Está en la página 1de 5

¡TRAINING! ¡TRAINING! ¡TRAINING!

LA CUARESMA, TIEMPO PARA ENTRENAR

Hay palabras que en nuestro tiempo no gustan


mucho que digamos. A muy pocos le atrae el
“esfuerzo”. Le huimos al “sacrificio”. Estoy
seguro de que nunca —o muy pocas veces— has
oído la palabra “ascesis” (significa el esfuerzo
personal y fatigoso que, sostenido por la gracia de
Dios, el cristiano debe llevar a cabo para alcanzar la santidad). ¿Quién
quiere “renunciar” a sí mismo? “Salir de sí” se entiende como falta de
autoestima… A pesar de todo, las palabras de Jesús son muy claras: «El
que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y
sígame» (Mt 16,24).

“Ascesis” se puede traducir al inglés como training. En el deporte, la


música y demás actividades humanas, no hay éxito sin training, y el
consiguiente dominio de sí mismo. Si para estas actividades —muy
buenas— dedicamos tanto
esfuerzo, ¿por qué nos resulta tan
extraño educarnos en lo que
verdaderamente vale, en una vida
de acuerdo con la voluntad de
Dios? Sí, también la vida cristiana estamos llamados a entrenarnos. Ya lo
decía san Pablo —¡hace 2000 años!—:

«¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el
premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso
¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así
pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes
en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo
proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado» (1Co 9,24-26).

Entendido desde Jesucristo, este training


consiste en amar. ¿Te has propuesto, alguna vez,
amar en serio sirviendo y siendo amable con
todos? Si lo has experimentado verás que produce
gozo, pero que exige mucho: nada más y nada
menos que salir de sí, como dice la primera
consigna.

El Papa Pablo VI —que será canonizado este año— dijo una vez durante
la Cuaresma: «Convertirse quiere decir cambiar de camino, escoger una
dirección, una ruta… Trazar entre Dios y nosotros una línea recta… Este
enderezamiento no se refiere solo a las cosas externas,
las costumbres, los acontecimientos que están ligados a
nuestra existencia; antes bien, a ese tan nuestro y tan
poco nuestro, el corazón… ¿Qué hacer para conseguir
estos resultados y cómo comportarnos…? Entrar
dentro de uno mismo, reflexionar sobre nuestra
persona, adquirir una moción clara de lo que somos,
queremos y hacemos, y, en un determinado momento romper algo en
nosotros, deshacer éste o aquél elementos que muchas veces nos es muy
querido o estamos muy habituados a él, y no podemos renunciar a él tan
fácilmente… El Señor exige siempre un sacrificio, exige algo positivo;
no se contenta con veleidades, palabras convencionales y rutinarias.
Quiere precisamente algo nuestro…».

¿EN QUÉ NOS PODEMOS ENTRENAR


DURANTE LA CUARESMA Y EN TODA LA VIDA?
¡ENTRAR DENTRO… Y ROMPER ALGO!
1. ¿Cómo vas con la levantada? ¿Ya es “a la primera”?
2. ¿Eres capaz de estudiar un buen rato sin distraerte, a profundidad, con
método? El estudio es “un taller de hombres”.
3. ¿Tienes horario para usar los diversos medios de comunicación y
entretenimiento (celular, Internet, videojuegos, computador, etc., etc., etc.)? ¿O te
guías por las ganas?
4. ¿Te lanzas a servir cuando te das cuenta de alguna necesidad en casa, en el
colegio, en cualquier lugar? ¿O eres un comodón egoísta?
5. ¿Estás trabajando por ser dueño de tu lengua, ojos y oídos? Los sentidos son
como las ventanas, no dejemos que se ensucie.
6. En tus clases, ¿marcas la diferencia o eres “uno más del montón”? Sin ser “un
bicho raro”, haciendo todo muy bien en el momento que toca (estudiar, jugar,
compartir, ser puntual) puedes ayudar a otros con tu ejemplo.
7. Excelente ejercicio es este: no hacerte repetir las cosas dos veces.
8. ¿Eres limpio y ordenado en tus cosas? “Guarda el orden y el orden te
guardará”.
9. ¿Dedicas unos minutos, por la mañana, a la lectura-reflexión-oración
diaria? Por aquí nos viene la luz y la fuerza para ser coherentes.
10. ¿Reparas tus faltas? Los grandes deportistas y músicos buscar subir cada día
su nivel, y para ello reparan sus fallos…
Este continuo ejercicio de virtudes nos dispondrá para actuar de acuerdo
con lo que somos. Sí. Se trata de “ser lo que somos”, es decir, de obrar
según lo que somos. ¿Qué somos? Hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
templos vivos del Espíritu, piedras vivas de la Iglesia… Pero por nuestra
inconsciencia e inconstancia podemos dejar
apagar la llama que una vez se prendió en el
bautismo, y que debe seguir ardiendo cada día
más. Por ello dice el Señor en el Apocalipsis:
2
«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o
caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a
vomitarte de mi boca» (3,15s).
No debemos olvidar esta gran verdad: NINGÚN VICIO SE RESISTE
A LA ORACIÓN. Una oración sincera, constante, confiada, suplicante.
Hagamos la prueba…
¡TRAINING! ¡TRAINING! ¡TRAINING!
LA CUARESMA, TIEMPO PARA ENTRENAR

Hay palabras que en nuestro tiempo no gustan


mucho que digamos. A muy pocos le atrae el
“esfuerzo”. Le huimos al “sacrificio”. Estoy
seguro de que nunca —o muy pocas veces— has
oído la palabra “ascesis” (significa el esfuerzo
personal y fatigoso que, sostenido por la gracia de
Dios, el cristiano debe llevar a cabo para alcanzar la santidad). ¿Quién
quiere “renunciar” a sí mismo? “Salir de sí” se entiende como falta de
autoestima… A pesar de todo, las palabras de Jesús son muy claras: «El
que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y
sígame» (Mt 16,24).

