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de la historia
franquista que
mezcló OVNIs,
sectas,
disecciones e
incluso a Villarejo
EN MAGNET
Una carta para un periodista y otra para la ONU: los dos suicidas extraterrestres de
Terrasa
Mucha suerte tuvo uno de los dos testigos trazables porque, pese a proteger
su identidad a los medios bajo pseudónimos, se descubrirá que es el mismo
que vio a los marcianos en Aluche el año anterior. También acabaría siendo
vicepresidente de la Sociedad Española de Parapsicología: José Luis
Jordán Peña. La vida de este hombre estará inextricablemente unida a la
de los ummitas, la civilización que se ha querido poner en contacto con
nosotros.
Entonces, ¿tenían aspecto nórdico estos seres? ¿Tendrían, tal vez, algo que
ver con los nazis? Es posible que sí, y de hecho los ummitas podían haber
sido albaceteños por un tiempo en los años 50. En una de sus cartas se dio a
entrever que dos de sus enviados pasó tiempo en casa de la dama de la alta
sociedad Margarita Ruiz de Lihory, una mujer que había sido a) mano
derecha de Franco b) espía y “matahari” ocasional c) estudiosa de
enorme talento y cultura d) una persona que había hecho siempre lo que le
había venido en la real gana y finalmente e) protagonista de uno de los
mayores escándalos del momento, cuando se supo que mutiló el cuerpo de su
recién fallecida hija y le sacó los ojos, una mano y la lengua sin motivo
aparente.
EN MAGNET
Pederastia, bratwurst y jacuzzis: así fue y así es hoy el exilio secreto de los nazis en
Latinoamérica
La mujer acabó encarcelada por estos hechos que nunca se esclarecieron del
todo, pero el suceso coincidió en el tiempo, según los testimonios de los
vecinos de la zona en la que ella vivía entonces, con la presencia de dos tipos
arios que se ocultaron en su palacio durante dos años de la vida pública y que
quedaron como fleco suelto al misterio lihoriano. Con la información con la
que de pronto contaron los españoles de principios de los 70 gracias a
Saliano, estos tipos bien podrían haber sido dos prominentes figuras nazis
fugadas con la caída del Reich a la espera de saltar a Latinoamérica, como se
supuso en los 50, bien un par de alienígenas y auténticos
responsables de la profanación de la hija de la aristócrata, como
aseguraban en las cartas enviadas a los del café, o incluso algo que hubiese
hecho las delicias de Himmler: las dos cosas a la vez. Extraterrestres nazis.
Pederastia, cienciología y un relato que nunca
acabará
Villarejo de joven.
Con el tiempo empezaron a aparecer tipos que decían haber sido abducidos y
tratados con sondas anales. Las cartas ummitas empezaron a llegar a
Francia, Italia o Japón, tal vez con un afán de imitación de otras
personas con afán protagonista. En Argentina un grupúsculo montó un
hospital desde el que poner en práctica "la ciencia técnica ummológica".
¿Has oído hablar del caso Edelweiss? Pues los de UMMO también están
tangencialmente detrás. A mediados de los ochenta en España esta fiebre
marciana influyó en la constitución de las muchas sectas que proliferaron en
la época, sobre todo en Canarias. La de Edelweiss fue la más notoria de todas
ellas, aunque su objetivo fueron los hijos de la alta burguesía de la
zona del Retiro madrileño, razón por la cual nunca conoceremos el
recuento oficial de víctimas reales (muchas de estas familias sólo quisieron
acallar los hechos por evitar ser reconocidos): un hombre llamado Eduardo
González Arenas empezó a difundir que era un príncipe extraplanetario, y
con la excusa de formar un grupo de campistas al estilo de los boy scouts,
sometió psíquicamente a los menores, les sacó dinero y abusó física y
sexualmente de ellos. Para demostrar su adhesión a la secta, se obligaba a los
niños a marcarse a fuego cual reses el símbolo ummita bajo la axila.
A finales de los ochenta empezamos a conectar los puntos del entramado con
el nuevo y apasionante centro neurálgico de la conspiranoia de nuestro país.
No sabemos por qué, pero en noviembre de 1988 los ummitas, vía carta,
como siempre, citan en el Hotel Sanvy de la Plaza de Colón a diferentes
personalidades del entramado ufólogo para la lectura pública de un
documento que luego se desvelaría una filfa. Pero esta cita fortuita fue lo
que salvó a la escisión ummita de la cienciología de acabar
siendo presa de la redada policial "a punta de metralleta" y con la prensa
esperando en la puerta, que se saldó con casi 60 detenidos. Imposible
determinar cuán profunda es la mano de Villarejo en todo este asunto.
EN MAGNET
Hay un hombre en España que lo hace todo: Villarejo y la lista completa de causas con las
que se le relaciona
También le venía bien distanciarse del fenómeno a la primera salida que se le
ofreciese: casos como el de Edelweiss, además de muy macabros, podían
conllevar algún tipo de consecuencias penales.