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TEMA: CONCEPCIONES FILOSÓFICAS DEL SER HUMANO

El pensamiento filosófico surgió en Grecia en el siglo VI a. C. Hasta ese momento,


todo se explicaba por medio de mitos. Poetas como Homero o Hesíodo ofrecían en
sus narraciones una forma de comprender no solo la realidad física, sino también la
naturaleza humana. Los mitos no solo presentaban cómo eran las cosas, sino
también cómo debían ser. Sin embargo, no se consideraba al hombre totalmente
libre, pues su vida se suponía condicionada por la voluntad caprichosa de los dioses
y por otros poderes que actúan desde fuera de él y lo dominan.
El hombre en la filosofía griega
A partir del s. VI a.C., el modelo anterior comienza a resquebrajarse. Poco a poco,
los pensadores griegos comenzaron a dejar de utilizar el mito, para explicar al ser
humano, abandonando los modelos sobrenaturales. El pensamiento griego, en
general, pone el acento en dos aspectos del ser humano: su racionalidad y su
naturaleza política.
El animal racional
El hombre es un ser natural, por supuesto, pero diferente del resto de seres
naturales, debido a que: a) Es un animal que posee racionalidad
b) Dicha racionalidad le permite conocer y comprender no solo lo que le rodea, sino
la propia naturaleza humana, a sí mismo y sus relaciones con los demás
c) Por ello, puede elegir cómo quiere vivir, qué valores y normas van a regir la
convivencia en la polis. Para los griegos, el hombre está a medio camino entre los
dioses y los animales. Tiene instintos animales, pero su capacidad racional le hace
especial, convirtiéndole en un ser moral y político.
El animal político
El hombre griego vivía estrechamente vinculado a su polis, hasta el punto de que
se consideraba que una persona no es nada fuera de su ciudad. Se consideraba
ciudadano, antes que individuo, y se sentía en la obligación de participar
activamente en el funcionamiento de la polis.
La naturaleza humana
Sócrates considera que el alma es la razón, responsable tanto de nuestra actividad
pensante como moral. El cuerpo, no es más que un instrumento del alma. El
autodominio y la libertad hacen que el hombre se convierta en un ser autónomo.
Según Sócrates, la felicidad humana no puede venir del exterior, sino de la armonía
interior del alma que cada uno de nosotros pueda alcanzar.
El problema de las relaciones alma-cuerpo:
Entre los pensadores griegos encontramos ya las dos posturas filosóficas básicas
con respecto a estas cuestiones:
• DUALISMO ANTROPOLÓGICO: El hombre se compone de dos realidades
diferentes, el cuerpo y la mente. Estas dos realidades interactúan y producen todas
las actividades humanas.
• MONISMO ANTROPOLÓGICO -de tipo materialista-: El ser humano no es más
que cuerpo, única realidad cuyos procesos físico-químicos dan lugar a todas las
actividades que puede realizar aquél.
Para Platón, el alma posee tres partes. Cada una tiene una función diferente y,
cuando realiza dicha función de la mejor manera posible, alcanza su virtud moral
correspondiente. Estas tres partes o funciones del alma son:

El helenismo:
La última etapa de la civilización griega es la que se conoce como helenismo. Se
inicia con la figura de Alejandro Magno, rey de Macedonia desde el 336 a.C., y se
prolonga en los siglos siguientes hasta que Roma toma el control absoluto del
Mediterráneo en la segunda mitad del s. I a.C.
Tras la muerte de Alejandro Magno, el ciudadano dejaba de participar en la política,
pues estaba sometido a la voluntad del monarca.
Algunas consecuencias de este cambio de mentalidad fueron:
• El nuevo individuo, alejado de la política, asume ante el Estado una actitud de
desinterés –e incluso aversión-, que se refleja en las nuevas filosofías. Por ejemplo,
para Epicuro, el hombre sabio, si quiere ser feliz, no debe participar en política.
• El hombre, antes considerado como un ser social, formando parte de la polis, es
ahora visto como un individuo. De esta manera se descubre la individualidad
humana. Ahora se plantea el conflicto entre su papel social, público, y su
personalidad íntima, su vida privada.
• Surgen nuevos movimientos filosóficos, como el estoicismo o el epicureísmo, que
defienden nuevos valores, entre los que destacan: -La libertad individual -La
ausencia de ansiedad y dolores, tanto mentales como corporales -La autarquía, el
autocontrol sobre la mente y el cuerpo, que nos faculta para ser dueños de nosotros
mismos.

