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Una voz apasionada

Una voz apasionada

Antología poética de Soledad López

Organizador
Sirio López Velasco
Diagramação: Marcelo A. S. Alves
Capa: Carole Kümmecke - https://www.conceptualeditora.com/

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VELASCO, Sirio López (Org.)

Una voz apasionada: antología poética de Soledad López [recurso eletrônico] / Sirio López Velasco (Org.) -- Porto Alegre,
RS: Editora Fi, 2021.

114 p.

ISBN - 978-65-5917-379-2
DOI - 10.22350/9786559173792

Disponível em: http://www.editorafi.org

1. Antología poética; 2. Soledad López; 3. Poesía; 4. Literatura; 5. Uruguay; I. Título.

CDD: 800
Índices para catálogo sistemático:
1. Literatura 800
Índice

Presentación 9
Sirio López Velasco

Prólogo 1 10
José Alberto de la Fuente Arancibia

Prólogo 2 16
Soledad López: una voz apasionada
Sirio López Velasco

Poemario de Soledad López 30

Anexo 110
Presentación

Sirio López Velasco 1

Cuando mi madre falleció en mi casa el 9 de abril de 2019, dejó en la


computadora que usaba las poesías que componen este libro. Hasta donde
sé todos estos poemas son inéditos, a no ser dos, que la propia autora por
algún motivo quiso reproducir, consignando que hacían parte de su libro
“Estupor de rosas desveladas” (de 1986). Aquí los poemas están
presentados exactamente como fueron encontrados en la computadora, a
saber, por el orden alfabético de sus títulos (salvo el último). Sólo dos de
ellos tienen fecha indicada por la autora; uno, de 2013, está dedicado a mi
esposa, María Josefina Israel Semino, y el otro se refiere al 82 aniversario
de la autora (o sea, al fin del año 2014). Ignoramos la fecha de los demás,
pero el lector debe saber que mi madre no dejó de escribir hasta muy pocos
días antes de su muerte. Los cuentos y relatos que dejó en su computadora
no hacen parte de este volumen.

1
lopesirio@hotmail.com
Prólogo 1

José Alberto de la Fuente Arancibia

Soledad López es el pseudónimo de la escritora uruguaya Manuela


Velasco Delgado (12/12/1932 - 25/01/2019), oriunda de la ciudad de
Rivera, Uruguay. Alcanza a vivir 86 años, lo que le permite vivenciar los
acontecimientos principales de un siglo vertiginoso en los campos de las
ciencias, las vanguardias, los realismos, las incursiones espaciales, las
fugas de identidades y las guerras. Su hijo, el filósofo Sirio López, en el
segundo aniversario de su muerte, se ha empeñado en reunir su obra de
distintos formatos y géneros. Esta antología poética reúne la selección de
53 poemas, intitulados Una voz apasionada. La escritura de esta poetisa,
se combina con diferentes exploraciones en el campo del periodismo, el
cine, asuntos culturales, traducciones y de creación en el ámbito de la
prosa y la poesía. Uno de sus libros sobresalientes es Estupor de rosas
desveladas (1986). Su obra completa la constituyen 13 libros, más una
diversidad interesante de textos en colaboración con otros autores e
intelectuales de su época, correspondientes a su versatilidad y pertenencia
a lo que algunos críticos calificaron de “moderna”, anticipo de la
“Generación del novecientos”, en continuidad e inmersa en la tendencia
dariana de fines del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, alejándose
del influjo modernista hasta situarse en el realismo social. Los lectores y la
crítica la vinculan a insignes escritoras como Juana de Ibarbourou (1892-
1979), Alfonsina Storni (1892-1938), Gabriela Mistral (1889-1957),
Delmira Agustini (1886-1914) e Hilda Mundy 1912-1982), boliviana de una
escritura mínima y sustantiva como Pirotecnia, ensayo miedoso de
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literatura ultraísta (1936), en el contexto conosureño y altiplánico de la


incipiente emancipación femenina que fue reconocida por escritores a
intelectuales como Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga. El grado de
amistad de Soledad López con Juana de Ibarbourou (apodada Juana de
América), facilitó el intercambio de experiencias, el palpitar rítmico del
lenguaje de la canción y la discusión sobre temas relevantes, especialmente
sobre el rol de la mujer en el campo político, cultural, histórico, romántico-
modernista, familiar y en las relaciones de pareja liberadas de la tutela
machista.
Según datos biográficos y la apreciación que poseen familiares de
Soledad López, además de su propio legado biográfico, el primer poema lo
escribe al cumplir los 9 años. Junto al desarrollo de su actividad y creación
literaria, trabaja en medios de comunicación como Radio Internacional,
canal Tevediez y Radio Rivera. Por sobre todo, se autentifica y se define
como mujer de su tiempo comprometida con la búsqueda de la verdad, las
fuentes y obstáculos de la realización del amor, además de sus aditamentos
en la estética de la palabra como narradora, periodista, conferencista,
guionista, etc. A Soledad López es pertinente ubicarla en el grupo de
mujeres intelectuales, empoderadas, rebeldes y revolucionarias, en medio
de una época excluyente en que el predominio patriarcal consideraba a la
mujer “menos que un poco cosa”. Su única novela El precio de la miseria
(1961), basada en la trágica existencia de una niña que sufre los
desaguisados de un padre que nunca pudo conciliar su acción y visión
política con el tiempo dedicado a los deberes familiares. Es el Uruguay de
los políticos que no han sabido vencer la decadencia de un estado social
inconveniente y discriminatorio con los niños. Los motivos de esta novela
están ensamblados a la atmósfera de la narrativa del naturalismo
romántico de principio de siglo, como es el caso de las novelas de Augusto
D'Halmar, en particular en Juana Lucero (1902), un clásico de la literatura
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chilena. En Soledad López, la pasión es la poesía; su tema recurrente, el


amor. Su utopía, sacar a América Latina de su postración y defensa de la
naturaleza. Su carta de acción ciudadana, el feminismo. En el amor, a
pesar de sus afanes, no consiguió encontrar la pareja de la comprensión y
la aceptación mutua. Después de su matrimonio, buscó consuelo en la
compañía del poeta Aníbal Barrios Pinto, bien retratado en las imágenes
del libro Estupor de rosas desveladas, declarando el anhelo de ser una
mujer “sin prejuicios, liberada, insumisa, actual y militante”. Otros libros
que dan cuenta de su trayectoria vital, es Vivir (1990), Cinco mujeres en la
amazonia indómita (2004). En su visión de la “amazonia”, su feminismo
se configura en el tiempo de mujer científica y aventurera que se lanza a
la vida a explorar y recorrer la geografía del Sur. Por otra parte, su poesía
infantil tiene la dimensión, en cierto modo, pedagógica y vinculada a la
vida natural. El poeta o la poetisa es definida como la sembradora de las
semillas de la belleza y de paso recuerda la importancia de los poetas
locales de la ciudad de Rivera, entre ellos a Ramón Bisio y Olintho M.
Simões. Rememora las murgas carnavalescas e introduce canciones
burlescas dedicadas a los gobernantes. Según la síntesis de su currículo,
sus obras son ideadas y escritas, fluyendo en su autodidactismo, entre
1960 y 2010. La selección de poemas que comentamos más adelante,
incluidos en esta antología, fueron hallados en su computador, los dejó
ordenados alfabéticamente por sus títulos sin dejar fecha ni lugar
específico de su escritura.
Los poemas que se destacan entre los 53 incluidos, son aquellos que
para este prólogo hemos seleccionado por su nivel y calidad semántica,
rítmica, encabalgamientos, sutileza y fineza en el plano expresivo-
enigmático y, especialmente, en el cómo se van concatenando intuiciones,
emociones e ideas en versos y estrofas, en los cuales la Hablante Lírica
acerca la poesía al conocimiento, ingresa al laberinto del amor y al río
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onírico y erótico de la sexualidad, tendiendo puentes entre las orillas de la


vida y de la muerte. Así, por ejemplo, en Cartas a la vida abre sus ojos
asombrados ante el misterio. La naturaleza y los pájaros estremecen su
alma y el horizonte, secuencia de versos que se plasman en una alegoría
como la siguiente: “En horas inciertas/ rostro oscuro/ nubarrones
errantes/ abismos de silencios/ y la infinita nostalgia/ de un incendio de
rosas”. Nada se detiene, ni siquiera porque “la encandila el fulgor de la
rosa”. Una vez que se ha vivido el amor, no importa lo que venga, sea
escarcha, temor o deseos. El tiempo va quedando, pero la vida no deja de
cultivarse “con luces y besos”. Este es un poema mayor por la sutil
urdimbre de sus imágenes. El amor maduro en su máxima armonía y
equilibrio erótico. En Carta póstuma a Neruda, hay una exacta semblanza
de la persona y de la obra, cuando dice: “Hermano, pan de palabra y carne/
Pálido buzo ciego, descubridor perdido, sombrío pájaro de nieblas y
arrecifes…/ en ti mi canto, mujer; en ti mi furia/ mi ternura de agua y el
agónico espanto” (descripción magnífica del tono de Residencia en la tierra
y de Canto general). En el poema Cósmico, se observa el espacio desde las
cimas imaginarias del cosmos, “lejos de los misterios/ que asolan la tierra”.
La poetisa siente que está en la indefensión como “astronauta sin cápsula/
sin nave ni tiempo”. Se reconoce en su minúscula presencia humana y
planetaria, esperando a su amor “inundando golondrinas con estrellas”.
Del sur es un poema épico que sigue denunciando la feroz burla histórica
a todo un continente, interroga sobre los acontecimientos que le han
dejado huellas a la identidad de América Latina ¿Quién ha llegado al
territorio del Sur? –“la rosa y la cosecha”, en medio del asombro que
“interroga al poniente las razones/ de este incendio de rosas en la tarde”.
El juego es la gran interrogante sobre el amor de pareja, un juego que
confunde la risa con el llanto, el susurro con la galantería, al amado con
Tenorio y donde hasta la decepción es ilusoria. El poema recuerda a santa
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Teresa de Ávila (1515-1582) en su conocido poema Vivo sin vivir en mí,


