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Procesos

colectivos y acción
social
P08/80510/02097

Juan Muñoz Justicia


Félix Vázquez Sixto
CC-BY-SA • P08/80510/02097 Procesos colectivos y acción social

Juan Muñoz Justicia Félix Vázquez Sixto

Doctor en Psicología Social y pro- Doctor en Psicología Social y profe-


fesor titular de Psicología social en sor titular de Psicología social en la
la Universidad Autónoma de Barce- Universidad Autónoma de Barcelo-
lona. Sus temas de principal interés na. Sus líneas de investigación son:
son la dinámica de grupos y las he- construcción social de la memoria,
rramientas informáticas de ayuda a política y relaciones de poder y me-
la investigación cualitativa. todologías cualitativas.

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Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 7

1. Concepto de comportamiento colectivo...................................... 9


1.1. Ambigüedad del concepto de comportamiento colectivo .......... 9
1.2. El papel de la Psicología colectiva en la historia de la
Psicología social .......................................................................... 11
1.2.1. Gustave Le Bon: la Psicología de las masas
(1841-1931) .................................................................... 15
1.2.2. Wilhem Wundt: la Psicología de los pueblos ................ 20
1.2.3. Sigmund Freud: Psicología de las masas y análisis del
yo ................................................................................... 21

2. Enfoques teóricos de los comportamientos colectivos............. 23


2.1. Teorías del contagio .................................................................... 23
2.2. Teorías de la convergencia .......................................................... 23
2.3. Teoría de la norma emergente .................................................... 24
2.4. Teoría del valor añadido o tensión estructural ........................... 25
2.5. Teoría de la identidad social ....................................................... 26

3. Condicionamientos ideológicos en el estudio de los


comportamientos colectivos........................................................... 30

4. El rumor como comunicación colectiva...................................... 35


4.1. Definición de rumor y tipos de rumores .................................... 37
4.1.1. El estudio del rumor ...................................................... 37
4.1.2. Definiciones ................................................................... 39
4.1.3. Tipos ............................................................................... 39
4.2. Transmisión del rumor ............................................................... 40
4.3. Modelos de transmisión .............................................................. 42
4.4. Control de los rumores ............................................................... 43

5. Psicología de las multitudes en situaciones de crisis:


desastres y pánico.............................................................................. 46

6. Control social y resistencia en las redes interactivas............... 52

7. Anexos................................................................................................... 56
7.1. Anexo 1 ....................................................................................... 56
7.2. Anexo 2 ....................................................................................... 60
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7.3. Anexo 3 ....................................................................................... 61


7.4. Anexo 4 ....................................................................................... 62

Resumen....................................................................................................... 64

Actividades.................................................................................................. 67

Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 67

Solucionario................................................................................................ 68

Glosario........................................................................................................ 69

Bibliografía................................................................................................. 70
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Introducción

El 11 de septiembre de 2001 millones de personas asistimos entre incrédulos


y aterrorizados al desplome de dos de los principales símbolos de la economía
capitalista: las Torres Gemelas del World Trade Center de la isla de Manhatan
caían poco después de sufrir el impacto de dos aviones. A continuación ocurría
algo parecido en otro símbolo, esta vez del poder militar: el Pentágono sufría
también el impacto de un avión de pasajeros.

Difícilmente podremos olvidar las imágenes de las Torres cayendo o aquéllas


de las personas que se lanzaban al vacío para intentar en vano escapar de las
llamas.

Del mismo modo, difícilmente podremos olvidar las imágenes que pocos días Hundimiento de una de las Torres Gemelas.

después empezaron a aparecer en los medios de comunicación. La operación


"Libertad Duradera" nos volvió a ofrecer escenas de pánico, de edificios des-
truidos, de personas huyendo, de civiles muertos por bombas que no matan,
sino que causan "daños colaterales".

Por desgracia, nos encontramos ante una situación que permite ilustrar per-
fectamente gran parte del contenido de este módulo dedicado a los procesos
colectivos. Un grupo de afganos contempla los destrozos
producidos por la bomba de EE.UU. lanzada
por error en su barrio. Fuente: El País, 14 de
octubre de 2001.

Multitudes airadas que se manifiestan clamando represalias, que se manifies-


tan para mostrar su odio al malvado enemigo cristiano o musulmán, orien-
tal u occidental. Tumultos, disturbios, enfrentamientos entre manifestantes y
policías o ejército.

Veremos que la Psicología social ha prestado atención, prácticamente desde


sus orígenes, a este tipo de acontecimientos, intentando explicar el cómo y
el porqué de la conducta aparentemente irreflexiva de las personas cuando se
unen en una multitud.

Multitudes atemorizadas que se desplazan y huyen de una torre en llamas,


de un bombardeo aéreo, del hambre, etc. La Psicología de las multitudes en
situaciones de crisis, ante los desastres, ante el pánico, constituirá otro de los
apartados de este módulo.

Acontecimientos de este tipo dan paso, de inmediato, a todo tipo de especu-


laciones, de comunicaciones que pretenden describirlos, analizarlos, explicar-
los. Comunicaciones e informaciones que circulan a través de los medios de
comunicación de masas y que rebotan en las personas, que siguen con su di-
fusión por medio del "boca a oreja". "Un cuarto avión, que se ha estrellado
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contra el suelo, se dirigía hacia la residencia del presidente de Estados Unidos


de América", "los atentados contra las Torres Gemelas han sido planeados por
los servicios secretos israelíes", etc.

Otro de los apartados que desarrollaremos en este módulo tratará de describir


este tipo de fenómenos, los rumores como forma de comunicación colectiva.

Desde el día 11, estos rumores han circulado y se han difundido ampliamente
por medio de la Red, del mismo modo que han circulado comunicados, refle-
xiones, solicitudes de firmas de apoyo a las víctimas, solicitudes de firmas de
oposición a la guerra/venganza, y de la misma manera que han circulado chis-
tes, etc. La Red, anatematizada por algunos por ser vehículo de pornografía
y herramienta al servicio de la delincuencia y el terrorismo internacionales,
ha dejado patente su utilidad como vehículo de información, pero también,
como veremos en el último apartado de este módulo, "Control social y resis-
tencia en las redes interactivas", como vehículo de resistencia.
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Objetivos

En este módulo se pretende que conozcáis los principales aspectos que son
tratados desde la Psicología social bajo la etiqueta de procesos colectivos. Por
tanto, los objetivos consistirán en que, una vez finalizada su lectura, seáis ca-
paces de hacer lo siguiente:

1. Definir qué se entiende por comportamiento colectivo y encontrar ejem-


plos ilustrativos de ello en la vida cotidiana.

2. Definir qué son las masas y cuáles son sus características.

3. Identificar las principales aportaciones teóricas al estudio del comporta-


miento colectivo.

4. Reconocer las informaciones que tienen características de rumores y en-


frentarse a ellas.

5. Analizar los fenómenos de pánico en situaciones de desastre.


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1. Concepto de comportamiento colectivo

Aunque la mejor definición de qué se entiende por comportamiento colectivo


será la que podáis extraer vosotros mismos a partir de la lectura de las páginas
siguientes, aquí os ofrecemos una de las muchas posibles. A lo largo del texto
veremos hasta qué punto podemos considerarla válida o no.

"[Definimos] el comportamiento colectivo como una acción voluntaria, dirigida a una


meta, que se produce en una situación relativamente desorganizada, en la que las normas
y valores predominantes de la sociedad dejan de actuar sobre la conducta individual. El
comportamiento colectivo consiste en la reacción de un grupo a alguna situación."

Appelbaum, R. P., y Chambliss, W. J. (1997, p. 422).

Manifestaciones en contra del ataque norteamericano a Afganistán. El Cairo, Nueva Delhi y Peshawar (Pakistán), 12 de octubre
de 2001.

Estas fotografías de manifestaciones antinorteamericanas en Egipto, la India


y Pakistán son un ejemplo de uno de los tipos de comportamiento colectivo
más estudiados, la conducta de masas; sin embargo, como veremos, existen
otras posibilidades.

1.1. Ambigüedad del concepto de comportamiento colectivo

Aunque os hemos ofrecido una definición, hablar de comportamiento colec-


tivo presenta el problema no sólo de la vaguedad de la definición del término,
sino también de que en la práctica se utilizan diferentes términos para referir-
se a un mismo fenómeno o un mismo término para referirse a distintos fenó-
menos. Masa, multitud y público constituyen algunas de las etiquetas que, a
veces, se utilizan de manera intercambiable.

Así, por ejemplo, Ovejero (1997) plantea la necesidad de distinguir entre masa Masa y multitud
y multitud, dado que, según él, son dos conceptos que suelen utilizarse como
No todos los autores compar-
sinónimos, pero que, a pesar de sus similitudes, se diferencian en el hecho de ten esta diferenciación. Mos-
que las masas, en relación con las multitudes, son más abstractas y difusas, y covici, por ejemplo, afirma:
"Una multitud, una masa, es
presentan fronteras menos definidas. el animal social que ha roto su
correa" (S. Moscovici, 1985, p.
13).
Por su parte, Jiménez Burillo (1981) distingue entre agregados, públicos y mul-
titudes (sin establecer diferencia entre multitudes y masas). Los agregados se-
rían conjuntos de personas con conductas semejantes, pero que no comparten
objetivos; los públicos, en cambio, pueden tener intereses comunes, pero no
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tienen una relación directa entre sí; finalmente, las multitudes se caracteriza-
rían por estar formadas por personas próximas entre sí con un punto o foco
común de atención, pero sin necesidad de que exista organización ni objeti-
vos propios.

El intento de acotar el concepto ha llevado a la proliferación de tipologías,


de clasificaciones de diferentes modalidades de comportamientos colectivos,
que, en la práctica, casi siempre han acabado siendo tipologías de las conduc-
tas o tipos de masas. Y ello a pesar de las advertencias de diferentes autores,
como por ejemplo, Stoetzel (1965) y Milgram y Toch (1969), que advierten
que prácticamente ninguna tipología puede recoger el amplio abanico de los
distintos fenómenos de masa.

El uso de tipologías

A pesar de estas advertencias prácticamente ningún autor cede a la tentación de hacer


algún tipo de clasificación, e incluso Milgram y Toch reproducen la clasificación que
estableció Brown en la edición anterior del Handbook of Social Psychology (1951), par-
tiendo de una diferenciación básica entre masas activas y pasivas, y que se ha convertido
en una de las tipologías más utilizadas.

Asumiendo la dificultad de establecer una tipología, Munné (1970) propone


establecer diferentes clasificaciones considerando distintos criterios, lo que le
lleva a proponer las dimensiones de clasificación siguientes:

• Características de los participantes: homogéneas y heterogéneas.


• Grado de participación: pasivas o activas.
• Grado de orden con el que se produce el fenómeno: ordenadas o desorde-
nadas.
• Grado de ocasionalidad del fenómeno: esporádicas o intermitentes.
• Grado de improvisación: imprevistas (espontáneas o inesperadas) o pre-
vistas (preorganizadas con intencionalidad).

Naturalmente, Munné tampoco se resiste a la tentación y nos ofrece "su tipo-


logía" (podéis consultar las páginas 190 a 194 de su libro para una descripción
detallada de los distintos tipos).

No obstante, a la hora de intentar aclarar conceptos, probablemente la mejor


aclaración es la que nos ofrece Jiménez Burillo:

"Aunque es muy difícil recoger en castellano, existen unas diferencias sutiles entre masa,
muchedumbre y multitud y otras, desde luego más claras, entre multitud y conceptos
expresivos de acciones colectivas como motines, revoluciones, etc. Quizá podamos rete-
ner para nuestros propósitos la idea de que la multitud en el sentido antes descrito es la
unidad básica de análisis del comportamiento colectivo, siendo luego otros factores los
que cualifican diversamente el comportamiento de esa multitud."

Jiménez Burillo, F. (1981, p. 269).


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Tipos de masas según Munné (1970, p. 190).

Para acabar este subapartado, ofreceremos otra definición que adelanta parte
de lo que nos encontraremos en el apartado dedicado a los condicionamientos
ideológicos. Se trata de una caracterización por oposición: si la preocupación
de la sociología es el orden, ¿significa esto que el comportamiento colectivo
es el desorden?

"Conviene recordar que en inglés la expresión collective behaviour designa esos "residuos"
que una sociología esencialmente preocupada por el orden social no llega a asimilar:
comportamiento de masas, modas, agitaciones o desórdenes sociales, fenómenos de con-
tagio, motines, histeria de masas, etc."

Dupuy, J. P. (1991, p. 14).

1.2. El papel de la Psicología colectiva en la historia de la


Psicología social

Cada vez es más frecuente poder leer advertencias sobre la "perversidad" de Un poco de historia
determinadas historias de la Psicología social, sobre los datos incorrectos que
Entre los "datos" transmitidos
aparecen en los manuales y que se han ido transmitiendo de generación en a partir de Allport, destacan la
generación de psicólogos sociales sin que se hayan cuestionado hasta fechas mención de los experimentos
realizados en 1897 por Nor-
relativamente recientes. man Triplet, considerados co-
mo fundacionales de la inves-
tigación científica en la Psico-
logía social, y que 1908 cons-
Cuando se hacen estas advertencias es típico referirse a los diferentes capítulos tituye una fecha clave para la
sobre la historia de la Psicología social publicados por Gordon W. Allport en disciplina, dado que coincide
con la publicación de los con-
sucesivas ediciones del Handbook of Social Psychology, el "relator" oficial del siderados primeros manuales
de Psicología social por parte
estado de la Psicología social. A partir de estos textos, Allport ha conseguido del sociólogo estadounidense
reificar ciertas verdades que han pasado a ser algo asumido por gran parte de Edward Ross y el psicólogo bri-
tánico William McDougall.
psicólogos sociales hasta la fecha.

Una de las afirmaciones sobre hipotéticas "paternidades" de teorías o líneas de


investigación es la que hace referencia al origen de la investigación sobre las
multitudes o las masas, paternidad que se atribuye con insistencia al francés
Gustave Le Bon a raíz de la publicación, en 1895, de su obra La psychologie
des foules.
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La afirmación no deja de tener sentido, dado que, en efecto, el libro de Le Bon


es probablemente uno de los que ha tenido una mayor difusión en la historia
de la Psicología social, con un incontable número de reediciones en diferentes
idiomas, y ha sido una obra que, sin duda, ha ejercido una gran influencia en
la historia de las ciencias sociales.

Otras historias de la Psicología social

En las obras siguientes podéis encontrar datos adicionales sobre la historia de la Psicología
social:

Collier,�G.,�Minton,�H.,�y�Reynolds,�G. (1996). Escenarios y tendencias de la psicología


social. Madrid: Tecnos, 1991.

Crespo,�E. (1995). Introducción a la Psicología Social. Madrid: Universitas.

Farr,�R. (1991). The long past and the short history of Social Psychology. European Journal
of Social Psychology, 21, 371-380.

Haines,�H.,�y�Vaughan,�G.M. (1979). Was 1898 a great date in the history of experimental


social psychology. Journal of the History of the Behavioral Sciences, 15, 323-332.

Ibáñez,�T. (1990). Aproximaciones a la Psicología Social. Barcelona: Sendai.

Samelson,�F. (1974). History, origin mind and ideology: discovery of Social Psychology.
Journal for the Theory of Social behavior, 2, 217-231.

La influencia es cierta, la paternidad puede ser que lo sea menos. El mismo


Allport reconoce, aunque tangencialmente, las posibles dudas sobre la men-
cionada paternidad, reconociendo las aportaciones realizadas por el italiano
Scipio Sighele, criminalista de la escuela del fisiognomista Cesare Lombroso y
discípulo del socio de Lombroso, Enrico Ferri.

A falta de análisis de ADN, podemos basarnos en algunos datos que nos ofrece
Jaap Van Ginneken (1985) para resolver la polémica. Entre éstos, este autor
reproduce la afirmación que en 1895 hacía Sighele en la revista Cultura e Es-
cuola dirigiéndose a Le Bon:

"El primer capítulo de su primer libro es una completa copia de la línea de pensamiento
y frecuentemente una copia literal en su forma. En las páginas 12 y 15 usted resume la
introducción a mi volumen; en las páginas 17, 18, 19, 20, 21, 25, 26, 28, 30, 38, 39, 40,
45, 46, 47 usted copia las ideas que he desarrollado en mi primer capítulo."

Citado por Van Ginneken, J. (1985, p. 375).

Sighele se refiere a su libro La folla delinquente publicado en 1891 y traducido al


francés en 1892, lo que hace difícil creer que no fuera conocido por Le Bon, y
aún más si tenemos en cuenta que Gabriel Tarde publicó una revisión de éste,
además de referirse a él en dos artículos de 1892 y 1893. Incluso en uno de
dichos artículos ("Les crimes des foules", 1892), Tarde menciona a otro autor
francés, el Dr. Lacassagne, que en 1892 presenta su tesis doctoral (publicada en
1895) con el título de Psychologie des foules, curiosamente el mismo que tendrá
en 1895 el libro de Le Bon (Van Ginneken, 1985).
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Todos estos datos nos ofrecen una idea de cómo no sólo es evidente que antes
que Le Bon otros autores trataron el tema por el que se hizo famoso, especial-
mente Sighele, sino que también probablemente Le Bon hizo algo más que
inspirarse en estos autores sin mencionarlos.

Por si os puede quedar alguna duda sobre el "carácter" de Le Bon, no está de


más mencionar lo que Jiménez Burillo (1983), en su introducción a la edición
española del libro de Le Bon, denomina con indulgencia como un "pintores-
co episodio": ¡la reivindicación por parte de Le Bon del descubrimiento de la
teoría de la relatividad!

No obstante, como comentábamos, la influencia de Le Bon es evidente, hecho


por el que será al autor a quien dedicaremos el subapartado dedicado a la "Psi-
cología de las masas". De todos modos, no sería justo no desarrollar, aunque
brevemente, las aportaciones de los otros autores a los que nos hemos referido.

Scipio�Sighele�(1868-1913)

En su obra La masa delincuente (1891), Sighele desarrolla algunos de los prin-


cipios que también aparecerán después en la obra de Le Bon: la importancia
de las masas en la vida moderna (y aunque hayamos pasado del siglo XIX al XXI
continúa siendo así), la inferioridad en cuanto a inteligencia de las masas o co-
lectividades frente a los individuos, el principio de la imitación y sugestión en
la conducta de las masas, y la predisposición a la violencia por parte de éstas.

En concreto, siguiendo a Mauro Fornaro (1996), las leyes que elabora Sighele
sobre las masas se podrían resumir de la manera siguiente:

• Ley�de�la�unidad�o�uniformidad: la masa actúa al unísono, tiene una di-


rección común de comportamiento, que puede ser expresivo de las emo-
ciones o ser una reacción a las mismas. Ello implica hablar de una "alma
de la multitud" o de un "individuo colectivo".
Portada del libro La foule criminelle de Scipio
Sighele.
• Ley�de�la�no�deducibilidad�del�carácter�de�la�multitud�a�partir�del�ca-
rácter�de�sus�miembros: el resultado de la unión de unas personas en una
multitud no es la "suma" de sus características, sino un producto impre-
decible. Aunque puede producirse un incremento sumatorio en el plano
emocional (por sugestión), en el intelectual se producirá un decremento.

• Ley�del�número: la intensidad de una emoción crece en proporción di-


recta al número de personas.

• Ley�de�la�predisposición�al�mal�(crimen): aunque existe la posibilidad de


que la masa actúe de cara al bien y no al mal, esto es muy raro, dado que,
según la teoría de la estratificación filogenética del carácter, determinados
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acontecimientos externos pueden hacer aflorar a la superficie las manifes-


taciones primitivas del carácter: crueldad y salvajismo.

• Ley�del�guía�o�instigador: en toda masa siempre hay un jefe, un conduc-


tor.

• Ley�de�la�composición�de�la�multitud: esta ley recupera parcialmente las


ideas innatistas de la criminalidad y afirma que el comportamiento vio-
lento o no de la masa depende del tipo de personas que la forman. La masa
será violenta si en la misma se encuentran personas con predisposiciones
(pasionales) al crimen.

Dada su formación jurídica, uno de los intereses de Sighele consiste en po-


der llegar a establecer el grado de responsabilidad de las personas que, como
miembros de una masa, han estado implicadas en acontecimientos violentos.
Su postura implicaba tener en cuenta parcialmente la pérdida del libre albedrío
que se produce en la masa; sin embargo, al mismo tiempo considera que las
personas son responsables en parte de su actuación. Aun así, un elemento que
es preciso destacar es su reconocimiento�de�la�relación�entre�la�injusticia
social�y�la�violencia�de�las�masas.

