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PRÓLOGO
La literatura es la expresión de la belleza por medio de la palabra. Provoca
en el lector un placer puro, inmediato y desinteresado. En España, ese placer se ha
experimentado en el siglo XVI, sobre todo, con la poesía; en el siglo XVII, con el
teatro; en el siglo XVIII, con el ensayo; en el siglo XIX, con la novela, y en el XX, con
el periodismo.
Garcilaso, San Juan, Lope, Quevedo, Bécquer, Rubén Darío, Juan Ramón,
Lorca, Aleixandre, Alberti, Neruda y Paz fueron los doce poetas que seleccioné,
con la adenda del anónimo «No me mueve mi Dios para quererte», que no es de
San Juan, pero merece serlo. Muchos lectores habrían efectuado cambios en esta
selección. Está claro, por ejemplo, que Fray Luis o Góngora son, como poetas,
superiores a Bécquer. También lo está que el autor de las Rimas, como poeta de
amor, deslumbra en el siglo XIX y durante muchas generaciones, todavía hoy, sus
versos continúan emocionando a los jóvenes que los citan de memoria.
En todo caso el esfuerzo ha valido la pena. Aquí está, para el recreo del buen
gusto literario, una Antología muy completa en la que se enredan las mejores
poesías de amor en lengua española. Los enamorados y enamoradas, los maridos y
mujeres, los amantes, los que esperan o viven o recuerdan el amor, encontrarán en
estas páginas la vibración más profunda que a lo largo de los siglos ha suscitado
este sentimiento en los poetas de lengua española. Por eso, la Antología que ahora
presentamos no es solo un libro. Es un tesoro literario de belleza indeclinable, de
emoción en ascuas vivas. El lector puede abrirlo en cualquier página con la
seguridad de que sentirá el aliento más hondo de la escritura de los poetas, el
mensaje infinito de quienes rindieron sus letras al amor profundo, a la palabra
absorta, al sentimiento insondable, a la carne que se estremece, al devastado
corazón, al alma que tiembla, a la cálida ceniza.
GARCILASO DE LA VEGA
Soneto
Égloga
resplandeciente, armado,
a ser restituido
al ocio ya perdido,
va de nuevo al oficio
y al usado ejercicio
o la luz se avecina.
su cuerpo fatigado,
dejan el sosegado
sueño por escuchar mi llanto triste.
a lo que tú hiciste.
solo, desamparado,
y en la tercera rueda,
Si de mi baja lira
aplacase la ira
y en ásperas montañas
a muerte convertido,
de polvo y sangre y de sudor teñido;
ni aquellos capitanes
convertido en viola,
llora su desventura
la furia y gallardía,
y en el dudoso llano
huye la polvorosa
No fuiste tú engendrada,
Hágase temerosa
Estábase alegrando
el corazón cuitado,
la sangre su figura
hizo de sí la gente,
no tan maravillada,
celebren la miseria
Noche oscura
A escuras y segura,
a escuras y en celada,
En la noche dichosa,
ni yo miraba cosa,
a donde me esperaba
En mi pecho florido,
y yo le regalaba,
El aire de la almena,
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme, y olvidéme,
dejando mi cuidado
Cántico espiritual
Esposa
¿Adónde te escondiste,
habiéndome herido;
de flores esmaltado!,
y, yéndolos mirando,
no quieras enviarme
y déjame muriendo
Descubre tu presencia,
formases de repente
¡Apártalos, Amado,
Esposo
Vuélvete, paloma,
Esposa
la noche sosegada
la música callada,
la soledad sonora,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
al toque de centella,
al adobado vino,
En la interior bodega
ya cosa no sabía,
y yo le di de hecho
Mi alma se ha empleado,
ya no guardo ganado,
De flores y esmeraldas,
en tu amor florecidas,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
Cuando tú me mirabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en ti vían.
No quieras despreciarme,
Esposo
Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
allí te di la mano,
y fuiste reparada
y no toquéis al muro,
el ámbar perfumea,
Escóndete, Carillo,
y no quieras decillo;
Esposo
La blanca palomica
y ya la tortolica
al socio deseado
En soledad vivía,
y en soledad la guía
a solas su querido,
Esposa
Gocémonos, Amado,
al monte y al collado,
Allí me mostrarías
y luego me darías
el soto y su donaire
en la noche serena,
y el cerco sosegaba,
y la caballería
acaba ya si quieres;
en cuyos resplandores
recuerdas en mi seno,
y en tu aspirar sabroso,
El pastorcico
A Cristo crucificado
Soneto
Rimas sacras
Descubriendo tu venida,
y mi muerte en tu tardanza;
ya desatarme deseo,
y de la fe y esperanza
difícil de dividir,
Romance
y solamente no entiendo
un ignorante soberbio.
fácilmente me defiendo;
Soneto
y licores sabeos,
Dice que el sol templa la nieve de los Alpes y los ojos de Lisi no
templan el hielo de sus desdenes
Miro este monte que envejece enero,
y de fe y esperanza se abroquela,
y de la soledad acompañarse;
Definiendo el amor
a contrahacer el Norte,
y caravana de fuego
el agua le desconoce.
ya piadoso le socorre,
intentos de salamandra
un ejército de montes.
descifrando de la orilla
Rimas
XII
Y, sin embargo,
sé que te quejas
pues no lo creas.
Es tu boca de rubíes
Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
pues no lo creas.
Y, sin embargo,
sé que te quejas
pues no lo creas.
se tornasen, lo sintieras.
XV
rumor sonoro
de arpa de oro,
de una ilusión!
XVII
XXI
XXIX
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
ninguno, creo;
hondo silencio.
pude saberlo.
XXX
XXXV
XXXVIII
XL
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
no salga de vosotros!
lo he olvidado todo;
semejante a su rostro!
XLI
LI
de mí has hablado.
de mí has pensado.
LIII
¡así no te querrán!
LXXIX
A CASTA
la llama de tu amor.
Margarita
Sonatina
ni de dónde venimos!...
Blasón
Leda
Madrigal exaltado
al egipán en acecho
Abrojos
Abrojos
tu corona florida
y tu velo nupcial?
no lo quiero escuchar.
Tu nombre es Inocencia
y el de él es Satanás.
y mientras tanto, va
el ángel de tu guarda
Carne celeste...
la vida se soporta,
en ella se respira
historia de mi corazón.
Herodías y Salomé...
halagadora y expresiva,
el estuche de su pasión;
la mira de su voluntad,
síntesis de la eternidad;
fantasmas de mi corazón.
Nocturnos
Yo no volveré. Y la noche
de su luna solitaria.
pensativo, en mi ventana.
Jardines místicos
SIN SENTIDO
es de plata melancólica.
ya va afinando su aroma,
entre la maraña de
y la luna, melancólica.
Tu corazón y mi alma
de la luna melancólica.
Jardines dolientes
Tú me mirarás llorando
tú me mirarás llorando,
Mi corazón, lentamente,
sudorosa de tu hermano...
Tú me mirarás sufriendo,
tú me mirarás sufriendo,
Y yo me sonreiré
—y tú estarás asustada—,
y yo me sonreiré
Parque doble
De prisa
de fantásticos acuarios—;
araucarias, magnolieros,
ha posado su rocío
En su tenue opacidad,
y amarillos, y celestes,
y violetas ignorados.
y el cénit se va rompiendo
Recogimiento
¡AMOR!...
