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LOS SALMOS

EL LIBRO DE ORACIÓN DE LA BIBLIA

Una introducción
DIETRICH BONHOEFFER

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LOS SALMOS
EL LIBRO DE ORACIÓN DE LA BIBLIA

Una introducción

DESCLÉE DE BROUWER
BILBAO - 2010

1
ÍNDICE

i
Título de la edición original:
Dietrich Bonhoeffer, Die Psalmen. Das Gebetbuch der Bibel.
© 1940/1995 MBK-Verlag, Bad Salzuflen
l
1
PRESENTACIÓN, por Hartmut Bdrend . . . . . . . . . . . . 9
Brunnen Verlag, Giessen
www.brunnen-verlag.de PRÓLOGO, por Eberhard Bethge . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Traducción:
María del Carmen Blanco Moreno SALMO 1 15

l. «SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR»1••••••••••••••• 16

2. APRENDER A ORAR EN EL NOMBRE DE JESÚS . . . 17

© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2010 3. Los ORANTES DE LOS SALMOS . . . . . . . . . . . . . . . 20


Henao, 6 - 48009 Bilbao
www.edesclee.com 4. NOMBRES, MÚSICA Y FORMA DE LOS VERSÍCULOS . 23
info@edesclee.com
5. EL CULTO Y LOS SALMOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

6. CLASIFICACIÓN. . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pú-
blica y transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la 7. LA CREACIÓN ; . . . . . . . . . . . . 26
autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos -
www.cedro.org-), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmen- SALMO 8 · 31
to de esta obra.
8. LA LEY 30

9. LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . 31

Printed in Spain - Impreso en España


10. EL MESÍAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
ISBN: 978-84-330-2376-6
Depósito Legal: BI-41/2010 l. En-fa edición alemana, los títulos que encabezan los aparta-
dos del presente libro no están numerados. La numeración
Impresión: RGM, S.A. - Urduliz
que se añade en esta edición quiere únicamente servir de
guía o ayuda para el lector. [Nota de la traductora].
SALMO 22 35

11. LA IGLESIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
PRESENTACIÓN
12. LA VIDA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

13. EL SUFRIMIENTO......................... 40

14. LA CULPA............................... 43

SALMO 51 47
Nos produce una gran alegría poder publicar la deci-
15. Los ENEMIGOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 mocuarta edición de la obra de Dietrich Bonhoeffer,
Das Gebetbuch der Bibel. Advertimos con agradecimien-
to que precisamente este breve escrito haya sido busca-
SALMO 73 53
do y leído cada vez más a lo largo de los últimos dece-
16. EL FIN........... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 nios. Y no sólo en Alemania, sino también en muchos
países cercanos y lejanos. La editorial MBK-V�rlag
17. LA SÚPLICA POR EL ESPÍRITU DE VIDA . . . . . . . . . 57
desearía justamente que este libro fuera apreciado de
18. LA BENDICIÓN DE LA ORACIÓN DE LA MAÑANA.... 58 un modo especial.
En el texto seguido se han incorporado seis salmos a
SALMO 103 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 los que Dietrich Bonhoeffer se refiere directa o indirec-
tamente en su exposición. Pensamos que tiene pleno
sentido que nosotros, como lectoras y lectores, nos
p ANO RAMA DE LA VIDA Y LA OBRA DE DIE TRI CH
detengamos un momento, con el fin de meditar y orar
BONHOEFFER, por Eberhard Bethge . . . . . . . . . . . . . 61
dichos salmos.
Agradecemos sinceramente al profesor Dr. Eberhard
Bethge el Prólogo que ha redactado para esta edición.

HARTMUT BAREND

8 9
PRÓLOGO
1
!
1

l La presente es ya la decimocuarta edición del escrito


de Dietrich Bonhoeffer titulado Die Psalmen: das Gebet­
buch der Bibel. Esto me trae a la memoria algunos
recuerdos, relativos sobre todo a la elección de la ilus-
tración que muestra a David tocando la cítara, que un
día descubrimos y ha sido recuperada en esta nueva edi-
ción.
Es de lamentar que no sólo no se haya conservado el
manuscrito original, sino que tampoco hayan llegado
hasta nosotros apuntes epistolares sobre la génesis de
este escrito. Bonhoeffer se ocupó, durante mucho tiem-
po y de un modo especial, de los Salmos, y no sólo de la
praxis relativa a su uso en las oraciones y meditaciones
del seminario de Finkenwalde -incorporado posterior-
mente al vicariato colectivo del este de Pomerania (Kos-
lin, Gross-Schlonwitz y Sigurdshof)-, sino también de
su significado teológico-hermenéutico para nosotros.
Ya en el verano de 1935 nos obsequió con una conferen-
cia sobre «Cristo en los Salmos» [ «Christus in den Psal-
men» (GS 1111, 294ss)J; después redactó los trabajos
bíblicos sobre el rey David y la construcción de la mura-
lla de la ciudad, que no se atenían a la exégesis históri-

1. Dietrich BoNHOEFFER, Gesammelte Schriften III, Chr. Kaiser


Verlag, München 1960. [Nota de la traductora].

11
co-crítica a la que estábamos acostumbrados, sino que
tomaban el hecho del canon más en serio que el proceso
de formación de los textos. Estos trabajos se divulgaron
y la noticia llegó a la editorial MBK-Verlag, que en 1939
propuso a Bonhoeffer que escribiera un ensayo para la
colección «Hinein in die Schrift» [«Entraren la Escritu-
ra»], tarea que él asumió gustosamente. De hecho, fue el
último escrito publicado en vida de su autor antes de
que se le prohibiera escribir en 1941.
Esta nueva edición acierta al incluir de nuevo la ilus-
tración de David. No sólo porque Bonhoeffer admiraba
el gesto de David tocando la cítara y cantando en esta
escultura de Worms, sino también porque recupera el
papel del rey para los cristianos que oran los Salmos, un
papel que se había perdido bajo la influencia de los
métodos histórico-críticos. Para Bonhoeffer, lo impor-
tante no era la histo_ria de la formación de esas antiguas
poesías, sino la continuidad de las experiencias de sal-
vación con los hijos de Dios que oran los Salmos y aque-
llo que los vincula con los antepasados de Cristo y su
promesa.
EBERHARD BETHGE

12
SALMO 11

1
Feliz quien no sigue consejos de malvados
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
2
sino que se recrea en la ley del Señor,
susurrando su ley día y noche.
' Será como árbol plantado entre acequias,
da su fruto en sazón, su fronda no se agosta.
Todo cuanto emprende prospera.
• Pero no será así con los malvados.
Serán como tamo impulsado por el viento.
s No se sostendrán los malvados en el juicio,

ni los pecadores en la reunión de los justos.


• Pues el Señor conoce el camino de los justos,
pero el camino de los malvados se extravía.

1. Los textos bíblicos se toman -con algunos cambios- de la Nueva


Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada, Desclée De Brouwer,
Bilbao 1998. Se introducen. [Nota de la traductora].

15
l. «SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR» Cuando Jesús nos incorpora a su oración, cuando
podemos hacer nuestra su oración, cuando nos toma con-
Éstas son las palabras que los discípulos dijeron a
sigo en su camino hacia Dios y nos enseña a orar, enton-
Jesús. Y con ellas reconocían que por sí solos eran incapa- ces somos liberados de la angustia de quienes no pueden
ces de orar. Tenían que aprender a rezar. «Aprender a orar. Pero esto es justamente lo que Jesucristo quiere para
orar» es una expresión que nos parece contradictoria. nosotros. Quiere orar con nosotros, que hagamos nuestra
Nosotros diríamos más bien: o nuestro corazón sobre- su oración y que nos sintamos seguros y gozosos porque
abunda hasta tal punto que por sí mismo empieza a orar Dios nos escucha. Oramos rectamente cuando nuestra
o, de lo contrario, nunca aprenderá a orar. Pero es un error voluntad y nuestro corazón entero se unen a la oración de
peligroso, que de hecho está hoy muy difundido en el cris- Cristo. Sólo en Jesucristo podemos orar y también con él
tianismo, pensar que el corazón humano puede orar por somos escuchados.
naturaleza. Esto significaría confundir el deseo, la espe-
De esta manera debemos también nosotros aprender a
ranza, el suspiro, el lamento, el júbilo -todo aquello de lo
orar. El niño aprende a hablar porque su padre le habla, y
que nuestro corazón es capaz por sí mismo- con la ora-
aprende la lengua de su padre. Del mismo modo, nosotros
ción. Sería confundir la tierra con el cielo, el ser humano aprendemos a hablar a Dios porque Dios nos ha hablado
con Dios. No, orar no significa únicamente abrir el propio y sigue hablándonos. En el lenguaje del Padre que está en
corazón, sino más bien encontrar el camino que conduce el cielo aprenden sus hijos a hablar con él; repitiendo las
hacia Dios para dialogar con él, esté nuestro corazón lle- palabras mismas de Dios, empezamos a dirigirle nuestra
no o vacío. Pero nadie es capaz de hacer esto por sus pro- oración. Debemos hablar a Dios, no con el lenguaje falso
pias fuerzas; para ello necesita a Jesucristo. y enrevesado de nuestro corazón, sino con la lengua clara
Los discípulos quieren orar, pero no saben qué deben y pura con la que Dios nos ha hablado en Jesucristo, y él
hacer. Puede ser una gran angustia querer hablar a Dios y nos escuchará.
no poder, tener que permanecer mudos ante Dios, sentir El lenguaje de Dios en Jesucristo nos habla en la Sagra-
que nuestro clamor se pierde en nuestro propio yo, que el da Escritura. Si queremos orar con confianza y con ale-
corazón y la boca hablan una lengua equivocada que Dios gría, es necesario que la palabra de la Sagrada Escritura
no quiere escuchar. En esta difícil situación buscamos per- sea el sólido fundamento de nuestra oración. En ella se
sonas que conozcan de algún modo la oración y sean capa- nos revela cómo Jesucristo, la Palabra de Dios, nos ense-
ces de ayudamos. Si al menos alguien capaz de orar nos ña a orar. Las palabras que vienen de Dios serán los escas
hiciera partícipes de su oración, si pudiéramos hacer nues- Iones sobre los cuales encontraremos a Dios.
tra su oración, ¡estaríamos salvados! Ciertamente quienes
viven en profundidad su cristianismo pueden ayudamos
2. APRENDER A ORAR EN EL NOMBRE DE JESÚS
mucho, pero sólo pueden hacerlo en virtud de Jesucristo,
del cual ellos mismos reciben la ayuda, y al cual nos recon- En la Sagrada Escritura hay un libro que es distinto de
ducen si son verdad�ros maestros de oración. todos los demás libros bíblicos, porque sólo contiene ora-

16 17
dones: es el libro de los Salmos. Al principio resulta muy Dios quiere que se la dirijamos. Si estuviéramos solos
extraño que en la Biblia haya un libro de oraciones. La ante nosotros mismos, es indudable que a menudo sólo
Sagrada Escritura es, en efecto, la Palabra que Dios nos pronunciaríamos la cuarta oración del Padrenuestro.
dirige. Pero las oraciones son palabras humanas. Enton- Pero la voluntad de Dios es otra. No es la pobreza de nues-
ces ¿cómo se explica que se encuentran en la Biblia? No tro corazón, sino la riqueza de la Palabra de Dios la que
deberíamos equivocarnos: la Biblia es Palabra de Dios debe determinar nuestra plegaria.
también en los Salmos. Por tanto, también las oraciones
Así pues, si la Biblia contiene también un libro de ora-
dirigidas a Dios son Palabra de Dios. Nos resulta difícil
ción, comprendemos que la Palabra de Dios no es única-
comprender este hecho. Podemos entenderlo únicamente
mente la que nos dirige a nosotros, sino también la pala-
si pensamos que sólo Cristo puede enseñamos a orar rec-
bra que quiere escuchar de nosotros, porque es la palabra
tamente, que la oración es la palabra que el Hijo de Dios,
de su Hijo amado. Es una inmensa gracia que Dios nos
que vive entre los seres humanos, dirige al Padre, que vive
diga cómo podemos hablarle y cómo podemos entrar en
en la eternidad. Jesucristo ha presentado ante Dios todo
comunión con él. Y podemos hacerlo orando en el nom-
el dolor, toda la alegría, toda la gratitud y toda la esperan-
bre de Jesucristo: los Salmos se nos han dado para que
za de la humanidad. En su boca, la palabra humana se
aprendamos a orar en el nombre de Jesucristo.
convierte en Palabra de Dios. Y cuando oramos con su
oración, la Palabra de Dios se hace a su vez palabra huma- Cuando los discípulos le pidieron que les enseñara a
na. Así, todas las oraciones de la Biblia son oraciones que orar, Jesús les dio el Padrenuestro. Toda oración está con-
hacemos junto con Jesucristo, en las cuales él nos incor- tenida en él. Cuanto se contiene en las peticiones del
pora y nos lleva ante el rostro de Dios; si no fuera así, no Padrenuestro es oración auténtica; lo que no tiene cabida
serían oraciones auténticas, porque sólo podemos orar en él no es oración. Todas las oraciones de la Sagrada
rectamente en Cristo y con Cristo. Escritura se hallan recogidas en el Padrenuestro y asumi-
Así pues, si queremos leer y orar las oraciones de la das en su inconmensurable inmensidad. Por consiguien-
Biblia, y especialmente los Salmos, debemos ante todo te, la Oración del Señor no hace superfluas las demás ora-
preguntarnos, no qué interés tienen para nosotros, sino ciones bíblicas, sino que éstas muestran la inagotable
qué relación guardan con Jesucristo. Debemos pregun- riqueza del Padrenuestro, del mismo modo que éste es su
tarnos de qué modo podemos comprender los Salmos consumación y el vínculo que las une. A propósito del Sal-
como Palabra de Dios y después podremos hacer nuestra terio dice Lutero: «El Salterio es atraído por el Padrenues-
esta oración. No se trata, por tanto, de saber si los Salmos tro y el Padrenuestro es atraído por el Salterio; por eso, el
expresan exactamente lo que en este momento sentimos uno puede ser interpretado mediante el otro de un modo
en nuestro corazón. También puede suceder que necesite- muy sutil, y ambos concuerdan felizmente».
mos orar contra las disposiciones de nuestro corazón, jus- De esta manera, el Padrenuestro se convierte en la pie-
tamente para orar con rectitud. Lo importante no es el dra de toque para saber si oramos en el nombre de Jesús
objeto preciso de nuestra oración, sino aquello por lo que o en nuestro propio nombre. Por eso tiene pleno sentido

