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Conoce a Marino Morikawa, el

peruano que limpia el Lago Titicaca


Su padre es nikkei(Nikkei (日系 ) es el nombre con el que se designa a
?

los emigrantes de origen japonés y a su descendencia.) y su madre es japonesa.


Él nació en Huaral. 
Luego, viajó a Japón, gracias a una beca, para estudiar su postgrado
(maestria y doctorado) en Ciencias de la Humanidad y Medio
Ambiente, en la especialidad de biomasas en la Universidad de
Tsukuba y posteriormente su post doctorado.
Tras varios años, regresó al Perú con el objetivo de descontaminar
humedal El Cascajo, en Chancay, donde él jugaba cuando era
niño y se estaba perdiendo. Los sueños de Marino crecieron una vez
que logró recuperar el 98% de este humedal.
Este reto se llama “El reto 15 Titicaca” donde Morikawa y su equipo
fueron a la zona más contaminada para hacer muestras. En solo 15
días, utilizando el sistema nanotecnológico y sustratos orgánicos
de clarificación, lograron entre un 46% y 77% de reducción de la
carga contaminante,
Su deseo es salvar el 70% de hábitats naturales en el Perú, así que
Marino Morikawa está trabajando para eso.

Nanotecnología Ecológica 
Con el conocimiento adquirido, diseñó un sistema que combina la nanotecnología con
sistemas biológicos que aprovechan los materiales locales para purificar el agua del
humedal de una forma más económica, rápida y eficiente que las opciones existentes en el
mercado actual.

Su técnica consiste en el micro-nano-burbujeo y los bio-filtros para reducir la carga


contaminante.

En contraste, otras técnicas en el mercado permiten que las pequeñas burbujas


“envuelvan” a los contaminantes, llevándolos a la superficie.

Con tan solo un grupo de amigos, Morikawa dividió El Cascajo en ocho áreas mediante
cañas de bambú.
Esta sectorización cumplía una doble función: como barrera física para que las plantas
acuáticas superficiales no invadieran las áreas que se limpiaban y como un filtro natural
para las partículas suspendidas en el agua.

De La Invasión Al Abono Orgánico


El Cascajo se empezaba a transformar, y el ejemplo contagió a los habitantes cercanos.

Lograron sacar 290 toneladas de la lechuga acuática, con lo que se hizo abono orgánico
que fue usado junto a la municipalidad para recuperar zonas áridas y desérticas para la
agricultura, otra de las líneas de investigación de Morikawa.

En el artículo científico “Hydrogen production by anaerobic co-digestion of rice straw and


sewage sludge” (2011), demostró el potencial para hacer etanol.

“Usando 10 kilos de lechuga en un biodigestor, logramos producir gas metano suficiente


para alimentar una bombilla LED durante un mes y cinco días en un experimento”.

En los primeros espejos de agua insertó envases hechos con arcilla local, para que
actuaran como biofiltros que lograran absorber metales como cadmio y plomo,
microorganismos y carga inorgánica.
Con una bomba de aire como las usadas para pintar, un motor electrógeno y varias
mangueras que compró en una ferretería, emuló la oxigenación de una pecera casera,
para implementar la técnica del micro-nano-burbujeo.

Su metodología genera dudas y críticas en algunos actores, y de no haber publicado


ningún artículo científico al respecto, Mirian Arce, representante del Comité de Vigilancia
Ambiental del Humedal de Santa Rosa — que reclama así un nombre distinto para el lugar
— ha señalado en distintas ruedas de prensa que el lugar no se ha descontaminado.

Por otro lado, han señalado que biólogos como Beatriz Alcántara y Héctor Aponte del
Gobierno Regional de Lima ya habían encontrado aves entre 2007 y 2009, años antes de
la llegada de Morikawa.

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