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Ejercicio Vespertino y rezo del Santo Rosario y novena a N. S. de
Candelaria
Con motivo de la fiesta de Candelaria
Año del Señor 2022
Para prepararse correctamente al ejercicio del Santo Rosario se recomienda leer previamente esta
guía en su totalidad, para que al dirigirla no tenga dificultad para dirigirse a las partes
correspondientes
Todo lo que está en rojo son indicaciones para el lector, no se leen a viva voz.
[ ] Todo lo que está entre corchetes puede omitirse o agregarse según sea necesario.
† En donde aparezca este símbolo es necesario hacer la señal de la cruz.
En donde aparezca este símbolo es necesario hacer un golpe de pecho.
En donde aparezca este símbolo es necesario hacer una genuflexión (inclinación de cabeza)
El lector anuncia:
Si está de pie en el altar.
[Se ponen de rodillas]
Si está en las bancas o cuenta con un reclinatorio.
[Nos ponemos de rodillas]
Sacerdote
En este momento el Sacerdote procede a la Exposición del Santísimo Sacramento en el Ostensorio
(Custodia) y procede a incensar al Santísimo puesto sobre el Altar.
Coro o Cantante
El Coro o quien ameniza canta al tiempo un Alabado Eucarístico
Sacerdote
Luego de incensar al Santísimo, mientras el canto continúa procederá a colocarlo en el expositor
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Ejercicio del Santo Rosario
Iniciamos en este momento el ejercicio del Santo Rosario y rezo de la Novena a Nuestra Señora de
Candelaria.
Si el ministro o lector designado, se encuentra dirigiendo el rezo desde el altar, se colocará de pie en «el
ambón» (sitio destinado para las lecturas) o bien en «el atril» del monitor de frente al pueblo.
Si el ministro o lector designado, se encuentra en las bancas de la nave del templo o dispone de un
reclinatorio en El altar, se colocará de rodillas de frente al altar.
Lector
Si reza El Santo Rosario con la Novena.
[Ejercicio del Santo Rosario:]
Si se reza solo la Novena.
[Novena a Nuestra Señora de Candelaria]
Lector: Infinitamente sea alabado
Fieles: Mi Jesús sacramentado
Fieles:
Amen.
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Acto de contrición:
Todos.
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por
ser Vos, quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa Golpe de pecho
en el alma de todo corazón haberos ofendido y quebrantado vuestros santos
mandamientos.
Amén
Si se hace sólo la novena, en este punto se pasa directamente a la Oración para todos los días.
Lector.
Ofrecimiento.
Ofrecemos este Santo Rosario por todas nuestras familias, por nuestra parroquia y
por todos los fieles devotos de Nuestra Señora de Candelaria.
[Por todos aquellos a quienes hemos ofrecido una oración o se han encomendado a
nuestras oraciones. Y especialmente por todos aquellos que sufren quebrantos de
salud]
Se puede hacer algún ofrecimiento particular o mencionar intenciones de la Parroquia que se tengan
previstas.
El Santo Rosario se compone de 20 misterios, divididos en grupos de cinco en los que se medita la vida,
pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y los gozos, luces, dolores y glorias de su
Santísima Madre, organizados de la siguiente forma.
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Lector.
Anuncio de los misterios correspondientes
Lunes y sábado.
Jueves.
Martes y viernes.
Miércoles y domingo.
Coro o Cantante
Luego de que el lector anuncia los misterios, el coro o quien ameniza ejecuta un alabado cantando una
estrofa y coro antes del inicio de cada uno de los misterios [Se sugiere un alabado mariano (sobre todo si se
celebra una festividad mariana o mes de mayo) o un alabado eucarístico o uno dedicado al Sagrado corazón
de Jesús. En tiempo de Cuaresma, Mes de difuntos o festividades de Jesús Nazareno puede hacerse un
canto de pasón como Oh Dulce Jesús mío…
Luego se anuncia el misterio (ver la hoja correspondiente de misterios del Santo Rosario) La decena de cada
Misterio incluye: un Padre Nuestro, diez Avemarías, un Gloria, una jaculatoria a María [y la Oración de
Fátima]
Coro o Cantante
Luego de cada misterio se vuelve a hacer el canto de estrofa y coro seleccionado
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Misterios Gozosos del Santísimo Rosario:
Fieles: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria
Lector: ¡María madre de gracia y de misericordia!
