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La organización del conocimiento

El mundo que percibimos está dotado de una increíble variedad estimular. No sólo está
poblado de innumerables cosas diferentes (pájaros, nubes, coches,edificios, personas...),
sino que cada una de ellas se nos aparece a los sentidos en una multiplicidad de formas
(como distintas especies de pájaros o de tiposde coches, por ejemplo). Además, cada una
de ellas (un mismo pájaro,persona, edificio) cambia en su aspecto perceptual según
múltiples factores deorientación, ángulo visual, iluminación, distancia...

Sin embargo, a pesar de tan alto grado de variedad perceptual, somos capaces de percibir
un orden y organización en él. Vemos distintasperspectivas de una misma casa como un
único objeto estable, que cambia sólo en el punto de vista desde el cual lo observamos
(véase el Capítulo 4).Vemos un pájaro volando y luego lo vemos posado en una rama, y
lopercibimos como el mismo pájaro, atribuyendo sus cambios de forma a
factorestransitorios como es la situación de vuelo o de reposo. A un nivel de abs -tracción
mayor, vemos un dálmata y posteriormente un caniche, y lospercibimos como casos
particulares diferentes de un mismo tipo de entidad: losperros. Del mismo modo, si vemos
un pigmeo africano y un nórdico alto y rubio,aunque son físicamente diferentes, los
entendemos inmediatamente comocasos particulares de un mismo tipo de entidad: los
seres humanos. O, sivemos un chalé, una tienda india y un iglú esquimal, los percibimos
comovariedades diferentes de una entidad única: las casas. Finalmente, aunaumentando
más el nivel de abstracción, percibimos las diferencias entre unamedusa y un hombre,
pero entendemos que se trata de dos ejemplosparticulares de animales. Si vemos una
patineta y un enorme camión trailer, losagrupamos como dos tipos particulares de medios
de transporte.

La capacidad humana de categorizar el mundo, de organizar la variedad y multiplicidad


perceptual en agrupaciones a distintos niveles de abstracción, permite almacenar y usar el
conocimiento que adquirimos a lo largo de la vida de un modo fácil, rápido y económico.
Por ejemplo, identificar a un gorrión como un pájaro nos permite poner en marcha
inmediatamente los conocimientos adquiridos acerca de los pájaros: que comen grano,
ponen huevos, algunos cantan, en general se asustan fácilmente y escapan volando, y
tantos otros. Este conocimiento no es un conocimiento puramente teórico y falto de
utilidad práctica, en absoluto. De hecho, es clave para nuestra super- vivencia. Identificar
a una paloma como un pájaro nos informa de que se trata de algo comestible, pero la
técnica de caza tiene que ser especial, adaptada a un animal que escapa volando. Del
mismo modo, por seguir con los pájaros, identificar a un avestruz como uno de ellos
permite a los habitantes de la sabana africana seguirlo hasta localizar su nido para poder
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robar sus huevos, de alto valor nutritivo. Identificar a otros animales como felinos, por
ejemplo, nos permite establecer una estrategia de huida inmediata.

La categorización de las experiencias perceptuales es reflejo de la organización del


conocimiento adquirido por las personas en múltiples situaciones de aprendizaje
diferentes. En el Capítulo 5 llamamos a este tipo deconocimiento conocimiento
semántico. El conocimiento semántico surge de la abstracción del conocimiento episódico
a distintos niveles de generalidad, de modo que a cada nivel se conservan aquellos
contenidos que son aplicables a todos los casos concretos que se pueden englobar bajo
ese nivel. Por ejemplo,a partir de múltiples experiencias de aprendizaje episódico,
abstraemos uncierto conjunto de conocimientos que podemos aplicar a nuestro perro (p.
ej.,que su nombre es «Drago», que le gustan los friskies, y otras muchas cosas).Este
conocimiento nos permite reconocer las variadas apariencias perceptualesque el perro
ofrece (p. ej., cuando está tumbado, durmiendo, despierto,ladrando, etc.) como relativas
a la misma entidad (<<Drago») y aplicarlo atodas ellas. De los episodios de aprendizaje
relacionados con «Drago», juntocon todos aquellos relacionados con otros perros, se
abstraen conocimientosque son válidos para todos los perros (p. ej., que muerden, comen
carne,ladran, etc.). De nuevo, estos conocimientos nos permiten reconocer a«Drago» y
otros perros como casos concretos de la entidad «perro», con locual se los podemos
aplicar a todos ellos. Finalmente, de todavía muchos másepisodios de aprendizaje
relacionados con los perros, los pájaros, los caballos,los gusanos, las personas y tantos
otros animales, abstraemos conocimientosque valen para todos ellos (como, entre otros,
que se mueven, se alimentan, sereproducen y mueren), que nos permiten tanto
reconocerlos como razonaracerca de ellos.

