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Resumen critico de la obra: El

Antimperialismo y el APRA, por V.-R.


Haya de la Torre

Esta obra es el producto de uno de los políticos latinoamericanos mas importantes del
continente, sentando las premisas de la base ideológica para la efectiva independencia
de lo que él llamaba indoamérica. En este sentido, Víctor Raúl Haya de la Torre desde
su exilio político en México fundó en 1924 la Alianza Popular Revolucionaria
Americana (APRA) e intentó lograr su cometido político antiimperialista y unificador
de nuestra América en beneficio de los pueblos autóctonos del continente. Por ello, y
para responder a sus oponentes ideológicos en las filas de lo que el llama muy
despectivamente "comunismo criollo”, es que Haya de la Torre escribe la presente obra
titulada El Antiimperialismo y El APRA en 1928.

Así, y según lo define el autor, este escrito también podría titularse ¿Qué es el
APRA?,  siendo quizás esta la razón principal por la cual el primer capítulo se intitula de
esa forma. Veremos durante el transcurso de nuestra lectura que se plantan las bases de
un partidismo muy latinoamericano, independiente de Europa y sobre todo del más
grande de los Imperios: los Estados Unidos de Norteamérica, haciendo alusión a hechos
históricos conocidos y poco conocidos y a vivencias personales en sus numerosos
viajes, todo esto acompañado de sustanciosas reseñas, nombres, fechas y bibliografía
que no hacen más que revelar la verdad en la palabra de Haya de la Torre.  

Sin embargo a pesar que en 1985 el primer aprista de nombre Alan García Pérez se
alzara con la victoria presidencial en Perú y que desde el 2006 esté gobernando ese país
por otros cinco años, poco o nada se ha hecho desde la torre de marfil del poder político
para seguir los ideales de independencia de indoamérica que Haya había inculcado.
Demás está decir que el APRA que ha gobernado en el Perú lo ha hecho, firmando
alianzas comerciales con el Imperio estadounidense, dejándose invadir hasta la médula
por el capitalismo extremista y uniéndose solo con muchos de los vasallos
latinoamericanos de los Estados Unidos. Por supuesto esta es la evidencia más latente
que resalta que actualmente la obra de Haya no se aplica, y tal vez ya no se entienda.

¿Qué es el APRA?

Hemos enunciado precedentemente que el APRA es un partido político pero cabe


señalar más que eso, ya que durante todo el transcurso del libro (en las notas en los
diferentes capítulos) se define al partido. Así, se puede decir que el APRA es
básicamente una organización latinoamericana que sin ninguna injerencia extranjera a
ella misma, lucha contra el imperialismo Yankee. Esta lucha, según Haya de la Torre
debe de hacerse por medio de un Frente Único que reagrupe en su seno a trabajadores
manuales e intelectuales, a campesinos y estudiantes, etc. Cierto es que en ningún
momento se dice explícitamente que la organización pertenece a la izquierda, pero esto
puede deducirse por el plan de acción anticapitalista que tiene el partido que se resume
en tres puntos interrelacionados que se detallan en el libro:

1. La acción contra el imperialismo estadounidense


2. La unidad política de América latina
3. La nacionalización de las industrias y tierras
4. La nacionalización del canal de Panamá
5. La solidaridad con todos los pueblos oprimidos y las clases oprimidas del
Mundo

De este modo, como hemos dicho anteriormente, se puede relacionar de forma


deductiva al APRA con la izquierda, ya que su deseo de actividad se enfoca en
conceptos acogidos, acuñados o protegidos por las izquierdas a lo largo de su historia:
es decir una justicia social que gracias a la solidaridad genere una unión de pueblos en
donde todos respondamos a un principio de igualdad.Es así, como podemos apreciar los
conceptos de justicia social; solidaridad; unión e igualdad, a los que Haya de la Torre
añade la libertad -que aunque pervertida por las derechas en libertad de generar riqueza
(aunque esto genere desigualdad) o libertad de portar armas (aunque esto genere
miedo)- es por analogía una condición para la expansión del ser humano siempre y
cuando todos seamos igualmente libres[1]… es lo que Haya describe en una divisa: pan
con libertad Entonces no es políticamente en vano que el APRA clame por el final del
poderío que los EEUU tienen sobre los países que conforman Latinoamérica, ya que
este imperialismo se entiende como el último peldaño del capitalismo[2] que por ende,
también se desea erradicar por la igualdad de los pueblos. Esta es la razón por la cual
Haya piensa que en el continente americano, y en cada país indoamericano sometido a
yugo imperialista, no existe tanto una lucha de clases sino más bien una lucha de
pueblos: es una de las diferencias romántico-ideológicas que tiene el APRA con el
partido comunista.

