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¿Cómo reconstruir la izquierda revolucionaria en España?

Combatividad, principios, organización y cultura


¿Cómo reconstruir
la izquierda
revolucionaria en
España?
Combatividad, principios,
organización y cultura.

ROBERTO VAQUERO
Primera edición: noviembre 2020

Depósito legal: AL 2407-2020

ISBN: 978-84-1374-692-0

Impresión y encuadernación: Editorial Círculo Rojo

© Del texto: Roberto Vaquero


© Maquetación y diseño: Equipo de Editorial Círculo Rojo
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Introducción

¿Cómo reconstruir la izquierda revolucionaria en España? es una


cuestión candente, de rabiosa actualidad, y que todos y cada uno
de los que pretendemos transformar nuestra realidad hemos dado
vueltas en innumerables ocasiones.
En primer lugar, habría que definir qué es la izquierda. Yo
no me rijo por los cánones de izquierda y derecha del sistema.
Para mí la diferenciación no está en dónde se sientan unos y
otros, ni qué color o qué simbología tienen las ideas que de-
fienden. Para mí no hay izquierdas y derechas; están los que
defienden posiciones de clase y revolucionarias, y los que están
al servicio del capital, de la explotación y, por lo tanto, de man-
tener las cosas tal y como están. Por muy de “revolucionario”
que te vistas o hables, si en los hechos estás con el sistema, eres
parte de él.
Me diréis: ¿Por qué entonces este título? Pues por la sencilla
razón de que se ha creado una imagen o identidad de la izquier-
da en la conciencia de la población, a lo largo de siglos de lucha
obrera, que no estoy dispuesto a regalar a los vendeobreros pos-
modernos que conforman la izquierda progre y vendida del sis-
tema. Esta es la razón por la que lucho contra la prostitución de
nuestros símbolos, de nuestros términos, en pocas palabras, por
nuestro legado histórico.

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Son siglos de lucha contra la explotación, de sacrificio abnega-
do, huelgas, resistencias, organización, sangre, muertos, guerras y
revoluciones, para que ese legado se lo quede gente vendida al sis-
tema, que solo se preocupa de hablar lenguaje de “género, hacer
batucadas, transgresiones enfermizas, ser feministas y ecologistas;
mientras a los trabajadores les condenan a la miseria, traicionan-
do todo lo que significaba en su día ser de izquierdas.
Ser de “izquierdas” hoy significa ser un cosmopolita que odia a
su país, un desclasado, un snob intelectualoide que desprecia a los
obreros, que sigue modas del sistema “revolucionarias”, como si de
una religión se tratase; que ha olvidado las condiciones de sufri-
miento de los trabajadores, que piensa que el individualismo y la
transgresión enfermiza son el nuevo sujeto revolucionario. Se han
convertido en progres feministas y ecologistas que desprecian la or-
ganización colectiva obrera, que entienden como de otro siglo; que
defienden el nuevo consumo transgresor como algo de progreso; y
que están bajo el influjo del pensamiento único del sistema.
¿Cómo es posible que la ultraderecha se pueda dotar de un
halo de falsa resistencia contra el sistema, cuando en realidad ellos
son los primeros defensores del mismo? Pues por todo lo anterior-
mente citado y por muchas más cosas. Están ganando un espacio
cada vez mayor en los barrios obreros. La ultraderecha gana en
Francia en los barrios donde ganaba antes el Partido Comunista,
y ya son la segunda fuerza en el país1; la ultraderecha gana espa-
cios mediante la asistencia a familias obreras en barrios que antes
no se atrevían ni a pisar en España; en Italia Casa Pound2 tiene

1 En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas de 2017,


Emmanuel Macron fue elegido con el 66, 1 % de los votos mientras que Mari-
ne Le Pen quedó segunda con el 33,9 %. Esta última es la líder del partido de
ultraderecha Frente Nacional.
2 Un movimiento fascista italiano fundado en Roma en 2003 y constituido
como partido político en 2009. Este movimiento destaca por su carácter fas-
cista y ultranacionalista y por su oposición a la inmigración.

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más trabajo y militancia de base que los partidos “comunistas”;
en Alemania vuelven a tener fuerzas parlamentarias3.
¿Cómo es posible que a estas alturas de la historia su dema-
gogia obrerista y sus mentiras puedan calar de esta manera en
los obreros? La respuesta es sencilla, y es lo que ha motivado este
libro. La izquierda ha dejado de ser obrera y revolucionaria y ha
sido totalmente asimilada por el sistema capitalista, gracias a la
imposición de los dogmas de fe4 que componen el pensamiento
único del sistema, a la dictadura de lo políticamente correcto,
al posmodernismo ideológico. Todo esto ha penetrado en las
antiguas organizaciones obreras y las ha destruido por dentro
hasta conseguir llegar a la situación de derrumbe y putrefacción
absoluta actual.
Todo este proceso de análisis de cómo surgió y se desarro-
lló este posmodernismo ideológico, de qué es exactamente y de
cómo nos afecta como sociedad lo abordé en mi anterior libro
Resistencia y lucha contra el posmodernismo. En este, aunque tra-
to también de forma resumida el tema, me centro más en la
cuestión planteada en el título. No hace falta leerse el anterior
libro para comprender mis posicionamientos en este, pero sería
recomendable echarle un ojo. De esta forma, este libro sería una
especie de segunda parte del libro anteriormente citado, ya que
su objetivo es desarrollar lo anteriormente expuesto referidos
a la necesidad de la reconstrucción de una izquierda obrera y
revolucionaria, combativa y transformadora en nuestro país.
Este es el motivo y no otro por el que los fascistas pueden
desarrollarse con tanta facilidad. No hay nadie que se les opon-
ga, la izquierda ha abandonado la lucha de clases y por lo tanto

3 Alternativa para Alemania (AfD) mostró su poder en el este de Alemania al


obtener el 28 % de los votos en Sajonia y el 24,5 % en Brandeburgo.
4 Un dogma de fe se define como una afirmación que se toma como cierta e
innegable sin haber sido demostrada.

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a los obreros y a la patria a su suerte, se han sumado a hacerles
el juego a los que nos explotan y oprimen: los capitalistas. Los
espacios ocupados por los fascistas han sido abandonados, la iz-
quierda grupuscular “rebelde” y “antisistema”, profundamente
posmoderna e individualista, no es rival para los fascistas, y en
el fondo hacen el mismo papel que los partidos y organizaciones
más grandes.
Es necesario romper de forma fulminante con esta izquierda
del sistema, es necesario reconstruir una izquierda revolucionaria
y obrera que sea capaz de responder a los problemas que afectan
a los trabajadores y por lo tanto a nuestro país.
Romper con esta “izquierda” no significa sacar solo un mani-
fiesto y ya está, es necesario recuperar el trabajo de base, recuperar
todos los métodos de lucha posibles en la medida de las condicio-
nes materiales, fomentar y luchar por la organización colectiva de
los obreros, recuperar la combatividad, realizar una lucha ideoló-
gica implacable, volver a defender a los trabajadores siendo parte
de los mismos y por supuesto dejar de hacer seguidismo a las
“luchas” de estas organizaciones posmodernas, pues no se puede
llevar una lucha “crítica” desde dentro, los tenemos enfrente, son
nuestros enemigos, no queremos tener nada que ver con ellos,
estamos en trincheras enfrentadas. Tenemos un programa y unos
principios que son antagónicos a los suyos: nosotros luchamos
por la transformación de la sociedad, ellos por mantener la ex-
plotación. No somos compañeros de viaje ni de absolutamente
nada. Debemos combatir a todos lo que defienden este sistema
miserable.
Con este libro quiero plantear un debate serio encima de la
mesa para aquellos que ven que tenemos un problema y que las
consecuencias derivadas de él se nos echan encima. Yo soy comu-
nista (pero no de los que se autodenominan así y en realidad son
siervos del sistema), milito en un partido comunista, el PML(R-

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C)5, y tengo unos principios ideológicos muy concretos, pero este
libro no lo escribo solo para los comunistas, en absoluto: quiero
que sea algo mucho más amplio.
La necesidad de la reorganización obrera es algo vital, es ne-
cesario luchar por la unidad obrera y revolucionaria en un fren-
te amplio, único6 de todos los trabajadores. Con este fin nació
el Frente Obrero7, que no es comunista, pero sí revolucionario,
solo intenta servir a esa unidad de todos los que queremos re-
construir una izquierda revolucionaria, obrera y combativa, que
de verdad haga de resistencia contra este sistema y su pensamien-
to único, que defienda a los trabajadores, a nuestra patria y que
por supuesto esté encaminado a la transformación y progreso de
nuestra sociedad.

5 Son las siglas del Partido Marxista Leninista (Reconstrucción Comunista).


Constituido en 2009, por un grupo de personas, entre las cuales se encuentra
un servidor, tras romper ideológicamente y en la práctica con organizaciones
posmodernas y revisionistas. El PML(RC) nace con el objetivo de reconstruir
el Partido Comunista en España. Pasó por un proceso de ilegalización en 2016
en la llamada Operación Valle; a raíz de que varios de sus militantes se des-
plazasen voluntariamente a Siria para combatir al DAESH junto a las milicias
kurdas. Hoy en día el PML(RC) continúa creciendo y es el Partido que impul-
só y que encabeza el Frente Obrero.
6 El frente único del trabajo tiene como tarea unificar los esfuerzos del pro-
letariado y de todas las masas trabajadoras, grupos o elementos existentes en
la sociedad capitalista contemporánea, en defensa de sus intereses vitales y
derechos que son idénticos en determinados momentos, contra la burguesía
capitalista y su reacción, mientras que la colaboración de clases desorganiza a
las masas trabajadoras, deshace sus partidos y organizaciones, ayuda a la bur-
guesía en sus planes de explotación y opresión favoreciendo su dominación de
clases sobre la inmensa mayoría de las masas trabajadoras.
7 Frente político y revolucionario de ámbito nacional, constituido en Ma-
drid el 14 de octubre de 2018; con el objetivo de luchar por la unidad de los
trabajadores y por la transformación de nuestra sociedad, apuesta por una
República popular y federal encaminada al socialismo. (https://frenteobrero.
es/quienes-somos/quienes-somos/#programa)

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La influencia del posmodernismo se cebó especialmente con
las organizaciones obreras, que dejaron que sus ideas reacciona-
rias penetraran en su interior, comenzando la degeneración que
nos lleva a la precaria situación en que se encuentra la clase obrera
en nuestro país: No hay rival para los capitalistas, pueden hacer
lo que quieran, no existe una organización obrera y combativa
con influencia y fuerza para dirigir y confrontar contra el Estado
capitalista por la emancipación de nuestra clase, por el futuro del
país. Es necesario comenzar a construirla, acumulando fuerzas
para las batallas decisivas que deberemos emprender.
Por este motivo decidí plantear una serie de cuestiones a deba-
te que creo son de vital importancia para reconstruir la izquierda
revolucionaria y combativa en España. Las he estructurado en
nueve capítulos, que son los siguientes:
x Una de las cuestiones que considero vitales de aclarar
sobre todo lo expuesto anteriormente es la cuestión de
la patria y del patriotismo. Desde la “izquierda” solo
se acuerdan de ella cuando hay elecciones, y tampoco se
puede decir que sea para bien precisamente, sino para sa-
car votos, además de que su visión de la misma está bas-
tante distorsionada.
La patria es de los que la levantan con su sudor, su sangre
y su sacrificio, de los trabajadores, no de aquellos que van
de patriotas y luego venden nuestra patria al mejor postor
por unas cuantas monedas. Los que nos gobiernan, san-
gran y oprimen a nuestra patria, se aprovechan de ella. Es
nuestro deber salvarla, llevarla a su máximo desarrollo.
No podemos regalar la patria ni la reivindicación de la
misma a los falsos patriotas, a la derecha más rancia y re-
accionaria, convirtiéndonos, como la “izquierda” que te-
nemos, en unos cosmopolitas posmodernos que odian a
su propio país.

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Es necesario recuperar la esencia del único patriotismo
real que existe, el patriotismo revolucionario que es el que
lucha por el progreso del país; que es el mismo que movió
a los patriotas españoles en la Guerra de Independencia
contra los franceses; el que movió a la lucha contra el ab-
solutismo monárquico durante décadas; a la guerra contra
el fascismo en 1936; y a la resistencia antifranquista a lo
largo de toda la dictadura.
Si de verdad queremos llegar a la mayoría de los trabaja-
dores, es necesario quitarles a los reaccionarios esa aura de
“patriotas” que se autoimponen, recuperar la esencia de
progreso que tiene el patriotismo, cuestión vital para la
organización obrera.

x Otro concepto que considero que es importante de desa-


rrollar es la llamada “unidad de la izquierda”, lo cual se
ha convertido en una obsesión cuasi religiosa por parte de
amplios sectores de la izquierda del sistema y de la izquier-
da grupuscular8 a su servicio.
Yo estoy de acuerdo con la unidad de la izquierda, ¿pero de
qué izquierda? Y, sobre todo: ¿Cómo y con qué intención?
La unidad con la izquierda del sistema solo hará que te
infectes con toda su degeneración, desviacionismo y prác-
ticas organizativas nefastas que han desarrollado durante
décadas. Son el enemigo, no se puede reformar desde den-
tro, solo se puede destruir y hacer que parte de sus bases se
den cuenta del error que cometieron estando ahí.
La unidad se debe dar desde el trabajo y desde una lucha
ideológica clara, no puede haber unidad sin programa,

8 Grupúsculos marginales de la “izquierda” cuyas ideas y cuyas acciones son


irrelevantes para la vida de la mayoría de la población y se quedan en su peque-
ño círculo, que no llega a nadie.

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principios, objetivos y trabajo en común. La falsa unidad de
sumar siglas y estructuras sin tener en cuenta estos preceptos
solo lleva a que se destruyan las cosas con facilidad desde
dentro, debido a las contradicciones que se crean y cuya re-
solución pasa por la destrucción del proyecto iniciado.
Nosotros queremos unidad, queremos reconstruir la iz-
quierda revolucionaria y combativa en España, pero no
a cualquier precio ni con cualquiera; queremos la unidad
obrera para transformar la sociedad, no para repartirnos
sillones.

x Términos como lucha de clases, transformación o revo-


lución han sido muy prostituidos y criminalizados a lo
largo del tiempo. Es importante que se explique cuál es el
significado que le damos nosotros y confrontarlo con el
que le da el sistema.
Actualmente, cualquier cosa puede ser “revolucionaria”:
un estilo musical, los chiquiprecios9, la disminución de las
calorías, el veganismo… El sistema ha intentado apropiar-
se el término desdibujando su significado. Una revolución
es un acto violento por el que una clase en el poder es de-
rrocada por otra, que pasa a ser la dominante instaurando
un nuevo modo de producción y unas relaciones sociales
de producción en concordancia al mismo. Representa por
tanto el avance social de la humanidad. En la época ac-
tual sería el paso del capitalismo al socialismo, es la lucha
entre lo nuevo que avanza hacia el progreso y lo viejo que
intenta mantener la situación actual haciendo de freno al

9 Hace referencia a la campaña de rebaja de precios de 2005 iniciada por la


cadena multinacional de supermercados llamada Plus que formaba parte del
grupo alemán Tengelman.

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progreso. Me surge la pregunta: ¿Qué tiene que ver con la
revolución entonces todas las tonterías antes mencionadas?
Con la lucha de clases pasa algo muy parecido: en cuando
nombras la expresión, enseguida te tratan como si fueras
la reencarnación del mal. Están intentando enmascarar la
opresión de clase haciendo que parezca un término anacró-
nico del pasado, algo antiguo, totalmente fuera de contexto
en la sociedad moderna, cuando en realidad es todo lo con-
trario, pues no podría estar de más rabiosa actualidad.
La lucha obrera es una prioridad. Nosotros no entende-
mos el sindicalismo como una lucha aislada. Forma parte
de la lucha de clases, es la lucha por los derechos de los
trabajadores en la actualidad, tiene un carácter reformista,
pero sirve de escuela de guerra, para acumular fuerzas para
emprender las batallas decisivas futuras que no tendrán
nada de reformistas. No hay que abandonar ningún mé-
todo de lucha, hay que aprovecharse de todas las oportu-
nidades de fortalecernos, pero teniendo en cuenta que lo
importante, lo que nos llevará a nuestra emancipación,
será la toma del poder por parte de los trabajadores, no la
lucha por las reformas.

x El análisis del capitalismo como modo de producción,


como sistema económico, es importante para saber cómo
poder organizarnos para su derrocamiento. Además, hay
que estudiar cómo es en su fase actual, el imperialismo, y
así poder confrontar de forma eficiente contra las teorías
que promueven el cosmopolitismo absurdo que solo lleva
a fomentar la alienación y el redoblamiento de la opresión
capitalista.
El cosmopolitismo es parte de la ideología capitalista:
promueve la destrucción de las culturas de los países en

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provecho de implantar una supuesta cultura global. Esta
cultura no tiene nada de progresista, no es la cultura in-
ternacional obrera fruto del desarrollo de la sociedad; es la
cultura e ideología del consumo transgresor norteameri-
cano que quiere destruir todo lo que existe para implantar
su “cultura” para facilitar sus intereses económicos y de
dominación.

x Relacionado con todo esto debemos también analizar la


naturaleza del Estado: ¿Qué es? ¿Qué funciones tiene? Y
por supuesto si sigue teniendo vigencia hoy en día, que la
tiene, por lo que debemos tener una apuesta firme para
desmontar los desvaríos ideológicos del posmodernismo,
que afirman que el Estado ha dejado de tener funciones
y que está desapareciendo ¿Cuántas veces habremos oído
eso de que la lucha se desarrolla “de lo local a lo global”?10.
Si el Estado ha desparecido, ¿por qué se producen guerras
comerciales, se toman medidas proteccionistas y el Estado
en momentos de crisis, como el vivido con la pandemia
de la Covid-19, interviene en la economía? La respuesta es
clara: no ha desaparecido y sigue teniendo sus funciones.
Actualmente, no vivimos ni en una época de proteccio-
nismo ni de librecambismo, vivimos en la época de la do-
minación monopolística que decidirá qué medidas tomar
dependiendo de sus intereses económicos.
Otros aspectos que tener en cuenta interrelacionados con
el Estado y muy importantes a la hora de organizarse y

10 Expresión típica utilizada por ecologistas e intelectuales defensores de la


globalización para referirse a la importancia que otorgan a las actuaciones indi-
viduales y “locales”, del propio individuo, como motor de cambio global. Esta
apuesta ayuda a desmovilizar y atenta contra la organización colectiva obrera
en un país, por lo tanto, es profundamente reaccionaria.

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cómo hacerlo son la cuestión nacional y la soberanía
nacional y popular.
El problema nacional es España es claro y manifiesto: de-
bemos ser capaces de analizar las condiciones materiales
en que vivimos y en base a estas tener una apuesta clara de
modelo de Estado y un método de resolución del proble-
ma. Mi apuesta es la unión voluntaria de pueblos en una
república popular y federal española.

x También veo necesario tener claro qué cultura militante


queremos, si la de la izquierda posmoderna basada en el
nihilismo, el individualismo, el espontaneísmo, la trans-
gresión y el mínimo esfuerzo; o si por contrario queremos
recuperar la esencia revolucionaria de la militancia obrera:
sacrificio, disciplina, compromiso formación, profesiona-
lización y conciencia colectiva.
Yo apuesto claramente por lo segundo, confrontando de
forma clara con aquellos que apuestan por lo primero,
que no son más que las características que quiere el siste-
ma en nosotros.
Un revolucionario tiene que ser ejemplar, intentar dar lo
mejor de sí mismo cada día, aprendiendo de sus errores,
trabajando por llegar a la mejor versión de sí mismo. No
existen los hombres perfectos, pero sí los que, a pesar de
los problemas, las dificultades, y sus errores, trabajan para
dar lo mejor de sí por el bien colectivo.
No puede existir militancia revolucionaria sin las carac-
terísticas antes nombradas. Es nuestro legado histórico,
fruto de las experiencias de lucha de nuestra clase. Debe-
mos saber aprender de las experiencias anteriores a noso-
tros, recogiendo ese legado y desarrollándolo más en base
a nuestra propia experiencia.

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x Siempre me ha llamado la atención cómo funciona la “iz-
quierda” en España. Es incapaz de organizar nada, se ve
desbordada y adelantada siempre por las movilizaciones
de la gente en luchas parciales que están alentadas y diri-
gidas por el propio sistema. Ellos se dedican a ir a rebufo,
se suman a lo que sea, no dirigen nada, no son capaces de
radicalizar nada, ellos solo practican seguidismo con tal de
rascar algo. Así es la “izquierda” hoy, muy revolucionaria
de boquilla, pero en la práctica nada de nada.
El seguidismo y el espontaneísmo como método organi-
zativo está destinado al fracaso más absoluto. Estas prác-
ticas también son llevadas a cabo por la izquierda grupus-
cular, que no es capaz de romper con los dogmas de fe y
prácticas del sistema, teniendo una relación de dependen-
cia con ellos, convirtiéndolos en bufones útiles del siste-
ma, ultrarrevolucionarios sobre el papel, pero extremada-
mente al servicio del sistema en la práctica.

x Por último, quiero hablar de la memoria histórica, de por


qué tipo de memoria histórica debemos apostar. Si por la
memorialista que no hace más que quejarse y lloriquear
por todo y en su práctica política hacen lo contrario de
aquello por lo que lucharon y murieron los que dicen re-
cordar; o si por el contrario por la memoria histórica re-
volucionaria, que no solo reivindica el pasado e historia
de todos esos luchadores que murieron por nuestra patria
y por la transformación social, sino que además reivindi-
can su legado luchando por lo mismo que hacían ellos:
por el fin de la explotación y de la opresión capitalistas.
Yo abogo claramente por la segunda. Creo firmemente
que solo se puede reivindicar el legado revolucionario de
algo continuando con la labor emprendida, mantenien-

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do la lucha por la transformación de nuestra sociedad,
no reivindicando solo al individuo, sino al motivo por el
que se comportó heroicamente y realizó ese sacrificio, los
principios y las causas colectivas son más importantes que
los recuerdos individuales.
Esos revolucionarios no querían que se les recordase con
pena y falsa aflicción, y en cuanto se acaba el homenaje
reproduces todo contra lo que ellos lucharon en tu acti-
vidad política. Ellos luchaban por transformar la realidad
y nosotros debemos recoger ese testigo. Ese es el único
homenaje real: hay que recordar, pero también hay que
saber por qué y actuar en consecuencia.

También he añadido un capítulo analizando el posmodernis-


mo ideológico en sí para facilitar la comprensión de todo lo desa-
rrollado en el conjunto de la obra. Hay que tener en cuenta que
este posmodernismo es uno de los grandes culpables de la situa-
ción que vivimos hoy en día de desorganización obrera, y que
hace necesario que se tomen medidas urgentes para luchar contra
él. Este es el motivo por el que me decidí a escribir este libro.
Espero que sea de vuestro agrado y que os sirva en el desarrollo
de vuestro trabajo político e ideológico.

21
España. Patriotismo
revolucionario.
¿Qué es? ¿Por qué es necesario?

1. Introducción a la sociedad en España.

En la sociedad española, sobre todo en la más politizada, hay dos


visiones antagónicas del país, la patria, el sentimiento nacional,
el orgullo nacional y el sentimiento nacional. Se ha creado una
dicotomía entre lo que se ha venido llamando la España y la an-
ti-España. Una dicotomía entre la “izquierda” y la derecha.
En mi opinión, ambas posiciones son dos caras de la misma mo-
neda, ambos grupos son profundamente antipatriotas. Tanto los re-
accionarios capitalistas y fascistas que venden a la patria por unas mo-
nedas al mejor postor como la izquierda posmoderna y acomplejada,
progre e idiotizada que reniega del país que dice querer cambiar.
Nosotros queremos dar otra posición totalmente alejada de
unos y de otros, nosotros nos consideramos patriotas revolucio-
narios. Más adelante lo detallaré todo, pero antes quiero realizar
una pequeña introducción sobre la materia y sobre los dos posi-
cionamientos antes mencionados.
La derecha en España siempre se ha otorgado a sí misma el
título de defensora de la patria. Cuando hay problemas, creados

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en la mayoría de los casos por ellos mismos, enseguida sacan la
bandera y se les llena la boca de España para taparlos lo más rápi-
do posible y que no les salpique la situación.
Sin embargo, cuando hay posibilidad de sacar dinero rápida-
mente venden a la patria por unas miserables monedas, bien sea
colaborando con potencias invasoras como la burguesía francesa
durante la ocupación nazi, permitiendo esquilmar nuestros re-
cursos convirtiéndonos en un país dependiente, como pasó en
España, o dando concesiones a países extranjeros para que se en-
riquezcan a nuestra costa.
Siempre que hay dinero de por medio, toda esta derecha ca-
vernaria y reaccionaria venderá a España al mejor pastor. Esta
derecha que va de patriota son los primeros antipatriotas, vende-
patrias al servicio del interés económico del capitalismo interna-
cional.
Es nuestro deber confrontar con estos falsos patriotas. Nuestro
objetivo es salvar a la patria de estos traidores, fariseos, populistas
y demagogos, y elevarla a su mejor versión.
Por otro lado, nos encontramos con la izquierda posmoder-
na y acomplejada, que reniega de su propio país. ¿Cómo van a
transformar nada si reniegan del propio país que deben trans-
formar?
Nos encontramos con una izquierda degenerada, reformis-
ta e infectada por el posmodernismo putrefacto. Esta izquierda
no tiene nada de combativa, obrera o revolucionaria. Se han
convertido en una izquierda domesticada al servicio del siste-
ma, financiada y al servicio de la dictadura de lo políticamente
correcto, entendiendo por lo correcto lo que manda el propio
sistema.
No solo han desfragmentado las luchas en identidades y opre-
siones absurdas, sino que además han destruido toda posibilidad
de unidad y organización obrera. Están más preocupados por lo

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Queer, el lenguaje de género y otras tonterías antiobreras que por
los problemas reales de los trabajadores.
Además, en España nos encontramos con que reniegan de
forma absoluta de la idea de España como Estado-nación, afir-
mando prácticamente que todo lo español es poco menos que
reaccionario o fascista. No se dan cuenta de que ni siquiera du-
rante la dictadura fascista de Franco las cosas eran así. Llevamos
mucho tiempo gobernados por incapaces, reaccionarios y gente
execrable, pero eso no significa que España sea el problema. El
problema no es España, es quien la gobierna, la vende, la prosti-
tuye y destruye poco a poco.
Nosotros debemos recuperar la patria y devolverla a su lugar.
Nosotros debemos apostar por una España de futuro y de progre-
so, una España del trabajo y de la transformación. Debemos opo-
nernos a esta izquierda acomplejada que hace el juego al sistema
con su apoyo al globalismo y el cosmopolitismo.
Están contribuyendo a debilitar al país y por lo tanto están
quitando a los trabajadores una forma de defenderse ante la ofen-
siva imperialista de los grandes monopolios. El Estado-nación en
manos de los trabajadores es un instrumento indispensable para
la lucha por sus derechos y su emancipación.
Esta izquierda destilada y desclasada está haciéndole el juego
sucio a los capitalistas, a los que en el fondo sirven desde hace
mucho tiempo. No es posible realizar una transformación so-
cial contra España, está condenada al fracaso. Solo es posible
realizar una transformación social en España, por lo que atacar
de forma constante su mera existencia es altamente contrapro-
ducente.
España es de quien la levanta con su esfuerzo, su sudor y su
sangre. Es decir, de los trabajadores. Nosotros no tenemos la cul-
pa de lo que hacen los que gobiernan, nuestro deber es derribar-
los, salvar a la patria y construir algo nuevo.

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Solo los trabajadores mediante la lucha de clases podrán cam-
biar la realidad material en la que vivimos. Las luchas parciales
absurdas al servicio del sistema por los que aboga esta izquierda
progre solo sirven para engañar y desmovilizar a los trabajadores.
Nuestro combate no es solo contra la derecha clásica, también
lo es contra esta izquierda vendida, que son una gran arma para
mantener todo tal y como está e incluso empeorar la situación.
Las dos posiciones antes descritas sirven para lo mismo: en-
gañar a los trabajadores, crear divisiones absurdas entre ellos y
mantener las cosas tal y como están.
Es necesario romper con esa dicotomía. Seremos atacados du-
ramente por ambos bloques por hacerlo, criminalizados y perse-
guidos, pero la verdad es revolucionaria y siempre acaba impo-
niéndose. Da igual lo que se diga de nosotros; nuestro trabajo,
los hechos hablan por nosotros. Luchamos por una causa justa, y
nuestra voluntad no se torcerá por nada ni nadie. Perseveraremos
y venceremos.

2. España y el sentimiento nacional español.


Reivindicación revolucionaria de nuestra historia.
¿Deben las fuerzas revolucionarias renegar de la
historia de su país?

Uno de los sentimientos más fuertes de las masas es el amor por


su tierra, el lugar donde nacieron y crecieron, por su historia y
por su cultura común. Esto no tiene nada de malo; al revés, es lo
normal, lo extraño sería que no fuera así.
Lo malo es que los falsos patriotas, la derecha española, se
aprovechan de ese sentimiento nacional, de apego al lugar de
donde uno es, y manipulan y engañan a los trabajadores, uti-
lizando este sentimiento para sus oscuros intereses. Además, la

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izquierda posmoderna les hace el juego atacando a todo lo espa-
ñol. Facilitan a todo aquel que ame a su país caer en las garras de
la derecha en defensa de los ataques de estos grupos de la izquier-
da del sistema.
Hay que romper ya con las teorías absurdas de que amar a tu
país es de fachas y retrógrados y ser un imbécil desarrapado es
algo bueno de izquierdas. Ni lo uno, ni lo otro.
El principal ataque de esta izquierda a la gente como nosotros
viene siempre iniciado por la siguiente cita mutilada de Marx:
“Los obreros no tienen patria” (Marx & Engels, 1848), y en
seguida tiran de su esnobismo como si ellos fueran unos ilustra-
dos doctores y catedráticos y tú un necio iletrado. Pero como pasa
siempre con esta izquierda patética y nihilista, se les pilla rápido.
De lo único que son doctores y catedráticos es en la ignorancia y
la incultura general.
Viven en su doctrinarismo, en el caso hipotético y poco usual
de que lean algo más allá de la Wikipedia, mutilando y sacando
frases de contexto, actuando de forma dogmática, como si de la
lectura de la Biblia se tratase, como si fueran los curas que luego
tanto critican. Veamos la cita sin mutilar, viendo lo que pone
antes de este fragmento y después.

“Se acusa también a los comunistas de querer abolir la pa-


tria, la nacionalidad. Los obreros no tienen patria. No se les
puede arrebatar lo que no poseen. Pero, en la medida que el
proletariado debe en primer lugar conquistar el poder políti-
co, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en
nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el
sentido burgués”. (Marx & Engels, 1848)

Vaya, hombre, qué casualidad, si en esta cita Marx quería de-


cir justo lo contrario de lo que afirman los enemigos de la patria.

27
Efectivamente, los obreros no tienen patria, la tienen secuestrada
los capitalistas, pero es nuestro deber recuperarla, salvarla de su
situación.
Todos los casos en los que este tipo de gente intenta dar lec-
ciones, siempre el resultado es el mismo. Son como borregos si-
guiendo las prédicas de su pastor, el sistema capitalista.
No hay que abandonar la defensa de la patria, dejar el senti-
miento nacional en manos de la derecha. Tenemos que luchar
fervientemente por acabar con la alienación, por concienciar a los
trabajadores de que la única forma de salvar la patria que tanto
aman es liberándola del yugo de los explotadores vendepatrias.
Cuando los independentistas catalanes burgueses como el
PDCAT, ERC o la CUP critican que la gente reivindique la
historia de España como propia por ser reaccionaria o feudal,
se contradicen así mismos. ¿Por qué ellos pueden reivindicar a
Jaime I el conquistador, los almogávares, el reino de Aragón o
el ducado de Atenas y, sin embargo, cuando se hace lo mismos
con otras figuras históricas nos convertimos automáticamente
en fascistas?
El reino de Aragón era un reino feudal, y Jaime I el conquista-
dor, como muy bien dice su apodo, no se dedicaba a hacer huer-
tos veganos urbanos en Barcelona con hippies en chanclas. Los
almogávares eran tropas mercenarias sanguinarias, y el ducado
de Atenas representa el imperialismo del reino en una parte de
Grecia. ¿Por qué esto sí es algo bueno mientras que reivindicar
a Alfonso VIII de Castilla, la hispanidad, al Cid y otros muchos
ejemplos es feudal y reaccionario? Pues principalmente porque
son unos incoherentes que no saben ni lo que dicen y que fun-
cionan según sus propios intereses oportunistas. Venderían a su
madre por un nuevo pacto fiscal.
Les dan igual las personas, la historia y todo lo que no sea en
forma de billetes.

28
Pero, volviendo a la cuestión principal, ¿por qué reivindicar
la historia de un país tiene que ser antirrevolucionario? ¿Por qué
tiene que ser algo que se le deje solo a la derecha?
No me gusta meter muchas citas en mis libros, por lo menos
desde que aprendí a escribir bien y desarrollé mi propio estilo,
pero, sin pretender cargar el libro de las mismas, veo necesario in-
cluir una que me parece muy ilustrativa de lo que quiero explicar.
Desde luego, a Hoxha no se le puede acusar de ser facha preci-
samente. Mientras él participaba en la liberación de Albania por
las armas contra la ocupación fascista italiana y de la Alemania
nazi, esta gente hace talleres de deconstrucción masculina y de
cómo usar vibradores11.
Es una cita en la cual un vendido y precedente de esta gente
antipatriota, Koçi Xoxe12, ataca a Enver Hoxha por defender figu-
ras históricas de Albania y este le responde:

—¡Para qué necesitamos a Skanderbeg y a Naim Frashëri!


¡Ellos fueron feudales! —decía Koçi Xoxe, la «conciencia pro-
letaria» del Partido, quien, como se comprobaría más tarde,
con su feroz política sectaria y trotskista estaba por la des-
trucción del Frente. —Ellos —le decía yo— han sido grandes
combatientes de Albania. Su nombre y su obra permanecerán
a lo largo de los siglos en la memoria del pueblo. Nosotros,
comunistas, somos continuadores de su obra en los nuevos
tiempos.

11 Por ejemplo, la escuela de sexo de Lavapiés en la que se imparten talleres


de masturbación anal como arma de empoderamiento.
12 Bajo la dirección de E. Hoxha fue ministro de Defensa. Era partidario del
titoísmo y llegó a proponer la anexión de Albania a la federación yugoslava.
En 1948 fue acusado de disidencia cuando la Kominform condenó la política
de Tito como una desviación ideológica. En 1949 fue acusado de traición y
murió ahorcado.

29
Al igual que nuestro Renacimiento Nacional evocó el gran
nombre de Jorge Kastriota Skanderbeg e hizo de él símbolo
de la resistencia y de la lucha por la libertad, nuestro Partido
también a lo largo de la Lucha de Liberación Nacional evocó
no solo a nuestro Héroe Nacional, sino también a otros patrio-
tas y hombres conocidos, como los hermanos Frashëri, Ismail
Qemali, Luigj Gurakuqi, Bajram Curri, Avni Rustemi y otros
y puso su heroísmo y su obra en el pedestal” (Hoxha, 1984).

La historia de un pueblo debe ser conocida con exactitud,


debe aprenderse de ella para lo bueno y para lo malo. Lo que so-
mos es gracias a todo lo que nos precedió y hay una gran cantidad
de figuras y hechos que han marcado nuestra historia. Debemos
conocerlos y reivindicarlos.
Aquí Hoxha está reivindicando a Skandenberg, héroe patriota
albanés en la resistencia y lucha contra el imperio turco, es decir,
la expansión del islam, del mundo musulmán. Es una figura to-
talmente extrapolable a Alfonso VIII en la batalla de las Navas de
Tolosa o al Cid Campeador con la resistencia a los almorávides.
El territorio de España tiene una rica historia de aconteci-
mientos y sucesos en su proceso de conformación, pero además
tiene una rica historia de lucha más reciente, la cual también se
niega a reivindicar esta izquierda del sistema.
La lucha contra la invasión napoleónica, la lucha liberal contra
el absolutismo, el movimiento republicano, las luchas obreras, la
guerra civil, la resistencia antifranquista, etc.
Tenemos una rica historia, de la cual debemos de estar orgu-
llosos, conocerla y reivindicarla como parte de la construcción de
lo que somos y de lo que aspiramos a ser. La historia la constru-
ye el pueblo, actualmente los trabajadores. Es nuestra historia y
debemos defenderla de aquellos que quieren manipularla en sus
propios intereses, sean la izquierda o la derecha del sistema.

30
Los revolucionarios debemos reivindicar la historia de Espa-
ña, tanto del proceso previo a la constitución que derivó en ella,
como de la historia posterior hasta nuestros días. Es nuestro deber
no dejar que la derecha manipule y use a su favor nuestra historia.
Renegar de nuestra historia significaría que ya hemos perdido,
que les hemos regalado la victoria, y eso nosotros no lo vamos a
permitir.

3. Patriotismo revolucionario.

El patriotismo es el amor a la patria, al lugar donde nacemos,


crecemos y nos desarrollamos, es el amor a una cultura y a una
historia común. Como ya he dicho, es uno de los sentimientos
más profundos que se puede encontrar en las masas.
También es el sentimiento de querer que esa patria se desa-
rrolle y eleve a su mejor versión. Por eso el patriotismo hay que
entenderlo no solo como algo del pasado, sino también como
algo de futuro, transformador. Por esto el patriotismo debe ser
usado por los revolucionarios para impulsar al país, entendiendo
el patriotismo como algo revolucionario vinculado a las masas
populares que construyen cada día con su sudor y su sangre, con
su esfuerzo y dedicación nuestro país.
A los que se llenan la boca de la patria y luego la venden, les da
igual el futuro del país, no les importa que la gente pase miseria.
Solo les importa su beneficio económico.
No son patriotas, son unos vendepatrias al mejor postor, les
da igual vender el futuro y la riqueza del país a corporaciones y
países imperialistas. Por este motivo, no existe un patriotismo de
derechas, solo existe el patriotismo revolucionario, el cual, ade-
más, es totalmente necesario para la transformación social que
queremos emprender.

31
Ya he comentado en el apartado anterior los posicionamien-
tos ridículos de la izquierda antiespañola actual al servicio del
sistema. Los revolucionarios siempre hemos sido patriotas, y la
historia de nuestro país tiene muchos ejemplos de ello.
Aquí José Díaz, secretario general del PCE durante la guerra
civil, habla claro sobre el engaño de los vendepatrias de derechas
y nos explica quiénes son los verdaderos patriotas:

“Este argumento, que penetra sobre todo en las capas de la


pequeña burguesía, de la burguesía media, gentes que aman
a su patria y a su hogar, hay que analizarlo y demostrar que
quienes aman verdaderamente a su país somos nosotros, y
que somos nosotros los que vamos a probarlo con hechos,
pues no es posible que continúen engañando a estas masas,
utilizando la bandera del patriotismo, los que prostituyen a
nuestro país, los que condenan al hambre al pueblo, los que
someten al yugo de la opresión al noventa por ciento de la
población, los que dominan por el terror. ¿Patriotas, ellos?
¡No! Las masas populares, vosotros, obreros y antifascistas en
general, sois los patriotas, los que queréis a vuestro país libre
de parásitos y opresores; pero los que os explotan no, ni son
españoles, ni son defensores de los intereses del país, ni tienen
derecho a vivir en la España de la cultura y del trabajo”.
(Díaz, 1970)

Para la “nueva” izquierda debe tratarse de otro facha terrible.


Mientras ellos hablan de lo fascista que es comer carne en debates
de barra de bar, José Díaz dio su salud y su vida por evitar que el
fascismo se implantara en España.
Como he dicho, las oligarquías intentan usar a la patria para
sus intereses egoístas. Es la burguesía la que implementa la crea-
ción del nacionalismo y el chovinismo, desfigurando el amor a

32
la patria en creerse mejor que los demás. Todo para llenar sus
bolsillos. La moralidad de los capitalistas es la del dinero y más
dinero, sin importar quién o qué caiga por el camino de obtener-
lo, incluyendo por supuesto su propio país.
Un gran ejemplo de todo esto lo tenemos aquí mismo, en Es-
paña, donde los “patriotas” del movimiento nacional vendieron
al país primero a italianos y alemanes, y cuando estos perdieron
la guerra a los norteamericanos.
Mantenerse en el poder y obtener beneficios era mucho más
importante que la patria y sus habitantes. Tardaron muy poco en
hacerle una ruta a Eisenhower como avanzadilla para que estable-
ciera bases militares norteamericanas en suelo español y que las
grandes empresas americanas fueran las que se quedaran con los
recursos y riquezas del país.
Cada vez que hay una crisis social y económica, rápidamente
hacen llamamientos a la patria, para echarles las culpas a otros de
los problemas que ellos mismos están creando, desviar la atención
para evitarse problemas y seguir manteniendo sus privilegios ro-
bando y explotando a los trabajadores, a los verdaderos construc-
tores de nuestra patria.
Nosotros reivindicamos el patriotismo revolucionario como
algo necesario para el desarrollo justo y de futuro de nuestro país.
No existirá transformación alguna del país sin integrar en la lucha
por su consecución a las amplias masas trabajadores.
Los discursos de la anti-España solo sirven para dividir y
alejarnos de las masas, favoreciéndoles las cosas a los fascistas.
La izquierda acomplejada que reniega de España, de su patria,
por el multiculturalismo y el cosmopolitismo están destinadas
a fracasar.

33
4. ¿Qué es el orgullo nacional?

Es un término muy relacionado con todo lo anterior, pero debido


al rechazo redoblado que tiene en según qué gente he decidido
tratarlo aparte en un apartado propio.
El orgullo nacional está directamente vinculado, socialmente
por lo menos, en la España de hoy en día, a la derecha. Pobre
de ti como oses decir que tienes orgullo nacional de tu país. El
linchamiento de la dictadura de lo políticamente correcto irá a
machacarte inmediatamente.
Si afirmas esto, inmediatamente serás visto como un facha.
Pero en realidad, como ya ha pasado con los temas anteriores, no
se puede estar más lejos de la realidad.

“Amar a la patria y trabajar por su bien y prosperidad no


significa ser enemigo de otros pueblos. Por el contrario, un ver-
dadero patriota ama a su pueblo y respeta a los otros pueblos.
Por supuesto, es natural que un patriota tenga orgullo nacio-
nal. No puede evitar estar orgulloso de los hechos históricos de
su nación. Es consciente del hecho de que su país también ha
contribuido al desarrollo de la civilización y la cultura mun-
diales. El orgullo patrio, no obstante, es la antítesis de la arro-
gancia nacionalista”. (Titarenko, 1950)

Tener orgullo nacional no significa pisotear a otros ni creerte


superior a nadie; amar tu tierra o tu pueblo no te hace naciona-
lista ni reaccionario, al contrario. Un verdadero patriota está en
contra del nacionalismo, del racismo y del chovinismo.
Sentir orgullo nacional no tiene que ser algo malo, ni propio
de la derecha oscura y anacrónica, como nos dicen los gurús ac-
tuales de la izquierda posmoderna. Es hora de romper con los

34
clichés impuestos por ellos y recuperar la esencia patriótica revo-
lucionaria.
No podemos dejar en manos de la oligarquía el derecho a te-
ner orgullo nacional; ellos son unos vendepatrias. Solo los traba-
jadores, que conforman las amplias masas del país pueden tener
orgullo nacional, ya que ellos son los que construyen la patria y
no la venden al mejor postor.

