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Entrevista con Amartya Sen, Premio Nobel de Economía:

"Desarrollo con democracia"


“Para que el desarrollo humano sea sostenible debe existir un sistema democrático”. Premio
Nobel de Economía reivindica el “debate público” como una fuerza de cambio social

Foto: Amartya Sen durante un seminario internacional sobre desarrollo humano


sostenible, auspiciado por el PNUD. Carlos Herrera/Confidencial.

Amartya Sen nació hace ochenta años en Bengala en un


campus universitario asociado al gran poeta y escritor
Rabindranath Tagore, donde su padre enseñaba química y su
abuela había sido profesora de sánscrito. De ancestros
intelectuales, ha vivido prácticamente toda su vida en un
ambiente académico, saltando de una a otra universidad,
entre la India, Gran Bretaña y Estados Unidos, hasta recalar
en Harvard donde actualmente enseña. Pero su inmersión a
profundidad en el mundo riguroso de la academia, nunca
significó el aislamiento en una torre de marfil. De hecho,
algunos de sus conceptos seminales como la prevención de
la hambruna, que más tarde desarrollaría en investigaciones
memorables, nacieron del contacto con la realidad de la
miseria en su país.
Este economista, matemático y filósofo indio, considerado
uno de los más influyentes pensadores contemporáneos en
temas de desarrollo, sostiene que el “debate público” es una
fuerza de cambio social y propone que los intereses de la
gente sean colocados en primer plano, a la hora de balancear
la relación entre sector público y privado. Hay que
asegurarse, sugiere, “que el dominio de una visión estrecha
en busca de ventajas económicas y réditos no sacrifique los
intereses del público en general”.
En colaboración con su amigo y antiguo compañero de
estudios en Cambridge, el economista pakistaní Mahbub ul
Haq, entonces director del Programa mundial de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), Sen es uno de los
“apóstoles” del desarrollo humano sostenible y sus
investigaciones sirvieron de sustento para conceptualizar el
índice de desarrollo humano en la década de los noventa.
“Para que el desarrollo humano sea sostenible debe existir un
sistema democrático”, afirma con convicción, el autor de una
veintena de libros, entre ellos “Sobre la desigualdad
económica”, “Pobreza y hambruna”, “Etica y Economía”, y
“Desarrollo y Libertad”.
En 1998,  Amartya Sen recibió el premio Nobel de
Economía por sus aportes a la teoría de la “elección social”,
y se le considera el inventor del concepto de “capacidad” que
evalúa las posibilidades de ejercer la libertad que tienen los
individuos.
La semana pasada, el profesor Sen visitó Managua para
clausurar un seminario internacional sobre desarrollo
humano sostenible, auspiciado por el PNUD, la Universidad
Centroamericana (UCA) y el Consejo Nacional de
Universidades (CNU). En medio de su apretada agenda,
Amartya Sen accedió brindarme una entrevista para el
programa televisivo Esta Semana.
Conversamos en inglés un poco menos de treinta minutos.
Cálido, amable y paciente, Sen responde a mis preguntas
como si estuviera dando una lectura en el aula de clases.
Para ilustrar sus tesis utiliza con frecuencia ejemplos de la
experiencia de China y la India, su país, tema de su libro más
reciente “An Uncertain Glory”, sobre las contradicciones del
modelo indio de desarrollo económico. Unicamente sube el
tono de la voz, y está a punto de perder la paciencia, cuando
le pido su opinión sobre algunas descripciones que han
hecho de él como la “madre Teresa de la economía” o “la
conciencia de la profesión”.
-“Son comparaciones idiotas”, dice. “Yo no aporto
conciencia, aporto razonamiento económico”.
Este es un fragmento de la conversación.   
Profesor Sen, usted  vino a Managua a participar en una
conferencia sobre Desarrollo Humano. ¿En qué se
diferencia este concepto de lo que conocemos como
crecimiento económico?
