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VIOLENCIA DE GÉNERO

BLOQUE I: INTRODUCCIÓN
BLOQUE I: Introducción

INDICE

1 INTRODUCCIÓN............................................................................................................ 3

1.1 CONCEPTOS BÁSICOS ..................................................................................................... 3


1.1.1 Características y Definición ....................................................................................... 3
1.1.2 Punto de Partida: Género.......................................................................................... 9

2 MAGNITUD DEL PROBLEMA. MODALIDADES DE LA VIOLENCIA .................................... 13

2.1.1 Estadísticas. Perfil Sociodemográfico ..................................................................... 13

3 CONSECUENCIAS, IMPACTO Y COSTES ......................................................................... 25

3.1.1 Repercusiones sobre la salud .................................................................................. 25

4 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 33

5 WEBS DE INTERÉS....................................................................................................... 35

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1 INTRODUCCIÓN

1.1 CONCEPTOS BÁSICOS

Este tema introductorio se centra en conceptos básicos sobre la Violencia de


Género. Este tipo de violencia tiene bases socioculturales que están en cada acto violento
que se comete contra las mujeres por el solo hecho de serlo. Para su abordaje es necesario
repasar el concepto de género y los factores que propician que se de este tipo de violencia
tan particular.

1.1.1 Características y Definición

Se conoce por violencia la coacción física o psíquica ejercida sobre una persona para
viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado. Por desgracia en este mundo
hay muchos tipos de violencia, pero aquí vamos a hablar de uno muy especial, la VIOLENCIA
DE GÉNERO (VG), una violencia caracterizada esencialmente porque el factor de riesgo es
ser MUJER.

En Viena, el año 1993, la ONU declaró que la violencia contra las mujeres supone
una violación de los derechos humanos y de la dignidad de las personas en cualquier lugar.
Es una violencia que inhabilita las capacidades, impide el ejercicio de los derechos y
menoscaba la libertad de las personas que la sufren.

“la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente
el goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre” (Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer –CEDAW-, en su
recomendación general nº 19. ONU, 1993).

Esta declaración, contra lo que de entrada podría pensarse, es plenamente aplicable


a los países de nuestra cultura occidental. Alerta sobre un problema de índole mundial que
involucra muchas áreas de acción: de tipo social, cultural, psicológico, sanitario o legal, entre
otras. En España, esta igualdad de derechos no es reconocida expresamente hasta la
Constitución de 1978, y en todos los códigos penales españoles, hasta el de 1983, se
consideraba un atenuante la relación conyugal en los malos tratos del hombre a la mujer.

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En el siglo XXI la violencia contra las mujeres se sigue manifestando en cualquier


lugar del mundo. No sabe de culturas, de clases sociales ni de etnias. Se manifiesta de
diferentes maneras (sufren violencia de sus parejas y ex parejas, son víctimas de trata de
personas para comerciar con ellas como prostitutas, son blanco de violencia sexual, se las
somete a mutilación genital y a matrimonios forzosos, son objetos de intercambio y trofeo
en las guerras…) y se produce en múltiples espacios (públicos y privados), pero posee una
raíz única: la discriminación universal que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo.

Es un problema estructural y sistémico. Los malos tratos a mujeres no están


solamente en las graves situaciones que con demasiada frecuencia los medios de
comunicación se encargan de darnos a conocer con todo detalle. La violencia de género
debe entenderse como un proceso. No es algo que se da puntualmente; sucede, con mayor
o menor intensidad y visibilidad, de forma continua en el tiempo y afectando a muchas
esferas: física, psíquica y social.

La violencia contra las mujeres, entendida en todas sus vertientes (físico, sexual y
psíquico), se ha venido consintiendo en el marco de una estructura familiar patriarcal,
basada en la supuesta superioridad de los hombres sobre las mujeres.

Siendo la base de esa violencia las relaciones de dominio, las mujeres sufren
violencia en todas las etapas de su vida (desde el nacimiento hasta la edad mayor), ya que
esa situación se da en todas ellas.

Como hemos avanzado, adopta distintas formas, siendo más evidentes las
situaciones de violencia física y sexual. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera
la violencia sexual como una de las manifestaciones de violencia de género más extendida
e invisible. Incluye en la definición de violencia sexual cualquier acto dirigido contra la
sexualidad de una persona. Las manifestaciones que en la actualidad son reconocidas como
violencia sexual son: el acoso sexual, las agresiones sexuales (incluido el abuso sexual), la
mutilación genital femenina, la trata con fines de explotación sexual, los matrimonios
forzados y la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos, junto con aquellos
comportamientos vinculados con la cosificación de los cuerpos de las mujeres. y comprende
situaciones como tocamientos, roces, agresiones, acoso sexual callejero, exhibicionismo o
violaciones.

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Según la macroencuesta de 2015 (Delegación Gobierno para la VG), 1,5 millones de


mujeres (7,2% de las de 16 años y más, residentes en España) han sufrido alguna vez
violencia sexual fuera de la pareja (40% violación y 60% otras formas de violencia sexual).
Una de cada cuatro víctimas es menor de edad y el 82% de las violaciones son personas de
su entorno. Solo se denunciaron el 3%. Es decir, no se trata de un problema menor. Sin
embargo, en nuestro país la violencia sexual no está incluida en la legislación (ley Orgánica
1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de
Género) como formas de VG (la VG queda asimilada a aquella ocurrida en el ámbito
meramente familiar o conyugal, el ámbito privado, y perpetrada por la pareja o el cónyuge)
y por supuesto no se la trata desde esa perspectiva, es decir, apreciando las agresiones en
el contexto de una violencia sistemática y unas relaciones de poder desiguales entre
géneros, impidiendo que las mujeres víctimas de delitos de índole sexual tengan una
protección más específica.

La violencia en general, se ha convertido en un serio problema de salud pública de


graves consecuencias –algunas fatales- para la salud de las mujeres, tanto en la esfera física
(lesiones traumáticas, en ocasiones con resultado de muerte, infecciones de transmisión
sexual, problemas ginecológicos, embarazos no deseados, lesiones en el feto o recién nacido
y bajo peso al nacer, dolor pélvico crónico, hipertensión, cefaleas, síndrome del intestino
irritable o fibromialgia) como en la mental (incremento de síntomas y cuadros clínicos de
ansiedad, insomnio, depresión clínica y trastorno de estrés postraumático).

La forma más frecuente de violencia de género es la que se produce en el ámbito


familiar o de la pareja. La violencia en la familia es la principal causa de muerte y
discapacidad entre las mujeres de 16 y 44 años. Su vínculo con lo privado explica por qué el
problema ha tenido menor interés. Durante mucho tiempo se ha negado su existencia
mediante el ocultamiento tras las paredes del ámbito doméstico, lugar particular alejado de
los dominios y el poder público.

Por ello, este tipo de violencia no se debe entender como un mero conflicto en el
ámbito doméstico consecuencia de la relación de pareja. Es, como veremos, un grave
problema público porque atenta a los más esenciales derechos humanos. El punto de
partida para un tratamiento riguroso es conocer el marco teórico que define esta violencia
y aclarar dudas en relación a los diferentes temas que se utilizan para designarla.