5. Internacionalismo contra nacionalismo.

Al nacionalismo nosotros le contraponemos el internacionalis-


mo, es decir, apostamos por la solidaridad y unidad de todos los
obreros sin distinción de raza o nacionalidad.
Esto no quita en absoluto, como lo interpreta alguna persona,
que las patrias no existan ni que debamos rendirnos al cosmopo-
litismo y globalismo capitalista absurdo.
Somos antinacionalistas, porque el nacionalismo separa a los
pueblos y a los obreros unos de otros, sirviendo a los capitalistas
para redoblar su capacidad de explotación y control, para el man-
tenimiento de sus privilegios de clase.
En nombre del nacionalismo, bajo su falsa bandera, se come-
ten las peores atrocidades, guerras imperialistas, conflictos étni-
cos, imposición de dictaduras, asesinatos, establecimiento de re-
gímenes de dependencia, etc.
La frase ”Tengo más en común con un obrero alemán que
con un empresario español” es totalmente cierta. El empresario
español solo se debe al dinero, le da igual nuestra patria y los
trabajadores que la conforman. Sin embargo, el obrero alemán
comparte con el obrero español su posición de clase, su situación
frente a la explotación y barbarie capitalista, su posición frente a
los medios de producción.

35
Tienen un objetivo común: el fin de la explotación del hom-
bre por el hombre, el fin del capitalismo y la necesidad de la
búsqueda y construcción de una nueva sociedad, el socialismo.
La clase obrera es internacional, nosotros no dividimos a la gente
por la nación de la que son originarios, sino por su condición
social.
Esto, por supuesto, no quita que la patria siga existiendo, pero
teniendo claro que la patria, la única que existe, es la de los tra-
bajadores. La clase capitalista solo se debe al dinero; aunque se
llenen la boca de patria, son unos traidores a la misma.
La clase obrera es internacional y prima por encima de todo
la lucha por su emancipación como clase, pero esto no significa
bajo ningún concepto, como suelen acusar los capitalistas a los
comunistas, que se manden los intereses nacionales directamente
al olvido. Al contrario, para el marxismo la independencia y li-
bertad de los pueblos es algo prioritario para la resolución de la
cuestión nacional.
El internacionalismo también es patriótico, está intrínseca-
mente unido al patriotismo. Un comunista, un internacionalista
no puede ser indiferente al destino de su propio pueblo, de su
propia patria. Si actuara en ese sentido y fuera ajeno al devenir de
su propio país, no llegaría a absolutamente nadie, estaría conde-
nado a la marginalidad más absoluta de forma irremediable.
Por decir todo esto se me acusará de facha inexorablemente,
por ello quiero citar a algunos otros que me precedieron en de-
fender estos posicionamientos:

“El internacionalismo pone por encima de todo los intere-


ses de la solidaridad proletaria internacional y los intereses
de la lucha por la emancipación del proletariado. Pero esto de
ninguna manera significa que el internacionalismo relegue los
intereses nacionales al olvido.” (Titarenko, 1950)

36
“De todo lo que se ha dicho se desprende que el internacio-
nalismo proletario no solo no niega el patriotismo sino que,
por el contrario, está indisolublemente unido a él. Solo puede
ser internacionalista y patriota genuino quien ama a su pue-
blo y respeta a los otros pueblos, quien sabe cómo combinar
el amor por su país con el ardiente odio a los opresores de los
pueblos”. (Titarenko, 1950)

“Un internacionalista no puede ser indiferente al destino


de su país y al destino de los demás pueblos”. (Titarenko, 1950)

Desde luego, la Unión Soviética en 1950, que venía de acabar


con el nazismo en Europa, no es sospechosa de ser facha. Sin em-
bargo, hoy día serían acusados de ello por esta gente posmoderna
que se creen auténticos revolucionarios por dar opiniones infun-
dadas en Twitter y compartir fotos de gatos y memes.
Así de podrida está nuestra sociedad, en la que los revolucio-
narios y patriotas son tachados de fachas y a los posmodernos
al servicio del sistema, nihilistas y putrefactos se les da auras
de supuestos revolucionarios. Nos toca a nosotros revertir esta
situación.

6. El mito del cosmopolitismo.

El internacionalismo es acusado de forma constante de ser un equi-


valente al cosmopolitismo, al multiculturalismo globalizado, etc.
Cuando la gente dice que es “ciudadano de un lugar llama-
do mundo”, fruto sin duda de la alienación absoluta del sujeto
por parte de los imperialistas a los que les conviene el debilita-
miento de los Estado-nación, se nos suele echar la culpa a los que
mantenemos una postura de internacionalismo, cuando este en

37
realidad no tiene nada que ver con el cosmopolitismo capitalista
o con la globalización capitalista.
El multiculturalismo capitalista ataca el sentimiento nacional,
desdeña a la patria, promueve la indiferencia y negación del pro-
pio país al que se pertenece. Pretende eliminar la cultura e histo-
ria de una tierra y sustituirla por una supuesta cultura global, que
no es otra cosa que la imposición cultural y de consumo de los
imperialistas dominantes, en este caso la anglo-norteamericana.
Destruyen identidades nacionales para imponer las que más
les convienen a los grandes monopolios. Esta gente ha sustitui-
do el amor a su patria por el amor a la cultura que desprenden
empresas como Coca-Cola. Así de triste es esta realidad y así de
patéticos son aquellos que encima pretenden, desde un falso in-
telectualismo, defender este multiculturalismo que solo aspira a
destruir y facilitar la alienación de los trabajadores de todos los
pueblos por parte de los capitalistas.
El multiculturalismo capitalista no tiene nada de progresista
o de revolucionario. Está al servicio de los más oscuros intereses
del capitalismo internacional y aquellos que lo promueven, por
mucho lenguaje radical o nombres rimbombantemente revolu-
cionarios que usen no son más que sus siervos, no tienen nada de
revolucionarios, están al servicio del sistema.
Hay que diferenciar a la gente, a las organizaciones políticas
no por sus nombres, lo que dicen de ellos mismos o lo que se
afirma sobre ellos, sino por sus actos, por sus hechos. En los actos
es donde se ve la verdadera naturaleza de cada uno, y quién es
revolucionario y quién un palmero del sistema.
Cabe destacar que el tema del cosmopolitismo será tratado y
desarrollado en profundidad más adelante, en el penúltimo capí-
tulo del libro, llamado “Cosmopolitismo, globalización e Impe-
rialismo”.

38
La Unidad Obrera

Un tema de conversación muy recurrente en nuestra sociedad es


la “unidad de la izquierda”, la desunión que siempre existe y la ne-
cesidad de forzar de cualquier manera esa unidad. Lo contrario,
es decir, no apostar por esa unidad forzosa, es considerado por la
mayoría de organizaciones de “izquierdas” como apostar por el
mantenimiento del mal endémico de la izquierda española. Sería
equivalente a apostar por su fragmentación.
En primer lugar, habrá que discernir qué es y qué no es la
izquierda para poder hablar de unidad. ¿De qué unidad se va a
hablar si no está claro ni quién debe unirse ni en base a qué pro-
grama o principios se debe dar esa unidad?
En segundo lugar, es necesario aclarar cómo se debe reali-
zar el proceso de unidad, ya que hay propuestas, como ha de-
mostrado la práctica de muchos partidos y organizaciones, que
consiguen precisamente todo lo contrario de aquello por lo que
dicen apostar.
Desarrollaré estas dos cuestiones en este capítulo para fina-
lizarlo con algunos ejemplos de esos procesos de unidad de la
izquierda del sistema, o a su servicio, que han acabado y acabarán
en catástrofe. También explicaré el porqué de ese resultado una y
otra vez a lo largo de los años.

39
Dicotomías de izquierda y derecha

Nosotros no reconocemos la dicotomía de izquierda y derecha


del sistema capitalista, términos inventados por el mismo para
dividir la sociedad en base a unos preceptos que se consideran de
izquierdas y otros de derechas. Nosotros somos revolucionarios
y no aceptamos esta división, porque solo señala aquello que el
propio sistema quiere en base a su organización de la sociedad
política.
Para nosotros, en la lucha de clases están aquellos que luchan
por la clase obrera y aquellos que luchan a favor del sistema capita-
lista, de mantener la opresión y la explotación existente perpetuán-
dola en el tiempo. Unos son revolucionarios y los segundos reaccio-
narios, y dentro de estos defensores se encuentran tanto personas
de izquierda como de derecha. Por este motivo, esos términos son
muy engañosos. Muchas veces nosotros hablamos de que somos la
izquierda obrera y revolucionaria, pero lo hacemos en el sentido de
lucha de clases, por la clase obrera y sus aliados, y para poder llegar
a la gente y que se entienda fácilmente nuestro mensaje.
Pero de ninguna manera recogemos esa dicotomía del siste-
ma. Lo relevante de la izquierda y derecha del sistema es que son
del sistema, garante de mantener todo lo que hay actualmente.
Nuestro objetivo es transformar la sociedad, no lavarle la cara al
capitalismo.
Por eso cuando se habla de la unidad de la izquierda, pregun-
tamos: ¿De qué izquierda? No tiene ningún sentido hablar de
unidad con aquellos que quieren perpetuar el capitalismo, in-
dependientemente de que realicen pequeñas reformas. Nosotros
apostamos por la unidad obrera, no por la unidad con la izquierda
del sistema. Nosotros queremos transformar el país, no pequeñas
migajas, minúsculas concesiones logradas a costa de desmovilizar
todo intento de cambiar las cosas.

40
La unidad no se puede realizar con calzador, sumando siglas,
sumando estructuras de forma mecánica. ¿Cuántas coordinado-
ras de unidad de organizaciones “revolucionarias” 13 se han creado
y destruido en los últimos años?
Muchísimas, pero tras un breve periodo de unidad siempre di-
namitan cuando las contradicciones internas afloran. La unidad
debe ser fruto de un trabajo conjunto, planificado, disciplinado
y sacrificado y con un desarrollo de lucha ideológica que termine
con una unidad ideológica y práctica, que termine con un pro-
grama y unos objetivos comunes.
¿Qué sentido tiene estar en una misma estructura si todos los
principios y objetivos prácticos son antitéticos? Así no se puede
avanzar, se crean nichos de fracciones que hacen que el trabajo
de la organización, en vez de ser cara afuera, para transformar
la sociedad, sea de cara a dentro en desgastarse y destruirse con
luchas intestinas.
Este es el motivo de la autodestrucción de todos los intentos
de “unidad” que se han desarrollado en la teoría de unirse por
unirse, sin tener en cuenta las condiciones materiales de las pro-
pias organizaciones.
Resumiendo, hay tres cuestiones de vital importancia a tener
en cuenta para poder darse un proceso de unidad que no esté
condenado al fracaso desde el principio:
1. La unidad no puede darse con la izquierda del sistema,
pues están al servicio de este y lo único que van a hacer
es perpetuar la actual situación de ruina y debacle. Esto
incluye a las organizaciones que van de ultrarrevolucio-
narias, pero que se han convertido en un apósito de los

13 Ejemplo de esto es la llamada coordinadora de unidad comunista que


estaba compuesta por el PCE(ML), el PTE y UP. Aquí podemos apreciar cuál
fue el resultado: http://unionproletaria.net/spip.php?article488 Hay decenas
de ejemplos a los cuales es muy fácil acceder.

41
partidos más grandes. Infectados de posmodernismo, han
dejado las luchas obreras para trabajar a favor del ecologis-
mo capitalista, el feminismo o los Queer14.
2. Las sopas de siglas, las uniones con calzador solo antece-
den al fracaso más absoluto. Hay que entender la unidad
como un proceso dialéctico y no como algo mecánico.
3. Solo el trabajo político práctico conjunto y un desarrollo de
la lucha ideológica pueden conducir a la unidad obrera. Es
la única manera de conseguir tener un programa, una línea
ideológica-política, unos objetivos y una práctica revolucio-
naria unitaria que hagan que de verdad exista dicha unidad.

¿Cómo ha da realizarse la unidad obrera?

Aquí quiero aclarar una cosa, porque ya me veo venir a algunos


de nuestros críticos, de la izquierda grupuscular, al servicio del
sistema. No estoy hablando de la unidad comunista. Yo soy co-
munista, mi partido el PML (RC) también, pero no así el Frente
Obrero, que es un frente amplio.
Es una organización de masas que pretende organizar y repre-
sentar los intereses de los trabajadores desde su misma y reciente
fundación. No es comunista, pero sin duda tiene un carácter pa-
triota revolucionario.
La unidad comunista debe realizarse bajo los principios del
marxismo-leninismo, del desarrollo de la lucha ideológica y de
una práctica revolucionaria al servicio de nuestra clase, la clase
obrera. No quiero profundizar en ello en este libro, que preten-
do que llegue al máximo de gente posible, pero sí quiero decirlo
porque ya me veo las críticas destructivas de aquellos que, ante su

14 Ejemplo de ello son el Partido Comunista de España (PCE), Podemos,


Izquierda Unida (IU) y un largo etcétera.

42
impotencia por nuestro desarrollo, solo les queda llorar e intentar
buscarle tres pies al gato.
La unidad obrera debe darse, como ya he dicho, desde una
práctica revolucionaria que nos encamine a acumular fuerzas para
dar la batalla por nuestra emancipación. Solo llegaremos a la gen-
te por medio de nuestro trabajo ejemplar, que no es otra cosa que
la plasmación de nuestros principios, nuestra línea y nuestro pro-
grama a la realidad de nuestro país, a nuestra realidad material.
Estos principios son los del patriotismo revolucionario, de la
lucha de clases. Son los principios de lucha por los derechos y el
futuro de los trabajadores y de nuestra patria, España. Son los
principios para transformar nuestro país, salvarlo de la situación
actual y preparar las condiciones que he descrito en capítulos an-
teriores: elevar la concienciación, movilización, operatividad y
organización obrera que lleve a acabar con la situación que pa-
decemos en el capitalismo, preparando las condiciones para que
en un futuro podamos construir una sociedad diferente, para la
implantación del socialismo.
Con el proceso de unidad obrera por el que surge el Frente
Obrero queremos aglutinar a todos aquellos que están hartos de
la situación antes descrita, a todos aquellos desencantados de las
organizaciones de izquierdas y que han llevado en la mayoría de
los casos luchas parciales como puede ser lucha sindical, antides-
ahucios, solidaridad internacional, etc.
Queremos que se sumen al proyecto dejando el parcialismo
de las luchas y entroncándose en la lucha de clases, en la lucha
por transformar nuestro país. También queremos llegar a todos
aquellos, la inmensa mayoría que nunca se ha organizado porque
no ha existido una verdadera organización obrera que haya lle-
gado a ellos para elevar su conciencia de clase y en muchos casos
darles la oportunidad de formarse e incorporarse a un proyecto
de transformación.

43
El Frente Obrero, con su desarrollo, está construyendo esa
unidad obrera, se está convirtiendo en la alternativa obrera ante
toda la putrefacción general existente en España.
Esto no quita que grupos enteros puedan integrarse o fusio-
narse con el frente, pero será, como hemos dicho, mediante la
práctica revolucionaria conjunta y el desarrollo de la lucha ideo-
lógica. Sin esto repetiríamos los esquemas de la izquierda fracasa-
da del sistema.

La unidad de la izquierda del sistema y la


izquierda grupuscular a su servicio

En este apartado quiero escenificar lo que ya he comentado an-


teriormente, quiero poner algunos ejemplos de “unidad” de la
izquierda del sistema y de la izquierda grupuscular a su servicio.

Izquierda del sistema


Toda la izquierda de la que vamos a hablar pertenece a izquierda
del sistema. En el fondo todos tienen el mismo papel reformista y
de sustento del sistema, pero los primeros partidos de los que voy
a hablar son más grandes y están más asociados al gobierno, son
moderados y reformistas y tampoco pretenden negarlo, mientras
que los segundos a nivel de iconografía y discurso falso, izquier-
dista en el peor sentido de la palabra, y demagógico van de que
son más radicales, incluso aparentemente críticos con los prime-
ros. Pero en cuanto observas atentamente puedes ver cómo van a
rebufo de los primeros y en cuanto se trata de un tema conflicti-
vo, de importancia, enseguida llaman a la unidad de la izquierda.
¿De qué izquierda? Pues claramente la del sistema.
Por eso esta división que realizo es más por simplificar mi ex-
plicación que otra cosa, para que se entienda mejor lo que quiero

44
explicar. Bajo ningún concepto es porque piense que los segun-
dos tienen absolutamente nada de revolucionarios.
Para no extenderme demasiado voy a analizar dos sucesos de
unidad de la izquierda del sistema. El primero es la alianza entre
el PSOE e Izquierda Unida en las elecciones generales de 2000,
y el segundo es el fenómeno de Podemos, sus confluencias, sus
escisiones, el papel de IU y la situación actual.

Alianza PSOE-IU elecciones generales año 2000


Para las elecciones del año 2000, el PSOE de Joaquín Almunia15
e Izquierda Unida, con Paco Frutos16 al frente, decidieron reali-
zar una alianza electoral, que era múltiple si tenemos en cuenta
que el Partido Democrático de la Nueva Izquierda de Cristina
Almeida17 y de Diego López Garrido18 ya estaba en coalición y
en proceso de integración en el PSOE. Acababan de salirse de
Izquierda Unida.

15 Joaquín Almunia es político del PSOE que ocupó, entre otros cargos,
el puesto de ministro en dos gobiernos, el de Secretario General durante tres
años y el de Comisario Europeo de Asuntos Económicos y vicepresidente de
la Comisión Europea. Fue un alto cargo y ministro de Felipe González en la
época de los GAL y de la cal viva.
16 Francisco Frutos es una figura histórica del revisionismo más acentuado,
primero en Cataluña y luego en toda España. Fue el culpable de la ruptura
del PSUC con el PCE. Su libro Comunismo contado con sencillez, en el que
desarrolla sus posicionamientos ideológicos y prácticos, es un manual perfecto
sobre lo que no debe hacerse.
17 Cristina Almeida es una política y abogada que participó en la fundación
de Izquierda Unida, a los cuales traicionó, terminando por integrar a su par-
tido, el Partido Democrático Nueva Izquierda, en el PSOE, llegando a tener
cargos junto a su compañero Diego López Garrido.
18 Diego López Garrido, junto a la anteriormente citada, traicionó al PCE
y a IU para terminar integrándose en el PSOE, destacó especialmente durante
los gobiernos de Zapatero.

45
Figura 1. Joaquín Almunia y Paco Frutos firmando su alianza para las elec-
ciones generales del año 2000. Recuperado de https://www.elnacional.cat/es/
politica/oferta-podemos-frutos-almunia-senado_102937_102.html

Prometían mucho. Paco Frutos, que también era secretario


general del PCE, llegó a afirmar lo siguiente: “El pacto tiene
que ir más allá de las elecciones, es solo un primer paso, hay
que ir más allá, y lo vamos a defender con lealtad” (Frutos,
2000).
Es la apuesta clásica de la unidad de la izquierda española, no
basada en el trabajo, sino en la suma de siglas de forma oportu-
nista. La alianza se forjó tras un par de reuniones de siete horas a

46
puerta cerrada en las cuales se debatió en qué circunscripciones
debían retirarse los de IU para aumentar la posibilidad de sacar
un diputado más en determinadas regiones (Martínez, 2016).
En esto se basó esta alianza, que como siempre tuvo como
fruto el más estrepitoso fracaso y la mayoría absoluta lograda por
José María Aznar con el Partido Popular. Los resultados hablan
por sí mismos y son los siguientes:

Candidaturas Votos (%)* Escaños (%)

Partido Popular (PP) 10.321.178 45,24 183 52,29

Partido Socialista Obrero 7.918.752 34,71 125 35,71


Español
Izquierda Unida 1.263.043 5,54 8 2,29

Figura 2. Datos extraídos del Portal temático del Congreso de los Diputados.
«Elecciones Generales del 12 de marzo de 2000. Distribución de votos y esca-
ños en el Congreso» (Congreso de los Diputados, 2000)

Esta unidad lo único que consiguió es que gobernara con ma-


yoría absoluta la derecha española a manos del Partido Popular
de Aznar, la derechización del PSOE y la debacle de Izquierda
Unida, que perdió millones de votos hasta el punto de terminar
solo con dos diputados en la época de Gaspar Llamazares.
Esa debacle no sería solo para Izquierda Unida. El PCE tuvo
una debacle aún más pronunciada, hasta el punto de que durante
un tiempo perdió incluso la mayoría en Izquierda Unida (Gu-
tierrez Calvo, 2015), sufriendo escisiones y debilitándose hasta
la época final de Cayo Lara, la irrupción de Alberto Garzón y la
“nueva” confluencia o unidad con Podemos. Que es en donde
nos encontramos en la actualidad, lo cual voy a comentar en el
siguiente apartado.

47
Podemos y su desarrollo
El 17 de enero de 2014 se iniciaba el proyecto de Podemos. Esta
es su fecha de fundación, pero ya antes Pablo Iglesias y sus corre-
ligionarios habían realizado un intenso proceso de robo de mili-
tantes a Izquierda Unida y al PCE, dejándoles en una situación
muy precaria. Destacan entre la cantidad ingente de militantes
tránsfugas Irene Montero19, Rafael Mayoral20 o Juan Manuel del
Olmo21.
Así, el supuesto movimiento que cogería la bandera de la uni-
dad de la izquierda comenzaría su andadura destruyendo (o in-
tentándolo) otros proyectos de la izquierda, y el proceso tras el
éxito de Podemos en las elecciones europeas continuaría.

19 Irene Montero inició su andadura en la UJCE. Cuando no le salieron


bien las cosas, dio el salto a Podemos, dando la espalda y traicionando a sus
antiguos compañeros. Toda su vida política se ha visto salpicada de continuos
saltos como el descrito, lo cual da que pensar que solo le mueven intereses
personales. Llegué a militar en la UJCE durante años con ella. Lo expuesto es
solo una opinión, una reflexión, de cómo he visto que ha actuado a lo largo de
todo el tiempo en que la conocí. Actualmente, está colocada como ministra de
Igualdad en el gobierno PSOE-Podemos.
20 Rafael Mayoral, actual Secretario de Relación con la Sociedad Ci-
vil y Movimientos Sociales, se unió a Podemos tras traicionar al PCE en
2014, donde desempeñaba cargos sobre trabajo y movimientos de masas.
Era conocido por su trabajo en la Plataforma de Afectados por la Hipo-
teca (PAH). Cuando le conocí siempre me dio la impresión de ser poco
trabajador, saber aprovecharse del trabajo de otros y ser una persona poco
ordenada en general.
21 Juan Manuel del Olmo llegó a ser del Comité Central de la UJCE; era el
Secretario Regional de Madrid cuando estuve en la misma. Traicionó lo que
había defendido siempre y se unió a Podemos, donde forma parte del Consejo
Ciudadano. Es el actual secretario de Comunicación de Podemos y director de
Estrategia y Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno. En el tiempo
que compartí militancia con él siempre me pareció una persona muy limitada
teóricamente, el típico que va de moderno pero que en realidad solo es un
reformista. El tiempo me daría la razón.

48
En las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, Po-
demos sacaría 42 diputados, mientras que Izquierda Unida se
pegaría un batacazo histórico gracias a todo este proceso quedán-
dose en dos diputados: uno sería el “renovador” Alberto Garzón,
actual ministro de Consumo y Coordinador federal de Izquierda
Unida (El País, 2015).
El 9 de mayo de 2016 Pablo Iglesias y Alberto Garzón nos
sorprendieron con esta imagen:

Figura 3. Pablo Iglesias y Alberto Garzón en Lavapiés tras cerrar un acuerdo


electoral en mayo de 2016. Recuperado de https://www.revistavanityfair.es/poder/
articulos/pablo-iglesias-alberto-garzon-acuerdo-podemos-izquierda-unida-pode-
mos-video-facebook/22311

Alberto Garzón, que supuestamente representaba un sector


renovador, fue el encargado de acabar con lo que quedaba del
PCE y de Izquierda Unida, con el consentimiento y apoyo de su

49
secretario general Enrique Santiago22. En el momento de escribir
estas líneas no se han disuelto oficialmente, pero en la práctica si
lo han hecho, han firmado su sentencia de muerte. Lo ridícula de
la foto no hace falta ni que lo comente.
Apostaron por realizar una coalición electoral con Podemos,
la necesidad de pagar sus hipotecas de la sede central de Olimpo23
y sus liberados eran una necesidad acuciante, en ella primaron el
dinero a los puestos. Sin embargo, esa coalición supuestamente
electoral acabó siendo supeditación absoluta a Podemos.
El resultado de este proceso de unidad de la izquierda se puede
apreciar en las elecciones generales realizadas el 26 de junio de
2016; el resultado es clarividente. En estas elecciones Podemos
sacó similar representación a la suma de IU y ellos en 2015 (rtve,
Elecciones generales 2016, 2016). Sin embargo, en votos sacó
3,227,123 (Ministerio del Interior. Dirección General de Política
Interior) mientras que en 2015 sacaron 3,198,584 e IU 926,783
(Ministerio del Interior. Dirección General de Política Interior).
Perdieron casi 900000 votos. La teoría de “Suma siglas sin hacer
nada más y aumentarás tu fuerza” se vuelve a demostrar falsa una
vez más.
En las siguientes elecciones de 2019 de abril y noviembre, la
coalición sacó 33 y 26 diputados respectivamente (Ministerio del
Interior. Dirección General de Política Interior). Aunque se ha-

22 Enrique Santiago, secretario general del PCE, se hizo famoso cuando per-
dió las primarias para dirigir Izquierda Unida contra Llamazares. Fue negocia-
dor/ representante en el proceso de paz de las FARC (todo un éxito, nótese la
ironía) y es el principal responsable de las confluencias con Podemos además
del propio Garzón. Como podemos ver su vida se cuenta por “éxitos”, por
“éxitos” que conducen hacia su disolución.
23 Hace referencia a la histórica sede de la calle Olimpo de Madrid, que en
1990 pasó a ser la sede central del PCE y posteriormente de Izquierda Unida
(IU). Ha tenido que ser varias veces hipotecada para la financiación de cam-
pañas electorales.

50
yan metido en el gobierno de coalición con el PSOE, su fuerza
no cesa de menguar. Lo dicho anteriormente sobre sus métodos
de actuar se vuelve a reafirmar.
A todo esto, hay que añadirle los problemas de reinos de taifas
que sufre la coalición: Andalucía está dominada por los anticapi-
talistas que hacen oposición a Iglesias. En las regiones donde el
independentismo o el regionalismo son fuertes, existen las llama-
das confluencias que actúan a conveniencia. Ahora con Podemos,
ahora con quien le convenga, actuando según su propia agenda
e intereses.
Por si fuera poco, la antigua mano derecha de Iglesias, su
antiguo mamporrero, Iñigo Errejón, le traicionó. Terminó
abandonando Podemos y apoyando a Carmena, exalcaldesa de
Madrid por Ahora Madrid, una de las confluencias. Y así fue
como todo el sector errejonista de Podemos abandonó la orga-
nización.
Podemos es un nicho de fracciones e intereses muchas veces
contrapuestos. ¿Esto es la unidad de la izquierda o su destruc-
ción? Nosotros tenemos claro que la respuesta correcta es la se-
gunda.
En las últimas elecciones, como ya he dicho, han entrado en
el gobierno realizando una coalición con el PSOE. Más unidad
de la buena de la izquierda (en este capítulo he hablado mucho
de la izquierda, pero me refiero en todo momento a la izquierda
del sistema), piensan que así, con el famoso gobierno progresista,
van a cambiar el mundo, pero nada hay más alejado de esa reali-
dad. Va a pasar más de lo mismo: este gobierno está condenado
al fracaso y solo les va a debilitar más, especialmente a Podemos.
Ambos van a quedar retratados como lo que son, más si cabe aún,
como izquierda del sistema, defensores de lo establecido a pesar
de su cara amable y “progresista”. Son parte del problema y deben
ser analizados y tratados como tales.

51
Izquierda grupuscular
No es mi intención hacer difusión o propaganda de este tipo de
organizaciones, pero desde luego hay algunos ejemplos que me-
recen sin duda una mención en este apartado por lo ridículos y
paradigmáticos que son.
Estos grupos u organizaciones se caracterizan por intentar una
y otra vez los mismos actos, los mismos errores, perpetuándolos
en el tiempo, incapaces de darse cuenta de que su estrategia está
condenada al fracaso.
Su táctica es la unión con calzador, la unión de siglas en un
solo proyecto o acto y promover a bombo y platillo su unidad,
para que cada uno de ellos saque su rédito y en poco tiempo di-
namitarlo todo desde dentro.
Pero esta estrategia rara vez obtiene algún resultado que no sea
totalmente nimio, y si consiguen algo rápidamente se encargan
de quemarlo y volver a la situación inicial.
Aquí podemos ver alguno de los ejemplos de todo lo que estoy
diciendo:

Primer ejemplo:
Podemos ver el cartel unitario, en Getafe, que es una gran ciu-
dad en la Comunidad de Madrid, viendo que el acto es firma-
do por nada más y nada menos que siete partidos, podría ima-
ginarse que va a ser algo masivo. Un acto unificado de toda la
izquierda de esa ciudad con una supuesta gran capacidad de
movilización.

52
Figura 4. (10 abril de 2014). Imagen extraída del Blog del Partido Obrero
Socialista Internacionalista. Comité local de Getafe. Sección española de la IV
Internacional. Recuperado de http://posigetafe.blogspot.com/2014/04/mitin-
por-la-republica-13-de-abril-2014.html

53
Sin embargo, la realidad es radicalmente diferente de lo que
ellos se imaginan, y este es el resultado de su acto unitario, colga-
do en sus propias redes. Dicen que una imagen vale más que mil
palabras……
Pongo este ejemplo, aunque firmen Izquierda Unida y el
PSOE, porque son agrupaciones locales y su actividad está vincu-
lada, como en este caso, a las organizaciones grupusculares.

Figura 5. (13 de abril, 2014). Imagen extraída de Asociación Ágora Getafe. Mi-
tin del 13 de abril en la Plaza de la Constitución. Recuperado de https://agorage-
tafe.wordpress.com/2014/04/13/13-abril-plaza-de-la-constitucion/

El resultado habla por sí mismo…….

Ejemplo 2:
Para este ejemplo he decidido mostrar dos imágenes, aunque,
como en casos anteriores, podría haber mostrado muchas más.

54
Figura 6. (Octubre, 2000). Cartel del “Congreso de Unificación” del PCOE y el
PCPE celebrado en Madrid. Recuperado de https://archivodelatransicion.es/archi-
vo-organizaciones/escisiones-prosovieticas-pce

Esta primera imagen corresponde al congreso de unificación


entre el Partido Comunista Obrero Español (PCOE24) y el Parti-
do Comunista de los pueblos de España (PCPE25), dos partidos
aparentemente muy revolucionarios (pura pose) pero que en el
fondo son organizaciones socialdemócratas que actúan al rebufo

24 Partido Comunista Obrero Español (PCOE) es uno más de los partidos


“comunistas” que hay en España, de tendencia prosoviética en su fundación,
ha ido degenerando influenciado por el posmodernismo ideológico y por in-
fluencia de organizaciones semianarquistas como el PCE(r).
25 Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) es el partido proso-
viético por antonomasia, puro reformismo, muy influenciado por el posmo-
dernismo. Es una mezcla curiosa entre lo más casposo y rancio del comunismo
con el feminismo y otros fenómenos similares. Profundamente revisionista,
sufrió hace poco la escisión del PCTE, con lo cual se ha visto reducido drásti-
camente hasta el punto de convertirse en algo prácticamente inexistente.

55
de los partidos revisionistas y reformistas más grandes. Este con-
greso fue una unificación de siglas entre dos partidos marginales,
el resultado es que actualmente existe el PCPE, el PCOE, Unión
Proletaria26, el PTD27 y el Partido Comunista de los Trabajado-
res de España28. De un solo grupo ahora existen 5, todos igual
de reformistas. A grandes rasgos, no tienen ninguna diferencia
ideológica o programática relevante más allá del chiringuitismo
y personalismo inherente a esta izquierda putrefacta y decadente.
La supuesta unidad con calzador solo ha conllevado más y más
desunión, fragmentación y debilitamiento a todos los partícipes
en estos procesos.
La segunda imagen podría estar encuadrada en el anterior su-
bapartado debido a la relevancia histórica del PCE, pero teniendo
en cuenta en lo que se ha convertido y el camino que está desa-
rrollando hacia su propia autodisolución se ha ganado un puesto
dentro de la izquierda grupuscular, y ya apenas se diferencia de
los otros grupos mencionados. De seguir así, será uno más de la
pandilla en igualdad de condiciones de miseria y nimiedad que
el resto.

26 Organización que en su deriva ideológica ha pasado del PCPE a grupos


maoístas, de estos al MAI por la reconstitución, de estos al PCPE, después al
PTD y ahora nuevamente están en solitario como UP. SU actividad se ciñe
únicamente a internet y a alguna reunión esporádica con otros grupos.
27 Partido del Trabajo Democrático (PTD). Hubo una organización en Ma-
drid llamada UJC-Madrid. La estructura original se dividiría en dos: el núcleo
leninista y el derechista. El leninista acabaría tras tiempo y muchos cambios
fundando Reconstrucción Comunista y la derechista, el PTD. Su referente
internacional es el PTB, al que copian todo. Tras un proceso de erosión y des-
gaste, se encuentran prácticamente disueltos. Son profundamente revisionistas
y posmodernos.
28 Escisión del PCPE. Se disputa el espacio político de los revisionistas con
el resto de partidos antes mencionados. Es posiblemente el más derechista y
rancio de todos. Es el que mantiene las relaciones con el KKE griego. Se consi-
deran los herederos de todo el revisionismo prosoviético en España.

56
He elegido esta imagen, pero voy a hablar de los dos procesos
de integración y unidad más importantes entre partidos “comu-
nistas” de gran tamaño que se han sucedido: la integración en el
PCE del PCOE de Enrique Líster29 y del PCPE de Ignacio Galle-
go30 a finales de los años 80.

Caso PCOE:
En 1986, la mayoría del PCOE de Enrique Líster, tras la expul-
sión de Santiago Carrillo31 del PCE y con el ascenso de Gerardo
Iglesias32 como nuevo secretario general del PCE, volvió a in-
tegrarse en el mismo. Los principios volvieron a brillar por su
ausencia en este proceso de unidad. Hubo un pequeño grupo
de miembros del PCOE que decidieron mantener las siglas.
Líster afirmó lo siguiente de los mismos: «cuatro chapuceros
que no comprenden una palabra del momento que vivimos».
(Líster, 1986)

29 Enrique Líster Forján (1907-1994) fue un militante del PCE y militar


español; desarrolló su carrera militar durante la Guerra Civil Española y la
II Guerra Mundial. Fue miembro del Comité Central del PCE hasta que se
escindió fundando el PCOE. Derivó ideológicamente hacia el revisionismo y
terminó reintegrándose en el PCE abandonando el PCOE. Supuestamente,
lo disolvió.
30 Ignacio Gallego (1914-1990). Miembro del Comité Central del PCE,
militante histórico, se escindió en 1984 para fundar el PCPE, entonces de-
nominado “PCE.”, del cual fue elegido secretario general. Cuando la URSS
les levantó el apoyo, volvió a reintegrarse en el PCE. Era la máxima figura del
revisionismo prosoviético en España.
31 Santiago Carrillo (1915-2012) fue el secretario general del PCE desde
1960 a 1986. Conocido, junto con Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, por su
gran papel como liquidador del Partido Comunista de España y lo que este
representaba.
32 Gerardo Iglesias fue secretario general del PCE en los años 80 (1982-
1988) tras la “dimisión” de Santiago Carrillo. En 1986 participó en la funda-
ción de Izquierda Unida y terminó siendo elegido coordinador general.

57
Los restos del PCOE que quedaron fuera de este proceso son los
que realizaron el proceso de integración antes descrito con el PCPE
en el año 2000, que como hemos dicho volvió a fragmentarse. La
historia de siempre de estos propulsores de la unidad mecánica de
sumar siglas sin más. Fracaso tras fracaso. Todos estos partidos que
eran de miles de militantes después de sus procesos de unidad están
igual de divididos y ni el PCE mantiene una militancia numerosa.

Caso PCPE.
Ignacio Gallego, dirigente histórico del PCE. Al igual que hi-
ciera Líster unos años antes, rompió con el PCE y fundó bajo la
órbita del revisionismo soviético (y de sus maletines de dinero)
un nuevo partido, el PCPE. Con la crisis del régimen soviéti-
co en sus últimos años, dejaron de llegar los maletines33, con lo
cual llegamos al nuevo llamamiento a la unidad realizado por el
PCE, que llevaría a la vuelta de Gallego y sus acólitos al redil en
1989 en pleno apogeo de Julio Anguita34. Volvemos a la unidad
forzada, a la suma absurda sin principios, ideología y trabajo. El
resultado fue el mismo de siempre: se ha mantenido la división y
en este caso incluso se ha ampliado, y hay una gran disminución
del número de militantes de ambas estructuras. Como he dicho
anteriormente, es la táctica del fracaso asegurado, y lo peor es que
lo siguen haciendo a día de hoy.

33 Se refiere a la ayuda económica que proporcionaba el Partido Comunista


de la Unión Soviética (PCUS) para financiar el PCE de Santiago Carrillo.
(López Muñoz, 1979)
34 Julio Anguita, político español, fue secretario general del PCE (1988-1998)
y coordinador general de Izquierda Unida (1989-2000). Muy aclamado por su
buena oratoria y por su desarrollo como alcalde de Córdoba. Fue el responsable
de que el PCE desapareciera del mapa, de la actual situación lastimera en que
vive dentro de Izquierda Unida y dentro de la confluencia con Podemos. Mu-
chos aclaman a Anguita, pero no se paran a pensar que él fue el iniciador de lo
que pasaría de forma posterior con Podemos. Era profundamente reformista.

58
Ejemplo 3:
Existen muchísimos ejemplos de todo esto. Solo voy a poner
uno más, el que considero que es paradigmático, ya que es una
comparativa de cómo trabajamos nosotros y cómo trabajan ellos,
cómo vertebran esa unidad, aunque sea para un acto puntual, y
cómo lo hacemos nosotros.
Las dos imágenes que voy a mostrar corresponden a dos mo-
mentos de la manifestación por la III República, celebrada en
Madrid el 14 de abril de 2018.
En primer lugar, quiero mostrar la imagen de todas las organiza-
ciones grupusculares y posmodernas del sistema, todas juntas, uni-
das en un día tan señalado. Su trabajo a lo largo del año ha sido hacer
alguna reunión, juntar siglas y aparecer juntos. Hay que tener en
cuenta que además es una convocatoria estatal, y el resultado es este:

Figura 8. Díaz, Sato. (14 de abril, 2018). Imagen extraída durante la manifes-
tación en conmemoración del 87 aniversario de la proclamación de la II Repúbli-
ca. Recuperado de https://www.cuartopoder.es/espana/2018/04/15/la-manifesta-
cion-republicana-de-madrid-se-solidariza-con-los-cdr-y-el-pueblo-sirio/

59
Es la cabecera de la manifestación y al fondo de la imagen ya
se ve el principio de nuestro cortejo. Hay que tener en cuenta
que son más de 15 organizaciones las que forman parte de ese
conglomerado, incluyendo al PCE. El resultado de juntar siglas
un día y luego no hacer nada es este, debacle absoluta, decadencia
constante y vuelta a empezar cada año. Este es el modo de fun-
cionar de la izquierda grupuscular, muy radical de palabra, pero
profundamente reformista en los hechos.
Ahora veamos nuestro cortejo en esa manifestación, en la cual
solo estamos nosotros y organizaciones de masas relacionadas con
nosotros en nuestro trabajo diario:

Figura 9. (14 de abril, 2018). Imagen extraída de la Crónica de Reconstrucción


Comunista del 14 de Abril: Por la República Popular y Federal Española. Re-
cuperada de https://reconstruccioncomunista.es/republica-popular-y-federal-es-
panola/

El cortejo se inicia en la pancarta que se ve al principio y ter-


mina en el final de la manifestación. No había nadie detrás de
nosotros; la imagen habla por sí sola. Éramos más nosotros que
todos ellos juntos. Nosotros no hemos sumado siglas, hemos

60
realizado un trabajo de base, continuo, tanto a nivel local como
estatal, con campañas planificadas y objetivos claros. El trabajo
disciplinado y continuo da sus frutos. Juntar siglas y solo hablar
de lo que no van a poder hacer nunca solo les retrata como lo que
son: parte del problema.

61
Lucha de clases, capitalismo, Estado y
transformación de la sociedad

En este capítulo me voy a centrar en el concepto de la lucha


de clases. ¿Qué es? Y si sigue vigente, desarrollándolo de forma
concreta, y a través de otros tres conceptos de especial interés:
el propio sistema capitalista, el Estado y su vigencia actual, y la
necesidad de la transformación social, es decir, de la revolución.
Estos conceptos se han visto mutilados y deformados por la
influencia del sistema, el cual controla los medios de comunica-
ción, el cine, la televisión, la enseñanza, a los intelectuales, etc.,
desvirtuando su verdadera naturaleza, incentivando que la gente
no sea capaz de analizar aquello que le rodea y de lo que, aun de
forma inconsciente, forma parte.
Trataré de echar un poco de luz ante tanta oscuridad, ante
tanta mentira.

Lucha de clases

Pocos términos están tan criminalizados como este y todo lo que


le rodea. Incluso para la propia izquierda35, es un término anacró-

35 Me refiero a la falsa izquierda, a aquella que está al servicio del sistema e


infectada por el posmodernismo ideológico.

63
nico, arcaico e inservible, que supuestamente no refleja la reali-
dad actual. Así nos va.
La izquierda posmoderna ha acogido con ganas los preceptos
de los capitalistas, los han recogido con una careta de rebeldía
frente a los Gobiernos de la derecha o en nuestro caso de la Unión
Europea, pero nada más alejado de la realidad: no hay rebeldía
ninguna, al contrario, lo que hay es servilismo al sistema, se han
convertido en la izquierda del sistema, en un garante para mante-
ner las cosas tal y como están.
Los partidos de esta izquierda putrefacta se alternan en el po-
der generablemente con los partidos tradicionalmente de dere-
chas. ¿Qué ha cambiado para los trabajadores con los Gobiernos
del PSOE y del PP? Aquí algún progre dirá que reformas y que es
mejor siempre lo menos malo.
Pero a mí me surgen unas dudas:
¿Por qué luchamos? ¿Queremos transformar nuestra realidad
o queremos realizar pequeñas reformas que sirvan de parche para
perpetuar lo que hay? ¿Reformar o transformar?
Cuando se refieren a reformas o cambios que significan un
progreso para el país, ¿se refieren a las reformas laborales del
PSOE? (Boletín Oficial del Estado, 2007) ¿A apoyar la Cons-
titución Europea? ¿La entrada en la OTAN? ¿A la Unión Euro-
pea? ¿Se refieren a los GAL36? ¿A la utilización del “lenguaje de
género”?
Nosotros lo tenemos muy claro: esa izquierda, con sus cam-
bios y reformas, solo parchean el sistema para momentos de

36 Los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) fueron un grupo armado


de carácter reaccionario financiado por el Estado durante el Gobierno de Fe-
lipe González entre 1983 y 1987. Bajo la premisa de combatir a ETA, fueron
un instrumento de represión y de terrorismo de Estado. Entre sus casos más
destacados está el secuestro, tortura y asesinato de Lasa y Zabala, a los que
enterraron en cal viva.

