Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
por
L. ALONSO SCHOKEL
J. L. SICRE DÍAZ
r1
E
u CRISTIANDAD
Primera edición: 1983
Segunda edición: 2002
Presentación .............. .
INTRODUCCIÓN .......__.
TEXTO Y COML'\'TARIO
Capítulo 1 .............. .
Capítulo 2 ........ ........---.1
ACTO PRIMERO
Capítulos 3-11 .............
Capítulo 3 ............... .
Capítulos 4-5 ..........
Capítulos 6-7 ..........
Capítulo 8 ........ ······-
Fotografía de cubierta: Las edades de la vida,
Capítulos 9-1 O .······---
de Van der Weyden (detalle). Capítulo 11 ···········---
Abreviaturas de los libros bíblicos . .. . .. . .. .. ... ... .. ..... ... .......... ... ... 11
Presentación .. . .. .. . .. .. . .. . .. . .. .. . .. .. . .. .. . . .. . ... . .. . .. . .. . .. .. .. . .. . .. .. .. . .. . .. . 17
INTRODUCCIÓN ................................................................ 25
ACTO PRIMERO
Capítulos 3-11 ....................................................................... 139
Capítulo 3 .. . .. . .. .. .. . . .. .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. . .. .. .. . .. . .. . .. .. . .. .. .. . . . 143
Capítulos 4-5 . ... .. .. ...... ... . .... .. ...... ..... ... .. .... .... ... ... .. ..... ... ... . 158
Capítulos 6-7 .. . . ... . .. . .. . .. . ... . .. . .. . .. . .. .. .. . .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. . ... . .. . .. 183
Capítulo 8 .. ... .. . .. .. . .. . .. ... ..... .. .... .. ... .. ... .. ... . .. .. ... ... .. ... . .... ..... 204
Capítulos 9-1 O . ••.. .. . .. . . •. .. •. . .. . .. . •. . •. .. .. . .. . .. . •. .. . •. .. . •. . •. . •.. . . •. .. 213
Capítulo 11 ... .. .. . .. .. . .. ...... .. ... ... .. ... . .. .. .. . ... .. . ..... .. ..... ..... ... .. . 240
ACTO SEGUNDO
Capítulos 12-20 ..................................................................... 251
Capítulos 12-14 ................................................................. 255
Capítulo 15 ....................................................................... 294
Capítulos 16-1 7 ... ... ... ...... .. .. . .. ... .. ... ..... ... ... .... ... ... .. ... .. ... ... . 307
Capítulo 18 ....................................................................... 332
Capítulo 19 ....................................................................... 343
Capítulo 20 ... .. .... .... ... ... ..... ... .. ... ... .. .. ... . .. ... . .... .. ... ... ..... .. ... 369
8 JOB
ACTO CUARTO
Primera parte ... . .. .. .. . .. . .. . .. . .. .. . .. . .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. . .. . ... . . .. .. . . . 499
Capítulo 29 ....................................................................... 504
Capítulo 30 . .. . .. .. . .. . . .. .. . .. .. . .. . .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. .. . .. . .. . .. . .. .. .. . .. .. . 518
Capítulo 31 . . .. .. . .. .. . . .. .. . .. . .. .. . . .. .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. .. . .. 534
ACTO CUARTO
Segunda parte . .. . ... . .. . .. . .. . . .. .. . .. . .. .. . . .. . . .. . .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. .. . .. .. . .. . . 64 7
Capítulos 38-41 ................................................................. 649
Capítulos 38-39 ................................................................. 664
Capítulo 40,1-14 ............................................................... 698
Capítulos 40,15-41,26 ....................................................... 707
Capítulo 42,1-6 ................................................................. 725
--------························ 481 Índice general .. . .. .. ... ... .. . ... .. .. . .. . .. .. . . .. .. ... . .. .. . . ... . .. .. . . .. ..... ... .. ... 805
------·-························ 483
------------------··············· 555
-----------·-···················· 562
~----------····················
569
~----------·-··················
586
-----------···················· 606
----------······················ 616
------·-·························· 733
ABREVIATURAS DE LOS LIBROS BÍBLICOS
RB «Revue Biblique»
RELiege «Revue Ecclesiastique de Liege»
RevExp «Review and Expositor»
RSR «Recherches de Science Religieuse»
Re! S «Religious Studies»
RestQ «Restoration Quarterly»
RevBíbl «Revista Bíblica»
RevScRel «Revue des Sciences Religieuses»
RGG Die Religion in Geschichte und Gegenwart
RHPhR «Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses»
RHR «Revue de l'Histoire des Religions»
RIBLA «Revista de interpretación bíblica latino-americana»
RivBib «Rivista Bíblica>>
Old Tc:stament» SBLDS Society of Biblical Literature. Dissertation Series
Old Testament». Supplement ScrHieros «Scripta Hierosolymitana>>
ScriptB «Scripture Bulletim>
SEAT La Sagrada Escritura. Antiguo Testamento
Sef «Sefarad>>
Se m «Semítica»
SJT «Scottish Journal of Theology»
SR «Studies in Religion j Sciences Religieuses»
ST «Studia Theologica»
SVT Supplements to Vetus Testamentum
Tarb «Tarbiz»
ThLZ «Theologische Literaturzeitung»
ThR «Theologische Revue»
ThRu «Theologische Rundscham>
ThSt «Theological Studies»
ThStKr «Theologische Studien und Kritiken»
ThZ «Theologische Zeitschrift»
TQ «Theologische Quartalschrift»
TsTK «Tidsskrift for Teologi of Kirke»
TTKi «Tidsskrift f(¡r Teologi og Kirke»
TynB «Tyndale Bulletin»
UF «Ugarit Forschungem>
VD «Verbum Domini»
VT «Vetus Testamentum»
WMANT Wissenschafl:liche Monographien zum A. und NT
WdO Die Welt des Orients. Wissenschaftliche Beitdige zur Kunde
des Morgenlandes
WuD Wort und Dienst.Jahrbuch der Theologische Schule Bethel
16 JOB
wz «Wissenschaftliche Zeitschrift»
WZKM «Wiener Zeitschrift für die Kunde des Morgenlandes»
ZA «Zeitschrift für Assyriologie»
ZAW «Zeitschrift ftir die alttestamentliche Wissenschaft»
ZDMG «Zeitschrift der deutschen morgenHindischen Gesellschaft»
ZRGG «Zeitschrift für Religions und Geistesgeschichte»
ZST «Zeitschrift für systematische Theologie»
ZTK «Zeitschrift für Theologie und Kirche»
zones y argumemos.:
vuestras máximas SOR dr
La acción. si OICCÍÓII
y un epílogo doble. ca d
tandas de diálogo. Tres
los amigos; la cua.rta ft2
PRESENTACIÓN
K produce una tensión de pla- dad. Escucharemos en el interludio que el hombre busca lo precioso
bjasticia de Dios como juez en las minas, «perfora galerías inaccesibles» (28,4), sin encontrar la
~.aJos. A Job no le interesa sabiduría; el autor quiere sacar una sabiduría nueva de las entrañas
y apela a unjuicio
a,~PWJ._n-~..-.-.,. del hombre tocado por Dios.
•..:~r.i b justicia del hombre. El libro de Job es un libro singularmente moderno, provocativo,
iaocrncia frente a Dios, Job no apto para conformistas. Es difícil escucharlo sin sentirse interpela-
do, es difícil comprenderlo si no se toma partido. Quiere un público
inicialmente curioso que salga comprometido. También el espectador
ha de cambiar a lo largo de la representación. Porque este libro marca
a quien se expone a él, como a Jacob, que salió cojeando de la lucha.
Job es un «vino de vértigo» que desquicia y transporta más allá; es un
reactivo inexorable que corrige unas cuantas ideas y cambia un modo
de pensar. Terminada la escena, cuando se levanta el tablado, ¿habla-
remos con Dios, hablaremos de Dios igual que antes?
Muchos comentaristas antiguos han visto enJob un tipo de Cristo.
Es verdad, entre ambos se descubren semejanzas no menos que dese-
mejanzas. Teniendo en cuenta ambas, podemos reflexionar como sigue.
Job no es como el personaje anónimo de lsaías 53. El «siervo» del
Señor «maltratado aguantaba y no abría la boca»; Job maltratado no
aguanta, antes abre la boca, quejándose e inquiriendo. De ambos po-
demos decir que «de sus cicatrices hemos aprendido». «Pues por ha-
ber pasado él la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora la es-
tán pasando» (Heb 2,18). Por eso Job, como criatura poética, «tenía
que padecer y así entrar en la gloria» de representar a la humanidad
doliente que se interroga sobre su destino.
..-~:o es sacra representación, Al principio del libro ofrece sacrificios de expiación por sus hijos;
llalllrlro-. ( 1 Cor 4,9). «La socie- al final intercede eficazmente por los amigos y se reconcilia con ellos.
fiaal.. tiene que verlos repre- Nosotros tenemos uno «que está siempre vivo para interceder por no-
con sacrificio, los mejores sotros» (Heb 7,25). De algún modo, con su presencia poética, Job si-
Dios a Job en A Mas k of Rea- gue vivo en las páginas del libro, mediando, casi intercediendo por
~Rdad de la representación que nosotros. Para ello ofrece el sacrificio de su dolor, de su ignorancia,
de su búsqueda arriesgada. Porque nos tenemos que reconciliar va-
Silbido Y hasta encasillado lientemente con nuestra condición humana, tenemos que ir superan-
. ' do nuestras ideas mezquinas y planteamientos estrechos, tenemos que
lll•a~e·)S(). En el espacio de un
dd hombre y de sus rela- acudir a Dios con nuestras preguntas sin respuesta.
GIIo jKOb en su visión noctur- Entonces Job no ha padecido «sin motivo». El Señor «estuvo con
. . . .ll5 si eres hombre» ( 40, 7). Y él en la tribulación» (Sal 61 ,26), la Sabiduría «bajó con él a la fosa»
lu empeñado su genio litera- (Sab 10,13), y él quiere compartir con nosotros su nueva sabiduría.
. .-.as explorando en profundi- ¿No tenía Job que padecer para alcanzar gloria inmortal?
20 .JOB
***
Aquí debería terminar la presentación para dar paso a la lectura o
escucha del texto escueto. Pero, como ofrecemos un texto con un co-
mentario, hace falta presentar también el comentario.
El libro de J oh es una obra genial, descollante en la literatura uni-
versal. Gigantesca e imperfecta, como un cíclope a quien faltara un
ojo o sobraran dedos. Quizá su misma imperfección, su inacabamien-
to, sea signo del desvalimiento humano frente a los últimos problemas
del hombre. Quizá si fuera una obra perfecta nos fiaríamos menos de
ella. Es audaz al desafiar el gran enigma, sorprendente al plantear la
situación, tensa en gran parte del desarrollo; al mismo tiempo es reite-
rativa, embozada en ambigüedades y alusiones, coja de incoherencias.
<<Job» es un libro fascinador y desconcertante.
Respecto a lectores distantes, la obra ha erigido una valla o un
muro de dificultades textuales y de lenguaje. Hacía falta escalar el
muro, ya que no podemos derribarlo. Sicre se ha encargado de esta
tarea consumidora. Convocando a su mesa de trabajo unos setenta
autores -varios siglos de investigación-, los ha agrupado, resumido por un mismo texto.. P..
y presentado a la consulta del lector técnico. El resultado es el comen- bre frente a Dios.. d e '411
tario filológico, que hemos revisado un par de veces juntos. En ese co- obra. Además d lilant
mentario se justifican nuestras lecturas y traducciones a la vez que se
relativizan. Porque, en este terreno, todo comentario a Job contiene
una buena cantidad irremediable de conjeturas. Sucede que el trabajo
más arduo produce el fruto menos apetitoso: el comentario filológico
se ofrece más a la consulta que a la lectura. Consideramos un acto de Otro contexto ail.all
servicio ofrecer dicho estudio íntegro: ahorrará mucho trabajo al pro- Además de dar UD~
fesor y al estudiante universitario, además calmará el desconcierto de
algunos lectores frente a traducciones tan discrepantes del mismo tex- cacia. Por eso he dad.
to hebreo. primero es G~ V ÜUwl
La traducción es la elaborada hace años con el poeta mexicano Sevilla emprendió -
José Luz Ojeda y el estudiante José Mendoza de la Mora (t 1981), y hacia el595. ~~ ~
debidamente revisada. Es una traducción que intenta capturar y re- enorme aceptaCIOD e- -....1
crear el estilo original, ahorrando así muchas explicaciones estilísticas glo XIV, y llegó a su ca
de detalle. (De esta traducción tocará hablar en otro lugar.) representa el rruixüao y
El comentario exegético aborda el libro de Job como obra literaria segundo es eljesuil3 ... z!
seria. Es decir, no es un comentario esteticista ni formalista, como costumbre de la época.
tampoco lo es de ideas o doctrinas. Quiere asistir a la conjunción de pués santo Tomás (=
significante con significado, quiere incrustarse en el punto en que ma- Sagrada Escritun.. Su
PRESENTACIÓN 21
.3.
NOTA A LA SEGUNDA EDICIÓN
JOSÉL. SICRE
Facultad de Teología
Granada
l.
ce remontarse a una~
con su desbordante ......
en la preparación
jO:"É L. S!CRE
Facultad de Teología
Gr.mada INTRODUCCIÓN
1
El estudio más exhaustivo del tema en J. Léveque, Job et son Dieu, 11-116; a veces trata
cuestiones secundarias y textos poco relacionados con el argumento (al menos en mi opi-
nión), pero su consulta es fundamental. También importantes H.-P. Müller, Das Hiobpro-
blem, 49-72; A. Kuschke, <<Altbabylonische Texte zum Thema "Der leidende Gerechte"»:
ThLZ 81 (1956) 69-76; J. J. Stamm, Das Leiden des Unschuldigen in Babylon und Israel
(Zürich 1946); W. von Soden, <<Das Fragen nach der Gerechtigkeit Gottes im Alten Orient»:
MDOG 96 (1965) 41-59; H. D. Preuss, <<Jahwes Antwort an Hiob und die sogenannte Hiob-
Literatur des alten Vorderen Orients», en Beitriige zur alttestamentlichen Theologie. Home-
naje a W. Zimmerli (Gottingen 1977) 323-243; M. Weinfeld, <<Job and Its Mesopotamian Pa-
rallels -A Typological Analysis>>, en W. Claassen (ed.), Text and Context (Sheffield 1988)
217-226. P.-E. Dion, <<Un nouvel éclairage sur le contexte culture! des malheurs de Job»: VT
34 (1984) 213-215 expone la estrecha relación de la leyenda de Job con la cultura acadia.
Véase también su artículo «Formulaic Language in the Book of Job: lnternational Back-
ground and Ironical Distortions»: SR 16 (1987) 187-193. G. Fuchs, Mythos und Hiobdich-
26 INTRODUCCIÓN
=i
Al abordar este tema corremos el peligro de confundir el obje- hindú" o la rnocXn.a;_
to de estudio. No se trata de exponer los contactos del libro de Job expresamente d re-a dd
con otras culturas a nivel lingüístico, formal, mitológico, etc. Des-
Son ellos. con sas
de este punto de vista podría hablarse mucho de Job y Ugarit'\ o for- cultural de Job. <A
mular hipótesis sobre el origen edomita ¡ o árabe 1 de la obra. Tam- luego en ~~~ -
poco nos interesan los paralelismos con culturas como la griega", la
pdipo de confundir el obje- hindú(; o la moderna 7 • Sólo nos fijaremos en los textos que abordan
IM conr.tctos del libro de Job expresamente el tema del hombre ante el dolor o del <9usto sufriente».
'-'-.al. mitológico, etc. Des-
••-::bo de Job y e garit 2 ' o for-
o mhe' de la obra. Tam-
Son ellos, con sus diversos matices, los que constituyen el trasfondo
cultural de Job. Comenzaremos con un texto egipcio para centrarnos
luego en Mesopotamia, la zona de mayor interés.
cukur.a.s como la griega", la
ru.l dd ~ es -.....,.dlilll
«¿A quién hablaré hoy?
Los conocidos son malos,
los amigos de hoy no aman. pc:w última~'!" me áillal
5
¿A quién hablaré hoy? Sin dudL allr 2·"1'*4
Los corazones son rapaces, bro dt Jala- S..-~
todos roban los bienes de su prójimo.
¿A quién hablaré hoy?
.
El hombre honesto ha desaparecido,
el violento tiene acceso a todo.
¿A quién hablaré hoy?
Los hombres se complacen en el mal, a:
la bondad es rechazada en todas partes.
¿A quién hablaré hoy?
N o hay gente honrada,
el país está abandonado a los que obran el mal» (núms. 103ss).
; r-
~
pi
- c:Dii...,
cm ca
ea~..Vtlr
-~'d
..... watlrbiEr&ra
..
· 1.. -- - -41
" --~
1 Mw
l
Ante esta situación, la muerte aparece como lo más maravilloso, b IPw..p.d dr- t5.. (e
idea que nos recuerda a la lamentación inicial de Job 3: aarn d*Jtcwia ~
¡
como sentarse bajo un toldo un día de brisa. !
La muerte es hoy para mí ' Cut..._. UL la • 1
. -
Nueva cdicióu, rclleuaudo al¡!;uuas la¡!;unas, por R. O. Faulkucr, «The Mau Who Was Tired
ofLilc»:.JEA 42 (1956) 21ss. Traducci<ín iuglcsa en 'ANET 405-7 (J. A. Wilson); italiana en
E. Hrcsciani, Ldtrratum r fJorsia drll'autim Ep:tto (Torino '1969) 111-IIS.
LOS PRECURSORES DE .JOB 29
C..)- La obra utiliza la forma li- como el olor de las flores de loto,
IIIIDdo de b. ,,¡da y su alma. La como sentarse a la orilla del País de la Embriaguez.
y los comentaristas di-
. ..:lllllb1J15.. La muerte es hoy para mí
·~ parece claro: el prota- como un camino llano,
..iadras su alma se opone a como la vuelta a casa después de un viaje ... » (núms. 130ss) .
ritos funerarios dignos. En
dr b sociedad. que con su co- Porque, como consecuencia de la muerte, el hombre pasa a ser
dr soledad en el hombre: como un dios, en la barca del sol, lleno de sabiduría. La respuesta fi-
nal del alma es interpretada de manera muy distinta. Mientras unos
creen que acepta la propuesta de suicidio y se compromete a correr la
suerte del hombre, sea cual sea, otros consideran que el alma exhorta
por última vez, y con éxito, a conservar la vida 9 •
Sin duda, este diálogo no constituye un precedente literario del li-
bro de Job. Son muchas las diferencias formales, de planteamiento y
de contenido. Pero ciertos aspectos son de sumo interés. En primer
lugar, el uso del diálogo, que en Mesopotamia hará surgir la figura del
amigo que consuela, discute o intercede. El procedimiento alcanzará
en Job un gran desarrollo. En segundo lugar, el hastío de la vida no lo
provoca un hecho concreto, como la enfermedad o el fracaso social y
económico del protagonista, sino un complejo conjunto de factores;
precisamente porque no es un sector de la vida, sino la vida misma, lo
que está en crisis, la única salida parece el suicidio. Job también se
planteará el problema con idéntica radicalidad, pero nunca pensará
en esta vía de solución. Por último, este texto no parece plantear el
problema de la teodicea; no lucha por compaginar el sufrimiento con
la realidad de un dios (o unos dioses) creadores y providentes. Es una
nueva diferencia entre Egipto y Mesopotamia; al menos en el estado
actual de nuestros conocimientos. Pero algo se ha puesto en marcha; y
cuando el hombre se enfrenta al sinsentido de su vida y de su mundo
todos los caminos quedan abiertos en búsqueda de respuesta.
Otros textos egipcios ofrecen puntos de contacto demasiado re-
motos para que merezca la pena detenerse en ellos 10 •
" Compárese la tradncci6n de Wilson: «Aithouv;h tlwu be oflered up on the brazier, still thou
shall dinv; to lile>>, con la de Bresciani: «Fá oflerte sul braciere, attaccati alla vita come ho
dettm>. En el primer caso, el alma acepta que el hombre se tire al fitev;o para suicidarse; en el
O. F...lb.er. •The Man Who Was Tired sev;undo anima a ofrecer ofrendas en el brasero y aterrarse a la vida.
_\.,"l:T 40.5-7 U. A. Wilson); italiana en "' Así, por ~jemplo, las ProfrdaJ dr Nrjft--rohu, las Lammtaáours dr lfm-Wrr o el Curuto drl
'1969) 111-llS. crmtfJrsiuo rlocurufr. Sobre ellos, véase Lévcque, ofJ. cit., 53-SO; Miiller, ofJ. rif., fi9-70. Más
m~
30 INTRODUCCIÓN
a:J
El poema fue reconstruido por Kramer a partir de cinco piezas
sueltas, a las que Gordon añadió más tarde otro pequeño fragmento.
Aunque el texto actual procede aproximadamente de 1700 a. C., el
original parece remontarse a la tercera dinastía de Ur, hacia el 2000.
Kramer lo estructuró inicialmente en cuatro secciones 12 ; más tarde se
ha inclinado a dividirlo en cinco u.
La primera la constituye la introducción (líns. 1-9), en la que se
exhorta a alabar al dios, con cierta apariencia de do ut des: «que su la-
mento (el del hombre) aplaque el corazón de su dios, porque un hom-
bre sin dios no tendrá alimento» ( 1.8-9).
·-s-alr .. _..
iuteresaute es comparar la coufesiúnnq1;ativa del Libro de /o,¡ muerfo.1, cap. 125, con Job :H, - al.a.- alpa
como hace S. Murtagh, <<Tite Book ofjob ami tite Book of Dca<l»: lrishThQ :35 (1961')
166-7:3. O ciertos aspectos del discurso de Dios, como G. Von Rad, <<Hiob XXXVIII und
fl~h :1
die altagyptische Weisheit>>: SVT III (1955) 29:3-301 (trad. castellaua en E.1tudioJ sobre el
AT [Salamanca 1976]245-5:3). Pero en estos casos súlo se comparan puntos coucretos, no --.-.a.•• - f
IIIIW:II mesopotámico, descubier- En la segunda nos presenta el poema a un individuo inocente («no
M:üHer los trata en el orden emplea su fuerza para hacer el mal») que se ve asaltado por la enfer-
anu4Ji. úodicea babilónica, medad y el sufrimiento y se dirige a su dios (líns. 10-20, bastante mal
- .....~-. R. S. 25.460), prefiero conservadas; las líneas 20-25 se han perdido).
~tos, reconociendo de La sección principal (líns. 26-116) ofrece el lamento del protago-
es segura. Por otra parte, no nista, que parece haber sido acusado en falso; ello provocó el malestar
de RlCOIIStruir una posible línea del rey, la traición de compañeros y amigos, la conspiración de hom-
bres mentirosos, sin que su dios lo proteja en la desgracia. Y, de
acuerdo con el principio enunciado en la Introducción, el protagonis-
ta recurre entonces a la única solución posible: presentar su lamento
ante su dios, reforzándolo con la queja de su familia (madre, hermana,
esposa) y de cantores profesionales. Es un intento desesperado de
conmover a la divinidad protectora, a la que se recuerda:
3. PBS 1 2 135
11
Kramer, art. cit., y ANET 589. ' J :\..c•..J!!:A?T>:.;_ < l - - - ___.
"'J. J. A. van Djjk, La Sagesse Suméro-Accadienne (1953) 128-33; véase también A. Kuschke, ~.4 :\,.,~ - " " - "
art. cit., en nota 1, pp. 7ls. ,, ...::r....;.= ;IS~I>;Jt~
LOSPRECURSORESDEJOH 33
injustificados, la víctima sólo rechaza tal interpretación. Nos hallamos, pues, más cerca del libro de
. .nllcar a su dios, llorar y lamentar- Job, con el mismo enfrentamiento que se da entre él y sus amigos. Al
a las onciones» 1 1• Probablemente, mismo tiempo conviene advertir cómo pudieron darse simultánea-
dd poema; existía anteriormente. mente en Mesopotamia interpretaciones opuestas del problema, se-
dii.didas, tanto en Mesopotamia gún se acepte o niegue el valor de las ideas tradicionales.
11:1811105 salmos de lamentación .
. . . .-.c-a b relación entre pecado y
~ inicialmente como bue- 4. Louvre AO 4462
~ta de todo hombre (líns.
. . . . .lalc~ (líns. 111-112). Por eso Al publicarlo en 1952, Nougaryol 1<; presentaba este texto como
de b teodicea, aunque el dolien- «la versión más antigua que poseemos del justo sufriente»; lo fecha en
lo~na su dios (lín. 98). No el reinado de Ammiditana, aunque esto no resuelve el problema por
a1-am10 lo explica todo. completo 17 •
- ayuda a comprender a los ami- Se trata de un relato con abundante diálogo (con el problema de
ltqwesenta la postura tradicional, saber cuándo empiezan y terminan los interlocutores); se conservan
(cdicen los sabios una palabrajus- nueve estrofas de diez versos cada una, con el texto muy mutilado y
IDl día el bloque monolítico des- más difícil de interpretar de lo que sugiere el editor. En las siete pri-
meras estrofas, un amigo del que sufre se presenta ante la divinidad
para defender su causa; describe sus sufrimientos y aduce su inocen-
cia: «... falta voluntaria, falta involuntaria cometida por él, no la conoz-
co». Al mismo tiempo, con una muestra suprema de amistad, se ofrece
a sufrir por él: «Pero yo acepto tu cólera; su consecuencia funesta la
'. d texto actual procede de la tomo sobre mí. ¿No pertenece un hermano a su hermano? ¿No com-
pero recoge una tradición contem- parte el amigo el bocado de su amigo?» (estrofa 2."). Continúa defen-
~!01110 aproximadamente. Escrito en diendo al justo y termina con la petición: «Muéstrate a él y haz que
.M!Bf:al.. el estado de conservación resplandezca su corazón, míralo y que recupere la salud». Parece insi-
•ldl.as conclusiones sobre su con te- nuado aquí el tema de la teofanía, que tanta importancia adquirirá en
tema. Casi todo lo que posee- el libro deJob.
pero algunas referencias hacen Y el dios responde (estrofas 8."-9."), comenzando por unas pala-
bras capitales dirigidas al sufriente: «Tu conducta es digna de un hom-
b eoYidia humana con la imagen bre. Tu corazón es inocente». Este reconocimiento de la inocencia del
pasa- Luego habla de su humilla- que sufre por parte de la divinidad nos recuerda a lo que se dice en
En este contexto es interesante Job 42, 7. Y con esto entraríamos de lleno en el planteamiento del pro-
. .ISIInos. que se basan en la teología blema: ¿por qué sufre un inocente? Sin embargo, conviene tener en
~ C3StÍgo de los dioses. Pero él cuenta dos cosas. La primera, que la obra no formula el problema con
34 INTRODUCCIÓN
fa 8.': «¿No olvidarás en el futuro a tu dios, tu creador, cuando hayas ....,.. •*• IIJ!II*Ea.lllillra
recobrado la salud?», como si la enfermedad hubiese sido un medio R-. í- rd.itia
pedagógico de devolverlo al buen camino. El mismo Nougaryol ad- ..Bu 1r Id'~·· Aa 1
vierte que el texto «parece insistir menos en la injusticia sufrida que
en el carácter repentino, "milagroso", de la curacióm> 1x.
...............
En cualquier caso, es interesante recordar la postura benévola, en-
tregada, de este amigo. Así comenzarán los amigos de Job, para con-
vertirse en sus mayores adversarios. dfi . . . ..e . . ........
el 1 ~ . . ....
5. Ludlul bél némeqi 1
'J (1.-U-6).
. .......
4p~Eiapawdw•
es interesante por dos motivos: ante todo, presenta el carácter ambiva-
~..-r=- r-•La
lente de Marduk:
••..-a• ' •
«Su furia le rodea como viento tormentoso,
pero su brisa es tan agradable como el céfiro de la mañana; ll~--
su cólera es irresistible, su ira un diluvio devastador,
pero su corazón es compasivo y piensa en perdonar» (1, 5-8).
--~-
__.,. E
aw:il
" Art. cit., 250.
''' Introducción, texto acadio transliterado y traducción inglesa con notas filológicas en W. G.
