías y que sería un “buen judío”,
consciente de su descendencia judía.
Aquí apareció un conflicto que podía
desarrollarse entre el padre y la madre y
que sería una cuestión importante que
concernía el futuro del niño. Los
entrevistadores estaban conscientes que un
conflicto de esta envergadura es capaz de
confundir al niño, de causar un conflicto en
la doble dependencia del padre y de la
madre: la parte que perdería en este
encuentro, se resentiría y se sentiría
sometido por la otra parte. Aquí la base de
operación del OIRC sería puesta a prueba
en cuanto a su poder de razonamiento y su
eficiencia. El conflicto entre los padres, la
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madre estando mentalizada más
mundialmente y el padre estando inclinado
más tradicionalmente, sólo podía ser
solucionado por un “tercer factor”, el
principio funcional común, a saber, EL
INTERES DEL NIÑO Y NADA MÁS QUE EL
NIÑO. Consecuentemente el médico
intentó explicar su punto de vista.
La madre como el padre tenían, por
supuesto, pleno derecho a sus propios
sentimientos y opiniones. No obstante, el
médico encargado, sintió que la madre
representaba el interés del niño de modo
más completo que el padre. El punto de
vista de la madre dejó abierta una
oportunidad para que el niño, más tarde,
decidiera de ser judío o no. El punto de vista
del padre, por otra parte, no dejò opción por
el niño, sino que le obligaba desde el
principio, en una fase que no se podía
defender, a ciertos patrones religiosos y
culturales, de los cuales el niño puede
resentirse y puede rechazar internamente.
¿Determinaría el padre, como los
padres estaban acostumbrados a hacer
hace unas décadas y como aún hacen, de
antemano si el niño será carpintero o
abogado? El padre respondió que
naturalmente nunca intentaría hacer tal
cosa. ¿Entonces por qué determinar ahora
mismo si el niño se educaría como judío?
Primero, el padre no lo entendió. Le pareció
que ser judío es diferente al ser carpintero.
Creía que ser judío se hereda de alguna
forma, como dado por nacimiento. El
médico lo negó. Dijo que los niños no
nacían ni judíos ni carpinteros, ni cualquier
otra cosa, sino que era el entorno con sus
ideas preconcebidas, que pensaba así. El
niño nace con nada más que un plástico
sistema bioenergético, presto para coger
cualquier cosa del entorno y que era
imprimido sobre el sistema con algún grado
de persistencia. Esto no servía para el
desarrollo del niño hacia la independencia y
la autorregulación que ambos padres
estaban dispuestos a asegurar.
Igual que una circuncisión representa
una interferencia muy violenta para con la
libertad innata de la persona, la temprana
determinación de lo que será o no será un
niño, viola los derechos del niño, forzándole
en su edad más plástica, en una cierta
dirección preconcebida. El judaísmo está
bien para quienes lo quieren. El judaísmo
tiene que ser respetado como cualquier
otra religión, sostenida por la gente, tiene
que ser respetada. No hay nada malo en el
judaísmo, mientras no interfiere los
derechos de los niños y su desarrollo
natural. Cuando el niño, durante su
desarrollo posterior, tiende hacia el
judaísmo, sería perfectamente respetable:
entonces sería la opción del propio niño.
Pero no ahora o durante los primeros cinco
a diez años de su vida, más tarde puede
querer juntarse con la iglesia católica o la
mahometana o adorar la naturaleza o
sentirse libre sólo para disfrutar del mundo.
El punto de vista del padre no tiene nada
que ver con los intereses del niño y que
sólo él debería determinar su educación.
Esto fue el discurso básico del OIRC. No
debería estar permitido que influenciará el
interés estatal, cultural, religioso,nacional, en
el desarrollo del niño. Hasta el gobierno da
a sus ciudadanos el pleno derecho para
determinar donde quienren que nazcan sus
hijos y hasta que si quieren ser ciudadanos
o no, excepto, claro está, en los países de
los “dictadores”. De otra manera el concepto
de libertad y autorregulación se perdería y
no valdría nada desde el principio.
El padre pareció entender del punto
de vista del OIRC pero emocionalmente se
adhirió aún a su propio punto de vista.
Prometió pensar sobre ello y decirnos más
adelante a que conclusión había llegado.
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El comienzo del acorazamiento a la edad
de cinco semanas.
