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Una carga ligera

“Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón,
y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. 30 Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.”

Mateo 11:29-30

Contexto
Mateo no nos dice cuando salieron del corazón y de los labios del Salvador estas palabras de
adoración, revelación e invitación. Sin embargo, Lucas sí lo dice (10:1, 17, 21, 22). Fueron
pronunciadas después del regreso de los setenta, a quienes Jesús había enviado de dos en dos a
todo lugar que él estaba por visitar. De hecho, aquí, como es con frecuencia, las mismas
palabras “respondió y dijo” indican una reacción o respuesta a una situación. En este caso la
reacción de Cristo desemboca en una tierna invitación. Puesto que todo en los vv. 25– 27 puede
ser considerado como una preparación para la invitación que se encuentra en los vv. 28–30.
Los informes presentados con entusiasmo, no solamente sobre los demonios que habían sido
expulsados (Lc. 10:17) sino también probablemente acerca de las almas convertidas (cf. Mr.
6:12) hacen que Jesús dé expresión a su gratitud. Está por extenderse una invitación de gracia.
Se exhortará a los cargados que vengan a Jesús. Sin embargo, ninguno puede venir a menos
que le haya sido revelado el sendero por el cual debe transitar (vv. 25, 26). Tampoco tendría
mucho sentido venir, a menos que Aquel que invita sepa lo que los invitados necesitan y a
menos que tenga lo necesario para satisfacerlos (v. 27).

Una soberana revelación

Es muy importante resaltar todas y cada una de las designaciones que Dios usa en este pasaje.
La palabra Padre en este caso refleja el cuidado amoroso paternal que Dios tiene sobre sus
hijos, y la expresión Señor del cielo y de la tierra nos revela que este Padre es el Rey soberano,
cuyas decisiones y disposiciones no deben ser criticadas.

En resumen Jesus da gracias al Padre por 2 cosas a saber:

Ocultar “estas cosas” a los sabios e inteligentes

Revelar “estas cosas” a los niños o pequeños.


Físicamente hablando, los “pequeños” son niños de pecho. Toman leche, no alimento sólido (y
no han avanzado mucho en cuanto a aprender a hablar. Así que es claro que los “pequeños” son
aquellos que están conscientes de su completa dependencia de otros. Así que espiritualmente,
los pequeños son los que confiesan humildemente su insignificancia y desamparo, y que,
estando completamente conscientes de su absoluta dependencia del poder y de la misericordia
del Padre celestial, se entregan a él, confiando que de él recibirán lo necesario.
Debe ahora ser claro que el contraste entre a. “sabios y entendidos” y b. “pequeños” no es el de
gente educada y gente ignorante.

Es entre

a. los que se imaginan que, por su “sabiduría” práctica o superior “intelecto” pueden
salvarse a sí mismos, por lo menos en alguna medida—piénsese en los fariseos y
escribas, con su doctrina de buenas obras meritorias.
b. los que comprenden que solamente por gracia pueden ser salvos
Si se entiende esto, será claro que un individuo altamente educado puede ser un “pequeño”, y
que una persona completamente inculta puede estar en la indeseable calificación de “sabio y
entendido”.

En el contexto presente la designación “estas cosas” debe significar las cosas concernientes al
reino de Dios. Entonces el camino del reino de Dios está abierto para educados e incultos, para
personas de un talento extraordinario y para los intelectualmente retardados, para ricos y
pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, esclavos y libres. Verdaderamente, el Señor del
cielo y de la tierra ha provisto una solución gloriosa al problema del pecado y la miseria
humana. ¿No es digno de alabanza y adoración eternas que el Rey soberano, que es
autosuficiente y no necesita del hombre, sin embargo esté dispuesto a revelarle el camino de
salvación, sí, a gente humilde de todo rango y estado?

Note que la importancia del asunto no recae sobre ocultar las cosas a los sabios e inteligentes
sino sobre la 2 clausula, ya que como dice el siguiente verso. “sí, Padre porque tal fue tu
beneplácito.” Esta frase trae 2 asombrosas reacciones al corazón humano.

1. Es la misma palabra usada en el bautismo de Jesus,

2. Recae con fuerza porque el “porque” nos dice que esto es el fundamento de lo que esta
diciendo vsos arriba. Dios oculta y revela porque? Porque el quiere. Punto. Esta es su voluntad.