18 19
que el Salterio sea citado con frecuencia en el Nuevo Tes- Según el testimonio de la Biblia, David, consagrado
tamento. Es la oración de la comunidad de Jesucristo, rey del pueblo elegido por Dios, es un «tipo» de Jesucris-
forma parte del Padrenuestro. to. Lo que él experimenta, le sucede en función de Aquel
que está ya en él y saldrá de él: Jesucristo. David tenía
3. Los ORANTES DE LOS SALMOS
conciencia de ello: «Pero como él era profeta y sabía que
Dios le había asegurado con juramento que se sentaría en
El Salterio contiene 150 Salmos: 73 de ellos son atri- su trono uno de su linaje, vio el futuro y habló de la resu-
buidos al rey David; 12 a Asaf, maestro de coro al servicio rrección de Cristo» (Hechos 2,30-31).
de David; 12 a los hijos de Coré, familia levítica de canto-
David fue un testigo de Cristo en su misión, en su vida
res que desempeñaron su función bajo el reino de David;
2 al rey Salomón y uno a cada uno de los maestros de y en sus palabras. De hecho, el Nuevo Testamento dice
música, que probablemente vivieron en tiempos de David aún más: en los salmos de David habla ya el Cristo prome-
y Salomón, es decir, Hemán y Etán. Por esta razón se com- tido (Hebreos 2,12; 10,5), o también se puede decir que es
prende que el nombre de David esté vinculado de un modo el Espíritu Santo quien habla (Hebreos 3, 7). Las palabras
especial al Salterio. mismas que David pronunciaba, las pronunciaba en él el
Mesías futuro. Las oraciones de David eran al mismo
Se cuenta que David, después de haber sido ungido rey
tiempo oraciones de Cristo o, mejor dicho, era Cristo
en secreto, fue llamado a la presencia del rey Saúl, que
quien las elevaba en su precursor David.
había sido rechazado por Dios y era atormentado por un
espíritu malo. Y David tenía la misión de tocar la cítara en Esta breve observación del Nuevo Testamento arroja
presencia de Saúl: «Cuando el espíritu de Dios asaltaba a una luz significativa sobre todo el Salterio; lo aplica a
Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl encontraba Cristo. Más adelante reflexionaremos acerca de cómo
calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba de él» (1 esto se ha de entender concretamente. Lo importante
Samuel 16,23). para nosotros ahora es que David no oraba simplemente
Es posible que la poesía salmódica de David tuviera su desde la exaltación personal de su corazón, sino por el
origen en este hecho. Mediante la fuerza del Espíritu de hecho de que Cristo habitaba en él. Es cierto, con todo,
Dios, que vino sobre él con la unción como rey, aleja el que es el mismo David quien ora sus salmos, pero Cristo
espíritu malo con su canto. No se nos ha transmitido nin- ora en él y con él. Las últimas palabras del anciano David
gún salmo que se remonte al periodo anterior a su consa- lo expresan de un modo misterioso: «Éstas son las últi-
gración como rey. Sólo quien había recibido la vocación mas palabras de David: Oráculo de David, hijo de Jesé,
del rey mesiánico, del cual debía descender Cristo, el oráculo del hombre puesto en alto, el ungido del Dios de
Mesías prometido, expresaba su oración en cantos que Jacob, el suave salmista de Israel: "El espíritu del Señor
más tarde serían incorporados al canon de la Sagrada habla por mí, su palabra está en mi lengua"» (2 Samuel
Escritura. 23,1-2).

20 21
Esto nos lleva a lo que hemos afirmado antes. Si bien 4. NOMBRES, MÚSICA Y FORMA DE LOS VERSÍCULOS

es verdad que no todos los Salmos son de David, y que no


El título hebreo del Salterio viene a significar «him-
hay ningún texto del Nuevo Testamento que ponga todo el
nos». El Salmo 72,20 llama «oraciones de David» a todos
Salterio en boca de Cristo, no es menos cierto que las indi-
los salmos anteriores. Estas dos denominaciones son sor-
caciones que hemos citado tienen importancia suficiente
prendentes y, al mismo tiempo, comprensibles. Si bien es
en relación con todo el Salterio, ligado de manera decisiva
cierto que, en una primera mirada, el Salterio no contiene
al nombre de David. Y, además, Jesús mismo dice, a pro-
sólo himnos ni únicamente oraciones, también es verdad
pósito de los Salmos en su conjunto, que han anunciado
que tanto los poemas didácticos como las elegías son tam-
su muerte y su resurrección, y también la predicación del
bién fundamentalmente himnos, ya que sirven para ala-
evangelio (Lucas 24,44ss). bar la gloria de Dios. Incluso los salmos que no contienen
¿Cómo es posible que un ser humano y Jesucristo oren ni siquiera una palabra dirigida a Dios (por ejemplo, Sal 1;
al mismo tiempo el Salterio? Es el Hijo de Dios hecho Sal 2; Sal 78) deben ser llamados oraciones, ya que sirven
hombre quien llevó toda la debilidad humana en su propia para profundizar en el pensamiento y la voluntad de Dios.
carne, es él quien presenta ante Dios el corazón de toda la El «salterio» era originariamente un instrumento musical
humanidad, es él quien toma nuestro puesto y ora por y sólo en sentido figurado sirvió para designar la compila-
nosotros. Él conoció la angustia y el dolor, la culpa y la ción de las oraciones dirigidas a Dios en forma de cantos.
muerte de un modo más profundo que nosotros. Por eso, Los Salmos, tal como han llegado hasta nosotros, fue-
aquí se trata de la oración de la naturaleza humana asumi- ron en gran parte musicalizados para su uso litúrgico. Se
da por él y que se presenta ante Dios. Es ciertamente nues- compusieron melodías tanto para las voces de los canto-
tra oración; pero, dado que él nos conoce mejor que noso- res como para el acompañamiento de todo género de ins-
tros mismos y se hizo verdadero ser humano por nosotros, trumentos. También en este caso se atribuye a David la
es también realmente su oración y sólo puede convertirse música propiamente litúrgica. Del mismo modo que en
en oración nuestra porque ha sido suya. otro tiempo su cítara alejaba el espíritu malo, así también
¿Quién ora el Salterio? David (Salomón, Asaf, etcétera) la música litúrgica y sagrada es una fuerza eficaz, hasta
ora; Cristo ora; nosotros oramos. «Nosotros», es decir, en tal punto que se puede decir de ella lo mismo que se afir-
primer lugar la comunidad entera, la única que puede ma con respecto al anuncio profético (1 Crónicas 25,2).
orar toda la riqueza del Salterio; pero, en último término, Un buen número de encabezamientos de los salmos, difí-
quien ora es cada uno de los creyentes, en la medida en cilmente comprensibles, son indicaciones para los maes-
que participa de Cristo y de su comunidad y ora con ÉL tros de música. Lo mismo vale a propósito de la palabra
David, Cristo, la comunidad, yo mismo; y cuando pensa- «selah» -empleada con frecuencia e interpolada en el tex-
mos en todas estas personas unidas en una sola realidad, to d� los salmos-, la cual indica probablemente que en ese
reconocemos el camino maravilloso que Dios recorre para lugar se ha de insertar un interludio. Lutero afirma: «El
enseñamos a orar. "selah" indica que en ese lugar es preciso hacer una pausa

22 23
y detenerse para reflexionar sobre la palabra del salmo; ya recitar el Salterio con seriedad y regularmente, abando-
que los salmos exigen un espíritu tranquilo y pacificado nará «pronto las otras oraciones fáciles y particulares, y
que esté en disposición de captar y comprender todo lo dirá: "Ciertamente en éstas no está el jugo, la fuerza, el
que el Espíritu Santo le presenta y propone». ardor y el fuego que encuentro en el Salterio; esas oracio-
Ciertamente la mayoría de los salmos se cantaban en nes me parecen demasiado frías y duras"» (Lutero).
coros alternados. Esto lo propiciaba la forma en que están Por eso, si en nuestras iglesias ya no recitamos los sal-
dispuestos sus versículos: cada uno de los dos miembros mos, tenemos una razón más para recitar el Salterio en
del versículo está ligado al otro, de modo que expresan nuestras oraciones cotidianas de la mañana y de la tarde,
esencialmente el mismo pensamiento con palabras dis- para orar cada día algunos salmos, si es posible en común,
tintas. Es el llamado «paralelismo de los miembros». Esta de modo que podamos recorrer este libro varias veces
forma no es casual, sino que, por el contrario, induce a no cada año y adentramos en él cada vez más. Pero debemos
interrumpir la oración y, al mismo tiempo, invita a orar evitar hacer una selección según nuestro gusto, porque en
con los demás. este caso deshonramos al libro de oración de la Biblia, ya
A nosotros, que estamos acostumbrados a orar apre- que pensaremos que sabemos lo que debemos orar mejor
suradamente, nos parece que esto es una repetición inne- que Dios mismo. En la Iglesia antigua no era en modo
cesaria. En realidad, sin embargo, es una verdadera pro- alguno extraordinario conocer de memoria «todo el
fundización y recogimiento en la oración; y es, al mismo David». En una Iglesia oriental era incluso un requisito
tiempo, la señal de que muchos creyentes, más aún, todos previo para acceder al ministerio eclesiástico. Jerónimo,
los creyentes, hacen la misma oración con distintas pala- uno de los Padres latinos, cuenta que en su tiempo se can-
bras. La forma de los versículos nos exige particularmen- taban los salmos en los campos y en los huertos. El Salte-
te que oremos los salmos en común. rio llenó la vida de la joven cristiandad. Pero más impor-
tante aún que todo esto es el hecho de que Jesús murió en
la cruz pronunciando palabras de los salmos.
5. EL CULTO Y LOS SALMOS
Si una comunidad cristiana pierde el Salterio, pierde
En muchas iglesias se leen o se cantan los salmos de un tesoro incomparable. Pero si lo recupera, se enriquece
forma alternada los domingos o incluso diariamente. con fuerzas insospechadas.
Estas iglesias han sabido conservar una inmensa riqueza;
de hecho, sólo mediante el uso cotidiano se puede profun-
6. CLASIFICACIÓN
dizar progresivamente en este libro divino de oración. En
una simple lectura ocasional, estas oraciones son para A continuación abordaremos el contenido de la ora-
nosotros demasiado densas de pensamiento y demasiado ción de los salmos, centrándonos en estos temas: la crea-
intensas, de modo que después nos resulta cómodo diri- cióri; la ley; la historia de la salvación; el Mesías; la Iglesia;
gimos a alimentos más ligeros. Pero quien ha empezado a la vida; el sufrimiento; la culpa; los enemigos; el fin. No