Como discutimos al principio del capítulo anterior, la gran importancia del conocimiento
semántico para la supervivencia de las personas estriba en la posibilidad de utilizarlo para
razonar, esto es, inferir cosas acerca de nuevas experiencias perceptuales con las que no
nos habíamos enfrentado previamente. Por ejemplo, aunque no hubiéramos visto nunca
un gran danés, lo reconocemos rápidamente como un tipo de perro y le aplicamos lo que
sabemos acerca de los perros. Esto nos hace suponer que va a comer carne, ladrar,
morder y así en adelante, lo cual nos permite planear el modo en que nos vamos a
comportar con él.

De los ejemplos anteriores no se debe deducir que el conocimiento semántico se


adquiere sólo por abstracción de episodios de aprendizaje directos con los entes de que se
trate. Por el contrario, gran cantidad del conocimiento semántico es transmitido mediante
el lenguaje. Lo adquirimos a través de la comunicación entre personas y de los medios de
comunicación de masas, que son los principales responsables de la transmisión de los
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conocimientos compartidos culturalmente. También lo adquirimos en situaciones de


educación formal en las escuelas, institutos, universidades, cursos, talleres, etc. El
conocimiento científico es conocimiento semántico. Cuando un médico reconoce una
mancha en la piel como un posible melanoma, no hace sino aplicar su conocimiento de los
tipos de cáncer que hay y de sus manifestaciones. Del mismo modo, un psicólogo
cognitivo ve el cerebro humano y el ordenador como dos tipos particulares de una misma
entidad: los sistemas de procesamiento de información.

En general, la organización del mundo como una colección de casos concretos distintos
de las mismas entidades a distintos niveles de abstracción (p. ej., avestruz-ave-animal) es
una característica básica del funcionamiento mental humano. La mente humana tiene una
fundamental necesidad de economía Cognitiva. Necesitamos organizar el mundo, para no
caer presos de su increíble variedad. Mediante la organización, reducimos la cantidad de
información que tenemos aprender, recordar y manipular, y ampliamos la capacidad de
enfrentarnos a situaciones nuevas. Es decir, reducimos la cantidad de símbolos que
pueblan la mente. En el Capítulo 3, al discutir los casos de los niños criados sin lenguaje,
decíamos que los símbolos permiten introducir el mundo en la mente de la persona, con
lo que ésta puede manipularlo dentro de esos confines. En este «transportar» el mundo
externo al interno, la información del mundo externo sufre un proceso de organización e
interconexión. La organización categorial y las relaciones entre distintos contenidos de
conocimiento semántico nos permiten convertir el mundo en algo manejable, entenderlo
como dotado de sentido y aplicarle los procesos de razonamiento y toma de decisiones
que nos permiten predecir, manipular y controlar tanto situaciones conocidas como
muchas otras no experimentadas previamente.

Antes de proseguir, se impone realizar algunas aclaraciones con respecto ala terminología
utilizada. En primer lugar, utilizaremos el término ejemplar parareferimos a los casos
particulares o concretos de una cierta entidad. Porejemplo, dos perros pastores concretos
son ejemplares de la entidad «perropastor». Asimismo, son también ejemplares de la
entidad más general «perro»,junto con otros ejemplares como un dálmata o un caniche.
Todos ellos, juntocon una medusa, un pájaro y una persona son ejemplares de la entidad
aúnmás general «animal». Podemos observar que todas las entidades agrupanejemplares
concretos, pero varían en el rango que abarcan, es decir, en sugeneralidad. En segundo
lugar, reservaremos el término categoría o conceptopara referimos a esas entidades que
agrupan ejemplares a distintos niveles degeneralidad o abstracción. Por tanto, «perro
pastor», «dálmata», «perro» y«animal» son todos ellos conceptos o categorías. Las
categorías se organizanentre sí de múltiples modos. Entre ellos están las relaciones de
inclusión,donde una categoría más general (p. ej., «animáJ.») incluye otras-másconcretas
(<<perro» o «pájaro»). Existen también relaciones causales como laque une los conceptos
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de «embarazo» y «nacimiento», y relacionestemporales, como la que se establece entre


«día» y «noche».