EL POEMA
Adolescencia
En el balcón, un instante
un perfume de heliotropos.
No se atrevía a mirarme;
Y se reía, fantástica.
La risa se le mojaba.
corriendo, la golpeaba...
El viaje definitivo
cantando;
Retorno fugaz
Octubre
Soledad
cual mi frente,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
¡Intelijencia, dame
la cosa misma
¡Intelijencía, dame
vestida de inocencia;
de no sé qué ropajes;
Y yo le sonreía.
de su inocencia antigua.
Y se quitó la túnica,
Yo he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
dios.
Sol en el camarote
a un sol momentáneo).
La lucha te sanó,
y ya eres invencible.
trastorno de colores...
lucía brevemente
como convalecencias
de males infantiles.
Pétalos amarillos
dabas en tu difícil
voluntad indecible!
VICENTE ALEIXANDRE
Unidad en ella
Maduro el mundo,
Te miré. La tristeza
invisiblemente entreabierta,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
Horas sesgas
Pero aún así diría. Pues mis ojos repiten lo que copian:
Sin fe
Hemos visto
Se querían.
Los jóvenes
El cometa
y mira, y ve la cauda
surcado de fulgores.
tu pupila. La ahondó.
Llueve
el beso hondo,
delicados.
la lluvia.
Pero nacido
HAMLET
Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Duerme.
Cueva de noche
definitiva
tu luminosa aurora
que en negro
El enterrado
Deseo fantasma
(ADVENIMIENTO DE LA AMADA)
Espuma, o piedra.
—Pues tenla.
Canción a una muchacha muerta
esas orillas frescas donde unos pies desnudos se bañan con espuma.
Otra no amo
mientras siento a mis besos como un resplandeciente cabello rubio donde quemo
mi boca.
Otras veces, cerrados los ojos, desciende mi boca triste sobre la frente tersa,
anónima piel donde ofrendo mis labios como un aire sin vida,
Romance sonámbulo
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
Si yo pudiera, mocito,
Ni mi casa es ya mi casa.
decentemente en mi cama.
alrededor de tu faja.
Ni mi casa es ya mi casa.
Barandales de la luna
farolillos de hojalata.
herían la madrugada.
se mecía la gitana.
Un carámbano de luna
en la puerta golpeaban.
Y el caballo en la montaña.
La casada infiel
y se me abrieron de pronto
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
y un horizonte de perros
Ni nardos ni caracolas
La regalé un costurero
y no quise enamorarme
mi alegría y mi persona.
No me recuerdes el mar,
de la cocina a la alcoba.
y deja tu corazón
y madrugada remota!
Soneto
ni yo pueda ir.
Pero yo iré,
Pero tú vendrás
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
Pero tú vendrás
Dedicadas a la señorita
Argimira López,
que no me quiso
[Fragmento]
III
(VENUS)
Efectivamente
y un collar de perlas
en el cuello.
Un infante de bruma
te sostiene el espejo.
yo te veo
a tu sexo,
y arreglar indolente
yo y el Renacimiento.
RAFAEL ALBERTI
Amaranta
Sequivocó la paloma.
Se equivocaba.
Se equivocaba.
Se equivocaba.
Se equivocaba.
Se equivocaba.
PRÍAPO
Ábrete a mi llamada,
¡Despierta! [...]
VENUS
[...] PRÍAPO
Escondo,
de blancas y mordientes
almenas vigiladas,
cautiva...
VENUS
PRÍAPO
[...] PRÍAPO
VENUS
PRÍAPO
se juntan y conmueven.
VENUS
PRÍAPO
y de espumas bañados.
VENUS
PRÍAPO
VENUS
PRÍAPO
Desasidas
VENUS
PRÍAPO
VENUS
PRÍAPO
¡Amor!
VENUS
PRÍAPO
Todo cae
Soneto
Sixtina
Soneto
Canción a Altair
concentrada de estrellas
Sabes tanto de mí
Cuerpo de mujer
Ah vastedad de pinos...
mis palabras
se adelgazan a veces
Anhélame, retiéneme.
Amiga, no te mueras
Amiga, no te mueras.
Amiga, no te mueras.
Amiga, no te mueras.
Amiga, no te mueras!
Es el incendio!
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
y desearte,
y recibirte!
Llénate de mí
Llénate de mí.
el fugante, el doliente.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
exprimiendo su jugo
en nuestras venas.
el corazón desparramándose
Me recibes
Te recibo
Bésame,
muérdeme,
incéndiame,
Sed de ti...
Ángela Adónica
Alianza
de tu pelo desnudo,
puros,
te celebro, belleza,
reteniendo la sangre
la línea, tu contorno,
para
en aroma terrestre
de la temperatura,
y señaló colinas
plateadas,
de profundo terciopelo,
sobre el mundo
su nieve sofocada,
Testamento de otoño
(Fragmento)
el amanecer en tu pelo.
de ceremonias lluviosas,
Tú fuiste mi vencedora
antepasados manantiales,
extrañamente confundidos.
la unidad en un cementerio?
Soneto
Soneto
Primer día
Piedra de sol
dibujar tu nombre
el nombre de tu boca
en la pared de nadie
En la puerta prohibida
sangre
y la piedra grite
II
desconocida y honda,
de ti misma ignoradas.
Inocente, remota,
y conoce a la luz,
II
La huella de su pie
la vuelta de la espiga,
y en su latir reanuda
de su fresca costumbre
IV
y noche devorada;
la sombra de mi tacto;
me desnudan de mí
Los novios
Tendidos en la yerba
Dos cuerpos
y la noche es océano.
y la noche desierto.
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
y la noche relámpago.
en un cielo vacío.
Tus ojos
páramo.
Cuerpo a la vista
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises
Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.
Patria de sangre,
Agua nocturna
El silencio y la soledad,
Y si los cierras,
Al pie de la montaña
Pausado manantial
Oh transparente monumento
Rotación
y se pierde en tu noche
y se pierde en tu cuerpo
Cabellera
II
acantilados diáfanos,
de sonoras presencias
en un obscuro mundo
desnuda y silenciosa.
VII
Tendida y desgarrada,
inmóvil y serpiente.
citándome a la espuma,
en un voraz vacío
y la raíz sedienta
LIBRO DE APOLONIO
Siglo XIII
Apolonio, rey de Tiro, náufrago, consigue salvarse cerca de la ciudad del rey Arquitrastes.
Juega a la pelota con unos jóvenes de la ciudad, por donde cae en gracia al rey y halla
entrada en Palacio. Se casa con Luciana, hija de Arquitrastes.
Siglo XIII
Un escolar la rimó,
en Alemania y en Francia;
estava so un olivar.
Siglo XIV
Despertó despavorida
se oían en la ciudad.
en un desierto lugar,
metióse so mi brial;
en la caza de Roncesvalles.
y responde el ruiseñor,
Matómela un ballestero;
Anónimo
ROMANCE
enamorada.
si no es la Tortolica,
el traidor de Ruiseñor;
yo sería tu servidor.