Lambert, Babyloniau Wisdom Literature (Oxlord 1960) 21-62. Nueva traducción inglesa
de R. D. Biggs, completando la alabanza inicial de Marduk con el fragmento K 9392, en
ANET ( '1969) 596-600. La traducción castellana en M. Carda Cordero, Biblia y legado del
antiguo Orimte (Madrid 1977) 620-624, es discutible en muchos puntos; omite casi toda la laa ~ ..,... . -
tabla I y carece de numeración de línea; tiene la ventaja de ofrecer numerosos paralelos con JMDh- i+•c:a-~1
el libro de Job. Las relaciones entre ambas obras han sido estudiadas por S. Landersdorfer,
«Einc babylonische Quelle für das Buchjob?>>: <<Biblische Studiem> XVI/2 (1911); C. Ball,
The Book of]ob, 9-30; Driver-Gray,Job, XXXI-XXXIV;.). Léveque,Job et son Dieu, 20-23;
N. H. Snaith, 1he Book of]ob, 21-27.
---
LOS PRECURSORES DE JOB 35
~ segunda, y más importante, Con esta clave podemos interpretar todo lo que sigue. Podemos
~~~~r:::J-Iil no parece excluir por com- hablar de un «momento de la cólera» y un «momento de la compa-
~re la frase final de la estro- sión», que estructuran el desarrollo de la obra. En segundo lugar, la
• dios. tu creador, cuando hayas introducción garantiza el «final feliz» desde la primera línea («alaba-
lllm-:datd hubiese sido un medio ré ... »), relativizando con ello todas las quejas posteriores del protago-
•c::.-1104). El mismo Nougaryol ad- nista y restando dramatismo al poema. Defectos comprensibles y jus-
-.o.s en la injusticia sufrida que tificables, ya que no se trata de un debate ni de un drama, sino de una
. dt b curación» 1H. acción de gracias por la liberación .
ruonbr la postura benévola, en- La etapa de la cólera se manifestó sobre todo en el abandono divino:
los amigos de Job, para con-
«Mi dios me ha olvidado y desaparecido,
mi diosa se ha retirado de mí y permanecido a lo lejos,
el espíritu benévolo que siempre estaba junto a mí se ha ido»
(1, 43-45).
C:~bcduk) ha sido durante años Y a esta enemistad se añade la del rey y los nobles (?); en la calle,
d lihm de Job, en parte porque en palacio, en el país, todos lo traicionan y abandonan, incluidos los
de un extenso monólogo en el amigos y la propia familia. Para el doliente, la vida se ha convertido en
. .UJI. un señor feudal del período lamento incesante, en pánico y miedo (1, 55-112). Generalmente se
~o de todas las calamidades interpreta esta primera tabla como descripción de las diversas prue-
bas que asaltan al protagonista; pero, en el conjunto de la obra, parece
que la prueba es una sola: la enfermedad. En mi opinión, casi todo
hay que interpretarlo a partir de 1, 54 («cuando me acuesto por la no-
che mi sueño es aterrador») como una pesadilla que le hace al prota-
gonista ver enemigos por todas partes.
El comienzo de la tabla 11 sugiere que conservó la vida un año
más, sin que esto supusiese una mejora manifiesta. Estamos aún en la
etapa de la cólera, en la que «invoqué a mi dios, pero no mostró su
rostro; recé a mi diosa, pero no levantó la cabeza» (11, 4-5). Y entra-
mos en un momento crucial. Porque el protagonista advierte que su
mayor enemigo no son sus conciudadanos, sino los dioses, a los que
se ha esforzado por servir con libaciones, preces, fiestas y ofrendas
durante toda la vida (11, 10-32), sin que le haya servido de nada. Esto
pone en crisis todo el sistema de valores heredado, pero no con la cer-
teza y optimismo del profeta que abre paso a un mundo nuevo, sino
para hundirse en una duda angustiosa:
.... ,,
s- -, dC...
e - illllica 1
iti
1
e•
..........--,.
«El que me había hundido, Marduk, '•
............
.... . . . . . . . % 1
puede agradar al dios. afirmar de manera más categórica la inocencia del protagonista. Pero
tirios dioses del cielo? también aquí debemos andamos con cuidado. Porque el protagonista
tirios dioses del abismo? no se aferra a su inocencia como Job, no la defiende con uñas y dien-
tes. Más bien se inclina a considerarla un error de cálculo, porque «lo
que a uno le parece bien puede ofender al dios». El enigma no consis-
te, por consiguiente, en compaginar el sufrimiento humano con la vo-
destino humano, que «me dejan luntad del dios, sino en conocer lo que agrada a la divinidad y permite
(Il, 48). Lo único claro es
. .lldi:J:» librarse del castigo. Y para esto no hay respuesta. Sólo cabe acogerse
rodos sus síntomas, pero in- a la misericordia de Marduk, esperando de él que levante de la postra-
-49-lll ). e na vez más se re- ción igual que ha hundido en ella (IV, 9-1 0).
ha renido a rescatarme ni me En relación con Job, Gray resumía los puntos de contacto de este
~do de mí ni ha estado a modo: «La forma poética, el tema, es decir, la rápida reducción de un
hombre de alta alcurnia, que ha vivido una larga y próspera existen-
cia, a una postración mental, corporal y económica, la extensa des-
cripción de sus sufrimientos puestos en boca del protagonista, el con-
traste entre estas penas y la forma de vida que habría cabido esperar
de su piedad, la reflexión sobre el misterio del comportamiento de Dios
con los hombres» 20 • A estos aspectos añadiría Léveque que la res-
puesta es la misma en ambos casos (los caminos de Dios son inescru-
tables) y que los dos poemas terminan con una intervención divina.
Algunos de estos puntos son discutibles. Por ejemplo, creo que el
problema de Subfi-mefre-Sakkan se limita exclusivamente a la enfer-
ltoca dd león que me devoraba, medad física y que todos los otros aspectos (rechazo social, etc.) son
que me perseguía» (III, q-r). pura fantasía de una mente agobiada por el dolor. Pero, incluso pres-
b gloria del dios (tabla IV). cindiendo de estos detalles secundarios, todos los autores, desde Lan-
._niiiO final la misma clave del co- dersdorfer hasta los más recientes, pasando por Gray, Dhorme, Ball,
Konig, etc., reconocen las grandes diferencias entre ambas obras.
...ldo. ~larduk, Como indica Lambert, el título de <<Job babilonio» con que a veces se
(IV, 9-10).
. . .!lb>
ha presentado a Ludlul sólo era comprensible cuando se conocía
nada más que la segunda tabla. En el estado actual del texto, la mayor
cuigma de estas actitudes divi- parte la ocupa la descripción de la curación del protagonista (cosa
recobrado la salud y la con- que Job pasa totalmente en silencio, o a lo sumo se insinúa en 42,1 0),
b -rid.a a uno que ya está en la mientras el enigma del sufrimiento del inocente ocupa poco espacio.
Por otra parte, el uso del monólogo y el comienzo hímnico sitúan a
M ,;,~qi coincide en su tesis Ludlul en unas coordenadas literarias distintas a las de Job, más cer-
b desgracia sólo cabe acudir a canas a las de los Salmos de lamentación.
Pero la relación entre sufri-
En este aspecto, Ludlul
4462. incluso superándolo al 20
S. R. Driver-C. B. Gray,Job, XXXIII.
.'38 INTRODUCCIÓN
-
teísmo, recurso a ritos mágicos en Ludlul, etc. Estas diferencias exis- d.alasdiasa.
ten sin duda. Pero no es en ellas donde debemos situar las diferencias \-_ Taau -..ucwil
esenciales con respecto al problema. Fácilmente caeríamos con ello en
una apologética barata, como ha denunciado Müller 21 •
..~
6. Teodicea babilónica 22
·---
trofas de once versos cada una. Lambert la fecha entre los años 1400
y 800 a. C., inclinándose, por motivos estilísticos, al 1000; otros la
sitúan decididamente en el período casita, siglos XVIII-XII (Léveque),
o rebajan la fecha hasta el 800 (Von Soden).
A diferencia de las obras anteriores, se trata de una conversación
filosófica sobre el problema del mal, un diálogo entre un hombre afli-
gido y su amigo. Al final no se produce intervención divina ni cambio
alguno en la vida del protagonista. A continuación esbozo el conteni-
do; los números romanos se refieren a las estrofas.
l. Primera intervención del sufriente (líns. 1-11 ). Se queja de haber
quedado huérfano y sin protección desde pequeño. Quizá debamos re-
..._
... __ _
lacionar este tema con el de las dificultades económicas, que saldrá
J.. ' IX-DI
más adelante. :-~ DB-mcaa.
II. Primera respuesta del amigo (12-22). Todos los padres mue- ,. . . . . . . , . Me
ren, pero el hombre piadoso puede contar con la ayuda de los dioses.
III. Segunda intervención (23-.'33). El protagonista presenta su
vida como un fracaso absoluto. ¿Quién puede asegurar una existencia
feliz?
21
Das Hiobproblem, 58.
22
Introducción, texto acadio transliterado, traducción inglesa y notas en G. W. Lambert,
Babylonian Wisdom Literature, 6.3-91. Traducción inglesa en ANET ('1969) 601-604.
Castellana en García Cordero, Biblia y legado del antiguo Oriente, 626-6.30, que sigue la de
E. Ebeling en AOT, 287-291. Sobre la obra véase: E. Ebeling, Ein babylonischer Kohelet
(Berliner Beitrage zur Keilschriftforschung 1/1, 1924); E. Dhorme, <<Ecclésiaste ou Job?>>:
RB .32 (192.3) 5-27; B. Landsberger, <<Die babylonische Theodizee»: ZA 4.3 (19.36) .32-76.
LOS PRECURSORES DE JOB 39
IE>I-~Il-l).
Acusas a dios errónea- También es interesante la actitud del protagonista. No sabemos
cattro del cielo, es remota; es con claridad qué motiva su queja. Pero parece claro que su problema
conocerla» (256s). Más ade- no es la enfermedad, como en Ludlul, sino más bien la falta de recur-
•~ub~OT· la voluntad del dios, la sos. Huérfano y sin protector desde pequeño (I), pobre (VII), sufre el
(264). (Con respecto a la es- desprecio del rico (XXIII), la persecución del poderoso (XXV). Este
d pesimismo y prepara la reac- problema concreto y personal le hace poner en tela de juicio toda la
sociedad y su misma piedad precedente (V y XXIII). Sin embargo,
(265-275). La sociedad está sus últimas palabras irán en la línea tradicional, encomendando su
IMim)S() Y se humilla al honrado e
desgracia a los dioses. Curiosamente, el protagonista y su amigo evo-
lucionan en sentido opuesto. El primero, desde la duda y la rebeldía
C276-286). La culpa de lo ante- hasta la aceptación; el segundo, desde la certeza al misterio y la acusa-
b tienen los dioses creadores. ción a los dioses. Esta profunda ironía constituye uno de los aspectos
al hombre, el majestuoso Zulum- más geniales de la obra.
díosa Mami, la reina que los mo- En relación con el libro de J oh, los puntos de contacto radican en
a b raza humana. De mentira, no
la forma dialogada, el uso de la ironía y de argumentos idénticos para
Y así hablan con solemnidad defender la teología tradicionaL En ambos casos se pone en duda la
justicia divina, el protagonista defiende su inocencia y todo lo invade
""merece la riqueza", pero tra-
un halo de pesimismo. Quizá sea aún más interesante el que los dos
•llriiiCII cosas malas que decir de él
textos abordan el problema intelectualmente, sin refugiarse en la sú-
plica. Más adelante volveremos sobre ello. En cuanto a las diferencias
El sufriente pide ayuda al '
son notables. Precisamente lo que podría constituir el mayor mérito
~de el dios que me abando-
de la Teodicea babilónica, el planteamiento intelectual del problema,
que me olvidó. Que el pastor,
_..o lo haría un dios» (295-297).
es lo que la empobrece más en relación con Job; le impide alcanzar
ese tono dramático y rebelde del que dialoga con los hombres y con
I3Db importancia tendrá en Job,
Dios dispuesto a defender su causa.
d cambio de actitud del ami-
8. Balance final
:::-7:-,
maticus historicus criJV.s
lo sumo podríamos ver una ligera referencia a ella en la frase «Dios
~!~:e~~eje ~
0
cambió la suerte de Job» (42,10).
(2,10; 42,11); 2) cumd..,lt
- La figura de Satán, fundamental en el prólogo, y la apuesta con
Dios, punto de partida de todo el libro, no aparecen al final.
- El epílogo plantea especiales problemas. Después de que Dios
ha cambiado la suerte de Job y le ha devuelto el doble (42,1 Oh), vie-
nen sus hermanos y conocidos a consolarlo y ayudarle económica-
mente (42,11 ); a continuación, los versos 12-17 explicitan en qué
consiste el doble de los bienes. Parece claro que el final de la historia
lo forman los versos 42,11-17 y que el autor del mismo no conocía la
restauración de J oh contada ahora en 42,1 Oh ni la visita de los tres
amigos para consolar a Job (2,11-13; 42,7-IOa); los únicos visitantes
eran los familiares (42,11).
Ahora bien, si 42,11-17 constituye el final originario del relato, el
causante de la desgracia de Job es Dios, como afirma 42,11, y no Sa-
tán, como sugieren las escenas del prólogo (1,6-12; 2,1-8). Estas dos
EL MARCO NARRATIVO 45
tenga una introducción y un escenas habrían sido añadidas posteriormente 1, y así se explica tam-
••-110 podría llamarnos la aten- bién que al final no se mencione la enfermedad de Job. Al mismo
IIIIM~ao creciente de estas breves tiempo, dada la estrecha relación entre las escenas de Satán y la de la
esposa (2,9-10), también ésta formaría parte de los añadidos posterio-
de CSb parte en prosa revela que res2. Indiquemos, por último, que la mención del nombre de Yahvé en
lii;ldcn )a duda y la sospecha, por- boca de Job, un extranjero, resulta sospechosa (1,21b); con Duhm,
dentro del mismo marco na- Schmidt, Léveque y otros podemos considerar esta frase añadido
'! b sección poética del libro. posterior.
fácil detectar los problemas
...¡-.IOilles, de las que sólo podre-
es interesante plantearse es- 2. El posible relato originario
b compleja historia del libro
Vemos, pues, que el marco narrativo no es una pieza unitaria, al
menos en su origen. Al principio debió existir un relato que podemos
rastrear en 1,1-5.1.'3-19.21a.22; 42,11-17. Habla de un extranjero, lla-
mado Job, proverbial por su bondad y perfección (1,1-5). Sometido a
una dura prueba que afectó a sus bienes y a sus hijos (1,1.'3-19), acep-
tó con paciencia su destino («desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré a él»: 1,21a), sin protestar contra Dios (1,22). Al
enterarse de su desgracia, sus parientes y conocidos acuden a conso-
1
El primero en negar la autenticidad de estos textos fue A. Heiligstedt, Commentarius gram-
maticus historicus criticus in Jobum (Leipzig 184 7), aduciendo los siguientes argumentos:
1) ya que Job fue escrito antes del exilio, no puede tener cabida en él la figura del Satán, que
procede de la teología medopersa; el relato antiguo reconoce que los males vienen de Dios
(2,10; 42,ll); 2) cuando se eliminan estas escenas no se echa nada de menos; lo que queda
encaja perfectamente; 3) en 1 Cr 21,1 se atribuye a Satán lo que 2 Sm 24,1 atribuye a Yahvé;
en el prólogo de Job ocurre algo semejante (cf. pp. XVII-XIX). A estos argumentos añaden
otros autores: 1) si dichas escenas fuesen originales, el epílogo debería decir algo sobre la
curación de la enfermedad y la derrota de Satán; 2) los suf¡jos del verso 13 se refieren al v. 5.
Entre quienes niegan la autenticidad podemos citar a Smend, Bleeker, Miskotte, Batten, {(ra-
eling, Peters, Lindblom, Pfeiffer, Konig, Finkelstein, Léveque, L. Schmidt. Los defensores de
la autenticidad, también abundantes, creen que omitir estas escenas supone una pérdida de
dramatismo en el Prólogo (Gunkel, Holscher Lods, Terrien, etc.) e incluso de algo esencial:
«... tal omisión haría perder a la historia su razón de ser. La finalidad del relato en prosa con-
siste precisamente en mostrar que Job no es culpable, y este hecho debe ser afirmado sin am-
bigüedad, como ocurre en la escena de la corte celeste» (S. Terrien,Job, 15). Naturalmente,
en el libro actual desempeñan un papel importantísimo. Lo que ponemos en duda es que
perteneciesen al relato primitivo.
2
Así, Lindblom, Kuhl, Léveque, L. Schmidt. La relación entre la segunda escena de Satán y la
el final originario del relato, el de la esposa es clara. El carácter secundario lo confirmaría también la ausencia de la mujer
como afirma 42,11, y no Sa- en el epílogo. Sobre el tema véase V. Sasson, «The Literary and Theological Function of
~~~~-~ (1,6-12; 2,1-8). Estas dos Job's Wife in the Book ofjob»: Bib 79 (1998) 86-90.
--
46 INTRODUCCIÓN
larlo y ayudarle económicamente (42,11 ). Pero Dios mismo interviene más tarde una versión
en su favor, devolviéndole el doble de lo que poseía anteriormente amigos (2, 11-13) y b.
(42,12-17)3. Era un cuento sencillo, que exhortaba a la paciencia y a
la confianza en Dios. Probablemente no era de origen israelita, como
lo sugiere la identidad del protagonista. Pero debió de ser muy cono-
cido. Ezequiel14,14 menciona a nuestro protagonistajunto con otros
dos person<Ues legendarios: Noé y Daniel.
Aunque esta opinión parece la más exacta 4, existen otras teorías
sobre el relato primitivo. Citaré sólo algunos ejemplos.
J. Lindblom 5 : Al momento de la prueba seguía la visita de los ami-
gos (2,11-1.'3), que pronunciaban una serie de discursos acusando a
Dios de portarse mal conJob 6 • Éste reacciona defendiendo a Dios, man-
teniéndose firme en su paciencia y humildad. Por eso, al final, Yahvé
reprende a los amigos y elogia a Job (42,7-9), devolviéndole el doble
de lo que tenía (42,12-15). En opinión de Lindblom, lo que no es ori-
ginal es la visita de los familiares y conocidos (42,11). Ya este punto
resulta sospechoso en su teoría. Además podemos objetarle con Krae-
ling y Kuhl que no encaja en un relato popular el que tres person<Ues
importantes se presenten para hablar contra Dios.
E. G. Kraeling 7 : Lo más antiguo sería un relato arameo que abarcaba
1,1-2,10, con las escenas del Satán y la esposa como originales. Surgió
3
Algunos consideran secundarios dentro de este final los versos 16-17: Lindblom, Kuhl (qui-
zá), Léveque. Pero la indicación de los ciento cuarenta años de vida parece estrechamente re-
lacionada con lo anterior, ya que se trata del doble de la existencia normal de una persona,
que son setenta años según Sal 90, lO. Un análisis bastante complejo y discutible de 42, ll-
17 en P. Weimar, «Literarkritisches zur ljobnovelle»: BN 12 (1980) 62-80; lo más antiguo se-
rían los versos 16-17, mientras que ll-13 pertenecerían a una reelaboración redaccional y
14-15 a otra más reciente.
4 Salvo pequeñas diferencias; esta teoría la comparten L. W. Batten, «The Epilogue of the
Book ofJob>>: ATR 15 (1933) 125-28; H. A. Fine, «The Tradition of a PatientJob>>:JBL 74
(1955) 28-32; C. Brandwein, «The Legend ofJob According to its Various Stages>>: Tarb 35
(1965) 1-17; O. Kaiser, Einleitung in das AT (1969);]. Léveque,Job et son Dieu (1970); H.
L. Ginsberg, <1ob, The Book of>>, en «EncyclopaediaJudaica>> lO (1971) lll-121; L. Sch-
midt,DeDeo(1976) 165-188.
5
<1oblegenden traditionshistorisk undersokt>>: SEA (1940) 29-42, y La composition du livre
de Job (Lund 1945). '" Así piensa R. Gonfu... fi,....,.
6
Esta idea de que los amigos originariamente tentaban a Job, igual que su esposa, no es nue- '
1
Al hablar de disn~
va. El primero en defenderla creo que fue D. B. MacDonald, «The Original Form of the Le- dicional oh-ida a ,·n-es b 1 1 • •
gend ofJob>>:JBL 14 (1895) 63-71; íd., «Sorne Externa) Evidence on the Original Form of
the Legend ofjob>>: AJSL 14 (1898) 137-64.
7
The Book ofthe Ways ofGod (1938).
EL MARCO NARRATIVO 47
1~ Pero Dios mismo interviene más tarde una versión edomita en la que se añadieron la visita de los tres
lo que poseía anteriormente amigos (2, 11-13) y la sentencia de Dios ( 42,7 -9). Ahí terminaría el rela-
abortaba a la paciencia y a to en su versión revisada, ya que 42,10-1 7 proceden del editor final.
.., en de origen israelita, como C. Fohrerx: También considera originales las escenas de Satán y la
Pero debió de ser muy cono- mujer. A esto seguiría la visita de los parientes y conocidos ( 42,11 ),
que manifestaban su compasión y ayudaban económicamente, pero,
igual que la esposa, terminaban convirtiéndose en tentación para J oh.
Éste los rechazaba y Dios, desde la tormenta (38,1), aprobaba la con-
ducta de Job (42,7), dirigiéndose a los familiares y amigos (quizá tam-
bién a la mujer) para que ofreciesen sacrificios. La historia terminaba
con la restauración de Job (42,10.12-17).
H. GunkeP: Acepta la leyenda con todos los elementos actuales
(Satán, mujer, amigos); pero parece sugerir que también éstos tientan
a Job con sus discursos.
Estas pocas opiniones bastan para advertir dónde radica el proble-
ma: la posible pertenencia o no al relato originario de las escenas de Sa-
tán, la esposa y los tres amigos que intervendrán en el diálogo poético.
Nos inclinamos a considerarlas posteriores. Pero una respuesta categó-
rica es imposible. Más difícil aún resulta saber si dichas escenas fueron
añadidas por narradores anónimos o por el mismo autor del libro. Es
posible que las de Satán y la esposa fueran añadidas por la tradición is-
raelí antes de que se compusiese el libro, mientras que la de los amigos
sería creación del autor para dar paso al gran diálogo poético 111 •
En resumen, el marco narrativo contiene piezas que disuenan; hay
puntos oscuros y desorden en la presentación de los hechos. Quiz~ se
haya exagerado la importancia de estos datos, que no logran borrar la
impresión de hallarnos ante algunas de las mejores páginas de la Biblia.
Pero el análisis es útil para advertir un proceso de tradición oral, que el
autor del libro aceptó para modificarlo profundamente con la sección
poética. Podría haber limado más la herencia recibida con miras a evitar
las discrepancias 11 • Pero esto se relaciona con el punto siguiente.
" En cinco ocasiones se trata de las introducciones en prosa a textos poéticos (:JH,I; 40,1.:3.fi;
42,1). También se usa Yahvé en 12,9; pero este verso parece añadido posteriormente.
11
Un cuadro sinóptico del uso de los diversos nombres en Driver-Gray,]ob, XXXV. El tema su conducta ética.
lo analiza detenidamente .J. Lévcque, ]ob rt .1011 Dim, 14fi-179, desde los puntos de vista li- " Para resolver eiJ>ro..__
terario e histórico, exponiendo también las opiniones de Boman, Drucker, Eerdmans y tre que me llev<Í») en .-ez d.:
Morgenstern, tan arbitrarias que más vale no recordarlas. l6gica a 19,17.
EL MARCO NARRATIVO 49
11
Recordemos que en Lndlul bíU nhneqi y en la 1éodü:ea babilóuica el único argumento que
aduce el <üusto suti·iente>> para demostrar su bondad e inocencia es el interés por el culto,
expresión del respeto a los dioses. Job prescinde de este tema en el c. 31 para centrarse en
su conducta ética.
" Para resolver el problema, algunos traducen 'l~::J 'l::J como mis hermanos>> (<<hijos del vien-
tre que me llevÓ>>) en vez de <<mis h\jos>>. No parece justificado ni necesario. Véase nota lilo-
l6gica a 19,17.
50 INTRODUCCIÓN
13
dicados anteriormente? Es posible, pero no lo más probable.
La segunda postura defiende que el autor del libro partió de un bro no se atreviese a
cuento antiguo, que pudo llegar hasta él de dos maneras: oralmente J!J tiva y típico de
o por escrito, a través de un «libro popular» ( Volksbuch) to. En cual- parte, el autor del
quier hipótesis, la leyenda habría llegado al autor del poema con una bien para el prota ·
forma fija. Él la recogió, considerándola buen punto de partida para el sus adversarios, aun a
diálogo poético, sin preocuparse por las manifiestas diferencias entre pensantes. El autor yw' 1
el cuento y su propia obrat 1• más tiene lo menon. Si
La tercera teoría concede más importancia al autor del libro, que tante, bien podía éste
sería también el creador del marco narrativo. Sin duda, pudo haber el cuento. El poeta iDc:olllit
existido una leyenda en la que se inspiró. Pero las diferencias entre cesión a la tradición ~
prosa y poesía no parecen tan marcadas como para pensar que el poe-
11
' También E. Kiiniv;, Das Bu,-h Hiob (1929), defiende esta opinión.
17
Iv;ual piensan Stuhlmann (1804), Knobcl (1S.'J5), Studcr (187,<;), Chcyne (1887), Kracling
(1938), Lindblom (1940 y 194,<;), Pfciller (1911), Stevensou (1947), Kuhl (1953): Uno de
los defensores más apasionados de la opinión ha sido G. Studcr, «Über die lntep;ritat des
Buches Hiob»:JpTh 1 (187S) 688-723, que vuelve a dcfcmlerla contra las críticas de Bud-
dc en Das Bud1 Hiob. Antikritik: JpTh 3 ( 1877) S40-ti0.
rs Eutre quieues s<Ílo rechazau el epílov;o podemos mencionar a A. vau Hoouacker, «Une
question touchaut la compositiou du Livre deJo!))): RB 12 (1903) 161-189; K. Fullertou,
«The Original Condusion ofthe Book ofJob»: ZAW 12 (1924) 116-35; L. Fiukclsteiu, 1hr ción) de manera más saia
T'hari.ms I ( 1938) 235. vor y en contra, Ho«- ~
'"
'"
Así, Studcr,Jastrow, Lindblom, Lods, Guukcl, Gordis, 1lesse.
Vernes, 1lollinanu, Bickell, Wellhauseu, Dulun, Budde, Volz, Eissfddt, Wciser, Lévcque. Al-
v;uuos supouen que este <<libro populan> couteuía también breves discursos de los amiv;os y
otro de Dios (Buhl, Dubarle, Hempcl, Kiiniv;, Liudblom); parte de este diálop;o primitivo lo
redescubren alv;mws en 27,2-12 (Kraclinv;), 27,2-1 O (Lindblom); 27,5-11 (Buhl); 24,2-1.9-
mins
y expresa la postnr.l ~
bien al lector convenD..L
tor escéptico, que
va por parte del autor b ......_
feldt, Larcher, Weiscr.. -
12; 21, 7-9.11-18; 22, 12-16; 17,2-10 (Baump;artcl, con reservas). 23
A excepción de la T~
'' Así lo afirma expresamente Gunkcl: «Siu preocuparse para nada de que los discursos eu na! «negro» del~ ck-
particular y en coujunto concuerdau poco con la sap;a». «El poeta ha iusertado su poema eu reciente no explica la ú:lli.a
la autiv;ua sav;a, siu preocuparse por la v;rau difé::reucia cutre ambos» (RGG 111, 42). seguir viviendo.