64
necesidad, ayudan a perpetuar la situación en que vivimos, no
son parte del cambio, por mucho que lo digan sus campañas, son
parte del problema y como tal han de ser tratados.
Negar la lucha de clases es negar la realidad, es un crimen
que se comete contra todos aquellos, la mayoría de la sociedad,
que sufre las consecuencias de ser oprimidos, explotados en el
sistema capitalista. Mientras unos, los obreros, levantan este país
con sudor, lágrimas y sangre, otros viven del trabajo ajeno, como
parásitos del trabajo de los primeros.
La sociedad actual se divide fundamentalmente en dos clases
sociales:
- Los que poseen los medios de producción y viven para-
sitariamente del trabajo ajeno, es decir, los capitalistas o
burgueses.
- Los que no tienen los medios de producción y deben vivir
de la venta de su fuerza de trabajo; son los que componen
la clase obrera, la clase productiva en esta sociedad.
Los primeros viven de la explotación de los segundos.
En toda sociedad se pueden encontrar restos de otros modos
de producción anteriores, residuos de otras épocas que aún per-
manecen en mayor o menor medida. Esto incluye, por supues-
to, otras clases sociales que no son las dos principales de nuestra
época histórica, del modo de producción actual, del capitalismo
monopolista o imperialismo.
A su vez, esta división en clases de la sociedad no significa
que haya que declarar la guerra a toda aquella persona que no
sea obrera. La clase obrera tiene aliados, que cambian según la
etapa de la revolución en la que nos encontremos, que a su vez
tiene sus propios objetivos concretos. Históricamente, en las ex-
periencias revolucionarias pasadas la clase obrera se ha aliado con
el campesinado, con amplias capas de intelectuales e incluso con
la pequeña burguesía, los pequeños propietarios que, sumados a

65
la transformación social que se estaba produciendo, acaban pro-
letarizándose.
En España, a día de hoy, esta situación sigue existiendo, por
mucho que intenten camuflarlo, por mucho que seamos parte
del llamado primer mundo, o ser un país supuestamente desa-
rrollado.
Cada vez que hay una crisis, la evidencia de que esto sigue
siendo así es innegable. Todas las contenciones, engaños, compra
de sindicatos y partidos supuestamente obreros, toda la palabrería
posmoderna de la izquierda del sistema y grupuscular, todos los
subterfugios de todo tipo chocan de frente con la dura verdad.
Con una realidad de millones de personas que pasan necesidades,
que son explotados en el trabajo, a los que echan de sus casas por
no poder pagar, los que pasan todo tipo de necesidades.
Esos millones de trabajadores no necesitan charlas motivacio-
nales, ni palabrerías baratas sobre el lenguaje de género, el cosmo-
politismo de la globalización, lo trans o el fin de la lucha de clases.
Lo que necesitan es afrontar los problemas a los que se enfrentan
todos los días, y la única forma de luchar por sus intereses es la
organización colectiva obrera, usada para defender sus intereses
de clase por encima de cualquier cosa.
Cuando los representantes de esa izquierda putrefacta hablan
de estas cuestiones, desvían la atención hacia problemas super-
fluos, con los cuales el obrero no se siente identificado. Piensan
que ser de izquierdas es eso y muestran su rechazo ante ello.
Me hacen gracia los independentistas catalanes, profundos re-
accionarios, aunque sean de la CUP, que se quejan de los pocos
votos que sacan en el antiguo cinturón rojo de Barcelona37. ¿Qué

37 Zona metropolitana de Barcelona conformada, además de la propia ciudad


de Barcelona, por municipios como L´Hospitalet de Llobregat, Badalona, Terrra-
sa, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà o el Prat de Llobregat. Municipios en
los que tradicionalmente había una fuerte implantación del movimiento obrero.

66
se esperan? A los obreros no les importa su independencia bur-
guesa, están más ocupados en sobrevivir a la situación que viven
todos los días.
También recuerdo lo indignada que estaba toda la izquierda
porque en los barrios de París donde antes ganaba el Partido Co-
munista francés ahora gana el Frente Nacional de Le Pen. ¿Pero
de qué se extrañan? Ahora el Partido Comunista Francés habla
de ecologismo (absolutamente capitalista), feminismo, lenguaje
de género y de instituciones. ¿Qué les importa toda esta basura
reaccionaria y posmoderna a los obreros? ¿Qué tiene que ver todo
esto con ellos o con sus problemas?
El Partido Comunista de Francia pasó de ser el partido de la
resistencia contra la invasión y ocupación nazi, con un ejército
partisano, implantación estatal y representando a los obreros que
les apoyaban en masa, a ser un partido prácticamente humanista
y feminista. ¿A quién le puede sorprender que con toda esta de-
generación los obreros se hayan alejado de ellos?
El lugar que ocupaba antes la izquierda revolucionaria, obrera
y combativa ha sido abandonado, y los fascistas y reaccionarios
de todo tipo han sabido, mediante la demagogia y la mentira,
ocupar ese lugar, alienando a los obreros.
El objetivo de una organización revolucionaria, que se dice a
sí misma que quiere transformar la sociedad, es concienciar a los
obreros, mezclarse con ellos, trabajar de forma ejemplar, ganarse
su apoyo y confianza, reclutando de sus miembros más conscien-
tes a las nuevas generaciones de revolucionarios. Si no realiza este
trabajo, si se separa de ellos, si empieza a vivir una realidad dife-
rente y se olvida o desplaza la cuestión de clase, esa organización,
por muy revolucionaria que se diga, se ha vendido, ha desapare-
cido su esencia revolucionaria y ha sido asimilada por el sistema.
Marx decía que la lucha de clases era el motor de la historia
(Marx & Engels, 1848). Y lo sigue siendo, sin ninguna duda.

67
La historia del ser humano (excepto en las comunidades primi-
tivas38) es la historia de la lucha de clases, de la historia de los
modos de producción del hombre, del paso de uno a otro. Negar
esto es sumarse a aquellos que quieren mantener el modo de pro-
ducción actual, el capitalismo. Debemos implementar la lucha
de clases en sus tres formas fundamentales: económica, política
e ideológica.
Debemos recuperar esa esencia revolucionaria de la que habla-
ba antes; debemos ocupar ese lugar que están ocupando reaccio-
narios y fascistas; debemos luchar por recuperar ese espacio que
ha sido usurpado, fortalecernos, y organizar y dirigir a la clase
obrera hacia su emancipación, hacia el fin del capitalismo y la
implantación de un nuevo modo de producción que acabe con la
explotación de los capitalistas a los trabajadores, con la implanta-
ción del socialismo.
Cada vez que oigo a los líderes mesiánicos de la izquierda
posmoderna hablar de precariado, de que la clase obrera ya no
existe en España o es minoritaria, que la lucha de clases es algo
del pasado, que la época de las revoluciones ha pasado o –como
dice Alberto Garzón– que Marx y Engels, cuando hablaban de
dictadura del proletariado, se referían a que los pobres también
pueden hacer política39, se me revuelven las tripas de pura rabia
ante estos falsificadores, sucios fariseos que venderían a su madre
por mantener su puestecito un poco más.
Ellos son también nuestros enemigos, pues engañan a la gente
y les hacen pensar que eso es ser revolucionario o incluso comu-

38 Hay determinadas palabras que uso que son terminología marxista. Reco-
miendo a aquellos no estén familiarizados con ella que, si no se disponen de
otras fuentes de los conceptos que uso, los miren en mi libro Introducción al
comunismo dónde los detallo todos.
39 Véase Comunistas de ayer y hoy definen el comunismo del S.XXI, una serie de
entrevistas realizadas por La Sexta Columna a diversos personajes relacionados
con movimientos y partidos comunistas.

68
nista. El comunismo no tiene nada que ver con estos traidores
vendeobreros.
Nosotros debemos dar la batalla tanto a estos como a los fas-
cistas que, usando consignas populistas y “obreristas”, quieren ga-
narse a las masas. La teoría de la lucha de clases marxista sigue en
plena vigencia, pero para nosotros no solo vale con reconocer que
existe, los revolucionarios también debemos tomar parte decidida
en esta lucha por la emancipación de nuestra clase, por el fin del
capitalismo y la implantación del socialismo.

Capitalismo

El penúltimo capítulo del presente libro está dedicado al capita-


lismo, al análisis de la fase actual en la que nos encontramos, y a
la confrontación con la visión del cosmopolitismo de la globali-
zación. A pesar de esto, y siendo consciente de ello, para no ser
repetitivo haré solo una breve descripción en este apartado. Sobre
todo, para que le quede claro al lector a qué me refiero cuando
hablo del sistema, del sistema actual como enemigo.
Cuando hablo del sistema, me refiero al sistema capitalista,
el cual tiene dos fases: la premonopolista, y la segunda y última
fase: la monopolista o imperialismo. El capitalismo es el modo de
producción posterior al feudalismo.
Hay una clase que es la dueña de los medios de producción; y
otra que es la productora de la riqueza, que no tiene la posesión
de los medios de producción, y que vende su fuerza de trabajo a
cambio de un salario. La burguesía como clase vive parasitaria-
mente del trabajo de la clase obrera.
El método para conseguir esto se llama “explotación asalaria-
da”, por la cual se paga al obrero el valor de la fuerza de trabajo
(generalmente debido a la existencia del paro forzoso, el ejército

69
de parados de reserva por debajo de su valor) por su trabajo, lo
que se llama “el tiempo de trabajo necesario” (para la reproduc-
ción de la propia fuerza de trabajo) mientras que todo lo que pro-
duce por encima del valor de su salario se lo queda el empresario:
el llamado “tiempo de trabajo adicional”. Es la extracción de la
plusvalía, el motivo por el que ellos pueden vivir en la opulencia
sin trabajar mientras los verdaderos productores de la riqueza vi-
ven en la miseria, en una depauperación absoluta continua.
El arma principal del capitalista es la alienación40, mediante la
cual consigue que el obrero piense que no se le está explotando.
De esta alienación económica se derivan la política y la ideoló-
gica. Aunque el arma principal del sistema para mantenerse es la
alienación, no duda en usar la violencia siempre que sea necesario
para mantener su dominio. En el capitalismo existen dos tipos
de dominación, la democrática y la autoritaria, aunque ambas
son en realidad la dictadura del capital que oprime siempre a los
obreros, tenga mejor o peor rostro.
El capitalismo es un sistema genocida, criminal, que solo bus-
ca la obtención del máximo beneficio, pero no para el bien co-
mún, sino para el enriquecimiento personal en cada vez menos
manos. En la época actual, la concentración del capital en cada
vez menos manos es mayor por momentos.
El sistema capitalista se basa en el individualismo y el egoísmo,
no tienen otra moral que la del dinero, es un sistema cruel y san-
guinario; depredador e imperialista; no es sostenible y está des-
truyendo el mundo en su búsqueda ciega del máximo beneficio.
Criminaliza lo revolucionario, pero le dan igual los millones
de muertos, las pandemias, las graves enfermedades que afectan a
millones de personas, la sostenibilidad del planeta, el agotamien-
to de los recursos, etc... Todos y cada uno de estos problemas

40 Para profundizar más en estos conceptos, véase mi libro Introducción al


comunismo. (Mesana, 2016)

70
creados por la locura de la obtención del máximo beneficio caiga
quien caiga.
En el imperialismo, la fase actual, se mantienen las leyes fun-
damentales del capitalismo, pero tiene una serie de rasgos parti-
culares que solo afectan a esta época concreta. Los comentaré en
el penúltimo capítulo, pero quiero que quede constancia desde
ya de ello.
Las contradicciones del capitalismo se agudizan en la fase ac-
tual. Existe una contradicción principal y otras que son secunda-
rias y dependen de esta. Nos encontramos pues que hay una, que
es la contradicción principal de esta época histórica. Todas las
demás se desprenden de ella. Para solucionar la situación actual
y transformar nuestra sociedad se necesita que nos centremos en
resolver la contradicción principal.
La contradicción principal no es otra que la que existe entre
el capital y el trabajo. Solo la resolución de esta contradicción
puede llevarnos a la transformación social, en nuestra época, a la
revolución socialista.
Otras dos contradicciones, por debajo de esta, que también
son consideradas como principales son:
-La contradicción que existe entre los propios grandes grupos
capitalistas y las potencias imperialistas, por sus intereses econó-
micos, a la hora de conseguir recursos, territorios ajenos a su con-
trol, etc. Nos encontramos ante unas contradicciones entre los
bloques imperialistas que defienden los intereses de los grandes
monopolios, que conmocionan al mundo, que facilitan que las
crisis capitalistas se agudicen facilitando la acción de aquellos que
queremos acabar con el sistema, haciendo que la crisis general del
capitalismo se agudice.
-La contradicción que existe entre los países imperialistas y los
países dependientes o colonizados. Esta contradicción debe ser
aprovechada por las fuerzas revolucionarias para en conjunto atacar

71
al sistema en sus puntos más débiles. Nuestro enemigo no son solo
los capitalistas autóctonos, es el sistema capitalista en su conjunto.
Actualmente, la izquierda a la que hemos estado describiendo
habla de la interseccionalidad de las luchas, de la importancia de
las luchas parciales, de las nuevas “opresiones” (la mayoría inventa-
das o dentro de la lucha de clases, de la opresión de clase). Apoyan
fervientemente el cosmopolitismo globalizador y rechazan que la
contradicción principal sea la que existe entre el capital y el trabajo.
Todo esto, negar así esta contradicción principal, encubriendo
lo que están haciendo los capitalistas, la verdadera naturaleza del
capitalismo, están cometiendo un crimen contra los que dicen
defender. Están cometiendo un crimen contra los trabajadores,
contra el progreso y contra el futuro de la humanidad.
Están engañando a la gente haciéndoles pensar que esas luchas
parciales son algo revolucionario o de izquierdas; las cuales están
totalmente asimiladas y permitidas por el sistema; es hacer una
labor de zapa a los verdaderos revolucionarios, los que de verdad
quieren acabar con el capitalismo, los que apuestan por la trans-
formación de la sociedad.
No hay solución posible a los problemas que afectan a la clase
obrera, sin acabar con el sistema capitalista mediante una revolu-
ción. Parchear, mentir, dividir, eliminar identidades y demás ma-
jaderías solo sirven para facilitar el mantenimiento del dominio
capitalista.

Estado

He querido dividir este subapartado en dos partes; una primera,


que reflexione sobre si el estado sigue teniendo vigencia o no hoy;
y una segunda, que desarrolle ¿Qué es un Estado? ¿Cómo surge?
¿Cómo se desarrolla hasta la actualidad?

72
La vigencia del Estado
Es muy común hoy día oír todo tipo de argumentaciones sobre
que el Estado ha dejado prácticamente de tener sentido. Desde el
ámbito universitario, pasando por las organizaciones de izquier-
das, los liberales, etc.
El mantra de la globalización ha hecho estragos, ha adoctri-
nado a la sociedad, los preceptos del posmodernismo ideológi-
co han sido impuestos por el sistema y sus serviles. De lo local
a lo mundial41, como afirman todos los gurús de la izquierda
actual.
Según ellos, en una sociedad globalizada el Estado ha dejado
de tener sentido, pues se ha visto superado por las condiciones
materiales existentes. Ahora la política se realiza de forma local
y de ahí al mundo. La organización colectiva dentro de un país,
para tomar las estructuras políticas del mismo y transformar la
sociedad, ya no tiene sentido, ya no es posible. El Estado es como
un fósil, algo arcaico, que ya no tiene función que aportar a la
sociedad, y por lo tanto hay que enfocarse en “luchar” de otras
formas, supuestamente más válidas y actuales.
Cada vez que uno de estos gurús habla en estos términos, los
grandes empresarios que dominan el país y el Gobierno a su ser-
vicio explotan en risas. El Estado es un instrumento de opresión,
de una clase sobre otra; los Estados defienden los intereses de los
monopolios. Mientras esto sea así el Estado, con todas sus estruc-
turas, no dejará de existir.
Cuando se reprime en España, lo hace el Estado, con sus le-
yes, fuerzas coercitivas, prisiones, etc. No lo hace la globalidad,
lo hace el Estado, que es el que tiene la exclusividad del uso de
la violencia, principalmente para la defensa de sus intereses de
clase. Pues el Estado es reflejo de la sociedad de clases, no existe

41 No habré oído veces decir estas majaderías en clase a Pablo Iglesias cuando
estudiaba Ciencias Políticas…

73
conciliación de clases posible, es el dominio absoluto de una clase
sobre otra. En el capitalismo, el dominio de la clase capitalista a
la clase obrera.
Estos posmodernos niegan la existencia hasta de las propias
clases, o le restan su importancia. Solo atienden a luchas parciales
derivados de su concepción cosmopolita del mundo como pue-
den ser las siguientes:
- Feminismo.
- Veganismo.
- Interseccionalidad de las luchas.
- Racialidad.
- Listados de opresiones.
- Ecologismo.
- Precarización.
- Antiespecismo.
- Teoría QUEER.

Podría tirarme decenas de hojas nombrando sus absurdos. Al-


gunas de estas luchas, si no estuvieran dirigidas por ellos, podrían
ser parte de la lucha por nuestra emancipación, pero supeditadas
y formando parte de la lucha de clases, de la lucha por derrocar
el capitalismo. Me refiero a la lucha por los derechos de la mujer,
la sostenibilidad del planeta armonizándola con la producción, y
la lucha contra el racismo. El resto de “luchas” que he nombrado
no son más que subproductos del sistema.
Respecto a la cuestión del Estado, es más de lo mismo. Su
visión romántica e idealista de la lucha y de cómo debe desarro-
llarse solo debilita a los que de verdad queremos organizarnos
para cambiar las cosas.
Si en verdad el Estado se estuviera debilitando, hasta el punto
de prácticamente desaparecer porque ya no es necesario, ¿por qué

74
cada vez que hay una crisis de cualquier tipo se demuestra todo
lo contrario?
En España, en el momento de escribir estas líneas, nos en-
contramos confinados por Estado en nuestras casas, a causa de
una pandemia mundial, la del COVID-19. Se ha realizado la
mayor intervención estatal de la historia de nuestro país, tanto
económica como política; se han cerrado fronteras, realizándose
además en un gran número de países por todo el mundo. ¿Dón-
de queda aquí aquello de “De lo local a lo global” o “De lo local
al mundo”? Os lo puedo decir claro, en el cubo de la basura,
junto a la validez de todas las teorías políticas desarrolladas por
esta gente.
Quiero poner otro ejemplo clave de que no solo no vivimos
la desaparición del Estado, sino que, al contrario, en los países
imperialistas y desarrollados estamos viendo un reforzamiento
claro. Es cierto que en países como Irak o Siria, por ejemplo, se
ha visto un debilitamiento del Estado por las guerras, pero ¿acaso
con grandes guerras no se han debilitado algunos Estados y se
han fortalecido otros a lo largo de la historia contemporánea? Por
supuesto, claro que ha pasado y seguirá pasando mientras exista
el sistema capitalista.
El caso más actual y de más importancia, y no ha hecho fal-
ta una guerra militar como tal aún, es la guerra comercial entre
Estados Unidos y China, en la que se ha visto envuelta también
Europa. De repente hemos visto cómo se han impuesto arance-
les y sanciones, y se han tomado todo tipo de medidas. En vez
de una desaparición del Estado parece que estamos viendo una
vuelta al proteccionismo. No nos encontramos ni con una vuelta
al proteccionismo ni con una primacía del librecambismo. Nos
encontramos ante una época histórica que ha superado ambos
periodos; nos encontramos en la época histórica de la domina-
ción monopolística.

75
Los monopolios tomarán las medidas que sean necesarias para
sus intereses, sean librecambistas, proteccionistas o de exterminio
de poblaciones. Les da exactamente igual, y mientras se manten-
ga esto, el Estado no dejará de tener las funciones que tiene, ni
perderá su utilidad para los que lo dominan, pues están al servicio
de los monopolios y de sus necesidades.
El monopolio no puede prescindir del Estado. Pensar en que
el Estado capitalista va a desaparecer solo y que el capital es
un ente abstracto maligno con sede en Estados Unidos es un
absurdo.
Sin embargo, y para cerrar esto, quiero dejar claro que el in-
tento de estos posmodernos de eliminar mágicamente las culturas
nacionales de los Estados, en pro de una supuesta cultura mun-
dial de la globalización, solo sirve para que se aliene aún más a los
trabajadores de cada país y se les adoctrine en la cultura anglo-
norteamericana. Lo que ellos entienden por cultura global nada
tiene que ver con una cultura mundial obrera o progresista, con el
desarrollo futuro y de progreso de la humanidad; es la imposición
de la cultura imperialista dominante, impuesta por la alienación
o por la fuerza, para estrechar y extender aún más su dominio.

¿Qué es un Estado? ¿Cómo surge? ¿Cómo se desarrolla hasta la


actualidad?
El Estado es fruto de las contradicciones irreconciliables que exis-
ten entre las clases sociales. Inicia su andadura con la aparición
de las clases sociales, en un momento histórico en que las contra-
dicciones existentes entre las clases eran imposibles de conciliar.
El Estado, pues, debe su existencia a unas condiciones materiales
concretas.
En un Estado siempre hay dos clases sociales principales: una
es poseedora de los medios de producción y la otra no; una es
dominada por otra, y para este fin se sirve del Estado, que es su

76
instrumento para llevar esto a cabo. El Estado es un instrumento
de dominación de clase, de una clase sobre otra; el Estado no es
un ente que concilia las contradicciones de clase, como afirman
los fascistas.
El Estado tiene el privilegio del uso exclusivo de la violencia
para defender sus intereses. La clase dominante jamás cederá la
estructura del Estado por medios pacíficos, siempre defenderá
con uñas y dientes sus intereses. La única posibilidad de desplazar
a esta clase en el poder es mediante una revolución violenta, con
la cual se tomará la superestructura42 de la sociedad.
El Estado, para poder ejercer la violencia y su dominación, ne-
cesita destacamentos especiales antirrepresivos. Necesita policías,
ejército, cárceles, etc.
Aunque el Estado se origina en la antigüedad, ha evoluciona-
do con el tiempo. Así, para nosotros, el Estado-nación o Estado
moderno se origina en los inicios del desarrollo del capitalismo.
Los métodos de explotación, al igual que el Estado, han evolucio-
nado con el tiempo; no se explota igual ahora que con el escla-
vismo o el feudalismo. El modo de explotar ha cambiado, pero la
explotación permanece.
El Estado-nación moderno surge con el capitalismo. Es la bur-
guesía la que necesitaba un nuevo tipo de Estado que superara al
feudal y que defendiera sus intereses.
La constitución final del Estado-nación capitalista fue el fru-
to de la lucha entre dos modos de producción: el feudal y el
capitalista; y dos clases: la burguesía y la nobleza feudal. Del

42 La superestructura se forma a partir de la base económica de un modo


de producción. Forman parte de ella tanto las ideas, teorías y concepciones
correspondientes a ese modo de producción (filosofía, moral…) como las
instituciones consecuentes con esas ideas (Estado, fuerzas represivas, ejército,
cárceles…). La superestructura cambia cuando se producen cambios en la base
económica, cuando cambia el modo de producción. Véase en Introducción al
comunismo para ampliar información. (Mesana, 2016)

77
resultado de esta lucha salió vencedora la burguesía y la im-
plantación del capitalismo como nuevo modo de producción
dominante.
Detallaré todo esto en el penúltimo capítulo del presente
libro, en el que describiré todo el proceso desarrollado para la
implantación del capitalismo, pero adelanto que todas las con-
tradicciones y cambios en las condiciones materiales que se pro-
dujeron previamente hicieron que la burguesía liderara una serie
de revoluciones burguesas contra el poder absolutista feudal (ya
se habían producido cambios desde el feudalismo pleno) en las
cuales embaucó a las clases populares, que fueron carne de cañón
en sus revoluciones. Tras su llegada al poder, la burguesía, pasó a
la reacción, ya se había agotado todo su potencial revolucionario.
Una vez en el poder facilitarían la formación de un mercado
nacional. La necesidad de defender estos intereses y el merca-
do nacional llevará a la burguesía a desarrollar el Estado-nación
como lo conocemos hoy en día.
El sentimiento nacional es de origen burgués y será incenti-
vado por ellos para imponer en el Estado los intereses de la na-
ción dominante, haciendo lo imposible por homogeneizar a la
población. Este proceso no se realizaría solo de forma pacífica
por el desarrollo económico capitalista del propio país, sino por
métodos violentos y coercitivos. Prohibición del idioma, por la
educación, restringiendo el acceso a la administración mediante
chantajes, etc.
Es el proceso de centralización forzosa que desatará la resisten-
cia de las naciones y pueblos que no pudieron desarrollarse antes
y que fueron dominadas por la nación principal. Esta resistencia
será dirigida y alentada por las burguesías de esas naciones o re-
giones para defender sus propios intereses económicos. Surgirá
el problema nacional, pero este es un asunto que trataré en el
próximo capítulo.

78
A la hora de analizar el Estado, debe hacerse, como todo, de
forma dialéctica; ni ha existido siempre, ni va a existir para siem-
pre. Su mantenimiento en el tiempo está intrínsecamente ligado
a la existencia de las clases sociales. Ni existía en las comunidades
primitivas, ni existirá en el comunismo.
Nosotros no creemos en la abolición del Estado como los anar-
quistas: eso sería caer en el idealismo más absurdo. Los comunistas
apostamos por la destrucción del Estado capitalista, por la cons-
trucción de un nuevo tipo de Estado, el Estado socialista, el cual,
en su desarrollo global, es decir, en el desarrollo de la revolución a
nivel internacional, llegará el momento en que ciertos aspectos del
mismo sean superfluos, eliminándose uno tras otro, extinguien-
do el Estado paulatinamente, gradualmente, según avancen las
condiciones materiales hasta llegar a la sociedad sin clases, por lo
tanto, sin Estado, al comunismo como modo de producción. No
quiero profundizar en esta cuestión porque no es el tema de este li-
bro y no quiero enfrascarme en cuestiones que debo tratar aparte.
Por último, y para cerrar este tema, quiero hablar muy bre-
vemente de los métodos de dominación de la burguesía en el
capitalismo y del proceso de fascistización.

Dominación democrática
La dominación democrática es la mejor envoltura posible en el
capitalismo. Hace que los cambios de personas, partidos y Go-
biernos no afecten a sus intereses económicos, todos son parte
del juego, todos son defensores del orden establecido, sean más
de izquierdas o de derechas. Los intereses de la burguesía siempre
estarán defendidos por ellos.
Las elecciones, celebradas cada X años, son usadas para realizar
el lavado de cara, para hacer pensar a la población que son ellos
los que deciden, cuando en realidad no es así. Por más democrá-
tica que sea la envoltura, sigue siendo una dictadura del capital.

79
Estas elecciones, supuestamente “libres”, solo son usadas para
legitimar la dominación existente; solo pueden acceder al poder
los partidos del sistema, aquellos que cuentan con los medios
puestos a disposición por los grandes capitalistas. Si un partido de
fuera del sistema pudiera acceder al poder, sería comprado por las
oligarquías y, en caso de fallar en esta tarea también, recurrirían
a métodos violentos, imponiendo una dominación autoritaria si
fuera necesaria.
La herramienta principal para mantener la dominación de-
mocrática es la alienación que se ejerce sobre la clase obrera, la
cual no es consciente de la explotación y dominación que sufre.
Esto no quiere decir que incluso en el régimen capitalista más de-
mocrático no se use la represión; claro que se usa, especialmente
contra los revolucionarios, pero no es la herramienta principal.

Fascistización
La dominación autoritaria no se implanta mágicamente de la no-
che a la mañana, hay que analizarlo de forma dialéctica, como
fruto de todo un proceso, una serie de etapas previas, una serie de
actos y medidas reaccionarias que facilitan las condiciones mate-
riales para la implantación del fascismo. A estas etapas, nosotros,
lo llamamos fascistización.
Es deber de todo revolucionario confrontar contra ellas con
todas las fuerzas disponibles, el que no lo haga es cómplice de
todos los crímenes que cometerá el fascismo y nada tiene de pro-
gresista o revolucionario.

Dominación autoritaria
La imposición de la dominación autoritaria no puede ser enten-
dida como un simple cambio de Gobierno, sino un cambio en el
tipo de dominación de la burguesía.

80
En la dominación autoritaria se sigue utilizando la alienación,
pero el instrumento principal de que se sirven ya no es esta, sino
el terror.
Los capitalistas necesitan la dominación autoritaria cuando
ya no es sostenible su dominio mediante la dominación demo-
crática, cuando la situación les está superando y hay un riesgo
evidente de perder el poder, al cual deciden aferrarse caiga quien
caiga.
Normalmente, intentan adelantarse a las explosiones revo-
lucionarias que suelen implantarse en situaciones de crisis del
capitalismo. En estas situaciones de agudización de las contra-
dicciones de clase, es cuando surge el fascismo.
Para nosotros el fascismo no es un régimen concreto que se
dio en Alemania o Italia, para nosotros es un método de domi-
nación de los capitalistas, “es la dictadura terrorista abierta
de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más
imperialistas del capital financiero” (Dimitrov, 1977). No
concebimos al fascismo como una especie de tercera vía, ni
como algo interclasista, lo definimos como algo al servicio del
capital financiero que dirige el sistema capitalista. En cuanto
tienen una correlación de fuerzas positiva, se lanzan al ajuste
terrorista de cuentas con la clase obrera y especialmente con su
vanguardia.
El fascismo de disfraza para engañar a los trabajadores, se hace
pasar por obrero e incluso revolucionario; se declara defensor de
la nación, de la patria y del orgullo nacional; realiza consignas
“anticapitalistas”, ataca y culpa a los inmigrantes de la situación;
pero en realidad ellos son los más fervientes defensores del capita-
lismo. Es nuestro deber desenmascararles y combatirles en todos
los frentes posibles.

81
Transformación de la sociedad

Cuando hablamos de la necesidad de transformación de la so-


ciedad, hablamos de la necesidad de cambios radicales, de una
transformación revolucionaria, de llevar a cabo una revolución.
El término “revolución” ha sido ampliamente criminalizado,
prostituido, romantizado, y se ha intentado por activa y por pa-
siva cambiar su significado. Hoy en día cualquier cosa puede ser
revolucionaria. A través de los medios de comunicación del sis-
tema, podemos ver cómo se puede realizar la revolución de los
chiquiprecios, la revolución feminista (Organización de Mujeres
de la Confederación Intersindical, 2016), o cómo Primark vende
camisetas del Che Guevara43.
Ninguno de estos tres casos, como tantos otros, tiene nada de
revolucionario. Intentan hacer que lo revolucionario se convierta
en algo desclasado, en una moda, una estética, y ponerla al ser-
vicio de sus propios intereses. La revolución es algo muy distinto
a todo esto.

“En la producción social de su vida, los hombres contraen


determinadas relaciones necesarias e independientes de su vo-
luntad [...]. El conjunto de estas relaciones de producción for-
ma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre
la que se erige una superestructura política y jurídica, y a la
que corresponden determinadas formas de conciencia social. El
modo de producción de la vida material condiciona el proceso
de la vida social, política y espiritual en general. [...] Al llegar
a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas
materiales de la sociedad chocan con las relaciones de pro-
ducción existentes [...]. De formas de desarrollo de las fuerzas

43 Véase por ejemplo el catálogo de Primark online primavera-verano 2014.


(Primark Catálogo, 2014)

82
productivas, estas relaciones se convierten en trabas de ellas. Y
se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base
económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la
inmensa superestructura erigida sobre ella”. (Marx, 1859).

Esto es una revolución social, un proceso por el que se pro-


duce un cambio de un modo de producción a otro. Este cambio,
por supuesto, no es algo mecánico: la revolución no se espera, se
hace. La clase oprimida que sufre la situación actual asalta el po-
der de forma violenta, destruyendo lo establecido y construyendo
un nuevo tipo de Estado, un nuevo poder, acorde con el nuevo
modo de producción, desplazando a la clase reaccionaria que an-
teriormente ostentaba el poder.
En la época actual, en el imperialismo, la revolución social
solo existe en forma de revolución socialista, la cual lleva al poder
a la clase obrera, acabando con el capitalismo y con el Estado que
le defiende. Creando un nuevo tipo de Estado, el Estado socialis-
ta, el cual defenderá el nuevo modo de producción, el socialismo.
La revolución socialista es el paso del modo de producción
capitalista al modo de producción socialista, la revolución es or-
ganizada y dirigida por el destacamento de vanguardia de la clase
obrera, pero es realizada por el conjunto de la clase. La revolución
es de carácter violento, pues los capitalistas no van a abandonar
sus privilegios sin luchar.
Existen “excepciones” a lo dicho sobre que la única revolución
posible (afirmo esto así para que se entienda bien lo que quiero
explicar) es la del paso del capitalismo al socialismo, pero que de
ninguna manera hacen que lo dicho sea falso o no sea la tenden-
cia general. En algunos países, debido a un atraso en el desarrollo
o a problemas concretos, la situación hace que sea necesario reali-
zar una revolución antiimperialista o democrática antes. Análisis
concreto de la situación concreta. Es solo una etapa de la revolu-

83
ción anterior a la descrita antes. En un país que sufre una situa-
ción de dominio imperialista, las etapas de la revolución serían la
antiimperialista, la democrática y la socialista.
Cada etapa tiene sus aliados y sus objetivos, que cambian
cuando se pasa de una etapa a otra. Si el proceso revolucionario
está dirigido por la clase obrera, única clase que por sus condicio-
nes materiales es consecuentemente revolucionaria hasta el final,
seguirá avanzando hasta llegar a la revolución socialista, y después
a la sociedad sin clases. Si la burguesía toma el control en alguna
de las etapas anteriores, frena el avance revolucionario.
Nosotros entendemos la cuestión de las etapas de la revolu-
ción, y a ella propiamente dicha, de forma dialéctica. Cuando
hablamos de la necesidad de realizar una revolución democrá-
tica, lo hacemos en el sentido de que la revolución debe seguir
avanzando, es decir, creando las condiciones objetivas y subjetivas
para poder pasar a la siguiente etapa, encaminada a conseguir el
socialismo. No hablamos de quedarnos fijos en la etapa actual,
como si fueran cosas distintas y no etapas de la misma revolución.

84
La cuestión nacional

Antes de desarrollar la cuestión en España, quiero realizar una


aproximación teórica general sobre varios aspectos del tema.

Planteamiento de la cuestión. El problema


nacional

El problema nacional, como se entiende hoy en día, es una cues-


tión que surge en los inicios del capitalismo, con el propio desa-
rrollo de la dominación de la burguesía como nueva clase hege-
mónica.
Cuando la burguesía llegó al poder, facilitó la formación de
un mercado nacional. Tuvo la necesidad de defender sus intereses
económicos en este mercado, por lo que constituyó para ello el
Estado moderno, el Estado-nación.
Como ya he dicho anteriormente, el sentimiento nacional, de
pertenencia a la nación, será incentivado por ellos mismos; para
imponer sus intereses como nación dominante sobre otras nacio-
nes o pueblos más atrasados en su desarrollo, que se enmarcaban
dentro del actual territorio del nuevo Estado-nación.
Este proceso de imposición de sus intereses y de homogenei-
zación de la población, no será solo pacífico, sino que será por la

85
fuerza. Se prohibirán el uso del idioma, la enseñanza de su cul-
tura, y se perseguirá todo aquello que vaya contra el centralismo
impuesto por la nación dominante.
Este proceso desatará en las naciones y pueblos oprimidos una
resistencia, dirigida y promovida por las burguesías de esas re-
giones oprimidas, para defender sus privilegios e intereses eco-
nómicos. No buscan el bien de las masas, sino el suyo propio.
Así surgirá el problema nacional. El cual se puede y debe, en la
medida de lo posible, solucionarse dentro del marco del propio
capitalismo.
Desde la izquierda reformista, revisionista y desde los últimos
tiempos, también posmoderna, han realizado varias teorías sobre
cómo “solucionar” esta cuestión.
1. La autonomía cultural: Esta apuesta consiste en disminuir
la importancia del problema, dando a la nación oprimi-
da derechos culturales; como puede ser poder hablar su
propia lengua, derecho a la enseñanza de su cultura; pero
sin dejarles en ningún caso tener el poder político sobre sí
mismos. Esta autonomía sirve más para justificar anexio-
nes que para evitarlas.
2. Otra apuesta muy común, dentro de esta izquierda de la
que he hablado, es apoyar acríticamente todo lo que se
desarrolle en un movimiento nacional. Les da igual si su
carácter es reaccionario o no, ellos realizan un seguidis-
mo acrítico, haciendo flaco favor a quien supuestamente
dicen defender: la clase obrera. Esta gente no entiende la
cuestión nacional desde una óptica de clase, se dejan lle-
var por los nacionalistas, convirtiéndose en unos más de
ellos.
La burguesía de estas naciones oprimidas siempre intenta
que los obreros apoyen incondicionalmente sus reivindi-
caciones, pero estas no deben ser apoyadas si significan un

86
retroceso para el avance general de la lucha de clases, es
decir, si no suponen un avance para la propia case obre-
ra.
3. Existe una tercera posición errónea dentro de esta izquier-
da. Es la de aquellos que niegan el problema nacional, que
son incapaces de entender que el problema del Estado y
de la nación debe analizarse de forma dialéctica, sin for-
mas fijas o estancas. El marxismo es algo vivo, creativo y
dialéctico; no existen las formas fijas, todo está en conti-
nuo movimiento y cambio. Análisis concreto de la situa-
ción concreta. Una solución válida con unas condiciones
materiales concretas puede ser errónea en otras condicio-
nes materiales distintas. No hay que extrapolar las cosas
de forma mecánica.
Negar el problema nacional y defender un centralismo
forzoso, no teniendo en cuenta las condiciones materiales
del país, es no entender nada, no ya de marxismo, sino de
los conceptos más fundamentales de la coherencia.

Nosotros apostamos firmemente por el derecho a la autode-


terminación como método para solucionar el problema nacional.
Ahora bien, quiero explicar de forma clara qué entendemos por
derecho a la autodeterminación; ya que se ha intentado tergiver-
sar por parte de mucha gente lo que realmente significa.
El derecho a la autodeterminación consiste en apostar por que
los pueblos puedan decidir libremente su propio destino, hasta
sus últimas consecuencias, es decir, hasta la separación política.
Pero apostar por el derecho a la autodeterminación no signifi-
ca apoyar una separación porque sí, significa que pueden elegir,
es decir, pueden elegir ser independientes o pueden elegir una
unión voluntaria de pueblos, que en la fase actual es la norma
general. La diferencia con los defensores del centralismo forzado,

87
es que en nuestra apuesta nos encontramos ante una unidad real,
voluntaria.
De todas formas, defender el derecho a la autodeterminación
no significa apoyar todos los movimientos independentistas, que
es lo que la gente se cree a veces. En absoluto, nada más alejado
de la realidad; solo se apoyarán aquellos movimientos nacionales
que desean separarse de un Estado, si este acto supone un avance
para la clase obrera y va en contra del imperialismo. En ningún
caso se apoyará un proceso que solo sirva para fortalecer las posi-
ciones e intereses de las oligarquías.
Es el caso de los movimientos independentistas en España,
cuya naturaleza, a pesar de las caretas que se ponen, es profunda-
mente reaccionaria. Tan reaccionaria como el propio trato que le
da al problema el propio Gobierno español. Nosotros defende-
mos a los trabajadores, no a los gobiernos capitalistas de España,
País Vasco o Cataluña. A nosotros nos mueve la lucha de clases,
no los desvaríos nacionalistas de ningún signo.
No permitir el desarrollo del derecho a la autodeterminación
hasta sus últimas consecuencias, si así lo quieren los pueblos, es
complicar más la situación, desvirtuándola, agravándola aún más.
Los revolucionarios deben participar en esos movimientos nacio-
nales, en esos procesos de lucha por la autodeterminación, para
quitarles a los capitalistas la hegemonía del movimiento, hacien-
do que se dirija o redirija a las cuestiones de clase, y no a defender
los intereses de los capitalistas de la región.
No participar en ellos, cuando son movimientos de progreso y no
reaccionarios, es regalarles a los capitalistas una gran influencia en las
masas, que suelen seguir mayoritariamente estos procesos; este regalo
no nos lo podemos permitir, ya que luego nos será harto difícil recu-
perar ese terreno perdido. La hegemonía de la clase obrera en este tipo
de movimientos debe hacer que las masas se acerquen y se impliquen
resueltamente en la lucha de clases, en la lucha por el socialismo.

88
La cuestión nacional hay que entenderla de forma dialéctica.
Existen protonaciones (posibles futuras naciones, pero que aún
no lo son), naciones y naciones que dejan de existir. Las naciones
surgen, se desarrollan y en muchos casos entran en decadencia,
se descomponen y desaparecen. Todo está en continuo desarro-
llo y cambio. La cuestión nacional no puede analizarse mediante
dogmas, frases hechas y mandamientos. Las naciones no son algo
eterno creado por Dios, no son inmortales.
Aquí debería hablar sobre nuestra posición contra el nacionalis-
mo y el chovinismo, sobre el patriotismo y su papel. Pero es algo
que ya se ha desarrollado ampliamente en el capítulo anterior.

Nación

Para nosotros, la nación no es algo racial, espiritual o divino. La


nación es una comunidad humana estable, formada a lo largo de
la historia; y que surge sobre la base de una comunidad de idio-
ma, territorio, vida económica común y psicología, manifestada
en una comunidad de cultura (Stalin, 1913).
Lo desarrollaré por partes:
1. Una nación es una comunidad de hombres que se va for-
mando con el transcurso del tiempo, históricamente. La
pertenencia a una comunidad no es algo racial: en cual-
quier nación moderna se puede apreciar a simple vista que
está compuesta por gente de origen étnico diferente.
2. La nación no es un conglomerado accidental, producto de
una conquista o de un cambio territorial. Es una comu-
nidad estable de hombres. Los Estados en la antigüedad,
como ya he dicho anteriormente, no eran naciones, se dis-
gregaban o unían según las conquistas o derrotas militares
de los reyes; un día un territorio podía formar parte de un
reino o Estado y al siguiente de otro.

89
3. El idioma es otro rasgo fundamental de la nación; en una
nación tiene que existir una lengua que sirva para comu-
nicarse, y como vehículo para las relaciones económicas y
el normal desarrollo del país. Se necesita, así mismo, una
lengua para poder transmitir la cultura de esa nación.
4. La nación es fruto de relaciones duraderas y regulares,
como resultado de una convivencia común entre los hom-
bres, a través del tiempo, del paso de generaciones. Un
territorio común es vital para que estas relaciones puedan
darse.
Inglaterra colonizó y fundó las 13 colonias americanas,
que terminarían siendo los Estados Unidos. La población
de las colonias y la de Inglaterra en un principio eran la
misma, procedían del mismo sitio y tenían la misma cul-
tura; sin embargo, con el paso del tiempo se convirtie-
ron en dos naciones diferentes. La separación territorial
hizo que se crearan intereses económicos diferentes, que
ayudaron a crear una nueva cultura y una nueva nación
(Stalin, 1913).
5. La ligazón económica es un rasgo principal para la cons-
titución de la nación. La vida económica común une en
un todo a las diferentes partes de una nación, a través de
la constitución de un mercado nacional, generando un
importante sentimiento de unidad.
6. Por último, y de gran importancia también, está la psico-
logía reflejada en la comunidad de cultura.
Es importante explicar bien esta cuestión, pues hay gente
que piensa que el sentimiento nacional es algo idealista,
etéreo, cuasidivino y espiritual. Cuando, en realidad, el
sentimiento nacional no es algo abstraído de la realidad de
una manera metafísica, ni algo espiritual; es un reflejo de
la realidad material, una condensación de las impresiones

90
que recibimos de la realidad material que nos rodea; por
tanto, sujeto a la dialéctica, que cambia cuando las con-
diciones materiales de las que emana lo hacen. El senti-
miento nacional no es algo individual, se expresa en las
particularidades de la cultura general de toda la nación.

La nación, como he dicho, debe ser entendida de forma dia-


léctica: hay naciones que surgen, otras que se desarrollan y otras
que desaparecen. Para ser considerada nación, se deben cumplir
estos seis rasgos antes descritos; con que uno de ellos se deje de
cumplir, la nación fruto de un proceso de descomposición ha-
brá dejado de ser tal. Normalmente, este fenómeno se produce
debido a la asimilación, pero de esto hablaré en un apartado
posterior.