El hombre en el pensamiento cristiano medieval


A medida que el cristianismo se fue extendiendo, fue necesario elaborar doctrinas
que no se centrasen en el ámbito puramente religioso y sobrenatural. Había que
explicar la realidad natural: el mundo y el hombre. Para ello, los pensadores
cristianos necesitaron de la razón y recurrieron a concepciones filosóficas griegas,
que fueron adaptadas a los nuevos tiempos. Surge, así, la filosofía cristiana. Los
pilares sobre los que se asienta esta nueva forma de interpretar la realidad son:
• La verdad: es revelada por Dios a los hombres.
• La fe: el hombre asume la palabra de Dios, como herramienta inapelable de
iluminación y conocimiento, a la que la razón debe obedecer.
• La creación: el universo, todo lo que existe, ha sido creado por Dios a partir de la
nada.
• La Biblia: es el libro sagrado para el cristianismo, en el que se recoge la palabra
de Dios convertida en dogma.
La visión cristiana del ser humano se basa en estas tres ideas fundamentales:
 Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza.
 El alma humana es inmortal
 Al final de los tiempos, el hombre resucitará en cuerpo y alma
Otra novedad que aporta el cristianismo frente al pensamiento griego se refiere a la
moralidad. Y es que, para aquél, la moral del ser humano no depende de la razón,
sino de las leyes de Dios. El hombre, siendo una criatura de Dios, debe respetar las
leyes divinas. De lo contrario, cae en el pecado, que es producto de la maldad y no
de la ignorancia de los seres humanos.
El hombre en el Renacimiento
Entre los siglos XV y XVI tienen lugar importantes descubrimientos geográficos y
avances culturales, científicos y tecnológicos
La reflexión filosófica que se desarrolla durante el Renacimiento va a estar marcada
por el Humanismo, el antropocentrismo y el naturalismo.
El humanismo
En esta etapa existió en todos los ámbitos culturales un deseo de renovación de la
sociedad y del ser humano. Este deseo desembocó en un movimiento cultural, el
Humanismo, que, frente al dogma religioso, trajo consigo una defensa de la libertad
de pensamiento y expresión.
Antropocentrismo
Este antropocentrismo se pone de manifiesto en el pensamiento político. Si la
filosofía medieval había propuesto modelos políticos que debían regirse por las
leyes divinas, los pensadores renacentistas proponen modelos políticos
fundamentados en la naturaleza humana. Y esto lo hacen desde dos perspectivas
radicalmente distintas:
• Realismo político: defendido por Maquiavelo, afirma que el hombre tiende por
naturaleza a hacer el mal, a la crueldad y a la violencia.
• Utopismo: defendido por pensadores como Tomás Moro o Francis Bacon, afirma
que es posible diseñar y establecer una sociedad perfecta, igualitaria y en la que se
respeten todas las ideas.
Naturalismo
Para los pensadores del Renacimiento, la naturaleza debía ser exaltada por sí
misma, no simplemente por ser la creación de Dios y símbolo de su omnipotencia.
Más concretamente, con respecto al ser humano y a su naturaleza, restaron valor a