EL MARCO NARRATIVO 51
22 El mayor defensor de esta opinión en tiempos recientes ha sido Y. Hoffinan, «The Relation
between the Prologue and the Speech-Cycles in Job»: VT 31 (1981) 160-70. Tras reconocer
las dificultades, aduce tres datos del prólogo que sólo tienen sentido en relación con la poe-
sía: 1) la descripción de Job como un santo perfecto; si no lo fuese, tendrían valor los argu-
mentos de los amigos; 2) la declaración de Satán de que <~oh te maldecirá»; para ganar la
apuesta le bastaría una trasgresión más pequeña, pero de este modo «el autor desplaza el cen-
tro de gravedad de las obras a las palabras, que en adelante serán el único criterio para la per-
sonalidad de Job», y prepara los diálogos; .'3) la frase «quizá mis hijos han pecado» no aporta
...aoo<•nu a .\. van Hoonacker, «Une nada a la perfección de Job, pero prepara el tema de 5,4; 8,4; 20,10; «al despertar la sospe-
RB 1:! (1903) ltii-IS9; K. Fullerton, cha sobre la bondad de los hijos, el autor nos obliga a examinar el principio (de la retribu-
U ( 19:!t) 11 6-:~.5; L. Finkclsteiu, Thr ción) de manera más seria y atenta». En resumen: después de considerar los argumentos a fa-
vor y en contra, Hoffinan cree que esta ambivalencia refleja un artificio literario premeditado
y expresa la postura dialéctica del autor. La presentación seudoingenua del prólogo le cae
•-"""- \;,,z_ Ei"lddt, Wciser, Lévcque. Al- bien al lector convencional, dogmático. La unión del prólogo y los discursos se adecua al lec-
__._., bre,·es discursos de los arni¡!;OS y tor escéptico, que mira el mundo con más atención. Una postura bastante o totalmente creati-
~. . . . . . ~:; ~rte de este diálo¡!;o primitivo lo va por parte del autor la admiten también McFadyen, Kautsch, Gray, Bentzen, Dhorme, Eiss-
(L-Jblum): 275-11 (Buhl); 24,2-4.9- feldt, Larcher, Weiser, Buttenwieser, Steinmann, Duesberg, Holscher, Rowley, entre otros.
23
A excepción de la Teodicea babilónica, los otros textos insisten en este tema. En cuanto al fi.
. .CJI9..,1< ¡gr.o nada de que los discursos en na! «negro» del «Diálogo de un hombre con su alma», recuérdese que la interpretación más
. .a..p•- e El l'""ta ha insertado su poema en reciente no explica la última estrofa como aceptación del suicidio, sino como exhortación a
C1lltrt .•mhoS>> (RG(; 111, 42). seguir viviendo.
52 INTRODUCCIÓN
pcc:ub---·
2
Rosenmüller, Knabenbauer, Dhorme, Vaccari, Peters, Konig, Driver-Gray, Eissfeldt, Pfeiffer, cinco actos y epílep Q •
Weiser, Terrien, Léveque, Rowley, Habel, Pope, Gordis, Snaitb. Algunos unen este monólo- Elihú). ~lá.s
go a los capítulos narrativos, considerando el conjunto 1-3 como introducción a toda la deldebatel~(l-l);.f) •
obra: Ewald, Dillmann, Volck, Sellin, H. Richter. 3) intento de ~ .JilllliiDIII
3
Hertzberg, Lamparter, Fohrer, Ravasi, Zerafa. te judicial con joO (n-T.);
4
Snaitb, Habel. Job (38,1-42.6): 6) . . . . . _
5
Ewald, Hirzel, Heiligstedt, Rosenmüller y la mayoría de los posteriores. también peculW b ~·
6
Los mismos indicados en la nota 3. ( 1993) 385-402.; ~él,
7
Snaitb. comienzan y ~c..
8
Fedrizzi. consta de siete~
9
Como en nota 5, la gran mayoría. 1
' Scholttmann. Drioa~
10
Este tema lo analizaremos más despacio en el apartado siguiente. Rowley_ Uvequc. c.a..k. ~
DIVISIÓN DEL BLOQUE POÉTICO 53
11
Rosenmüller, Cheyne, Dhorme.
12 Hirzel, Heiligstedt, Peters, Vaccari, Driver-Gray, Konig, Steinmann, Larcher, Weiser, Te-
rrien, Snaith, Lefevre, Fohrer, Westermann, Hesse, Gordis, Habel, Müller, Rowley.
13 Ewald, Dillmann, Holscher, Weiser, Tournay, Fohrer, Ravasi, De Wilde.
14
Hontheim, Lamparter, Hertzberg.
15 La mayoría de los autores se incardina en una de las dos opciones que siguen. Algunos si-
guen caminos propios. Por ejemplo, Steinmann prefiere dividir la obra en: cuento inicial,
~ Driver·Gray, Eissfeldt, Pfeiffer, cinco actos y epílogo (prescindiendo, entre otras cosas, del c. 28 y de los discursos de
a•--s, s-ith. Algunos unen este monólo-
·-pMO 1-.3 como introducción a toda la
Elihú). Más peculiar aún es la propuesta de H. Richter: 1) punto de partida y presupuesto
del debate legal (1-3); 2) intento de arreglo entre los amigos y Job antes de ir a juicio (4-14);
3) intento de arreglo judicial entre los tres amigos y Job (15-31); 4) Elihú continúa el deba-
te judicial con Job (32-37); 5) juicio divino en forma de un proceso humano entre Dios y
Job (38,1-42,6); 6) solución del problema de Job (cf. Studien zu Hiob, Berlin 1959). Es
también peculiar la postura de D. Wolfers, «The Speech-Cycles in the Book ofJob»: VT 43
(1993) 385-402; según él, en los ce. 23ss no hay una tercera rueda de discursos; las ruedas
comienzan y terminan con un discurso de Elifaz (4,1-15,16 y 15,17-23,30), y cada una
consta de siete discursos.
16 Scholttmann, Driver-Gray, Vaccari, Peters, Konig, Szczygiel, Terrien, Larcher, Müller, Pope,
. .--~te. Rowley, Léveque, Gordis, etc.
54 INTRODUCCIÓN
<--._-i
17
Dentro de este esquema caben diversos matices. Hontheim, por ejemplo, proponía el si- :: ;_;!n_
guiente: e._.,, ¡,.,j. ., ~ .. .,...,_,.
l. Job y sus amigos (3-22). tllo\J'-·dcr. xr ~"'"lli.... P.. c.- ...
Acto 1 (3-14).
Acto 11 (15-22).
11. Monólogos de Job, Elihú y Dios (23-42). ""l!c~ i.t' .kt...tn ~~ca 1
Acto III:Job (23-31).
Acto IV: Elihú (32-37) y Dios (39-41).
Pero la mayoría de los autores no admiten la supresión radical de la tercera rueda o que el
material posterior al c. 23 deba unirse a 29-31. La estructura bipartita es defendida también
por Ewald, Dillmann, Holscher, Weiser, Tournay, Fohrer, Hertzberg, Ravasi. Es secundario
que se consideren auténticos o no los discursos de Elihú. Lo importante es la relación de
los ce. 29-31 con lo siguiente. P~.. r .. l!"'n_. i41u ~ ,_. t Mil
DIVISIÓN DEL BLOQUE POÉTICO 55
Los últimos capítulos del diálogo de Job con sus amigos plantean
serios problemas. El lector se ha ido acostumbrando en las ruedas an-
teriores a un esquema fijo: Job, Elifaz, Job, Bildad, Job, Sofar. Así
ocurre en 3-11 y 12-20. En el c. 21 comenzaría la tercera rueda, con
idéntico desarrollo. De hecho, descubrimos la secuencia: Job, Elifaz,
Job, Bildad,Job. Pero tres detalles llaman la atención:
1
Además de los libros y artículos citados a continuación, véanse J. Léveque, Job d JOII Diru,
2L'J-229; N. H. Snaith, Thr Book ofJob, .'J.'J-ti3; C. Kuhl, art. cit., 277-2XO; G. A. Barton,
<<The Composition ofjob 24-:3(!»: JBL 30 (19I 1) 66-77.
2
Alv;uJH>S incluyen también 26,.?-14 entre las afirmaciones que no enc'!jan en boca de Job, lo
cual parece erróneo. Dichos versos cuadran con su mentalidad. Si muchos los trasladan a
Bildad es para completar su breve discurso y porque constituyen una buena continuación
del c. 2.?.
A. Regnier, «La distribution des chapitres 2.'J-2X dulivre de Job»: RB :3:3 (1921) !X6-200.
1
P. Szczygicl, DaJ Buch Job, 20.
' Así pensaba Rashi a propósito de 27,11-23. Igual Cornill y Eichhorn; este tÍ!timo veía la re-
ll!taci<Ín de dichas ideas en el c. 2X.
LA TERCERA RUEDA DE DISCURSOS 57
ción se perdió más tarde y sólo nos queda el verso final de su discur-
so (24,25).
La mayoría de los autores considera imposible mantener el texto
de estos capítulos tal como se nos ha transmitido. Si prescindimos de la
peculiar teoría de Hontheim ¡;, las posturas principales son tres: 1) re-
ducción de la tercera rueda a discursos de Job, Elifaz y Bildad, o in-
cluso sólo de Job y Elifaz; 2) reconstrucción de la tercera rueda con
todos sus interlocutores; 3) renuncia a reconstruirla.
a) Cronológicamente, el primer intento consiste en reconstruir la
tercera rueda con todos los protagonistas. Ya en 1780 Kennicot 7 po-
nía en boca de Sofar 2 7,13-23; con ello recuperaba el posible discur-
so perdido de este personaje y eliminaba tales palabras de la boca de
IIIIICMMH:s inconcebibles, que sólo Job. El siguiente paso con vistas a una rueda más perfecta consistió en
(24,18-24; 27,13-23) 2 • alargar el discurso de Bildad. En 1804 Stuhlmann añadía al c. 25 el
28, permaneciendo solo con su genial idea. Más éxito tendría la pro-
puesta de Elzas y Reuss de añadir al c. 25 el fragmento 26,5-14. Pero
estamos lejos de la unanimidad, como lo demuestran las diversas ofer-
tas para los discursos de Bildad y Sofar.
Bildad:
24,18-21: Marshall.
24,18-25,6: Zerafa.
25 + 28: Stuhlmann.
25,1-3 + 26,2-14 + 25,4-6: De Wilde.
25,2.3 + 26,5-14: Peake.
25 + 24,13-25: Hoffmann (igual Hertzberg, pero omitiendo 24,25).
25 + 26,5-14: Elzas, Reuss, Siegfried,Jastrow, Dhorme, Lindblom,
Larcher, Terrien, Léveque, Gordis, Ravasi.
25 + 24,18-20 + 27,13-23: Ley.
25 + 27,8-10.13-23: Bickell (1882).
25,2.3 + 26,12.13.14c + 25,4-6: Bickell (1894).
25,1 + 26,2-4 + 25,2-6; 26,5-14: Holscher, Steinmann (igual,
pero con algunos cambios en el orden de versos H. Richter).
" Según Hontheim, el diálogo de Job con sus amigos termina en el c. 22; dcl23 al3l tenemos
un largo discurso del protagonista, interrumpido brevemente por Bildad, que constituye,
junto con los monólogos de Elihú y de Dios, la segunda parte de la obra.
7
Dissertatio generalis in Vetus ustamentum hebraicum.
"'"1
58 INTRODUCCIÓN
Sofar:
27,7-10.13-23: Driver-Gray (como posible), Hertzherg.
27,7-10.14-23: Bickell.
27,7-11.13-23: Duhm.
27,13-23: Kennicott, Reuss, Lindblom, Steinmann, Gordis, Zerafa.
27,14-23: Holscher.
27,7-11.13 + 24,18h.19 + 27,14-23: De Wilde.
27,13-23 + 24,18-24: Larcher, Ravasi.
27,13-23 + 24,18-25: Tournay, Lefevre, Léveque.
27,13 + 24,18-24 + 27,14-23: Dhorme.
27,7-23 + 28: Graetz, Hoffmann.
27,7-10.13-21.23: Stevenson.
27,8-23 + 24,18-20.22-25: Pope.
25,2-6 + 26,5-14: Marshall, Kissane.
24,18-24 + 27,12-23: Terrien.
24,18-21 + 27,7-10.12-23: Peake.
28: Laue.
31,2-4 + 27,7-23 + 30,2-8: Jastrow.
lO. Entre otros argumentos aduce: «Tras las masivas acusaciones de Elifaz en el c. 22 y el si-
lencio de Job con respecto a ellas en el23, es muy improbable que tanto los amigos como
Job sigan hablando igual que en los primeros discursos, como si nada hubiera ocurrido. Por
eso, después de los capítulos 22 y 23, tanto el comienzo de Job (26,2-4) como el discurso
de Bildad (25-26) están fuera de sitio» (pp. 9ls). Pero reconoce que no sabe dónde insertar
25-26 dentro del c. 8. En mi opinión, Westermann usa criterios psicológicos occidentales y
modernos poco adecuados al libro de Job.
13
The Book of]ob, 61.
14
Op. cit., 63.
15
La causa del desorden actual puede buscarse en tres sitios: l) en el autor, que no dio los úl-
timos retoques a su obra; así pensaba MacDonald; 2) en el proceso de transmisión, debido
a un cambio de hojas: Dhorme, Lefevre; 3) en el editor o en algunos lectores posteriores,
que pusieron en boca de Job estas palabras para atribuirle sentimientos ortodoxos y evitar
el escándalo; es la opinión más frecuente.
LOS DISCURSOS DE ELIHÚ 61
que pretende conformar las ideas de J oh con las del dogma tradicio-
nal. Ya que ambas soluciones resultan discutibles, consideramos un
mal menor reconstruir el tercer ciclo. Así lo hacemos en el comenta-
rio, reconociendo desde ahora el carácter hipotético de cualquier so-
lución.
1
V. Los DISCURSOS DE ELIHÚ
1
En orden cronológico, y además de los comentarios de Budde, Hontheim, Peters, Dhorme y
Gordis, que tratan el tema detenidamente, véanse W. Posselt, Der Verfasser der Elihu-Reden
(Job Kap. 32-37) (Freiburg 1909); H. H. Nichols, «The Composition of the Elihu-Spee-
ches>>: AJSL 27 (1910s) 97-186; W. E. Staples, The Speeches of Elihu (Toronto 1924s); H.
Rongy, «Les discours d'Elihom> RELiege 25 (1934) 365-68; N. H. Ridderbos, «De redevoe-
ring van Elihu: Verhouding van haar inhoud tot dien van het overige gedeelte van het boek
Job»: GThT 38 (1937) 353-82; W. A. lrwin, «The Elihu Speeches in the Criticism of the
Book of Job»: JR 17 (1937) 37-47; L. Dennefeld, <<Les discours d'Elihom>: RB 48 (1939)
163-80; J. H. Kroeze, <<Die Elihureden im Buche Hiob»: OTS 2 (1943) 156-70; C. Kuhl,
art. cit., 257-64; C. Fohrer, <<Die Weisheit des Elihm>: Afü 19 (1959s) 83-94; N. H. Snaith,
The Book of]ob (London 1968) 72-91; D. N. Freedman, <<The Elihu Speeches in the Book
ofJob»: HTR 61 (1968) 51-59;]. Léveque,Job et son Dieu, 537-91;]. M. McKay, <<Elihu- A
Proto-Charismatic?»: ET 90 (1979) 167-71; S. Hemraj, <<Elihu's "missionary" role in Job
32-37>>: <<Biblebhashayam> 6 (1980) 49-80; Bakon, Sh., <<The Enigma of Elihm>: DD 12
(1984) 217-228; N. C. Habel, <<The Role of Elihu in the Design of the Book ofJob», en In
the Shelter of Elyon.JSOTSS 31 (Sheffield 1984) 81-98; D. Wolfers, <<Elihu: The Provenan-
ce and Content of His Speeches»: DD 16 (1987) 90-98; J. B. Curtis, <<Why Were the Elihu
Speeches Added to the Book of Job?»: PEGLMBS 8 ( 1988) 93-99; íd., <<Word Play in the
Speeches of Elihu (Job 32-37)»: PEGLMBS 12 (1992) 23-30; D. E. Gowan, <<ReadingJob
as a Wisdom Script»: JSOT 55 (1992) 85-96; H. M. Wahl, <<Ein Beitrag zum alttestamentli-
chen Vergeltungsglauben am Beispiel von Hiob 32-37»: BZ 36 (1992) 250-255; íd., <<Seit
wann gelten die Elihureden (Hi 32-37) als Einschub? Eine Bemerkung zur Forschungsges-
chichte»: BN 63 (1992) 58-61; íd., Der gerechte Schopfer, BZAW 207 (1993); M. Witte,
<<Noch einmal: Seit wann gelten die Elihureden im Hiobbuch (Kap. 32-37) als Einschub?»:
BN 64 (1993) 20-25; H. M. Wahl, <<Das "Evangelium" Elihus (Hiob 32-37)», en W. A. M.
:liiáos.: 1) en el autor, que no dio los úl- Beuken (ed.), The Book of]ob.; BETL 114 (Leuven 1994) 356-361;]. A. Loader, <<Die mo-
1) ca d proceso de transmisión, debido ontlikehede van Elihu: Wat in Suid-Afrika met hom gedoen isfkan word»: OTE 8/3 (1995)
..-.. o en algunos lectores posteriores, 356-369; H. Viviers, <<Die funksie van Elihu (Job 32-37) in die boekJob»: <<Skrif en Kerb
~ sentimientos ortodoxos y evitar 16 (1995)171-192; L. Wilson, <<The Role of the Elihu Speeches in the Book ofJob>>: RTR
55 (1996) 81-94.
62 INTRODUCCIÓN
2
En la tercera edición de su Einleitung ins Alfe Testament IIl, 597s. Según Wahl, sus dudas ya
las había expuesto en una recensión de 1787.
·' Entre ellos podemos citar a Stuhlmann (1804), De Wette (1807), Ewald (I836), Hirzel
(1839), Renan (1859), Studer (1875), Cheyne (1901), Fd. Delitzsch (1903), Van Hoonackcr
(1903), Klostermann (1910), Gunkel (1912), Gray (1921), Pfeiffer y Dhorme (1926), Hols-
cher (1937), Eissfeldt (1938), Kuhl (1953), Steinmann (1955), Terrien y Fohrer (1963),
Pope (1965), Rowley y Léveque (1970 ), Alonso Schokel (1971), Fedrizzi (1972), Ravasi
(1979), De Wilde (1980) Wahl (1992, 1994). La lista podría ampliarse fácilmente.
1
Budde (1896), Cornill (1913), Hontheim (1904), Thilo (1925), Peters (1928), Szczygiel
(1931), Dennefeld (1939), Kroeze (1943 ), Dubarle,Junker (1951), Bakon (1984), Curtis
(1988), Gowan (1992), Wilson (1996).
LOS DISCURSOS DE ELIIIÜ 63
Estos tres apartados: función, estilo y contenido son los que de-
ben tener en cuenta los defensores de la autenticidad. Considero pre-
ferible tratarlos en orden distinto: estilo, contenido y función.
a) El del estilo es quizá el más fácil de resolver. Indudablemente,
el estilo de Elihú no es el mismo que encontramos en el diálogo o en
los discursos de Dios. Pero el autor podía hacer hablar a este nuevo
personaje de forma distinta. Por otra parte, las diferencias en las que a
veces se insiste no parecen a otros tan relevantes. Es curioso advertir
que Gray y Snaith, analizando los mismos puntos (preposiciones, dis-
tintos nombres de Dios, uso del pronombre de primera persona, ara-
maísmos), llegan a conclusiones opuestas: el primero en contra de la
Dihú no es mencionado en el autenticidad, el segundo en favor de ella. Otros comentaristas afirman
le ftSJ>ODde; d) la respuesta de que las diferencias no son tan grandes como para imponer la diversi-
a:111 d c. 31 y excluye un posi- dad de autores, pero tampoco tan pequeñas como para pasarlas por
'-al del c. 31 («aquí terminan alto. Como explicación piensan que los capítulos 32-37 fueron escri-
b intervención de Elihú fue tos por el autor del libro, pero en un momento posterior de su vida,
de Elihú en 32,1-5 no con- cuando había cambiado bastante su forma de expresarse. Un fenóme-
no, indica Gordis, que no debe extrañar a quien conoce las dos par-
...~,.. al de los discursos prece- tes, tan distintas, del Fausto de Goethe. Esta hipótesis, insinuada ya
b) a la forma de expresión; por Renan en 1859, aparece también en otros 5 •
b costumbre del poeta, d) su b) A parecido callejón sin salida nos lleva el análisis del conteni-
~~~~!SO directo y en tercera per- do. Los enemigos de la autenticidad aducen que estos discursos no
aportan nada nuevo (la pretendida novedad del carácter purificador
d mismo punto de vista de los del sufrimiento se encuentra ya en Elifaz: 5,17) o incluso afirman co-
31p0rtan de nuevo y útil no es sas opuestas a la intención del autor principal. En el otro bando se
parte lo que el poeta puso consideran a veces estos discursos como culmen de toda la obra y
~-=:!IÓn del poeta, que quiere ex- única solución del problema de Job. «Existen en toda la Sagrada Es-
..,...dhombre. critura pocos fragmentos que puedan compararse con los discursos
de Elihú en profundidad de ideas y altura de sentimientos; son la co-
rona del libro de J oh y ofrecen la única solución del problema que po-
día dar el autor desde su perspectiva ve tero testamentaria»¡;.
DE111iieac (1807), Ewald (1836), Hirzel Gordis 7 , defensor de la autenticidad, objeta con razón a los adver-
'L Fd. Dditzsch (1903), Van Hoonacker sarios: si no añaden nada estos capítulos, ¿por qué los añadieron? En
(Dlll- Pfeiffer y Dhorme (1926), Hols-
- - - - Cl955), Terrien y Fohrer (1963),
smMd (1971). Fedrizzi (1972), Ravasi
~ampliarse fácilmente. ' Bunscn, Kamphausen, Merx, Sellin, Pedersen, Herrmann, Snaith, Peters,Junkcr, Freedman,
TWo (1925), Peters (1928), Szczygiel Gordis .
.J-ktt (1951), Bakon (1984), Curtis " Cornill, Einleitung iu die kanonischen Büchrr des AT {'1913) 248s.
7
The Book of]ob, 546-53, en espccial550ss.
64 INTRODUCCIÓN
' <<Los discursos de Elihú son considerados un apéndice. Pero quizá podamos compararlos
con la forma de los poemas orientales, en los que, al final, el poeta expresa su opinión sobre
el tema que se debate. Entonces podría aceptarse que detrás de Elihú se esconde el auton>
(A.Jeremias, Das Alte Téstament im Lichte des Altefl Orients [Leipzig 2 1906]552).
'' Así, McKay, artículo citado en nota l.
'" Por ejemplo, W. Vogels, <<Job a parlé correctement. Une approche structurale du livre de
Job»: NRT 112 (1980) 835-52.
11
<<Elihú es el único person'\ie que tiene un nombre hebreo, y muy significativo, por cierto.
s-
Es idéntico al del profeta Elías (Yah es mi Dios), considerado el precursor de Dios, el
heraldo que anuncia su reino en el Antiguo y Nuevo Testamento y en la literatura rabínica.
En el libro de .Job, Elihú también precede «al Señor que habla desde la tormenta». La ela- una solución sati.sbaor:» ~
borada genealogía de Elihú (32,5) debía sugerir a un lector hebreo, acostumbrado a las trow, The Boolt of~- ;-;'\..
etimologías de los hombres, que, como vástago de una familia distinguida (Ram), era el mejorar un poco b
auténtico defensor de la causa de Dios (Elihú = Yhwh es mi Dios), al que exaltaba (Ea- sus pensamientos. SÍII ~
raquel), humillando (Buz) a los ineficaces defensores del Señon> (R. Gordis, The Book of labra» (J. Lindhlom. L.
Job, 552). tre quienes niegan b · ·
LOS DISCURSOS DE ELIHÚ 65
Algunas de estas ideas son muy sugerentes. Pero pienso que este
personaje sólo cumple una adecuada función en el libro si se identifi-
ca con el mediador o árbitro invocado por Job (9,33s; 16,19-21;
¿ 19,25s?) y que responde a su deseo: «ojalá hubiera quien me escu-
chara» (31 ,35) 12 • En la dinámica de la obra no tendría nada de extra-
ño, incluso sería lógico, que este defensor de Job sea en realidad un
defensor de Dios. Escucha a Job, no quiere aniquilarlo, desea ayudar-
le a superar su problema; pero no está dispuesto a dejar a Dios en mal
lugar. Por otra parte, su aparición es esencial. De lo contrario, el lector
tendría la impresión de que algo se le oculta; de que Job podía haber
ganado el pleito si hubiese contado con esta ayuda. El autor del libro
deja claro que no existe ningún personaje que se ponga incondicio-
nalmente de parte de J oh y en contra de Dios. Entendida así, la apari-
ción de Elihú es imprescindible. Y no tiene nada de raro que no sea
-IWWll'-n para decidir el problema. mencionado en el prólogo ni en el epílogo, ni el que J oh no le contes-
•.erso~t·e lo ilumine un poco. En te. Elihú no se enmarca en el contexto narrativo, sino en las conviccio-
diversas. U nos ven detrás de nes personales y religiosas de Joh; es él quien provoca su venida y
. .poi~ al final su propio punto de quien lo deja marchar sin responder nada .
c:oa10 preparación de los discur- Es lo más que podemos decir en defensa de la autenticidad. Y
llllal:ían muy abruptos 9 • Hay quie- aunque esta interpretación convence más que la teoría de los añadi-
. .._... b \"OZ de los profetas 10 • Y dos posteriores que intentan corregir desde un punto de vista ortodoxo
cid pueblo de Israel, que ínter- las ideas insatisfactorias de Job y de sus amigos 13 , muchos cabos que-
para aportar la solución del dan sueltos y algunos datos incluso se oponen a la interpretación pro-
puesta. Por ejemplo, el autor no sugiere en ningún momento la identi-
ficación con el mediador y más bien desvía la atención en otra línea
cuando presenta al personaje; si Elihú es el mediador que responde a
~ Pero quizá podamos compararlos los más íntimos deseos de Job, carece de sentido que se dirija al audi-
• iioYl.. d poeta expresa su opinión sobre torio de sabios que le rodea; y es raro que pronuncie cuatro discursos
c.- detrás de Elihú se esconde el autor>>
Orínrts [Leipzig 2 1906].552).
12
l"at approche structurale du livre de En esta línea se orientan Budde, Szczygiel, Dennefeld. La figura del <<testigo» e <<intercesor>>
la consideran algunos anticipada en el «auxiliador>> (rqa) que espera el doliente de la teo-
hebno. ~- muy significativo, por cierto. logía babilónica (cf. H. P. Müller, «Keilschriftliche Parallelen zum Hiobbuch»: Or 47
considerado el precursor de Dios, el (1978]360-75, espec. 367s).
13
.ll!li.~ Tesnmento y en la literatura rabínica. «Los cuatro discursos de Elihú representan el esfuerzo de círculos ortodoxos por encontrar
~ qoc: habla desde la tormenta». La ela- una solución satisfactoria al problema que los amigos habían dejado por imposible» (M.Jas-
. a liD lector hebreo, acostumbrado a las trow, The Book of]ob, 77). «En una palabra: el autor de los discursos de Elihú ha querido
* IIIDól familia distinguida (Ram), era el mejorar un poco la argumentación de los tres amigos. Ha resuelto el problema modificando
sus pensamientos, sin entender la solución del autor del libro, que deja a Dios la última pa-
=)....U es mi Dios), al que exaltaba (Ba-
. .--~ dc:l Señor>> (R. Gordis, The Book of labra» (J. Lindblom, La composition du livre de Job, 85). La idea está bastante difundida en-
tre quienes niegan la autenticidad.
66 INTRODUCCIÓN
seguidos sin que nadie le interrumpa. Basta este último detalle para
que del optimismo de haber encontrado una respuesta pasemos al pe-
simismo absoluto que incluso niega la unidad de autor 14 •
Quizá estos capítulos formasen parte de un proyecto de remodela-
ción profunda de la obra, que el autor no tuvo tiempo de llevar a
cabo. Después de tantos quebraderos de cabeza, esta sencilla hipóte-
sis podría ser la verdadera J.?. Y corroboraría la impresión que tene- so el cuerpo entero. Podr.4
mos otras veces de que el libro de J oh quedó sin terminar. bloques: 1) quienes~
los aceptan en partt: 3)
14
La unidad de autor la niegan Nichols,Jastrow, Ball, Kraeling, Irwin, aunque con resultados
distintos. Nichols defiende la existencia de dos autores distintos. Jastrow habla de cuatro
discursos independientes, en los que se han insertado además tres poemas (sobre los gober-
nantes indignos, sobre la majestad de Dios en la tormenta y sobre las maravillas de la crea-
ción). lrwin se declara más cercano a Jastrow que a Nichols. Ball y Kraeling consideran
36,26-37,13 una aplicación de carácter midrásico. nuevo.