Respondióle el marinero,
Nace en Alcalá de Henares (?) (Madrid) en 1283 (?); muere en Guadalajara (?) en
1350 (?)
Proverbios morales
e en su tienpo sale,
delos de su posada.
El amor e la ventura
me fizieron ir mirar
de linaje de Aguar;
vi plantada en un vergel,
de la liña de Ismael:
Mahomad el atrevido
en un punto de su amor;
por haber tal gasajado
yo pornía en condición
la mi alma pecadora.
ÁLVARO DE LUNA
Canciones
fuera mi competidor.
Si fueras mantenedor,
Porque de llorar
et de sospirar
ya non cesaré,
yo nunca cobré.
Lo que deseé
et desearé
ya más todavía.
Aunque çierto sé
De quien su porfía
me quita alegría,
resciba de ti
agora placer.
III
Amor que yo vi
Amor que yo vi
por mi pesar
quiero olvidar.
Si lo perdí
sin le cobrar
por le contentar.
piensa durar,
dévolo dexar.
ÍÑIGO LÓPEZ DE MENDOZA, MARQUÉS DE SANTILLANA
Serranillas
non vi en la frontera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
la vi tan graciosa,
de la Finojosa.
de la primavera
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
de la Finojosa?...».
lo que demandades:
non es desseosa
aquessa vaquera
de la Finojosa».
La moçuela de Bores
Moçuela de Bores,
allá do la Lama,
pusom’ en amores.
amor me tenía,
de tales dolores
que más que la llama
queman, amadores.
Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara plaziente,
de tales colores
la vuestra beldad
de grandes loores».
Dixo: «Cavallero,
tiradvos afuera:
dexad la vaquera
passar al otero;
ca dos labradores
me piden de Frama,
entrambos pastores».
«Señora, pastor
seré, si queredes:
mandarme podedes
como a servidor;
mayores dulzores
será a mí la brama
Assí concluimos
el nuestro processo,
e nos avenimos.
de cabe Espinama
los encubridores.
Recuérdate de mi vida,
mi partir e despedida
ser tan triste.
e padescí
desque oí
que me diste,
menos presto,
me feriste
Conjuros de amor
desmedido
la viuda tortolica,
su marido
y se busca soledad
muy esquivo,
de la dolorosa muerte
que recibo.
sin temor,
en ti misma lo recibas,
dime, ¿dóla?
cuánto pueden,
firmes queden.
tal te veas
de su Eneas:
te conjuro
Fin
muy entera,
no s’acabe.
MACÍAS «EL ENAMORADO»
denodado en yr a ver
su grant poder
e la noble Cortesya,
la poderosa Cordura,
la briosa Loçanía;
rreglávalos Fermosura
porque Amor
vençió la mi grant locura.
la mi vida es en pesso
ora de quen
Rendyme a su altesa
después que vy
Nace en el siglo XV
Serrana
Llegando a Pineda,
vi en un verde prado.
Vila, acompañada
de muchos garçones,
en dança reglada
d’acordados sones.
Sola fermosura
de gran apostura,
et muy grant asseo.
si non m’ acordara
Nace en 1456;
muere en 1486
Coplas
Sentimiento de partida
fuera de mi libertad;
de dolor y de pesar.
la mi no buena fortuna;
Yo me parto de mirarvos
prosupuesto no fengido.
Fin.
Canciones
lavando a la fontana,
fermosura natural,
descubierta la cabeza
en su fuerpa y afición;
queriéndonos defender.
al seso y al coraçón.
Es una catividad,
un robo de libertad,
un forzar de voluntad
Es un modo de locura
Fin.
es sofrir el desamar,
el falso sobredorado.
Canciones
Canción
no se siente su ruydo,
Infierno de amor
en el Infierno de amores
hízele la cortesía
que a su estado requería,
y lo sientes y lo tienes».
no te ponga sobrevienta,
En entrando vi asentado
y de flores coronado;
de su canción el empiezo:
de Macías padesciendo,
y no penes atendiendo.
al Marqués de Santillana,
y diziendo: Mi penar,
carcelero,
Apresura tu venida
Carcelero,
Carcelero,
Carcelero,
Carcelero,
ha de ser galardonarme,
propiniendo no olvidarme.
Carcelero,
Fin
Carcelero,
es tan bella.
es tan bella.
es tan bella.
Villancetes
No será ni es nacido
no sé cómo vivirá,
Lamentación de amor
y mis días,
cuando de mí conoscías
cortesía,
y mandares,
y de mí te recordares,
do estoviere,
si largo te paresciere,
ACTO XIX
LUCRECIA
de Calisto a Melibea.
Pues aunque más noche sea,
amador de la su amiga;
LUCRECIA Y MELIBEA
MELIBEA
Papagayos, ruiseñores,
La medianoche es pasada
y no viene:
lo detiene.
JUAN BOSCÁN
tan cruel
Pero vivo,
Vivo de mi pensamiento
tan contento,
si no hallo el sufrimiento
si mi pena en padecella
me conoce temeroso.
ya perdida,
ha sido la vencedora
De tal suerte
Mas parece
Ausencia
Capítulo
valor y merecimiento,
aquesta definición
de celos y su tormento.
ni toque a mi profesión,
ni es verano ni es invierno,
ni es otoño ni es estío.
No es ave ni es animal,
becuadrado ni bemol,
ni pece ni caracol.
ni es latín ni algarabía,
ni proceder a infinito,
sofística presunción
Es envidia conocida,
de contrarios rodeada,
y la verdad es esclava
y la sospecha señora.
un doméstico ladrón,
y respóndele un doctor:
no es rosa ni mariposa,
Vivo ya fuera de mí
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
do no se goza el Señor!
no lo es la esperanza larga;
es la vida verdadera,
Mi Amado para mí
enherbolada de amor,
y mi Amado para mí
Nada te turbe...
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
nada le falta:
Canción
de la yerba de amor;
la montera libertada,
de corazón humillado,
muérame yo luego.
rosas y jazmines,
que si yo te viere
Flor de serafines,
Jesús Nazareno,
muérame yo luego.
No quiero contento,
mi Jesús ausente,
sólo me sustente
tu amor y deseo.
muérame yo luego.
GUTIERRE DE CETINA
MOTE
acabad ya de matarme;
porque me resuscitéis.
VOLTAS
Acabad ya de matarme;
porque me resuscitéis.
el morir me es alegría.
oh ojos, ya de matarme;
porque me resuscitéis.
MOTE
a aquella galera,
con el marinero
a ser marinera.
VOLTAS
Madre, si me fuere,
no lo quiero yo,
a ser marinera.
madre, no podrá,
que si es marinero,
seré marinera.
Es tirana ley
se deseche un rey.
por un marinero
o ser marinera.
andar navegando?
sea marinera.
