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doi:10.5477/cis/reis.146.

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El discurso implícito: aportaciones para un


análisis sociológico
Implicit Discourse: Contributions to a Sociological Analysis

Jorge Ruiz Ruiz

Palabras clave Resumen


Análisis del discurso En este artículo se aborda la diversidad de tipos o dimensiones del
฀Análisis sociológico discurso implícito. En concreto, se plantea una caracterización
฀Discurso implícito tipológica del mismo basada en las intenciones del productor del
฀Discurso latente discurso, distinguiéndose cuatro dimensiones básicas: el discurso
฀Discurso oculto insinuado, el discurso ocultado, el discurso «fallido» y el discurso
฀Metodología subyacente. Después de ofrecer ejemplos de cada uno de ellos, se
cualitativa sostiene la utilidad de la tipología propuesta para el análisis
sociológico del discurso implícito, esto es, para su detección y su
interpretación.

Key words Abstract


Discourse Analysis This article discusses the variety of types or dimensions of implicit
฀Sociological Analysis discourse. Specifically, a typological characterisation is proposed,
฀Implicit Discourse based on the intentions of the producer of the discourse, including a
Latent Discourse distinction between four basic dimensions: insinuated discourse,
Hidden Discourse hidden discourse, ‘failed’ discourse and underlying discourse. Some
Qualitative examples are provided of each dimension, and then it is held that the
Methodology proposed typology is useful for the sociological analysis of implicit
discourse, that is, for its detection and interpretation.

Cómo citar
Ruiz Ruiz, Jorge (2014). «El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico». Revista
Española de Investigaciones Sociológicas, 146: 171-190.
(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.146.171)

La versión en inglés de este artículo puede consultarse en http://reis.cis.es y http://reis.metapress.com

Jorge Ruiz Ruiz: Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) | jruiz@iesa.csic.es

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ASPECTOS EXPLÍCITOS plícitos que los interlocutores infieren en los


E IMPLÍCITOS DEL DISCURSO intercambios comunicativos cotidianos a par-
tir de un principio de cooperación. Este prin-
La necesidad de atender en el análisis socio- cipio de cooperación formulado por Grice
lógico del discurso a sus aspectos implícitos (1975) establece que los interlocutores deben
puede parecer una obviedad. En efecto, po- ajustarse en sus intervenciones a cuatro
demos constatar sin dificultad que todos los máximas o normas que atañen a la cantidad,
discursos presentan contenidos implícitos, a la calidad, a la pertinencia y a la manera de
desde las formas más elementales, como lo que se comunica. Ya sea por la observancia
pueden ser las ironías o las metáforas, hasta de estas normas (implicaturas generalizadas)
formas más complejas y sutiles. Así, aunque o por su transgresión (implicaturas anómalas),
en teoría podamos plantear la existencia de cada interlocutor puede inferir los significados
un discurso transparente o que no contenga implícitos en lo dicho por los demás interlocu-
elementos implícitos, de manera que su sen- tores en las conversaciones cotidianas. Ade-
tido coincida de manera exacta con su con- más, la pragmática también se ha ocupado
tenido explícito, en la práctica esto no ocu- del análisis de otros implícitos no conversa-
rre. Por el contrario, en la práctica todos los cionales, ya sean convencionales (las presu-
discursos sociales incluyen, en mayor o me- posiciones) o no convencionales (los sobren-
nor medida, aspectos o contenidos implíci- tendidos), llegando Ducrot (1977) a formular
tos que es preciso analizar tanto para deter- una teoría de lo implícito2.
minar su sentido como para aprovechar el Estas aportaciones de la pragmática son
potencial de los mismos como vía de acceso muy relevantes para el análisis sociológico del
al conocimiento de la realidad social. discurso, al menos por dos razones. Por un
Sin embargo, esta aparente evidencia de lado, revelan la existencia de multitud de sig-
la importancia sociológica del discurso implí- nificados implícitos en las comunicaciones,
cito contrasta con la escasa formalización de orientando nuestra atención hacia esta di-
los procedimientos con los que los sociólo- mensión oculta o no explícita del discurso.
gos, entre otros, abordamos su análisis. Mien- Por otro lado, porque proporcionan un instru-
tras que para el análisis del discurso explícito mento muy útil para el análisis contextual, es
se han desarrollado diversos y sofisticados decir, para la comprensión del sentido local
procedimientos, el análisis del discurso implí- del discurso3. Sin embargo, la perspectiva
cito adolece de una escasa formalización y un pragmática resulta insuficiente para un análi-
insuficiente desarrollo metodológico1. De he- sis sociológico del discurso implícito, en la
cho, el mayor desarrollo metodológico y las medida en que solo contempla el sentido im-
plícito como algo proyectado en la comunica-
más relevantes aportaciones al análisis del
ción de manera intencional por el hablante y
discurso implícito no provienen de la sociolo-
que es percibido e interpretado por el oyente.
gía, sino de la lingüística, más concretamente
Se deja así al margen del análisis significados
de la pragmática. El análisis conversacional,
por ejemplo, ha centrado su atención en las
implicaturas, esto es, en los significados im-
2 Para una revisión de los distintos tipos de implícitos
considerados por la pragmática puede consultarse
Gallardo (1996). Respecto de la lingüística pragmática,
1 Así, en los manuales de análisis del discurso, las re- en general, puede consultarse Levinson (1989) o
ferencias al análisis de los aspectos implícitos o bien no Escandell (1999).
aparecen o bien se limitan a unos escasos y fragmen- 3 Tanto el análisis conversacional, lingüístico, como el

tarios apuntes. Puede consultarse, por ejemplo, Titscher, análisis de la conversación, etnometodológico, constituyen
Meyer, Wodak y Vetter (2000); Schiffrin, Tannen y Hamil- dos instrumentos muy útiles en el análisis contextual del
ton (eds.) (2001); Johnstone (2002) y Gee (2005). discurso. Véanse Tusón (2002) y Ruiz (2009).

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implícitos no intencionales o que incluso pa- en el análisis, extendiendo un halo de sospe-


san desapercibidos para los interlocutores y cha sobre el productor del discurso, bien
que, como veremos a continuación, tienen como ignorante o bien como ocultador de su
mucha importancia para el análisis sociológi- propia realidad4.
co. Pero, sobre todo, la perspectiva pragmá- Pero junto a estos dos planteamientos
tica resulta insuficiente para los intereses del estériles encontramos en los análisis concre-
sociólogo porque no incluye una interpreta-
tos de sociólogos de muy distintos enfoques
ción sociológica del discurso implícito.
o escuelas una consideración rigurosa y
El insuficiente desarrollo metodológico fructífera de los aspectos implícitos del dis-
del análisis del discurso implícito ha llevado, curso. En este sentido, la llamada Escuela
desde algunos enfoques, a excluirlo del aná- Cualitativa de Madrid5 y el Análisis Crítico del
lisis. Desde este punto de vista, solo el dis- Discurso6 son los enfoques que mayor aten-
curso explícito ofrecería garantías para un ción han prestado a los contenidos implícitos
análisis objetivo, de manera que es el único del discurso y, en consecuencia, son los auto-
al que se le presta atención. En nuestra opi- res adscritos de manera más o menos direc-
nión, esta reducción del análisis del discurso
ta a estos enfoques los que en mayor medi-
a sus aspectos explícitos, lejos de garantizar
da han incluido los aspectos implícitos en
una supuesta objetividad, lo que supondría
sus análisis del discurso. Si bien estos análi-
sería un empobrecimiento del análisis, cuan-
sis no están basados en una metodología
do no una fuente importante de incompren-
común, comparten algunos principios y su-
siones y malentendidos y, en definitiva, erro-
puestos básicos que pueden constituir un
res de interpretación. En el extremo contrario,
punto de partida para este necesario desa-
encontramos otras prácticas analíticas que
consideran el discurso explícito como simple rrollo metodológico. Estos principios básicos
apariencia, de manera que centran el análisis compartidos por los análisis rigurosos del
en los supuestos sentidos implícitos del dis- discurso implícito desde una perspectiva so-
curso, como un ejercicio de desvelamiento ciológica son, al menos, seis:
del verdadero sujeto que se oculta tras el
1. Todos los discursos sociales contienen
discurso explícito. Esta irrelevancia atribuida
elementos implícitos, por lo que para
al discurso explícito como algo engañoso
llevaría, con frecuencia, a buscar el sentido
del discurso fuera del discurso mismo, gene-
4 Martín Criado establece un paralelismo entre esta
ralmente en los propios planteamientos y asunción de opacidad del discurso explícito o manifiesto
supuestos teóricos del investigador. y la lógica del psicoanálisis (1998: 69). Como apunta
este autor, una y otra suponen adscribir al analista y al
Nos encontramos así con dos plantea- analizado una situación asimétrica y concibe el análisis
mientos antagónicos en la consideración de como un mecanismo de desvelamiento de la verdad que
los aspectos implícitos del discurso, pero se esconde tras la apariencia del discurso explícito. Este
paralelismo resulta revelador en la medida en que
igualmente estériles de cara a la compren- muchos de los análisis del discurso que parten de
sión del discurso y de la realidad social en la planteamientos psicoanalíticos derivan en esta asunción
que se ha producido y en la que funciona de opacidad y en la consiguiente desconfianza o
sospecha sobre el discurso explícito.
(Conde, 2009: 52 y ss.): por un lado, la ilusión
5 Entre los más destacados autores de esta Escuela
de transparencia del discurso o la reducción destacan tanto sus fundadores, Jesús Ibáñez o Alfonso
del análisis a los aspectos explícitos; por otro Ortí entre otros, como sus continuadores, Luis Enrique
lado, la asunción de opacidad, que conside- Alonso, Fernando Conde, Enrique Martín Criado… Sobre
la Escuela Cualitativa de Madrid, véase Vallés y Baer (2005).
ra el discurso explícito como una simple fa- 6 En este sentido, tanto Wodak (1995) como Van Dijk
chada que oculta al verdadero sujeto y que (2003) sitúan lo implícito en el centro del Análisis Crítico
lleva a desconsiderar este discurso explícito del Discurso.