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Existen diferentes definiciones referidas a la violencia que los hombres ejercen


contra las mujeres por el hecho de serlo. Una de las más completas y que ofrece un marco
conceptual más aceptado y reconocido es la que se recoge en el Convenio de Estambul
(2011) (en vigor en España desde el 1 de agosto de 2014), Convención del Consejo de Europa
(UE) sobre la prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica:
“por violencia contra la mujer se deberá entender una violación de los derechos humanos y
una forma de discriminación contra las mujeres –incluye a las niñas-, y se designaran todos
los actos de violencia basados en el género que implican o pueden implicar para las mujeres
daños o sufrimientos de naturaleza física, sexual, psicológica o económica, incluidas las
amenazas de realizar dichos actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, en la vida
pública o privada”.

Tres puntos importantes:

• La violencia es por pertenecer al sexo femenino: marca un tipo de violencia


concreta y diferente: del género masculino al femenino, solo por ser mujer.
• Incluye daños no físicos.
• Ocurre en cualquier ámbito y edad:
o Privado: familia y relaciones íntimas
o Público: cometidas por individuos desconocidos en espacios
públicos o por organizaciones, instituciones y Estados.

También es importante hacer hincapié en que, aunque algunas formas de violencia


de género se consideran que son típicas de parejas (casadas) y generalmente adultas, los
estudios y la experiencia demuestran que las mujeres y los hombres jóvenes se ven
afectados de una forma similar.

El convenio, además, reconoce como víctimas de este tipo de violencia a todas las
mujeres, independientemente de si existe o no una relación afectiva o sentimental con el
agresor. Y el término “mujer” incluye a las niñas menores de 18 años. Hablamos de maltrato
más que de agresión: se incluye, además de las lesiones que provoca, el sufrimiento, el
sometimiento, la humillación, el dominio, el miedo, la esclavitud, …

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Esta definición amplía la de la Resolución de la Asamblea General de la ONU 48/104


de 1994, que fue la primera. Con el refuerzo de la conferencia de Beijing de la ONU en 1995,
el fenómeno de la VG que denunciaban los colectivos feministas se consagra
internacionalmente como problema social, adquiere una definición clara y se sitúa dentro
del campo fundamental de los derechos humanos y de la igualdad de oportunidades.

Los derechos humanos y su garantía son la razón filosófica y política fundamental


que se esgrime hoy para actuar contra la VG. Desde el punto de vista de la igualdad entre
hombres y mujeres, su persistencia es un escollo grave que hay que eliminar. Sin definir la
violencia contra las mujeres como un atentado contra los derechos humanos no es posible
considerarla como delito ni medir la incidencia que tiene.

Autoras reconocidas en la materia, como Inés Alberdi y Natalia Matas, han señalado
que la creciente igualdad en los derechos y oportunidades de ambos sexos, puede ser una
causa de exacerbación de situaciones de violencia hasta ahora ocultas por el sometimiento
de las mujeres. De ahí que sitúen la piedra angular de la prevención de todas las violencias
de género, la educación en la igualdad, una tarea formativa en la que deben participar
fundamentalmente la familia, la escuela y los medios de comunicación.

Para poder tratar un problema primero hay que conseguir que se reconozca su
existencia, y para ello, se debe conseguir visualizarlo y definirlo. Una vez se ha conseguido
que “exista”, para convertirlo en un fenómeno social debe ser reconocido por círculos
sociales cada vez más amplios.

La VG no es una excepción, ha existido siempre y en casi todas las regiones y


culturas, pero solo recientemente se ha producido un cambio de visión que deja de
considerarla como algo normal y empieza a reconocerla como un problema y un delito. Este
proceso ha conseguido nombrar y definir esta violencia y ha ampliado posteriormente la
preocupación sobre ella a distintos grupos sociales para llegar a toda la comunidad.

Este cambio de visión de la VG se inició a principios de los 90, tanto en España como
en el resto de países de la UE, y ha culminado con cambios legislativos importantes.

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Es difícil visualizar la VG. Uno de los obstáculos ha sido tras el reconocimiento del
problema, la dificultad de percibir cualquier daño que no deja secuelas físicas claramente
perceptibles, lo que la limitaba al de tipo físico. Otro obstáculo se debe al concepto de la
noción de “familia”, entendida de un modo romántico e idílico como un espacio privado,
proveedor de protección y afecto; este concepto sesgado ha dificultado y retasado la visión
de la familia como un entorno potencialmente peligroso.

Como veremos en este curso, la invisibilización histórica de la VG ha venido


acompañada de un proceso complementario de naturalización de esta violencia, lo que ha
contribuido a dificultar la identificación del problema. Nadie la veía ni la nombraba
(“siempre ha habido hombres malos”), ni siquiera las propias víctimas.

El fenómeno de la VG es como los “dibujos escondidos”, incorporados en láminas


que contienen manifiestamente otro tipo de imágenes y que, en una primera visión, son
difíciles de advertir. Antes de identificar el “dibujo escondido” no logramos verlos, vemos
solamente las otras figuras a su alrededor. Una vez que lo hemos localizado ya lo vemos
siempre. Solo una vez que los hemos identificado estamos preparados para verlo de nuevo.

De la misma manera, la violencia contra las mujeres esta tan arraigada


históricamente, y tan presente en nuestra sociedad, que nos cuesta identificarla. Existen
sociedades en las que forma parte del orden establecido y es el único modo de resolver
conflictos. La forma en que se legitima procede de diversas fuentes: a través de
concepciones religiosas (mujer=mal, destrucción, pecado), filosóficas (ser diferente e
inferior) y científicas (hombre motor del desarrollo evolutivo-caza, conquista) que
consideran a las mujeres como seres inferiores.

Cuando adquirimos conciencia de que “esa no es forma de tratar a las mujeres”,


dejamos de verla como una situación irremediable. La vemos y la podemos nombrar como
un problema social, como violencia de género, empezamos a entender que hay un colectivo
que la sufre sistemáticamente y podemos preguntarnos si esto es legítimo.

Ese proceso de ver y nombrar un problema social donde antes solo existen practicas
normales y aceptadas ha requerido que un sector de la sociedad nos señalara el “dibujo
escondido” de la lámina, que señalara una realidad nueva. En el caso de la VG han sido los
grupos feministas de los países occidentales los que han señalado con un dedo acusatorio a
todos aquellos que degradan la dignidad de las mujeres a través de la violencia.

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1.1.2 Punto de Partida: Género

Para entender el problema de la VG, es necesario aclarar por lo menos que


entendemos por género en ciencia sociales.

Al margen de ámbitos estrictamente académicos o feministas, en la actualidad, la


utilización de la palabra género es cada vez más común (publicaciones oficiales,
administración pública, organizaciones nacionales/internacionales, medios de
comunicación, conversaciones cotidianas…). Ahora bien, ¿podemos dar por supuesto que la
comprensión del significado de este término está tan generalizado como su uso?, ¿a qué
hace referencia el término género? ...y por tanto, ¿qué es la violencia de género?

