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GAIA Iniciación: viaje al origen del Universo MATÍAS DE STÉFANO

Temporada 1-Episodio 2

DUALIDAD (30/9/2019)
¿CÓMO FUERON CREADOS EL TIEMPO Y EL ESPACIO?

Hoy voy a explicar cómo se crearon el tiempo y el espacio; la naturaleza de la dualidad y las fuerzas que
provienen de las mismas.
Cuando nosotros, “los IN-NA”, entendimos LA UNIDAD, empeza-
mos a comprender también la importancia de la DUALIDAD.
Al principio, cuando empezamos evolucionar como especie, solía-
mos creer que la dualidad era algo que nos empujaba hacia la sepa-
ración; que la dualidad era una batalla constante dentro de la exis-
tencia; sin embargo, al comprender el punto de vista de LA UNI-
DAD, de cómo ella misma fue creando la dualidad, comprendimos que sin dualidad, nada puede existir.
Que justamente la dualidad es la esencia de toda creación y que el propósito por el cual existimos y por
el cual hacemos todo lo que hacemos, se basa en la dualidad.
Por eso es importante atravesar la idea que tenemos de la dualidad desde la 3° dimensión, en que nos
vemos separados entre un positivo y un negativo, entre un bien y un mal; en que dividimos todo como si
fueran opuestos, cuando en realidad desde el punto de vista de la 1° dimensión, esos opuestos son
siempre complementarios, y son los que movilizan al motor de la creación a generar más y más expe-
riencias.

Nosotros, los IN-NA, solíamos definir a LA UNIDAD, como un “bibliotecario” que vivió siempre en una
gran biblioteca y se leyó todos los libros -de la A a la Z- y una vez que se leyó todos los libros, se dio
cuenta de que lo sabía todo, pero que nunca había experimentado nada, entonces se miró a un espejo
y dijo “tengo que observarme a mí mismo, desde otro lugar -desde otra perspectiva- y permitirle a ese
reflejo, vivir el mundo que estoy leyendo, el mundo que está en mi imaginación”. Entonces, se proyectó
a sí mismo en su dualidad, y a partir de ahí pudo contemplar, vivir, y proyectarse, en todas aquellas
ideas e imaginaciones que había tenido.

La única forma de poder proyectar cada vez más realidades para


poder experimentarlas, es si el UNO puede observarse multipli-
cadamente por millones reflejándose a sí mismo hacia fuera.
A esto le llamamos “LA LEY DE CORRESPONDENCIA”; en que
todo lo que estaba adentro sale hacia fuera; todo lo que estaba
debajo va hacia arriba; toda esa proyección de diferentes pun-
tos de vista son los que empiezan a crear la estructura de LA
REALIDAD, y los que nos van a dar la imagen completa de los caminos de la creación.

Transcripción @AdrianaMdelVMercado 3/8/2021 1 de 6


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Temporada 1-Episodio 2

LA UNIDAD -la 1° dimensión-, es aquella que, al entenderse a sí misma, va a


proyectarse a sí misma hacia fuera. En esa proyección va a necesitar por pri-
mera vez, de algo que en LA UNIDAD no existe: el propósito. Al principio, en el
origen, en la existencia de LA UNIDAD, uno mismo es el propósito. La única
realidad que existe, ya sabe quién es, por lo tanto, no hay dirección a donde ir,
no hay misión que cumplir, no hay absolutamente nada por lo que salir hacia
afuera, por lo cual, tampoco volver hacia adentro.

Pero la única forma de experimentar. es si salgo de mí -para


observar un punto diferente-, y es por esto que por primera
vez el propósito que es el YO SOY, se proyecta hacia afuera,
se proyecta a la distancia e inevitablemente al hacerlo, se ge-
nera su opuesto. Esta proyección hacia afuera que se realiza,
vamos a llamar PROPÓSITO -se conoce como el aspecto posi-
tivo-. La MISIÓN, en su opuesto, por el otro lado, que es el
aspecto negativo.

El aspecto positivo y negativo del universo, lo que hacen es


comenzar a tejer una red de proyecciones, que hacen que el
UNO pueda moverse hacia afuera y experimentar una opción
de sí mismo hacia el positivo y el negativo.
La única forma en que yo voy a poder crear ese camino, es si
hay “un lazo de ondas y vibraciones” que se generan entre el
positivo y el negativo.

