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Integrantes:
Eugenia Valente;
Alejandra Rosso;
Carolina Sena;
Elisabeth Marotta
Mayo de 2016
Proyecto de Investigación
IFDC Bariloche.
Mayo de 2016
Integrantes: Profesoras del IFDC: Eugenia Valente; Alejandra Rosso; Carolina Sena;
Elisabeth Marotta
Fundamentación
María Zambrano
Proverbio Africano
¿Cómo se despliegan las interacciones mediadas por el juego entre los distintos actores?
¿Qué formas de relaciones se construyen en La Guagua, en el devenir de un ambiente que se
“arma y se desarma”? ¿qué interacciones se configuran entre familias? ¿qué elementos se
hacen presentes en este tipo de relación? ¿Qué vínculos se dan en relaciones discontinuas?
¿Podríamos categorizarlos como vínculos? ¿Entre quienes?
¿Qué papel juegan los objetos en las relaciones entre bebés, niños y niñas pequeños y los
adultos?
¿Cuáles son las recurrencias y regularidades que sostienen y permanecen en la Gua Gua?
¿Qué continuidades, discontinuidades y rupturas se advierten en este espacio y tiempo
mediado por el juego? ¿Qué, cómo y quienes enseñan en la Gua Gua? ¿En qué medida este
espacio constituye una instancia de formación para las estudiantes que participan del EDI de
la Guagua? ¿Qué tipo de estar juntos promueve el espacio tiempo de La Guagua ligado a las
diferentes formas de crianza que se despliegan a partir del juego como mediador de las
relaciones?
Estos interrogantes nos ayudan a focalizar el objeto de investigación en el proceso de
sistematización de las interacciones que se despliegan entre los sujetos y los objetos en un
ambiente lúdico que se configura semanalmente en el contexto de discontinuidad.
Objetivos específicos:
Relevar y analizar las acciones, tareas, actividades, lenguajes, objetos que se despliegan en
las interacciones mediadas por el juego entre los distintos actores en La Guagua.
La Guagua se fue gestando desde el año 2008 como un espacio comunitario gratuito de
juegos para bebés, niñas y niños pequeños y sus familias, pensado y sostenido desde los
orígenes por sus creadoras María Silvia Rebagliati y Karin Richter y luego por quienes se
fueron sumando al equipo desde el devenir en diferentes tareas. Progresivamente fue y se
encuentra funcionando como proyecto de extensión a la comunidad en el Instituto de
Formación docente de la ciudad de Bariloche, dando lugar a la participación de profesores y
estudiantes de la carrera de Educación inicial, convirtiéndose en muchos casos en el primer
espacio socializador para las y los pequeños de las familias que no concurren a jardines
maternales ni de infantes (2014, revista Infancia).
La “ausencia de espacios públicos, gratuitos, de juegos para bebés y los más chiquitos en
vinculación con los adultos en nuestra ciudad, y la falta de conciencia de la importancia
prioritaria del juego, como derecho desde el nacimiento, para el desarrollo integral del niño”
(Revista infancia, pág. 91) y la hostilidad climática de gran parte del año en la ciudad de
Bariloche, que dificulta las salidas de los hogares y paseos al aire libre, la interacción social y
comunitaria fueron los motores que impulsaron la conformación de este espacio para las y los
más pequeños de nuestra sociedad. Y así se le fue dando identidad y con ella también su
nombre que representa desde la instancia simbólica el sentido comunitario, nombre que da
sentido y pertenencia en el lugar institucional destinado a jóvenes y adultos estudiantes de la
carrera de educación: La Guagua. “Nos nutrimos de unas de las voces de los pueblos
provenientes de América Latina: “Wawa”, del quechua quiere decir: niño de teta. La
“Guagua” es también como llaman al transporte de colectivo en Cuba, país centro americano
con fuerte sentido comunitario, compartiendo así la cosmovisión de los pueblos originarios
de Latinoamérica: “el sentido comunitario de la vida”. Metáfora e imágenes se entrelazan en
el nombre…” (2014 Revista Infancia, pág 91)
Casi desde sus inicios La Guagua se estableció como un espacio de formación para
estudiantes del IFDC. Se acredita como EDI y las tareas que realizan les permiten estar en
interacción con las familias y los/as niños/as pequeños/as, siendo evaluada esta posibilidad de
manera muy positiva por los estudiantes que han participado.