15
Después de ocurrírseme esta solución advertí que ya la había propuesto Freedman (artícu-
lo citado en nota 1), aunque él piensa que fueron concebidos para formar parte de los ci-
clos. El primer discurso de Elihú iría detrás de 12-14; el segundo, después del27; el terce-
ro, entre 21 y 22, a no ser que se considere el c. 35 continuación del 34; el cuarto resume la
postura de Elihú y encaja bien en su sitio como contrapartida de Job 29-31 y antes de Yah-
vé. Según Freedman, el autor, que pensaba remodelar profundamente su obra, no tuvo como Creador. con b
tiempo de llevar a cabo el proyecto. También sugiere la posibilidad de que los discursos de
Elihú y los de Dios fueran concebidos como alternativas. El autor pudo comenzar compo- d~scribe cu~dros ~=---=!
niendo los de Elihú; insatisfecho del resultado abandonó la idea, pero empleó parte del ma- cnaturas arumadas r iü:=lli-llliilj.l
terial para los discursos de Dios. Como los originales no se perdieron, el editor los insertó
en el sitio actual. La hipótesis de Freedman es sugerente, pero no me atrevería a llegar a
tanto.
1
Informan sobre el estado de la investigación C. Kuhl, art. cit., 264-71; H. H. Rowley, art.
cit., 189-91; J. Léveque,Job et son Dieu, 499-508; H. P. Müller, Das Hiobproblem, 101-22;
J. Léveque, «L'interprétation des discours de Yhwh (Job 38,1-42,6)», en W. A. M. Beuken,
The Book of]ob (Leuven 1994) 203-222. Véase también la bibliografía citada al comienzo de
los ce. 38 y siguientes.
LOS DISCURSOS DE DIOS 67
l. Negación de la totalidad
~ dos largos discursos de
Es la postura adoptada por Studer 3 y Vernes 4 a finales del si-
por una breve intervención
glo XIX, seguida también por Cheyne, Van Hoonacker, Volz, Jastrow,
III:Doon definitiva del protagonis-
Staples, Marshall, Rankin, Batten, MacDonald, lrwin, Kuhl, Bleeker,
H. Schmidt, Sla ter. Mientras algunos piensan que 31,40 («aquí termi-
b rn-isección de esta parte en
nan los discursos de J oh») es el final originario y todo lo que sigue
p!CM..Lilu de los fragmentos sobre
añadido 5 , otros aceptan que Dios debe intervenir de algún modo,
pero limitan su actuación a una teofanía sin discursos 6 •
¿Por qué esta actitud? Aunque a veces se aducen argumentos es-
tilísticos (los discursos ofrecen una poesía descriptiva distinta de la
del resto del libro), las auténticas objeciones se basan en el contenido:
a) no tratan ni dan respuesta al problema de Job; b) no aportan nada
nuevo.
~ b.lubía propuesto Freedman (artícu- Cornill, por ejemplo, ante la pregunta de si los discursos dan la
~s para formar parte de los ci- auténtica respuesta, o una respuesta al menos, al problema de Job,
1.!-14; ci ~do, después del27; el terce-
afirmaba: «Quien considere las cosas sin prejuicios deberá decir que
.!5 ~uación del34; el cuarto resume la
-aputida dejob 29-31 y antes de Yah- no. "Yahvé, el acusado y desafiado, aparece en la tormenta, y habla
.._.,.:br profundamente su obra, no tuvo como Creador, con la concisión y majestad del trueno. No discute;
2
&.W...Dt. cil .. 264-71; H. H. Rowley, art. <<Bemerkungen zu Hiob 40,15-41,26>>: ThStKr (1829) 766-72.
3
H. P. ~lüller, Das Hiobproblem, 101-22; G. Studer, <<Üher die Integritat des Buches Hioh>>:JpTh (1875) 688-723.
4
M. Vernes, <<Bulletin critique de la religionjuive>>: RHR (1880) 232.
tJoO 38.1-42,6)», en W. A. M. Beuken, 5
Así, M.Jastrow, The Book of]ob, 67s; H. Hackmann, <<Das wahre Gesicht des Buches Hioh>>:
. .- - · b. bibliografia citada al comienzo de
NedThT 19 (1930) 25-30; D. B. MacDonald, The Hebrew Literary Genius (1933) 27.
6
H. Schmidt, Bleeker, Rankin, Slater, Kuhl.
68 INTRODUCCIÓN
una palabra amable o consoladora para el que sufre; éste sólo recibe
un duro reproche, envuelto en una ironía muy poco adecuada a las '-irtuosismo ,-erb3L ca
circunstancias» 7 • del diálogo: por oua ...-1
Relacionada con la anterior está la segunda objeción: los discur- se encontrase un~---
sos no aportan nada nuevo. Lo que dicen sobre el poder y la sabiduría La obra del primero•·: _
divinos lo sabemos ya por las intervenciones precedentes del diálogo En cuanto al C(U4M - '1
(9,4-15; 11,7-11; 12,9-14; 26,5-13). nada con el tema dr lo
¿A qué se debe entonces el que ahora formen parte del libro? Jas- puesta:~. Y no puede
trow, que considera estos discursos una antología de ocho poemas so- Las ideas expuestas ca d
bre la naturaleza, piensa que fueron añadidos, para centrar la atención Dios bien para dicuadir
del lector en la majestad y el poder de Dios «y hacer de contrapeso a amigos). bien para ailit:a: 1
las funestas implicaciones del diálogo. Los poemas de la naturaleza tos nuevos: es el poder 311
pretendían predicar una lección de humildad ante las prodigiosas rea- Sin embargo. d kSID
lizaciones del Todopoderoso» 8 • sospechas a los alltOftS de
de los dos disCUI"505 de
2. Aceptación parcial
1
Las objeciones que pueden hacerse a la postura anterior son muy
serias. Subjetivismo, incapacidad de entender la novedad de estos ca-
pítulos, destrucción de la estructura global de la obra. De hecho, la
mayoría de los comentaristas admite la necesidad de mantener la res-
puesta de Dios. «Los discursos de Elihú pueden ser suprimidos sin
que se tambalee la estructura del libro, pero sin algún discurso de
Yahvé la estructura se desmorona por completo» 9 • Esta intervención
de Dios se exige en 31,35-37 y se presupone en 42,7-8. Aunque otros
argumentos no fuesen válidos 10 , el de la visión de conjunto parece de-
CISIVO.
Por otra parte, las diferencias estilísticas que aducen los autores .\. Lods. H iJtcrirr M t. i!AíJ '
' Lo subm"all. poc cjc:.p1a..
precedentes sólo serían válidas para algunos fragmentos tardíos, como
OpinióndeW~ . . . .
los de Behemot y Leviatán. Además, «desde el punto de vista litera- • En el discurso <k b ~
quedando sólo 40.6-J.l.
La posibilidad <k dos n-....IM · 1
7 C. H. Cornill, Einleitung in die kanonischen Bücher des AT (Tübingen 7 I9I3) 248. Afirma- Form of tbe ~ el }eeoc
ciones parecidas enJung, Bloch, Claudel y algunos escrituristas (cf. O. Keel, op. cit. llss). probablemente ~ca
" The Book of]ob, 87. cogida>> (p. 69). D . . . _
9
G. B. Gray, en Driver-Gray,Job, XLVIII. Pfeiffer ( 19341- 1 D.c1M.w (.,....
10
J.Léveque, Job et son Dieu, 500-502, aduce tres argumentos: la «economía general de la
obra>>; la historia de las formas (Job 29-31, cercano a los salmos de lamentación, requiere
5
una respuesta de Dios); el relato marco utilizado por el autor del libro contenía muy proba- gundo de ellos e quiD f* ' .
blemente un discurso de Dios. De estos argumentos, sólo el primero convence. Job v de Elihú• (GwiW_ "7!154.
LOS DISCURSOS DE DIOS 69
d que sufre; éste sólo recibe rio, los discursos de Yahvé son al menos iguales en magnificencia, en
m~- poco adecuada a las virtuosismo verbal, en riqueza de imágenes, a las páginas más bellas
del diálogo; por otra parte, tienen el mismo estilo. Es difícil creer que
~da objeción: los discur- se encontrase un segundo poeta de la misma envergadura para retocar
sobre el poder y la sabiduría la obra del primero» 11 •
~-leS precedentes del diálogo En cuanto al contenido, la intervención de Dios está más relacio-
nada con el tema de lo que parece y ofrecen a Job una auténtica res-
puesta 12 • Y no puede decirse que constituye una mera repetición de
las ideas expuestas en el diálogo; allí se hace referencia al poder de
Dios bien para disuadir a Job de que entable un proceso con él (los
amigos), bien para criticar ese poder (Job). Aquí se descubren aspec-
tos nuevos; es el poder al servicio del orden, la belleza y la justicia.
Sin embargo, el texto de estos cuatro capítulos sigue despertando
sospechas a los autores de este grupo. Sobre todo el curioso fenómeno
de los dos discursos de Dios y las dos respuestas de Job. Muchos con-
sideran absurdo, incluso cruel, que después de la humilde confesión
de Job en 40,3-5, Dios vuelva a la carga con deseos de anonadarlo.
Ésta es la objeción fundamental, a la que se añaden otros argumentos
¡¡ b postura anterior son muy
más débiles y discutibles: el segundo discurso no aporta nada nuevo;
. .laKk~r la novedad de estos ca- la teofanía, por su carácter de algo único, exige un único discurso 13 •
•obill de la obra. De hecho, la Como solución piensan algunos que el libro ha conservado dos
.a:esidad de mantener la res- tradiciones paralelas, ambas con un solo discurso de Dios y una res-
puesta de Job (38,1-40,5 y 40,6-42,6, respectivamente) 14 • La mayoría
considera que la primera tradición es la original 15 •
Pero la teoría de las tradiciones paralelas no goza de muchos par-
tidarios. Otros prefieren llegar a un solo discurso de Dios y una sola
=~:::::J
respuesta de Job por otro camino: eliminando de estos capítulos todo
lo que consideran secundario y uniendo los elementos restantes. Ade-
más de ciertas glosas 16 , los pasajes que despiertan bastantes sospe- pac:su <k Job ca ~5:
chas son los del avestruz, Behemot y Leviatán. ~opa~--
En el caso del avestruz (39,13-18), se aduce que faltan la interpela- ~ estos . . .cs.. la
ción a Job y las preguntas; esto da al pasaje un carácter distinto, ya que --x~o dd discuno.. s· S•
se limita a describir. Por otra parte, en el v. 17 Dios habla de sí mismo b KC:Dción lucia .a..
en tercera persona. Y el conjunto no contribuye a manifestar la gran- d~mislópco
deza y el poder de Dios, que es la auténtica finalidad del discurso 17 • &O ~ tato acnaP De N '11
En cuanto a Behemot y Leviatán (40,15-41 ,26), se aduce: las des- ~ddi.5amocle
cripciones son mucho más amplias que las de los animales presenta- -.ces ~linr d coa§ S
dos en los capítulos 38-39; a partir de 40,15 cambia el vocabulario, el COil~~-
estilo interrogativo sólo aparece en tres ocasiones (40,24-32; 41,2s.5s)
y el autor detalla los miembros del animal de acuerdo con un género
J. lkjntuJ ¿, ¡. Wef-' '
retórico concreto; Behemot y Leviatán son menos palestinos que los
otros 18 • Si consideramos secundario este largo pasaje, en seguida se
Aunque atnctin,. la
resuelve el problema. Lo poco que queda del segundo discurso (40,8-
pac:stos ¡~ tl
14) carece de entidad; un trasplante y un injerto bastan para dar al
--de Job. QI"Cft ele .....
texto una nueva cara, agrupando los materiales en un discurso de
b~drest3 .......
Dios y una respuesta de Job 19 • Naturalmente, no existe unanimidad
lr.abmn rOO.acudo dos
16
Los textos que despiertan más sospechas son 38,13b.14b.15.19-20.28.30; 39,17; 40,1. La
supresión de algunos de ellos no modifica el sentido global. Pero en ciertos casos
(38,13b.14b.15) provoca una interpretación radicalmente distinta del pasaje.
17
Niegan la autenticidad del pasaje, entre otros, Duhm, Cheyne, Bickell, Beer, Holscher,
Steinmann, Westermann. Contra los argumentos aducidos responde Keel: también en otros
fragmentos falta la interpelación a Job (38,25-30; 39,5-8) o la interrogación (39,23-25); el
paso de las preguntas retóricas a las partes narrativas es normal en los debates; el que Dios
hable de sí mismo en tercera persona se resuelve suprimiendo el v. 17, sin necesidad de eli-
minar todo el pasaje. En favor de la autenticidad indica que el avestruz forma un par con el
caballo de guerra por su falta de preocupación (vv. 16 y 22) y velocidad (18 y 22).
- -· ....
1
' Keel, que acepta como glosas 40,9.19a.19b-20 por motivos formales y de contenido, aduce
en favor de la autenticidad: las descripciones son normales en las disputas; las preguntas re-
tóricas también están presentes en estos capítulos (40,24.25-31; 41 ,2b-3a.5-6); la tensión
entre elementos dramáticos y rasgos idílicos puede deberse a la diversidad de materiales
empleados por el autor (además, las representaciones gráficas combinan ambos temas); esto
mismo explicaría que se hable del hipopótamo y del cocodrilo, poco vinculados con Pales-
tina. Probablemente, 40,1 es dittografía de una línea; así se elimina el último obstáculo con-
tra el segundo discurso, que comenzaría en 40,6-7, repitiendo 38, 1.3 para subrayar el para- s.rat - ewA:z::a::a
19
lelismo entre ambos.
El primero en proponer esta solución fue G. Bickell, <<Kritische Bearbeitung des Iob-Dia-
log>>: WZKM (1892) 137-47.241-57.327-34; 7(1893) 1-20.153-68.
=-D.~---.. pe.---..
·• n...s. 'rw ..... ~a.._
LOS DISCURSOS DE DIOS 71
20
McFadyen, Buttenwieser, H. Richter, Holscher, Lods, MacKenzie, Fohrer, Léveque, Preuss,
Würthwein.
21
Hols_cher, Lods, Fohrer, Rowley, Brates, H. Richter, Preuss, Würthwein, con pequeñas dife-
rencias.
22
Steinmann y Brates ordenan el discurso de Dios: 38-39; 40,15-32; 41; 40,1-2.8-14. Wes-
termann considera secundario gran parte del c. 39 (con certeza, los versos 9-12; con proba-
bilidad, 13-30), pero admite la autenticidad de 40,25-41,3, llegando a un solo discurso de
Dios con dos partes bien estructuradas: el Creador y el Señor de la historia. De Wilde sólo
considera añadidos 38,28, algunas palabras de 39,27s y 41,5-26; pero el resto lo ordena de
forma imprevisible: 38; 39,26-30.1-25; 40,15-32; 41,2.1.3-4; 40,2.8-14.
23
Como ejemplo de los numerosos autores que mantienen esta postura recordemos las pala-
bras de Snaith: «No vemos razón suficiente para negar la pertenencia de estos dos capítulos
al autor original o a la primera edición del libro de Job. Lo decimos, en parte, porque no
hay argumentos evidentes para negar la autenticidad y, en parte, porque Job aún no se ha
sometido a la voluntad divina. Se ha arrepentido de haber hablado y ha dicho que no tiene
dritische Bearbeitung des Iob-Dia- nada que añadir, pero no se ha sometido humildemente a la sabiduría y el poder absoluto
de Dios» (The Book of]ob, 43s).
1-~.153-68.
72 INTRODUCCIÓN
24
Véanse las notas 17 y 18.
25
Behemot es identificado generalmente con el hipopótamo y Leviatán con el cocodrilo a par-
tir de Bochart (1663). En la Edad Media se pensaba que Behemot era el elefante y Leviatán
la ballena. Recientemente, F. Wutz lo identificó con el búfalo. Su opinión la sigue B. Couro-
yer, «Qui est Béhémoth? Job XL; 15-24>>: RB 82 (1975) 418-43. No está de acuerdo Keel,
<<jahwes Entgegnung>>, 127-31, pero Couroyer insiste en <<Behemoth = Hippopotame ou
buffie?>>: RB 94 (1987) 214-221. Por su parte, E. Rupprecht, <<Das Nilpferd im Hiobbuch.
Beobachtungen zur sogenannte zweiten Gottesrede»: VT 21 (1971) 209-31, cree que en
40,15-41,3 no se habla de dos animales, sino de uno solo, el hipopótamo. También Tur-Si-
nai (Torczyner), The Book ofJob, 556ss, había prescindido previamente de uno de los ani- que se encuentr.a ea
~-
males, de Behemot, aplicando a Leviatán todas las afirmaciones a partir de 40, 16. La identi-
ficación con el hipopótamo y el cocodrilo la aceptan Budde, Duhm, Peake, Driver, Gray, el primer discurso~
Dhorme, Kissane, Holscher, Fohrer, Gordis, etc. Algunos de estos autores, admitiendo la re- planeada (38. 2s: Cf.
ferencia a animales reales, les conceden un valor simbólico, como encarnación de las fuerzas
del mal. Otros los consideran simples fieras. Véase también]. Ebach, Leviathan und Behe-
moth. Eine biblische Erinnerung wider die Kolonialisierung der Lebenswelt durch das Prin-
zip der Zweckrationalitiit (Paderborn 1984) [una serie de ensayos, la mayoría sobre las im-
plicaciones filosóficas de Job 38ss.].
26 El desarrollo de esta teoría podemos resumirlo con palabras de Wilson: <<C. H. Toy (Ju-
daism and Christianity, 162ss) dio paso en 1892 a un nuevo punto de vista, aduciendo que
Behemot y Leviatán son animales acuáticos y, por consiguiente, asociables con las aguas pri- ¡,:.; mima..les m.,.......~
migenias, Apsíl y Tiamat, tal como aparecen en la epopeya babilónica de la creación. Poco s.enur: Job CODK> dlo5 ~
después, Hermann Gunkel, Schiipfung und Chaos in Urzeit und Endzeit (1895) 41ss, adop- of Job, en JSOTS O. (SJw§ 5 '
tó la postura bastante distinta de que los dos animales del poema dependían, respectiva- .\_ C...quúL d-t ~
mente, de las figuras de Kingu y Tiamat en el relato de la creación.
El nombre de T. K. Cheyne, Encyclopaedia Bíblica I (1899) 519ss, debe ser asociado con
la escuela mitológica de esta época; de hecho, había afirmado mucho antes, aunque sin de-
sarrollar la idea, que <mi Behemot ni Leviatán corresponden estrictamente a ningún animal
conocido>> (Job and Solomon [1887] 56). El comienzo de siglo trajo una propuesta de com-
promiso, en la que «el Leviatán de Job es el cocodrilo, al que se han añadido rasgos toma-
dos de los antiguos mitos de creacióm> (J. Taylor, en Hasting, Dictionary ofthe Bible [1909]
541). Y más recientemente Tur-Sinai ha propuesto una nueva teoría: prescindir de Behe-
mot y referir desde 40,16 en adelante a la única y poderosa figura del mitológico Leviatán
(The Book of]ob, 556ss). Lo ha seguido de cerca M. T. Houtsma, Textkritische Studien zum
AT(l925) 93. Por último, dentro de este grupo, M. H. Pope propuso que el Leviatán de Job
puede ser equiparado directamente con el bien conocido ltn ... d-sb't rafm, <<Leviatán de las
siete cabezas>>, de la mitología ugarítica, y luego buscó un paralelo adecuado para Behemot
en el 'gl il 'tk, o <<feroz toro de Eh>, que en un pasaje la diosa Anat se gloría de haber vencido
junto con Leviatán>> (J. V. K. Wilson, <<A Retum to the Problem ofBehemoth and Leviatham>:
VT 25 [1975]1-14, esp. 2-3). Por su parte, Wilson admite el carácter mitológico de Levia- CiC!:t:L-..:~.k~.-.c f 1
tán, pero disiente de quienes pretenden encontrar aquí dos animales reales o dos animales "'
mitológicos. Cree que ambos son de tipo distinto, y que el paralelismo lógico no reside en
1
.....
LOS DISCURSOS DE DIOS 73
resulta discutible. Ya hemos o encarnación de las fuerzas del maF\ aportan elementos nuevos al
parte, los pasajes de Behemot debate.
-.ológicas. En cualquier Ínter- Y aquí radica el mayor argumento en favor de la autenticidad: si
26
animales reales 25 , mitológicos se eliminan estos pasajes, y con ellos el segundo discurso, la respuesta
de Dios queda incompleta. Porque, en contra de lo que algunos pien-
san, los capítulos 40-41 no se limitan a repetir lo dicho. Es natural
que en un libro tan rico como el de Job la aportación del segundo dis-
curso sea interpretada de forma distinta según los comentaristas. Pero
esto no resta valor al esfuerzo por encontrar un progreso en las ideas.
A continuación expondremos algunos de los trabajos más recientes en
este sentido.
O. Keel 28 resume de este modo su interesante investigación: Job
ha hecho a Dios dos reproches fundamentales, que la tierra es un caos
y que se encuentra en poder de un malvado. Frente a la idea del caos,
el primer discurso defiende la creación como una empresa sabiamente
planeada (38, 2s; cf. 38,6s y 39,26), haciendo referencia: a) al Dios
que crea el cosmos siempre de nuevo (38,4-38); b) a Yahvé bajo la
imagen del «Señor de los animales» (38,29-39,30).
El segundo discurso aborda la acusación, formulada especialmen-
te en 9,24, de que la tierra está en manos de un malvado. Frente a ello
los animales en cuanto tales, sino en los dos aspectos hipotéticos de Job que ayudan a pre-
sentar: Job como dios creador, Job como dios-héroe. J. C. L. Gibson, <<On Evil in the Book
of Job>> en JSOTS 67 (Sheffield 1988) 399-419 acentúa también los aspectos míticos.
A. Caquot, <<Le Léviathan de Job 40,25-41,26>>: RB 99 (1992) 40-69, afirma que no es un
cocodrilo, sino un dragón, que echa llamas de fuego, superviviente de un par de monstruos
10899) 519ss, debe ser asociado con marinos primordiales, cuyo prototipo es conocido por el mito ugarítico de Baal. Véase tam-
~o mucho antes, aunque sin de- bién su artículo «Behémot>>: Sem 45 (1996) 49-64.
27
..._~apaoMi«=n estrictamente a ningún animal Esta postura niega la alternativa radical de las dos anteriores: seres reales o seres mitológi-
..-=-o de siglo tr'\io una propuesta de com- cos. Se trata de animales reales, pero que simbolizan y encarnan el mal en la historia. Wes-
. ._ . .._;al que se han añadido rasgos toma- termann, por ejemplo, ve en ellos a las grandes potencias; el pasaje expresa indirectamente
lbsling. Dictionary of the Bible [ 1909] que Dios es también señor de la historia (Der Aufoau des Buches Hiob, 113). O. Keel y
- nuen teoría: prescindir de Behe- V. Kubina parecen haber llegado independientemente a la misma conclusión: Behemot
'!' ~ figura del mitológico Leviatán y Leviatán equivalen al hipopótamo y al cocodrilo, pero en cuanto símbolos del mal, del
JI.. T. Houtsma, Textkritische Studien zum dios Seth vencido por Horus. La interpretación básica del pasaje (Dios lucha contra el mal
H. Pope propuso que el Leviatán de Job en la historia y lo vence) coincide con la de Westermann, pero es más exacta y con base do-
.ta-a.llo U. ... d-Ib't ra!m, «Leviatán de las cumental muy seria. Poco afortunada, sin embargo, dentro de una teoría simbólica parece la
....-; un paralelo adecuado para Behemot opinión de J. G. Gammie, «Behemoth and Leviathan: On the Didactic and Theological Sig-
a diosot Anat se gloría de haber vencido nificance ofJob 40,15-41,26>>, en lsraelite Wisdom (Homenaje a S. Terrien, 1978) 217-31,
!k l'roblem of Behemoth and Leviatham>: que presenta a estos animales como caricaturas de Job, para que el protagonista se reconoz-
admite el carácter mitológico de Levia- ca en ellos, le instruyan y consuelen.
2
• dos animales reales o dos animales " <<Jahwes Entgegnung an Ijob>>: FRLANT 121 (Gottingen 1978). Uno de los estudios más
'!'" qu.e el paralelismo lógico no reside en interesantes sobre el tema, con abundantes dibujos, cosa que falta en Kubina.
74 INTRODUCCIÓN
1
LOS DISCURSOS DE DIOS 75
32
Art. cit., !34s.
'''l'iiiiiii!IJU,
76 INTRODUCCIÓN
33
Así, Stuhlmann, De Wette, Bernstein; De Wilde considera añadidos los versos 5-26.
1
Recordemos que Carpzov en 1714 y A. Schultens en 1737 negaban que el marco narrativo
perteneciese al mismo autor del poema. Según ellos fue añadido posteriormente. Sobre la
formación del libro, los trabajos más recientes son los de V. Maag, «Hiob. Wandlung und Ve-
LA FORMACIÓN DEL LIBRO 77
d orden actual del texto no la ruina total de esta teoría porque incluso en nuestra época la defien-
3 partir de una «estructura de den algunos 2 • Pero es una minoría con pocas probabilidades de impo-
IC..,.s: el poderío del animal y la ner su criterio. Parece imposible que el libro actual, con sus diferentes
~l:llllr'eltacl·ém de 41,1-.'3 no con- puntos de vista, su búsqueda de soluciones por diversos caminos sus
la &Ita de lógica entre el final distintos estilos, fuese compuesto de corrido por un solo autor. Pero
lo demás, la estructura de con- todo cambia si la redacción «de corrido» deja paso a una elaboración
tnsladando 41, 1-.'3 al final «en etapas sucesivas». Entonces el libro aparece como fruto de la re-
flexión prolongada de un mismo autor, angustiado durante años por
un mismo problema que, al correr el tiempo, se iba volviendo más
complejo y tiraba por tierra soluciones previas. Quienes conocen las
múltiples diferencias entre las dos partes del Fausto de Goethe no se
extrañarán de que algo parecido ocurriese a nuestro poeta. Esta modi-
ficación de la teoría tradicional parece más aceptable y ha sido defen-
dida en nuestro siglo por Sellin 3 , Dhorme\ Peters, Snaith y Gordis
entre otros. Expondremos las opiniones de los dos últimos.
Según Snaith 5 , la redacción del libro pasó por tres etapas. «La
primera intención del autor era contar una historia parecida a la del
risro diversas teorías sobre las
Job babilónico, una obra sapiencial corriente y ortodoxa, con obser-
resultados por delante es fá-
vaciones de la vida real, pero sin teorizar especialmente sobre ellas».
sobn: el origen y formación del
La primera edición, que no incluía a los tres amigos, constaba de un
el .:esultado final existe un largo
prólogo y un epílogo (basados en un cuento popular), el soliloquio de
¿Se debe a ella al menos el
_..,.. del libro? ¿O es éste casi Job (.'3; 29-.'31), los discursos de Yahvé (.'38-.'39; 40,6-41,26), la discul-
pa de Job (40,1-5) y su sometimiento final (42,1-6). Su enseñanza: «el
. ..ac:KJ~n progresiva de bloques y
hombre no puede más que someterse a su destino. Dios sabe lo que
...-n bs tres posturas principa- hace, y si el hombre se somete reconociendo su debilidad e ignoran-
aaaque existan diferencias de
cia, al final será todo doblemente mejor» (p. 92). En esta etapa todo es
ortodoxo.
Pero el autor sigue reflexionando sobre el tema y surgen dudas. La
experiencia demuestra que las cosas no siempre terminan bien. ·Por
qué permite Dios que ocurra esto? ¿Sabe realmente lo que pasa? Si lo
6
The Book of]ob (1978).
LA FORMACIÓN DEL LIBRO 79
ato5 interrogantes introduce a pronto en la historia de la transmisión del texto, la porción media del
b onodoxia, y cambia la pos- manuscrito, que incluía el tercer ciclo, sufrió una dislocación masiva
_.:-.IL En ella, «el resultado del de algunos discursos, con pérdida de parte del material( ... ). Cu~ndo
b injusticia que hay en el el resto fue ensamblado por los escribas, éstos añadieron un antiguo
III~D~xc está demasiado lejos de poema del autor, o de un miembro de su escuela, el «himno a la sabj-
demasiado puro y santo para duría» (c. 28), que expresa in parvo el punto de vista básico de los
forma de que un hombre se discursos del Señor» (p. 581 ).
que éste escuche su caso y le
Cll d apítulo 28 ( ... ) se ofrece
. . . .ar su obra maestra, el poeta contenía también la gran intuición de 19,25s. La historia posterior del
del sufrimiento, distinta de las libro se sintetiza en una serie de etapas con vistas a mantener la fe tra-
.....!:!015 por una parte y de las vi-
para ello un nuevo pe~sona 7
En este apartado entraría A. van Hoonacker, «Une question touchant la composition du livre
•.atbo entre Job y los amigos, e de Job>>: RB 12 (1903) 161-89, que distingue cuatro redacciones: la primera abarcaría los
definitiva de Dios. Bastante capítulos 1-31; la segunda y tercera son paralelas entre sí e independientes, consistiendo la
diferencia en que una añade los discursos de Elihú y otra los de Dios; la cuarta fuswna las
dos anteriores, dando origen al libro actual.