Gabriel�Tarde�(1843-1904)

Dos conceptos destacan en la fundamentación de la obra de Gabriel Tarde:


la imitación y la invención. Desde su perspectiva, el comportamiento social se
explica por medio de estos dos conceptos complementarios. Concibe la imi-
tación como una especie de estado hipnótico que favorece que los individuos
realicen conductas de modelos previos de forma bastante automática. La imi-
tación es el procedimiento psicológico por el que las ideas se repiten y propa-
gan en la sociedad, y empieza con estados internos como las creencias y los
deseos de los individuos. Los grupos desarrollan actitudes y sentimientos co-
munes que, cuando se manifiestan públicamente, contribuyen a que las perso-
nas adquieran confianza al comprobar que sus propios sentimientos son com-
partidos, lo que da origen a las tradiciones que se transmiten a las siguientes
generaciones. La invención es todo aquel nuevo pensamiento o acción que Portada del libro L'Imitation de Gabriel Tarde.
surge de dos o más ideas combinadas, adquiridas previamente por medio de
la imitación o de la oposición entre la imitación y las prácticas existentes.

Tarde, a diferencia de Gustave Le Bon, distingue entre las multitudes o masas


y el público, con lo que pone de manifiesto que, además de las relaciones
cara a cara, es importante la creación de corrientes de opinión entre personas
alejadas entre sí. Asimismo, este público disperso no es consciente de que está
sujeto a procesos de persuasión e influencia o, como él señala, de suggestion à
distance, que contrasta con las otras formas de influencia de las que puede ser
consciente o suggestion à proximité.
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El desacuerdo con los planteamientos positivistas defendido por Gabriel Tarde


queda de manifiesto en el debate que mantuvo con Durkheim.

Durkheim no admite ningún tipo de explicación psicológica para los hechos


sociales. Para él, todo hecho�social es exterior al individuo. En contraste, Tarde
mantendrá que la conciencia colectiva no existe fuera y por encima de las con-
ciencias individuales. En efecto, los procesos sociales se explican por la combi-
nación de la interacción mental (la influencia de unas mentes sobre otras por
medio de la imitación) y la innovación, con lo que es posible desprender la
explicación del comportamiento colectivo como derivada de unos principios
idénticos (Álvaro, 1995). Desde esta perspectiva, los efectos de las masas sobre
el comportamiento individual ya no se conciben como unidireccionales, sino
como el producto de "las relaciones recíprocas entre las conciencias" (Tarde,
1904, p. 42, citado en Álvaro, 1995, p. 12).

Para Tarde, la Sociología, o lo que él denomina Psicología colectiva o intermen- Lectura recomendada
tal, se debe basar en la Psicología. La imitación, la conversación o la invención
Años más tarde, la Psicolo-
constituyen los mecanismos que permiten la transmisión de unas mentes a gía social encontrará otro
otras. A pesar del individualismo radical que caracteriza sus primeras obras, "abanderado" de la postura
individualista-psicologista
acentuado por su polémica con Durkheim, con posterioridad adopta una pos- en Floyd Allport. Podéis en-
contrar una exposición de su
tura más interaccionista, conceptualizada como Interpsicología o Psicología in-
planteamiento en "La falacia
termental, menos teñida de individualismo y de determinismo social, mani- de grupo en relación con la
ciencia social", publicado ori-
fiestamente evidente si lo comparamos con las posturas de Durkheim. ginalmente en 1923, y tradu-
cido en el libro de Francis-
co�Morales y Carmen�Huici
El habernos detenido en esta polémica entre Tarde y Durkheim va más allá de (1989). Lecturas de Psicología
Social. Madrid: UNED.
lo anecdótico, puesto que pone de manifiesto una tensión pertinaz en el seno
de la Psicología social, la tensión entre las explicaciones psicologistas y las
sociologistas, la tensión entre las explicaciones individualistas y las grupales.
Para la primera, los grupos no existen. Grupo es un término, nada más que
un nombre, que se refiere a una multiplicidad de procesos individuales, y la
noción de grupo se convierte en superflua en cuanto se describen las acciones
de los individuos. No hay nada que exista en el grupo que no haya existido
previamente en el individuo.

1.2.1. Gustave Le Bon: la Psicología de las masas (1841-1931)

El siglo de Le Bon

El 19 de julio de 1870 Francia, gobernada por Napoleón III desde 1851 (tras la derrota del
levantamiento de los trabajadores en 1848), declara la guerra a Prusia tras unas disputas
por la sucesión al trono de España. La guerra (franco-prusiana), que se prolonga hasta
1871, termina con la victoria de Prusia y la captura de Napoleón III, que una vez liberado
se exilia a Inglaterra tras ser depuesto del trono.

Los trabajadores de un París sitiado se oponen a la rendición y reivindican la declaración


de una nueva república democrática. Mientras, Adolphe Thiers, jefe del gobierno provi-
sional y con posterioridad presidente de la República, negocia la paz con los prusianos.
El 18 de marzo de 1871, Thiers ordena al ejército la captura de los cañones de la Guardia
Nacional, pero tras su captura los soldados se niegan a disparar y el ejército se ve obligado
a retirarse.

Como se afirma en el diario oficial de 21 de marzo de 1871, "Les prolétaires de la capitale,


au milieu des défaillances et des trahisons des classes gouvernantes, ont compris que
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l'heure était arrivée pour eux de sauver la situation en prenant en main la direction des
affaires publiques." Ha nacido la Comuna.

Sin embargo, este gobierno del proletariado durará muy poco, puesto que las tropas de
Thiers entran en París el 21 de mayo de 1871 y acaban sangrientamente con la breve
vida de la Comuna.

Thiers es elegido presidente de la III República, pero su mandato también será efímero,
dado que en 1873 la mayoría monárquica lo obliga a dimitir y es elegido como nuevo
presidente el monárquico Marie Edmé Patrice de MacMahon. Tras fracasar en 1875 el
intento de aprobar una constitución monárquica, el 16 de mayo de 1877 (le seize mai),
obliga a dimitir al primer ministro republicano Jules Simon y, tras las nuevas elecciones,
a pesar de la mayoría republicana, nombra a un primer ministro monárquico hasta que
es obligado a nombrar a otro que tuviera el apoyo de la Cámara de Diputados.

(1)
Ésta es la época que le toca vivir a Gustave Le Bon, una época marcada por Gustave Le Bon fue jefe del servi-
cio de ambulancias durante la Co-
guerras, revueltas y revoluciones, una época de cuestionamiento del orden
muna de París.
establecido1.

Como comenta Salvador Giner:

"Hacia 1890, los temores sobre los efectos nocivos de la extensión del igualitarismo y la
democracia a la vida política y cívica hallaron un eco más amplio entre el público de
los pensadores políticos y de los filósofos sociales de diversas tendencias que los que se
habían estado expresando hasta entonces."

Giner, S. (1979, pp. 101-102).

Le Bon, ante estos cambios, se preocupa por lo que considera que puede llevar
a la desaparición de la civilización europea tal como se había conocido hasta
la época, y se preocupa especialmente por la desaparición de los valores tradi-
cionales, la pérdida de las creencias religiosas, etc., y responsabiliza de todo
ello al encumbramiento de las masas, al ascenso del proletariado al poder.

"El advenimiento de las clases populares a la vida política, su progresiva transformación


en clases dirigentes, es una de las más destacadas características de nuestra época de tran-
sición. [...]

En la actualidad, las reivindicaciones de las masas se hacen cada vez más definidas y
tienden a destruir radicalmente la sociedad actual, para conducirla a aquel comunismo
primitivo que fue el estado normal de todos los grupos humanos antes de la aurora de
la civilización."

Le Bon, G. (1986, pp. 20-21).

Así, el único papel que se le otorga a las masas es el de generar desorden y


destrucción, mientras que sus características básicas son la inconscien-
cia, la brutalidad y la barbarie. En definitiva, la mejor caracterización
posible de la masa es la de "chusma irreflexiva y criminal".

"Por su poder exclusivamente destructivo, actúan como aquellos microbios que activan
la disolución de los cuerpos debilitados o de los cadáveres. Cuando el edificio de una
civilización está carcomido, las masas provocan su derrumbamiento. Se pone entonces
de manifiesto su papel. Durante un instante, la fuerza ciega del número se convierte en
la única filosofía de la historia."

Le Bon, G. (1986, p. 22).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 17 Procesos colectivos y acción social

Pero ¿qué es una masa? ¿Qué características tiene? Su característica primordial


es la desaparición de las individualidades, la aparición de un "alma colectiva"
que presenta características diferentes de la de los individuos que componen
la masa.

"En determinadas circunstancias, y sólo en ellas, una aglomeración de seres humanos


posee características nuevas y muy diferentes de las de cada uno de los individuos que la
componen. La personalidad consciente se esfuma, los sentimientos y las ideas de todas
las unidades se orientan en una misma dirección. Se forma un alma colectiva, induda-
blemente transitoria, pero que presenta características muy definidas. La colectividad se
convierte entonces en aquello que, a falta de otra expresión mejor, designaré como masa
organizada o, si se prefiere, masa psicológica. Forma un solo ser y está sometida a la ley
de la unidad mental de las masas."

Le Bon, G. (1986, p. 27).

Por tanto, aparece un nuevo ser, la masa, con características completamente


diferentes a las de los individuos que la forman. Las causas de la aparición de
estas características especiales de las masas son las siguientes:

• Sentimiento�de�potencia�invencible que adquiere el individuo en la ma-


sa, lo que lo lleva a ceder a sus instintos (o le permite hacerlo). Este hecho
se ve favorecido por el anonimato y la desaparición de los sentimientos
de responsabilidad individual.

• Contagio�mental, que implica que todo sentimiento, todo acto, se conta-


gia de un individuo a otro de una forma similar a como funciona la hip-
nosis.

• Sugestibilidad, que lo lleva a realizar conductas que no realizaría de no


ser miembro de la masa, y a que desaparezca su personalidad consciente
como si se encontrara en un estado de hipnosis. El contagio no sería sino
un efecto de la sugestibilidad.

Ley de la unidad mental (a partir de Hogg y Vaughan, 1995).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 18 Procesos colectivos y acción social

"Así pues, la desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad


inconsciente, la orientación de los sentimientos y las ideas en un mismo sentido, a través
de la sugestión y del contagio, la tendencia a transformar inmediatamente en actos las
ideas sugeridas, son las principales características del individuo dentro de la masa. [...] El
individuo que forma parte de una masa es un grano de arena inmerso entre otros muchos
que el viento agita a su capricho."

Le Bon, G. (1986, pp. 32-33).

Por último, la posibilidad de que las multitudes puedan conseguir algún obje-
tivo social pasa, según Le Bon, por tener algún mito unificador, algo que sólo
pueden conseguir gracias a los líderes, que son los únicos capaces de interpre-
tar, administrar y oficiar los mitos, dado que la masa no es capaz de interpretar
sus significados.

Dentro de este apartado dedicado a la Psicología de las masas "leboniana",


podríamos continuar citando a diferentes autores (Edward Ross, William Mc-
Dougall, etc.) con planteamientos muy similares a los expuestos hasta el mo-
mento, pero, para no eternizarnos, únicamente citaremos al que algunos de-
nominan "el filósofo español".

José�Ortega�y�Gasset�(1833-1955)

Ortega y Gasset, uno de los pensadores españoles más importantes del siglo XX,
publica en 1930 una obra que continúa la línea iniciada por Sighele y Le Bon:
La rebelión de las masas, que también ha gozado de un número importante de
ediciones y traducciones y que según Giner (1979) es, dentro de esta temática,
el libro que más influyó en el gran público internacional.

Para reflejar el planteamiento de Ortega, no hay nada mejor que reproducir


las primeras líneas de su texto:

"Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública euro-
pea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío Ortega visto por Zuloaga, 1931.
social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia,
y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis
que a pueblos, naciones o culturas, cabe padecer. Ésta ha tenido lugar más de una vez
en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su
nombre. Se llama la rebelión de las masas."

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 39).

Ortega, influido (igual que lo estuvo treinta y cinco años antes Gustave Le
Bon) por los acontecimientos políticos de su época, se plantea el papel que
juegan las masas y las minorías, haciendo un planteamiento elitista, puesto
que según él, mientras las masas son el conjunto de personas no especialmen-
te cualificadas, la minoría son aquellos individuos o grupos de individuos es-
pecialmente cualificados.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 19 Procesos colectivos y acción social

El problema que se plantea es que las masas se "olvidan" de que son masa por
esto mismo, por su no cualificación; sin embargo, aun así pretenden imponer
sus ideas cuando éstas, por definición, no existen, dado que no están cualifi-
cadas para tenerlas.

Este hecho las lleva a ser indóciles frente a las minorías, que son las auténti-
cas forjadoras de la sociedad, del progreso, ambos amenazados por las masas,
que pretenden alcanzar todo sin esforzarse por conseguirlo y que consideran
que los logros (de unos pocos) es algo dado por naturaleza y que no hay que
esforzarse para mantenerlo o mejorarlo.

Así, el hombre masa se caracteriza por "la libre expansión de sus deseos vitales"
y por "la radical ingratitud hacia todo aquello que ha hecho posible la facilidad
de su existencia".

La conclusión es lógica, el único recurso de esas masas sin ideas y sin capacidad
para defender lo que pretenden es la acción directa, la violencia.

"Cuando la masa actúa por sí misma, lo hace sólo de una manera, porque no tiene otra:
lincha. [...] Ni mucho menos podrá extrañar que ahora, cuando las masas triunfan, triunfe
la violencia y se haga de ésta la única ratio, la única doctrina."

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 118).

"Afortunadamente", Ortega tiene la solución, dejar el gobierno en manos de


la minoría excelente, puesto que la masa...

"ha venido al mundo para ser dirigida, influida, representada, organizada [...] Pero no
ha venido al mundo para hacer todo eso por sí. Necesita referir su vida a la instancia
superior, constituida por las minorías selectas. [...] [Puesto que] el hombre es, tenga ganas
de ello o no, un ser constitutivamente formado a buscar una instancia superior".

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 117).

Lecturas recomendadas

Si estáis interesados en ir directamente a las fuentes, es conveniente que consigáis una


edición que incluya, además del "Epílogo para ingleses", el "Prólogo para franceses", es-
crito en 1937.

Si os interesa la vida y obra de Ortega y la época en que le tocó vivir, os recomendamos


encarecidamente la lectura del libro siguiente:

Morán,�G. (1998). El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo. Tusquets.

Por último, también es muy recomendable la lectura de sus intervenciones sobre el Es-
tatuto de Cataluña en las Cortes constituyentes (12 de mayo, 2 junio y 27 de julio de
1932). Los podéis encontrar en:

Ortega�y�Gasset,�J. (1990). Discursos políticos (pp. 227-281). Madrid: Alianza.

Para terminar, un dato que quizá es anecdótico. Con anterioridad mencioná-


bamos el episodio entre Le Bon y Einstein. Pues bien, parece que los puntos
de unión entre "el pensador español" y el francés llegan incluso hasta aquí,
puesto que en el "Epílogo para ingleses", que aparece en la edición de 1938 de
La rebelión de las masas, se incluye un texto "Sobre el pacifismo", escrito en
1937, es decir, en plena Guerra Civil, en el que Ortega se queja de la "insolente
CC-BY-SA • P08/80510/02097 20 Procesos colectivos y acción social

intervención" de Einstein, quien "se ha creído con 'derecho' a opinar sobre la


Guerra Civil española y opinar ante ella" (Ortega y Gasset, 1983, p. 203). No
es el único que queda malparado en este texto; corren la misma suerte sus
destinatarios específicos, la opinión pública inglesa, a la que también se acusa
de opinar sobre lo que no conoce.

Por cierto, al inicio del "Prólogo para ingleses", Ortega habla de la "nerviosidad
de los últimos meses". ¿Será necesario recurrir a los libros de historia para saber
a qué se puede estar refiriendo, en abril de 1938, con este eufemismo?

Estamos casi seguros de que un número relativamente importante de psicólo- Simposio sobre Ortega
gos sociales españoles no está de acuerdo con el enfoque que hemos dado a este
El VII Congreso Nacional de
apartado sobre Ortega. El interés renovado por su redescubrimiento ha llevado Psicología social, celebrado
a que, últimamente, se le califique de antecedente importante de la Psicología en septiembre de 2000, tuvo
un simposio dedicado a Orte-
social histórica, de algunas psicologías sociales actuales como la etogenia, o ga con el título "El hombre y
la gente: perspectivas sobre
incluso de la Psicología social posmoderna (Ovejero, 1997). Sin embargo, re- el pensamiento psicosocial en
Ortega".
conocer la importancia y la influencia de la obra de Ortega, que nadie puede
poner en duda, no debería ser obstáculo para poder realizar, al mismo tiempo,
un planteamiento ideológicamente crítico de, como mínimo, parte de ella.

1.2.2. Wilhem Wundt: la Psicología de los pueblos

Wilhem Wundt (1832-1920) suele ser asociado primordialmente con la funda-


ción de la Psicología experimental, quedando así eclipsadas sus contribucio-
nes a la Psicología social. Wundt concebía la Psicología experimental y la Völ-
kerpsychologie ('Psicología de los pueblos') como complementarias. Las ciencias
naturales deberían fundamentar la Psicología experimental, mientras que las
ciencias sociales fundamentarían la Völkerpsychologie. Sobre la Psicología ex-
perimental recaía el estudio de los procesos mentales individuales y sobre la
Psicología de los pueblos, el análisis de los aspectos sociales de los procesos
individuales tal como se manifiestan en el lenguaje, los mitos y las costumbres
por medio del estudio comparativo e histórico:

"La Völkerpsychologie puede ser considerada como una rama de la Psicología [...] Su obje-
tivo es el estudio de los productos mentales que son creados por una comunidad huma-
na y que son, por lo tanto, inexplicables en términos de una conciencia individual, al
presuponer la acción recíproca de muchos."

Wundt, W. (1916, p. 3, citado en J. L. Álvaro, 1995, p. 6).

Para Wundt, en la interpretación de los procesos mentales superiores, la Psi-


cología de los pueblos es inseparable de la Psicología de la conciencia indivi-
dual, en la medida en que la segunda descansa en la primera. En efecto, no
puede existir una Psicología de los pueblos al margen de los individuos que
participan en las relaciones recíprocas, por lo que es preciso considerar que la
Völkerpsychologie presupone una psicología individual, dado que provee de los
elementos necesarios para la interpretación de la conciencia individual. En Wilhelm Wundt.

efecto, los procesos mentales participan de una naturaleza social e histórica


por su vinculación a la cultura y al lenguaje, por lo que hacer inteligible la
CC-BY-SA • P08/80510/02097 21 Procesos colectivos y acción social

dimensión social del individuo pasa, necesariamente, por el estudio del len-
guaje, no en su consideración individual, sino formando parte de la historia
de la comunidad. La Völkerpsychologie consiste en un intento de estudio de la
génesis de la mente humana como producto social e histórico, lo que hace de
la misma una psicología social histórica (Álvaro, 1995).

1.2.3. Sigmund Freud: Psicología de las masas y análisis del yo

Para muchos, Sigmund Freud (1856-1939) no sólo fue el creador de la teoría Freud y la Psicología social
psicoanalítica, sino también uno de los grandes psicólogos sociales de princi-
En el libro de James A. Sche-
pios de siglo, puesto que en algunas de sus obras trata temas muy afines a la llenberg, Freud aparece junto
Psicología social. Un ejemplo de ello es la publicación, en 1921, de Psicología a Mead, Lewin y Skinner como
uno de Los fundadores de la
de las masas y análisis del yo, en la que retoma el tema planteado por Le Bon. psicología social.

Antes de continuar hablando de esta obra, permitidnos señalar un dato. Como


hemos comentado, Le Bon escribe su libro en 1895, en plena época de cam-
bios y transformaciones en Europa (y con la memoria fresca de los aconteci-
mientos de la Comuna de París) y, años más tarde, Ortega publica su libro en
1930, cuando España también está plenamente inmersa en toda una serie de
procesos de cambio que desembocaron en la instauración de la República y,
posteriormente, en la Guerra Civil (periodo durante el cual escribió el prólogo
y el epílogo a los que hemos aludido con anterioridad). Por su parte, Freud
también escribe sobre las masas en 1921, teniendo probablemente todavía en
la retina las imágenes de "la gran guerra" (Primera Guerra Mundial, 1914-1918)
y avanzando el surgimiento de los movimientos totalitarios. Por tanto, parece
evidente que los acontecimientos históricos no son ajenos al interés por las
masas.
Freud en 1922.Fuente: Obras completas,
lámina 83.

En el libro que mencionamos, Freud recoge las aportaciones de autores clási-


cos como Le Bon o McDougall, con quienes reconoce ciertas similitudes en
sus planteamientos, pero con los que igualmente manifiesta mantener ciertas
discrepancias.

"Hemos utilizado como punto de partida la exposición de Gustavo Le Bon, por coincidir
considerablemente con nuestra psicología en la acentuación de la vida anímica incons-
ciente. Mas ahora hemos de añadir que, en realidad, ninguna de las afirmaciones de este
autor nos ofrece algo nuevo."

Freud, S. (1974, p. 2571).