También durante el año 2015, mediante el impulso colectivo entre el programa de Primeros
Años, la Comisión de Primera infancia del Consejo Local por los Derechos de niños, niño y
adolescente y el Instituto de Formación Docente Continua, se sigue dando lugar a lo nuevo.
Aquello que nació y se construyó como nido lúdico en el espacio de formación, se replica en
otro lugar de la ciudad y una nueva Guagua nace en el barrio 2 de abril en el espacio del
C.I.C, anidando cada vez juego, encuentro y crianza, sostenida en los mismos pilares que la
“Guagua madre” a la cuál tomamos como punto inicial para la selección de nuestro objeto de
investigación.
Hoy La Guagua continúa siendo un espacio de juego e intercambio, manteniendo la
configuración de su identidad, haciendo caminos, tejiendo redes sociales en pos de la
felicidad de los más pequeños sin importar clases sociales, religiones, etnias, y con
proyecciones a más nacimientos de Guaguas en todo el país. Se continúa armando y
desarmando por estudiantes y responsables ese ambiente, ese espacio mágico, que invita a
descalzarse para andar por un piso blando para dos horas de encuentro cada viernes de cada
semana.
Para pensar este diseño de investigación, recuperamos algunos estudios de experiencias que
se encuentran en concordancia con La Guagua. En este sentido recuperamos los aportes
publicadas en “Juego y educación infantil” (2011) en los que Patricia Sarlé propone dar a
conocer las distintas experiencias educativas en clave lúdica. El escrito ronda entre los
conceptos de juego y enseñanza y nos propone pensar en la tensión que existe entre el jugar
por jugar o el jugar para aprender. Una de las experiencias que se muestran en esta
publicación y que comparten objetivos y sueños con nuestro proyecto “La Guagua” es:
“Tiempo de juegos y juguetes” (2011: 34). Esta propuesta, creada por docentes de Junín de
los Andes que se propone abrir espacios institucionales que garanticen un tiempo para el
juego, entendiendo al juego como derecho, así como también una “actividad fundante para la
constitución subjetiva del niño”. También, en la formación docente, el proyecto“Jugar con
Ángeles” , generado desde el IFDC de San Pedro, comparte con La Guagua, el objetivo de
propiciar “espacios de encuentro entre las estudiantes del profesorado y los niños que asisten
como una forma de facilitar, desde el juego, la tarea docente y las oportunidades de juego en
ámbitos sociales complejos”.(2011: 82) . “La Guagua” (2011: 90), también desarrolla en esta
publicación la experiencia de juego comunitario, compartido y vincular. Este artículo propicia
la creación de otras Guaguas para abrir “posibles caminos hacia un mundo para compartir,
jugar y recrear”, otros mundos posibles de transformar, a través del juego con otros. En este
mismo camino de la transformación social, el capítulo 2 de esta misma publicación, muestra
lo que sucede “Cuando la decisión política se hace proyecto” (2011:54). Alli se describe
cómo se pusieron en acción políticas públicas de inclusión que actuaron en relación al
derecho al juego. Estás acciones fueron las de ofrecer ludotecas para “Propiciar la presencia
de juguetes organizados desde una propuesta didáctica pensada para los niños con el objetivo
de enriquecer tanto su juego como el aprendizaje de contenidos escolares vuelve a poner
sobre tablas la preocupación de esta pedagoga”.