Para poder responderlas es necesario analizar una serie de términos íntimamente


ligados al concepto de género: identidad, relaciones y definiciones de género. El propósito
será poder establecer por qué a unas determinadas manifestaciones de violencia las
definimos como género o basadas en el género. Al aplicar a estas violencias el calificativo
de género, estaríamos, a un mismo tiempo, señalando cuáles son sus raíces y fundamentos
explicativos de mayor relevancia.

Son preguntas no fáciles de responder porque el género es una idea que se ha


discutido y analizado desde muchas perspectivas durante muchos años. No podemos olvidar
que a pesar de que el término género (tal y como hoy en día se entiende) es relativamente
nuevo (ligado al resurgir teórico y práctico de los movimientos feministas durante los años
60-70 s. XX), estamos hablando de un término que recoge planteamientos previamente
desarrollados por numerosos autores que, empleando otra terminología, han denunciado,
a lo largo de la historia, las desigualdades existentes entre hombres y mujeres.

La filósofa Simone de Beauvoir, publicó en 1949 El segundo sexo sin utilizar el


término género. Sin embargo, con su célebre frase: “una mujer no nace sino que se hace”,
destaca que aquellas características de las mujeres que, usualmente, son calificadas de
femeninas no son fruto de la naturaleza, sino que son adquiridas a través de un complejo
proceso de aprendizaje social e individual. Su objetivo es hacer hincapié en el carácter
sociocultural (y no biológico o natural) de las diferencias que toda sociedad establece entre
hombres y mujeres, entre lo masculino y lo femenino (sistema sexo-género: rasgo
estructurante de todas las sociedades conocidas).

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Precisamente, es esa dimensión de construcción sociocultural, y por lo tanto


susceptible de modificación, reinterpretación y reconstrucción según cada sociedad (de
cambio social), lo que intenta recogerse a través del concepto de género.

La revisión crítica hacia estos supuestos parte de movimientos sociales. El


pensamiento feminista, en particular desde la década de los 70, ha distinguido entre género
y sexo, y las formas en que las diferencias entre hombres y mujeres han sido culturalmente
cargadas con significados naturales. Estos nuevos movimientos ponen en duda estos
significados naturalizados siendo esto fundamental para cuestionar la idea de que los
hombres y las mujeres deberían desempeñar papeles diferentes con respecto al sexo
contrario y que “todas las mujeres” y “todos los hombres” deberían ajustarse a un conjunto
de expectativas “naturales”.

El género se refiere a lo que la sociedad y la cultura de un momento determinado


definen como propio de lo masculino y lo femenino, de la interrelación entre hombres y
mujeres, y señala también las diferentes relaciones de poder y subordinación entre ambas
partes. Por lo tanto:

• El género es una cuestión que afecta a todo el mundo, habla de relaciones entre
hombres y mujeres, no sólo de mujeres.
• Habla de jerarquías: relaciones asimétricas que se establecen entre hombres y mujeres
en la sociedad. Tanto las mujeres como los roles, funciones y rasgos a ellas asociados
son socialmente interiorizados. Esta interiorización se traduce, necesariamente, en
menores niveles de reconocimiento social y, finalmente, de poder, libertad y capacidad
de acceso a recursos.
• Se refiere a desigualdad: especialmente en la distribución del poder, acumulado
tradicionalmente en los hombres. Un análisis de género comprometido no examina la
producción de identidades masculinas y femeninas en relación de una con otra sin
considerar cómo se producen estas relaciones y cómo reproducen diferencias de poder
e igualdad. En general, estas micro/macro relaciones tienden a privilegiar a los hombres
y a subordinar a las mujeres. El sistema sexo-genera transforma las diferencias en
desigualdades.

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Aceptar la idea de género y los tipos de pensamiento que se desprenden de ella


significa aceptar que una mujer o un hombre no solo es una categoría biológica del ser
humano con un significado compartido y fijo, sino que éstas son categorías a las que damos
significado social y cultural. Desde que nacemos, nuestros contextos sociales y culturales
nos proporcionan significados, límites y posibilidades de ser “hombre” o “mujer” (diferentes
formas en que entendemos y vivimos como hombres y mujeres).

Siempre ha existido. Solo hay de nuevo la interpretación: asignarle una causa social
e implicar una ideología de dominación. Hablar de violencia de género señala la importancia
que tiene la cultura, para dejar claro que esta forma de violencia es una construcción social,
no una derivación espontánea de la naturaleza.

¿Por qué se llama violencia de género el maltrato a la mujer?. Se habla de violencia


de género, violencia machista o violencia hacia la mujer porque son los conceptos que mejor
se adaptan a la realidad, ya que explican que la violencia contra las mujeres es la
consecuencia de la discriminación y del desequilibrio de poder entre mujeres y hombres en
la sociedad.

Hay otros términos muy utilizados, como “violencia doméstica” o violencia


intrafamiliar”, pero estas expresiones son menos adecuadas porque se limitan a informar
sobre el lugar en el que se produce la violencia y no especifican aspectos tan esenciales de
la misma como quien es la víctima, quien el agresor o cual es el objetivo y la causa de esta
violencia. Dentro de este tipo de “violencia intrafamiliar” se encuadraría la agresión entre
cónyuges o parejas, pero también la agresión a menores, a personas mayores, con
discapacidad, dejando fuera aquella violencia hacia la mujer que se produce fuera del
ámbito de lo domestico-familiar.

Todas las violencias son malas, pero no todas son iguales ni se pueden combatir de
la misma manera porque sus causas son diferentes. A continúan se exponen algunos de sus
rasgos definitorios.

Denominándola VG queda claro que es un tipo especial de violencia. Según indica


la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género: «se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho
mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos
de libertad, respeto y capacidad de decisión».

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Se denomina así por ser aquella violencia ejercida por los hombres contra las
mujeres, en la que el género del agresor y el de la víctima va íntimamente unido a la
explicación de dicha violencia. Es VG porque es aquella que afecta a las mujeres por el mero
hecho de serlo. Hay muchas agresiones y formas de violencia que no guardan relación con
el hecho de ser hombre o mujer, aquí nos referimos a la violencia que se ejerce por los
hombres para mantener el control y el dominio sobre las mujeres.

Es pues una violencia:

• Cuyo objetivo es mantener el control y la subordinación de la mujer al


hombre. Es un maltrato no solo de castigo sino de Aleccionamiento.
• Es intencional: La violencia es por pertenecer al sexo femenino: marca un
tipo de violencia concreta y diferente: del género masculino al femenino,
solo por ser mujer. Ser mujer es un factor de riesgo.
• Cuyo origen: la Cultura Patriarcal y machista (basada en la superioridad
masculina).

Dado que el género hace referencia a una diversidad de procesos y realidades, no


podemos olvidar que género no es sinónimo de mujer (como muchas veces se interpreta):
analizar la construcción social de las características de género, supone analizar tanto la
construcción de la feminidad como de la masculinidad (Alberdi, 1999). No solo las mujeres
son definidas por el papel y expectativas que socialmente se les atribuye. También los
hombres lo son.

Desde ese planteamiento, existe un avance hacia la ampliación de esta definición a


todas las formas de violencia que estén relacionadas con:

A. Expectativas sociales y posiciones sociales basadas en el género y


B. no ajustarse a un papel de genero socialmente aceptado

Así cada vez más la violencia de género es un término que vincula todos los aspectos
de violencia arraigados en alguna forma de “ideología patriarcal” y por tanto puede
cometerse tanto contra las mujeres como contra los hombres por parte de mujeres y
hombres con el propósito de conservar el poder social de los hombres (heterosexuales).