El planteamiento de Freud asume que la persona dentro de la masa experi-


menta una modificación de su "actividad anímica", algo que otros autores han
explicado basándose en la idea de "sugestión" o de "imitación". Por su parte,
Freud pretende explicar el fenómeno introduciendo el concepto de líbido, es
decir, la idea de que los vínculos que se establecen entre los miembros de la
masa son de tipo amoroso o, como dice él, "o para emplear una expresión
neutra, lazos afectivos" (Freud, 1974, p. 2577).
CC-BY-SA • P08/80510/02097 22 Procesos colectivos y acción social

Lecturas recomendadas

No consideramos que éste sea el lugar adecuado para un desarrollo completo de los plan-
teamientos de Freud, por lo que sólo os ofreceremos unas breves pinceladas. Si estáis in-
teresados en ampliarlas, os podéis remitir a Moscovici (1985) o al artículo:

Pick,�D. (1995). Freud's Group Psichology and the history of the crowd. History Workshop
Journal, 40, 39-61.

"Nuestra esperanza se apoya en dos ideas. En primer lugar, la de que la masa tiene que
hallarse mantenida en cohesión por algún poder. ¿Y a qué poder resulta factible atribuir
tal función si no es a Eros, que mantiene la cohesión de todo lo existente?"

Freud, S. (1974, p. 2578).

Para ilustrar esta idea, Freud señala, en primer lugar, la diferencia entre dis-
tintos tipos de masas, y resalta la diferenciación entre aquellas que tienen un
director y las que no disponen de este último. Los ejemplos que utilizará serán
los relativos a dos tipos de masas que cumplen este requisito: el Ejército y la
Iglesia, y en los que puede apreciarse la influencia de la líbido.

"En la Iglesia [...] y en el Ejército reina, cualquiera que sean sus diferencias en otros as-
pectos, una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe [...] que
ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad."

Freud, S. (1974, p. 2578).

Por tanto, en estas masas, y en otras con estas características, se produce una
doble relación de tipo libidinoso, hacia el jefe y hacia el resto de los miembros,
que es la que mantiene unida a la masa. Esto es lo que hace que se observe la
desaparición de las características individuales, el sentimiento de unidad.

Para explicar esto último, Freud recurre de nuevo a un concepto elaborado


en otras obras, el de identificación, que hace que aspiremos "a conformar el
propio yo análogamente al otro tomado como modelo" (Freud, 1974, p. 2585),
y concluye lo siguiente:

"Tal masa primaria es una reunión de individuos que han reemplazado su ideal del 'yo'
por un mismo objeto, a consecuencia de lo cual se ha establecido entre ellos una general
y recíproca identificación del 'yo'."

Freud, S. (1974, p. 2592).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 23 Procesos colectivos y acción social

2. Enfoques teóricos de los comportamientos


colectivos

2.1. Teorías del contagio

En la práctica, las teorías del contagio, como señala Jiménez Burillo (1981), no
son teorías, puesto que cuando se habla de contagio se está aludiendo a un
mecanismo explicativo presente en la obra de diferentes autores, de los cuales
el más representativo es Le Bon, para quien el contagio constituye uno de los
tres procesos implicados en el comportamiento colectivo.

Además de los autores clásicos, el contagio ha sido defendido, más reciente-


mente, por M. Blumer (no confundir con Herbert Blumer, creador del inter-
accionismo simbólico), quien lo explica como una "reacción circular" en la
que el contagio tiene, asimismo, un efecto reforzador, puesto que el hecho de
que una persona reaccione de la misma manera que otra ante un determinado
acontecimiento lleva a que la conducta de la primera persona se vea a su vez
reforzada. Es un contagio de ida y vuelta.

Por tanto, todos ellos afirman que la presencia de otras personas puede dar
lugar a lo que podríamos denominar procesos de influencia interpersonal, que
hacen que un sentimiento, una actitud o una conducta se cierren difundiendo
de una persona a otra, y contagiando así a todo el grupo como si se tratara
de un virus.

La simplicidad de estas explicaciones hace que hayan recibido numerosas crí-


ticas, que Jiménez Burillo (1981, p. 274) resume de la manera siguiente:

• Ausencia de evidencia empírica de la existencia del contagio emocional.

• Ausencia de evidencia empírica de los mecanismos supuestamente actuan-


tes: sugestión, identificación, etc.

• Poder explicativo limitado.

2.2. Teorías de la convergencia

Otras teorías enfatizan la necesidad de que los miembros de la masa compartan


algún tipo de característica común. Milgram y Toch (1969) ponen el ejemplo
de una sala de hospital en la que están ingresados pacientes con una misma
enfermedad sin que se la hayan contagiado unos a otros.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 24 Procesos colectivos y acción social

Por tanto, la conducta homogénea de la masa obedece al hecho de que al tener


sus miembros características comunes, es fácil esperar que el tipo de conducta
sea similar. Por ejemplo, si esta última es violenta, significa que las personas
de la masa comparten la característica de ser personas violentas (mientras que
en el modelo anterior podría cuestionarse que lo fueran todas, dado que sólo
sería necesario que unas cuantas personas violentas "infectaran" su violencia
al resto).

Milgram y Toch (1969) mencionan algunas investigaciones en las que


se podría interpretar la violencia colectiva de un grupo de personas ba-
sándose en este modelo. En concreto mencionan la observación de que
no toda la población (incluso en pequeñas ciudades del sur de Estados
Unidos) participa en los actos de linchamiento, lo que llevaría a afirmar
que los participantes son personas propensas a la violencia.

El 27 de octubre de 2001, entre muchas otras imágenes de "Libertad


Duradera", algunas televisiones mostraron imágenes de periodistas oc-
cidentales que eran apedreados por refugiados afganos en la frontera
entre Afganistán y Pakistán. Los periodistas tuvieron que escapar co-
rriendo mientras eran perseguidos por las piedras.

¿Creéis que la mejor explicación de este acontecimiento puede ser que


los periodistas tuvieron la mala suerte de encontrarse en un punto de
alta densidad de refugiados violentos?

2.3. Teoría de la norma emergente

Los modelos anteriores comparten la característica de asumir la homogenei-


dad de conducta de los miembros de una masa, algo que contrasta con la reali-
dad, puesto que un examen detenido de las conductas colectivas muestra que
no todos los miembros actúan de la misma manera.

Por otra parte, diferentes investigaciones clásicas de la Psicología social han Lectura complementaria
mostrado que la interacción con los pequeños grupos da lugar a la aparición de
Probablemente, la investiga-
normas o estándares de conducta que ejercerán, una vez formadas, una fuerte ción más representativa sobre
influencia sobre su conducta. la aparición de normas es la
de Muzafer Sherif.
Sherif,�M. (1936). La forma-
Éstos son los puntos de partida de la teoría de la norma emergente formulada ción de las normas sociales:
el paradigma experimental.
originalmente por Turner y Killian (1957), quienes afirman que la actuación de
H.�Proshansky�y�B.�Seiden-
la persona depende de su percepción sobre las normas que rigen en la situación berg (1973). Estudios bási-
cos de Psicología Social (pp.
en que se encuentra. Estas últimas no son las convencionales o institucionales, 566-567). Madrid: Tecnos.
no provienen de fuera, sino que son creadas en el transcurso de la interacción
con el grupo. Lo mismo que en la investigación de Sherif, la ambigüedad de
la situación favorece la aparición de estas normas.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 25 Procesos colectivos y acción social

La conducta de la masa no es, por tanto, irracional o irreflexiva, sino que es


normativa, al menos en relación con las normas generadas por el propio grupo.
De hecho, gran parte de las comunicaciones que se dan en el grupo tendrán
la función de definir la situación e identificar las normas existentes.

2.4. Teoría del valor añadido o tensión estructural

Smelser (1970) destaca el papel reivindicativo y propositivo del comporta-


miento colectivo, y cómo éste está dirigido a la obtención de unas metas que
se consideren inaccesibles por otras vías.

"Según Smelser (1963), la conducta colectiva ocurre cuando las personas se preparan para
actuar sobre la base de una creencia que se centra en el cambio de algunos aspectos
de la sociedad; pero surge sólo cuando no hay forma de conseguir el resultado deseado
mediante las instituciones normales de la sociedad. Es, por lo tanto, conducta que ocurre
fuera de las instituciones, y que está propositivamente orientada hacia el cambio."

Milgram, S., y Toch, H. (1969, p. 555).

Para que finalmente llegue a realizarse el comportamiento colectivo, es preciso


que se cumplan seis determinantes en un orden particular, teniendo en cuenta
que cada uno de los mismos constituye condición necesaria para el siguiente:

1) Conductividad estructural: condiciones estructurales generales necesarias


para un episodio colectivo.

2) Tensión estructural o conflictos entre elementos del sistema: una de las


posibles fuentes de tensión tiene su origen en la deprivación de privilegios.

3) Desarrollo y expansión de creencias: sobre las causas de la tensión (fuerzas


y agentes) y sobre las formas de eliminarla o disminuirla.

4) Factores desencadenantes: algún tipo de acontecimiento que actúa como


detonador de la acción.

5) Movilización para la acción: todo lo anterior lleva a la necesidad de implicar


al grupo. Aquí tiene un papel importante la actuación de los líderes.

6) Control social: actuaciones por parte de los agentes de control social para
intentar evitar (aunque a veces sea para fomentar) la acción.

El modelo se ha utilizado con éxito parcial para explicar distintos casos de


comportamiento colectivo en la que se han producido enfrentamientos, por
ejemplo, Milgram y Toch (1969) se refieren a las reivindicaciones estudiantiles
de 1964 en Berkeley; Lewis (1975), a los enfrentamientos que se produjeron
en 1970 en la universidad de Kent (que se saldaron con la muerte de cuatro
estudiantes por disparos de la policía). Por otro lado, Rebolloso (1994) se refiere
al motín de la prisión de Ática (1971), en el que murieron veintiocho internos Titulares de diarios sobre el motín en Ática.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 26 Procesos colectivos y acción social

y nueve guardianes (todos por disparos de la policía que asaltó la prisión). De


acuerdo con este ejemplo, podemos concluir que, como mínimo, el modelo
predice correctamente el último elemento, el control social.

2.5. Teoría de la identidad social

En 1971, Henry Tajfel, junto a otros autores, publica un artículo en el que se


describe lo que con posterioridad se conocerán como experimentos del paradig-
ma mínimo. No explicaremos aquí el detalle de la investigación, basta saber
que los resultados obtenidos por los autores permiten observar cómo, en una
situación en la que se reparte una cantidad de dinero entre una persona per-
teneciente al propio grupo y una perteneciente a otro, existe una tendencia
a favorecer al miembro del propio grupo. Probablemente pensaréis que este
resultado no va más allá del sentido común; sin embargo, lo interesante de
estos experimentos es que muestran que esa tendencia a favorecer al miembro
del propio grupo no se lleva a cabo en términos absolutos, sino en términos
relativos. Es decir, lo que define "favorecer" no es la cantidad absoluta que re-
cibe, sino la cantidad en relación con la que recibe la persona del otro grupo.
El favorecimiento puede implicar, por ejemplo, dar una cantidad baja de di-
nero al propio grupo siempre y cuando ello implique que la persona del otro
grupo obtenga una cantidad todavía inferior. Podía preferirse, por ejemplo,
una distribución 7/1 a una 19/25.

La explicación a esta conducta aparentemente ilógica da pie a una de las teo- Teoría de la comparación
rías capitales de la Psicología social, la teoría de la categorización, comparación social

de la identidad social. La necesidad de obtener una identidad social positiva es Años antes, Leon Festinger
la que provoca que procuremos diferenciar positivamente a nuestro grupo con planteó una teoría similar, en
la que la identidad de la perso-
respecto a otros. Si en el proceso de comparación nuestro grupo sale favore- na era el resultado de un pro-
ceso de comparación con otras
cido, nosotros salimos favorecidos, obtenemos una identidad social positiva, personas. La diferencia con
Tajfel consiste en que mientras
definida de la manera siguiente: Festinger plantea un proceso
de comparación interpersonal,
Tajfel propone un proceso de
"Aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de su per-
comparación intergrupal. Aun-
tenencia a un grupo (o grupos) social junto al significado valorativo y emocional asocia- que en ambos casos se habla
do a dicha pertenencia." de identidad, en el primero se
trata de una identidad perso-
Tajfel, H. (1984, p. 292). nal, mientras que en el segun-
do es una identidad social.

Basándose en esta teoría, en la década de los ochenta John C. Turner desarrolla


la teoría de la autocategorización. Esta última plantea tres posibles niveles de
categorización del yo: el supraordenado (ser humano); un nivel intermedio
de tipo grupal con categorizaciones in-group/out-group, y un nivel subordinado
en el que la categorización se realiza en el nivel personal. Al mismo tiempo,
plantea que la autopercepción tiende a variar en un continuo que iría desde
lo totalmente personal (máxima diferenciación entre el yo y los miembros del
propio grupo) a lo totalmente grupal (máxima similitud con el propio grupo
y máxima diferenciación con otros grupos). Puesto que se trata de un conti-
nuo, también pueden darse niveles intermedios, con lo que los dos tipos de
diferenciaciones no son exclusivos y se podrían dar al mismo tiempo.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 27 Procesos colectivos y acción social

El haber traído hasta aquí esta teoría obedece al hecho de que nos permite
una explicación de la homogeneidad de la conducta de la masa que va más
allá de las explicaciones en términos de contagio en las que se afirma que el
individuo pierde su identidad, que se convierte en un miembro indiferenciado
de la masa sufriendo un proceso de "desindividualización".

Turner prefiere hablar de despersonalización:

"La despersonalización se refiere a los procesos de 'auto-estereotipado' por los que las per-
sonas se perciben a sí mismas más como ejemplares intercambiables de una categoría so-
cial que como personalidades únicas definidas por sus diferencias individuales de otros."

Turner, J. C. (1987, p. 50).

Entendida así, la despersonalización se diferencia de la desindividualización


en el hecho de que no implica una pérdida de la identidad individual, sino un
cambio del nivel personal en el nivel social de identidad.

Partiendo de estos presupuestos, Stephen Reicher formula uno de los modelos


de conducta de masas más interesantes que podemos encontrar en la actuali-
dad, un modelo que ofrece explicaciones de la conducta de masas radicalmen-
te diferentes a las clásicas (contagio) e, incluso, a las de apariencia más social,
como la teoría de la norma emergente.

Para Reicher, los miembros de una masa comparten una misma autocategori- Lectura complementaria
zación; es decir, se consideran a sí mismos miembros de un grupo y, por con-
Reicher aplica este modelo
siguiente, con unas características comunes que los diferencian de otros gru- al análisis de distintos distur-
pos. Aunque la teoría de la autocategorización afirma que los miembros del bios.
El más famoso de entre ellos
grupo se conforman a las normas estereotipadas asociadas con su grupo, en el es el análisis que realiza de
caso de las masas, caracterizadas por la novedad y la ambigüedad, no parece los "Disturbios deSt. Paul's".
Para tener una visión real-
probable que existan tales normas. En ese caso, según Reicher, tales normas, mente clara de la propuesta
las conductas adecuadas a la situación, se infieren a partir de la percepción de de Reicher, es muy recomen-
dable que hagáis esta lectura.
las conductas realizadas por otros miembros del grupo (aspecto inductivo de la Reicher,�S. (1984). The St.
categorización en términos de Turner). Cuanto más representativa del grupo Paul's riot: an explanation of
the limits of crowd action in
sea considerada una persona, más influencia tendrá ésta en la definición de terms of a social identity mo-
del. European Journal of Social
la conducta normativa.
Psichology, 14, 1-21.

Las conclusiones básicas a las que llega Reicher son las siguientes:

• Los miembros de la masa actúan en términos de una identidad social co-


mún, hecho que se opone a las concepciones según las cuales en la masa
se produce una pérdida de la identidad. Ocurre más bien lo contrario, un
refuerzo de la identidad, pero no en el sentido individual, sino en el social.

• El contenido de la conducta de la masa estará limitado por la naturaleza


de la categoría social a que pertenecen, cosa que implica que la conducta
no será necesariamente destructiva o violenta, puesto que la forma que
adoptará su conducta dependerá de su identidad social.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 28 Procesos colectivos y acción social

Aunque este modelo puede aparentar similitudes con la teoría de la nor-


ma emergente, Reicher (1996) señala que, aunque ésta rompe con la
irracionalidad de los enfoques más clásicos, también presenta algunos
problemas. En primer lugar, el proceso de aparición de normas no es
adecuado para situaciones en las que la masa actúa y cambia con rapi-
dez. En segundo lugar, se da un carácter individualista a las normas,
dado que éstas surgen por las predisposiciones de determinados indivi-
duos (prominentes) del grupo.

Para resumir el planteamiento de Reicher, nada mejor que hacerlo con sus
propias palabras:

"El argumento clave es que las personas no tienen una identidad singular y única, sino
que más bien son capaces de definirse a diferentes niveles de abstracción. Pueden defi-
nirse en términos de sus diferencias personales con respecto a otras personas, pero igual-
mente pueden definirse también en términos de cómo su grupo se diferencia de otros
grupos (identidad social). Además, cuando las personas actúan en términos de cualquier
identidad social dada (un hombre, un católico, un socialista), su conducta está determi-
nada por los significados asociados con el grupo (masculinidad, catolicismo, socialismo),
más que con sus creencias y valores personales. Aplicado a la Psicología de las masas,
el argumento es que las personas no pierden su identidad en la masa, ni su conducta
refleja una personalidad defectuosa, más bien cambian de una identidad personal a una
identidad colectiva. De la misma forma, no es que la conducta de una persona esté sujeta
a una pérdida de control, más bien se pasa de actuar individualmente en términos de
creencias y valores individuales a actuar colectivamente en términos de creencias colec-
tivas compartidas."

Stott, C., y Reicher S. (1998, p. 511).

Aunque este modelo presenta evidentes ventajas con respecto a los anteriores,
recientemente el mismo Reicher (1996) ha planteado que presenta dos limi-
taciones importantes.

En primer lugar, el modelo (modelo de la identidad social) da por asumido


que la identidad social determina la acción, pero no se consideran los procesos
mediante los cuales ésta se construye. Así, en el caso de los conflictos, podría
llegar a plantearse que estos últimos son algo inevitable dada la naturaleza de
algunas masas. En segundo lugar, presta poca atención a las dinámicas inter-
grupales. Es decir, todo el análisis se centra en las percepciones de los miem-
bros de la masa, sin considerar cómo pueden afectar las acciones de una de
las partes (el grupo al que se suele enfrentar la masa) a las conductas y percep-
ciones de la otra.

Ante estos problemas, Reicher reformula sus planteamientos iniciales pasando


a hablar del "modelo elaborado de identidad social" (ESIM), en el que se des-
taca cómo los acontecimientos de masa se caracterizan, principalmente, por
tratarse de relaciones intergrupales y que, como tales, la identidad social de
los miembros de la masa y, por tanto, sus acciones, dependen de las dinámicas
de dichas relaciones.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 29 Procesos colectivos y acción social

De este modo, se puede entender que una masa, con independencia de las ca-
racterísticas de sus miembros, puede redefinir el curso adecuado de acción, la
conducta normativa en ese contexto, en función de las relaciones que manten-
ga con el otro grupo. Una ilustración interesante de este modelo la podemos
encontrar en el análisis que realiza Reicher de los conflictos entre estudiantes
y policías en 1988 en la conocida como "la batalla de Westminster" (Reicher,
1996) y, más recientemente, en el análisis de los conflictos entre aficionados
ingleses y la policía francesa durante las finales de 1998 de la copa mundial
de fútbol (Scott, Hutchinson y Drury, 2001).

"La mayoría de los estudiantes partieron con una idea de sí mismos como personas res-
petables ejerciendo el derecho democrático a protestar (y por tanto se distanciaron de los
radicales que convocaban a acciones de confrontación). La policía, sin embargo, consi-
deró a la masa de estudiantes como homogénea, como una amenaza peligrosa y actuaron
con el objetivo de impedir su progreso hacia el Parlamento. Esta acción fue vista como
ilegítima por los estudiantes en su conjunto y los unificó en oposición a la policía. In-
cluso, esa unidad les fortaleció para enfrentarse activamente al cordón policial."

Drury, J., y Reicher, S. (2000, p. 582).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 30 Procesos colectivos y acción social

3. Condicionamientos ideológicos en el estudio de los


comportamientos colectivos

"A comienzos del presente siglo, se estaba seguro de la victoria de las masas; a su término,
nos encontramos por completo cautivos de quienes las conducen."

Moscovici, S. (1985, p. 9).

Williamson country, Illinois, 1922

Un grupo de mineros en huelga asalta una mina reabierta con mineros no sindicados.
Los esquiroles son capturados y se los obliga a dirigirse hacia la ciudad. De repente, los
huelguistas les dicen que empiecen a correr y, cuando lo hacen, les disparan.

Desde el punto de vista de Floyd Allport, este acontecimiento constituye un


ejemplo del tipo de conducta que pueden manifestar las masas en estados de
excitación. Una masacre en este caso.

Por su parte, Steve Reicher (1987) comenta cómo se podría haber descrito este
mismo acontecimiento de una manera diferente.