24 25
será difícil reconducir todos estos elementos al Padre- sola mirada la plenitud de las obras de Dios y las conside-
nuestro y mostrar de este modo cómo el Salterio entero es ra al mismo tiempo como nada ante él: sólo su honor per-
asumido en la oración de Jesús. Mas para no anticipar manece eternamente y exterminará a los pecadores.
este resultado de nuestras consideraciones queremos ate- Los salmos de la creación no son poesías líricas, sino
nemos a la clasificación que se encuentra en los propios guías que conducen al pueblo de Dios para que encuentre
Salmos. y honre al Creador del mundo en la gracia vivida de la sal-
vación. La creación está al servicio de los creyentes y todas
las criaturas de Dios son buenas cuando las aceptamos
7. LA CREACIÓN
con agradecimiento (1 Timoteo 4,3-4). Pero nosotros sólo
La Sagrada Escritura proclama a Dios como creador podemos dar gracias por aquello que se refiere a la revela-
del cielo y de la tierra; y muchos salmos nos invitan a hon- ción de Dios en Jesucristo. La creación existe con todos
rarlo, alabarlo y darle gracias. No obstante, ningún salmo sus dones por Jesucristo. Y por eso damos gracias a Dios
habla exclusivamente de la creación. El Dios que debe ser por la gloria de su creación: con Cristo, en Cristo y por
reconocido como creador del mundo es siempre el Dios Cristo, a quien nosotros pertenecemos.
que se ha manifestado ya a su pueblo en su palabra.
Nosotros podemos creer que es el Creador porque nos
ha hablado, porque su Nombre nos ha sido revelado. Si
no fuera así, no podríamos conocerlo. La creación es una
imagen del poder y de la fidelidad de Dios, que él ha pues-
to de manifiesto en su revelación en Jesucristo. Dirigimos
nuestra oración al Creador que se nos ha revelado como
Redentor.
El Salmo 8 alaba el nombre de Dios y su amorosa
acción para el ser humano como cima de sus obras, pero
en realidad es inconcebible si se parte sólo de la creación.
El Salmo 19 no puede hablar de la magnificencia del cur-
so de los astros sin pensar, con un impulso imprevisto y
nuevo, en la gloria mucho mayor de la revelación de su ley
para poder exhortar después a la conversión. El Salmo 29
nos conduce a admirar la violencia fecunda de Dios que
se expresa en el huracán y, no obstante, la finalidad de
esta violencia está en el poder, en la bendición y en la paz
que Dios regala a su pueblo. El Salmo 104 abarca en una

26 27
SALMO 8

1
Un salmo de David, para cantar sobre el Guittit.

'¡Señor, Dios nuestro,


qué glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Tú que asientas tu majestad sobre los cielos,
'por boca de chiquillos, de niños de pecho,
cimentas un baluarte frente a tus adversarios,
para acabar con enemigos y rebeldes.
'Al ver tu cielo, hechura de tus dedos,
la luna y las estrellas que pusiste,
'¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el hijo de Adán para que de él te cuides?
• Apenas inferior a un dios lo hiciste,
coronándolo de gloria y esplendor;
7
señor lo hiciste de las obras de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
'ovejas y bueyes, juntos,
y hasta las bestias del campo,
'las aves del cielo, los peces del mar
que circulan por las sendas de los mares.
ro ¡Señor, Dios nuestro,

qué glorioso es tu nombre en toda la tierra!

29
8. LA LEY entonces que las aparentes repeticiones son en realidad
aspectos siempre nuevos de una sola realidad: el amor a
Los tres salmos (Sal 1; Sal 19; Sal 119) que hacen de
la Palabra de Dios. Así como este amor no puede tener
la ley de Dios el objeto específico de la acción de gra-
nunca fin, tampoco pueden tener fin las palabras que lo
cias, la alabanza y la súplica, pretenden sobre todo
confiesan. Pueden acompañarnos durante toda nuestra
poner ante nuestros ojos los beneficios de la ley. En el
vida, y en su simplicidad se convierten en la oración del
término «ley» hay que entender sobre todo la acción
niño, del hombre y del anciano.
redentora de Dios y los preceptos para una vida nueva
en la obediencia. La ley y los mandamientos de Dios nos
llenan de alegría porque Dios ha transformado radical- 9. LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

mente nuestra vida a través de Jesucristo. Y la angustia


Los Salmos 78, 105 y 106 presentan el relato la histo-
más profunda de la nueva vida es que Dios pueda escon-
ria del pueblo de Dios sobre la tierra, de la gracia de
derme su mandamiento ( Sal 119, 1 7), que un día no me
elección y la fidelidad de Dios, de la infidelidad y la
dé a conocer su voluntad.
ingratitud de su pueblo. El Salmo 78 no contiene ningu-
Es una gracia conocer los mandatos de Dios, que nos na oración. ¿Cómo podemos orar estos salmos? El Sal-
liberan de nuestros conflictos y de los planes que hace- mo 106 nos invita a dar gracias, adorar, prometer, supli-
mos. Los preceptos divinos dan seguridad a nuestros car, confesar nuestros pecados y también implorar des-
pasos y hacen gozoso nuestro camino. Dios nos da sus de el trasfondo de la historia de la salvación. Dar gracias
decretos para que los cumplamos y «sus mandamientos a Dios por su bondad, que actúa eternamente sobre su
no son pesados» (1 Juan 5,3) para quien ha encontrado pueblo y que también nosotros experimentamos actual-
en Jesucristo toda la salvación. Jesús mismo estuvo mente, como la experimentaron nuestros padres; ado-
sometido a la ley y la cumplió en una total obediencia al rar por las maravillas con las que Dios nos enriquece
Padre. La voluntad de Dios se convierte en su alegría, en desde que liberó de Egipto a su comunidad hasta el Gól-
su alimento. Por eso da gracias en nosotros por la gracia gota; hacer la promesa de observar con más fidelidad
de la ley y nos regala la alegría de cumplirla. Ahora con- que hasta ahora el mandamiento de Dios; pedir la gra-
fesamos nuestro amor a la ley, declaramos que quere- cia de Dios para que podamos mantener su promesa;
mos observarla y pedimos el don de perseverar fieles a confesar nuestros pecados personales, nuestra infideli-
ella irreprensiblemente. Pero no lo hacemos con nues- dad e indignidad frente a una misericordia tan grande;
tras fuerzas, sino que lo imploramos en nombre de Jesu- implorar la reunión y la redención definitivas del pue-
cristo, que vino por nosotros y permanece en nosotros. blo de Dios.
Tal vez nos parezca particularmente difícil el Salmo Oramos estos salmos recordando todo lo que hizo
119 por su extensión y monotonía. Aquí nos resultará Dios antiguamente por su pueblo como una acción rea-
provechoso proceder palabra por palabra, frase por fra- lizadI por nosotros, a la vez que confesamos nuestra
se, lenta, tranquila y pacientemente. Descubriremos culpa y la gracia de Dios, y presentamos ante Dios, fun-

30 31
dados sobre los beneficios que él nos ha concedido en el a través de él, escuchamos a este rey del Antiguo Testa-
pasado, sus promesas, mientras le pedimos que las cum- mento. Y mientras repetimos esta oración sin poder
pla; y, al mismo tiempo, contemplamos que toda la his- nunca medir y conocer toda su profundidad, nos pre-
toria de Dios con su pueblo se realiza en Jesús, por el sentamos con el Cristo orante ante el trono de Dios.
cual hemos sido y somos salvados. Por amor de Jesu- En el versículo 6 del Salmo 69 hay una dificultad que
cristo presentamos a Dios la acción de gracias, la súpli- se suele poner de relieve, porque Cristo se lamenta en él
ca y la confesión. ante Dios de su locura y de su culpa. Ciertamente David
hablaba de su culpa personal, pero Cristo habla de la
culpa de todos los seres humanos, de la de David y tam-
10. EL MESíAS
bién de mis culpas, que él ha tomado sobre sí y ha lleva-
La historia de la salvación de Dios llega a plenitud en do, y por las cuales ha sufrido la cólera del Padre. Jesu-
el envío del Mesías. Según la interpretación propia de cristo, verdadero hombre, ora en este salmo y nos aso-
Jesús, el Salterio profetizó sobre este Mesías (Lucas cia a su oración.
24,44). Para la comunidad, los Salmos 22 y 69 son sal- Los Salmos 2 y 110 atestiguan la victoria de Cristo
mos de la pasión de Cristo. sobre sus enemigos, el establecimiento de su reino, su
En la cruz, Jesús mismo oró con el comienzo del Sal- adoración por el pueblo de Dios. También aquí la profe-
mo 22, convirtiéndolo de este modo con toda claridad cía se aplica a David y su reinado. Pero en David recono-
en su propia oración. Y el texto de Hebreos 2,12 pone el cemos ya al Cristo futuro. Lutero afirma que el Salmo
versículo 23 del mencionado salmo en boca de Jesús. 110 es «el verdadero y elevado salmo principal de nues-
Los versículos 9 y 19 son profecías inmediatas de la cru- tro amado Señor Jesucristo».
cifixión de Jesús. Si el mismo David pudo, en tiempos Es indudable que los Salmos 20, 21 y 72 se refieren
más antiguos, orar este salmo en su sufrimiento, lo hizo originariamente al reinado terreno de David y de Salo-
en calidad de rey, es decir, de ungido de Dios y, por tan- món. El Salmo 20 implora la victoria del rey mesiánico
to, perseguido por los hombres, del cual debía descen- sobre sus enemigos, la aceptación de su sacrificio por
der el Mesías. David oró este salmo como aquel que lle- parte de Dios. El Salmo 21 da gracias por la victoria y la
vaba en sí mismo a Cristo. Y Cristo hizo suya esta ora- coronación del rey. El Salmo 72 implora el derecho y la
ción, que sólo en él adquiere todo su sentido. Pero noso- ayuda debidos a los pobres, la paz, la soberanía estable
tros sólo podemos orar este salmo en la comunidad de y la gloria eterna en el reino de este rey. En estos salmos
Jesucristo como personas que han participado en la pedimos la victoria de Jesucristo en el mundo, damos
pasión de Cristo. Ahora bien, no lo rezamos por nues- gracias por la victoria conquistada e imploramos que se
tros sufrimientos personales y ocasionales, sino por la establezca el reino de la justicia y de la paz bajo la sobe-
pasión de Cristo, que vino también por nosotros. Por ranía. de Jesucristo. También los textos de Sal 61, 7ss;
eso escuchamos siempre que Cristo ora con nosotros y, 63,12 se deben entender en este sentido.

32 33
El Salmo 45, que es objeto de muchos debates, habla
del amor al rey mesiánico, de su belleza, de su riqueza,
de su poder. Al desposarse con este rey, la esposa tiene
que olvidar a su pueblo y la casa paterna (v. 11) y tiene SALMO 22
que realizar un juramento de fidelidad al rey. Tiene que
engalanarse sólo para él y habitar con alegría junto a él.
Es el canto y la oración del amor entre Jesús, el rey, y la
comunidad que le pertenece.

' Un salmo de David, para cantar;


sobre «la cierva de la aurora».

'¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?


Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.
' Clamo de día, Dios mío, y no respondes,
también de noche, sin ahorrar palabras.
'¡Pero tú eres el Santo, entronizado
en medio de la alabanza de Israel!
s En ti confiaron nuestros padres,

confiaron y tú los liberaste;


'a ti clamaron y se vieron libres,
en ti confiaron sin tener que arrepentirse.
'Yo en cambio soy gusano, no hombre,
soy afrenta del vulgo, asco del pueblo;
'todos cuantos me ven de mí se mofan,
tuercen los labios y menean la cabeza:
• «Se confió al Señor, ¡pues que lo libre,
que lo salve si tanto lo quiere!».
'º Fuiste tú quien del vientre me sacó,
a salvo me tuviste en los pechos de mi madre;
11
a ti me confiaron al salir del seno,
desde,;.:..
el vientre materno tú eres mi Dios.
12
¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca,
que no hay quien me socorra!

34 35
13
Novillos sin cuento me rodean,
26
Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea,
me acosan los toros de Basán; cumpliré mis votos ante sus fieles.
14
me amenazan abriendo sus fauces, " Los pobres comerán, hartos quedarán,
como león que desgarra y ruge. los que buscan al Señor lo alabarán:
1
' Como agua me derramo, «¡Viva por siempre vuestro corazón!».
" Se acordarán, volverán al Señor
mis huesos se dislocan,
todos los confines de la tierra;
mi corazón, como cera,
se postrarán en su presencia
se funde en mis entrañas.
todas las familias de los pueblos.
16
Mi paladar está seco como teja 29
Porque del Señor es el reino,
y mi lengua pegada a mi garganta:
es quien gobierna a los pueblos.
tú me sumes en el polvo de la muerte.
so Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
1
Perros sin cuento me rodean,
ante él se humillarán los que bajan al polvo.
'

una banda de malvados me acorrala; Y para aquel que ya no viva


mis manos y mis pies vacilan, ' su descendencia le servirá:
1

" puedo contar mis huesos. hablará del Señor a la edad " venidera,
Ellos me miran y remiran, contará su justicia al pueblo por nacer:
19
reparten entre sí mi ropa «Así actuó el Señor».
y se echan a suertes mi túnica.
20
Pero tú, Señor, no te alejes,
corre en mi ayuda, fuerza mía,
libra mi vida de la espada,
21

mi persona de las garras de los perros;


" sálvame de las fauces del león,
mi pobre ser de los cuernos del búfalo.
" Contaré tu fama a mis hermanos,
reunido en asamblea te alabaré:
24
«Los que estáis por el Señor, alabadlo,
estirpe de Jacob, respetadlo,
temedlo, estirpe de Israel.
zs Que no desprecia ni le da asco

la desgracia del desgraciado;


no le oculta su rostro,
le escucha cuando lo invoca».