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2 MAGNITUD DEL PROBLEMA. MODALIDADES DE LA VIOLENCIA

Este apartado continúa abordando la temática de violencia de género aportando


datos que dan cuenta de la magnitud e impacto del problema. Tomando en cuenta la
complejidad del tema, el acercamiento al problema de la VG es en un sentido amplio, es
decir, contemplando las distintas formas que adopta la violencia de género.

2.1.1 Estadísticas. Perfil Sociodemográfico

La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia


sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos
humanos de las mujeres. El maltrato es la principal causa de la reducción de la calidad de
vida, daño y muerte para las mujeres.

Es un problema global que afecta a millones de personas, independientemente de


su status social, formación cultural, religión, estado civil u orientación sexual.

En 2014, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales publicó la encuesta hasta


la fecha más completa a nivel europeo sobre violencia de género (FRA 2014). El informe,
basado en 42.000 entrevistas realizadas en los 28 estados miembros de la UE, revela niveles
alarmantes de violencia contra las mujeres. Una de cada tres mujeres europeas es víctima
de violencia física o sexual desde los 15 años de edad. Más en detalle, una de cada diez
experimenta alguna forma de violencia sexual; una de cada veinte ha sido violada; y una de
cada cinco experimenta violencia física y/o sexual por mano de su pareja o ex pareja.

En el ámbito nacional se dispone del análisis de la Macroencuesta de Violencia


contra la Mujer de 2015 (Miguel Luken, 2015). Su objetivo principal es conocer el porcentaje
de mujeres residentes en España que han sufrido o que sufren actualmente algún tipo de
violencia por el hecho de ser mujeres. Ofrece una visión detallada y amplia del alcance de
los distintos tipos de violencia de género sufrida en el ámbito de la pareja y expareja, y
también fuera del ámbito de la pareja, según las principales características socioeconómicas
de las mujeres.

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PREVALENCIA VIOLENCIA FISICA Y SEXUAL SUFRIDA POR LAS MUJERES DE 16 Y MÁS


AÑOS RESIDENTES EN ESPAÑA DE PAREJAS, EXPAREJAS O DE TERCEROS:

• El 20% de las mujeres residentes en España de 16 o más años han sufrido


violencia física y el 14% violencia sexual, a lo largo de sus vidas de parejas,
exparejas o terceros.
• En total, el 24% de las mujeres residentes en España de 16 o más años han
sufrido violencia física y/o sexual, a lo largo de sus vidas de parejas,
exparejas o terceros. Esta cifra asciende al 35% en mujeres discapacitadas.

VIOLENCIA EN PAREJA/EXPAREJA

El 10% (una de cada 10) de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha
sufrido violencia física por parte de su pareja o expareja en algún momento en su vida. De
ellas, el 7% ha sido violencia de tipo severo.

• El 8% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido


violencia sexual por parte de su pareja o expareja en algún momento en su
vida.
• El 25% de las mujeres residentes en España de 16 y más años ha sufrido
violencia psicológica de control, el 21,9% violencia psicológica emocional
y el 11% violencia económica de alguna pareja o expareja en algún
momento en su vida.
• Perfil de las mujeres que han sufrido VG (en los 12 meses anteriores a la
obtención de información- prevalencia-año):
o Edad Media: 43.44 años (casi 6 años más joven que la que
presentaban las mujeres no víctimas (49.32 años)).
o La violencia sexual se concentra principalmente sobre las mujeres
de edades entre los 20 y 49 años (65% de los casos), mientras que
la física afecta principalmente a las mujeres entre 16 y 49 años
(77%).
o En relación con la cualificación de las mujeres, el rasgo más
destacado que presentan las MV sobre las MNV es la mayor
presencia relativa de las que tienen estudios secundarios y menor
presencia de las que poseen estudios universitarios (4 puntos
porcentuales de diferencia en cada caso).

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o Las victimas de VG son en su mayoría mujeres que trabajan, al igual


que sucede con las no víctimas, aunque en el caso de las que sufren
violencia económica o física, el colectivo que más predomina es el
de las mujeres que están paradas y han trabajo anteriormente.
o Entre las mujeres que sufren algún tipo de VG el perfil
predominante es el de las que poseen solamente la nacionalidad
española, como sucede también con las mujeres no víctimas. Sin
embargo, en todos los grupos de mujeres víctimas el porcentaje de
las que tienen alguna otra nacionalidad es superior al que arrojan
las no víctimas. El caso más llamativo es el de las MV de violencia
económica, que en el 18% de los casos poseen otra nacionalidad.
o En torno al 70% de las mujeres que sufren VG son mujeres con
hijos/as, presentando en esta característica un perfil parecido al de
las mujeres no víctimas, aunque entre las víctimas de violencia
económica el porcentaje se eleva hasta el 83%. El porcentaje de
mujeres víctimas que convive con menores se sitúa entre el 43-51%,
según el tipo de violencia, y está claramente por encima del
observado para las MNV (36%).

PERFILES AGRESORES FUERA DE LA PAREJA

VIOLENCIA FÍSICA

• Porcentaje de agresores hombres: 72%.


• Los más frecuentes: padres o parejas de la madre (19% del total de
agresores). Hombres desconocidos el 14%, otros familiares masculinos el
10% y otras mujeres –fundamentalmente compañeras de clase- el 10%.

VIOLENCIA SEXUAL

• Porcentaje de agresores hombres: 98%.


• Los más frecuentes en el caso de violación: hombres conocidos o amigos
(46% del total de agresores) seguidos de “otro familiar masculino”
(cualquier familiar hombre menos el padre) que son el 20% y los hombres
desconocidos el 19%.

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VÍCTIMAS MORTALES

Todavía hoy la violencia de género produce números inaceptables de víctimas


mortales. Según los datos del portal estadístico de la Delegación del Gobierno para la
Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2019 hubo
55 víctimas mortales de violencia de género. En España han muerto 1.031 mujeres a manos
de su pareja o expareja.

Características de las mujeres víctimas mortales por VG según sus características


sociodemográficas y las de sus presuntos agresores. Año 2019:

• Por Comunidad o ciudad autónoma en que se produjo el suceso:

CCAA Nº %

ANDALUCIA 13 23.6

CATALUÑA 9 16.4

CANARIAS 8 14.5

COMUNIDAD 7 12.7
VALENCIANA

COMUNIDAD 7 12.7
MADRID

TOTAL 55 100%

• Grupo de edad
Mujeres víctimas mortales Presuntos agresores

41-50 años (26: 47.3%)


41-50 años (22: 40.0%)

51-60 años (9: 16.4%)


31-40 años (10: 18.2%)

31-40 años (7:12.8%)


21-30 años (10: 18.2%)

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• País Nacimiento

MUJERES AGRESORES

34 (61.8%)
ESPAÑA 33 (60.0%)

• Según tipo de relación sentimental y de convivencia con su presunto


agresor:

PAREJA 40 (72.7%)

CONVIVIAN 36 (65.5%)

Fuente: Ficha estadística de víctimas mortales por VG en España. Años 2019. Secretaria
Estado Igualdad. Ministerio Presidencia.

