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UNIVERSIDAD

VERACRUZANA
SISTEMA DE ENSEÑANZA ABIERTO

Estudiante: Maria Miriam Gonzalez Jimenez.


Matricula: S19005938
EE: Análisis Demográfico
Docente: Veronica Carreón Cruz.
ABANDONO ESCOLAR POR EMBARAZO ADOLESCENTE.

El rezago educativo es el resultado de un proceso en el que pueden intervenir diversos


eventos como la exclusión del sistema educativo, el aprovechamiento escolar inferior al
mínimo aceptado, la extra edad, y la deserción escolar. En México, sólo la mitad de los
niños que inician la primaria concluye estudios de nivel medio superior; de toda la
población en rezago que asiste a la escuela, 80% tiene de 15 a 17 años y se compone
principalmente de estudiantes con extraedad. No obstante, conforme avanzan en edad, el
volumen de asistencia escolar se va reduciendo.

Cuando hay un evento reproductivo en la adolescencia, hay una baja posibilidad de que se
asuman simultáneamente la maternidad y la escuela, pues es común que este último se
posponga o bien se abandone como expectativa de vida. Al comparar la situación escolar de
mujeres que posponen la maternidad con la de madres adolescentes, se observa que las
últimas tienen menor probabilidad de terminar la educación básica; no obstante, el
porcentaje puede variar según el estrato social. Así, en 2019 se registró que, entre las
adolescentes de estratos sociales medio y alto, 10% continuó en la escuela cuando nació su
primer hijo; en estratos de menores recursos esto sólo ocurrió en 1%.
Durante la última década, en México el estudio del vínculo maternidad adolescente y
rezago o abandono escolar ha cobrado mayor interés; no obstante, es un problema complejo
y multicausal que requiere mayor reflexión con información actualizada desde una
perspectiva nacional.
El embarazo adolescente en México es un fenómeno que tiene una alta incidencia y
múltiples consecuencias. Una de ellas es la deserción escolar: es común que las
adolescentes que estudian resulten embarazadas e interrumpan sus estudios y, con
posterioridad al nacimiento solo algunas regresan a la escuela. Por esta razón el embarazo
adolescente se manifiesta con fuerza en la agenda social.
Es bien sabido que la maternidad temprana ocurre con mayor frecuencia en estratos
socioeconómicos bajos, y existe cada vez mayor evidencia de que no es únicamente el
embarazo temprano el que limita las posibilidades de estas adolescentes, sino las
restricciones preexistentes en sus vidas. La construcción social de género, la falta de
educación sexual integral, el poco acceso a métodos anticonceptivos y las pocas
oportunidades económicas contribuyen a la explicación de este fenómeno.
El embarazo temprano se asocia a enfermedades ligadas con la maternidad y la muerte
materna, sobre todo porque el cuerpo de las adolescentes no está completamente
desarrollado para la maternidad. A menor edad de la madre, menor su nivel de
escolarización alcanzado, menor es el periodo de gestación de su hijo o hija, menor su peso
al nacer y peor su estado de nutrición durante sus primeros años de vida.
Los riesgos médicos asociados con el embarazo de las madres adolescentes, como patología
hipertensiva, anemia, bajo peso al nacer, parto prematuro, así como la nutrición
insuficiente, determinan la elevación de la morbimortalidad materna y un aumento
estimado de 2 a 3 veces en la mortalidad infantil al compararse con los grupos de edades
entre 20 y 29 años. El 80% de los niños hospitalizados por desnutrición grave son hijos de
madres adolescentes.
La morbilidad en la gestación de la adolescente se puede clasificar por períodos de la
gestación. En la primera mitad destacan el aborto, la anemia, las infecciones urinarias y la
bacteriuria asintomática. En la segunda mitad del embarazo se encuentran los cuadros
hipertensivos, las hemorragias asociadas con patologías placentarias, la escasa ganancia de
peso con malnutrición materna asociada, anemia, síntomas de parto prematuro, rotura
prematura de membranas, desproporción cefalopélvica por desarrollo incompleto de la
pelvis ósea materna y trabajo de parto prolongado.

