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MARTÍ: NATURALEZA VIVA

Como las recetas de la abuela es el paisaje en estos grabados que hoy distinguen a
enero: vistoso y colorido; de donde se alimentan las laboriosas abejas y las vacas;
los gatos y los perros, los colores y la luz. Todos con el mismo lenguaje de la
comunicación.

En cada mirada hay una fuga donde los humanos se funden con la flora y la fauna
para dar esplendor a la naturaleza que habitamos, como hijos agradecidos. Soles
irrumpiendo en la cosecha del tabaco; el campesino orquestando el panorama de la
campiña para que Martí y su caballo asciendan hasta el cielo. Él con su bigote
espeso y la hondura del conocimiento en los ojos. Único es el verde en estas obras,
como única es la isla que habitan estos duendes de la pintura.

Aquí están el frescor de una casa, el jardín y la escuela, el himno de la patria; la


bandera derramada sobre el Apóstol como una gran cascada que nunca perderá su
brillo. La palma se empina junto al Hombre sincero, extiende sus pencas en un
abrazo, que es el abrazo de los miembros del Proyecto Con amor y esperanza al
más universal de los cubanos, donde encontró reposo la sabiduría de sentirse útil
para todos los tiempos.

Alberto Peraza Ceballos

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