Fieles: En la vida y en la muerte ampáranos, gran Señora
Al terminar el primer misterio se puede indicar a los fieles que [pueden sentarse]. Quien guía el rosario
permanece de pie o bien hincado, como lo haya iniciado.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Segundo misterio
La visita de María Santísima, a su prima Santa Isabel.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Tercer misterio
El nacimiento del Hijo de Dios, en el humilde portal de Belén.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Cuarto misterio
La purificación de María Santísima y la presentación del Niño Jesús, en
el Templo.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Quinto misterio
El Niño Jesús, perdido y hallado en el Templo.
Al finalizar Canto como se indicó al inicio Pazar a la página de las 3 Ave Marías.
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Misterios Luminosos del Santísimo Rosario:
Fieles: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria
Lector: ¡María madre de gracia y de misericordia!
Fieles: En la vida y en la muerte ampáranos, gran Señora
Al terminar el primer misterio se puede indicar a los fieles que [pueden sentarse]. Quien guía el rosario
permanece de pie o bien hincado, como lo haya iniciado.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Segundo misterio
El primer milagro de Nuestro Señor Jesucristo, en las bodas de Caná
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Misterios Dolorosos del Santísimo Rosario:
Fieles: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria
Lector: ¡María madre de gracia y de misericordia!
Fieles: En la vida y en la muerte ampáranos, gran Señora
Al terminar el primer misterio se puede indicar a los fieles que [pueden sentarse]. Quien guía el rosario
permanece de pie o bien hincado, como lo haya iniciado.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Segundo misterio
Los azotes que padeció Nuestro Señor Jesucristo, atado a la columna
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Misterios Gloriosos del Santísimo Rosario:
Fieles: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria
Lector: ¡María madre de gracia y de misericordia!
Fieles: En la vida y en la muerte ampáranos, gran Señora
Al terminar el primer misterio se puede indicar a los fieles que [pueden sentarse]. Quien guía el rosario
permanece de pie o bien hincado, como lo haya iniciado.
Canto como se indicó al inicio
Lector: Segundo misterio
La admirable Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo, a los cielos.
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Las tres últimas Ave Marías
Al finalizar el quinto misterio antes de las tres Avemarías.
Todos: Oh, Soberano Santuario, Madre del Verbo Eterno, libra Virgen del Infierno, a
todos los que hemos rezado el Santísimo Rosario.
Lector ofrece:
Por nuestro párroco N. [Mons. Erwin García Arandi] y todos los Sacerdotes,
especialmente por los más necesitados.
Lector: Dios te salve María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del
parto, en tus manos encomendamos nuestra fe, [acá, el Coro o Cantante
Lector: Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el
parto, en tus manos encomendamos nuestra esperanza, de la misma forma que
la primer Ave María
Fieles: Santa María… de la misma forma que la primer Ave María
Lector: Dios te salve María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen
Purísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad,
de la misma forma que la primer Ave María
Fieles: Santa María… de la misma forma que la primer Ave María
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Letanías, Credo y Salve
En este momento el lector invita a los fieles [nos ponemos de rodillas]. Quien guía el rosario permanece
de pie o bien permanece hincado.
Letanías Lauretanas
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L: Madre del Creador. F: Ruega por nosotros
L: Madre del Salvador.
L: Virgen prudentísima.
L: Virgen digna de veneración.
L: Virgen digna de alabanza.
L: Virgen poderosa.
L: Virgen clemente.
L: Virgen fiel.
L: Espejo de justicia.
L: Trono de la sabiduría.
L: Causa de nuestra alegría.
L: Vaso espiritual.
L: Vaso honorable.
L: Vaso insigne de devoción.
L: Rosa mística.
L: Torre de David.
L: Torre de marfil.
L: Casa de oro.
L: Arca de la nueva alianza.
L: Puerta del cielo.
L: Estrella de la mañana.
L: Salud de los enfermos.
L: Refugio de los pecadores.
L: Consoladora de los afligidos.
L: Auxilio de los cristianos.
