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DIOS CONSAGRA A SUS ELEGIDOS:


EL ORDEN SAGRADO, VOCACIÓN DE SERVICIO

Sumario

I. Palabras de vida eterna: Nombraron ancianos (Hch 14, 23)

II. Profundicemos

1. Dios consagra ministros para el servicio


2. Jesús instituyó el Orden Sagrado
3. Oración e imposición de manos
4. Grados jerárquicos
5. El carácter sacramental
6. La triple función sacerdotal
7. ¿Ministerio sacerdotal para mujeres?
8. Nuestro compromiso

III. Es hora de celebrar (Oración por los sacerdotes)

IV. Una mirada hacia el horizonte:

V. El trabajo es oración

Conversación previa

1. ¿Qué es el orden sagrado?


2. ¿Pueden las mujeres recibir el orden sagrado? ¿Por qué?
3. ¿Qué grados jerárquicos conforman el Orden Sagrado?

I. PALABRAS DE VIDA ETERNA

1-
Nombraron ancianos

En cada iglesia nombraron ancianos y con oración y ayuno


los encomendaron al Señor en quien habían creído (Hch 14, 23).

II. MIREMOS POR EL RETROVISOR

1. Dios consagra ministros para el servicio


El Orden es el sacramento por el que algunos de entre los fieles
quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un
carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a apacentar el
pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la
persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir. 
2. Jesús instituyó el Orden Sagrado
Jesucristo es el verdadero y supremo Sacerdote de la Nueva
Ley, pues sólo Él nos reconcilió con Dios por medio de su Sangre
derramada en la Cruz (cf. Hb 8,1; 9,15). Sin embargo, quiso Jesús que
algunos hombres, escogidos por Él, participaran de la dignidad
sacerdotal de modo que llevaran los frutos de la redención a todos los
demás. Con ese fin instituyó el sacerdocio de la Nueva Alianza (cf. Lc
22,19). A su vez, los apóstoles, inspirados por Dios, sabían que el
encargo de Jesús no acabaría con ellos, y por eso transmitían el
ministerio mediante el sacramento del Orden, que administraban por
la imposición de las manos y la oración (cf. Hch 14, 23-24). De este
modo comunicaban a otros hombres el poder de regir, santificar y
enseñar que ellos habían recibido directamente del Señor. Los
protestantes niegan este sacramento: para ellos no hay distinción
entre los sacerdotes y los laicos; todos los fieles son sacerdotes, y para
ejercitar el ministerio sólo requieren un nombramiento o delegación
de la comunidad.
3. Oración e imposición de manos

2-
La materia del sacramento del Orden es la imposición de las
manos y la forma es la oración consecratoria que los libros litúrgicos
prescriben para cada grado (episcopado, presbiterado y diaconado).
4. Grados jerárquicos
Este sacramento se llama Orden sagrado porque consiste en
grados ordenados jerárquicamente y subordinados entre sí, de los que
resulta la jerarquía eclesiástica. Entre los diversos ministerios que
existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos
que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son
los transmisores de la semilla apostólica. En orden a la consagración de
la Eucaristía su potestad no excede a la de los presbíteros, pero sí la
excede en: conferir el sacramento del Orden; terminar el ciclo de la
iniciación cristiana confiriendo el sacramento de la Confirmación; se
reserva, de ordinario, la consagración de los santos óleos; el derecho a
predicar en cualquier lugar; el ser colocados al frente de las diócesis o
Iglesias locales y gobernarlas con potestad ordinaria, bajo la autoridad
del Papa; pero tiene al mismo tiempo con todos sus hermanos en el
episcopado colegialmente, la solicitud de todas las Iglesias.
Le corresponde en su diócesis, dictar normas sobre el seminario, sobre
la predicación, sobre la liturgia, etc. Además, son los obispos quienes
conceden a los presbíteros cualquier poder de régimen que puedan
tener sobre los demás fieles, y el encargo de predicar la Palabra divina.
Los presbíteros, aunque no tienen la plenitud del sacerdocio y
dependen de los obispos en el ejercicio de su potestad, tienen el poder
de consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo; perdonar los pecados;
ayudar a los fieles con las obras y la doctrina; administrar aquellos
otros sacramentos que no requieran necesariamente el orden
episcopal.
Los diáconos asisten al sacerdote en determinados oficios, por
ejemplo: en las funciones litúrgicas, en conformidad con los
respectivos libros; administrando el Bautismo solemne; reservando y
distribuyendo la Eucaristía; llevando el viático a los moribundos y