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que su análisis sea completo debe aten- un desvelamiento de la verdad que se


der por igual a los elementos explícitos oculta tras el discurso. Así, en los casos
y a los implícitos. En cualquier caso, uno en los que hay una contradicción entre
de los objetivos del análisis del discurso el discurso explícito y el discurso implí-
es poner de manifiesto sus contenidos cito, esta misma contradicción constitu-
implícitos. ye un elemento más de análisis.
2. El discurso implícito está incluido en el 6. El discurso implícito adopta una diversi-
discurso explícito. El discurso implícito dad de formas, de manera que la deter-
se deriva directamente del discurso ex- minación del tipo o los tipos de discur-
plícito, por lo que su análisis puede apo- sos que se encuentran implícitos en
yarse en otros indicios, como son el con- cada caso constituye uno de los objeti-
texto o los elementos no verbales (la vos del análisis de los discursos concre-
prosodia, las vocalizaciones, los gestos tos.
y ademanes o la posición del cuerpo),
pero consiste en un trabajo sobre el dis- Este artículo se centra en esta última
curso explícito7. Ahora bien, el mecanis- cuestión, esto es, en la diversidad de tipos o
mo por el que se deriva el contenido dimensiones del discurso implícito, plan-
implícito a partir del contenido explícito teando una caracterización tipológica del
no es la decodificación sino la inferencia mismo. Además, se ilustrarán los distintos
(Alonso, 1998: 210)8. tipos de discurso implícito definidos con
3. Para la inferencia del discurso implícito ejemplos extraídos tanto de análisis propios
es preciso atender a las condiciones como de análisis de otros autores. Con esta
contextuales de la enunciación. tipología se pretende contribuir al desarrollo
de una metodología para el análisis socioló-
4. Los aspectos implícitos del discurso
gico del discurso implícito, por lo que en un
pueden contradecir el discurso explícito,
último apartado se argumentará la utilidad de
pero ni tienen necesariamente que con-
la tipología propuesta para la detección y la
tradecirse ni, lo que es más importante,
interpretación del discurso implícito.
suelen hacerlo. Por el contrario, el dis-
curso implícito generalmente enriquece
el discurso explícito, es decir, lo comple-
menta y lo amplia. LAS DIMENSIONES DEL DISCURSO
5. El discurso implícito no puede conside- IMPLÍCITO
rarse, en este sentido, como un discurso
Podemos considerar que el discurso implíci-
verdadero que se encuentra oculto tras
to es todo aquello no-dicho explícitamente
el discurso explícito, ni el análisis como
pero contenido en el discurso. No obstante,
esta definición es excesivamente amplia y
ambigua, ya que cuando se habla de discur-
7 Como señala Conde (2009: 54): «es a partir del trabajo
de lectura de la materialidad del texto en toda su so implícito, o de discurso latente, se alude
densidad, en su expresividad literal y en su profundidad a formas discursivas muy diversas. Nos en-
como únicamente puede accederse a los planos
contramos así con distintos tipos, formas o
expresos y latentes del análisis».
8 En este sentido, sostiene Reyes (1995: 55) que
dimensiones del discurso implícito. Es preci-
«entender un enunciado tiene dos aspectos: por un lado, so, por lo tanto, clarificar en qué consiste
se decodifican los signos lingüísticos; por otro, se salta esta diversidad para definir de manera preci-
el escalón que va entre lo dicho y lo implicado, y esto
no se hace mediante más decodificación, sino mediante sa el concepto de discurso implícito que ma-
inferencias». nejamos.

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La forma más habitual y, se puede decir, dice de manera implícita: un discurso implí-
más superficial del discurso implícito es cito que se «filtra» sin que lo quiera quien lo
aquella en la que intencionalmente se dice produce (Ortí, 1998). Podemos denominar
algo, pero no se hace de manera explícita, dimensión «fallida» a este tipo no intenciona-
sino que se da a entender a los receptores. do del discurso implícito.
Se trata, por lo tanto, de una estrategia dis- Pero es que además habría otra forma o
cursiva que consiste en una forma de decir dimensión no intencionada de discurso im-
indirecta: por alguna razón, se prefiere no plícito. Así, no es lo mismo decir implícita-
decir explícitamente algo que, sin embargo, mente lo que no se quiere decir que decir
forma parte de lo que se quiere decir. Llama- implícitamente algo que ni se quiere, ni no se
remos a este tipo de discurso implícito di- quiere decir, porque no se ha reparado en
mensión insinuada, ya que el productor del ello. En ocasiones, decimos cosas que no
discurso espera que los receptores reciban e sabemos que las decimos, pero que reflejan
interpreten estos mensajes implícitos. Inclu- aspectos importantes del discurso. Llamare-
so se suelen ofrecer pistas o indicios que mos dimensión «subyacente» a esta forma
facilitan esta recepción e interpretación, de discurso implícito.
como pueden ser elementos no-lingüísticos.
La consideración de estas cuatro dimen-
Una segunda dimensión del discurso im- siones del discurso implícito supone, sin
plícito surge cuando consideramos lo no- duda, un elemento de dificultad y de comple-
dicho ni explícita ni implícitamente como un jidad en el abordaje teórico y práctico de la
posible mensaje implícito en el discurso. Así, cuestión. Pero no se trata de una compleji-
lo no-dicho puede formar parte del discurso dad gratuita sino que estos conceptos cons-
implícito siempre que se den dos condicio- tituyen instrumentos muy útiles de cara al
nes: 1) que se pueda imputar al productor del análisis del discurso implícito, esto es, para
discurso una intención de ocultación de lo su detección y su interpretación. En cual-
no-dicho; y 2) que esta ocultación produzca quier caso, los ejemplos prácticos de análisis
un efecto de sentido intencionalmente bus- que se presentan en los siguientes apartados
cada. Sin duda, esta dimensión del discurso pueden contribuir a explicar y visualizar de
presenta dificultades para su detección, en manera más clara las diferencias entre las
la medida en que se trata de una omisión. distintas dimensiones del discurso implícito
También implica riesgos interpretativos, en la
que se han definido.
medida en que supone atribuir al productor
una intencionalidad de ocultación. Pero tan- En el cuadro 1 situamos las cuatro di-
to las dificultades como los riesgos están mensiones del discurso implícito que hemos
justificados por la importancia discursiva de definido en un eje de coordenadas. Este cua-
las ocultaciones como una dimensión del dro presenta una estructura similar al cua-
discurso implícito a la que podemos denomi- drado semiótico de Greimas (Greimas y
nar discurso ocultado o silenciado. Courtés, 1979). No obstante, no se utiliza
aquí como un instrumento de análisis semió-
Una tercera dimensión del discurso implí-
tico, sino solo como un medio para explorar
cito la encontramos si tenemos en cuenta
las posibilidades lógicas del discurso implí-
que no todo el discurso implícito es intencio-
cito teniendo en cuenta su intencionalidad y
nado, sino que también de manera implícita
su contenido.
se pueden decir cosas que no se quieren
decir. Al igual que hay un discurso explícito
La dimensión insinuada del discurso
fallido o no intencionado, encontramos una
dimensión fallida del discurso implícito, esto El discurso implícito insinuado es el más fá-
es, aquello que no se quiere decir pero se cilmente detectable, porque el emisor suele