L: Reina de los ángeles.
L: Reina de los patriarcas.
L: Reina de los profetas.
L: Reina de los apóstoles.
L: Reina de los mártires.
L: Reina de los confesores de la fe.
L: Reina de las vírgenes.
L: Reina de todos los santos.
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L: Reina concebida sin pecado original. F: Ruega por nosotros
L: Reina llevada al cielo.
L: Reina del santísimo rosario.
L: Reina de las familias.
L: Reina de la paz
L: Reina del clero
Todos: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las
súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de
todo peligro, ¡oh, Virgen!, siempre Gloriosa y Bendita. Amén.
Credo
En este momento el lector invita a los fieles [se ponen de pie]. Quien guía el rosario permanece de pie o
bien si está hincado, se incorpora y vuelve hacia los fieles.
Todos: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido genuflexión por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo
el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a
los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí ha de
venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Madre Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
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SI ES REZADA.
[Una Salve] a la Santísima Virgen por el alivio y descanso de todas las benditas
almas del Santo Purgatorio.
Canto de la Salve:
Cantor y Fieles
En sábado, se puede hacer cantada:
La dirige el Sacerdote o bien el coro o un cantor que puede ser el ministro o lector designado, para el efecto
se divide en dos coros que se contestan alternamente cada frase.
En este caso el Sacerdote, Diácono o ministro debidamente instituido que se ha designado, se coloca de pie
frente al altar y mientras se está haciendo el canto de la Salve, este procede a incensar a la imagen de la
Santísima Virgen y luego incensa el altar.
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Guía el Cantor o Sacerdote y Fieles contestan
C: Dios te salve Reina y Madre, F: de misericordia,
C: vida dulzura esperanza nuestra; F: Dios te salve.
C: A ti clamamos F: los desterrados hijos de Eva;
C: a ti suspiramos, F: gimiendo y llorando
C: en este valle de lágrimas F: ¡Ea pues!, Señora
C: abogada nuestra F: vuelve a nosotros esos tus ojos
C: misericordiosos, F: y después de este destierro,
C: muéstranos a Jesús: F: fruto bendito de tu vientre.
C: ¡Oh clemente!, F: ¡Oh piadosa!,
C: oh, ¡dulce Virgen María! F: Ruega por nosotros,
C: Santa Madre de Dios F: para que seamos dignos
C: de alcanzar F: las promesas de Jesucristo
T: Amen
El ministro que preside:
Sacerdote o Cantor: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
Fieles: para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro
Señor Jesucristo.
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Novena a Nuestra Señora de Candelaria
Lector
Si no se reza el Santo Rosario en este punto se continúa después del Acto de Contrición al inicio del ejercicio
Lector
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Jesús amable, Dios y Hombre verdadero, esplendor de la Gloria del Padre, belleza Inconmutable, el
más hermoso de los hijos de los hombres.
Quiero amarte tal y como lo mereces y estoy obligado. Quiero ofrecerte mi alma y mi vida, pura e
irreprensible. Pero, soy flaco y miserable.
Tú que eres la luz de las naciones, dígnate iluminar mi inteligencia y purificar mi corazón, para que
pueda ocuparme en obsequiarte a ti, y a tu Santísima Madre, a quien adornaste con los más
preciados dones de naturaleza y gracia, y a quien enriqueciste con excelentes prerrogativas de
afectos y veneración.
Estoy convencido, de qué te complaces cuando honramos y glorificamos a tu Santa Madre, a quien
amas y deseas sea amada.
Te dedico esta novena, en recuerdo a las virtudes que la Virgen ejerció, especialmente las que
practicó en el misterio de su purificación.
Espero, te dignes aceptar este obsequio, es muestra del amor que te tengo y que profeso a tu
Santísima Madre.
Espero, derrames sobre mí divinas luces de confianza y amor, para merecer la protección de quien
has determinado sea la esperanza y el refugio de todos los redimidos, a fin de que, practicando las
virtudes que ésta imagen me recuerda, consiga la gracia especial que pretendo con esta novena para
la gloria de Dios, veneración a María y utilidad de mi alma.
Fieles: Amén.