Los problemas de salud de los hijos de madres adolescentes se relacionan con bajo peso al
nacer, valoraciones bajas en el test de Apgar, traumatismo en el momento del nacimiento,
problemas neurológicos y riesgo de muerte en el primer año de vida, el cual es dos veces
mayor que en otras edades maternas. El hijo de madre adolescente es, sin duda, un niño que
causa preocupación ya que se trata de un ser cuyo desarrollo se realiza bajo la dependencia
de otro individuo que no ha completado el suyo.
El embarazo en la adolescencia está asociado con diversos problemas biológicos,
psicológicos y sociales tanto para la madre como para su hijo. Existen indicadores de que,
dentro del propio grupo de adolescentes, las menores de 15 años son las que corren mayor
riesgo. Algunos de estos riesgos reflejan la inmadurez física y psicosocial de la adolescente
ya que al reto que representa el embarazo y la maternidad para el desarrollo personal de
cualquier mujer se suma el de la adolescencia.
De acuerdo con las estadísticas de natalidad del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI), en el año 2019 se registraron 2.092 millones de niñas y niños en todo el
territorio nacional. De esa suma, el 16.6% son casos de embarazo adolescente.
De acuerdo con los datos del INEGI, en el año 2019 se registraron 348,046 nacimientos de
niñas y niños, cuyas madres eran menores de 19 años de edad al momento del parto. De esa
suma, la mayor cantidad absoluta se registró también en los estados con mayor número de
nacimientos registrados.
También debemos de considerar la falta de comunicación familiar, ya que toma un papel
importante, y que la educación sexual no solamente es problema de las aulas, sino es deber
y obligación de las familias mexicanas tocar este tema, el 80 % de familias mexicanas aún
presentan este tipo de problemática. Y esto evidentemente ha traído consecuencia como las
defunciones maternas en rango de edad de 10 a 19 años que se presentan en un 9.6 % y
3.6% a nivel nacional y en la Ciudad de México, respectivamente. Es importante señalar
que, durante 2013, del total de mujeres en edad fértil (15 a 49 años) que presentaron un
aborto, 18.7% son adolescentes.

Las estadísticas y la información generada alrededor de este tema demuestran que es


importante mantener una educación sexual en nuestras escuelas y en el interior de la casa
como la principal herramienta para disminuir de forma significativa el embarazo
adolescente.
Bajo este contexto, el Consejo Nacional de Población (CONAPO), realizó una proyección
de nacimientos hasta el 2030, en esta proyección podemos observar una disminución de
4,331 nacimientos después de 20 años, es decir, pasamos de 18,101 nacimientos en 2010 a
13,770 nacimiento en 2030 y aunque claramente se nota una disminución, esta resulta
marginal para la magnitud del problema que significa el embarazo adolescente.
De los países que conforman la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE), México tiene la tasa de natalidad más alta entre mujeres de 15 a 19
años, con 64.2 nacimientos por cada mil. De acuerdo con las cifras públicas oficiales, de
cada diez adolescentes de entre 15 y 19 años, dos han estado embarazadas más de una vez.
Entre las jóvenes que han estado embarazadas, sólo 13% estaban unidas en matrimonio,
mientras que 64% han estado embarazadas bajo unión libre y 23% eran solteras.
Las mayores tasas de fecundidad adolescente se observan casi invariablemente entre
quienes viven en situación de máxima vulnerabilidad. Las niñas y adolescentes más
afectadas son las que se encuentran en condiciones de pobreza, sin escolaridad, en
comunidades indígenas, rurales, en uniones tempranas (forzadas o no), o bien, en zonas
urbanas de alta marginación. El común denominador de estas situaciones suele ser la falta
de perspectivas de mejora en el futuro (Gobierno de la República, 2018). En la siguiente
tabla podemos encontrar el porcentaje de mujeres en edad joven que han tenido por lo
menos un embarazo, esto delimitado a territorio urbano.
La inversión en acciones para asegurar la continuidad educativa y permanencia escolar de
padres y madres adolescentes se alinea totalmente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
en tanto se garantice la educación para un segmento poblacional con altos niveles de
vulnerabilidad social y se planteen estrategias que contribuyen a la prevención del
embarazo y paternidad adolescente, de lo contario las y los jóvenes verán comprometido el
desarrollo de sus habilidades para la vida y el trabajo. La prevención y reducción del
embarazo en las adolescentes garantiza mejores trayectorias educativas, mejora su salud, su
desarrollo personal y el bienestar de sus comunidades y la sociedad. Las adolescentes
tienen el derecho de seguir en la escuela y el Estado debe garantizar que ninguna
adolescente se quede atrás.

Bibliografía
Stern C, Menkes C. Embarazo adolescente y estratificación social. En: Salud
reproductiva y condiciones de vida en México. México, DF: El Colegio de México,
2008.
http://www.coespo.sonora.gob.mx/documentos/gepea/2020EncuentroNacGepea/
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INEGI-STPS. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2014. Cambios de
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H. García, N.P. Avendaño-Becerra, M.T. Islas-Rodríguez Morbilidad neonatal y
materna en mujeres adolescentes y mujeres adultas Estudio comparativo.

Martinez Canizales, Georgina; Violencia estructural en el embarazo adolescente y


sus vínculos con la exclusión laboral y escolar

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