donde dice: “Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero, que muero porque
no muero/. Cuando el corazón le di/puse en él este letrero:/ que muero
porque no muero”. Además, hay correspondencias con sor Juana Inés de
la Cruz (1651-1695), en esas reminicencias donde la monja hace sus
denuncias: “Hombres necios que acusáis/ a la mujer, sin razón, / sin ver
que sois la ocasión/ de lo mismo que culpáis. /Combatís su resistencia/ y
luego, con gravedad, / decís que fue liviandad/ lo que hizo la diligencia”.
Luego vienen los poemas El fuego, Fatuidad, Furtivo, Girasoles de espanto,
La mirada nueva, La Tarde, Llueve, Loca cordura, Los puentes, Poema II,
Poema IV, Desviviendo I, II y III, etc. En Epímone, cuyo influjo está asociado
a “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda
(poemas 14,15 y 20 del más estricto romanticismo juvenil
latinoamericano) y a Federico García Lorca, en su “Verde que te quiero
verde”, hay un excelente juego de distanciamiento y desencanto, fundido
y recreado a partir del estilo de los poetas nombrados. Pájaros, sardinas,
caballos, espejos, pieles, pensamientos, vitalismos, tormentos y sangre,
todo se une, se amalgama y se separa en la desolación y entusiasmo de la
viuda que va al encuentro del nuevo amor que las circunstancias le ponen
en sus brazos. En cambio, Maniquí es un poema diferente, donde amor y
capitalismo se distorsionan en el entresijo de los cuerpos. Se reflexiona
cómo se exhibe, se vende y se compra en la sociedad capitalista, la belleza
del cuerpo femenino expuesto en los escaparates del consumo y la
frivolidad que erotiza a los machos para justificar el poder de compra en
el uso de la mercancía del amor. La belleza artificial perfecta, realizada al
límite del paroxismo en un maniquí: “Una cintura delgada/, piernas largas
que al nadar/ mueven con gracia picante/ lo que tiene que menear”. Quien
quiere obtener el ingenioso encanto de la belleza artificial, que “entre
ligero a comprar”. Ironía, deformación del pudor, desgracia de la dignidad
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y de los cuerpos, falsificación del amor. Pero antes está el Poema sin tiempo
II, de sentido social y religioso que sella una visión crítica de la tradición
judeocristiana. Nos recuerda que el reino de Dios predicado por Jesús es
inalcanzable y fuera del tiempo; eternidad de la promesa incumplida,
incomprensible, muy lejana de poder sacar al hombre de su miseria;
decepción y evidencia de un imposible racional para cubrir las necesidades
y cambiar el destino paupérrimo de la humanidad. Las preguntas sociales
y políticas que las iglesias formulan, no son satisfactorias para el pueblo
“¿Por qué no haces verdad aquel misterio/ de repartir los peces y los
panes/ entre millones de seres hambrientos/ y por qué te escudas en el
cosmos, sordo/ a todos los terrores y los miedos?”. Finalmente, la
antología concluye con la oda Se cae la luna, un poema de amor nostálgico,
Tu leve nombre y el soneto Unidos. Este es el poema síntesis de Soledad
López, el gran recuento de haber pasado por la vida y recorrer sus caminos
henchida de amor y de pasión, sin haber podido conciliar jamás su
personalidad con su enamorado primordial. Confiesa que siempre “se
esmeró por más palabras” para traspasar el muro del silencio o el mutismo
de su alma. Al parecer, a su poesía le faltó energía o nunca fue convincente
para revertir el desengaño:

“Nadie detuvo el vuelo fulminante


tiempo y espacio fueron el instante
extraño fuego quemando los rosales”.
Prólogo 2

Soledad López: una voz apasionada

Sirio López Velasco

Dedicatoria
Una poesía de Washington Benavides cantada por Numa
Moraes dice: “Flor del bañado llaman a esta polka en Curtina,
y el nombre está bien puesto, por hermosa y arisca”.
Así fue mi madre. Además de una voz apasionada (y un ser
humano que, como todos, tuvo sus luces y sombras).

Mi madre se llamaba Manuela Velasco Delgado y adoptó el


seudónimo literario de Soledad López (por el primer apellido de mi padre,
con quien se casó cuando tenía 18 años). Murió en mi casa el 9 de abril de
2019 (a los 86 años). No mucho antes escribió las brevísimas líneas
autobiográficas que siguen (que cuando se refieren a siete bisnietos no
podían contar a Sirio Lorenzo, nacido el 25 de enero de 2019, y a quien
dedicó una Nana).

“Mis padres eran españoles, naturales de la provincia de Andalucía.


Viajaron en un barco en tercera clase, saliendo de Sevilla y atracando en el
puerto de Santos, Brasil, en el año 1926.
Se trasladaron luego a Porto Alegre donde nací y al completar tres meses
de vida, llegamos a Rivera.
Nuestro primer domicilio fue en calle Faustino Carámbula entre Atilio
Paiva y Batlle Berres, una casa con una empinada escalera. En ese lugar,
hoy, funciona una clínica de fisioterapia.
Realicé mis estudios en Rivera, me casé y tuve mis dos hijos: Sirio y Anahí
Sirio López Velasco | 17

en esta ciudad.
Tuve una infancia humilde, pero feliz.
A los nueve años escribí mi primer poema. Ese fue el comienzo de una
larga trayectoria que morirá conmigo.
Unida a esa vocación literaria, desarrollé actividades en medios de
comunicación. Radio Internacional, Canal Tevediez y Radio Rivera.
Fui Fundadora del Taller Literario de Rivera, el que unió voces, poesía y
prosa, alrededor de una mesa en la sede de la Agrupación Universitaria.
Narradora, Poeta, Periodista y guionista, pero más que nada, mujer
comprometida con la Vida y su Tiempo.
Sigo escribiendo y publicando en diversos medios. Participo en la página
Web: Letras Uruguay, que dirige el escritor capitaleño Carlos Echinope.
Tengo cinco nietos y siete bisnietos.
Amo las flores, el mar, las plantas y los pájaros. Y a la luna que allá arriba,
navega entre nubes con una sonrisa enigmática”.

En 1961, cuando tenía 28 años, mi madre publicó “El precio de la


miseria”, su única novela (corta). Esa obra está inspirada directamente de
su vida. La niñez miserable y el padre brutal que allí describe retratan su
experiencia. Y el joven protagonista es una proyección sublimada de la
actividad política que en esos años desarrolló mi madre, acompañando a
mi padre. (En esa época el joven caudillo Antonio Amorós pretendía
renovar al Partido Nacional con políticas volcadas hacia los más
necesitados, y recuerdo el día en el que oí a mi madre discursando en un
acto de ese dirigente). Juan, ignorado y castigado por su padre secunda a
su madre, junto a algunos de sus numerosos hermanos y hermanas, en
los duros trabajos de la chacra y en la venta puerta a puerta de su magra
producción. Amante del estudio, Juan se destaca en la escuela, donde
enfrenta las burlas de algunos colegas que se ríen de su túnica hecha de
18 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

bolsas. Muy temprano empieza a trabajar para ayudar en el sustento de la


casa (dos de sus hermanos mayores ya se han ido a la capital del país para
buscarse la vida). Y simultáneamente practica la solidaridad para con seres
humanos tan o más desvalidos que él. Esa conducta atrae la atención de
un viejo dirigente político que le propone integrarse a la tarea de fundación
de un nuevo Movimiento que, dentro de un Partido tradicional, tendrá una
acción libre de corrupción y sensible a las necesidades de los más pobres.
Entre las personas auxiliadas por Juan está Rosa, rescatada por él de un
prostíbulo adonde la había llevado la miseria, y acogida con amor en la
casa del protagonista, su madre y hermanos menores. Rosa se enamora de
su salvador. Pero Juan, que no parece corresponderle, se enfrasca en la
actividad del nuevo Movimiento político. Mas cuando llega la instancia
electoral el viejo caudillo que lo había atraído muestra las cicatrices de la
vieja política, repugnando al protagonista. No obstante el final es semi-
feliz, pues Juan está enamorado (aunque no sabemos si de Rosa).
Al releer seis décadas después esa obra saltan a la vista las
imperfecciones propias a la gran mayoría de los jóvenes literatos
autodidactas. Pero la trama cautiva y el lector sigue los pasos de Juan hasta
el fin. En relación a su contenido parece reflejar fielmente al Uruguay del
inicio de los 60 del siglo XX; al mismo tiempo en que el texto loa una y otra
vez a la (supuesta) democracia reinante, abundan las referencias a la
miseria de muchos (en especial de los que habitan en el campo, o
simplemente fuera de la capital de la República) y a las prácticas corruptas,
cínicas y/o manipuladoras de los dirigentes de los dos Partidos
Tradicionales que han gobernado desde la Independencia. Y no deja de
sorprender la sensibilidad humana y social de una joven novelista, ya
madre de dos hijos (que tuvo a los 19 y a los 23 años) y que poco conocía
del mundo más allá de las puertas de las dos casas donde había vivido (la
paterna y la de los suegros). A tal punto que la trama de esa corta novela
Sirio López Velasco | 19

anuncia los tiempos revueltos que agitarán la vida uruguaya cuando las
miserias y frustraciones que describe esa obra darán nacimiento a la lucha
armada orientada a la liberación nacional y el socialismo, acaudillada por
Raúl Sendic Antonaccio. Cuando en 2021 releo esa novela me doy cuenta
de que por mecanismos que no logro describir en detalle, la sensibilidad
allí plasmada me llevó antes de que terminaran los años 60 (cuando tenía
18 años) a sumarme al Movimiento liderado por Sendic (en una opción
que a la postre determinó el resto de mi vida, hasta los días en los que
escribo estas líneas).
La poesía fue la gran pasión de mi madre. Y la cultivó (desde los 9
años) apasionadamente. Su tema recurrente fue el amor, pero también
poetizó sobre los dramas y esperanzas sociales en A. Latina y en el mundo,
y sobre poetas que admiraba (como Juana de Ibarbourou, Lorca o Neruda).
Hablando sobre el amor buscó aquella relación de pareja que nunca
encontró con mi padre: un compañero que la amara profunda y
tiernamente y que compartiera sus inquietudes literarias y sociales. Ya
divorciada y cuando tenía unos 50 años inició una relación casi totalmente
platónica con el historiador uruguayo (casado) Aníbal Barrios Pintos, que
se extendió hasta la muerte de éste, acaecida en 2011. Aunque fue muy
pudorosa y hasta mojigata en su vida sexual con mi padre (como ocurrió
con la mayor parte de las mujeres de su generación), muchos de sus
poemas exhalan una patente sensualidad (sin duda reflejo de deseos
reprimidos). Así en el primer poema del libro bilingüe español-portugués
(como Rivera está separada-unida de/a la ciudad brasileña de Livramento
sólo por una calle, mi madre, como la gran mayoría de los riverenses habló
portugués sin jamás haberlo estudiado, y también escribió en esa lengua)
“Estupor de rosas desveladas” (publicado en 1986) condensa todas esas
aspiraciones y pulsiones como sigue:
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Amado. Hombre mío Anúdate a mis brazos


para sembrar juntos la semilla de carne
que en mi vientre redondo, dormirá nuevas lunas
para luego, desnudo, como un sol asomarse.
Mientras suenan lejanas, sirenas agoreras,
yo te proclamo, hombre, compañero y amante;
quiero marchar contigo, ahora sin prejuicios
liberada, insumisa, actual y militante.
Por eso hombre mío, en igualdad de tono
depón tu escudo ahora, te pido. No te engañen
de los siglos la farsa proclamando a los vientos
potestades viriles, condiciones de amo.
Porque fuimos creados tú y yo, la pareja,
con los mismos derechos, con iguales ansiedades,
asumamos entonces, nuestro rol en la Historia
dividiéndolo todo, en partes iguales.
Esa misma veta se aprecia en sus poemas hasta el fin de su vida.

De sus inquietudes socio-político-feministas es un ejemplo el poema


que en plena madurez literaria dedicó a Rigoberta Menchú.

A RIGOBERTA MENCHÚ
(Premio Nobel de la Paz 1992)
Menuda y suave Rigoberta:
mujer india, te levantas
empuñando no el dardo que envenena
o el puñal que degüella la esperanza.
Pequeña y obstinada india de América
tu boca dulce y breve
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ensayó la palabra, masticó la vergüenza,


y te crecieron alas...
indígena paloma, navegaste los mares
cruzaste cordilleras, eludiste murallas
aprendiendo en la lucha
a cerrar la garganta y apretando los ojos
no vertiste una lágrima.
La sangre de tu pueblo ha sido derramada
hace ya muchos siglos
y de la herida mana aún, dolor y vida;
del mercader impune
tu gente sigue esclava;
el que trocó espejitos y cuentas de cristales
por la riqueza virgen del mineral dormido.
Mas tú, mujer menuda
de ojos asombrados y tez anochecida
creciste como el árbol.
Rigoberta, te nombro
temblando en los umbrales
de otro siglo, que acaso
navegando las aguas con otros marineros
devuelva a cada indio la identidad perdida.
Rigoberta, te nombro
y acaso las palabras trasunten otras voces
que han quedado calladas.
India de mi América, vientre de Guatemala
impávida y bravía sobre el tifón cabalgas
y el premio a tu bravura,
sonora bofetada en el rostro del déspota
22 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

marcó con la palabra


Paz...Paz...Paz...
sin hambre ni matanzas.
Y ejemplo de su canto a colegas es el poema dedicado a Pablo Neruda.