En este momento se pasa a hace la consideración correspondiente a cada día de la novena, las cuales se encuentran a
continuación
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Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA PRIMERO
LA PUREZA DE MARIA
La pureza es una virtud que me habla de la integridad o inocencia de una persona. Es también, la
carencia de pecados.
El Santo Rey David, suplicaba al Señor: «Que mi corazón sea siempre puro»
María Santísima desde sus más tiernos años, ofreció al Señor todos sus pensamientos, palabras,
obras y deseos, consagrando a Dios su cuerpo y su alma, por medio de perpetua virginidad.
María Santísima fue pura siempre, en su niñez y en su juventud, siendo casada y en su viudez. Pura,
en sus pensamientos y palabras, en su mente y corazón, en todas las obras y acciones de su vida. No
dijo ni hizo nada, que no fuera para la gloria de Dios.
Su amor por esta virtud fue tal, que prefirió el título de la Virgen, al de Madre de Dios. Por eso, Dios la
Recompensó, haciéndola Virgen y Madre de Dios, a un mismo tiempo, bendita entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre.
Mírate en este espejo. Prefiere la pureza de corazón a todos los honores y grandezas. Si quieres ser
hijo de María, merecedor de su amor y de la Santísima Trinidad, imita la pureza de María, en todos tus
pensamientos palabras y obras.
Bendita María, Dios te creo pura y sin mancha; desde el primer instante de tu ser, pura y sin mancha,
santa y perfecta, más que cualquier otra criatura.
Mírame, Madre, soy el menor de tus hijos y necesitado. Debo ser puro en mis pensamientos, palabras
y obras. Espero de ti, que por tu medio, Dios me conceda tan gran virtud de la esperanza. Alcánzame
de tu divino hijo, y de tu divino Esposo, pensamientos puros, palabras santas, obras de santidad y
justicia. Para que, ceñido de pureza y revestido de fortaleza, aguarde la venida del Señor, como el
anciano Simeón y la gracia especial que pretendo conseguir en esta novena.
Así sea.
El lector hace la siguiente exhortación
Luego de la pausa.
3, Ave María. en honor a la pureza de María.
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Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA SEGUNDO
LA OBEDIENCIA DE MARIA
La obediencia es una virtud por la que nos inclinamos a ejecutar los mandatos de nuestros jefes y
superiores.
Será perfecta aquella obediencia pronta y sin reservas, prestada a los hombres por nuestro amor a
Dios.
Después de Jesucristo, el modelo más perfecto de obediencia es María Santísima, ya que desde su
más tierna infancia mostró obediencia a la voluntad de sus amados padres, San Joaquín y Santa Ana,
y a la voluntad de los Sacerdotes en el templo de Jerusalén, más tarde; desposada con San José,
también le obedeció en todo.
Hoy, nos ofrece un modelo especial de obediencia, un modelo de sumisión a la voluntad de Dios, al
presentarse en el templo, a semejanza de las demás mujeres, para purificarse. Ella es Inmaculada,
Pura, y Sin Mancha de pecado original y actual. Ella, que es madre de Dios, se presenta en el templo
para purificarse.
¡Qué ejemplo de obediencia! Aprendamos a tener una obediencia pronta, no solo a la ley de Dios, sino
a las leyes de los hombres y a los consejos evangélicos.
¡Qué ejemplo de obediencia! Aprendamos a tener una obediencia pronta, no solo a la ley de Dios, sino
a las leyes de los hombres ya a los consejos evangélicos.
Virgen Santa, que sin atender a tu sublime dignidad de Madre de Dios, ni a las palabras que te eximen
de la ceremonia de la purificación, quisiste someterte a ella. Alcánzame una constante docilidad a las
disposiciones prósperas o adversas de Dios y la gracia especial, que pretendo conseguir en esta
novena.
Así sea.
Luego de la pausa.
3 Ave Marías, en honor de la Obediencia de María.
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Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA TERCERO
LA HUMILDAD DE MARIA
Dice San Bernardo, «que se humille un pecador convertido, es hacerse justicia así
mismo; pero que la Santísima Virgen María no recuerde su alta dignidad más que
para anonadarse, es un prodigio de humildad raro de explicar».
Concédeme del Señor la gracia especial que pretendo conseguir en esta novena..
Así sea.