Nacionalidad o pueblo

Es habitual oír a mucha gente hablar de nacionalidades o pueblos


muy a la ligera, sin dejar claro a qué se refieren concretamente
con estos términos. Son conceptos muy maltratados, se han em-
brollado tanto con ellos, que a la mayoría de la gente no le queda
muy claro a que nos estamos refiriendo.
Para mí, una nacionalidad o pueblo, es una comunidad huma-
na estable, históricamente formada, que no cumple alguno de los
rasgos anteriormente descritos. Normalmente, el motivo princi-
pal de que no hayan podido constituirse como nación es el atra-
so en su desarrollo, destacando el atraso económico por encima
de los demás rasgos. Esto hizo que otras naciones, que se desa-
rrollaron antes, les dominaran e intentaran que desaparecieran,
homogeneizando a toda la población del Estado con la cultura
de la nación dominante. Este proceso, cuando tiene éxito, acaba
con su existencia como pueblo o nacionalidad, pero, a veces,

91
estas nacionalidades resisten, manteniendo una cierta identidad
y cultura propia. Normalmente, su existencia suele estar ligada a
una lenta y progresiva descomposición.
Analizando la cuestión de forma dialéctica, nos daremos cuen-
ta de que hay nacionalidades que, por condiciones materiales
concretas, consiguen cumplir esos seis requisitos y convertirse en
nación. Pero lo normal es que, en esta fase histórica en la que
nos encontramos, sea lo contrario, que las nacionalidades acaben
desapareciendo bajo el peso del desarrollo de las relaciones de
intercambio económico del capitalismo y de la centralización que
produce ese mismo desarrollo en los grandes Estados.
Mucha gente se toma muy mal que no se considere nación
a su nacionalidad; pero si es una cuestión objetiva, material, el
sentimentalismo no puede hacer nada al respecto, solo les queda
adaptarse. La cuestión de clase ha de analizarse de forma materia-
lista y científica, no desde el sentimentalismo idealista. Pertenecer
a una nacionalidad no te hace inferior o superior; ni te otorga
más o menos derechos.

El movimiento nacional

En el proceso de construcción nacional, es prácticamente impo-


sible que en el territorio comprendido por el Estado-nación solo
haya una nación. Lo normal, y más en grandes Estados, es que
haya más de una y también varias nacionalidades. Una nación
imponía su dominación a las demás, comenzando el proceso de
homogeneización y centralización del que ya hemos hablado.
De la resistencia a este proceso, e impulsado por la burguesía
no dominante en el Estado, surgirá el movimiento nacional. La
“lucha” entre naciones, no es algo entre todos los miembros de
las mismas, sino que es una lucha entre ambos sectores de clases
dominantes, por ver quién tiene la primacía en cuanto a sus inte-

92
reses económicos. Por supuesto, intentarán arrastrar a las amplias
masas de trabajadores a esta estéril lucha, que poco tiene que ver
con sus intereses de clase. Lo que está en juego es la dimensión
del mercado nacional para la burguesía de la nación opresora y
tener mercado nacional propio en el caso de la burguesía no do-
minante.
Estos intereses económicos contrapuestos, esta lucha econó-
mica, llevará a la lucha política, al intento de homogeneización
por la fuerza de toda la población: prohibición del idioma pro-
pio, prohibición de costumbres y tradiciones, intervención en la
educación, limitaciones de movimiento, etc.
Cuando esto se produce y la opresión es más clara, es cuando
la burguesía no dominante despliega todos sus esfuerzos para su-
mar al conjunto de la población de esa región a la lucha contra la
opresión nacional que sufren.
Desplegarán toda la maquinaria en “defensa” de la patria,
situarán la patria de todos por encima de cualquier otra cosa,
los problemas de clase serán ocultados o apartados y los obre-
ros serán engañados. Muchos de ellos pasarán a defender estas
consignas, dejándose llevar por los dictados de los capitalistas.
El siguiente paso será incluso llevarles a la guerra por el bien de
la “patria”, cuando en realidad poco les importa a los capitalistas
la patria. Solo buscan su beneficio económico y poder oprimir y
explotar sin restricciones a aquellos que están muriendo por sus
engaños, por su culpa, defendiendo intereses equivocados para
su bienestar.
Los obreros son los primeros que deben luchar contra todo
tipo de opresión nacional, pues son ellos mismos los que más
sufren las medidas reaccionarias que impone la nación dominan-
te. La burguesía crea esta situación para conseguir sus intereses
económicos y para separar a los obreros de lo que es realmente
necesario, de los asuntos importantes para ellos; de la cuestión de

93
clase, de los problemas que les afectan por las condiciones mate-
riales en las que viven.
Las posiciones interclasistas, de armonización de las contra-
dicciones de clase y la unidad bajo el dominio de los capitalistas,
falsa unidad nacional, solo lleva a destruir el movimiento revolu-
cionario y a aumentar el sufrimiento de la clase obrera. Debemos
confrontar a todos aquellos revolucionarios de postín, que en rea-
lidad solo son los perros de los capitalistas que sirven fielmente a
sus amos.

Centralismo y federalismo

Hasta hace unos meses nunca pensé que este tema pudiera ser
más o menos candente dentro del movimiento comunista hoy
en día en España, pero desgraciadamente lo es, debido a la falsi-
ficación de los revisionistas. Volveré a hablar de él en el apartado
sobre la cuestión en España.
El asunto de cómo organizar el Estado, si de forma centralista
o federal, es un debate que se ha avivado de nuevo en España.
Hay gente que pretende dar lecciones de cómo organizar el Es-
tado, no analizando nuestra realidad material, sino usando fór-
mulas dogmáticas que según ellos se pueden aplicar en cualquier
situación. ¿Dónde queda la máxima del análisis concreto de la
situación concreta?
No existe una posición marxista fija, aplicable a cualquier si-
tuación sobre cómo organizar un Estado. De hecho, no existen
fórmulas fijas de nada. El marxismo es dialéctico, no es algo es-
tanco, algo fijo, letra muerta; es algo vivo, en continuo desarrollo
y que se basa para sus análisis en las condiciones materiales que le
rodea, tiene una visión científica del mundo, rechaza la metafísica
y el mecanicismo.

94
Obviamente, es preferible un Estado centralizado, por su efi-
cacia, operatividad, por el propio desarrollo del capitalismo; eso
es algo obvio. Sin embargo, aunque sea lo preferible, hay que te-
ner en cuenta las condiciones materiales. Una solución centralista
en un país puede ser acertada, y esa misma solución en otro país
con otras condiciones materiales, errónea.
Tanto que les gustan las citas mutiladas y sacadas de contexto,
les recuerdo que incluso el propio Marx hablaba de que había
excepciones a la hora de apostar por el centralismo como método
de organización del estado (Lenin V. , 1917, págs. 31-47). Así
pues, afirmaba que el federalismo era válido para aquellos países
que habían sufrido un atraso en su desarrollo o debido a proble-
mas relacionados con la cuestión nacional. Justo lo que nos pasa
en España.
La opción federal debería ser la excepción, pero a veces las
condiciones materiales no permiten ese centralismo. Para Es-
paña nosotros apostamos por la opción federal, debido a nues-
tras condiciones materiales, pero eso no nos convierte en fede-
ralistas como si fuera parte de nuestra ideología y no una im-
posición debido a las condiciones materiales. De todas formas,
en un desarrollo normal y lógico, los regímenes federales deben
encaminarse hacia el centralismo por las cuestiones antes co-
mentadas.
Para los que nos acusan de ser federalistas, como si fuera un
pilar de nuestra ideología, les quiero mostrar un fragmento de los
documentos de cuestión nacional del PML(RC):

“Muchos pseudo-marxistas se posicionan vehemente-


mente contra el centralismo como si fuera algo nocivo,
algo autoritario e impuesto. Nosotros obviamente esta-
mos en contra del centralismo forzoso, pero apostamos
por el centralismo democrático como mejor forma de organi-

95
zarse, el método más eficiente para el desarrollo de un Esta-
do”. (PML(RC), 2019).

Más claro, imposible.


Nosotros estamos en contra, en condiciones normales, de los
microestados. Los Estados pequeños y débiles no pueden afrontar
los problemas que le sobrevendrán si de verdad quieren transfor-
mar la sociedad y ser independientes. Un Estado grande, poten-
te, centralizado, siempre va a poder afrontar esos retos de forma
más eficaz, con más garantías que un Estado federal o pequeño.
Pero, como hemos dicho, no siempre se puede realizar esto de
primeras; dependerá de las condiciones materiales en que se viva.
Imponer el centralismo cuando la población no está concienciada
de la necesidad, o imponerlo a regiones que no están preparadas
para ello aún, solo puede llevar al desastre.

La asimilación

Por asimilación se entiende un proceso de pérdida gradual de


peculiaridades de una nación, nacionalidad o pueblo, que con el
paso del tiempo acabarán formando parte de otra nación.
Los marxistas nos oponemos de forma firme y categórica a la
asimilación forzosa, que se realiza de forma violenta y opresiva.
Nos oponemos a aquellos que pretenden prohibir el uso de idio-
mas, la enseñanza de los mismos y su uso en las administraciones
del Estado; nos oponemos a todas las medidas restrictivas, de re-
presión y de chantaje. Este tipo de actos solo lleva a que el proble-
ma de la lengua, el problema nacional, pase a ser de primer orden,
y que sea utilizado por la burguesía de esa región en beneficio de
sus propios intereses, algo profundamente contraproducente para

96
aquellos que, como nosotros, defienden posiciones de clase para
solucionar el problema.
Los procesos de asimilación, cuando son exitosos, dejan nuevas
condiciones materiales que hay que aceptar, es decir, hay que tra-
bajar sobre ellas. Si un proceso de asimilación ha tenido éxito, no
tiene sentido que 100 años después sigamos haciendo los análisis
y apuestas políticas en base a algo que ya no existe, que ha cambia-
do; tenemos que adaptarnos a las nuevas condiciones materiales y,
en base a ellas, trabajar para transformar nuestra realidad.
Estoy firmemente en contra de toda asimilación forzosa, pero
cuando se está produciendo, si esta ya es un hecho consumado,
está cimentada y la nación oprimida ha desaparecido; tenemos
que adaptarnos a la nueva realidad, no rechazar esta de forma
idealista porque la asimilación fue forzosa; si se ha realizado ya,
no tiene sentido intentar volver atrás, es imposible.
Además, hay que tener en cuenta que no todas las asimilacio-
nes son forzosas, y que no debemos oponernos a la asimilación
producida por el normal desarrollo económico de los hombres.
No todas las asimilaciones son violentas (Lenin V. , 1973, págs.
15-28); existe un proceso de asimilación natural del propio de-
sarrollo del capitalismo que tiende a destruir las fronteras nacio-
nales de todo tipo, homogeneiza a la población y lleva de forma
ineludible a que la nación dominante se acabe imponiendo de
forma definitiva, asimilando a las demás naciones y nacionalida-
des que conformaban de forma anterior el territorio del estado.
La mayoría de la izquierda posmoderna y reformista actual
pone el grito en el cielo contra todo tipo de asimilación, y se
abraza fuertemente al cadáver descompuesto y putrefacto de na-
ciones y nacionalidades que ya solo existen en su imaginación,
alejándose de esta forma de la gran mayoría de la población, que
tiene un sentimiento nacional totalmente definido y contrario a
las apuestas de estos “revolucionarios” de pacotilla.

97
Critican a los obreros que han sufrido la asimilación y atacan a
los obreros de la nación asimiladora, como si de fascistas se trata-
ra. Estos posicionamientos solo llevan a apostar por la separación
de los obreros, de una y otra nación, y a hacerle el juego sucio
a la burguesía regional, que trata de sobrevivir con privilegios y
beneficios.

La cultura nacional y la cultura obrera

No me quiero extender mucho en esta cuestión en el presente


libro; es un tema que debe tratarse de forma extensa, y que ya he
tratado en el manual que escribí de introducción al comunismo44.
De todas formas, quiero desarrollar aunque sea solo un par de
aspectos sobre la cuestión que me parecen relevantes y que se
deben aclarar.
Es muy común desde la “izquierda” actual criticar todo aque-
llo que pueda tener algo que ver con la tradición o costumbres
de un país. Yo estoy en profundo desacuerdo: atacar todo lo que
suene a tradición o cultura de un país en pro del cosmopolitis-
mo capitalista es un grave error que les aleja de los trabajadores,
abonando el terreno para que los fascistas puedan desplegar su
demagogia y atraerse a sectores de la población que deberían, por
su posición de clase, enfrentarse a ellos.
Dentro de la cultura nacional conviven dos culturas: la domi-
nante y reaccionaria, que es la burguesa; y la obrera, que es popu-
lar y progresista. Nosotros debemos luchar por que se desarrolle
la cultura progresista y por desechar lo reaccionario y caduco.
Esto no quiere decir que haya que olvidar la historia, tradi-
ciones y costumbres de nuestra cultura; al contrario. Hay que

44 Mesana, J. (2016). Manual de Introducción al Marxismo-Leninismo. Espa-


ña: Universidad Obrera.

98
desarrollarlos, coger lo que es de progreso para la sociedad, y des-
echar lo que es reaccionario y va en detrimento de nuestro propio
desarrollo y existencia como país.
En el capítulo anterior ya expliqué por qué estamos en contra
de la cultura nacional de la burguesía, y cómo la cultura obrera es
internacional. No ahondaré más en ello aquí. Quien quiera verlo
desarrollado que repase el capítulo anterior.

España

Introducción y análisis de España


El vínculo económico, base material para la constitución de Es-
paña como nación, comenzó a finales del siglo XV bajo el man-
dato de los Reyes Católicos. No existía España como tal, como
afirman algunos, pero se empezaron a dar de forma clara condi-
cionantes que facilitarían su existencia.
La construcción de las monarquías absolutas en Europa cons-
tituye un proceso intermedio entre el fraccionalismo en reinos
típico del feudalismo y la constitución del Estado-nación mo-
derno.
En la formación de España, Castilla era el reino más poderoso
debido a su potencial militar y a sus posesiones coloniales. Fue
capaz de imponerse poco a poco a los otros reinos peninsulares,
conquistando la hegemonía.
Con el tiempo, la burguesía industrial vasca y catalana se
aliaría con la clase comercial y terrateniente castellana. Casti-
lla garantizaría su desarrollo y beneficios económicos a través
del monopolio proteccionista colonial y su control del mercado
nacional que se fue formando; a su vez, Castilla se aseguraría
el desarrollo de su industria lanera, y el dominio del comercio
mediterráneo.

99
Esta alianza no fue permanente, fue rota, por ejemplo, en la
guerra de sucesión española. En ella, las élites catalanas apoyaron
al candidato de los Austrias, por miedo a perder los privilegios
que tenían con la llegada de los Borbones.
Con la victoria borbónica se aceleró la centralización, produ-
ciéndose, además, un intenso proceso de modernización que con-
tribuyó al desarrollo general. Fue algo que representó un progreso
de la situación de atraso en que se vivía.
Los decretos de nueva planta45 fomentaron también la homo-
geneización de la población.
La centralización borbónica aceleró el proceso, pero es ab-
surdo pensar que es lo único que hizo posible la conformación
de España y que además fue por la fuerza. El papel de la asi-
milación pacífica, fruto del desarrollo económico común, hizo
más por la conformación de España o su unidad que ninguna
medida de carácter violento o coercitivo. Este desarrollo econó-
mico hizo posible el proceso de homogeneización con respecto
a la lengua y a la cultura, consolidando una comunidad humana
estable con siglos de desarrollo histórico, y que, por supuesto,
continúa hasta hoy.
Obviamente, existieron resistencias al proceso de centrali-
zación. ¿Acaso no hay resistencias siempre a todos los procesos
de cambio de este tipo? ¿Existe algún proceso de conformación
nacional de un gran Estado que no tenga resistencias al mismo?
La respuesta a ambas preguntas está más que clara: no. Todo
Estado no es más que un instrumento de dominación de una
clase sobre otra; la propia esencia del Estado está basada en la
violencia.

45 Los Decretos de Nueva Planta fueron un conjunto de decretos promulga-


dos por el rey Felipe V de Borbón entre los años 1707 y 1716, tras la Guerra de
Sucesión Española, mediante los cuales se realizó un proceso de centralización
en el Estado.

100
La semana trágica de Barcelona46 o las guerras carlistas47 son
ejemplos muy citados para argumentar la resistencia a la centra-
lización, a la conformación de España; pero ¿acaso ambos casos
no fueron aplastados, resultando victoriosa la centralización? ¿Los
motivos que produjeron ambas resistencias no tenían mucho que
ver con problemas sociales más que con nacionales? A pesar del
aplastamiento militar, la verdad es que el propio desarrollo del ca-
pitalismo en España fue la razón que posibilitó todo este proceso
de constitución de España como nación.
La izquierda posmoderna y reformista reniega de España,
hasta de su propia conformación. Sin embargo, la izquierda
obrera, combativa y revolucionaria, históricamente sí que asu-
mió la idea de España como suya, lo cual demuestra que no es
fruto de la imposición violenta, sino que es algo de profundo
arraigo entre las masas populares. Quiero poner cuatro ejem-
plos al respecto:
1. En 1808, durante la invasión napoleónica, el pueblo es-
pañol se levantó contra el invasor extranjero, muriendo
por miles, organizándose contra los franceses hasta expul-
sarlos del país. Se levantaron bajo la idea de pertenencia
a España; aquí ya podemos hablar de que es una realidad
innegable. El 2 de mayo es una fecha histórica de nuestra
patria y está cargada de esencia revolucionaria.

46 La Semana Trágica de Barcelona da nombre a los sucesos violentos ocu-


rridos en diferentes ciudades de Cataluña, especialmente en Barcelona, entre
el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909, donde el pueblo se levantó contra la
embarcación de tropas de reserva para la guerra de Marruecos. Los soldados
eran obreros, los sindicatos convocaron una huelga general que acabó desenca-
denando levantamientos masivos y una dura represión.
47 Las guerras carlistas fueron una serie de guerras civiles españolas a lo
largo del siglo XIX entre los carlistas, partidarios del absolutismo y de lo
tradicional, y los liberales, partidarios de una monarquía constitucional y
parlamentaria y de realizar ciertos cambios que podríamos decir que eran
parte del progreso.

101
2. En 1820 se produjo el conocido como pronunciamiento
de Riego, en el cual Rafael de Riego y otros patriotas es-
pañoles, progresistas y revolucionarios, se levantaron para
salvar a la patria del absolutismo borbónico, dando co-
mienzo al llamado Trienio Liberal. Cuando se hablaba de
salvar a la patria, se referían a salvarla del atraso y del oscu-
rantismo absolutista. El sentimiento nacional español y la
propia existencia de España nuevamente son innegables.
3. El 18 de Julio de 1936, se produce el golpe de Estado del
mal llamado “movimiento nacional” contra la II Repúbli-
ca Española, que, al fracasar, dio origen a la guerra civil
española. José Díaz, secretario general del PCE, la llama-
ría “la guerra nacional revolucionaria contra el fascismo”.
La guerra duraría tres años, en los que los patriotas y re-
volucionarios españoles lucharían contra los fascistas y sus
mercenarios extranjeros; por la libertad de España y por el
futuro del país.
4. Tras la implantación de la dictadura franquista en 1939,
se inició la resistencia antifranquista, cuyos miembros die-
ron su vida y su libertad por liberar su patria del fascismo.
Luchaban por una España diferente, por una España de
los trabajadores, por una España de transformación y de
futuro.

Existen muchos más casos que demuestran lo que digo, pero


creo que estos cuatro son los más destacados en mi opinión.
Es innegable que España es una nación: cumple todos los
rasgos que he comentado al principio y su propio desarrollo es
innegable a la luz de la realidad, de las condiciones materiales
existentes.
La “izquierda” acomplejada que niega nuestra realidad
material, que se pliega al secesionismo burgués o al cosmo-

102
politismo de la globalización, flaco favor hace a aquellos que
pretendemos organizar a los trabajadores para luchar por su
emancipación.

España como nación


No quería hacer un apartado explicando por qué España es una
nación, pero creo que tengo que realizar un par de apuntes rápi-
dos, para no llevar a malinterpretaciones a nadie.
Sigue habiendo gente, aunque de manera marginal, que nie-
gan la existencia nacional de España, y acusan a todos (la inmensa
mayoría de la población) los que defienden esta existencia de ser
prácticamente unos fascistas y unos reaccionarios. Sus principales
argumentos son los sentimientos idealistas románticos y “legi-
timaciones” medievalistas. Ambas cuestiones han sido más que
desmontadas en el apartado anterior.
España es una nación fruto del desarrollo del capitalismo.
Como otros Estados capitalistas en su formación, es fruto de la
asimilación de naciones y nacionalidades menos desarrolladas,
menos fuertes, en decadencia. España es una nación compuesta
a su vez de otras naciones y nacionalidades, como le suele pasar
a todos los grandes estados capitalistas (Lenin V. , 1973, págs.
15-28).
En España, por mucho que cacareen sus detractores, el pro-
ceso de asimilación, forzoso o no, ha sido culminado con éxito.
Me hacen gracia los independentistas del PDCAT48, que hablan
de España como Estado fallido, cuando es una realidad palpable
que no lo es; y ellos hablan del Estado catalán, que no ha existido
nunca en la historia y es algo imaginario.

48 El Partido Demócrata Europeo Catalán (PDCAT) es un partido nacio-


nalista de derechas catalán heredero de CIU, que ha pasado por cambios de
nombre para enmascarar su corrupción y poder disputar de esta forma la he-
gemonía en el movimiento independentista con ERC.

103
El proceso de asimilación es innegable: naciones y naciona-
lidades están en una descomposición acelerada, van quedando
vestigios, ruinas condenadas a desaparecer. Nosotros debemos
apostar por el futuro y no por defender ruinas de cosas que ya
están moribundas o muertas.
En España existen naciones, como por ejemplo la vasca o la
catalana, que, debido a sus condiciones materiales, han manteni-
do su identidad, idioma, cultura y coherencia. De todas formas,
el proceso de descomposición es evidente, y sería mayor si el
propio Gobierno capitalista español no avivara la llama cons-
tantemente con sus medidas reaccionarias que solo facilitan los
posicionamientos de las burguesías de los territorios de ambas
naciones.
A nivel regional, existen nacionalidades que mantienen al-
gunos rasgos distintivos, de identidad y cultura. En este caso el
proceso de asimilación es aún mayor, disolviéndose en la cultura
española de la que ya forman parte; las diferencias son cada vez
menores y más difíciles de apreciar.

Solución al problema nacional


Muchas organizaciones de “izquierdas” relegan el problema na-
cional a una cuestión secundaria, sin embargo, caen en un grave
error, pues es un asunto candente en la realidad que nos rodea.
Debe ser solucionado, pues es la clase obrera la que sufre, en pri-
mer lugar, las consecuencias de la opresión nacional.
Actualmente, en España los procesos de separación que se es-
tán intentando llevar a cabo en Cataluña y el País Vasco no
representan un avance para la situación de la clase obrera ni
contra el imperialismo. Al contrario, serviría a un reforzamien-
to de este.
Ambos movimientos están liderados por la burguesía de cada re-
gión, que solo quiere desmembrar el país para debilitar supues-

104
tamente a España, pero lo que van a hacer en realidad es refor-
zar la estabilidad y el control de la Unión Europea, del bloque
imperialista europeo. No son movimientos progresistas, solo les
importan sus intereses económicos.
La separación política en este caso solo debilitaría las posiciones
de la clase obrera del país, que debe actuar de forma organizada
y unitaria contra el verdadero enemigo, el Estado capitalista de
España, que debe ser derrocado para instaurar una república po-
pular y federal encaminada hacia el socialismo.
Conseguir esto sería un éxito y un progreso para los trabajadores.
Una Cataluña independiente, un microestado, sin capacidad nin-
guna, gobernada por el PDCAT o ERC, al servicio de la Unión
Europea, no se podría considerar como algo bueno para los traba-
jadores, más bien al contrario, como un grave retroceso.
Nuestro objetivo es transformar la sociedad, luchar por la clase
obrera y su emancipación, no condenarla a la fragmentación y la
opresión.
Si las condiciones materiales en las que vivimos fueran dis-
tintas, y la separación fuera un avance para la clase obrera, la
apoyaríamos de forma firme y categórica, pero nosotros no nos
posicionamos y trabajamos por supuestos, sino por nuestra rea-
lidad material, y en España es la que he descrito. Por lo tanto,
hemos de posicionarnos contra estos procesos reaccionarios de
separación.
Nosotros apostamos por la unión voluntaria de pueblos, lo cual
es llevar a la práctica el derecho a la autodeterminación, una uni-
dad que se materializa en la república popular y federal española,
encaminada a transformar la sociedad, a instaurar el socialismo.
Apostamos por la unión voluntaria de pueblos y naciones de Es-
paña, porque estando unidos, se dan mejores condiciones para el
desarrollo de la lucha de clases, y por tanto para el propio desa-
rrollo y progreso del país.

105
Defiendo la organización federal de España debido a nuestras
condiciones materiales concretas, al problema nacional que he
descrito antes. Sin embargo, con el desarrollo del país tenderemos
poco a poco hacia la organización centralizada, que, como ya he
dicho, es más práctica y eficaz que el federalismo.

106
Posmodernismo y decadencia.
Los dogmas de fe del sistema

Breve introducción

A pesar de que mi anterior libro Resistencia y lucha contra el pos-


modernismo se centra en esta cuestión de forma detallada, he deci-
dido escribir un capítulo sobre la cuestión, para que aquellos que
no lo hayan podido leer, se hagan una idea de lo que pienso al
respecto y así puedan entender determinados posicionamientos
que realizo en la presente obra sin tener que recurrir a mi anterior
libro, salvo si desean ver una profundización sobre la cuestión o
un desarrollo mayor de la misma.
Voy a realizar un esquema general de la cuestión, definiéndola,
desarrollándola a través de la dictadura de lo políticamente co-
rrecto y explicando algunos de los dogmas de fe más importantes
del pensamiento único del capitalismo.
Por último, y para clarificar algunas reflexiones que voy a rea-
lizar, voy a exponer también en qué afecta todo esto a la organi-
zación obrera, concretando así un poco más sobre un tema que a
veces crea mucha controversia.
Como ya he dicho, este capítulo está realizado de forma es-
quemática, como un resumen que no trata la cuestión en toda

107
su magnitud. Para verlo desarrollado de una forma más amplia,
remito al lector, como ya he dicho, a mi trabajo anterior.

¿Qué es el posmodernismo ideológico? La


decadencia de la sociedad

El posmodernismo ideológico es una nueva forma de revisionar


la esencia revolucionaria del marxismo, creada e impulsada por
el sistema capitalista para destruir la fortaleza del movimiento
revolucionario internacional que había cogido mucha fuerza en
las primeras décadas del siglo XX. Desde supuestos postulados
izquierdistas, se empezó a infectar tanto a las propias organiza-
ciones revolucionarias como a la propia clase obrera, al conjunto
de la sociedad.
Por lo tanto, es una ideología anticientífica y antimarxista que
se disfraza de progresista, revolucionaria y transgresora, pero que
en realidad es todo lo contrario, está al servicio del capital, de
mantener lo establecido. Es una teoría o un cúmulo de ellas según
cual sea el enfoque, que pretende encubrir la lucha de clases y
destruir la combatividad del movimiento obrero.
El posmodernismo ideológico representa la decadencia de
nuestra sociedad, el aumento de la opresión, la explotación y el
dominio capitalista contra la clase obrera
La Escuela de Frankfurt49 tuvo un papel muy importante
en la divulgación de estas ideas. Controlando los centros de

49 Grupo de autores que según ellos evolucionaron del marxismo a partir de


los años 20 y en especial a partir de 1930; quisieron hacerse pasar por mar-
xistas, creyendo haberlo adaptado y desarrollado de acuerdo a unas supues-
tas nuevas realidades. Sin embargo, en la práctica, en esencia, sirvieron como
propulsores del posmodernismo ideológico, revisionismo ideológico cuyo ob-
jetivo fue minar el marxismo y servir a los intereses de la nueva sociedad de
consumo del capitalismo desarrollado.

108
enseñanza universitaria, se empezó a propagar sirviéndose de
todos los apoyos del sistema gracias a sus críticas al comunismo
y especialmente a la Unión Soviética de la época revolucionaria
(antes del 56)50. Así empezó a erosionar el terreno, preparando
las condiciones materiales para conseguir la hegemonía que tie-
nen hoy en día.
Los sucesos de mayo de 1968 fueron un momento álgido de
todo esto, que marcaría un antes y un después.
La izquierda empezó a dejar de ser obrera; se elitizó. Estaba
más preocupada de gustar para conseguir votos que de la lucha
por los trabajadores, de la lucha de clases. Sus seguidores se
hicieron ecologistas, prolegalización de las drogas, feministas,
cosmopolitas, etc... Luego seguiría empeorando y llegaron a
negar incluso la identidad de clase, hablando de opresiones in-
ventadas o secundarias, de la negación de las identidades, de
trans y de racializados, y con el tiempo han seguido empeoran-
do aún más.
No se dan cuenta de que las identidades no se pueden negar,
que también están sujetas a la dialéctica, que no son algo fijo,
que se desarrollan, pero no por conceptos idealistas como alguno
de ellos pretende, sino en base a condiciones materiales que van
evolucionando y cambiando a su vez.
Las luchas parciales, mal dirigidas y de forma aislada, son su
agenda. Funcionan a rebufo de la masa alienada, que hace lo que
les dicta las campañas publicitarias y los medios de comunicación
capitalistas. La izquierda se convirtió en la izquierda del sistema,
fiel garante de parchearlo todo para mantener el sistema capitalis-
ta. Hablan de cambios para no cambiar nada.

50 Tras la muerte de Stalin se produjo un auténtico golpe de estado, visibi-


lizado con el XX Congreso del PCUS. Tras este, se creó una nueva burguesía
soviética y cambiaron las relaciones sociales de producción. Se instauró el capi-
talismo de Estado, convirtiendo a la URSS en una potencia socialimperialista.

109
Se permitió que la “izquierda”, esta nueva izquierda, marcara
los ritmos del “avance” social, lo que no es otra cosa que forzar
los patrones de consumo y de conducta de la forma que dicta el
sistema capitalista, con lo cual la sociedad degeneró y aumentó
la opresión a los obreros. Mientras tanto, la política económica,
el control económico de la sociedad, seguirá en manos de los
mismos de siempre.
Todos los preceptos de estas luchas parciales conforman los
dogmas de fe del sistema, en la acepción más religiosa del térmi-
no, todo lo que sea divergente con lo establecido será mal visto,
señalado como arcaico, reaccionario e incluso fascista. El conjun-
to de dogmas conforma el pensamiento único del sistema. Todo
lo que se salga de él será señalado, criminalizado y perseguido
en nombre de la dictadura de lo políticamente correcto. La con-
cepción de progreso para ellos no puede disentir. Han pasado de
erigirse en los críticos del mundo a destruir todo aquello que es
crítico realmente.
Lo minoritario, por el hecho de serlo, es revolucionario se-
gún ellos, porque se realiza una opresión sobre los mismos. Los
explotadores también son minoritarios y, sin embargo, nadie en
su sano juicio (que no sean ellos o alienados a su servicio) diría
que son algo bueno, necesario o revolucionario. Lo minoritario
no tiene por qué ser algo bueno. De hecho, puede ser todo lo
contrario. Declaran la guerra a lo normativo, cuando de lo que
se trata es de transformar aquello que, aunque sea normativo,
está mal, no impulsar que lo minoritario tenga más “influencia”
y perpetuar el problema.
Piensan que con sus teorías enfermizas van a crear al hombre
nuevo en el capitalismo. No se dan cuenta de que los cambios
se producen desde las condiciones materiales que existen, con
lo que hay: no puedes realizar la transformación de la sociedad,
la revolución, con los hombres del mañana; tienes que hacerla
con los hombres de hoy, elevando la conciencia y acompañan-

110
do el desarrollo. Atacar lo que ellos entienden por normativo
como si de feroces reaccionarios y enemigos irreconciliables se
tratase solo lleva a alejarte de la gente, al fracaso más absolu-
to. Nosotros no apostamos por impulsar minorías, queremos
transformar la sociedad, nos importa lo colectivo, no lo indi-
vidual.
Han destruido la identidad y combatividad de las organizacio-
nes obreras. Ahora lo revolucionario no está en la organización
colectiva y la trasformación de la sociedad, está en la trasgresión
individual. ¡Como si lo individual pudiera cambiar algo y no es-
tuviera destinado al fracaso!
La nueva cultura de consumo hace creer que es posible una
liberación individual de la persona; todo lo que no sea una
conquista colectiva frente al capitalismo está condenado al fra-
caso.
Han convertido lo revolucionario en una moda al servicio del
sistema, han prostituido los términos y los símbolos revolucio-
narios, han asimilado totalmente aquello que es permisible para
ellos quitándole toda la esencia revolucionaria. Hoy en día cual-
quier cosa puede ser revolucionaria para ellos, hasta la revolución
de los chiquiprecios. Han creado una estética de revolucionario,
una moda asimilada y al servicio del sistema.
El cosmopolitismo ataca las identidades nacionales, no para
desarrollar una cultura proletaria internacional, sino para borrar
las culturas de los estados, alienando más a sus pobladores para
imponer la cultura norteamericana y poder manejarles de la for-
ma más adecuada a sus intereses económicos.
El posmodernismo hace creer al obrero que es reaccionario,
retrógrado y que no sabe adaptarse a los nuevos tiempos. Ante la
presión de la dictadura de lo políticamente correcto, empieza a
surgir un gran descontento entre las clases populares. Recuerdo
la célebre frase de que el obrero es machista y retrogrado y por

111
lo tanto no es su compañero de viaje de más de una feminista, y
aquella afirmación de que por comer carne son fascistas (Almas
Veganas Santuario Animal, 2019), solo por poner algunos ejem-
plos claros y sencillos.
La clase obrera quiere que se solucionen sus problemas de-
bidos a su situación social. No le interesan las soflamas bur-
guesas del feminismo, las escalas de opresiones, el lenguaje
de género, la liberación animal y otras tonterías. Desgracia-
damente las organizaciones de “izquierdas” se dedican en ex-
clusiva a estas cosas y han dejado un espacio vacío, que como
no podía ser de otra manera está intentando ser ocupado por
otros, los fascistas, que, realizando un discurso obrerista y de-
magógico, están poco a poco ganando espacios en sitios antes
impensables.
Además, estos fascistas tienen el valor, desde los años 90, de
echarnos la culpa de todo este proceso a nosotros, denominándo-
lo marxismo-cultural51. Cuando en realidad, como ya he dicho,
surge única y exclusivamente para destruirnos. Minnicino52 es uno
de los desarrolladores y divulgadores del término. Sin embargo,
la cuestión y la caracterización del posmodernismo como arma
contra la clase obrera al servicio del capital, el mismo que defien-
den los fascistas, estaban ya teorizadas por parte de intelectuales

51 Terminología utilizada por una parte de la derecha y ultraderecha para


designar la degeneración ideológica de la sociedad que surgió con posterio-
ridad a la Escuela de Frankfurt y su implantación en la cultura y en la en-
señanza de forma predominante. Se comenzó a utilizar el término a partir
de la década de 1990 en la forma que lo conocemos ahora. Esta teoría será
desarrollada hasta el absurdo cayendo bajo el influjo de las teorías de la cons-
piración, haciéndole el juego a lo que dicen combatir. Su objetivo principal
es criminalizar al marxismo.
52 Michael Minnicino, conocido por su ensayo La nueva Edad Media: la es-
ĐƵĞůĂĚĞ&ƌĂŶŬĨƵƌƚLJůĂ͞ĐŽƌƌĞĐĐŝſŶƉŽůşƟĐĂ͟, aparecido en 1991 en la revista
Fidelio. Es uno de los promotores del término “marxismo cultural” y uno de
los mayores tergiversadores y difamadores contra el marxismo.

112
de la izquierda antiposmoderna como Clouscard53, solo copiaron
las tesis, falsificándolas para sus propios intereses y poniéndole
otro nombre para así poder continuar con la criminalización del
movimiento obrero revolucionario.
El posmodernismo y los fascistas son dos caras de la misma
moneda; se retroalimentan entre sí, preparando las condiciones
para cuando, por culpa de las crisis capitalistas, se dé un momen-
to en que esté en peligro la dominación democrática capitalista54
y poder imponer la autoritaria que garantice el dominio capitalis-
ta sin grandes resistencias.
Todo el descontento creado por culpa del posmodernismo
es asimilado por estos grupos esperando a que su momento
llegue. Es nuestro deber confrontar con ambos, pues los dos
son garantes del capital, dos caras de la misma moneda. De-
bemos luchar contra el posmodernismo y su influencia en la
53 Michel Clouscard, célebre filósofo y sociólogo francés, cercano al Partido
Comunista Francés, aunque nunca llegó a formar parte del mismo. Siempre
tuvo un perfil academicista, fue profesor en la Universidad de Poitiers.
De tendencia “marxista” prosoviética (revisionista), a pesar de tener imagen
de ortodoxo del marxismo siempre simpatizó con la Unión Soviética de
esos años. Afirmaba que en Francia era posible llegar al socialismo median-
te una vía democrática; también realizó una división de la sociedad, no
basada solo en las clases sociales, en la posición frente a los medios de pro-
ducción, sino que, además, lo hizo en base al tipo de consumo que realiza
el individuo. Ambas cuestiones no tienen mucho de “ortodoxo” marxista
precisamente.
Fue un férreo crítico de lo que él llamó el «freudomarxismo» y todo lo relacio-
nado con los sucesos de mayo del 68, realizando, desde mi punto de vista, una
crítica muy acertada a toda la debacle ideológica que se inició ya antes de la
escuela de Frankfurt y que continúa hasta nuestros días.
54 La dominación democrática de la burguesía se basa fundamentalmente en
la alienación, aunque también use la represión. Es la mejor envoltura posible
del capitalismo para mantener su dominación.
La dominación autoritaria de la burguesía tiene como principal instrumento
el terror, aunque se sigue valiendo de la alienación. Es la dictadura terrorista
abierta del capital sobre la clase obrera.

113
sociedad y en las organizaciones revolucionarias, y debemos
confrontar a su vez con los fascistas, recuperando los espacios
perdidos por la izquierda tradicional, que se ha convertido en
posmoderna.
Debemos reconstruir la izquierda combativa y revoluciona-
ria, la izquierda transformadora, y romper de forma drástica con
todos los dogmas de fe del sistema, rigiéndonos por la lucha de
clases y no por los dictados de los siervos de los capitalistas.
Todo el descontento creado por el posmodernismo ideoló-
gico y sus defensores debe ser recogido por nosotros, organi-
zado colectivamente para luchar por sus intereses como clase,
para la transformación de la sociedad. No podemos permitir-
nos que ese espacio lo ganen los fascistas. Nos arrepentiríamos
de ello si lo hiciéramos, todos sufriríamos las consecuencias.
Es nuestro deber histórico, es una oportunidad que debe ser
aprovechada.
No quiero extenderme mucho más en esta introducción al
tema, pues no quiero ser repetitivo con lo que ya desarrollé en mi
anterior libro. Creo que lo expuesto es suficiente para entender
las referencias y los planteamientos que realizo en otros capítulos
a lo largo del presente trabajo.

Los dogmas de fe

- Feminismo
El feminismo es uno de los grandes dogmas de fe del pensamien-
to posmoderno. Pobre de aquel que ose, sobre todo siendo hom-
bre, confrontar o disentir en cualquier aspecto. La dictadura de
lo políticamente correcto caerá sobre él sin piedad, criminalizán-
dolo y persiguiéndolo hasta límites absurdos, arruinándole la vida
si es menester.

114
Que conste que yo separo radicalmente la lucha por la igual-
dad de la mujer y sus derechos, cuestión recogida dentro de la
lucha de clases, con el feminismo, al cual considero en esencia
profundamente reaccionario, por mucha careta de transgresor o
revolucionario que se ponga.
No tiene lugar en este apartado una explicación detallada so-
bre mi posición sobre la cuestión de la mujer. Tengo varios textos
sobre la cuestión; aquí solo voy a tratar el feminismo como dog-
ma de fe del pensamiento único del sistema.
En primer lugar, quiero volver a dejar claro que el comunismo
no tiene nada que ver con el feminismo. Aquellos “marxistas” que
cogen aportes del feminismo liberal y burgués y lo intentan intro-
ducir en nuestro movimiento están realizando una labor de zapa,
metiendo ideas antimarxistas en las organizaciones revoluciona-
rias, revisionando el marxismo, convirtiéndolo en algo permisible
para el sistema.
No existe un feminismo de clase. El feminismo ya respon-
de a los intereses de una clase y desde luego no es la obrera.
Responde y sirve en última instancia a los intereses del capi-
tal, desfragmentando y dificultando la organización de los
obreros.
Así mismo, no existe un feminismo marxista. Lo que existe
es un análisis de la cuestión de la mujer marxista, que realiza un
estudio que analiza cómo surge, debido a qué causas y cuya re-
solución está basada en el estudio de las condiciones materiales.
Esta resolución no puede ser otra que acabar con las causas que
engendran el problema, es decir, con el capitalismo. Solo dentro
del marco de la lucha de clases puede solucionarse de forma real
y completa la cuestión de la mujer.
El resumen de todo esto es que el feminismo, como ideología,
no es revolucionario. Está basado en apuestas irrealizables e idea-
listas inspiradas en mentiras y falsedades.

115
Desvirtúan la cuestión de la mujer, llevando al absurdo sus
propuestas intentando forzarlas mediante el engranaje de la dic-
tadura de lo políticamente correcto. Consiguen así un resultado
contrario a lo que dicen defender, espantando a las masas, crean-
do en ellas un rechazo cada vez mayor a todo lo que suene avance
para la mujer. La gente está harta de chantajes, presiones, falseda-
des y linchamientos.
Las propuestas del feminismo son apoyadas por la patronal,
como la huelga feminista55, por gobiernos y por partidos abierta-
mente capitalistas. El feminismo es algo totalmente asimilado por
el sistema. Separa las luchas y con ello contribuye a la desorgani-
zación colectiva para la transformación de la sociedad.
El feminismo es una moda capitalista, con su propia estética
y con la transgresión individual por bandera. La prueba de esto
es el ajuste de cuentas que los Queers y trans están llevando a
cabo dentro del propio movimiento feminista contra las femi-
nistas más clásicas o veteranas por mandato del pensamiento
único del sistema (El Mundo, 2020). Aquí en España se ha visto
claro con la expulsión de Izquierda Unida del Partido Feminista
por sus posturas contra el dogma de fe de la prostitución y los
transexuales (Lema, 2020). El sistema dirige hacia dónde va o
no va el feminismo y enciende la maquinaria de la dictadura de
lo políticamente correcto contra aquellos que osen, aunque sea
disentir, no os digo ya con los que confrontan de verdad contra
ellos.
Hay una serie de cuestiones o apuestas del feminismo que
quiero comentar de forma muy breve. Exceptuaré el lenguaje de
género y la negación de las identidades, pues son cuestiones que
se merecen un apartado propio:

55 Hace referencia a las huelgas/parones del 8 de marzo que el movimiento


feminista ha organizado en los últimos años usurpando el día Internacional de
la Mujer Trabajadora y lo que significaba esta fecha.

