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Saturnino Aguado
Universidad de Alcalá
Introducción
La economía española suele presentarse a menudo, a principios del Siglo XXI, como
modelo de economía integrada en el conjunto de la economía mundial 1 . El camino ha
sido, sin embargo, largo. Todo empezó, básicamente, en 1959, cuando la economía
española emprendió un Plan de Estabilización y Liberalización, que se considera el
germen de la actual situación de amplia integración económica española.
Félix Varela Parache puede ser considerado, sin lugar a dudas, uno de los mayores
patrocinadores, con sus escritos y con su labor formadora, durante años, de sucesivas
promociones de economistas, de la corriente de opinión favorable a una mayor
integración de la economía española en la economía mundial.
El presente artículo pretende centrarse en el efecto beneficioso de las dos fases extremas
de tal esquema de Integración sobre la economía española: El Libre Comercio y la
Moneda Unica Europea 2 . El artículo consta de dos partes. En la primera, se presentará
sucintamente la historia de la exitosa Integración Comercial de la economía española.
En la segunda, se explicarán los aspectos financieros y monetarios de la inserción de
España en la economía mundial, con especial énfasis en la entrada de España en el
Euro.
Integración Comercial
España es un caso clarísimo de éxito económico. Se suele poner mucho énfasis en los
beneficios que le ha reportado a la economía española su pertenencia a la Unión
Europea 3 , pero el proceso empezó hace mucho tiempo, a finales de los años 50, cuando
España empezó a aprovecharse de los beneficios de la integración comercial y
financiera, o de lo que, hoy en día, se podría redenominar las ventajas de la
globalización.
1
Véase, entre otros, el trabajo de Aninat (2001).
2
Sirva, también, este trabajo como pequeño homenaje a Rudi Dornbusch, quien en su último libro
(Dornbusch, 2000) planteó, con certera claridad, las ventajas de la libertad de mercado y de la solvencia
monetaria.
3
En particular, se suele resaltar la importancia de los distintos fondos europeos recibidos por España.
Para comentar debidamente la importancia de los mismos, convendría decir que en el año 2002 la
aportación neta de la UE a la economía española supuso el equivalente a un 1,2 por ciento del PIB
español. Así mismo, dichas ayudas supusieron, en dicho año, dos décimas de crecimiento del PIB
español, que habría que comparar con una tasa de crecimiento del PIB de un 2%.
2
décadas 4 , los sucesivos gobiernos del General Franco habían venido desarrollando
políticas económicas basadas en la autarquía y en la sustitución de importaciones. Tales
políticas autárquicas resultaron ser un fracaso total, creando importantes problemas
inflacionarios en nuestro país, así como una economía en permanente estado de
estancamiento. La Renta per Cápita de España del año 1935 no se consigue recuperar
hasta el año 1952, y en este año el comercio exterior de España era todavía un tercio del
nivel registrado en 1931 5 .
4
Parafraseando a la década perdida de los 80 en América latina, podría decirse que las décadas de los 40
y los 50 en España resultarían ser también "décadas perdidas".
5
Para una estupenda historia, breve y completa, del desarrollo económico de España en aquellos años,
véase Spitaller y Galy (1992).
6
La situación resultó ser tan dramática hasta el punto que, para el ingreso en las organizaciones del Banco
Mundial y el FMI, España tuvo que recurrir a un préstamo del banco neoyorquino Manufacturers
Hannover Trust (véase De la Dehesa (1991)).
7
Veáse el pionero análisis de aquella y otras posteriores devaluaciones realizado por Guitián (1976).
Sobre la liberalización de los movimientos de capital, véase Varela y Guitián (2000).
8
(Exportaciones + Importaciones)/ PIB.
3
El Segundo Episodio Liberalizador
El índice de apertura pasó del 27,4% en 1970 al 30,8% en 1975 (un aumento de 3,4
puntos porcentuales).
Por lo que se refiere al proceso de liberalización del sector exterior, se prosiguen las
disminuciones de aranceles y el desmantelamiento del sistema de cuotas, ayudados por
dos acontecimientos en la escena internacional. Por un lado, en 1979, España firma un
Acuerdo Comercial con los países miembros de la entonces E.F.T.A. (Asociación
Europea de Libre Comercio). Por otra parte, en Julio de 1980, concluye exitosamente la
Ronda Tokyo del G.A.T.T. y el Gobierno español aprueba una reducción arancelaria
que se extiende a todos los países miembros del G.A.T.T..