Diferencias entre el APRA y el partido comunista: ¿una izquierda dividida o dos


formas de izquierda?

Existe una diferencia muy básica entre el comunismo y el aprismo como organización
antiimperialista. Aunque los dos puedan ser federados dentro de la oposición al imperio
capitalista, existe una diferencia en cuanto al público meta de la ideología de cambio, y
por consiguiente existe una diferente comprensión del problema social-histórico. En ese
sentido, el comunismo peruano siendo apoyado –antes de la caída del muro de Berlín-
desde Moscú, existía una influencia ideológica  con las perspectivas europeas a pesar de
que estas se adapten poco a una realidad social y étnica muy particular en
Latinoamérica. De esta forma, aunque la voluntad antiimperialista era común a los dos,
esa era la única meta que los unía. Por ello, Haya estima que según la dialéctica
hegeliana se debe tener un proceso de negación de la negación para hacer progresar un
discurso, esto equivale básicamente a convalidar el discurso con su contrario y luego
revalidarlo, cosa que según el autor, el comunismo no hace y por ello no muestra
evoluciones ideológicas.
Además de esta inamovilidad comunista, que contrarresta con la teoría de la relatividad
de Einstein, Haya plantea una cuestión de forma más que de fondo, es decir la
ignorancia del comunismo europeo hacia nuestra América. Nos cuenta para ilustrarnos
aquello, que los representantes de indoamérica en los congresos internacionales de las
izquierdas son vistos con poca importancia, y plantea como posible respuesta, el hecho
que los dirigentes europeos conocen mal o desconocen la historia y la coyuntura
latinoamericana[3]. Pero la discrepancia (que hasta este punto no es más que formal) no
se detiene en esto, también se augura la perdición del comunismo en Latinoamérica por
la especificidad de este ultimo que no se adapta a los parámetros contextuales de los
terrenos en los cuales se idea el comunismo (Europa): En primer lugar está su condición
de partido de clases cuando en Latinoamérica la lucha no es de clases sino más bien de
pueblos, siendo por demás este hecho lo que segrega a otras categorías de personas
oprimidas (indígenas, desempleados, trabajadores intelectuales, etc.). Destruyendo la
simbólica representada por la oz y el martillo, haya considera que (punto aparte de la oz
agrícola que en indoamérica está bien representada por la existencia de un grupo social
agrícola muy extendido) el martillo no se refleja en un numero de obreros tan
importante en latinoamerica como para hablar de una clase obrera o proletariado. Y esto
es bien cierto puesto que salvo el caso de algunas manufacturas y fábricas, la revolución
industrial nunca se llevo a cabo en latinoamerica, por lo cual el fenómeno obrero no
existe como en Europa. Es más dice Haya, ya sea en las potencias EEUU, en URSS o en
indoamérica, la tecnología nos condena a hacer progresar el trabajo hacia los empleos
intelectuales o que no requieran de la fuerza humana. lo cual indicaría que Haya
pretende que la simbólica del martillo está destinada a desaparecer en beneficio de un
sector laboral más intelectual (tal vez los servicios).

En segundo lugar, los líderes criollos no tienen la capacidad ni el carisma que tuvieron
los bolcheviques para su revolución. Siendo la imagen que se tiene del líder comunista
latino la del “burócrata revolucionario: el que ha conseguido una Secretaría de Partido a
sueldo, posición que defiende con frases hechas, con ademanes jerárquicos y
dogmatismo simplistas, mientras abulta la curva de la felicidad del vientre orondo y
burgués y mira desdeñosamente al hombre-masa que llegue hasta él” . Esto no quiere
decir más que la ignorancia, el despotismo, el interés puramente económico al ejercer el
poder y la mala imagen generalizada de todo esto hacia el pueblo es lo que impide el
progreso del Partido Comunista en América latina. Contrariamente a ello existe en
Inglaterra, Alemania y sobretodo en Francia una elite intelectual que cultiva la ideología
y la imagen del Partido lo cual lo hace confiable y duradero en el tiempo.