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CUADRO 1. Dimensiones del discurso implícito

Querer No querer
Dimensión intencionada Dimensión no intencionada o involuntaria

Querer decir No querer decir

Dimensión insinuada Dimensión fallida (lapsus implícito)


Decir Lo que se dice de manera implícita porque Lo que no se quiere decir pero se dice de mane-
se quiere decir de esta manera ra implícita
Discurso disimulado; discurso evocado;
discurso condensado (metáforas)

Querer no decir
No querer no decir
Dimensión ocultada o silenciada
No decir Dimensión subyacente
Lo que no se dice ni de manera explícita ni
Lo que se dice implícitamente y no se quiere de-
implícita, pero genera un efecto de sentido
cir, pero tampoco se quiere no decir
implícito
Fuente: Elaboración propia.

dejar huellas o indicios que facilitan la infe- la el discurso dirija el discurso implícito a unas
rencia a partir del discurso explícito. Pode- personas determinadas para las que, por lo
mos decir que el discurso implícito insinuado que conoce de ellas, sería más fácil inferir los
se infiere de manera más directa del discurso significados implícitos comunicados, mien-
explícito que las otras dimensiones del dis- tras que para el resto este sentido implícito
curso implícito. Así, en este tipo de discurso puede pasar desapercibido. Esta diferente
implícito, lo explícito conduce o invita a infe- modulación de la facilidad de inferencia de lo
rir lo implícito. No obstante, la mayor facili- implícito del discurso en función del auditorio
dad de inferencia del discurso insinuado es (decir implícitamente algo para que lo entien-
relativa. La inferencia del discurso insinuado dan algunos, pero no otros) supone en cierta
puede depender de múltiples factores relati- medida contemplar una categoría intermedia
vos al emisor (estratégicos, de habilidad co- entre el discurso implícito insinuado y el ocul-
municativa, etcétera), del receptor (por ejem- tado. Dicho de otro modo, algunos discursos
plo, la capacidad de procesamiento de la implícitos pueden ser a la vez insinuados (se
información, la sensibilidad o la atención dan a entender intencionadamente a algunos)
prestada a la comunicación, etcétera) o in- y ocultados (se ocultan para otros).
cluso del contexto en el que se ha producido Un ejemplo de discurso insinuado nos lo
el discurso. Así, un discurso que se ha pro- ofrece el análisis que realiza Van Dijk (2005)
ducido en un determinado contexto en el del artículo editorial del columnista Charles
que adquieren sentido alusiones implícitas, Krauthammer, publicado en The Washington
puede perderlas en otros contextos. Post el 12 de septiembre de 2001, el día si-
Entre los factores estratégicos que pue- guiente a los atentados contra el World Trade
den facilitar o dificultar la inferencia del discur- Center de Nueva York y contra el Pentágono.
so implícito intencionado, uno que reviste El análisis muestra cómo dando por presu-
especial importancia es la orientación de este puestos determinados contenidos, este co-
mensaje implícito del discurso a un auditorio lumnista consigue hacer pasar por conoci-
determinado. Así, puede ser que quien formu- miento socialmente compartido lo que solo

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son sus propias convicciones o posiciones je publicitario es relativamente frecuente la


ideológicas. En este caso, el discurso insi- utilización de discursos implícitos para
nuado sirve como estrategia para dotar de aumentar la capacidad persuasiva de los
mayor fuerza a sus argumentos a favor de las mensajes. Corrales (2000) nos ofrece algu-
acciones de guerra como respuesta a estos nos ejemplos de este uso publicitario del
atentados. Se trata, por lo tanto, de una for- discurso implícito, y sostiene que la eficacia
ma de disimular las propias convicciones comunicativa que proporcionan estos conte-
ideológicas haciéndolas pasar por cuestio- nidos implícitos en la publicidad se debe a
nes conocidas y reconocidas por todos o al que producen una mayor implicación cogni-
menos por la mayoría (conocimiento). tiva del receptor y, con ella, una mayor iden-
Otro ejemplo de discurso disimulado lo tificación personal con los mensajes.
encontramos en el análisis que realiza Wo- Pero no solo se insinúan los discursos
dak (2007) del discurso implícitamente xenó- para disimularlos o para aumentar la eficacia
fobo y antisemita del Partido de la Libertad persuasiva de los mensajes. También nos en-
de Austria (FPÖ) y de su entonces líder Jörg contramos con discursos que se insinúan
Haider. En este caso, la utilización de men- como una estrategia para condensar o sinte-
sajes xenófobos y racistas de manera implí- tizar significados. Un ejemplo de este tipo de
cita constituye una estrategia discursiva para discurso condensado nos lo ofrece el eslogan
evitar la sanción social que recae sobre este del movimiento 15-M9: No somos mercancía
tipo de discursos. La utilización de un discur- en manos de políticos y banqueros. Si aten-
so insinuado respondería, por lo tanto, a una demos a su significado explícito, este eslogan
intención de disimular contenidos o mensa- se refiere a una declaración negativa de iden-
jes que si se expresaran de manera explícita tidad. Pero si atendemos al contenido implíci-
podrían ser objeto de reprobación social o, to, surgen una multitud de mensajes que se
incluso, condena penal. Es más, como se- derivan directa o indirectamente del discurso
ñala Wodak en su análisis, al derivar en có- explícito, aunque alguno de ellos pueda inclu-
digos particulares el discurso implícito quizá so contradecirlo. Algunos de estos conteni-
no llegue a todos los potenciales destinata- dos implícitos son los siguientes: el actual
rios, pero se propicia una mayor identifica- sistema social y político reduce a los ciudada-
ción personal con los mensajes recibidos nos a una condición de mercancía; los ciuda-
entre quienes los reciben de manera efectiva. danos no aceptamos el trato que se nos da en
Así, podemos constatar que los mensajes el actual sistema político y económico10; de-
implícitos con frecuencia tienen una mayor mandamos una reforma del sistema político y
capacidad persuasiva que los discursos ex-
económico de manera que los ciudadanos no
plícitos, de manera que la censura social de
seamos tratados como mercancías; hay una
determinados mensajes o contenidos puede
connivencia entre los sistemas políticos y
llegar a tener un efecto contraproducente.
Nos encontramos así ante un segundo
tipo de discurso insinuado, al que podemos 9 El movimiento 15-M, también conocido como el
denominar discurso evocado, en el que la movimiento de los «indignados», es un movimiento de
intención es aumentar la capacidad persua- protesta que surge en España contra las medidas
adoptadas por los gobiernos para afrontar la crisis
siva de los mensajes dotándoles de una for- económica provocada por la quiebra del sistema
ma implícita. El lenguaje publicitario nos pro- financiero.
porciona numerosos ejemplos de discursos 10 Luego, implícitamente, se afirma lo contrario a lo que
evocados, al ser un tipo de lenguaje particu- se dice de manera explícita: implícitamente lo que se
sostiene es que en el sistema actual las personas somos
larmente denso en este tipo de mensajes tratadas como mercancía en manos de políticos y
implícitos. Dicho de otro modo, en el lengua- banqueros, pero no queremos ser tratados así.