La única forma de crear el camino, y crear tejidos por los cuales puedo experimentarme, es a través de
LA DUALIDAD; a través de esta fuerza negativa y esta fuerza positiva que comienzan a fluctuar entre sí, a
moverse, y empiezan a girar sobre sí mismas para poder crear una especie de espiral energética, lo que
da lugar a diferentes niveles de conciencia.
Es gracias a las fuerzas positiva y negativa que el universo co-
mienza a separarse en diferentes dimensiones -como si fuera
una gran espiral- que comienza a llenar el espacio a través de
ondas vibracionales.

La dimensión número 2 es aquella que comienza a proyectar


del 1 -en diferentes perspectivas- duplicándose constante-
mente en diferentes direcciones. Es la base de la creación de
todas las otras dimensiones, de todas las proyecciones y probabilidades multidimensionales.

Solemos creer que, por estar en la 3° dimensión, venimos de la 2°- y ya dejamos la 1° y 2° dimensión
atrás- cuando en realidad, todas las dimensiones coexisten, por lo tanto, la 2° D, es algo que está cons-
tantemente entre nosotros. Implica todos los aspectos positivos y negativos de nuestra vida; todos
aquellos caminos a los que nos dirigimos y que estamos dejando; todas las líneas de tiempo y espacio
por las cuales estamos transitando.

La 2° dimensión existe constantemente -Aquí y ahora- y es importante reconocer en nuestra vida, que
más allá de que estemos experimentando un concepto completo como la 3° dimensión, la dualidad es
aquella que nos permite ser creadores constantemente. Es por esto que debemos integrar la dualidad
de nuestra experiencia, y no, luchar para escaparnos de ella.

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La mejor manera de entender cómo funciona esta realidad, es imaginándonos dentro de una habitación
en la que en un rincón hay una lámpara enfocándonos a noso-
tros -que estamos en el centro-. Si yo estoy en el centro y ob-
servo la luz de la lámpara, comienzo a acercarme hacia ella, por-
que busco la luz.

Pero ¿qué pasa cuanto más me acerco a la luz? que detrás de mí,
más oscuridad se proyecta. Lo que nos recuerda esto, es que
“cuanto más nos acercamos a la luz, más nos alejamos de la otra
polaridad y por lo tanto perdemos el equilibrio”. Al perder el equilibrio y acercarnos tanto a una de las
polaridades, la otra nos obnubila, nos abraza y crea su propia realidad a través de nuestra inconsciencia.
Nos hemos distanciado tanto de la oscuridad como concepto creador, que al acercarnos tanto a la luz
sólo vemos al creador como un destructor.

Toda batalla, crisis o conflicto, que pueda tener en mi vida, lo único que me está recordando, es que no
estoy en mi centro, que me he separado tanto buscando una luz ficticia, que no era el propósito; que
todo lo que he logrado es que se amplificara mi sombra detrás de mí. Es por esto que el gran llamado de
la dualidad es a recordar que LA DUALIDAD no está para separarnos, la dualidad está para crearnos; y
que en el momento en que sepamos cómo unificarlas, podremos ser creadores de nuestra propia reali-
dad. La única forma de que no haya destrucción es cuando encontramos el flujo armónico en la cons-
tante transformación.

Nada en la existencia es fijo, todo se transforma; todo es constantemente cambiante, por eso nuestro
objetivo es evolucionar, no: “encontrar el mundo de paz amor y balance perfecto”. Nuestro objetivo es
siempre superarnos a nosotros mismos, e integrar más aspectos de nosotros mismos. Siempre que va-
yamos en contra de un aspecto de nosotros mismos, la humanidad, la existencia, va a entrar en deca-
dencia y en crisis. Es por esto que comprender la dualidad- la polaridad real- lo que nos va ayudar en
nuestra existencia, es a entender que todo lo que sucede a nuestro alrededor es una proyección del
mundo interno, de “quiénes somos” -de lo que hemos creado en el exterior-.

Es por esto que cuando comprendamos la importancia de la 2° dimensión que nos compone, nos vamos
a dar cuenta de que nosotros somos creadores de toda realidad y que somos el reflejo de toda crea-
ción y entenderlo, nos va ayudar a armonizar la polaridad, para convertirnos a nosotros mismos en ca-
nales de expresión para esa creación divina, de la cual formamos parte a través de LA UNIDAD.

