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Las lecciones del rey Amasías

2 Cronicas 25:1-12
Introducción
Hace siglos atrás, la monarquía era la forma de gobierno más conocida, y era la que
predominaba en casi la totalidad del mundo. Los reyes, fueron los protagonistas de
muchísimas acciones a lo largo de la historia, y la Biblia, por contar con un amplio contenido
histórico, nos relata un gran número de acontecimientos que sucedieron alrededor de los
reyes, y cómo estos acontecimientos influyeron en sus reinos. Algunos dejaron un legado
positivo, otros dejaron una huella desastrosa en la nación que gobernaban, y varios de ellos
reinaron alternando buenas y malas decisiones.
Uno de esos reyes, fue el rey Amasías. Amasías, hijo del rey Joás, tenía 25 años cuando
comenzó a reinar en Judá. El siguiente bosquejo bíblico se titula “Las lecciones del rey
Amasías”, porque trata precisamente sobre algunas decisiones que tomó Amasías en una
etapa de su reinado, y cuál es la enseñanza que podemos extraer de esas decisiones,
independientemente de que hayan sido buenas, o malas decisiones.
Rey Amasías
En 2 Crónicas 25:1-12, se nos relata en la biblia, como fue que Amasías llegó al reinado,
cuáles fueron sus primeras decisiones, y las consecuencias que trajeron. Se nos dice que
Amasías hizo lo recto delante de Dios, pero no fue perfecto (2 Crónicas 25:2); también dice
que tomó venganza sobre los asesinos de su padre Joás, pero no contra los hijos de los
asesinos (2 Crónicas 25:3-4); y también se nos relata que Amasías reunió un ejército de
trescientos mil guerreros (2 Crónicas 25:5).
A partir de 2 Crónicas 25:6, es que comenzamos a extraer las lecciones del rey Amasías que
son la clave de este bosquejo bíblico.
1. No te asocies con quien Dios no quiera
En 2 Crónicas 25:6-7, se nos relata que Amasías tomó a cien mil guerreros de Israel, y Dios
envió a una persona para advertirle que no fuese a la guerra con ellos porque Dios no estaba
con Israel.
Muchas veces cometemos el error de asociarnos con personas con las cuales Dios no quiere.
Aunque es cierto que no todas las personas son creyentes en Dios, y muchas veces nos
cueste conseguir a personas cristianas con la cual podamos asociarnos para alcanzar una
meta, Dios quiere que consultemos con Él cada decisión de nuestra vida.
Muchos cristianos, usan la enseñanza del yugo desigual (2 Corintios 6:14) solo para referirse
a la unión entre parejas de personas creyentes en Dios con personas no creyentes, pero esta
enseñanza podría extenderse a todo tipo de sociedades, grupos, y relaciones.
Tendríamos que recordar que aunque nosotros somos una buena influencia sobre las
personas a nuestro alrededor, ellos también son una influencia sobre nosotros. Proverbios
13:20 dice que el que anda con sabio, sabio será; pero los que se juntan con necios serán
quebrantados. Esto nos enseña que, nuestra situación puede depender de las personas con
las cuales nos relacionemos.
Es un error pensar que Dios solamente está al tanto de nuestras actividades espirituales
como dónde congregarnos, qué canciones cantar en la reunión del sábado, qué versículo
publicar en nuestras redes sociales, o cuál es el mensaje que debo predicar el fin de semana.
No es así. Dios quiere guiar cada paso de nuestras vidas, por muy pequeño que parezca.
Proverbios 16:9 nos dice que el ser humano planea su camino, pero es Dios el que endereza
sus pasos. Dios está con nosotros en cada decisión que tomamos, y Él quiere que nosotros
le consultemos porque sencillamente, hemos decidido que Él sea nuestro Señor