En el estudio de la organización del conocimiento humano ha habido dosgrandes líneas


de investigación. La primera se ha dedicado fundamentalmentea conceptos «simples»,
normalmente referidos a objetos físicos (p. ej.,«animal», «mobiliario», «persona»,
“tiburón”, «casa», «vehículo», etc.) y ha estudiado un tipo principal de relación entre esos
conceptos: la relación deinclusión, abstracción o jerarquía (<<animal» incluye «pez» y
«mamífero»,«pez» incluye a «lenguado» y «sardina»). Es decir, cómo se agrupan
diferentesejemplares bajo una misma categoría o concepto y cómo se organizan
estosjerárquicamente entre sí.

La segunda gran línea de investigación se ha centrado en conceptos más«complejos»,


normalmente aplicables a situaciones de interrelación social.Estos conceptos «complejos»
se entienden formados por grandes conjuntos deconceptos más «simples», relacionados
entre sí no sólo por relacionesjerarquicas sino también por otros tipos de relaciones,
como las de causalidad,de orden temporal, etc. El énfasis en esta segunda línea de
investigación haestado mucho más en cómo las personas utilizan estas estructuras
deconocimiento para guiar la acción, la comprensión de historias y textos, lamemorización
y el recuerdo de eventos. Por ejemplo, tenemos un concepto dela situación que
constituye comer en un restaurante. Esto incluye otrosconceptos más «simples», como el
de restaurante, camarero, cliente, chef,primer plato, segundo plato, postre, etc., que se
relacionan entre sí medianterelaciones de jerarquía (el concepto de restaurante incluye
los restauranteschinos, indios y los nacionales), pero también mediante relaciones
temporales(el primer plato viene antes que el segundo y éste antes que el postre)
ycausales (el consumir la comida causa que haya que pagarla).

Como saltará a la vista del lector, la relación entre los dos tipos deconceptos (<<simples» y
«complejos») no puede ser más estrecha, ni ladivisión entre ellos más artificial. El que en
la investigación de los conceptos«simples» se hayan utilizado fundamentalmente
categorías de objetos comoanimal, mueble o planta, crea la ilusión de que estos
conceptos son mássimples que los de otras categorías más sociales y de interrelación
como son,entre muchas otras, comer en un restaurante o ir a una boda. Sin embargo,
enlos dos casos nos encontramos las mismas características: representación demúltiples
casos concretos bajo una entidad mental unitaria que permite tratarde forma similar a
todos ellos. Tanto en los conceptos llamados «simples»como en los «complejos» existen
relaciones de inclusión y de otros tipos (p. ej.,los animales nacen, crecen, envejecen y
mueren, y estas características estánligadas entre sí por un orden temporal claro).
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El presente capítulo se organiza alrededor de estas dos líneas de estudio.La primera mitad
estará dedicada a la de los conceptos «simples», cuyoestudio ha sido realizado bajo la
etiqueta de conceptos o categorías. Lasegunda mitad del capítulo se dedica a los
conceptos “complejos” cuyo estudioha sido realizado bajo el nombre de esquemas. Sin
embargo, esperamos que alo largo del capítulo se haga patente la inadecuación de esta
distinción, que norefleja sino una situación de hecho en la investigación y la literatura
psicológica,y no una distinción ontológica en cuanto al objeto de estudio. No hay
conceptosmás simples que otros, pues todo conocimiento está
ampliamenteinterconectado, mediante distintos tipos de relaciones o vínculos, con
otrosmuchos conocimientos, y su utilización depende de estas relaciones.