Williamson country, Illinois, 1922

"[La huelga] reivindicaba las mejoras de las condiciones descritas oficialmente como 'peo-
res que los esclavos antes de la guerra civil'. Después de ocho semanas la compañía llevó
a trabajadores para reabrir la mina. Cuando los huelguistas intentaron hablar con esos
hombres, los guardias de la mina dispararon y mataron a cinco de ellos. Poco después
otro minero fue disparado cuando se encontraba a media milla de la mina. Empezaron
entonces escaramuzas bajo el mando de veteranos de guerra. Un avión dejó caer dinamita
sobre la mina. A medida que avanzaban se encontraban bajo el fuego de ametralladoras
de los guardias, pero a pesar de ello tomaron la mina y sólo después ocurrió la masacre".

Reicher, S. (1987, pp. 176-177).

Aunque el resultado es el mismo, la muerte de unos trabajadores (aunque es-


quiroles) a manos de otros, evidentemente, la impresión que nos producen los
dos relatos no es la misma. En el primero se destaca única y exclusivamente
la irracionalidad y violencia de los trabajadores (¿la 'chusma irreflexiva y cri-
minal'?), mientras que en el segundo encontramos una versión en la que se
contextualiza la situación como una de conflicto entre obreros-empresarios,
un conflicto que, añade Reicher, tiene una duración temporal más allá de este
episodio concreto, puesto que se enmarca en un periodo de huelgas y reivin-
dicaciones pacíficas que se remontaban a 1919. La violencia por parte de los
huelguistas sólo se produce después de que se utilice la violencia contra ellos.
Es un acontecimiento único que se produce al final del proceso.

Esto significa que el comportamiento de la masa es contextual, que forma parte


de un proceso de conflicto intergrupal que expresa una concepción colectiva
de lo que es correcto en cada momento, algo que ya avanzaba Stoetzel en
CC-BY-SA • P08/80510/02097 31 Procesos colectivos y acción social

1965 al afirmar que "las violencias colectivas son instituidas y no espontáneas.


Tienen un sentido y una función sociológica, y no resultan de impulsos ciegos
del instinto" (p. 227).

Este ejemplo ilustra uno de los problemas con los que se enfrenta el estudio
del comportamiento colectivo: el efecto de la ideología.

Tanto la obra de Le Bon como la de otros autores supone un ataque a los movi-
mientos de protesta colectiva, enfatizando los aspectos de violencia e irracio-
nalidad. Incluso Allport, defensor de concepciones individualistas, opta por lo
mismo, puesto que afirmará que en la masa se acentúan las características in-
dividuales y se eliminan o reducen las conductas aprendidas. En ambos casos
se rechaza el papel de los determinantes sociales en la conducta de las masas.

Sin embargo, como ya avanzaba Carl J. Couch en 1968, los estereotipos domi-
nantes sobre las masas resaltan su carácter emocional y su violencia, sin tener
en cuenta que, en realidad, según el autor, no son antisociales; aunque pueden
perseguir cambios en el statu quo de una sociedad, esto les puede convertir
en antisocietales, pero no antisociales, entre otras cosas porque los cambios
colectivos constituyen un fenómeno social.

Al ocultar el enfrentamiento ideológico entre la masa y sus oponentes (mine-


ros y empresarios en el ejemplo), al ocultar el contexto de la conducta de ma-
sa, su acción se patologiza.

Las consecuencias de descontextualizar la acción de la masa de su contexto


ideológico y estructural, según Reicher (1996), tiene consecuencias en el plano
explicativo y en el político.

En el plano explicativo las consecuencias son las siguientes:

1) Al no interpretar el comportamiento de las masas en relación con su en-


torno social, estos comportamientos aparecen verificados como características
genéricas de las masas.

2) De la misma forma, dichos comportamientos aparentarán no tener sentido,


con lo que la masa será caracterizada como irracional.

3) Al proyectar los problemas y tensiones de la sociedad en la naturaleza misma


de las masas, éstas serán tratadas como un fenómeno negativo.

En el ámbito político nos encontramos con otras tres consecuencias de la des-


contextualización:
CC-BY-SA • P08/80510/02097 32 Procesos colectivos y acción social

1) Una denegación de la culpabilidad. Si la violencia es una característica de


la masa, no puede responsabilizarse de la misma ni a las injusticias sociales ni
a las acciones de agentes externos (como el ejército y la policía).

2) Una negación de la voz, puesto que la masa es estúpida, no tiene nada que
decir, no tiene nada significativo que expresar.

3) Legitimación de la represión, puesto que por lo que hemos visto no es posi-


ble razonar con las masas (estúpidas, destructivas), la mejor forma de tratarlas
es enfrentarse a ellas con firmeza.

"Si la responsabiliad principal de cualquier gobierno democrático es el bienestar de la


sociedad, entonces cualquier distorsión del orden social pone en cuestión su protectora-
do. Atribuir el conflicto a la patología inherente de las masas resuelve el problema sin
llamar la atención sobre áreas bajo el control gubernamental como la política económica
y social o la conducta de las fuerzas del estado. La élite política tiene mucho que ganar
si se acepta una explicación leboniana."

Reicher, S. (1996, p. 540).

Como afirman Apfelbaum y McGuire (1986), la perspectiva sobre las masas


que se desprende de la obra de Le Bon y parte de sus coetáneos excluye los
aspectos políticos y sociales, reproduciendo los argumentos de la derecha an-
ti-Comuna de la época.

Sin embargo, no es privilegio de Le Bon el producir tales entusiasmos; gran


parte de los autores que en esta época se dedican al estudio de las multitudes
generan reacciones similares.

"Se debe reconocer, sin embargo, que con la 'psicología de las multitudes' el estudio psi-
cosociológico de los fenómenos colectivos había tomado un rumbo desastroso. El lamen-
table éxito de las ideas así lanzadas al público, a finales del siglo XIX, ha deformado por
largo tiempo las perspectivas, desalentado las investigaciones y producido en muchos
científicos un descrédito de la psicología social de los fenómenos colectivos, que no me-
rece ya."

Stoetzel, J. (1965, p. 221).

En su análisis de dos disturbios ocurridos en Argentina en la década de los no- Lectura recomendada
venta (Santiago del Estero, 1993 y Corrientes, 1999), Santiago Auyero (2001)
Walton,�J.,�y�Rabin,�C.
recuerda las dos condiciones que, según Walton y Rabin (1990), dan lugar a la (1990). Global and national
emergencia de las protestas en los países del Tercer Mundo: la sobreurbaniza- sources of political protest:
Throw World responses to
ción, es decir, las tasas de urbanización que van más allá de las posibilidades the deabt crisi. American So-
ciological Review, 55, 876-890.
de una población en función de su grado de industrialización, y los efectos
derivados de las intervenciones político-económicas en estos países por par-
te de agencias internacionales, en concreto, las actuaciones o demandas por
parte del Fondo Monetario Internacional. Al análisis de estas condiciones de
ámbito global, Auyero añade la necesidad de analizar a los mediadores locales
(lo que da pie para que hable de Glocal Riots), que en el caso argentino tienen
su máxima expresión en la endémica corrupción económica por parte de la
clase política.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 33 Procesos colectivos y acción social

Esta relación ideológica entre esas perspectivas y determinadas orientaciones


políticas ha quedado reflejada por el uso dado a las ideas de Le Bon por parte
de los grandes dictadores de principios del siglo XX. Benito Mussolini y Adolf
Hitler son sólo dos de los políticos que se apoyan en sus doctrinas, de forma
totalmente explícita el primero y algo más oculta el segundo. También para
algunos, según Moscovici (1985), a Le Bon le corresponde el dudoso honor de
ser considerado no sólo el padre de la Psicología de las masas, sino también
uno de los precursores de las ideas (y prácticas) racistas en la Europa de los
siglos XIX y XX.

Asimismo, Aguirre y Quarantelli (1983) comentan que los trabajos de com-


portamiento colectivo se han criticado debido a la posible influencia de fac-
tores de tipo político e ideológico sobre los autores que los han desarrollado,
lo que ha podido llevar a sesgos en sus resultados e interpretaciones. De entre
las diferentes líneas de crítica que mencionan, destacamos la que se refiere a la
protección�del�status�quo: aunque teóricamente los posibles sesgos podrían
favorecer posturas políticas de diferente signo, éstos se dan, básicamente, a
favor del poder establecido, no sólo en cuanto a las explicaciones de los fenó-
menos, sino también en cuanto al rango de fenómenos que hay que estudiar,
favoreciéndose una perspectiva "administrativa" en la que los problemas que
se deben estudiar no son precisamente los de los desfavorecidos que buscan
el cambio.

"Parte de las críticas ideológicas parecen basarse en una identificación de los estudios
del comportamiento colectivo, pasados y presentes, con un enfoque sociopsicológico
que resalta los aspectos irracionales o emocionales, es decir, la patología social. Esto se
opone, implícita o explícitamente, al interés sobre la racionalidad y la organización social
del fenómeno del comportamiento colectivo. [...] El enfoque sociopsicológico, con un
enfoque sobre el individuo y la patología social lleva, según los críticos, a una imagen
distorsionada del fenómeno que lo aboca a una denigración por parte de los defensores
del statu quo."

Aguirre, B. E., y Quarantelli, E. L. (1983, p. 202).

Clifford Stott y Steve Reicher (1998) añaden que otro problema o limitación,
evidentemente de tipo ideológico, presente en gran parte de las investigacio-
nes sobre masas, consiste en no considerar su carácter de interacción inter-
grupal y, especialmente, el que hace referencia a la interacción entre la ma-
sa (manifestantes) y la policía. Si, como señalan diferentes investigaciones, el
conflicto se desencadena principalmente cuando intervienen las fuerzas del
orden, el análisis de los disturbios y los desórdenes debería analizar también
el comportamiento de tales fuerzas.

"Reduciendo la explicación del conflicto colectivo a la patología inherente de sólo una


de las partes implicadas –la masa– no sólo se elimina todo el significado de la acción de
la masa, sino que también se elimina toda responsabilidad del orden social y justifica el
incremento de la represión como la única forma de tratar a las masas."

Stott, C., y Reicher, S. (1998, p. 511).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 34 Procesos colectivos y acción social

La "batalla de Génova" (20-22 de julio de 2001) se saldó, además de con des-


trozos ocasionados por los manifestantes, con la muerte de uno de ellos (Carlo
Giuliani) y el asalto, por parte de la policía, al centro de prensa del Foro Social
de Génova.

El jefe de la policía italiana, Gianni de Gennaro, declaró ante la comisión par-


lamentaria que investiga la violencia durante la cumbre del G-8 en Génova:

"Es posible que las condiciones de guerrilla creadas por criminales violentos
hayan provocado en algunos casos excesos en el uso de la fuerza por parte de la
policía, y en otros casos episodios individuales de comportamientos ilegales,
los cuales serán severamente castigados". La policía italiana carga contra los
manifestantes mientras Carlo Giuliani yace en
el suelo.

Independientemente de que tras acontecimientos como los de Génova se lle-


guen a realizar investigaciones más o menos a fondo para determinar las po-
sibles responsabilidades de las fuerzas del orden, explicaciones de este tipo,
que forman parte del discurso cotidiano, sitúan en un nivel completamente
diferente la explicación de un mismo tipo de conducta. Mientras la violencia
de la masa es una característica intrínseca de la misma, la violencia, cuando es
perpetrada por parte de la policía, constituye un acontecimiento aislado que
necesita otro tipo de explicación.

Con esto no queremos decir, por supuesto, que las masas no puedan realizar
actos violentos (tenemos demasiados ejemplos de ello como para poder ob-
viarlos) ni que la violencia se sitúe únicamente al lado de la policía (o que
ella sea la instigadora). Simplemente, queremos resaltar los efectos ideológicos
que conllevan las explicaciones en las que no se reconocen los elementos que
hemos señalado.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 35 Procesos colectivos y acción social

4. El rumor como comunicación colectiva

"Mensajero del error y del mal tanto como de la verdad, el rumor, la más rápida de todas
las plagas, va desencadenando el terror y se fortifica difundiéndose."

(Virgilio, La Eneida)
Citado por J. Stoetzel (1965, p. 243).

HOAXES: LOS RUMORES DE HOY EN DÍA

ALERTA.

¡¡¡PÁSALO A CUALQUIER PERSONA QUE TENGA TU DIRECCIÓN DE CORREO ELEC-


TRÓNICO!!!

Si recibes un mensaje cuyo asunto diga: "Se necesitan agallas para decir Jesús" o en inglés:
"It takes Guts to say Jesús"

¡¡¡NO LO ABRAS!!!!!

Borrará todo en tu disco duro. IBM, AOL sostiene que se trata de un virus muy peligroso
que, por el momento, NO HAY REMEDIO.

Un individuo muy enfermo en su contra logró utilizar la función de reformateo de Nor-


ton Utilities causando el borrado completo de todos los documentos archivados en el
disco duro. Este virus se ha diseñado para trabajar con Netscape Navigator y con Micro-
soft Internet Explorer. Destruye computadores compatibles con Macintosh e IBM.

Éste es un virus nuevo y muy maligno, el cual es desconocido por mucha gente. Por favor,
pasa esta advertencia a todas tus direcciones y a tus amistades ASAP en línea, para parar
esta amenaza. Toma medidas de precaución y advierte a cualquier persona que tenga
acceso a tu computadora.

Casi con toda seguridad habréis recibido en alguna ocasión algún mensaje de Enlace recomendado
este estilo, en el que se avisa de la aparición de un peligrosísimo nuevo virus.
Podéis obtener más infor-
Prácticamente en su inmensa mayoría se trata de falsas informaciones, que se mación sobre los hoaxes en
transmiten por la Red a una gran velocidad y que se convierten, ellas mismas, http://es.wikipedia.org/wi-
ki/Bulo
en el virus que preconizan, "infectando" a un gran número de usuarios que, en
ocasiones, pueden llegar a inutilizar sus ordenadores siguiendo los "altruistas"
consejos del mensaje.

Podríamos pensar que se trata de la modalidad moderna de lo que conocemos


como "leyendas urbanas", historias que se van transmitiendo de boca a oreja,
que atraviesan fronteras, y que penetran en amplias capas de la población y
llegan a convertirse en parte del imaginario colectivo, a convertirse, en pala-
bras de Allport y Postman (1967) en "rumores cristalizados".

Leyendas urbanas

"Las cloacas de Nueva York están habitadas por cocodrilos que son lanzados a los inodoros
por sus propietarios al comprobar cómo crecen sus pequeñas mascotas."

"Una autoestopista que esrecogida por un conductorle avisa de la peligrosidad de una


curva. Cuando el conductor vuelve a mirarla, ha desaparecido. Con posterioridad, el
conductor se entera de queesa chica murió en aquella curva tiempo antes."
CC-BY-SA • P08/80510/02097 36 Procesos colectivos y acción social

Podéis encontrar más leyendas en http://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda_urbana y, en in-


glés, en la fantástica http://www.snopes.com

Sin embargo, no siempre los rumores son tan inofensivos como las leyendas
que suelen circular en una comunidad. Un ejemplo dramático de la peligro-
sidad potencial de los rumores lo podemos encontrar en el análisis que reali-
za Edgar Morin (1969) de un rumor surgido ese mismo año en la ciudad de
Orleans.

Rumor de Orleans
Lectura complementaria
"En mayo de 1969 nacía en Orleans un rumor según el cual una serie de muchachas,
tras haber sido narcotizadas en tiendas de modas de comerciantes en su mayoría judíos, Morin,�E. (1969). La rumeur
habían sido víctimas de la trata de blancas. d'Orleans. París: Seuil.

Morin y su equipo pudieron establecer diversas fases en la historia de este rumor. En una
primera fase, el ruido parece que se había originado en el medio constituido por mucha-
chas de diversos institutos de enseñanza media. La información relativa al rapto de las
jóvenes era atribuida a fuentes reconocidas como competentes (la policía, la enferme-
ra que había cuidado a una víctima salvada,...) o próxima (un familiar, un amigo, cuya
credibilidad no se ponía en tela de juicio). Por lo que respecta a los periódicos, perma-
necerían mudos. Luego siguió una fase de amplia propagación de la noticia, que ahora
circulaba entre los adultos. Los profesores aconsejaban a sus alumnas que no acudiesen
a estos lugares peligrosos solas, y ni siquiera acompañadas, y su competencia en realidad
no hacía más que acentuar la credibilidad del rumor. Éste, al tiempo que se extendía, se
inflaba: el número de comerciantes implicados aumentaba, así como el de víctimas. Se
alcanzó entonces la metástasis, la fase culminante del rumor: la red de trata de blancas se
convierte en patrimonio de la policía, corrompe al gobierno local, el silencio de los cuales
no es sino la prueba evidente de su colaboración culpable. En lo más vivo del rumor, los
comerciantes reciben amenazas telefónicas anónimas y se forman tumultos ante las tien-
das cuyos propietarios eran incriminados. Las mujeres no entraban sino acompañadas, y
salían lo antes posible, o dejaban de frecuentar los comercios en cuestión. Las autorida-
des, puestas fulminantemente al corriente, rehusaron intervenir un fin de semana en que
había elecciones, lo que no hizo más que abonar las sospechas de connivencia que pesa-
ban sobre ellas. Una vez pasadas las elecciones sobrevino la respuesta; las autoridades, los
periódicos, los grupos antirracistas, los partidos de la oposición pasaron a la contraofen-
siva: se desmintió la verosimilitud de los hechos, se ridiculizó lo absurdo del rumor, se
amenazó a quienes lo favorecieron, se acusó a los fascistas. Este contraataque no hizo más
que contener el rumor, pero sin atacarlo en su base: no se pudo reconocer como fuente
del rumor a ninguna persona ni a ningún grupo antisemita de extrema derecha. Esto no
era más que un retroceso ante la amenaza, puesto que las mujeres continuaban evitando
esos comercios o, si acudían a ellos otra vez, lo hacían acompañadas. Finalmente, circu-
laron unos nuevos 'minirrumores': el hermano de un comerciante sospechoso había sido
detenido por la policía y se habían producido nuevos raptos. Además, frente al antimito
(la denuncia del rumor) apareció un anti-antimito: que si los partidos de la oposición
habían hecho de ello un caballo de batalla, que si los periódicos habían inventado un
tema para llenar sus columnas, que si los comerciantes judíos habían ideado una odiosa
publicidad. Sea como fuese, y pese a las amenazas, el rumor, aparentemente extinguido,
había dejado sus huellas grabadas en la historia de la ciudad."

G. Mugny (1980, pp. 331-332).

Probablemente, igual que en el caso de los hoaxes o de las leyendas urbanas,


también hayamos oído en alguna ocasión algún rumor de este tipo. De he-
cho, si en el caso del rumor de Orleans los acusados de cometer fechorías eran
miembros de la comunidad judía, una comunidad tradicionalmente persegui-
da, en la actualidad y en nuestro contexto más inmediato no es del todo extra-
ño escuchar historias similares, en las que los malvados pertenecen también a
algún grupo minoritario, desde el once de septiembre de 2001, especialmente
musulmanes.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 37 Procesos colectivos y acción social

El "Rumor de Orleans" es un ejemplo que nos muestra la importancia que tie-


ne esta forma de comportamiento colectivo a la que denominamos rumores.
Pierre Marc (1987) sistematiza esta afirmación planteando cuatro fenómenos
vinculados con los rumores, que los hacen merecedores de estudio. En primer
lugar, como en el caso del rumor descrito por Morin, los rumores pueden dar
lugar a prejuicio�y�difamación, incluso sin necesidad de que haya una in-
tencionalidad explícita o conciencia de que pueda producirlos por parte de
la fuente que los difunde. En segundo lugar, los rumores pueden implicar de-
gradación o distorsión� de� la� información. El tercer fenómeno se refiere a
la aparición de comportamientos�poco�racionales derivados del contenido
del rumor y que pueden dar lugar a conductas que pueden llegar a poner en
peligro la propia vida. Y, por último, también hay que tener en cuenta que son
una fuente de cambio�de�opiniones�y�actitudes (Marc, 1987, pp. 17-26).

Efectos

Distorsión

Los rumores posteriores al ataque a la base de Estados Unidos de Pearl Harbor en 1941
hicieron que una parte de la población llegara a creer que se había destruido la totalidad
de la flota del Pacífico, creencia que no se ve completamente rechazada a pesar del des-
mentido radiofónico del presidente Roosvelt.

Conducta�irracional

Un ejemplo típico de este efecto es el de los acontecimientos derivados de la transmisión


radiofónica que realizó Orson Wells en 1938 de la novela La guerra de los mundos de H.
G. Wells.