116
x Establecimiento de cupos obligatorios entre hombres y
mujeres
Son de obligado apoyo. Si te parece que una persona debe
estar en un sitio por su valía y no por su género, ¡pobre
de ti! En realidad, este tipo de establecimientos de cupos,
además de injustos y de fomentar desigualdad, denuestan
a las mujeres que se forman y tienen una gran valía, ha-
ciendo que cualquiera pueda llegar a la misma posición
sin esforzarse como ellas por el simple hecho de ser mujer.
Ni que tuvieran ellas la culpa de que las promotoras de
estas políticas no entiendan el patriarcado y su desarrollo
en el tiempo.
Aducirán por supuesto teorías que en la Europa desarro-
llada son anticuadas y ya no se cumplen, como la del te-
cho de cristal y la brecha salarial.

x La brecha salarial
Comenzaré afirmando algo polémico: No existe brecha
salarial, existe brecha social, existe lucha de clases. La afir-
mación de que en España los hombres y las mujeres co-
bran distinto a igual puesto de trabajo es falsa.
Esta afirmación está “fundamentada” en la suma de todos
los salarios de los hombres y el de las mujeres y dividir
por el número de trabajadores usados en la muestra esta-
dística. El de los hombres sale más elevado, pero esto no
significa para nada que a igual trabajo hombres y mujeres
cobren distinto. Que esto sea así se debe a motivos muy
diferentes de los que arguyen las feministas.
En sectores mejor remunerados como la minería, la
construcción y la industria hay una mayor proporción
de hombres que de mujeres, mientras en trabajos peor
remunerados, como por ejemplo los servicios sociales,

117
hay mayor proporción de mujeres. ¿Dónde queda la
soflama de que existe a igual trabajo una diferencia de
salario entre hombres y mujeres? En el gran arcón de
mentiras del feminismo. Este es el principal motivo para
que, según la operación antes descrita, salga mayor me-
dia de salario en los hombres que en las mujeres, pero
bajo ningún concepto explica o demuestra que exista
una brecha salarial a igual trabajo (Conde-Ruiz & Marra
de Artíñano, 2016)
Lo que sí existe es la precarización de la mujer para con-
ciliar la vida laboral y la reproductiva. Por este motivo
pierden trabajos, pierden los pluses de antigüedad y tie-
nen durante épocas trabajos a media jornada. Esto es algo
contra lo que hay que luchar desde ya, pues las muje-
res burguesas tienen todas las facilidades de su posición
mientras las mujeres trabajadoras sufren el problema en
toda su dimensión.
Como decía al principio: No hay brecha salarial, hay lu-
cha de clases: las mujeres obreras deben unirse y organi-
zarse con el conjunto de su clase en contra del capitalismo
que nos oprime a todos. La cuestión de la mujer solo se
podrá resolver plenamente con las condiciones materiales
del socialismo.

x El techo de cristal
La teoría del techo de cristal afirma que las mujeres, por el
hecho de serlo, no pueden acceder a determinados pues-
tos de trabajo. Esta teoría era cierta en los años 70 en
España, pero ya no es cierta, las condiciones materiales
han avanzado, ya no es así. Si no, que se lo pregunten a
Ana Botín.

118
x Sororidad
Es un instrumento del movimiento feminista para con-
seguir sus objetivos, se realiza entre todas las mujeres
independientemente de la clase a la que pertenezcan,
fomenta el individualismo y transforma el empodera-
miento en resignación, induce a una sensación de pena
y sentimentalismo para crear una falsa empatía entre las
mujeres.
Esto se resume en que, si una mujer vive una experien-
cia o afirma haberla vivido, el resto de mujeres se de-
ben sentir identificadas con ella por el simple hecho de
ser mujer y apoyarla ciegamente en lo que sea, ya que
al ser mujeres tienen la misma situación de opresión y
condiciones materiales frente al hombre, el opresor con
mayúsculas.
¿Alguien puede creerse que los problemas de empresarias
como Ana Botín son los mismos que los de las mujeres
obreras? Las mujeres obreras tienen mucho más en común
con los hombres obreros que con ninguna empresaria. Sus
problemas derivan de su situación de clase, y solo podrán
solucionarse de mano de esa lucha de clases que deben
emprender junto al resto de su clase, es decir, los hombres
obreros.
En las organizaciones obreras que han permitido la im-
plantación de la sororidad el resultado ha sido horrible.
Justificándose en la sororidad hacen lo que quieren, se sal-
tan la organicidad, actúan de forma liberal y anárquica,
apoyan y se sirven de la sororidad para fragmentar la or-
ganización. Enfrentan a ciertas mujeres, las que defienden
esto, al resto de la organización, poniendo trabas conti-
nuas al desarrollo de la misma.

119
x Degeneración y decadencia absoluta como sustitución
a la familia tradicional:
En Resistencia y lucha contra el posmodernismo afirmé lo
siguiente al respecto:

“Estamos de acuerdo con que hay que sustituir la fa-


milia patriarcal tradicional por otro tipo de familia
en el que se acabe con la dependencia de los hijos con
respecto de los padres, que los hijos sean educados por el
estado en igualdad de condiciones, bajo una educación
científica y materialista, una formación que les prepare
de verdad para el futuro y puedan aportar el máximo
de sus capacidades al progreso del país; un nuevo tipo
de familia que sea fruto de la igualdad real entre hom-
bres y mujeres, que permita la plena incorporación de
la mujer al mundo de la producción y que facilite las
labores reproductivas, incentivando que se tengan hijos
y tomando las medidas pertinentes para favorecer que
se acabe con las trabas que esta actividad pueda tener
en el ámbito del trabajo. Creando guarderías, jardi-
nes de infancia y otras instituciones para facilitar la
conciliación de lo reproductivo con lo productivo. La
igualdad debe ser algo efectivo y no sólo figuraciones de
las feministas.
El factor determinante en la historia humana y su de-
sarrollo es la producción y la reproducción de la vida
inmediata, es decir, la producción de los medios de exis-
tencia y la reproducción de la especie”. (Vaquero, 2020)

Es nuestra apuesta, con lo que sustituir la familia actual


es una propuesta de progreso, fruto del normal desarrollo
de la sociedad hacia su futuro. Parte de las condiciones

120
materiales actuales y la necesidad de transformación que
tiene nuestra sociedad a todos los niveles.
Es necesario armonizar la producción y la reproducción.
Lo contrario sería pretender hacer caer a la sociedad en
una degeneración y decadencia que nos lleve de cabeza al
desastre. Esta es nuestra alternativa a la familia patriarcal
actual; pero ¿cuál es la alternativa que dan las feministas a
esto? ¿En que están basadas sus soluciones?
Desde luego, la afirmación de Simone de Beauvoir56 de
que los hijos son la esclavitud de la mujer y sus afirmacio-
nes de que el socialismo no ayuda a las mujeres porque se
adapta en sus políticas a las necesidades de la producción
y de la repoblación ya lo dicen todo.
Pretende suprimir la familia, pero ¿para sustituirla con
qué? Su propuesta se basa en el individualismo, el estanca-
miento y la regresión del desarrollo, condenándonos a la
decadencia más absoluta y a la destrucción de la especie.
No se puede sustituir la familia actual por la nada nihilis-
ta, actuando en contra de la producción y de la armonía
de esta con la reproducción.
Otras propuestas son aún más absurdas todavía: preten-
den volver a la época de las comunidades primitivas, a los
matrimonios por grupos, pretendiendo que la humanidad
en vez de avanzar hacia el progreso vuelva a la prehistoria.
Podría poner muchos más ejemplos, pero no es necesario,
ya que todos están fundamentados en lo mismo, en el
idealismo más absurdo. Estas teorías están condenadas al

56 Simone de Beauvoir (1908-1986) fue escritora, profesora y filósofa fran-


cesa. Hoy día está considerada como una de los grandes referentes dentro del
movimiento feminista. Su obra El segundo sexo está considerada como uno
de los libros fundamentales en la historia del feminismo. Sus ideas son en
realidad profundamente reaccionarias y no tienen nada de transformadoras.

121
fracaso y representan lo más putrefacto y degenerado de
nuestra sociedad.

x Transgresión y estética. La moda feminista


El sujeto revolucionario para el feminismo es la mujer,
como ente individual, que transgrede lo establecido, lo
normativo, marcando el camino a seguir a la sociedad.
El acto transgresor individual no es más que el reflejo de
una sociedad degenerada y decadente que nos condena a
seguir viviendo bajo la dominación capitalista.
Lo que a ellas les parece transgresor, a mí me parece una
patochada totalmente permitida e incluso dirigida por el
propio sistema, debido a la propia alienación que sufren
las propias feministas como individuas. Esta apuesta hace
creer que el cambio está en el acto individual transgresor
y no en la organización colectiva, cuando en realidad es
al revés.
El feminismo se ha convertido en una moda capitalista,
con una estética “revolucionaria” propia, una moda de
obligada adscripción. En caso contrario, la maquinaria de
la dictadura de lo políticamente correcto actuará contra ti
de forma inmediata.
Algo que es transformador no pude estar apoyado y diri-
gido por el capital, por sus empresarios, medios de comu-
nicación, intelectuales y gobiernos capitalistas. El femi-
nismo ni es revolucionario ni es transformador, es parte
de la ideología capitalista.
Habrá gente que aquí me recrimine que el movimiento
feminista es asambleario y que actúa de forma autónoma
tomando sus propias decisiones. El que afirme esto es
porque está más alienado de lo que él piensa. El control
del movimiento feminista está en manos del capitalismo

122
y el rol que tiene actualmente es reaccionario, solo sir-
ve para desorganizar y desideologizar las organizaciones
obreras promoviendo teorías antimaterialistas y anti-
científicas.

- Lenguaje de género
De un tiempo a esta parte ha irrumpido con fuerza el mal llama-
do “lenguaje de género” o “lenguaje inclusivo”. Parte de la base de
que el lenguaje en sí es machista, algo al servicio del patriarcado,
y que por lo tanto debe ser cambiado.
El lenguaje no es parte de la superestructura, solo refleja la rea-
lidad. Por tanto, no puede ser machista; puede ser machista quien
lo utiliza, pero no el lenguaje en sí. Lo que hay que cambiar es la
realidad, no el lenguaje.
La lengua no forma parte de la superestructura ni es fruto de
una base económica específica, se forma con el desarrollo históri-
co de la sociedad, no puede ser fruto de un estado ni de un sistema
económico determinado. Pasa de un modo de producción a otro,
evolucionando de forma lenta y gradual, sin cambios explosivos.
No se puede forzar por parte del gobierno o de las feministas a
un cambio en el lenguaje. Su desarrollo avanza inexorable junto
al desarrollo material de la sociedad y es independiente y ajeno a
sus deseos idealistas. El estudio de la lengua debe ser analizado de
forma dialéctica.
El lenguaje de “género” no es revolucionario ni transformador;
al contrario, es un intento de imposición destinada al fracaso más
absoluto.
El lenguaje en su evolución tiende a simplificarse, para faci-
litar la comunicación humana en su desarrollo como sociedad;
el lenguaje de “género”, por el contrario, con sus dobleces y sus-
tituciones lo único que hace es complicar más la comprensión y

123
agilidad del lenguaje, intentando que la lengua y su desarrollo
sufran un retroceso. Forzar esta cuestión solo lleva a criminalizar
aquello por lo que supuestamente dicen luchar, alejando a la gen-
te, creando un rechazo general a todo lo que se relacione con lo
que dicen defender.
Cuando el gobierno fuerza la imposición57, aunque sea de
unos mínimos, de este lenguaje de “género” está creando una jer-
ga antipopular destinada a fracasar. El lenguaje refleja la realidad
material, no se puede pretender cambiar el lenguaje de acuerdo
con presupuestos idealistas. La materia crea al pensamiento, no
al revés.
Por todo ello la lengua pertenece a toda la sociedad, no puede
servir a una determinada clase, por lo que el lenguaje no puede
ser un instrumento de opresión. La lengua es un vehículo para la
comunicación de toda la sociedad. Si un determinado grupo la
usara en su provecho, dejaría de ser una lengua para convertirse
en una jerga de ese grupo, que iría degenerando hasta desparecer,
mientras la lengua original de toda la sociedad se acabaría impo-
niendo, como no me cabe ninguna duda que pasará con la im-
posición del gobierno de España de la utilización de una versión
moderada de este lenguaje en la enseñanza, medios y órganos
oficiales.
A su vez no existe una lengua de clase y una nacional. La de-
fensa de esto es otro subterfugio relacionado con el anterior para
intentar engañar a la gente. Un determinado grupo social puede
tener palabras propias, que pueden constituir una jerga, pero eso
no significa que hablen un lenguaje distinto. Las jergas, además,
terminan extinguiéndose debido a que no poseen estructura gra-
matical propia ni de caudal de voces.

57 Ejemplo de esta imposición es la insistencia del Gobierno en incluir el


género femenino de las palabras en la Constitución y en la Real Academia
Española (RAE) para que este se acepte como alternativa al plural neutro.

124
- La negación de las identidades. Teoría Queer. El géne-
ro y el sexo
La negación de las identidades es otro de los dogmas de fe del
sistema, especialmente relacionado con la teoría Queer, tan en
boga últimamente.
La teoría Queer surge, cómo no, en el mundo anglosajón.
Se rebela contra lo normativo, uniendo supuestamente a todos
los marginados para reivindicar sus diferencias (El deseo como
filosofia. Entrevista a Judith Butler, 2006). Esto lo que hace es
fomentar el individualismo y el idealismo, atacando todo lo co-
lectivo, aduciendo que es fomentar lo normativo, lo impuesto.
El nuevo sujeto revolucionario es el individuo que, mediante
el acto individual transgresor, transforma el mundo. Podemos ver
cómo el movimiento Queer y el feminismo están totalmente li-
gados. Las minorías marginales son revolucionarias por el simple
hecho que existir, la lucha de clases es algo del pasado, no es cool.
Parecen no darse cuenta de que las identidades no son algo
ideal, como tú te sientes individualmente, son algo material, que
reflejan la realidad; por tanto, cambian y se transforman para po-
der seguir desarrollándose; pero esto, precisamente, implica que
no hay que destruirlas ni negarlas. Este hecho conllevaría a entrar
en un estancamiento del desarrollo, sería contraproducente para
lograr un cambio real.
La problemática que el movimiento Queer afirma solucionar
representa mejor que nada la afirmación de que son “problemas
del primer mundo”. Es difícil pensar que este movimiento, im-
pulsado por el sistema, triunfe en países no desarrollados, en los
cuales la situación de opresión de clases es imposible de edulcorar
y el problema de las identidades es visto por la amplia mayoría
de la población como una degeneración que poco tiene que ver
con ellos. El mundo ideal Queer, cuyo mayor logro sería que un
aburguesado europeo o norteamericano no tenga que identifi-

125
carse “forzosamente” con una identidad “impuesta”, sino con lo
que siente individualmente, es algo difícilmente entendible como
algo de progreso para los trabajadores en estos países. Si me lo
parece a mí en España, imaginad a los obreros fabriles indios.
La teoría Queer es profundamente anticientífica; no hay más
que ver su acusación de biologicista a todo aquello que confronte
con sus teorías idealistas.
El sexo es algo biológico, no es asignado por nadie, se nace
con él, se puede ver hasta con ecografías durante el embarazo.
Los animales también tienen sexo. Pretender que es una asigna-
ción del sistema al nacer es un argumento que está al nivel de las
teorías conspiranoicas de los reptilianos y de los defensores del
terraplanismo.
La argumentación Queer defiende la negación del sexo como
algo natural sirviéndose de los intersexuales: aquellas personas
que nacen, debido a anomalías genéticas, con características se-
xuales de ambos sexos, normalmente con malformaciones y que
pueden tener que recurrir a cirugía para su normal desarrollo.
Esto no significa que los Queers tengan razón y no solo existan
dos sexos o exista gente que no se pueda asociar a ninguno, son
solo entre el 0,05 y el 1,7 % de la población (Naciones Unidas,
pág. 1), y es fruto de personas que sufren anomalías en su desa-
rrollo. Se podría decir que son la excepción de la regla general,
pero que en ningún caso hace que esta deje de ser válida.
El género sí es una construcción social, pero no es algo que
pueda inventarse cada persona. No existe un género por cada per-
sona, como afirman algunos Queers. El género se crea en base a
una realidad material y parte por tanto del sexo biológico, sobre
el cual se construye. El género evoluciona con la sociedad, cam-
bia y se transforma, es necesario para el desarrollo de la sociedad,
pero esto no significa que se cambie de manera ideal por senti-
mientos individuales como afirman los Queers.

126
La destrucción de los géneros por la que apuestan los Queers
atenta contra el desarrollo y la armonía entre la reproducción y
la producción. Lo cual es mucho más importante para el desa-
rrollo y progreso de la sociedad que los sentimientos individua-
les o de minorías marginales. A nosotros lo que nos importa es
lo colectivo.
Si alguien quiere ver mi posición sobre la disforia de género,
la cuestión trans y la imposibilidad material del cambio de sexo,
puede verla en el capítulo 5 de Resistencia y lucha contra el posmo-
dernismo. Desarrollarlo aquí haría que el apartado fuera dema-
siado extenso y que dificultara la comprensión y la estructura del
presente trabajo. La idea de este capítulo es que sirva para enten-
der ciertos aspectos de los que hablo a lo largo de todo el libro,
y con lo expuesto pienso que es suficiente. No quiero embrollar
más la cuestión debido a que dispongo de un espacio reducido
en esta ocasión.

- Drogadicción
En la sociedad mayoritariamente se ha impuesto una permisibi-
lidad absoluta con el consumo de ciertas drogas que ha creado
verdaderos adictos. Dentro de la “izquierda” se da de forma más
aguda, y es incluso parte de su cultura. Está bien visto y es carac-
terístico de ella.
Las drogas solo sirven para evadirte de la realidad en la que
vives, contribuyen a la alienación que sufren los trabajadores y
por lo tanto rebajan la combatividad induciendo a la gente a la
docilidad con la situación que viven en vez de organizarse para
cambiar las cosas.
Aparte del drama social que se crea con el tema de las adiccio-
nes y las consecuencias de estas, hay que tener en cuenta que las
drogas son un arma del sistema que genera desigualdad y perpe-
túa la situación existente.

127
El fenómeno de las drogas tal como existe hoy en día no se
puede entender sin el capitalismo. Sin el sistema organizado ca-
pitalista de producción, almacenaje y distribución, no existiría a
gran escala como pasa hoy en día, no sería parte de la cultura del
consumo de la destrucción de la persona. En la antigüedad exis-
tían las drogas, pero vinculadas a lo religioso y cultural, no había
un consumo masivo, no había adictos, no había grandes empresas
que lo hicieran accesible para la gente.
Cada vez que hay una época de crisis las drogas inundan el
país para adocenar a la población. Los gobiernos capitalistas no
quieren acabar con las drogas, solo quieren controlar el consumo,
para usarlo en su propio beneficio. Por eso sacan leyes contra las
drogas, por eso y para mantener y apoyar los intereses de las far-
macéuticas, dueñas del monopolio legal de venta de drogas.
El negocio de las drogas, tanto el legal (farmacéuticas) como el
ilegal (carteles), está dominado y dirigido por grandes empresas
capitalistas.
El problema de las drogas es intrínseco al capitalismo; solo
se podrá acabar con él mediante la concienciación y una acción
decidida contra las mafias y empresas que lo promueven, y estas
condiciones solo se darán con el fin del capitalismo y con la ins-
tauración de un nuevo sistema, el socialismo.

- Prostitución
De un tiempo a esta parte, por influencia del movimiento femi-
nista y del lobby transexual58, se ha impuesto el dogma sobre la
prostitución, según el cual para ser progresista hay que apoyar la
regulación. Ejercer la prostitución puede ser para sus defensores

58 Grupo de personas influyentes transexuales que, mediante la coacción, el


chantaje y la presión mediáticas fuerzan la imposición de sus intereses y apues-
tas degeneradas al resto de la población. Son parte integrante de la dictadura
de lo políticamente correcto.

128
un acto de transgresión individual, de decisión sobre su cuerpo y
lo que se hace con él y por tanto un acto revolucionario. Además,
arguyen que es necesario dar derechos a este tipo de trabajadoras.
Superada y criminalizada está ya la posición más “clásica” del
feminismo del abolicionismo liberal, que, en las condiciones ma-
teriales bajo el capitalismo, está también destinada al fracaso.
A las feministas que defienden esta regulación se les olvida que
la mayoría de la prostitución es ejercida por mujeres migrantes
en situación de exclusión, es decir, que la situación las fuerza a
realizar la prostitución59. No es algo elegido libremente, sino algo
impuesto por las circunstancias. Además, la mayoría de estas mu-
jeres están bajo la influencia y el dominio terrorífico de mafias60
La regulación solo haría que las empresas semiilegales mafiosas
que controlan la prostitución se constituyeran legalmente. No
se dan cuenta las feministas de que su intento de crear pequeñas
productoras o asociaciones de prostitutas, bajo el capitalismo, con
la ley de la competencia, serían absorbidas por las mismas mafias
convertidas en empresas gigantescas legales dedicadas a la pros-
titución. Eso de que el empresario grande se come al pequeño es
una realidad empírica. Si no, que me digan si en Holanda con
la legalización de la prostitución se ha solucionado el problema.
La única forma de acabar con la prostitución es acabando con
las condiciones materiales que hicieron que surgiera y se pueda
mantener, es decir, con la propiedad privada, la herencia y el pa-
triarcado. Mientras existan será imposible acabar con la prostitu-
ción, aunque es necesario luchar desde ya por la concienciación
de la gente al respecto, declarándole la guerra a las mafias que se
59 El 90 % de las prostitutas son mujeres migrantes (Boletín Oficial de las
Cortes Generales, 2007) y el 74 % ejerce la prostitución por necesidades eco-
nómicas (Farley, Cotton, Lynne, & Zumbeck, 2004).
60 Las estadísticas muestran que entre el 80 % y el 95 % de las prostitutas
están bajo el control de la mafia y los proxenetas. (Farley, Cotton, Lynne, &
Zumbeck, 2004)

129
lucran de la explotación y del sufrimiento ajeno. Para acabar de
forma definitiva con la prostitución, al igual que con la cuestión
de las drogas, es necesario acabar con el capitalismo. La única
abolición posible solo se podrá dar con el socialismo.

- Hipersexualidad desbocada
La hipersexualidad desbocada está alentada por el sistema des-
de nuestra más tierna infancia. Los medios de comunicación, el
cine, las series, internet, todo nos conduce a la cultura sexual o al
modelo sexual del sistema, que también, por supuesto, contribu-
ye a la alienación en que vivimos.
La sexualidad debe ser algo personal, elegido por cada persona
de forma racional, y nadie debe meterse en ello. Debe ser algo
privado que se desarrolle en armonía con el desarrollo general de
la sociedad.
En la cultura de la “izquierda”, la trasgresión sexual está vista
como un acto revolucionario frente a la supuesta normatividad,
llegando a situaciones estrambóticas y delirantes que no contri-
buyen precisamente a ningún desarrollo de la sociedad. Esta se-
xualidad desbocada solo lleva a la destrucción del individuo.
Se están intentando crear modas y condicionamientos para
que la sexualidad sea algo público dirigido por el sistema, lo cual
nos lleva a la degeneración y decadencia de nuestra sociedad.

- Ecologismo
Otro pilar del sistema es el dogma de fe del ecologismo, que poco
o nada tiene que ver con la sostenibilidad real y necesaria del
planeta.
Defiendo vehementemente la obligatoriedad de armonizar la
producción con la sostenibilidad del medioambiente según las
necesidades del desarrollo humano. No puede haber avance hu-

130
mano si destruimos aquello que nos abastece de todo lo necesario
para nuestra supervivencia y progreso.
El problema de la destrucción del medioambiente existe. Aho-
ra bien, las ideas, postulados y propuestas de solución que da el
ecologismo, que es capitalista, no nos acercan más a conseguir el
objetivo antes nombrado, al revés, nos aleja de él.
El ecologismo culpa por encima de todo al individuo, piensa
que, por reciclar, por ser más cuidadoso, por “cambiar” la forma
de consumo se puede salvar el problema. La culpa es pues del
hombre, que no ha sabido darse cuenta de estas necesidades. Esto
no sirve para absolutamente nada. El consumo que tienen los
obreros es el que le impone el sistema en el que viven. Si los obre-
ros consumen plástico o coches contaminantes, es porque alguien
los produce y distribuye. La mayor contaminación del planeta es
debida a cómo se producen las mercancías que luego consumirán
los trabajadores.
El problema no es del individuo, es del sistema capitalista que
solo busca el máximo beneficio y le da igual por encima de qué o
quién tenga que pasar.
Muchas empresas realizan en los países desarrollados campa-
ñas y acciones por el medioambiente y por la reducción de los
plásticos, y luego hacen todo lo contrario en la producción que
tienen en países como China o la India, y son los mayores pro-
ductores de plástico del planeta, que, además, van aumentando
la producción61.
Lo mismo pasa con los coches contaminantes. Si se dejaran
de producir y se facilitara desde el Estado el cambio a coches más

61 Ejemplo de ello es la recogida de plástico llevada a cabo por Break Free


from Plastic, pues de las 187.000 piezas de plástico que recogió en las costas
de diferentes países, el 65 % pertenecía a las grandes multinacionales, con Co-
ca-Cola, Pepsi y Nestlé a la cabeza. Además, la estimación de producción de
plástico para la próxima década es que aumente en un 40 % (EFE, 2018).

131
modernos y no contaminantes, ¿quién se negaría? La culpa no es
de los trabajadores, es de los que dirigen y dominan este sistema:
las grandes empresas capitalistas.
Solo una planificación económica de la producción puede
afrontar con garantías la necesidad de sostener el medioambiente
con la armonización y desarrollo y progreso de la producción y
reproducción de la sociedad. Esto no se puede dar en el capitalis-
mo. Hace falta también, en este caso, un nuevo modo de produc-
ción, con unas relaciones de producción diferentes: el socialismo.

- Veganismo y liberación animal


Para comenzar quiero realizar una clara separación entre aquellos
que llevan una dieta vegetariana estricta por elección personal, a
los cual respeto, y los veganos.
El veganismo no se limita a ser una opción alimenticia, tiene
una ética, una moral y una filosofía que nada tienen que ver con
el materialismo y la ciencia.
La Vegan Society62, mundo anglosajón, fue la primera asocia-
ción vegana, fundada, claro está, por aristócratas y adinerados.
Desde esta primera asociación han ido degenerando aún más has-
ta nuestros días. En las mismas asociaciones veganas reconocen
en sus documentos públicos (Asociación Vegana Española) que
el veganismo es más que una opción alimenticia. Afirman que es
un modo de vida y filosofía.
Parten de la base de que existen animales humanos y no huma-
nos y que ambos tienen derechos. El hombre deja de ser mono,
se humaniza mediante el trabajo (Engels, 1895-1896) y el desa-
rrollo que se produce a partir de este. Los seres humanos tenemos
derechos, los animales no.
62 The Vegan Society es la primera asociación vegana que instauró los prin-
cipios éticos, filosóficos y morales del veganismo actual. Sus postulados son
profundamente anticientíficos e idealistas.

132
El hombre transforma la naturaleza mediante el uso de ins-
trumentos para conseguir un fin, la satisfacción de una necesi-
dad. Esto es el trabajo; para él se ha usado a los animales y no se
podría entender el desarrollo de la sociedad humana sin ello. Es
cierto que cada vez se usan menos animales en la producción, ex-
ceptuando los destinados al consumo, sustituidos por máquinas,
pero esta sustitución es realizada por la mayor efectividad del uso
de máquinas, no por moralismos contra la “explotación” animal.
Nosotros estamos en contra de la tortura animal realizada por
el mero disfrute de ver sufrir a un animal, que sea por algo impro-
ductivo, por supuesto, pero somos firmes defensores de que debe
usarse a los animales en aquellas tareas que sean necesarias para el
normal desarrollo humano.
El movimiento vegano se presenta como algo revolucionario
que lucha contra la opresión, equiparando esta lucha a la llevada a
cabo contra la esclavitud o contra la opresión de la mujer. ¡Cómo
si fueran equiparables los problemas de dentro de la sociedad hu-
mana con los ajenos a ella!
El veganismo es una ideología reaccionaria, liberal, idealista,
posmoderna que va en contra del desarrollo de la propia socie-
dad humana. Además, es la matriz desde la que se desarrolla otro
dogma de fe, la liberación animal, la cual está íntimamente rela-
cionada con él.
El antiespecismo es la degeneración más absoluta de la ideolo-
gía capitalista. No existe un materialismo antiespecista; ser anties-
pecista significa negar todos los factores que nos han constituido
como sociedad, de forma nihilista, marcándose como objetivo
oponerse y ralentizar el normal desarrollo de la sociedad.
Los grupos de liberación animal antiespecistas mayorita-
riamente viven de subvenciones y aportes de empresarios y
miembros, están totalmente estructurados dentro del sistema.
No representan ningún peligro para él y realizan una tarea muy

133
importante de confusión que facilita aumentar la alienación para
aquellos que caen en sus engaños.
Por otro lado, existen también grupos minoritarios extrema-
damente violentos que tratan de imponer su “revolución” anties-
pecista. Estos crean un amplio rechazo en las masas con sus ac-
ciones ridículas, contribuyendo a la criminalización por parte de
estas de todo lo que se reivindica como revolucionario, la gente
cree que todo es lo mismo y no es así. Esta gente está al servicio
del sistema.
Mientras hay millones de personas que mueren de hambre,
ellos se preocupan en gastar recursos para montar santuarios para
que los conejitos y las ovejitas sean felices, y los malos somos
nosotros por querer acabar con la opresión y la explotación que
genera este sistema criminal, mientras ellos están muy preocupa-
dos por el bienestar de las ratas de laboratorio.
El veganismo y la liberación animal se han convertido en dos
dogmas de fe en auge, cada vez más defendidos en todas las esfe-
ras donde el sistema tiene la capacidad de implantarlos. Dentro
de la izquierda cada vez es más común oír que si comes carne, eres
fascista. Estar en contra de todo esto te convierte inmediatamente
en un retrógrado, se conecta la maquinaria de la dictadura de lo
políticamente correcto, pero la realidad es que ni el veganismo ni
la liberación animal tienen absolutamente nada de revolucionario
o de progreso.

- Cosmopolitismo y negación del Estado


En el penúltimo capítulo del libro trataré el imperialismo como
fase del capitalismo, confrontando con las ideas posmodernas del
cosmopolitismo, también he tratado en los capítulos de “España.
Patriotismo revolucionario” y de “Lucha de clases, capitalismo, Esta-
do y transformación de la sociedad” los aspectos relacionados con el
Estado o la negación del mismo.

134
De todas formas, quiero dar aunque sea unas simples pince-
ladas sobre la cuestión aquí, pues considero que es uno de los
dogmas de fe del sistema con más implantación y que sirve para
la difusión de los demás.
El cosmopolitismo representa la destrucción de las culturas de
cada país, pero no por el normal desarrollo de la sociedad hacia
la construcción de una cultura internacional del progreso, una
cultura internacional obrera, sino por lo contrario, para realizar
una aculturación que facilite el proceso de alienación para la im-
posición de la cultura de la potencia imperialista dominante, los
Estados Unidos; para imponer su cultura del consumo y facilitar
la de sus intereses económicos en todo el mundo.
El cosmopolitismo representa en mi opinión uno de los dog-
mas de fe que mejor representa la actual decadencia de la socie-
dad y la moral capitalistas.
Los defensores de la negación de los estados, los que afir-
man que han perdido su utilidad y que ahora solo existe lo
local y lo global, lo hacen defendiendo preceptos cosmopoli-
tistas, defensores de la globalización capitalista, el famoso “yo
soy un ciudadano del mundo”. Estas personas no se dan cuen-
ta de que se han convertido en marionetas del sistema, y que,
además, en la mayoría de los casos están defendiendo intereses
antitéticos a los que les correspondería defender por su posi-
ción de clase.
El Estado sigue teniendo vigencia y la lucha por el poder po-
lítico para la emancipación de nuestra clase, la toma de poder,
sigue teniendo que llevarse a cabo con la toma de esta estructura,
que aún tiene plena vigencia en nuestro mundo actual. Las teo-
rías globalistas de la “revolución” son idealistas, pacifistas (en la
peor acepción de la palabra) y contribuyen a la alienación y el
control por parte del sistema a la población.

135
¿Qué relación tiene todo esto con la organización
obrera?

Todos estos dogmas de fe han afectado de forma dramática a las


organizaciones obreras y a la izquierda en general, les han quitado
todo el potencial revolucionario, su esencia y les han convertido
en dóciles defensores del propio sistema. Ha afectado ideológica y
organizativamente, se han convertido en la izquierda del sistema.
Por un lado, las organizaciones obreras se vieron desbordadas
por la influencia ideológica del posmodernismo en la sociedad,
y fueron incapaces de dar una respuesta clara antes esto, permi-
tiendo que penetrara en sus filas hasta hacerse hegemónico; por
otro lado, en la práctica, influenciadas por lo anterior, dejaron de
llevar políticas obreras, se olvidaron de la lucha de clases y de los
trabajadores, comenzaron a dedicarse a luchas parciales, luchas
que no dominaban ni tenían influencia real ninguna, funcionan-
do siempre a rebufo, realizando seguidismo acrítico.
Esto llevó a que cambiaran también las formas de organizar-
se. Todo se volvió más asambleario y fraccionado, más “libre” y
“democrático”, más “abierto”. Se declaró la guerra al centralismo
democrático, a la disciplina, al sacrificio y a otros valores que
eran propios de la cultura revolucionaria, obrera y combativa.
Lo revolucionario dejaba de ser la organización colectiva para la
trasformación de la sociedad y pasaba a ser el individuo, la trans-
gresión individual.
Todo este proceso conllevó que las organizaciones obreras se
debilitaran hasta un punto nunca antes imaginable. El sistema
realizó bien su trabajo, fue capaz de desmovilizar y asimilar a to-
dos aquellos que podían ser una resistencia a su dominio.
La izquierda obrera dejó de serlo para convertirse en izquierda
posmoderna domesticada. Han dejado vacío un espacio y otros
han visto la oportunidad de tomarlo. Hablo de los fascistas, que,

136
con un lenguaje obrerista y con demagogia, empiezan a desarro-
llarse de forma acelerada en los barrios obreros. Barrios en los que
la mayoría de la gente no se identifica con la izquierda del sistema
que no da respuesta a sus problemas.
La organización colectiva de los obreros es necesaria para la
transformación de la sociedad; sin ella estamos condenados al
fracaso. Es necesario recuperar esa esencia revolucionaria obrera,
recuperar la influencia en las amplias masas y combatir ferviente-
mente el posmodernismo ideológico y la izquierda a su servicio,
pues en realidad están haciendo mucho daño con su degenera-
ción, contribuyendo a criminalizar por parte de los obreros a los
que en verdad queremos transformar la realidad, defender sus in-
tereses como clase. Los posmodernos están haciéndole el juego al
sistema.
Como ya he dicho en varias ocasiones, tanto los fascistas como
los posmodernos son parte del sistema, son dos caras de la mis-
ma moneda, se retroalimentan mutuamente, son defensores del
capital independientemente de la careta más o menos “revolucio-
naria” que se pongan.

137
La cultura militante obrera

Hoy en día se tiende a menospreciar el mero hecho de tener una


cultura militante. La “izquierda” ha degenerado de tal manera, que
ha perdido sus valores, entre ellos la cultura de cómo debe ser un
militante que pretende trasformar la realidad en la que vivimos.
La militancia para ellos se ha convertido en una mera adscrip-
ción a un determinado partido, organización o “movimiento”, al
cual dedican algo de su tiempo sobrante, como si de un hobby se
tratase, sin requerir demasiado esfuerzo y sin proyección ninguna
de exigirse dar lo mejor de sí mismos o profesionalizarse para
hacer avanzar las cosas.
Es algo que hacen y que en cuanto les crea algún problema
grave están dispuestos a dejar de lado totalmente. Por supuesto,
su vida personal prima hasta en el más mínimo aspecto sobre
todo, por lo que durante grandes periodos se dedicarán a “simpa-
tizar” desde la distancia y redes sociales.
El compromiso con la causa es, pues, relativo. Relativo a su
interés personal, es decir, individual. Todos los preceptos capita-
listas de egoísmo, individualismo, etc. se han introducido en la
militancia, por lo que las organizaciones que admiten este tipo de
militancia como lo ideal no tienen ninguna peligrosidad para el
sistema, son totalmente permitidas por él y suelen vivir en exclu-
siva de las subvenciones que reciben del mismo.

139
Por otro lado, están los ejércitos de liberados dentro de las
grandes organizaciones de la izquierda, que son la burocracia que
mantiene todo el engranaje; yo, por supuesto, estoy a favor de la
profesionalización de los revolucionarios, de que existan profe-
sionales de la revolución, pero en este caso no es ante lo que nos
encontramos. Lo que tenemos es un grupo de vividores, que no
son profesionales en nada y que solo están ahí parasitando, man-
teniendo una estructura diseñada para engañar y aprovecharse de
las bases alienadas de esos partidos u organizaciones que están al
servicio de los capitalistas.
Daniel Bernabé, en su libro La trampa de la diversidad, afirma-
ba con respecto a la militancia lo siguiente. En primer lugar, para
introducir la cuestión de cómo era la militancia “antes”:

“En un pasaje de la película, Marker nos muestra las imá-


genes de una cadena de montaje en una fábrica de automóvi-
les, la voz de un hombre nos relata una historia:
11 de abril de 1968. Dentro de unos minutos, cuando aca-
be el trabajo, iré a montar guardia junto al ataúd de un tal
Léon Nicaud, que ha muerto a los ochenta y dos años de edad.
Muerto, como todos los comunistas auténticos, en la más com-
pleta miseria. Su familia fue el Partido. Su vida fue el Parti-
do. Lo fundó y lo llevó en los brazos durante más de 20 años.
Fue apaleado más de 20 veces por la policía a caballo o los
antidisturbios. Fue interrogado mil veces por la policía. Pasó
varios años de su vida en prisión. Yo le conocía, lo justo, para
saber que su inteligencia era muy superior a la media. Tenía
una gran humildad, ternura y una paciencia infinita. Lo sa-
crificó todo por el Partido, por la clase trabajadora, incluida
su familia. Nunca tuvo tiempo para vivir, para viajar, para
disfrutar de alguna de esas cosas por las que había batallado
[...] La clase obrera no es bella, ni buena, ni romántica. Es
brutal. La clase obrera tiene razón. No necesita ser explicada”.

140
¿El tal Léon Nicaud era mejor que el activismo contemporá-
neo, que la izquierda actual? ¿Más honrado, más consciente, más
dedicado? Posiblemente. Pero esa no es la cuestión que nos ocu-
pa. El tal Léon Nicaud, realmente millones de mujeres y hombres
como él, dedicaron su vida al partido comunista o al sindicato
anarquista porque sabían que lo político no era algo ajeno a sus
vidas, incluso que la única forma de mejorar sus vidas era a
través de la política.” (Bernabé, 2018).

Para llegar después a lo que él piensa de cómo debería ser:

“No estamos pidiendo que vuelva el latín ideológico o que


la izquierda exija a la gente que se acerca o que ya milita en
sus organizaciones un compromiso como el de Léon Nicaud.
Entre otras cosas, porque el mundo de ese militante ya no exis-
te. Lo que si pedimos es que, al menos, se haga cargo de la
situación en la que se encuentra para poder trazar los planes”.
(Bernabé, 2018)

Está hablando de lo que para él es la militancia comunista,


cómo era antes y cómo debería ser ahora. Realiza una crítica tí-
mida, pero en el fondo está reproduciendo aquello que dice com-
batir: la laxitud en la militancia como si fueran otras épocas y ya
no se pudiera pedir una militancia real.
¿Acaso no vivimos en la época de la explotación capitalista?
¿Los capitalistas nos van a regalar acabar con su sistema genocida
sin luchar? ¿La lucha de clases o el partido de nuevo tipo63 han

63 El partido de nuevo tipo o partido de vanguardia es un instrumento del


proletariado para ejercer la conquista del poder político, instaurar la dictadura
del proletariado, mantenerla y desarrollarla. Además, debe ser un destacamento
organizado de la clase obrera, encarnando la disciplina y la organización siendo
así un ejemplo entre las masas que le otorgue crédito político. (Mesana, 2016)

141
dejado de existir o de ser necesarios? Su libro es supuestamente
contra el posmodernismo; pero en el fondo no es capaz de romper
con lo que critica, se conforma con ser crítico desde dentro, cuando
en realidad le está haciendo el juego. La crítica al posmodernismo
ideológico tiene que realizarse en su conjunto y romper de forma
drástica no solo ideológicamente, sino además con sus métodos
organizativos y su concepción de la militancia. Su libro realiza una
crítica acertada en algunos asuntos, pero no da solución al proble-
ma, al revés, sus “soluciones” suponen perpetuar el problema.
Yo soy comunista y defiendo una concepción de la militancia
acorde con ello; me refiero a la militancia dentro de un partido
comunista (Mesana, 2016). Aunque el objetivo de este libro no
es desarrollar esta cuestión, creo que muchos aspectos de la mili-
tancia comunista pueden extrapolarse a la militancia en un frente
más amplio, de masas, en un frente obrero, e incluso a aspectos
generales del propio desarrollo individual de una persona. A una
persona normal que en su vida cotidiana aplique ser disciplinada,
constante, profesional y estudiosa, por poner algunos ejemplos,
no creo que le vengan nada mal para su desarrollo integral como
individuo.
Comentaré algunos aspectos que considero principales:
x La militancia debe ser disciplinada, pero no en un sen-
tido de obediencia ciega a lo que se pida, sino de disci-
plina consciente. Esto significa que la disciplina no es al
estilo militar, que debe ser obedecida porque sí, sino que
es algo consciente, fruto de los principios y conciencia
del individuo, que elige libremente el tipo de vida y de
militancia que quiere de acuerdo con sus ideas y a los ob-
jetivos por los que lucha, tanto él como su organización,
por su práctica revolucionaria.
Un militante debe ser consciente de por qué hace las co-
sas, no en el detalle concreto (a veces es imposible por
motivos de celeridad, efectividad o seguridad) sino en ge-

142
neral el porqué, el motivo real por el que hace las cosas,
para qué está destinado su trabajo, en este caso, para la
transformación de la sociedad. La disciplina es parte de la
cultura militante y debe ser férrea; las dificultades a las que
nos enfrentaremos como colectivo en las batallas decisivas
por nuestra emancipación así lo requieren. Una disciplina
relajada solo lleva al liberalismo y a la autodestrucción.
La disciplina es única, es decir, afecta a todos los mili-
tantes. No existen “grupos” selectos que estén eximidos
de cumplirla, todo el mundo está sujeto a ella, nadie está
por encima de nadie y, menos aún, de la colectividad que
conformamos todos.
En un Partido Comunista nos regimos por el centralismo
democrático64, pero hay organizaciones de masas y frentes
amplios que tienen otros sistemas. Independientemente
de esto, existe una democracia interna, mediante la cual se
toman una serie de decisiones de forma colectiva. El mi-
litante debe cumplir con los acuerdos tomados por todo
el conjunto de la organización fomentando de forma dis-
ciplinada que lo acordado se lleve a la práctica y no se
quede, como en otras organizaciones dominadas por el
reformismo, en mera palabrería.
La disciplina está vista por la “izquierda” como algo malo
y autoritario, más propio de reaccionarios y fascistas, pero
no pueden estar más alejados de la realidad. Sin una fé-
rrea disciplina la derrota está asegurada, y jamás podre-
mos competir contra los capitalistas y sus defensores. Los

64 El centralismo democrático es el método de organización de un partido de


nuevo tipo. Sus principios pueden resumirse en 1) organización vertical entre
los órganos del partido, 2) supeditación de la minoría a la mayoría, 3) discipli-
na consciente, 4) prohibición de fracciones, 5) el partido avanza depurándose,
6) crítica y autocrítica. (Mesana, 2016)

143
revolucionarios debemos apostar por una fuerte disciplina
para el desarrollo de nuestra lucha política.

x Todas estas características están relacionadas, pero aun así voy


a intentar desarrollarlas de forma independiente. El compro-
miso, que es algo de vital importancia, debe ser inquebranta-
ble. La vida nos pone en muchas dificultades, pero siempre
hay que dar lo mejor de nosotros mismos y, en la medida de
nuestras posibilidades, siempre mantener el máximo com-
promiso con la causa que has abrazado: la lucha contra la
desigualdad y la explotación, contra el imperialismo y la re-
acción, la lucha por la emancipación de nuestra clase.
Sin compromiso volvemos otra vez a la militancia por ho-
bby, como si la lucha por la revolución no fuera una lucha
de por vida, sino que es un pasatiempo que abandonas
cuando te aburres o te trae el más mínimo problema.