' «Über die IntegriUit des Buches Hiob>>: JpTh 1 (1875) 688-723. Frente a los ataques de
Budde vuelve a defender su postura en <<Das Buch Hiob. Antikritib:JpTh 3 (1877) 540-60.
80 INTRODUCCIÓN
dicional: 1) inserción del c. 28, que invoca los límites del conocimien- 3.
to humano y pide renunciar a la especulación; 2) en la misma línea se
añaden los capítulos 38-39, que hacen superfluo el 28; 3) inserción Esta opinión defiende lo
de Elihú; 4) se añade el prólogo, en el que aparece el sufrimiento reconoce que no todo es
como prueba del desinterés; 5) se añaden los ce. 41-42 y 27 ,5ss. autores de los siglos XIX y
M. Jastrow 9 : En su forma primitiva, el libro incluía el prólogo, el talle, pero quizá llamen llliÍS
epílogo de 42,7-9 y dos series de discursos (3-14 y 15-21), a los que tón de muestra resumo b
se añadió más tarde una tercera rueda. «Los ce. 3-27 forman un todo atención han dedicado al
armónico y representan el simposio original en su forma completa» El origen del libro de
(p. 74). Más tarde se añadieron el c. 28 y un discurso complementario hombre piadoso que. en
de Job (29,31), además de dos apéndices: los discursos de Elihú (que procedentes de sus mejon:s
tampoco proceden del mismo autor) y los de Dios (que resultan de la al final. Esta historia fue
fusión de ocho poemas distintos). Éstos pretenden «contrarrestar el que introdujeron a Yalwi
matiz escéptico del libro primitivo» (p. 88). Pero estos suplementos no y más tarde añadieron los
bastaron para librar al libro de toda sospecha. «Para convertir una obra fermedad 12 •
heterodoxa en un baluarte de la fe era necesario atacar también el texto Un autor judío de época
originario» (p. 90). Y así se hizo mediante añadidos, comentarios pia- una obra literaria. Eliminó
dosos, ampliando los argumentos de los amigos, cambiando afirma- amigos y lo sustituyó por--
ciones de J oh y poniendo en su boca ideas típicas de la ortodoxia 10 • termina con un discuno dr
El concepto de creación literaria desaparece por completo en esta (ce. 38-39). Vencido por-d
teoría. Y esto es difícil de justificar. Porque al libro de Job se le pue- y confiesa su ignorancia..
den achacar muchos fallos, pero no el de ser una obra vulgar. Y el pro- El diálogo sufrió c:::n•hi-1
ceso de formación que presuponen estos autores, este «compadreo in- veces las palabras de Job
telectual» de quita y pon, donde cada uno hace y deshace a su gusto, que consideraba tener una
sólo podía terminar en una vulgaridad. Si la primera postura (produc- Dios introdujo los di.scunas
to de un autor en etapas sucesivas) podía invocar como paralelo el completar la descripcióa dd
Fausto de Goethe, esta segunda queda aislada en la historia de la li- do el 28, con su referencia~
teratura. No se puede aducir en su favor la compleja formación de dimiento humano. Los pe 1
epopeyas nacionales o ciclos de sagas. Son fenómenos distintos, ya
que en éstos desempeña un papel preponderante la tradición oral. No
es de extrañar que entre los comentaristas posteriores ninguno acepte
un proceso de formación tan complicado y, al mismo tiempo, tan in-
genuo.
11
La composition du lirrt u~
9
10
The Book of]ob (I920). 12
La reconstrucción que~ 1 - ' ' 1
Este tema lo trata ampliamente en las pp. 109-47. res dispuestos a seguirlo e:n Jo.
..___
LA FORMACIÓN DEL LIBRO 81
11
La composition du livre de Job (Lund 1945).
1
' La reconstrucción que hace Lindblom de la leyenda primitiva la discutirían bastantes auto-
res dispuestos a seguirlo en los puntos restantes.
IT~
82 INTRODUCCIÓN
14
Das Buch Hiob (1981) 2-18.
Con la posible excepción de 41,4-26, como ya indicamos al final del apartado anterior.
10
Hoffmann, Cheyne, Sutdiffe. e a 1
FECHA. MOTIVO, AUTOR 83
l. Referencias históricas
11
Duhm, Driver-Gray, Dhorme, Weber, Léveque.
12
Baab; hacia el año 400: Kuenen, Budde, De Wilde.
13
Cheyne, Steuernagel, Eissfeldt, Finkelstein.
14
Holtzmann, Stade, Volz, Peters.
15
Siegfried. 16
O. Eissfeldt, Th~ H~brrw L.,___
FECHA, MOTIVO, AUTOR 85
6,19: Algunos piensan que las caravanas de Tema y Sabá nos si-
túan en la época persa, ya que sólo entonces comenzó a desarrollarse
el tráfico caravanero a través del desierto arábigo. Es cierto que el trá-
fico caravanero en Arabia sólo está atestiguado en fechas tardías, pero
el relato de la visita de la reina de Sabá a Salomón constituye una
~os autores se niegan a ser prueba de que ya en el siglo x existía tráfico de caravanas entre Arabia
•.ar:JIS a veces muy amplios: entre del Sur y Siria 16 •
aa11111m o exilio (Tur-Sinaí), 600- 9,24: Junto con 12,6.14-25; 21,7.16-18; 24,1 es utilizado como
siglos V-III (Weiser, Fohrer), reflejo de una época agitada. Pero ha habido tantas a lo largo de la his-
...mer. Lods). Ni siquiera puede toria que los autores difieren desde los siglos VII-VI (Hirzel) hasta
aspecto a una datación posexí- poco después de Alejandro Magno (Peters).
pc:bliaic~ siguen manteniendo la 9,25: «Mis días corren más que un correo». Para algunos se trata
110 ofrece argumentos seguros de una referencia a los correos rápidos instituidos por Darío. Sin em-
ser \-alorado de forma distin- bargo, desde el siglo X está atestiguada en Israel la existencia de «co-
cuatro capítulos: 1) referencias rredores», Cl':;n_ (ra~ím) elegidos por Absalón (2 Sm 15,1), Adonías
y culturales; 3) vocabulario y (1 Re 1,5), Roboán (1 Re 14,27s). Parece tratarse de soldados especia-
~r:xtos bíblicos. lizados, capaces de transmitir rápidamente una noticia (cf. 2 Sm 18,22.
24.26; 2 Re 5,21 ). N o es preciso referirlo a la institución persa.
12,6: «Hay paz en las tiendas de los salteadores ... ». Véase lo
dicho a propósito de 9,24. Guillaume descubre aquí una referencia a
Nabónido y sus tropas, que se establecieron en el oasis de Tema en-
a.~n::cen en el libro, indicando las tre 552 y 542 antes de Cristo. Pero la frase es tan ambigua que cual-
junto con una crítica de las quier interpretación parece preferible a una tan exacta como la de
etrL d lector experimentará el Guillaume.
l!l:lll:ias y podrá valorar por sí mis- 12,14-25: En este pasaje ven algunos el reflejo de deportaciones
masivas, que nos situarían en una época posterior a la campaña asiria
contra Samaría en el 722 (Landersdorfer). Dentro de este bloque, al-
trata de mera ficción literaria. gunos autores se centran en los vv. 17-19, aplicándolos al destierro de
a.¡at:IS y nobles equivale a la de la los israelitas del norte o al de los judíos a Babilonia. Imposible sacar
am.ux una datación desde finales conclusiones definitivas.
••oon de los «consejeros» y de 15,19: Mientras Buttenwieser lo aplica a las buenas relaciones en-
antigua; el argumento no es tre los persas y los vecinos palestinos de los judíos, Peters lo hace a
comerciantes o sabios griegos.
19,23s: Referencia a la inscripción de Behistun, en tiempos de
Darío (alrededor del 520 a. C.). Así Fohrer y De Wilde entre otros.
Pero no es seguro que el autor la conociese. El texto puede reflejar
16
O. Eissfeldt, The Hebrew Kingdom, en The Cambridge Ancient History 11/2 (1975) 593.
86 INTRODUCCIÓN
3. Vocabulario y estilo
19
Más compleja es la relación entre Job y Zacarías. Mientras unos admiten la anterioridad de
Job, otros piensan que éste se inspira en el profeta. Así, K. Marti, <<Zwei Studien zu Sachar-
ja, 1: Der Ursprung des Satans»: ThStKr (1892) 207ss; según él, Zac habría creado la figu-
ra de Satán. Sin llegar a tanto, defienden la prioridad de Zacarías Stade, Budde y Gray.
2
° Cf. P. P. Zerafa, The Wisdom ofGod, 89.
............._
88 INTRODUCCIÓN
21
E. Dhorme, Le livre de Job, CXLII. Un estudio de los aramaísmos de Job en H. H. Snaith,
The Book of]ob, 104-12.
22
P. P. Zerafa, op. cit., 92.
21
D. N. Freedman, «Ürthographic Peculiarities in the Book of Job»: El 9 (1969) 35-44; M.
Dahood, «Sorne Rare Parallel Word Pairs in Job and in Ugarit», en The Word in the World.
Homenaje a F. L. Moriarty (Cambridge 1973) 19-34.
24
Por eso prescindimos de la comparación con Isaías (que muchas veces era con Deutero-
isaías), Malaquías y Proverbios. Sobre todo en este tema es fundamental el comentario de «Quelques remarques sur la~·
Dhorme. Véase también S. Boorer, <<A Matter ofLife and Death: A Comparison ofProverbs 311. A. Glasner. «Job. ~ 1.!-A
1-9 andjob», en S. B. Reíd (ed.), Prophets and Paradigms. JSOTSS 229, 187-204. capítulo de Job se re~rr nt ~
FECHA, MOTIVO, AUTOR 89
_.-;;;,..una de las consonantes de Jeremías: Las palabras iniciales de J oh (3,3-11) ofrecen grandes
Mamaizante (por ejemplo, semejanzas conJr 20,14-18, última de las «confesiones» del profeta.
IIIK~IIK:a refleja el influjo arameo. Muchos piensan que Job desarrolla el tema de Jeremías, inspirándose
fechar el libro en un perío- en éF 5 • Pero Westermann considera innecesario aceptar una depen-
~~ICilte en Israel, es decir, en el dencia literaria 26 • La misma discusión existe a propósito deJr 15,18 y
--~tan gran cantidad de autores, Job 6,15-20;Jr 15,21 y Job 6,23;Jr 12,1-3 y Job 21,7ss.
. .-.;¡IÍSIIDCJIS son signo de cronolo- Deuteroisaías 27 : El importante papel que desempeña el sufrimiento
~e popular; pero cuando en el libro de J oh y en los Cantos del Siervo de Yahvé ha llamado siem-
IJI;IDil-ts sólo indican versatilidad pre la atención a los comentaristas; así como las semejanzas entre ls
pabhras extranjeras antes del 50,8 y Job 13,19; Is 50,9 y Job 13,28; Is 53,9 y Job 16,17. Sin embar-
dásico después de él» 22 • Por go, la idea del sufrimiento vicario parece situar al Deuteroisaías en un
lll~Dentc)S de vocabulario y or- estadio posterior, más profundo. Es como algunos interpretan los da-
tos. Terrien, que ha estudiado el tema detenidamente, concluye: «Una
comparación entre Job e Is 11 muestra que el primero es más antiguo.
Como han subrayado desde hace tiempo los exegetas, existe entre ellos
numerosos puntos de contacto. Se notarán en particular el uso de pala-
bras raras y sobre todo la elección de expresiones idénticas o muy pa-
recidas, que sirven para describir dos temas fundamentales: la trascen-
dencia de Dios y la precariedad del hombre. En ninguno de estos
pasajes, examinados en sus contextos respectivos, es posible mantener
que Job depende del Deuteroisaías. De ser así, resultaría difícil explicar
por qué habría omitido el motivo de la creación, por fíat -una de las
características del profeta- e ignorado el verbo ~1::! (bara'), «crear».
Más en concreto, se advertirá que la figura del Siervo de Yahvé está
descrita en Is 11 de manera muy cercana a la que Job emplea para comu-
nicar sus sufrimientos, pero el poeta de Job no se ha inspirado en ellos
ni los cantos le sirvieron de modelo ( ... ).El autor de Job ha ens~yado
. .ICIOts de J oh con respecto a otros todas las soluciones posibles para explicar el sufrimiento humano. Ha
. .aóo ¡¡ los más significativos 24 • explorado todas las teorías imaginables, salvo la tesis de la sustitución
sacrificial o de la solidaridad vicaria. No hace la menor alusión a ella,
con ella; la ignora total y abso- PentateucojHexateuco: Budde enfoca el problema del modo si-
.,.-I&U:3 del Siervo no sirven para guiente: «Es interesante que tanto el libro popular como el poeta pa-
......~1ca.me:nte hablando, no es recen depender de todos los documentos principales de la ley, es decir,
ho!nn sucedido o formen par- del Hexateuco ya terminado. AJE hacen referencia la moneda qesita
Porudo desarrollarse parale- (42,11 y Gn 33,19; Jos 24,32), los instrumentos musicales de 21,12;
(Is 40,26s y Job 22,12-14; 30,31 (cf. Gn 4,21; 31,27), la formación del hombre a base de tierra y
59.-1 y Job 5,7; 15,35), y en es- del aliento divino y su vuelta a la tierra (comparar 10,9; 27,3 con Gn
se combinan rasgos de dis- 2,7; 3,19). Los sacrificios de 42,8 sólo se encuentran exactamente
llla~IOS de una misma estrofa) in- igual en el caso de Balaán (N m 23, 1) y deben haber sido elegidos in-
del Deuteroisaías. tencionadamente, ya que se trata de sacrificios extraisraelitas a Yahvé.
Muchos textos recuerdan al Dt; de él dependen con certeza la referen-
cia a correr las lindes (42,2; cf. Dt 19,14) y el culto a las estrellas
•bbllue. sin embargo, concede (31,26-28; cf. Dt 17,2ss; 4,19). La ley de Santidad parece resonar en
una antología de las Lamen- el término iir~i (zimma) aplicado al adulterio (31,11; cf. Lv 18,17;
19,29; 20,14). Por último, las palabras finales del libro difícilmente
'ftCeS poca luz, ya que resulta
son independientes de las fórmulas que usa el documento sacerdotal
_....e,enjob 5,16; 12,21.24 se cuando mueren Abrahán e Isaac (Gn 25,7s; 35,28s). Esto nos pone
-.~oo.Job 7,17 recoge con sen-
en contacto con la época alrededor del año 400» 35 •
ldár:nc:i'.a a Sal144,4 se encuen-
Como advertíamos al comienzo, ninguno de estos cuatro capítulos
Sall,3, y «el consejo de los ayudan a una datación evidente. Una reflexión tan elaborada sobre el
1111-.JS términos en Job 21,16. tema parece ser posterior a la espontánea exclamación de Jr 12,1-3.
~.:liOI con Job en la figura del
También pudo contribuir a ella la dura experiencia del exilio o de los
.._..U"eS en el Prólogo de J oh y
años posteriores. Esto y otros datos dispersos, procedentes de distin-
tos campos, favorecerían el situar el libro en la época posexílica. Es la
opinión más extendida actualmente entre los comentaristas. Quizá el
siglo v sea el más adecuado. Pero insistimos en que la cuestión es se-
cundaria.
Esta incertidumbre con respecto a la fecha nos hace mirar con
desconfianza los intentos de ver reflejada en el libro la problemática
de una época concreta. Los autores que lo han hecho terminan en las
interpretaciones más dispares.
Hitzig, por ejemplo, que insiste en la necesidad de encontrar el mo-
-cuadro comparativo. tivo que impulsó al autor («en el antiguo Israel no se escribía por escri-
bir>>), cree encontrarlo en la deportación de los israelitas del norte el año
722.Job sería imagen de este pueblo sufriente, humillado y oprimido 36 •
ell3iMecer relación entre los autores.
4IK en Job 1,7; 2,2, mientras que Zac
:Li 1 - creo que tenga especial relación '" Das Buch Hiob, XLIII.
t-pK <KJUÍ se usa·~::¡'?). "" F. Hitzig, Das Buch Hiob, XLVIIs.
92 INTRODUCCIÓN
Esta teoría del destierro la aplican bastantes al exilio judío del 586.
No sería extraño que este acontecimiento, que desencadenó una acti- prelaciones, porque dem~
vidad literaria y teológica sin precedentes, hubiese influido en el autor obra, que se presta a tan dispa4
de Job. Pero no tenemos certeza de ello y, si la composición del libro da suelta a la imaginación..
se retrasa al siglo V, más bien deberíamos excluirlo. pueden distraer la atención
Zerafa ha propuesto una teoría inaceptable. Cree que la composi- de J oh no es una época oi -
ción del libro estuvo motivada por la vuelta de los desterrados de Ba- hombre con su angustia. su
bilonia, gente arrogante que se consideraba el «resto santo». El autor apuesta por el hombre ~-locp
de Job reacciona contra su orgullo. Los valora como extranjeros y los en la tomenta; que 'T~
compara con un potentado edomita, que se gloría sin motivo 37 • hombre y Dios son
R. Albert 38 parte de un presupuesto más sólido. Acepta con otros un genio. Aunque las e·
muchos que el libro de J oh refleja una crisis en la tradición sapiencial fue el liberarse de ellas lo que
de Israel. Pero considera importante delimitar las coordenadas socio- prejoven.
lógicas e históricas de esa crisis. La comparación con la Teodicea babi- Por desgracia (¿o por SiKdal
lónica y un análisis interesante de ciertos datos de Job le llevan a for- bre. Siglos atrás no faltar-..
mular la tesis de que este libro refleja una profunda ruptura dentro de Moisés 40 , Salomón 41 , lsaás.e.
la clase alta judía; están, por una parte, quienes se aprovechan de su o a Elihú 15 • En tiempos JBOdcn4l
situación económica para explotar a los demás; por otra, quienes han anonimato, limitándose a COIIIidl
puesto su influjo y su riqueza al servicio de los débiles, sin que esto «edomita» 48 , «árabe» ~ 9 • La
les haya reportado ningún beneficio. Según Albertz, esta problemática be en Palestina parece b JDá5
encaja perfectamente en lo que conocemos de la época de Nehemías ción del libro en Babilonia
(cf. N eh 5). Pero debe terminar reconociendo que el poeta se indepen-
diza bastante de la problemática que le rodea. «La crisis concreta le
sirve de motivo para reflexionar de forma genérica sobre el destino del
hombre, su sufrimiento y su situación de duda, rebeldía y esperanza
40
Targum, Talmud (Baba BadJn I>\.-
frente a Dios. En conjunto, el poema de Job está más lejos de su tras-
41 Gregorio Nacianceno. úlma. c....¡,._
fondo social que la obra babilónica» 39 • 42
Codurque.
Job, imagen del pueblo desterrado, imagen de la gente orgullosa 43
Zockle.
44
que vuelve del destierro, de un sector de la clase alta arruinado por su Schultens.
" Lightfoot.
misma bondad ... Las imágenes podrían multiplicarse. Cada una de 46
Eichhorn (con formación ~l
ellas implicaría una tesis sobre los motivos y circunstancias de com- cher, Fohrer, De \\-tlde. ele..
47
Hitzig, Andersen. Fr~ n...&.
" Herder, Ilgen, Pfeiffer.
37
P. P. Zerafa, op. cit., especialmente 93-95. Resulta incomprensible que Zerafa considere a 19
Ibn Ezra, Margoliouth.. FOSUL e Z 1
Job imagen de quienes vuelven del exilio; según él, los exiliados han pasado de mal a bien, ;o Al calificar al autor de <ÍnrdtawaD !
«forman parte de una nación restaurada y próspera». Prescindiendo de que la comunidad rácter profesional de los ~ dr
posexílica tenía muy poco de próspera a fines del siglo VI (como queda claro por Ageo y sus representantes ha ~ a ~
Zacarías), a Job le ha ocurrido todo lo contrario, pasando del bienestar a la desgracia. Whybray, Th~ lnt~lúdaltl T~ 8
3
' <<Der sozialgeschichtliche Hintergrund des Hiobbuches und der "Babylonischen Theodi- cialmente 61-70). Creo qot ...lit a
zee">>, en Die Botschaft und die Boten (Homenaje a H. W. Wolff; Neukirchen 1981) 349-72. bre las relaciones enrre Job! b. ' · ' •
39
Art. cit., 372. tiale dans le line de Job>: ETh&d J
FECHA, MOTIVO, AUTOR 93
. . . . .ttes al exilio judío del 586. posición del libro. En el fondo, gusta descubrir esta variedad de inter-
que desencadenó una acti- pretaciones, porque demuestran la inmensa apertura y riqueza de la
huhiese influido en el autor obra, que se presta a tan dispares lecturas. Pero no conviene dar rien-
!"- si la composición del libro da suelta a la imaginación. Sobre todo, porque estas concreciones
excluirlo. pueden distraer la atención del hecho principal: el «motivo» del libro
. .U~)l;lble. Cree que la composi- de Job no es una época ni un acontecimiento o un problema. Es el
••-oln de los desterrados de Ba- hombre con su angustia, su dolor, su misterio. Y es Dios. Un Dios que
. .er.~lba el «resto santo». El autor apuesta por el hombre y luego lo abandona; que se oculta y reaparece
nlora como extranjeros y los en la tormenta; que ama y golpea, acosa, persigue, colma de bienes. El
se gloria sin motivo 37 • hombre y Dios son argumento suficientemente rico para fecundar a
más sólido. Acepta con otros un genio. Aunque las circunstancias históricas sirviesen de detonante,
crisis en la tradición sapiencial fue el liberarse de ellas lo que permitió al autor crear una obra siem-
ldldlmitar las coordenadas socio- pre joven .
. .llpíilr.tCión con la Teodicea babi- Por desgracia (¿o por suerte?) no sabemos nada de este gran hom-
datos de Job le llevan a for- bre. Siglos atrás no faltaron optimistas capaces de identificarlo con
profunda ruptura dentro de Moisés 10 , Salomón 41 , Isaías 42 , Ezequías 43 , o de atribuirlo al mismoJob 44
quienes se aprovechan de su o a Elihú 45 • En tiempos modernos los comentaristas se inclinan por el
demás; por otra, quienes han anonimato, limitándose a considerarlo <9udío» 16 , «israelita del norte» 47 ,
de los débiles, sin que esto «edomita» 48 , «árabe» 19 • La opinión tradicional de un judío que escri-
--~111 Alhertz, esta problemática be en Palestina parece la más acertada, frente a las que sitúan la redac-
~~lOS de la época de N ehemías ción del libro en Babilonia (Naish) o Egipto (Hitzig).
...ar:nd.o que el poeta se indepen- El autor es un intelectual 5°. Se inserta en ese grupo tan heterogé-
lr rodea. «La crisis concreta le neo de Israel y del antiguo Oriente que aborda los problemas más dis-
~érica sobre el destino del
de duda, rebeldía y esperanza
Job está más lejos de su tras- 40
41
Targum, Talmud (Baba Bathra 15), san Efrén, Kimchi, lbn Ezra,J. D. Michaelis.
Gregorio Nacianceno, Calmet, Grotius.
42
Codurque.
imagen de la gente orgullosa 43
Zockle.
44
dr b clase alta arruinado por su Schultens.
" Lightfoot.
multiplicarse. Cada una de 4
" Eichhorn (con formación árabe), Umbreit, Heiligstedt, Keil, Kissane, Gordis, Peters, Hols-
•Db~oos y circunstancias de com- cher, Fohrer, De Wilde, etc.
47
Hitzig, Andersen, Freedman, Dahood.
" Herder, Ilgen, Pfeiffer.
49
lbn Ezra, Margoliouth, Foster, Guillaume.
0
' Al calificar al autor de «intelectual» y no de «sabio>> pretendo evitar la discusión sobre el ca-
rácter profesional de los sabios de Israel. Un concepto muy estricto de esta actividad y de
sus representantes ha llevado a excluir el libro de Job de la corriente sapiencial (cf. R. N.
Whybray, The lntellectual Tradition in the Old Testament, BZAW 135 [Berlin 1974] espe-
cialmente 61-70). Creo que nadie se atreverá a separarlo de un movimiento intelectual. So-
bre las relaciones entre Job y la sabiduría, véase también E. Bruston, «La littérature sapien-
tiale dans le livre de Job>>: EThRel3 (1928) 297-305; R. Gordis, «Wisdom andJob>>, en Old
94 INTRODUCCIÓN
'
l
pares, se interesa por todo e investiga las relaciones del hombre y
Dios. Es cierto que pocos alcanzaron las cotas de nuestro autor. Pero
esto no debe impulsarnos a aislarlo de la corriente. Dentro de ella
pertenece al «sector crítico» 5 1• La tradición le crea más problemas de
los que resuelve. Y nada tiene valor absoluto por el simple hecho de
¡
! atribuirle distintos orígenes;
jes, lectura habitual y ansias
Pero existe otro detallr
......
GÉNERO LITERARIO 95
1
96 INTRODUCCIÓN
1. Epopeya 3. Diálogo/Debate
Esta opinión se encuentra en algunos autores del siglo XVIII 1 • Opinión defendida a .
Aunque fue rechazada por Eichhorn 2 , volvió a resucitarla Genung 3 a pista de Herder 7 , relaci~
finales del XIX. «Si este poema se centra en un héroe, dándonos a co- mundo árabe. «Todo d la..
nocer su hazaña espiritual, nos indica con ello el género literario al
que debe ser asignado predominantemente. Considero este antiguo li-
bro como el documento de una sublime acción épica, cuyo escenario
no es el tumultuoso campo de batalla ni la arena de una temeraria aven-
tura, sino el alma solitaria de un justo. Contiene, aunque de modo poco
frecuente, los elementos capitales de un poema épico» (pp. 20s ). Reco-
noce luego que el sentido de «epopeya» no hay que tomarlo estricta-
mente; el poema parece a veces cercano al drama, desarrollando las
ideas por medio del diálogo; también presenta rasgos de poema didác-
tico. Pero conviene decidirse por un tipo concreto y elige el de poema
épico. La principal objeción, según el mismo Genung, es que la obra
carece de acción. Pero cree que ésta tiene lugar en lo íntimo del prota-
gonista, y por eso titula su estudio «La epopeya de la vida interior» 4 •
2. Poema didáctico
1
J. H. Stufs, De Epopoeia Jobaea (Gottingen 1973); Lichtenstein,Num liber Jobi cum Odyssea
Homeri comparari possit (1773); C. D. Ilgen,Jobi antiquissimi carminis hebraici natura at-
J(>,. &út tú-r Ebratiduw J".aW_
· J- G. Eichhorn. E rain~
- Das Gfdi<ht '''" Hi..b. Xi-xm.
n.-
que virtus (Leipzig 1789);]. C. W. Augusti, Einleitung in das Alfe Testament, 268.
2
Einleitung in das AT III (3 1803) 555; V ( 4 1824) 139-41.