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económicos para reducir a los ciudadanos a plícitos. Pero más que la equiparación implí-
la condición de mercancía; el sistema econó- cita de dos realidades distintas, las metáfo-
mico (la mercantilización de las relaciones) ras implican todo un sistema conceptual
prevalece sobre el sistema político (los dere- (Nubiola, 2000: 75). Esto es, mediante las
chos ciudadanos) y nos oponemos a esta pre- metáforas condensamos implícitamente un
valencia; las medidas para afrontar la crisis conjunto de significados que se atribuyen de
económica no tienen en cuenta la opinión de esta manera a otra realidad distinta.
la ciudadanía y hacen recaer los costes sobre La distinción entre metáforas convencio-
la misma, etcétera. nales y metáforas nuevas o creativas resulta
Este eslogan sirve así como una versión especialmente pertinente para el análisis del
sintética de todo un discurso de protesta, me- discurso insinuado, ya que estas últimas tie-
diante la insinuación condensada de los men- nen una particular capacidad heurística para
sajes. Sin duda, muchos de estos mensajes condensar significados implícitos y represen-
implícitos no se derivan directamente del dis- tar una realidad nueva a través de otra ya
curso explícito, sino que solo son inferidos a conocida. Las metáforas convencionales,
partir del conocimiento que tienen los recep- por el contrario, estarían más enraizadas cul-
tores acerca del contexto en el que se formu- turalmente, por lo que pasarían más desaper-
la este discurso y de otros conocimientos cibidas y actuarían, por así decirlo, de un
compartidos. Esto hace que los mensajes modo más inconsciente. Por esta razón,
implícitos así condensados puedan ser perci- como veremos más adelante, las metáforas
bidos e interpretados de manera desigual por convencionales generan en mayor medida
distintos receptores, en función de sus dife- discursos implícitos subyacentes12.
rentes conocimientos de las circunstancias en Un ejemplo de discurso metafóricamente
las que se ha producido el eslogan y de sus condensado, extraído de una investigación
suposiciones acerca de las intenciones comu- aplicada, lo encontramos en los discursos de
nicativas de quienes lo han producido11. los españoles autóctonos sobre la inmigra-
Un tipo de discurso condensado que pre- ción, producidos en un contexto de grupo de
senta un especial interés es el que se cons- discusión. El estudio de los que forman parte
tituye mediante el recurso a las metáforas. En estos grupos tenía como principal objetivo
este sentido, las metáforas no serían solo un detectar y analizar la islamofobia ordinaria o
recurso retórico o estilístico, sino que tam- cotidiana en la sociedad española, esto es, las
bién tendrían un valor cognitivo, en la medida opiniones y actitudes negativas referidas al
islam y a los musulmanes, alimentadas por
en que mantienen un doble vínculo con nues-
prejuicios y discriminaciones que afectan a la
tra experiencia del mundo: surgen de ella y,
convivencia13. A los grupos de discusión se
a la vez, la estructuran, esto es, «estructuran
les propuso como tema inicial sobre el que
la manera en que percibimos, pensamos y
debatir «la inmigración», con objeto de con-
actuamos» (Lakoff y Johnson, 1986: 40). Las
metáforas, mediante la comparación entre
dos cosas distintas, proyectan sentidos im-
12 Esta distinción entre metáforas convencionales y
metáforas nuevas o creativas es análoga a la que
establece Ricoeur (1976) entre metáforas muertas y
11 Peña (2001: 92) señala esta doble función sintética y metáforas vivas, si bien este autor centra su atención en
persuasiva de los contenidos implícitos en el eslogan las metáforas vivas, ya que sostiene que son las únicas
publicitario. Así, siguiendo a Reboul (1978), sostiene que con capacidad de generar nuevos sentidos.
el eslogan publicitario no tiene solo la función de hacer 13 Este estudio fue realizado por el Instituto de Estudios
más asequible, o más fácil de asimilar, los contenidos a Sociales Avanzados (IESA-CSIC) por encargo de la
los receptores, sino también la de sustraer a la crítica Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, entre
racional los contenidos implícitos. los meses de diciembre de 2007 y julio de 2008.

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CUADRO 2. Fragmentos de grupos de discusión en los que aparece la metáfora del inmigrante como
invitado desagradecido

H3: Pero... es como si yo voy a otro país y quiero implantarme... no...


H5: No, ahora tú vienes a mi casa y me dices: mira, la televisión ahí no me gusta, ponla en
aquella esquina. ¿Tú quién eres?
H3: No, no, ¿tú quién eres? Estás en mi casa, y si no, pues pilla y te vas.
(Hombres, mayores de 60 años, jubilados que comparten habitualmente espacios públicos
con inmigrantes. Granada)

M4: Es como si tú en tu casa, tú quieres entrar en mi casa, para que yo te deje entrar en mi casa
tú tendrás que respetar mis costumbres de mi casa, porque no vas a venir tú a mi casa con las
leyes que tú quieras.
(Mujeres, de 45 a 60 años, amas de casa o trabajos eventuales, con nivel de estudios
obligatorios, residentes en barrios con alta presencia de inmigrantes. Madrid)

H2: Escucha, tú tienes tres habitaciones en tu casa, y están tus tres hijos, y ahora voy yo esta
noche a dormir, y ahora tú le quitas la habitación a tu hijo y me la das a mí. Pero una noche, si me
quiero quedar toda la vida me vas a decir, oye, que en mi casa no hay lugar. Porque Onteniente
es mi casa, no hay más. ¿Sabes lo que te quiero decir o no?
(Hombres, entre 45 y 60 años, empresarios que tienen o han tenido empleados inmigrantes,
nivel de estudios de segundo grado como máximo. Alcoy)

M3: Yo no me voy a adaptar a ti porque tú seas así, tú tengas esa religión. Adáptate tú a mí, que
tú estás aquí.
M6: Que tú estás en mi casa.
(Mujeres, de 25 a 40 años, trabajadoras de cooperativas agrarias con compañeras
musulmanas, con estudios medios como máximo. Puebla de Vícar)

textualizar las opiniones específicas referidas El mantenimiento por los inmigrantes de


a los musulmanes y propiciar, en la medida de sus propias costumbres se interpreta así
lo posible, un discurso espontáneo sobre los como una descortesía hacia los españoles
mismos. Así, los discursos de los grupos es- autóctonos, en la medida en que supondría
tuvieron centrados en su primera parte en la una imposición de la diferencia. Según esta
inmigración en general, con mayores o meno- opinión, los inmigrantes deberían integrarse
res referencias a los inmigrantes de origen en la sociedad española, entendiendo esta
musulmán según los casos. En este discurso integración como un abandono de sus pro-
general sobre la inmigración se formula en pias costumbres y la consiguiente adopción
distintos grupos una metáfora para justificar de las costumbres españolas. Este sería, a
el rechazo hacia los inmigrantes, que los equi- grandes rasgos, el discurso explícito plan-
para con un invitado desagradecido o ingrato. teado con la metáfora, pero junto a él encon-
En el cuadro 2 se reproducen fragmentos de tramos también varios mensajes implícitos:
las transcripciones de varios de los grupos de la equiparación de los inmigrantes con un
discusión en los que aparece esta metáfora, invitado supone atribuirles una ciudadanía
con el objetivo de ilustrar la recurrencia de la degradada, en la medida en que en su con-
misma en los discursos. dición de invitados tendrían menos derechos

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180 El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico

que los «propietarios», que los autóctonos; discurso, de una omisión intencionada por
la actitud de la población autóctona es aco- parte del productor del discurso, el discurso
gedora en la medida en que se le asigna el ocultado suele pasar desapercibido, tanto en
papel de anfitrión; el rechazo de los inmi- la vida cotidiana como para un análisis espe-
grantes no sería causado por una actitud cializado como el que aquí se propone. Pero
racista o xenófoba de la población autócto- también se trata de un tipo de discurso im-
na, sino que sería una reacción lógica de defen- plícito en el que los ejemplos son especial-
sa ante el abuso que, por parte de los inmi- mente necesarios para ilustrar su naturaleza
grantes, supondría el mantenimiento de sus y su funcionamiento, ya que puede resultar
propias costumbres, etcétera. De esta ma- hasta cierto punto contraintuitivo que algo no
nera, la metáfora no solo responde a la ne- dicho ni explícita ni implícitamente pueda
cesidad heurística de representar una reali- formar parte del discurso implícito.
dad nueva, la inmigración, mediante su El discurso ocultado es una forma de dis-
comparación con otra ya conocida, la situa- curso implícito intencional por lo que suele
ción y los deberes de un invitado; además, formar parte de estrategias argumentativas
implícitamente se justifica el rechazo hacia más o menos cercanas a la manipulación
los inmigrantes y se invierten los términos de ideológica. Así, lo encontramos con cierta
la relación entre el agresor y la víctima que frecuencia en los discursos de los represen-
conlleva la xenofobia. Por lo tanto, esta me- tantes políticos con objeto de reforzar sus
táfora no solo sirve a los participantes en los propias posiciones discursivas. Ejemplos de
grupos para condensar implícitamente signi- discurso ocultado son, en este sentido, la
ficados, sino que también les sirve para ha-
referencia a una organización terrorista como
cer más presentable y justificable su rechazo
una banda de asesinos, ocultando o silen-
hacia los inmigrantes.
ciando la intencionalidad política de sus
Esto nos lleva a considerar que los distin- atentados, o como grupo revolucionario,
tos tipos de discursos insinuados no son in- ocultando la vertiente criminal de sus actua-
compatibles entre sí sino que, por el contra- ciones; o la ausencia de referencias a las
rio, con frecuencia los encontramos de manera consecuencias negativas de una interven-
simultánea o combinada. Así, la metáfora ción militar, como una estrategia argumenta-
que nos sirve de ejemplo responde a una in- tiva para evitar su rechazo (Van Dijk, 2006)14.
tención de condensar significados, pero También puede ser una ocultación implícita
también a una intención de disimular o hacer la ausencia de determinados contenidos en
más presentable la xenofobia y aun de me- los mensajes o noticias de los medios de
jorar la capacidad persuasiva del propio dis-
curso evocando una situación más conocida
y con múltiples significados implícitos que 14 Señala Van Dijk (2006: 62), en este sentido, que «un
favorecen la identificación personal. ejemplo bien conocido de esta última estrategia fue la
afirmación con la que el gobierno de Estados Unidos y
sus aliados legitimaron el ataque a Irak en 2003: “co-
La dimensión ocultada o silenciada nocimiento” acerca de armas de destrucción masiva,
del discurso conocimiento que luego resultó falso. Se oculta informa-
ción que puede llevar a conocimientos que se podrían
La importancia de lo intencionalmente ocul- usar para resistir la manipulación, por ejemplo, acerca de
los costos reales de la guerra, el número de muertos, la
tado para el análisis del discurso fue ya se- naturaleza del “daño colateral” (civiles muertos en bom-
ñalada tanto por Jesús Ibáñez (1985) como bardeos masivos y otras acciones militares), etc. Carac-
por Alfonso Ortí (1998). No obstante, no re- terísticamente es ocultado, limitado o de alguna manera
hecho aparecer menos riesgoso y, por ello, discursiva-
sulta fácil encontrar ejemplos de discursos mente desenfatizado, mediante eufemismos, expresiones
ocultados o silenciados: al tratarse de un no- vagas, implícitos, etc.»

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Jorge Ruiz Ruiz 181

comunicación. En este sentido, Herzog utili- Además, no todas las ocultaciones tienen
za el concepto de exclusión discursiva para que referirse a la intención de producir un
referirse a este efecto de la desaparición o efecto discursivo específico. En ocasiones,
infrarrepresentación de determinados conte- las ocultaciones están vinculadas a otras es-
nidos en los medios de comunicación, apli- trategias discursivas a las que responden.
cándolo por ejemplo a la ausencia o escasez Así, en el ejemplo expuesto antes del discur-
de referencias positivas respecto de la inmi- so implícitamente condensado, la metáfora
gración y de los inmigrantes y, más concre- del inmigrante como invitado ingrato solo se
tamente, en la ausencia del punto de vista de sostiene en una ocultación. En concreto, lo
los inmigrantes en los discursos y relatos que se oculta es que los inmigrantes en su
sobre la inmigración transmitidos a través de mayoría trabajan en España y contribuyen
los medios de comunicación de masas (Her- con sus impuestos y cotizaciones. Sin esta
zog, 2011: 620-621). ocultación la metáfora no se sostiene, ya que
Ahora bien, los discursos ocultados no un invitado a nuestra casa no trabaja, ni con-
tienen siempre una intencionalidad de mani- tribuye a los gastos de la misma. Es más, si
pulación ideológica. En otros casos, los dis- lo hiciera cambiaría de manera inmediata su
cursos ocultados responden a estrategias situación y su condición, esto es, adquiriría
discursivas de cortesía o estrategias de pru- derechos. Vemos así cómo distintas dimen-
dencia (Martín Criado, 1991: 203-204). Este siones del discurso implícito, el discurso in-
tipo de intencionalidad es la que encontra- sinuado y el discurso ocultado, pueden com-
mos, por ejemplo, cuando se evitan determi- binarse en una misma estrategia discursiva.
nados temas o contenidos delicados en fun- Otro tipo de discurso ocultado lo encon-
ción del contexto en el que se formula el tramos en oposición a lo que Scott (1990)
discurso. Así, si una Denominación de Ori- denomina «discurso público». Señala Scott
gen te invita a dar una conferencia sobre, por que los discursos de las clases subordinadas
ejemplo, los aspectos sociales del vino, se- pueden presentar una conformidad o aquies-
guramente evitaremos hablar del alcoholis- cencia con el discurso dominante, esto es,
mo o haremos una referencia muy velada al con el discurso de las clases dominantes,
mismo, por mucho que las consecuencias que podría interpretarse como una ausencia
personales y familiares del mismo sean indu- de resistencia a la dominación. Sin embargo,
dablemente uno de los aspectos sociales esta conformidad sería ficticia, en la medida
más relevantes. en que es producto de una estrategia de
Por otro lado, la ocultación tendría una ocultamiento de las prácticas de resistencia.
intención discursiva similar a una negación, Los dominados evitarían exponer discursiva-
ya que en ambos casos se trata de negar mente su resistencia ante quienes detentan
una determinada realidad que resulta incó- el poder tanto para evitar las posibles repre-
moda o contradice los propios argumentos. salias de estos como para mejorar los resul-
Pero la ocultación tiene una mayor eficacia tados de sus propias prácticas de resisten-
argumentativa que la negación, ya que nor- cia. Nos encontramos así con un «discurso
malmente lo ocultado pasa desapercibido, oculto» de las clases dominadas, compuesto
de manera que se evita la necesidad de ar- por verbalizaciones y por otras prácticas de
gumentar en contra de lo que se oculta y el resistencia a la dominación, que permanece-
riesgo de que se puedan argumentar razo- ría estratégicamente fuera de la mirada de
nes o hechos que reivindiquen lo negado. los poderosos. El verdadero discurso de las
Así, la ocultación puede tener un contenido clases dominadas estaría, de este modo,
similar a la negación, pero tiene un efecto ocultado o, al menos, velado por un discurso
discursivo diferente. público fingidamente conformista.

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182 El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico

Sin duda, la ocultación en el discurso de- entre discurso oculto y discurso ocultado es
rivada de la distribución asimétrica del poder muy sutil y no siempre es fácil de establecer.
en la sociedad es una cuestión muy impor-
tante para la investigación sociológica15. La dimensión «fallida» del discurso
Pero este tipo de discurso oculto no puede
Podría pensarse que los actos fallidos en el
considerarse un discurso implícito, al menos
discurso, lo que se dice sin querer, tienen un
desde el punto de vista que aquí se adopta, escaso interés para el sociólogo, en la medi-
ya que no puede inferirse del discurso explí- da en que serían productos más individuales
cito. Como mucho, del discurso explícito se que sociales. Esto nos llevaría a un análisis
puede inferir una sospecha de que la confor- más psicológico que sociológico y, de he-
midad con el discurso dominante es fingida cho, los actos fallidos son uno de los sínto-
y que tras ella se oculta otro discurso que se mas a los que mayor atención concede el
mantiene estratégicamente silenciado, pero psicoanálisis. Sin embargo, también puede
no hay ningún efecto de sentido que permita considerarse que los actos fallidos tienen un
inferir cuál es este discurso oculto. El discur- significado social, si son contemplados
so oculto o bien está ausente o bien se hace como un indicio de una estrategia intencional
explícito bajo determinadas condiciones16, de ocultamiento. En este sentido, el acto fa-
pero en ningún caso es un discurso implícito, llido no pondría de manifiesto tanto una ca-
porque no se oculta para producir un efecto racterística o una patología personal o indi-
de sentido, sino para que no sea detectado vidual como una ocultación intencionada
por el poder. En cualquier caso, la distinción que funciona socialmente. Así, las dimensio-
nes ocultada y «fallida» del discurso implícito
están estrechamente relacionadas, ya que la
15 Por un lado, es importante en la medida en que nos dimensión «fallida» surge precisamente
lleva a relativizar los discursos que muestran una
cuando una estrategia de ocultamiento fra-
acusada conformidad o aquiescencia con los discursos
socialmente dominantes, ya que estos discursos pueden casa. Podemos definirla, por lo tanto, como
ser producto, al menos en parte, de una ocultación aquella dimensión del discurso implícito que
estratégica. Por otro lado, es importante porque muestra
limitaciones de las técnicas de investigación basadas en
consiste en decir implícitamente algo que se
la producción discursiva para captar aquellos discursos tiene la intención de ocultar. En ocasiones
que se enfrentan o se separan de los socialmente nuestras propias palabras nos traicionan o
dominantes. En este sentido, la consideración de una
eventual ocultación discursiva aconseja adoptar nos delatan y, aunque a veces pueden hacer-
estrategias metodológicas para garantizar unas lo de manera explícita, lo más habitual es
condiciones que propicien la emergencia de los discursos que lo hagan implícitamente.
ocultos. Por ejemplo, las técnicas grupales que dejan
abierto el campo discursivo, permitiendo una dinámica Ibáñez quizá sea uno de los sociólogos
discursiva autónoma y espontánea, serían más eficaces que más atención y mayor importancia ha
en este sentido que las técnicas basadas en una
moderación más directiva. concedido al discurso fallido. Uno de los
16 León Medina (2009) se refiere al discurso oculto de ejemplos que ofrece de este tipo de discurso
los trabajadores de una multinacional automovilística, resulta muy ilustrativo de la utilidad de su
pero como una dimensión de su discurso explícito
producido en dieciocho entrevistas personales, no como
análisis. Señala Ibáñez que ante la pregunta
un discurso implícito. En estas entrevistas se generan «¿cree usted que habría que matar a todos
unas condiciones que propician la emergencia del los judíos y a todos los farmacéuticos?», una
discurso oculto de los trabajadores, estableciendo un
distanciamiento simbólico y práctico respecto de la
respuesta del tipo «y a los farmacéuticos,
empresa y creando un clima de confianza entre el ¿por qué?» es una manifestación implícita de
entrevistador y el entrevistado, de manera que se hace antisemitismo, en la medida en que asume
explícito un discurso que es ocultado en otras
condiciones, y más concretamente en las relaciones como lógico plantear la posibilidad de matar
cotidianas de la empresa. a todos los judíos, o al menos más lógico

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que la posibilidad de matar a todos los far- La «gracia» del chiste está en la agudeza
macéuticos (1975: 130). El análisis del dis- del judío, tanto al plantear la pregunta como
curso fallido pone así de manifiesto lo que se al interpretar las respuestas, para poner de
trata de ocultar discursivamente, aquellas manifiesto una amenaza que las autoridades
cuestiones que por estar mal vistas o sancio- negaban sistemática e intencionalmente.
nadas socialmente, o por cualquier otra ra- Pero para que la inferencia de antisemitismo
zón, no se manifiestan de manera explícita. generalizado y de la amenaza subsiguiente
Ahora bien, Ibáñez deja abierta la cuestión sea verosímil, el chiste introduce dos elemen-
de si este discurso fallido puede considerar- tos: el contexto, esto es, la Alemania nazi y la
se un síntoma de una actitud generalizada recurrencia de la respuesta «fallida», esto es,
socialmente o, por el contrario, es solo impu- la realización de una encuesta en la que esta
table al individuo que lo formula17. respuesta se repite. Para inferir la amenaza
Una versión más detallada de este mis- generalizada, el judío atiende no solo al enun-
mo ejemplo nos la ofrece Peinado (2002: ciado, sino también a las condiciones de la
391), proporcionándonos algunas claves enunciación. Lo que interesa resaltar aquí es
que el análisis sociológico del discurso y, más
para determinar en qué condiciones y en
en concreto el análisis del discurso implícito,
qué medida un discurso fallido puede inter-
opera según una inferencia similar, en la que
pretarse como síntoma de una actitud so-
las condiciones de la enunciación son al me-
cialmente generalizada. Señala Peinado
nos tan importantes como lo enunciado.
que Ibáñez toma este ejemplo de un chiste
que circulaba en círculos intelectuales de Pero, en contra de lo que plantea el chiste,
Alemania después de la Segunda Guerra la encuesta no es un instrumento útil para in-
Mundial y que estaba referido a la etapa de ferir el carácter generalizado de un discurso
ascenso del nazismo. Un alemán de origen «fallido»: por un lado sería excesivamente
judío expresa a un amigo de origen ario su costoso recurrir a ella; además, es muy difícil
intención de abandonar el país al sentirse que se produzca una respuesta recurrente de
amenazado, a lo que este responde que sus este tipo y, en cualquier caso, la encuesta no
temores no están justificados porque en es una técnica que permita el registro de este
Alemania nadie perseguía a los judíos. El tipo de respuestas atípicas o no esperadas.
judío le cuenta que ha realizado una en- Pero, por el contrario, disponemos de crite-
cuesta entre la población preguntando si les rios cualitativos para inferir esta generaliza-
parece correcta la eliminación de judíos y ción. Así, que un discurso «fallido» pase desa-
farmacéuticos. El amigo le pregunta enton- percibido en un determinado contexto, puede
ces que por qué los farmacéuticos, a lo que ser interpretado como un síntoma de que está
le responde que eso mismo preguntaron los generalizado, en el sentido de que se le con-
encuestados y concluyendo que por eso sidera normal, de que está normalizado en
dicho contexto. Así, más revelador que la pro-
debía irse de Alemania.
pia recurrencia de la respuesta en la encuesta
es el hecho de que el propio amigo, al que no
17 Incluso en algunas de sus reflexiones parece defender
se le supone una actitud antisemita, acepte
una interpretación psicológica de estos actos fallidos, esta distinción entre los judíos y los farmacéu-
como cuando afirma: «así como el código indica la ticos de cara a su exterminio.
sociedad (significando a los individuos), los actos fallidos
manifiestan a los individuos. Mediante ellos reivindican Un ejemplo extraído de una investigación
su verdad, contra la verosimilitud social» (Ibáñez,1986: aplicada nos puede ayudar a comprender
342). No obstante, la referencia a este tipo de discurso cómo se puede llegar a interpretar los discur-
implícito entre los ejemplos de análisis sociológico
muestra que le concedía una especial relevancia para el sos «fallidos» a partir de las condiciones de
mismo. la enunciación. En un estudio sobre la per-

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184 El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico

CUADRO 3. Fragmentos de grupos de discusión del estudio en los que aparece un conocimiento por
suposición de las bibliotecas públicas de Andalucía

H: Seguramente habrá.
H: Sí, yo creo que hay más.
M: ¿Sí?
H: Yo creo que seguramente en La Chana hay una...
M: En los barrios.
M: Pero la antigua biblioteca de Granada era la del río y luego hicieron la de Andalucía, creo.
(Estudiantes universitarios en exclusiva, menores de 26 años. Granada)

M: Pues hay alguna revista especializada de Literatura. Pero a lo mejor no está...


H: Ahora creo que también tiene videoteca.
M: ¿Qué? Ah, videoteca.
M: Videoteca. Ya, ya...
(Ocupados/as y jubilados/as, entre 56 y 65 años, Andújar)

cepción y valoración de las bibliotecas públi- miento pero no lo consigue, sino que preci-
cas en Andalucía, se realizaron ocho grupos samente al sostener una suposición se está
de discusión con potenciales usuarios de las reconocimiento implícitamente que se des-
mismas18. Los discursos de estos grupos conoce aquello que se supone: si supongo
mostraron un conocimiento escaso e impre- algo es porque no tengo un conocimiento
ciso de las bibliotecas, que se correspondía mejor o más preciso sobre esa cuestión. El
con un uso de las mismas escaso o inexis- intento de ocultar el propio desconocimiento
tente. Así, los pocos conocimientos que sobre las bibliotecas supone, además, que
mostraron los participantes en los grupos no se percibe que este desconocimiento está
eran con frecuencia por experiencia directa mal visto socialmente. En este sentido, es
de las mismas, sino por referencias. Pero destacable que aunque aparezca en los dis-
junto a estos dos tipos de conocimiento de cursos de casi todos los grupos, este tipo de
las bibliotecas, directo o «por experiencia» e conocimiento por suposición es más fre-
indirecto o «por referencia», en algunos dis- cuente en aquellos en los que los participan-
cursos apareció un tercer tipo que denomi- tes son estudiantes o tienen un nivel de es-
namos «por suposición». En el cuadro 3 se tudios más alto. Esta mayor frecuencia
reproducen algunas citas literales en los que puede interpretarse que responde a un ma-
aparece este tercer tipo de conocimiento. yor interés en ocultar el desconocimiento, ya
que éste es menos justificable socialmente
Este conocimiento por suposición puede
para quienes tienen un nivel de estudios alto
considerarse un discurso «fallido», en la me-
o para quienes se dedican al estudio. El he-
dida en que intenta ocultar el desconoci-
cho de que la suposición sea un argumento
que surge en un contexto grupal y que sea
admitido como tal por el grupo, nos permite
18El estudio fue realizado por el IESA-CSIC por encargo
de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía establecer, al menos como conjetura, el ca-
durante el año 2009. rácter generalizado de este tipo de discurso

