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Edipo es el mítico rey de Tebas, hijo de Layo y Yocasta, que mató, sin saberlo, a su
propio padre y desposó a su madre.
Al nacer Edipo, el Oráculo auguró a su padre lo que sucedería; y Layo, queriendo evitar el
destino lo mandó matar recién nacido.
Cuando Edipo llegó a la adolescencia comenzó a sospechar que no era hijo de sus
pretendidos padres. Para salir de dudas consultó al Oráculo que le auguró que mataría a
su padre y desposaría a su madre.
Edipo, creyendo que sus padres eran los que lo habían criado, decidió alejarse para huir a
su destino.
Después de pasar una prueba muy difícil, Edipo es nombrado rey y se casa con la viuda
de Layo, Yocasta, su verdadera madre.
Al enterarse Yocasta que se ha casado con su propio hijo se suicida y Edipo se quita los
ojos con los broches de su vestido, abandona el trono y huye.
Sigmund Freud se inspira en esta tragedia griega para explicar la tendencia amorosa de
los varones hacia la madre y los celos, en conflicto con el afecto, hacia el padre y la
misma tendencia en las mujeres con sus progenitores, en forma opuesta, aunque
reconoce que en las niñas el Edipo no es simétrico al del niño, debido a la estructura de la
relación de ambos bebés con la madre antes de los tres años.
Todo ser humano tiene por lo tanto impuesta la tarea de dominar el Complejo de Edipo.
En el varón, querer ser como el padre para agradarle a la madre permite la identificación
con el progenitor del mismo sexo. Lo mismo desea la mujer con la madre.
Las identificaciones con el progenitor del mismo sexo son muy importantes porque
condicionan la futura tendencia sexual del niño o de la niña.
EL COMPLEJO DE ELECTRA
Amor de la niña hacia su padre acompañado de hostilidad y celos hacia la madre. Versión
femenina del complejo de Edipo. Esta expresión la utilizó Jung; Freud, sin embargo,
prefirió hablar del “complejo de Edipo femenino”. El complejo de Electra tiene su origen,
según Freud, en la inevitable experiencia que toda niña sufre de la llamada “envidia del
pene”, y es preciso que se supere para que, en la etapa genital y ya adulta, la mujer
pueda dirigir adecuadamente su libido hacia los varones.
Al final de los siete años, Orestes y su amigo Pílades visitaron en secreto la tumba de
Agamenón. Allí se encontrarían con Electra quien había venido a hacer ofrendas y a decir
oraciones por la venganza de su padre. Orestes le reveló su identidad a la hermana,
procediendo de inmediato al palacio, donde diera muerte a Egisto y a Clitemnestra.
Electra, más adelante se casaría con Pílades, el leal amigo de Orestes.
Para la niña, el proceso es un poco más complicado que en el caso de los varones.
También ella dirige sus primeros sentimientos de amor hacia la madre, pero al hacerse
mayor debe transferirlos al padre, una persona del sexo opuesto. En este proceso le
ayuda el hecho de que su creciente trato con otras personas -por ejemplo en el jardín de
infantes- le hace sentirse un ser distinto a la madre: una pequeña mujercita enamorada
que hace todo lo posible para atraer la atención de su objeto de amor.
A todos los papás se les cae la baba al ver a su pequeña hija tan coqueta y femenina. Y
también las madres suelen mostrarse contentas, pensando que la niña se está esforzando
en parecerse a ella. Por lo general, ninguno de los dos padres se da cuenta de que en
realidad está tratando de mostrar al padre que ella, la hija, sería una esposa muchísimo
mejor que la madre. Esta especie de inocencia de los padres es explicable, ya que el
romance de la niña con el padre suele ser menos visible que el del niño con la madre,
primordialmente, porque el objeto de amor del pequeño varón está mucho más al alcance
que el de la niña.
En nuestra sociedad actual, la mayoría de las madres pasan más tiempo en casa que los
padres, de manera que la niña tiene que vivir sus sentimientos románticos hacia el padre
más en la fantasía que en la realidad. La rivalidad con la madre hace que la pequeña se
sienta mal. Mamá es la que la cuida y se ocupa de ella. ¡Qué horrible que a pesar de ello
desee tantas veces que se marche, que se vaya muy lejos, para dejarla a solas con su
amado papá! Se imagina que la madre conoce estos sentimientos ocultos y la va a
castigar por ellos.