3
J. F. Genung, The Epic of lnner Lije Being the Book of]ob (Boston 1891) 20-29.
4
L. Hirzel, Das Buch Hiob, XXVI. - Da.; B ..,.~ Hr,:lc>. X.X..U DOG lL
GÉNERO LITERARIO 97
a b intervención de Dios. La- niendo una convicción religioso-filosófica, este título sólo se adecua
coutraargumentos, reclamación en parte; es preferible clasificar la obra como poema didáctico». Opi-
a otro. sin que sepamos dónde nión que comparten otros autores, sin negar los influjos de otros gé-
. .IIJ;uo han reconocido los autores neros 5 • Holscher cree que esta mezcla se debe a que J oh representa la
obn. Y se esforzaron a menudo forma más evolucionada del poema sapiencial, capaz de incluir lamen-
pcnnitiese clasificar el libro en taciones, himnos y diálogos, diferenciándose con ello de obras del
RSUltados fueron los siguientes: mismo género 6 •
3. Diálogo/Debate
1
lal~m<)S autores del siglo XVIII . Opinión defendida con matices diversos. Algunos han seguido la
TOirió a resucitarla Genung 3 a pista de Herder 7 , relacionando el libro con reuniones parecidas del
en un héroe, dándonos a co- mundo árabe. «Todo el libro es un diálogo entre sabios sobre el go-
con ello el género literario al bierno del mundo, con prólogo y epílogo. Un Consessus de amigos, tal
la.ente. Considero este antiguo li- como lo encontramos entre los árabes de tiempos posteriores( ... ). Un
acción épica, cuyo escenario Consessus en el que se debate la causa de Dios y la de Job; una colec-
.i b arena de una temeraria aven- ción de extensos discursos, una asamblea de sabios que se escuchan y
Contiene, aunque de modo poco responden, tal como les gusta a los orientales de todos los tiempos» 8 •
-poema épico» (pp. 20s ). Re co- En línea parecida elige Merx el término Makama o Musamira, «forma
no hay que tomarlo estricta- de entretenimiento típica de los semitas» 9 , mientrasJastrow se inclina
a.¡:amiO al drama, desarrollando las por el más griego de «simposio» 10 y otros piensan expresamente en
pn:senla rasgos de poema didác- los diálogos de Platón 11 •
lipo concreto y elige el de poema Esta clasificación es bastante aceptada, y aunque Umbreit objeta-
el mismo Genung, es que la obra ba contra ella que sólo se fija en la parte poética, prescindiendo del
bale lugar en lo íntimo del prota- prólogo y del epílogo 12 , esta crítica habría que revisarla tras el estudio
epopeya de la vida interior» 1 • de Van Dijk sobre el adaman-du 11 -ga, género sapiencial sumero-aca-
dio, que presenta la siguiente estructura:
l. Introducción:
a) Introducción mitológico-etiológica. Enmarca el debate en
un sistema cósmico que se supone conocido para los
oyentes.
b) Se describen los atributos de los adversarios y su función
en dicho orden cósmico.
e) La «ocasión de litigio».
II. Cuerpo de la disputa, en el que los adversarios exaltan sus
propias cualidades y denigran lo más posible las del adversa-
rio. En general es la parte más extensa.
terario, estructura e; ...._, _ _.
III. Juicio de un dios:
a) Invitación a buscar un dios como juez; alegato de los ad-
versarios ante el dios.
b) El dios dicta sentencia. 5. Drama
IV. Reconciliación.
Quizá la opinión m3s
Según Van Dijk, esta estructura coincide punto por punto con la en Teodoro de Mopsuesta•_
deJob 13 • Así lo acepta De Wilde 14 • Y parece la pista más exacta para sum hic líber in fru parta
acercarse al género literario del libro, sin negar la habilidad del autor aunque estas palabras se fij.
para desarrollar y variar esta forma básica. teoría se difundió basante !"
contra ella 18 • Pero siguió ca
más exagerada a comieJU05
4. Debate judicial imitación de una tr.tgedia dr
ron editores posterio~
biaron el orden de las ·
Menos éxito ha tenido esta teoría de H. Richter 15 • «El contenido
producir el libro actual.
del libro de Job es un debate judicial que comienza, se desarrolla y
~ adie ha seguido a Ldca
termina en la forma de un procedimiento jurídico. Este debate judi-
cial tiene lugar entre los tres amigos y Job, Elihú y Job y, finalmente, siguen pensando que los r:lrwot
Dios y Job. Las formas literarias de la vidajurídica no sólo ocupan el la obra 21 y justifican um
primer puesto cuantitativamente, sino que, engarzadas unas con otras,
n <<Sin entrar en la discusión sobre la unidad y autenticidad del libro de Job, en su totalidad o
en sus partes, quisiéramos llamar la atención sobre el hecho de que la forma literaria del
mismo coincide punto por punto con la forma de estas disputas>> (La sagesse suméro·acca·
dienne [Leiden 1953] 40, nota 48). El estudio de este género, en las pp. 31-42.
11
Das Buch Hiob, 61s. en sentido estricto.
15
Studien zu Hiob (Berlin 1959) .. La interpretación jurídica del libro se encuentra también en «El conjunto no es un dc:b.r.;-
la tesis de G. Many, Der Rechtsstreit mit Gott im Hiobbuch (München 1970). De esta obra, a res o tres partes: entrr joO. lo. -...1
la que no he tenido acceso, se puede ver un resumen en V. Kubina, Die Gottesreden im Bu- dad un drama. Pero no~-
che Hiob, 129. cia literaria: debemos t . - » - •
d~s Buchn Hiob. 3:!s!.
--
GÉNERO LITERARIO 99
convierten la estructura del libro en un bloque sin fisuras» (p. 1 7). Di-
•CIIok)Stlca. Enmarca el debate en
cha estructura sería: 1) Punto de partida y presupuesto del debate ju-
supone conocido para los
rídico; 2) intento de arreglo anterior al juicio entre los tres amigos y
Job: ce. 4-14; 3)juicio entre los tres amigos y Job: ce. 15-31; 4) Elihú
inicia de nuevo el debate con Job: ce. 32-37; 5)juicio divino en forma
de proceso humano; 6) solución del problema de Job.
Es innegable la importancia de los aspectos jurídicos dentro del
que los adversarios exaltan sus libro. El comentario que ofrecemos los pondrá de relieve. Pero no es
lo mis posible las del adversa- lícito exagerarlos hasta el punto de hacer depender de ellos género li-
terario, estructura e interpretación del libro.
sentido sería posible hablar de «actos» y «acción» como presupuesto COilSlSte en que SlB pene j 1
heurístico, sin equiparar el libro con tragedias griegas o modernas. Este liiJir'eS de ide.ag.. sino JCRS
mismo principio hace a otros interpretar Job como «comedia» 23 • cUI que intelectu;¡¡J_ T. ¡ 1 al
Dmtos de otros géneros o
6. Obra inclasificable
X. L\5 ~ons FILOI..ÓGICAS
Las divergencias anteriores justifican en parte que algunos renun-
cien a clasificar el libro en un apartado concreto. Pfeiffer representa
He dedicado grm .......
bien a este grupo: «Si nuestro poeta se encuentra entre los más gran-
fOrma peculiar de peraa
des escritores de la humanidad -y nadie puede dudarlo-, su genio
creativo no necesitaba basarse en modelos previos para la estructura
general de su obra ni para la elaboración de los detalles. Admitiendo
desde el principio que no hay paralelos próximos de este poema en
forma y contenido podemos considerarlo como una de las obras poé-
ticas más originales. Tan original que no encaja en ninguna de las ca-
tegorías previstas por la crítica literaria. Todas las clasificaciones son
injustas con la abundancia desbordante de sus formas, actitudes y
pensamientos: no es exclusivamente lírica, ni épica, ni dramática, ni
didáctica o intelectual, a no ser que se la descuartice para hacerla en-
cajar en una categoría concreta (como hacen Baumgartel y Kraeling).
Ni siquiera presentaciones tan amplias como la de Friedrich Delitzsch
(«Un poema con movimiento dramático y tendencia didáctica») o, me-
jor aún, la de J. G. von Herder («una epopeya del hombre, una teodi-
cea de Dios») hacenjusticia a la finalidad de la obra» 24 • Esta actitud la
comparten otros autores 25 •
Pese a lo anterior, es probable que el autor se inspirase en mode-
los previos. El género de debate estudiado por Van Dijk es demasiado
interesante para pasarlo por alto. Esto no impide que el esbozo ad-
quiera en J oh contornos admirables. Pero también la Novena Sinfo-
nía, pese a su genialidad, sigue siendo sinfonía. El género debate no
excluye una lectura «dramática»; una de las genialidades del autor
" L. Alonso Schokel, <<Toward a Dramatic Reading ofthe Book ofJob>>: <<Semeia>> 7 (1977) 45-61.
"' W. Whedbee, <<The Comedy ofjob>>: <<Semeia» 7 (1977) 1-39. Cf. W.J. Urbrock, <<Job as
Drama: Tragedy of Comedy?»: CuTM 8 (1981) 35-40; W. Whedbee, <<The Comedy of
Job», en Y. T. Radday y otros (eds.), On Humour and the Comic in the Hebrew Bible.
JSOTS 92 (Sheffield 1990) 217-249. ,_ Sobre este tema ,.éasc d i.poot-
24
Introduction to the Old Testament (New York 1948) 683s. Hiobdichtung>>: ZD~IG 109 (l~
25
Por ejemplo: Budde, Pope, Albertz, Léveque, Fohrer. ]. Lé'·eque. Job d so" Dira.. tlO-:Jii..
--
LAS NOTAS FILOLÓGICAS 101
~ acción» como presupuesto consiste en que sus personajes -especialmente J oh- no son «exposi-
· griegas o modernas. Este tores de ideas», sino seres vivos que recorren un camino más existen-
Job como «comedia» 23 • cial que intelectual. Tampoco excluye el uso en determinados mo-
mentos de otros géneros o subgéneros (lamentación, himno, etc.) 26 •
acuerdo. En los pocos casos en que no ha sido posible he añadido en- Del
tre paréntesis cuadrados mi propia opinión. Las abreviaturas emplea- DG
Oh
das y las obras a las que se refieren son las siguientes (incluyo en la
Di
lista autores y obras citados sin abreviatura):
Do
Aq Aquila.
Dri
Ball C. J. Ball, The Book ofJob (Oxford 1922).
BDB Brown, Driver y Briggs, Hebrew-English Lexicon of the OT (Ox-
ford 1968).
Be G. Beer, «Textkritische Studien zum Buche Job»: ZAW 16 (1896)
297-315; 17 (1897) 97-122; 18 (1898) 257-86; íd., Der Text des Du
Buches Hiob (1897); íd., <<]oh», en Biblia Hebraica (Kittel). Ehr
Bi G. Bickell, «Kritische Bearbeitung des Iobdialogs»: WZ 6 (1892)
137-47; 241-57.327-34; 7 (1893) 1-20.153-68. Eich
Biblia de Jerusalén (Larcher). Ew
BJ
Blo A. C. M. Blommerde, «Northwest Semitic Grammar andJob»: Bi-
bür 22 (Roma 1968). Fe
Bo S. Bochart, Hierozoici sive bipartiti operis de animalibus S. Scrip- Foh
turae pars prior. Opera omnia 11 (Lyon 4 1712). Ger
Bra L. Brates,Job. SEAT III, 435-739 (Madrid 1969). Ges
Bu K. Budde, Das Buch Hiob: HKAT 11/1 (Gottingen 1896, 2 1913). Gor
Butt M. Buttenwieser, The Book ofJob (London 1922).
Cap L. Cappellus, Comentarii et notae criticae in VT (Amsterdam Grab
1699).
Ce A. Ceresko, <<Job 29-31 in the Light ofNorthwest Semitic»: Bibür Gra
36 (Roma 1980).
Che y T. K. Cheyne, Job and Solomon or The Wisdom of the OT (Lo n- Gri
don 1887).
Cler J. Clericus, Veteris Testamenti Libri Hagiographi ( 1731 ). Gui
Coc J. Coccejus, Commentarius in librum Ijobi (1644).
Da M. Dahood, «Sorne Northwest-Semitic Words in Job»: Bib 38 Hab
(1957) 306-20. Henz
-, «Northwest Semitic Philology and Job» (en Homenaje Hir
Gruenthaner) (1962) 55-74. Hit
-, «Hebrew-Ugaritic Lexicography»; serie de doce artículos pu- h.l.
blicados en «Bíblica» entre los años 1962-1974. Hlg
-, «Ugarit-Hebrew Syntax and Style»: UF 1 (1969) 15-36.
Dat J. A. Dathe, Jobus, Proverbia Salomonis, Ecclesiastes, Canticum Ho
Canticorum ex recensione textus hebraei et versionum antiquarum Ho
latine versi notisque philologicis et criticis illustrati (Halae 1789). Hoff
De Franz Delitzsch, Das Buch Job (Leipzig 1864, 2 1876). Hont
---
LAS NOTAS FILOLÓGICAS 103
Fohrer, G., Studien zum Buche Hiob (Gütersloh 1963) [colección de ar-
tículos publicados previamente en diversas revistas].
Fuchs, G., Mythos und Hiobdichtung: Aufnahme und Umdeutung altorien-
talischer Vorstellungen (Stuttgart 1993).
dt esta bibliografía, los estudios García Cordero, M., «La tesis de la sanción moral y la esperanza de la re-
CcreSko, Ehrlich, Grabbe, Hou- surrección en el libro de Job»: XII Semana Bíblica Española, 571-94.
Gese, H., Lehre und Wirklichkeit in der alten Weisheit. Studien zu den
~n.
1969 en la obra de J. Léveque, Sprüchen Salomos und zu den Buche Hiob (1958).
Ginsberg, H. L., «Job, The Book of», en «EncyclopaediaJudaica» 10 (1971)
111-21.
en la órbita del amor de Dios»: Goldin, P. R., <<]ob's Transgressions - Luis Alonso Schokel and José Luz
Ojeda»: ZAW 108 (1996) 378-390.
González Núñez, A., «El rocío del cielo» (Job 38,28ss): EstBíb 22 (1963)
109-29.
S (1951) 329-43.
Gonzalo Maeso, D., «Sentido nacional en el libro de Job»: EstBíb 1 (1950)
lll:co·ow ofProverbs inJob»: BM 25 67-81.
Gordis, R., The Book of God and Man. A Study of Job (Chicago-London
. .IOIJ.s: '"'Konnektive" und "distribu- 1965) .
. ..._.lliUc·n». en H. T. C. Sun y otros Gowan, D. E., «ReadingJob as a Wisdom Script»:JSOT 55 (1992) 85-96 .
(Gr.md Rapids 1997) 27-37. Gunkel, H., «Hiobbuch»: RGG III (1912) 39-48.
HWb, BZAW 105 (1967) 1-10. Habel, N. C., «Naked 1 carne ... »: «Humanness in the Book ofJob», en Die
BITL 114 (Leuven 1994) [co- Botschaft und die Boten. Homenaje a H. W. Wolff (Neukirchen 1981)
373-92.
Handy, L. K., «The Authorization ofDivine Power and the Guilt ofGod in
the Book ofJob. Usefull Ugaritic Parallels»:JSOT 60 (1993) 107-118.
Hempelj., «Das theologische Problem des Hiob»: ZST 6 (1929) 621-89
(= BZAW 81 [1961] 114-173).
\149 (1999) 435-447. Hoffman, Y., «Ancient Near Eastern Literary Conventions and the Resto-
~Bíh 24 (1962) 129.35. ration ofthe Book ofJoh»: ZAW 103 (1991) 399-41.
-.:..,r.Jt-tl'r, Speech and Genre in Job, -, «A Blemished Perfection: The Book of Job in Context»: JSOTS 213
(Sheffield 1996).
Humbert, P., «Le modernisme deJoh»: SVT III (1955) 150-61.
Hunter, A. G., «Could not the Universe Have Come into Existence 200
Yards to the Left? A Thematic Study of Job», JSOTS 138 (Sheffield
1992).
Jastrow, M., The Book ofJob. Its Origin, Growth and lnterpretation. Toget-
her with a New Translation (Philadelphia-London 1920).
aa;;m (1966) 455-536. Jepsen, A., Das Buch Hiob und seine Deutung (Stuttgart 1963).
(Gottingen 4 1824) 114-215. Kegler,J., «Gürte wie ein Mann deine Lenden! ... Die Gottesreden im Ijob-
Faith and the Book of God's Di- Buch als Aufforderung zur aktiven Auseinandersetzung mit dem Leid»,
en H. M. Niemann (ed.), Nachdenken über Israel (Berna 1994) 217-234.
110 INTRODUCCIÓN
(1995) 261-272.
-----~--= HUCA 37 (1966) 73-106. TEXTO Y COMENTARIO
. . .bC"trnlti.j~n.g
im biblischen ljob-
Elt.rr n-.iihlen (Leipzig 1994) 185-
l
MARCO NARRATIVO
into the World»: ET 48 (1936-37) 563-65; Vall, G., «The Enigma of -Haz lo que quiens COD
Job 1,21a»: Bib 76 (1995) 325-342; Ward, E. F. de, «Mourning Cus- Y Satán se marchó.
toms in 1, 2 Samuel»:JJS 23 (1972) 1-27, 145-66; Weimar, P., «Lite-
rarkritisches zur Ijobnovelle»: BN 12 (1980) 62-80; Weiss, M., The
Story of Job's Beginning. Job 1-2: A Literary Analysis (Jerusalem
1983); Wensinck, A. J., Some Semitic Riles of Mourning and Religion:
Studies on Their Origin and Mutual Relation (Amsterdam 1917). ¡ j en día que sus hijo5 e
Prólogo en la tierra
1
Había una vez en el país de Hus un hombre llamado Job: era jus-
to y honrado, religioso y apartado del mal. 2 Tenía siete hijos y tres hi-
jas. 3 Tenía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de
bueyes, quinientas burras y una servidumbre numerosa. Era el más
rico entre los hombres de oriente.
4
Sus hijos solían celebrar banquetes, un día en casa de cada uno,
e invitaban a sus tres hermanas a comer con ellos. 5 Al terminar esos
días de fiesta, Job los hacía venir para purificarlos: madrugaba y ofre-
cía un holocausto por cada uno, por si habían pecado maldiciendo a
Dios en su interior. Esto lo solía hacer Job cada vez.
Prólogo en el cielo
6
Un día fueron los ángeles y se presentaron al Señor; entre ellos
llegó también Satán. 7 El Señor le preguntó:
-¿De dónde vienes?
1 Él respondió:
-De dar vueltas por la tierra.
8
El Señor le dijo:
•:lUIIJ: Ricciotti, G., «"Et nuj'y re- -¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como
249-51; Rinaldi, G., «mqnh él: es un hombre justo y honrado, religioso y apartado del mal.
60: Rongy, H., «Le prologue 9
Satán le respondió:
168-71; Sarna, N. M., «Epic -¿Y crees tú que su religión es desinteresada? 10 ¡Si tú mismo lo
76 (1957) 13-25; Schmidt, L., has cercado y protegido, a él, a su hogar y todo lo suyo! Has bendeci-
..J Tluologie des Buches Jona, do sus trabajos, y sus rebaños se ensanchan por el país. 11 Pero tócalo,
JU.v in Gen 18,22jf und von daña sus posesiones, y te apuesto a que te maldice en tu cara.
H., «How Satan Carne 12
El Señor le dijo:
_...,...,u..~~ Vall, G., «The Enigma of -Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques.
'W.d E. F. de, «Mourning Cus- Y Satán se marchó.
1-27. 145-66; Weimar, P., «Lite-
(1980) 62-80; Weiss, M., The
Lihrary Analysis (Jerusalem Las pruebas de Job
llitn of Mourning and Religion:
. .._.~-nr (Amsterdam 1917). 13
Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del herma-
no mayor, 14 llegó un mens~ero a casa de Job y le dijo:
120 TEXTO Y COMENTARIO
ll «te maldecÍJÍ¡u. ~
-Estaban los bueyes arando y las burras pastando a su lado, 1" cuan-
al V. 5.
do cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los mozos y se lleva-
ron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo. 16 «Un rayo». Lit-: cfuq:o dr
16
N o había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: equivalente a duego dd -
-Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido tus mentaristaslo re6craa ~
ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo. fuego. recordando b . . . . . .
17 el rayo se encuentR ;a clispli
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo:
-Una banda de caldeos, dividiéndose en tres grupos, se echó so-
bre los camellos y se los llevó y apuñaló a los mozos. Sólo yo pude es-
capar para contártelo. 18
18
N o había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo:
-Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo en casa del
n
hermano mayor, 19 cuando un huracán cruzó el desierto y embistió
por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo
madre ~- refiere~ ;a b
dern Knowledge~. c:n
tw2A•
pude escapar para contártelo. :286. espec. 285s.l. L;a
20
Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se riores al siglo :\.\-.:Il. S.
echó por tierra 21 y dijo: poético del '-ient:re - - -
-Desnudo salí del vientre de mi madre expresión «el seno dr ..¡
y desnudo volveré a él. Job; pero la seg;un«b ~
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó: mera parte como •*"""".._,¡.
¡bendito sea el nombre del Señor! 22 «desatino». El sentido bálliall
22
A pesar de todo, Job no pecó ni acusó a Dios de desatino. autores, siguiendo b u..a,.l
(stultum quid). tr.tduc::ea
cia» (Do Ros De Db Pct
1 «religioso». Literalmente: «temeroso de Dios». Job «no acusó a Dios dr
Job «no dijo llÍngUIU ~
5 «maldiciendo». Muchos autores piensan que el verbo l"l:::l tiene en este
Partiendo del mismo ~
caso el sentido de «saludar para despedirse», y de aquí «desentenderse»,
huir a Dios insipidc-D
«maldecir>>, como en latín valere. Parece más exacto entender el texto he-
moral y traducen .·~~
breo como corrección de los escribas (tiqqun soferim) y leer 1'?~p1 con la
«insolencia» (Fe). ~ -4
mayoría de los modernos a partir de Merx. En cualquier caso, la traduc-
Pope entienden ~ aa el
ción tie'ne el respaldo de LXX S Tg.
se encuentra con variantes fuera Tenemos, pues, el perfil ético, y religioso del personaje. Datos más pre-
probablemente «Dónde-mi-Pa- cisos nos ofrecerá la mirada al pasado de los capítulos 29 y .'31. Pero hemos
•~-rr.r:-l.do a :J'i~ = enemigo (véase
de advertir el valor funcional de la noticia, al principio del libro, para no caer
en la historia aliado del perfil en el desenfoque de muchos autores antiguos. Tomando este veredicto, que
a ~ día un nombre que pertene- Dios refrendará como definitivo, se empeñan en hacer de Job un santo y de
dl:ncbo que Don Quijote; Hamlet justificar como sea cuanto dice.
El sentido funcional queda claro si volvemos al Sal25: el orante recono- 5. Job mismo ofrece lo.
ce que pecó (7), pide perdón, confía en la bondad del Señor y cuenta tam- los patriarcas. Supone qut b tirsatl
bién con su conducta: «la honradez y la rectitud me protegerán: lo espero de k:mia. Aunque lo ha~-a.n bcdlo -
ti». ¿Sucederá lo mismo con Job? ¿Lo va a proteger su conducta y la ayuda tilinente, han quedado prof ......
de Dios o va a suceder lo contrario? El autor necesita un personaje que no aencia de sus hijos. AplliC:ba
haya dado motivo para el castigo ni ocasión para el escarmiento. Tiene que 5.11ss con Eclo 3iU-13). u
cerrar desde el principio una escapatoria de su problema. Ésta es la función cU.s fatales para la familia.. paa
de la noticia y no canonizar prematuramente a su protagonista. bre. La maldición es t~ qut ..a
Para la segunda bina de virtudes pueden verse Prov .'3, 7 y 16,6: mterceder retornará al fin.U. en d
9
.'3. Las riquezas enumeradas son las de un jeque que diferencia sus acti- ' Yi al Señor sentado ca
vidades: los camellos son del nómada o de quien organiza el tráfico lucrativo (=·;;;;:: ~:;::.)estaba en pie.i-.
de las caravanas; las ovejas son de un pastor, quizá seminómada; las yuntas ñor preguntó: ¿Quién podci
de bueyes son para tareas agrícolas. Si J oh habita en tienda, sus hijos tienen en Ramot de Ga.la.itd? t:-
casas; posee ganado y cultiva la tierra (1, 14 ); la servidumbre, al estilo pa-
triarcal, no es parte de la familia, sino de los bienes.Jacob «tenía muchos re-
baños, siervos y siervas, camellos y asnos» (Gn .'30,4.'3). Se diría que el autor guiente dice: «Dios es tc:míbk ca
busca un color exótico o remoto para su historia. hle para toda su corte:. (-;~
Hombres de Oriente es designación bastante genérica:Jue 6,.'3 ..'3.'3; 7,12; libro en 5.1 y 15.15.
8,1 O; ls 11, 14. Aunque no dice expresamente que las riquezas sean pago de
la buena conducta, el orden narrativo lo da a entender fácilmente: Safá11. Entre esos~
4. Los hijos viven en casa propia, como hijos de un hombre muy rico.
Los banquetes indican a la vez la riqueza y la unión de la familia: otra bendi- Jr 5.1
ción no despreciable. «Ved: qué dulzura, qué delicia convivir dos hermanos
unidos» (Sal1.'3.'3,1). que respete d
( repasad = 1:l::"i:\.
CAPÍTULO 1 125
En Zc 4,1 O son «los ojos del Señor» los «que se pasean (Cl'~~itlirJ) por toda
Fray Luis de Lcóo ...._-s1
cielo», y explica: cSatan:M a
la tierra» vigilando. En Sal14,2, sin el verbo ~1tli, es el Señor quien se asoma sador o calumniador>- r- 1
(=-j'ptlii1), inspeccionando a los hombres. pudo Satanás asistir a b
El segundo dato es la «oposición»: un satán Oti~) es uno que se enfren- observaciones agudots qar a
ta como rival o fiscal, con una idea o plan contrapuesto. Cierra el paso a Ba- ricos. En primer lugar_ b
laán (Nm 22,22), lucha en contra (1 Sm 29,4), rival en un proceso (Sal humano de hablar: cpo~quo:
109,6), acusa ajosué (Zac 2,1s), incita a David (1 Cr 21,1). El rival personi- ~-es cuando de algo se co D•
ficado es una figura que crece profusamente en la literatura apocalíptica y hombres. nos habla en -
pasa también al lenguaje teológico cristiano.
Pero no confundamos el satán de esta narración con nuestra imagen o
concepción del demonio, ángel caído que odia a Dios y sus obras. Aunque al-
gunos puntos de contacto nos empujen a la confusión, debemos defendernos
para contemplar rigurosamente la función del personaje en la obra. El satán
no es una afirmación teológica, sino un personaje funcional en la historia.
Hasta ahora Dios está satisfecho de su siervo Job, y no pasa nada; la doc-
trina que explica las relaciones no es problemática. Hace falta un antagonista
que ponga en movimiento la acción: por un lado, provocando el sufrimiento 6. «Cn día»: traducido~
concentrado, consecuentemente provocando el problema de la religiosidad Ouos traducen «llegó d dí;a ca
interesada. Sin satán no comenzaría el drama. Si seguimos preguntando a qué stiYicio: y el satán parece ser-
realidad responde esa figura, el autor no nos contesta, nos abandona a nues- libre a la sala y a la audic:ncia Jid •
tras suposiciones.
Y nuestras suposiciones no pasan de preguntas dirigidas al libro o a no-
sotros mismos. ¿Es el satán una especie de desdoblamiento de Dios, que de-
sarrolla, en términos dialécticos, su dirección del hombre? Quiero decir:
Dios dirige al hombre no en forma puramente lineal, sino en proceso dramá-
tico, dialéctico; Dios está contento y descontento del hombre, tiene que co-
locar al hombre en situación de realizarse. ¿O es el satán un principio huma-
no opuesto a Dios? Es decir, algo o alguien que pone en marcha el dolor, y
Dios lo toma para convertirlo en prueba; algo o alguien pesimista, que no 7. El satán ,;ene de b tian..
cree en el hombre, que por el hombre «siervo» se burla de Dios, que desea proceda del reino infennl o • ..1 4
contemplar en el hombre el fracaso de Dios. En este caso, el satán tendría p;¿saje en 1 Pe 5.8 por los tér -
algo de proyección del autor, el cual, disconforme con una religión interesa- srno el diablo. rugiendo~-
da y con una doctrina teológica simplista de la retribución, asume el papel
8. Dios da de Job la lllit.a
de crítico y opositor y somete a prueba a su criatura poética.
de su sien·o. inclU50 orguDoso dr
No podemos responder a estas preguntas ni confirmar estas suposiciones.
Quizá la ambigüedad inexplicada del satán sea parte integrante de la obra, quien estoY orgulloso:.. La ..-i4w41
fuente de sugestión y al mismo tiempo confesión implícita de que una doctri- puesta integridad de Job 110 ~
na no puede con la realidad viva del hombre frente a Dios y a sí mismo. esencial: probarse a sí~ ca la
Sen Sira. no ha sido m& pradla
Ya san Gregorio identifica este satán con un ángel condenado
Edo J1.S
por su soberbia. Y se pregunta cómo pudo asistir al consejo divino
(11, 4).
..