36 37
11. LA IGLESIA cío de acción de gracias y manifestará su salvación a
quien lo ofrezca (Sal 50,23). Los salmos nos enseñan, en
Los Salmos 27, 42, 46, 48, 63, 81, 84, 87, y otros, can-
definitiva, a dar gracias a Dios por Cristo y alabarlo en la
tan a Jerusalén, la ciudad de Dios, las grandes fiestas del
comunidad con el corazón, la boca y las manos.
pueblo de Dios, el Templo y sus hermosas liturgias. En
ellos exultamos y damos gracias por la presencia -que
es objeto de nuestro anhelo- del Dios de la salvación en 12. LA VIDA
su comunidad. Lo que eran el monte Sión y el Templo
A muchos cristianos serios les sorprende encontrar
para los israelitas es ahora para nosotros la Iglesia de
con tanta frecuencia, cuando oran los salmos, la súplica
Dios en todo el mundo, porque en ella habita Dios siem-
por una vida feliz. Cautivados por la idea de la cruz de
pre en su comunidad mediante su palabra y su sacra-
mento. Esta Iglesia seguirá existiendo a pesar de todos Cristo, muchos piensan que la vida y las bendiciones
sus enemigos (Sal 46) y será liberada de la prisión de los visibles y terrenas de Dios son ya en sí un bien ambiguo
poderes del mundo sin Dios (Sal 126; Sal 137). El Dios o, en cualquier caso, que no se ha de desear. Por eso sos-
que da la gracia y que se hace presente a su comunidad tienen que las oraciones del Salterio que piden estos
en Cristo es el cumplimiento de todas las acciones de dones representan un estadio elemental e imperfecto de
gracias, de todas las alegrías y de todos los deseos de los la piedad del Antiguo Testamento, superado por el Nue-
salmos. Ahora bien, Jesús, en quien habita el mismo vo Testamento. Pero con esto quieren ser más espiritua-
Dios, anheló la comunión de Dios porque se había con- les que el mismo Dios.
vertido en un hombre como nosotros (Lucas 2,49); y por La petición del pan cotidiano abarca todo el campo
eso ora con nosotros por una total cercanía y presencia de las necesidades de la vida corporal; del mismo modo,
de Dios a los suyos. la oración por la vida, la salud y para obtener pruebas
Dios prometió que estaría presente en el culto de su visibles de la benevolencia divina, forma parte necesa-
comunidad. Por eso la comunidad celebra su liturgia riamente de la oración que se dirige a Dios, que crea y
siguiendo el mandato de Dios. El mismo Jesucristo reali- conserva esta vida. La vida corporal no es despreciable;
zó la liturgia perfecta consumando todos los sacrificios por el contrario, Dios nos ha dado su comunión en Jesu-
prescritos en su sacrificio libre y sin pecado. Cristo ofre- cristo para que podamos vivir de él en esta vida ya desde
ció en sí mismo el sacrificio de Dios por nosotros y nues- ahora y, después, también en la vida futura. Si él nos da
tro sacrificio a Dios. A nosotros nos corresponde ahora oraciones terrenas es para que podamos conocerlo, ala-
ofrecer el sacrificio de alabanza y de acción de gracias, barlo y amarlo mejor. Dios quiere que los justos prospe-
con las oraciones, los cantos y una vida vivida según los ren sobre la tierra (Sal 37). Y esta voluntad no queda
mandamientos de Dios (Sal 15, Sal 50). Así, toda nuestra derogada por la cruz de Cristo, sino más bien confirma-
vida se convierte en culto divino, en sacrificio de acción da. P;ecisamente cuando los seres humanos que siguen
de gracias. Dios quiere mostrarse favorable a este sacrifi- a Jesús tienen que soportar muchas privaciones, les

38 39
sucede como les sucedió a los discípulos que, cuando ro y tenebroso se vuelve todo ante la vista tan terrible de la
Jesús les pregunta: «¿Os ha faltado algo?», ellos respon- cólera de Dios!» (Lutero).
den: «Nada». La condición previa para que estosuceda El Salterio nos enseña abundantemente a presentar-
es la afirmación del Salmo: «Más vale lo poco del honra- nos como debemos ante Dios en los numerosos sufri-
do que la enorme riqueza del malvado» (Sal 37,16). mientos que el mundo nos depara. La dolorosa enfer-
En realidad, no debemos tener mala conciencia cuan- medad y el angustioso sentimiento de haber sido aban-
do pedimos, con el Salterio, la vida, la salud, la paz, un donados por Dios y por los hombres, la persecución, la
bien terreno; pero con una condición, a saber: que vea- cárcel y todas las situaciones críticas que se dan sobre la
mos en todo esto, como hace el propio Salmo, la prueba tierra, están muy presentes en los Salmos (Sal 13; Sal
de la comunión de gracia con Dios y mantengamos que 31; Sal 35; Sal 41; Sal 44; Sal 54; Sal 55; Sal 56; Sal 61;
la bondad de Dios vale más que la vida (Sal 63,4-5; Sal Sal 74; Sal 79; Sal 86; Sal 88; Sal 102; Sal 105 y otros).
73,25-26). Estos salmos no niegan el sufrimiento, no cometen el
El Salmo 103 nos enseña a ver en toda la abundancia error de responder con palabras piadosas, sino que lo
de los dones de Dios, desde la conservación de la vida expresan como dura protesta contra la fe, y a veces ni
hasta el perdón de los pecados, una gran unidad, y a siquiera van más allá de este sufrimiento (Sal 88), pero
presentarnos ante Dios para alabarlo y darle gracias por todos ellos expresan esta queja ante Dios. Ningún ser
todo esto (véase también Sal 65). Por Jesucristo, el Crea- humano puede hacer suya la oración de los salmos de
dor nos da y nos conserva la vida. Y así, quiere preparar- lamentación partiendo de su experiencia; en dichos sal-
nos para que obtengamos la vida eterna mediante la mos se expresa el desgarramiento de toda la humanidad
pérdida de todos los bienes terrenos en la muerte. Sólo de todos los tiempos, el dolor que fue experimentado de
por Jesucristo, y porque él nos lo ordena, podemos pedir forma total sólo por Jesucristo. Es una angustia que se
los bienes de la vida, y por él debemos hacerlo también abate por voluntad de Dios y él la conoce en su totalidad
con confianza. Y cuando hayamos recibido aquello que y mejor que nosotros mismos. Poreso sólo Dios puede
necesitamos, no debemos dejar de dar gracias a Dios de ayudamos y todas nuestras preguntas no deben dejar de
corazón por haber sido tan generoso con nosotros, por elevarse hasta Dios mismo.
medio de Jesucristo. No se encuentra en los salmos una prisa excesiva por
abandonarse al sufrimiento. Esto sucede siempre a tra-
vés de la lucha, la angustia y la duda. Se cuestiona la
13. EL SUFRIMIENTO
justicia de Dios que permite la desgracia de los buenos,
«¿Dónde podrás encontrar palabras de aflicción más y deja libres a los impíos. Y también se pone en tela de
trágicas y desgarradoras que en los salmos de lamenta- juicio incluso la voluntad buena y graciosa de Dios (Sal
ción? En ellas puedes adentrarte en el corazón de todos 44,25\ Su modo de actuar es incomprensible. Pero has-
los santos, en la muerte, en el infierno mismo. ¡Qué oscu- ta en la más profunda desesperación, Dios sigue siendo

40 41
el único a quien nos dirigimos. No esperamos ninguna Y ahora sabemos que ya no hay ningún sufrimiento
ayuda del ser humano, y tampoco en nuestra aflicción y en la tierra en el que Cristo no esté con nosotros, sufrien-
en la compasión que sentimos hacia nosotros mismos do y orando con nosotros como el único Salvador.
perdemos de vista el origen y la meta de toda aflicción: Sobre este terreno nacen los grandes salmos de con-
Dios. Entonces entablamos una lucha contra Dios y por fianza. Pero una confianza en Dios sin Cristo está vacía
Dios. Innumerables veces presentamos al Dios de la y carece de certeza; más aún, podría ser únicamente
cólera su promesa, sus beneficios pasados, el honor de otra forma de confianza en nosotros mismos. Pero
su nombre en la humanidad. quien sabe que Dios ha entrado en nuestros sufrimien-
Si soy culpable, ¿por qué Dios no perdona? ¿Si soy tos a través de Cristo, puede decir con gran confianza:
inocente, por qué no pone fin a mi tormento y prueba «Tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan»
mi inocencia ante mis enemigos? (Sal 38; Sal 44; Sal (Sal 23; Sal 37; Sal 63; Sal 73; Sal 91; Sal 121).
79). No hay una respuesta teórica a todas estas pregun-
tas, así como tampoco se encuentra en el Nuevo Testa-
14. LA CULPA
mento. La única respuesta verdadera es Jesucristo.
Mas esta respuesta está ya presente en los salmos. En el Salterio encontramos la petición del perdón de
Todos los salmos tienen en común que arrojan ante Dios los pecados con menos frecuencia que lo que podríamos
la aflicción y la tribulación: nosotros ya no podemos esperar. La mayor parte de los salmos suponen la plena
soportarlas; quítanoslas y llévalas tú mismo; sólo tú certeza del perdón de los pecados. Esto podría sorpren-
puedes liberarnos de nuestro sufrimiento. Ésta es la dernos, pero también en el Nuevo Testamento encontra-
finalidad de todos los salmos de lamentación. Imploran mos esta misma realidad. Pretender que la oración cris-
a quien cargó con la enfermedad y llevó todas nuestras tiana gire exclusivamente en torno al perdón de los
debilidades, a Jesucristo; predican a Jesucristo como el pecados es mutilarla y ponerla en peligro. Hay una for-
único auxilio en el sufrimiento. Porque en él Dios está ma confiada de dejar atrás el pecado por amor a Jesu-
cerca de nosotros. cristo.
En los salmos de lamentación se expresa la plena Con todo, la oración penitencial no falta en modo
comunión con Dios, que es justicia y amor. Con todo, alguno en el Salterio. Los siete salmos llamados «peni-
Jesucristo no es sólo el fin de nuestra oración, sino que tenciales» (Sal 6; Sal 32; Sal 38; Sal 51; Sal 102; Sal 130;
también está con nosotros cuando oramos. Él, que car- Sal 143), y algunos más (Sal 14; Sal 15; Sal 25; Sal 31;
gó con todas nuestras angustias, las presentó ante Dios, Sal 39; Sal 40; Sal 41 y otros), nos introducen en toda la
y oró en nombre de Dios por amor a nosotros: «No como profundidad del reconocimiento del pecado ante Dios;
yo quiero, sino como quieres tú». nos ayudan a confesar nuestra culpa; guían toda nues-
Por nosotros gritó en la cruz: «Dios mío, Dios mío, tra c�nfianza hacia la gracia del perdón de Dios, de
¿por qué me has abandonado?». modo tal que Lutero pudo llamarlos con razón «salmos

42 43
paulinos». En la mayor parte de los casos se trata de una Ciertamente podemos hablar de nuestra inocencia para
circunstancia particular que lleva a expresar tal ora- justificarnos, pero no hemos de ignorar que es posible
ción, ya se trate de una culpa grave (Sal 32; Sal 51) o de presentar la más humilde expresión de nuestros peca-
un sufrimiento inesperado que induce a la penitencia dos y, al mismo tiempo, justificarnos ante Dios. Pode-
(Sal 38; Sal 102). En todos los casos se pone de nuevo mos estar lejos de la Palabra de Dios si le hablamos de
toda la esperanza en el perdón gratuito de Dios, que él nuestra culpa lo mismo que si le presentamos nuestra
nos ha ofrecido y prometido mediante la palabra que inocencia.
nos da en Jesucristo para todos los tiempos.
El cristiano no tendrá dificultades para orar estos
salmos. Sin embargo, podría preguntarse cómo se pue-
de pensar que también Cristo ora con nosotros estos
salmos. ¿Cómo puede pedir perdón Aquel que no tiene
pecado? Cristo puede hacerlo como Aquel que, sin
haber cometido pecado, puede llevar los pecados del
mundo entero y hacerse pecado por nosotros (2 Corin-
tios 5,21). Jesús no pide el perdón de sus pecados, sino
la remisión de los nuestros, con los que él mismo cargó
y por los que sufre. Se pone por entero a nuestro servi-
cio, quiere ser ante Dios un ser humano como nosotros.
De este modo eleva también con nosotros la más huma-
na de todas las oraciones y se manifiesta como verdade-
ro Hijo de Dios.
Para un cristiano evangélico resulta especialmente
sorprendente y chocante constatar que los Salmos
hablan con tanta frecuencia de la inocencia como de la
culpa de los seres humanos (véanse Sal 5; Sal 7; Sal 9;
Sal 16; Sal 17; Sal 26; Sal 35; Sal 41; Sal 44; Sal 59; Sal
66; Sal 68; Sal 69; Sal 73; Sal 86 y otros). Al parecer, en
estos salmos queda un resto de lo que se podría denomi-
nar «la justicia por las obras» en el Antiguo Testamento,
con la que el cristiano no tiene ya nada que ver. Sin
·P.­
embargo, esta observación es totalmente superficial y
no tiene en cuenta la profundidad de la Palabra de Dios.

44 45
SALMO 51

1
Un salmo de David, para cantar;
cuando el profeta Natán lo visitó
después de haberse unido aquél a Betsabé.

a Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,


por tu inmensa ternura borra mi delito,
• lávame a fondo de mi culpa,
purifícame de mi pecado.
s Pues yo reconozco mi delito,

mi pecado está siempre ante mí;


' contra ti, contra ti solo pequé,
lo malo a tus ojos cometí.
Por que seas justo cuando hablas
e irreprochable cuando juzgas.
1
Mira que nací culpable,
pecador me concibió mi madre.
e Y tú amas la verdad en lo íntimo del ser,

en mi interior me inculcas sabiduría.


s Rocíame con hisopo hasta quedar limpio,

lávame hasta blanquear más que la nieve.