• Hace muchos años, y para mi vergüenza, debido a la des-


información y alienación que sufría, siendo un crío em-
pecé a militar en las juventudes del PCE, en la UJCE65.
Allí me explicaron lo que es la militancia para ellos.
Como estudiaba en la facultad de Ciencias Políticas,
tuve la suerte o la desgracia de conocer a muchos de los
“cuadros” de su central, incluido al que me dio la char-
la de premilitancia, Juan Iglesias, el secretario general.
Me dijo que la militancia era ser feliz, alegría, diversión,
aprender, conocer gente, irse de viaje…66 Ya entonces me

65 Unión de Juventudes Comunistas de España, organización juvenil del


Partido Comunista de España que nace en 1921. Degeneró a la par que el
PCE, y actualmente no es ni la sombra de lo que fue.
66 La anécdota es mucho más extensa, pero no entraré en los detalles porque
no quiero ser aún más incorrecto.

144
pareció una basura de definición de lo que es la militancia;
por esto, entre otras cosas, duré muy poco allí.
La militancia es sacrificio, disciplina, compromiso,
esfuerzo, trabajo abnegado, principios y resiliencia.
¿Cuántas cosas se han de sacrificar por la militancia, por
la lucha de clases y la revolución? ¿Cuánta gente ha dado
su vida, su libertad y su salud para dejarnos un mundo
mejor, luchando contra la reacción y por el socialismo?
Sin sacrificio no hay militancia posible. Aquel que no
esté dispuesto a sacrificar nada de su vida por una causa
mayor que él mismo, no debería militar en ningún si-
tio; su presencia solo va a dificultar a los demás en sus
cometidos.

x Todo militante revolucionario debe dar una importancia


vital a su formación, pues la formación de cuadros67, la
elevación teórica e ideológica de cada miembro de la or-
ganización, es necesaria para el desarrollo y progreso de
esta.
El estudio se realiza de dos formas:
- De forma individual: Es la más importante. El tra-
bajo se realiza de forma voluntaria, es el esfuerzo
individual del militante por formarse.
- De forma colectiva: mediante charlas, formacio-
nes, etc. Sirve para complementar la primera for-
ma. Sin el desarrollo de esta pierde mucha de su
efectividad.

67 Por formación de cuadros se entiende la profesionalización del militante


comunista, que gracias a esta formación teórica y práctica eleva su nivel para
convertirse en quién el Partido y su clase necesitan que sea. Un cuadro político
es alguien capacitado y formado para desenvolverse en su militancia en el Par-
tido y estar a la altura de lo que de él se requiere.

145
El estudio, ambas formas, deben llevarse de forma planifi-
cada y, en el caso de la formación individual, con horarios
y objetivos. Preguntaréis por el motivo; no puede estar
más claro: debido al trabajo práctico, a la vida familiar y
laboral, muchas veces no hay tiempo suficiente para leer
y formarse. Por ello es importante planificarse bien para
poder sacar tiempo para algo que tiene una gran relevan-
cia, ya que la falta de formación en los militantes repercu-
tirá inexorablemente en el trabajo práctico que se realice.

x Toda organización revolucionaria tiene que estar com-


puesta de revolucionarios profesionales que se dediquen
en exclusiva a la lucha por la transformación de la socie-
dad, por la revolución: hablamos de profesionales de la
revolución. Es necesario que gente dedique todo su tiem-
po a la militancia; si estuvieran haciendo otras cosas no se
podrían dedicar a lo que se necesita y en realidad importa.
Pero la existencia de esto no significa que todo el mun-
do pueda obtener tal nivel de compromiso. Muchos solo
podrán dedicarle una parte de su tiempo, el cual debe ser
de la mejor calidad posible, y para esto es necesario un
proceso de profesionalización del individuo que le lleve
a dar lo mejor de sí, a convertirse en la mejor versión de sí
mismo.
Hay gente que critica lo que he afirmado de los revolu-
cionarios profesionales, pero no se dan cuenta de que sin
estructura no hay posibilidad de cambiar nada, que sin
gente profesional no se puede combatir a nadie ni a nada,
que esto no es un hobby y que con echarle un ratito basta.
Nuestros enemigos son gente profesional; no podemos
confrontar con ellos con ideas y métodos organizativos
anarquistas idealistas del mundo de la fantasía.

146
Esto no es algo nuevo que desarrolle yo. Otros antes for-
mularon de manera acertada la cuestión, además culmi-
nando una revolución de forma exitosa:

“Si el obrero revolucionario quiere prepararse por


entero para su trabajo, debe convertirse también en
un revolucionario profesional. Por esto no tiene ra-
zón B-v cuando dice que, por estar el obrero ocupado
en la fábrica once horas y media, las demás funcio-
nes revolucionarias (salvo la agitación) “recaen ante
todo, quiérase o no, sobre un número reducidísimo
de intelectuales”. No sucede esto “quiérase o no”, sino
debido a nuestro atraso, porque no comprendemos
que tenemos el deber de ayudar a todo obrero que se
distinga por su capacidad para convertirse en un agi-
tador, organizador, propagandista, distribuidor, etc.,
profesional. (Lenin V. , 1902, págs. 190-191).

También se critica la exigencia de profesionalización del


conjunto de la militancia. En la vida solo se prospera con
preparación, esfuerzo y sacrificio. ¿Por qué iba a ser dis-
tinto en la lucha contra el capitalismo por la transforma-
ción de la sociedad?
Un revolucionario debe ser ejemplar en su trabajo. Sé
que no existen los hombres perfectos, pero debemos tra-
bajar a diario, con nuestro esfuerzo y sacrificio, por dar
lo mejor de nosotros por el bien colectivo, por algo más
importante que nosotros mismos.

x La crítica y la autocrítica son fundamentales a la hora


de desarrollar una militancia revolucionaria. Son el ins-
trumento para desarrollarnos como organización gracias

147
al análisis de nuestros errores, nuestro aprendizaje a través
de ellos, y su superación.
Todo el mundo está sujeto a la crítica y la autocrítica,
tanto en los órganos de base como en los de dirección,
nadie está exento de ellas. La realización de ambas es un
ejercicio saludable para el funcionamiento colectivo, que
permite corregir los errores y continuar adelante en las
luchas venideras por la transformación de la sociedad.

x La militancia se desarrolla en una organización que es co-


lectiva, en la cual existe una unidad que no se da por la
mera adscripción, sino por una línea política/ideológica
común, un programa común y una acertada táctica y es-
trategia de masas que nos vincule a su vez con las mismas.
Los cimientos de la militancia no son solo los relaciona-
dos con la disciplina y preparación ideológica, sino que
también lo es la convicción de los militantes de que la
línea es justa y tiene correspondencia con la realidad ma-
terial existente, representando los intereses y aspiraciones
de la clase obrera y del país. (Díaz, 1970).
Las influencias nocivas del sistema y de su cultura nos
afectan constantemente. Es necesario reforzarnos ideo-
lógicamente cada día, haciendo que nuestra militancia
tenga un lugar principal y central en nuestras vidas; lo
contrario solo llevaría a que la militancia termine relaján-
dose, hasta diluirse y desaparecer.

A modo de conclusión diré que una vida desordenada, relaja-


da, en la que se prime al individuo y sus intereses egoístas antes
que los colectivos, solo lleva a la debilidad e inoperancia de una
organización, a que deje de ser revolucionaria y a que con el tiem-
po se destruya.

148
La militancia revolucionaria, como ya he dicho, debe ser ab-
negada, disciplinada, comprometida y sacrificada; tiene como
bandera la cultura del esfuerzo, del trabajo constante y la resilien-
cia; y, por supuesto, todo ello bajo una ideología y una práctica
revolucionarias que representan los intereses de la clase obrera en
la lucha por su emancipación.

149
La revolución en España.
Las etapas de la revolución

Introducción

Un aspecto muy criticado y de rabiosa actualidad es nuestra


posición sobre la necesidad de una revolución democrática en
nuestro país. La necesidad de que en España se inicie un perio-
do que nosotros denominamos “República Popular y Federal”,
que nos sirva para que se den las condiciones necesarias para
pasar a la siguiente etapa de la revolución: la etapa de la revolu-
ción socialista.
Nos encontramos con dos posiciones “críticas” al respecto:
- Por un lado, los derechistas que piensan que realizar re-
formas dentro de lo actualmente establecido suponga
cambiar las cosas, transformar nuestra realidad.
- Por el otro, los ultraizquierdistas, dogmáticos, doctrina-
ristas y sectarios que no tienen en cuenta las condiciones
materiales del país y extrapolan fórmulas mecánicamen-
te sin atender a las condiciones materiales. Sus tácticas y
apuestas, si salieran de sus círculos de teóricos de pastel,
se estrellarían irremediablemente con la realidad hacién-
doles desaparecer.

151
Existe un grave error general a la hora de entender ciertos as-
pectos de una revolución. No se dan cuenta de que una revolu-
ción no es un momento de cambio y ya está, como algo cerrado
y estático posterior a ese cambio, sino que hay que entenderla de
forma dialéctica, con sus avances y retrocesos, con correlaciones
de fuerzas y con sus etapas.
Lenin habló de que la revolución era algo permanente, que
continuaba desarrollándose pasando de una etapa a otra. En to-
das las etapas, para que pudieran producirse los cambios y el pase
de una etapa a otra, solo la clase obrera debe ser la hegemónica,
pues, por su posición frente a los modos de producción, es la
única consecuentemente revolucionaria hasta el final.
A lo largo de estas etapas la clase obrera tenía unos aliados
diferentes. Algunos se mantenían y otros pasaban a la reacción.
Cada etapa de la revolución tiene a su vez unos objetivos, que
cambian cuando una etapa es superada y es hora de pasar a la
siguiente. Si la clase obrera no tiene la hegemonía, el proceso
revolucionario se finaliza, pues, como ya he dicho, es la única
clase consecuentemente revolucionaria hasta el final, debido a sus
condiciones materiales. De manera que si otra clase fuera la he-
gemónica, el proceso revolucionario estaría condenado al fracaso
más absoluto.
Cuando hablo de “revolución permanente” o “ininterrumpi-
da” no me refiero a la desviación revisionista elaborada por Trots-
ky, sino a la desarrollada por Lenin, que, si bien ya la he explica-
do, quiero remarcar de nuevo para no dar pie a ningún tipo de
error.

“De la revolución democrática comenzaremos a pasar inme-


diatamente, en la medida de nuestras fuerzas, de las fuerzas del
proletariado consciente y organizado, a la revolución socialista.
Nosotros somos partidarios de la revolución ininterrumpida.

152
No nos quedaremos a mitad de camino” (Lenin V. , 1905 -1912,
pág. 67)

A veces las etapas no se encuentran perfectamente delimita-


das, y ciertos objetivos (solo algunos) se pueden realizar en la
etapa anterior o posterior, dependiendo de las condiciones mate-
riales del momento. Sin embargo, esto no significa que las etapas
no existan, o que dejen de existir como tal.
Las tres etapas de una revolución son:
- La etapa antiimperialista, cuya tarea principal es la lucha
contra el imperialismo y en la cual la burguesía nacional
sí es una aliada. Una vez cumplida esta etapa y vencido
el imperialismo, la burguesía agotará su potencial revo-
lucionario y pasará a la reacción.
- La etapa democrática, que tiene como tareas principales
la reforma agraria, la lucha contra todo vestigio feudal
(terratenientes, poder de la jerarquía eclesiástica, mo-
narquía, etc.) y el estrechamiento de la alianza entre los
obreros y el campesinado, preparando así las condicio-
nes materiales para el paso a la siguiente etapa: la im-
plantación del socialismo.
- La etapa socialista, que representará el fin de la explota-
ción del hombre por el hombre, la socialización de los
medios de producción y la defensa y el desarrollo de
las conquistas de la revolución socialista contra los ene-
migos de la revolución. Se prepararán las condiciones
para la llegada de la sociedad comunista, la sociedad sin
clases.

Más adelante volveré a hacer alusión a todo esto, pero quería


hacer un posicionamiento claro de la cuestión antes de profundi-
zar en la misma.

153
Condiciones materiales. Objetivas y subjetivas

Para poder entender por completo el desarrollo que realizaré pos-


teriormente, quiero hablar antes de dos conceptos, las condicio-
nes objetivas y subjetivas para la realización de una revolución, ya
que para la realización de la misma han de existir ambas.

“Toda revolución es el resultado de la acción de una serie


de factores objetivos y subjetivos. El conjunto de los factores
objetivos, es decir, de los cambios objetivos que hacen que la
revolución madure totalmente, forman la situación revolucio-
naria. Según enseña Lenin, la situación revolucionaria se ca-
racteriza por los siguientes rasgos distintivos.
“1) Imposibilidad para las clases dominantes de mantener
sin cambios las formas de dominación; una u otra crisis en
las “alturas”, crisis de la política de la clase dominante, que
produce una brecha por las que se abren paso el descontento y
la indignación de las clases oprimidas. Para que la revolución
avance, no suele bastar con que “los de abajo lo quieran”, sino
que hace falta, además, que “los de arriba no puedan” seguir
viviendo como hasta aquí. 2) Agudización por encima de lo
corriente de la pobreza y la miseria de las clases oprimidas. 3)
Considerable elevación, a consecuencia de las causas indica-
das, de la actividad de las masas, que en los períodos “pacífi-
cos” se dejan despojar calladamente, pero que en los períodos
turbulentos se ven empujadas tanto por toda la situación de
crisis como por las mismas “alturas” a una actuación histórica
independiente”. (Konstantinov, 1957, págs. 211-212)

Las condiciones objetivas forman la situación revolucionaria.


Actualmente en el capitalismo, en su fase actual, en cualquier
periodo de crisis de los que se producen cada poco tiempo, las

154
condiciones objetivas en las que se debería o se puede realizar una
revolución se dan. Existen unas condiciones materiales objetivas
que posibilitan que se dé una situación revolucionaria.
Sin embargo, el mero hecho de que existan estas condiciones
materiales objetivas no es suficiente para que esa situación revo-
lucionaria se convierta en una revolución victoriosa. Es necesario
que a estas condiciones objetivas se unan también unas condi-
ciones objetivas, una serie de factores subjetivos que posibiliten
que esa situación revolucionaria se convierta en algo más, en un
proceso revolucionario.
Estos tres rasgos de los que habla Lenin se cumplen en muchos
momentos, como ya he dicho. Sin embargo, este cumplimien-
to no hace que despegue el proceso revolucionario. Hacen falta
además factores subjetivos que también deben darse para pasar a
mayores. Estos factores subjetivos son varios; los principales son:
- Tener un elevado nivel de conciencia de clase en las ma-
sas.
- Disponer de una organización de las fuerzas obreras
fuerte y lo más unitaria posible.
- Existencia de un Partido Comunista, de vanguardia,
con la capacidad de dirigir y organizar a las masas.

Sin la suma de estos factores subjetivos a las condiciones ob-


jetivas, ninguna situación revolucionaria va a convertirse en una
revolución triunfante.

“Para que la situación revolucionaria se convierta en revo-


lución victoriosa es necesario que al conjunto de los cambios
objetivos se unan ciertos factores subjetivos: “... la capacidad
de la clase revolucionaria de desplegar acciones revoluciona-
rias lo suficientemente fuertes para destruir (o hacer resque-
brajarse) el viejo gobierno, el cual nunca, ni en tiempo de

155
crisis, “cae por sí solo” si no se le empuja”. [3] (Lenin V. , pág.
190). Y, en la revolución proletaria, el factor subjetivo lleva
implícita la capacidad de la clase obrera para librar acciones
revolucionarias decisivas, su grado de conciencia y de organi-
zación, la existencia en su seno de un partido revolucionario
capaz de encabezar a las masas trabajadoras del proletaria-
do y a las masas trabajadoras no proletarias, principalmente
a los campesinos, y de conducirlas por el camino acertado.”
(Konstantinov, 1957, pág. 212)

El paso de una revolución democrática a una


revolución socialista

Aún no quiero pasar a hablar de España, pero creo que es nece-


sario explicar cómo se produce la revolución democrática, como
se desarrolla y de qué manera (según las condiciones materiales,
por ejemplo, las nuestras) es importante para la implantación del
socialismo, para el cambio de la revolución a la siguiente etapa.
La revolución democrática busca la conquista y profundiza-
ción de los derechos democráticos, soluciona el problema agra-
rio, acaba con los restos feudales, fortalece la alianza de las clases
progresistas y prepara las condiciones para el paso al socialismo.
Permite una acumulación de fuerzas bajo la hegemonía de la clase
obrera y produce un aumento de la conciencia de clase.
Pretender instaurar mágicamente el socialismo de la noche a
la mañana sin pasar por esta etapa de la revolución, sin atender a
las condiciones materiales, es caer en el idealismo más absurdo,
en el revisionismo izquierdista más rancio e infantil. Lo cual es
sumamente perjudicial para nuestros intereses de clase haciéndo-
le el juego a la reacción.
Algunos sujetos de diferentes países critican la posición leni-
nista sobre las etapas de la revolución, llamándonos despectiva-

156
mente “etapistas”. Piensan que pueden forzar las condiciones ma-
teriales por su mera voluntad, en su versión menos patética por
las armas (GPP 68) y en la versión más ridícula reconstituyéndose
en su casa sin hacer nada esperando a realizar algún día (jamás
lo van a hacer) sus soflamas guerilleristas absurdas en la realidad.
Hablo aquí de gente de varios países, porque todos ellos no
tienen en cuenta las condiciones materiales, por lo que no es ne-
cesario en este caso concretar, aunque claramente podríamos ha-
blar del caso de los que son (mal que les pese) españoles.
Esta gente piensa que por hacer soflamas aparentemente muy
radicales van a ganarse a las masas, cuando en realidad lo que
hacen es todo lo contrario, espantarlas y que organizaciones de la
reacción puedan llegar a ellas.

“Anotemos, por último, que, al fijar como tarea del go-


bierno provisional revolucionario la aplicación del programa
mínimo, la resolución elimina con ellos las absurdas ideas se-
mianárquicas sobre la realización inmediata del programa
máximo, sobre la conquista del poder para llevar a cabo la re-
volución socialista. El grado de desarrollo económico de Rusia
(condición objetiva) y el grado de conciencia y de organización
de las grandes masas del proletariado (condición subjetiva, in-
disolublemente ligada a la objetiva) hacen imposible la ab-
soluta liberación inmediata de la clase obrera. Solo la gente
más ignorante puede no tomar en consideración el carácter
burgués de la revolución democrática que se está desarrollan-
do; solo los optimistas más cándidos pueden olvidar cuán poco
conocen aún las masas obreras los fines del socialismo y los
procedimientos para realizarlo. Pero todos nosotros estamos
persuadidos de que la emancipación de los obreros puede ser
obra solo de los obreros mismos; sin la conciencia y la organi-

68 Se refiere a la táctica maoísta de la Guerra Popular Prolongada.

157
zación de las masas, sin su preparación y su educación por me-
dio de la lucha de clases abierta contra toda la burguesía, no se
puede ni hablar de revolución socialista. Y como contestación
a las objeciones anárquicas de que aplazamos la revolución
socialista, diremos: no la aplazamos, sino que damos el primer
paso hacia la misma por el único procedimiento posible, por
la única senda certera, a saber: por la senda de la república
democrática. Quien quiera ir al socialismo por otro camino
que no sea el de la democracia política, llegará infaliblemente
a conclusiones absurdas y reaccionarias, tanto en el sentido
económico como en el político. Si en un momento determina-
do tales o cuales obreros nos preguntan por qué no realizamos
nuestro programa máximo, les contestaremos indicándoles
cuán ajenas son aún al socialismo las masas del pueblo, im-
pregnadas de espíritu democrático, cuán poco desarrolladas
se hallan aún las contradicciones de clase, cuán inorganizados
están aún los proletarios. ¡Organizad a centenares de miles
de obreros en toda Rusia, difundid entre millones la simpatía
hacia vuestro programa! Probad a hacer esto, no limitándoos
a frases anárquicas sonoras, pero huecas, y veréis inmediata-
mente que llevar a cabo esta organización, difundir esta edu-
cación socialista depende de la realización más completa po-
sible de las transformaciones democráticas.” (Lenin V. , 1947,
pág. 11)

Pretender cambiar la sociedad, lo establecido, sin tener en


cuenta las condiciones materiales existentes de forma idealista ya
tiene un nombre: se llama “anarquismo”. Y estos señores, por lla-
marlos de alguna manera, aunque se disfracen de rojos, en cuanto
rascas un poco ves rápido que debajo de la capa de maquillaje está
su esencia negra y reaccionaria.

158
España. Nuestra realidad material

El análisis concreto de la situación concreta es la esencia del


marxismo. Una solución a un problema puede ser acertada o no
dependiendo de las circunstancias, las condiciones materiales en
las que se desarrolla. En la cuestión de qué etapa revolucionaria
necesita España no podía ser de otra forma.
España tiene una serie de características que son innegables y que
considero que son cuestiones previas a realizar a la revolución socia-
lista, teniendo en cuenta nuestras condiciones materiales actuales:
- Es necesaria una reforma agraria. El campo se encuentra
en manos de los terratenientes, que dejan muchos de
los campos sin cultivar para vivir de las subvenciones
de la Unión Europea, que no nos deja producir como
país más de lo que estipula ella misma. La situación de
los jornaleros es terrible en el campo, caracterizado por
el atraso tecnológico y productivo y por la explotación
desmedida.
- Vivimos en un régimen monárquico, heredero de la dic-
tadura y supeditado a la Unión Europea. La soberanía
nacional se encuentra secuestrada por la Unión Euro-
pea, que en última instancia es la que decide sobre todos
los asuntos importantes que nos afectan.
- Existe un concordato con el Vaticano, por el cual la Igle-
sia Católica tiene múltiples privilegios. La iglesia posee
múltiples propiedades que están infrautilizadas. Se ne-
cesita romper con ese concordato, acabar con sus privi-
legios, relegar a la religión al ámbito privado y expropiar
las tierras que dispone la iglesia y que se encuentran en
desuso.
- No existe una organización obrera ni una conciencia de
clase generalizada o amplia.

159
- No solo existe un alto nivel de represión, sino que tam-
bién hay presos políticos. Es necesaria una amnistía po-
lítica.

Muchos aducen que todas estas cuestiones se pueden so-


lucionar en el socialismo y que no son relevantes, pero sí que
lo son. Todas y cada una de ellas son de gran importancia,
y mientras nos mantengamos en la Unión Europea no hay
nada que hacer. Es necesaria una profundización democráti-
ca, una amplia concienciación de la sociedad, la organización
obrera, etc.
Es imposible implantar el socialismo sin solucionar varios
de los problemas mencionados. Llamar hoy, en España, a la
revolución socialista solo sirve para criminalizar y ridiculizar
nuestra causa, a los verdaderos comunistas que luchan por
una sociedad mejor y no están haciendo como estos señores
el vago en su casa, conectados a internet. Las redes sociales
han permitido que gente sin relevancia, cultura ni nivel de
ningún tipo se autoerijan en jueces, doctores e ilustrados de
la necedad.
Es nuestro deber desenmascararlos. Estos izquierdistas de
libro no comprenden la importancia del análisis concreto de
la situación concreta, ni la esencia de la dialéctica ni, por su-
puesto, la importancia de las etapas de la revolución. El doc-
trinarismo, la enfermedad de las citillas mutiladas les ha lle-
vado a estos planteamientos horrendos que nada tienen que
ver con el marxismo. Que sigan con su revolución de Twitter
y Facebook, nosotros seguiremos luchando por la plasmación
de nuestras ideas en la práctica, en hacer una revolución real
en nuestro país, España.
La etapa democrática no tiene por qué ser larga, puede
ser un periodo corto y acelerado gracias a una correlación

160
de fuerzas positivas, a unas condiciones materiales favorables,
pero eso no quita que sea necesaria.
Por esta razón, nuestra apuesta para España es la Repúbli-
ca Popular y Federal, encaminada, claro está, a algo superior,
al socialismo.

161
Cosmopolitismo, globalización e
Imperialismo

Aunque ya he hablado de forma breve, en el primer capítulo del


libro, del cosmopolitismo, quiero profundizar un poco más sobre
la cuestión, analizar cuándo surge y por qué. Además, quiero de-
jar claro quiénes son los primeros que comenzaron una lucha sin
cuartel contra él, desmontando toda la teoría fascista y reacciona-
ria de que este fenómeno es algo vinculado al llamado “marxismo
cultural”, cuando, en realidad, los más férreos adversarios del pos-
modernismo ideológico siempre han sido los marxistas.
Ya he explicado que el uso del término “marxismo cultural”
solo pretende criminalizar a los comunistas, haciendo creer a las
masas que la culpa la tienen ellos, cuando el posmodernismo es
un producto del sistema capitalista, al igual que los fascistas.
En este capítulo interrelacionaré los conceptos de cosmopoli-
tismo y globalización con el de imperialismo, demostrando que
las teorías posmodernas no tienen ningún sentido, salvo el de
engañar y confundir a la gente, contribuyendo al proceso de alie-
nación.
Hay cosas que han cambiado desde los inicios del imperialis-
mo como última fase del capitalismo, pero son cambios que no
afectan a las leyes fundamentales del imperialismo, por lo que se-

163
guimos viviendo en la misma época histórica; la única diferencia
es que el imperialismo ha seguido desarrollándose, agudizando
sus contradicciones. Finalizaré el capítulo analizando y explican-
do qué es el imperialismo, la fase del capitalismo en la que nos
encontramos.

Cosmopolitismo

Aunque ya se había hablado de cosmopolitismo antes (Lenin V.


, Obras Escogidas. Tomo VII), la campaña oficial en la URSS
contra el cosmopolitismo se inició en 1949 con la publicación en
Pravda69 del artículo “Sobre un grupo antipatriótico de críticos
teatrales”.
En este artículo se criticaba el desarraigo antipatriótico de
ciertos críticos teatrales que repudiaban lo nacional para primar
lo occidental, es decir, las ideas y culturas capitalistas. El ataque y
defenestración de lo autóctono solo quiere facilitar la imposición
de una cultura foránea, en este caso la cultura capitalista nortea-
mericana que se estaba también intentando imponer en Europa.
El artículo, aunque se centra en lo artístico, deja muy clara la
necesidad de combatir la ideología reaccionaria que, disfrazada
de cosmopolitismo globalizador, con una carreta supuestamente
progresista, quería infiltrarse en la URSS para destruir el socia-
lismo.
Se afirman cosas como la siguiente:

“El cosmopolitismo desenfrenado no solo es antipopular,


sino también estéril. Es dañino, como esos parásitos en el

69 Periódico soviético dirigido por Lenin y que sirvió como órgano de expre-
sión a los bolcheviques. Era un órgano oficial del Comité Central del Partido
y referente para toda la izquierda revolucionaria.

164
mundo vegetal que roen los brotes de cultivos saludables. Sirve
como camino para las influencias reaccionarias burguesas que
nos son hostiles”. (Pravda)

Varios de los textos que voy a citar en este capítulo los he-
mos tenido que traducir de otras lenguas porque no existían en
castellano. Los insertaré completos en los anexos para hacerlos
accesibles al lector.
Con este artículo, aunque como ya he comentado se habló de
la cuestión anteriormente, comenzó la lucha contra el cosmopo-
litismo capitalista, contra uno de los gérmenes del posmodernis-
mo ideológico, en la URSS de la época de Stalin. Para que luego
algunos hablen de “marxismo cultural” y nos quieran echar el
muerto encima.
En los años posteriores se desarrollaría más esta lucha y hemos
podido tener acceso al trabajo de varios autores, nada fáciles de
conseguir, de los cuales desarrollaré algunas de sus ideas y posi-
cionamientos.
El término “cosmopolitismo” no aparece en el Diccionario fi-
losófico marxista de 1946 (Rosental & Iudin, 1946), su primera
edición, porque la campaña se inicia, como ya he dicho ante-
riormente, en 1949. Solo aparecerá en las nuevas ediciones de la
época revisionista70.
Si analizamos obras de esta época, podemos extraer claramen-
te la definición de cosmopolitismo que se dio.

70 Época que se inicia tras la muerte de Stalin y que se consuma en el XX


Congreso del PCUS, el cual supone un verdadero golpe de Estado tras el
cual cambiaron de nuevo las relaciones sociales de producción, se instauró
un capitalismo de Estado que defendía los intereses de la nueva burguesía
soviética, compuesta principalmente por los dirigentes del partido. Destru-
yeron todo lo construido con anterioridad y adoptaron una política exterior
socialimperialista.

165
La definición que yo extraigo de este texto y de la dinámica
general de esos años es la siguiente: El cosmopolitismo es una
ideología reaccionaria y capitalista que defiende la indiferencia,
el olvido y la apatía frente a la cultura y tradiciones de un país,
atentando contra su soberanía nacional, facilitando así la propa-
gación de las ideas y la defensa de los intereses económicos del
imperialismo. El cosmopolitismo es un instrumento para man-
tener y expandir la dominación de los monopolios, sometiendo
a los pueblos y obligarles a tener relaciones de dependencia con
respecto a ellos.
La idea de ser un ciudadano del mundo, apostar por ir de lo
local a lo global, creer en un gobierno mundial o defenestrar el
papel del Estado y la existencia de la patria no son síntomas de
tener una conciencia progresista, sino de todo lo contrario, es
sintomatología de estar profundamente alienados por el sistema.
Nosotros anteponemos al cosmopolitismo el internaciona-
lismo, el cual no tiene nada que ver con el primero, respeta la
identidad nacional, la soberanía nacional y las culturas y tradi-
ciones de los pueblos. El internacionalismo proletario busca la
transformación de la sociedad, pero no pretende destruir todo lo
existente; el internacionalismo no se puede entender sin el amor
a tu propio pueblo. Los aspectos progresistas de las culturas na-
cionales deben mantenerse y desarrollarse.
Podría hablar de muchos más autores que desarrollaron una
crítica vehemente al cosmopolitismo, pero creo que es especial-
mente importante mostrar a las claras la verdad, que los prime-
ros que lucharon contra el posmodernismo ideológico fueron
precisamente los comunistas, los de verdad, no los que se auto-
denominan como tal y en el fondo son siervos del sistema71. Por

71 Me refiero a aquellos que realmente luchan por defender los intereses de la


clase trabajadora y priman la cuestión de clase antes que dejarse embaucar por
ideas y tendencias que buscan solamente parchear el sistema.

166
este motivo quiero comentar algunos fragmentos del texto de
Chernov “El cosmopolitismo burgués y su papel reaccionario”
(El Bolchevique, 1949), un texto que me parece especialmente
interesante.

“Estos objetivos cosmopolitas de Subotsky están directa-


mente en contra del patriotismo soviético y en contra de la po-
lítica de partido, la cual siempre ha otorgado gran importan-
cia a las cualidades de la nación y las tradiciones nacionales
de la gente. Lenin habló en el 8.º Congreso del Partido contra
Trotskyite Pyatakov, quien había sugerido (a modo de provo-
cación) eliminar el punto del programa del partido sobre la
auto-determinación nacional, diciendo “Esto podría estar re-
suelto, si hubiera personas sin características nacionales. Pero
no existen estas personas, y no podemos construir una sociedad
socialista de otra manera”” (El Bolchevique).

Los comunistas siempre han defendido la resolución de la


cuestión nacional mediante el derecho a la autodeterminación, al
igual que siempre han defendido el respeto a la cultura y tradicio-
nes, es decir, a la identidad nacional de los pueblos. No existen las
personas sin características nacionales, hay que luchar por tras-
formar la sociedad con lo que tenemos, con nuestras condiciones
materiales. Lo contrario sería estar condenados al fracaso, caer en
el idealismo más burdo del cosmopolitismo, el cual solo quiere
destruir para imponer los intereses capitalistas de los grandes mo-
nopolios.
En el siguiente extracto, Chernov parafrasea a Stalin hablan-
do sobre el nihilismo nacional, el orgullo nacional y la dignidad
nacional. Confronta lo primero con los otros dos; confronta el
cosmopolitismo al servicio del imperialismo contra las posiciones
comunistas sobre la nación y lo nacional.

167
“El nihilismo nacional es una manifestación de la ideología
antipatriota de los burgueses cosmopolitas, faltando el respeto
al orgullo nacional y la dignidad nacional de la gente. El ca-
marada Stalin dijo: ‘El nihilismo nacional solo provoca daño
al socialismo, actuando como una herramienta de los burgueses
nacionalistas’. El camarada Stalin habló enérgicamente en con-
tra de aquellos que sugerían que: ‘la lucha contra el nacionalis-
mo debe, al mismo tiempo, acabar con todo lo que sea nacional’.
El nihilismo nacional, en nuestras condiciones, es una forma
de lucha elegida por los cosmopolitas desarraigados en contra
del patriotismo soviético, contra la cultura soviética (la forma
es nacional, el contenido es socialista); es una muestra de su as-
querosa adoración a la cultura burguesa. De esta manera, el ni-
hilismo nacional y su actitud ante el pueblo gran ruso y el resto
de pueblos de nuestra nación, han estado ligados una y otra vez
los cosmopolitas desarraigados con la burguesía nacionalista,
que hoy en día está inseparablemente atada con esta ideología
cosmopolita de la burguesía imperialista” (El Bolchevique).

He querido mostrar este fragmento porque las teorías conspi-


ranoicas siempre han querido cargarle el muerto del origen del
posmodernismo ideológico a Stalin. Con esto queda claro que
precisamente él, hablamos de los años 40, fue uno de los prime-
ros que combatió enérgicamente contra el mismo.
Es gracioso ver cómo todas las falacias y subterfugios fascis-
tas intentando culparnos a los comunistas de la situación ac-
tual con respecto al posmodernismo ideológico se desmontan
solo con ir a las fuentes originales, dejando en entredicho todo
lo afirmado por los reaccionarios. Solo hay que tener unas no-
ciones básicas de historia para desmontar todo su “arsenal” de
“pruebas” al respecto.
En la actualidad el cosmopolitismo no es más que el intento
por parte de los monopolios capitalistas de erradicar toda posible

168
resistencia nacional o estatal a la imposición de sus designios.
Con el ataque a todo lo nacional, con el fomento de la desidia e
indiferencia por las costumbres y tradiciones, con la afirmación
de que los Estados ya no tienen sentido porque han perdido su
función, solo quieren imponer sus intereses económicos a cual-
quier costa.
Pretenden sustituir la cultura nacional por una supuesta cul-
tura mundial, que no es tal cosa, al contrario, es la imposición de
la cultura de la potencia imperialista dominante, de la norteame-
ricana. Con los años esto se ha ido agudizando más y más, pero
lo sorprendente es que en la campaña inicial soviética contra el
cosmopolitismo en 1949 ya hablaban con total claridad de todo
esto:

“El imperialismo americano, en las condiciones actuales,


se muestra como el aspirante a la dominación mundial. Esto
explica que los ideólogos del imperialismo americano hoy son
los más fervientes propagandistas del cosmopolitismo. La
burguesía de hoy en día es elegida por el imperialismo ame-
ricano como un arma de la lucha ideológica por la domina-
ción mundial. Con la ayuda de la propaganda cosmopolita
americana, el imperialismo americano dirige la preparación
ideológica por la consecución de sus aspiraciones agresivas y
expansionistas. El cosmopolitismo burgués es una conveniente
tapadera para la actividad subversiva de espías y saboteado-
res, trabajando a instancias de los servicios de inteligencia
extranjeros. Disfrazados con terminología cosmopolita, en
falsos eslóganes sobre la lucha contra el ‘egoísmo nacional’,
ocultan el rostro de los incitadores de una nueva guerra, in-
tentando lograr el dominio estadounidense del mundo. Desde
los círculos imperialistas de los Estados Unidos se emite pro-
paganda de ‘la ciudadanía mundial’ y ‘gobierno mundial’”
(El Bolchevique).

169
Podría poner muchos más fragmentos reseñables de este texto,
pero sería reiterarme en cuestiones que ya he explicado; el texto
completo está en los anexos al final del libro.
A modo de conclusión, quiero dejar claro tras todo lo expues-
to que los comunistas fueron los primeros que combatieron y de-
nunciaron el cosmopolitismo y, por lo tanto, el posmodernismo
ideológico.
Hoy en día existen partidos que se autodenominan comunis-
tas y revolucionarios, pero que han sido infectados hasta el tué-
tano por el posmodernismo, se han convertido en revisionistas
y por lo tanto en reaccionarios. Da igual los símbolos que usen,
doy gracias a que cada vez los usan menos, en sus actos y en su
línea ideológica han renegado a todas luces del marxismo, y han
pasado a formar parte de la reacción. Da igual la careta que se
pongan, no tienen ya nada que ver con la lucha revolucionaria ni
con los comunistas.

¿Globalización o imperialismo?

Una argumentación muy recurrente para defender las ideas del


cosmopolitismo es afirmar que vivimos en un mundo diferente,
que ha cambiado de forma drástica y que en la actualidad nos
encontramos en la globalización, un periodo interconectado en
el cual las fronteras, Estados y demás “cosas del pasado” ya no
tienen sentido. Seríamos una especie de ciudadanos del mundo,
interconectados por la tecnología.
La moda del rebelde que en realidad no lo es, del alternativo e
incluso del “revolucionario”, es abrazar con fuerza estos preceptos
anteriormente hablados y darles una connotación de progreso,
cuando en realidad esta gente es la más alienada y sumisa a los
dictados del sistema.

170
Sus argumentaciones varían según quien sea el gurú que las
proclama. Van desde la negación de la clase obrera a la trasgresión
individual, desde el reconocimiento de las minorías marginales
como nuevo sujeto revolucionario a negar las identidades, van
desde defender que internet ha cambiado el mundo a organizar-
se en comunidades de hippies que viven apartados del mundo.
Todos son hijos del posmodernismo, todos cumplen la misma
función, perpetuar la situación que vivimos, imposibilitar la or-
ganización colectiva obrera, mantener la dominación del sistema.
Ninguno de los supuestos cambios que hemos sufrido, tanto
los reales como los imaginados, afectan a las leyes fundamentales
del imperialismo. Lo que ellos ven como globalización no es más
que la agudización de las contradicciones del imperialismo, la
antesala de la revolución que acabará con este sistema putrefacto
y decadente.
En esencia seguimos viviendo en la misma fase histórica, en el
imperialismo, y debemos organizarnos en base a nuestras condi-
ciones materiales, no a deseos y teorías inspiradas en sentimientos
y en análisis idealistas.
A continuación, y para terminar el capítulo, haré un breve
resumen, pues no quiero desvirtuar la coherencia ni la estructura
del texto, pues es un tema importante y no quiero realizar un
desarrollo demasiado extenso de lo que es el imperialismo como
fase última del capitalismo. Argumentaré también por qué segui-
mos aún en esta fase.

¿Qué es el imperialismo?

El capitalismo como modo de producción tiene dos fases: la pre-


monopolista y la monopolista (o imperialismo). El tránsito de
uno a otro se dio en el último tercio del siglo XIX, establecién-
dose como tal a comienzos del siglo XX. Este tránsito solo pudo

171
darse gracias al desarrollo de las fuerzas productivas y de las rela-
ciones de producción; en él se pasa de la libre concurrencia a la
dominación de los monopolios.
En el imperialismo nos encontramos en la segunda y última
fase del capitalismo: el desarrollo de las fuerzas productivas se
haya limitado por las relaciones sociales de producción capitalis-
tas. El imperialismo es la última fase del capitalismo agonizante,
en descomposición, por lo que en él se gestan las condiciones
materiales para acabar con el capitalismo; es la antesala de la re-
volución socialista.
Es necesario analizar los rasgos y peculiaridades del imperia-
lismo, para lo cual tomaré de referencia para explicarlos la defi-
nición que hizo Lenin en su obra “El imperialismo, fase superior
del capitalismo”.

“Conviene dar una definición del imperialismo que con-


tenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber: 1)
la concentración de la producción y del capital llegada hasta
un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los mono-
polios, que desempeñan un papel decisivo en la vida econó-
mica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la
creación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oli-
garquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia
de la exportación de mercancías, adquiere una importancia
particular; 4) la formación de asociaciones internacionales
monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo,
y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre
las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo
es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha to-
mado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital
financiero, ha adquirido una importancia de primer orden
la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo

172
por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de
todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más
importantes” (Lenin V. , El imperialismo, fase superior del ca-
pitalismo, 1917).

Lo analizaré por partes, aviso al lector de que es una mera in-


troducción al tema, no pretendo alargar la cuestión en este texto.
No quiero realizar un desarrollo económico extenso. Si quieren
ver una ampliación del desarrollo del tema, recomiendo que lean
la que realicé en Introducción al comunismo (Mesana, 2016, págs.
66-80). Mi intención es solo introducir el tema para poder rea-
lizar la conclusión de por qué seguimos viviendo en el imperia-
lismo y demostrar cuan absurdos son los fundamentos cosmopo-
litas y globalizadores de que vivimos en una nueva fase vete tú a
saber de qué.

1. Primer rasgo: Concentración de la producción y sur-


gimiento de los monopolios
Por el desarrollo de la libre competencia, por la acción
de la ley de la concentración y centralización del capital,
se producirá la absorción de unas empresas por otras más
fuertes. El capital se irá concentrando cada vez en menos
manos.
La acumulación y concentración de capital causa el
surgimiento del monopolio; los monopolios en el capita-
lismo premonopolista eran la excepción, en el imperialis-
mo serán lo dominante.
El monopolio impondrá la absorción de empresas
menores por la fuerza y el chantaje, con presiones de
todo tipo como son la negación del transporte para sus
productos, el cierre de mercados, negar acceso a materias
primas, etc.

173
2. Segundo rasgo: El nuevo papel de los bancos
Los bancos, con el desarrollo del capitalismo, también
empiezan a concentrarse, pasan a controlar los ingresos en
metálico de la clase capitalista y los ahorros de los traba-
jadores. Los bancos son parte fundamental en la acelera-
ción de la acumulación del capital y el surgimiento de los
monopolios.
Debido a la información que obtienen de los capita-
listas industriales y de la concesión de préstamos para su
desarrollo, obtienen una situación de privilegio que les
permite dejar de ser intermediarios haciendo que el capi-
tal industrial tenga relaciones de dependencia con ellos.
Los capitalistas bancarios pasarán a ser copropietarios
de las empresas industriales y, a su vez, estos pasarán a
comprar acciones de los bancos, se dará un proceso de
fusión entre ambos capitales, surgiendo el capital finan-
ciero, que es el dominante en la fase en la que vivimos:
el imperialismo. Este es el motivo por el que los grandes
capitalistas que dirigen tanto los bancos como las grandes
industrias sean los mismos.
Esta unión se cierra con la unión del capital financiero
con el Gobierno, siendo miembros del capital financiero
parte de los gobiernos y gente del Gobierno cuando finali-
za su gestión pasan a los consejos de dirección capitalistas.

Tercer rasgo: Exportación de capital


Durante el capitalismo premonopolista existía un pre-
dominio de la exportación de mercancías. Sin embargo,
en el imperialismo predomina la exportación de capitales.
La exportación de capitales se realiza para aumentar
la cuota de ganancia de los capitalistas, se deslocaliza la
producción invirtiendo el mal llamado “capital sobrante”

174
en países subdesarrollados, donde la mano de obra es más
barata y pueden aumentar así sus beneficios.
No quiero centrarme en explicar cómo empezó a ser
la exportación de capital aquí, pues en ciertos aspectos ha
sufrido cambios de esa época inicial del imperialismo a
como es la exportación del capital actualmente. Lo desa-
rrollaré de forma extensa en posteriores trabajos.