9
El saldo de la Balanza de Servicios era, en 1958, de 80 millones de dólares pasando, en 1966, a 1009
millones, mientras que las remesas de emigrantes eran, en 1958, 53 millones de dólares pasando, en
1966, a un montante de 417 millones de dólares (multiplicándose, ambas rúbricas de la Balanza de Pagos,
por tanto, por un factor de, aproximadamente, diez).
4
La Cuarta Etapa Liberalizadora: De la entrada de España en la CEE a la actualidad
Podemos decir, parafraseando a Aninat (2001) que el caso de España es una caso
estrella 11 . Otros importantes factores han contribuido al éxito, entre ellos, como después
comentaremos, la entrada de la peseta en 1989 en el Sistema Monetario Europeo y la
posterior entrada de España en el Euro en 1999, pero no cabe duda de que gran parte del
éxito reciente de la economía española se debe a su cada vez mayor integración (medida
a través del indicador de apertura) en la economía mundial.
España se presenta, junto con otros muchos países (Irlanda, Chile...), como un caso
clarísimo de lo anterior. El crecimiento de su renta per cápita, hasta los 18.000 euros
actuales de principios del Siglo XXI, ha sido impresionante, e igualmente, y
obviamente, lo ha sido el crecimiento de los salarios, tal y como se aprecia en la Tabla
1, donde se observa la clara relación existente entre apertura económica, output y
salarios de las tres últimas décadas de la economía española.
10
Para el análisis detallado de los efectos tras la entrada de España en la CEE, véase Viñals (1992).
11
España es, tras Japón, el país que más ha multiplicado, en los últimos 50 años, su renta per cápita.
España ha conseguido multiplicar por cinco la renta per cápita en ese período, mientras que Japón lo ha
hecho por nueve.
12
Para un resumen del debate reciente sobre la Globalización, véase Bhalla (2002), Aguado (2003) y De
la Dehesa (2003,2000).
5
Tabla 1
______________
Fuente: FMI, Estadísticas Financieras Internacionales - Anuario 2001.
Integración Monetaria
Dentro del proyecto más amplio de unificación europea, España ha alcanzado, hoy en
día, el mayor grado posible de integración monetaria y financiera: España ha
abandonado su propia unidad monetaria y posee ahora lo que podemos denominar una
moneda global, el Euro.
Tampoco fue fácil, en 1999, acceder al Euro. En 1998, hubo que cumplir los siguientes
requisitos de convergencia estipulados en el Tratado de Maastricht:
- Estabilidad de Precios: La tasa anual de inflación no podía exceder más del 1,5
por ciento de la inflación media de los tres países con menor inflación.
6
Veamos brevemente las razones que subyacen a los Criterios de Convergencia. Las
razones detrás de los criterios de inflación y de convergencia de tipos de interés son las
mismas. Si dos países quieren tener la misma moneda, o, a los mismos efectos, si un
país quiere utilizar la moneda de otro país, tendrán que tener, lógicamente, los mismos
tipos de interés 13 . Teniendo en cuenta que los tipos de interés se descomponen en los
tipos de interés reales más las tasas de inflación, de ello se deduce que las tasas de
inflación han de ser aproximadamente iguales.
Del mismo modo, la exigencia de que los ratios Deuda Pública/PIB no excedan un
cierto límite radica en el hecho de que, si los ratios fueran altos, los altos pagos por
intereses podrían producir, a su vez, subsecuentes altos déficits fiscales en esos países.
Respecto a los valores exactos del 3 y del 60 por ciento, se podrían haber elegido otros
valores para los Criterios de Maastricht, pero, en todo caso, dentro de una política de
contención de la inflación, esos mismos valores se deberían haber fijado a niveles más
bien bajos 14 .
La razón de ser del quinto criterio de Maastricht, el relativo a la estabilidad del tipo de
cambio, radica en el deseo de evitar devaluaciones de última hora, por parte de los
países miembros, quienes, beneficiándose de tales devaluaciones competitivas,
perjudicarían a los restantes países miembros del euro.
Durante la década de los 90, España realizó grandes esfuerzos para conseguir la
necesaria convergencia en inflación.El objetivo de inflación se consiguió en 1998 tras
una serie de acontecimientos, entre los que cabe destacar la entrada, en 1989, de la
peseta en el Sistema Monetario Europeo – por cierto con una benefactora apreciación de
la peseta frente al Marco Alemán, al fijarse el tipo de cambio en 65 Pesetas por Marco.