10
Devuélveme el son del gozo y la alegría,
se alegren los huesos que tú machacaste.
11
Aparta tu vista de mis yerros
y borra todas mis culpas.

47
12
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, Pero la cuestión no es saber qué posibles motivos
renueva en mi interior un espíritu firme; puede tener una oración, sino si el contenido de esa ple-
" no me rechaces lejos de tu rostro, garia es justo o injusto. Ahora bien, en este caso resulta
no retires de mí tu santo espíritu. claro que el cristiano fiel tiene algo que decir no sólo
1
' Devuélveme el gozo de tu salvación, sobre su culpa, sino también algo igualmente importan-
afiánzame con espíritu generoso; te sobre su inocencia y su justicia. Creer que por la gra-
1
enseñaré a los rebeldes tus caminos
'
cia de Dios y los méritos de Cristo el cristiano ha sido
y los pecadores volverán a ti. totalmente justificado y hecho inocente a los ojos de
ie Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, y que «ninguna condenación pesa ya sobre los que
Dios salvador mío, están en Cristo Jesús» (Romanos 8,1) es un artículo de
y aclamará mi lengua tu justicia; fe. Y, por consiguiente, una parte de la oración del cris-
11
abre, Señor, mis labios, tiano consiste en permanecer fiel a esta inocencia y a
y publicará mi boca tu alabanza. esta justicia de la que participa, referirse a la Palabra de
"Pues no te complaces en sacrificios, Dios y dar gracias por estos dones. Y si, por otro lado,
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas. tomamos en serio la acción de Dios en nosotros, no sólo
1
Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito,

tenemos el derecho, sino que sencillamente tenemos el
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo des- deber de decir con toda humildad y certeza: «He sido
precias. irreprochable con él, y de incurrir en culpa me he guar-
2
º ¡Sé benévolo y favorece a Sión, dado» (Sal 18,24), «Sondeas mi corazón ... y no hallas
reconstruye los muros de Jerusalén! en mí malicia» (Sal 17,3). Al orar de esta forma, nos
21
Entonces te agradarán los sacrificios legítimos encontramos en el núcleo del Nuevo Testamento, nos
-Iiolocausto y oblación entera-, hacemos partícipes de la cruz de Jesucristo.
entonces se ofrecerán novillos en tu altar. La afirmación de la inocencia se hace particular-
mente vigorosa en los salmos que tratan de los tormen-
tos infligidos por los enemigos impíos. En ellos se pien-
sa aún más en el derecho de la causa de Dios que sostie-
ne también a quien permanece fiel a ella. Si somos per-
seguidos por la causa de Dios, entonces nos encontra-
mos realmente en una situación de derecho frente al
enemigo de Dios. Junto a la inocencia objetiva -que de
seguro no puede nunca ser únicamente objetiva, porque
la causa de la gracia de Dios nos afecta siempre también
de modo personal-, la confesión de los pecados perso-
nales puede igualmente tener cabida en estos salmos

48 49
(Sal 41,5; Sal 69,6). Y también esto, a su vez, es un indi- 137 y otros). En este caso, todos los intentos de hacer
cio de la verdadera adhesión a la causa de Dios. Enton- nuestras estas oraciones parecen destinados al fracaso,
ces puedo incluso atreverme a presentar esta oración: y lo que se considera una expresión del estadio religioso
«Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gen- elemental parece oponerse realmente al Nuevo Testa-
te sin amor» (Sal 43,1). mento. Sobre la cruz, Cristo oró por sus enemigos y nos
enseñó lo mismo a nosotros. Entonces ¿cómo podemos
La idea según la cual no podemos sufrir nunca ino-
invocar la venganza de Dios sobre los enemigos cuando
centemente mientras alguna culpa se oculte aún dentro
oramos los salmos? O, preguntándolo de otro modo:
de nosotros es inexacta y totalmente contraria a la
¿podemos comprender los salmos de venganza como
Biblia. Tal cosa no se afirma ni en el Antiguo ni el Nuevo
una palabra de Dios para nosotros, como una oración
Testamento. Si somos perseguidos por la causa de Dios,
de Jesucristo? ¿Podemos rezar como cristianos estos
sufrimos inocentemente, y esto significa que entonces
salmos?
sufrimos con Dios mismo. Que estamos realmente con
Dios y, por tanto, somos inocentes, se manifiesta preci- Entiéndase bien que no estamos preguntando por
samente en el hecho de que imploramos el perdón de posibles motivos que en modo alguno podemos son-
nuestros pecados. dear, sino por el contenido de la oración.

Ahora bien, no somos inocentes únicamente frente a Los enemigos de los que aquí se habla son los enemi-
los enemigos de Dios, sino también ante Dios mismo; de gos de la causa de Dios, que nos atacan por causa de
hecho, él nos ve fieles a su causa, a la que él mismo nos Dios. No se trata, pues, en modo alguno de una lucha
personal. El orante de los salmos no quiere nunca ven-
ha incorporado y nos perdona nuestros pecados. De
garse por su cuenta, sino que deja la venganza única-
modo tal que todos los salmos de inocencia desembo-
mente en manos de Dios (véase Romanos 12,19). Por
can en este canto: «La sangre y la justicia de Cristo son
eso, debe abandonar toda idea de desquite personal, tie-
mi adorno y mi vestido, para presentarme ante Dios
ne que liberarse de la sed de revancha, porque, si no fue-
cuando entre en el cielo».
ra así, la venganza no estaría reservada estrictamente a
Dios. Sólo quien es inocente frente al enemigo puede
15. Los ENEMIGOS dirigirse al Dios de la venganza. Invocar la venganza de
Dios es pedir que su justicia se cumpla en el juicio con-
Los llamados «salmos de venganza» nos presentan
tra los pecados. Esta justicia tiene que realizarse si Dios
actualmente más dificultades que cualquier otra parte
es fiel a su palabra, y debe cumplirse en todos. Yo mis-
del Salterio. La terrible frecuencia de los pensamientos
mo con mis pecados estoy sometido a este juicio, no
contenidos en ellos atraviesa todo el Salterio (Sal 5; Sal
tengo ningún derecho a querer impedir esta justicia.
7; Sal 9; Sal 10; Sal 13; Sal 16; Sal 21; Sal 23; Sal 28; Sal
Tiene.que cumplirse por Dios y, de hecho, se ha cumpli-
31; Sal 35; Sal 36; Sal40; Sal 41; Sal 44; Sal 52; Sal 54; do, pero de un modo maravilloso.
Sal 55; Sal 58; Sal 59; Sal 68; Sal 69; Sal 70; Sal 71; Sal

50 51
SALMO 73

1
Un salmo de Asaf

¡Qué bueno es Dios para Israel,


el Señor para los limpios de corazón!
' Por poco se extravían mis pies,
casi resbalan mis pasos,
' celoso como estaba de los perversos,
al ver prosperar a los malvados.
' No hay congojas para ellos,
sano y rollizo está su cuerpo;
s no comparten las penas de los hombres,

no pasan tribulaciones como los otros.


' Por eso el orgullo es su collar,
la violencia el vestido que los cubre;
' su gordura rebosa malicia,
de artimañas desborda su corazón.
• Se sonríen, hablan con maldad,
hablan altivamente de opresión;
' ponen en el cielo su boca,
y su lengua se pasea por la tierra.
10
Por eso mi pueblo va tras ellos:
sorben con ansia sus palabras.
11
Dicen: «¿Va a saberlo Dios?
¿Lo va a saber el Altísimo?».

53
12
¡Así son, éstos son los malvados!, La venganza de Dios no está reservada a los pecado-
tranquilos y acumulando riqueza. res, sino al único ser inmune al pecado y que ha ocupa-
"¿Así que en vano purifiqué mi corazón, do el puesto de los pecadores: el Hijo de Dios. Jesucristo
lavé mis manos en señal de inocencia, sufrió la venganza de Dios, cuyo cumplimiento implora
1
aguanté golpes todo el día
' el salmo. Aplacó la cólera de Dios sobre los pecadores y,
y correcciones cada mañana? en la hora del cumplimiento del juicio divino, interce-
1
Si hubiese dicho: «Hablaré como ellos»,
' dió: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
habría traicionado a la raza de tus hijos.
Nadie, excepto quien había sufrido la cólera de Dios,
1
Me di entonces a pensar para entenderlo,
'
podía orar así. Y éste fue el final de todas las falsas ideas
pero me resultaba harto difícil.
sobre el amor de Dios que no tomaban realmente en
11
Hasta que entré en el santuario de Dios
serio el pecado. Dios odia a sus enemigos, los remite al
y acabé entendiendo su destino:
único Justo y éste invoca el perdón para los enemigos de
1
los pones en el resbaladero,
'

Dios. Sólo en la cruz de Jesucristo se puede encontrar el


los empujas a la ruina.
amor de Dios.
1
De pronto quedan hechos un horror,
'

desaparecen consumidos de espanto: De esta forma, el salmo de venganza conduce a la cruz


20
como un sueño al despertar, Señor, de Jesús y al amor de Dios que perdona a los enemigos. Yo
al levantarte desprecias su imagen. no puedo por mí mismo perdonar a los enemigos de Dios.
21
Cuando mi corazón se avinagraba, Sólo Cristo crucificado puede hacerlo, y yo puedo a través
cuando se torturaba mi conciencia, de él. Así, el cumplimiento de la venganza se convierte en
22
estúpido de mí, no comprendía, gracia para todos los seres humanos en Jesucristo.
sólo era un animal ante ti.
Ciertamente hay una diferencia significativa si me
za Pero yo estoy siempre contigo,
sitúo con el salmo en el tiempo de la promesa o en el
me tomas de la mano derecha,
tiempo del cumplimiento; pero esta diferencia vale para
"me guías según tus planes,
todos los salmos. Rezo el salmo de la venganza desde la
me conduces tras la gloria.
certeza de su maravilloso cumplimiento. Reservo a Dios
"¿A quién tengo yo en el cielo?
Estando contigo no hallo gusto en la tierra. la venganza y pido que se cumpla su justicia para todos
"Aunque se consuman mi cuerpo y mi mente, sus enemigos. Sé también que Dios ha permanecido fiel
tú eres mi roca, mi lote, Dios por siempre. a sí mismo y se ha hecho justicia en el juicio de su cólera
" Los que se alejan de ti se pierden, en la cruz, y que para nosotros esta cólera se ha conver-
aniquilas a los que te son adúlteros. tido en gracia y alegría. El mismo Jesucristo pide que se
za Pero mi bien es estar junto a Dios, cumpla la venganza de Dios en su propio cuerpo, y así
.;.;,

he puesto mi cobijo en el Señor me reconduce cada día a la seriedad y la gracia de su


a fin de proclamar tus obras. cruz para mí y para todos los enemigos de Dios.

54 55
También hoy puedo creer en el amor de Dios y perdo- completamente en esta vida terrenal, que supera enor-
nar a mis enemigos sólo a través de cruz de Cristo y el memente su realización actual e incluso se puede opo-
cumplimiento de la venganza de Dios. La cruz de Cristo ner a ella (Sal 17,14-15; Sal 6,34). Así, la vida de comu-
nos afecta a todos. Quien se opone a ella, quien reduce a nión con Dios se sitúa siempre más allá de la muerte. Es
nada la palabra de la cruz de Jesús, del Jesús sobre el indudable que ésta es el final amargo e irrevocable para
cual se realiza la venganza de Dios, tendrá que llevar el cuerpo y el alma. Es el salario del pecado, y es preciso
ciertamente la maldición de Dios en este tiempo o en el recordarlo (Sal 39; Sal 90). Pero más allá de la muerte
otro. Ahora bien, de esta maldición que recae sobre está el Dios eterno (Sal 90; Sal 102). Por consiguiente,
quienes odian a Cristo habla el Nuevo Testamento con no será la muerte, sino la vida la que triunfará por la
toda claridad, y no se distingue en nada del Antiguo Tes- fuerza de Dios (Sal 16,9ss; Sal 56,14; Sal 49,16; Sal
tamento. Pero también habla de la alegría de la comuni- 73,24; Sal 118,15ss). Nosotros encontramos esta vida en
dad en el día en que Dios realizará su último juicio la resurrección de Jesucristo y la imploramos para este
(Gálatas 1,8-9; 1 Corintios 16,2; Apocalipsis 18; 19; tiempo y para el tiempo futuro.
20,21). De este modo, Jesús crucificado nos enseña a Los salmos que hablan de la victoria final de Dios y
orar rectamente los salmos de venganza. de su Mesías (Sal 2; Sal 96; Sal 97; Sal 98; Sal 110; Sal
148-150) nos llevan a alabar, dar gracias e implorar el
fin de todas las cosas, cuando todo el universo dará glo-
16. ELF1N
ria a Dios, cuando la comunidad redimida reinará con
La esperanza de los cristianos está puesta en el retor- Dios en la eternidad, cuando caerán las potencias del
no de Jesús y la resurrección de los muertos. Esta espe- mal y sólo Dios conservará el poder.
ranza no está expresada literalmente en el Salterio. Lo
que se ha realizado para la Iglesia -después de la resu-
17. LA SÚPLICA POR EL ESPÍRITU DE VIDA
rrección de Jesús y en una larga serie de acontecimien-
tos histórico-salvíficos al final de todas las cosas- es, Hemos tratado de realizar este breve recorrido por el
desde la perspectiva del Antiguo Testamento, aún un Salterio, para aprender a orar tal vez mejor algunos sal-
todo único e indivisible. La vida de comunión con el mos. No sería difícil vincular al Padrenuestro todos los
Dios de la revelación, la victoria final de Dios en el mun- salmos citados. Bastaría cambiar algunas cosas en la
do y el establecimiento del reinado mesiánico son obje- sucesión de los apartados que hemos presentado. Pero
to de oración en los Salmos. lo único que importa es que empecemos de nuevo, con
fidelidad y amor, a orar los Salmos en el nombre de
En realidad, no encontramos aquí ninguna diferen-
nuestro Señor Jesucristo.
cia con respecto al Nuevo Testamento. Los Salmos
imploran ciertamente la comunión con Dios en la vida «Nuestro amado Señor, que nos enseñó a orar y nos
terrena, pero saben que esta comunión no se cumplirá dio el Salterio y el Padrenuestro, nos concede también

56 57
el Espíritu de la oración y de la gracia para que oremos
con gusto, con una fe seria, recta e incesantemente, por-
que lo necesitamos. Esto es lo que nos mandó y es cuan-
SALMO 103
to espera de nosotros. A él la alabanza, la gloria y la
acción de gracias. Amén» (Lutero).

