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RESUMEN
PALABRAS CLAVES
Debido Proceso, Justicia, proceso penal cubano, leyes penales cubanas, Juez
cubano.
Sumario:
1. Introducción.
El debido proceso adquiere hoy, sin duda alguna, capital importancia. Instituir
un proceso con todas las garantías requeridas para que prevalezca la justicia
es un requisito sine qua non de cualquier sistema judicial en un Estado de
Derecho. “los fundamentos o garantías procesales devienen en límite al poder
punitivo del Estado y constituyen un elemento diferenciador que distingue un
Estado de Derecho de uno totalitario” 1
1
ZARZA ESTOPIÑAN, O. (2002). El Debido Proceso. Algunas consideraciones para acusados y
víctimas. Producto Informático Jurídico HiperPEN 4.0, Universidad de Camagüey. Disponible en
Biblioteca Avilaiuris. Casa del Jurista. Ciego de Ávila.
No basta con que estén enunciadas las garantías en la Ley; es preciso
conceder el modo de ejercerlas. Los principios del Debido Proceso sirven para
contener el ilimitado poder estatal contra los ciudadanos. Su violación conlleva
un resultado ilegal del proceso penal, oscureciendo la verdad y empañando la
justicia. El Juez, en la fase de este proceso en la que funge como ente director,
es quien decide en última instancia la aplicación efectiva o no de muchos de
sus principios. Su papel es fundamental en garantizar un proceso limpio y justo,
pues aunque las partes tengan la posibilidad de impugnar determinadas
decisiones, depende del primero que prevalezca la justicia en aquellas que por
Ley le correspondan.
DESARROLLO
2
VALLE MOLINA, G. (2002). Las garantías constitucionales y el debido proceso penal en la república
de Cuba. Producto Informático Jurídico HiperPEN 4.0, Universidad de Camagüey. Disponible en
Biblioteca Avilaiuris. Casa del Jurista. Ciego de Ávila.
Otras definiciones que pueden encontrarse en la doctrina lo exponen como:
3
HOYOS A. (1996). El Debido Proceso. Revista Temis. No. 1. Pág.4
4
MADRID-MALO GARIZÁBAL M. (1997). Derechos Fundamentales¨, Segunda Edición. Bogotá. 3R Editores,
página 146
La doctrina coincide en que, históricamente hablando, el Debido Proceso como
concepto, como frase para expresar una idea, se mencionó por primera vez en
la llamada CARTA MAGNA, documento firmado por el impopular y
excomulgado Rey inglés conocido como Juan Sin Tierra, en el año 1215, bajo
presión de los barones ingleses, como resultado de las contradicciones
antagónicas entre señores feudales, monarquía absolutista, iglesia y hombres
libres, que determinaron la desintegración de la Edad Media y el surgimiento de
la ideología burguesa.
En lo adelante, la idea del debido proceso fue ampliándose cada vez más y
tomando fuerza a lo largo de la historia en numerosas legislaciones, etapas
históricas y países, lo que, de manera resumida, puede describirse de la
siguiente manera:
El Código de Magnus Erikson de 1350 (de Suecia) prescribía: El Rey debe "...
ser leal y justo con sus ciudadanos, de manera que no prive a ninguno, pobre o
rico, de su vida o de su integridad corporal sin un proceso judicial en debida
forma, como lo prescriben el derecho y la justicia del país, y que tampoco prive
a nadie de sus bienes si no es conforme a derecho y por un proceso legal" 5
5
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). El Debido Proceso: Realidad o Ficción. Producto Informático Jurídico
HiperPEN 4.0, Universidad de Camagüey. Disponible en Biblioteca Avilaiuris. Casa del Jurista. Ciego de
Ávila.
6
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
siendo claramente injustos y que tengan las dichas Audiencias cuidado que así
se guarde por los otros jueces inferiores" 7
"VIII. Que en todo proceso criminal, inclusive aquellos en que se pide la pena
capital, el acusado tiene derecho a saber la causa y naturaleza de la
acusación, a ser careado con sus acusadores y testigos, a pedir pruebas a su
favor, a ser juzgado rápidamente por un jurado imparcial de doce hombres de
su vecindad, sin cuyo consentimiento unánime no podrá considerársele
culpable; tampoco puede obligársele a testificar contra sí mismo; que nadie sea
7
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
8
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
9
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
privado de su libertad, salvo por mandato de la ley o por el juicio de sus
iguales".