Carta póstuma a Pablo Neruda


Hermano, pan de palabra y carne, compañero de Isla Negra;
Tenía que decirte esto y me pregunto por qué he tardado tanto.
Hermano Pablo Neftalí Neruda Reyes; puedo escribir los versos
Más tristes, al igual que tú, ahora que te has ido
Galopando las olas de tu mar, mientras la lengua de metal
De tu campana, sigue sonando. Es cierto, ya no eres pan de palabra
Y carne viva; tu voz quebróse entre los picos de tu Chile claro
Y cavaste la tierra con tus uñas entre las negras rocas de tu isla.
Es cierto, ya no eres; pero tal vez aún seas aquel que anduvo de rodillas
Por el mundo, golpeando las campanas todas juntas.
Pálido buzo ciego, descubridor perdido, sombrío pájaro de niebla y
arrecifes
Espléndido juglar, hondero insomne entre rocas, espuma y el delirio.
Ah, tu palabra suave para el amor y la rosa, pálido capitán
De barcos amarrados a los puertos oscuros de la nada. Cuánto te habrá
dolido
Ese silencio bajo la tierra. El viento aún arremolina hojas amarillas
Y pasan huyendo los pájaros; alguien golpea tu ventana, solo el mar
responde
Ola a ola, solo el viento responde, ráfaga a ráfaga,
Ni una estrella arde en el último crepúsculo, e inmóvil, la luna
No hace girar sus aspas. Estás ahí tendido, indiferente y solo, tu boca de
ceniza
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Ya no canta, pero se alza el badajo de metal de tu campana, repicando


Rebelde entre la bruma con el acento fiel de tu palabra, no sólo para decir
del vino
Y su vendimia, no sólo para decir del mar y acantilados, no sólo para decir
mujer
En ti mi canto, mujer, en ti mi furia, mi ternura de agua y el agónico
espanto
Sino para cantar con voz de marinero de pie sobre tu barco, la primera
canción
Amanecida, la postrera congoja de tu llanto. A lo lejos campanas solidarias
Repican la nostalgia de tu ausencia; pero ponte de pie, aún la noche no se
ha tendido
Sobre el universo, y caen tus palabras como rocas sobre la indiferencia y
es tu verso
Aquella flecha disparada con la furia tenaz, insomne arquero, apuntando
a lo más alto
En ese vuelo luminoso y lírico. Campanero, es hora que levantes la cabeza,
la noche
Está estrellada; a lo lejos alguien canta: ¿alguien canta, dije?
No, hermano Pablo Neftalí Neruda Reyes, alguien va gritando tus versos.

De sus libros publicados con cuentos y relatos para adultos me


detendré en dos momentos de su trayectoria vital y literaria. Uno es el libro
“Vivir” (de 1990), y el otro es “Cinco mujeres en la Amazonia indómita”
(de 2004).

En el cuento “Vivir”, que da nombre al libro citado, la autora muestra su


maestría plenamente madurada. Una mujer (que podría ser mi madre),
viuda y con los tres hijos ya crecidos y que ya son, a su vez, padres o
24 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

madres, está tomando una decisión en un apartamento que imaginamos


en penumbras. Está confirmando su decisión de suicidarse. Empieza a
redactar una carta eximiendo a su familia de cualquier responsabilidad.
Simplemente no quiere vivir más. Inesperadamente toca el timbre y es
uno de sus nietos que viene a pedirle ayuda para redactar un trabajo
escolar que ha decidido dedicarle. Lo atiende con el mismo amor de
siempre, sirviéndole un café con leche. Cuando su nieto se va retoma
tranquilamente la redacción de la carta, que termina, ensobra y lacra. Se
acuesta y toma en sus manos la cajita de pastillas con las que habrá de
suicidarse. Se despierta sobresaltada con el timbre. La cajita yace en el
suelo. Corre a abrir y es toda su familia que le canta feliz cumpleaños. Un
nieto le entrega un ramo de rosas rojas (las mismas que le regalaba su
marido). La vida ha triunfado otra vez (por lo menos provisoriamente,
como no podría ser de otra manera).
En “Cinco mujeres...” las protagonistas provienen de distintos países y
perfiles profesionales (tres son latinoamericanas, una española y una
africana; una de ellas se llama, significativamente, Sole). Sorprende que, a
pesar del título del breve libro, el viaje de las aventureras con intenciones
científicas empieza en su Primera Parte en la Patagonia, donde se
aproximan al Aconcagua y bucean en el océano. En la Amazonia profunda
desfilan las inclemencias y las especies animales más variadas, cuyos
nombres y características básicas son explicados por una u otra de las
expedicionarias. Pequeños contratiempos de salud, debidos al fiero
entorno, salpican sus andanzas. Una italiana se les suma por algunos días,
y luego una de ellas pone proa hacia Rio de Janeiro. La africana vuelve a la
selva acompañando a un grupo de indígenas; las otras tres convinieron
con ella esperarla hasta dos semanas en Montevideo, antes de la
separación final. La segunda parte describe la secuencia de la aventura
selvática de la africana, ahora acompañada por un entomólogo inglés y un
Sirio López Velasco | 25

indio. Un biólogo francés la instruye sobre varios secretos amazónicos.


Otras especies animales se muestran en profusión. Una aldea indígena los
recibe hospitalaria, y el lector aprende algunos de sus hábitos. Al fin la
africana, pintada como una india, se despide del francés que vuelve a París.
El relato tiene algunos pequeños tropiezos narrativos y pobres diálogos de
las protagonistas, cercadas por un paisaje someramente descrito, lo que se
justifica por el hecho de que la autora nunca conoció sino breves escapadas
de paseo en lugares mucho menos inhóspitos o peligrosos que la Patagonia
o la Amazonia. Pero las repetidas consultas a internet sirvieron para que
mi madre, saciando su sed de aventuras nunca vividas, evitara caer en el
error geográfico o biológico grosero o en situaciones demasiado
inverosímiles. Al fin de la lectura queda un sabor de feminismo aventurero
algo ingenuo, pero sincero y entretenido.

Los textos que mi madre escribió para niños siempre intentaron


despertar la sensibilidad poética respetuosa hacia los demás y el resto de
la naturaleza, y hacia el Arte, al tiempo que integraban una dimensión
instructiva. He aquí cuatro muestras siguiendo la trayectoria de textos
infantiles publicados sucesivamente entre 1986 y 2001.

En “Ronda y luna” (1986) se encuentra el siguiente texto, intitulado “Los


poetas”
Así como se ama a los Héroes hay que amar a los Poetas, pues ellos son
quienes recogen las semillas de la belleza y las arrojan generosos sobre los
hombres...De este modo hablaba la Maestra, y todos la escuchábamos con
atención. Fue entonces cuando Miguel, el más travieso de los alumnos y el
más vivaz, pidiendo permiso para hablar dijo así: conozco, lo he leído, el
libro de un Poeta llamado Agustín Ramón Bisio. Todos lo miramos con
admiración y la Maestra, con esa dulzura que pone siempre en sus
26 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

palabras, dirigiéndose a nosotros, replicó – Sí, Agustín Ramón Bisio es un


poeta nacido en Rivera el 1 de Febrero de 1894 y fallecido el 23 de Julio de
1952. Cultivó la peculiar musicalidad del lenguaje fronterizo. En sus versos
descubrimos paisajes y seres que conocemos y que conforman la vida
diaria. Pero también otro Poeta llamado Olintho María Simões, nacido en
el año 1901 y muerto el 9 de octubre de 1966 valióse del Portuñol para
escribir sus versos, recopilados en un libro intitulado “La sombra de los
plátanos”. Los dos Poetas conforman el aspecto lugareño de esta zona
limítrofe donde la penetración del idioma portugués ha influido
directamente sobre el lenguaje popular. Mañana, continuó la Maestra,
leeremos en clase una poesía de Bisio titulada “Caminitos de tierra
colorada”, y de Simões, “Riverense”, versos muy difundidos en nuestro
país. Con esta promesa y al son de la campanilla que anunciaba la hora de
salida nos despedimos de la Maestra, llevando aún grabadas en la mente
sus palabras de aquella mañana.
En el primer relato de “El cometa Halley” (1988, ilustrado por sus nietas
Carolina, Solange y Anahí, entonces con 6, 8 y 11 años, respectivamente),
leemos:
Veinte siglos le vieron cruzar el cielo,
de lumbre fascinante niebla y misterio.
La multitud de asombro cerró los ojos
para adorar su imagen cayó de hinojos
Estrella le llamaron allá en Belén
y reinó para siempre con luz de fé.
Su primera aparición, registrada por el hombre, fue en el año 1066 en
Inglaterra, cuando Guillermo el Conquistador derrota al rey Harold II.
Bayeux se inspiró de él, haciéndolo figurar en un célebre tapiz que se
encuentra expuesto en un museo de Londres.
Sirio López Velasco | 27

En el texto “Llueve”, del libro “Duendes (1995, ilustrado por el gran pintor
riverense Osmar Santos, maestro de pintores famosos, como los Leite, y
gran amigo de mi madre), se lee:
Llueve, y es como si millones de burbujas transparentes y enloquecidas se
echaran a rodar por el mundo. El monte, allá arriba, bebe una a una, las
gotas de vida que se escurren desde sus altas copas, hasta las raíces
sedientas. Las flores del camino comienzan a erguirse por sobre los pastos
y abren sus pétalos, como abanicos multicolores. Llueve, y hay duendes
que danzan al ritmo de la lluvia. Una golondrina ha venido a guarecerse
bajo el ala del tejado, mientras la naturaleza parece sumirse en la placidez
de este día lluvioso.

Y el texto “Mamboretá”, del libro “Plumina” (2001) reza:

Sobre la hoja alargada de una azucena, posado está un mamboretá. De


cuando en cuando levanta su cabeza haciendo con las patas delanteras
extraños movimientos. Una hormiga que cruza por el jardín llevando su
carga a cuestas, se detiene para mirarlo
¿Qué haces? – pregunta
Me preparo para comer – responde presto
Dime, ¿vives lejos? – interroga la hormiga, mientras acomoda su carga
entre sus antenas.