18. LA BENDICIÓN DE LA ORACIÓN DE LA MAÑANA

Cuando hemos conseguido dar unidad a nuestra jor-


nada, el día entero adquiere orden y disciplina. Es en la I
Un salmo de David.
oración de la mañana donde debemos buscar y encon-
IMPORTANCIA trar esta unidad, y entonces se conservará mientras tra- Bendice, alma mía, al Señor,
DE LA ORACION
bajamos. La oración de la mañana decide la jornada. El el fondo de mi ser, a su santo nombre.
tiempo perdido del que nos avergonzamos, las tentacio- ' Bendice, alma mía, al Señor,
nes a las que sucumbimos, la debilidad y el desaliento nunca olvides sus beneficios.
en el trabajo, el desorden y la falta de disciplina en nues-
' Él, que tus culpas perdona,
tros pensamientos y en nuestra relación con los demás,
que cura todas tus dolencias,
tienen con mucha frecuencia su origen en el hecho de
' rescata tu vida de la fosa,
que somos negligentes en la oración de la mañana.
te corona de amor y ternura,
El orden y la disposición de nuestro tiempo son más ' satura de bienes tu existencia,
estables cuando nacen de la oración. Las tentaciones y tu juventud se renueva como la del águila.
propias de los días laborales son vencidas cuando nos • El Señor realiza obras de justicia
abrimos a Dios. Las decisiones que nos pide el trabajo y otorga el derecho al oprimido,
se tornan más sencillas y más fáciles cuando las toma-
' manifestó a Moisés sus caminos,
mos, no en función del temor a los demás, sino única-
a los hijos de Israel sus hazañas.
mente en la presencia de Dios. «Todo cuanto hagáis,
' El Señor es clemente y compasivo,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
lento a la cólera y lleno de amor;
hombres» (Colosenses 3,23).
' no se querella eternamente,
Incluso un trabajo mecánico lo realizaremos con ni para siempre guarda rencor;
mayor paciencia si procede del conocimiento de Dios y 10
no nos trata según nuestros yerros,
de su mandamiento. Nuestras energías para trabajar se
ni nos paga según nuestras culpas.
acrecientan si hemos pedido a Dios que nos dé hoy la II
Como se alzan sobre la tierra los cielos,
fuerza que necesitamos para realizar nuestro trabajo.
igual de grande es su amor con sus adeptos;

58 59
12
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros crímenes.
13
Como un padre se encariña con sus hijos,
PANORAMA
así de tierno es el Señor con sus adeptos;
DE LA VIDA Y LA OBRA
1
que él conoce de qué estamos hechos,

sabe bien que sólo somos polvo.


DE DIETRICH BONHOEFFER 1
1
¡El hombre! Como la hierba es su vida,
'

como la flor del campo, así florece;


1
lo azota el viento y ya no existe,
'

ni el lugar en que estuvo lo reconoce.


Su padre era un gran médico en Berlín, psiquiatra en
11
Pero el amor del Señor es eterno
la más famosa cátedra universitaria de Alemania; sus
con todos que le son adeptos;
abuelos fueron burgomaestres y pastores. En la Iglesia
de hijos a hijos pasa su justicia,
de Schwabisch Hall hay antiguas losas sepulcrales don-
1
para quienes saben guardar su alianza,
'
de está escrito el apellido Bonhoeffer. Su madre era
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
sobrina de Karl von Hase, profesor de historia de la Igle-
' El Señor asentó su trono en el cielo,
1

sia en la Universidad de Jena, cuyos cursos eran muy


su soberanía gobierna todo el universo.
frecuentados. En su juventud fue detenido una vez en el
2
º Bendecid al Señor, ángeles suyos,
Hohen Asperg por haberse declarado a favor de las
héroes potentes que cumplís sus órdenes
libertades de las corporaciones de estudiantes.
en cuanto oís la voz de su palabra.
21
Bendecid al Señor, todas sus huestes, Dietrich Bonhoeffer debe a su madre la necesidad
servidores suyos que hacéis su voluntad. espontánea de ayudar a los otros y su energía natural; y
22
Bendecid al Señor, todas sus obras, a su padre una extraordinaria y sabia previsión en las
en todos los lugares de su imperio. cosas, así como la capacidad de concentrarse en cual-
¡Bendice, alma mía, al Señor! quier tema. De la primera impresión consciente que
recordaba de la personalidad de su padre, destacaba la
«aversión a los lugares comunes y el gusto por la reali-
dad». De hecho, Dietrich fue educado para la acción
concreta con una firmeza íntegra, y muy pronto se le

1. Por lo que sabemos, la biografía más completa de Dietrich Bon-


hoeffer existente en castellano fue escrita por el autor de las si-
guientes páginas. He aquí los datos bibliográficos de la versión
española: Eberhard BETHGE, Dietrich Bonhoeffer. Teólogo, cristia­
no, hombre actual, Desclée De Brouwer, Bilbao 1970. [Nota de la
traductora].

60 61
puso en guardia contra los sentimientos excesivos. En orillas del mar. La montaña de mediana altura es para
una de las últimas cartas que escribió, Dietrich afirma- mí la naturaleza que me pertenece -Harz, Thüringer
ba: «Considero que uno de los mejores factores educati- Wald, Wesergebirge-, ésta es la naturaleza que ha con-
vos de nuestra familia ha sido que se nos haya puesto en tribuido a formarme». Así revive en él, que a la sazón se
situación de superar tantas inhibiciones (respecto de la encuentra en la prisión, esta época de la juventud.
objetividad, claridad, naturalidad, tacto, sencillez), En un fragmento de novela describe la inserción
antes de que pudiésemos expresarnos de un modo per- común y progresiva de dos familias burguesas en la
sonal».
diversidad de las responsabilidades públicas. Se evoca
Nacido el 4 de febrero de 1906 en Breslau, creció en continuamente un pasado de riqueza; es el esfuerzo por
el seno de una familia numerosa en Berlín-Grunewald. participar despreocupadamente en todo lo que es huma-
Era un muchacho fuerte e inteligente. No le gustaba no. Ésta es la herencia que Bonhoeffer lleva en su inte-
perder en las competiciones y, por otro lado, no perdía rior con agradecimiento. Después, él experimentó
nunca. Una vez que regresó a casa con una gran corona cómo, incluso en la ruina de tantas relaciones humanas
de hojas de encina, le costó sobreponerse al hecho de en la época de Hitler, su amada y numerosa familia no
que sus hermanos y hermanas se rieran de él por su hizo más que fortalecerse y profundizar su cohesión, a
aspecto. Pensaban que era muy hermoso vencer, pero pesar de que las vocaciones y las metas laborales fueran
no tanto exhibirlo. En las casas vecinas vivían los hijos diversas. Durante las pruebas más duras no hubo nin-
de Adolf von Harnack y de Hans Delbrück. Los hijos de guna sombra sobre el compromiso común. Cada uno
la familia Bonhoeffer jugaban, debatían, hacían excur- sabía que el corazón del otro reaccionaba como su pro-
siones y ejecutaban piezas de música con ellos -Dietrich pio corazón, ya fuera en la casa familiar o en el lejano y
llegó a convertirse en un apasionado pianista. doloroso exilio de los hermanos y las hermanas.
«En mi imaginación vivo mucho en la naturaleza y, A la edad de 16 años supo que quería ser teólogo.
más exactamente, en la estival montaña de mediana Después de un año en Tubinga, se matriculó en Berlín
altura, es decir, en las llanuras boscosas cerca de Frie- en 1924 y allí transcurrieron sus años de estudio. Por la
drichsbrunn o en las laderas desde donde se divisa, más mañana iba en metro a la universidad, en compañía de
allá de Treseburg, el Brocken. Entones me tiendo sobre Adolf von Harnack, ya anciano. Tiempo atrás, Harnack
la hierba, veo las nubes empujadas por un viento ligero había suscitado un encendido debate cuando quiso
y escucho los sonidos del bosque. Es asombroso obser- cambiar la confesión de fe de la Iglesia, sólo porque
var con qué fuerza las impresiones infantiles de este quería sencillamente expresar cuanto él mismo com-
género influyen vigorosamente en la formación de toda prendía. Pero en ese momento se sentía feliz de hablar
la persona. Hasta tal punto que me parece imposible y con el joven teólogo, en quien percibía que estaba pre-
verdaderamente contrario a mi ser que hayamos tenido, sente una nueva generación que no debería debatir ya
por ejemplo, una casa en la alta montaña o también a por determinadas frases, sino confesar los artículos de

62 63
fe en el momento de peligro. «Tengo la mayor confianza
en su trabajo y en su progreso en el buen camino», escri-
bió Harnack a Dietrich cuando tuvo que abandonar su
ambiente de trabajo. Junto a Harnack, Bonhoeffer fue
1
1
algunos de ellos pasaron sus vacaciones cerca de Berlín,
en la casa de Bíesenthal que Bonhoeffer había alquilado
para ellos. «¿Qué culpa pesa sobre las personas con
quienes te has encontrado en la vida y no les has dado
' un terreno firme bajo los pies? ¿Puedes olvidarlas?»,
alumno de maestros influyentes de Berlín, como Holl y
R. Seeberg, Lietzmann y Lütgert, y se conquistó su afec- pregunta el proletario al hijo del burgués, en un frag-
to. No obstante, muy pronto se convirtió en un colabo- mento de drama que Bonhoeffer retoma en 1943, para
rador decidido de la moderna «teología de la Iglesia», reflexionar en el cautiverio sobre el problema de esa
de la teología de Karl Barth, del cual no había sido juventud sin vínculos del que se había ocupado durante
alumno. algún tiempo. «Sí, un terreno bajo los pies ... En otro
tiempo no lo sabía».
Se cuenta que un día en Bonn, mientras participaba
como invitado en un seminario de Barth, Bonhoeffer Después de su habilitación, el Consistorio supremo
pronunció durante el debate una cita de Lutero: «La lo envió a realizar un año de estudios en el Union Theo-
blasfemia de los impíos puede ser para los oídos de Dios logical Seminary de Nueva York, «estimado y venerado
más agradable que el aleluya de los piadosos». «¿Quién como baluarte de la crítica en América», «lugar de la
ha dicho eso?», preguntó Barth entusiasmado. De este libre expresión de todos con todos, hecha posible por el
modo conoció a Dietrich Bonhoeffer. A la edad de 21 coraje civil propio del norteamericano y la ausencia de
años presentó Bonhoeffer su tesis, una investigación todo carácter oficial embarazoso en las relaciones per-
dogmática titulada Communio sanctorum [ «La comu- sonales» (Bonhoeffer, véase «Bericht» [Relato de su
nión de los santos»], Y en Akt und Sein [ «Acto y ser»], estancia en América] 1931 ). Fue entonces cuando nació
escrito posterior redactado para su habilitación, defi- su amistad con los Reinhold y con Ursula Niebuhr. El
nió, gracias a un dominio soberano de la filosofía, la encuentro con los cantos espirituales negros y la lucha
posición y el significado de la teología dialéctica. de los negros por la igualdad de derechos atrajo su aten-
ción. Cuando algunos años más tarde los muros se alza-
En 1928 fue nombrado vicario de la comunidad
ban alrededor de Alemania, él introdujo a sus alumnos
evangélica alemana de Barcelona. Narró magistralmen-
en este mundo que procedía de un contexto extranjero:
te el fascinante rito de las corridas de toros. [Cuántas
«Swing low, sweet chariot», cantamos nosotros veinte
veces trató de convencernos de que no hay expresión años antes de que la radio y las salas de concierto nos lo
más aristocrática de una antigua cultura! dieran a conocer. Cuando Bonhoeffer viajó en 1939 a
En 1929 se encontraba de nuevo en Berlín y le enco- América por segunda vez, no tuvo posibilidad de publi-
mendaron en Wedding -un barrio popular de la ciudad- car sus informes. Pero describió claramente las profun-
un grupo de confirmandos para el cual nadie podía das posibilidades que habría abierto el diálogo entre el
estar mejor preparado que él. Entabló tanta amistad «protestantismo sin Reforma» (de los Estados Unidos)
con aquellos jóvenes que, bastantes años más tarde, y las Iglesias de la Reforma.