4.1. Definición de rumor y tipos de rumores

Diversos autores destacan la omnipresencia del fenómeno de los rumores, afir- Lecturas
mando que podemos encontrar manifestaciones de los mismos en épocas re- complementarias

motas (la cita con la que empezábamos este apartado es buena muestra de Stern,�L.�W. (1902). Zur Psy-
ello). Esto lleva a Jean-Nöel Kapferer (1989a) a denominarlos "el medio de di- chologie der Aussage. Ex-
perimentelle Untersuchun-
fusión más antiguo del mundo". gen über Erinnerugenstreue.
Zeitschrift für die gesamte Stra-
frechtswissenchaft, vol. 23,
Sin embargo, si bien como fenómeno de comunicación se le puede atribuir tal cuaderno 2/3.
antigüedad, como concepto teórico el nacimiento del rumor tiene su origen Bartlett,�F. (1920).Some ex-
periments on the Reproduc-
en los inicios del siglo XX. En concreto, según Froissart (2000), dichos orígenes tion of Folk-Stories. Folk-Lore,
vol. 31.
se sitúan en la obra de William Stern (1902), Fréderick Bartlett (1920) y Klif-
Kirkpatrick,�C. (1932). A
ford Kirkpatrick (1932), como antecesores inmediatos de la obra que supone Tentative Study in Experi-
mental Social Psychology.
el punto de referencia en el estudio del rumor, la Psicología del rumor, de Floyd
American Journal of Sociology,
Allport y Leo Postman (1947). vol. 38, p. 2.

4.1.1. El estudio del rumor

Cada uno de estos autores desarrolla un método para el estudio experimental


del rumor. El diseño de Stern implica a un participante que escribe un relato
sobre determinado acontecimiento para que sea escuchado por otra persona
que, a su vez, hará lo mismo; la peculiaridad de la situación consiste en que
los participantes escriben el relato, pero es el experimentador el encargado de
CC-BY-SA • P08/80510/02097 38 Procesos colectivos y acción social

leerlo a la siguiente persona. Kirkpatrick y Bartlett utilizan el método de las


repeticiones seriadas, precursor del conocido juego de sociedad consistente en
que varias personas, formando una cadena, transmiten oralmente un mismo
mensaje de una a otra, de forma que puede apreciarse la transformación de
forma y contenido que sufre el mensaje original.

Modelos de diseños de investigación. (1) Stern(2) Kirkpatrick, Bartlett, Allport y Postman P = Participante.
I = Investigador. R = Relato. L = Lectura. Basado en Froissart (2001).

Por su parte, Allport y Postman (1947) utilizan también el mismo método de Vínculos entre
repeticiones seriadas, tomando como material de base una serie de viñetas que investigadores

un primer participante debe describir al siguiente miembro de la cadena, de La similitud de la metodolo-


forma que éste, a su vez, pueda transmitirlo al siguiente y así sucesivamente gía utilizada por Allport y Post-
man con la de sus predeceso-
hasta que intervienen siete u ocho personas. res no es de extrañar, si consi-
deramos que en 1923 Allport
hizo una estancia de seis meses
en el laboratorio de Stern en
El trabajo de estos autores, aunque supone un referente en cualquier obra que Hamburgo y que de allí partió
trate sobre los rumores, ha recibido serias críticas relacionadas con la meto- para otra estancia con Bartlett
(Froissart, 2001).
dología experimental que utilizan en sus investigaciones, dado que resultan
artificiales y no reproducen las condiciones reales en las que se transmiten los
rumores en la vida cotidiana, habitualmente en el contexto de conversaciones
informales.

"El enfoque de Allport y Postman es diferente del que trata el rumor como una forma
de opinión pública y a la opinión pública como un complejo proceso colectivo. Asumen
que el contexto social en el que se producen los rumores puede reducirse a una simple
cadena de sujetos; que, por implicación, la amplia circulación del rumor no es nada más
que la adición de tales cadenas; y que el rumor puede ser explicado, al menos en parte,
por referencia a mecanismos psicológicos uniformes y omnipresentes como 'el proceso
economizador de memoria'.

Además, y quizás más importante, Allport y Postman proceden sobre la asunción de que
el rumor resulta básicamente de la distorsión en la percepción y en la comunicación
verbal unilateral."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 161).

Por ejemplo, no tienen en cuenta los cambios en la motivación que se dan


en una discusión informal, o que una misma persona puede contar versiones
diferentes de una misma historia no en función del recuerdo, sino en función
del tipo de relaciones que mantiene con su interlocutor.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 39 Procesos colectivos y acción social

"La principal limitación en el estudio experimental del rumor y otras formas de compor-
tamiento colectivo radica en el fracaso en producir, o incluso simular, estados motiva-
cionales comparables a los que se producen en la vida real."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 166).

Frente a este tipo de investigaciones experimentales, también podemos encon-


trar, sin duda, estudios de campo como los de Morin (1969), Peterson y Gist
(1951), o del mismo Bartlett. De hecho, la obra de Bartlett sobre el recuerdo
se caracteriza precisamente por aquello que es criticado en Allport y Postman:
el tratamiento del recuerdo remitiéndose a factores de tipo social y alejándose
de las explicaciones psicologistas tan en boga en la época.

4.1.2. Definiciones

Como ocurre con cualquier otro concepto, podemos encontrarnos con un


gran número de definiciones de lo que es un rumor. Las características más o
menos compartidas por las diferentes definiciones serían las siguientes:

Características comunes de las definiciones

Objeto Información

Tema Asuntos de actualidad

Objetivo Convencer

Medio Comunicación interpersonal

A éstas podemos añadir las que, según Kapferer (1989), serían las características
básicas del rumor:

• La esencia del rumor es el movimiento. Sin movimiento no hay rumor: el


rumor es emergencia y circulación de noticias en el cuerpo social.

• Hay rumores con fundamento y sin él. Lo que caracteriza un rumor no es


su carácter verificado o no, sino su origen no oficial.

"Llamaremos pues rumor a la emergencia y circulación en el cuerpo social de informa-


ciones todavía no confirmadas públicamente por las fuentes oficiales o desmentidas por
éstas."

Kapferer, J. N. (1987, pp. 622-629).

4.1.3. Tipos

Knapp (1944) establece una de las clasificaciones más conocidas, en función


del tipo de motivaciones que se encuentren detrás del rumor:
CC-BY-SA • P08/80510/02097 40 Procesos colectivos y acción social

• Rumores que expresan deseos o sueños imposibles (Pipe-Dream): son


aquellos cuyo contenido consiste en el reflejo de algún deseo presente en
la población.

• Rumores pesimistas o de miedo (Bogie Rumor): en este caso, el contenido


del rumor pone de manifiesto los miedos existentes en el grupo, la angustia
de que ocurran acontecimientos de tipo negativo.

• Con contenido agresivo: tienen como misión dividir grupos o destruir


lealtades y, según Knapp, suelen ir dirigidos contra la propia población o
contra los propios aliados.

En la interesante página web de Barbara y David P. Mikkelson


(www.snopes.com) podemos encontrar algunos ejemplos de estos tipos rela-
cionados con el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas:

"Un hombre atrapado en la explosión de una de las torres del World Trade Center se subió
sobre restos del edificio que caía y eso lo salvó."

Este rumor (evidentemente falso) expresa la esperanza de que algunas personas


hayan podido sobrevivir al derrumbamiento de las Torres.

Aunque puede que no tenga las características exactas de un rumor, aquellas


personas que ven la cara de Satanás en algunas fotografías de la explosión de
las torres probablemente estén expresando sus miedos y angustias. Imagen de la explosión en una de las Torres
Gemelas.

Por último, evidentemente tienen un contenido agresivo todos aquellos ru-


mores en los que se acusa a diferentes personas o colectivos de alegrarse tras el
atentado. Si consideramos que se trata de personas de nacionalidad norteame-
ricana (aunque provengan de otros países), entra dentro de la tercera categoría
de Knapp el rumor según el cual los empleados de una tienda Dunkin' Donut
profanaron una bandera americana tras los atentados.

4.2. Transmisión del rumor

Allport y Postman (1946, 1967) idearon la fórmula probablemente más exten- Fórmula de transmisión
dida para explicar la difusión de los rumores. Según estos autores, la cantidad del rumor

de rumor será el resultado de la multiplicación de su importancia por su ambi- R=iXa


güedad. Es decir, para que se difunda un rumor, éste debe caracterizarse no só-
lo por una cierta ambigüedad, sino también por tener algún tipo de relevancia
para la persona (la fórmula implica una multiplicación, por lo que ninguno
de los productos puede ser igual a cero).
CC-BY-SA • P08/80510/02097 41 Procesos colectivos y acción social

Los autores ilustran de la manera siguiente el papel que tiene la importancia ¿Predecir el futuro?
del tema:
Evidentemente, al menos en
esta ocasión y a pesar del tópi-
"Por ejemplo, no podría esperarse que un ciudadano de Estados Unidos fuera a pasar co desinterés hacia otros países
rumores relativos al precio de los camellos en Afganistán, puesto que el asunto carecería por parte de los norteamerica-
de importancia para él, aunque es en verdad ambiguo. No estará tampoco dispuesto a nos, los ejemplos no son los
esparcir chismes sociales de alguna aldea albanesa, porque nada le importará lo que allá más acertados.
hagan."

Allport, G. W., y Postman, L. J. (1967, p. 16).


Teoría matemática de la
comunicación
El proceso de transmisión implica, en la mayoría de los casos, una transfor-
El modelo experimental utiliza-
mación del mensaje original, que Allport y Postman (1947), a partir de sus do por Allport y Postman en su
estudio de los rumores recuer-
trabajos experimentales de recuerdo de láminas con escenas más o menos co- da la teoría matemática de la
tidianas, describen formulando sus tres famosas leyes sobre la transmisión de comunicación, formulada po-
co después por Claude Shan-
los rumores: non y Warren Weaver, en la
que se plantea un modelo de
comunicación lineal entre emi-
sor y receptor, en el que no se
• Nivelación�o�reducción
produce feedback, y en el que
la variable más importante es
el ruido que puede afectar a la
Mecanismo con el cual, el rumor, según va circulando, se reduce, acortándose, correcta transmisión de la in-
formación.
haciéndose más conciso y, por consiguiente, más fácil de recordar y contar.
Shannon,�C.�E.,�y�Weaver,�W.
Aunque una explicación de ello podría estar relacionada con el poco tiempo (1981). Teoría matemática de
la comunicación. Madrid: Forja,
de que disponen las personas, la pérdida de memoria no parece el elemento 1949.
explicativo fundamental, puesto que llega un momento en el que se obtiene
una estructura simple que, con posterioridad, se repite de forma fidedigna.
Cuando se consigue una "buena forma", ésta no se abandona.

• Acentuación

Implica la percepción, retención y narración selectiva de un limitado número


de pormenores de un contexto mayor. Es el proceso complementario a la ni-
velación, puesto que si de un conjunto de informaciones algunas se nivelan,
las otras automáticamente se ven acentuadas.

• Asimilación

Reducción y acentuación son dos manifestaciones complementarias de la asi-


milación a los marcos de referencia de la persona; por consiguiente, supone
una distorsión de la información recibida por la influencia de factores emo-
cionales y cognitivos.

Mugny (1980) plantea, basándose en estas leyes, que se está hablando de tres
tipos de transformaciones: 1) transformación simplificadora, es decir, omisión
de contenidos; 2) transformación racionalizante, es decir, adaptación, y 3)
transformación acentuadora, es decir, énfasis de algunos elementos.

Hablar de transformación lleva implícita la idea de economía de memoria,


algo criticado por algunos autores.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 42 Procesos colectivos y acción social

"No hay evidencia en este estudio de un 'proceso economizador de memoria'. Parece más
probable que personas con poco interés olviden detalles, mientras que aquellas que están
interesadas los recuerden, al menos los detalles que consideren cruciales."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 166).

Por ejemplo, en cuanto al recuerdo de nombres y lugares, esos mismos auto-


res destacan cómo pueden influir diferentes factores de tipo emocional en la
mayor o menor precisión en el recuerdo.

Otros elementos que pueden influir en la distorsión pueden estar relacionados


con el interés de las personas implicadas, por el tipo de relaciones sociales
entre ellas o por el interés del transmisor en darle apariencia de veracidad.

4.3. Modelos de transmisión

Como hemos mencionado con anterioridad, el modelo de Allport y Postman


implica hablar de una estructura lineal de transmisión, en el que cada persona
(menos los extremos de la cadena) es emisor y receptor de un único e idéntico
mensaje (con independencia de que se transforme, no circula ningún otro tipo
de información), sin que exista la posibilidad de auténtica interacción con
su interlocutor y sin que exista la posibilidad de que reciba o envíe nuevas
informaciones. Evidentemente, se trata de una situación que no es típica de
la vida real (ver el modelo 1 de la figura siguiente).

Modelos de transmisión del rumor. Basado en Rouquette (1975, pp. 24-27).


CC-BY-SA • P08/80510/02097 43 Procesos colectivos y acción social

Una ligera variación de este modelo podría ser la representada por el modelo
2, en el que cada uno de los participantes puede interaccionar con más de un
receptor. No obstante, este modelo, tal y como lo hemos representado aquí,
seguiría teniendo la característica de linealidad, aunque en éste la transmisión
del rumor quedaría prácticamente asegurada, puesto que en un momento de
tiempo determinado no hay una única persona responsable de su transmisión
en el grupo o que tenga la capacidad para detenerla.

Por último, el tercer modelo, con una estructura de red, se acerca mucho más a Influencia
la realidad, puesto que en éste podemos apreciar que cualquier persona puede
Algunos autores se basan en
ser emisora y al mismo tiempo receptora de un mismo rumor, y puede tener, el modelo de influencia de La-
en cada momento, diferentes interlocutores. zarsfield, según el cual la in-
fluencia de una comunicación
persuasiva tiene que ver, so-
bre todo, con la actuación de
"Y una vez que el rumor ha entrado en una determinada estructura social, comienza a
"líderes de opinión", que son
circular repetidamente, transformándose y diversificándose a cada paso, hasta diluirse quienes reciben el mensaje en
por completo la responsabilidad por el origen del mismo. Es decir, el rumor va transitando primer lugar (y son influidos
por entre una red de relaciones interpersonales múltiples que no sigue normalmente un por el mismo) y, a su vez, lo
patrón lineal, incluso se adaptan al patrón ramificado. Más bien ofrecen el aspecto de una transmiten a los miembros de
red que implica múltiples conexiones en las que el mensaje se envía a distintas personas sus grupos en un proceso de
dentro del grupo, donde circula repetidamente. A medida que se envía y se recibe por "flujo en dos pasos". Ocurriría
distintas fuentes, los patrones de transmisión se van complicando, de tal manera que lo mismo con los rumores. Ha-
cualquier individuo no sólo envía mensajes a más de una persona, sino que también bría unas personas que serían
quienes los iniciarían y orienta-
los recibe de más de una. A lo que habría que sumar la circunstancia del traspaso de la
rían al resto del grupo.
información desde unas redes a otras a partir de posibles vínculos comunes."

Sánchez García, F. M. (1997). Los rumores. En L. Gómez y J. M. Canto Ortiz (eds.). Psico-
logía Social (pp. 321-338). Madrid: Pirámide.

4.4. Control de los rumores

Pascal Froisart (2000) menciona la descripción que realiza en 1911 una cola-
boradora de Stern, Rosa Oppenheim, de un caso de transmisión de rumor en la
prensa mundial. Según dicha autora, un periodista publica la información so-
bre la invención, por parte de un psicólogo (Hugo Münsterberg), de un detec-
tor de mentiras increíblemente eficaz. Durante semanas, la noticia circula por
los diarios de Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, llegando a publi-
carse unos trescientos artículos. Todo esto a pesar de los intentos del supuesto
inventor de negar la veracidad de la noticia, puesto que sus desmentidos, al
contrario que la falsa información, viajan lentamente y son poco resaltados.

Es fácil encontrar ejemplos de este tipo, casos en los que una noticia se pro-
paga a pesar de los desmentidos públicos de personas o instituciones. Con
anterioridad hemos visto la dificultad para desmentir el rumor sobre la trata
de blancas por parte de comerciantes judíos ("Rumor de Orleans"). A pesar de
la oficialidad de los desmentidos y de la relevancia de las fuentes, fue preciso
que transcurrieran dos meses hasta que desapareciera y la población volviera
a frecuentar aquellos comercios. Sin embargo, aquel periodo queda ridículo
ante la permanencia temporal de otros rumores que, como en el caso de las
leyendas urbanas que mencionábamos más arriba, pueden llegar a durar años.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 44 Procesos colectivos y acción social

Otro caso "paradigmático" es el que menciona Jean-Nöel Kapferer (1989), un


rumor que perdura durante años y se extiende por diferentes países (puede que
en alguna ocasión hayáis visto la versión española). En él se acusa a diferen-
tes marcas comerciales de alimentación de incluir aditivos tóxicos o cancerí-
genos entre los componentes de sus productos (Coca-Cola, Schweppes, Mar-
tini, etc.). El rumor, conocido como "el panfleto de Villejuif" se detecta en
Francia en la primavera de 1976, y en el mismo se atribuye la fuente de la in-
formación al Hospital de Villejuif (especialista en la investigación del cáncer),
que rápidamente difunde desmentidos en los que no sólo niega la autoría de
la información, sino que también informa de la falsedad de las afirmaciones.
Por ejemplo, el producto más peligroso que se menciona en el panfleto es un
aditivo, el E330, que, en realidad, no es más que ácido cítrico. A pesar de los
desmentidos, en 1979 habían leído el panfleto un 43% de las amas de casa
francesas, lo que da muestra de su "poder de convicción" (de hecho, llega a
encontrarse en las salas de espera de algún hospital o a ser distribuido por al-
gunos profesores en los colegios).

Si aplicamos a este caso la fórmula de Allport y Postman (R = importancia ×


ambigüedad), podemos apreciar cómo efectivamente están presentes ambos
elementos.

El "combustible" (el elemento motivacional) de difusión del rumor tiene que


ver con la preocupación por la salud, por las angustias ante los desarrollos de
la ciencia (hoy día serían los productos transgénicos), la lucha de David contra
Goliat, la defensa contra las grandes multinacionales que nos roban la salud.

La ambigüedad también influye. En este caso no se mencionan los compo-


nentes por sus nombres, sino por su código, lo que contribuye a dificultar
su identificación (incluso algunos médicos no identifican el E330 como áci-
do cítrico). Por otra parte, el hecho de que efectivamente los aditivos de los
alimentos se identifiquen con códigos confiere cierta idea de secretismo, de
intento de ocultar información que no sería muy bien recibida por el consu-
midor (Kapferer, 1989).

Allport y Postman comentan que, durante los años de la Segunda Guerra Mun-
dial, cierto alto funcionario de la Oficina de Informaciones Bélicas afirmaba
que "el rumor corre por falta de noticias. Por consiguiente, debemos proporcio-
nar al pueblo noticias lo más exactas posibles, pronta y completamente" (All-
port y Postman, 1967, p. 32).

Sin embargo, para ellos esta afirmación no es del todo correcta, puesto que, en
ocasiones, es la existencia de noticias lo que hace que circulen todavía más ru-
mores. Por tanto, dar información no es la forma de eliminarlos o controlarlos.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 45 Procesos colectivos y acción social

El control de los rumores puede, por tanto, orientarse en dos direcciones: dar
la máxima información de la forma más precisa o combatir directamente el
rumor, difundiéndolo para atacarlo y ridiculizarlo.

Estas dos líneas de actuación convivieron durante la Segunda Guerra Mundial


como formas de atacar lo que suponía, según el Gobierno norteamericano,
uno de los grandes peligros a los que se enfrentaban, puesto que la existencia
de rumores no sólo podía ser una forma de facilitar el trabajo de los servicios de
inteligencia extranjeros, sino también una de las modalidades utilizadas por
los mismos servicios para reducir la moral de la población norteamericana.

La primera de las estrategias fue la utilizada por la OWI (Oficina de Informa-


ciones de Guerra), que dedicó sus esfuerzos a mejorar la calidad de las noticias
y a acrecentar la confianza del público en las mismas.

La segunda fue inspirada por los hermanos Allport (Gordon y Floyd), quienes
crearon las "Clínicas del Rumor" (Floyd en Syracuse y Gordon en Harvard),
concebidas como una forma de combatir los efectos distorsionadores de los
rumores por medio de su examen y posterior publicación en la prensa local
de informaciones que los desmintieran. En esta labor colaboraban tanto psi-
cólogos como periodistas y empresarios, junto a grupos de voluntarios que
"recogían" los rumores que circulaban entre la población y los enviaban a los
coordinadores, que se encargaban de su crítica. La efectividad de los artículos Cartel propagandístico impreso por la Oficina
de Información de Guerra (Ben Shahn, 1942).
publicados, según Allport y Lepkin (1945), es alta, puesto que quienes leían
con regularidad la columna de la Clínica del Rumor era menos probable que
creyeran en los rumores antinorteamericanos.

Por último, Knapp menciona una serie de elementos que se deben tener en
cuenta para poder controlar los rumores:

1) Asegurar la confianza en los medios de comunicación formales.


2) Desarrollar la máxima confianza en los líderes.
3) Informar del máximo número de noticias con tanta rapidez como sea po-
sible.
4) Hacer la información tan accesible como sea posible.
5) Evitar la holgazanería, monotonía y la desorganización personal.
6) Llevar a cabo campañas públicas contra los difusores de rumores.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 46 Procesos colectivos y acción social

5. Psicología de las multitudes en situaciones de crisis:


desastres y pánico

"En el país de la felicidad tranquila y serena, la Arcadia, Pan guiaba tranquilamente sus
rebaños. Este dios de los pastores, medio hombre medio chivo, monstruo y seductor
a la vez, virtuoso de la flauta e incansable amante de las ninfas, poseía los rasgos más
inquietantes: podía surgir de repente desde detrás de un arbusto e inspirar súbito terror:
el pánico."