Es por esto que, las fuerzas del universo -desde el punto de vista de un planeta que no es la Tierra- se
contempla y se observa desde la neutralidad. La luz y la oscuridad son complementos constantes que
permiten la creación constante del universo. Una vez que entiendo esto desde la Tierra -desde la sepa-
ración- me doy cuenta de que todo lo que proyecté a mi exterior, no está en contra mío; sólo está tra-
tando de recordarme que debo volver a mi centro.
El positivo y el negativo son también la fuerza creadora y destructora. Las llamamos “las fuerzas del bien
y del mal”, pero en su origen, también las conocemos como femenino y masculino.

La fuerza negativa es lo que vamos a conocer como “femenino” y la fuerza positiva como “masculino”.
La fuerza negativa se conoce como tal, porque es aquella que contiene toda la creación.
El aspecto negativo del universo es “quién diseña la creación” -no aquel que la destruye-.
El positivo -el aspecto masculino- es aquel que focaliza un solo punto de la realidad y se dirige hacia ella
para completar todos los aspectos posibles de esa dirección, de ese propósito.

Transcripción @AdrianaMdelVMercado 3/8/2021 3 de 6


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Es por esto que inevitablemente se necesita del femenino-negativo y del positivo- masculino, para inter-
actuar constantemente en el aspecto de la creación. “Femenino” y “masculino” no son mujer y hombre;
son diferentes energías que interactúan entre sí creando diferentes opciones de sí mismo.

Esta dualidad en el universo, comienza a proyectar la creación; comienza a crear los aspectos de arriba y
abajo; dentro y fuera; comienza a darnos un marco por el cual movernos a través del tiempo y el espa-
cio, porque esa misma dualidad es la que genera a través de las ondas, el tiempo y el espacio.
TIEMPO y ESPACIO, son los dos nombres que recibe LA UNIDAD a través de su observación en la duali-
dad.

En el principio, cuando el 1 proyecta todas


las probabilidades de sí mismo, observa en
todas direcciones, todas las posibilidades de
su existencia, por lo tanto, todos los tiempos
posibles. Esos tiempos crean con una especie
de esfera o toroide, en el cual se observan y
se pueden presentar todos los caminos dife-
rentes que crea LA UNIDAD para observarse y vivirse.

En el centro, en un único punto, se encuentra un solo espacio qué


es el AQUÍ (señala en dirección vertical) , y en su proyección hacia
los lados (señala en dirección horizontal), existe sólo un tiempo-
AHORA-. Pero ese AHORA, contempla todas las probabilidades del
pasado, del presente y el futuro; y ese AQUÍ, comienza a tejer
desde el centro, todos los caminos de todos los AQUÍ posibles.
Entonces, LA UNIDAD -desde un único punto- proyecta todas las vi-
siones del tiempo y todas las visiones del espacio.

Esto va creando las diferentes probabilidades en las cuales vamos a experimentar LA REALIDAD. Y una
vez que existe el tiempo y el espacio físico, vamos a comenzar a observar los rostros que hemos creado
en lo externo. Así es, cuando la dualidad comienza a contemplarse a sí misma a través de la experiencia;
es cuando la dualidad nos habilita poder vivir ese otro lado de nosotros mismos; poder contemplar en el
afuera lo que no podemos ver en el adentro.

Cuando vivía en Gludok, los IN-NA nos enseñaban que todo aquello que estaba proyectado fuera, fue
simplemente un latido del 1, saliendo hacia fuera; y que entonces cualquier conflicto o batalla externa
que estemos viviendo con otra persona, también estaba en el interior; y que no hacía falta entrar en el
conflicto externo, sino que simplemente teníamos que observar nuestro conflicto interno. Por esto
cuanto más nos alejamos de la existencia real y empezamos a vivir las proyecciones como una realidad,
vamos a vivir la dualidad y la separación como una batalla constante - por elegir una sola opción, sobre
la otra-.
El sistema universal, a los seres de conciencia, nos hizo tener dos manos: una con la que se recibe; otra
con la que se da, y en este “dar y recibir” es donde yo mismo puedo encontrar mi luz y mi oscuridad
¿SOY YO CAPAZ DE DAR Y RECIBIR EN EQUILIBRIO DESDE MI CENTRO?

