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5.2.

Principio de implicación en la educación de las matemáticas


Para lograr implicar a los alumnos en el aprendizaje de las matemáticas, se requiere:
a. Como docentes, reconocer que detrás de nuestra práctica hay una filosofía que la
condiciona, se sean consciente o no. Reconocer que, en las formas de presentar las
matemáticas, de enseñarlas, de nuestro significado de aprendizaje, de los materiales y sus
formas de uso, y de las actividades en general, están fuertemente influenciadas por nuestras
creencias.
b. Contar con un dominio disciplinar. Si de lo que se trata es de crear formas diferentes y
flexibilizar la enseñanza de las matemáticas, necesitamos tener un fuerte conocimiento de
las mismas.
c. Hacer ver a los alumnos que vivimos en un mundo en el cual hay un fuerte uso de las
matemáticas, y si de lo que se trata es que puedan contar con una participación libre, es
necesario comprenderla para acceder a la misma.
d. Reconocer que un ambiente adecuado para el aprendizaje de las matemáticas, es
responsabilidad, a nivel del aula, del docente de grupo, quien debe considerar que ese
ambiente no está dado de antemano. Debe impulsar un ambiente de confianza, de
participación, tolerancia y compromiso hacia la asignatura.
e. Reconocer que hay alumnos que pueden llegar con fuertes problemas emocionales o de
malas experiencias que se pueden ubicar como barreras para el aprendizaje, y por tanto lo
conveniente no es incorporar inmediatamente la enseñanza de un concepto matemático,
sino crear una charla que permita crear confianza.
f. Tener claro el para qué. Comúnmente hay alumnos que se plantean, y algunos lo expresan,
el para qué de la enseñanza de algún concepto matemático, de manera que, al no tener
respuesta, es probable que pierdan interés, por lo que si llegan a realizar las tareas, es en un
ambiente de encuentro de poderes mediados por premios y castigos. La mejor manera de
atender este por qué, es en la propia dinámica de los ejercicios matemáticos que se realicen
de manera que quede claro el motivo de abordarlos.
g. Reconocer que la mentalidad puede ser una barrera. Partir de que hay dos formas básicas de
mentalidad: Fija, y, Posibilidad de crecimiento. En la primera se considera que las cosas ya
no cambian y pueden dejar la ilusión de que no es responsabilidad del docente que no se dé
el aprendizaje de las matemáticas, sino que declaren que no existen las condiciones para
lograrlo. La segunda es reconocer que las condiciones de un grupo son un estado temporal
al cual, si se le hacen ajustes, puede cambiar y transformarse. De ahí que es más importante
pensar en estudiar el potencial, que la situación actúa, pasando del “no puedo” al “no
puedo, pero si pasara esto, si lo practico, podré hacerlo…”
FELIPE GONZÁLEZ FARO

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