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«fallido» en los grupos en los que aparece de lo tanto, una lógica del don que conlleva que
manera habitual o recurrente. la contratación establece un vínculo de gra-
titud del empleado hacia el empleador, que
La dimensión «subyacente» del discurso va más allá de la estricta relación laboral para
generar una relación personal de deuda20.
Una cuarta dimensión del discurso implícito Sin duda, esta forma de concebir el acceso
está constituida por aquello que se dice im- al empleo y la propia relación laboral está
plícitamente sin que haya ninguna intención estrechamente relacionada con un mercado
para ello por parte del productor del discur- laboral como el andaluz y, en un sentido más
so; es decir, aquello que se dice implícita- amplio, el español, en el que la escasez de
mente pero ni se quiere decir, ni se quiere no empleo le confiere un especial valor.
decir, sino que pasa desapercibido para el
Otros ejemplos de discursos subyacentes
mismo. Además, se trata de contenidos im-
serían los denominados repertorios interpre-
plícitos que normalmente pasan desaperci-
tativos (Wetherell y Potter, 1996), las compa-
bos también para sus interlocutores en los
raciones, en la medida en que comparar di-
contextos cotidianos en los surgen y circu-
versos objetos presupone postular un espacio
lan. Se puede decir, por tanto, que se trata
o campo semántico común a los mismos
de la dimensión del discurso, si se permite la
expresión, más implícita, en la medida en (Conde, 2004), o el código ético compartido
que es la que permanece más al margen de por los trabajadores de una multinacional
la conciencia de los sujetos implicados, por automovilística (León Medina, 2009). Estos
lo que denominamos dimensión subyacente ejemplos presentan algunos elementos co-
del discurso a estos contenidos implícitos. munes que nos pueden servir para caracteri-
zar los discursos implícitos subyacentes. En
En las metáforas suelen encontrarse con-
efecto, la lógica del don, los repertorios inter-
tenidos implícitos subyacentes, más concre-
pretativos, los campos semánticos y el códi-
tamente, como se señaló antes, en las metá-
go ético de los trabajadores son conceptos o
foras convencionales. Un ejemplo de este
constructos teóricos que el sociólogo elabora
discurso metafóricamente subyacente lo
en sus análisis. Ahora bien, estos conceptos
encontramos en los discursos de los desem-
tienen la peculiaridad de que se derivan de los
pleados andaluces producidos en ocho gru-
textos sobre los que trabaja o, para ser más
pos de discusión, realizados en el marco de
precisos, se infieren de los discursos explíci-
un estudio sobre los servicios públicos de
tos que analiza, lo que les confiere un carácter
empleo en Andalucía19. En estos discursos
de discurso implícito subyacente.
abundan las expresiones que se refieren al
acceso al empleo como «que te den em- Podemos preguntarnos, entonces, cómo
pleo», o a su búsqueda como «pedir em- llega el analista del discurso a elaborar estos
pleo». En estas expresiones subyace una conceptos, es decir, qué tipo de inferencia le
concepción del empleo como un bien valioso permite derivar estos discursos subyacentes
del que dispone el empresario y la contrata- de los discursos explícitos. Pues bien, la ela-
ción se concibe metafóricamente como una boración de los conceptos teóricos que
concesión, o un favor, del empleador hacia el
empleado. Subyace a estas expresiones, por
20 Esta misma lógica del don ha sido señalada también
por Martín Criado (1997: 192 y ss.) en su análisis del
discurso de jóvenes trabajadores españoles, constatan-
19 El estudio se denomina «Análisis y Evaluación de los do que no se refiere exclusivamente al momento de la
servicios públicos de empleo en Andalucía» y fue contratación, sino que se extiende a toda la relación
realizado por el IESA-CSIC en 2003 por encargo de la laboral transmutando simbólicamente una relación de
Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía. dominación en una relación paternalista.

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186 El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico

constituyen el discurso subyacente supone ded theory», aunque ésta no tiene que estar
una inferencia hipotética o abductiva. Una referida necesariamente a contenidos subya-
abducción es un tipo de razonamiento en el centes del discurso.
que la conclusión es una hipótesis o conje-
tura. Ante un hecho en principio sorprenden-
te o anómalo, la inferencia abductiva formula LA DETECCIÓN Y LA INTERPRETACIÓN
una hipótesis que, de ser cierta, explicaría tal DEL DISCURSO IMPLÍCITO
hecho21. Es decir, ante un hecho sorpren-
dente o anómalo detectado en el discurso El análisis sociológico del discurso implícito
explícito, el analista formula una conjetura, se articula en dos operaciones sucesivas: la
de manera que esta conjetura subyace al detección y la interpretación. Lo que se sos-
discurso explícito. El carácter complejo y tiene en este punto es que la tipología de
poco habitual de este tipo de inferencia ex- discursos implícitos que se ha esbozado en
plicaría a su vez que esta dimensión subya- las páginas anteriores puede ser un instru-
cente del discurso implícito pase desaperci- mento útil para estas dos operaciones. Se
bida para los interlocutores en la vida dedica este último apartado a argumentar en
cotidiana, ya que se trata de un razonamien- favor de esta utilidad.
to muy alejado de los intereses prácticos y El análisis sociológico del discurso implí-
las habilidades lógicas de los sujetos impli- cito persigue, ante todo, poner de manifiesto
cados en la misma. lo que se dice sin decir, lo que los discursos
Una de las fuentes principales del discur- contienen más allá de su contenido explíci-
so subyacente está en lo que se da por su- to23. En este sentido, detectarlo es ya una
puesto por los interlocutores, esto es, lo que parte, si no la fundamental, del análisis del
es considerado por estos como conocimien- discurso implícito. Pero ¿cómo se detecta el
to socialmente compartido (Van Dijk, 2005). discurso implícito? Según se ha venido de-
El análisis sociológico pone de manifiesto fendiendo, la detección del discurso implíci-
estos contenidos subyacentes cuestionando to solo puede realizarse infiriéndolo del dis-
su presupuesto carácter evidente y explicán- curso explícito. Por lo tanto, esta detección
dolos mediante construcciones teóricas que requiere de un trabajo sobre los textos ana-
dan cuenta de los esquemas mentales implica- lizados, esto es, de una lectura atenta de los
dos22. Pero es importante insistir en que es- textos. A su vez, esta lectura atenta puede
tas construcciones teóricas no suplantan el ser definida en función de algunas caracte-
discurso analizado, sino que hacen emerger rísticas básicas que interesa resaltar. En pri-
sus contenidos subyacentes, es decir, ponen mer lugar, es una lectura que respeta la inte-
de manifiesto aspectos del discurso que pa- gridad de los textos. La disección o el
san desapercibidos cotidianamente. En este troceamiento de los textos, característica de
sentido, el análisis del discurso subyacente
otras prácticas analíticas, supone un impedi-
procede de una manera similar a la «groun-
mento para la detección del discurso implí-
cito en la medida en que borra muchos de
los indicios que permiten su inferencia. Por
21 Sobre el papel y la importancia de la abducción en
el análisis sociológico del discurso y en la construcción
de teoría véanse Kelle (2005) y Ruiz (2009).
22 En este sentido, Van Dijk (2005: 294) apunta que 23 En este sentido, el análisis del discurso implícito

«cada comunidad epistémica es también una comunidad supone en cierta medida su desnaturalización, ya que
de discurso: lo que es conocido por la comunidad no con el análisis los contenidos implícitos dejan de serlo,
necesita ser expresado explícitamente en el discurso de se explicitan. Pero hay que puntualizar que el análisis
dicha comunidad, excepto en el discurso didáctico, o no modifica el discurso, sino que solo contribuye a su
cuando el consenso sobre lo conocido se rompe». comprensión.