Igualmente, hay que destacar en la lucha contra la inflación de los años 90, la
importante política monetaria restrictiva ejecutada durante toda la década, así como su
conjunción con una política fiscal restrictiva a finales de los 90.
¿Cuáles son los aspectos positivos y los negativos del Euro para un país como España?
El primero, y más obvio, ha resultado ser la eliminación de las recurrentes crisis
cambiarias y de balanza de pagos que España vino sufriendo desde 1959, tras la
incorporación al FMI, con la consiguiente devaluación de la peseta, mencionada
13
Esta es, por cierto, la misma restricción que han de afrontar los países que accedan a la UE en 2004 y
que quieran ingresar en el euro o, si se quiere, “euroizarse”, así como aquellos países que, en su caso, y
sobre todo en América Latina, quisieran dolarizarse.
14
Para una clara exposición de los problemas que acarrea la financiación de los déficits públicos, ver Ball
y Mankiw (1996).
7
anteriormente. Al no contar ya con una moneda propia, desaparece, por tanto, cualquier
posibilidad de devaluación, y, por otra parte, igualmente desaparecen las perniciosas
salidas de capital que, usualmente, surgen previas a toda devaluación.
Otra clarísima ventaja, mencionada más arriba, ha sido la del logro de la convergencia
en tasas de inflación y en tipos de interés, con el resto de los países de la Eurozona, en
particular con Alemania, país ancla del anterior Sistema Monetario Europeo y que,
todavía hoy, puede considerarse en el contexto del Euro. La Tabla 2 muestra, a
continuación, el importante proceso de convergencia en inflación y tipos de interés que
ha tenido lugar, en las dos últimas décadas, entre España y Alemania:
Tabla 2
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Puede decirse que gran parte del boom inversor y del crecimiento económico reciente español de los
últimos 4-6 años se debe a estos considerables descensos en los tipos de interés, así como a la importante
moderación salarial acaecida en esos años en nuestro país.Véase los más recientes análisis del FMI sobre
España en IMF (2003).
8
El esfuerzo de ajuste fiscal se observa, a continuación, en la Tabla 3, donde, de nuevo,
aparecen los datos referidos a Alemania, a efectos comparativos.
Tabla 3
Otra clara ventaja del euro, a veces no tenida demasiada en cuenta, aunque cada vez
más, si comparamos nuestra situación con la muchos países emergentes, es la
eliminación de lo que se ha venido en llamar el “pecado original” que acucia a países
emergentes, pero del cual España ha quedado prácticamente inmune, a partir de la
incorporación al Euro en 1999. El problema del “pecado original” se refiere a los
problemas en los que suele incurrir un país emergente o periférico a la hora de financiar
sus déficits por cuenta corriente en los mercados internacionales, por el mero hecho de
no disponer, como moneda nacional, de una moneda internacional de reserva, solvente y
fiable, como pueden ser el dólar USA, el yen o el euro. Como consecuencia de ello, los
países emergentes encuentran grandes dificultades a la hora de poder financiar sus
déficits, en comparación con las facilidades financieras que, por el mero hecho de ser
países emisores del dólar, del euro y del yen, encuentran los países centrales del
sistema. No habría que remontarse muy atrás, para encontrar la última vez que España
se encontró en tal situación. Corría el año 1992 y España no pudo, entonces, encontrar
financiación para un déficit por cuenta corriente del orden del 3% respecto al PIB,
mientras que, a comienzos de la década del 2000, estando el desequilibrio externo
español en una situación muy similar, España no está encontrando grandes problema
para encontrar la necesaria financiación, gracias al euro.
9
reportado respecto al comercio intracomunitario con una serie de países que ya estaban,
entre sí, altamente integrados 16 .
