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1) Naranja.

Es un concentrado de vitamina C: una sola naranja cubre el requerimiento diario de esa


vitamina, que fortalece las defensas. Aporta, además, hidratos de carbono de absorción lenta,
fibra, betacarotenos (sustancias que el cuerpo transforma en vitamina A) y potasio.

Conviene exprimir las naranjas inmediatamente antes de tomar el jugo para aprovechar la
vitamina C, que se pierde al contacto con la luz y el aire.

Se recomienda comer por lo menos tres frutas al día, una de ellas, cítrica (naranja, mandarina,
pomelo). Otras frutas muy ricas en vitamina C son el kiwi y las frutillas.

2) Ají.
Constituye una fuente muy importante de vitamina C si se consume crudo. Además aporta
betacarotenos, algo de hidratos de carbono de absorción lenta y fibra. Otras hortalizas que
aportan vitamina C son el tomate, el repollo y la espinaca, sin cocinar.

Los ajíes más picantes, llamados chiles o chilis, aportan una sustancia que podría ser
preventiva de algunos tipos de cáncer, especialmente de estómago. Cuanto más picante es el
chile, mayor es el contenido de esa sustancia, de modo que se recomienda incluirlos entre los
alimentos habituales, si se tolera el picante.

3) Lentejas.

Son fuente de hierro, magnesio, potasio y vitaminas del complejo B. Aportan hidratos de
carbono de absorción lenta, proteínas vegetales y fibra. Pueden ser importantes aliadas en el
diseño de una alimentación saludable.

Para asimilar mejor el hierro de las lentejas conviene combinarlas con carne roja o blanca, o
con algún alimento rico en vitamina C.
Otras legumbres fuente de proteínas, vitamina B, hierro y magnesio son los porotos comunes y
de soja, las arvejas, los garbanzos y las habas.

Si bien generalmente se considera a las lentejas un plato de invierno, frías van muy bien en
ensaladas: es sólo cuestión de hábitos. Su precio es muy accesible. Las personas que con
dificultades para digerir las lentejas pueden incorporar ajedrea al agua de cocción o agregar
esta hierba -de efectos antiflatulentos- al plato.

4) Espinaca.

Suministra gran cantidad de hierro, además de nutrientes como hidratos de carbono de


absorción lenta, fibra, betacarotenos, vitaminas del complejo B (en especial ácido fólico),
vitamina C (si se consume cruda), potasio y magnesio.

Otras verduras que aportan hierro son la acelga, el berro y el brócoli (todos proporcionan
también sustancias beneficiosas contra el cáncer). Para incrementar la absorción del hierro es
aconsejable combinar su consumo con alimentos fuente de vitamina C (naranja, pomelo,
frutillas, tomate).

Consumir espinaca ayuda a mejorar la función intestinal y a mantener una visión saludable.

5) Leche y derivados

La leche, el yogur y el queso son excelentes fuentes de vitaminas del complejo B, tienen
vitaminas A y D agregadas, y minerales como calcio y fósforo. Constituyen la principal fuente
de calcio en la alimentación, necesario para conformar y mantener los huesos y los dientes
sanos. Importante: no sólo requieren calcio los chicos, sino también los adultos, a quienes este
elemento ayuda a prevenir la enfermedad llamada osteoporosis (debilitamiento de los huesos).
Aportan también hidratos de carbono de rápida absorción en cantidad moderada y proteínas
animales.

Los lácteos enteros contienen una cantidad importante de grasas. Por lo tanto conviene utilizar
leche descremada partir de los dos años de vida (no antes) y quesos blancos untables y
semiduros magros, para disminuir el consumo de grasas. Recordemos que la manteca, si bien
es un derivado lácteo, está casi exclusivamente compuesta por grasas saturadas, por lo tanto
no es saludable para chicos ni adultos.

6) Arroz integral.

Este cereal contiene hidratos de carbono, proteínas vegetales, fibra, vitaminas E y del complejo
B, hierro, magnesio y fósforo.

Conviene consumir arroz integral ya que durante el proceso de refinado se pierde valor nutritivo
(fibra, minerales y vitaminas). El arroz integral aporta mucha energía, mejora la función
intestinal y colabora con la regulación del peso corporal. Forma parte de la base de la
alimentación, junto a otros cereales y sus derivados (pan y pastas).