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esta razón, es conveniente dejar esta disec- característico. La caracterización tipológica


ción analítica para un segundo momento del del discurso implícito esbozada también
análisis y comenzar con una lectura de los puede ser útil para la primera de estas cues-
textos en su integridad. En segundo lugar, es tiones, es decir, para la determinación de su
una lectura que, junto a los elementos tex- intencionalidad24. En concreto, las dimensio-
tuales, atiende a otros elementos no verba- nes intencionadas del discurso implícito,
les, como pueden ser la prosodia, las voca- esto es, el discurso insinuado y el discurso
lizaciones, los gestos y ademanes o la ocultado, nos remiten a una interpretación
posición del cuerpo. Por esta razón es im- de los discursos basada en las estrategias
portante que sea una lectura de los textos discursivas de sus productores y en los efec-
apoyada en la audición o visionado de los tos de sentido que producen o persiguen; el
materiales de los que proceden, en su caso. discurso «fallido» y el discurso subyacente,
Por último, la detección del discurso implíci- es decir, las dimensiones no-intencionadas
to requiere de una lectura comprensiva, esto del discurso implícito, nos remiten por el
es, que no se limite a dar cuenta de una ma- contrario a una interpretación del discurso
nera mecánica de lo que se dice, sino que como reflejo o síntoma de las actitudes y re-
busque establecer el sentido de lo dicho. presentaciones sociales de sus productores.
En este último aspecto de la lectura aten- En cualquier caso, esta distinción es muy
ta, la lectura comprensiva, es en el que la ti- sutil y, por supuesto, abierta a discusión.
pología del discurso implícito planteada pue-
La interpretación sociológica del discurso
de resultar útil. Así, esta tipología puede ser
implícito no difiere sustancialmente de la in-
utilizada como una guía para la detección del
terpretación del discurso explícito. En cierto
discurso implícito, preguntando al texto so-
sentido, la interpretación sociológica de los
bre aquello que se dice implícitamente. La
discursos consiste en ofrecer una explica-
detección del discurso implícito comenzará
ción sociológica de los mismos, produciendo
por la sospecha de una carencia, de algo que
de esta manera conocimiento sobre la reali-
se dice sin estar explícitamente en el texto.
dad social en la que han surgido y en la que
A partir de esta sospecha se le pregunta al
funcionan. En la medida en que esto es así,
texto qué se dice implícitamente porque se
que esta interpretación se refiera no solo a
quiere decir de esta manera, esto es, qué se
insinúa; qué no se dice produciendo implíci- los contenidos explícitos sino también a los
tamente un efecto de sentido, esto es, qué contenidos implícitos, supone aumentar de
se oculta; qué se dice implícitamente aunque manera sustancial la capacidad del análisis
no se quiera decir, esto es, qué se dice de sociológico de los discursos para producir
manera fallida; y, por último, qué se dice im- conocimiento sobre la realidad social.
plícitamente sin que haya ninguna intención
de decirlo o de no decirlo, esto es, qué sub-
yace al texto.
CONCLUSIONES
Pero el análisis del discurso implícito no Los discursos sociales están atravesados
se limita a su detección, a ponerlo de mani- por contenidos implícitos intencionales, por
fiesto o explicitarlo, sino que requiere tam- cuestiones que se dicen sin decir o que se
bién de interpretación. Esta interpretación se
refiere, al menos, a tres cuestiones: la inten-
cionalidad, esto es, si es intencionado o no 24 Para la determinación de los efectos de sentido y
y, en su caso, qué se pretende con él; los para la determinación de la extensión del discurso
implícito, la tipología propuesta no es suficiente, ya que
efectos de sentido que produce; y su exten- se requiere tomar en consideración el contexto y las
sión o generalización como tipo de discurso condiciones de enunciación del mismo.

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188 El discurso implícito: aportaciones para un análisis sociológico

dicen indirectamente. Del mismo modo, los en el contenido explícito de los discursos, de
discursos son interpretados cotidianamente que se dice (o se quiere decir) algo más de lo
bajo la premisa de una posible presencia de que explícitamente se refleja en el discurso;
estos contenidos implícitos intencionales, de también el sociólogo formula conjeturas so-
que lo que se dice explícitamente puede no bre estos contenidos implícitos y también se
corresponderse con lo que se quiere decir o, somete a prueba estas conjeturas. Pero hay
para ser más precisos, con lo que se quiere dos importantes diferencias en el análisis so-
dar a entender. ciológico respecto de las interpretaciones
En la vida cotidiana, los actores sociales cotidianas: 1) que mientras el interés de las
se enfrentan a los contenidos implícitos de personas en la vida cotidiana por los conte-
nidos implícitos es eminentemente práctico,
los discursos de una manera natural, no-
el interés del sociólogo es exclusivamente
problemática. Ante una sospecha de que
teórico; y 2) que las condiciones de compro-
pueda haber contenidos implícitos en los
bación de sus conjeturas en las que se en-
discursos que interpretamos, se formula una
cuentra el sociólogo son diferentes a las que
inferencia que suele ser abductiva, esto es,
se tienen en la vida cotidiana. Veamos estas
suele adoptar la forma de una conjetura.
dos diferencias por separado.
Cuando se tiene ocasión y oportunidad, es-
tas conjeturas se ponen a prueba en la con- El interés práctico que rige en la vida coti-
versación. En la mayoría de las ocasiones diana hace que solo se contemplen o que
esta comprobación consiste en que estruc- solo interesen los contenidos implícitos inten-
turamos nuestras respuestas bajo el supues- cionales y positivos, es decir, cuando lo que
to de que estas conjeturas son ciertas y es- se quiere decir no se corresponde con lo que
peramos el resultado de esta «apuesta», la explícitamente se dice. El interés teórico del
respuesta de nuestro interlocutor, como una sociólogo le hace contemplar o interesarse
por otros contenidos implícitos, tanto los más
comprobación de esta conjetura. En las con-
sutiles (los derivados de omisiones u oculta-
versaciones cotidianas se produce por tanto
ciones discursivas) como los no intenciona-
un ajuste entre los contenidos, tanto explíci-
les, esto es, los que se dicen sin querer (falli-
tos como implícitos, planteados por los dis-
dos) o sin reparar en ellos (subyacentes). Los
tintos interlocutores implicados. En otras
contenidos implícitos intencionales son muy
ocasiones, cuando no tenemos capacidad
importantes porque funcionan socialmente,
de interlocución con los productores de los
pero no son los únicos que interesan a los
discursos que interpretamos, nos tenemos
sociólogos. La necesidad de atender a esta
que contentar con indicios contextuales, de
multiplicidad de formas de los contenidos im-
manera que carecemos de suficientes crite-
plícitos en los discursos es una de las princi-
rios para comprobar nuestras conjeturas.
pales conclusiones a la que nos remite la tipo-
El análisis conversacional funciona en base logía de discursos implícitos propuesta.
a estos mismos supuestos e indaga en el de- Por otro lado, el sociólogo rara vez tiene
sarrollo de la conversación la presencia de capacidad de interlocución con los producto-
contenidos implícitos, pero lo hace desde fue- res de los discursos que analiza, como un me-
ra y una vez concluida la interacción, esto es, dio para comprobar las conjeturas que realiza
sin que haya implicación en la conversación y sobre los contenidos implícitos. Lo puede te-
reconstruyendo retrospectivamente los ajustes ner en el momento de realizar entrevistas o
respectivos de los actores implicados. moderar grupos, pero no después cuando
El sociólogo, por su parte, procede en está realizando el análisis. Además, los conte-
sus análisis de una manera similar. También nidos implícitos no intencionales o incluso los
se parte de una sospecha de que algo falta derivados de omisiones discursivas no pue-

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den ser comprobados mediante la interlocu- BIBLIOGRAFÍA


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tiva. Esta prueba argumentativa podría formu- Conde, Fernando (2004). «El papel de la compara-
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cualitativa a la cuantitativa en los discursos so-
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están presentes en los discursos analizados, cias Sociales, 7.
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RECEPCIÓN: 05/09/2012
REVISIÓN: 31/01/2013
APROBACIÓN: 11/12/2013

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