64 65
Una vez que regresó a Berlín, reanudó sus conferen- nos con estas palabras: «Ha llegado la hora de la resis-
cias en la universidad e inmediatamente se formaron tencia en el silencio, y de prender el fuego de la verdad
círculos alrededor de él. Del seminario sobre Hegel en todos los rincones del orgulloso edificio para que
nació el círculo de amigos de Prebelow. La crítica pene- éste se derrumbe algún día».
trante del concepto de Iglesia desembocó de manera En el extranjero se convirtió en uno de los más
sorprendente en la exhortación a amar a la ecclesia visi­ importantes intérpretes de lo que sucedía en las Iglesias
bilis de la Unión de la antigua Prusia. De estas conferen- alemanas. Fue entonces cuando nació su profunda
cias nació el primer libro que suscitó un amplio círculo amistad con el obispo de Chichester. Las primeras per-
de interés: Schopjung und Fall [Creación y caída], un sonas a quienes éste visitó cuando viajó en 1945 a la des-
comentario teológico de Génesis 1-3. truida ciudad de Berlín fueron los padres de Dietrich.
Al mismo tiempo, ejerce las funciones de asistente Bonhoeffer dirigió a la delegación de la juventud alema-
espiritual de los estudiantes en la Technische Hochs- na en la dramática conferencia de Fano en 1934; se pro-
chule [Escuela Técnica Superior] de Charlottenburg. A dujo un enfrentamiento con los emisarios de las autori-
sus predicaciones asisten muchos oyentes y los círculos dades de los «cristianos alemanes» y el obispo danés
de conferencias tienen éxito; pero es imposible hacer Ammundsen elevó su voz a favor de la «Iglesia confe-
que nazca una comunidad activa de estudiantes: los sante». «Con la conferencia de Fano, el ecumenismo ha
tiempos no están maduros. Por eso, renuncia a este entrado en una nueva época» fue su juicio, expresado en
encargo y lo pone en manos de los dirigentes de la Igle- el artículo «La Iglesia confesante y el ecumenismo» -
sia. Él no quiere realizar ningún trabajo para alardear. una época de elección entre la unión que no obliga a
nada y las decisiones a favor o en contra de la Iglesia de
Entonces llega el año 1933. En febrero se retransmi-
Cristo.
te en Berlín una charla de Bonhoeffer. Critica el deseo
vehemente de un Führer que se convertirá necesaria- Mientras Bonhoeffer estaba preparando, ayudado
mente en un seductor peligroso, si no renuncia, estable- por C.F. Andrews, un amigo inglés que vivía en la India,
ciendo claros límites, a convertirse en el ídolo y el falso un viaje para conocer a Gandhi -el mundo inglés había
dios de aquellos a quienes guiará y, al mismo tiempo, se suscitado su interés por los movimientos pacifistas-,
dedica a servir al pueblo conduciéndolo hacia la autori- recibió la invitación de la Iglesia confesante para que
dad legítima del Padre, maestro y juez. La transmisión colaborase en el seminario establecido en Pomerania
se interrumpe antes de que Bonhoeffer termine su inter- con el objetivo de formar a los jóvenes pastores. Y acep-
vención. Dado que es lúcido en el diagnóstico según el tó la invitación. En abril de 1935, junto a 25 «vicarios»,
cual el ídolo y falso dios ha conseguido la supremacía, viaja a Zingst y después a Finkenwalde, y vive con los
dos comunidades alemanas de Londres lo invitan en hermanos en casas provisionales. Comparte con ellos
octubre de 1933. No quiso participar en la construcción sus bienes personales, materiales y espirituales, su tiem-
de los «cristianos alemanes». Y se despidió de sus alum- po y sus proyectos. Era generoso y la mezquindad se

66 67
disipaba en su presencia como la nieve bajo el sol. Cier- del estar con Cristo. Despertó en muchas personas el
tamente más de uno tuvo una reacción de repulsa ante amor a la Escritura. Y pronto apareció también este
el rigor y el vigor de su pensamiento. Pero todos intuye- libro sobre los Salmos; pero acto seguido llegó la prohi-
ron pronto que nadie había sido hasta entonces capaz bición de escribir y, más tarde, el cierre del seminario de
de comprender las cosas tan bien y de un modo tan total Finkenwalde.
como Bonhoeffer. Por eso, era capaz de aconsejar y for- Mientras tanto, la vida y el pensamiento de Bonhoe-
mular con éxito exigencias que nadie había podido
ffer empezaban a experimentar otros desarrollos. Por
plantear antes.
medio de su cuñado Hans von Dohnanyi conoció el tras-
Allí, en aquel seminario, se hacía todo con frescura y fondo de la crisis en el caso del general Fritsch y los pri-
como si fuera la primera vez: el trabajo teológico, la meros proyectos de golpe de Estado en los ambientes
vida en comunidad, las tomas de posición sobre la polí- del general Beck. Ya antes -aun cuando esto fuera inau-
tica de la Iglesia. Hubo momentos en que se dio cuenta dito en Alemania-, Bonhoeffer se había hecho defensor
de la fuerza de su influjo y que constituyeron las tenta- de la causa pacifista. En aquel momento sentía que era
ciones más penosas para su fe: cuando sentía el terror ilícito para él rechazar los contactos que se le ofrecían
de constatar cómo su salud y su vitalidad, su superiori- con políticos y militares de la resistencia. No pretendía
dad y su juicio se imponían. Llegó a odiar la falta de que todos tuvieran que actuar como él, pero en su posi-
independencia y por esta razón tomó muchas precau- ción ya no veía la posibilidad de evadirse a un lugar ino-
ciones para hacer que los demás tomaran sus decisiones cente y sin pecado. El pecado de la burguesía se mani-
responsablemente. festaba en la huida de las responsabilidades. Sentía
En este periodo vieron la luz los escritos polémicos cómo pesaba sobre él aquella culpa y la asumió. Allí
contra cualquier acomodación de la doctrina: « Ya no donde Dios lo había puesto por su nacimiento y sus
podemos retirarnos frente a la aplicación de las decisio- dones, pensaba que no debía defender la Iglesia con
nes de Barmen y de Dahlem, porque no podemos reti- medios poderosos, sino asumir como alemán sus res-
rarnos frente a la aplicación de la Palabra de Dios». ponsabilidades civiles; de hecho, su preocupación más
profunda fue que la Iglesia confesante perdiera también
Se desencadenó una tempestad porque se atrevió a
su fuerza, dado que ya no sacrificaba su existencia por
plantear la cuestión de la Iglesia confesante junto a la de
los judíos y, por el contrario, combatía para conservar
la salvación. En este periodo vieron la luz Nachfolge
(1937) [El precio de la gracia], donde protestó contra la sus intereses económicos y sus privilegios.
gracia barata, y Gemeinsame Leben (1938) [Vida en Durante un viaje que realizó a los Estados Unidos
comunidad], que recogió las ideas bíblicas y las expe- para impartir conferencias en 1939, algunos buenos
riencias de Finkenwalde. En vida de Bonhoeffer, estos amigos trataron de convencerlo, haciéndole incluso
dos libros fueron los que más contribuyeron a divulgar ofre�'1mientos interesantes, para que permaneciera en
su nombre y su llamamiento en lo relativo al significado el extranjero. Su espíritu ecuménico y su empatía le

68 69
indicaban el camino. Pero prefirió subir a uno de los tes y autorizaciones para viajar que sólo obtenían los
últimos navíos que zarparon rumbo a Europa para ir al privilegiados. Tuvo experiencias maravillosas de ayuda
encuentro de su fin. Leemos en su diario: «No compren- y de confianza. Capítulos enteros de la Ética fueron
do por qué estoy aquí... La breve oración en la que escritos en la acogedora abadía benedictina de Ettal, y
hemos recordado a los hermanos alemanes casi me ha otros en la casa de verano de la mujer de Kleist en Klein-
vencido ... Si ahora la situación se torna inquietante, he Krossin, Pomerania.
decidido regresar a Alemania ... No quiero encontrarme Pero finalmente llegó su hora. Fue un luminoso lunes
aquí si estalla la guerra ... », y unos días después: «Desde del mes de abril de 1943. Algunas llamadas telefónicas
que estoy en el barco ha desaparecido toda inquietud nos informaron de que Hans van Dohnanyi había sido
interior acerca del futuro». arrestado mientras trabajaba. Hubo tiempo de ordenar
Algunos años más tarde escribe desde la prisión: «Es la habitación de Dietrich de tal modo que no quedaran
preciso que sepas que no he lamentado ni un solo ins- indicios que lo comprometieran. Después llegó el espe-
tante mi regreso en 1939 ni nada de lo que ha sucedido rado automóvil. Del 5 de abril de 1943 al 8 de octubre de
desde entonces. Todo ha acontecido en una total lucidez 1944, Bonhoeffer estuvo encarcelado en la prisión mili-
y con plena conciencia. El hecho de que ahora me tar de Tegel. Los guardias intuyeron de inmediato que
encuentre en la cárcel lo considero como la participa- entre los prisioneros había un pastor y que sus palabras
ción en el destino de Alemania, participación por la cual eran sinceras y beneficiosas. Y lo llevaban en secreto a
me había decidido». otras celdas para que ayudara a los prisioneros desespe-
Comenzó entonces una vida dividida entre las tareas rados. Custodiaron sus trabajos, artículos y poesías, y
de la Iglesia confesante y los deberes del trabajo de la de ese modo los conservaron para el futuro. Crearon un
resistencia, las visitas, la labor teológica dedicada a la servicio postal para su familia y sus amigos. Vivió este
Ethik [Ética] -una obra que había proyectado y que se tiempo de cautiverio con toda su sensibilidad: las esta-
publicó póstumamente y de forma fragmentaria (1949), ciones, los bombardeos, la tensión de los interrogato-
pero que él consideró como la auténtica misión de su rios; y, sin embargo, escribía a quienes estaban fuera:
vida- y los viajes. El más difícil y emocionante de éstos «Saboread aquello de lo que aún podéis gozar».
fue el que realizó a Estocolmo en 1942, para entrevistar- Reflexionaba sobre la gracia de participar en la dolo-
se de improviso con el obispo de Chichester e informar- rosa «existencia para los demás» de Cristo y mantenía
le acerca de los círculos y los nombres que habrían apo- con quienes estaban fuera un diálogo sobre el maravi-
yado un eventual cambio de régimen. lloso significado de la vida en· el siglo XX. Es un pastor
Por un lado, estaba el trabajo eclesiástico que se entre los prisioneros y, sin embargo, no se construye un
había vuelto difícil por la prohibición tanto de pronun- mundo.;._-,
de piedad junto al mundo sin Dios. Y en la enor-
ciar conferencias y de escribir como. de residir en Ber- me conmoción suscitada por el anuncio del fracaso del
lín; por otro lado, conseguíadandestinamente pasapor- 20 de julio, la responsabilidad por la vida pública de la

70 71
nación se transforma en una responsabilidad nueva y para mí el comienzo de la vida". Al día siguiente fue eje-
no vencida: la de llevar sus consecuencias dolorosas. cutado en Flossenbürg».
Con el asunto del dossier Zossen ( documentos de los Todo esto sucedió en el aula de una escuela de Schon-
miembros de la resistencia sobre Canaris, Oster, von berg, en el bosque bávaro, el bosque de Stifter2, cuyos
Dohnanyi) empezó en septiembre el último capítulo de libros tanto había amado. El texto bíblico del día, sobre
su vida: Prinz-Albrecht-Strasse, Buchenwald, Schon- el cual había predicado, era éste: «Por sus heridas
berg y Flossenbürg. Se interrumpieron los contactos hemos sido salvados». Hombres de todos los países ene-
con el exterior. La Gestapo se negó a dar noticia alguna. migos, y de confesiones religiosas en otro tiempo hosti-
Bonhoeffer pasó sus últimas semanas con varones y les, fueron sus hermanos y para él sus últimos compa-
mujeres de distintos países: rusos, ingleses, franceses, ñeros.
italianos y alemanes. Payne Best, oficial inglés, escribe Dietrich Bonhoeffer dijo en una ocasión que no lle-
en The Venlo Incident: «Siempre me ha parecido que garía a viejo. A su generación no se le concedería madu-
Bonhoeffer difundía una atmósfera de paz, de alegría rar la obra de toda una vida y llevarla a término. Pero la
por el más pequeño acontecimiento de la vida, y de pro- ruptura prematura dio a su mensaje una fuerza inigua-
funda gratitud por el mero hecho de estar vivo ... Fue lable, de modo que él y su mensaje están indisoluble-
uno de los pocos seres humanos que he conocido para mente ligados. El testimonio de Dietrich Bonhoeffer
los cuales Dios era real y siempre cercano ... », Lo obliga- consistió en empezar un día a vivir y a decir lo que sig-
ron a subir en un camión y lo trasladaron sucesivamen- nifica estar con Cristo; y terminó enseñando lo que sig-
te a tres campos de concentración, huyendo del frente nifica que Cristo se haya quedado con nosotros.
que avanzaba, en medio de una situación cada vez más Como afirmó en una de las cartas escritas desde la
incierta. cárcel: «Lo único que importa es que en el fragmento de
P. Best escribe: «El domingo 8 de abril de 1945, el nuestra vida sea perceptible de qué modo fue dispuesto
pastor Bonhoeffer celebró una breve liturgia y nos habló y planeado el todo, y de qué material estaba formado.
de un modo que penetró en el corazón de todos. Encon- Porque en definitiva, existen fragmentos que sólo mere-
tró las palabras justas para expresar el espíritu de nues- cen ir al estercolero y otros que siguen siendo importan-
tra condición de prisioneros, las ideas y las decisiones tes durante siglos, ya que su acabamiento sólo puede ser
que ésta nos había inspirado. Cuando apenas había ter- obra de Dios: son fragmentos que deben ser fragmentos.
minado la última oración, se abrió la puerta de la pri- Pienso, por ejemplo, en el arte de la fuga. Si nuestra
sión y entraron dos policías, que dijeron: "Prisionero vida es al menos un débil reflejo de semejante fragmen-
Bonhoeffer, prepárese y venga con nosotros". Estas to, en el que, aunque sólo sea durante un breve tiempo,
palabras: "Venga con nosotros", tenían para todos los se armonizan los temas cada vez más numerosos y
prisioneros un solo significado: la ejecución. Nos despe- 2. Adelbert Stifter (1805-1868), poeta austriaco. [Nota de la tra-
dimos de él. Me llevó aparte y me dijo: "Éste es el fin, y ductora].