Tradicionalmente, el crecimiento económico se ha visto en
términos de la expansión del ingreso nacional, el producto
bruto total del país, o alguna otra medida del ingreso. El
desarrollo humano difiere de eso en dos maneras. No se
preocupa tanto por los productos y bienes que se poseen,
sino por el tipo de vida que tiene la gente. Cuánto tiempo
vive, qué tan bien viven, si son pobres, analfabetos, ese tipo
de cosas. Toma en cuenta los ingresos, pero como uno de
muchos factores. Y se preocupa no sólo por los valores
agregados de una nación, sino en cómo esos agregados se
reflejan en la vida de los individuos. No se puede capturar
todo eso en una cifra, pero el desarrollo humano es un
esfuerzo (de medición) en esa dirección.
¿Qué clase de relación existe entre desarrollo humano  y
el tipo de gobierno o instituciones políticas? Por ejemplo,
¿se requiere tener instituciones  democráticas o se puede
lograr el desarrollo bajo un régimen autoritario?
Esa es una pregunta muy interesante. Creo que realmente
depende de cuán amplia sea tu definición de desarrollo
humano. Porque si en desarrollo humano incluyes la
habilidad del ser humano para vivir la vida que quiera llevar,
sin las restricciones de la pobreza, o factores circunstanciales
como una epidemia, hambruna, o un gobierno autoritario,
entonces, tener una sociedad democrática es un requisito del
desarrollo humano.
Pero no es el único requisito. Hay otras cosas, no diría más
importantes, pero si diferentes: como expectativa de vida,
cuan libre de enfermedades estás, si has logrado superar la
desnutrición, cuán educado eres, qué oportunidades has
tenido. Estas cosas a veces pueden florecer bastante bien en
sociedades no democráticas. Es el caso de China, a la cual le
ha ido muy bien. Por otro lado, ante la ausencia de un
sistema democrático y multipartidario, puede decirse que hay
algo que falta en el desarrollo humano.
El índice de Desarrollo Humano  que se utiliza mucho desde
los noventa, tiende a concentrarse más en temas económicos,
inmediatamente tangibles, medibles. Por eso se enfoca en
expectativas de vida, analfabetismo y educación. Y
realmente, son cosas que la democracia no ha garantizado.
No porque no sean importantes, sino porque es difícil
ponerlas en un índice. Uno tiene que tener en cuenta que
estas cosas pueden tenerse aún en la ausencia de democracia
pero, finalmente, para que sean sostenibles, tiene que existir
un sistema democrático. Sin democracia, un país puede
convertirse en Corea del Sur, que tiene muy buen índice de
Desarrollo Humano. O convertirse en Corea del Norte, con
pésimo índice de Desarrollo Humano. Creo que la
democracia es muy importante por sí misma. Y también por
qué garantiza la habilidad del ser humano para escoger en
qué tipo de sociedad quiere vivir.
Usted ha investigado de manera exhaustiva sobre la
importancia de la libertad de prensa, la transparencia y
el debate público para prevenir hambrunas, ¿cómo
funciona esa relación?
La hambruna es muy fácil de prevenirse. Es absolutamente
asombroso que ocurra, porque no es como el hambre común,
que ocurre mucho en el mundo. Con el hambre la gente no
tiene suficiente comida, o no tiene el tipo de comida
apropiada. Pero la hambruna es un estado extremo de
hambre, y está conectada con la movilización de personas de
un lugar a otro en busca de comida, tratando de comer
cualquier cosa, incluyendo basura.En esas situaciones, la
gente muere de forma masiva. La India, de donde yo vengo,
padeció muchas hambrunas. El imperio británico inició su
dominio en 1770, con una gigantesca hambruna. Y terminó
con otra gigantesca hambruna en 1947. Las hambrunas eran
muy comunes, pero cesaron con la independencia. Fue fácil
hacerlo, porque en una democracia independiente y multi-
partidaria, ningún gobierno se podría salir con la suya,
permitiendo una hambruna. 
