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Tendemos a pensar que la mayor parte de las colisiones entre autos y bicicletas se producen en
tramos de carreteras curvas, puntos negros o cruces. No es así. Más de la mitad de este tipo de
percances se producen en las rectas. La velocidad de los coches tiene mucho que ver en ello, pero
también existe otra circunstancia que nada tiene que ver con el acelerador: sencillamente, el
conductor no vio al ciclista.
Ciclistas invisibles
En el año 2019, Bosh y Fundación MAPFRE desarrollaron el estudio “La atención en la conducción:
ciclistas invisibles para los conductores”. Una de las principales conclusiones del informe fue
que los conductores presentan mayor percepción de conciencia de la presencia de los ciclistas
cuando estos llevan chaleco, por lo que conducen con más precaución y distancia. Ante un ciclista
sin chaleco, los conductores se comportan de manera más agresiva ya que perciben al ciclista
como un elemento que invade su espacio y ello parece propiciar una toma de decisión más teñida
por la agresividad.
La mayor parte de los conductores que interaccionaron con ciclistas sin chaleco no percibieron un
riesgo real. Esta no percepción del ciclista conlleva que el conductor, al no sentir temor ante la
nueva situación, no tome las debidas precauciones.
Tiras reflectantes
Estas tiras aumentan considerablemente el grado de luminosidad y hacen que los ciclistas puedan
ser vistos a una distancia 3 veces mayor por ejemplo que la ropa blanca o incluso 10 más veces
que la ropa negra o azul. Los ciclistas pueden aumentar aún más su seguridad colocándose tiras
reflectantes en tobillos y rodillas. La explicación es que, si bien las tiras en el cuerpo permiten ver
al ciclista, estas permanecen prácticamente estáticas, mientras que los tobillos y las rodillas están
en continuo movimiento, de manera que se evita el riesgo de que el conductor confunda al ciclista
con una señal de la carretera.