FRAY LUIS DE LEÓN
Vida retirada
y sigue la escondida
se admira, fabricado
No cura si la fama
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
ando desalentado
Un no rompido sueño,
vanamente severo
y como codiciosa
y luego, sosegada,
de verdura vistiendo
Téngase su tesoro
La combatida entena
confusa vocería,
A mí una pobrecilla
mesa, de amable paz bien abastada,
me baste, y la vajilla
Y mientras miserable-
en sed insaciable
A la sombra tendido
En la Ascensión
de ti desposeídos,
Estando tu encubierto,
Noche serena
de noche rodeado,
el amor y la pena
«Morada de grandeza,
olvidado, perdido
de aquesta lisonjera
do vive mejorado
su movimiento cierto,
y la graciosa estrella
y el Júpiter benino
rodéase en la cumbre
tras él la muchedumbre
y no gime y suspira,
Inmensa hermosura
¡Riquísimos mineros!
Canción
de amores el corazón:
el queso y la berenjena,
su andaluza antigüedad.
si no hiciera razón,
una lonja de jamón
sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:
La gitanilla
Ovillejos
¡Desdenes!
¡Los celos!
¡Ausencia!
De ese modo en mi dolencia
¡Amor!
¡Fortuna!
¡El cielo!
¡La muerte!
¡Mudanza!
¡Locura!
De ese modo no es cordura
Canciones
y su poder celestial.
y la gloria de mirallos,
Sonetos
Romance
y ellas al enamorado,
no salir es cobardía,
ingratitud es dejalla.
Romance
un forzado de Dragut
en la playa de Marbella
mi cautiverio en su arena,
En esto se descubrieron
al forzado de su fuerza.
Romancillo
de nuestro lugar,
a la guerra van,
a su madre dice,
«Dejadme llorar
y me cautivastes
de quien hoy se va
dejadme llorar
el sabroso oficio
mejor ocupar,
yéndose a la guerra
dejadme llorar
ni queráis culpar;
Si me queréis bien
no me hagáis mal;
morir y callar:
dejadme llorar
¿quién no llorará
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
de mi mocedad?
Dejadme llorar
váyanse y no vean
tanta soledad,
sobra la mitad:
dejadme llorar
orillas del mar».
Celos
niña Isabel,
y confiado, pues
no se disculpa hoy
Enjuguen esperanzas
a tu placer empiezas,
te eclipsan tu placer,
y querellas después,
A Flora
Endechas
Bella zagaleja
blanco milagroso
de mi pensamiento;
gallarda triguera,
de belleza extremo,
y de amor trofeo;
suave sirena,
detienes el curso
de los pasajeros;
desde que te vi
tal estoy, que siento
preso el albedrío
y abrasado el pecho.
llenos de afición,
y de miedo llenos,
de tu gusto cielo.
sienta de mudanza
el antiguo fuero.
Al presente olvidan;
en estando ausente
en extraño reino,
de rubios cabellos,
se cubran de hielo,
suspiros y ruegos.
hiedras amorosas
de tu airoso cuerpo;
robaré el aliento,
y en ti transformado,
moriré viviendo.
Himeneo haga
nazcan de nosotros
hermosos renuevos.
Tu beldad celebren
olvido mi tiempo.
JUAN DE TASSIS, CONDE DE VILLAMEDIANA
émula de la llama
ni púrpura hermosa
a detener un punto
ya temo amortiguado,
el color y el aliento.
Sáficos
céfiro blando.
nieve a la tierra.
Soneto
y de ausentes enojos,
Si al arroyo parlero
tórtola gemidora,
Si la flor delicada,
buscando, dolorido,
Si la liebre encogida
y, si de luz avaro,
la noticia cuidado,
¿Cuándo de tu apacible
Redondillas
solicitáis su desdén,
si la incitáis al mal?
Combatís su resistencia,
y en la posesión, Lucrecia.
si no os admite, es ingrata;
y, si os admite, es liviana.
Leandro y Hero
de rosas y de mirtos
ya en la robusta lucha,
ya con el fuerte disco,
ya corriendo o nadando
bellísimo prodigio
de naturales rizos,
frenético le dijo:
de Pafos y de Gnido,
es tu traslado vivo.
y si un traslado adoro
equívoco contigo».
y decretaron ambos
venganzas y castigos.
en ánimos divinos?
ha de ser un delito?
a Venus y a Cupido
cruel y vengativo
tiránicos caprichos.
ya mudo, ya elocuente,
si es martirio y veneno,
¿cómo es apetecido?
el murado recinto
de esta sacerdotisa
guardaban escondido.
si todo lo penetran
resuelto y atrevido,
prometiendo himeneos
El joven en la playa,
arrojando el vestido,
y alternando de brazos
y pies el ejercicio,
a infaustos precipicios,
a esfuerzos repetidos,
afierra de la arena
el suelo movedizo.
de susto y regocijo.
insólito camino.
tu conductor ha sido?».
y a la torre le guía,
aliviando el prolijo
brazos entretejidos.
Entretanto Himeneo,
el astro matutino,
ya volvía Leandro
a su confín nativo.
en tenebroso Olimpo.
el mar, y ya calmados
Dijo, y de su arrestado
amante desvarío
impelido, se arroja
al mar embravecido.
Y a pesar de su furia,
Pero ya se redoblan
y al Tártaro contiguo!
de la pálida muerte
el bárbaro cuchillo,
trémulo y semivivo,
es decreto preciso,
no a la ida, a la vuelta
y le sepultan dentro
de su profundo abismo.
Entonces, exhalando
el último suspiro,
A la muerte de Filis
En lúgubres cipreses
he visto convertidos
ni murmura el arroyo
rebaños de leones
arroyos, pastorcillos,
sol, luna, todos juntos
miradme compasivos,
al infeliz Narciso,
la pena de Dalmiro.
JOSÉ IGLESIAS DE LA CASA
La rosa de abril
a tejer guirnaldas
de rosa y jazmín,
y al lado de mí
la rosa de abril.
Su sien, coronada
de fresco alhelí,
excede a la aurora
la rosa de abril.
Veis allí la fuente,
do la vez primera
yo el cautivo fui,
su dueño me llama
la rosa de abril.
Y porque lo crea
El Amor, de envidia,
la rosa de abril.
De mi rabel dulce
el eco sutil
un tiempo escucharon
londra y colorín;
me oyera entendí,
y oyéndome estaba
la rosa de abril.
En mi blanda lira
me puse a esculpir
su hermoso retrato
de nieve y carmín;
y el pecho mostróme
la rosa de abril.
El rosado aliento
que yo a percibir
me saca de mí;
bálsamo de Arabia
y olor de jazmín
excede en fragancia
la rosa de abril.
El grato mirar,
el dulce reír,
ha sabido unir,
no el hijo de Venus
lo sabe decir,
sino aquel que goza
la rosa de abril.
TOMÁS DE IRIARTE
dé hospedaje a mi cuerpo,
sepulcral monumento,
me lean, y me lloren
vanidad ni consuelo.
de damas y galanes,
de parientes y afectos:
Romance
y de su aliento inflamada,
Y, a pesar de la violencia
y exánime, desmayaba
y moría, y parecía
y pavoroso, se espanta
de mi ardor comunicadas.