En relación con los costes del Euro para España, nuestro país ha perdido, ciertamente y
lógicamente, soberanía económica al renunciar a las políticas monetaria y de tipo de
cambio, como herramientas de la política económica. La literatura económica sobre los
“choques asimétricos” resalta muy bien los problemas que podría afrontar nuestro país a
la hora de afrontar un acontecimiento económico que afecte única y particularmente a
España, sin poder acudir a esas dos herramientas de política. En todo caso, este
problema de pérdida de soberanía económica conviene matizarlo recordando los
grandes beneficios, mencionados más arriba, del logro del control de la inflación en
nuestro país, así como de la convergencia en tipos de interés con la Eurozona. Además,
y en relación con la posibilidad de los mencionados “choque asimétricos” para nuestro
país, no hay que olvidar el importante papel que la política fiscal española podría jugar
para contrarrestar los choques desfavorables, así como resaltar también la existencia de
los importantes fondos europeos de Desarrollo Regional y de Cohesión que, en el
transcurso de los últimos tiempos, han resultado ser tan beneficiosos para nuestro país a
la hora de lograr la deseada convergencia real con Europa.
Por otra parte, conviene también mencionar la existencia de otra amplia literatura
económica que reconoce limitaciones importantes al uso nacional de las mencionadas
políticas monetaria y de tipo de cambio. Con respecto a esta última, existe cierto
consenso en que muchas veces una devaluación puede acabar generando una mayor
inflación en el país que pretendía con ella el logro de una mejoría en su competitividad
de cara a la corrección de sus problemas de balanza de pagos. Ello podría implicar que
en el futuro, más o menos inmediato, la economía española deberá, claramente,
solucionar su actual problema de falta de competitividad ya sea a través de la
contención salarial, utilizada con profusión en los últimos años, o a través de
incrementos en la productividad.
Este artículo ha presentado, de una manera sucinta pero a la vez completa, el interesante
caso de España en el contexto de lo que actualmente se ha venido en denominar el
proceso de Globalización Económica. España ha pasado, en algo más de ocho lustros
(¡poco menos de dos generaciones!), de ser un país profundamente autárquico a ser uno
de los países de la OCDE más abiertos. En el aspecto monetario y cambiario,
igualmente, España ha pasado a formar parte de un área monetaria como la del euro,
que implicaría el grado máximo de integración económica entre países y, para nuestro
país, el uso de lo que podría llamarse una moneda global –el euro 17 .
16
Bergten (1999) presenta la interesante evidencia del comercio entre Canadá y Estados Unidos, donde el
volumen de comercio entre las provincias de Canadá es más de 20 veces el de Canadá con Estados
Unidos, a pesar de 20 años de la existencia de un Area de Libre Comercio entre ambos países y a pesar de
la proximidad geográfica, el idioma común y la similar cultura entre ambos países, infiriendo que el uso
de una moneda común podría redundar en un importante incremento de comercio entre esos países socios.
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En un cierto sentido, y técnicamente hablando, la que podríamos denominar “euroización”, ocurrida en
países periféricos en Europa puede compararse de manera muy similar con la adopción del Dólar
(Dolarización) ocurrida en algunos países latinoamericanos. Como muy bien ha planteado Dornbusch
(1999): " La lección es obvia: la periferia europea debe adoptar el Euro. Y, en el mismo espíritu,
Latinoamérica debería seguir el ejemplo de Argentina con su Caja de Conversión o, directamente,
10
La economía española podemos entenderla, por otra parte, a principios del Siglo XXI,
como una economía meramente regional, plenamente integrada en la economía europea,
cuyo reto más importante probablemente habrá de plantearse, en el futuro, en términos
de la relación con los Estados Unidos de América, de tal modo que gran parte del éxito
o fracaso relativo entre ambos bloques económicos dependerá de la evolución de la
productividad a ambos lados del Atlántico.
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BIBLIOGRAFIA
Ball, L. y N.G. Mankiw (1996): “What do budget deficits do?”, en Banco de la Reserva
Federal de Kansas City, Budget Deficits and Debt: Issues and Options, 1996.
Bhalla, S. (2002): Imagine There`s No Country: Poverty, Inequality and Growth in the
Era of Globalization, Washington, D.C.: Institute for International Economics, 2002.
Dornbusch, R. (2000): Keys to Prosperity: Free Markets, Sound Money and a Bit of
Luck, The MIT Press, 2000.
Elias, J.,P. Miret, A. Ruiz y V. Sabaté (2001): El Euro: balance de los tres primeros
años, Colección Estudios Económicos de La Caixa, no. 26, Servicio de Estudios de La
Caixa, 2001.
Viñals, J. (1992) (ed.): La Economía Española ante el Mercado Unico Europeo: Las
Claves del Proceso de Integración, Alianza Economía, 1992.
12
Spitaller, E. y M. Galy (1992):"Spain: Landmarks in Economic Development, 1939-
92", IMF Working Paper 78, 1992.
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