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Jim whitehurst: "Liderar es crear contextos

para que las personas innoven"


El CEO mundial de Red Hat cree que al código abierto le llegó su momento y busca
duplicar el tamaño de la compañía a US$ 5000 millones para 2020
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Ignacio Federico
LA NACION
BOSTON.- La economía colaborativa sigue su camino ascendente y en 2025 moverá US$
335.000 millones en el mundo, según datos de PwC. Jugadores como Uber y Airbnb
surgen inmediatamente cuando se refiere al término, pero esta tendencia, que es
relativamente reciente para el usuario final, lleva un largo recorrido en la industria del
software, donde comunidades de desarrolladores crean soluciones de código abierto
(open source) que están disponibles para que las use cualquiera, sean usuarios o
empresas. Y varias firmas del sector, como Red Hat, basan su modelo de negocio en
tomar este software disponible, para agregarle desarrollos propios y servicios y venderlo
a compañías. Pero siempre siguiendo una máxima: a diferencia del modelo propietario
de licencias, no se paga por el producto, que es libre. Además, en la mayoría de los
casos, cualquier desarrollo agregado que haga una empresa cliente (un banco, una telco
o un organismo del gobierno) suele volver a la comunidad y queda disponible para que lo
tome otro. Es la colaboración en su máxima expresión.

El sistema operativo open source por excelencia es Linux y Red Hat tiene más del 76%
del share mundial. Sin embargo, la firma creada en 1993 hoy también está enfocada en
nuevas tecnologías, sobre todo en la nube, ya que el 70% de las empresas dice que ahí
está su prioridad de inversión para este año. Así, la firma lleva 60 trimestres
consecutivos de crecimiento y alcanzó una facturación de US$ 2400 millones en el
último año fiscal (cerrado en marzo), lo que representa un avance interanual del 18%.
Además, busca duplicar su tamaño, a US$ 5000 millones, para 2020. "Es un hito en un
camino que puede llevarnos a US$ 10.000 millones y más. Estamos en un mercado [el de
software de infraestructura] de US$ 100.000 millones creando una conmoción", explicó
Jim Whitehurst, CEO global de Red Hat, en una mesa redonda con periodistas de
América latina, en el marco del Red Summit 2017, que se llevó a cabo en esta ciudad a
principios de mes.
Red Hat está en América latina hace 11 años y hoy es la región de crecimiento más
acelerado, con un avance de 30% en facturación y 12% en cantidad de gente. Suma unos
500 empleados y el 75% del negocio es a través de partners, según contó Paulo Bonucci,
máxima autoridad de la región. Los países de mayor tamaño son Brasil (40%), México
(20%) y la Argentina (18%), donde cuenta con grandes clientes en el sector de las telcos
(Cablevisión), bancos (BBVA, Santander Río) y gobierno (por ejemplo, la lógica de cómo
se reparten los beneficios sociales en la Anses o el clearing de transacciones de la
tarjeta SUBE).

Con todo, en este camino de crecimiento, a Whitehurst lo desvela una cosa: lograr
escalar la cultura. Es que el ejecutivo es también autor de La organización abierta y
pregona que el método open source no sólo será clave para expandir las nuevas
tecnologías (nube, internet de las cosas, inteligencia artificial, 5G), sino que debe
extenderse a los modelos de gestión de las compañías: "Hoy organizamos las empresas
igual que hace 150 años. Pero tenemos que crear contextos para que los individuos
puedan hacer, probar, aprender, resolver problemas y seguir adelante", había dicho unas
horas antes desde el escenario ante más de 5000 analistas, clientes, partners y medios.

-¿Cuál es el mayor desafío para duplicar el tamaño de la firma?

-Tenemos mucha demanda en el mercado. Nuestra cuestión es cómo adquirimos escala


suficiente. No se trata sólo de superar a la competencia, pero lo vamos a lograr
aumentando la escala de nuestra cultura. Nuestro objetivo es contratar la mitad de los
empleados nuevos vía referencias de otros empleados.

-¿Por qué piensa que el futuro es el código abierto y qué pasará con las firmas que
no lo adopten?

-Cualquier software en el que la participación del usuario incida mucho va a ser abierto
y de la infraestructura para abajo va a ser open source. Todo en la infraestructura, big
data, redes, es abierto o va camino de serlo.

-¿Y qué pasará con el software propietario?