Modalidades de Violencia

Más allá de estas cifras objetivas sobre muertes de mujeres, una de las dificultades
al analizar la magnitud y evolución de la VG es la heterogeneidad de los datos y la disparidad
de fuentes disponibles. Las estimaciones más precisas relativas a la prevalencia de la
violencia de género se derivan de las encuestas poblacionales basadas en los testimonios
de las víctimas.

Los datos de que disponemos a nivel mundial proceden de organizaciones


internacionales como la OMS (análisis llevado a cabo en 2013 por la OMS en colaboración
con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Consejo de Investigación
Médica de Sudáfrica, en el que se utilizaron los datos de más de 80 países) o la ONU, en su
sección Mujeres (Organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de
género y el empoderamiento de las mujeres. información actualizada a 2019). Ambos
proporcionan referencias al problema en un sentido amplio (distintas formas de violencia)
proporcionando una imagen desoladora global:

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Violencia física/sexual por parte de una pareja íntima

La forma más común de violencia experimentada por mujeres a nivel mundial


es la violencia física infringida por una pareja intima, incluyendo mujeres golpeadas,
obligadas a tener relaciones sexuales o abusadas de alguna otra manera.
Aproximadamente 1/3 de las mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de
pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.

• Por zonas geográficas, la prevalencia en regiones de África, del Este del


Mediterráneo y del Sudeste Asiático figuran como las más elevadas (con
tasas de alrededor del 37%). A continuación, le sigue la tasa de prevalencia
de VG a lo largo de la vida de América (30%). Las menores tasas de
prevalencia se dan en regiones con altos ingresos (23%), y en Europa y en
regiones del Pacífico Occidental (con tasas de 25%). Un estudio de la OMS
en 11 países determinó que el porcentaje de mujeres que han sido
sujetas a violencia sexual por una pareja íntima varia del 6% en Japón
hasta el 59% en Etiopía.
• Por grupos de edad, el porcentaje de mujeres que ha experimentado VG en
algún momento de su vida es particularmente elevado en las cohortes de
15 a 19 años y de 20 a 24 años (con tasas de prevalencia 29,4% y 31,6%,
respectivamente), lo que indica que este fenómeno está afectando a
mujeres de edades tempranas y está siendo más tolerado por los jóvenes;
los porcentajes se van incrementando hasta alcanzar su pico en el tramo de
edad de 40-44 años.
• Se calcula que, a nivel mundial, una de cada 5 mujeres se convertirá en
víctima de violación o intento de violación en el transcurso de su vida.
• En todo el mundo, hasta un 50% de las agresiones sexuales son cometidas
contra chicas menores de 16 años.
• La primera experiencia sexual de aproximadamente el 30% de las mujeres
fue forzada. El porcentaje es incluso mayor entre las que eran menores de
15 años en el momento de su iniciación sexual, y hasta un 45% denunció
que la experiencia fue forzada.

18
BLOQUE I: Introducción

• La práctica del matrimonio a temprana edad, una forma de violencia sexual,


es común a nivel mundial, especialmente en África y Asia Meridional. Las
jóvenes con frecuencia son obligadas a contraer matrimonio y a tener
relaciones sexuales, con los consiguientes peligros para la salud, como la
vulnerabilidad al VIH/SIDA o los embarazos precoces (embarazos de alto
riesgo por mayor probabilidad de aborto, parto prematuro y bajo peso al
naces), limitando, por otra parte, su asistencia a la escuela, favoreciendo el
aislamiento social y limitando oportunidades de las niñas.
• Uno de los efectos del abuso sexual es la fístula traumática ginecológica:
una lesión que resulta del desgarre severo de los tejidos vaginales y que
deja a la mujer incontinente y socialmente indeseable.
• El infanticidio femenino, la selección prenatal del sexo y el abandono
sistemático de las niñas son prácticas generalizadas en Asia meridional y
oriental, Norte de África y el Oriente Medio.

Violencia sexual durante conflictos

• Los conflictos causan índices mucho más elevados de violencia sexual. El


contexto de desorden social e institucional en un territorio en guerra es un
marco peculiar para este tipo de agravios ya que las normas se vuelven
confusas y la justicia es débil. Asimismo, dejan a las mujeres en una
situación muy vulnerable ante la pobreza, la pérdida del trabajo y la
destrucción de bienes, como, por ejemplo, sus casas. Los servicios básicos
de salud se desmoronan, agravados por una tasa de mortalidad materna
que es en promedio 2,5 veces más alta en países que sufren o han sufrido
un conflicto.
• Con frecuencia es una estrategia deliberada que se emplea a gran
escala por grupos armados para humillar a los oponentes, aterrorizar
a las personas y destruir sociedades. Las mujeres y las niñas pueden
también estar sujetas a la explotación sexual por aquellos que están
obligados a protegerlas (policía, ejercito).

19
BLOQUE I: Introducción

• La violación se ha usado durante mucho tiempo como u na táctica de


guerra, con violencia contra mujeres durante o posteriormente a
conflictos armados informados en cada zona de guerra internacional
o nacional. Muchas violaciones se realizan en grupo. Fomentan la
imagen de identidad masculina, refuerza su vínculo y les permite
eludir responsabilidades personales.
• Según estimaciones conservadoras, entre 20.000 y 50.000 mujeres fueron
violadas durante la guerra en Bosnia y Herzegovina ocurrida de 1992 a 1995,
mientras que aproximadamente entre 250.000 y 500.000 mujeres y niñas
fueron víctimas de violencia sexual en el genocidio cometido en Ruanda en
1994.
• En la República Democrática del Congo se informan aproximadamente
1.100 violaciones al mes, con un promedio de 36 mujeres y niñas voladas
cada día. Se cree que más de 200.000 mujeres han sufrido de violencia
sexual en ese país desde que inició el conflicto armado.

La violencia y el VIH/SIDA

• La poca habilidad de las mujeres para sortear prácticas sexuales sin


riesgo y de rechazar el sexo no deseado está estrechamente
relacionada con el alto índice del VIH/SIDA. El sexo no deseado resulta
en un riesgo mayor de excoriación y sangrado y facilita la transmisión
del virus.
• Las mujeres que son golpeadas por sus parejas tienen una
probabilidad 48% mayor de infectarse con el VIH/SIDA.
• Las mujeres jóvenes son particularmente vulnerables al sexo forzado
y tiene mayor riesgo de ser infectadas con el VIH/SIDA. Más de la
mitad de las nuevas infecciones del VIH a nivel mundial ocurren entre
personas jóvenes de 15 a 24 años de edad y más del 60% de la
juventud infectada con el VIH en este intervalo de edades son
mujeres.

20
BLOQUE I: Introducción

Mutilación de los órganos femeninos

• UNICEF calcula, sobre el total de mujeres vivas hoy en día que han sido
sometidas a la mutilación genital en África, una cifra que varía entre 100
millones y 130 millones. Alrededor de 26 millones han sido sometidas a la
infibulación, la forma más grave de mutilación genital femenina.
• Dadas las tasas actuales de nacimiento, esto significa que alrededor de 2
millones de niñas corren el peligro de sufrir alguna forma mutilación genital,
inclusive la infibulación, todos los años. Estas prácticas se han registrado en
por lo menos 28 países de África, en varios grupos de Asia meridional y
oriental y entre algunos emigrantes de Europa, América del Norte y
Australia que provienen de estos países y regiones. En gran parte de estos
países, la mayoría de niñas fueron mutiladas antes de cumplir los 5 años.