La utilidad de un partido antiimperialista

Como es muy normal, los defensores del paradigma neoliberal-capitalista-


occidentalizado no conceden que se pretenda defender a la doctrina antimperialista, a
pesar de que latinoamerica se ubica muy cerca del dominio territorial del único gran
imperio mundial. Es más, los partidarios del modelo político liberal-individualista ven
como una ventaja pertenecer, entablar lazos o aparentar tenerlos con los gigantes
económicos, ya que esto beneficia aparentemente a ambas partes de un tratado. Por un
lado se beneficia el grande quien puede conseguir los recursos naturales del chico a
buen precio, y por otro lado se beneficia el chico, que tiene la esperanza de vender sus
productos al grande. Estos son argumentos sólidos y objetivos a primera vista. No
obstante no se toman en cuenta (y Haya no lo dice porque jamás imagino que tan pronto
llegaría el fin de la bipolaridad en beneficio de los EEUU) los efectos colaterales de la
colaboración con ese imperio: encarecimiento de precios en el mercado interno nacional
puesto que crece la demanda porque crece el mercado de compradores potenciales;
venta indiscriminada de los recursos naturales y la propiedad intelectual sobre productos
ancestrales oriundos de Latinoamérica... Todo ello a cambio de posibles ventas en el
extranjero que generarían ganancias de primer mundo para los pocos propietarios de
empresas que a su vez generarían (supuestamente y según su buen querer y parecer)
empleos pagados a un nivel de tercer mundo. En otras palabras, esto significa, rematar
una parte de los recursos nacionales para conseguir muy poco.

Haya, no fue con romanticismos ni filosofías al hablarnos del imperialismo, en su obra


él sugiere simplemente que reforzar al imperio en sus poderes es consolidar el peldaño
final hacia el triunfo del capitalismo. Posiblemente Haya ya observaba los síntomas de
la globalización del sistema liberal.

Asimismo afirma, de forma muy clara y lucida, que ese imperialismo que podía ser
flagrante por la ocupación soberana de tierras extranjeras también podía tener etapas,
siendo la primera de ellas el colonialismo económico o neocolonialismo. Hoy
justamente estamos en ese punto, en muchos de nuestros Estados (Ecuador, Perú,
México) se provocó la destrucción de las clases medias, en otros más renuentes la
destrucción es más lenta (Costa Rica, Chile). Pero el resultado es el mismo, el pequeño
industrial, propietario rural, el empleado, el que ejerce una profesión liberal, etc. está
condenado a ser erradicado porque sus intereses unidos atacan y contrarrestan a los del
imperio, por ello es que minando a los Estados desde el interior se provoca que estos se
adecuen a la política mercantil que beneficia al imperio a cambio de migajas e
incipiente inversión (influenciando, comprando, poniendo o quitando a gobiernos). Así,
Estados Unidos compra empresas estratégicas para su implantación, hace ofertas para
compra de terrenos y pequeñas industrias que se suman a sus holdings (que son
montajes jurídicos para concentrar la propiedad). Cuando no puede contra ellos, invierte
capitales y les presta dinero con créditos e hipotecas que luego de recuperar intereses o
bienes con plus value se retiran buscando nuevos terrenos para efectuar la misma
operación. Sin embargo, según Haya y según la constatación post Haya es la misma:
una mínima parte de esa clase media se alía con el imperialismo obteniendo ventajas de
él y convirtiéndose así en instrumento nacional del yugo imperialista, que a su vez
puede servir en ciertas coyunturas políticas para sostener a presidentes, hacer lobby,
etc., ya que lo que les conviene a ellos es lo mismo que le conviene al imperio. La
advertencia es válida entonces aún, ya que las constataciones o "previsiones" hayistas
son las que la historia nos ha hecho observar. De tal forma que es muy lógico que si
Estados Unidos se atreve a sobre-defender a sus criminales de guerra renunciando al
estatuto de Roma y a la competencia de la Corte Penal Internacional, también sobre-
defienda (por extensión de la doctrina Monroe) a sus inversiones en el extranjero[4] que
por cierto nada tienen de criminales si no buscan pervertir al sistema económico
nacional, ni provocar injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos. Por
ello, el fundador del APRA sostiene que los cinco mil millones de dólares invertidos en
indoamérica en los años veinte no eran aún de mucha importancia para que los EEUU
interviniesen directamente con sus cañones en caso de pérdida de sus intereses en la
región, pero se cuestionaba que sucedería si ese capital se multiplicara por cinco o diez.
Ahora bien, veamos que de las cuatro regiones latinas que Haya veía en
latinoamérica[5], estimaba que la de Chile y las Repúblicas de la Plata (el sur del cono
sur) era la que más inversiones estadounidenses tenía y por ende que más
industrializada estaba. Haciendo incapié entonces en una intervención manu militari en
esa región, si alguna de dichas Repúblicas se atrevía a contraponer su voluntad contra
los intereses yankees: siendo lo que ocurrió en Chile[6] antes del derrocamiento de
Allende por Pinochet y la CIA el 11 de septiembre de 1973. Esto demostraría que la
independencia política de los Estados latinoamericanos no es más que ilusoria,
escondiendo no solo una dependencia económica creciente y que no se debe de
alimentar para evitar acrecentar la relación de fuerza muy desventajosa para
Latinoamérica. Esta es la razón por la cual el APRA pretende luchar contra el
imperialismo, quien pretende establecer una relación regional americana a imagen del
modelo feudal precedente a la Revolución francesa en Europa. En tal sentido, la libertad
de nuestros pueblos, solo se recuperará según el autor si se llega a una segunda
independencia efectiva, impulsada desde el interior de cada una de nuestras voluntades
y por extensión de los Estados latinoamericanos unidos (la patria grande) manteniendo
un solo objetivo, que no es otro que el beneficio de del pueblo latinoamericano con base
en sus propios recursos.