La hambruna es fácil de prevenirse. Simplemente, se
acabaron. Por otro lado, hay otro tipo de problemas, muy
serios pero no tan dramáticos y catastróficos como la
hambruna, como es la desnutrición regular. En la India hay
mucho de esto. Recientemente escribí un libro con Jean
Dréze (“An Uncertain Glory: India and its Contradictions”)
discutiendo por qué la privación está tan extendida en la
India, incluyendo altas cifras de desnutrición, un sistema de
salud muy malo, y analfabetismo permanente. Entonces, la
pregunta es ¿por qué funciona para aliviar la hambruna pero
no los otros problemas? La hambruna es fácil de demarcar.
La gente entiende inmediatamente la responsabilidad del
gobierno. Pero cuando tienes a algunas personas más o
menos hambrientas y por lo tanto, más susceptibles a
enfermedades;  con algo de educación, pero no la adecuada
porque no hay suficientes escuelas; esa es una situación
dramáticamente más difícil de enfatizar. Los indios son muy
críticos de los partidos políticos y los medios. En mi libro
hablo mucho sobre eso. Tenemos que trabajar mucho más
para eliminar la desnutrición, el analfabetismo y la mala
salud. Todo eso es prevenible, de la misma manera en que
hemos lidiado con la hambruna.
Con frecuencia usted aboga por la necesidad de
inversiones públicas masivas en políticas sociales como
salud y educación ¿es posible lograr esto sin caer en el
clientelismo político?
Sí, depende de cómo se haga. Creo que no hay nada tan
importante como la rendición de cuentas, a la hora de
producir estas cosas. Es un error creer que lo único que
tienes que hacer es fundar una empresa estatal y funcionará.
Nunca funcionará de esa manera. Tienes que tener un
sistema de rendición de cuentas. En muchos países han
fracasado. El debate entre Estado versus sector privado, se
convierte en una especie de competencia entre sistemas con
rendición de cuentas y sin rendición de cuentas. Si tienes
rendición de cuentas, el sistema trabaja más, mejor, y es
mucho más eficiente. Tienes que poder explicar por qué algo
falla, cuál es el alcance de la corrupción, cuál es el precio del
clientelismo, en qué maneras diferentes se manifiesta, y qué
podemos hacer al respecto. Ciertamente que puede hacerse,
pero no se hace automáticamente.
He leído una afirmación suya en que de forma categórica
dice que el debate público es la fuente más importante de
cambio social ¿por qué?
El debate público hace que la gente entienda problemas
difíciles o grandes problemas. Cuando no basta simplemente
pensar, escuchar a otros discutir nos permite aprender unos
de otros. También nos permite decidir qué hacer, cuáles son
nuestras prioridades, debemos recordar que el debate público
enriquece mucho.
Solo por dar un ejemplo, hace diez años se decía que India
sería el foco más grande de la epidemia del SIDA. Y todas
las predicciones de la ONU ponían el mayor número de
pacientes de SIDA en la India que en cualquier otro lugar. A
diferencia de la desnutrición normal, que vergonzosamente
continúa, esto se convirtió en una alerta dramática, parecida
a la que surgió sobre la hambruna. Se tomaron muchas
acciones y cuando las acciones son demandadas por el
público, en un gobierno democrático donde hay presión de la
oposición, presión de los medios, entonces algo ocurre.
Ahora nadie cree que la India se convertirá en el centro de la
epidemia del SIDA. El problema no se ha resuelto, pero las
cifras han resultado minúsculas en comparación a las
predicciones. Entonces, hay muchas maneras en las que la
discusión pública es efectiva a la hora de traducir un
problema en reconocimiento y remedio. En segundo lugar,
nos permite discutir qué es lo que debemos enfatizar.