Hemos aprendido de la medicina
orgonómica que las funciones básicas de
las biopatías empiezan a desarrollarse en el
período prenatal e inmediatamente
después del parto. La aproximación
psicológica, incluída la psicoanalítica, se
puede alcanzar sólo en la edad que se
forma el lenguaje, a saber, hacia el tercer
año de vida. Debajo de esta edad uno tiene
que contar con el lenguaje expresivo y
emocional y con el contacto orgonótico que
se puede establecer con el vivo sistema del
niño.
El niño que investigamos aquí,
confirmó el hecho que se tiene que
penetrar lo suficientemente hondo para
llegar a la fuente del acorazamiento. El niño
había desarrollado una bronquitis en la
segunda semana de vida. Estos
acontecimientos generales son registrados
bajo el nombre de “resfriado” o “mocos” que
“desaparecerán con el tiempo sin más
consecuencias”. La orgonomía procede de
una manera distinta. Pregunta:
- ¿Por qué podía desarrollarse un
resfriado?
- Si alguna función bioenergética está
implicada en el resfriado.
- Qué posibles consecuencias de un
resfriado tan temprano hay para la función
biofísica del niño.
Nuestro niño estaba pálido: la parte
alta de su pecho “inmóvil”. La respiración era
ruidosa y el pecho no parecía moverse
como debiera (con la respiración). La
exhalación era superficial y corta. Se podía
auscultar ruidos bronquiales. El niño pareció
incómodo en general. En vez de llorar
fuerte, lloriqueaba. Se movía poco y tenía un
aspecto enfermizo.
 Primero había que determinar si esta
restricción respiratoria siguió
inmediatamente después del resfriado. La
madre confirmó que el niño había tenido
estos “ruidos en el pecho” desde la
indisposición. Estaba claro que el pecho no
se había relajado desde entonces.
La revisión del pecho reveló que los
músculos intercostales estaban duros. El
niño pareció sobresensible al contacto en
esta región. El pecho en su total no había
endurecido aún, pero era retenido con la
inhalación, con la parte alta combada hacia
delante. Ningún médico formado
clásicamente hubiera pensado que algo
iban mal.
Con una ligera estimulación sobre los
músculos intercostales se relajó el pecho.
Cedió suavemente cuando se le presionó
hacia abajo, pero no del todo.
Inmediatamente el niño empezó a moverse
vigorosamente: la respiración se aclaró
apreciablemente y el niño empezó a
estornudar (explosión de exhalación
repentina), sonrió, entonces tosió varias
veces vigorosamente y finalmente orinó. La
relajación aumentó visiblemente: la espalda,
antes arqueada, se redondeó hacia delante
y las mejillas enrojecieron. La respiración
ruidosa cesó. Se informó a la madre que
este primer bloqueo de la respiración no era
grave, pero que se repetiría. Tenía que
aprender a bajar el pecho ella misma,
siempre cuando se repetía el bloqueo de la
respiración, por medio de un cosquilleo
estimulante de los músculos intercostales
del pecho. El niño era capaz de abandonar
el bloqueo después de haberle prestado la
“primera ayuda”, por eso, el bloqueo no
podía ser considerado como crónico hasta
ahora. Pero se avisó a los padres de
observar para que la rigidez del pecho no
se haría crónica: debería ser disuelto
siempre que aparecía.
11
Teóricamente esto era un nuevo e
importante concepto del acorazamiento
temprano en niños. El “resfriado” en sí podía
ser entendido como una contracción
(reacción simpática) del organismo debida a
la falta de contacto con la madre. Una
contracción de esta índole, necesariamente
causa palidez, disminución de la carga
periférica y de la temperatura, y, centrado
en el pecho “bronquitis”, a saber, irritación
simpática de los bronquios con una fuerte
secreción. Así una alteración bioenergética
general es la fuente de un síntoma
somático local. Este último a su vez
aumentará la concentración bioenergética e
impedirá una exhalación completa. Esta a su
vez causará ansiedad y nerviosismo, que a
su vez lo hará más difícil para el niño
establecer contacto con su madre. La
madre, por su parte, agobiada por confictos
y una mala consciencia como también por
una rebelión, no tendrá éxito en establecer
pleno contacto con su hijo. Así se forma el
círculo vicioso que cierra el ciclo de la
primera contracción, de un “resfriado” a la
incapacidad de establecer contacto, a
nuevos resfriados, a restricción de la
respiración, a falta de sueño, a fastidio por
parte de la madre, a comportamiento
irritable, etc. Este tipo de círculo vicioso,
constituye muy probablemente el núcleo
alrededor del cual, más tarde, los noxas
biopáticos se amontonan como las capas
alrededor de una concha. Son estas capas
que tenemos que deshacer más tarde en
las biopatías del adulto.