-En la lógica de los negocios es difícil construir una gran comunidad y sus miembros
pueden ser competidores que no querrán cooperar. Por eso pienso que el software con
derechos de propiedad seguirá existiendo. Sólo que va a estar más al nivel de la lógica
de los negocios. Las compañías que están en un punto intermedio, que hacen algo de
ambas cosas, van a tener que adoptar el código abierto.

-¿Qué proyección de crecimiento tiene Red Hat?

-Si hablamos de software de infraestructura, es un mercado de US$ 100.000 millones.


Casi no tenemos límite para nuestro crecimiento. El año pasado dije que para 2020
estaremos en US$ 5000 millones. Es una aspiración, pero no una meta. Pero creo que eso
es un hito en un camino que puede llevarnos a US$ 10.000 millones y más. Hay que
pensar que estamos en un mercado de US$ 100.000 millones creando una conmoción.
Nuestro mayor desafío es conseguir la escala para aprovechar las oportunidades, no la
demanda del mercado.

-¿Por qué hay pocas empresas que con foco en código abierto?

-Todos los demás que intentaron hacer open source son compañías de software, en las
que domina la funcionalidad. En el código abierto la funcionalidad es gratuita, por lo
que dedicamos todo nuestro tiempo a pensar cómo se construye un modelo de negocios
de valor en torno del contenido gratuito. El producto para nosotros no son los bits
compilados, sino la propuesta que se arma en torno a eso.

-¿Cómo se diferencia del sistema tradicional?

-En el tradicional, alguien de marketing dice: quiero entender la necesidad del cliente.
Y a partir de ahí cubre sus requisitos y crea un producto. Nosotros regalamos nuestro
código y trabajamos al revés: vemos las comunidades, analizamos qué gran innovación
puede ser valiosa para un cliente y entonces convertimos eso en una oferta en torno del
contenido gratuito.

-¿Analizan ingresar en nuevos segmentos?

-Sí, hay muchos segmentos a los que creo que vamos a ir con el tiempo. Probablemente
no aplicaciones empresarias, pero basta pensar en todo lo que está sucediendo con el
aprendizaje de las máquinas, big data, internet de las cosas o redes definidas por
software. Hay tantas áreas diferentes en las que podríamos aplicar nuestro modelo y
con el tiempo es muy posible que lo hagamos.

-¿Cuál sería el próximo paso?


-Nuestra mayor preocupación es que estemos soportando con suficiente inversión las
áreas en las que estamos ahora. Y luego ir escalando el modelo de negocios. Nuestros
precios son muy bajos comparados con los de nuestros competidores, por lo que no
podemos sacar miles de millones de dólares de Linux, porque no es nuestro modelo para
invertir en todas estas otras áreas. Nos enorgullece que nuestros precios sean bajos. Es
un valor que transmitimos a nuestros clientes, pero también significa menos dólares
para reinvertir, por eso podemos crecer sólo a un determinado ritmo.

-¿Cuál es la clave de su modelo de gestión?

-Ser CEO tiene que ver con crear ventajas competitivas e inspirar a la gente. Es como un
director de orquesta. Yo no hago nada, no atiendo el teléfono, no escribo código. Se
trata de elegir el equipo adecuado, asegurarme de que hemos elegido la dirección
estratégica adecuada y que ejecutamos en función de ella. Espero que parte del valor
que aporto sea claridad estratégica, inspirar al equipo y lograr amplificar la escala de la
cultura.

-¿Cómo el modelo open source va a cambiar la organización de las compañías?

-Este principio de sistemas auto-organizados, la modularidad, la idea de difundir


rápidamente, fallar rápido, aprender y modificar va a prevalecer. Pero es muy difícil
lograr que la gente cambie. El rol de la conducción no es dirigir sino posibilitar.

-El código abierto tiene que ver con la colaboración, pero el sistema educativo se
centra en la competencia...

-El sistema educativo en la mayor parte del mundo está armado para producir
trabajadores fabriles que siguen órdenes y no cometen errores. Pero en los negocios no
se puede aprender si no se prueba y se equivoca. Estamos creando trabajadores para el
siglo XX y no para el siglo XXI, es un problema.

-¿Qué lugar ocupa América latina en el negocio?

-Es nuestra región de crecimiento más acelerado. Mi impresión es que eso se debe a que
tiene muchas compañías grandes y estados de un tamaño significativo. Nosotros vamos
de arriba hacia abajo.

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