- No tengo casa ni familia y suelo cambiar de morada según mi antojo –


respondió el mamboretá, cuyo color se diluía entre las hojas.
- Pobrecito – se condolió la hormiga. En cambio mi familia es numerosa y
muy unida. Trabajamos y compartimos todo, con alegría. Por eso nunca
me siento sola.
28 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

El mamboretá dio un salto, apresando un diminuto pulgón. El


instante fue aprovechado por la hormiga quien, topándose con una de sus
hermanas, siguió su camino tambaleándose con la pesada carga.
En Rivera los Carnavales tienen como una de sus principales
atracciones a las Murgas. Inspiradas de sus antecedentes de Cádiz, en
España, las Murgas uruguayas componen canciones que se burlan de los
gobernantes de turno y gritan las penas populares, al tiempo en que
satirizan usos y costumbres. Mi madre redactó algunas de esas canciones,
y alguna vez la Murga que las entonó, fue premiada en el Carnaval
riverense.
Mi madre fue también la primera mujer que trabajó como
comunicadora en la radio riverense (sucesivamente en la radio
Internacional y en la radio Rivera), animando programas creados por ella,
y haciendo locución y publicidad. Ese trabajo se extendió a la TV, cuando
canal 10 fue creado en Rivera en 1968; y allí agregó la faceta de
informativista; más de una vez me habló del miedo que sentía cada vez
que temía ver mi nombre entre los muertos o detenidos que figuraban en
los Comunicados de las Fuerzas Conjuntas en el período previo a la
Dictadura y durante toda la duración de ésta (de 1973 a 1985), que ella se
veía obligada a leer en los Informativos de la TV riverense. (Para no
comprometer su seguridad no contacté a mi familia durante casi cinco
años, en los que ni siquiera supo si yo estaba vivo o muerto; sólo les escribí
al llegar a Bélgica a principios de 1977; si un hijo o nieto hoy me hiciera
eso, lo mataría).
De sus programas de radio recuerdo en especial a “Rinconcito
hogareño” y “Aquí habla una mujer”, en los que presentaba conocimientos
de cultura general, respondía a preguntas de las oyentes, pasaba música
popular diversa, sorteaba pequeños premios (como entradas de cine), y se
atrevió a dar el Horóscopo diario (que la vi redactar improvisadamente
Sirio López Velasco | 29

cada día mientras tomaba el café de la mañana, lo que no impidió que más
de una vez recibiera regalos de gente que había hecho algún negocio
exitoso o había tomado una acertada decisión importante, siguiendo sus
previsiones).
Poemario de Soledad López

A RIGOBERTA MENCHÙ
(Premio Nobel de la Paz 1992)

Menuda y suave Rigoberta:


mujer india, te levantas
empuñando no el dardo que envenena
o el puñal que degüella la esperanza.
Pequeña y obstinada india de América
tu boca dulce y breve
ensayó la palabra, masticó la vergüenza,
y te crecieron alas...
indígena paloma, navegaste los mares
cruzaste cordilleras, eludiste murallas
aprendiendo en la lucha
a cerrar la garganta y apretando los ojos
no vertiste una lágrima.
La sangre de tu pueblo ha sido derramada
hace ya muchos siglos
y de la herida mana aún, dolor y vida;
del mercader impune
tu gente sigue esclava;
el que trocó espejitos y cuentas de cristales
por la riqueza virgen del mineral dormido.
Mas tú, mujer menuda
de ojos asombrados y tez anochecida
Soledad López | 31

creciste como el árbol.


Rigoberta, te nombro
temblando en los umbrales
de otro siglo, que acaso
navegando las aguas con otros marineros
devuelva a cada indio la identidad perdida.
Rigoberta, te nombro
y acaso las palabras trasunten otras voces
que han quedado calladas.
India de mi América, vientre de Guatemala
impávida y bravía sobre el tifón cabalgas
y el premio a tu bravura,
sonora bofetada en el rostro del déspota
marcó con la palabra
Paz...Paz...Paz...
sin hambre ni matanzas.
32 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

AHORA

Ahora que tus barcos


navegan por mis aguas
al viento, sin temores
banderas desplegadas,
ahora que conoces
la ruta y el secreto
que lleva sin borrascas
al escondido puerto;
dorada fantasía
esbeltos cocoteros
arenas calcinadas
atardecer de ensueño
regálame los frutos
sazonados con fuego
de hogueras encendidas
con caricias y besos.
Ahora, no mañana
conjuguemos el verbo
esencia de la vida
vértice de misterios
que atempera la sangre
y cala hasta los huesos.
Bebamos de su cáliz
ahora. Cese el tiempo.
Repliega tus banderas
y atraca en este puerto
Soledad López | 33

en este mismo instante


que es la hora del beso
y tu boca y la mía
son dos soles de fuego.
34 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

AMÉRICA AYER

La verde geografía
circundando anónimos
misérrimos pobladores
desde la arisca y lejana
Patagonia hasta el nordeste
brasileño donde la aridez
duele, mientras en las alturas andinas
el indio mastica hojas de coca
para adormecer su fatiga.
En el espejo del tiempo
así eras, virgen casi niña
huérfana oscura y maltratada
por los conquistadores
cuando las tres carabelas
increíbles, perdieran
la ruta de las Indias:
milagro de especias y de sedas.
América mestiza, la del indio
de los negros flagelados
de la multiplicidad
de razas. A ti llegaron
con los sueños al hombro
millares de inmigrantes
venidos de quien sabe
lejana geografía
anclando para siempre
Soledad López | 35

sus naves diminutas


vacías de equipaje.
Insomnes y ateridos
vagaron trashumantes
con la utopía intacta
de un mundo delirante
con frutos derramados
sobre la tierra fértil
y peces de colores
bajo las aguas mansas.
Empecinados, ciegos
subieron la montaña
oteando el horizonte
sacudieron las alas
volando sin destino
en procura del alba
que les diera cobijo
bajo la bóveda clara.
Peregrinos del tiempo
el llanto y la nostalgia
saboreando de a poco
la realidad amarga
de aqueste nuevo mundo
el de la lengua extraña
saqueado había sido
en la conquista bárbara
de corazas y sables
terciopelo y espada.
36 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Con los ojos abiertos


en plena madrugada
restauraron los sueños
masticaron distancia
abriendo con las uñas
los surcos del mañana
aventaron semillas
extendieron sus mantas
y cavaron raíces
con la hondura del alma
para quedarse siempre
sin doblegar las alas.
Soledad López | 37

AMOR

En el mundo no hay razón


que prohíba que te quiera
yo vivo porque tú existes
mi sangre ya es lumbre nueva
yo sé que mi nombre arrastran
como a toda malahierba
pero no tengo la culpa
y tú tampoco la llevas.
Quiero contigo hacer cama
entre las espigas nuevas
y que plantes tu simiente
en los surcos de mi tierra
para que alumbre la noche
con un rebozo de estrellas.
Entre mis pechos redondos
toda la leche quisiera
para amamantar al hijo
al niño que tú me dieras
que ya lo siento venir
en murmullo por las venas.
Quiero cien clavos de luna
y espinas en la cabeza
pero abrazados los dos:
tu cintura y mis caderas.
Quiero la lumbre del mundo
y el fuego de cien hogueras
38 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

tu boca quiero y tu sangre


para mezclarla a mis venas
e ir gritando en las calles
proclamándolo en las ferias
que el amor no es un contrato
sino como cien candelas
que deja ciegos los ojos
y el alma la deja nueva.
Quiero cien clavos de luna
y espinas en la cabeza
pero contigo la alcoba
pero contigo la mesa.
Soledad López | 39

CARTA A LA VIDA

De ese hondo e inescrutable misterio


Trashumada de sueños
En el silencio de prados azules
Abrí los ojos. Y te sonreí.
Entre varas de nardos y girasoles
Anduve paso a paso,
Surtidores de aguas giratorias
Repetidos en lunas atónitas
Y pájaros alborozados
Estremecieron mis días.
Luciérnaga errante
En mitad del huracán
Espantada mariposa del crepúsculo.
En horas inciertas
Rastro oscuro
Nubarrones errantes
Abismo de silencios
Y la infinita nostalgia
De un incendio de rosas.
Los pájaros de la realidad
Aletearon en vano
Intentando emigrar
A lejanos estíos.
Impávida, bajo el cielo
Aterido de presagios
Hollé el pedregal hostil.
40 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Nada me detuvo. Nada.


Cara al viento
Erguida y desafiante
Creí en tu prodigio.
Encandilada, entonces
Por el fulgor de la rosa
Como si el mundo hubiera amanecido
En el fondo del mar.
Amé. Amé y me brotaron
Lirios en las palabras.
Manantiales primarios
Cascabeles del viento
Rozando apenas los dedos
de la aurora.
Ya nada importa, vida
La escarcha y el silencio
La tormenta, la bruma
Los rencores o el miedo.
Repetidas de lunas atónitas
Los espejos del tiempo
Copian flores, capullos y frutos
Mariposas y lirios y besos
Disipando la escarcha de agosto
Con soles de enero.
Pese a todo, a toda la bruma
Que debí soportar en invierno
Hoy levanto mi copa festiva
Y la rosa de fuego
Que aún calcina mi tallo tardío.
Soledad López | 41

Con luces y besos


Bebe, Vida. Yo te ofrezco
Rebosante mi copa de sueños
Cava hondo mi loca ternura
Porque aún arde vívido el fuego.
42 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

CARTA PÓSTUMA A PABLO NERUDA

Hermano, pan de palabra y carne, campanero de Isla Negra;


Tenía que decirte esto y me pregunto por qué he tardado tanto.
Hermano Pablo Neftalí Neruda Reyes; puedo escribir los versos
Más tristes, al igual que tú, ahora que te has ido
Galopando las olas de tu mar, mientras la lengua de metal
De tu campana, sigue sonando. Es cierto, ya no eres pan de palabra
Y carne viva; tu voz quebrose entre los picos de tu Chile claro
Y cavaste la tierra con tus uñas entre las negras rocas de tu isla.
Es cierto, ya no eres; pero tal vez aún seas aquel que anduvo de rodillas
Por el mundo, golpeando las campanas todas juntas.
Pálido buzo ciego, descubridor perdido, sombrío pájaro de niebla y
arrecifes
Espléndido juglar, hondero insomne entre rocas, espuma y el delirio.
Ah, tu palabra suave para el amor y la rosa, pálido capitán
De barcos amarrados a los puertos oscuros de la nada. Cuánto te habrá
dolido
Ese silencio bajo la tierra. El viento aún arremolina hojas amarillas
Y pasan huyendo los pájaros; alguien golpea tu ventana, solo el mar
responde
Ola a ola, solo el viento responde, ráfaga a ráfaga,
Ni una estrella arde en el último crepúsculo, e inmóvil, la luna
No hace girar sus aspas. Estás ahí tendido, indiferente y solo, tu boca de
ceniza
Ya no canta, pero se alza el badajo de metal de tu campana, repicando
Rebelde entre la bruma con el acento fiel de tu palabra, no sólo para decir
del vino
Soledad López | 43

Y su vendimia, no sólo para decir del mar y acantilados, no sólo para


decir mujer
En ti mi canto, mujer, en ti mi furia, mi ternura de agua y el agónico
espanto
Sino para cantar con voz de marinero de pie sobre tu barco, la primera
canción
Amanecida, la postrera congoja de tu llanto. A lo lejos campanas
solidarias
Repican la nostalgia de tu ausencia; pero ponte de pie, aún la noche no se
ha tendido
Sobre el universo, y caen tus palabras como rocas sobre la indiferencia y
es tu verso
Aquella flecha disparada con la furia tenaz, insomne arquero, apuntando
a lo más alto
En ese vuelo luminoso y lírico. Campanero, es hora que levantes la
cabeza, la noche
Está estrellada; a lo lejos alguien canta: ¿alguien canta, dije?
No, hermano Pablo Neftalí Neruda Reyes, alguien va gritando tus versos.
44 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

CLAROSCURO

Cuando tiempo y espacio


Hacen caer el telón de la tarde
Te recuerdo.
Invisibles, los duendes de la luna
Danzan su ritual de magia
Trapecistas de sueños
En mortales saltos
Caen al vacío, sonriendo.
No importa que la noche
Cubra con oscura capa
Las rosas de tu huerto
Y en el jardín, los lirios
Con su intacta blancura
Se doblen, somnolientos.
No importa amor, no importa
Porque a pesar del tiempo
La niebla, la distancia,
De pasión me estremezco
Y si muere la tarde
Hay luces en el cielo.
Soledad López | 45

CÓSMICO

De pie sobre la cumbre


casi fuera del cosmos
indiferente a todo cataclismo
lejos de las miserias
que asolan la tierra
indemne como un cometa
fugaz o un asteroide
más allá del sistema solar;
astronauta sin cápsula
sin nave ni tiempo.
Estatua viva de carne
te esperaba. Resuelta a cabalgar
todos los océanos
volteando sin temores las estrellas
para encender de a uno, los abismos
e iluminar los cráteres. Esencia
planetaria que nos mueve
hacia otro corazón. Cadenas
como nubes de tan leves
que en el alma nada pesan.
Para esperarte asi, amor, amor
anudé golondrinas con estrellas
hubo un revuelo de alas y de luces
que estremecieron de súbito la tierra
y en este lecho vertical de rosas
cantó el agua feliz, bajo la tierra.
46 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