Veamos ahora la otra cara de la moneda. ¿Cuáles serían
las consecuencias en una sociedad en donde hay una
tendencia a controlar la prensa, ya sea por el gobierno o
por grupos privados, para imponer un monólogo oficial?
Creo que es muy importante no suprimir información.
Permitir libertad a los medios es importante para que la gente
sepa qué está pasando. Es importante para que el gobierno
entienda lo que está pasando, y lo que la gente demanda. Es
muy importante que la gente hable entre sí para decidir
cuáles son sus prioridades. ¿Es una prioridad tener un
criterio mecánico de crecimiento del PIB? ¿O es una
prioridad la calidad de vida humana, y cómo reducir la
pobreza, en todas sus dimensiones diferentes? ¿Cómo
pensamos sobre ello? Entonces, todas estas preguntas
dependen mucho de discusiones públicas abiertas.
Usted ha escrito sobre la necesidad de una alianza entre
el estado y el mercado, entre lo público y lo privado,
¿bajo qué reglas?
No creo que el sector público y privado formarán una alianza
por sí mismos. Creo que la gente debe determinar cómo
encajan en un patrón general. Digamos que estoy enfermo.
Recibo medicina de un doctor, y decido que tipo de nutrición
tener en base al conocimiento tradicional o el consejo de un
nutricionista. No estamos ante una alianza entre
nutricionistas y doctores. Estamos en una alianza entre mi
persona, con doctores y nutricionistas.Entonces, igualmente
para el pueblo, el sector público tiene un papel y el sector
privado tiene otro papel. 
El sector privado, según la experiencia mundial, incluyendo
la de China, con mucha frecuencia puede hacer mucho bien
en términos de industria y particularmente de agricultura.
Por otro lado, el sector privado en servicios de salud puede
ser bastante desastroso, particularmente cuando hace que la
salud sea demasiado cara para la gente. Con la educación
pasa algo parecido. A veces, también incluso con la
industria. Por eso es muy importante asegurarse que el
dominio de una visión estrecha en busca de ventajas
económicas y réditos no sacrifique los intereses del público
en general. Al hacer esto, tenemos que balancear de manera
inteligente a los sectores público y privado.
A través de la discusión pública debe decidirse el rol del
estado, el rol del mercado, del sector público y privado, qué
balance debe haber. En el centro de esto debe estar el interés
de los seres humanos, la razón, y la sociedad.Creo que no
debemos pensar en que lo público y lo privado se enfrentan
como dos titanes. No queremos eso, lo que queremos es que
la gente esté a cargo y en control. 
Cuando usted lee noticias en los medios sobre un boom
económico o progreso económico, ¿a qué le pone
atención?
Veo dos cosas: quién se está beneficiando, y quién se está
quedando a la zaga. También veo cual es el fundamento del
boom. Permítame regresar al ejemplo de India para
ilustrarlo. India fue la segunda gran economía de crecimiento
más rápido, creció a un 8-8.5% anual, pero una de las
características era el impacto en los servicios públicos,
aunque generaban ingresos, su impacto en educación y salud
fue mucho menor de lo que podría haber ocurrido. Además
que con frecuencia los pobres no estaban recibiendo una
tajada del boom. En segundo lugar, debido a que el boom se
basaba en fuerza de trabajo altamente calificada, en
tecnología informática, en farmacéutica, en repuestos
automotrices especializados, los que se beneficiaban eran los
que habían ido a la escuela y  tenían una buena educación
técnica, aun cuando la mitad del país no una tiene buena
educación del todo. Entonces, creo que la base del boom es
muy importante. No es tanto que el boom no fue por sí
mismo adecuado, pero un boom económico que no abarca al
pueblo, que no crece en la gente, es muy frágil. 
Usted se describe como un feminista, ¿es optimista sobre
el progreso de los derechos de la mujer?