Odas anacreónticas
de Cloe simplecilla
A su zagal, incauta,
se llega, y vergonzosa
al punto se retira.
de Anarda en su atrevida
de rapidez no vista,
por todas partes vagan,
y a Lícidas fatigan.
a Marte desafía
y en la estación helada,
y el yerto Manzanares,
la lumbre de tu cielo
ajena de pesares,
La espigadera
Zagala donosa,
linda espigadera,
llevas a la era,
la carga ligera;
no más afanada
Venus te aconseja
en ruda faena.
abrasa la tierra,
de su ardor descienda.
y al margen se apiñan
la fuente sedienta.
ni céfiro vuela;
la triste cigarra
de musgo cubierta,
en pláticas dulces
pasemos la siesta;
te llama, te espera,
de gente curiosa
guardando la puerta.
ÁNGEL DE SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS
y perdida la batalla,
en Ontígola vencido
y deshecha mi esperanza,
y armaduras destrozadas.
La hermosísima Filena,
de mi desastre apiadada,
La niña descolorida
mi dulce niña:
a sus mejillas!
Nunca de amapolas
o adelfas ceñida
mostró Citerea
su frente divina.
Téjenle guirnaldas
y tiernas violas
Cupido le brinda.
mi dulce niña:
a sus mejillas!
El sol en su ocaso
presagia desdichas
la faz encendida.
El alba en Oriente
de cándido nácar
mi dulce niña:
¡nunca vuelven las rosas
a sus mejillas!
si a dulces caricias
afable responde
al amor convida
si de amor se duele,
si de amor respira.
mi dulce niña:
a sus mejillas!
el brillo amortiguan;
su seno palpita;
ni escucha, ni habla,
ni ve, ni respira;
y busca en sus labios
el alma y la vida...
mi dulce niña:
a sus mejillas!
MANUEL BRETÓN DE LOS HERREROS
Letrillas satíricas
Si tuvieras un caudal
comparable a la hermosura
me casaría contigo.
de llamarme tu consorte,
me casaría contigo.
si no te afanaras tanto
me casaría contigo.
mi dinero te prodigo,
me casaría contigo.
instrucciones de tu madre,
o me citas al postigo,
me casaría contigo.
me casaría contigo.
no esperase la prebenda
me casaría contigo.
me pusieran al abrigo,
me casaría contigo.
JUAN AROLAS
prisionera
me vendieron
al sultán en Estambul.
que Mahoma
destinaba a su vergel;
Vi en un murallado suelo
cómo un cielo
de hermosuras de jazmín,
auras ledas
y desvelos;
quién vivía
y pusieron
y exclamaba
la riqueza,
mi perdida libertad?».
PATRICIO DE LA ESCOSURA
El beso
Canto a Teresa
DESCANSA EN PAZ
se me salta el corazón.
En mí muera el sentimiento,
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.
desgarrado el corazón.
GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA
A Él
de mi juventud florida,
en su sonrisa primera.
y en escuchar me gozaba
su querella lastimosa.
Melancólico fulgor
¡Y yo gozaba! El rocío,
y de la luna el albor
acariciando a la flor,
Y trémula, palpitante,
en mi delirio extasiada,
Ante mí resplandecía
y mi loca fantasía
al fantasma seductor
tributaba idolatría.
y su estancia el firmamento.
DON JUAN
y se respira mejor?
de floridos olivares,
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor;
la esclavitud de tu amor.
DOÑA INÉS
y se arde mi corazón.
la virtud de la mujer.
un misterioso amuleto,
su vista fascinadora,
su palabra seductora
si el corazón en pedazos
Tu presencia me enajena,
y tu aliento me envenena.
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
DON JUAN
en mi corazón mortal,
no es un amor terrenal
DOÑA INÉS
decolorido el semblante,
preguntóle:
—Diego, ¿juras
a tu vuelta desposarme?
Contestó el mozo:
—¡Sí juro!
y el español no volvía.
Y siempre al anochecer,
su existencia en esperar!
al ausente ha de pesar!
es un consuelo en verdad;
y su tez se marchitaba,
y su llanto se secaba
En vano a su confesor
llorosa y desconsolada;
el padre no respondía,
y suspirando la bella,
en esperar y gemir,
en confuso remolino,
y, llegando recelosa
un hidalgo caballero
en un caballo andaluz.
el sombrero derribado
y en la adarga y coselete
se agitan al derredor.
calmando la confusión
y el tumultuoso murmullo
diciendo:
—¿Qué prenda?
—Mi corazón.
—¿Tú le diste?
—Le presté.
—No.
—¿Tienes testigos?
—Ninguno.
—¿Y promesa?
un juramento empeñó.
—¿Quién es él?
—Diego Martínez.
—¿Noble?
—Y capitán, señor.
—Presentadme al capitán,
y a poco en el corredor
Un portero, levantando
Diego Martínez:
—Yo soy.
—¿Hicísteisla juramento
de ser su marido?
—No.
—Sí juro.
de despecho y de rubor.
—¿Tienes testigos?
—Ninguno.
la multitud aquietóse
y la de Vargas siguió:
—¿Quién?
—¿Luego es muerto?
¿Quién fue?
de sorpresa y de pavor,
de vergüenza y confusión.
y levantóse diciendo
tu testigo es el mejor;
mas para tales testigos
un notario se adelanta,
detrás, el gobernador
la acusación entablada,
el notario a Jesucristo
Oriental
Al entrar en la ciudad,
no me atormentes así,
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
y el encendido granado,
Y tú mi sultana eres,
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
y de Cachemira chales.
—respondióle la cristiana—,
si me quitas a mi padre,
y manoseando su barba,
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
—Pues.
—Perdonad, mas...
La noche... la ocasión...
Mi querido Ramón:
—Si no queréis...
—¡Sí, sí!
—Por supuesto.
—¡Qué triste estoy sin ti!
pecho de cristal.
¿Y contigo? Un edén.
siempre... no os afrentéis.
el sueño de la nada;
y de mortales engaños,
y de sublimes dolores.
a la entrada de la viña—
la sentencia de mi muerte
y no es un suspiro, es
y morir en su guarida
mi muceta de doctor.
ÁNGEL GANIVET
Vivir
eternamente alrededor
y es la esfinge un esqueleto
El Cristo de Velázquez
(Fragmento)
de nazareno.
Una noche,
una noche
muda y pálida
caminabas,
y la luna llena
y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra,
y eran una
y eran una
Esta noche
solo, el alma
solo y mudo
a la luna pálida,
y el chillido
de las ranas.
mi sombra,
iba sola,
iba sola,
fina y lánguida,
¡Aleluya!
me ha venido la ventolera
de socialismo y cocaína.
y de vastas Revoluciones.
La lujuria no es un precepto
¡Y de mi siembra no predigo!
Gratia plena
Sin rumbo
Adelfos
Melancolía
ya no siento el corazón».
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
en el corazón clavada».
dentro de mi corazón;
dentro de mi corazón;
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
dentro de mi corazón.
La primavera besaba...
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
—recordé—, yo he maldecido
me he parado a meditar...
Retrato
de un patio de Sevilla,
madura el limonero;
en tierras de Castilla;
Ni un seductor Mañara
ni un Bradomín he sido
tener de hospitalario.
de sangre jacobina,
de manantial sereno;
de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura,
y en la moderna estética
de la actual cosmética,
A distinguir me paro
y escucho solamente,
el capitán su espada:
de la filantropía.
A mi trabajo acudo,
me encontraréis a bordo,
ligero de equipaje,
Colinas plateadas,
su curva de ballesta
¡Sólo tu figura,
en mi noche oscura!