Tráfico de personas

• Según los cálculos, entre 500.000 y 2 millones de personas son traficadas


anualmente en situaciones que incluyen prostitución, mano de obra
forzada, esclavismo o servidumbre. Según Naciones Unidas (UNODC,
Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), la mayoría de las
víctimas detectadas en todo el mundo son mujeres, principalmente mujeres
adultas (49%), pero también cada vez más niñas (en conjunto un 72%). Casi
las tres cuartas partes de las víctimas detectadas de la trata con fines de
explotación sexual son mujeres.
• Un estudio realizado en Europa reveló que el 60% de las mujeres
víctimas de la trata de seres humanos había experimentado violencia
física y/o sexual antes de ser objeto de este delito, señalando a la
violencia basada en el género como un factor determinante en la trata
de mujeres.

21
BLOQUE I: Introducción

El Acoso Sexual (laboral/escolar)

• Una de cada diez mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido


ciberacoso desde la edad de 15 años, lo que incluye haber recibido correos
electrónicos o mensajes SMS no deseados, sexualmente explícitos y
ofensivos, o bien intentos inapropiados y ofensivos en las redes sociales. El
riesgo es mayor para las mujeres jóvenes con edades comprendidas entre
los 18 y los 29 años.
• Entre el 40% y el 50% de las mujeres de países de la Unión Europea soportan
insinuaciones sexuales o contacto físico indeseados, u otras formas de
acoso sexual en el trabajo.
• En Asia, diversos estudios llevados a cabo en Japón, Malasia, Filipinas y
Corea del Sur muestran que entre el 30% y el 40% de las mujeres son
acosadas sexualmente en el trabajo.
• En Nairobi, el 20% de las mujeres ha sufrido acoso sexual en el trabajo o la
escuela.
• En los Estados Unidos, el 83% de las chicas de entre 12 y 16 años
experimentaron algún tipo de acoso sexual en las escuelas públicas.
• En un estudio plurinacional realizado en Oriente Medio y África del norte,
entre el 40-60% de las mujeres declaró haber sufrido acoso sexual en la calle
(principalmente comentarios de carácter sexual,
hostigamiento/seguimiento o miradas fijas/obscenas) y entre el 31-64% de
los hombres afirmó haber incurrido alguna vez en estos comportamientos.
Los hombres más jóvenes, con mayor nivel educativo y aquellos que ha sido
víctimas de la violencia durante la infancia son más propensos a realizar
actos de acoso en la calle.
• En un estudio realizado por la Unión Interparlamentaria en 39 países de
cinco regiones, el 82% de las parlamentarias encuestadas declaró haber
experimentado alguna forma de violencia psicológica (comentarios, gestos
e imágenes de carácter sexista o de naturaleza sexual degradante usados
contra ellas, amenazas o acoso laboral) durante su mandato. Mencionaron
las redes sociales como el principal canal a través del cual se ejerce esta
violencia. El 65% fue objeto de comentarios sexistas, procedentes

22
BLOQUE I: Introducción

principalmente de colegas masculinos en el parlamento, tanto de los


partidos de la oposición como de los suyos.

Asesinato por causa de la dote

• El asesinato por causa de la dote es una práctica brutal donde la mujer es


asesinada por su esposo o sus parientes políticos debido a que la familia no
cumple con las exigencias de la dote, que es un pago realizado al momento
del matrimonio como regalo a la nueva familia.
• Suelen ser de naturaleza colectiva y tener relación con el control del
comportamiento de las mujeres en particular de su sexualidad, las
relaciones con los hombres y el matrimonio.
• Aunque las dotes o pagos similares prevalecen a nivel mundial, los
asesinatos por dote ocurren especialmente en Asia meridional.

“Homicidio por Honor”

• En muchas sociedades, las víctimas de violación, las mujeres sospechosas


de practicar sexo prematrimonial y las mujeres acusadas de adulterio han
sido asesinadas por sus familiares debido a que la profanación de la castidad
de la mujer es considerada como una ofensa al honor de la familia.
• Importancia de la reputación social y el estigma de perder estatus social
(más en comunidades pequeñas o cerradas).
• El asesinato no es el único delito: ataques con ácido, secuestros,
mutilaciones, golpes y suicidios forzados.
• El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) calcula que la cifra anual
mundial de mujeres víctimas de lo que se denomina “homicidios por
motivos de honor” puede llegar a 5.000/año.
• Al igual que en el anterior, la víctima es vista como propiedad de sus
familiares (no libre) y habría causado desprestigio a su familia a causa de su
comportamiento. Su acción ha traído deshonor a la familia o violado los
principios de su religión y eso justifica el crimen.

23
BLOQUE I: Introducción

Discriminación y Violencia

• En 2014, el 23% de las mujeres no heterosexuales (aquellas que


identificaban su orientación sexual como lesbianas, bisexuales u otras
opciones) entrevistadas en la Unión Europea indicó haber sufrido violencia
física y/o sexual fuera de su relación sentimental por parte de agresores de
ambos sexos, en comparación con el 5 por ciento de mujeres
heterosexuales.
• En una encuesta nacional a estudiantes de universidad realizada en
Australia, el 72 por ciento de estudiantes transgénero y de género diverso
(aquellas personas que identifican su género como "indeterminado o
inespecífico", "transgénero" u "otro") afirmó haber sufrido acoso sexual al
menos una vez en 2016, en comparación con el 63 por ciento de estudiantes
mujeres y el 35 por ciento de estudiantes hombres.
• Los datos de mujeres participantes en intervenciones de prevención en seis
países de ingresos bajos y medianos de Asia y África han demostrado que
las mujeres con discapacidades tienen entre dos y cuatro veces más riesgo
de ser víctimas de violencia por parte de sus compañeros sentimentales que
en el caso de aquellas sin discapacidades. Además, la probabilidad de sufrir
todo tipo de actos de violencia, cometidos tanto por compañeros
sentimentales como por otras personas, aumenta con la gravedad de la
discapacidad. Los datos cualitativos indican que la estigmatización y la
discriminación vinculadas a la discapacidad agravan la vulnerabilidad de las
mujeres a la violencia y suponen un impedimento para buscar ayuda.
• En Canadá, la probabilidad de las mujeres indígenas de morir como
resultado de la violencia, es cinco veces mayor que las de otras mujeres de
la misma edad.

24
BLOQUE I: Introducción

3 CONSECUENCIAS, IMPACTO Y COSTES

Por último, este tema aborda la temática desde el punto de vista de las
consecuencias que tiene, a distintos niveles, sobre las personas afectadas, familia y
sociedad, y el coste económico y social que todo esto supone. Su conocimiento ayudará a
resaltar su importancia como problema de salud púbica.