Dupuy, J. P. (1991, p. 11).

"Hablo desde el tejado del edificio de radiotransmisiones de la ciudad de Nueva York. Las
campanas que ustedes oyen advierten al pueblo que evacue la ciudad, debido al avance
de los marcianos. Se estima que en las dos últimas horas tres millones de personas se han
trasladado por las carreteras hacia el Norte; los automóviles pueden aún transitar por la
Avenida del Río Hutchinson. Eviten los puentes para ir a Long Island; están atascados
por la aglomeración del tráfico. Hace diez minutos quedó cortada toda comunicación
con la ribera de Jersey. No hay más defensa. Nuestro ejército, liquidado... La artillería, la
fuerza aérea, todo liquidado. Quizá sea ésta la última radiotransmisión. Permaneceremos
aquí hasta el final... En la catedral, debajo de nosotros, la gente se ha reunido (Voces que
cantan un himno).

Ahora mismo miro hacia el puerto. Toda clase de embarcaciones están abarrotadas de
gente que huye y se aleja de los muelles (Sirenas de vapor).

Las calles están atestadas de gente. La multitud hace un ruido parecido al que se oía en la
ciudad cuando se festejaba el Año Nuevo... Un momento... Ahora se divisa al enemigo.
Cinco grandes máquinas. La primera cruza el río. Puedo verla desde aquí vadeando el
Hudson como un hombre podría vadear un arroyo [...] Esto es el final. Sale humo..., humo
negro que se esparce sobre la ciudad. La gente en las calles lo ve ahora. Corren hacia East
River... Miles de ellos caen como ratas. Ahora el humo se esparce más rápidamente. Ha
llegado a la plaza Times. La gente intenta huir, pero inútilmente. Caen como moscas.
Ahora el humo cruza la Sexta Avenida... La Quinta Avenida... Está a cien metros... Está
a quince metros..." El dios Pan.

Transcripción de la emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos, en Cantril (1942,


pp. 44-45).

Cuando escribimos esto han pasado casi sesenta y tres años desde que, en la
noche de Halloween (30 de octubre de 1938) Orson Wells aterrorizara a un
gran número de estadounidenses con la emisión radiofónica de una adapta-
ción de La guerra de los mundos de Herbert George Wells (1898).
CC-BY-SA • P08/80510/02097 47 Procesos colectivos y acción social

"Antes de que terminara el radiograma, en todo el territorio de la Unión la gente rezaba,


lloraba y huía despavorida ante el avance de los marcianos. Algunos corrían para socorrer
a sus seres queridos. Otros se despedían o hacían advertencias por teléfono, se apresura-
ban a informar a los vecinos, buscaban informes en los diarios o en las estaciones de
radio, y pedían ambulancias a los hospitales y automóviles a la Policía. Se calcula que
unos seis millones de personas oyeron el radiodrama y que, por lo menos, un millón de
ellas se asustaron o se inquietaron."

Cantril, H. (1942, p. 63).

Las afirmaciones de Cantril y otros sobre el impacto de esa difusión han sido
cuestionadas, e incluso se ha llegado a afirmar que, en realidad, no existió tal
nivel de pánico y que lo que hoy día conocemos sobre tal acontecimiento es
principalmente el resultado de una creación mediática (Miller, 1985). No obs-
tante, haya sido de mayor o menor intensidad, hayan sido unos cientos de
miles más o menos las personas que se han sentido impresionadas por una
emisión que creían real, haya sido mayor o menor el número de personas que
se sintieron presa del pánico, lo cierto es que la emisión de Wells constituye un
hito en los estudios sobre el pánico. Asimismo, se afirma que el pánico gene-
rado por esta emisión se ha replicado en fechas y contextos diferentes. Según
Bulgatz (1992), se produjeron resultados similares en las emisiones realizadas
en Santiago de Chile en 1944, en Quito en 1949, o en Portugal en 1974.

No obstante, algunos autores afirman que, en realidad, el pánico es un fenó-


meno realmente extraño, que no se produce en todas las situaciones de crisis
o de catástrofes, es sobre todo extraño en las catástrofes naturales y que, co-
mo el dios Pan al que hace referencia Dupuy, aparece sólo de vez en cuando,
de forma casi inesperada. Incluso, afirma Dupuy, el pánico tiene mayores pro-
Estadio de Sheffield, Hillsborough, Sheffield,
babilidades de producirse en situaciones que culturalmente se definen como GB, 15 de abril de 1989, una riada de gente
causa noventa y cinco muertes.

proclives al pánico; es decir, que en una situación en la que "sabemos" que es


probable que se desencadene el pánico, es más probable que así sea. Si eso es
así, la probabilidad de que se produzcan situaciones de pánico en un estadio de
fútbol es realmente alta, entre otras cosas porque, a raíz de algunas catástrofes
ocurridas y su amplia difusión en los medios de comunicación de masas, hoy
día todos conocemos el alto riesgo que se corre en espectáculos de este tipo.

Pero entonces, ¿qué es el pánico? Una posible definición sería la siguiente:

"Miedo colectivo intenso, experimentado simultáneamente por todos los miembros de


una población, caracterizado por la regresión de las conciencias a un nivel arcaico, im-
pulsivo y gregario, y que se traduce en reacciones primitivas de huida, de agitación des-
ordenada, de violencia o de suicidio colectivo."

Crocq y otros (1987). Citado por J. P. Dupuy (1991, p. 25).

Como vemos, esta definición reproduce a la perfección el concepto de masa


o multitud que con anterioridad hemos encontrado en autores como Sighe-
le o Le Bon, en los defensores de la irracionalidad de las masas, en aquellos
autores que optan por defender que en estas situaciones aparece una nueva
CC-BY-SA • P08/80510/02097 48 Procesos colectivos y acción social

entidad colectiva y desaparecen las individualidades; es decir, que se produce


una "desindividualización". Como hemos visto, el contagio constituye una de
las explicaciones del porqué de esta desindividualización.

Sin embargo, la investigación realizada por Cantril, a partir de una serie de Una vez más, la guerra
entrevistas que realiza con posterioridad a la emisión radiofónica mencionada
Es importante señalar que aun-
con anterioridad, muestra que no se puede hablar de contagio de sentimien- que el libro de Cantril se refie-
tos, como podría desprenderse de los trabajos clásicos sobre multitudes, sino re a un acontecimiento ante-
rior, su publicación se produce
que, más bien, existe un amplio abanico de posibilidades en cuanto al tipo de durante el periodo de guerra.
En aquel mismo periodo publi-
reacciones que mostrarán las personas afectadas, dependiendo éstas de facto- ca otro artículo, dirigido explí-
citamente a la prevención de
res tanto sociales como psicológicos. posibles disturbios y conductas
de pánico con los que pueden
encontrarse los aliados al recu-
• Nivel de espíritu crítico (relacionado con el nivel de instrucción de la per- perar territorios de la Europa
ocupada.
sona).
Cantril, H. (1943). Causes
• Vulnerabilidad psicológica (relacionada con la confianza en uno mismo). and control of riot and panic.
Public Opinion Quarterly, 4,
• Preocupaciones. 669-679.
• Sentimiento de seguridad o inseguridad.
• Situación física y social (cercanía/lejanía del lugar del acontecimiento y de
la familia, y posibilidad o no de comportamiento autónomo).

Frente a las explicaciones en términos de desindividualización, otra posible


explicación sería aquélla en que se alude precisamente a lo contrario, a lo que
podríamos denominar desocialización; es decir, la desintegración de las normas
sociales, la destrucción de los vínculos primarios que lleva a que la conducta de
cada persona se rija únicamente por el deseo de huir sin tener en consideración
lo que pueda ocurrirles a los demás.

Estos dos tipos de explicaciones quedan recogidos en el trabajo de Helbin, Far- Enlaces recomendados
kas y Vicsek (2000, p. 488), quienes describen de la siguiente forma la secuen-
Podéis encontrar informa-
cia típica de acontecimientos en una situación de escape ante una catástrofe: ción interesante sobre el pá-
nico (simulaciones, vídeos,
referencias, etc.) en http://
• Las personas se mueven o intentan moverse más rápido de lo normal. angel.elte.hu/~panic Asi-
mismo, podéis encontrar un
• Las personas empiezan a empujarse, y sus interacciones empiezan a ser de
amplio listado de progra-
naturaleza física. mas de simulación en http://
ces.iisc.emet.in/energy/
• El movimiento, y especialmente el paso de embotellamientos, se hace des- HC270799/ibm.html (no de-
coordinado. jéis de consultar la sección
"Human crowds: motion and
• Se observan atascos en las salidas. psychology").
• Se incrementan las interacciones físicas entre la masa embotellada, que
producen presiones peligrosas, que pueden llegar a derribar paredes u otras
barreras físicas.
• La huida se ralentiza a causa de las personas caídas que actúan como obs-
táculos.
• Las personas muestran una tendencia a la conducta de masa, es decir, a
hacer lo que hacen los demás.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 49 Procesos colectivos y acción social

A partir de simulaciones por ordenador, estos autores llegan a la conclusión


de que ni la conducta individualista (cada persona intenta encontrar una vía
de escape por su cuenta), ni la conducta de masa (todas las personas se mue-
ven en una misma dirección) son las mejores soluciones. Consideran que las
probabilidades de escapar aumentarán si se utiliza una mezcla de ambos tipos.

a) Simulación de grupo de personas intentando escapar de una sala con humo y dos salidas no visibles. b) Número de personas
que consiguen escapar dependiendo del nivel de pánico. Helbin, Farkas y Vicsek (2000).

Por su parte, Stoetzel (1965), basándose en el trabajo de Marta Wolfenstein (M.


Wolfenstein, 1957, Dissaster: A psychological essay. Londres: Routledge), resu-
me de la siguiente forma las reacciones en las catástrofes en tres momentos
temporales diferentes (no necesariamente presentes en todo tipo de catástro-
fes).

Precrisis: aparecen dos tipos de actitudes opuestas, tanto de rechazo de la idea


de peligro como presencia de un temor exagerado al mismo.

Crisis: que, a su vez, se puede dividir en tres fases. En la primera, denomina-


da fase de choque, pueden darse al mismo tiempo tres reacciones: una mino-
ría conservará la sangre fría, otra mostrará reacciones extremas de ansiedad;
mientras que la mayor parte "permanecerán aturdidos, atontados, sorprendi-
dos por el estupor. Es pensando en éstos como los espectadores, por error e
incomprensión, hablarán de calma y de valentía" (Stoetzel, 1965, p. 233). La
segunda fase, reacción� o� retroceso, implica un intento de comprensión de
lo sucedido, y es donde aparecen los comportamientos expresivos que alivian
la tensión, y donde aparecen también las reacciones prácticas de ayuda a los
necesitados. Y en cuanto a la tercera fase, se caracteriza por la aparición de
rumores, surgimiento de "líderes" y conductas de ayuda mutua y sacrificio.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 50 Procesos colectivos y acción social

Poscrisis: en la que se tienen en consideración las (probablemente largas) se-


cuelas de la catástrofe, tanto en el ámbito fisiológico como psíquico.

La artificialidad experimental

Una de las investigaciones experimentales más citadas sobre el pánico es


la realizada por Alexander Mintz en 1951 ("Non-adaptative group beha-
vior". Journal of Abnormal Social Psychology, 46, 150-159). En ésta, una
serie de personas tenían que intentar extraer, estirando de un hilo, un
cono de una botella. Teniendo en cuenta que el cuello de la botella sólo
permitía sacar uno a la vez, y que en algunas versiones del experimento
la botella se llenaba de agua poco a poco, el experimento se suponía que
podía ofrecer información sobre los efectos del pánico en situaciones
como un edificio ardiendo... La artificialidad es evidente.

Las simulaciones realizadas por Helbin, Farkas y Vicsek pueden ofrecer datos Modelo de botella utilizada para el
experimento de Alexander Mintz.

interesantes, principalmente a quienes deben diseñar salidas de emergencia u


otros sistemas de evacuación de personal; sin embargo, lo mismo que la inves-
tigación experimental de Mintz, no permiten considerar los factores sociales
que entran en juego en situaciones de este tipo.

Con anterioridad hemos desarrollado, como una de las interpretaciones teóri-


cas del comportamiento colectivo, la teoría de la norma emergente. Esta teoría
se puede utilizar para explicar, desde un punto de vista más social, fenómenos
concretos relacionados con el pánico.

Mientras que las explicaciones anteriores se sitúan en dos polos opuestos,


desindividualización y desocialización, la explicación en términos de norma
emergente ofrece un punto de vista que se sitúa en el polo de la desindividua-
lización, puesto que se plantea la homogeneidad en la conducta de los miem-
bros de un grupo, pero sin recurrir a hablar de contagio.

Mientras que en las explicaciones anteriores ante una situación de crisis se


produce el pánico por contagio o por los desesperados intentos individuales de
escapar, esta teoría plantea otras posibilidades en función del tipo de relaciones
sociales existentes con anterioridad al desastre.

Según esta teoría, en una situación de crisis se crea un estado de incertidum-


bre y urgencia que obliga a las personas implicadas a la creación de nuevas
estructuras normativas que guiarán la conducta, obliga a la redefinición de la
situación, en la medida en que es necesario abandonar las preconcepciones
previas sobre el tipo de conducta apropiada. Esta redefinición puede darse en
un contexto de existencia o no de relaciones sociales previas.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 51 Procesos colectivos y acción social

En el primer caso, es altamente probable que las soluciones individuales y


competitivas cedan el paso a la aparición de una norma común de tipo coope-
rativo pero, al mismo tiempo, la existencia de esas relaciones puede hacer más
difícil llegar a una definición conjunta (norma) sobre el tipo de conducta ne-
cesaria, lo que favorecerá que sea más difícil que se produzca el pánico y, pre-
cisamente por ello, retrasar las conductas de huida.

Tras el atentado de 1993 en las Torres Gemelas del World Trade Center, Agui-
rre, Wanger y Vigo (1998), llevaron a cabo una investigación entrevistando
a personas que se encontraban en las torres en el momento de la explosión,
para evaluar en qué medida estas predicciones eran correctas. Sus resultados
indican, en primer lugar, que a pesar de la confusión generada por la explosión
(que inutilizó el sistema eléctrico y los sistemas de comunicación) la evacua-
ción se hizo de forma relativamente ordenada, sin que se produjeran escenas
de pánico. El segundo resultado, probablemente el más relevante, indica que
el tiempo de evacuación era superior en los casos de grupos de personas que
se conocían entre sí.

Así, los autores concluyen que, cuanto mayor es la extensión en que la bús-
queda de significado, inherente en el proceso de milling, se focalice en la defi-
nición de la situación como una crisis grave que requiere una respuesta fuera
de lo común, mayor será el tiempo necesario para movilizar e iniciar la evacua-
ción. Igualmente, desde esta teoría se reconoce que el proceso de interacción
simbólica en situaciones de comportamiento colectivo se centra en parte en la
identificación de las habilidades, experiencias previas y otras instrumentalida-
des entre los participantes. Estos elementos de la situación constituyen los re-
cursos que emplean las personas para responder al cambio con que se enfren-
tan. Su uso lleva tiempo y ralentiza el inicio del comportamiento colectivo.

Como vemos, la explicación teórica parece razonable, aunque los efectos prác-
ticos parece que vayan en contra de la lógica y, sobre todo, no sean del todo
halagüeños. Si estamos en una situación de emergencia, reaccionaremos con
más rapidez si estamos aislados que si nos encontramos junto a otras personas,
y nuestra reacción será todavía más lenta si esas personas son conocidas nues-
tras. El único consuelo que nos queda es que, aunque lenta, probablemente
la respuesta, dado que ha implicado una evaluación de la situación y de los
recursos disponibles para afrontarla, también sea más correcta, más eficaz.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 52 Procesos colectivos y acción social

6. Control social y resistencia en las redes interactivas

Los comportamientos colectivos que hemos visto hasta el momento se carac-


terizan, como afirman algunas definiciones, por el contacto cara a cara, por la
presencia conjunta de personas en un espacio físico determinado en un mo-
mento temporal concreto. Sin embargo, no podemos terminar este capítulo
sin hacer referencia a otra forma de comportamiento colectivo que no requiere
estas características. Nos estamos refiriendo, por supuesto, al comportamiento
colectivo en "la Red".

A nadie, por lo menos en nuestro contexto sociocultural, le resultará extraña la La red universal
referencia a las "comunidades virtuales", un concepto que ha pasado a formar
Evidentemente, somos cons-
parte de nuestro lenguaje cotidiano y, en algunos casos, de nuestras prácticas cientes de que las afirmaciones
cotidianas. Desde la aparición de Internet, las comunidades de usuarios han que hacemos son totalmen-
te contextuales. A pesar de la
ido floreciendo a un ritmo imparable, adoptando las más diversas formas. Sin pretendida universalidad de "la
red de redes", todavía hoy día
embargo, no es nuestra intención hablar de Internet o de las comunidades es muy fácil encontrar en nues-
tro contexto a muchas perso-
virtuales en general, sino que lo que haremos en este apartado será ofrecer nas que, aunque han oído ha-
unos breves "apuntes" sobre un aspecto concreto, la resistencia en la Red, es blar de Internet, no saben, en
realidad, en qué consiste. Más
decir, los movimientos (colectivos, sociales) de oposición, protesta, lucha, etc. preocupante es quizá que aún
hoy día existen muchos luga-
surgidos gracias a Internet. res del planeta en los que ni si-
quiera se ha oído hablar de la
Red. El impacto social de las
Es evidente que relacionar de una manera tan directa Internet con movimien- transformaciones vinculadas a
Internet sigue siendo un privi-
tos de protesta y resistencia puede llevarnos a confundir el contenido con el legio de unos pocos.
medio (aunque McLuhan decía que "el medio es el mensaje"). No es privilegio
de Internet ser el medio de difusión de este tipo de contenidos. Los periódicos
alternativos, las radios libres, etc. existen desde hace tiempo. Por tanto, ¿qué
es lo que, desde nuestro punto de vista, hace tan especial a Internet?

En 1998, la "Global Internet Liberty Campaign" publicaba un documento don-


de se afirmaba que "Internet ya ha demostrado su capacidad para promover
la democracia":

• Facilitando la participación en el gobierno.


• Difundiendo el acceso a información gubernamental.
• Ampliando el acceso a los medios tradicionales y promoviendo el plura-
lismo.
• Fortaleciendo la sociedad civil por medio de la creación de redes entre
individuos.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 53 Procesos colectivos y acción social

Los tres primeros elementos, de entrada, no difieren excesivamente de las po-


sibilidades que ofrecen los medios tradicionales, su implementación en la Red
puede aportar alguna ventaja en cuanto a inmediatez y alcance, pero todos
ellos se pueden conseguir también por los medios tradicionales. De hecho,
incluso el cuarto.

Los medios de comunicación de masas tradicionales permiten, por ejemplo, el


acceso a la información y su difusión. Evidentemente, son muchas las críticas
que se les pueden hacer a esos medios, la literatura sobre los efectos (perver-
sos) de los mass media es impresionante; pero, ya que nos encontramos en la
época de la globalización, no está de más recordar la tesis de Herbert Schiller
(que recoge John B. Thompson, 1998), que ya en 1969 hablaba del "Imperia-
lismo cultural", es decir, de la globalización de la comunicación que llevaba
no a efectos liberadores, sino al control político y económico de la misma y
a la pérdida de identidad cultural por parte de sus receptores. Esta afirmación
es cuestionada por Thompson, para quien, aunque efectivamente la difusión
es global, la recepción no lo es, sino que se realiza a escala local e implica
procesos de interpretación y adaptación a su contexto particular por parte de
los receptores.

"La apropiación de productos mediáticos es un fenómeno localizado, en el sentido de que


implica a individuos concretos situados en contextos sociohistóricos particulares, y que
utilizan los recursos disponibles con intención de dar sentido a los mensajes mediáticos
e incorporarlos a sus vidas."

Thompson, J. B. (1998, p. 230).

Aunque las afirmaciones de Schiller pueden parecer "trasnochadas", algo úni-


camente de una época pasada, hoy día también podemos encontrar opiniones
similares. Por ejemplo, Oliver Boyd-Barret y Terhi Rantanen (1998) plantean
"el papel de las agencias de noticias en la globalización y mercantilización de
las noticias" (p. 2), prestando atención a algunos efectos ideológicos de la glo-
balización como, por ejemplo, el hacer ver como natural e inevitable lo que
es construido y frágil.

Agencia alternativa

Uno de los capítulos del libro de Boyd-Barret y Rantanen está dedicado a una agencia de
noticias "alternativa" (Inter Press Service), que desde 1990 se preocupa por " hacer oír las
voces de los países en vías de desarrollo", que considera que deben jugar un papel en la
promoción de una forma de comunicación democrática y participativa, y que centra su
atención en temas relacionados con la globalización.