Si no estoy siendo equilibrado, todo lo que suceda en el exterior, va a


ser exactamente un reflejo de lo que pasa en mi interior. Es por esto
que la forma que encontramos de ir hacia el centro, es la neutralidad,
porque estas dos manos, tienen dos brazos que nos dirigen al pecho -
al centro del corazón-, por eso EL CORAZÓN, es el punto central
desde el cual podemos acceder a la neutralidad, y convertir la

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dualidad -no en algo que nos separa- sino en algo que nos une; y que ambos, tienen que estar en la
misma cantidad de balance y equilibrio para encontrar la armonía en
el centro del ser.

La única forma de llegar a esa UNIDAD, desde la dualidad, es a través


de un concepto que, en la tierra es utilizado de una forma bastante
errónea. Lo llamamos “amor incondicional”.
AMOR, proviene de la palabra latina “a-mors “→ “sin muerte”, lo cual
significa para los romanos “lo eterno” -algo, que es eterno-. No significa algo que yo siento por otro, no
significa estar volcado hacia el otro o que el otro me ame, significa “yo soy eterno y todo lo que yo toco
es eterno -porque proviene de mí y vuelve a mí constantemente-”.

Y “es incondicional”, cuando no depende de ninguna condición. El creer que el otro está separado de mí
y que yo soy, y el otro es una condición de un lazo Inevitable -está siendo condicionado-, está siendo
condicionado porque yo espero del otro algo, que no puedo darme a mí mismo. Entonces, lo que signi-
fica “el amor incondicional”, es ser eterno conmigo mismo, liberando al otro de la imagen que pro-
yecté de él, dejándolo ser libre de mi proyección y mi Idea de quién es, y convertirme a mí mismo en mi
propia constante creación. Por eso el centro de todo, se llama “amor incondicional”.

Un ser logra amar incondicionalmente, cuando recuerda que es un eterno creador, libre los condiciona-
mientos del espacio y del tiempo.

Uno de los conceptos que prenden el amor incondicional es el concepto de la compasión.


COMPASIÓN proviene de las palabras “tener pasión” sobre las cosas; tener pasión sobre la creación.
Hace 2000 años que venimos utilizando el concepto de la compasión desde una visión cristiana en la
cual, se habla de tener incluso “pena” por el otro, o ayudar al otro y volcarse sobre el otro; dar todo mi
servicio para que el otro esté bien; tener compasión del proceso externo. Sin embargo, compasión im-
plica sentir pasión de mi propia creación y resonar esa pasión que tengo por la existencia, para que los
otros puedan también comenzar a crear a partir de la resonancia y el reflejo que yo genero en la exis-
tencia. Compasión, “no es dar al otro”, compasión es recordarle al otro que es capaz de darse a sí
mismo. Compasión es demostrar con ejemplo y coherencia quién uno es.

Por eso el mejor ejemplo de encontrar ese balance entre la dualidad, es la de ser un árbol. Un árbol
nunca se va a inclinar para levantar al otro árbol que se cayó; el árbol va a estar en su eje recordándose
a sí mismo quien es, y por sus pies y sus raíces, por sus ramas y sus hojas, va a entregar energía para que
el otro pueda renacer a través de su propio proceso. Compasión, entonces, es otra forma de entender el
“amor Incondicional” en el cual libero al otro de mi perspectiva de su realidad, y el otro, entonces es li-
bre de reflejarme su perspectiva de su realidad.

En esta perspectiva de la dualidad, la compasión es “compartir


la pasión por la creación”; es tomar conciencia y ser capaz de
compartir cómo te sientes sobre ti mismo; cómo te sientes en
tu equilibrio. Estamos dirigiéndonos a la dualidad de la crea-
ción, no a la de la separación. Y esa es una de las cosas más im-
portantes que hay que aprender, la dualidad no es mala, la
dualidad es creación.
En realidad, sólo tenemos el concepto del tiempo y el espacio; del positivo y negativo; del femenino y el
masculino. En tanto que, en la 3° dimensión, comenzamos a tener una tercera opción. Por lo tanto, nos
dirigimos y nos concentramos solamente en un punto de vista.
Cuando vivimos en la 3° dimensión, la dualidad parece algo que nos detiene en nuestro proceso. Focali-
zamos una realidad exterior. Entonces cuando contemplamos esta verdad, solemos pensar de que los