El único síntoma somático de la
enfermedad aparece ahora como una
ruedecita en la gran máquina llamada
“biopatía”. El resfriado tiene su origen en una
alteración bioenergética emocional del
equilibrio energético y no en “gérmenes”
inocentes o “virus” invisibles. El “resfriado” en
niños es una expresión inmediata de una
irritación de las membranas mucosas del
tracto respiratorio, debido al desequilibrio
del metabolismo energético por la falta de
contacto orgonótico. Más tarde las
membranas mucosas crónicamente
irritadas pueden funcionar muy bien
independientes de cualquier irritación
emocional. La alteración bioenergética se
hace así, estructurada somáticamente en
una “disposición a los resfriados”.
Estos nuevos conceptos son de
máxima importancia para muchas cosas:
Primero: Con ellos obtenemos un
arma importante con la cual podemos
obtener un trasfondo temprano de
enfermedades crónicas más tarde. Lo que
se llama generalmente “disposición a la
enfermedad” aparece ahora como una
tangible restricción de la función
bioenergética en la primera infancia.
Segundo: Hemos aprendido que el
contacto orgonótico entre madre e hijo es
lo más importante, tanto para el
entendimiento como para el tratamiento
médico de las primeras dificultades hasta
ahora no reconocidas.
Tercero: Estamos empezando a
comprender el lenguaje de las expresiones
emocionales del niño. Así podemos tener la
esperanza, con algún grado de certeza, que
la niebla que envuelve ahora las
enfermedades infantiles se disipará
lentamente.
Se constatará llanamente que esto
sólo es un comienzo rudimentario:
necesitaremos muchas décadas y mucha
gente en este campo, para dominar la
enfermedad en la primera infancia.
Volvieron con el niño al día siguiente
para una demostración ante unos treinta
médicos, educadores, asistentes sociales y
personal del laboratorio. La respiración
ruidosa había vuelto hasta cierto grado. Esta
12
vez fue fácil de mover el bloqueo y el niño
fue capaz de llorar fuerte, donde antes sólo
lloriqueaba débilmente.
Diez días después se recibió el
siguiente informe de nuestra asistente social
jefe:
“La madre contó que el niño “florecía”
desde que le llevaron a Orgonon. Había
dormido apaciblemente durante el trayecto
hacia la casa: antes sólo podía dormir
durante períodos cortos. Ahora dormía a
veces toda la noche o por lo menos de seis
a ocho horas sin interrupción. Come con
apetito y llora sinceramente. Cuando está
despierto, sonríe y “habla” con frecuencia.
La madre está ahora plenamente
consciente de la interacción orgonótica
entre ella y el niño. Se encuentra bien y
segura. No padece de falta de contacto y el
niño reacciona con mucho placer al
contacto corporal. El llanto del niño tiene
mucha más fuerza que antes. También es
más “exigente”. Cuando sus necesidades no
son atendidas inmediatamente cuando llora,
tensa su cuerpo y enrojece y arquea la
espalda y retiene la respiración.
La respiración sigue siendo ruidosa,
por regla general cuando se mueve y
patalea activamente, no cuando duerme. La
madre intenta, con éxito, presionar
suavemente el pecho hacia abajo, cuando
el pecho se fija en una posición de
inhalación o de cosquillear suavemente los
espacios intercostales a los lados del pecho.
Al niño le gusta: el cuerpo cede y baja. Pero
esto no tiene un efecto inmediato sobre la
respiración ruidosa. En general, la madre
cree que el pecho está aún un poco
elevado y que retiene la respiración. A
veces la asistenta social tiene aún la
impresión que la respiración es
“desesperada”.
 El bloqueo temprano de la
respiración parece ganar rápidamente
importancia cuando se empezó a observar
a más niños. De alguna manera la región del
diafragma parece responder primero y muy
gravemente al malestar emocional
bioenergético. En el caso de este niño en
especial, la temprana bronquitis había tanto
complicado como ayudado a mantener el
bloqueo respiratorio por un período
inusitadamente largo. Aparentemente el
niño estaba en vías de contraer un
acorazamiento crónico en la región del
diafragma. Aunque se espera que la
vigilancia continua en cuanto a la
respiración ruidosa, la cual fue el resultado
del bloqueo respiratorio, y la primera aguda,
aplicada por la madre removerá al final por
completo, la amenaza del acorazamiento
crónico del pecho.
Desde entonces se dedicó mucha
atención a la historia temprana de niños
pequeños acorazados para determinar si el
bloqueo respiratorio es o no es el
mecanismo preferido de alteraciones
emocionales tempranas durante la infancia.
