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Revisitando a Marco Aurelio.

Por Iván Alfonso Matadamas Hernández

Hoy encontraré a cualquier persona que tenga alguna de estas faltas: que sea un indiscreto, un
ingrato, un insolente, un embustero, un envidioso, un egoísta. Los desgraciados que tienen estos
defectos es porque no distinguen los verdaderos bienes y los verdaderos males. Pero yo, que he
aprendido que el bien verdadero consiste en lo que es honesto y el mal verdadero está en lo
vergonzoso […]

Marco Aurelio “el sabio” fue un emperador romano distinguible entre otros demás, no
solo por sus labores de gobernante y como figura de autoridad, sino también por su pensamiento,
uno que lo hacía resaltar entre aquellos que le precedieron, notable por una forma de vivir
orientado hacia los valores y la recta razón, sin necesidad de hundirse en los lujos y en las
pasiones: el estoicismo. Esta corriente de pensamiento, que ya había sido expuesta en el pasado
por otros autores como Séneca y Zenón de Citio, proponiendo que hay factores que se pueden
controlar y otros que no, mientras se viva alejado de lo superfluo, apegado a la razón y aceptando
que no todo es controlable, ni siquiera la propia muerte, entonces podrás vivir sin ser afectado en
tus acciones por aquello que no se puede controlar.

Él gana su lugar relevante dentro del estoicismo por la propuesta que tiene en su obra
“Meditaciones”, una serie de pensamientos que relacionan al hombre con la divinidad, la
naturaleza, la recta razón, la muerte, lo externo y varios puntos más; así, logra hacer una imagen
de cómo debería vivir el hombre para ser bueno para sí mismo y aquello que le rodea.
Obviamente él habla de un hombre griego en el siglo I, entonces válido hacer la pregunta ¿es
necesario revisitar a Marco Aurelio o ya no es vigente? Ese es el punto que nos reúne aquí el día
de hoy, revisitar aquellas principales propuestas del emperador griego en su momento con una
mirada hacia el presente, dónde cada día nos vemos más determinados por aquello que nos rodea
y es más difícil mantenerse estoico, que ciertamente puede marcar una diferencia e incluso una
lección en la modernidad dónde la opinión de terceros llega incluso a crear depresión de alguna
manera inconsciente.

Una de las primeras cosas que dice Marco Aurelio es sobre la naturaleza, una que tiene el
universo y la que tienes tú como individuo, y así como el universo responde a su propia
naturaleza, tú debes responder a la propia respectivamente, con respeto y humildad en cada una
de las acciones que tomas, así, al vernos a nosotros mismos se debe hacer con un toque correcto
de autocrítica y de racionalidad, es ahí dónde llega la crítica de un tercero, ahí es dónde
igualmente con razón se le debe de analizar al juicio del otro, poniendo un mayor peso al criterio
propio con autoconocimiento. Entonces, al momento de actuar nuevamente con la crítica recibida
debe de ser porque en realidad había algo de valor en lo dicho por el otro y no por la coacción,
siéndole infiel a tu propia naturaleza, es así, que debemos confiar únicamente en aquellos que
también siguen la naturaleza propia, varios para tomar diferentes perspectivas, pero siempre con
justo criterio.

Personalmente, esto me ha parecido identificable incluso en mi propia vida, en la que se


actúa para encontrar el agrado de los demás, más que el agrado propio, especialmente en un
momento dónde las redes sociales nos dejan expuestos a la constante crítica, misma que es difícil
tomar si no tenemos el filtro de elección, que a su vez puede arrollar ese valor al criterio propio
que propone Marco Aurelio.

“¡Qué rápido termina todo! ¡En el mundo nuestros cuerpos y

en el tiempo los recuerdos! Del mismo modo se desvanecen

todas las cosas que distraen nuestros sentidos y, más aún, las

que nos atraen con el placer.”

Memento Mori o “recuerda la muerte” es uno de los principios que definen de igual
manera al estoicismo del emperador romano, pues si hay algo que demuestra que hay cosas que
salen de nuestro control es la muerte, misma que nos da un sentido en cierta manera para la vida,
entonces debemos de vivir cada día como si fuese el último, pues es cada momento que vivimos
es uno más cercano a la muerte, entonces es preciso aprovecha el tiempo a cada momento y vivir
cada día como si fuese el último de tu existencia, no de una manera dionisiaca de vivir en placer,
pues esos placeres perecen con nuestros sentidos, sino por el contrario, de una manera virtuosa,
sin escuchar a la pasión sobre la razón. Es aquí que me percato lo contraintuitivo que esto nos
resulta en la modernidad, dónde el valor de las experiencias llega a ser medidas en lo
apasionantes que resulten, que incluso llega a ser impregnado en el término YOLO (You Only
Live Once), usado en un sentido dionisiaco, en contraste con la búsqueda de virtud que propone
Marco Aurelio, y resulta una forma de repensar la forma en la que conceptos como la muerte
hemos acuñado bajo una moral católica que ha cambiado a través del tiempo, en el grueso de
nuestra sociedad. Sin embargo, “el que vive como nunca fuese a morir […] ha elegido ser bueno
mañana en lugar de serlo hoy”

Por último, pero no me nos importante, considero importante ver uno de los conceptos
con los cuales se popularmente se considera a los estoicos y que en esta lectura se desmiente.
Usualmente se piensa que el estoicismo es negar lo mayor posible aquello que es externo sobre
lo interno cuando en realidad es alejarse de la dependencia que se puede generar por el placer, la
ceguera que produce la irracionalidad y la vida alejada de la divinidad y la naturaleza. No es
negar lo ajeno, sino ser selectivo con aquello que tomas de lo exterior, ser críticos y valorar
fuertemente lo que es cada ser. Desde mi perspectiva, este texto llega a trascender por la
universalidad en la aplicación de este pensamiento y no dudo que lo siga siendo para las
próximas generaciones

Este texto no busca ser un análisis exhaustivo de las meditaciones, la modernidad o de la


vida de Marco Aurelio, sino una invitación a leerlo de una manera identificable, ver todo lo que
se dejó de lado en este escrito y hacer una introspección a tu forma de vivir, a quién eres y a la
forma en la que te gustaría conducir tú vida. Finalmente, Memento mori.

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