los aspectos religiosos y acentuaron los de procedencia natural.
El hombre en la Edad Moderna
Durante los siglos XVII y XVIII se consolida la concepción del ser humano que se
había iniciado en el Renacimiento. El siglo XVII se caracteriza por una permanente
situación de crisis, que afecta a todos los ámbitos: político, económico, cultural y
filosófico. Del período moderno, vamos destacar tres aportaciones filosóficas a la
reflexión en torno a la naturaleza del ser humano: la llevada a cabo por Descartes,
en primer lugar, la del pensamiento político desarrollado por Locke, Rousseau y
Hobbes, en segundo lugar, y, finalmente, la de Kant.
El problema de las dos sustancias en Descartes
Descartes es el iniciador de una corriente de pensamiento filosófico que se conoce
como racionalismo. Se propone romper con el pasado escolástico medieval y
renovar el panorama intelectual. Para ello, utiliza la duda como método: dudar de
todas las verdades establecidas dogmáticamente hasta ahora, hasta encontrar una
verdad de la cual sea imposible dudar. El resultado fue su ya célebre “pienso, luego
existo”.
Descartes considera al ser humano formado por dos sustancias:
• La sustancia pensante: la conciencia, el yo o alma.
• La sustancia extensa: la materia.
La reflexión etico-polí tica.
La crisis general de los siglos XVII y XVIII favoreció un cambio de mentalidad, que
condujo a importantes reflexiones en los ámbitos de la ética y de la política. En el
contexto de estas reflexiones, hallamos una interesante reflexión acerca de la
naturaleza humana. Veámosla, centrándonos en estos tres autores:
• Locke: Los hombres en estado de naturaleza son libres e iguales, aunque no
necesariamente buenos. No obstante, la naturaleza posee una ley moral, que puede
ser descubierta por la razón. Los hombres, por naturaleza, poseen ciertos derechos,
como el de propiedad.
• Rousseau: Para él, el progreso no lleva aparejado necesariamente el desarrollo
del ser humano en cuanto tal; no conlleva el progreso moral ni tiene por qué conducir
a la felicidad. Según Rousseau, en la evolución humana se pueden apreciar dos
etapas o estados:
• Estado de naturaleza: Es un estado pre-social en el que los individuos serían
felices, libres, autosuficientes, viviendo aislados en familia y reinando la igualdad
entre ellos. La naturaleza humana se caracterizaría por sentimientos positivos,
como el amor, la simpatía y la compasión, y por instintos, como el de auto-
conservación.
Kant
Este filósofo alemán, que representa una de las cumbres del pensamiento moderno,
cree que en el individuo existen dos dimensiones opuestas: el ser natural y el ser
racional. Es la segunda de estas dimensiones la que domina sobre la primera. En
cuanto ser natural, el hombre está sometido a las leyes físicas, biológicas y
matemáticas de la naturaleza.
En cuanto ser racional, es un ser libre, capaz de superar sus limitaciones naturales
y elegir su propio destino. Al ser pensante, puede desarrollar su dimensión moral.