Parecía enteramente posible que la
preferencia del bloqueo del diafragma
durante la primera infancia tiene alguna
relación con la gran excitabilidad emocional
del plexus coeliacus, que está localizado en
el segmento del diafragma. Los otros
bloqueos deberían extenderse entonces
hacia arriba y hacia abajo por todo el
organismo. Esto habría que estudiar
minuciosamente. Esta hipótesis contiene
grandes promesas para la prevención
temprana de condiciones biopáticas.
Tres semanas después el médico
con formación orgonótica informó que el
niño estaba muy bien. Había doblado su
peso y parecía largo para su edad (los
padres eran más bien de corta estatura). El
niño tenía ahora buen aspecto, con las
extremidades redondeadas y llenas y un
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sano color rosado. Se movía
constantemente y vigorosamente. Esto
parecía la impresión más importante. Según
el informe del médico, la cara del niño
parecía reflejar sus actos: cambiaba
continuamente de expresión desde fuerza a
intensidad, a suavidad, a sonrisas, etc.
Producía a menudo sonidos placenteros y
parecía consciente de lo que pasaba a su
alrededor. En general, el niño parecía ahora
vigoroso, activo y feliz.
Pero la respiración ruidosa era aún
perceptible, casi todo el tiempo. Solamente
se paraba cuando el niño se calmaba. La
madre había aprendido a bajar el pecho
como si fuera un juego, cuando se elevaba
fijo en la postura de inhalación. El niño
parecía disfrutar la ayuda de la madre:
cuando bajaba el pecho demostraba
felicidad, pero esto no tenía un efecto
evidente sobre la respiración ruidosa. Ni
parecía tener un efecto duradero sobre el
pecho, ya que después de poco tiempo
volvía a su postura alta. El abdomen se
notaba ligeramente duro: solamente se
suavizó cuando el niño comía.
Sin embargo los sonidos y el llanto
del niño eran mucho más libres y llenos en
comparación como habían sido hace tres
semanas, antes de prestar la primera ayuda.
Entonces, haciendo memoria, era plañidero
y brusco entrecortado. El niño también
duerme largos ratos y come regularmente,
casi cada cuatro horas. Come toda clase de
puré de frutas, bebe zumos y toma
vitaminas. Las evacuaciones son regulares y
una vez al día. A veces los labios tiemblan
en un orgasmo oral después de comer. La
madre le mete regularmente en el
acumulador de energía orgón: una o dos
veces al día por un espacio de tres a cinco
minutos. El niño parece tener suficiente
entonces: se pone intranquilo. Su cuerpo
enrojece fuertemente en el acumulador,
pero sin sudores. La madre también usa el
acumulador con regularidad: se siente Deja que las madres disfruten de sus bebés
como “sumergida abiertamente” en el y el contacto se desarrollará
acumulador y siente que la respiración se le espontáneamente.
hace más amplia.

Hasta aquí el informe del médico Noviembre de 1950.

asistente. Parece que se ha obtenido un
primer resultado sustancial. El niño ha
mejorado notablemente. Falta saber cómo
y cuándo reaparecerá o desmejorará la
primera lesión sufrida. Desde ahora podría
ser enfrentado con una porción de
conocimiento firme. Esta porción de
conocimiento se ampliará con las
experiencias del futuro. Un hecho es seguro
ahora: no se pueden aplicar términos
absolutos de salud. La educación infantil
racional trata con muchos problemas
grandes y pequeños que se presentan y
tienen que ser tratados con destreza. Los
padres acorazados no notarán la dificultad o
cuando la notan están impotentes, faltos de
contacto orgonótico inmediato. Los padres
razonablemente sueltos o moviles notarán
la dificultad y en algunos casos serán
capaces de prestar una primera ayuda. En la
mayoría de los casos la dificultad
permanecerá intacta. El conocimiento
necesario del cuidado infantil temprano,
tendrá que ser adquirido poco a poco, a
través de muchas experiencias y
observaciones. Una tarea larga y ardua.
Pero la única que aportará alguna promesa.

El problema queda irresuelto en

cuanto a que estas actividades bonitas y
espontáneas de la interrelación humana sin
palabras, que se resiste a la expresión
verbal, pueden ser enseñadas a madres,
padres, enfermeras y médicos, a la larga.
Esta cuestión también encontrará, así se
espera, su propia respuesta. Se necesita
mantener la paciencia y hacier el estudio
minucioso sin prejuicios. Pero ahora, al final,
aparece la admonición esencial de no crear
de todo esto un ideal nuevo de contacto
orgonótico “perfecto” entre madre e hijo.
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