Para optimizar la calidad de sus proteínas conviene combinarlo con legumbres, carnes, lácteos
o huevos.

7) Zapallo.
El color anaranjado de esta hortaliza indica su alto contenido en betacarotenos. Estas
sustancias, que el organismo convierte en vitamina A, ayudan a mantener una buena piel,
fortalecer las defensas y mejorar la visión, especialmente nocturna. Además tienen acción
antioxidante, que prevendría enfermedades de degeneración celular como cataratas,
envejecimiento prematuro, ateroesclerosis y cáncer, entre otras.

La zanahoria también es otro vegetal naranja que proporciona betacarotenos, así como las
hortalizas de color verde intenso (espinaca, acelga, berro, brócoli) y las frutas como damasco,
durazno, melón, naranjas, pomelos, frutillas y sandía.

El zapallo también aporta hidratos de carbono de absorción lenta, fibra y potasio.

8) Nueces.

Aportan hidratos de carbono de absorción lenta, proteínas vegetales, grasas insaturadas de


tipo omega 3, fibra, vitaminas E y del complejo B (especialmente ácido fólico), magnesio,
selenio y zinc.

Son muy recomendables porque ayudan a mejorar las defensas, colaboran con la salud de los
huesos y la piel, pueden contribuir al control del peso corporal, disminuyen el riesgo de contraer
enfermedades como la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer

9) Carnes rojas.

Proteínas animales, vitaminas del complejo B, hierro de buena absorción, magnesio y zinc son
los principales nutrientes que podemos obtener de las carnes.

Algunos cortes de carne pueden tener alto contenido de grasas, principalmente saturadas, y
colesterol. Se aconseja elegir cortes magros como cuadril, peceto, lomo, bife angosto. Para
reducir más aún el contenido de grasa hay que retirar toda la grasa visible; en el caso de la
carne picada hay que elegir el corte, hacerle quitar la grasa y luego hacerlo picar.

Comer carne favorece el crecimiento y desarrollo del cuerpo y ayuda a tonificar los músculos.
Se recomienda consumir 2 a 3 porciones por semana.

10) Pollo y pescado.

Las carnes blancas también aportan proteínas animales y son fuente de vitaminas del complejo
B, zinc, hierro y selenio. El pescado de mar suministra magnesio, fósforo, vitaminas A y D(los
pescados más grasos), ácidos grasos omega 3.

En cuanto a las grasas, el pollo tiene grasas saturadas principalmente en la piel, por eso es
importante quitársela antes de cocinarlo. Los pescados presentan grasas insaturadas,
convenientes para la salud. El pescado de mar suministra grasas omega 3, que ayudan en el
aprendizaje y protegen al corazón. Tanto el pollo como el pescado contienen menos colesterol
que la carne roja.

Incluir estas carnes en la alimentación ayuda a reparar y formar nuevos tejidos, y contribuye al
crecimiento y desarrollo del organismo en general.

Se recomienda consumir 2 ó 3 porciones de pollo y pescado por semana, preferentemente en


preparaciones sin grasas agregadas.
Los cereales, pasta y patatas, son algunos de los alimentos que más contenido de hidratos
de carbono poseen, siendo las carnes y pescados los que menos azúcar tienen.

Alimentos ricos en azúcar de mayor a menor contenido:

ALIMENTO CONTENIDO DE AZÚCAR


(mg / 100 g de alimento)

AZÚCAR 100 mg

CARAMELO 94 mg

CEREALES DESAYUNO 90 mg

EKO (MALTA) 87 mg

PURÉ PATATA 80 mg

DONNUT 79 mg
PASTA 76 mg

UVA PASA 75 mg

MIEL 75 mg

GALLETAS 74 mg

MERMELADA 70 mg

AVENA 66 mg

HIGOS SECOS 62 mg

GARBANZOS 61 mg

JUDÍAS 60 mg

MEMBRILLO 57 mg

LENTEJAS 56 mg

CHOCOLATE 55 mg

PATATA FRITA 50 mg

CASTAÑAS 40 mg

PATATA COCIDA 19 mg

PIÑA 12 mg

MANDARINA 9 mg

YOGUR 5 mg

LECHE 4 mg

QUESOS 3 mg

CARNES Y EMBUTIDOS 1,5 mg

PESCADO Y MARISCOS 1,5 mg

ACEITES 0 mg

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