¡Y en la tersa arena,
cerca de la mar,
súbitamente, Guiomar!
cárcel y aposento,
y en un paisaje futuro
en el nácar frío
de tu zarcillo en mi boca,
Guiomar, y en el calofrío
asomada al malecón
de mi vigilia, a traición,
¡siempre tú!
Guiomar, Guiomar,
mírame en ti castigado;
ya no te puedo olvidar.
II
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
II
Escribiré en tu abanico:
IV
Te abanicarás
Te pintaré solitaria
en la urna imaginaria
de un daguerrotipo viejo
o en el fondo de un espejo,
viva y quieta,
olvidando a tu poeta.
VI
Y te enviaré mi canción:
VII
Melancolía
en el placer te me vas.
EMILIO CARRERE
su elegía de cristal:
Ya su carita de cera
se ve en la caja dormir.
y la rompe y la pisotea.
Luna lunera
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera...
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera...
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera...
en exvoto rezarían,
Luna, lunera...
La nube de tu camisa
Como tú...
Así es mi vida,
piedra,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
como tú,
como tú,
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
de una Lonja,
ni piedra de un Palacio,
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
piedra pequeña
ligera...
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
ni se para
en mi ventana,
muy mala,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
En una caja
muy blanca
El arroyo
Dios lo quiere
Llevan un escalofrío
¡y la puerta de mi casa
y avienta a la atribulada!
II
si yo no tiemblo en tu agua;
IV
Y destilo de tu lengua
de salmuera en tu garganta;
Amo Amor
Éxtasis
Íntima
Llegará el duradero
Tú no beses mi boca.
Y me angustiara oyéndote,
de ansia mi aliento.
en mi boca, en mi cuello,
A Alfonsina Storni
Voy a dormir
Idilio muerto
de junco y capulí;
afanes; de su andar;
Masa
A1 fin de la batalla,
incorporóse lentamente,
El espejo de agua
os he llamado
Depart
La barca se alejaba
Se batían al viento
Florecen al vacío
Y en vano hemos llorado
Los nombres
Albor. El horizonte
Se llama todavía
De su tránsito, prisa,
Yo seré, yo seré.
Cerradas: horizonte
Cima de la delicia
¡Cima de la delicia!
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.
En el espacio airoso,
Henchido de presencia!
Sueñan lo verdadero.
Irreparables! ¡Bodas
La plenitud se escapa.
Muerte a lo lejos
VALÉRY
Salvación de la primavera
Ajustada a la sola
Desnudez de tu cuerpo,
Fábula irresistible.
Aparecen. Y son
Prodigios, y no mágicos.
Incorruptibles dichas,
A través de un cristal
La evidencia difunde.
II
Mi atención, ampliada,
La atmósfera reúne
Términos. Hay paisaje.
Calmas en soledad
Dulcemente a perderse
Ajenas a su propia
Si ya tanto concierto
No convirtiese en íntimos
La mejor claridad
Primaveral sitúan.
Es tuyo el resplandor
Presa en tu exactitud,
Inmóvil regalándote,
A un poder te sometes
¡Amor! Ni tú ni yo,
Nosotros, y por él
Se colma el apogeo
Máximo de la tierra.
Real, en aparición!
Alma, tu pesadumbre.
IV
Favorables, sonríen.
La piel reveladora
Se tiende al embeleso.
Se iguala! Simultáneos
Apremios me conducen
Por círculos de rapto.
Soberanos, dejadme
Valiendo, repartiéndose
personales delicias?
Mi palabra se apresura.
¡Hermosura delicada
A su paciencia me humillo.
Y se zambulle, se obstina
Mi corazón se la gana.
Mi alma en ti se consuma.
Las horas
La luna da claridad
Humana ya al horizonte,
Y la claridad reúne
Se abandona el desvelado,
¡Firme el borde
Nocturno! La inmensidad
Es un bloque.
De la raíz a la hoja
Fiel, a oscuras
El reloj
Palpitan y se responden.
ENRIQUE DURÁN
en el estanque, en la acequia;
suavemente rumorea...
y si es ella no se sabe
Dolorosa
El ciprés de Silos
Silencio
Y yo apenas la escucho
el silencio infinito.
Emilia
rica de primogenitura.
y se asomaban a la cuna,
Tú me miras
In memoriam
y en la fe penetrante de tu voz.
Y el belén de su Amor,
como tú lo ponías.
y el canto es de la fuente:
que se te escapa.
Ni ella ni la mariposa;
calle de acacias.
un correr inútilmente,
Soledad
Soledad.
Soledad?
se te llevó la veleta,
Soledad?
¿O es que, por llegar más pronto,
Soledad?
Y total:
¡Soledad!
Resignación
consuelo y resignación
A Cristo crucificado
Oda a la sangre
sin pudor, sin nadie, quisiera ver mi sangre corriendo por la tierra:
Lucía
otoñal...
Ciencia de amor
Mujeres
Insomnio
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir
blandamente la luz de la luna.
La madre
No me digas
que ya no puedes con tus pobres remos hinchados, deformados por el veneno del
reuma.
¡Las maravillas del bosque! Ah, son innumerables; nunca [te las podría enseñar
todas, tendríamos para toda una vida...
... para toda una vida. He mirado, de pronto, y he visto tu bello rostro lleno de
arrugas,
Oye, oye allí siempre cómo te silba las tonadas nuevas tu hijo, tu hermanito, para
arrullarte el sueño.
No tengas miedo, madre. Mira, un día ese tu sueño cándido se te hará de repente
más profundo y más nítido.
Pero ahora ya serán las ardillas, lindas, veloces llamas, llamitas de verdad;
Explicación actual
Mi novia es guapa.
No podía formar
También, en la Academia
en su nombre.
Catorce de diciembre,
¡Adiós!
Pedida al Señor
Lo creído. Lo deseado
Yo creo exactamente
terrestre y celestial,
Mi idea es eso.
Yo le busco y le adoro,
El enamorado
Esta mañana
es el amor de Zeus.
de un lomo de bisonte.
al unicornio blanco.
El amenazado
Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las
la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las
Arte poética
Estar enamorado
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
No importa;
De un régimen caído.
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
En mi pecho su ala,
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Y en ti los vislumbraba,
A semejanza mía,
Que yo fui,
El sol, el mar,
La oscuridad, la estepa,
El hombre y su deseo,
La airada muchedumbre,
Himno a la tristeza
oh madre inmortal.
el esbelto mancebo,
la escarpada colina,
de titánicos hombres,
o vive doblemente.
y fruta material
de arroyo primigenio
Muerto al nacer
en el jarrón de la consola
en el contorno de su boca.
Guitarra
Tendida en la madrugada,
desesperada.
Su clamorosa cintura,
la carne dura.
bata de cola.
universal y cubana,
ni cocaína.
que no la deja!
sobre la vida.
tu son entero.
El son del querer maduro,
tu son entero;
tu son entero;
tu son entero...
tu son entero.
Son número 6
lucumí.
Yoruba soy,
cantando voy,
llorando estoy,
Adivinanza
de la esperanza:
lo mío es tuyo,
lo tuyo es mío;
toda la sangre
formando un río.
la jicotea en su carapacho.