3.1.1 Repercusiones sobre la salud

La VG puede entenderse como problema de salud pública por la magnitud de sus


efectos sobre la salud física y mental de las mujeres que la sufren, tanto en el corto como
en el medio y largo plazo. Las consecuencias y costos –más allá del sufrimiento no
visible y del impacto en su calidad de vida y bienestar- incluyen el impacto a nivel
individual (para los sobrevivientes, perpetradores y otros afectados por la violencia)
así como al interior de la familia, comunidad y la sociedad en general, lo que resulta
en elevados costos sociales y económicos para la mujer, su familia y la sociedad.

La violencia contra las mujeres y niñas afecta adversamente el desarrollo humano,


social y económico de un país. Asimismo, dificulta los esfuerzos para reducir la pobreza y
tiene consecuencias intergeneracionales.

Debemos comprender la VG como un factor de riesgo para la salud de la mujer. Las


consecuencias de la VG en la salud de la mujer presentan un “efecto acumulativo” de los
distintos tipos de maltrato: psicológicos, sexuales y físicos

Repercusiones sobre la salud física:

• Tener consecuencias mortales, como el homicidio o el suicidio.


• Producir lesiones (inmediatas: fracturas y hemorragias) o enfermedades
físicas de larga duración (enfermedades gastrointestinales, dolor crónico,
etc): En España, según los datos de la Macroencuesta de 2015, el 42% de las
mujeres víctimas de violencia de pareja refieren alguna lesión a
consecuencia de dicha violencia (lesiones moderadas: 21,9% y graves
20,2%). Suponen el 6,5% de las mujeres residentes en España de 16 o más
años (moderadas: 3,4% y graves un 3,1%) (Ver Tabla1 y 2).

25
BLOQUE I: Introducción

% sobre el total de mujeres % sobre el total de mujeres


residentes en España de 16 o más residentes en España de 16 o más
años. años que han sufrido violencia.
LESIONES
SI 6.5% 42.0%
Moderadas 3.4% 21.9%
Graves 3.1% 20.2%
NO 92.8% 53.8%
NC 0.7% 4.2%

TABLA 1. Lesiones (y severidad) debidas a la violencia física, sexual o al miedo de


alguna pareja o expareja a lo largo de la vida.

% sobre el total % sobre el total


de mujeres residentes en de mujeres residentes en
España de 16 o más años. España de 16 o más años
que han sufrido
violencia.
LESIONES
SI 4.4% 38.1%
Moderadas 3.3% 28.8%
Graves 1.1% 9.3%
NO 93.9% 47.5%
NC 1.7% 14.4%

TABLA 2. Lesiones (y severidad) debidas a la violencia física, sexual o al miedo fuera


del ámbito de la pareja o expareja a lo largo de la vida. Fuente: Macroencuesta 2015.

Entre los efectos en la salud física se encuentran las cefaleas, lumbalgias, dolores
abdominales, trastornos gastrointestinales, limitaciones de la movilidad y mala salud
general.

26
BLOQUE I: Introducción

• Mayor vulnerabilidad a la enfermedad:

Salud subjetiva (Gráfico 1): Empeora la percepción de salud de la mujer víctima de


VG. La percepción sobre la propia salud es, con mayor frecuencia que entre las mujeres no
víctimas, mala o muy mala (13.2% frente a 8.5%. diferencia significativa pvalor=0.000) entre
las MV de VG en cualquiera de sus formas (macroencuesta 2015). En todos los grupos de
MV y para todos los síntomas específicos de mala salud (dolores de cabeza, resfriados o
catarros, ganas de llorar sin motivos, dolores de espalda o articulares, cambios de ánimo,
ansiedad o angustia, inapetencia sexual, irritabilidad, insomnio, falta de sueño, fatiga
permanente, tristeza porque pensaba que no valía nada), el porcentaje de las que los sufren
es mayor que en el grupo de MNV. La frecuencia es particularmente alta entre aquellas
mujeres que han sido víctimas de violencia física o sexual.

• Los síntomas de mala salud en los que más diferencias se hayan son:
Ansiedad o angustia: 53% frente 29.5%.
Tristeza porque pensaba que no valía nada: 33.1% frente al
14.9%.
Ganas de llorar sin motivos: 43.3% frente al 24.5%.
Irritabilidad: 45.7% frente al 26.7%.
Cambios de ánimo: 60.8% frente al 41.1%.

100

80

60

40

20

0
Mujeres Víctimas VG Mujeres no Víctimas VG

Bueno/Muy bueno Regular Malo/muy malo

GRÁFICO 1. Percepción subjetiva del estado de salud según si las mujeres han sufrido o no VG

27
BLOQUE I: Introducción

• Los datos son muy parecidos en las mujeres que han sufrido violencia
fuera de la pareja.
• Sentimientos que producen los episodios de VG (Gráfico 2): lo que
sienten tras estos episodios es: “impotencia ante la situación” (60.7%),
“tristeza” (59.8%) y “miedo” (51.55%).

AGRESIVIDAD
19
CULPA
30.2
VERGÜENZA
38.7
ANGUSTIA
49.9
MIEDO
51.6
RABIA
58.4
TRISTEZA
59.8
IMPORTENCIA
60.7
0 10 20 30 40 50 60 70

GRÁFICO 2. Sentimientos tras los episodios de VG

• Consecuencias sobre el bienestar mental:


o Estas formas de violencia también pueden ser causa de depresión, trastorno
de estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad, insomnio,
trastornos alimentarios e intento de suicidio. El análisis de 2013 concluyó
que las mujeres que han sufrido violencia de pareja tienen casi el doble de
probabilidades de padecer depresión y problemas con la bebida.
o La violencia sexual, sobre todo en la infancia, también puede incrementar
el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como las prácticas sexuales de
riesgo en fases posteriores de la vida. Asimismo, se asocia a la comisión (en
el hombre) y el padecimiento (en la mujer) de actos de violencia.
o Hasta hace poco tiempo, en muchos casos, a la víctima de VG se le
responsabilizaba del maltrato, indicando que ciertas características
personales de las victimas podrían ser las causantes del maltrato. Diversos
estudios han demostrado que no existen características psíquicas diferentes
entre las MV de malos tratos antes del inicio de los mismos y las que no lo
son, y que una actitud acusadora provoca una doble victimización de la
mujer al responsabilizarla del maltrato.

28
BLOQUE I: Introducción

• Impacto sobre la salud reproductiva:


La violencia basada en el género limita considerablemente la
capacidad de las mujeres de ejercer sus derechos reproductivos,
con graves consecuencias para la salud sexual y reproductiva. Una
de cada cuatro mujeres padece violencia física o sexual durante el
embarazo. Esto aumenta la probabilidad de que se produzcan
abortos y muertes de neonatos (probabilidad 16% mayor), partos
prematuros (41% mayor) y de que nazcan niños con poco peso.
Entre el 23% y el 53% de las mujeres que sufren abusos físicos a
manos de su pareja durante el embarazo reciben patadas o
puñetazos en el abdomen.
La violencia limita el acceso de las mujeres a la planificación familiar,
que puede llegar a reducir la mortalidad materna entre un 20% y un
35% al disminuir la exposición de las mujeres a riesgos de salud
relacionados con el embarazo. Las mujeres que son víctimas de la
violencia suelen tener más hijos de lo que ellas mismas desearían.
Esto no sólo demuestra el poco control que tienen sobre las
decisiones que afectan a su vida sexual y reproductiva, sino que
también reduce los posibles beneficios demográficos de la salud
reproductiva, que, según se calcula, disminuyen la pobreza en un
14%.
• Existen diversas prácticas lesivas que pueden dañar la salud
maternoinfantil:
• El matrimonio infantil, que da lugar a embarazos precoces y no deseados,
plantea riesgos que suponen una amenaza para la vida de las adolescentes:
las complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de
mortalidad de chicas de entre 15 y 19 años en todo el mundo.
• La mutilación genital femenina o ablación aumenta el riesgo de que se
produzcan obstrucciones y complicaciones durante el parto, muertes de
neonatos, hemorragias postparto, infecciones y muerte de la madre.

