Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Anouihl
(basado en la obra de Sófocles)
1
Creón: Sí, Hemón. Sí, hijo mío. Valor. Antígona no puede vivir más. Antígona ya
nos ha abandonado a todos.
Hemón: ¿Crees que yo podré vivir sin ella? ¿Crees que aceptaré vuestra vida?
Y todos los días, de la mañana a la noche, sin ella. Y vuestra agitación, vuestra
charla, vuestro vacío, sin ella.
Creón: Tendrás que aceptar, Hemón. Cada uno de nosotros tiene un día, más o
menos triste, más o menos lejano, en que debe aceptar ser un hombre. Para ti,
ha llegado hoy... Y aquí estás frente a mí con las lágrimas asomándote a los ojos
y el corazón dolido, muchachito mío, por última vez... Cuando te hayas vuelto,
cuando hayas cruzado ese umbral dentro de un instante, todo habrá acabado.
Hemón (retrocede un poco y dice despacio): Ya se acabó.
Creón: No me juzgues, Hemón. No me juzgues tú también.
Hemón (lo mira y dice de pronto): Aquella gran fuerza y aquel coraje, aquel dios
gigante que me levantaba en sus brazos y me salvaba de los monstruos y las
sombras, ¿eras tú? Aquel olor prohibido y aquel buen pan de la noche, bajo la
lámpara, cuando me mostrabas libros en tu escritorio, ¿eras tú, te parece?
Creón (humildemente) Sí, Hemón.
Hemón: Todos aquellos cuidados, todo aquel orgullo, todos aquellos libros llenos
de héroes, ¿eran para llegar a esto? ¿Para llegar a ser un hombre, como tú dices,
y muy contento de vivir?
Creón: Sí, Hemón.
Hemón (grita de pronto como un niño, arrojándose en sus brazos) ¡Padre, no es
cierto! ¡No eres tú, no es hoy! No estamos los dos al pie de este muro donde sólo
cabe decir que sí. Todavía eres poderoso, como cuando yo era pequeño. ¡Ah!
¡Te lo suplico, padre, que yo te admire, que siga admirándote! Estoy demasiado
solo y el mundo queda demasiado desnudo si no puedo admirarte más.
Creón (lo aparta de sí): Estamos solos, Hemón. El mundo está desnudo. Y me
has admirado demasiado tiempo. Mírame, esto es convertirse en un hombre: ver
un día, de frente, el rostro del padre.
Hemón (lo mira, luego retrocede gritando): ¡Antígona! ¡Antígona! ¡Socorro!
(Sale corriendo.)
El coro (se acerca a Creón): Creón, salió como un loco.
Creón (que mira a lo lejos, hacia adelante, inmóvil) Sí. Pobre, la quiere.
El coro: Creón, hay que hacer algo.
Creón: No puedo hacer nada más.
El coro: Se ha marchado, herido de muerte.
Creón (sordamente) Sí, estamos todos heridos de muerte.