El hombre en el pensamiento contemporáneo


A partir del siglo XIX culminó en Europa la Revolución Industrial, que trajo consigo
importantes cambios en la vida social y personal. Los descubrimientos científicos y
su aplicación técnica transformaron el sistema productivo. La ciencia y a la técnica
fueron vistas como fundamentales para el progreso humano y social. Todo ello dio
lugar a un nuevo tipo de hombre, pragmático y utilitarista, que se ve a sí mismo
todopoderoso, gracias a su dominio de la naturaleza. El objetivo común a todas las
corrientes de pensamiento de este período ha sido conocer al ser humano y
comprender la naturaleza de sus actos. Sin embargo, nosotros nos vamos a quedar
aquí solo con algunos autores, aquellos que son representativos de los distintos
enfoques desde los que se ha abordado la reflexión sobre la naturaleza humana.
Esos autores son: Marx – como representante de una perspectiva sociológica-,
Nietzsche y Freud –como exponentes de un planteamiento psicológico-, y Sartre –
como representante del humanismo.

La concepción marxista del hombre:


Marx defiende una concepción monista y materialista del ser humano. Éste es un
ser natural que posee necesidades de diverso tipo y se distingue del resto de
animales en que es capaz de producir lo que necesita mediante la transformación
de la naturaleza, mediante el trabajo. Por tanto, no hay una naturaleza humana que
nos determine a vivir de una determinada manera, sino que el hombre se define a
sí mismo, al vivir en un momento histórico preciso y por establecer un conjunto de
relaciones sociales y económicas determinadas. La historia de la humanidad viene
condicionada por la manera en que el hombre produce sus propios medios de vida,
para satisfacer sus necesidades. Y, a su vez, la manera en que el hombre produce
viene determinada por dos factores:
• El desarrollo de los medios de producción: herramientas, máquinas, etc. utilizados
para producir todo lo que se necesita.
• Las relaciones de producción o relaciones sociales que los seres humanos
establecen entre sí a la hora de producir. Estas relaciones de producción pueden
ser de cooperación o de dominación, pero históricamente han predominado las
relaciones de dominación de una clase dominante sobre otra oprimida. Estos
factores han determinado la existencia de tres grandes épocas históricas: el mundo
esclavista, el mundo feudal y el mundo capitalista. En ellas existen importantes
diferencias económicas entre los que producen la riqueza: esclavos, vasallos y
trabajadores, por un lado, y los que recogen los beneficios: esclavistas, señores y
empresarios, por otro. Por ello, se trata de etapas caracterizadas por una injusticia
fundamental: en ellas, el hombre, que ha progresado históricamente gracias a su
capacidad creadora, al trabajo, se empobrece económica y espiritualmente, debido
a que, siendo la producción de riqueza un hecho colectivo, son los dueños del
capital los que se benefician especialmente. Esa es la razón que explicaría que el
trabajador viva el trabajo, en vez de como algo creativo y enriquecedor, como una
carga desagradable, aunque inevitable para poder satisfacer sus necesidades. Para
Marx, la naturaleza del hombre se podrá desarrollar plenamente, cuando
desaparezcan las diferencias económicas, causantes, en último término, del resto
de diferencias sociales y culturales. Será en la sociedad comunista, que propugna
Marx, donde los hombres alcancen la libertad auténtica y se hagan definitivamente
dueños de su destino.
El psicoanálisis de Freüd:
Es el creador del psicoanálisis, un método de investigación y de curación de
enfermedades mentales que supone una nueva forma de entender los procesos de
la mente y, por tanto, una nueva concepción del ser humano.
El mapa de la mente humana quedaría más o menos así:
• ELLO: engloba las pulsiones primarias de la naturaleza humana: Eros (pulsiones
sexuales y de autoconservación) y Thanatos (pulsiones agresivas), los rasgos
hereditarios y los deseos reprimidos a lo largo de la vida del individuo -los cuales no
desaparecen, sino que permanecen latentes en nuestro inconsciente. Todos estos
contenidos son inconscientes. También son irracionales y amorales, pues exigen su
realización, independientemente de las prohibiciones morales o sociales. Y es que
el ello se rige por el principio del placer.
• SÚPER-YO: está constituido por el conjunto de normas, prohibiciones y
amenazas morales que el sujeto ha ido adquiriendo desde el nacimiento. El súper-
yo se opone a las pulsiones del ello, y su predominio sobre éste es la causa de
enfermedades psíquicas. En una parte importante, es también inconsciente. Se rige
por el principio del deber.
• YO: hace de mediador entre el ello y el súper-yo, entre el sujeto y la realidad
exterior. Trata de adaptar las pulsiones del ello, dominadas por el principio de placer,
a las exigencias del súper-yo, guiado por el deber moral. Es decir, trata de contentar
al ello sin que dicha satisfacción provoque conflictos con la moral. Se rige por el
principio de realidad.
En definitiva, la sociedad y la cultura son las causantes de la pérdida de la
autenticidad humana, pero esta pérdida es absolutamente necesaria para el
mantenimiento de la vida humana.
El existencialismo de Sartre:
Esta es la tesis central del existencialismo, un movimiento filosófico amplio y plural
que rechaza que haya una esencia de lo humano, un modelo que debamos realizar,
y sitúa en la libertad el valor más importante del ser humano.
El existencialismo defiende el compromiso y la responsabilidad como conceptos
inseparablemente unidos a la libertad, destacando que su ateísmo no implica una
degradación o un desprecio hacia el ser humano: al contrario, asumir que Dios no
existe y que no hay ningún modelo de ser que tengamos que realizar es una manera de
destacar la dignidad y la grandeza del ser humano, que ha de convertirse en el auténtico dueño de
su propia vida

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