29
BLOQUE I: Introducción

• Repercusiones a otras generaciones:

Más allá de las consecuencias directas y a corto plazo, los niños y niñas que son
testigos de la violencia tienen más probabilidades de presentar problemas emocionales y
de conducta (ansiedad, depresión, baja autoestima), un deficiente rendimiento escolar,
entre otros problemas que dañan su bienestar y desarrollo personal, así como están en
riesgo de cometer o experimentar violencia en el futuro.

La encuesta de 2015, del total de mujeres que sufren o han sufrido VG y tenían
hijos/as en el momento en el que se produjeron los episodios de violencia, el 63,6% afirma
que los hijos e hijas presenciaron o escucharon alguna de las situaciones de violencia. El
92.5% de esos niños y niñas eran menores de 18 años cuando sucedieron los hechos.

La violencia de pareja también se ha asociado a mayores tasas de mortalidad y


morbilidad en los menores de 5 años (por ejemplo, por enfermedades diarreicas o
malnutrición).

• Costes Económicos y Sociales

Lo que resulta común para las víctimas de VG es que los daños producidos, sean
físicos o psicológicos deterioran su estado de salud, y por lo tanto, requieren de algún
tratamiento o cuidado médico o psicológico/psiquiátrico, esto es, del uso de servicios
sanitarios o asistenciales. Los costes y las consecuencias de la violencia contra las mujeres
duran generaciones.

El costo de la violencia contra las mujeres desde el punto de vista humano es


enorme, como también lo es desde el pdv económico y social ya que repercute en toda la
sociedad (personas, familias y comunidades). La violencia contra las mujeres reduce la
productividad y agota los presupuestos públicos. La violencia contra las mujeres supone
enormes costes directos e indirectos para las supervivientes, los empleadores y el sector
público por lo que se refiere a los gastos en materia de sanidad, policía, servicios jurídicos y
otros gastos relacionados, así como en términos de pérdidas salariales y de productividad.

30
BLOQUE I: Introducción

Un reciente estudio del Ministerio de Presidencia sobre estimación de costes


económicos en nuestro país, ha cifrado estos costes tangibles, directos e indirectos en 3
itinerarios, laboral, sanitario y jurídico:

Costes directos, relacionados con los servicios para el tratamiento y


apoyo a las mujeres maltratadas y sus hijos y para enjuiciar a los
ofensores en 20-24% y 34-39% respectivamente.
Los costes indirectos, relacionados con la pérdida de empleo y
productividad, supondrían un 28-35%.
El coste del impacto de la VG en España va desde los 1.281 a 8.540
millones de euros al año. Pero los costes intangibles, como el dolor y
sufrimiento, la perdida de trabajo y productividad o los cambios de
domicilio, podrían sumar otros 4.858 a 14.800 millones de euros, según
este estudio.
La estimación de los costes económicos tangibles de la violencia
machista fluctúa entre el 0,11 y 0,76 del PIB, o lo que es lo mismo, entre
33 y 186 euros al año por habitante.
Por otro lado, los costes intangibles, más difíciles de cuantificar según
los autores, se ha estimado que puede estar entre los 5 y 15 millones
de euros.
La UE estima en un 0,8% del PIB el coste promedio de la VG en cada
estado miembro, como el español.
Es una estimación “abrumadora” que incluye los ámbitos laboral,
sanitario y legal, este último en cuanto a recursos policiales, jurídicos y
penitenciarios, y limitada al sector público ya que no hay datos del nivel
privado.
• Costos sociales y/o laborales: Las mujeres que experimentan violencia
sufren de una variedad de problemas de salud y se disminuye su capacidad
para participar en la vida pública. Las mujeres pueden llegar a encontrarse
aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar
en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de sí
mismas y de sus hijos.
Derivar en habilidades deficientes para el funcionamiento social,
aislamiento social y marginación.

31
BLOQUE I: Introducción

Provocar pérdida de días laborales, baja productividad y bajos


ingresos
Reducción o pérdida total de oportunidades educativas, laborales,
sociales o de participación política; y
Desembolsos (a nivel individual, familiar y del presupuesto público)
para sufragar servicios médicos, judiciales, sociales y de protección.

Este tipo de trabajos son recientes en España (Ministerio Presidencia, 2016).


Conocer el coste económico que la violencia de género tiene para la sociedad en su conjunto
puede contribuir a reducir el nivel de aceptación social de esta realidad, además de deshacer
mitos y cuestionamientos sobre las ayudas públicas destinadas a su erradicación y, de este
modo, animar a emprender acciones para lograr la igualdad efectiva entre hombres y
mujeres, una sociedad donde no quepa la violencia, ni la intolerancia ni la falta de respeto.
En esta línea, los estudios sobre el coste económico de la violencia de género favorecen el
conocimiento del coste de la prevención y la intervención, resultando ser los costes
sustancialmente menores cuando se identifica la violencia de género tempranamente que
en fases o contextos donde el problema está más enraizado.

32
BLOQUE I: Introducción

4 BIBLIOGRAFÍA

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a mujeres en España. Colección Estudios Sociales nº 10. Ed. Fundación “la
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Esteban ML., Comelles JM., Díez C. Antropología, género, salud y atención.
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Ruiz I., Escribà V., Montero I., Vives C., Rodríguez M. Prevalence of intimate
partner violence in Spain: A national cross-sectional survey in primary care.
Atención Primaria, 49 (2), pp. 93-101. 2017.
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33
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Violencia de Género Madrid: Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e
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34
BLOQUE I: Introducción

5 WEBS de Interés

Centro Virtual de conocimiento para poner fin a la violencia contra las


mujeres y niñas (ONU Mujeres): http://www.endvawnow.org/es/
Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género:
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Violencia-domestica-y-de-
genero/El-Observatorio-contra-la-violencia-domestica-y-de-genero/
Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer:
http://www.violenciagenero.igualdad.mpr.gob.es/home.htm
Convenio de Estambul del Consejo de Europa:
https://www.coe.int/en/web/istanbul-convention
Global Database on Violence against Women: https://evaw-global-
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Mujeres en Red:
http://www.mujeresenred.net/spip.php?rubrique68&var_mode=calcul
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fundamental-rights/gender-equality
Web de recursos de apoyo y prevención ante casos de violencia de género
(WRAP): https://wrap.igualdad.mpr.gob.es/recursos-
vdg/search/SearchForm.action

35

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