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NIEBLA

Miguel Herrera Castillo


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Prologo del editor.

Tocar la mano de un padre muerto entre la niebla,


abrazar a la madre y al chaleco, las locuras de la
hermana. Imágenes de un entorno difuminado en la
mirada melancólica del caminante que aprehende la
realidad viva del más puro sentimiento. Niebla realza
aquello que está presente y no somos capaces de asimilar
por el bombardeo mediático, la belleza se encuentra en
lugares simples o en la propia locura del hombre que
camina, se detiene, escucha y mira lo que alcanza a
descifrarse entre la bruma, ante lo espeso del andar que
muchas veces se vuelve inaguantable más que con vino o
poesía. Miguel en estos poemas nos devuelve un Chile
perdido, un largo y angosto escrito de diferentes
geografías acompañadas del mar, la puesta de sol vuelve
a ser personal. Y eso es precisamente lo que se destaca
en este escrito, la capacidad de encontrarse a uno mismo
entre la niebla, como a través de las siluetas que aparecen
de a poco ante el andar se manifiesta nuestro propio
infierno, nuestro cielo. La naturaleza y la ciudad con sus
elementos se supeditan a las cargas eléctricas que van del
ojo hasta el cerebro y en un cortocircuito de alcohol
llegan al resto del cuerpo.
En este momento usted está sentado en una cuneta en
Niebla, a la otra orilla, a lo lejos se acerca una nube
espesa, blanca y a ras de suelo, las imágenes de un joven
que escapó y se encontró, y de paso nos trajo un sensible
holograma de la ciudad.

Por Jonathan Ismael Araya.

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I

Aspiro niebla
y me abrazan ovillos de oveja
entrelazados por mi artesana madre.

El sol y la lluvia son tan amigos y ambos dan calor,


Abrigan.

Miro la basura:
moluscos.
Todo es tan húmedo y provocativo
tan húmedo
como el amor de pareja.
Todo tan fértil
que ni el cemento molesta,
más bien ayuda.
Los policías ríen
y todo parece tan lento.

Los barcos se mueven


como los caracoles en la tierra
y la brisa, helada y penetrante
como mala madre
que dice no te detengas
que si lo haces
morirás de frío y hambre.

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II

¿Has visto cosa mas fascinante


que prender fuego en la casa?
¿O has visto como los dedos de fuego
abrigan y abrazan?
Si no fuese por las paredes
creo que el moho ya se me
hubiese trepado por los pies.
Si no fuera por el vino
las distancias serian el doble
y el olvido
más largo.

Tiembla Chile entero,


pero sólo temen los brutos.
La marejada les habla a los pescadores
y ellos, como buen amante,
en silencio sólo obedecen.
El vino se derramó
como niño haciendo una rabieta,
el fuego prende a ratos
mientras mi hermana pronuncia
cosas que sólo ella entiende.

Así pasan los minutos callados


en un silencio necesario y bueno.
¿Te fijas que la madera húmeda
al fuego parece que fumara?
Afuera corre un viento penetrante
Y yo escribo un poema
al que exculpo con alcohol.

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III

Fumar en niebla
no se compara a fumar
en algún otro lugar.
El tabaco, como la vida,
se humedece y se torna
violentamente amable.
El humo espeso no molesta
y la voz ronca
se afina al tronar del viento.

El fuego despierta y se duerme


constantemente
y el papal humo blanco
que huye de todas las chimeneas
parece ser
el telón de fondo
de todos los acuerdos,
el espíritu de los muertos
que deambula por todos lados
obligándote a llevar su ritmo,
ese ritmo lento del caminante
Sureño.

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IV

He conocido lugares
donde he llegado de la mano.
Puestas de sol, quizás
sean incontables.
Pero hoy, frente a ti, inmenso mar
el sol se va a dormir,
comienza a descansar.

Niebla susurra en mí
calmas olas del Pacífico
y su fuerte parece contradecir
al océano exquisito.
El sol se va y tu espíritu
a mi lado se queda.
El sol tiene un amigo,
y ya no está, el calor.
Atardecer en Niebla.

Llorarte a mares es poco


frente a este inmenso mar,
pero aún así te lloro, mientras
me canta al oído
como diciendo: calma, ya todo pasará.

El día aún no termina,


sólo comienza la oscuridad,
el cobre del cielo
sólo queda en el horizonte,
hay tantas palabras que brotan
palabras que creía olvidadas al azar.
Porque en mí no cabe misa para recordarte

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sino tierra para enterrarte
y no hay rezo para llorarte
sino viento para que tú me hables.

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V

Hoy desperté con un sueño en la mano


tenía ojos italianos inmensos y tenues,
un pelo negro como el crin del caballo
y una boca misteriosa que no habla sólo esboza.

Lo retuve en mi memoria cuanto fue posible


y mi reposo pasó de descanso a engaño.
Esos ojos inmensos hicieron salir el sol,
pero al igual que tu mirada, en un momento retrocedió.

Pasa la mañana y sólo queda el recuerdo


el sueño y sus ojos en mis manos descansan
mientras brinca el olvido, juega con mi memoria,
el día vive por pocas horas y hay que saber administrarlo.

Recuerdo haber escrito sobre un papel:


¿y si todo esto fuera un sueño?
Lo miré detenidos momentos y lo lancé al fuego
con ello se fue mi pregunta, la realidad y el posible
sueño.

¿Qué importa si al fin del día he olvidado todo?


¿Qué importa si mi descanso es en vano?
Sólo sé que tuve un día
con un sueño en la mano.

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VI

Yo me creía en el cielo.
Pensé que el campo y los ríos eran mi sonrisa
y que la distancia del mundo era la distancia que yo tenía
con ellos.
pura verdad hecha poesía,
la distancia me hacía querer más aquello que no quiero
jamás.

Me miro en un cerro mirando cerros,


o arriba de un árbol mirando árboles
y el cielo que mira mi cielo,
y el mundo que mira mi mundo.
No es mi mundo que es tan rotundo:

Converso conmigo mientras desespero


pero, no hay nadie delante de mí,
hablo solo y la soledad es mi mundo
te miro tan lejos que te quiero.
Pero, no es el deseo de hablar el que habla
ni mi habla cuando habla.
El acertijo de mi voz es tu enemigo
y yo, enemigo, me hago amigo.

Hablo porque hablo


Y digo porque digo
Y ni yo me entiendo, y hablo sin fin
Y estoy aquí, sin más que mi círculo sincero
Y me callo cuando muero
Y me muero cuando no quiero
Y estoy aquí
Sólo para ti

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Y heme aquí, escribiendo algo que no quiero
mostrando el miedo más miedo de los miedos.
Y heme aquí, sólo, con mi poema entre los dedos
Y mis dedos en frío se vuelven tontos
Y yo tonto me pongo tonto
Y tonto te digo…

La poesía es tan poesía como la poesía


digo adiós,
Borracho y Poeta, adiós,
El adiós de un amigo.

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