"X. Que los autos judiciales generales en los que se mande a un funcionario o
alguacil el registro de hogares sospechosos, sin pruebas de un hecho
cometido, o de la detención de una persona o personas sin identificarlas por
sus nombres, o cuyo delito no se especifique claramente y no se demuestre
con pruebas, son crueles y opresores y no deben ser concedidos"10
"Art. 7.- Ninguna persona puede ser acusada, detenida ni encarcelada sino en
los casos determinados por la Ley y según las formas prescritas en ella. Los
que solicitan, facilitan, ejecutan órdenes arbitrarias deben ser castigados, pero
todo ciudadano llamado o requerido en virtud de lo establecido en la Ley debe
obedecer inmediatamente; se hace culpable por la resistencia".
"Art. 8.- La Ley no debe establecer más que penas estrictas y evidentemente
necesarias, y nadie puede ser castigado sino en virtud de una Ley establecida
y promulgada con anterioridad al delito y legalmente aplicada".
"Art. 9.- Toda persona, siendo presumida inocente hasta que sea declarada
culpable, si se juzga indispensable su detención, la ley debe reprimir
severamente todo rigor que no sea necesario para el aseguramiento de su
persona"11
10
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
11
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
que debe ser objeto de reconocimiento y de las personas o cosas de las que
haya que apoderarse".
"Enmienda 5.- Nadie podrá ser obligado a responder de un delito que lleve
consigo pena capital o infamante sino por denuncia o veredicto de un gran
jurado, como se trate de delitos cometidos en las fuerzas de mar y tierra o en la
milicia en servicio activo, en tiempo de guerra o de peligro público; nadie podrá
ser sometido por un mismo hecho a un segundo juicio, que pueda ocasionarle
pérdida de la vida o de alguno de sus miembros; no podrá obligarse a nadie a
que en causa criminal declara contra sí mismo, ni a perder la vida, la libertad ni
la propiedad sin procedimiento legalmente establecido (process of law); nadie
será expropiado sin la debida indemnización; y siempre por razón de utilidad
pública".
12
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
que se encuentre dentro de sus límites jurisdiccionales la protección de las
leyes, igual es para todos"13
Es bueno recordar que esta Constitución rigió también para los dominios de
España en la América meridional, tal como lo declaraba en su Art. 10.
13
LEZCANO ORIETA. Z. (2002). Ob. cit
Derechos Civiles y Políticos del 16 de diciembre de 1966, Convención de
Salvaguarda de los Derechos del Hombre y de las Libertades Fundamentales
del 04 de noviembre de 1950, Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del hombre de mayo de 1948, Convención Americana sobre Derechos
Humanos del 7 de abril de 1970; etc.
Conocido un hecho delictivo, ningún poder del Estado puede lícitamente evitar
que el Fiscal cumpla su obligación de ejercer la acción penal cuando se han
llenado los extremos del derecho material y procesal, en tanto persistan
presupuestos que la han provocado y se haya descubierto al autor. El proceso
no es la consecuencia de un acto discrecional del mismo.
El Principio de Legalidad está estrechamente relacionado, aunque más amplio
que este, con el de Reserva (nullum crime, nulla poena sine lege), o sea,
que nadie puede ser procesado y sancionado por una conducta que no esté
previamente tipificada en la ley.
14
BINDER, A.. (l993). Texto Introducción al Derecho Procesal Penal. Edit.Ad
Hoc.Bs.As.Argentina.p.139.
las consecuencias del mismo delito, tengan derecho a una intervención para
ejercitar plenamente su derecho de defensa y a recibir una sentencia oportuna
para mitigar los efectos del delito.
El juicio oral supone dar a los acusados, y a las partes que intervienen la plena
posibilidad de exponer sus razonamientos y defender sus derechos. Para el
acusado en particular, en el juicio oral se manifiesta su derecho a la defensa, al
comunicarle plenamente la acusación de que es objeto y al facilitarle el
ejercicio de los medios de defensa que considere oportunos. La segunda
finalidad es que el Tribunal disponga de todos los elementos de juicio para
dictar su sentencia apreciando las pruebas practicadas en ese acto, las
razones expuestas por acusación y defensa y lo manifestado por los
procesados.
El principio de Oficialidad plantea que la ley es la que marca las razones, los
motivos, condiciones, circunstancias, en que un proceso penal debe comenzar
e ir hasta su sentencia. Por su extensión el proceso, obviamente se relaciona
con otros principios, en tanto, para llegar hasta la sentencia se necesita obtener
la verdad real. El carácter de oficialidad está dado, además, en que hay un
órgano público creado por el Estado para que dé impulso al proceso.
15
Proyecto de reglas mínimas de las NU para la administración de la Justicia. Disponible en Internet:
www.cidh.oas.org/PRIVADAS/reglasdemallorca.htm (Consultado 07/03/2012)
instancia pueda impugnar tal decisión ante otros jueces, con capacidad para
anular ese fallo.