CUANDO AMANEZCA

Los misiles destruyen edificios inclusive el de la Cruz Roja


Hospitales saltan por el aire con enfermos aún dormidos
Una lluvia de miembros cabezas jirones de ropa
No hay lugar ya para el espanto
Nunca jamás en nombre del Bien se hizo tanto daño
Ni se reventó la geografía agujereando montes
Minando carreteras pulverizando tiendas
Con niños hambrientos y mujeres desdentadas
Donde la miseria es sinónimo de mugre porque no hay agua
Ni leche ni pan ni nada
Allí donde se alza la bandera del más fuerte
Se desmigaja cada día la esperanza
El infierno se vive a cada instante a la luz del día
O en la oscuridad de la noche
Cuando estallan las bombas sin excusa porque sí
Porque hay que alimentar a los perros que menean el rabo
Cuando estalla la guerra y jadean de felicidad
Porque para eso se fabrican aviones misiles bombas y otros artilugios
Dignos de las más retorcidas mentes
Para eso están los mercaderes que baten palmas frenéticamente
Cuando el arma que fabrica mata con precisión
Milimétrica superando expectativas
La gente es apenas sombras que se mueven
Nada importa su dolor y su llanto
Ni los niños sin brazos y sin piernas
Las madres escuálidas a quienes les mataron los hijos
Soledad López | 47

Jóvenes imberbes y temblorosos


Niñas de negros ojos, como el terror
Torturadas y violadas en nombre de la guerra
Soldadesca bestial títeres de paja
Hambrientos y piojosos cuyas alforjas
Provistas están de tabaco y chocolate
Premio para el sanguinario lema
De matar sin raciocinio ni causa
Que para eso les pagan en monedas o medallas
La pesadilla sigue intacta
Todo vale en nombre del Bien
Aunque muchos preguntemos consternados
¿pero qué dios es ese que guía a sus ovejas
hacia el abismo insondable de la nada?
Si todas las voces del mundo se alzaran
Pidiendo exigiendo gritando Paz, Paz
En nombre de la cordura ya que el amor parece extinguirse
Si otra vez volviera a amanecer con nubes azuladas
Sobre las altas montañas y la risa de los niños
Despertara a los pájaros dormidos como entonces
Si los viejos apacentaran cabras y las madres
Con pechos opulentos amamantaran a sus hijos
Cómo cantaría el agua entre las breñas
La eterna canción de la vida y la esperanza.
48 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

DEL SUR

Del sur, ha llegado del sur


como el viento pampero, desatado
barriendo a su paso indiferente
los nidos de gorriones. Espantando
a pájaros y bestias. Sorprendiendo
la rosa y la cosecha. Ha llegado
del sur. Por caminos extraños
desatando con mano estremecida
uno a uno los nudos del pasado.
Interrogué al poniente las razones
de este incendio de rosas en la tarde
del cáliz pleno en mitad del tiempo
y la porfía eterna de la sangre.
Interrogué a la noche, a los caminos
que no regresan jamás. A la constante
esplendidez del cosmos florecido
como una boca nuclear avasallante.
Interrogué a la esfinge que inmutable
en el desierto hostil, burla burlando
Nadie responde. Hay un silencio cómplice
Pero aún así, sigo interrogando.
Soledad López | 49

DESANDANDO

Hace un siglo ya de nuestro encuentro


era otro tu rostro y tu figura
otras eran las voces con tu acento
y tu silencio pleno de ternura.
Guardo en mi memoria de cien años
tu ronco susurro enamorado
y la urgencia de tus manos ávidas
y la caliente curva de tu labio.
El rostro que me mira
no es tu rostro. Ni tampoco es tu voz
la que me llama. Se parecen es cierto,
se parecen como al mirar a trasluz
dos gotas de agua. No. No me engaño
estoy despierta aguardando tu llamada
pero ha cambiado tu rostro y tu figura
las estrellas no encienden tu mirada
no veo aquel temblor entre tus manos
un siglo es mucho tiempo. Y no es nada.
50 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

(SIN TÍTULO)

Desde la arisca y lejana


Patagonia hasta el nordeste
brasileño donde la hambruna
duele, hasta la andina cumbre
donde el indio mastica coca
para adormecer fatigas
tu verde geografía
que circunda anónimas
misérrimas criaturas
ondula, se empina, decrece
Soledad López | 51

DÓNDE
¿Dónde la piel de jazmín y lirio
dónde aquel beso, fuego en la mañana
el corazón latiendo enloquecido
y el temblor de una mano apresurada?

En qué curva del tiempo, el olvido


tejió su madeja inacabada
de sombras y de llanto contenido
dividiendo en mitades la nostalgia

Es la vida acaso un laberinto


donde gimiendo los amantes vagan
estatua rígida sobre blanco plinto
estatua nada más, fría sin alma

Esfinge de los siglos que custodias


las huellas que dejaron las sandalias
de trashumantes e insomnes criaturas
puedes acaso develar la trama?.

Dime al menos majestad de piedra


dónde se escurre el manantial de lágrimas.
52 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

EL JUEGO

La vida es juego:
argumento divertida
mientras mi boca atrevida
improvisa dulce ruego.

Jugamos a cada instante:


cuando reímos llorando
cuando a otro, susurrando
decimos cosas galantes.

Juega el amado Tenorio


con la amada, ingenua y pura
que va tras de su ternura
casta y dulce, en su ilusorio

sendero de eterno amor.


Nada sabe, desdichada
que juega el juego, cuitada
de todo juego, el peor.
Soledad López | 53

EL FUEGO

Quédate en silencio
no me digas nada
no hay nada tan bello
que amor sin palabras

Hay un fuego mínimo


asomado al alba
tu fuego y mi fuego
serán llamarada

Quédate en silencio
palomo del alma
que el fuego te brota
del pico a las alas.
54 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

EPÍMONE

Puedo reescribir los reversos


Tristes, noches estrellándose
Contra las estrellas, tiritando
Lejos como azules titiriteros
Los astrales astros que no volverán
Golondrinándose oscuramente
En los balcones. Analfabetos
De sueños. De sueños y de nombres;
Del amor solo, absurdamente solo
En sordina.
Que no, que no te quiero verde,
Sin caballo ni montaña acaballándose
En el río de los espejos sin plata.
Que no, no, no, no te quiero
Quiero, quiero, quiero verde
Verdiazul, verdiblanca, verdirrosa
Verde luna sin gitana.
Mira como se puso tu piel
Porque no recuerdo, tu sangre
Sangrante río de sangre, cauce
Abierto de tu pecho.
Pensar que no pienso
Nada, cuando pienso
Que te quiero
Y soy una mujer viuda
Tres veces, viuda
Soledad López | 55

Por eso en mi viudedad


Olvido, y olvidándolo recuerdo
Que en ese muro de arena
Levantado contra el viento
No sé si te quiero, quiero
O si olvidándote tanto
Ese olvido es un tormento
Tormentoso de agonía
Pensando que no te pienso.
56 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

FATUIDAD

Me divierte mirarte, vanidoso


pagado de tu propia extravagancia
sintiéndote señor de los caminos
donde cruza el amor. No me es extraña
esa actitud. Ya la conozco. Tu postura
de macho latino es cotizada
en el mercado de la mediocridad.
Me divierte mirarte, tus ardides
se parecen de cerca a la hazaña
del ave que aún se pavonea
prisionera y sola en una jaula.
Me divierte mirarte y me sonrío
con la astucia propia de la pálida
y milenaria esfinge;
vestido vas de cazador glorioso
cuídate la armadura, está gastada
no vaya a ser que al arrojar los dardos
caigas atónito en tu propia trampa.
Soledad López | 57

FEDERICO: MUERTE Y GLORIA

Estaban aguardando que tus muslos se marchitaran


Como lirios bajo el sol de mediodía
Que tu boca maldecida por alacranes voraces
Callara para siempre.
Ahora, Federico, cuando la sombra larga
Del silencio te cubre para siempre jamás
Recién ahora tu nombre ocupa titulares astutos
Como la hipocresía del mundo.
Ya no duele a nadie tus manos pálidas
Recorriendo las teclas del piano, en un gemido
Brutal. Las mismas manos que se aferraron
A las de Dalí, quien sabe a cuantas otras
En esa vigilia terrible de sentirse extraño
Como una luna apagada, como un toro dormido
En mitad del ruedo. Ahora, que tus huesos
Esparcidos quien sabe dónde, bajo qué tierra
De olivares o naranjos
Ahora que el odio está dormido
Aunque estén calientes las cenizas.
Ahora, Federico poeta, magistral y solo
Siempre solo, aún en esta avasallante
Actitud de encontrarte, envolverte, amarte
No solo con los ojos, la piel o cuatro brazos
Sino con el corazón ardiendo como flecha disparada
Hacia el sol. Comprendo desolada
El lenguaje ambiguo de los nadie
58 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Ocultando con vocablos esquivos


Tu homosexualidad. Para darte gloria
Amputan la verdad que hiere, que corta
Como un puñal o una espada. No saben los de siempre
Que niegan tu talento y armonía
Tu identidad lejana y dolorosa
Por ese amor estéril y sin embargo
Tan lleno de palomas y campana
Luna redonda sobre los peñascos
Lirio morado, junco, rosa, ala;
Qué inútil fue luchar contra ti mismo
En esa soledad de madrugada. Quizá la noche
Acompañó tu angustia cuando triste
Escribías al amante aquella carta
O cuando desgranabas los compases
De una mínima sinfonía. Tu piano confidente
Tan madera, tan perplejo y sin embargo
Dulce y sonoro bajo tus dedos ágiles.
No sé si aún recuerdas el alba aquella
Andando por Granada, insomne y torturado
Por amores oscuros. Tal vez ahora sepas
Cuando todo es ceniza, tu párpado, tu boca
Tu piel y aquella hoguera ardiendo en tu costado
Que en vano fue tu muerte, Federico de España
Federico de todos, ya poco o casi nada
Queda de la brutal e impía necedad
De abolir emociones rotuladas
Encasilladas en arcaico formulismo.
Te negaron tanto a través de la historia
Soledad López | 59

Pequeña. Al igual que otros fuiste traicionado


E inmolado en nombre de la hipocresía
Los bárbaros de siempre congelaron tu sonrisa
Y ese día se puso el sol en Granada
Rojo de sangre. Sin embargo, Federico
La gloria que nace de la muerte
Te ha proclamado desde ahora
Y hasta que estalle el planeta
Poeta universal.
60 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

FURTIVO

Alfarero: alcánzame ese barro


que utilizas para modelar tu sueño
que está la luna llena y pronto ha de morir.

Mientras nace la luna y muere lentamente


goza conmigo pues, este instante furtivo
amémonos ahora, mañana está distante
hoy es bella la rosa y más dorado el vino.
No te afanes amado, procurando respuestas
que solo el viento sabe y nadie ha comprendido
gocemos de la vida, el minuto es perfecto
y es eterna la sombra que conduce al olvido.
Hay misterios que nadie descifrar pudo nunca
¿a qué entonces inquietarnos? Dame el cáliz de vino
y bebamos el néctar que los dioses crearon
para encender de estrellas tu corazón y el mío.
Soledad López | 61

GIRASOLES DE ESPANTO

Carlos Rodolfo no sé qué girasoles


De espanto y agonía
Se abrieron en el alba,
La insomne primavera
De tu rosal herido
cavó las ilusiones
tronchando tu esperanza

y tú latías quedo, las nueve madreselvas


en la matriz dolida de rejas y venganza

qué locos atavismos


de sangre y de locura
estremeció las horas
del reloj disparado
girando sin destino
las manecillas rotas
de un tiempo oscurecido
de un cielo ensangrentado.
Espúreas violaciones,
jirones del espanto
de nieblas y alaridos
de cuerpos masacrados
mientras en el océano
del útero materno
latía ingenuamente
62 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

tu corazón amado.
Carlos Rodolfo, hoy siento
vergüenza de mí misma
al ver la estupefacta
mirada conque miras
el universo insomne
de muerte y pesadilla
indiferente al odio.
Un toro enfurecido
golpea tu mejilla
y vas llorando sangre
en lunas de ceniza
agobiado de sombras
te parece la vida
una mentira inmensa
doblegando la risa.
Y sin embargo, puedo
llorosa y compungida
decirte de los soles
ardiendo al mediodía
de la boca que besa
y la mano extendida
para decirte SIEMPRE
con la prieta caricia
de un joven corazón
asomado a tu vida.