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dando la bendición con el Santísimo; asistiendo al Matrimonio donde
no haya sacerdote. El diaconado que fue y sigue siendo un escalón al
presbiterado (diaconado transeúnte), es también ahora un grado
permanente y propio de la jerarquía (diaconado permanente).
5. El carácter sacramental
Por la ordenación sagrada el sacerdote es constituido ministro
de Dios y dispensador de los tesoros divinos (cf. 1Co 4,1). Con este
sacramento recibe una serie de efectos sobrenaturales que le ayudan a
cumplir su misión, entre ellos, el carácter indeleble (distinto al del
Bautismo y al de la Confirmación) que constituye al sujeto en sacerdote
para siempre (cf. Hb 5, 5-6).   
En el caso de los tres sacramentos que lo imprimen, el carácter
es una cierta capacitación para el culto, que en el sacramento del
Orden constituye la más plena participación en el sacerdocio de Cristo:
lleva a su plenitud el ministerio sacerdotal, perfecciona el poder
sacerdotal, corona la capacidad de ejercer fácilmente ese poder
sacerdotal que el fiel ya tiene por el Bautismo y la Confirmación.
6. La triple función sacerdotal

De los sacerdotes -otros Cristos- depende en gran parte la vida


sobrenatural de los fieles, ya que solamente ellos pueden hacer presente
a Jesucristo sobre el altar y perdonar los pecados. Aunque éstas son las
dos funciones principales del ministerio sacerdotal, su misión no se agota
ahí: administra también los otros sacramentos, predica la palabra divina,
dirige espiritualmente, etc. Es decir, participa del triple poder de Cristo:

1) Poder de santificar, administrando los sacramentos, sobre todo el de


la Penitencia y el de la Eucaristía.

2) Poder de regir, dirigiendo a las almas, orientando su vida hacia la


santidad.

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3) Poder de enseñar, anunciando a los hombres el Evangelio.

Por tanto, las funciones que desempeña se resumen en una


triple potestad: enseñar, santificar y regir.

7. ¿Ministerio sacerdotal para las mujeres?

Dos documentos han tocado explícitamente el tema por la parte


católica:

 Instrucción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe,


Inter insigniores, La cuestión de la admisión de las mujeres al
sacerdocio ministerial, 15 de octubre de 1976.
 Carta Apostólica de Juan Pablo II, del 22 de mayo de 1994. A lo
que hay que añadir: Card. Ratzinger Ordinatio Sacerdotalis,
“Respuesta a la duda sobre la doctrina de la Carta Apostólica
Ordinatio Sacerdotalis”, del 28 octubre de 1995.

¿Cuál es el motivo último por el que la mujer no puede acceder al


sacerdocio ministerial?

El Magisterio apela a la tradición, entendida no como “costumbre


antigua” sino como garantía de la voluntad de Cristo sobre la
constitución esencial de su Iglesia (y sacramentos). Esta tradición se ve
reflejada en la actitud de Cristo (que no llamó a ninguna mujer a formar
parte de los Doce), la actitud de los apóstoles (siguieron la práctica de
Jesús y llamaron sólo a varones) y la actitud de los Padres de la Iglesia, de
la liturgia y del Magisterio (cuando algunas sectas heréticas de los
primeros siglos quisieron confiar el ministerio sacerdotal a las mujeres,
los Santos Padres juzgaron tal actitud inaceptable en la Iglesia).