Cuarto rasgo: Reparto del mundo entre las asociaciones


monopolistas capitalistas
En el proceso de desarrollo capitalista, con la acumula-
ción y concentración del capital y el surgimiento del mo-
nopolio, llega un momento en que este se lanza a la con-
quista del mercado nacional o interior. Este mercado y el
exterior tienen relación, ya que existe un mercado global.
Las asociaciones monopolísticas se constituyen en asocia-
ciones internacionales; para poder seguir compitiendo y
expandiéndose, se crea así la figura del supermomopolio,
entre los cuales se repartirán el mundo.
El mundo se haya repartido al completo entre estos
supermonopolios, pero este reparto no es eterno, cambia
mediante guerras y por las crisis económicas.

Quinto rasgo: Reparto del mundo entre las grandes po-


tencias
Nuestro mundo ya se encuentra repartido entre las po-
tencias imperialistas: no hay territorios ajenos a su control
que puedan descubrirse y depredarse. Para poder cambiar
el dominio de un territorio, ha de hacerse por la vía de la
fuerza. Nos encontramos en la época histórica de la agu-
dización de las contradicciones entre los bloques imperia-
listas, que cada vez se agudizan más.

175
La forma de mantener el dominio sobre un territorio
era la del colonialismo, la del control y ocupación militar
para expoliar una región determinada.
En la actualidad eso ha cambiado: la forma general
de dominación es la de la dominación económica, por el
establecimiento de relaciones de dependencia económica
con la potencia imperialista. Esto ya existía en la época de
Lenin, pero no era la forma general.

¿Sigue todo lo anteriormente desarrollado vigente?

Mucha gente dirá que todo lo expuesto con anterioridad está ya


desfasado y que ahora vivimos, como ya hemos explicado antes, en
la globalización72, pero la realidad es muy distinta y lo primero que
tendrían que hacer estos sujetos es demostrar que efectivamente
hemos cambiado de fase, que lo anteriormente descrito era erró-
neo desde el principio y mostrar pruebas de por qué estamos en
la supuesta nueva fase. Obviamente, no pueden hacerlo: las con-
diciones materiales en las que vivimos muestran la falsedad de sus
teorías idealistas, que solo le hacen el juego al sistema, dificultando
la organización a los que sí queremos derribar el capitalismo.
Si bien es cierto que ha habido cambios cuantitativos e incluso
cualitativos, como los referentes a la exportación de capital y al
neocolonialismo, ninguno de estos cambios afecta a las leyes fun-
damentales del imperialismo; por lo tanto, no nos encontramos
ante un cambio de fase o inexistencia de esta, nos encontramos
ante una agudización, un desarrollo del propio imperialismo,
que, de forma inexorable, nos conduce al derrocamiento de este
sistema y a la imposición de otro nuevo: el socialismo.

72 Globalización u otra serie de términos según sea el autor posmoderno del que
hablamos.

176
A todos estos individuos que hablan de nuevas fases de desa-
rrollo histórico o de nuevas fases del imperialismo quiero hacerles
una serie de preguntas (Mesana, 2016):
- ¿Se ha producido un cambio cualitativo de la producción?
¿Hay un cambio en la organización y producción del
capital?
- ¿Ha cambiado la fórmula de circulación del capital?
- ¿Se ha producido algún cambio en el modo de realizarse el
reparto mundial entre los capitalistas?
- ¿Han cambiado las condiciones que separan una clase de
otra? Es decir, ¿no es la posesión de los medios de produc-
ción lo que marca la pertenencia a una clase u otra?
- ¿Han cambiado las relaciones de producción?
- ¿Han cambiado las relaciones de propiedad?
- ¿La ley de ganancia máxima ha dejado de ser vigente?
- ¿La ley de la anarquía de la producción ha dejado de tener
validez?
- ¿Y la ley de la competencia entre capitalistas?
- ¿Y la ley del desarrollo desigual en el capitalismo?
- ¿Y la ley sobre la correspondencia entre las fuerzas producti-
vas y las relaciones de producción?
Me gustaría que todos aquellos posmodernos que afirman que
la teoría sobre el imperialismo no sigue vigente me contestaran a
estas preguntas. Quiero que intenten contestar, aunque sea a una
sola de estas preguntas, de forma afirmativa para demostrarme
que ya no vivimos en el capitalismo. Obviamente, es imposible
que lo hagan, pues sus teorías no están fundamentadas en la rea-
lidad material, sino en subterfugios e idealismos varios.

177
Seguimos en la fase imperialista del capitalismo, los análisis de
Lenin siguen siendo correctos. Las teorías que defienden el cos-
mopolitismo son profundamente reaccionarias y anticientíficas.

178
Cuestiones complementarias

Al término de escribir el resto de capítulos, pensé que era necesa-


rio realizar una pequeña explicación en torno a varios conceptos
que no había conseguido integrar en el resto del libro.
Así surge este último capítulo, en el que aclaro mi visión sobre
tres cuestiones que, aunque las expliqué de forma breve, creo que
son necesarias para entender algunos aspectos de la putrefacción
de la “izquierda” y la necesidad de reconstruir la izquierda obrera
y revolucionaria en España.
Estas tres cuestiones son la importancia de la organización y
la planificación frente al espontaneísmo y el seguidismo, algunos
aspectos sobre el sindicalismo y la lucha obrera, y la concepción
sobre la memoria histórica.

La importancia de la organización y la
SODQLÀFDFLyQIUHQWHDOHVSRQWDQHtVPR\HO
seguidismo

La “izquierda” actual va a remolque de las circunstancias. La pla-


nificación y la preparación son cosas del pasado, viven de la polí-
tica del día a día, adaptándose de forma oportunista, sin visión de
futuro ni planes estratégicos. Está condenada al fracaso.

179
No entienden de táctica y estrategia, no conciben la forma-
ción de cuadros, la creación de estructura, ni la preparación
minuciosa de la organización para cuando las circunstancias lo
requieran.
Las situaciones revolucionarias no se pueden predecir con una
bola de cristal. En el momento en que estallan ya no es posible
estructurarse y formar cuadros, ya deberían estar formados y pre-
parados con anterioridad.
Desde luego, la manera de formarse no es ir a la zaga de lo que
salga, sin hegemonizar nada; no es hacer seguidismo de las lu-
chas parciales reproduciendo el lenguaje e ideas de los capitalistas
y reformistas que dominan estos movimientos. Debemos tener
nuestra propia agenda, nuestro programa, nuestros principios, y
luchar por ellos en cada movilización, en cada centro de trabajo,
en cada barrio, pueblo, ciudad y región; en resumen, en nuestro
trabajo diario.
En las movilizaciones que surjan de manera espontánea, debe-
mos participar, pero teniendo claro que tenemos que hacerlo con
nuestra propia línea, con nuestros posicionamientos, que debe-
mos combatir a los defensores de mantener las cosas como están
y poner parches al sistema y debemos seguir acumulando fuerzas.
Haciendo también, por supuesto, que estas movilizaciones no se
queden solo en una lucha de un día y vinculando que se integren
en la lucha general, de clases, por acabar con el culpable de todos
nuestros problemas: el capitalismo.
La planificación del trabajo de la organización debe ser a cor-
to, medio y largo plazo, teniendo claros los objetivos tácticos y
estratégicos; formando a nuestros militantes como cuadros pro-
fesionales; acumulando fuerzas para crear una estructura que de
verdad pueda dirigir y organizar las luchas decisivas venideras,
por nuestra emancipación como clase, para la transformación de
la sociedad.

180
Ante el espontaneísmo y seguidismo que la “izquierda” actual
propugna, debemos enfrentar la necesidad de la organización y
planificación; para nuestro avance y desarrollo; para la defensa
de los intereses de nuestra clase; para la consecución de nuestros
objetivos.
Un movimiento espontáneo sin una vanguardia conformada
por profesionales de la revolución, preparados y adiestrados para
dirigir y organizar, no podrá hacer frente al Estado capitalista y
sus fuerzas. Ellos están profesionalizados en reprimir y mantener-
se en el poder, y no cederán sus privilegios sin luchar, pues llevan
mucho tiempo preparándose.
El espontaneísmo y el seguidismo eran tácticas empleadas ya
por anarquistas y socialdemócratas en el siglo XIX. Se ha demos-
trado claramente que esos métodos no sirven para nada en el siglo
XXI; en plena agudización del imperialismo, el partido de nuevo
tipo es más necesario que nunca.

Sindicalismo y lucha obrera

En ocasiones hemos recibido críticas, en este caso bastante infun-


dadas, diciendo que caemos en el sindicalismo, “caer en él” en el
sentido de lucha parcial. Que criticamos el resto de luchas parcia-
les, pero que caemos de forma irremisible en esta lucha parcial,
convirtiéndonos en una especie de economicistas.
En primer lugar, cuando hablamos de sindicalismo de clase
y combativo, o de la necesidad de recuperarlo, no nos referimos
a que esta lucha deba ser la principal, ni a que tenga un carácter
revolucionario emancipador que nos vaya a llevar al socialismo.
Para nada.
Tenemos muy claro que el sindicalismo lucha por la reforma,
que es una lucha por cuestiones económicas dentro del sistema

181
capitalista. Pero eso no quita que, dirigido y llevado a cabo por
revolucionarios, es decir, por gente profesional que lucha por los
intereses de nuestra clase, se convierta en un modo de acumular
fuerzas que nos sirva de escuela de guerra para las batallas deci-
sivas, que nada tienen que ver ni con las reformas económicas ni
con ningún tipo de reformismo.
Para nosotros solo hay una lucha y es la de clases, la lucha
por nuestra emancipación, por el fin de la explotación del hom-
bre por el hombre, por el socialismo. Pero esta lucha sin acumu-
lación de fuerzas previa, sin profesionalización, sin experiencia
y sin contacto con las masas es imposible de llevar a cabo.
Puedes tener un discurso muy revolucionario de boquilla,
pero si no lo llevas a la práctica entre las masas, se queda solo en
palabras. El izquierdismo es tan malo como el derechismo, am-
bos revisionan el marxismo y van en contra de su esencia revo-
lucionaria y, por lo tanto, de la transformación de la sociedad.
Cuando nosotros hablamos de reconstruir el sindicalismo
de clase y combativo, nos referimos a la necesidad de recupe-
rar la influencia en las masas, a coger experiencia defendiendo
los intereses de los obreros, a adquirir tablas, a profesionalizar
cuadros y a convertir algo reformista como el sindicalismo en
algo que nutra y fortalezca a aquellos que están dispuestos a lo
que sea por transformar nuestra sociedad, para conquistar el
socialismo.
¿Quién en su sano juicio piensa que hay que ceder este
espacio a los reformistas defensores del sistema? ¿Quién, salvo
un idiota, defendería renunciar a una herramienta a nuestra
disposición para ayudarnos a avanzar en la lucha de clases?
Sin duda, solo un necio o alguien que trabaja para el sistema
capitalista. Es necesario emplear todos los métodos de lucha
posibles para la consecución de nuestro objetivo, la transfor-
mación de la sociedad.

182
Cuando hablamos de sindicalismo de clase y combativo, apos-
tamos, de forma vehemente, por la lucha de clases, no por una
lucha parcial. Dentro de la lucha de clases también hay que dar la
pelea en lo sindical; la lucha obrera es un motor para la acumula-
ción de fuerzas y la expansión de la concienciación.

¿Por qué memoria histórica queremos apostar?

Desgraciadamente, la memoria histórica se ha convertido o bien


en algo institucional o en algo muy marginal. La memoria histó-
rica se ha transformado en una mera reivindicación oportunista,
lastimera, desclasada y desideologizada.
Quiero poner un ejemplo de esto que afirmo, con las declara-
ciones de la exministra de justicia del PSOE, Dolores Delgado73,
en un acto sobre el exilio republicano:

“Hoy estamos aquí para hablar de exilio, para hablar de


esas mujeres y esos hombres que son héroes de la democracia,
héroes de la libertad, que queremos recordar por que tuvie-
ron que exiliarse para defender los valores que hoy conforman
nuestra democracia.
Y además forman parte de la memoria democrática de Eu-
ropa, son garantes de nuestra libertad, de nuestros valores, de
nuestros principios, de nuestra propia historia.
Esto trasciende a las ideologías, esto forma parte de nuestra
patria, forma parte de España, todos somos España, indepen-
dientemente de lo que cada uno piense” (Delgado, 2018).

73 Dolores Delgado, es la actual Fiscal General del Estado tras la formación de


gobierno de las elecciones de noviembre de 2019. Anteriormente ejerció el cargo
de Ministra de Justicia tras la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018.

183
¿Trasciende ideologías? En la Guerra Civil hubo dos bandos
que luchaban por concepciones del mundo muy contrapuestas.
Los millones de muertos no solo durante la guerra, sino durante
la dictadura, tenían ideologías y luchaban por algo. Algo más,
desde luego, que el actual régimen monárquico y la constitución
del 78. Es una vergüenza que intente apropiarse de los muertos
por la libertad y la revolución en España, desideologizándolos,
separando su muerte del motivo por el que se produjo.
Los cientos de miles de militantes comunistas, revoluciona-
rios y republicanos, luchaban por algo más que la democracia
burguesa, luchaban por nuestra patria, por un futuro mejor y,
por supuesto, en el caso de muchos de ellos, por la revolución en
España.
El maquis, el FRAP y otros también lucharon contra la dic-
tadura, no solo por la democracia, luchaban por algo más. No se
puede suprimir la causa por la que lucharon, por la que sufrieron
y murieron en la forma de recordarlos.
La única forma de recordarles y honrarles es continuando su
lucha, recogiendo su legado, continuando lo que ellos comenza-
ron. Luchando por una España mejor, una España del trabajo, de
progreso y de futuro.
Ellos representan lo más valioso de nuestro pasado. No hay
que recordarles con la mentalidad de que eran unos “pobrecitos”,
llorarles un día o dos al año e irse a casa a reproducir todo aquello
contra lo que ellos lucharon y dieron sus vidas. No eran ningunos
“pobrecitos”, son los héroes de nuestra clase, son los auténticos
patriotas que dieron su salud, su libertad e incluso su vida por
legarnos una España mejor.
Basta de lloriqueos y atentar a su memoria, la única memoria
histórica que puede existir es la revolucionaria, la que no solo
reconoce lo que hicieron, sino que además recoge y continúa su
legado.

184
Algunos dirán que eso solo lo hace el PSOE. Veamos qué dice
el PCE en su degeneración al respecto:

“Defender la República hoy es defender los servicios públi-


cos, como la Sanidad, frente a quienes llevan años de recortes
y privatizaciones” (El diario de León, 2020).

Claro, si la lucha contra los liberales y neoliberales, por sus


privatizaciones, es defender el legado de la República, ¿dónde
quedan los cientos de miles de soldados comunistas en la Guerra
Civil luchando por transformar nuestra sociedad y aplastar al fas-
cismo? ¿Dónde quedan los maquis? ¿Luchaban por la sanidad pú-
blica en el capitalismo, por una España dependiente de la Unión
Europea? Yo afirmo categóricamente que no.
Es necesario confrontar con la memoria histórica del llori-
queo, las subvenciones y el servilismo al gobierno; de la desideo-
logización y del uso partidista para conseguir votos en elecciones.
Es nuestro legado, son los héroes y los muertos de nuestra clase,
de nuestra patria; confrontaremos y defenderemos su legado re-
volucionario contra todos aquellos que quieren opacarlo, diluirlo
y a la larga hacerlo desaparecer. Nosotros continuaremos su lucha
por una España mejor. Nunca caerán en el olvido.

185
ANEXOS

El cosmopolitismo burgués y su papel reaccionario

Por F. Chernov
Publicado en El Bolchevique: Revista teórica y política del Comi-
té Central del PC(B), n.º 5, 15 de marzo 1949, pp. 20-41.
Traducido del inglés. Copyright del texto original © 2003 by
Peter R. Wolfe and the Cyber-USSR.

1. El cosmopolitismo se infiltra en las artes, las ciencias y la


historia soviéticas.
Las principales editoriales de los periódicos Pravda y Kultura
i Zhin (Cultura y Vida) desenmascararon a un grupo de críticos
de teatro antipatriotas, formado por cosmopolitas desarraigados,
posicionados en contra del patriotismo soviético, contra los gran-
des logros culturales conseguidos por el pueblo ruso y el resto de
pueblos de nuestro país.
Los cosmopolitas desarraigados, presentándose como men-
sajeros y propagandistas de las ideas burguesas, adulaban y se
arrastraban ante la decadente ideología burguesa. Difamando la
cultura soviética socialista, alababan todo lo proveniente de las

187
condiciones decadentes y deterioradas de la cultura burguesa. En
la gran cultura del pueblo ruso, ellos veían ecos y repeticiones de
la cultura burguesa occidental.
Las ideas rastreras, dañinas y corruptas del cosmopolitismo
burgués también se fueron introduciendo en los ámbitos de la
literatura soviética, el cine soviético, las artes gráficas, la filosofía,
la historia, las leyes económicas y jurídicas, etc.
El cosmopolita Subotsky intentó exterminar con todas sus
fuerzas toda nacionalidad de la literatura soviética. Echando es-
puma por la boca, este propagandista cosmopolita arroja epítetos
hacia aquellos escritores soviéticos que quieren “expresar en apa-
riencia la pertenencia de un héroe positivo a tal o cual nacionali-
dad, a través de su lenguaje y los detalles en su carácter”.
Estos objetivos cosmopolitas de Subotsky están directamente
en contra del patriotismo soviético y en contra de la política del
Partido, la cual siempre ha otorgado gran importancia a las cuali-
dades de la nación y las tradiciones nacionales del pueblo. Lenin
habló en el 8.º Congreso del Partido contra Trotskyite Pyatakov,
quien había sugerido (a modo de provocación) eliminar el punto
del programa del Partido sobre la autodeterminación nacional,
diciendo: “Esto podría estar resuelto si hubiera personas sin ca-
racterísticas nacionales. Pero no existen estas personas, y no pode-
mos construir una sociedad socialista de otra manera”.
Subotsky compitió con el famoso cosmopolita Yuzovsky, en lo
que se refiere a burlarse de los trabajos literarios que mostraban las
cualidades superiores del pueblo soviético. Yuzovsky, con veneno
en los labios, se burló de que “a través de los labios del ‘héroe po-
sitivo’ en estas obras, existe inevitablemente una ‘sonrisa marxista’,
y este ‘héroe positivo’ de los dramas soviéticos lo sabe todo, lo ve
todo. Para él, todo es simple, todo está claro”. Así, bajo la bandera
de la lucha contra un supuesto “primitivismo” en la representación
del héroe positivo, el cosmopolita Yuzovsky intentó desacreditar

188
los nuevos rasgos distintivos del pueblo soviético. A Yuzovsky le
repugnan estos hechos, que el arte dramático soviético, que el
hombre soviético, superando tempestades con fortaleza, puede
conseguir la victoria sobre el enemigo, es capaz de garantizar la
victoria de lo nuevo sobre lo viejo.
Mediante estos esfuerzos antipatrióticos, Yuzovsky buscaba
calumniar al pueblo soviético, empequeñecer su dignidad nacio-
nal, mostraba falta de fe en la habilidad de los soviéticos de so-
breponerse ante cualquier dificultad y lograr un propósito, algo
demostrado por los 30 años de práctica en la construcción del
comunismo.
Es sabido por todos los soviéticos cuán alta validación le da
el camarada Stalin a los rusos, señalando que son inherentes al
pueblo gran ruso unas destacables cualidades, como una mente
lúcida, un carácter firme, la ausencia de precipitación y una sabia
paciencia.
*[Nota del Editor: “el pueblo gran ruso”, normalmente “veli-
korusskij”, es un título propio de la nacionalidad rusa, distinguién-
dolos de las nacionalidades eslavas del este, de los ucranianos y de los
bielorrusos].
El cosmopolita Gurvich, haciendo eco de su conocida hosti-
lidad contra el pueblo gran ruso, sin vergüenza ninguna lo difa-
mó, y otorgó a los rusos las más repulsivas cualidades. Un grupo
de críticos de teatro, cosmopolitas desarraigados y antipatriotas,
aspiraban a difundir el nihilismo nacional, ajeno al marxismo-le-
ninismo y profundamente dañino para los soviéticos.
El nihilismo nacional es una manifestación de la ideología an-
tipatriota de los burgueses cosmopolitas, una falta de respeto al
orgullo nacional y la dignidad nacional del pueblo. El camarada
Stalin dijo: “El nihilismo nacional solo provoca daño al socia-
lismo, actuando como una herramienta de los burgueses nacio-
nalistas”. El camarada Stalin habló enérgicamente en contra de

189
aquellos que sugerían que “la lucha contra el nacionalismo debe,
al mismo tiempo, acabar con todo lo que sea nacional”. El nihi-
lismo nacional, en nuestras condiciones, es una forma de lucha
elegida por los cosmopolitas desarraigados en contra del patrio-
tismo soviético, contra la cultura soviética (la forma es nacional,
el contenido es socialista); es una muestra de su adoración ser-
vil a la cultura burguesa. De esta manera, el nihilismo nacional,
con su actitud ante el pueblo gran ruso y el resto de pueblos de
nuestra nación, no era más que una manifestación continua del
nacionalismo burgués portado por los cosmopolitas, algo insepa-
rablemente vinculado en nuestros días a la ideología cosmopolita
de la burguesía imperialista.
En el área de la filosofía, los defensores de las mezquinas ideas
cosmopolitas llevaron a cabo una campaña en contra de las tra-
diciones del pueblo ruso en la ciencia y la filosofía; defendían el
nihilismo nacional. En los trabajos de los grandes exponentes de
la filosofía materialista rusa –Lomonosov, Radishchev, Hertzen,
Belinsky, Chernyshevsky, Dobroluybov– simplemente veían co-
pias de la filosofía europea occidental, apropiaciones de la misma.
En filosofía, el nihilismo nacional se hizo evidente, en primer
lugar, en su actitud despectiva hacia el legado de la cultura gran
rusa. En un artículo de Z. Kamensky, “La cuestión de la tradi-
ción en la filosofía materialista rusa de los siglos XVIII y XIX”,
publicado en la revista Voprosy Filosofi (Cuestiones de Filosofía),
el autor difama a las grandes personalidades del pensamiento ma-
terialista-filosófico ruso describiéndolas como seguidoras más o
menos afortunadas de la filosofía occidental europea.
El profesor B. Kedrov permitió que se colaran en sus traba-
jos de filosofía e historia de la ciencia una serie de errores graves
y distorsiones propios del cosmopolitismo antimarxista. B. Ke-
drov “demostró” y defendió la tesis antimarxista, según las cual
las cuestiones prioritarias en la ciencia rusa eran insignificantes,

190
rechazando la importancia de las prioridades marcadas por los
científicos rusos.
La cuestión sobre priorizar la ciencia, la literatura y el arte ru-
sos más relevantes, es decir, la supremacía de la cultura socialista
soviética, es una de las cuestiones más agudas en la lucha del so-
cialismo contra el capitalismo. La cultura socialista representa un
tipo superior de cultura, una civilización superior, ha confirma-
do su superioridad sobre la cultura burguesa. Los enemigos del
socialismo, fomentando maliciosamente el odio hacia la Unión
Soviética, hacia la vanguardia de las fuerzas de la democracia y
del socialismo en todo el mundo, están empeñados en debilitar
por todos los medios el crecimiento diario de la autoridad in-
ternacional de la URSS, y de su gran prestigio moral y político.
De ahí los esfuerzos de los enemigos del socialismo por difamar
la Unión Soviética, por suprimir sus grandes logros económi-
cos y culturales, para disimular o negar de manera deshonesta
la superioridad de la ciencia y la ingeniería soviética, y la in-
mensa superioridad del arte y la literatura soviéticos. De ahí su
maltrato malicioso a la cultura del pueblo gran ruso, la nación
más destacable de la URSS, la fuerza líder del estado multinacio-
nal soviético. Los enemigos de la URSS pusieron en marcha las
maquinaciones más rastreras, como asignarse a ellos mismos los
logros de las figuras científicas del pueblo gran ruso y del resto
de pueblos de la URSS, mintiendo para atribuir la supremacía
en los mayores descubrimientos científicos a científicos burgue-
ses extranjeros, para empequeñecer la indiscutible supremacía
científica de nuestro país.
La cuestión de la superioridad de la ciencia progresista rusa, de
la ciencia soviética, es crucial, una cuestión de vital importancia
para los soviéticos y el Estado socialista. Por lo tanto, las afirma-
ciones de Kedrov sobre la irrelevancia de las cuestiones priori-
tarias en la ciencia juegan a favor de los enemigos del gobierno
soviético.

191
Kedrov, en su negación cosmopolita de cualquier aspecto na-
cional en el desarrollo de la filosofía, fue tan lejos como para
afirmar que “para construir una historia del mundo de la filosofía,
lo primero que hay que saber es que no es construida por países,
no se basa en las diferencias y características nacionales, sino por
grandes épocas históricas” (Cuestiones de la Filosofía, n.º 1, p.
43, 1947).
Aquí se hace obvia la orientación cosmopolita de Kedrov, de-
fendiendo una actitud de desprecio hacia el carácter nacional,
hacia las cualidades distintivas, otorgando falsamente las contri-
buciones de las naciones a la cultura mundial. Negando el papel
del aspecto nacional y de las características distintivas nacionales
en el desarrollo de la ciencia y la filosofía, Kedrov habló a favor de
la “solidaridad” con representantes reaccionarios de la autopro-
clamada ciencia “sin estado” y “sin clase”. Por otra parte, solo los
enemigos de nuestra clase pueden sacar provecho de un eslogan
como “united world science” (ciencia del mundo unido).
En sus escritos, I. Kryvelyov trasladó a la revista “Voprosy Fi-
losofi” ideas mezquinas, dañinas, antipatrióticas y cosmopolitas.
En artículos sobre asuntos militares, encontró fallos en las estra-
tegias y habilidades del ejército ruso. En su artículo “Hacia la
descripción de la ideología militar alemana”, profundamente de-
fectuoso, Kryvelyov ofrece un ejemplo indignante de objetivismo
burgués y servilismo ante todo lo extranjero. Dicho artículo, que
consiste casi en su totalidad en citas extraídas de escritos de racis-
tas y militaristas alemanes, es un relato antipatriótico y objetivista
de la ideología militar depredadora fascista alemana. Al discutir la
victoria del ejército soviético sobre el fascismo alemán, Kryvelyov
no dedicó una sola palabra al patriotismo soviético, la fuente del
heroísmo del pueblo soviético.
Las formas en que las ideas mezquinas del cosmopolitismo
burgués se infiltran en el área de la ideología son múltiples: des-
de la ocultación de los mejores productos de la cultura socialista

192
hasta la denigración directa de la misma; desde la negación del
significado histórico mundial de la cultura del pueblo gran ruso y
la eliminación del respeto por sus tradiciones, hasta la franca pro-
pagación del servilismo ante la decadente cultura burguesa; desde
la difusión del nihilismo nacional y la negación de la importancia
de la cuestión de la prioridad en la ciencia, hasta el eslogan sobre
la “solidaridad internacional” con la ciencia burguesa, y así suce-
sivamente. Pero la esencia de todas estas formas es este antipatrio-
tismo, esta propaganda de la ideología burguesa-cosmopolita que
no tiene otro objetivo que el desarme espiritual del pueblo sovié-
tico frente a la ideología burguesa más agresiva, el renacimiento
de los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo.

2. Los contrataques del Partido


Con la eliminación de las clases explotadoras, la sociedad so-
viética ha conseguido una unidad moral y política sin preceden-
tes, la cual encuentra su más brillante expresión en la fuerza flo-
reciente del patriotismo soviético. Pero uno no debe olvidar que
el imperialismo acecha de todas las formas posibles para intentar
revivir los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo sovié-
tico. En el 17.º Congreso del Partido, el camarada Stalin señaló
que “uno no debe decir que hemos vencido todos los vestigios
del capitalismo en la conciencia de la gente. Uno no debe decir
esto, no solo porque la conciencia del pueblo va a la zaga de su
situación económica, sino también porque aún existen círculos
capitalistas que buscan revivir y apoyar los restos del capitalismo
en la economía y en la conciencia del pueblo de la URSS, y en
contra de esto, nosotros los bolcheviques debemos en todo mo-
mento mantener la guardia alta” (Cuestiones del Leninismo, 11.ª
edición, p. 466).
El camarada G.M. Malenkov dijo en su informe a una Confe-
rencia Informativa de algunos partidos comunistas:

193
“Desde la derrota aplastante y la liquidación de los restos de la
clase explotadora en nuestro país, la burguesía internacional per-
dió todo el apoyo dentro de la Unión Soviética en su lucha contra
el Estado soviético. Sin embargo, siguen intentando usar en su
favor los restos del capitalismo en la conciencia del pueblo sovié-
tico –restos de la mentalidad de la propiedad privada, vestigios
de la moralidad burguesa, reverencias a la cultura individualista
burguesa occidental, exhibiciones de nacionalismo, etc.”.
Los cálculos de nuestros enemigos extranjeros buscan desviar
la literatura, el arte y la cultura soviéticos de su servicio a la causa
socialista. Intentan infectar la cultura, la ciencia y el arte soviéti-
cos con todo tipo de pútridas influencias, para debilitar de esta
forma el poderoso eje de la formación política del pueblo, la edu-
cación del pueblo soviético en el espíritu del servicio activo a la
madre patria socialista, a la construcción del comunismo.
El partido de Lenin y Stalin encabeza un ataque decisivo con-
tra la ideología burguesa, inflige un golpe tras a otro a todos los
aspectos de la influencia burguesa en los diferentes sectores del
frente ideológico.
El Comité Central del PCUS reveló el peligro del vacío ideo-
lógico y la indiferencia política en el arte, lo cual ha supuesto un
canal de penetración para la visión burguesa del mundo en el en-
torno del pueblo soviético. El bien conocido decreto del C.C. del
PCUS respecto a las revistas Zvezda y Leningrad ha movilizado al
Partido y a los líderes de la literatura y el arte soviético en la lucha
decisiva contra el vacío ideológico, en la creación de una litera-
tura con alto contenido ideológico, capaz de inspirar a los cons-
tructores del comunismo en un espíritu de coraje y confianza en
el triunfo de su gran causa. En función de la resolución del CC-
PCUS, el arte y la literatura soviéticos han conseguido grandes
logros, enriquecidos por trabajos que, como señaló el camarada
V.M. Molotov: “A su manera enseñan el significado ideológico de
los eventos y el trabajo de pueblo de la época soviética”.

194
El Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión
(Bolchevique) criticó firmemente el desarrollo de conceptos bur-
gués-objetivistas entre los científicos soviéticos independientes.
El camarada A. A. Zhdanov, en sus afirmaciones sobre el libro
del camarada G. G. Alexandrov Historia de la filosofía occiden-
tal, señaló los defectos de este libro y sus conceptos objetivistas,
señaló que tales conceptos, si hubieran influido en nuestro de-
sarrollo, habrían conducido necesariamente al servilismo ante la
filosofía burguesa y a la exageración de su mérito, en detrimento
del espíritu agresivo, de lucha, de nuestra filosofía, lo que ha-
bría implicado un retroceso en el materialismo más básico, en
sus indicaciones y su espíritu de partido. Criticando el libro del
camarada Alexandrov, el camarada A. A. Zhdanov apuntó en sus
declaraciones que no incluir en la historia de la filosofía la historia
de la filosofía rusa no tenía justificación, y que su omisión tenía
un carácter fundamental en la obra.
El debate sobre el libro de Alexandrov se centró en los trabaja-
dores del frente de la filosofía en la lucha contra la filosofía bur-
guesa decadente, en la superación de actitudes despectivas hacia
la filosofía rusa, en la elaboración de la filosofía marxista-leninista
y en el fortalecimiento de sus lazos con el trabajo práctico de la
construcción del comunismo.
La resolución del Comité Central del Partido Comunista de
toda la Unión (Bolchevique) sobre la ópera de V. Muradeli “La
gran amistad” golpeó a los formalistas y otras influencias pútridas
del arte burgués en figuras individuales de la música soviética,
que promovían la división entre la música soviética, por un lado,
y el pueblo y sus necesidades y demandas, por el otro. En esta
resolución, el Comité Central del Partido Comunista de toda la
Unión (Bolchevique) denunció de manera mordaz la tendencia
de algunos compositores que habían descuidado el gran legado
musical de los brillantes compositores rusos. La resolución antes
mencionada del Comité Central del Partido Comunista de toda

195
la Unión (Bolchevique) reveló formas de lo más amplias para ele-
var la cultura musical soviética, que incorpora en todo trabajo la
vida socialista del pueblo soviético y las profundas tradiciones na-
cionales musicales del pueblo ruso y de otros pueblos de la URSS.
Bajo la dirección de nuestro partido, la destrucción de la
escuela de biología de Weisman-Morgan, y la histórica sesión
de agosto de VASKhNIL fueron un duro golpe contra los in-
tentos de nuestros enemigos extranjeros de introducir en la
ciencia soviética su ideología reaccionaria y su teoría metafísi-
ca, lo que causaría daño a la ciencia, haciéndola estéril e inútil,
y separándola de las necesidades de la gente. Así se aseguró
el triunfo de la biología materialista Michurinista en nuestro
país, el bienestar de la ciencia biológica soviética, transfor-
mando la naturaleza.
El Comité Central del PC (B) desenmascaró los intentos de
la burguesía imperialista de usar tales vestigios del antiguo régi-
men, aún presentes entre representantes individuales de nuestra
intelectualidad, prosternados ante la cultura burguesa. El Comité
Central del Partido Comunista de toda la Unión (Bolchevique)
movilizó al partido y a la intelectualidad soviética en la lucha con-
tra todos y cada uno de los vestigios remanentes de la burguesía
occidental, contra cada intento de ocultar las prioridades de los
científicos rusos en diferentes áreas de la ciencia y la tecnología,
contra los intentos de los científicos burgueses de apropiarse a
ellos mismos esa prioridad, perteneciente a los científicos sovié-
ticos. El Partido exhortó a la intelectualidad soviética y a todo el
pueblo soviético a llevar en alto el estandarte del orgullo nacional
soviético, elevado aún más por la conciencia patriótica de la inte-
lectualidad soviética sobre la gran cultura soviética y su superiori-
dad sobre la cultura burguesa.
El Partido dio un duro golpe contra todas las manifestacio-
nes de la influencia de la ideología burguesa en el área de la li-
teratura, el arte, la ciencia y aplastó los intentos de la burguesía

196
imperialista de sacudir la moral y la firmeza mental del pueblo
soviético y, de tal manera, perturbar el progreso exitoso de nues-
tro país hacia el comunismo, el crecimiento y el fortalecimiento
de la devoción del pueblo soviético a su patria socialista.
El arma ideológica más venenosa del cerco hostil capitalista es
el cosmopolitismo burgués. El cosmopolitismo desarraigado, que
consiste en parte en prosternarse ante las cosas extranjeras y el ser-
vilismo ante la cultura burguesa, produce importantes peligros,
porque el cosmopolitismo es la bandera ideológica de la reacción
militante internacional, el arma ideal en sus manos para la lucha
contra el socialismo y la democracia. Por lo tanto, la lucha contra
la ideología del cosmopolitismo, su desenmascaramiento y su-
peración total y definitiva, adquieren en la actualidad particular
agudeza y urgencia.

[3. La lucha MUNDIAL contra el imperialismo “cosmopolita”]


La ideología del cosmopolitismo surge del mismo modo de
producción de la sociedad burguesa. El cosmopolitismo es la ne-
gación del patriotismo, su opuesto. Aboga por la apatía absoluta
hacia el destino de la patria. El cosmopolitismo niega la existencia
de cualquier obligación moral o civil del pueblo respecto a su
nación y patria.
La burguesía predica el principio de que el dinero no tiene
patria, y que donde sea que uno pueda “ganar dinero”, donde sea
que uno pueda “tener un negocio rentable”, esa es su patria. He
aquí la villanía del cosmopolitismo burgués, llamada a ocultar,
disfrazar y “ennoblecer” la ideología antipatriótica del empresario
burgués “sin raíces”, el mercachifle y el vendedor ambulante.
La dañina ideología cosmopolita sirve a la burguesía y a sus
agentes como una herramienta ideológica muy útil para excusar
y tapar todo tipo de acciones antipatrióticas, de traición nacio-
nal y duplicidad política. Marx demostró que el “patriotismo

197
burgués… ha degenerado hasta convertirse en un completo frau-
de, después de que su actividad financiera, comercial e industrial
adquiriese un carácter cosmopolita” (Archivo Marx-Engels, Vol.
III (VIII), p. 355).
En la fase del imperialismo, la ideología del cosmopolitismo es
un arma en la lucha de los saqueadores imperialistas que buscan
la dominación mundial.
Hasta en la Primera Guerra Mundial, defendiendo el progra-
ma bolchevique acerca de la cuestión nacional, luchando por el
derecho de autodeterminación de los pueblos, Lenin escribió:
“El imperialismo significa que el capital ha superado el marco
de los estados nacionales; significa que la opresión nacional se ha
extendido y ha aumentado sobre una nueva base histórica. Por
lo tanto, se deduce que, a pesar de la guerra, debemos vincular la
lucha revolucionaria por el socialismo con un programa revolu-
cionario sobre la cuestión nacional” (Obras, 4.ª edición, Vol. 21,
páginas 371-372).
Este posicionamiento leninista demuestra los lazos indisolu-
bles entre la lucha revolucionaria por el socialismo y la defensa de
la soberanía nacional de las naciones.
El imperialismo es inseparable de la represión de la soberanía
nacional de los pueblos y la opresión nacional. La burguesía im-
perialista, a través de sus aspiraciones burgués-cosmopolitas del
nihilismo nacional, oculta la política de la explotación más severa
de las naciones oprimidas, sus aspiraciones expansionistas.
La soberanía nacional, la lucha de las naciones oprimidas por
su liberación, el sentimiento patriótico de los pueblos amantes
de la libertad y, por encima de todo, el imponente patriotis-
mo del pueblo soviético son un obstáculo para las aspiraciones
depredadoras imperialistas. Buscando aplastar la voluntad del
pueblo por resistir, la burguesía imperialista y sus agentes en
forma de socialistas conservadores predican que la soberanía

198
nacional está obsoleta y es cosa del pasado, proclaman la fic-
ción de la propia concepción de nación e independencia del
Estado.
Las camarillas gobernantes de las naciones, siendo objeto de
la expansión americana, hacen todo lo posible por acabar con el
deseo de las masas de preservar su soberanía nacional, dando así
apoyo al imperialismo americano.
Atacando violentamente las aspiraciones de las masas de pro-
teger su soberanía nacional, su independencia nacional, los de-
fensores del imperialismo declaran “anticuadas” las aspiraciones
del pueblo por preservar o conquistar su independencia nacional,
o, en otras palabras, su negación a someterse voluntariamente a
los agresores imperialistas.
Los ideólogos del imperialismo angloamericano promueven
consciente y deliberadamente la predicación del nihilismo nacio-
nal contra la tierra del socialismo y las democracias populares.
Los pueblos de las Repúblicas Populares bajo la dirección de los
comunistas, con el apoyo de la Unión Soviética, luchan valiente
y firmemente por su independencia nacional. En particular, los
partidos comunistas ahora sirven de ejemplo en todos los países
del mundo como los herederos y los más firmes defensores de las
mejores tradiciones nacionales del pueblo, como la vanguardia
por la libertad y la independencia del pueblo. Lideran la oposi-
ción nacional a los agresores y las aspiraciones expansionistas del
imperialismo americano.
El cosmopolitismo burgués actual es la expresión ideológica
de las agresivas políticas imperialistas de la burguesía reaccionaria
de las grandes potencias imperialistas, dirigida hacia el estableci-
miento de su dominación mundial. La lucha por la dominación
del mundo, por la explotación del mundo por unos pocos mo-
nopolios capitalistas proviene del desarrollo político y económico
desigual del capitalismo, en la fase del imperialismo.

199
“La supremacía mundial” observó Lenin, “es, en pocas pala-
bras, el mantenimiento de políticas imperialistas, cuya continua-
ción es la guerra imperialista” (Obras, Vol. XIX, p. 201).
El imperialismo americano, en las condiciones actuales, se re-
vela como el pretendiente para la dominación mundial. Esto ex-
plica que los ideólogos del imperialismo americano hoy sean los
más fervientes propagandistas del cosmopolitismo. Hoy en día, el
cosmopolitismo burgués es un arma empuñada por el imperialis-
mo americano en la lucha ideológica por la dominación mundial.
Con la ayuda de la propaganda cosmopolita americana, el impe-
rialismo americano dirige la preparación ideológica para la conse-
cución de sus aspiraciones agresivas y expansionistas. La ideología
del cosmopolitismo burgués es una tapadera conveniente para la
actividad subversiva de espías y saboteadores, trabajando a ins-
tancias de los servicios de inteligencia extranjeros. Disfrazados
con terminología cosmopolita, con falsos eslóganes sobre la lucha
contra el “egoísmo nacionalista”, ocultan su verdadero rostro, el
de los incitadores de una nueva guerra, que intentan lograr la
implantación del dominio estadounidense del mundo.
Desde los círculos imperialistas de los Estados Unidos se des-
ata la propaganda de “la ciudadanía mundial” y un “Gobierno
universal”.
El verdadero significado de esta propaganda fue desenmasca-
rado por el camarada A. A. Zhdanov en su informe a la conferen-
cia de algunos de los representantes de los Partidos Comunistas.
“Algunas de las directrices de la ‘campaña’ ideológica que
acompaña los planes para la esclavización de Europa” dijo el ca-
marada Zhdanov, “son un ataque a la soberanía nacional, una
llamada al rechazo de los derechos soberanos del pueblo y, en
contraste, la idea del ‘Gobierno universal’”. El objetivo de esta
campaña consiste en esto, en realzar la desenfrenada expansión
del imperialismo americano, violando los derechos soberanos del

200
pueblo, para representar a los Estados Unidos como abanderados
de las leyes de la humanidad, y además presentar a todos aquellos
que resisten la influencia americana como seguidores del obsoleto
nacionalismo ‘egoísta’”.
El patriotismo de las masas populares sirve como arma para
los trabajadores en la lucha por la libertad y la independencia na-
cional. Posicionado en contra del patriotismo, el cosmopolitismo
burgués busca desarmar ideológicamente al pueblo ante la ex-
pansión imperialista americana. Con el apoyo de la propaganda
cosmopolita, la burguesía de los países occidentales y sus agentes,
como Blum, Bevin, Schumacher* y similares, aspiran a justificar
su traición a la patria y preparar la derrota de estos países ante el
imperialismo americano.

*Notas del Editor:


Blum -- Leon Blum, dirigente del Partido Socialista Francés
(también llamado social-fascista, social-imperialista, etc.) antes y
después de la II GM.
Bevin -- Ernest Bevin, ministro de exteriores del gobierno labo-
rista británico.
Schumacher -- Kurt Schumacher, dirigente del Partido Socialde-
mócrata de Alemania.