Por otro lado, hemos relevado investigaciones y experiencias realizadas dentro de nuestra
Institución, nos referimos al Proyecto de Investigación sobre Jardín Maternal: “El jardín
maternal. Distintas dimensiones del proceso de interacción” (Marotta. E; Rebagliatti. S;
Richter. K y Sena. C 2004) y a los aportes de la experiencia del Postítulo de Educación
Maternal elaborada por un equipo de profesoras y profesores del IFDC Bariloche, cuyo
proceso de gestación se inició en el año 2005 culminando su dictado en el año 2008. Esta
experiencia de capacitación se realizó en nuestra localidad y en Viedma. La sistematización
de dicha propuesta se expresa en los aportes del libro “¿Jardín maternal o Educación
Maternal? Ecos de una experiencia de formación docente (Marotta, Rebagliati, Sena 2009).
En este texto, varios educadores presentan sus puntos de vista en torno a la educación
maternal; al jardín maternal y al lugar de la crianza compartida. Al mismo tiempo que los y
las autoras/es proponen pensar y repensar la didáctica de la enseñanza en la educación
maternal.
Además nos parece pertinente tomar los aportes de la investigación “Las interacciones entre
los saberes prácticos en la enseñanza y los procesos de aprendizaje en los bebés y niños y
niñas pequeños en la Educación Maternal” (Arenas, A; Torp, J; Palleres, A; Criado,M;
Rodríguez I, Laciar M; Carmona, M; Galosi, C; Vazquez, L, Reale, N; Rodríguez.N;
Solanes, G; Gurí A; Marotta E; Directora: Carolina Sena. 2015) . Dicho trabajo, llevado
adelante por docentes de sala, estudiantes y docentes de la formación superior tuvo el sentido
de “descifrar ese lenguaje que se expresa en las prácticas”. En sus conclusiones hacen
referencia al sentido de los objetos y en el diseño anticipado del ambiente: “el objeto marca
un algo siempre que esté mediado por la intervención del adulto significativo”; “esas formas
de enseñar son creaciones intencionales de la maestra para generar algo”. Desde este mismo
escrito, recuperamos las ideas de Calmels (2010) cuando señala que la carga de sentido de un
juguete o un objeto se la da el niño. Según el autor, habría una carga semántica que le
atribuyen los niños y niñas a ciertos objetos. Y agrega: “La relación del juguete con el
jugador y la escena lúdica forman un lazo que identifica al objeto como juguete. Un objeto se
hace juguete en una circunstancia lúdica, condición que no puede atribuírsele de antemano”
(Calmels, 2010)
Es en esta clave en que están planteadas las experiencias de investigación en los institutos de
formación docente que entendemos a la investigación educativa como una forma de
apropiarse de nuevos conocimientos, entrecruzando en un trabajo colectivo la práctica y la
construcción colectiva de conocimientos.
En este primer proceso, también tomamos como referencia, la investigación que Claudia
Soto y Rosa Violante realizada entre 1998 y 2001 en jardines maternales. Las preguntas de
nuestras colegas resultan oportunas en este proceso, a saber: “¿Qué se enseña en el jardín
maternal?, ¿se enseñan contenidos?, ¿se enseña a jugar?, ¿a confiar en los otros? ¿cuáles son
las estrategias más adecuadas?, ¿cómo intervenir en la situación de juego y para qué?,¿cómo
abordar el período de iniciación en el trabajo conjunto con las familias?”. Este material está
documentado en su libro “En el jardín maternal” (2006). Su producción escrita constituye
otra referencia no sólo en cuanto a los contenidos que nos permiten pensar la educación para
la Primera Infancia en sentido amplio, sino desde la propuesta metodológica de indagar los
procesos de enseñanza y aprendizaje en contextos institucionales con bebés, niños y niñas
pequeños.
Encontramos también algunas ideas relevantes en la investigación realizada por Ema Brandt,
Claudia Soto, Laura Vasta y Rosa Violante (2011), titulada, “Por la senda de la experiencia
estética con niños pequeños”. Las autoras reivindican a los lenguajes artísticos como
experiencia en sí, como celebración y como encuentro con lo bello, lo estético y lo sensitivo.