El sueño indoamericano

¿Cuál sueño más grande en San Martín o Bolívar, en Sur o Centroamérica? La unión de
nuestros países en una sola bandera, con una sola moneda, con un solo idioma, pero con
múltiples pueblos… Víctor Raúl Haya veía también la fuerza en la unión por
encontrarnos ante un gigante que logra someter a la economia, a la fuerza miliar, y
también a la cultura local.

En este sentido, y empleando una lógica muy básica, fuera de los ejemplos de Haya, se
puede observar lo que sucede en Europa: Antes eran decenas de países al oeste frente a
un bloque al este, hoy son un bloque al oeste frente a decenas de países al este, la
pregunta es ¿ayer dónde estuvo y hoy donde está concentrado el poder mas grande?:
siempre en los bloques mas sólidos. Por ello, no hablamos aquí de uniones de opereta o
coyunturales como las de un tambaleante MERCOSUR, o las de un Grupo de los Tres
(Colombia, México y Venezuela), lo que Haya plantea es una unidad, más que una
unión, desde el punto de vista político, lo que por naturaleza generaría colateralmente
uniones aduaneras, de comercio, monetarias, jurídicas, militares y hasta supra-
nacionales. La meta no es hoy imitar a la Unión Europea o a Estados Unidos como
Estado federal, todo lo contrario, la cuestión está en crear nuestra propia unidad desde
nuestra perspectiva y adaptada a indoamérica, es decir pluriculturalmente pero
compartiendo recursos y servicios bajo condiciones equitativas. Por ejemplo, si todos
Estados latinos se unen solo económicamente tendrían, hasta para los analistas más
ingenuos, más posibilidades materiales de progresar que lo que fue la Comunidad
Económica Europea (por ejemplo el cobre o hierro necesarios para la construcción de
infraestructura se encuentra en Latinoamérica a buen precio). Pero más allá de eso,
tendremos adaptaciones en nuestras reglas que pondrán barreras a ciertos productos o
iremos en ciertos temas más allá de la simple concordancia comercial, llegando a hacer
progresar nuestro modelo hasta pasar, cuando estemos listos, a una unidad política. Por
ello aquí la Historia es solo una referencia que no debemos de remedar con la esperanza
de surgir igual que los demás ya que las condiciones y realidades no son las mismas.
Pero ya más centrado en la experiencia que nos vierte Haya de la Torre, ilustrémonos un
poco sobre la necesidad de unidad latinoamericana analizando la Revolución mexicana,
por un lado el autor nos dice que es la experiencia más aprovechable para nosotros por
la cercanía y similitud de realidades con la nuestra, pero por otro también no la da como
ejemplo para observar que en muchas ocasiones no se necesita más que voluntad
popular para mover el piso del sistema sin necesidad de un caudillo o líder ocasional. En
este caso el pueblo daba la dote, dirigía y sometía pero era sólo el pueblo de México y
así la revolución se extinguió. Es entonces que Haya piensa que si esa revolución llegó
hasta donde llegó siendo aisladamente de uno de los veinte países indoamericanos, ¿qué
hubiese ocurrido entonces si esta se hubiera extendido otros más? No es en vano
entonces si el APRA fue fundado en México, y si Haya de la Torre acuñó el termino
indoamérica para enunciar desde su perspectiva latinoamericana un concepto en
beneficio de la unidad de nuestro subcontiente. La razón va más lejos que el
antimperialismo, es más visionaría aún, está en la alianza de nuestros pueblos en
beneficio de nuestros propios pueblos, para redistribuir uniformemente entre nuestros
países la riqueza desde las elites corrompidas económicamente para los oprimidos
formando Estados que nunca más se miren con desigualdad, también esto contribuiría a
la paz ya que los territorios comunes (sin visa diríamos hoy) extinguirían fronteras
ridículas (para los amazónicos por ejemplo) y sentimientos de frustración por limitarnos
el acceso entre nosotros indoamericanos. Además, la unidad contribuiría a apagar toda
tentación nacionalista, que sin llegar hasta Hitler pudiera tan solo llegar a conflictos
xenófobos[7] o armados entre naciones hermanas.Así, no se apela a violentar a la
comunidad internacional usando a Macchiavelo, pero tal vez podríamos usar sus
teorías a contrario para poder contribuir a la no violencia o la prevención de ella, esto
respondería al siguiente criterio: Si se dice que dividiendo se vencerá entonces no basta
con no dividirnos para generar paz, esa solo es una primera etapa para no dejarnos
vencer, la clave está en multiplicar para vencer al que nos quiere dividir, en realidad es
matemática básica.