El camarada A. A. Zhdanov mostró que el cosmopolitismo


burgués y, en particular, la idea cosmopolita de “un Gobierno
universal” tienen una orientación notablemente antisoviética.
“La apropiación de la idea de un ‘gobierno único mundial’
por los intelectuales burgueses, de un grupo de soñadores y pa-
cifistas” dijo el camarada Zhdanov, “se usa no solo como herra-
mienta para el desarme ideológico del pueblo, que se alza por
su independencia ante la invasión del imperialismo americano,

201
sino como eslogan opuesto a la Unión Soviética, que repetida y
constantemente defiende la igualdad de derechos y la protección
de los derechos nacionales de todos los pueblos, grandes y peque-
ños”.
Alimentado por los planes angloamericanos por la domina-
ción mundial, el cosmopolitismo de hoy en día no es más que el
lado sórdido del nacionalismo y el racismo desenfrenados de la
burguesía angloamericana.
El cosmopolitismo y el nacionalismo no son contrarios, sino
más bien dos caras de la ideología burguesa e imperialista. El
cosmopolitismo siempre ha sido y será una mera pantalla, una
forma de disfrazar el nacionalismo. En su momento, desenmas-
carando a los “verdaderos socialistas” de la burguesía alemana,
Marx y Engels escribieron indignados: “… la manera naciona-
lista de ver el mundo se sienta en las bases del supuesto univer-
salismo y cosmopolitismo alemán” (K. Marx, F. Engels, Obras,
Vol. IV, p. 464).
Los intereses egoístas e imperialistas de los monopolios ca-
pitalistas angloamericanos y el agresivo nacionalismo burgués
angloamericano se sientan en las bases del cosmopolitismo bur-
gués.
Toda la predicación de ideas cosmopolitas, exportadas de los
Estados Unidos, de “ciudadanía mundial”, “Gobierno univer-
sal”, “poder mundial” y el “estado supranacional” sirven a su
modo como un disfraz ideológico para el nacionalismo angloa-
mericano.
El leninismo reveló los orígenes, las raíces del cosmopolitismo
burgués. V.I. Lenin escribió: “… la unión de los imperialistas de
todos los países, la unión, natural e inevitable, por la defensa del
capital, sin patria alguna, ha demostrado en algunos de los episo-
dios más importantes de la historia mundial que el capital pone la
alianza de los capitalistas de todos los países contra el proletariado

202
por encima de los intereses de la patria, del pueblo y de cualquier
otra cosa” (Obras, Vol. XXIII, p. 4).
Aquí Lenin demuestra que la burguesía pone la protección de
sus intereses egoístas de clase por encima de “los intereses de la
patria, del pueblo y de cualquier otra cosa”, que, en el nombre de
proteger sus intereses de clase, la burguesía crea una “unión de los
imperialistas de todos los países” contra el proletariado.
La formación de una nueva situación internacional como re-
sultado de la Segunda Guerra Mundial –el crecimiento del poder
de la Unión Soviética y su autoridad internacional, el abandono
por parte de las democracias populares del sistema imperialista,
la tendencia hacia la izquierda de las masas en los países capita-
listas, el crecimiento espectacular de la fuerza del socialismo y la
democracia en el mundo entero, el crecimiento del movimiento
de liberación nacional en las colonias y semicolonias–, todo esto
provoca un odio rencoroso en el bando antidemocrático imperia-
lista, liderado por los Estados Unidos, cuyo principal objetivo es
la lucha contra el socialismo y la democracia.
El cosmopolitismo de hoy en día, con su llamada al rechazo de
la soberanía nacional, con su noción de “un Gobierno universal”,
la creación de los “Estados Unidos de Europa”, etc., es la “base” y
“consagración” ideológica de la creación bajo la tutela del impe-
rialismo americano de una “unión de imperialistas” en nombre de
la lucha contra las masas trabajadoras, contra la Unión Soviética
y las democracias populares, contra el crecimiento irresistible por
todo el mundo de las fuerzas del socialismo y la democracia.
El cosmopolitismo burgués es, de principio a fin, una ideo-
logía profundamente reaccionaria del bando de la burguesía im-
perialista, un estandarte ideológico del bando antidemocrático e
imperialista. Por tanto, la lucha contra el cosmopolitismo bur-
gués es indispensable y un punto clave en la lucha contra el im-
perialismo, contra la decadente ideología burguesa.

203
[4. Patriotismo SOVIÉTICO. Un tipo nuevo y superior]
El cosmopolitismo burgués está dirigido principalmente con-
tra el patriotismo. Por tanto, el objetivo del perfeccionamiento,
desarrollo y cultivo del patriotismo soviético exige luchar decidi-
damente contra el cosmopolitismo y la victoria absoluta contra
tales resquicios de la ideología burguesa como el acobardamiento
y servilismo ante el capitalismo occidental.
El patriotismo soviético, contra el cual los cosmopolitas sin
raíces han dirigido su actividad criminal, es un arma poderosa de
nuestro Partido y del pueblo soviético, y es una fuente inagotable
de creatividad para el pueblo soviético.
Demostrando el origen de la voluntad indestructible del pue-
blo soviético, de su trabajo y valor militar, comprobado en los
años de la Gran Guerra Patria (es decir, la II GM), el camarada
Stalin dijo:
“La valiente labor del pueblo soviético en la retaguardia, como
las hazañas militares de nuestros soldados en el frente, tienen su
origen en el ferviente y vivificante patriotismo soviético”.
En esta excepcional y profunda reflexión, el camarada Stalin
revela cuán importante es el vivificante y ardiente patriotismo
soviético en nuestra sociedad, en la vida y actividad de todo el
pueblo soviético.
El patriotismo soviético, expandiéndose ampliamente en nues-
tro país como resultado de la victoria del socialismo, inculcado al
pueblo soviético por el Partido de Lenin y Stalin, se ha convertido
en una poderosa fuerza de desarrollo para la sociedad soviética.
El patriotismo soviético, expresando la devoción del pueblo
soviético a su patria socialista, está cimentando las bases del Esta-
do multinacional soviético, uniendo a todos los pueblos y nacio-
nalidades de nuestro país en una misma familia unida y fraternal.
El patriotismo soviético sirve a la gente de nuestro país como
un poderoso refuerzo ideológico para el desarrollo de un trabajo

204
altruista y de actos heroicos en nombre de la prestigiosa patria
socialista, en aras de la victoria del comunismo.
Junto con la poderosa expresión del patriotismo soviético,
viene el noble sentimiento de orgullo nacional soviético, el co-
nocimiento de la superioridad inconmensurable de la sociedad
soviética y la cultura socialista por encima de la sociedad burgue-
sa y su cultura.
El patriotismo soviético, el sentimiento de dignidad nacional
soviética, es una confiable barrera ideológica que rompe cualquier
intento de la reacción internacional de corromper al pueblo so-
viético a través del servilismo y la prosternación ante el capitalis-
mo occidental.
El patriotismo soviético, entendido como la profunda devo-
ción de las masas populares a su patria, al sistema social y guber-
namental soviético, es un fenómeno cualitativamente nuevo. El
patriotismo soviético es lo más preciado de la revolución en la
conciencia del pueblo, que tuvo lugar debido a la victoria de la
Revolución de Octubre en nuestro país. El patriotismo soviético
no tiene igual en toda la historia, en lo referido a la fuerza de su
influencia en las mentes y los corazones del pueblo.
Las nuevas actitudes de la sociedad, originadas en la victoria de
la patria socialista gracias a las masas trabajadoras de nuestro país,
también han causado una nueva actitud en las masas populares res-
pecto a la patria y al Estado. La expresión de estas nuevas actitudes
es el patriotismo socialista soviético, creando en el aspecto espiri-
tual el rasgo más profundo y sorprendente del pueblo soviético.
“Uno debería reconocer” dijo el camarada V. M. Molotov,
“que uno de los logros principales de la revolución es el nuevo
rasgo espiritual y la elevación ideológica del pueblo, como patrio-
tas soviéticos”.
El patriotismo soviético surgió, se fortaleció y se mantuvo du-
rante la lucha heroica del Partido Bolchevique y del pueblo so-

205
viético por la defensa de la patria socialista y la construcción del
socialismo.
Durante toda la historia del Estado soviético, el Partido Bol-
chevique ha educado a las masas trabajadoras de nuestro país en
el espíritu del patriotismo soviético.
Ya en vísperas de la Revolución de Octubre, el camarada Sta-
lin, desenmascarando la teoría menchevique y trotskista de la de-
pendencia total de Rusia en el capitalismo occidental, dijo:
“No se excluye la posibilidad de que Rusia en particular es un
país que está cimentando el camino hacia el socialismo… Uno
debe ignorar las viejas nociones sobre esto, de que solo Europa
puede enseñarnos el camino” (Obras, vol. 3, p. 186-7).
Estas proféticas palabras del camarada Stalin, llenas de verdade-
ro patriotismo, inspiraron una firme confianza en la línea del Par-
tido Bolchevique y el trabajo duro, una confianza firme en las filas
del Partido Bolchevique y de los trabajadores en su propio poder
y en la posibilidad del desarrollo del socialismo en nuestro país.
En 1917, el “pueblo ruso consiguió dar un enorme salto ade-
lante, catapultándose del zarismo al sistema soviético” (V.I. Le-
nin, Obras, vol. XXII, p. 185). El derrocamiento del poder de
las clases explotadoras y el establecimiento del poder soviético
significaba que las masas trabajadoras de nuestro país habían lo-
grado al fin su patria socialista, gracias a la lucha heroica del Par-
tido Bolchevique. “El 7 de noviembre (25 de octubre en el viejo
calendario)” decía Lenin: “Dijimos abiertamente que nosotros
estamos por la defensa de la patria, pues es desde luego nuestra
patria…” (ibíd., p. 400). Desarrollando la idea patriótica de la
defensa de la patria socialista, Lenin señaló que en condiciones
del gobierno de la dictadura del proletariado, esta idea adquiere
un significado nuevo y socialista, ya que, defendiendo a la patria,
“estamos defendiendo el socialismo, defendemos la patria socia-
lista” (ibíd, p. 382).

206
El Partido de Lenin y Stalin llevó una lucha incansable con-
tra todo enemigo de la patria socialista. El Partido Bolchevique
rechazó resueltamente a los supuestos “comunistas de izquierda”,
partícipes de la conspiración contrarrevolucionaria de los trots-
kistas-bujarinitas. Estos enemigos del Partido y del pueblo inten-
taron vender a la patria socialista, recientemente conquistada por
los trabajadores y campesinos, a las inundaciones y saqueos de
las tropas intervencionistas extranjeras y, refugiándose en falsas
expresiones sobre la “guerra revolucionaria” y los supuestos inte-
reses “internacionales”, proclamaron: “En interés de la revolución
internacional consideramos conveniente aceptar la posibilidad de
perder el poder soviético”.
“Extraño y monstruoso”, así llamó Lenin a las afirmaciones
sucias, provocativas y traicioneras de los bujarinitas. Lenin des-
enmascaró este acto vergonzoso de traición. Barriendo con los
delirios antipatrióticos y antisoviéticos del “comunismo de iz-
quierda”, Lenin les arrancó su engañosa máscara internaciona-
lista y demostró que el único y verdadero internacionalismo en
condiciones de victoria en un país consiste en la defensa férrea de
la patria socialista. “Precisamente en interés de ‘fortalecer los la-
zos’ con el socialismo internacional” Lenin escribió, “es necesario
defender la patria socialista” (Obras, vol. XXII, p. 510).
Una de las formas favoritas de sabotaje por parte de la banda
de Trotsky-Zinoviev era la difamación, las calumnias desenfre-
nadas sobre el pueblo soviético y sus conquistas socialistas, y la
propagación del servilismo ante el capitalismo occidental. En su
locura antipatriótica, los trotskistas-bujarinitas intentaron man-
char la imagen del pueblo soviético llamándoles una “nación de
Oblomovs” [Nota del editor: el personaje del escritor del siglo
XIX I. A. Goncharov’s “Oblomov” era conocido por su apatía,
inactividad y vaguería]. Proclamaron el leninismo –la gran victo-
ria de la cultura rusa y mundial, la gloria y el orgullo del pueblo
soviético– como una enseñanza limitada a nivel nacional. Estos

207
aduladores, prosternados ante el capitalismo occidental, aspira-
ban a acabar con la fe que tenía el pueblo soviético en la victoria
del socialismo y proclamaron que el pueblo soviético no estaba en
condiciones de superar el retraso técnico y económico de su país
por su cuenta, que la “atrasada” Rusia no podía llegar al nivel de
la “avanzada” Europa.
Desenmascarando a la banda de enemigos del pueblo trots-
kistas-bujarinitas, el camarada Stalin dijo que eran un “pequeño
grupo de espías, asesinos y destructores, arrastrándose ante paí-
ses extranjeros, penetrados por sentimientos rastreros de servi-
lismo ante cada burócrata extranjero y dispuestos a trabajar con
su servicio de inteligencia –un pequeño grupo de gente que no
entienden que el ciudadano soviético, libre de las cadenas del ca-
pital, está muy por encima de cualquier burócrata de alto rango
extranjero, que arrastra el yugo de la esclavitud capitalista sobre
sus hombros” (Fundamentos del leninismo, p. 590).
En la lucha contra todos los enemigos de la patria socialista –
contra trotskistas, bujarinitas y nacionalistas burgueses–, Lenin y
Stalin señalaron que el proletariado, en su defensa de la patria so-
cialista, no puede ni debe tener ninguna contradicción o divergen-
cia entre su servicio a la patria socialista y su tarea internacional.
El patriotismo soviético es inseparable del internacionalismo
proletario, está orgánicamente conectado con él. Se une orgánica-
mente con sus tradiciones nacionales populares, con el interés de
todos los trabajadores de la URSS. Debido a su carácter socialista,
el patriotismo soviético repudia cualquier tipo de exclusividad
nacional o racial; cualquier tipo de prejuicio racial o nacional es
ajeno al mismo. El patriotismo soviético es el opuesto del patrio-
tismo pseudoburgués, el cual está impregnado de nacionalismo y
chovinismo, alejado de las masas populares.
Como Lenin señaló, “internacionalismo no significa antina-
cional” (Obras, 4.ª ed., vol. 21, p. 245). Esta observación que

208
hizo Lenin es fundamental, ya que habla del hecho de que el
internacionalismo proletario no tiene nada que ver con el cosmo-
politismo burgués, el principal estandarte de la reacción ideoló-
gica hoy día.
“Si, en el fondo, el internacionalismo es respeto por otros pue-
blos, es imposible ser un internacionalista sin respeto o amor por
tu propio el pueblo” (A. A. Zhdanov).
Predicando la indiferencia hacia el destino y los intereses de
su pueblo y su patria, con su burla del sentimiento patriótico del
pueblo, el cosmopolitismo solo es capaz de cultivar traidores a la
patria.
Durante toda la historia de la construcción socialista en la
URSS, el Partido Bolchevique ha liderado y lidera la lucha contra
toda demostración antipatriótica, contra todos los enemigos del
pueblo soviético, de la cultura soviética.
La lucha del Partido contra los enemigos del leninismo siem-
pre ha sido una lucha profundamente patriótica por la construc-
ción del socialismo en nuestra nación, por su libertad e indepen-
dencia, por la victoria del socialismo. En esta lucha el Partido
cultivó en el pueblo soviético una fe invencible en su fuerza crea-
tiva, desarrollando su sentimiento de patriotismo soviético, su
conocimiento de su dignidad nacional y superioridad sobre las
gentes del mundo burgués.
El Partido desenmascaró la esencia antipatriótica, burguesa y
cosmopolita del servilismo ante el capitalismo occidental. Reveló
que arrastrarse ante los países extranjeros lleva inevitablemente
a la traición nacional y a la traición a los intereses del pueblo
soviético y a la patria socialista. Desenmascarar a los grupúsculos
antipatrióticos de los cosmopolitas burgueses, la lucha contra el
cosmopolitismo burgués, es una expresión de la preocupación del
Partido Bolchevique por la educación de las masas trabajadoras
en nuestro país en el espíritu inspirador del patriotismo soviético.

209
Las resoluciones y direcciones del Comité Central del Partido
Bolchevique en el campo ideológico dan un golpe demoledor al
desarrollo de la ideología burguesa y mueven al Partido y al pro-
letariado al frente ideológico por la lucha infatigable contra las
influencias burguesas, que fortalezca el espíritu bolchevique de
partido, militante, soviético pugnaz y patriótico. Estas resolucio-
nes y direcciones del Comité Central del PC (B) tienen como
objetivo “reforzar el espíritu del Partido en la ciencia, literatura y
el arte soviéticos, para elevar a un nivel nuevo y superior todos los
instrumentos de nuestra cultura socialista: la prensa, la propagan-
da, la ciencia, la literatura y el arte” (G. Malenkov).

210
Sobre un grupo antipatriótico de críticos teatrales

Pravda
Viernes 28 de enero de 1949
Traducido del inglés. Copyright del texto original © 2008 by
P.K. Volkov and the Cyber-USSR

El enorme poder ideológico, artístico y educativo de la litera-


tura soviética (así como de la pintura y el teatro soviéticos) es el
resultado de su conexión cercana, directa y profunda con la vida.
La literatura soviética (drama) es querida por el pueblo soviético
y cercana a él, porque encuentran en ella un reflejo de su trabajo,
sus sentimientos e ideas, y porque responde a sus necesidades,
participando con ellos en la construcción del socialismo, en el
incesante movimiento hacia el comunismo.
El teatro soviético, en sus formas artísticas, muestra la inspira-
dora fuerza del patriotismo soviético que ha hecho del heroísmo
en nuestro país un fenómeno de masas, y ha elevado a nuestro
hombre promedio diez cabezas por encima de cualquier repre-
sentante de la burguesía mundial. El realismo socialista está ínti-
mamente conectado con toda la creatividad histórica del pueblo,
es su fuente más profunda y vital. Y ahí está la fuente inspiradora
del patriotismo soviético, porque no puede crearse algo nuevo en
la vida del pueblo soviético sin estar consagrado en cuerpo y alma
a la tierra soviética, sin arder con la llama del amor por tu propio
pueblo, el creador de la sociedad comunista.
El Partido Bolchevique transmite esto a los escritores y dra-
maturgos soviéticos, guiándolos en la construcción del comunis-
mo. El realismo socialista es tan inseparable de la vida, del interés
ferviente de amor por la vida y las actividades del pueblo, del
profundo y noble sentimiento patriótico, como lo es la burguesía
fanfarrona y cosmopolita del trato indiferente y despreocupado

211
hacia el pueblo y su creatividad; de un esteticismo y formalismo
neutrales, castrados y fríos.
Toda la historia de la principal literatura rusa nos enseña esto.
La apasionada lucha de Belinsky por el realismo se vio impregna-
da por nobles sentimientos patrióticos, porque la verdad artística,
la cual demandaba a escritores, dramaturgos y actores, tiene sus
raíces en el amor apasionado por su propio pueblo, y el amor a
la madre patria que dio luz a la lucha por liberarse de sus tiranos.
Belinsky llamaba esteticismo a “el arte por el arte”, un juego del
arte, lo que explica por qué todo tipo de esteticismo es no solo
falso, sino que además es impopular, reaccionario en su esencia,
antipatriótico y traicionero.
Los preceptos de Belinsky, apoyados y desarrollados por Cher-
nyshevsky y Dobrolyubov, penetraron en toda la literatura rusa
más relevante y desarrollaron sus tradiciones más nobles. Estos
corifeos de la crítica rusa, grandes ilustradores, mostraron en su
aparición misma lo que suponía ser un crítico de la literatura y el
teatro realistas. Es imposible incluso hoy en día releer los escritos
teatrales de Belinsky sin emocionarse. Supo ver en las creaciones
artísticas, expresadas en el escenario, los medios más fuertes para
la realización de sus ideas democrático-revolucionarias.
Las cosas han cambiado desde entonces, cuando Belinsky es-
cribía sobre teatro. El pueblo soviético se ha deshecho de los por-
tadores de la reacción social, ha liquidado completamente la clase
de los parásitos y explotadores. La creatividad del pueblo se ha
desplegado de forma maravillosa en todas las ramas de la vida. La
construcción del socialismo, el alzamiento patriótico durante la
Gran Guerra Patria, el inmenso logro sindical del trabajo creativo
que siguió a la guerra, el desarrollo de nuevas características en el
carácter del pueblo soviético, la innovación sin fin en la produc-
ción y en la ciencia: estos son todos los temas más valiosos para
el arte, la literatura y la poesía. Y los mejores escritores del pueblo
soviético, atrapados por el mismo entusiasmo creativo por el que

212
vive todo el pueblo, se esfuerzan por hacer su propia contribución
a la causa común, recordando que, al igual que nuestro Partido
valora altamente cualquier trabajo ideológico honesto en benefi-
cio del pueblo, también el Partido valora en gran medida el tra-
bajo de los escritores, llamándolos “ingenieros del alma humana”.
El Partido ha señalado muchas veces qué consecuencias mise-
rables y destructivas resultan del hecho de que un escritor no esté
en contacto con la vida y la lucha del pueblo soviético, así como
de qué manera las grandes ideas del patriotismo soviético pueden
enriquecer e inspirar la creatividad de un escritor. El cosmopoli-
tismo desenfrenado no solo es antipopular, sino también estéril.
Es dañino, como esos parásitos en el mundo vegetal que roen los
brotes de cultivos saludables. Sirve como camino para las influen-
cias burguesas reaccionarias que nos son hostiles.
El Partido, en sus decisiones sobre la lucha en el frente ideoló-
gico, ha prestado especial atención a las críticas soviéticas. El críti-
co es el primer propagandista de los avances nuevos, significativos
y positivos en literatura y arte. Especialmente importante es el
papel del crítico de teatro. Debe transmitir ampliamente, a través
de la palabra impresa, la acción de las formas artísticas teatrales.
El auténtico crítico soviético, amante de su trabajo, está dedicado
al arte socialista. Solo puede ser un ferviente patriota, solo puede
estar orgulloso, cuando aparece un nuevo trabajo en el escenario,
incluso si todavía no está lo suficientemente perfeccionado, pero
presenta de manera audaz una idea nueva, produciendo una nue-
va imagen del hombre soviético. El crítico de teatro es el primer
ayudante en la búsqueda de la mejor encarnación, más verdadera
y talentosa, en las formas artísticas, de cómo vive la nación.
Desafortunadamente, la crítica, especialmente la crítica tea-
tral, ha sido el campo más atrasado en nuestra literatura. Además,
es precisamente la crítica teatral la que hasta hace poco retuvo
nidos de esteticismo burgués, al amparo de un tratamiento anti-
patriótico, cosmopolita y pútrido del arte soviético.

213
* * * [2]
Un grupo antipatriótico de epígonos del esteticismo burgués
ha surgido en la crítica teatral, está penetrando en nuestra prensa
y, de la manera más descarada, ha participado activamente en la
revista Teatro y en el periódico Arte soviético. Estos críticos han
utilizado mal su importancia ante la gente; se han revelado como
portadores del cosmopolitismo desarraigado, profundamente re-
pulsivo y hostil al pueblo soviético; impiden el progreso de la
literatura soviética, frenando su avance. El sentimiento de orgullo
nacional soviético es ajeno a ellos.
Con este tipo de críticas intentan desacreditar los principa-
les avances de nuestra literatura y arte, derribando violentamente
precisamente lo que sí es un trabajo patriótico y políticamente
dedicado, bajo el pretexto de supuestas imperfecciones artísticas.
Es útil recordar que, en su día, el trabajo creativo del gran au-
tor Makxim Gorki, y obras tan valiosas como Spring Love de K.
Trenyov y otros, fueron objeto de los mismos ataques por parte
del enemigo ideológico
La imagen de un Nil obrero y revolucionario tiene un pro-
fundo significado ideológico en la obra Filisteos de M. Gorki.
Pero el crítico Yu. Yuzovsky, en medio de elogios jesuíticos en un
discurso sobre la obra, intentó sugerirle al lector que Nil era “una
imagen imperfecta creada por Gorki”, que el autor habla “aquí
como un panfletista, no siempre preocupándose por la plausibili-
dad. Esto es una interferencia del periodismo político en el tejido
artístico de la obra”.
“Tejido artístico”, la lógica del sujeto supuestamente violado
por las acciones de Nil en la espléndida creación de Gorki –aquí
está la máscara del esteta burgués, con la cual oculta su esencia
contrarrevolucionaria y antipatriótica, intentando minimizar el
carácter valiente y noble de uno de los primeros revolucionarios
obreros bolcheviques, representado por el gran escritor proletario
M. Gorki.

214
El mismo Yu. Yuzovsky, con los dientes apretados y grandes
palabras de aliento, burlándose del argumento principal, realiza
una crítica que versa sobre la obra de Surov, Lejos de Stalingra-
do; la obra ganadora del Premio Stalin Los conquistadores, de B.
Chirskov; y sobre el papel de Zoya en la obra Historia verdadera,
por la cual la actriz N. Rodionova recibió el Premio Stalin. El
crítico Yu. Yuzovsky no encuentra nada mejor que hacer que, par-
loteando sobre dicho papel, escribir sobre la “corona blanca en el
altar”. “Esta poesía lírica de autosacrificio”, escribe el crítico, “está
muy lejos del romanticismo que buscamos”.
Su artículo está lleno de burlas, en las que ridiculiza la aparien-
cia “feliz y alegre” de los héroes de las obras soviéticas, alega que los
dramaturgos se desvían frecuentemente “fuera del tema”, centrán-
dose en las “presunciones” del héroe, y tendencias que supuesta-
mente “socavan nuestro arte”; que los dramaturgos frecuentemen-
te no quieren “pensar” y, por lo tanto, supuestamente no permiten
que “su héroe piense”. Pero ¿cuál es el coste de este razonamiento?:
“Una vez que el héroe es soviético, ¿es obligatorio para él obtener
la victoria? Este tipo de filosofía no tiene nada en común con la
dialéctica de la vida”. Trazando garabatos miserables, tratando de
atribuirse a sí mismo un aire de falsa sabiduría, este crítico abomi-
nable se ríe de “la presunción mística del éxito obligatorio, cada
vez que el héroe soviético lucha”. La palabra “presunción”, como
es bien sabido, significa “una suposición que se considera verdade-
ra hasta que se rechaza su corrección”. Esta frase deliberadamen-
te vaga del crítico adquiere un efecto especialmente indignante,
cuando se tiene en cuenta que fue escrita en 1943, después de la
gran victoria del Ejército Soviético en Stalingrado.
Y este es su daño: como un engaño vestido de forma recóndita,
trata de ocultarse detrás de las críticas a las deficiencias artísticas,
en la lucha contra la “desmovilización artística”. No, aquí no solo
se oculta, sino que también se abre la lucha contra las aspiracio-
nes de retratar todo el carácter conquistador del pueblo soviético.

215
En los artículos de A. Gurvich hay otra forma de engaño, dife-
rente de la de Yu. Yuzovsky. A. Gurvich hace un intento malicioso
de establecer un clásico contra el drama soviético, para desacredi-
tar la dramaturgia soviética, utilizando la autoridad de Turgenev.
Hablando de actuaciones soviéticas, opina: “Solo una representa-
ción nos ha entusiasmado, nos ha hecho sentir algo sustancial y
real... esto fue Verochka en Un mes en el país de Turgenev... Solo
sentimos tal cosa, en lo más profundo del alma, cuando esta chica
tímida y apasionada extendió su mano a través del siglo y sobre
las cabezas de muchas de las heroínas de nuestras obras, hasta
llegar a Zoya Kosmodem’yanskaya, y se unió a ella en un fuerte
apretón de manos”.
Se nos permitirá convertir en “yo” los “nosotros” de Gurvich,
faltos de todo patriotismo soviético, propio de quienes no valo-
ran realmente ni la imagen de Zoya Kosmodem’yanskaya, ni las
producciones de nuestra literatura, las cuales el pueblo soviético
aprecia por su reflejo sincero de la belleza heroica de nuestra vida,
de la belleza del mundo espiritual del pueblo soviético.
Pero ¿qué concepción puede tener A. Gurvich sobre el carácter
nacional del pueblo soviético ruso, si escribe eso con el “buen
humor y optimismo ingenuamente confiado” de las obras de Po-
godin en las que, supuestamente, se expresó el “carácter nacional
de la mentalidad del dramaturgo”, el público vio su propio reflejo
y “experimentó la alegría del reconocimiento”, porque dice que
“el pueblo ruso no es ajeno a la buena naturaleza”?
Esta es una calumnia contra el pueblo soviético ruso, una ca-
lumnia vil, de hecho. Y exactamente porque la placidez para no-
sotros es profundamente ajena, no podemos sino condenar estos
intentos de calumniar al carácter soviético nacional.
En la figura de Ivan Shadrin, de la obra El hombre con un
rifle, A. Gurvich ve a un hombre en conflicto que fue capturado
por las olas de la revolución y “se tambaleaba en una oposición
inútil”, antes de ceder ante la poderosa corriente revolucionaria.

216
Esto se dijo sobre el campesino-soldado que conoció a Lenin,
sobre el hombre cuya conciencia fue despertada por la influencia
de un obrero bolchevique.
El Partido apoyó y continúa apoyando toda la literatura y el
arte de vanguardia, novedosos, muestra un rechazo decisivo a los
esfuerzos por desacreditar las creaciones imbuidas del espíritu del
patriotismo soviético, y expuso implacablemente y continúa ex-
poniendo los ataques antipatrióticos.
Pero [algunas] personas, infectadas por resquicios de la ideo-
logía burguesa, todavía intentan aquí y allá envenenar con su es-
píritu putrefacto la atmósfera sana y creativa del arte soviético. A
veces de manera más abierta, a veces de forma más oculta, inten-
tan emprender su lucha infructuosa, condenados a una derrota
devastadora.
El aguijón de la crítica estético-formalista no se dirige en contra
del trabajo verdaderamente dañino e inferior, sino que se dirige
contra las obras progresistas y superiores que retratan a los patriotas
soviéticos. Y esto, exactamente, es evidencia de que el formalismo
estético sirve solo como una cobertura de naturaleza antipatriota.
Los críticos de este tipo se sintieron especialmente cómodos
en la atmósfera rancia de una asociación de críticos de teatro ads-
crita a la VTO* (Sociedad Teatral Rusa, presidida por G. Bo-
yadzhiev), la comisión de drama de la Unión de Dramaturgos
(donde presidió A. Kron). Allí, su verdadero espíritu se revela
en toda su fealdad, el espíritu de quienes en otros lugares hablan
disfrazados, ocultando con frecuencia la sustancia depravada de
sus declaraciones detrás de florituras pseudocientíficas, lenguaje
abstruso y evasiones deliberadas, necesarias solo para oscurecer la
esencia de su actividad.
Fue allí donde el crítico de teatro A. Borshchagovsky, guar-
dando silencio sobre las obras que distorsionan la realidad so-
viética y las imágenes del pueblo soviético, dirigió la llama de su

217
crítica antipatriótica contra la obra de A. Sofronov, El personaje
de Moscú, y el Teatro Maly, donde se realizó la obra. El mismo A.
Borshchagovsky, que en su momento manchó la obra Sobre las
estepas de Ucrania, de A. Korneichuk, concibió posteriormente la
idea de difamar obras como Nuestro pan de cada día, de N. Virta
y Un gran destino, de A. Surov, entre otras.
Fue allí donde el crítico L. Malyugin tomó las armas contra
producciones tan profundamente patrióticas como El gran poder,
de B. Romashov, Nuestro pan de cada día, de N. Virta y En una
ciudad, de A. Sofronov, que han ganado una amplia aceptación
por parte del público.
El crítico E. Kholodov realizó ataques contra las obras de tea-
tro En una ciudad y Nuestro pan de cada día en una reunión de
la VTO.
En este momento, cuando las tareas de lucha contra el cosmo-
politismo sin raíces y las manifestaciones de la influencia burgue-
sa ajenas al pueblo están claramente ante nosotros, este crítico no
encuentra nada mejor que hacer que desacreditar las manifesta-
ciones más avanzadas de nuestra literatura. Esto causa un daño
directo al desarrollo de la literatura y el arte soviéticos, e impide
su avance.
Pero esto es lo que, como hemos visto, A. Gurvich, Yu. Yu-
zovsky y otros están haciendo con su llamado “trabajo”. Su “au-
toridad” hueca y turbia hasta ahora no ha sido expuesta adecua-
damente. Las opiniones viciosas de los críticos Borshchagovsky,
Gurvich, Yuzovsky, Varshavsky y Boyadzhiev, basadas en posi-
ciones antipatrióticas, nutren todo tipo de distorsiones, ajenas al
pueblo, sobre el trabajo de varios críticos.
Basado en esto, encontramos una burla protagonizada por A.
Borshchagovsky contra el director artístico del Teatro Maly, K.
Zubov, en una llamada “conferencia creativa” durante una discu-
sión sobre la obra “Carácter de Moscú”.

218
“Cuando Zubov comienza a decir con emoción que Sofro-
nov respira las ideas de nuestro tiempo, una especie de efusión,
en ese instante una especie de rito religioso ocurre dentro del
ser del director-artista. Relaciono este temperamento pseudo-
clásico con una obra de teatro de temática soviética en el Teatro
Maly”.
¿Qué es esto, sino un intento de manchar y difamar tanto al
autor de una obra de teatro con temática de Partido, como al
teatro más antiguo de nuestro país, que trabaja activamente con
temáticas soviéticas actuales?
Nos vamos a permitir citar las apasionadas y sinceras palabras
del discurso de K. A. Zubov, que provocaron las amargas burlas
de nuestro crítico:
“En primer lugar, me gustaría decir unas pocas palabras so-
bre por qué el Teatro Maly aceptó presentar la obra Carácter de
Moscú… La obra de Sofronov está llena de grandeza, de alegría,
de una vital fe en nuestra vida, y un optimismo que hace impo-
sible no mencionarlo. Esto merece apoyo… Me parece que la
comedia poética, comedia pura, comedia optimista llena de fe
en nuestra vida, en nuestra realidad, en nuestro futuro, en esas
ideas por las que vivimos, por las que respiramos –esto ya es
tan importante que uno no puede negarse el placer de trabajar
con ello. Esto es lo atractivo del teatro… Tú, junto con él (el
dramaturgo – Ed.), tenéis fe en nuestra maravillosa realidad…
Con esta fe, debemos observar en primer lugar si la trama es
correcta… el Teatro… protege fervientemente al autor en este
sentido y tiene el derecho de esperar ayuda– pero no ‘críticas’
que destrozan cualquier esperanza, que posibilitan no creer en
el poder de uno mismo”.
Estas palabras pueden aplicarse a las mejores obras, llenas de
orgullo hacia nuestra gran patria soviética, y a nuestro amor filial
por ella.

219
Exponen bien el rol destructivo del grupo de críticos, que bus-
ca desviar el drama y el teatro de temáticas inspiradas por el sen-
timiento del patriotismo soviético.
La plantilla editorial de “Literaturnaya Gazeta” tomó una
postura especialmente desagradable en relación con el repertorio
contemporáneo y, específicamente, con la obra Carácter de Mos-
cú. “Literaturnaya Gazeta”, en un artículo editorial con el preten-
cioso título de “Conversación sobre el Destino del Repertorio”
(del 4 de diciembre de 1948), dio protagonismo a un reportaje
despiadado de A. Borshchagovsky sobre una reunión acerca de
nuevas obras y unió sus ataques malignos en contra de la línea
del Teatro Maly en la puesta en escena de obras contemporáneas
y patrióticas.
* * * [#3]
¿Cómo reaccionaron los críticos a ciertas recomendaciones he-
chas por el Partido sobre el repertorio dramático de los teatros y
medidas para su mejora? ¿Fueron motivados por la crítica firme
y razonable del Partido para reconsiderar sus actitudes? ¿Acaso
estos críticos se preocuparon por hacer autocrítica?
No. Precisamente ese criticismo fue el que resultó estar más
allá de estos pobres críticos. No querían hacer autocrítica, ya que
tenían miedo de desvelar su ruina ideológica. Pero tampoco para-
ron su actividad, ahora dirigida directamente contra la directiva
del Partido, una actividad conjunta y antipatriótica. Los roles se
dividieron. Algunos de los líderes de este grupo se escondieron
entre los estirados comités de la VTO. En ellos, con sus colegas
a su alrededor, empezaron a inventarse una falsa “opinión social”
contra las obras soviéticas y, de hecho, contra el repertorio sovié-
tico en general.
Algunos comenzaron a retratarse como misteriosos “silencio-
sos”, pero en verdad no eran silenciosos. En el pleno de la Unión
de Escritores Soviéticos se citaron parte de las transcripciones de

220
discursos de estos “silenciosos” –efusiones bochornosas e igno-
rantes, respirando hostilidad hacia el moderno repertorio soviéti-
co, contra los trabajos patrióticos de nuestros dramaturgos.
Abucheando y comportándose con malicia, intentando crear
una organización literaria clandestina, denigraron todo lo supe-
rior que aparecía en la dramaturgia soviética. No encontraban
una buena palabra para obras como La gran fuerza, El carácter de
Moscú, Nuestro pan de cada día y Un gran destino. El objetivo de
sus golpes llenos de malicia y de odio eran, especialmente, hacia
obras que habían recibido el Premio Stalin.
Claramente, hay fallos en muchas obras del repertorio sovié-
tico moderno. Es bien sabido que todas son objeto de críticas
constructivas, tanto ideológicas como artísticas. Pero los chismes
de los estetas no se preocupaban ni pensaban en tales críticas.
Despreciaron por completo estas obras precisamente debido a
que, a pesar de sus defectos, están llenas de ideología soviética y
se adhieren a sus principios; plantean las cuestiones políticas más
importantes, y ayudan al Partido y al pueblo soviético en su lucha
contra la adulación de las importaciones burguesas, en su lucha
contra los trámites burocráticos, la rapacidad y la preponderan-
cia de los intereses privados por encima de los de la sociedad.
Todas estas obras nutren al patriotismo soviético y se esfuerzan
por llevar al escenario, mediante formas artísticas, todo lo nuevo
y progresista que se está desarrollando en la sociedad soviética.
Tras una larga bancarrota, Yuzovsky y Gurvich se mantenían
en “silencio”. A continuación, vino Borshchagovsky y otros, pe-
netrando de las bellas artes especializadas a la prensa general y
ocultando mediante frases pomposas esa misma hostilidad a la
materialización artística de las ideas del patriotismo soviético.
Recordamos las palabras del camarada Stalin: “Podría decir
que el ocultamiento silencioso no es criticismo. Pero no sería ver-
dad. El método del ocultamiento, que es una forma particular

221
de negligencia, también se muestra como un tipo de criticismo,
ridículo y necio, es verdad, pero no obstante una forma de criti-
cismo”.
Sus intentos de quedarse callados, de engañar con criticismo
en vez de lanzar una pregunta directa y honrada, no ayudarán a
este grupo de críticos antipatrióticos.
Ante nosotros no se hallan errores accidentales y aislados, sino
un sistema de opiniones antipatrióticas, que dañan al progreso
de nuestra literatura y arte, un sistema que debería ser destruido.
No es casualidad que los cosmopolitas sin raíces ataquen el
trabajo del Teatro de las Artes y el Teatro Maly, los cuales son
un orgullo para nuestra nación. Se empeñan en socavar nuestra
fe en su trabajo, cuando estos teatros, los mejores del mundo,
producen obras con temática soviética, [y] muestran imágenes
del pueblo soviético.
La principal tarea de la crítica del Partido es derrotar ideológi-
camente a este grupo antipatriótico de críticos de teatro.
El pleno reciente de la dirección de la Unión de Escritores So-
viéticos sienta las bases para desenmascarar y destruir a este grupo
antipatriótico de críticos.
Debemos tener en cuenta que nuestra crítica tiene que servir
para apoyar las principales tendencias patrióticas en la literatura
y el arte, para hacer propaganda sin cesar de todo lo mejor que
han desarrollado; con audacia y principios, para exponer las de-
ficiencias existentes, y para nutrir a los escritores y artistas con el
espíritu del patriotismo soviético.
* * * [#4]
La dramaturgia soviética y el teatro soviético están en el cami-
no correcto. La construcción socialista nutre con sus vastas fuen-
tes el arte soviético, de manera nunca vista en la historia de la
cultura. Pero estas fuentes solo están disponibles para aquel que
participa en la creación de la nueva vida, en la lucha por el comu-

222
nismo. Aquel que observa esta vida desde un lado, con los ojos sin
pasión de un espectador indiferente, es inevitablemente olvidado.
Es necesario poner fin decididamente de una vez a la conni-
vencia liberal, a todos esos esteticistas insignificantes que carecen
de amor a la patria y su pueblo, no tienen alma, excepto irrita-
bilidad y soberbia. Es necesario limpiar la atmósfera artística de
todos estos filisteos antipatrióticos.
¡Nuestros dramaturgos deben acercarse aún más a la vida del
pueblo, a su trabajo, a sus figuras destacadas, a los nuevos e im-
presionantes fenómenos en las ciudades y los kolkhozes, deben
acercarse más a los vigorosos brotes de la vida comunista y la
moral comunista! Merece la pena conocer esta vida, sumergirse
en sus adentros, el amor por la patria, por el pueblo, abrirá innu-
merables fuentes de formas artísticas. Vemos esto en las obras que
han sido bien acogidas por el público y los lectores soviéticos. El
lector y el espectador demandan lo más puro, ideológico y noble
del mundo. Critican los fallos y metidas de pata, pero apoyan
con cariño al escritor y al dramaturgo cuando ven en él un interés
genuino y patriótico en las grandes hazañas del pueblo.
La crítica soviética comprometida con el Partido aplastará a
los portadores de las opiniones ajenas al pueblo, abrirá el camino
para una actividad productiva del teatro soviético y logrará aque-
llas tareas señaladas por el Partido y el pueblo.

Notas:
*VTO: Vserossijskoe Teatral’noe Obshchestvo (Sociedad Tea-
tral de toda Rusia)

223
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229
Índice:

Introducción ......................................................9

España. Patriotismo revolucionario. ¿Qué es?


¿Por qué es necesario? ....................................23
1. Introducción a la sociedad en España................. 23
2. España y el sentimiento nacional español.
Reivindicación revolucionaria de nuestra historia.
¿Deben las fuerzas revolucionarias renegar de la
historia de su país? ......................................................... 26
3. Patriotismo revolucionario. ................................... 31
4. ¿Qué es el orgullo nacional?................................... 34
5. Internacionalismo contra nacionalismo. ............ 35
6. El mito del cosmopolitismo. .................................... 37

La Unidad Obrera 39
Dicotomías de izquierda y derecha .......................... 40
¿Cómo ha da realizarse la unidad obrera? ............ 42
La unidad de la izquierda del sistema y la izquierda
grupuscular a su servicio .............................................. 44
Lucha de clases, capitalismo, Estado y
transformación de la sociedad ......................63
Lucha de clases ............................................................... 63
Capitalismo...................................................................... 69
Estado ............................................................................... 72
Transformación de la sociedad .................................. 82

La cuestión nacional .......................................85


Planteamiento de la cuestión. El problema
nacional ....................................................................85
Nación ............................................................................... 89
Nacionalidad o pueblo ................................................ 91
El movimiento nacional ............................................... 92
Centralismo y federalismo ........................................... 94
La asimilación ................................................................. 96
La cultura nacional y la cultura obrera .................. 98
España .............................................................................. 99

Posmodernismo y decadencia. Los dogmas de


fe del sistema............................................................107
Breve introducción ........................................................ 107
¿Qué es el posmodernismo ideológico? La
decadencia de la sociedad .......................................... 108
Los dogmas de fe ........................................................... 114
¿Qué relación tiene todo esto con la organización
obrera? .............................................................................. 136
La cultura militante obrera ...........................139

La revolución en España. ..............................151

Las etapas de la revolución ...........................151


Introducción..................................................................... 151
Condiciones materiales. Objetivas y subjetivas ..... 154
El paso de una revolución democrática a una
revolución socialista....................................................... 156
España. Nuestra realidad material .......................... 159

Cosmopolitismo, globalización e
Imperialismo 163
Cosmopolitismo .............................................................. 164
¿Globalización o imperialismo? ................................. 170
¿Qué es el imperialismo? ............................................. 171
¿Sigue todo lo anteriormente desarrollado
vigente? ................................................................... 176

Cuestiones complementarias .........................179


/DLPSRUWDQFLDGHODRUJDQL]DFLyQ\ODSODQLÀFDFLyQ
frente al espontaneísmo y el seguidismo................. 179
Sindicalismo y lucha obrera ........................................ 181
¿Por qué memoria histórica queremos apostar?.. 183

ANEXOS .............................................................187
El cosmopolitismo burgués y su papel
reaccionario .............................................................187
Sobre un grupo antipatriótico de críticos
teatrales ...................................................................211

BIBLIOGRAFÍA ................................................ 225

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