En sus conclusiones nos proponen cuatro formas de generar encuentros de enseñanzas en la
primera infancia: la primera creando “un ambiente estético y construyendo escenarios para
mirar, contemplar, explorar, crear y disfrutar. La segunda, realizando “acciones conjuntas”:
explorar, apreciar y contemplar con un adulto como otro, mostrando y nombrando
sensiblemente el mundo. La tercera, “compartiendo emociones” en el transcurrir de las
experiencias estéticas Y finalmente, como última forma, estableciendo un “triálogo estético” ,
Adulto , objeto, niño conformando un triángulo de interrelación lúdico, festivo, con un
tiempo de experiencia estética y de contemplación, emotivo, creativo, constructor de la
frontera indómita como espacio de libertad.
Referencias metodológicas
Dado el objeto de investigación y la implicancia del equipo que emprende esta tarea
colectiva, consideramos oportuno seleccionar algunas técnicas de recolección de información
que provienen del enfoque etnográfico. Nos referimos a la posibilidad de articular la
observación no participante y la observación participante a partir de la elaboración de
registros textuales y notas de campo. En este mismo marco, los registros fílmicos y
fotográficos son otras técnicas que permiten obtener información a fin de construir datos
ligados al objeto. Consideramos que el proceso de investigación propicia y requiere una serie
de actividades particulares que potencian la tarea, nos referimos a los procesos de escritura y
lectura de las producciones. En este sentido nos proponemos que la escritura no solo esté
abocada a los informes preliminares y/ fichas de texto; planteamos una modalidad que
recupere las vivencias y reflexiones que surgen de las experiencias de los sujetos implicados.
En ese camino, el enfoque de la narrativa en la investigación propicia la escritura de textos
con formatos que acerquen la experiencia sin banalizarla ni anecdotizarla. De esta forma,
experiencia y construcción de saberes se enlazan para interrogar los avances e interpelar la
oportunidad de abordar las técnicas más convenientes en las diferentes fases del proceso de
investigación.
Referencias teóricas
Al pensar en las interacciones y las relaciones que se configuran en La Guagua, repensamos
la noción de vínculo en tanto advertimos que en la Guagua se configuran unas modalidades
particulares con las familias y también entre los sujetos (familias, profesoras, estudiantes,
porteros, niños y niñas, etc.).
Para explicar las relaciones establecidas entre adultos/as tomamos los aportes de Antelo
(2013) y afirmamos que las mismas tienen la complejidad, la trascendencia y la
responsabilidad de consistir en asegurar la filiación de los nuevos, la inscripción de los que
llegan, en una cadena generacional y habilitarlos a transformarla. Este trabajo con los recién
llegados consiste en la tarea, de criar, que es la tarea de marcar, de inscribirlos en una
comunidad. Esta tarea será realizada entre varios.
En este sentido nos parece oportuno, hacer visibles los lazos muy sutiles que se estructuran
con relaciones que parecieran relajadas.
Al pensar en las relaciones entre adultos/as y niños/as, hablamos del vínculo, en cuanto al
sentido y el alcance que tiene una relación que está mediada por la acción del jugar. Una
relación que, a primera vista, nos parece marcada por algunos elementos: las formas en la
que se transmite la idea de juego en familia; los supuestos acerca de las posibilidades del
bebé, un bebé al que se satisfacen las necesidades vitales y también juega; el jugar como
actividad simbólica vital y necesaria; etc
Con respecto a esto Winnicott menciona que “Jugar es hacer” es un hacer que involucra al
niño y al adulto en un vínculo corporal, “estar juntos”. Un encuentro como acción de
encontrar (algo) y como acción de encontrarse. (uno). “Primero, por supuesto, es la madre
quien juega con el bebé, pero cuida de encajar en sus actividades de juego. Tarde o temprano
introduce su propio modo de jugar, y descubre que los bebés varían según su capacidad para
aceptar o rechazar la introducción de ideas que les pertenecen. Así queda allanado el camino
para un jugar juntos en una relación.” (Winnicott, D :1982)
Winnicot explica a través de la noción de espacio potencial entre el bebé y la madre, que
para entender la idea de juego resulta útil pensar en la preocupación que caracteriza el jugar
de un niño pequeño. El niño que juega habita en una región que no es posible abandonar con
facilidad y en la que no se admiten intrusiones. Esa zona de juego no es una realidad psíquica
interna. Se encuentra fuera del individuo, pero no es el mundo exterior (Winnicott, D :1982)
Entendemos este espacio transicional de juego, como un diálogo cultural entre sujetos y
objetos. Un ámbito ligado al “detalle”, a la filigrana del cuidado.