Ello ofrece la garantía al declarado culpable, de alegar ante otro Tribunal las
presuntas infracciones que considere cometidas en su caso y conseguir la
subsanación, si resulta con lugar su petición.
Esta es una pregunta que no tiene una respuesta absoluta. La manera en que
cada juez cubano consigna y aplica estos principios es muy personal y
depende de su preparación, cultura, conocimientos técnicos y de la manera en
que asimile la influencia de las condiciones sociales, económicas y políticas en
que vive el pueblo a nombre del cual imparte justicia.
Lo que si puede plantearse como una obligación de todo aquel que aspire a ser
un buen Juez, es la tarea de estudiar profunda y creativamente los principios
del Debido Proceso, no como una abstracción teórica, un conjunto ideal de
garantías, sino como condiciones concretas que pueden y deben ser llevadas a
la práctica para lograr la verdadera justicia.
El Debido Proceso es en definitiva la interacción entre los principios y garantías
consignados en la Ley, y la interpretación y aplicación que le da el juez en la
práctica judicial, quien tiene el deber de protegerlos en toda la extensión que le
facilite la Ley y toda la creatividad que su arbitrio legítimamente le permita.
Juicio oral y público: “…El juicio oral es público a menos que razones de
seguridad estatal, moralidad, orden público o el respeto debido a la persona
ofendida por el delito o a sus familiares, aconsejen celebrarlo a puertas
cerradas. Sólo asistirán a las sesiones de los juicios celebrados a puertas
cerradas, las partes, sus representantes, Defensores, el personal auxiliar y las
personas que el Presidente o el Tribunal autoricen…” (Ley de Procedimiento
Penal. Artículo. 305)
Tal como hemos expresado antes, no basta que los principios estén normados
en la Ley, es necesario un ejercicio profundo, inteligente, racional y creativo por
parte del Juez.
El propio conocimiento por parte de los Jueces de aquellos preceptos o
prácticas que vulneran en alguna medida el debido proceso, ya puede ser un
paso de avance, en tanto suponga una posterior acción de este en la fase del
proceso en que tiene participación, y sobre todo en el acto del juicio oral,
dirigida a subsanar, en la medida de lo legalmente posible, omisiones e
incorrecciones que afecten las garantías de que es merecedor cualquier
acusado.
Pero además, han de comprender los jueces, su papel arbitral entre el Estado
y los ciudadanos individuales; garantizador por igual del ejercicio de los
derechos que tanto uno como los otros tienen en el proceso penal; y, también,
su obligación de impedir que se operen violaciones de los derechos de esos
ciudadanos por la fuerza superior del Estado, convirtiendo el proceso en
desigual enfrentamiento.
Ello afecta no solo los derechos individuales, sino también los principios
sagrados de la propia sociedad en su conjunto y no permite alcanzar el
Debido Proceso Penal.
El juez debe tener, por sobre todo, una visión humanizada en el proceso
penal y ceñirse a la ley con esta óptica de respeto a las garantías individuales
y al derecho de las partes, procurando siempre alcanzar con su actuación y
en sus resoluciones, el punto de equidad que necesita la justicia para que sea
verdadera.
Los jueces imparten justicia a nombre del pueblo revolucionario, que trabaja
cada día, en condiciones difíciles, por mejorar el país, pero es su deber no
olvidar que es de ese pueblo del que salen los infractores de la Ley, no ignorar
las condiciones que generan el delito. Las personas a las que juzgan y
sancionan son llamadas, a veces con razón, delincuentes y antisociales. En
todo caso, no olvidemos que son nuestros delincuentes, nuestros antisociales.
Y los jueces tienen, también, desde su trinchera, una responsabilidad con
ellos.
6. A modo de Conclusiones.
Sin intentar consignarlos todos, tarea que requeriría un trabajo más profundo y
abarcador, pueden mencionarse como principios imprescindibles para lograr un
Debido Proceso el de Legalidad, el de Reserva, el Derecho a la Presunción de
Inocencia, en principio “non bis in idem”, el Derecho a la Defensa, el principio
del Juez Natural, el de Contradicción, el de Igualdad, el principio del Juicio Oral
y Público, el de la Independencia en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, el
del Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, el de oficialidad, el de
Humanidad, el de Recurribilidad de la Sentencia, el Principio “in dubio pro reo”
y el de Imparcialidad, entre otros.
BIBLIOGRAFÍA
Leyes Consultadas
• Constitución de la República.
• Ley número 5 de 1977 ”Ley de Procedimiento Penal”
• Ley número 6 de 1977.”Ley de Procedimiento Penal Militar”