Si, lo soy. Pero soy feminista siendo hombre, debo
reconocer. Creo que por dos razones. Una es que los
intereses de las mujeres han sido descuidados injustamente,
por partida grande. Eso es aplicable a muchos países,
incluyendo a la India. Pero también en el contexto de la
literatura feminista se discutieron muchas inequidades que
fueron fáciles de entender por la gente, mucho más que otras
como las de clase. Por ejemplo, hombres y mujeres tienden a
vivir juntos en familia, por lo tanto es más fácil comunicarse
sobre las privaciones femeninas. Capitalistas y trabajadores
no tienden a pertenecer a la misma familia. Como resultado,
mucha comprensión de los problemas de la desigualdad del
capitalismo vino a través de la literatura feminista, porque
era más fácil comunicarse así, como a través de la familia.
Entonces, sí soy feminista. ¿Soy optimista? Sí. ¿Quisiera que
avanzáramos más rápido? Sí, pero avanzamos, estamos
avanzando.
Algunas personas lo han descrito a usted como “la
conciencia de la profesión” o como la “Madre Teresa de
la economía” ¿Es esa es una descripción justa o
incorrecta?
Esas son las declaraciones más idiotas que se me podrían
ocurrir. Primero que nada, tengo mucha admiración por
Madre Teresa. Ella se sacrificó siempre y tenía otra manera
de acercarse a la vida. No creía que debía vivir
ostentosamente. Yo no vivo ostentosamente, pero no me
desagrada el confort, al nivel de sacrificio que Madre Teresa
ejercía. Esa declaración disminuye a Madre Teresa. Es una
tontería. Por otro lado, si yo me desvelo en la noche es
tratando de encontrar el sentido en un montón de cifras que
no parecen tenerlo. Madre Teresa no hacía eso. Entonces,
¿por qué comparar a dos personas que no tienen nada que
ver una con la otra?
Y decir que yo soy “la conciencia de la economía”, en
realidad eso lo dijo un gran economista como un cumplido,
pero eso disminuye a la materia. Porque justo desde el
principio, cuando pensamos en economistas clásicos como
Adam Smith, Karl Marx, John Stewart Mills, ellos estaban
muy preocupados sobre cómo marchaba la sociedad.
Entonces, en el proceso de tratar de alabarme, y no lo veo
como un halago sino como una declaración extraña, denigran
la materia, y creo que eso es injusto con nuestra disciplina. Y
no es solo que se equivocan con la historia, también se
equivocan al medir el potencial de la economía para servir
como aliada del progreso humano.
Entonces, ¿cómo describe usted su propia contribución
como economista?
Como el trabajo que hago con otros economistas para tratar
de encontrar un poco más de sentido en el mundo, usando el
razonamiento económico. Cada uno de nosotros aporta algo
de comprensión, asociación, experiencia, e interactuamos.
Soy muy feliz al interactuar con otros economistas. No voy
por ahí avasallando a otros economistas. Me pidieron que
fuera presidente de la Asociación de Economistas
Norteamericanos y accedí. Pese a ser indio presido una
organización internacional. Fui electo presidente de la
Sociedad Internacional de Econometristas. ¿Consideré esto
como un halago? No, porque la econometría tiene que ver
con las matemáticas en la economía y yo he estado muy
interesado en eso.
Yo no creo que el mundo en el que vivimos sea muy bueno
todo el tiempo, ni para usted ni para el resto. Pero, ¿quiero
influenciar a otros economistas para que piensen igual que
yo en áreas en las que me siento muy competente? Sí, así es.
Discuto sobre ello, sobre lo que pasa en la India. He escrito
extensamente sobre por qué el Euro se ha descarrilado,
porqué la Unión Europea es una grandiosa idea pero porque
la unión monetaria del euro fue un error. Soy un ciudadano
indio viviendo y enseñado en Estados Unidos. Pero no
aporto conciencia, aporto razonamiento. Yo no creo tener
más conciencia que otras personas.

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