A veces luchamos y no sabemos cual es la voluntad de Dios… ¿Quieres saber cual es la voluntad
de Dios? Es esta! En este preciso momento Dios esta revelando su voluntad a tu vida por medio
de la palabra. Ha sido señalado el camino que lleva a la salvación. Es el camino de la humilde
confianza en Dios. Ahora surge una pregunta El que extiende la invitación a aceptar la
salvación, ¿tiene lo que el pecador necesita, y sabe él siquiera lo que necesita?

Entonces, en primer lugar, él tiene lo que el pecador necesita. “Todas las cosas” necesarias para
la realización de la tarea mediadora han sido entregadas por el Padre al Hijo.

En segundo lugar, también sabe lo que el pecador necesita. Esto se desprende del hecho de que
puede decir: y nadie conoce al Hijo sino el Padre. La palabra designada aquí como conocer no
es la palabra griega que conocemos normalmente como ginosko, sino que es una palabra
compuesta por el prefijo epi que significa sobre o por encima de algo.

Así que lo que Mateo nos quiere mostrar aquí es la relación intima por encima de cualquier
relación, y lo equipara a la relación de un padre con su hijo, para aterrizarlo a términos
humanos. Bien dice el dicho no hay amor mas grande en la tierra que el un padre o una madre
sobre su hijo.
Cuando Pablo habla acerca de “los tesoros de sabiduría y conocimiento” escondidos en Cristo
(Col. 2:3), acerca de “la plenitud de la deidad” que habita en él (2:9), inmediatamente aplica
este tema de un modo muy práctico añadiendo: “y en él vosotros estáis completos” (2:10). Es
probablemente que aquí en Mt. 11:27 haya también una implicación práctica similar, como si
dijera: los cansados y cargados son exhortados a tomar para sus necesidades de las reservas tan
inagotables que solamente el Padre conoce su capacidad.

Y en la segunda expresión se ve que ese conocimiento llega a Jesus, pero no solo a el sino
también a quienes el quiera revelarlo. Esto no significa que el Hijo sea renuente a revelar al
Padre, porque hace un momento (v. 25) el Hijo ha estado alabando al Padre por haber revelado
la salvación a sus humildes hijos. Las palabras indican que la salvación de los hijos de Dios
depende de nada del hombre, sino solamente de la revelación, y que esta revelación, a su vez,
está basada solamente en la voluntad y el beneplácito del Padre y del Hijo, porque no
solamente en esencia sino también en propósito el Padre y el Hijo son uno (Jn. 10:30). De
principio a fin, por lo tanto, la salvación está basada en la gracia soberana.

2. Una invitación Imperativa

La invitación se extiende a los cansados y cargados. Es a ellos, a todos ellos, a quienes se


exhorta a venir a Jesús. Específicamente, ¿en quiénes está pensando Jesús? Mt. 23:4 da la
respuesta. La referencia es a todos los que están oprimidos por la pesada carga de reglas y
reglamentos puestos sobre sus hombros por los escribas y fariseos, como si una persona
pudiera ser salva solamente cuando en su vida la obediencia a todas estas tradiciones sobrepasa
a sus actos de desobediencia. Cuando en la mente y el corazón de alguien se arraiga la creencia
de que así, y solamente de este modo, el hombre debe ganarse el camino a la vida eterna, el
resultado, en el mejor de los casos, era una penosa incertidumbre; con más frecuencia algo
peor, a saber, un terror que esclaviza, una ansiedad que corroe, una desesperación sin un rayo
de esperanza.

Se aplica, por tanto, a todo aquel quien, por cualquier razón, trata de obtener total o
parcialmente la salvación por sus propios esfuerzos.

Este descanso del que habla Cristo se ve relacionado con las palabras “Cansado y cargado” Una
des las imágenes que se me viene a la mente es la del peregrino Cuando llega a la cruz y se
libera de la carga del pecado. Así que esa es la invitación. Tal descanso no es sólo negativo,
ausencia de incertidumbre, temor, ansiedad y desesperación; positivamente es paz en la mente
y en el corazón.