El plan de acción hayista

Se plantea primero en el discurso una doble constatación, la primera concierne al


interior de los países indoamericanos con formas de economías primitivas, patriarcales y
feudales en donde la esclavitud moderna predomina como base para una producción y
extracción de elementos agrícolas y mineros. La segunda, se basa en contraposición con
la primera, en la progresión y agilidad en la economía que se tiene para con el exterior.
Así, esta economía a dos velocidades tiene como origen a la desigualdad entre los
Estados ricos y pobres que se refleja entre las relaciones económicas internas y externas
de los Estados indoamericanos. Por ello, está de más aplicar teorías importadas desde
realidades distintas aquí y es más fructífero trabajar en beneficio de la equidad en el
pueblo y la libertad para el pueblo atacándose a dos canteras que cambien ese desarrollo
desigual. Para ello, Haya da como respuestas: en primer lugar, al ataque frontal contra la
pobreza en las zonas en donde la economía se ve más atrasada y empoderada por
sistemas cavernarios de sometimiento del humano. En segundo lugar, al rechazo
definitivo y tajante contra el imperialismo.Ya sin tardarnos en este último punto,
concretamente lo que Haya proponía con respecto al impulso de la economía nacional
esta relacionado con la nacionalización de industrias y con una “reforma agraria” que
devuelva al pueblo lo que es del pueblo por derecho equitativo más que por la fuerza
obligatoria del sistema. Haya en este punto clama al ejemplo en la Revolución
Mexicana y hace un llamado eterno a todas las fuerzas diseminadas por la desunión a
formar un Frente Único que más allá de una coyuntura pueda capturar el poder, primero
por la propaganda y luego por el conocimiento doctrinario agrandar el campus de la
nueva generación revolucionaria indoamericana.
Conclusiones
  Es importante hacer aquí la distinción entre lo que se debe entender como
“seamos igualmente libres” y no como “podamos ser igualmente libres”, ya que
en esta última aunque existe una potencialidad de ser libres todos, algunos
pueden no serlo, lo cual genera desigualdad. Por el contrario, la primera divisa
se entiende como la inminencia o la presencia igualitaria de la libertad sin más
ni menos.
 El APRA plantea la necesidad de adoptar un plan reorganizador de la
economía basado en la investigación de la realidad económico-social y en el
análisis integral de sus diversos factores

 Aquí Haya de la Torre retoma el libro de la alemana Rosa Luxemburgo Die


Akkumulation des Kapitals Edit Berlín 1923, para enunciar que en su página
361 llama al imperialismo “la última etapa del capitalismo”

  Muchos conflictos xenófobos existen entre pueblos indoamericanos: véanse


en este sentido los problemas entre nicaragüenses y costarricenses; entre
peruanos y chilenos; entre bolivianos y chilenos; ecuatorianos y peruanos;
colombianos y nicaragüenses, actualmente uruguayos y argentinos, etc.

 Cuando aumentó la inflación en Chile, Estados Unidos, cuyos intereses en ese


país se veían perjudicados por la política antiimperialista de Allende,
especialmente desde la nacionalización de varias empresas estadounidenses,
aprovechó la situación para incitar a la clase media a manifestar su
descontento con el gobierno

  El diplomático y representante estadounidense en la VI Conferencia


Internacional Americana de 1927 de La Habana, Mister Hughes señaló en una
intervención “como es natural, los Estados Unidos no pueden renunciar al
derecho de defender los intereses de sus conciudadanos”
 La idea de «antiimperialismo» pone el acento en la llamada «cuestión
nacional» y en la necesidad de garantizar a los pueblos la posibilidad de
desarrollarse autónomamente a través de su derecho a la autodeterminación

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