LOS CONCEPTOS O CATEGORÍAS

Como acabamos de exponer, el estudio de los conceptos desde esta línea deinvestigación
se ha centrado en la cuestión de cómo se agrupan ejemplaresdiferentes bajo una rúbrica
común (la categoría) y cómo se relacionan yagrupan unas categorías bajo otras de mayor
generalidad o abstracción. Losconceptos utilizados han sido, en general, conceptos de
objetos del mundofísico (como «animal», «mueble» y «vehículo»), o conceptos
definidosarbitrariamente por el investigador (p. ej., de entre una colección de
figurasgeométricas, el investigador define un concepto como las «figuras rojas
ycuadradas» ).

Dos han sido las líneas fundamentales de pensamiento acerca de losconceptos o


categorías. Llamaremos a la primera la visión clásica, pues estábasada en el pensamiento
de Aristóteles. La segunda es la visión prototípica,de desarrollo más reciente y
actualmente dominante. Presentaremos en estasección la visión clásica en primer lugar, la
cual caracteriza cómo se suponeque funcionan los conceptos científicos. Veremos, sin
embargo, que esta visiónclásica de los conceptos es errónea con respecto a los conceptos
que utilizanlas personas en su funcionamiento mental habitual, y presentaremos
acontinuación la visión actual, centrada en la noción de prototipo.

Visión clásica de los conceptos

La visión clásica de los conceptos se remonta al trabajo de Aristóteles, perofue


especialmente desarrollada por el filósofo Gottlob Frege. Según Frege,un concepto puede
ser caracterizado por una serie de atributos definitorios.Los atributos definitorios son una
lista de atributos que son necesarios ysuficientes para que un cierto ejemplar sea
reconocido como miembro deuna categoría.

Por ejemplo, imaginemos que definimos la categoría «perro» mediantela siguiente lista de
atributos definitorio s: «come», «ladra», «muerde»,«tiene 4 patas», «mama leche de
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pequeño». Según la visión clásica, paraque un cierto ejemplar pueda ser identificado
como miembro de lacategoría «perro», debe presentar todos y cada uno de los
atributosdefinitorios. Es decir, los atributos son necesarios para la categorización.Además,
cualquier cosa que presente esos atributos será identificada comomiembro de la categoría
«perro». Es decir, los atributos definitorio s sonsuficientes para la categorización.

De la visión clásica de los conceptos se desprende que, cuando variosconceptos se


organizan jerárquicamente, esto es mediante relaciones deinclusión, todos los atributos
definitorios de un concepto a nivel superiordeben ser compartidos por los conceptos de
niveles más inferiores. Si losanimales se definen porque «se mueven», «respiran» y «se
reproducen»,cualquier cosa que sea un animal (p. ej., los perros) debe compartir
esosatributos en su lista de atributos definitorios.

La visión clásica tiene dos consecuencias fundamentales para el modoen que se entienden
los conceptos que utiliza la mente humana. En primerlugar, lo que es y lo que no es un
miembro de una categoría estáperfectamente claro. Si algo no tiene uno sólo de los
atributos que definenuna categoría, no es miembro de ella. Si los tiene todos, entonces lo
es. Ensegundo lugar, todos los miembros de una categoría son igual derepresentativos de
ella. Si definimos la categoría «ave» mediante losatributos «pone huevos» y «tiene
plumas», entonces la paloma, el avestruzy el pingüino son exactamente igual de
representativos de la categoría«ave», pues todos ellos comparten los atributos
definitorios. De hecho, nopodría ser de otro modo, pues si no los compartieran no serían
miembrosde la categoría. Es decir, las dos consecuencias van unidas estrechamente:la
visión clásica divide el mundo en compartimientos perfectamenteespecificados, dotados
de límites claros y sin diferencias graduales entrelos ejemplares de cada categoría, de
modo que todos ellos son igual debuenos miembros de sus categorías respectivas.

La visión clásica de los conceptos caracteriza el modo en que seespera que sean los
conceptos científicos. Un ejemplo muy claro es elsistema taxonómico de las especies
animales creado por Linneo, dondecada filum, especie, subespecie, etc., se definen por
una serie de atributosque son compartidos por las categorías incluidas bajo ella. Otros
ejemploslos aportan conceptos matemáticos como el de «número par», «anillo»
o«número natural», todos ellos perfectamente definidos por un conjunto deatributos
necesarios y suficientes.