72 73
diversos y en el que el gran contrapunto se sostiene des-
de el comienzo al fin -de modo que tras la última nota
sólo nos quede por entonar el canto coral: "Ante tu tro-
no me presento"-, entonces no deploraremos nuestra
vida fragmentaria, sino que incluso nos alegraremos de
ella» (Carta del 23 de febrero de 1944)3.
EBERHARD BETHGE

3. Dietrich BoNHOEFFER, Resistencia y sumisión, Sígueme, Sala-


manca 1983, p. 159 (original alemán: Widerstand und Ergebung,
Chr. Kaiser Verlag, München 1970). En la nota 146 al pie de la
citada página, y a propósito del canto coral: «Vor deinen Thron
tret ich hiermit» ( «Ante tu trono me presento»), se encuentra este
texto: «El inacabado "Arte de la fuga" de J.S. Bach ha llegado -�

hasta nosotros con esta coral como conclusión». [Nota de la tra-


ductora].

74
caminos
Director de Colección: FRANCISCO JAVIER SANCHO FERMÍN

l. MARTÍN BIALAS: La "nada" y el "todo".


2. JOSÉ SERNA ANDRÉS: Salmos del Siglo XXI.
3. LÁZARO ALBAR MARÍN: Espiritualidad y práxis del orante cristiano.
5. JOAQUÍN FERNANDEZ GONZALEZ: Desde lo oscuro al alba.
6. KARLFRIED GRAF DUCKHEIM: El sonido del silencio.
7. THOMAS KEATING: El reino de Dios es como ... reflexiones sobre las pará­
bolas y los dichos de Jesús.
8. HELEN CECILIA SWIFr: Meditaciones para andar por casa.
9. THOMAS KEATING: Intimidad con Dios.
10. THOMAS E. RODGERSON: El Señor me conduce hacia aguas tranquilas.
Espiritualidad y Estrés.
11. PIERRE WOLFF: ¿Puedo yo odiar a Dios?
12. JOSEP VIVES S.J.: Examen de Amor. Lectura de San Juan de la Cruz.
13. JOAQUÍN FERNÁNDEZ GONZALEZ: La mitad descalza. Oremus.
14. M. BASIL PENNINGTON: La vida desde el Monasterio.
15. CARLOS RAFAEL CABARRÚS S.J.: La mesa del banquete del reino. Criterio
fundamental del discernimiento.
16. ANTONIO GARCfA RUBIO: Cartas de un despiste. Mística a pie de calle.
17. PABLO GARCfA MACHO: La pasión de Jesús. (Meditaciones).
18. JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE y JUAN ANTONIO TORRES PRIETO: Camino de
Santiago. Viaje al interior de uno mismo.
19. WILLIAM A. BARRY S.J.: Dejar que le Creador se comunique con la criatu­
ra. Un enfoque de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
20. WILLIGIS JAGER: En busca de la verdad. Caminos ­ Esperanzas ­
Soluciones
21. MIGUEL MARQUEZ CALLE: El riesgo de la confianza. Cómo descubrir a
Dios sin huir de mí mismo.
22. GUILLERMO RANDLE s.J.: La lucha espiritual en John Henry Newman.
23. JAMES EMPEREUR: El Eneagrama y la dirección espiritual. Nueve caminos
para la guía espiritual.
24. WALTER BRUEGGEMANN, SHARON PARKS y THOMAS H. GROOME: Practicar la
equidad, amar la ternura, caminar humildemente. Un programa para
agentes de pastoral.
25. JOHN WELCH: Peregrinos espirituales. Car! Jung y Teresa de Jesús.
26. JUAN MASIA CLAVEL S.J.: Respirar y caminar. Ejercicios espirituales en reposo.
27. ANTONIO FUENTES: La fortaleza de los débiles.
28. GUILLERMO RANDLE S.J.: Geografía espiritual de dos compañeros de Igna­
cio de Loyola.
29. SHLOMO KALO: "Ha llegado el día ... ".
30. THOMAS KEATING: La condición humana. Contemplación y cambio.
31. LÁZARO'ALBAR MARÍN PBRO.: La belleza de Dios. Contemplación del icono
de Andréi Rublev.
32. THOMAS KEATING: Crisis de fe, crisis de amor.
33. JOHN s. SANFORD: El hombre que luchó contra Dios. Aportaciones del
Antiguo Testamento a la Psicología de la Individuación.
34. WILLIGIS JAGER: La ola es el mar. Espiritualidad mística.
35. JOSÉ-VICENTE BONET: Tony de Mello. Compañero de camino. 69. FRANCISCO JAVIER SANCHO FERMÍN, O.C.D.: El cielo en la Tierra. Sor Isabel
36. XAVIER QUINZÁ: Desde la zarza. Para una mistagogía del deseo. de la Trinidad.
37. EDWARD J. o'HERON: La historia de tu vida. Descubrimiento de uno 70. THOMAS MERTON: Paz en tiempos de oscuridad. El testamento profético
mismo y algo más. de Merton sobre la guerra y la paz.
38. THOMAS KEATING: La mejor parte. Etapas de la vida contemplativa. 71. XAVIER QUINZÁ LLEÓ, S.J.: Dios que se esconde. Para gustar el misterio de
39. ANNE BRENNAN y JANICE BREWI: Pasión por la vida. Crecimiento psicológico su presencia.
y espiritual a lo largo de la vida. 72. THOMAS KEATING: Mente abierta, corazón abierto. La dimensión contem­
40. FRANCESC RIERA I FIGUERAS, S.J.: Jesús de Nazaret. El Evangelio de Lucas plativa del Evangelio.
(I), escuela de justicia y misericordia. 73. ANSELM GRÜN - RAMONA ROBBEN: Marcar límites, respetar los límites. Por
41. CEFERINO SANTOS ESCUDERO, S.J.: Plegarias de mar adentro. 23 Caminos el éxito de las relaciones.
de la oración cristiana. 74. TEÓFILO CABESTRERO: Pero la carne es débil. Antropología de las tentacio­
42. BENOÍT A. DUMAS: Cinco panes y dos peces. Jesús, sus comidas y las nues­ nes de Jesús y de nuestras tentaciones.
tras. Teovisión de la Eucaristía para hoy. 75. ANSELM GRÜN - FIDELIS RUPPERT: Reza y trabaja. Una regla de vida cristiana.
43. MAURICE ZUNDEL: Otro modo de ver al hombre. 76. MANUEL LÓPEZ CASQUETE DE PRADO: Las dos puertas. La reconciliación
44. WILLIAM JOHNSTON: Mística para una nueva era. De la Teología Dogmá­ interior en la experiencia del silencio.
tica a la conversión del corazón. 77. THOMAS MERTON: El signo de Jonás. Diarios (1946­1952).
45. MARIA JAOUDI: Misticismo cristiano en Oriente y Occidente. Las enseñan­ 78. PATRICIA McCARTHY: La palabra de Dios es la palabra de la paz.
zas de los maestros. 79. THOMAS KEATING: El misterio de Cristo. La Liturgia como una experien­
46. MARY MARGARET FUNK: Por los senderos del corazón. 25 herramientas cia espiritual.
para la oración. 80. JOSEPH RATZINGER -BENEDICTO XVI-: Ser cristiano.
47. TEÓFILO CABESTRERO: ¿A qué Jesús seguimos? Del esplendor de su verda­ 81. WILLIGIS JAGER: La vida no termina nunca. Sobre la irrupción en el ahora.
dera imagen al peligro de las imágenes falsas. 82. SANAE MASUDA: La espiritualidad de los cuentos populares japoneses.
48. SERVAIS TH. PINCKAERS: En el corazón del Evangelio. El "Padre Nuestro".
83. EUSEBIO GÓMEZ NAVARRO: Si perdonas, vivirás. Parábolas para una vida
49. CEFERINO SANTOS ESCUDERO, S.J.: El Espíritu Santo desde sus símbolos. más sana.
Retiro con el Espíritu. 84. ELIZABETH SMITH - JOSEPH CHALMERS: Un amor más profundo. Una intro­
50. XAVIER QUINZÁ LLEó, s.J.: Junto al pozo. Aprender de la fragilidad del amor. dución a la Oración Centrante.
51. ANSELM GRÜN: Autosugestiones. El trato con los pensamientos. 85. CARLO M. MARTINI: Los ejercicios de San Ignacio a la luz del Evangelio de
52. WILLIGIS JAGER: En cada ahora hay eternidad. Palabras para todos los días. Mateo.
53. GERALD o'coLLINS: El segundo viaje. Despertar espiritual y crisis en la 86. CARLOS R. CABARRÚS: Haciendo política desde el sin poder. Pistas para un
edad madura. compromiso colectivo, según el corazón de Dios.
54. PEDRO BARRANCO: Hombre interior. Pistas para crecer. 87. ANTONIO FUENTES MENDIOLA: Vencer la impaciencia. Con ilusión y esperanza.
55. THOMAS MERTON: Dirección espiritual y meditación. 88. MARÍA VICTORIA TRIVIÑO, o.s.c.: La palabra en odres nuevos, presencia y
56. MARÍA SOAVE: Lunas ... Cuentos y encantos de los Evangelios. latido. Una mirada hacia el Sínodo de la palabra.
57. WILLIGIS JAGER: Partida hacia un país nueuo. Experiencias de una vida 89. ROBERT E. KENNEDY, S.J.: Los dones del Zen a la búsqueda cristiana.
espiritual. 90. WILLIGIS JAGER: Sabiduría de Occidente y Oriente. Visiones de una espiri­
58. ALBERTO MAGGI: Cosas de curas. Una propuesta de fe para los que creen tualidad integral.
que no creen. 91. DOROTHEE SÓLLE: Mística de la muerte.
59.JOSÉ FERNÁNDEZ MORATIEL, O.P.: La sementera del silencio.
92. THOMAS MERTON: La vida silenciosa.
60. THOMAS MERTON: Orar los salmos.
93. EUSEBIO GÓMEZ NAVARRO, O.C.D.: ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? Y ¿por
61. THOMAS KEATING: Invitación a amar. Camino a la contemplación cristiana.
qué no? Sentido del sufrimiento.
62. JACQUES GAUTIER: Tengo sed. Teresa de Lisieux y la madre Teresa.
94. MARY MARGARET FUNK, o.s.B.: La humildad importa. Para practicar la vida
63. ANTONIO GARCÍA RUBIO: Aún queda un lugar en el mundo.
espiritual.
64. ANSELM GRÜN: Fe, esperanza y amor.
95. TEÓFILO CABESTRERO: Entre el sufrimiento y la alegría. Nuestra experiencia
65. MANUEL LÓPEZ CASQUETE DE PRADO: Regreso a la felicidad del silencio. actuat'y la experiencia de Jesús de Nazaret.
66. CHRISTOPHER GOWER: Hablar de sanación ante el sufrimiento. 96. WILLIAM A. MENINGER, o.c.s.o.: El proceso del perdón.
67. KATTY GALLOWAY: Luchando por amar. La espiritualidad de las bien­ 97. LAUREANO BENÍTEZ, o.c.s.o.: Cuentos cristianos. Una fuente de espirituali­
aventuranzas. dad.
68. CARLOS RAFAEL CABARRÚS: La danza de los íntimos deseos. Siendo perso­ 98. DIETRICH BONHOEFFER: Los Salmos. El libro de oración de la Biblia.
na en plenitud.

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