Eslava Cabanellas (2014) describe con justas y elocuentes palabras, el ambiente lúdico que se
vivencia en los espacios de juegos compartidos: “El juego sopla como un viento transversal
que inunda el territorio y baña a sus habitantes sumergiéndose en nuevas coordenadas desde
las que se produce la transformación simbólica. El lugar es soporte de metáforas que
provienen del juego de los niños, lo imaginario se posa sobre el espacio de la escuela, nos
encontramos ante “el juego del juego” (Duvignaud, 1982) Eslava Cabanellas (2014)
En este proyecto, se hace presente la interpelación par a repensar la maternidad y la
paternidad en tanto “sostén”, cuidado en la crianza compartida y el diseño de un “otro
ambiente”. La instituciones que estimulan y refuerzan el jugar con los niños con sus padres
obtiene éxito no solo por el beneficio que recibe el niño de ese práctica sino por la necesidad
de los padres. (Calmels. D , 2010 )
Este entramado ligado a las emociones y la implicancia de los sujetos convoca la lectura de
los aportes de la Pedagogía de la ternura de las didactas cubanas Lidia Turner Martí, y
Balbina Pita Céspedes, (2002). Sus escritos se refieren a dos trabajos de investigación
educativa en los cuales pone en relevancia la relación de lo cognitivo con lo afectivo. Revive
el pensamiento de José Martí quien piensa que el amor tiene un lugar central en el hecho
educativo. La autora propone enseñar a pensar, en el respeto, en la confianza, en la
sensibilidad, la creatividad y en la expresión.
Por otro lado, mantenemos algunas preguntas acerca de la crianza y los modos en que se
establecen las relaciones entre bebés y adultos, nos permiten recuperar la línea de
investigaciones de Hellen Disanayake (2000; 2003) en cuanto liga la intimidad, los juegos y
los formatos de crianza colectiva propios de comunidades trivales en comparación con las
urbanas. En esta línea, nos interesa estar atentas a la implicancia de la temporalidad, en tanto
continuidades, discontinuidades, rupturas, regularidades, obligatoriedad, apertura, nos
remiten a las reflexiones de la filosofía política del “estar ahí” en comunidad. Al respecto nos
resultan oportunos los aportes de la filosofía de Kush que en palabras de Cullen (1978) se
abre un “nosotros estamos” como la experiencia propia de la sabiduría de los pueblos.
Podemos pensar desde el “nosotros” y no desde el “yo. En este sentido, teniendo presente la
diferenciación que hace Kusch entre ser y estar, se trata de tomar como punto de partida lo
elemental del pueblo, es decir el “nosotros estamos” considerado primero como arraigo en la
tierra o estar-aquí, luego en tanto construcción de la casa o habitar y, por último, como el
vivir en la patria o el estar-siendo- así. Esta experiencia del estar juntos, en comunidad
propone una apuesta política y ética a la vida en común plural. Nos interesa preguntarnos qué
tipo de estar juntos promueve el espacio tiempo de La Guagua ligado a las diferentes formas
de crianza que se despliegan a partir del juego como mediador de las relaciones.