“Ascesis” se puede traducir al inglés como training. En el deporte, la


música y demás actividades humanas, no hay éxito sin training, y el
consiguiente dominio de sí mismo. Si para estas actividades —muy
buenas— dedicamos tanto
esfuerzo, ¿por qué nos resulta tan
extraño educarnos en lo que
verdaderamente vale, en una vida
de acuerdo con la voluntad de
Dios? Sí, también la vida cristiana estamos llamados a entrenarnos. Ya lo
decía san Pablo —¡hace 2000 años!—:

«¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el
premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso
¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así
pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes
en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo
proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado» (1Co 9,24-26).

Entendido desde Jesucristo, este training


consiste en amar. ¿Te has propuesto, alguna vez,
amar en serio sirviendo y siendo amable con
todos? Si lo has experimentado verás que produce

3
gozo, pero que exige mucho: nada más y nada menos que salir de sí, como
dice la primera consigna.

El Papa Pablo VI —que será canonizado este año—


dijo una vez durante la Cuaresma: «Convertirse quiere
decir cambiar de camino, escoger una dirección, una
ruta… Trazar entre Dios y nosotros una línea recta…
Este enderezamiento no se refiere solo a las cosas
externas, las costumbres, los acontecimientos que están
ligados a nuestra existencia; antes bien, a ese tan
nuestro y tan poco nuestro, el corazón… ¿Qué hacer para conseguir estos
resultados y cómo comportarnos…? Entrar dentro de uno mismo,
reflexionar sobre nuestra persona, adquirir una moción clara de lo que
somos, queremos y hacemos, y, en un determinado momento romper algo
en nosotros, deshacer éste o aquél elementos que muchas veces nos es muy
querido o estamos muy habituados a él, y no podemos renunciar a él tan
fácilmente… El Señor exige siempre un sacrificio, exige algo positivo;
no se contenta con veleidades, palabras convencionales y rutinarias.
Quiere precisamente algo nuestro…».

¿EN QUÉ NOS PODEMOS ENTRENAR


DURANTE LA CUARESMA Y EN TODA LA VIDA?
¡ENTRAR DENTRO… Y ROMPER ALGO!
1. ¿Cómo vas con la levantada? ¿Ya es “a la primera”?
2. ¿Eres capaz de estudiar un buen rato sin distraerte, a profundidad, con
método? El estudio es “un taller de hombres”.
3. ¿Tienes horario para usar los diversos medios de comunicación y
entretenimiento (celular, Internet, videojuegos, computador, etc., etc., etc.)? ¿O te
guías por las ganas?
4. ¿Te lanzas a servir cuando te das cuenta de alguna necesidad en casa, en el
colegio, en cualquier lugar? ¿O eres un comodón egoísta?
5. ¿Estás trabajando por ser dueño de tu lengua, ojos y oídos? Los sentidos son
como las ventanas, no dejemos que se ensucie.
6. En tus clases, ¿marcas la diferencia o eres “uno más del montón”? Sin ser “un
bicho raro”, haciendo todo muy bien en el momento que toca (estudiar, jugar,
compartir, ser puntual) puedes ayudar a otros con tu ejemplo.
7. Excelente ejercicio es este: no hacerte repetir las cosas dos veces.
8. ¿Eres limpio y ordenado en tus cosas? “Guarda el orden y el orden te
guardará”.
9. ¿Dedicas unos minutos, por la mañana, a la lectura-reflexión-oración
diaria? Por aquí nos viene la luz y la fuerza para ser coherentes.
10. ¿Reparas tus faltas? Los grandes deportistas y músicos buscar subir cada día
su nivel, y para ello reparan sus fallos…

4
Este continuo ejercicio de virtudes nos dispondrá para actuar de acuerdo
con lo que somos. Sí. Se trata de “ser lo que somos”, es decir, de obrar
según lo que somos. ¿Qué somos? Hijos de Dios, hermanos de Jesucristo,
templos vivos del Espíritu, piedras vivas de la Iglesia… Pero por nuestra
inconsciencia e inconstancia podemos dejar apagar la llama que una vez se
prendió en el bautismo, y que debe seguir ardiendo cada día más. Por ello
dice el Señor en el Apocalipsis: «Conozco tu conducta: no eres ni frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora
bien, puesto que eres tibio, y no frío ni
caliente, voy a vomitarte de mi boca» (3,15s).
No debemos olvidar esta gran verdad:
NINGÚN VICIO SE RESISTE A LA
ORACIÓN. Una oración sincera, constante,
confiada, suplicante. Hagamos la prueba…

También podría gustarte