2. No depende de tus recursos


En 2 Crónicas 25:8, siguió hablándole el varón de Dios a Amasías, y le dijo que en caso de
que hiciese caso omiso a la advertencia que Dios le daba, y se esforzaba por pelear unido
con Israel, el mismo Dios lo haría caer delante de sus enemigos, porque Él tiene el poder
para ayudar o para derribar.
Es común, cuando somos talentosos, cuando tenemos suficiente experiencia, o cuando
tenemos abundantes recursos, creer que podemos tener éxito en la misión que Dios tiene
para nosotros, aun sin contar con la ayuda de Dios. Este es un gran error, que de alguna
forma, muchos líderes cometemos cuando, debido a los sermones que ya hemos predicado,
o la experiencia que tengamos sirviendo, podamos por un momento creer que podemos
hacer la obra de Dios, sin su total apoyo.
Moisés le dijo a Dios en el desierto que si Su presencia no iba con él, entonces que no los
llevara a ninguna parte (Éxodo 33:15). Esta es la mentalidad que necesitamos desarrollar,
para entender que aunque trabajamos para Dios, sólo Él puede dar el crecimiento (1
Corintios 3:6-7).
Amasías pensaba que podía vencer porque había contratado cien mil valientes, pero
ignoraba que para un Dios con todos los recursos, los números no son importantes, y que Él
puede salvar con muchos o con pocos (1 Samuel 14:6). Entendamos que no depende de los
recursos, depende de Dios.
3. No importa lo que debas perder
Después de recibir la exhortación del varón de Dios, en 2 Crónicas 25:9, Amasías le pregunta
qué van a hacer con todo el dinero que habían pagado por los guerreros, a lo que el varón
de Dios le responde con contundencia: Dios puede darte mucho más.
Es posible que al tomar una decisión errónea, recibamos la exhortación de parte de Dios
para hacer las cosas como a Él le agrada, pero el revertir nuestra decisión errada puede traer
consecuencias trágicas para nuestra vida como: perder un trabajo, un carro, una casa, o el
negocio de nuestras vidas. Sin embargo, debemos creer que Dios puede darnos mucho más
de lo que estamos perdiendo, y con Él es la única forma que tenemos de asegurar el éxito.
4. No te apartes de Dios
En 2 Crónicas 25:14 leemos como Amasías, después de vencer a los hijos de Seir, de forma
bastante bastante extraña y errada, decidió traerse los dioses falsos de los hijos de Seir, y la
biblia dice que los tomó como sus dioses, los adoró, y les quemó incienso.
Resulta algo casi incomprensible que, después de Dios haberle dado la victoria, Amasías
decidiera darle el lugar, el reconocimiento, y la honra que le correspondía al verdadero Dios,
para dársela a otro dios.
Lamentablemente, es algo que ocurre mucho en nuestras iglesias. Las personas llegan
buscando un milagro, ayuda financiera, terapia familiar, oportunidades de estudio. Y
mientras están esperando por ello, se congregan fielmente, sirven con alegría, trabajan por
la obra, pero cuando reciben eso que tanto estaban esperando, en vez de ser más
agradecidos con Dios por el bien recibido, se van alejando de la iglesia, y de Dios de forma
progresiva.
En Éxodo 20:4-5, se explica el mandamiento de Dios con respecto a los ídolos, en el cual se
indicaba que no le estaba permitido al pueblo de Israel hacerse ninguna imagen de ningún
tipo, ni inclinarse ante ellas, ni rendirle honores; y fue eso lo que hizo Amasías.
Aunque un verdadero cristiano difícilmente pueda caer en la idolatría convencional (adorar
a otros dioses), quizás de forma más sutil, le damos el lugar que le corresponde a Dios a
nuestro trabajo, a nuestra familia, a la persona amada, a nuestras posesiones materiales, a
una causa que nos apasiona, o incluso a un líder cristiano.
Es responsabilidad de cada creyente, no dejar que nada ni nadie tome el lugar de Dios en su
vida, porque no encontrarán en ninguna otra parte, lo que encontramos en Dios
5. Acepta la exhortación
Después de haber cometido el error de apartarse de Dios por seguir a otros ídolos, en 2
Crónicas 25:15-16, se nos relata que Dios en su infinita misericordia, envió a una persona
para que le hiciese recapacitar, y volver al camino; sin embargo, Amasías no quiso aceptar
lo que el profeta le dijo de parte de Dios, y siguió en su mal proceder con respecto a la
idolatría.
Aceptar las correcciones, y exhortaciones, es difícil para la mayoría de los seres humanos.
Nos cuesta reconocer que estamos haciendo algo mal, y por eso es que por lo general, las
personas que nos corrigen no cuentan con la aceptación o apoyo popular.
La biblia nos enseña en muchos de sus fragmentos que es de personas sabias aceptar la
corrección.
Proverbios 8:33 nos dice que atendamos los consejos, y no los menospreciemos. También
en Proverbios 10:17 dice que quien desecha la reprensión, yerra. Y en Proverbios 12:1 dice
que el que aborrece la reprensión es ignorante.
Amasías no quiso aceptar la exhortación, haciendo ver al profeta como alguien que no tenía
autoridad sobre él (2 Crónicas 25:16). En ocasiones, nuestro tiempo como creyentes, o el
puesto que tengamos en nuestra congregación, puede ser un factor por el cual no
aceptemos las correcciones, especialmente cuando vienen de personas que están por
debajo de nuestra posición en la congregación, o tienen menos tiempo de creyentes que
nosotros.
Parece que olvidamos que Dios puede usar a quien sea, y lo que sea para hablarnos. A
Balaam tuvo que hablarle a través de su propia asna (Números 22:28) para que este pudiese
entrar en razón. Aunque no tan extraños como el caso de Balaam, en la Biblia encontramos
muchos casos donde Dios utilizó a las personas menos pensadas para enviar su mensaje. Lo
importante es que nosotros podamos saber cuando Dios nos está hablando, y aceptar esos
consejos, advertencias, o exhortaciones que Dios nos está ofreciendo, sin importar las
personas o medios que utilice para ello.
Conclusión
Para finalizar este bosquejo bíblico, quisiera que cada uno de nosotros pudiese recapacitar
sobre estas lecciones que aprendemos a través de la vida del rey Amasías. Debemos pensar
si quizás sin darnos cuenta hay algo, o alguien, que está ocupando el lugar de Dios en nuestra
vida.
Necesitamos evaluar nuestra vida para saber qué hacemos cuando alguien nos da una
exhortación de parte de Dios. Debemos pensar si nuestro éxito en determinada área de
nuestra vida, nos está llevando a ser orgullosos.
Entendamos que es de sabios aprender de los errores de otros, así que seamos sabios, y
aprendamos las lecciones del rey Amasías.

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