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Propósito: Razonar junto al oyente, el valor de la consagración o santificación requerida por Dios e incitarnos a vivirla agradable a él,
para recibir su notoria aprobación.
INTRODUCCIÓN:
A. Salutación. Acorde con la ocasión.
B. Prédica: LA CONSAGRACIÓN O SANTIFICACIÓN
C. Base bíblica: Levítico 27.28
D. Consagración. Acción de separar y dedicar personas o cosas para el servicio de Dios. En el Antiguo
Testamento, es traducción de tres palabras hebreas: haram – nazar, nezer - mille yadh – literalmente “llenar la
mano”.
Tres maneras: Obligatoria “Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de
Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.” (Éxodo 13.2). Voluntaria “…Habla a los hijos de
Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová…
Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová…” (Números 6.1 – 21). Ritual “…llenar sus manos
para consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas…” (Éxodo 29.1 – 37).
Su equivalencia en el Nuevo Testamento, viene de la expresión santificación (griego haguiasmós – del verbo
haguiázo – consagrar, santificar, separar; equivalente al verbo hebreo qâdash (apartar del uso común), santidad,
consagración, santificación. Jesucristo lo enseño así “…yo me santifico a mí mismo, para qué también ellos
sean santificados en la verdad.” (Juan 17.19).
CONCLUSIÓN:
A. La consagración o santidad, tiene como origen a nuestro Dios, la recibimos inmerecidamente para vivirla a
plenitud, como motivo para participar juntamente con él.
1. 1ª Tesalonicenses 4. 7, 8 “…Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación…”
2. Hebreos 12.14 “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
B. Invitación final. Obedientes o desobedientes.
Hno. Roberto
Cel. 3281 - 1581