CAPÍTULO 1 127
·pn:guntas dirigidas al libro o a no- San Gregorio aprovecha el dato del día para hacer una interesan-
dr desdoblamiento de Dios, que de- te observación literaria y hermenéutica, a saber: cómo los autores
. .la:c-tón del hombre? Quiero decir: hacen sugerencias simbólicas por medio de rasgos al parecer secun-
. .-mltt lineal, sino en proceso dramá- darios: lugar, tiempo, clima, postura. Por ejemplo: «era invierno, era
~KWDDJlel:tto del hombre, tiene que co- de noche, estaba en pie ... ». Su aplicación al caso presente es menos
c-o es el satán un principio huma- feliz.
que pone en marcha el dolor, y
algo o alguien pesimista, que no 7. El satán viene de la tierra. Nada puede sugerir de su respuesta que
airn-o:t se burla de Dios, que desea proceda del reino infernal o subterráneo. Quizá haya un eco parcial de este
Dios. En este caso, el satán tendría pasaje en 1 Pe 5,8 por los términos «adversario» y «rondar»: «vuestro adver-
. .KIIJD!Iorme con una religión interesa- sario el diablo, rugiendo como un león, ronda buscando a quién tragarse» .
de la retribución, asume el papel
8. Dios da de Job la misma descripción que el narrador: está contento
.. criatura poética.
de su siervo, incluso orgulloso de él; como dice Is 49,3: «tÚ eres mi siervo, de
ni confirmar estas suposiciones.
sea parte integrante de la obra, quien estoy orgulloso». La satisfacción de Dios parece prematura y la su-
puesta integridad de Job no está completa. Le falta una dimensión humana
IIJIIIIIIcslón implícita de que una doctri-
esencial: probarse a sí mismo en la prueba. La riqueza, a pesar de lo que diga
frente a Dios y a sí mismo.
Ben Sira, no ha sido una prueba para Job:
«El diablo no desafía a Job, sino a Dios; y la puesta de la pelea es 14. Esos sabeos parecen 5a"
Job. Si decimos que Job pecó en medio de los azotes, cosa impensa- nes predatorias inesperadas. •
ble, decimos que Dios perdió la apuesta ... Si Dios no supiera que
había de mantener su inocencia, no apostaría por él...» (Gregorio,
11, 13).
12. Dios permite la prueba. Probablemente el autor conocía la prueba 19. N o es lógico que un nn...•
de Abrahán (Gn 22): la ignorancia del patriarca es factor esencial y el objeto braya el carácter teofánico del
es el hijo y la promesa. También es prueba la de José, aunque el autor no lo al satán le han concedido un
dice al principio. El desierto es tiempo y lugar clásico de pruebas del pueblo
(Dt 8,2.16). mía). Ésta es una consider.tció.
Entre tanto, Job no se entera de nada. En 29,4 llama a Dios «un íntimo nos remontamos para obtener ~
en mi tienda». Aunque Sal 25,14 dice que «Dios se confía a sus fieles», y se trata de cuatro desgracm .... •
Amós afirma que «no hará cosa el Señor sin revelar su plan a los profetas» meteoros y salteadores: suce5105
(3,7), esta vez Job queda a oscuras, y tiene razón Elifaz cuando pregunta re- Dios que quiere la vida: hechos
tóricamente: «¿Has asistido al consejo de Dios?» (15, 8). Su rival o satán tie-
ne ventaja al saber más que él. 20. Gestos de dolor.~ ca
El satán tiene la mano y empieza el juego. 7,29, etc.
-
CAPÍTULO 1 129
. .llirable en su pueblo. 1.3-19. Las pruebas de Job están contadas en un relato muy estilizado.
se acreditó? Son cuatro desgracias, número clásico de totalidad: por ejemplo, Ez 14,21;
Jr 15,.3. Las repeticiones de fórmulas crean un ritmo regular, irresistible (re-
hará emerger ese elemento que cuérdese Is 24,17s). En las causas se alternan los hombres y los elementos:
rico y feliz es demasiado inge- sabeos, un rayo, caldeos, un huracán. Con este ritmo contrasta sutilmente la
talcs criaturas resulta sospechosa . repetición cuaternaria del verbo ?m = caer: caen los sabeos, cae el rayo, cae
..- d drama es el ser auténtico del la casa, cae Job en tierra. La caída libre de Job responde con humildad y
bueno, de una bondad, si no falsa, aceptación a las desgracias que le han caído encima. Las pérdidas comienzan
es un diálogo monótono de un con las posesiones y terminan con los hijos. Sobre las posesiones vale la
cLo festejarás porque el Señor pena recordar:
an:as:. (Dt 16,15). Suceda la tenta-
Prov 10,15 La fortuna del rico es su plaza fuerte= 18,11.
14. Esos sabeos parecen ser bandas de nómadas que realizan incursio-
nes predatorias inesperadas, algo así como las descritas enJue 6,.3ss:
. .W.=m.ente el autor conocía la prueba 19. No es lógico que un viento embista por los cuatro costados. Ello su-
IIIIIJ[J;il]rca es factor esencial y el objeto braya el carácter teofánico del meteoro. Al mismo tiempo parece sugerir que
b de José, aunque el autor no lo al satán le han concedido un dominio interino del elemento destructor,
lag¡lr clásico de pruebas del pueblo como el «exterminador» de Éx 9,1.3; 1 Cr 21,12; 2 Sm 24,16 (peste o epide-
mia). Ésta es una consideración que sacamos del proceso narrativo. Si de él
En 29,4 llama a Dios «Un íntimo nos remontamos para obtener una perspectiva más amplia, observamos que
..-= illios se confía a sus fieles», y se trata de cuatro desgracias «naturales», de la naturaleza y de los hombres,
sin re,·elar su plan a los profetas» meteoros y salteadores; sucesos que traen muerte y por ello rivalizan con el
r.uón Elifaz cuando pregunta re- Dios que quiere la vida; hechos que ponen a prueba al hombre.
Inos?» (15, 8). Su rival o satán tie-
20. Gestos de dolor, como en Gn .37,.34; 2 Sm 1,11; .3,.31; 1.3,.31; Jr
7,29, etc.
130 TEXTO Y COMENTARIO
21. Por primera vez suena en el libro, tres veces, el nombre del Señor.
La brevísima oración es magnífica en su concisión. Se comprende que haya
tenido tal fortuna, como expresión de pleno acatamiento de la voluntad de
Dios. Para algunos ha sonado con tal fuerza, que ha acallado el resto del li-
bro. No caigamos en esa trampa, por más que le reconozcamos su innegable
valor a la oración.
7
Y Satán se marchó. E hirió a Job con llagas malignas, desde la terpretan e: sobre sus ........._ a4l
planta del pie a la coronilla. 8 Job cogió una tejuela para rasparse con =::::: (TS Po).~ fs.a.
ella, sentado en medio de la ceniza. 9 Su mujer le dijo: hebreo lo interprcbll de
-~Todavía persistes en tu honradez? Maldice a Dios y muérete. cubiertos de poho. e• ¡ ..
10
Elle contestó: apotropaico. pHa . . . . el
sión ante Dios pHa que
-Hablas como una necia. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no
de Job (Houtman).
vamos a aceptar los males?
A pesar de todo, Job no pecó con sus labios.
11
Tres amigos suyos -Elifaz de Temán, Bildad de Suj y Sofar de
Naamat-, al enterarse de la desgracia que había sufrido, salieron de su
lugar y se reunieron para ir a compartir su pena y consolarlo. 12 Cuan-
do lo vieron a distancia, no lo reconocían y rompieron a llorar; se ras-
garon el manto, echaron polvo sobre la cabeza, hacia el cielo 13 y se
quedaron con él, sentados en el suelo, siete días con sus noches, sin
decirle una palabra, viendo lo atroz de su sufrimiento.
9 «maldice». Véase nota a 1,5: Los LXX, extrañados quizá por las duras
expresiones de la mujer de Job, añaden aquí un discurso que pretende
justificar su actitud. Aunque estas líneas carecen de valor textual, mere-
ce la pena reproducirlas como dato curioso: «Cuando pasó mucho
tiempo, le dijo su mujer: ¿Hasta cuándo seguirás diciendo: "Atenderé
todavía un poco, con la esperanza de curarme"? Mira que ha desapare-
cido de este mundo tu recuerdo, los hijos e hijas, dolor y fatiga de mi
vientre, por los que sufrí en vano. Tú estás sentado entre pútridos gusa-
nos y pasas la noche al descampado. Y yo, como una vagabunda o una
jornalera, voy de un sitio a otro, de casa en casa, esperando a que se
ponga el sol para reposar del cansancio y de las penas que me agobian.
Maldice a Dios y muérete».
con llagas malignas, desde la terpretan «sobre sus cabezas espantados» o «con espanto», leyendo
una tejuela para rasparse con ClºtDiJ (TS Po), ;-Jb$i19 (Sz), ;,9ºtb:::l (Kis). Quienes mantienen el texto
hebreo lo interpretan de forma diversa: como signo de que, al quedar
mujer le dijo:
cubiertos de polvo, comparten la desgracia de Job (Duhm); como rito
., Maldice a Dios y muérete.
apotropaico, para alejar el mal de ellos (Elzas y Gordis); como interce-
sión ante Dios para que cubra de polvo a los culpables de la desgracia
de Job (Houtman).
5. La lógica del satán parece cojear, pues arguye: blasfemar de Dios tie-
ne pena de muerte (Éx 22,27 con Lv 24,16; véase 1 Re 21,10), por eso Job,
para salvar la vida, se ha aguantado sin maldecir a Dios; pero apretado por la
enfermedad y el dolor, lo maldecirá. La lógica cojea, porque se puede argüir:
aguantará el dolor con tal de no arriesgar la vida. Esta ambigüedad lógica ali-
mentará el drama, pues, sometido a tortura, ¿vale la pena seguir viviendo?
La mujer de Job será la primera en comprenderlo.
_...
..
CAPÍTULO 2 1.'35
. .ii~Ca~ción erudita, ofrece varias piraron otro «Prólogo en el cielo», con Dios, ángeles y Mefistófeles como
es decir, se va desprendiendo diablo. Johann Wolfgang Goethe recrea el tema al principio del Fausto, in-
rilb. Las pieles usadas como fundiendo un tono irónico a la figura del diablo, el cual puede comentar
. . . .atte añade una poco convin- cuando se retira:
sc quede en cueros vivos».
De vez en vez me gusta ver al Viejo,
cCoero tras cuero, el hombre dará y de romper con él muy bien me guardo;
te ;úsla lo primero como frase pro- es bello que un Señor tan importante
CD d comercio un cuero vale otro hable tan cortésmente con el diablo.
se trata de la vida, nada cuenta y
«Llagas»: No caigamos con algunos en la tentación de querer identificar
la enfermedad de Job; ni, siguiendo a Pineda, descarguemos sobre Job o so-
bre el comentario todas las dolencias de un manual de medicina. Dejemos en
libertad al director de escena. Con poco nos basta: el término ocurre en Éx
9,8-12, en la sexta plaga, que obliga a los magos egipcios a abandonar la es-
d mundo entero si malogra su cena; en Lv 13,19ss puede exigir el aislamiento temporal del enfermo; en Dt
28,35 se trata de llagas incurables como castigo de Dios. Eso explica que Job
se aísle y que los amigos lo interpreten como castigo divino.
También viene de Dt 28,35 la última frase; con una variante se lee en Is
pues arguye: blasfemar de Dios tie- 1,6; es un modo de encarecer, como nosotros decimos: «era una pura llaga».
véase 1 Re 21,10), por eso Job, La enfermedad aparece causada por el rival maléfico, un personaje del
•Rideci.IT a Dios; pero apretado por la drama. La presentación dramática suena como modo de hablar en 2 Cor
aiBr;IICa cojea, porque se puede argüir: 12,7: «Me han metido una espina en la carne, un emisario de Satanás, para
la rida. Esta ambigüedad lógica ali- que me abofetee y no tenga soberbia». Sería demasiado deducir del presente
•r..~ c.~-ale la pena seguir viviendo? drama que ángeles y demonios son verdugos o encargados de probar a bue-
nos y castigar a malos; o que dolores y enfermedades son causados por los
demonios. Ni Job ni Pablo ni modos semejantes de hablar en la Biblia abo-
..-Kb hay esperanza, y Dios tiene nan lógicamente tales conclusiones.
Job, ¿será vida para esperar o para
JIICCCSÍta que su personaje J oh siga 8. Job se aísla como ordena Lv 13,44 para otros casos, o como le suce-
Dios le conserve la vida. Por lo de- de al rey Azarías, según 2 Re 15,2. Algunos interpretan que Job se hace inci-
de sus adictos» (Sall16,15). Re- siones en señal de duelo, según la referencia de Lv 19,28; 21,5; Dt 14,1. Es
de ;;mcha mirada, de los personajes preferible la interpretación común que ve en ello una prueba del extremo
•IIÍI3do en Crisóstomo: abandono de Job.
rebeldía frente a un Dios que parece cruel. Ya Agustín relacionaba a esta mu- Is 45,6s
jer con Eva:
10. Job la llama necia o insensata (no villana o ruin, que es otro signifi-
cado de i1'{~~). En Dt .32,6 es'?~~ el pueblo «no inteligente», que no sabe in-
terpretar la historia; en Ez 1.3,.3 son los profetas «mentecatos, que se inven-
tan profecías»; en Sal14,1 son los necios, que niegan la acción de Dios en el
mundo. La mujer -movida quizá por compasión, por cariño- no compren-
de el sentido de lo que sucede. ¿Lo entenderán mejor los sabios amigos?, ¿o
Job mismo cuando apriete el dolor y la angustia y el diálogo?
En un primer momento, Job contesta con entereza estableciendo un La primera intención de .,_
principio. La sabiduría y la profecía dicen que todo viene de Dios: algo que provoque ~- alimc:nlt d
..
CAPÍTULO 2 137
te, de éste a la condena, será la poquísima acción del cuerpo del libro. De
momento parecen contraponerse tres amigos compasivos a un Dios despia-
dado, como si hiciera falta ser hombre para sufrir con el hombre. Esta sensa-
ción, que nos desasosiega, sazonará y hará más sugestiva la representación:
¿quién está realmente de parte de Job?, ¿y dónde se coloca el público?
12-13. «El luto de un muerto dura siete días» nos dice Eclo 22,12. No
hace falta tomar a la letra el dato. Lo importante, en términos dramáticos, es
sentir esa mirada silenciosa y espantada, hasta que el silencio se haga intole-
rable. Después de dos días de calamidades precipitadas, estos siete días con
sus noches vacíos son parte de la acción. El consuelo es imposible, la con-
templación enmudece, hasta que de la profundidad de este silencio brote el
grito alucinante de Job. Llegarán momentos en que Job desee volver a encon-
trar este silencio de los amigos: 13,5.
3 Preludio
4-14 Primer acto: tres amigos y tres respuestas de J oh
15-21 Segundo acto: tres amigos y tres respuestas de J oh
22-27 Tercer acto: tres amigos y tres respuestas de J oh
28 Interludio
29-31 Cuarto acto: hablaJob
32-37 Inserción: habla Elihú
38-42,7 Cuarto acto: habla Dios, con breves respuestas de Job.
19
1 Entonces J oh abrió la boca y maldijo su día
2 [ ... ] diciendo: 20
3 ¡Muera el día que nací,
la noche que dijo: «Han concebido un varón»! 21
4 Que ese día se vuelva tinieblas,
que Dios desde lo alto se desentienda de él, 22
que sobre él no brille la luz,
5 que lo reclamen las tinieblas y las sombras, 23
que la niebla se pose sobre él,
que un eclipse lo aterrorice; 24
6 que se apodere de esa noche la oscuridad,
que no se sume a los días del año, 25
que no entre en la cuenta de los meses,
7 que esa noche quede estéril 26
y cerrada a los gritos de júbilo,
8 que la maldigan los que maldicen el día,
los que entienden de incitar al Leviatán;
9 que se velen las estrellas de su aurora, 2
que espere la luz y no llegue,
que no vea el parpadear del alba; .'3 «que dijo». La noche aparur
1O porque no me cerró las puertas del vientre ble considerarla sujeto de -e:.
y no escondió a mi vista tanta miseria. ma impersonal (<da nocbc ca 11.
11 ¿Por qué al salir del vientre no morí «rehusar», «n~ (co;m_..:
varón»). A. Ehrmann.. c ..\ .Sale
o perecí al salir de las entrañas?
lo entiende como cmaldcrin_
12 ¿Por qué me recibió un regazo
ha encontrado seguidores.. -
y unos pechos me dieron de mamar?
sentido que propone a1o1 ..;-u
13 Ahora reposaría tranquilo
y dormiría en paz, «se ha concebido•. AWMJIIC el
14 como los reyes y consejeros de la tierra
que reconstruyen ciudades derruidas;
15 o como los nobles que poseyeron oro
mantiene la mavori;¡ de loa
leer i1~i1 (Bu Du Ehr Pet)
aquí».
o-
1
__.____
CAPÍTULO 3 145
1
146 ACTO PRIMERO
«Un varón». Quienes piensan que l::l~. sólo significa «adulto» conside-
ran absurda la afirmación «ha sido concebido un adulto» y exigen el
cambio de i::l?. por 1~! (Du Be Ehr, aunque la discusión viene de anti-
guo). Pero l::l?. puede significar también «varón», «perteneciente al gé-
nero masculino» (cf. Dt 22,5). mitiva.
_............_
-
CAPÍTULO .3 147
~ sólo significa «adulto» conside- monstruo marino, Leviatán. Sin embargo, en una concepción mitológi-
C!ODCehido un adulto» y exigen el ca, los que maldicen el Océano son fuerzas positivas, benéficas. Nues-
amque la discusión viene de anti- tro texto se refiere a fuerzas maléficas, «los que maldicen el día». Grabbe
. .llllltn .varón», «perteneciente al gé- piensa que el autor ha modificado intencionadamente una fórmula pri-
mitiva.
~os consideran estas palabras «los que entienden». O «los que están dispuestos». En contra de TS,
'"" las omiten como glosa (Bi Be no parece que podamos referir IJ'i'D.P.iJ a los «héroes» que Leviatán
~or como antítesis de Gn 1,3. despierta para luchar contra el dios de la luz.
~), el deseo: «hágase la tinie-
d puesto al caos. Sobre el tema, E. Ullendorf, <<Job III, 8»: VT 11 (1961) 350s, relaciona ii1:;li'' con J.pJ,
Fehbane, <<Jeremiah IV, 23-26 and «atravesar», y '11~ con IÍl'\, «luz», traduciendo: «que la atraviesen (a la
Cn:ation Pattern»: VT 21 (1971) noche) los rayos luminosos del día, capaces de despertar incluso al Le-
amque no todas sus ideas parecen + viatán». Interpretación interesante, pero difícil de conciliar con el con-
texto (cf. v. 9).
b muerte», como parece sugerir la 11 «al salir del vientre». Otros: «en el vientre», invocando Sal 22,11. No
bs versiones antiguas y algunos parece necesario leer IJIJ!~ (Mx) ni IJl]"")O (Da Blo).
«los que están rendidos». Bien se interprete lJj '.!7'J~ como «faltos de
fuerzas» o como «agotados por la violencia», el sentido fundamental no
varía; la segunda interpretación constituye una buena correlación con
17a. La traducción de Blo, «allí descansan cansados de riqueza», es po-
sible, pero extraña; no es frecuente «cansarse de la riqueza».
...
CAPÍTULO 3 149
= ccripta», como referencia al El discurso es un clamor de la pasión y como tal hay que declamado y
lallall!e para el t:lt.\i del v. 17 (Bib 54, escucharlo:
~~'como en 40,13.
Fray Luis de León nos dice que no debemos «dorar estas maldi-
• refiriéndolo a los proletarios. ciones de Job y excusarlas de culpa». Contra los que tal intentan, él
b.tbbsen de los poderosos y 1 7- apela a la experiencia que enseña «que no se encuentra [=choca]
. .dl~&~fm. Iría de acuerdo con la opo- con la paciencia que el puesto en desventura y herido sienta lo que
tpe reflejan dos modos contrarios le duele y publique lo que siente con palabras y señas. Ni menos es
acogido (paralelo con los pode- ajeno del buen sufrimiento que desee el que padece o no haber veni-
a . los débiles). Sin embargo, aun- do al mal que tiene o salir dél presto y en breve, que es todo lo que
IJ..:dcjustificarse fácilmente, el par- Job hace y dice en este lugar. Porque si le duele, tiene razón de do-
w.bndo de los montes. Decir que lerse; y si no se doliera, no tuviera sentido; y si se queja, duélele, y la
MHl los proletarios carece de fun- queja es natural al dolor. Y si desea no haber nacido para mal seme-
jante, pregunto: ¿qué razón nos obliga a elegir vida si ha de ser para
pasarla en miseria? ¿Quién en trabajo deseó a él haber venido? O
¿qué atormentado amó el vivir en tormento? O ¿quién es el que eli-
ge vivir para vivir muriendo siempre?» .
. . .tlbi'Ye una buena correlación con
. .CillllaSiiiD cansados de riqueza», es po- La apuesta del satán era que Job maldeciría a Dios en la cara; en vez de
cansarse de la riqueza». ello, Job maldice el día en que nació. Su maldición es como un deseo de lo
imposible, de hacer que no sea lo que fue. Es un debate impotente con el
(Houh Do Gra Du Be Ho Foh Po tiempo, dentro del cual existe como prisionero. Dos ejes tiene el capítulo: el
~.;, «piedra sepulcral» (Be Ho eje de luz y oscuridad, el eje de vida y muerte: uno cósmico, otro humano;
con el árabe jalun, «tumba», como los dos trascendentales.
propuestas obtiene un mejor pa- Luz/tinieblas. La imprecación se bifurca: hacia el día del nacimiento y la
•amm expresión «alegrarse hasta el noche de la concepción. Al invertir el orden cronológico, primero nacimien-
ltil Bu Hont DG Dh Grab Gor y to y después concepción, Job va bajando hasta lo primordial de la existencia.
De este modo, día y noche, pulso normal de la vida humana, se resumen y
concentran en un día y una noche. El ritmo sabido y querido de luz y oscuri-
dad queda absorbido en una total, violenta y continua tiniebla. Es simbólica-
•Diwvcamino está oculto». mente la tiniebla del no existir, vista nostálgicamente desde un existir en ti-
nieblas.
Desde el centro de su existencia, un hombre interpela el orden cósmico
como un grito desde la profundi- de la creación. Era un orden de distinción y separación: luz de tinieblas, día
1 ). En siete días de silencio han de noche, aguas superiores de inferiores, mares de continentes. En el diluvio
ahondado el sentimiento. Pero la se abolieron las distinciones de aguas superiores e inferiores, de mar y conti-
nentes, todo quedó sumergido en un océano amorfo, volviendo al caos ini-
cial. La recreación establece de nuevo las distinciones y separaciones con
sus ritmos: «no han de faltar siembra y cosechas, frío y calor, verano e invier-
no, día y noche» (Gn 8,22). La última bina tiende un puente mental: de
modo semejante a las aguas actuarían las tinieblas. La distinción fundacional
de día y noche queda abolida, sumergida por las tinieblas indiferenciadas
150 ACTO PRIMERO
destructoras de toda forma. Se retorna al momento anterior a la creación del «Realmente, la últim.it do • 1* -4
orden, cuando todo era un caos cubierto de tinieblas. Un diluvio de tiniebla sobre todo en el hecho de
universal borraría toda existencia diferenciada y en su vorágine desaparecía
esa minúscula y central existencia de un hombre llamado Job.
Los que vivimos en una civilización en la que basta pulsar un interrup-
tor para disipar las tinieblas, no percibimos fácilmente la experiencia de la
oscuridad de los antiguos. Deberíamos volver a nuestras experiencias infan-
tiles o a momentos dramáticos de apagones colectivos. La presente página
vive y despierta resonancias en el universo simbólico del Antiguo Testamen-
to. En el otro extremo del triunfo de la tiniebla está el triunfo de la luz can-
tado en Is 60 y aludido en Zac 14,7 y recogido en Ap 21,25; 22,5.
El segundo eje es vida y muerte, con la puerta de la vida que es el nacer.
En el sistema imaginativo hebreo, por el nacimiento «se sale a la vida», y des-
de ella «se entra» en el reino de la muerte. Nacer y morir son las dos puertas,
no haber nacido y estar muerto son las dos zonas externas. Pues bien, el Se-
ñor creó la tierra para la vida, «no la creó vacía, sino que la formó habitable»
(Is 45,18). Esa vida, que es bien de la tierra, es bien supremo del hombre:
«te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal... te pongo delante vida
y muerte, bendición y maldición: Elige la vida y viviréis» (Dt 30,15.19). En
el centro del sufrimiento, que pone al rojo los sentidos y derrite el temple
del hombre, ¿sigue siendo válido ese sistema de valores?, ¿o adquiere vigen- 20,14
cia el nuevo sistema proclamado por el Eclesiastés?
15
«Llamé a los muertos que ya han muerto más dichosos que a los
vivos que aún viven, y mejor que los dos el que aún no ha existido» 17
(Ecl4,3).
Así lo siente J oh: querría abolir el nacimiento, puerta de acceso a la vida; pero, 18
ya que es imposible desandar hasta el final el tiempo y abolir el nacimiento,
al menos puede invocar y desear el otro extremo: llegar al no existir por la
entrada de la muerte. 3. La articulación en día Y
Hay un momento de conjunción de la noche = tiniebla con la vida: es la
noche del amor y la concepción. Es la noche fecunda a la que se refiere Sal
127,2: «Dios lo da a sus amigos mientras duermen», la que evoca Sab 7,2:
«masa de sangre, de viril simiente y del deleite cómplice del sueño». Esa no-
che será totalmente noche si se le niega la bendición de la fecundidad, si
queda estéril. Así lo querría Job.
Antes de asistir a la erupción apasionada de Job, puede ser útil escuchar
las reflexiones de una escritora judía, Margarete Susman, que medita sobre
el destino de su pueblo durante la tremenda persecución y publica esta pági-
na en 1956 en el libro Gestalten und Kreise (Zürich 1954); presentado por
Nahum Glatzer en su Dimensions of]ob (New York 1969):
•
CAPÍTULO 3 151
de Job, puede ser útil escuchar 4. Es Dios quien hace salir el sol, brillar la luz, girar el día. Si Dios se
·~~etc Susman, que medita sobre
desentiende, no habrá luz ni día, seguirá el dominio de la tiniebla. Cada ma-
persecución y publica esta pági- ñana es como una nueva creación de la luz por orden de Dios (véase 38,12-
(Zürich 1954); presentado por 15). Hay que escuchar toda la violencia de la expresión en hebreo:
(Ncw York 1969):
152 ACTO PRIMERO
Gn 1,4 ¡;~ 'i1'. ¡que exista la luz! por ejemplo, Is 27.1:51..95: Sal
Job 3, 4 lilih 'i1' ¡que se vuelva tinieblas! tos en echar conjuros• (Sal 58.6).11
seres maléficos. El Levi:aQa..
Pero, en el primer caso, «la luz existió»; en el segundo, el deseo no su- hadada. Esos mismos me MC ' 1
cede. Ya Pineda señalaba el contraste con Gn 1 y aduce, entre otros textos, de oscuridad. Ya que Job 110
Is 13,10: pertos; como el que ~
llamativa aliteración une •aWa wl
Los astros del cielo, las constelaciones, no destellan su luz, parecerá en 40,25.
se entenebrece el sol al salir, la luna no irradia su luz.
Según Eclo 33,7-9, Dios se ocupa de modo especial de los días festivos: «a
unos los bendijo y santificó, a otros los hace numerarios». Job quiere que su
día no sea ni numerario.
por ejemplo, Is 27,1; 51,9s; Sal 74,14; 89,11, etc. Hay «encantadores exper-
tos en echar conjuros» (Sal 58,6), que saben desatar e incitar esas fuerzas o
seres maléficos. El Leviatán, «serpiente tortuosa», devorará la noche mal-
en el segundo, el deseo no su- hadada. Esos mismos encantadores maldecirán el día benéfico cubriéndolo
Gn l y aduce, entre otros textos, de oscuridad. Ya que Job no puede con sus gritos, pide el auxilio de los ex-
pertos; como el que hace luto alquila voz y lágrimas de las plañideras. Una
llamativa aliteración une maldecir con incitar: i'J~ - i'JlJ. El Leviatán rea-
parecerá en 40,25.
(BAE 42,.'385)
12. En el «regazo» o las rodillas puede ser rito de aceptación o de adop- yopri.ia¡J
ción: Gn .'30,.'3; 50,2.'3; Rut 4,16.
1
14. Siguiendo la interpretación de «mausoleos» (véase nota filológica), «Ella libra de b a.cbw-
fray Luis cita el ejemplo de las pirámides, el mausoleo de Caria, etc. La lec-
tura que adoptamos tiene en cuenta Is 58,12 y 61,4.