Carlos Rodolfo, deja


en la noche el estigma
Soledad López | 63

siniestro del pasado


el odio, la agonía
abre tus ojos, hijo
y vuelve hacia la vida.
64 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

LA MIRADA NUEVA
(A mi querida hermana Elsa)

Cuando miras con tus ojos


Acabados de “nacer”
Ves los colores más bellos
porque tu nombre es Mujer
Como grácil danzarina
Los velos te vas quitando
Y una llovizna muy fina
Algo parecido al llanto
Se refleja en tu pupila
De ese castaño dorado
Que ahora brilla más que nunca
Aunque todo esté nublado.
Soledad López | 65

LA TARDE

La tarde se desmaya en brazos del viento


Arrastrando vestigios de humo y de alas
Ya no duerme en su hondo misterio de luces
La ardiente pupila de sol. De su falda
Se descuelgan menudos reflejos
Oscilando en la niebla ofuscada.
Remolinos de sombras absurdas
Titilando en la esfera asombrada
Suspendida en abismos azules
Al vaivén del misterio y la nada
Se diluye tal vez para siempre
En eterna heredad sin mañana.
66 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

LLUEVE

Llueve. Y en la tarde
añoro la distancia
pretéritos vergeles
de umbría remembranza.

Qué dulce era entonces


juntos, bajo el paraguas
tomados de la mano
deambular bajo el agua
lloviznada o violenta
por las calles amadas.

En nuestro mundo apenas


el amor nos bastaba
para estrellar los ojos
encendiendo las lámparas
en tardes de tormenta
o noches de borrasca.

La lluvia se escurría
entre tus manos cálidas
amante estremecido
de húmeda nostalgia.
Tal vez en un recodo
del tiempo, en la distancia
sientas aún el roce
Soledad López | 67

de mi mano en tu espalda
y en tu boca de fuego
la mía, calcinada.
La lluvia cae lenta
como aquella mañana
de un invierno cualquiera:
qué importa; la distancia
el olvido, la niebla
el silencio, la nada
y todo el desencanto
de antiguas esperanzas.

Esta lluvia que moja


ahora, mi ventana
en nada se parece
a la imagen intacta
de la rosa encendida
de pasión escarlata
que se fue deshojando
bajo la lluvia mansa
indiferente y fría
de la vida que pasa.

A veces rememoro
con la cara mojada
bajo la lluvia intensa
apacible o helada
nuestra antigua ternura
la calidez del alma
68 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

y aquel amor de locos


llenándonos de magia.

Entonces, me sonrío
porque sin pedir nada
la vida me dio todo:
el fuego, la esperanza
la semilla y la lumbre
la rosa desvelada
de sueños y ternura
y la dicha mojada
de la lluvia ahí afuera
y tu piel en mi almohada.
Soledad López | 69

LOCA CORDURA

Tan famoso caballero


de Castilla bien nacido,
Hidalgo de lanza en ristre
Y mofletudo escudero
Aquel que soñó despierto
O acaso semidormido
Aventuras trasnochadas
Genio de caballería
Cuya moza desgarbada
Transformola en ideal
De su lucha con gigantes
Molinos que en su locura
Antojábale criaturas
Desafiantes movedizas
En cuya vana ojeriza
Casi pierde su pellejo
Convirtiéndose en reflejo
De la exaltada locura
Que el que pierde la cordura
En pos de un ideal
No es loco ni desquiciado
Que la cordura es muy poco
Ante aquel sublime loco
Cuyo amor a Dulcinea
Hace que la magia sea
Soñar su sueño despierto
70 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Que nos deja boquiabiertos


Ante tamaña cordura
Sus andantes aventuras
Con su prosaico escudero
Aquel digno caballero
Éste más Panza que Sancho
Y sin embargo leal
Molido a palos también
Al igual que su señor
Cabalgando en su pollino
A la par de Rocinante
Cuya más dolida queja
Ante tan loca aventura
Es saber que esa andadura
Por muy hidalga que sea
No trocará a Dulcinea
amada de su señor
en doncella la mayor
de la manchega planicie
que la niña del Toboso
es una pobre cuitada
de sueños no sabe nada
ni tampoco de aventuras
de flaca cabalgadura
o caballeros andantes
que a lomos de Rocinante
en su locura mayor
se bate a duelo en su honor
tornándola noble y pura
Soledad López | 71

en esa eterna locura


del amor más delirante
quizá en eso don Cervantes
sufrió espinas de amargura.
72 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

LOS PUENTES

Voy cruzando puentes


con los pies descalzos
saltando el vacío
en el aire ingrávido
trampolín del tiempo;
volteo distancias
con solo desearlo.
Diezmados vigías
de caudal menguado
las redondas torres
del Guadalquivir
con aire romano
susurran apenas
en dialecto extraño
mientras languidecen
los rojos claveles
de un imperio fausto.

Mas no me detengo
que el viaje es muy largo...

Un puente de mar me espera


del barco guerrero, sobre la cubierta
torvo y despeinado grita el capitán
sus voces de mando encrespan los monstruos
cabalgando siempre entre espuma y sal.
Soledad López | 73

Mas no me detengo
que el viaje es muy largo...

Un puente colgante
hierro y media luna
esposado al aire
se asoma al abismo
pendulando grave
montaña y orilla
trampolín al viento
meciéndose suave.

Mas no me detengo
que el viaje es muy largo...

Sobre flotadores
las viejas barcazas
cascarón y niebla
tendidas aguardan
quien sabe qué vientos
para reflotarlas
mientras las gaviotas
planean distancias.

Mas no me detengo
Levad esas anclas...

Transbordando sueños
74 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

del carro colgada


nerviosa y ligera
la barquilla salta
escorando vientos
se inclina, se alza,
parte, se detiene
vuelve fatigada
la transbordadora
de quilla afilada.

Mas no me detengo
un puente me aguarda...

De altísima torre
estrecha ventana
el amado insomne
ay, si se asomara
cautelosamente
yo le contemplara
y sobre la hondura
del foso, las aguas
pudiera un minuto
tan solo, cruzarlas...
Bajad ese puente
la noria, giradla,
acortad la angustia
cautiva está el alma.
Bajad ese puente
el amor me aguarda.
Soledad López | 75

MACONDO

Bajo el tórrido sol de mediodía


En aquel mágico mundo trastocado
Reposaban los almendros polvorientos
Por el duende azul y transparente
De tu Macondo. Irreverente creador
De luces. El sortilegio de tu sueño
Desordenó los mundos sumergidos
Con peces de colores, estrellas submarinas
Y barcos naufragados
Con pálidas criaturas
Dormidas sin consuelo.
Al son de la palabra
Esa que nunca tiembla
Ante el fusil que acecha
Emboscado en la sombra
Desandaste caminos
Bordeando imperturbable
Abismos neblinosos
En remotos paisajes.
Alquimista del verbo;
Quien tuviera la magia
De trastocar el mundo
Repicando palabras
Del pantano a la lluvia
De la rosa de lata
Coronando la frente
76 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

De una pobre muchacha


Soñando ingenuamente
En su reino de nada.
Quizás en las arenas
De aquella Aracataca
La volanda de pájaros
Otra vez desbandada
Se descuelgue en la lluvia
Con las alas tronchadas
Tal vez las mariposas
Amarillas, cansadas
Hayan cesado el vuelo
Agónicas y tardas
Al saber que allá lejos
El amor se desangra.
Qué larga soledad
Nos apretuja el alma
Cien años es muy poco
Para tu ausencia larga.
Que no cese tu barco
De navegar las aguas
Rio arriba, rio abajo
La proa levantada
Hacia el tórrido sol
En plena madrugada.
Soledad López | 77

MALALA (Premio Nobel de la Paz 2014)

Malala, tu nombre
nos recuerda el ala
de un ave liberta
de una nube clara
Malala tan niña
oscura mirada
tez anochecida
sonrisa de agua
pies apresurados
camino del alba
buscando incansable
la justa palabra
que tumbe la infame
y absurda muralla
que el hombre insensato
levantó con saña.

Malala la bala
que mata que cala
explota resbala
y trunca las alas
qué suerte Malala
tu sangre resbala
la vida no es mala
te ama Malala.
78 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Y tú sigues viva
tan niña Malala
de tez tan oscura
de lucha tan mansa
túnica flotante
desnuda sandalia
para andar caminos
escalar montañas
alzar banderines
en la lucha ardua
liberando sueños
de mujer esclava
tumbando preceptos
viejas artimañas
de esclavizadores
en la noche larga.
Soledad López | 79

MANIQUÍ

Busque usted en la vidriera


lo que procurando está
rostro armonioso, cabellos
sueltos al viento. Quizá
labios sensuales, pintados
del color que mas le va.
una cintura delgada
piernas largas que al andar
mueven con gracia picante
lo que tiene que menear.
Busque usted en la vidriera
y deténgase a observar,
la apreciación es gratuita,
ni un peso le costará.
Pero eso sí, si le gusta
el artículo especial
no espere ni un solo minuto:
entre ligero a comprar;
recuerde que el que se duerme
siempre tarde llegará.
Y mercancía que exhibe
sus encantos y algo más
es un rubro cotizado
en toditos los mercados:
se lo lleva el que da más.
80 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

MEDALLAS DE CENIZAS (A los dictadores de nunca jamás)

General, ¡ay! General, te hundes sin asidero


en movedizas arenas, General del universo
chiquito de tu rencor y tus terrores y miedo.
Aduladores impávidos cambian de rumbo los vientos
falsean los campanarios, asesinan los corderos
mientras cinco soles tristes van marchitando en silencio
los jardines donde crecen azulados crisantemos.
Y estás solo, General, como están solos los muertos
Asfixiado de poder en tu palacio desierto.
En tu ciénaga florida revolotean los cuervos
pájaros de la malaria, huéspedes de tu destierro
que en tu propio suelo sufres la soledad del infierno.
Asesinas a distancia con solo firmar decretos;
espera sin esperanzas de a poco vas sucumbiendo
en los cráteres profundos de los pantanos del miedo.
¿De qué sirve, General, tanto poder y ese intento
de manejar en la sombra los hilos de tus muñecos?
si en las noches solitario con diez aldabas de fuego
te persiguen los fantasmas de torturados y muertos
mientras el viento que sopla anunciando va los tiempos
en que tu trono a pedazos caiga por fin con estrépito.
De nada valdrán medallas, ni la espada, ni decretos
porque vendrá la avalancha incontenible del pueblo
criaturas con frío y hambre, ancianos en cautiverio
a quien no podrás detener con la metralla ni el fuego.
Y como todo cobarde General de soles muertos
Soledad López | 81

temblarás como una hoja sacudida por el trueno.