Críticas a la visión clásica de los conceptos


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La visión clásica generó mucha investigación psicológica, especialmente en losprimeros


años de la psicología del Procesamiento de Información (p. ej.,Bruner, Goodnow y Austin,
1956), contándose entre ellas una de las primerassimulaciones por ordenador de procesos
mentales (Collins y Quillian, 1969).

Sin embargo, la visión clásica de los conceptos pronto tuvo que enfrentarsea críticas
devastadoras. Como a veces sucede en ciencia, las críticas quefueron más efectivas no
fueron de tipo empírico, sino lógico.

Fue el filósofo Ludwig Wittgenstein quien planteó el principal problema alque se debía
enfrentar la visión clásica: en principio, parece imposible encontrar el conjunto de
atributos definitorios de muchos conceptos quemanejamos habitualmente. Como un
ejemplo, Wittgenstein analizó el concepto«juego». A pesar de que hay muchos atributos
que caracterizan los juegos, nole fue posible aislar un conjunto de ellos que posean todos
y cada uno de losjuegos. Por ejemplo, el atributo «competición entre equipos» lo poseen
muchosjuegos, pero no los solitarios. Otros muchos atributos, como «ser divertidos»
o«implicar ejercicio físico», tampoco se revelaron como necesarios nisuficientes. Sin
embargo, a pesar de la falta de una lista de atributosdefinitorios, las personas utilizamos
el concepto <<juego» con frecuencia y notenemos, en general, problema en reconocer
una situación como lúdica o no.

Además de las críticas de tipo lógico sobre la imposibilidad de encontrar losatributos


definitorios de muchos conceptos, se acumularon también las pruebasde tipo empírico en
contra de la existencia de límites claros entre categorías yde que los miembros de una
categoría son todos ellos igual de representativos.En el siguiente apartado describiremos
los principales estudios que llevaron aproponer un nuevo modo de entender los
conceptos que utiliza la mentehumana. 1 Otro ejemplo que recordará el lector son las
críticas de Lashley y Chomsky a la aplicación de la noción de encadenamientoal lenguaje y
las secuencias de conducta hábiles en humanos (véase el Capítulo 2).

Visión prototípica de los conceptos

Curiosamente, las diferencias entre la visión clásica y la visión prototípica delos conceptos
pueden ser trazadas en buena medida a la formación de laspersonas que las propusieron.
La visión clásica se originó en la filosofía y en lalógica, con un interés especial en entender
los conceptos científicos ymatemáticos. Era esperable, pues, que se generase una visión
de conceptosperfectamente definibles y claros. En contraste, las principales
contribucioneshacia la visión prototípica provinieron de la antropología, donde el
interésestaba mucho más centrado en valorar las características de los conceptos quelas
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personas normales utilizan en sus tareas cotidianas, en una variedad deculturas y


lenguajes.

La visión prototípica de los conceptos parte también de la base de que lainformación o


conocimientos ligados a un cierto concepto se puede describirmediante una lista de
atributos. Sin embargo, rechaza la idea de que exista unconjunto de atributos necesario y
suficiente para categorizar un ejemplar comoperteneciente a una cierta categoría. En
general, la inclusión de un ejemplarcomo miembro de una categoría dependerá de su
“parecido global” con losotros miembros de esa categoría. Mientras mas se parezca un
ejemplar de unacategoría a los otros miembros, más rápidamente y con más seguridad
serácategorizado como miembro de ella.

Esto conlleva otra idea contraria a la visión clásica: los miembros de unacategoría varían
en su grado de representatividad de la misma. Los miembrosque más se parecen, a todos
los otros (en su lista de atributos) serán miembrosmás prototípicos, es decir, mejores
representantes de la categoría. En cambio,miembros que no se parecen mucho a los otros
serán malos representantes dela categoría (poco prototípicos) y serán incluidos en ella
con más dudas y máslentamente.