La noción de ambiente en relación a la fuerte potencia de la dimensión simbólica más que
como organización material del ambiente. Consideramos que los escenarios son parte del
ambiente. Como se advertirá, la noción de ambiente abarca todas las relaciones entre sujetos
y con los objetos mediados por dicha potencia simbólica“. En el ambiente la organización del
espacio no es inocente. El espacio dice y ordena las acciones que allí se realizan. Un
ambiente estético habilita y es “portador de mensajes, apela a la acción diciendo:
atraviésame, escóndete, alcánzame y explórame, ocúltate, asómate o contémplame y
descansa…” “un territorio activo que favorece la maduración emocional y dialéctica que
acompaña la conquista de la emancipación” Eslava Cabanellas ( 2014)
El campo de indagación que nos ocupa: Las interacciones en la Guagua; implica la
consideración de un ambiente que se arma y se des-arma, al que se entra sin zapatos, con un
piso mullido que sostiene el juego y el jugar. Un ambiente, que al decir de Frabboni (1986),
supone un primer alfabeto cultural, un ambiente alfabetizador. La propuesta de Zabalza
(2000) en relación a los ambientes enriquecedores, resulta oportuna para preguntarnos en
cuanto a la relación con el diseño de escenarios lúdicos, selección de objetos, juguetes y
juegos que se despliegan en ese ambiente particular.
Los momentos que parecen organizar las tardes de La Guagua, son otra referencia a tener en
cuenta. Advertimos momentos “ejes”, momentos “rituales” que otorgan el sentido hogareño
de lo que nos espera. La mínima y justa estructura que permite dejarnos llevar en el juego.
Estos momentos son: el armado del nuevo escenario para recibir a los “invitados”, la
merienda y la ronda para cantar juntos. Podríamos pensar que el espacio de La Guagua es
comparable a un espacio de arte, por ser un lugar para la expresión y la creación. Al respecto
resulta oportuno articular la noción de sistemas rituales o rutinas (Martinez- Sena 2010) con
la línea de la experiencia estética que propone Gabriela Goldstein (2012). Cuando expresa
que “el arte y sus efectos promueven intensas impresiones estéticas, profundas impresiones
con intenciones conceptuales y cuando se encuentran con lo bello, dan lugar a una
experiencia estética que se manifiesta como acontecimiento”. Estas experiencias estéticas
dejan improntas como huellas encendidas, llamitas latentes que se reavivarán en cualquier
otro encuentro con el decir y el hacer, o sea en cualquier hecho comunicativo.
La experiencia de conformar La Guagua implica a la totalidad del ser de quienes la vivimos,
en este sentido, los aportes de la narrativa en la investigación nos alientan a recuperar algunas
nociones ligadas al relato de experiencias en tanto sistematización reflexiva de los actores.
Una experiencia, que a través de sucesivas mediaciones se configura en saber. Consideramos
que la noción de experiencia, se articula con el relato, como forma de objetivar la vivencia
para pensarla. El Relato y la experiencia se articulan para configurar un saber situado, un
saber, que según Zambrano, es “una forma actuante de conocimiento” un saber actuante. A
nuestro entender, el relato también puede constituir una técnica de recolección de
información oportuna para analizar la implicancia de los sujetos que conformamos el equipo
de investigación.
Prevemos realizar una serie de actividades que buscan coherencia entre las referencias
metodológicas y el objeto de indagación. En este sentido priorizamos técnicas de recolección
de información que provienen del enfoque etnográfico dado que consideramos que los sujetos
implicados en este proceso de indagación, podemos generar condiciones para relevar
información y construir datos. Para esta etapa inicial consideramos:
01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12
Act
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b x x x
c x x x
e . x
Bibliografia
-ANTELO, E (2013). ¿Qué se puede hacer con un niño? Preguntas a maestros y educadores.
Clase XII. Diploma Superior Infancia, educación y pedagogía. FLACSO. Argentina.
-CALMELS,D. (2010). Juegos de crianza; el juego corporal en los primeros años de vida.
Biblos. Buenos Aires.
-DISSANAYAKE, E. (2000). Arts and Intimity: How the art began. Seattle: university of
Washington Press.
--------------------------- (2003). The poetics of babytalk. New York: Human Nature, Vol.14,
No 4, pp.337-364.