Además, hay que tener en cuenta que el sacerdocio ministerial es


signo sacramental de Cristo Sacerdote y como tal encierra un simbolismo
nupcial muy profundo. En este simbolismo se resalta la función
masculina de Cristo respecto de la función femenina de la Iglesia en
general. Por tanto, para que en el simbolismo sacramental el sujeto que

5-
hace de materia del sacramento del Orden (que representa a Cristo), y
luego el sujeto que hace de ministro de la Eucaristía (que obra “in
persona Christi”) sea un signo adecuado, tiene que ser un varón.

8. Nuestro compromiso
Si alguno siente el llamado especial del Señor en su corazón, para
ofrecer el propio ser y ser consagrado a su servicio, no tenga miedo y
asuma el compromiso de decir “sí” al Señor y entregarse todo a Él. Y
todos juntos asumamos el compromiso de rezar a Dios por el aumento
de las vocaciones sacerdotales y religiosas y de cuidar a nuestros
ministros eclesiales, como lo hacían los primeros cristianos.

III. ES HORA DE CELEBRAR

Y ahora, una breve oración para pedir por la fidelidad y santidad


de nuestros sacerdotes.

Oración por los sacerdotes

Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,


te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
de tu Sagrado Corazón,
atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
Te pedimos que retomes en tu corazón
todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
que enciendas de nuevo el deseo de santidad
en los corazones de aquellos sacerdotes
que han caído en la tibieza,
y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
el deseo de una mayor santidad.
Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
te pedimos que envíes esta petición a tu Padre celestial
en la unidad del Espíritu Santo. Amén

IV. UNA MIRADA HACIA EL HORIZONTE

6-
In persona Christi

Cuando llegué a mi primera parroquia como administrador


parroquial, en la primera misa de unción de los enfermos, que se hace
cada mes para personas de la tercera edad y enfermas, se me acercó un
hombre con su hija de 8 meses, y me pidió que le diera la unción a su
hija. Me dijo que la bebita tenía un tumor en el ojo y la semana siguiente
la operaban.

Yo le administré el sacramento de la Unción. Pasaron dos


semanas sin saber nada de esta familia. Pensé que por la operación de su
hija no había venido a la celebración del siguiente domingo. Pero no
habían venido el domingo porque se fueron a darle gracias a la Virgen
María en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

El segundo domingo llegaron y me fueron a ver muy contentos.


Me buscó el papá y se puso a contarme que al llegar al hospital para
operar a la niña, los médicos, al buscar el tumor, no lo encontraron y ya
no fue necesaria la operación.

A mí me fortaleció en mis convicciones de mi ministerio, que es


ser instrumento del amor de Jesús, que continúa haciendo su obra a
través de sus ministros. El Sacerdote actúa “In persona Christi”. Y
Jesucristo está vivo.

¿Qué resonancias les despierta este hermoso relato?

V. EL TRABAJO ES ORACIÓN

1. Debate: Discutan y respondan en grupo a las siguientes opiniones:

 Sara sostiene que la mujer tiene iguales derechos que el hombre


y no hay motivo alguno para impedir que acceda al Orden
Sagrado igual que el varón. Más aún, hasta lo harían mejor que
él.

7-
 Arturo opina que todos los sacerdotes deben asumir
responsabilidades políticas y cargos específicos en partidos
políticos, pues la Iglesia goza de mucha credibilidad y eso
favorecería el ambiente político en el país.
 Florisa argumenta que los sacerdotes deben casarse para que
comprendan mejor las diversas situaciones matrimoniales,
especialmente en estos tiempos de grave crisis moral. Según ella,
el celibato sacerdotal estuvo bien para otras épocas, pero no
para estos tiempos modernos.

2. Canción: Cada grupo componga una canción dedicada a los


sacerdotes de la comunidad.

3. Compromiso: Tras evaluar el compromiso de la sesión anterior,


cada grupo asuma un nuevo compromiso de acuerdo al tema que hemos
tratado. ¿Qué podemos hacer todos juntos por las vocaciones
sacerdotales?

8-

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