Por ejemplo, pensemos en la categoría «mueble». Los muebles tienen uncierto parecido
de familia entre sí, donde los atributos que son compartidosmás generalmente incluyen
«utilizarse para poner cosas sobre ellos», «decoranla casa», «ser de madera», etcétera.
Muebles prototípicos son las sillas, lasmesas, los aparadores y las estanterías, entre otros,
porque se parecen muchoentre sí y con muchos otros miembros de la categoría mueble
en los atributosque los caracterizan. Otros muebles, en cambio, no comparten
muchosatributos con la mayoría de los muebles, como, por ejemplo, las lámparas o
loselectrodomésticos. Como muebles poco prototípicos, no son buenosrepresentantes de
la categoría mueble y posiblemente se duda más antes deincluirlos en ella que para las
sillas, mesas y demás. Se pueden encontrarmuchos ejemplos de esta variación en
representatividad de los ejemplares encategorías que gozan de claras definiciones
científicas. Por ejemplo, laspalomas y los gorriones son aves muy representativas, pues
comparten conmuchas otras muchos atributos. Estos incluyen no sólo los
científicamentedefinitorios de «poner huevos» o «tener plumas», sino otros muchos
como «serde tamaño mediano», «volar», etc. En cambio, los pingüinos y las avestrucesson
aves muy poco representativas, porque no comparten esos otros atributoscon la mayoría
de las aves.

La visión de los conceptos o categorías que surge de la visión prototípicaestá basada en la


idea de que éstos son conjuntos borrosos. Es decir, loslímites entre categorías no están
claros y hay una gradación entre losmiembros de una categoría en la claridad de su
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pertenencia a ella. Mientrasmás «central» sea un miembro, es decir, más atributos


comparta con todos losdemás miembros, más clara será su pertenencia a la categoría.

La visión de las categorías como conjuntos borrosos establece que loscompartimientos en


los que dividimos el mundo no son claros ni están biendefinidos. Esto hace que una misma
cosa pueda ser vista como miembro decategorías bien diferentes a un mismo nivel de
abstracción. Por ejemplo, lascategorías «libro» y «mueble» parecen ser suficientemente
diferentes y normalmente no habrá dudas sobre si algo es un libro o un mueble.
Sinembargo, es posible encontrar miembros muy prototípicos de la primera, comolas
enciclopedias, que a veces pueden ser categorizados como miembros de lasegunda
(aunque poco representativos, por supuesto). Por ejemplo, cuando secompran y utilizan
las enciclopedias para la decoración del salón de casa.

En resumen, la diferencia fundamental entre la visión clásica de losconceptos y la visión


prototípica es que la primera ve los conceptos mentalesdesde un punto de vista racional y
científico, es decir, como entes biendefinidos. Esto lleva a límites claros entre categorías
sin diferencia en larepresentatividad de los miembros. En contraste, la segunda pretende
estudiarlos conceptos que utilizamos realmente en tareas cotidianas, y una
rápidaobservación nos informa que el mundo no está dividido en compartimientos
tanclaros, que la categorización es mucho más flexible y variable, y que el modoen que
decidimos si un ejemplar es miembro de una cierta categoría escomparándolo de forma
global con los miembros que conocemos de ella.

Los estudios transculturales sobre la categorización de los colores

En el origen de la visión prototípica de los conceptos estuvieron los


estudiosantropológicos sobre los términos que distintas culturas utilizan para nombrarlos
colores. El color es una dimensión psicológica que tiene las característicasadecuadas para
estudiar el modo en que las personas dividen o segmentan elmundo en compartimientos.
En sí mismo, el color surge de una dimensiónfísica que varía de forma continua, la longitud
de onda de la luz. Es decir, existeuna variación infinita y continua en los estímulos físicos
que generan laimpresión de color. Sin embargo, las personas organizan los colores en
unaspocas categorías discretas, lo cual se refleja en un número limitado de términospara
colores en los lenguajes del mundo.

Berlin y Kay (1969) descubrieron que se pueden aislar 11 términos básicosdel color en los
lenguajes de las distintas culturas. Estos términos son: negro,blanco, rojo, verde, amarillo,
azul, marrón, violeta, rosa, naranja y gris. Loslenguajes varían en la cantidad de nombres
de colores de que disponen y en elrango de colores que abarca cada uno. Si un lenguaje
dispone sólo de negro yblanco, el espectro del color es dividido en dos mitades, una

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