En la literatura judía un “yugo” representa la suma total de las obligaciones que en


conformidad con la enseñanza de los rabinos, una persona debe asumir. Esta definición explica
expresiones como “yugo de la tora”, “yugo de los mandamientos”, “yugo del reino de los cielos”,
etc. Ya ha sido demostrado que debido a la mala interpretación, la alteración y los añadidos a la
Ley de Dios, el yugo que los maestros de Israel ponían sobre los hombros del pueblo era el de
un legalismo totalmente falto de fundamento. Era el sistema de enseñanza que enfatizaba la
salvación por medio de la estricta obediencia a una multitud de reglas y ordenanzas. Ahora
aquí, en 11:29, Jesús pone su propia enseñanza en contraste con lo que la gente se había
acostumbrado a recibir. Cuando dice: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí” o “y
llegad a ser mis discípulos”, quiere decir: “Aceptad mis enseñanzas, a saber, que una persona se
salva por medio de su sencilla confianza en mí”.
El sinónimo de “manso” es “humilde”, en oposición a “soberbio” es aquí donde se conecta lo
que veíamos en los 1eros versos la relación que hay entre esos pequeños que dependen de su
padre a quienes Dios ha decidido revelar su gracia.

Por tanto, No es necesario que te desahogues o te recompongas y luego vengas a Jesús. Tu


misma carga es lo que te califica para venir. No se requiere pago; él dice: "Yo te haré
descansar". Su descanso es un regalo, no una transacción.

La evidencia más grande de la misericordia de Cristo hacia ti no es tu vida. La evidencia de su


misericordia hacia ti es la suya: maltratada, incomprendida, traicionada, abandonada. En tu
lugar.

3. Una carga ligera.

Ya hemos visto lo que implicaba la palabra yugo en el vso. 29 ahora No hay que olvidar que un
yugo, literalmente un marco de madera, era puesto sobre los hombros de una persona con el
objeto de hacer más ligera de llevar una carga al distribuir en igual proporción el peso a ambos
lados del cuerpo. Sin embargo, esto no excluía enteramente la posibilidad de que si la carga era
demasiado pesada el yugo no fuera de suficiente ayuda para el portador. En consecuencia, aun
un yugo podía ser llamado pesado. Así que, para hacer placentera la tarea de cargar, el yugo no
solamente debía quedar bien ajustado en los hombros, que no provoque irritación, sino
también la carga no debía ser demasiado pesada.
Simbólicamente hablando, Jesús aquí asegura a las personas oprimidas a las que está
hablando, tanto entonces como ahora, que su yugo, esto es el que él exhorta a que usen, es
benigno,492 y su carga, esto es, lo que él requiere de nosotros, es ligera. Por lo tanto, lo que
está diciendo en realidad es que la sencilla confianza en él y la obediencia a sus mandamientos
nacida de nuestra gratitud por la salvación ya impartida por él, es placentera. Trae paz y gozo.
La persona que vive este tipo de vida ya no es esclavo. Ha llegado a ser libre. Sirve al Señor
espontánea, ansiosa y entusiastamente.
Aplicaciones.

1. Considere lo que Jesús está diciendo. Un yugo es la pesada barra transversal que se
coloca sobre los bueyes para obligarlos a arrastrar el equipo agrícola por el
campo. Jesús está usando una especie de ironía, diciendo que el yugo impuesto a sus
discípulos es un no yugo. Porque es un yugo de bondad. ¿Quién podría resistirse a
esto? Es como decirle a un hombre que se está ahogando que debe ponerse la carga de
un salvavidas, para escucharlo gritar en respuesta, balbuciendo: “¡De ninguna
manera! ¡Yo no! Ya es bastante difícil salvarse aquí en estas aguas tormentosas. ¡Lo
último que necesito es la carga adicional de un salvavidas alrededor de mi cuerpo! "

2. En el estudio de este maravilloso pasaje (vv. 28–30) hay un hecho que generalmente se
pasa por alto en silencio. Es este: El consejo autorizado que Jesús da no es solamente
bueno para el alma; cuando se le hace caso también beneficia enormemente al cuerpo.
El descanso—paz del corazón y de la mente—que Jesús aquí provee es lo opuesto a la
gravísima tensión mental que envía a tanta gente a los doctores, a los hospitales y a la
muerte. La ausencia de paz, sea en la forma de ansiedad o de rencor y ánimo de
venganza puede producir úlceras, colitis, hipertensión, ataques al corazón, etc. Las
enseñanzas de Cristo, si se toman de todo corazón, tienen un efecto curativo en toda la
persona, alma y cuerpo. El es un Salvador completo.

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