Luego de la pausa.
3 Ave Marías, en honor de la Humildad de María.
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Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA CUARTO
LA MODESTIA DE MARIA
La modestia es una virtud que conserva el exterior de una persona. La modestia emana de un
corazón sencillo y bien arreglado, interiormente. Además de ser una virtud, la modestia es el adorno
de todas las demás virtudes.
La Sagrada Escritura afirma que, la risa y el aparo exterior de una persona, anuncia lo que hay en su
interior y en el fondo del hombre. Se conoce así, si la sabiduría reina en el alma, si la persona ha
dominado sus pasiones, y si su interior está sometido a la voluntad de Dios.
La Santísima Virgen fue en ésta, como en todas las demás virtudes, un dechado de modestia y recato
para nosotros. Sus sentidos exteriores siempre estuvieron gobernados por la razón y la sabiduría. San
Epifanio dice que la modestia de María era a los ojos de los hombres juicio un prodigio, que jamás se
había visto otra semejante.
¿Qué lenguas puede referir la alegría y contento, con que guías sus pasos, llevando en sus brazos a
Aquél, de cuyo ejemplo aprende tan raro prodigio de modestia?
Examina los motivos que tienes para bajar tus ojos y humillarte, a fin de obtener la gracia de arreglar
tu corazón, serenar tu rostro, y todo tu exterior.
Virgen María, deseo que todas las criaturas se llenen de gozo al verte tan rica de virtudes, tan
diligente y cuidadosa, al ejecutarlas. Señora y Madre mía, en todo tiempo has sido la admiración del
mundo, por tu candor y modestia, por la virtud y gracias de este niño, que llevas en tus brazos, por la
belleza y modestia, con que caminas para ofrecerlo al Padre.
Te pido la gracia de imitarte en tan singular virtud. Enséñame a perfeccionar mi interior, alcánzame la
gracia de contemplar cara a cara en el cielo, a tu dulcísimo Jesús, y la gracia especial que pretendo
conseguir en esta novena.
Así sea.
20
Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA QUINTO
LA PIEDAD DE MARIA
Piedad es aquella inclinación de la voluntad, pronta, eficaz, y fervorosa, para practicar todo cuanto mira al
servicio del Señor.Es, también, aquella exactitud en cumplir los ejercicios piadosos con que agradamos y
obsequiamos a Dios. Así como la virtud de la modestia arregla el interior de una persona, así la virtud de la
piedad arregla el interior, animando y santificando a esa persona.
Esta virtud ejercitó en grado heroico a la Santísima Virgen María. Sus padres, antes de nacer, la
consagraron a Dios. En sus primeros años, ella misma se ofreció al Padre en el templo el día de su
Presentación. San Lucas atestigua en su Evangelio que se apartaba del templo, entregada a la oración y al
ayuno.
En el Misterio de su Purificación se ofrece a su Hijo Santísimo, que es el Hijo de Dios. Lo ofrece con todo su
corazón, en acción de gracias, por habérselo dado.Lo ofrece por la salvación de todos los hombres,
diciendo: Recibe, Padre a tu Hijo Unigénito, hecho hombre, para obedecerte; viene al templo para honrarte;
le dejo a tu servicio, quedando yo conforme en acatar y cumplir tu voluntad. Avergoncémonos ante la
tibieza y frialdad con que tratamos las cosas santas. Entremos a nuestro interior para presentarnos en el
templo de Dios, pidiéndole el don de la piedad verdadera.
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, amadísima Señora, de sólida piedad y devoción verdadera,
tú ofreces a tu Hijo Santísimo y le rescatas, para beneficios de nosotros los hombres, dando a Dios la
mayor gloria y nos das ejemplo de fiel observancia de la ley. Queremos aprender de ti, ser fieles al
cumplimiento de nuestros deberes religiosos y civiles, cual corresponde a un Hijo de Dios e hijo tuyo.
Por tu medio e intercesión el Señor nos conceda esta gracia, y el valor para desprendernos de las cosas de
este mundo que nos impiden las prácticas de piedad y devoción. Señora y Madre nuestra, hemos sido tibios
y negligentes en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos. Te prometo evitar toda clase de
indiferencia, y ser fiel imitador de tus virtudes. No escucharé al mundo, enemigo de la piedad. Escucharé la
voz de mi conciencia, la voz de mi corazón, que te ama a ti.