Giffard,�C.�A. (1998). Alternative news agencias. En O.Boyd-Barret y T. Rantanen, (Eds.).


The globalizacion of news. Londres: Sage.

Una opinión en cierta forma parecida es la que mantiene Pierre Lévy (1998),
quien, desde nuestro punto de vista, plantea una acertadísima diferenciación
entre los medios de comunicación de masas tradicionales e Internet. Los pri-
meros se caracterizan, en términos de Lévy, por la "universalidad totalizante",
es decir, por la transmisión de mensajes en una sola dirección y que tienen
la pretensión de ser acontextuales, interpretables de la misma forma en todo
CC-BY-SA • P08/80510/02097 54 Procesos colectivos y acción social

contexto y lugar, sin considerar la singularidad del receptor, sus opiniones,


cultura, etc. Por el contrario, el ciberespacio, aunque compartiría la caracterís-
tica de universalidad, sería una "universalidad no totalizante", puesto que:

"El ciberespacio disuelve la pragmática, la comunicación que, a partir de la invención


de la escritura, había aunado la universalidad y la totalidad. En efecto, nos reconduce
hacia la situación que había antes de la escritura [...], en la medida en que la intercone-
xión y el dinamismo en tiempo real de las memorias en línea hacen que se comparta de
nuevo el mismo contexto, el mismo inmenso hipertexto vive con los compañeros de la
comunicación. Sea cual sea el mensaje que se aborde, está conectado a otros mensajes, a
comentarios, a críticas en constante evolución, a comparecencias de quienes se interesan
en el mismo, a los foros en que se debaten aquí y allí."

Lévy, P. (1998, p. 91).

Bidireccionalidad frente a unidireccionalidad, heterogeneidad frente a homo-


geneidad, no totalización frente a totalización, esto es lo que parece que nos
ofrece la Red, ésta es, en realidad, la diferencia con respecto a los medios an-
teriores.

Ésta es, al menos, la promesa. ¿Cómo se traduce en la práctica? Veamos algu-


nos ejemplos.

Manuel Castells (2000) defiende que, frente a la privación de los derechos de


los ciudadanos que conlleva la globalización, existen posibilidades de resis-
tencia frente a la dominación y que, en nuestra sociedad de la información,
algunos movimientos sociales (de diferente signo) basan una parte importante
de su estrategia en el uso de las nuevas tecnologías de la información. De en-
tre los ejemplos que menciona, destacaremos únicamente el del movimiento
No pasarán. Muestra fotográfica "Il Chiapas in
zapatista, que Castells denomina la primera guerrilla informacional. Considera- rivolta", foto de Massimo Boldrini.

ciones políticas aparte, lo que destaca en este caso no es que se utilice Internet
como medio de comunicación, sino que también se utiliza como una forma
de organizar y mantener una red internacional de apoyo que dificultó la re-
presión gubernamental sobre los zapatistas.

"Ésta fue la clave del éxito de los zapatistas. No que sabotearan deliberadamente la eco-
nomía. Pero estaban protegidos de la represión abierta por su conexión permantente con
los medios de comunicación y sus alianzas a escala mundial a través de Internet, forzan-
do a la negociación y poniendo el tema de la exclusión social y la corrupción política a
la vista y oídos de la opinión pública mundial."

Castells, M. (2000, p. 104).

Por tanto, se trata de una forma de movilización, de comportamiento colecti-


vo, que tiene lugar gracias a la Red y que sería inviable sin su existencia.

El segundo ejemplo tiene un origen prácticamente coetáneo con la Red. En


este caso, se trata de una forma de resistencia frente a las grandes compañías
de software y su política comercial, iniciado en 1984 por Richard Stallman,
que pretende crear un sistema operativo "libre", es decir, de código abierto,
manipulable y modificable por otros programadores. Este movimiento lleva
a la fundación, en 1985, de la Free Software Foundation (Fundación para el
Software Libre) y, en la actualidad, tiene un amplísimo eco con la cada vez
CC-BY-SA • P08/80510/02097 55 Procesos colectivos y acción social

mayor popularización del subversivo sistema operativo Linux, que aparece en


1991 de la mano del estudiante finlandés Linus Torvalds y que crece día a
día gracias a la colaboración de miles de programadores. Precisamente, este
último aspecto es el que confiere especial relevancia a este movimiento de
hackers (entendidos no como piratas, sino como "alguien apasionado por la
programación y que disfruta al ser hábil e ingenioso", según definición de
Richard Stallman).

Software libre

Podemos decir que un software es libre si

"tienes la libertad para ejecutarlo, sea cual sea el motivo por el que quieres hacerlo; tienes
la libertad de modificar el programa para adaptarlo a tus necesidades (en la práctica, para
que esta libertad tenga efecto, tienes que poder acceder al código fuente, ya que introducir
modificaciones en un programa del que no se dispone del código fuente constituye un
ejercicio extremadamente difícil); dispones de la libertad de redistribuir copias, ya sea
gratuitamente o a cambio de una cantidad dinero; tienes libertad para distribuir versiones
modificadas del programa, de tal manera que la comunidad pueda beneficiarse de tus
mejoras."

Moineau, L., y Papathéodorou, A. (2000). Cooperación y producción inmaterial en el sotware


libre. Elementos para una lectura política del fenómeno GNU/Linux.

"La verdadera innovación del sistema GNU/Linux no sólo reside en su dimensión 'tec-
nológica' (el núcleo portable), sino también en los mecanismos sociales de producción
de la innovación que se ponen en juego alrededor suyo. En efecto, una de las mayores
fuerzas de este sistema operativo –que puede explicar ampliamente su éxito actual– es no
solamente su fuerte contenido innovador, sino sobre todo haberlo basado en el poten-
cial creativo existente en el software libre, y después en la utilización de la red Internet
como espacio donde se elaboran nuevos proyectos y en el que se pone en marcha una
cooperación masiva y abierta."

Moineau, L., y Papathéodorou, A. (2000). Cooperación y producción inmaterial en el software


libre. Elementos para una lectura política del fenómeno GNU/Linux.

Evidentemente, se trata de un movimiento y evidentemente que tiene un ca-


rácter político y reivindicativo; sin embargo, por si os queda alguna duda vol-
vemos a recurrir a Stallman:

"Es un consuelo y un placer cuando veo un regimiento de hackers excavando para man-
tener la trinchera, y caigo en cuenta que esta ciudad sobrevivirá –por ahora. Pero los peli-
gros son mayores cada año que pasa, y ahora Microsoft tiene a nuestra comunidad como
un blanco explícito. No podemos dar por garantizado el futuro en libertad. ¡No lo dé por
garantizado! Si usted desea mantener su libertad, debe estar preparado para defenderla."

Stallman, R. (1999). El proyecto GNU. http://www.gnu.org/. Publicado originalmente


como: Varios autores (1999). Open Sources. Voices from the open source revolution.
Editions O'Reilly. (Disponible en: http://www.oreilly.com/catalog/opensources/book/
toc.html).

Quizá es ahora el momento de volver a leer las explicaciones teóricas que he-
mos ofrecido sobre el comportamiento colectivo. Es posible que, tras ver estas
nuevas formas, sea más difícil (si no lo era ya antes) aceptar teorías como la
del contagio o como la de la convergencia. Estamos hablando de comunida-
des, de comunidades virtuales, sin contacto físico, que son capaces de actuar,
de reaccionar frente a lo que consideran opresión. Quizá sea el momento de
repasar las explicaciones en términos de identidad.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 56 Procesos colectivos y acción social

7. Anexos

7.1. Anexo 1

El País, 24 de octubre de 1999

Hijos de la ira

Una minoría de violentos destruye el mito del oasis cívico en Barcelona, donde la policía
calcula que 1.300 jóvenes de grupos antifascistas se enfrentan a 1500 cabezas rapadas.

GUILLEM MARTÍNEZ

Es difícil definirlos con precisión. Son los jóvenes anti. Los que se rebelan contra las em-
presas de trabajo temporal, los que ocupan viviendas abandonadas. Pero lo que despier-
ta inquietud es el tono cada vez más violento de sus protestas. El último estallido del
pasado 12 de octubre en Barcelona ha puesto al descubierto un movimiento de miles de
jóvenes con ideas diversas, anarquistas, comunistas o genéricamente antifascistas. En la
otra orilla, los jóvenes de estética skin, de ideología ultra, desafían a las ciudades con su
actitud violenta.

El pasado 12 de octubre, grupos ultraderechistas volvían a convocar un acto de homenaje


a la bandera española en la plaza de los Països Catalans, barrio de Sants (Barcelona).
Como cada año, la Plataforma Antifeixista volvía a convocar una contramanifestación.
Tuvo una afluencia de 700 personas –según la policía– o 2.500 –según los convocantes.
A la manifestación asistieron vecinos, ciudadanos de otros barrios y muchos miembros
de colectivos alternativos. ¿Quiénes integran estos movimientos?

Es difícil realizar un dibujo. Los movimientos alternativos desconfían mucho de los me-
dios de comunicación. La comunicación de un periodista con estos movimientos no
acostumbra a ser fluida. La impresión visual y auditiva es que son jovencísimos, con un
discurso político elaborado que, como sucede en todos los discursos elaborados, tiene sus
propias palabras sagradas. Quizá son palabras como asamblea, o autogestión, o anti.

Un joven golpea los cristales de un establecimiento en la manifestación antifascista del pasado 12 de octubre (C. Ribas).
CC-BY-SA • P08/80510/02097 57 Procesos colectivos y acción social

Visten muy alejados de las preferencias textiles de un agente de seguros. Provienen de


diversos estratos sociales y culturales. Muestran diversos grados de tolerancia. Muestran
diversos grados de crispación. Incluso la no crispación. Muestran diversos grados de ver-
balización ante la realidad. Los hay que estudian. Los hay que trabajan. Los hay que
hacen las dos cosas. O ninguna. Los hay que ocupan casas. Los hay que viven con sus
padres. Los hay que pagan un alquiler. Como se desprende de una descripción tan gené-
rica, no son marcianos. Viven en la sociedad y practican la vida social, muy a menudo
en conexión con otras organizaciones y colectivos vecinales.

La violencia desatada tras la marcha antifascista del 12-O ha desdibujado la imagen difusa
que se tenía de estos colectivos. Al final de la marcha antifascista del 12-O hubo tomate
entre la policía y, en esta ocasión, un grupo de unos 200 jóvenes alternativos, desgajados
de la manifestación. Los enfrentamentos fueron duros y, al parecer, más planificados y
preparados en ambos bandos que en años anteriores.

Entre carga y carga, los manifestantes infligieron daños a comercios y a mobiliario ur-
bano por valor de cuatro millones de pesetas. Esos destrozos, poco habituales en la ciu-
dad, fueron condenados al día siguiente por el Ayuntamiento y por todos los partidos, y
quedaron registrados por las cámaras de los medios de comunicación. Fueron vistos por
los habitantes de una ciudad que no entendía nada.

Tras la manifestación, la policía practicó 22 detenciones. Ocho jóvenes quedaron libres


30 horas después y 14 han permanecido en prisión preventiva incondicional hasta el
pasado viernes. La juez argumentó su decisión por "la alarma social" que habían generado
los hechos. El cargo más grave del que se les acusa es de asociación ilícita. La delegada del
Gobierno, Julia García Valdecasas, y el Ministerio del Interior han apuntado, de hecho,
la vinculación entre los detenidos y Jarrai.

¿La situación es en verdad alarmante? Los movimientos alternativos de jóvenes de iz-


quierda, de cierta implantación y favorable acogida social en Cataluña, ¿son intrínseca-
mente violentos? ¿Existe en Cataluña una juventud de izquierdas y otra de derechas que
pueden optar por la violencia como forma de expresión?

Inmediatamente después de realizarse las detenciones se creó una Asamblea de Apoyo


a los Presos Antifascistas, formada por diversos colectivos alternativos. Su objetivo es
"cuestionar las acusaciones de asociación ilícita y buscar soporte social contra la alarma
social, el argumento utilizado por la juez para justificar sus medidas".

Un miembro de la asamblea, un chico de veintipocos años, vestido sobriamente, con pelo


largo y que trabaja como administrativo, explica su visión de los hechos del 12-O: "La
manifestación fascista del 12-O sirve para estructurar el movimiento fascista a lo largo del
año". Desde hace seis años, en el barrio organizan para ese día las Jornadas Antifascistas
y Antirracistas, de carácter cívico.

Diversos colectivos del barrio forman una Plataforma Antifascista, que organiza la con-
tramanifestación matutina, y luego, comidas populares y debates. "Este año, el ambiente
estaba caldeado. La noche anterior apalearon en el barrio de Sants a tres chicos que lle-
vaban el pelo largo. Por la mañana se apuñaló a otro. En Sabadell se vivía una escalada
de ataques skins a diversos locales ocupados".

Resulta difícil hablar con personas que estuvieron en los sucesos acaecidos tras la ma-
nifestación. Los movimientos alternativos culpan a los medios informativos de crear la
"alarma social" argumentada por la juez en sus decisiones. También se ha dado el caso
de que todos los miembros de un colectivo okupa que participaron en un programa de
la televisión autonómica TV-3 fueron detenidos por la policía acusándoles de un hecho
ocurrido posteriormente en Terrassa.

El portavoz de la asamblea plantea serias dudas sobre los verdaderos causantes del albo-
roto. Explica que no estuvo en los hechos ocurridos tras la manifestación, "pero por lo
visto pasaron cosas raras. Había encapuchados en la mani que luego resultaron ser secre-
tas. Me han dicho que los grandes animadores de una barricada se sacaron unas esposas
de sus mochilas y esposaron a los que había al lado. Pero yo no lo he visto".

Una madre de una detenida, funcionaria, cuarenta y tantos años, vecina del barrio, expli-
ca: "Cada año, desde hace seis, la gente del barrio, jóvenes, vecinos, marujas, participa en
la contramanifestación antifascista. Este año no pude ir, pero me han explicado historias
de provocaciones como las de antes, cuando era hippy e iba de manis. Se vio a gente
tirando piedras que luego detuvieron a manifestantes en la calle de Brasil. La pregunta
es: si cada año se ha convocado esta manifestación, ¿por qué este año se ha pasado todo
de vueltas? Este año ha habido muchos cambios. Por ejemplo, han detenido a mi hija. Y
CC-BY-SA • P08/80510/02097 58 Procesos colectivos y acción social

se ha tratado todo de manera que, al final, Ynestrillas ha quedado como un santo, y los
jóvenes del barrio, como peligrosos violentos".

Un portavoz de una asociación de vecinos del barrio, un señor de 60 años que habla
muy fluidamente y conoce a los chicos de los movimientos alternativos del barrio por
sus nombres de pila, explica así la violencia del 12-O: "La manifestación fascista es un
acto cargado de violencia por sí mismo. Cada año pedimos al distrito que no la autorice.
El distrito es el responsable de la violencia resultante". Respecto de los destrozos prota-
gonizados por los 22 jóvenes, el vecino razona: "¿Qué pasó? Ni idea. Supongo que pa-
só la mímesis. Alguien rompió un vidrio y luego alguien rompió otro. Es una pena. A
los chicos de los movimientos alternativos les ha costado introducirse en el tejido social
del barrio. Ahora estaban plenamente introducidos. Toda esta violencia que practicaron
cuatro gatos les ha perjudicado".

¿Cómo visualizan la violencia los movimientos alternativos? ¿La ven como una posibi-
lidad? El portavoz de la asamblea matiza que hay muchos tipos de violencia cotidiana:
"Veo que la sociedad distribuye injustamente su riqueza y que hay diferencias en la igual-
dad de oportunidades. Esto también es violencia". Respecto de los destrozos violentos
del 12-O opina que esta violencia es esporádica y que no es comparable a la violencia
de los jóvenes fascistas: "La violencia nazi es cotidiana y dirigida hacia los más débiles.
Los movimientos sociales alternativos tienen, en general, una buena relación con el te-
jido asociativo de las ciudades. El movimiento okupa, por ejemplo, no es agresivo por
sí mismo. Lo que genera violencia es el capitalismo, que condena sectores sociales a la
exclusión, al paro, a la precariedad".

Un okupa de Sabadell, ciudad en la que en los últimos días diversos inmuebles ocupados
han recibido cócteles molotov lanzados por skins, habla de la violencia. Tiene 19 años,
estudia sociología: "La violencia es un fenómeno existente en la sociedad. El Estado tiene
el monopolio de la violencia, y tú aceptas un grado de violencia sobre ti. En la sociedad se
producen diversos grados de violencia. Lo que tú llamas violencia juvenil es una respuesta
violenta a las situaciones que sufre la juventud ante el mercado de trabajo, los contratos
precarios y la imposibilidad de sindicarse. No sé si lo sabes, pero en una ETT no puedes
estar sindicado. No está prohibido, claro, pero a mí, por ejemplo, me han echado de dos
ETT por estar afiliado a un sindicato. A la CGT. Existe una necesidad de organización y
una imposibilidad de llevarla a cabo, que no veo positiva. Para lograr cambios estamos
volviendo a unas formas de participación obrera parecidas a las que había a principios
de siglo: la clandestinidad, hacer las cosas encapuchados".

Una de las detenidas, una chica de veintipocos años, vestida con alguna prenda lila,
explica que la única relación que ha tenido con la violencia fue su detención tras los
sucesos del 12-O: "No pertenezco a ninguna organización. Me detuvieron cuando venía
de tomar el vermú. Por dos razones: era joven y gastaba cierta estética. En comisaría, una
policía me abofeteó. Le pedí el número de su placa. No me lo dio. Me trasladaron a otra
comisaría. Pasé 28 horas en un calabozo, sin abogados. No se me dejó ir al váter. A una
chica que venía con una herida en la cabeza no se le dio atención médica. Nos debieron
de poner alguna cosa en la comida, pues tras la comida nos quedábamos dormidas. Estoy
indignada: mientras la juez decidía sobre mi futuro, los diarios decían que tenía contactos
con Jarrai".

El mito catalán es el oasis catalán, una sociedad civil poderosa que sabe gestionar sus
problemas con cierta gracia, que tiende a rechazar las estridencias, que es permeable al
diálogo consigo misma y que ha sabido transmitir cierta cultura democrática y tolerante
a través de las generaciones. En un periodo de pocas semanas, el oasis se ha sorprendido,
además de por los hechos del 12-O, por la detención de varios jóvenes fascistas acusados
de ejercer la violencia física contra inmigrantes.

En Sabadell, diversos inmuebles ocupados por movimientos alternativos han sufrido va-
rios atentados por parte de skins derechistas –uno de los agresores ha sido detenido es-
ta misma semana. En diversas poblaciones catalanas se han producido atentados contra
comisarías, coches de policías, cajeros automáticos y el domicilio de una concejal del PP.

Estas noticias han perturbado el estado de ánimo en el oasis. El análisis de la situación


que realizan diversos cuerpos y expertos en seguridad tiene aspectos comunes –se tiende
a desdramatizar la situación–, aunque con notorias diferencias. Un portavoz de la segu-
ridad del Estado explica que a principios de los noventa se vivió una gran alarma social
ante el tema skin. Por entonces se elaboró un estudio sobre tribus urbanas en Cataluña.
Aparecieron 13 tribus. "Los okupas eran una más, y en franca regresión. O los sociólogos
no ven las cosas o los fenómenos a veces responden a otras razones".

La escalada skin se atajó con una presión policial y judicial. "Se produjo un efecto di-
suasorio. Pero en poco tiempo los grupos se regeneran. Entre septiembre y octubre, por
ejemplo, se han practicado 60 detenciones en 22 operaciones de distintos cuerpos poli-
CC-BY-SA • P08/80510/02097 59 Procesos colectivos y acción social

ciales. Esto tendrá su efecto, pero reaparecerán". Describe a los skins como un fenómeno
interclasista asociado al fracaso escolar, al paro, a la frustración por no alcanzar los niveles
económicos de sus padres. "Hay mucho skinqui que va rapado y que utiliza simbologías
fascistas, pero son eso, quinquis, y que hacen lo que hacían las bandas de barrio en los
setenta".

Aunque también hay skins de izquierda, como los redskins y los skinsharps, "actualmente
hay en Cataluña unos 1.500 skins derechistas que son activos u ocasionalmente activos.
La actividad de unos 1.300 tiene que ver con el fútbol, aunque practiquen la multimi-
litancia. Unos 1.000 son boixos nois, y unos 300, brigadas blanquiazules". Los últimos
nueve skins detenidos y vinculados al grupo de Ynestrillas eran de este tipo, ultras del
RCD Espanyol. "Yo diría que activos, en total, habrá unos 600, de los cuales unos 200
son realmente violentos".

El dibujo que hace la seguridad del Estado de los movimientos alternativos es diferen-
te. "A los okupas, yo prefiero llamarles antisistema". La policía fija en un centenar los
inmuebles ocupados en Barcelona. "Con la ocupación del cine Princesa" –ocupación que
finalizó con una aparatosa y criticada intervención policial, que la ciudadanía pudo ver
por televisión–, "el fenómeno se extendió. Yo diría que tiene algo de moda. Hay mucha
gente que hace de okupa los fines de semana y hace en las casas ocupadas lo que todo el
mundo cuando es joven. Los antisistema tienen también un origen interclasista. A veces,
en una casa ocupada, hay mucho niño bien".