Cui-Ping-Sing
[...] HOANG:
Escucha...
[...] HOANG:
el cisne o la ceniza.
la raíz, la tortuga.
Tus pechos
Amor
La soledad de mi ser
A un monasterio griego
La carga
pero a ratos,
sin embargo,
Desnudo y desolado
Desnudo y desolado;
Lejos.
Inevitablemente
Me habitas y te habito:
Un puñado de tierra:
Siembra
Hijo mío
Elegía
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto del rayo Ramón Sijé, con quien tanto
quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
y desamordazarte y regresarte.
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
impotentemente mansa,
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
Sonetos
descorazonadora de un desierto,
La casa encendida
(Fragmento)
y el abejorro silabeante que reunía entre sus alas nuestros labios de niño,
y Enrique,
para poner sobre la mesa una jarra con lirios púlpitos y frágiles;
y tal vez se repita este instante en que al llevar la mano a la mejilla he tocado mis
huesos,
y tal vez todo cicatrice, algún día, como la herida cierra sus bordes,
y tal vez todo se reúna
que yo...
que tú lo sabes,
he vivido doliéndote,
que yo he querido seguir haciendo desde entonces, aquel viaje de la sangre que,
vuelve a circular entre dos corazones,
y encendiéndome en él,
y todo principiase, como sube a los pechos de la madre la leche cuando la boca la
solicita,
en un lugar, sin minuciosidades, que Dios debe tener ya preparado para nosotros,
con un salón de costura y un despacho y unas estanterías con libros y con cuadros,
ahora,
porque ahora,
hasta que puedan conocerse todos los hombres que han pisado la tierra
—hoy—
las ventanas,
Tú por mí
Azul de ti
El Hacedor
Gracias, Señor...
Gracias, Señor, porque estás
todavía en mi palabra;
incesantemente aclaran.
me acercas...
Y sueño...
Y pasas...
NICANOR PARRA
Solo
Poco
poco
me
fui
quedando
solo
Imperceptiblemente:
Poco
poco
Triste es la situación
Pero
sin
darme
cuenta
Fuime
quedando
solo
poco
poco.
JUAN EDUARDO CIRLOT
Momento
sobre mi mesa están Art of the European Iron Age y The Age of
de Lulio.
Eduardo Cirlot.
desearía!— si pudiera
nunca.
Y es que el ángel, en mí, siempre está a punto de rasgar el velo del cuerpo,
Toisha V
II
(Poemilla ínfimo y azorado, tenue, orgulloso y levemente soberbio, que debe leerse en
cueros y con mucha parsimonia)
arcillosa y pedregosa tierra que piso y en la que seré olvidado por tu mano
(también silba)
(también escupe)
tan temeroso,
tan tarde ya
llenos de sentimiento,
(también atentamente).
un torpe labio,
y gentiles.
Eran
Eran
(también acariciarlos)
sin sosiego,
Un muerto es un concreto
(también se ríe)
La mariposa,
sensaciones,
(también gime)
GASTÓN BAQUERO
Nace en Banes (Cuba) en 1918;
El viajero
de la pavorosa soledad de
la tierra en el Cosmos,
Offenbach,
Un relámpago apenas
Cuerpo de la mujer
QUEVEDO
El toro
Ego te absolvo.
Para un esteta
Réquiem
11 de mayo, a consecuencia
de un accidente. Su cadáver
Continúa en un camarote
el empapado de petróleo.
Lo doloroso no es morir
acá o allá...
Requiem aeternam,
Lo doloroso no es morir
Tus abuelos
la empapaban de la aventura.
se mutilaba el universo.
de poder y de fantasía.
Él no ha caído así. No ha muerto
o en locuras desgarradoras
Y en D’Agostino lo visitan
en el week-end.
Requiem aeternam.
Definitivamente todo
ha terminado. Su cadáver
por su alma.
Me he limitado
en el verso. Objetivamente.
Las nubes
Inútilmente interrogas.
volteando su secreto,
imitándole a la vida
su perpetuo movimiento.
Inútilmente interrogas
José Hierro?
Así era
No recordarte, no mirarte,
Paseo
La cita
Te doy,
Viento de ayer
pájaros locos.
y en el rostro...
tu firma escrita
que no conozco.
CARLOS BOUSOÑO
tan repentinamente vino entre los dos, o el que invade la atmósfera justo un
momento
antes de la tormenta;
como pieles y pieles de conejo, que con afán corriesen incansables, con prisa,
(vaciado y atroz como cuenca de ojo, saltado y estallado por una mano vil);
con todo y tu belleza y tu desánimo a veces cuando miras el techo de la alcoba sin
ver, sin comprender,
con la inquietud de la traición también, el miedo del amor y el regocijo del estar
aquí,
un río inmóvil,
No es montañoso cántico.
susurro, levedad.
II
interminablemente.
Y así avanzamos juntos por la senda
tu tempranero afán,
atareada y obstinada-
mente
¡y tan injustamente!
Verdad, mentira
E irás con la fatiga y el recuerdo de ti, un día y otro día, subiendo a la montaña por
el mismo sendero,
gastándolo
el sonido del viento, el gemido incesante del amor, el jadeo del amor,
el aullido en la noche
de su abrasado amor),
flotabas entre llamas, sin saberlo, hacia el ocaso mismo de tu quemada vida.
Y ahora gastas los pies contra las piedras del camino
Jardín
Galán
Él piensa:
La noche unge con sus sacros óleos los ojos del amante.
Juglares y doncellas
duermen bajo una brisa de besos que deshace sus cabellos floridos
y en su pluma suave
Muerte en el olvido
Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
Ya nada ahora
inmensa—
podrá evitarlo:
exento, libre,
Blanco de España
la extiendo
de olvido.
¿Quién se sacrificó
por quién?
de odio, olvídate
a secretos cegados,
contra
Suplantaciones
de exudación de sueños
de ti me aferró igual
Desencuentro
insuficiente de la carne;
ensangrentada de un cuchillo,
La ausencia se aproxima
Air mail
Baño de doméstica
Entonces arrojaba
veía disolverse
recuerdo de su risa.
En seguida volvía
Vaciaba el barreño
Burbujas
Su espléndido desnudo,
vivido a transportarme
Allí te esperaré.
repetido en el río.
Cabeza de mujer
desciende tú
Ven
el hálito.
yo escribía palabras
Entonces dije
idénticas palabras
The tempest
Vi tu cuerpo subir
un universo concentracionario.
En el descenso oscuro
lo amargo llena
No supe el límite.
Las aguas
las aguas.
Iluminación
tu demorado cuerpo
no ver tu transparencia.
tu luminosa sombra.
En lo recóndito
y en qué extremo
de tu respiración o tu materia
y pueda el tenue
Latitud
recupera la hiedra
y tu mano me busca
El pensamiento melancólico
Cerqué, cercaste,
Lo cercamos en la noche.
Oí la voz.
Se abrió, almendra.
Bajé a lo alto
Oí la voz en el nacer
y en la inseparación, en el eje
del día y de la noche,
de ti y de mí.
Y tú quedaste
encendida.