Buscarás la protección de aduladores y siervos
mas habrán huido todos, mercaderes de silencio.
Solo entonces General, comprenderás el tormento
de estar solo, solo, solo, en mitad del universo.
82 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

MIS 82 EN SOLFA

Soy ochentosa
Calamitosa
Muy achacosa
Cara rugosa
Tan poca cosa
Estoy muy sosa
Algo pecosa
Muy “delgadosa”
Y embarazosa
Soy revoltosa
Nariz pringosa
La tez rugosa
Muy poca cosa

Pero soy rosa


Esplendorosa
Soy aromosa
Soy mariposa
Vuelo mimosa
Y en cada cosa
Muy rumorosa
Dejo afanosa
Con voz sedosa
El eco rosa
En verso o prosa
Del alma ansiosa
¿Es poca cosa?
Soledad López | 83

OTRA PRIMAVERA

Como cada año, un reguero


de brotes, aullidos, cánticos
y alas, anuncia la primavera.
Pobre vera, la prima mengua
de a poco sus colores y gime
entrelazada con el viento
que va barriendo ciudades
cocoteros y puentes
amontonando residuos
en las márgenes cansadas
de los ríos, mientras el hombre
ah! el hombre asno núbil
e insomne sonríe de espaldas
a la vida, tecleando
sin cesar, manejando
dígitos inmunes
al llanto y a la magia
perenne de ese cosmos
con destellos azules
giratorio, oblea de luz
y sombra, barco entre
nubes atónitas
con tanto desatino
y desparpajo. Vera
la prima igual de ingenua
va encendiendo los pétalos
84 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

coloreando los frutos


cimbreando las palmeras
y dejando en el alma
un reguero de estrellas.
Soledad López | 85

POEMA II

Y, era abril en el mar.


Te dije: apágame esa rosa
desorienta los girasoles
Capitán del Tiempo!
Que este vértigo de eternidad
se escurre por los resquicios
azules de mis venas
mientras pienso: no es verdad
este delirio. Agonía
de tu piel sobre mi cuerpo,
y este vahído de muerte
con estupor de tu aliento
chapaleando en los pantanos
del olvido. Leve medusa de lumbre
rescoldo de jazmineros impávidos
bajo celestes escombros, estremecidos
de truenos. No es verdad este delirio
Capitán de mis ancestros. Estupor
de mis rosales, con sus pétalos
abiertos en floración sideral.
Cometa de luz y fuego.
Voy preguntando: donde tu amor
y tu tiempo. Los lirios de luna nueva
húmedos me van creciendo
entre palabras apenas pronunciadas
hacia dentro. Apágame las estrellas
86 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

y los rosales del cielo. Te nombraré


Capitán, en los barcos de silencio
en el marasmo de aguas nocturnas
de mis desvelos. Pero apágame esa rosa
antes que estalle el incendio.

(Del libro “Estupor de rosas desveladas”, 1986)


Soledad López | 87

POEMA III

Derribando golondrinas, doblegando lirios


violé la puerta de tu casa
y me quedé a vivir en ella.
Tu casa, ajena y mía, de mariposas
trémulas. Volanderas cortinas
y sombras alargadas que tan bien conozco
de las horas iguales, los pájaros oscuros
y la mortal angustia
del imposible verbo, la recóndita duda
retorciendo las vísceras y el tiempo detenido
de amor, en la pupila.
Tu casa ajena y sin embargo
tan hondamente mía
donde transitan quedo mi más rebelde calma
la ira más terrible y mi sed infinita.
Donde flotan palabras, palabras solamente
de ternura vestidas que trepan verticales
trenzadas, apretadas, quemantes como lenguas
de una hoguera encendida. Tu casa
de ventanas abiertas a la vida
de mariposas trémulas y loca fantasía
la casa que conozco, tu casa
tuya y mía, cuya puerta con mano
desolada violé un día, doblegando los lirios
volteando golondrinas, llevando como lanza
y escudo la dolida palidez de un anhelo
88 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

y como yelmo desnudo, mi corazón de niña.


Tu casa edificada en mitad de la vida
en el sendero exacto del vuelo y la vigilia,
tu casa iluminada como un faro en la isla.
Quien me diera el milagro de compartirla un día
Ay, tu casa, tu casa, tan ajena y tan mía.
(Del libro “Estupor de rosas desveladas”, 1986)
Soledad López | 89

POEMA IV

Cuando me miras sueltas las amarras


de tu nave oscura y sin rumbo
se desatan los nudos de tu ancla
y un silencio de luces y de estrellas
va iluminando tu cara. Negro el mar
nuboso el horizonte, tu barco solo
en la tormenta, las olas enfurecidas
contra los arrecifes de tu alma.
Pero si levantas los ojos y me miras
todo se calma. Desde lejos diviso
las gaviotas que en círculo
por sobre los mástiles de tu pena
enarbolada como bandera enemiga
lista para el combate, vuelan asustadas.
Te miro. Simplemente. Te miro y de pronto
se aquietan las aguas. La tormenta se disipa
y allá sobre el horizonte el sol asoma
las puntas de sus doradas lanzas.
Entonces, todo aquello que nunca dijiste
y que ocultas bajo la coraza
de tu timidez y tu orgullo se te escapa
por los istmos oscuros de los ojos
la pasión enloquecida me golpea
y estremece sin palabras.
Pero solo yo entiendo tu lenguaje
de silencio. Descifro tu mirada y callo
90 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

debo callar. Para que sueltes


todas tus amarras.
Soledad López | 91

POEMA SIN TIEMPO II

Señor: si en verdad de barro


deleznable hiciste al hombre
y lo dejaste solo y extraviado
con la esperanza ambigua
de tu reino, que nadie ha conocido,
dime al menos por qué ese tu silencio
mientras golpean las puertas de tu casa
y arañan las aldabas de tu templo
paupérrimas criaturas. Inocentes
y crédulos. Ingenuos como ovejas
cuya lana esquilaron con los hierros;
discípulos que esperan todavía
se tornen realidad tus mandamientos.
Si es que aún peregrinas la tierra
¿por qué no haces verdad aquel misterio
de repartir los peces y los panes
entre millones de seres hambrientos
y por qué te escudas en el Cosmos, sordo
a todos los terrores y los miedos?
Ya ves: en vano aguardo tu respuesta
hace dos mil años que no entiendo
para qué la promesa del Edén
si el horror campea en este Reino.
Acuérdate Señor, lo prometido
“los puros de alma entrarán al cielo”
pero suenan vacías tus palabras
92 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

se han perdido en el polvo del silencio,


ya nadie dona su oro a los humildes
ni recuerdan tus bíblicos preceptos,
aún la higuera estéril no da frutos
y hay viles mercaderes en los templos;
porque tu Reino, Señor, está muy alto
inalcanzable para el reino nuestro.
Soledad López | 93

DESVIVIENDO

Lámpara apagada, larga y oscura sombra

Desmayado sol en el paisaje


Insomne párpado, pie cansino
Palabra sin acento, nada, nada.
No un latido, no un roce
De labios encendidos
No el verbo apenas susurrado
En penumbra. No la rosa
Y la estrella, no la sangre
En túneles convexos
No tu nombre de nubes y de espuma

Alguien ha descolgado el sol


Y ha caído el mundo sin estruendo.
94 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

DESVIVIENDO II

Pájaro inclinado sobre el viento


Ala rota en mitad del huracán
Zarandeado en loco torbellino
Sobre lejano y turbulento mar
Ayer volátil saeta soberana
Hoy te descuelgas, pluma nada más.
Soledad López | 95

DESVIVIENDO III

El viento ayer, el viento y la campana


Desafiante de tu carcajada
Líquido manso de tus claros ojos
Desleídos en la madrugada

Infinita lumbre, potestad de soles


Incendio oblicuo devorando el alma
Crepitante leño retorcida hoguera
Adormecida ninfa entre la brasas

Ayer el viento hoy tan solo brisa


Capullo ayer hoy rosa deshojada
Remolino de pétalos mojados
Con el llanto azul de la nostalgia

Ayer amor de fuego amor y rosa


Latido insomne beso ensangrentado
Ayer el viento, pero el viento vuelve
Amor, amor, dormido entre mis brazos.
96 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

PREMIO NOBEL

(protesta por el Nobel de la Paz 2010)

Destino luminoso solo al alcance del más sabio:


el Pacificador, el ilustrado, el prestidigitador
de ecuaciones, el fantástico hacedor de versos
el que observa planetas y asteroides, el que bucea
más allá del corazón y la sangre, el que se amarra
con cadenas para defender nuestra morada azul
el que pinta el verde mañana en la mirada de un niño
el que siembra luces e ideales en el aula
el que enseña a volar libre como el viento
el que ríe, canta, abraza, construye y ama.
Pero alzo mi voz para decir airada
No merece ese honor el que guerrea
El que derrama la sangre de inocentes
En nombre quien sabe de qué causa!
Han vaciado el cáliz de simientes
Sobre la yerma tierra de la nada.
Soledad López | 97

PRIMIGENIO VERBO

Amado, yo venía
desde el fondo del tiempo
creía en la ternura
en la aurora y el beso.
La curva de mi boca
conjugaba aquel verbo
frutal y fascinante
del vocablo primero.
Por sobre la montaña
a través del desierto
entre rocas oscuras
o frágiles veleros
caminando venía
desde el fondo del tiempo
presintiendo en la niebla
las luces de tu puerto.
Yo no sabía entonces
de este hondo misterio
que desde lo insondable
venía a nuestro encuentro
como un duende encendido
de amor. El sortilegio
trastocó las raíces
sobornó los comienzos
y puso en el otoño
un rojo sol de fuego.
98 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Tú tampoco sabías
amado, el sortilegio
de la luna rodando
sobre el tapiz del cielo
y dormías tu sueño
de ceniza y bostezo
de espaldas a la vida
y al fuego del incendio
insensible a la rosa
y al vértigo del vuelo
enredando palabras
fugaces como el viento.
Y emergimos de súbito
desde el fondo del tiempo
como emergen los astros
en la curva del cielo.
Y supimos entonces
del amor el secreto
que nos quemó la sangre
y caló hasta los huesos.
Desde entonces, fundidos
piel a piel , beso a beso
encendimos las lámparas
rescatamos los vuelos
incendiamos los mares
con hogueras de sueños
y en milagro inaudito
detuvimos el Tiempo.
Soledad López | 99

PRODIGIO UNIGÉNITO

(A María Josefina)

Lo estoy viendo y no lo creo


Por la gloria de Perseo
Tanta belleza floral
Por su color y hermosura
Se ha prodigado Natura
De manera colosal
Entre los verdes ramajes
Dándole luz al paisaje
Se columpia a su merced
Ya nada más le da sombra
Y es eso lo que me asombra:
Un jardín en un bidet.

(Cassino, 2013)
100 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

PROXIMUS

Mientras el humo no llegue


a oscurecer la tierra
y el azufre esté relegado
al polvo del olvido
seamos, prójimo mío, muchedumbre
de paz hasta que no haya luna;
desde el río hasta los confines
de la tierra, junto a los moradores
del desierto hagamos florecer
los días de justicia. Un puñado
de granos echemos sobre las cumbres
de los montes; perpetuemos la rosa
el árbol y la hierba, para que pájaros
sobrevivan en el espacio y los mares
cobijen criaturas ligeras.
Hagamos desandar el tiempo
para que la injusticia no sea
para que la guerra no sea,
para que el traidor no perdure
y el enemigo duerma.
Levantemos las manos a las nubes
limpias de ajena sangre
para entrar en el tiempo de siembra
hasta que dure el sol.
Las manos levantadas, los unos
y los otros, prójimo mío,
Soledad López | 101

todos, todos, todos


hasta que la última estrella
se apague en los confines del universo.
102 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

PROXIMUS II

Los unos y los otros


conformamos este reino
donde los milagros no existen.
Tú. Yo. Nosotros.
Vacías las redes y escaso el pan.
Los unos y los otros
dormimos con un ojo abierto
alerta al paso sutil
del enemigo, el de siempre
fingidor de sonrisas
experto en el manejo del puñal
mercader de conciencias.
Todos somos el prójimo
que nadie ama
como a sí mismo.
Soledad López | 103

SE CAE LA LUNA

La luna se está cayendo


por sobre el cerro esmeralda
se cae la luna redonda
como moneda de plata

la luna se está cayendo


nadie sostiene su falda
y con sus velos de luces
vuelve hacia abajo su cara

¿Será que la luna, luna


de su enigma está cansada
y va buscando afanosa
su media luna soñada?