No quiero hacer lo que desagrada a Dios y a ti; al contrario, me esforzaré en dar buen ejemplo de
cristianismo y emplearme en realzar tu culto y devoción. Ayúdame en mi deseo y resolución conseguir la
gracia especial que pretendo conseguir en esta novena.
Así sea.
21
Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA SEXTO
LA POBREZA DE MARIA
La pobreza de es una virtud que modera nuestros apetitos de poseer las cosas
temporales, contentándonos, únicamente, con las cosas necesarias a nuestro
estado.
San Lorenzo Justiniano dice que «la pobreza hace una total abdicación de las cosas
temporales por la sola posesión de las espirituales». Para San Alberto Magno, la
pobreza, «es una virtud por la que, el hombre libre y espontáneamente, deja todas
las cosas por amor a Dios, contentándose con lo necesario, creerse indigno de
aquello necesario y, alguna vez, privarse de eso que es necesario por amor a Dios».
Penas y más penas en sus años infantiles, no lo dice el evangelio, pero no hay duda
que las tuvo, porque las penas son y serán siempre el patrimonio de las almas
grandes, muy amadas de Dios.
Así sea.
22
Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie o de rodillas según sea el
caso.
DÍA SÉPTIO
LA PACIENCIA DE MARIA
Toda la vida de la Virgen fue un continuo martirio, con paciencia y resignación aceptó las aflicciones
que le vinieron superando en mucho a las de todos los mártires juntos. Con paciencia soporta la
aflicción, cuando San José quiere dejarla. Con santa conformidad soporta los trabajos en su viaje a
Belén, lo pobre y desmantelado del Portal, en donde da a luz al Hijo Unigénito de Dios, la gran
resignación con que ve circuncidar a su tierno y delicado hijo.
Consideremos hoy, la gran paciencia con que oye del anciano Sacerdote Simeón, la triste profecía:
“Una espada de dolor traspasará tu alma”. La Virgen, nunca se resiste, nunca se queja, ni siquiera
pregunta, cuándo, dónde y cómo.
Alma mía, acepta la voluntad de Dios, con profundo respeto y silencio, con toda paciencia y
resignación; escucha la voz de la Iglesia que te recuerda hacer la voluntad de Dios siempre y en todas
partes, vive tan excelente virtud. Soberana Madre de Dios, Reyna de los mártires, Virgen
pacientísima, inmenso gozo inunda tu corazón al entregar a tu Hijo Santísimo en manos del Ministro
del Señor, quien te anuncia penas y aflicciones a tu corazón. No te quejas y aceptas todo con gran
conformidad, mientras que yo me impaciento, me entristezco y desconsuelo, por leves desprecios, por
una palabra poco mesurada que amarga mi corazón.
Dígnate, Madre mía, infundir en mi alma los sentimientos de paciencia y resignación, que animaron la
tuya. Hazme comprender que no tengo razón al dejarme llevar del mal humor. Haz que, siguiendo tu
ejemplo, soporte con paciencia y resignación los trabajos y penalidades que el Señor me envía, no me
dejaré vencer de la pena, tristeza, ni de desesperación. Acoge mis súplicas, alcánzame la gracia
necesaria para oír con resignación la voz de Dios, que me habla en la tribulación, en los trabajos y
penalidades de la vida.
Así sea.
El lector hace la siguiente exhortación
Meditemos en estas palabras y hagamos nuestra petición.
En este momento el lector invita a los fieles [se ponen de rodillas]. Se hace una breve pausa.
Luego de la pausa.
3 Ave Marías, en honor a la Paciencia de María
Pasa a la ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
23
Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA OCTAVO
LA CARIDAD DE MARIA PARA CON LOS HOMBRES
La caridad para con los hombres es una virtud que nos enseña a amar a amigos y enemigos, por el
amor que tenemos a Dios. “El que ama a su prójimo cumple toda la ley”, nos dice San Pablo. Así nos
han enseñado todos los santos, dejándonos maravillosos ejemplos de amor.