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otros aspectos comienzan a detenernos en nuestro proceso. Esto es lo que temporalmente conocemos
como “vivir el presente”, mientras que “venimos de un pasado” y “vamos hacia un futuro”.
Biológicamente, estamos diseñados para “sobrevivir”, en un mundo que tiene una sola estrella -el sol-.
Los humanos fuimos evolutivamente diseñados para sobrevivir en un mundo que tiene 12 horas de no-
che y 12 horas de día. Al tener 12 horas de noche, nuestra Biología se proyectó en “trata de sobrevivir a
esa noche” -en la cual los animales nos podían comer, otros nos podían atacar- y no veíamos con clari-
dad la realidad. Por eso esperábamos con ansias las 12 horas de día, en las que el sol nos podía mostrar
el camino; nos daba las opciones de cosechar, de alimentarnos; de poder ver más allá. Es por esto que
desde hace millones y millones de años en evolución, construimos nuestro camino a través de la bús-
queda de la luz y de escaparnos de la oscuridad. Esto creó un concepto filosófico o mental -cultural- de
la humanidad, en que el aspecto negativo -el aspecto del oscuridad- el aspecto de la caverna, es algo
que nos atrapa o nos confunde; en tanto la luz, es el camino a seguir. Por eso religiosamente creamos la
idea del “cielo” como un lugar lumínico y del “infierno” como un lugar de oscuridad. Esto hizo que apa-
rezca la separación. Esa separación de la dualidad sucedió cuando en lugar de encontrar el centro AQUÍ
Y AHORA, decidimos buscar la luz y escapar de la oscuridad.

Las mujeres trabajarían con la energía de la luna en la oscuridad; en los úteros de las cuevas, mientras
que los hombres trabajarían a la luz, en la investigación, la lectura, en la ciencia. Esto hizo que a lo largo
de los últimos tres mil años se creara una civilización en la cual el hombre estaba a la cabeza -dirigiéndo-
nos hacia la luz- mientras que la Mujer pasó a estar por debajo, en la oscuridad, como un ser castigado;
como si fuera parte del infierno. Es por eso que esa separación durante miles de años, nos ha llevado a
una decadencia del ser, a una evolución del conocimiento y la mente, pero una decadencia de quienes
realmente somos. Es por eso que uno de los grandes retos que tenemos en las próximas civilizaciones,
es volver a encontrar el equilibrio y el balance entre el femenino y el masculino, entre la luz y la oscuri-
dad -sin endemoniar ni endiosar a una o a la otra-.

Esta separación comienza fractalizarse más y más, al punto en que


ese único espejo que tenemos delante, se convierte en una gran es-
fera de espejos rotos, en los cuales se ha fractalizado tantas veces,
en tantos millones de probabilidades, que no logro poder contemplar
cuál es la imagen real.

Por eso me pierdo en las ideas, me pierdo en las imágenes.

La única forma de poder trascender ese concepto de estar atrapados en la realidad negativa, es si en lu-
gar de creernos separados por la dualidad, comenzamos a saber que somos la dualidad. Y es ahí cuando
empiezo a ser creador de nuevo.

Por eso a partir de ahora, con este concepto de la 2° dimensión, cuando salgan a la calle, cuando se rela-
cionen con otras personas, obsérvenles a esas personas -ya no como seres separados de ustedes- sino
como proyecciones del único ser que existe; proyecciones en esta gran esfera de espejos, en las cuales
cada persona que se encuentra en su vida, es simplemente un reflejo de lo que necesitan observar de
ustedes mismos en el interior. Y es por esto que necesitamos de las relaciones, de los vínculos, de en-
contrar personas, de relacionarnos con personas, porque es la única forma en la 2° dimensión, que po-
demos observar los diferentes aspectos de LA UNIDAD. Por eso la 2° dimensión, es la clave para apren-
der “quién soy” -a través de la observación de mí mismo en el afuera- En el próximo episodio explorare-
mos la creación de la materia y la 3° dimensión.

Transcripción @AdrianaMdelVMercado 3/8/2021 6 de 6

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