JAIME GIL DE BIEDMA
de pájaros poblada,
perdido y encontrado.
Encontrado, perdido...
De vita beata
Soneto de La Zubia
Tú me abandonarás en primavera,
la bondad misma.
Importantes sucesos que nunca descubrimos,
o descubrimos tarde.
y mi desorden serenaba.
saqueo avaramente
desvaría en la noche,
o dado el alma,
o por tranquilidad;
y emboscado en la noche
Sin leyes
ANÓNIMO
II
(Sigue marzo)
Nuevo día
llega el de hoy.
esta mañana...
Es la sorpresa de la claridad,
la inocencia de la contemplación,
Es la iluminación de la alegría
nunca cerrada,
salvan mi deuda.
y la música del
la escayola, el cemento,
el zinc, el níquel,
en acero,
y tu carne cobarde...
y el de la vida.
El infierno
Ocurre a veces
Ocurre a veces
Vals en solitario
Espejo negro
Bajo continuo
Madrigal
De anochecida, el hombre
Versión de A. Colinas
El cuerno de caza
Acto
Versión de J. Navarro
ANTONIO COLINAS
Nocturno
suavemente y en paz.
miserias y terrores,
el bosque de lo manso
Reposas en lo blanco
Otra noche,
de un resplandor de llamas,
El que te salvará.
SONETO
Dido y Eneas
la tiniebla y la luz.
FRANK O’HAEA
La amenaza
R. L.
un jardín
una celda
Y esta mañana
al despertar
atónito compruebo
Acis y Galatea
Semáforos, semáforos
la blusa, la melena.
Anuncios luminosos
taquigrafía el aire
y el aire es una idea.
Destellos, dioramas,
Un solo parpadeo
y todo se acelera.
El carmín es un punto
y es un ruido la seda.
la blusa, la melena
En un paso de cebra
la vi y dije: ¡ella!
cuerpo incesante,
Y es otear el aire,
arañar el misterio,
acuchillar la sombra.
Y te voy descubriendo,
Nadadora vestida
Tractatus de amore
aún no mordida.
II
se parece a su imagen.
con sí mismo,
el amor y su imagen
—lo sé y te vi—
afortunada.
III
¿Será el amor vencer tan sólo al cuerpo
IV
VI
Y si es pasión tu amor,
VII
del ángel...
ni anacreónticas imágenes.
el de París.
Nadie, él o ella,
deben encontrarse
con su doble.
que siento.
puede dañarme.
El peligro golpea
al pecado.
exageración de la diferencia
El amor es antidemocrático.
pasiones.
tan nuevo?
a ti tan tarde?
En Cracovia, en París.
La cabeza se vuelve
a destiempo.
Vendrás hoy.
Descansaremos juntos.
en Cracovia, en París.
en el amor de Dios.
ANDRÉS TRAPIELLO
kilómetros, te dije
al aeropuerto no,
al aeropuerto no,
Cabo Sounion
y las palabras
tuviesen la emoción
el homenaje de su nombre,
al comprender la suerte tan frágil de vivir,
Confesiones
Yo te estaba esperando.
de mi primera carta,
yo te estaba esperando.
Yo te estoy esperando.
yo te estoy esperando.
Y seguiré esperando.
yo seguiré esperando.
ALEJANDRO G. ROEMMERS
Amor entero
Advertencia
Encargo y envío
GÓNGORA
y es fantasmagoría.
Y es un cuerpo de oro
la verdad literaria.
Me has pedido
un poema de amor.
Sé que no cumplo
su vida y reverencia;
Kasida y rondó
dixán
que por culpa del amor habrá que lavar las sábanas de nuevo
Las Vegas, NV
bendita la convención republicana que nos hizo cambiar todas las fechas
sin todos ellos sin la exxon el crupier y todo lo demás nunca te hubiese conocido
casémonos lidia
1972,
parís, texas
Amor
Amar no es un destino,
aprenderé a reír y seré divertida igual que tus amigos una tarde lluviosa
Retrato gongorino
dulcemente inmadura,
en el cuerpo yacente
de riquísimo aroma,
la barbilla perfecta,
y el águila recuerda
y vacía de calma.
Divertimento erótico
Un gemido doliente entre la alheña,
El ciclo satánico
Hastío
Si pudiera, lo haría
y con él a mí misma.
Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste,
es tu culpa, y no mía.
criatura se suicida.
ELENA MEDEL
Ángel
¿lo sabías?
se entrena golpeando.
y de quienes viven en él —sin él, en ese hogar más suyo: enseña fotos—
Y la mujer oye.
¿lo sabías?
¿tú lo sabías?
de soltero. Se despiden,
anterior, él se avergüenza.
Pero tú
ya lo sabías.
CONSTANTINO MOLINA
Moneda al aire
al aire la moneda,
cargada de palabras,
ya ha partido al humilde
Y, si mantengo oculta
si obedece a un lenguaje
hecho de voluntad.
serán ya nuestras.
LOLA NIETO
Dudurudú, dime
¿Qué guardarías en una cajita? ¿Qué guardarías tú? Yo soy una cajita y te guardo,
Dudurudú te guardo a ti Dudú desde dentro me masticas Dudú Dudurudú ¿quién
saliendo entrando la finísima sutura entre mis cuerpos Dudurudú Dudú. Deforme
y libre nadie nos desea
Eres un
secreto no eres ojos ni oídos ni boca ni dedos pero trenza estómago de doble
pasmo Dudú Dudurudú sola y múltiple
o sueña una energía repetida henchida deforme y libre la conciencia antes de mis
separaciones y en el sueño nos reímos de ti de mí de Dudú y Dudurudú de esta
canción secreta esta canción tonta secreta la canción sin secreto que nadie sabe oír
demasiado cerca Dudú y Dudurudú el estallido el ronroneo Dudú y Dudurudú
comiéndose mutuamente
comida mutua comida dormida y estalla duerme mi estallido otra vez otra vez
de opresivo patriarcado.
ÁNGELA SEGOVIA
El desconocido
increíblemente quietos
amo el misterio
para ti
no es un castigo
del misterio
ALBA FLORES
Algo tan sencillo como ponerse de puntillas para alcanzar una manzana,
ruido
al caminar.
El amor es preguntar
preguntar
con suavidad
si tienes frío.
El amor puede ser estar mucho rato bajo el sol con los ojos cerrados
y ser tan feliz que consigues no pensar en la muerte.
o un meteoro
que cae.
la vida es buena.
es siempre divertido.
El amor es apartar
un cigarrillo de tu boca.
El amor es acariciar
no avergonzarme,
ante ti,
de mi ropa vieja.
FÉLIX MOYANO
Circular
ARNAUT DANIEL
ella recordará el amor aunque lo evite y la culpa aunque odie a la iglesia católica y
las noches en que visteis concursos de cocina con el horror de los naufragios lentos,
distinta, una que trata sobre cuerpos perdidos en las morgues públicas
pero os separarán
el amor y los cuerpos y una lancha que avanza en silencio entre los cisnes del viejo
canal,
—un silencio entre los dos como una masa de agua que se intuye—
diferentes lunas.
CARLOS CATENA
Mi vocación es la espera
El retorno
de afecto y de pasión,
todavía.