María Santísima ejercitó esta virtud toda su vida. Desde muy niña manifestó su amor a los
necesitados, antes que ellos solicitaran socorro. En las bodas de Caná, presentó a su Hijo la aflicción
de esa familia: “No tienen vino”. Nos da una prueba muy grande de su amor a los hombres, al aceptar
ser Madre de Dios, el Salvador de todos los hombres, caridad que corroboró el día de su purificación,
cuando en medio de su gozo, al ofrecer a su Divino Hijo al Padre Celestial, acepta su redención por
unas cuantas monedas, de muy poco valor. Lo nutre y alimenta para entregarlo a los tormentos y a la
muerte, para salvación de todos los hombres…
¡Qué gran caridad! Alegrémonos de que la Virgen haya rescatado a su Hijo para nosotros.
Gocémonos de que Jesús sea nuestro por haberle aceptado nuevamente por suyo, la Santa Madre.
Del Padre era, pero nos lo hadado para demostrarnos en esa donación, su infinita bondad y libertad.
Estimemos y apreciemos lo que vale, salvar nuestra alma, que Jesús y María ponen tanto interés en
que nos salvemos. Pidamos a Dios, las gracias del amor a nuestro prójimo, amigos o enemigos,
fomentemos este amor, siempre, a fin de alcanzar tan excelente virtud, y los auxilios, necesarios.
Virgen Santísima, maestra de todas las virtudes, mediadora ante Dios y los hombres, el amor que nos
tiene te hizo tomar el título y oficio de Madre nuestra. Quiero imitarte, para lo cual depongo a tus pies
odios, rencores y resentimientos, perdónanos de corazón, y en el nombre de Dios a quien me haya
ofendido. Lleva mi corazón en pos de ti y de tus virtudes.
Cautiva mi alma con los lazos de tu amor, dadme esa bondad necesaria, para no ofender a Dios y a ti
en la persona de mis hermanos, de mi prójimo. Enséñame a ser manso y humilde de corazón, para
estimar la virtud de la caridad. Te pido, Madre mía, me alcances la gracia de apreciar la virtud de la
caridad, pueda vencer mis arrebatos, las antipatías infundadas, acabar con mi amor propio y egoísmo,
a fin de practicar la virtud de la caridad con amigos y enemigos, para merecer el gozo eterno de la
gloria del cielo. Alcánzame la gracia especial que pretendo conseguir en esa novena.
Así sea.
El lector hace la siguiente exhortación
Meditemos en estas palabras y hagamos nuestra petición.
En este momento el lector invita a los fieles [se ponen de rodillas]. Se hace una breve pausa.
Luego de la pausa.
3 Ave Marías, en honor a la caridad de María para con los hombres.
Pasa a la ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
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Lector
En este momento se puede indicar a los fieles [pueden sentarse]. El lector permanece de pie.
DÍA NOVENO
LA CARIDAD DE MARIA PARA CON DIOS
La caridad para con Dios es una virtud por la que amamos al Señor, no por temor a la pena o al castigo, ni
por la esperanza del premio celestial, sino por amor; por ser el ser digno de ser amado y bendecido
eternamente. San Agustín dice que la caridad es una virtud que nos une con Dios, nos inclina a amarle en
sí mismo, y porque conocemos que es un Señor, digno de ser amado. Todos los afectos de María
Santísima fueron santos e inefables, pero su amor a Dios fue infinitamente superior a todos los demás.
No podemos entrar en el corazón de María, ni sondear lo encendido de su caridad para con Dios;
limitémonos a considerar que, toda alma agradecida, tanto más ama a Dios, cuanto más conoce a su
bondad, su hermosura y perfecciones. Nadie ha tenido un conocimiento más perfecto de Dios que María
Santísima. Porque, nadie ha tenido y recibido tan grandes beneficios del Señor que María.
Nadie ha sido más fiel y agradecida con Dios que María. El amor de María a Dios es un amor sin límites, sin
medida. Consideremos el amor ardiente que penetra y abraza su corazón, las llamas del amor divino que
enajena sus sentidos, y las luces que resplandecen en su rostro, las tiernas aspiraciones de su corazón.