La policía cuantifica el movimiento en unos 1.300, de los cuales unos 900 serán inde-
pendentistas, de los cuales, a su vez, 450 serían muy activos. Otros 400 serían anarquistas
o comunistas. De éstos, 100 serían muy activos. "Los violentos no sobrepasarán, en total,
los 200. En la contramanifestación del 12-O, éste era el número de violentos. Tenían la
contramanifestación planificada. Se retiraron de manera ordenada y destructora. Eso aquí
no es normal". La policía ve en esto un cambio cualitativo importante: "Las situaciones
violentas, antes no se daban con esta gente. Sólo ofrecían resistencia en los desalojos.
Ahora hay otra respuesta".

Parece, no obstante, que los vínculos con Jarrai no están tan claros. Otra fuente policial
opina que "algún grupo independentista y marxista-leninista clásico habrá tenido con-
tactos con Jarrai. Y con otros grupos de diversa índole. Esto se puede hacer hasta por
Internet, y no creo que sean contactos organizados. Lo que aquí hay es una copia del
estilo. Después de lo del 12-O se han producido ocho atentados y en alguna manifesta-
ción se han coreado nombres de periodistas. Esto es el estilo de Jarrai, aunque es posible
que sea puro mimetismo". El policía también opina sobre la prisión incondicional de los
detenidos: "En cuanto a la actuación posterior de los jueces..., mira, nos hubiera parecido
adecuado el cargo de asociación ilícita a los skins detenidos hace unos días y vinculados
al grupo de Ynestrillas".

Un suboficial de la policía analiza los datos de esta problemática: "En el informe Raxen,
elaborado por el Movimiento por la Tolerancia y subvencionado por el Ministerio de
Asuntos Sociales, se fija que en Cataluña hay 3.000 intolerantes. Yo creo que se trata,
en su mayoría, de personas con estética skin e ideología muy superficial, que cuando en-
cuentran a una persona débil se aprovechan. Últimamente ha habido muchas agresiones
skins de este tipo.

Todo esto provocó que la Plataforma Antifeixista, que cada año convoca la contramani-
festación del 12-O, participara de actitudes más contundentes. A los manifestantes que
se enfrentaron a la policía, los vi organizados, pero no entrenados como se ha dicho".
"Existe información para preparar esos actos en libros que se pueden comprar el día de
Sant Jordi en la calle. No creo que haya habido contactos con Jarrai. La organización PUA
ha reconocido contactos. Pero son contactos normales entre grupos políticos homólo-
gos, y se han producido en periodos de vacaciones. No han sido contactos técnicos ni
formativos. El hecho de que el Ministerio del Interior y la delegada del Gobierno, Julia
García Valdecasas, hayan vinculado a los detenidos con Jarrai tiene cierta intención que
se me escapa".

Para las fuentes policiales, la violencia skin y esta violencia ejercida por minorías de los
movimientos alternativos no tienen mucho que ver. El suboficial incluso matiza que "el
antirracismo es más amplio que el fascismo. Engloba aquí a toda la sociedad, es amplio
y da cabida a mucha más gente. La pregunta es: ¿estas actividades violentas que estamos
viendo tendrán lugar cuando se libere a los 14 detenidos o, por lo contrario, adquirirán
una plataforma estable? Yo, personalmente, creo que los okupas no son un radicalismo
violento. Necesitan sentirse aceptados por la sociedad. Sobre todo en Sants, donde los he-
chos violentos del 12-O han creado cierto distanciamiento de la gente hacia los okupas".

El portavoz de la seguridad del Estado plantea otra diferencia entre ambas violencias: "El
radicalismo de derechas se encauza sin problemas. La gente quiere que detengas skins, y
CC-BY-SA • P08/80510/02097 60 Procesos colectivos y acción social

se alegra cuando eso se hace. Con el radicalismo de izquierda, la cosa es más difícil. La
izquierda política no debería dar alas a ese tipo de violencia. Hay que condenar lo que se
hizo el 12-O. Hay que condenar los ocho atentados posteriores. Hay que aceptar que los
jóvenes tienen que expresar su descontento de otras maneras".

El oasis, que condenó unánimemente los hechos violentos del 12-O, ha movilizado a
su famosa sociedad civil para condenar también la prisión preventiva indefinida de los
detenidos. El Ayuntamiento, la Universidad, el Colegio de Abogados, catedráticos de De-
recho Penal, se han declarado en contra. Jaume Asens, uno de los abogados de los dete-
nidos y experto en el tema okupa –ha sido defensor de varios colectivos y está escribien-
do su tesis doctoral sobre ese tema–, se plantea así los autos de prisión preventiva: "Es
una medida drástica y sin precedentes, que invalida los valores del Estado democrático
e implican que hay colectivos que reciben un trato diferente". Es aquí donde encuentra
cierto peligro social: "El movimiento okupa, por ejemplo, está compuesto por gente jo-
ven, superpolitizada, con inquietudes, que quiere cambiar la realidad. Este y otros movi-
mientos se relacionan con la tradición asociativa de la sociedad civil catalana. Cuando se
reprimen y se criminalizan estos movimientos tengo miedo a que no se puedan integrar
en positivo en la sociedad. Tengo miedo a que las experiencias personales que muchos de
esos chicos y sus padres han vivido en tribunales, comisarías y furgonetas de las brigadas
antidisturbios se traduzcan en desengaño y en actitudes de crispación personal".

7.2. Anexo 2

El País, viernes, 12 de octubre de 2001


CC-BY-SA • P08/80510/02097 61 Procesos colectivos y acción social

Día de la Hispanidad

Un grupo de 200 radicales destroza el barrio barcelonés de Sants

Los jóvenes antifascitas pretendían boicotear un acto de homenaje a la bandera española


organizado por ultraderechistas. La policía detiene a una veintena de alborotadores.

EFE. Barcelona

Un grupo de unos 200 jóvenes radicales han destruido hoy contenedores, coches, enti-
dades bancarias y un sinfín más de bienes públicos y privados en el barrio de Sants de
Barcelona, como protesta por la celebración del Día de la Hispanidad.

Durante una hora, los alborotadores, entre los que se contaban adolescentes supuesta-
mente independentistas, okupas, radicales de izquierdas, extranjeros e incluso boixos
nois, han destrozado todo lo que encontraban a su paso, sin que la Policía haya buscado
el enfrentamiento.

Fuentes policiales han indicado que el objetivo primordial era evitar que se encontraran
estos descontrolados y los cerca de 400 asistentes ultras al acto de homenaje a la bandera
española, celebrado en Montjuic con motivo del Día de la Hispanidad.

Según un balance provisional, la Policía ha detenido a una veintena de muchachos, mien-


tras que un vecino de la zona y dos agentes del orden, así como dos redactores gráficos,
han sufrido heridas de escasa consideración.

Durante algunos momentos, la situación ha recordado a la batalla campal que se organizó


en el corazón del barrio de Sants de Barcelona en 1999, cuando unos 700 antifascistas se
enfrentaron a la Policía y arrasaron medio barrio. Fue a raíz de estos incidentes cuando
las autoridades decidieron trasladar a Montjuic el homenaje a la bandera.

7.3. Anexo 3

El País, viernes, 21 de octubre de 2001

Peor que el ántrax

NORMAN BIRNBAUM

Norman�Birnbaum es catedrático emérito de la Universidad de Georgetown.

Las restricciones políticas, la intervención judicial y el poder económico y social se han


combinado a lo largo de nuestra historia para hacer de la idea revolucionaria estadouni-
CC-BY-SA • P08/80510/02097 62 Procesos colectivos y acción social

dense de una ciudadanía culta e ilustrada un ideal lejano. La guerra de Afganistán ha


alejado aún más este ideal.

¿Está diciéndonos la verdad el Gobierno acerca de las dimensiones políticas y militares


de la guerra? La Casa Blanca, animada por un Congreso pasivo y reacio a utilizar sus
amplios poderes, no ha dicho cuáles son sus objetivos. La guerra es un reality show de
televisión y la opinión pública ha sido relegada a la categoría de audiencia. Las realidades
son muy dolorosas: el ataque del 11 de septiembre y, por supuesto, la oscura amenaza
del bioterrorismo. Si exceptuamos las llamadas, cada día más estridentes, a la unidad
nacional y las referencias a las exigencias de esa 'seguridad nacional' que es obviamente
incapaz de proporcionar, el Gobierno ha actuado como si no tuviéramos ningún derecho
a saber y muy poco a hablar.

El presidente está obsesionado por controlar el flujo de información. Ha intentado ex-


cluir al Congreso de la información que necesita para hacer juicios independientes de su
actuación. Su equipo ha pedido a los medios de comunicación que le consulten antes de
transmitir declaraciones de Bin Laden. Los propietarios de las cadenas de televisión, en
cuyo diccionario no entra la palabra 'censura', se apresuran a acatarlo. Cualquier peque-
ña brizna de honor que quede en el periodismo estadounidense ha sido conservada por
el nuevo director del diario The New York Times, Howell Raines, que le dijo a la Casa
Blanca que la responsabilidad de su periódico era para con los lectores. Raines sin duda
recordaba que en 1961 el Times accedió a la petición de John Kennedy de no publicar
noticias de los preparativos para el desembarco en bahía Cochinos. Si se hubiera negado,
la nación podría haber tenido entonces lo que aún sigue esperando 40 años más tarde:
un debate sobre nuestra política con respecto a Cuba. Y en un intento grotesco de tener
éxito donde fracasó Nixon, la Casa Blanca le pidió a The Washington Post que suprimiera
el reportaje de Woodward, el periodista del caso Watergate.

Sería fácil excusar a los medios de comunicación con razones bíblicas ('Perdónales por-
que no saben lo que hacen'). Sin embargo, la mayoría de nuestros directores y periodistas
no son simplemente ignorantes: son conformistas y venales. Tal vez sus energías críticas
quedaron exhaustas en sus luchas homéricas contra los lances libidinosos de Clinton.
Están indefensos ante las dudas europeas sobre nuestra capacidad, la hostilidad musul-
mana hacia nuestro respaldo a Israel y la guerra contra Irak y los estragos de la globali-
zación. No está claro cuál es su característica más sobresaliente, si la complacencia o el
provincianismo. La prensa que piensa de sí misma que es libre es en realidad un gigan-
tesco ministerio de propaganda, que recicla interminablemente las razones, cada vez más
huecas, con las que Estados Unidos se justifica a sí mismo.

La opinión pública, sin embargo, no está ávida de utilizar su libertad. Completamente


atemorizados, muchos de nuestros ciudadanos equiparan cuestionarse las cosas con des-
lealtad, si no con traición. Repiten como propias las banalidades que han oído en televi-
sión. El ciudadano ha dado paso al creyente, y las funciones del presidente se parecen
más cada día no a las de un jefe de Estado electo, sino a las de un Pontifex Maximus de
una iglesia monolítica. Aquéllos que tienen otras ideas, en periodismo, en las escuelas y
en las universidades, se enfrentan a una Inquisición secularizada. Ya hemos pasado antes
por episodios de este tipo, y las ideas de las que al principio se abominó acabaron por
triunfar. Sin embargo, el largo plazo es muy largo. En el corto, el autoritarismo estadou-
nidense es una amenaza para nuestra salud nacional peor que la del ántrax (carbunco).

7.4. Anexo 4

El Mundo, 12 de septiembre de 2001


CC-BY-SA • P08/80510/02097 63 Procesos colectivos y acción social

El pánico

Las cámaras sólo enfocaban la cima de las Torres, una de las construcciones más altas
del mundo. Pero imagínense a miles de personas presas de pánico corriendo hacia la
parte alta de Manhattan. Cientos de personas saliendo despavoridas de las Twin Towers
y otras tantas muertas, aunque aún se desconoce el número de víctimas. Según la CNN,
los conductores que circulaban por el corazón de Manhattan han "saltado" de sus coches
para ayudar a la gente aterrorizada.

"Hubo gente que se lanzó al vacío desde el World Trade Center (las Torres Gemelas). Fue
una situación horrible, horrible", dijo el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.

Algunos empleados que se encontraban trabajando en las Torres Gemelas dijeron sentir
una "enorme explosión" y cómo el edificio entero comenzó a temblar, tras lo cual salieron
corriendo escaleras abajo para evacuar el edificio.

Afuera, "había gente llorando, gritando, corriendo, ya fueran policías, particulares o bom-
beros. Todos", exclamó un testigo.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 64 Procesos colectivos y acción social

Resumen

En este módulo hemos presentado algunos puntos de referencia que nos per-
miten definir, situar e identificar el comportamiento colectivo y los fenóme-
nos a los que se hace referencia con este término, examinar sus características
principales y conocer y valorar las explicaciones que diferentes perspectivas
teóricas en la Psicología social nos ofrecen de estos fenómenos.

En primer lugar, hemos realizado una primera aproximación al concepto de


comportamiento colectivo, realizando un breve repaso de las diferentes tipo-
logías y clasificaciones que se establecen habitualmente. De este modo, hemos
visto la ambigüedad y el solapamiento que se dan en uso de términos como
masa, multitud o público. Asimismo, en este apartado hemos visto el papel
que la Psicología colectiva ha tenido en la historia de la Psicología social, con
la ayuda de un breve repaso de autores a menudo olvidados, como Sighele y
Tarde, así como de los clásicos Le Bon, Wundt y Freud.

En segundo lugar, hemos realizado un breve recorrido por las principales pers-
pectivas teóricas del comportamiento colectivo. Con este objetivo hemos par-
tido de las explicaciones más psicologistas, que asumen la homogeneidad del
comportamiento de los miembros de la masa, así como la irreflexibilidad e
irracionalidad de la misma (como las teorías del contagio y de la convergen-
cia), hemos pasado por las explicaciones que ponen mayor énfasis en la defi-
nición de la situación y las condiciones en que se da la conducta de masas en el
seno de un grupo (como las que nos ofrecen la teoría de la norma emergente y
la del valor añadido o tensión estructural), hasta llegar y prestar especial aten-
ción a las explicaciones más propiamente sociales que nos ofrecen las teorías
de la identidad social.

En tercer lugar, después del repaso a las principales aportaciones al estudio de


las masas, hemos valorado estas explicaciones, así como las que nos encontra-
mos en nuestros contextos cotidianos, desde sus condicionamientos ideológi-
cos. Ello nos ha permitido examinar las muy distintas consecuencias teóricas
y políticas que implica enfocar el comportamiento colectivo como fenómeno
caracterizado por la irracionalidad y la violencia, o como proceso contextua-
lizado y sólo plenamente inteligible en el seno de conflictos intergrupales, y
para incidir de nuevo en el contexto sociocultural e ideológico como una pieza
clave para comprender el comportamiento colectivo.

En cuarto lugar, hemos descrito los rumores como forma de comunicación


colectiva estableciendo puntos de referencia para reconocer las informaciones
que tienen las características del rumor y conocer los términos en que se ha
CC-BY-SA • P08/80510/02097 65 Procesos colectivos y acción social

abordado el estudio, las formas de transmisión y el funcionamiento de estas


informaciones, así como los elementos que habrá que tener en cuenta para
controlar el rumor.

En penúltimo lugar, hemos visto cómo se aproximaba la Psicología social a


los fenómenos de las multitudes en situaciones de crisis y desastres; es decir,
ante el pánico, y hemos valorado las potencialidades de distintas propuestas
teóricas a la hora de explicar este tipo de fenómenos.

Todo este recorrido acaba con una breve aproximación al comportamiento


colectivo "en red", analizando algunas de sus características específicas como
comunicación colectiva y como vehículo de resistencia, con el fin de poder
valorar la adecuación de las diferentes explicaciones ofrecidas a lo largo del
módulo a análisis de estas nuevas formas de comportamiento colectivo.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 67 Procesos colectivos y acción social

Actividades
Éstas que os proponemos sólo constituyen una pequeña muestra del tipo de actividades que
podéis realizar, dado que, básicamente, consisten en mirar el mundo que nos rodea para
intentar "leerlo" con una determinada perspectiva; en este caso, la de los comportamientos
colectivos. Os sugerimos que, además de estas actividades, realicéis un ejercicio constante
de análisis de la actualidad, identificando fenómenos del tipo de los desarrollados en este
capítulo, e intentando explicarlos en función de los conceptos desarrollados.

1. Leed los artículos de los anexos 1 y 2. Intentad explicarlos según las diferentes teorías
desarrolladas para la explicación de los comportamientos colectivos. Comparad estos acon-
tecimientos con otros similares en los que se hayan producido enfrentamientos entre mani-
festantes y policías.

2. Leed el artículo del anexo 3 ("Peor que el ántrax") y analizadlo desde el punto de vista de
las teorías sobre la transmisión y control del rumor.

3. Leed el artículo del anexo 4. Intentad encontrar en la prensa (o en otras fuentes) otras des-
cripciones de la evacuación de las Torres Gemelas. Haced lo mismo con alguna otra catástrofe
reciente. Describid los acontecimientos y el tipo de conducta de las personas implicadas.

Ejercicios de autoevaluación
1. La ... afirma que, cuando las personas se enfrentan a una situación inusual, crean signifi-
cados que definen y dirigen la situación.

a) teoría del contagio


b) teoría de la convergencia
c) teoría de la norma emergente
d) teoría del valor añadido

2. El autor que ha ejercido una mayor influencia en la teorización sobre las masas ha sido...

a) Scipio Sighele.
b) Gustave Le Bon.
c) Gabriel Tarde.
d) Sigmund Freud.

3. Los procesos que, según Le Bon, llevan a la conducta violenta de las masas son...

a) identidad personal, identidad social y contagio.


b) desindividualización y desocialización.
c) anonimato, contagio y sugestibilidad.
d) anonimato, desindividualización y sentimiento de invencibilidad.

4. La explicación de la conducta de las masas en términos de contagio sería asumida por...

a) Turner y Killian.
b) Steve Reicher.
c) Smelser.
d) ninguno de los autores anteriores.

5. Los rumores son información...

a) falsa.
b) no confirmada.
c) improbable.
d) Todas las anteriores son correctas.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 68 Procesos colectivos y acción social

Solucionario
Ejercicios de autoevaluación

1.�c
c)�Correcta. Teoría de la norma emergente.

2.�b
b)� Correcta. Gustave Le Bon. Aunque puede que sus planteamientos no fueran del todo
originales, es sin duda quien ha ejercido una mayor influencia, tanto teórica como ideológica.

3.�c
c)�Correcta. Anonimato, contagio y sugestibilidad.

4.�d
d)�Correcta. Ninguno de estos autores. Turner y Killian proponen la teoría de la norma emer-
gente, Reicher defiende el modelo de identidad social (o el modelo elaborado de identidad
social) y Smelser plantea la teoría del valor añadido.

5.�b
b)�Correcta. Información no confirmada. Aunque a posteriori pueda llegar a demostrarse
que la información que contienen es falsa, lo que los caracteriza es que se transmiten sin que
haya confirmación de su veracidad.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 69 Procesos colectivos y acción social

Glosario
categorización social  f  Conjunto de procesos que permiten ordenar el entorno e identi-
ficarnos con el mismo en términos de determinadas agrupaciones, por ejemplo, como grupo
de pertenencia o de referencia.

conducta normativa  f  Conducta regida por las normas existentes en un grupo, normas
generadas por el propio grupo. Es, por tanto, una conducta que el mismo grupo trata como
esperable, adecuada o que se debía dar.

contagio  m  Forma de excitación colectiva que resulta de la difusión rápida y no racional de


formas de conducta, emociones y estados de ánimo que arrastran y son aceptadas de manera
crítica por los miembros de un colectivo.

desindividualización  f  Desaparición de la individualidad al aparecer una entidad colec-


tiva. Proceso por el cual la persona pierde su identidad al pasar a formar parte de la masa
indiferenciada.

desocialización  f  Desintegración de las normas sociales y de los vínculos primarios que


lleva a que la conducta de cada persona se rija por sus propias necesidades o deseos.

identidad social  f  Parte del autoconcepto derivada de la pertenencia a grupos y de las


diferenciaciones entre el propio grupo (in-group) y los otros grupos (out-group).

masa  f  Conjunto de personas, próximas las unas a las otras, en el que la conducta de unas
ejerce algún tipo de influencia sobre la de las otras.

multitud  f  Masa que presenta la característica de actividad.

Norma emergente  f  Norma resultante de la interacción en un grupo, creada en el mismo


transcurso de la interacción.

pánico  m  Miedo colectivo experimentado simultáneamente por todos los miembros de una
población y que se traduce, por ejemplo, en reacciones de huida, de agitación desordenada,
de violencia o de suicidio colectivo.

rumor  m  Información no confirmada ni originada por fuentes oficiales (o desmentidas por


estas últimas), que surgen y circulan en el seno del cuerpo social.
CC-BY-SA • P08/80510/02097 70 Procesos colectivos y acción social

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