Los hombres que tanto saben


No supieron detectarla
Que es también mujer la luna
Y quisiera ser besada

Los hombres que tanto saben


De protones y ecuación
No adivinan que entre velos
Late aprisa un corazón
104 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Selénico corazón
De mujer como ninguna
Perfecta curva del beso
En forma de media luna
Soledad López | 105

TU LEVE NOMBRE

Desde las hondas raíces del olvido


empecinada, tremolante y loca
con ansiedad de desatados vientos
te acecha insomne la curva de mi boca
como me duele, amor, tu leve nombre
estremecido de luz sobre la fronda
y que al igual que un pájaro dormido
se empecinara en custodiar su sombra.
Como me duele, amor, tu leve nombre
y esta ansiedad de siglos que me acosa
y el remolino oscuro de las ansias
girando turbio en tu pupila honda
como gira en el fondo del abismo
la blanca espuma en desiguales ondas.
Desde las negras raíces del olvido
grito tu nombre amor. Vana es la sombra
En que se escuda la pira de los besos
que calcinaron de sueños nuestras bocas
y que inmunes al tiempo se desangran
en el cárdeno vino de las rosas.
106 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

UNIDOS

Asomada a las puertas de la vida


inconmensurable plinto del arcano
abrazáronme tus rosas de verano
en huerto rebosante de alegría

antiguas bocas por la tuya hablaron


y en estupor de cimas encendidas
mi túnica rasgué. Sonrió la vida
y todos los océanos temblaron

nadie detuvo el vuelo fulminante


tiempo y espacio fueron al instante
extraño fuego quemando los rosales

y en ese incendio de pasiones locas


esclavizome el duende de tu boca
en augusta heredad de vendavales.
Soledad López | 107

(SIN TÍTULO)

Desde la arisca y lejana


Patagonia hasta el nordeste
brasileño donde la hambruna
duele, hasta la andina cumbre
donde el indio mastica coca
para adormecer fatigas
tu verde geografía
que circunda anónimas
misérrimas criaturas
ondula, se empina, decrece
108 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

PENÚLTIMO CENTAURO

Ahora que el roble inclina sus ramas

Y sus hojas apuntan hacia el ocaso


Donde el sol agoniza
Ahora que el estupor viaja
Sobre cuatro caballos
Cansados mientras el malecòn
Aguanta el embate de la olas
Que siguen golpeando su furia
De sal y espuma empujadas
Desde oscuras orillas
Ahora que golpea el viento
Tumbando barcos enanos
Y el odio sobrevuela el mundo
Como el guerrero en reposo
estás. Gigante derribado
Por la piedra lanzada al acaso
en mitad de la vida
L as balas de fusiles y los tanques
De nada sirven en la cruenta batalla
Que impávido libras
El tiempo que no se detiene
Ciego es ciego y sordo
A todo heroísmo
Te marcó implacable
Esta encrucijada
Soledad López | 109

¿recuerdas el asalto?
Verde oliva de los sueños
Cabalgando la utopía
Ojo y mano firme
Ante la embestida feroz.
¿Fue ayer? Esta mañana?
Quien sabe, Jenofonte
Ahora es el crepúsculo
inexorable. Va descendiendo
el sol. Atónito contemplas
retrospectivamente
el espejo del tiempo
bravío toro de lidia
rebelde en la porfía
de alcanzar lo soñado
con los ojos abiertos
Un aire amanecido
encrespaba tu barba
de hombre prematuro
desbravando caminos
Y ahora es el crepúsculo
mortales somos, Fidel
lo justo permanece
el reloj de la vida
no desanda la esfera
e inexorablemente
se desmorona el mito.
Anexo

(Sirio López Velasco)


En sus últimos años de vida, cuando ya vivía con mi esposa y conmigo en
nuestra casa (y durante períodos de meses también con mi padre, a quien
hablaba lo mínimo posible), mi madre (fallecida el 9 de abril de 2019)
escribió el Curriculum Vitae que sigue.

Currículum vitae
Datos personales
Nombre: Manuela Velasco Delgado
Seudónimo literario: SOLEDAD LÓPEZ
Nacimiento: 12 de diciembre de 1932
Idiomas: portugués y español

Publicaciones

1960 “Tiernamente”, poemas. Editorial del Norte; Rivera, Uruguay.


1961 “El precio de la Miseria”, novela. Editorial Rolleri, Montevideo, Uruguay.
1968 “20 poemas de amor y un olvido”. Poesía. Editora A Folha Popular. Santana
do Livramento, Brasil. Prólogo de Juana de Ibarbourou.
1983 “Ronda y Luna”, páginas para niños. Editorial Copicenter. Santana do
Livramento. Brasil. Ilustraciones Osmar Santos.
1984 “Bermeja y Orientala”, canto a Rivera en el primer Centenario de la Creación
del Departamento, 1884-1984. Talleres Gráficos El Riverista. Rivera.
Uruguay. Ilustraciones Julio Sander.
1985 “El cometa Halley”, libro para niños. Impresora Atlántida. Rivera Uruguay.
Serigrafía: Julio Sander.
Soledad López | 111

1986 “Estupor de rosas desveladas”. Poemas. Editorial Edigraf, Santa Ana do


Livramento, Brasil. Libro bilíngüe español-portugués . Ilustrado por diez
artistas plásticos.
1990 “Vivir” cuentos. Editorial Línea, Rivera.Uruguay. Ilustración de portada:
Víctor González.
1991 “Juana de Ibarbourou para niños”, Antología Ediciones de la Torre. Madrid,
España. Ilustraciones: Víctor Pirrongelli.
1994 “Duendes”, libro para niños. Impresora Atlántida, Rivera, Uruguay.
2001 “Plumina” Libro para niños. Impresora Atlántida, Rivera, Uruguay.
2004 “ Cinco mujeres en la Amazonia indómita.” Cuento. Impresora Atlántida.
Rivera. Uruguay
2010 “ MARISOL y las serpientes”. Novela. Ed. Tradinco S.A.
Montevideo. Uruguay.

Con otros autores

 Cantos navideños. Asociación de Literatura Femenina Hispánica.


Imprimex S.A. Montevideo. Uruguay. 1986
 “Taller del sábado a las 14.30”. Cuentos. Editora A.T.G. Montevideo, Uruguay,
1991.
 “ Nosotros”. Cuentos. Impresora Atlántida, Rivera, Uruguay, 1994.
 “RIVERA: testimonio literario de fin de siglo”. Impresora Atlántida. Rivera,
Uruguay, 1998.
• “ MARISOL y las serpientes”. Ed. Tradinco S.A. Montevideo, 2010.

Otras publicaciones

“Juana de Ibarbourou, cien años después”. Almanaque del Banco de


Seguros del Estado.
Montevideo, Uruguay. 1992

1962-2001: Poemas, cuentos, entrevistas y reportajes en diarios, radio y


televisión de Uruguay, Brasil y España.
112 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Audiovisuales

1977 “Proceso del cacao” Ilheus, Bahía. Brasil.


1977 “De París a Bruselas” Canal TV 10, Rivera, Uruguay.
1984 “Trayectoria del artista plástico riverense Osmar Santos. Difundido en
exposiciones de pintura. Rivera, Tacuarembó y Montevideo.

Traducciones del portugués

1977 “Teorema” poemas de Telmo Padilha. Ediciones La Banda Oriental.


Montevideo, Uruguay.
1981 “El gorrión es un pájaro azul”, novela de Heloneida Studart. Ediciones de la
Torre. Madrid, España.
2001 “Globos de espuma”. Poemas para niños de Pablo René Estévez .
(Traducción del español al portugués) Editora PUBLICAT (Pelotas. Brasil)

Otras actividades

Ballet

Guión para el Ballet Municipal de Rivera 1986

1986-95. Guión para el Festival anual de Danzas clásicas de la Escuela


Beba Ducos.
Canciones

“Porque soy mujer”, tango. Letra Soledad López, música Brasil Lara.
1965.
Soledad López | 113

“El principito” y “La alondra”. Letra Soledad López, música Graciela


Ibarra, 1973-1974.

Carnaval 1985 Murga: “La nueva reina” Primer Premio. Libreto


de Soledad López.
“Canto a Rivera en su primer Centenario”
(fragmento) Música e interpretación Federico
Bremerman. 2008

Conferencias y Congresos

- Disertaciones y conferencias en escuelas, institutos de enseñanza, asociaciones


culturales.
- Invitada especial en el instituto “Madre” de Buenos Aires, Argentina, mayo de
1962.
- Ministerio de Educación y Cultura, Río de Janeiro, Brasil: “La poesía femenina
en América Latina”. 1977
- Universidad de Itabuna, Bahía, Brasil. “Cuatro mujeres de América Latina y un
lenguaje común en poesía.” 1978
- Conferencia en el Teatro Municipal de Rivera, con motivo de la inauguración
de la Oficina de la Mujer. 1996. Rivera, Uruguay.
- Participación como panelista en el Segundo Congreso Nacional de Escritores
del interior. Piriápolis, Uruguay. 1988
- Panelista del Primer Encuentro Regional de Escritores:” Regiones y Fronteras”
Melo, Uruguay. 1989.

Trabajo en Radio y Televisión

1960 Inicio de la trayectoria radial en Radio Internacional de Rivera, con los


programas: “Rinconcito Hogareño”, de lunes a sábado; le sigue “Mientras el
mundo da vueltas”, de lunes a sábado; y “Aquí, habla una mujer” de emisión
diaria. Libreto, producción,dirección y realización propios. (Nótese que en
114 | Una voz apasionada: antología poética de Soledad López

Curriculum escrito en Madrid en 2002 a este primer trabajo radial le


atribuyó la fecha de 1961)
1968 Se inaugura el Canal Tevediez de Rivera. Abandona su labor radial para
incorporarse a la televisión. Comienza realizando comerciales en “off”, poco
tiempo después en vivo y en directo, además de realizar reportajes y una
serie de programas de variedades denominados “Mundolandia”. Guiones,
producción, dirección y presentación propios.
1972 Contratada por Canal 4 de Montevideo (Montecarlo) realiza comerciales en
vivo, dentro del programa de más larga duración de la televisión uruguaya,
dirigido por Julio Alonso y Lila González, sin dejar de hacerlo en el Canal de
Rivera.
1980 Comienza a trabajar en Radio Rivera, sin dejar la televisión, con un
programa diario titulado: “Aquí, nosotros”.

Distinciones

1986 Primer premio de poesía Editorial Shogun Arte, Rio de Janeiro. Brasil.
1987 Segundo premio Del Concurso literario del Ministerio de Educación y
Cultura con el libro infantil “El cometa Halley”, Montevideo, Uruguay.
1993 Marco de Oro, premio otorgado por la Intendencia Municipal y la Junta
Departamental de Rivera, por su trayectoria literaria.
1996 Segundo premio en el Concurso Floral del Garden Club, con el poema
“Irremediablemente”, simbolizado con rosas rojas.
1998 Premio Ceballos, otorgado por la Asociación Comercial y la Intendencia
Municipal de Rivera, por la labor desempeñada en los medios de
comunicación, Rivera, Uruguay.
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