Consideremos, el día de hoy, el amor y celo que manifestó por la gloria de Dios, al presentar a su Hijo el día
de su Purificación. Sólo por la gloria de Dios. Sólo por la fiel observancia de la ley. Y el testimonio del
dominio que Dios tiene sobre todo lo creado. Mira el corazón de María, lleno de amor e inclinado a
complacer a su Dios. Mira la indiferencia con que tratas las cosas del Señor, y el poco respeto que tienes a
cumplir sus mandamientos. Por la intercesión de María Santísima, el Espíritu Santo encienda en tu corazón
el sagrado fuego de su amor.
Virgen María, Madre del amor hermoso, alegría y esperanza nuestra, honra de tu pueblo, mi alma te
bendice y glorifica, porque en ti veo figurada la vara de Aarón, que dio al mundo la más bella y hermosa flor:
Cristo-Jesús. Eres portento de la gracia, prefigurada en la zarza de Moisés, abrigaste en tu seno y diste a
luz al que es todo fuego, amor, y caridad. En tu purísimo parto nos ofreces al Redentor y Salvador delos
hombres, luz de las naciones. Tu amor y caridad ardiente fue un vivo retrato del Hijo del Altísimo, a quien
creemos y reconocemos verdadero Dios, confesándome que tú eres verdaderamente Madre de Dios.
Dígnate infundir en mi corazón un rayo de luz celestial, que me haga ver y amar a Jesús con fe viva y
caridad ferviente. Acerca a nosotros al Hijo de tu amor. Hazlo propicio a nosotros, para que nos perdone,
nos santifique y nos haga herederos de las promesas y gracias. Alcánzame la gracia especial que pretendo
conseguir en esta novena.
Así sea.
El lector hace la siguiente exhortación
Meditemos en estas palabras y hagamos nuestra petición.
En este momento el lector invita a los fieles [se ponen de rodillas]. Se hace una breve pausa.
Luego de la pausa.
3 Ave Marías, en honor a la caridad de María para con Dios.
Pasa a la ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
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Conclusión de la novena
Lector
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina de los Ángeles y de los
hombres, que a los cuarenta días de tu virginal alumbramiento, te presentaste en el
templo con las ofrendas que la ley prescribía, llevando a tu Santísimo Hijo, el que
habiendo salido de tu castísimo seno, te dejó más pura que el sol, más hermosa que
la luna.
Virgen Purísima, antes del parto, en el parto y después del parto, que sin tener la
menor mancha de qué purificarte, cumpliste la ley de la Purificación, ofreciendo al
Padre, tu hijo Primogénito, para que con su rescate, darnos ejemplo de humildad y
obediencia.
Me gozo, de las celestiales gracias que te concedió tu Divino Hijo, y de las virtudes
que ejercitaste en el ministerio de tu purificación.
Amén.
lector se sienta ]
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Bendición solemne con el Santísimo Sacramento
El lector anuncia:
Sacerdote
En este momento el Sacerdote procede a bajar el Ostensorio (Custodia) del expositor y lo deposita en el
altar.
Puesto de rodillas (puede ser detrás del altar o en un reclinatorio al frente) Inicia el canto del Tantum Ergo.
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Sacerdote
Puesto de pie.
Les diste pan del cielo. [T.P. Aleluya] Panem de cælo præstitísti eis. [T.P.
Allelúia]
Fieles
Aleluya]
[T.P. Allelúia]
Sacerdote
Oremos
Fieles
Amén Amen
Sacerdote
En este momento con el paño de hombreo puesto, procede a dar la bendición con el santísimo
Bendición Solemne
Coro o Cantante
Quien ameniza, en este momento procede a acompañar la bendición con música de fondo de algún alabado
eucarístico o bien con las notas de la granadera religiosa tradicional guatemalteca
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Al terminar la bendición retiran el paño de hombros al sacerdote.
Sacerdote
Finalizada la bendición e hincado frente al santísimo, previo a reservar procede a las siguientes alabanzas
de desagravio que los fieles repiten cada una a coro después del Sacerdote.
Coro o Cantante
El Coro o quien ameniza canta al tiempo con un Alabado Eucarístico
Lector
Al reservar el Santísimo en el sagrariio anuncia a los fieles [Preparémonos para la Santa Misa,
pueden sentarse]. El lector se sienta
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