16. Ya fray Luis señalaba la relación de este verso con 11-12, y aprove-
cha el momento para explicar la función y el valor de la hipérbole poética:
..
CAPÍTULO 3 155
(R\E 42,.385) 17. Puede tratarse de dos grupos, malvados y rendidos, o de uno solo,
los malvados al fin rendidos e impotentes. Su tumulto fue infatigable y malé-
desde el dolor; y la nostalgia fico, como describen diversos textos: '
lt!PMil: no se distinguen, no traba-
es tm terrible, que su término se Is 57,20 Los malvados son como el mar borrascoso,
que no puede calmarse:
sus aguas remueven cieno y lodo.
14,6 Al que golpeaba furioso a los pueblos
con golpes incesantes
y oprimía iracundo a las naciones
con opresión implacable.
. . . .IIS(Me<()S» (véase nota filológica), «Ella libra de la esclavitud, aunque se oponga el amo; ella suelta
d mausoleo de Caria, etc. La lec- las cadenas de los presos; ella saca de la cárcel a los que impedía sa-
!" 61.4. lir una autoridad impotente; en ella nadie siente su condición hu-
milde; ella a nadie obedece, nada hizo por voluntad ajena; ella,
cuando la fortuna hizo mal reparto dando dones diversos a los que
nacieron con igual derecho, lo igualó todo» (cap. 20).
*este verso con 11-12, y aprove- Como Pineda cita a los latinos, nosotros podemos citar a los nuestros:
d ~r de la hipérbole poética:
156 ACTO PRIMERO
20-2.'3. El sujeto de estos versos es Dios, primero aludido, después nombra- 2.'3. Véase Lam .'3,7.9.11.
do. Las palabras de Job son queja, no maldición. Emplea la fórmula clásica
«¿por qué?». Puede expresar protesta y rebelión, como en Éx 17,.'3; Nm 11,4;
14,.'3; puede expresar súplica dolorida y confiada, como en tantos salmos
(44,24s; 74,11; 79,10; 80,1.'3; 115,2). Los dos extremos de la vida, los dos
accesos al no ser, están en manos de Dios, y Dios es responsable de ellos. Desde las breves y lapidari.
Cuando Job maldecía, tenía presente su nacimiento; cuando Dios se presen- prólogo hasta aquí, la concieucia
ta a su conciencia, Job se queja sin comprender: ¿por qué Dios nos enco- el dolor lo que ha intensifiado la
mienda la vida sin contar primero con nosotros?, ¿por qué da o conserva la
vida al que desea la muerte?, ¿es la vida un bien o es bien lo que uno desea?
Se pregunta con la perspectiva de una muerte como desenlace definitivo,
pues no cuenta con una vida después de la muerte. Por eso es del todo diver-
so el deseo místico de la muerte, por ejemplo, de santa Teresa o san Juan de
la Cruz, «que muero porque no muero», o la invocación «Ven, muerte, tan
escondida ... ».
......
-
CAPÍTULO 3 157
-:nc
RpCtirá durante la discusión. Ben
Eclo 41,1-2:
:!41-258: Herz. :X .• c:Some
160-6.'3; Koch, K.• c:GilK es
CAPÍTULOS 4-5
sion: Sorne Remark.s onjoL
J. E .. «The Vision of F.li:ph;a
Asensio Nieto, F., «La visión de Elifaz y su proyección sapiencial»: PEGLMBS 9 (1989) 98-IU:
EstBíb .'35 (1976) 145-6.'3; Beer, G., «Zu Hiob 5:2.'3»: ZAW .'35 (1915) Encounter»: ZAW 95 ( l98J)
6.'3-64; Brin, G., <\Job V .'3 - Textual Case: the Translator's Limits of lism inJob 5: Part b:JBQ26
Consideration»: VT 42 (1992) .'391-.'39.'3; Burns,J. B., «The Chastening lisms in J oh 5: Part lb: .JBQ.
oftheJust in Job 5:1-2.'3: Four Strikes ofErra»: PEGLMBS 10 (1990) ~r·Crushed before the Moda
18-.'30; íd., «The swt lswn in Job 5,21a as Metaphor and Irony»: BZ .'35 Smith, G. V., <Job IY 12-.21:
(1991) 9.'3-96; Clines, D. J. A., <\Job 4,1.'3: A Byronic Suggestion»: 453-464; Steinman, A. L
ZAW 92 (1980) 289-91; íd., «Verb Modality and the Interpretation of .\. B. Beck y otros (eds.).
Job iv 20-21»: VT .'30 (1980) .'354-57; íd., <Job 5,1-8: A New Exege- 1995) 288-297 [sobre 5,1
sis»: Bib 62 (1981) 185-94; Coggan, F. D., «The Meaning of ~~n in rirntalische Forschun~ (1,.....
Job v. 24»: JMEOS 17 (19.'32) 5.'3-56; Cotter, D. W., A Study of]ob 4-5 :\"ote on Job V .'3»: VT 4.3 (
in the Light of Contemporary Literary Study: SBLDS 124 (Atlanta 5: 7»: JBQ 2.'3 ( 1995) 3-8.
1992); Cox, D., «A Rational Inquiry into God: Chapters 4-27 of the
Book ofJoh»: Greg 67 (1986) 621-658; Crenshaw,J. L., «The Influen-
ce of the Wise upon Amos: The "Doxologies of Amos" and Job 5,9- 4,1
16; 9,5-10»: ZAW 79 (1967) 42-52; íd., Hymnic Affirmations of Divi- 2
ne Justice: Doxologies of Amos and Related Texts: SBLDS 24
(Missoula, Mont. 1975); Cheyne, T. K., <Job V.7»: ZAW 11 (1891) .'3
184; Dahood, M., «ri"").pO "Storm" in Job 4,15»: Bib 48 (1967) 544-
45; Driver, G. R., «ÜnJob V.5»: TZ 12 (1956) 485-86; Eitan, I., «Bi- 4
blical Studies»: HUCA 14 (19.'39) 1-22; Fullerton, K., «Double Enten-
dre in the First Speech ofEliphaz»:JBL 49 (19.'30) .'320-74; Gibson,J. 5
C. L., «Eliphaz the Temanite: Portrait of a Hebrew Philosopher»: SJT
28 (1975) 259-72; Gillischewski, E., «Die erste Elifaz-Rede Hiob Kap. 6
4 und 5»: ZAW .'39 (1921) 290-96; Gordis, R., «The Biblical Root Sdy-
Sd: Notes on 2 Sam. i.21; Jer. xviii. 14; Ps. xci.6; Job v.21»: JTS 41 7 ¿Recuerdas 1111
(1940) .'34-4.'3; Gray, J., «The Massoretic Text of the Book of Job, the ¿Dónde srla
Targum and the Septuagint Version in the Light of the Qumran Tar-
gum (llQtargJoh)»: ZAW 86 (1974) .'3.'31-50; Greenstein, E. L., «A
Forensic Understanding of the Speech from the Whirlwind», en M. V.
8
9
,-siembna3
Yo sólo be YÍsiD a
11
a los cachorros les arrancan los dientes:
muere el león falto de presa • 7
12
y las crías de la leona se dispersan.
Oí furtivamente una palabra, • 8
13
apenas percibí su murmullo:
en una visión de pesadilla, • 9
14
cuando el letargo cae sobre los hombres,
me sobrecogió un terror, • 10
15
un temblor que estremeció todos mis huesos.
Un viento me rozó la cara, • 11
16
el vello del cuerpo se me erizó.
Estaba en pie -no conocía su aspecto-; • 12
sólo una figura ante mis ojos,
un silencio; después oí una voz: • 13
17 «¿Puede el hombre llevar razón contra Dios?,
¿o un mortal ser puro frente a su Hacedor? • 14
18 Si no se fía de sus criados
y aun en sus ángeles descubre faltas, • 15
19 ¿cómo estarán limpios ante su Hacedor
los que habitan en casas de arcilla • 16
20
cimentadas en barro?
Entre el alba y el ocaso se desmoronan, • 17
21
sin que se advierta perecen para siempre.
Les arrancan las cuerdas de la tienda
y mueren sin haber aprendido».
• 18
19
5,1 Grita, a ver si alguien te responde;
¿a qué ángel recurrirás?
1 20
3
2 Porque el despecho mata al insensato
y la pasión da muerte al imprudente.
Yo vi un insensato echar raíces
• 21
1 22
y al momento se secó su dehesa,
4 a sus hijos sin poder salvarse, 1 23
atropellados sin defensa ante los jueces;
5 sus cosechas las devoró el hambriento, 1 24
sus posesiones las arrebató el famélico
y el sediento se sorbió su hacienda.
1 25 verás una
6 N o nace del barro la miseria,
~............__
w
4,2 «si uno se atreviera» (i19JQ). Este sentido de ilOJ lo admiten numero- 11 «muere». Otros tradumal
sos autores (De DG Foh Po Zo Gui Ho Bra Gor, etc.). Otros sólo tico.
aceptan el significado de «tentar a alguien, probarlo»; para que en-
cajase en el contexto habría que entender ¡;¡-¡ corno «cosa», «algo»: 13
«Si algo te prueba, ¿perderás la paciencia?» (Ehr). Muchos leen
~9JD con Aq Syrn Th Vg: «¿te dirigiremos la palabra?» (lE Ros
HoffBe Du Hont Dh Pet Ko Ho Kis). En cualquier caso, no parece
necesario vocalizar i::ll (infinitivo) en vez de ¡;¡-¡ (contra Beer Bu
y otros).
«les arrancan». Relacionando 1.tli;J:J con el sirio n'ta' (Zo ). Es más fre-
cuente traducir «les rompen», considerando llm = on:J (Ges Ros, etc.)
o leyendo 10I;J:J J 10!;1~ (Gra Ehr DG).
JICDlido de :10:J lo admiten numero- 11 «muere». Otros traducen «vaga», en paralelismo con el segundo es-
Gui Ho Bra Gor, etc.). Otros sólo tico .
.a ~en, probarlo»; para que en-
c:.r.c:oder i:;tl como «cosa», «algo»: 1.'3 «en una visión de pesadilla». Lit.: «entre pensamientos procedentes
paciencia?» (Ehr). Muchos leen de visiones nocturnas».
clirigiremos la palabra?» (lE Ros
~)- E.n cualquier caso, no parece «el letargo». :19JilJ se refiere en este caso al sueño normal, no a un
m vez de i;Jl (contra Beer Bu estado de sopor provocado por Dios, según D. J. A. Clines, <<Job
4,1.'3: A Byronic Suggestion»: ZAW 92 (1980) 289-291.
15 «el vello del cuerpo se me erizó». Así la casi totalidad de los autores,
traducir «robustecías», en parale- algunos leyendo plural n·i~tq, ya que consideran imposible en este
36, 295); Os 7,15 parece confir- caso el nomen unitatis (DG Foh). Es interesante la propuesta de
~que nuestra traducción tam- Merx, seguida por Ehr TS Lust [«Bijdragen» .'36,.'308-11], que lee
X"UCn:lo con Driver: Y. Hoffman, :1"')~9, «tormenta», en paralelismo con 15a; esta propuesta ha sido
die First Speech of Eliphaz»: VT mejorada por Dahood [ «Bib» 48,544s] Blo Gor, que leen n-¡~9, an-
tigua forma de estado absoluto con tau. La traducción sería: <<Una
tormenta erizó mi piel». Hontheim también leía :1"')~9, pero con el
.antcner el TM interpretando el sentido de «angustia», «horror».
DO De Del Ehr Dh Ki:i Foh Ho
_._J,. leen en 1t:'IIPD! (Di Bi Bu DG 16 «un silencio; después oí una voz». Así Schul De Mx TS BJ Gor, al-
gunos entendiendo :1997 como «se hizo calma». La mayoría tradu-
• fin¡¡} del verso (Cler Reis Mx Si
• - - en cualquier caso. Hontheim, ce: «oí una voz queda», entendiendo '?ip¡ :199'1 como hendíadis
. .~~ende 1\ traduce: «¿dónde están (Ew Hlg Hir De Hit Du Hont DG Dh Hi:i Kis Foh Ho Bra Lev) o le-
. .ICII:Icz y tu esperanza»; coincide con yendo i199'1 '?ip¡ (Bi Be Bu). En contra de Ehr, parece injustificado
en b nota anterior expone bien la suprimir :199'1 como glosa inspirada en 1 Re 19,12.
'"'i!lti~
19 «estarán limpios ante su Hacedor». Leemos Ofl,J!r'JEJ'?1:l 11'\::li'; énfasis al pronombre (F.•
ofl,J!r'~!;l'?1:l con Herz TS (dittografía del1:l de i¡?jQ); e interpreta- .IJOJ (Ra Hir), algunos
mos 1'\::li = 1'\::li, «ser puro, limpio», con Dahood y Blo. La mayoría Del Sarna [JBL 78, 3
retiene el sentido habitual de 1'\::li, «pisotear», «machacan>, tradu- 4) Horst cambia en L ~"'""
ciendo de forma distinta según el sentido que atribuyen a 'JEJ'? y a
fDSJ / 1:lfl,J.17: 1) «serán/son machacados como polilla» (De Bu Hont Dh 5,1 «a qué ángel». Ehr Yx
Pet Kis Te Ho Gui Lev); 2) «serán/son machacados más rápido que aduciendo Prov 9,10: Os
la polilla» (DG Ho Foh Po); 3) «serán/son machacados [como] por
la polilla» (Do Ros); 4) «serán machacados como un nido de pája-
3
ros» (Del Ehr Vac); 5) «serán/son machacados ante su Hacedor»
(Herz TS). En estas diversas hipótesis es frecuente el cambio de
011'\::l'T en 11'\::l")' (Bu DG TS), 11'\f'J' (Si DG Ho TS), 11'\::l'T (Dh),
O~P"J' (Pet).
20 «sin que se advierta». O «sin darse cuenta ellos». Entendemos O'fDQ •'?J1:l
como elipsis de :J'? O'fDQ •'?J1:l. Otros dan a O'fDQ el sentido de «ani-
madversio», llegando al mismo resultado. La lectura o¡p •'?J1:l (Herz)
o o¡p 1:l-•'?:;¡Q (Da Po Blo Rav), «sin fama», parece menos adecuada al
contexto. Injustificada la corrección ,l)'ilii1:l •'?:l1:l, «por falta de un
salvador» (Mx Gra Ginsburg Dh), basada en una interpretación
errónea de los LXX.
5,1 «a qué ángel». Ehr Vac Gor interpretan Cl'tli1p como epíteto divino,
aduciendo Prov 9,10; Os 12,1. El último de ellos traduce: «¿a quién
recurrirás mejor que al Santo?».
. .M'Ixa bastantes quebraderos de ca- «el sediento». El paralelismo con las frases anteriores mueve a voca-
~::·; la preposición repite y da lizar Cl~~- También podría entenderse Cl'l.:l~ como «los enjutos» (de
166 ACTO PRIMERO
«como las chispas». Frase dudosa, ya que :"jtzli puede ser el dios de la
«de la lengu¡u. El tam. dE
peste (Dt .32,24; Hab 3,5) o designar poéticamente el rayo, la llama-
tante en el AT. Es ¡~,.4111
rada (Sal 78,48; Cant 8,6). Otros lo traducen «aves rapaces» (Do),
que en TS y Gui adquieren el matiz de «pájaros Resep», equivalentes
a las arpías de la mitología griega; esto último parece basarse en una 22 «de demonios». En d c::aGil4
interpretación errónea del v. 7. Según Wolfers, :"jtzli '~.~ significa sible que se repitl dos
«toda esa serie de enfermedades infecciosas que se combinan para Stv leyendo -.;', ~1IDI!pC
formar la expresión peste» (p. 7); de acuerdo con ello traduce: «But [ZAW 49,142]. GonfB
when a man is born to Trouble, Pestilence have a field day!». ke, «del frío» (-~~); L.
mantienen la repericióa
«para alzar». Este matiz, poco frecuente en las traducciones, fue pro- añadido que intena co-.1 ..
puesto ya por Reiske y es el más conforme al contexto. Ho Bra).
lengua». A esta misma traducción llega Sarna, uniendo el mem (O) de --::: es discutido. e-:~
Cli)'91J a la palabra anterior y considerándolo enclítico [lJS 6,108- lelismo con b ~ ¡;:~
llO]. Entre las propuestas que respetan el texto consonántico se en-
cuentran: 1) vocalizar ::lll]b, obteniéndose un buen paralelo con
1i'::l~: «salva al desolado de sus fauces» (Cap Mich Do Dat Ew De
Dh Stn BJ, etc.); DG objeta que este verbo sólo se usa de ciudades
y lugares; 2) Cli!'9 Cl~i1JO: «salva a sus cautivos de sus espadas» 1.7
CAPÍTULOS 4-5 167
!01 que ~.:il puede ser el dios de la «de la lengua». El tema de la calumnia o difamación es muy impor-
. .~lar poéticamente el rayo, la llama- tante en el AT. Es injustificado interpretar 1iili7 = ib~ 1iib?, « la llama
lo traducen «aves rapaces» (Do), de fuego», «el rayo» (Houb Ehr).
de «pájaros Refep», equivalentes
c:sro último parece basarse en una 22 «de demonios». En el catálogo de siete peligros (v. 19) es casi impo-
Scpn Wolfers, ~tqi. ':J:;l significa sible que se repita dos veces «el desastre» (1W). Seguimos a Hoff y
inkcciosas que se combinan para Stv leyendo 1ili, aunque Hoffmann retiró más tarde su propuesta
dr: <lCUerdo con ello traduce: «But [ZAW 49,142]. Gordis traduce «de la inundación» (raíz 11ib). Reis-
Patilence have a field day!». ke, «del frío» (i~n?); Lar y Stn, «de la sequía» (:nib?). Muchos
mantienen la repetición del «desastre», considerando el v. 22 un
~~ICDte en las traducciones, fue pro- añadido que intenta completar el catálogo de siete peligros (Ho Foh
c:ooiOrme al contexto. Ho Bra).
=::::;;: luwam (Reis Dat Ros Hlg De 23 «con los espíritus del campo». Interpretando ·~.::::1~ como ':J::;l como
-<\ con el valor habitual de infini- alef prostético (Reis Da Blo ). Estos «hijos del campo» serían los espí-
TS): pero con esta traducción re- ritus que lo habitan, teoría que se remonta a Raschi, K. Kohler, Perles
lO y 11: «Dios riega los campos y Beer [ZAW 35,63s], que leían ill$iJ 't"l~; Reiske pensaba que los
Ehr intenta mantener el infinitivo «hijos del campo» eran las fieras. La traducción habitual: «con las
&:: cacudiria a Dios ... para que levan- piedras del campo», podría entenderse en el sentido de Sal 91,12
~do distantes. («para que tu pie no tropiece en las piedras»), como piensan Saadia,
Mer Schul Calmet Ros, etc.; o en el sentido de que las piedras no im-
pedirán las buenas cosechas (De Bu DG Vac Dh Ho Foh Ho ).
lcq:m siete días de aislamiento, 6. La forma es llamativa: el autor emplea un estilo elíptico para lograr
.,.~aado de nuevo para diagnos- una contraposición intensa. Si en vez de traducir, sustituimos las palabras
días, en que Job ha acepta- hebreas por otras castellanas, tendremos: «¿no tu temor, tu confianza y tu es-
peranza la honradez de tus caminos?». El temor era la confianza, lo acabado
era la esperanza. La traducción hace explícito el verbo ser y aclara el sentido
de la palabra «temor»: se trata de dos virtudes fundamentales de Job, por las
cuales ha sido alabado por el narrador y por Dios en el prólogo (1,1.8; 2,3) .
.....~rbiial, con algunos toques nue-
Son la religiosidad y la honradez. Ahora bien, si la base de su confianza es su
y proporción justa elementos
religiosidad, estamos ante una concepción que fácilmente puede converger
11-::1111! ¡¡} contar la visión. Con todo, con la que proponía la mujer de Job. Confianza en méritos propios, que
D autor parece reservar al prota-
Dios ha de retribuir si es justo; de lo contrario, Dios no es justo y queda en
deuda con el hombre, y éste puede reclamar legalmente. A partir de este
ca los discursos de este diálogo que punto, Elifaz va a probar: que Dios, de hecho, retribuye al justo, que siempre
con modestia o ad hominem o ata- habrá en el hombre faltas merecedoras de castigo, que el castigo aceptado y
presentando una tensión dramá- soportado atraerá nueva retribución. El satán decía: «¿y crees que respeta a
~tar?, ¿y podrá el otro callar? Dios de balde?», y Dios decía: «destruirlo de balde (sin motivo)» (1,9; 2,3).
paciencia: Elifaz callando o Job es- La lógica de Elifaz se puede formular de otra manera: si tienes concien-
que decir, y que con ello cia de ser inocente, no pierdas la esperanza; y si opones tu sufrimiento, pien-
Pero ¿se hace cargo del todo de la sa que algún motivo habrás dado y que será para tu bien.
~siente en 13,5.
7. La doctrina de la retribución comienza con los buenos apelando a la
memoria de Job. Si esa memoria se basa en la experiencia personal, la res-
puesta de Job sonará más adelante y más de una vez. Si la memoria se re-
monta a las viejas tradiciones, Job podría haber citado al menos al inocente
Abel. Estos argumentos por inducción siempre quedan incompletos. La en-
señanza es bastante conocida, por ejemplo, Sal 37,25; Eclo 2,10. En cual-
entre teoría y existencia, tema quier caso, son palabras poco consoladoras para uno que acaba de suplicar:
c:risrencia de J oh chocará violenta- «¡perezca!» (3,3).
basta triturada. Esta vez la pro-
Job podría retorcer el argumento: 8. El castigo está visto primero como dialéctica inmanente del mal. La
. .pcncDCJ·ta de los sabios que consiste doctrina y la imagen son sapienciales y entran en textos proféticos:
con la compasión sin entrar de He-
quizá como J oh antes de la desgra- Prov 22,8 El que siembra maldad cosechará desgracia.
drjo irónico, en la estructura delli- Eclo 7,3 No siembres en los surcos de la iniquidad,
y no cosecharás el séptuplo.
wnc algunos paralelos: «para saber
50A: también Is 35,3; Eclo 25,23). Os 8,7 Siembran viento y cosechan tempestades.
Os 10,13 Arasteis maldad, cosechasteis crímenes,
dos fines: uno para halagarle comisteis el fruto de la alevosía.
otro para dar a su razón ma-
[ razón] la que se toma de lo 9. Continúa el castigo con la intervención de Dios con un instrumento
teofánico, como muestran múltiples textos. Citaré algunos para mostrar que
172 ACTO PRIMERO
semejante castigo es revelador, pues se presenta y acredita como acción de Eclo 40,5
Dios. La expresión hebrea es concisa y enérgica: iJi'?loi n~tli~, i:l~ on. Com-
párese con: 6
· ·-
La visión no tiene figura familiar, reconocible; sin embargo, se reconoce miento, el hombre siempre &AL
sin duda su origen sobrenatural. No es mero sueño, no es un fantasma. Es un pecados o penas específicos.
mensajero de Dios, que viene sin ser llamado, se presenta sin pedir audien-
cia, se rodea de silencio confidencial. 18. El aspecto de la~
seres que Dios toma a su sefT"icill
17-21. Suena el mensaje trascendental, una revelación sobre la condición Aunque sean de condición cdcsle..l
humana, algo que escrutan los sabios sin rendirse (véase Bar 3,20-23). «¿Qué encargos, sabe que no puede
es el hombre?», pregunta Sal 8,5; «¿acaso el hombre?», pregunta aquí el algo que reprochar. K o parece
mensajero (el salmo 8 es citado y retorcido por Job 7,17s). lión, sino que los encargos de
La sustancia del mensaje se condensa en el primer verso, que los demás
amplían y explican. Pecador de condición, porque hecho de barro, delezna-
ble y caduco, ignorante hasta el final.
1
_.-........._
CAPÍTULOS 4-5 175
Enséñanos a llevar buena cuenta de nuestros años contexto de súplica, como iodiic:lll
para que adquiramos un corazón sensato. de debate, y en contexto fon::..c.l
¿Se refiere Elifaz solamente~ la
Un poeta conceptista repite variando el tema en sonetos, de los que citaré al- so 8 recomienda acudir ¡¡ DioL
gunos versos: del debate o pleito con Dios; y
Huye sin percibirse, lento, el día, tas casi de interrogatorio. Lo
y la hora secreta y recatada puesta al capítulo 3, estot fnK
con silencio se acerca ... modo como Job la entiende.. d
Nada que, siendo, es poco, y será nada que usan el verbo ;,:.:: , con o
en poco tiempo, que ambiciosa olvida; 13,22; 16,8; 23,5; 30,20: 3LJS.
pues, de la vanidad mal persuadida,
anhela duración, tierra animada. cial, continuando el tema dt
abogado o árbitro. Es como si
¡Oh cuánto, inadvertido, el hombre yerra: a un juicio con Dios, pues y;¡
que en tierra teme que caerá la vida, ría insensatez (2-3).
y no ve que, en viviendo, cayó en tierra! Muchas cosas cuelgan de
(Quevedo) otros «clavos bien cla,otdou ca d
La razón del silencio cs..
5,1. Este verso es como uno de esos de los que dice el Eclesiastés: «Las de Job. Mirando hacia ddaolie E
sentencias de los sabios son como clavos bien clavados de los que cuelgan les, porque ellos ni caus¡¡n ni
muchos objetos» (Ecl 12,11). Del verso cuelgan preguntas, consecuencias, dice el v. 7 e ilustra el ,._ t.
relaciones.
Ante todo interesa identificar los complementos: en el segundo hemisti-
quio están los qedosim (t:l'tliip); ¿es Dios el que rehúsa responder en el pri-
mero? Así lo han pensado comentadores ya desde la Antigüedad: no sólo
Dios no responderá, sino tampoco los ángeles -piensa Olimpiodoro-; dirí-
gete a Dios por la mediación de santos benévolos -viene a decir santo To-
más-. Apoya la opinión el que la secuencia to\ip-ml' = llamar-responder,
está bien afirmada en los salmos y otros textos: Sal 4,2; 17,6; 20,10; 22,3;
86,7; 91,15; 102,3; 119,145; 120,1; 138,3. Si la correlación es tan estrecha
y tradicional y el libro de J oh se inspira tan ampliamente en los salmos, es ra-
zonable descubrir a Dios, escondido y silencioso, en 5,1.
Pero la secuencia se encuentra también en el libro de Job (12,14; 13,22;
14,15; 19,16); además, este libro, con 58 usos, es el que más emplea y ex-
plota el verbo i1jl) = responder. Por tanto, habrá que leer 5,1 en el contexto
del libro: de él cuelgan relaciones. Y no hay que restringir sus posibilidades.
Más fácil es identificar a los t:l'i61p: son ángeles o seres superiores que
podrían interceder o mediar: véanse 15,15; Gn 48,16; Eclo 42,17. Algunos
antiguos, transponiendo la frase a su propio contexto, han visto en el verso
un testimonio de la intercesión de los santos (santo Tomás, Pineda ... ). Prov 1,32
El valor de m~ y i1:W = dirigirse o acudir y responder es también múlti-
ple. Especialmente «llamar-responder» puede sonar en tres tonalidades: en 19,3
....._ - ...._
CAPÍTULOS 4-5 177
. ..plaimeJiltc•s: en el segundo hemisti- 5,2-3. De repente pasa el asunto al terreno de la insensatez. Aunque no
d que rehúsa responder en el pri- tan de repente, pues 4,20s han incluido explícitamente dicho factor: «sin
~ desde la Antigüedad: no sólo aprender» (mt:;>O:J ~'?).La falta de mtJO =sensatez es ahora la cualidad del
. .~la -piensa Olimpiodoro-; dirí- '?,,~ y m;~ =insensato e imprudente. Respecto a 4,8-9, cambia al menos el
. .~e~~llkol<)S -viene a decir santo To- punto de vista. Si los personajes son los mismos, en 4,8-9 se señala la mal-
. .~:a~:~a r~-;"T:ll = llamar-responder, dad, aquí la insensatez. Como dos caras de una medalla, dos perfiles de una
ta.tos: Sal 4,2; 17,6; 20,10; 22,3; efigie. Es la consabida insensatez responsable y culpable, sapiencial en la es-
Si la correlación es tan estrecha fera ética. Insensatez del que no se refrena y se deja llevar de emociones vio-
;m¡pliamente en los salmos, es ra- lentas. Podríamos decir, cambiando la terminología: del que cede a la pasión
. . .11:80050, en 5,1. y no obedece a la razón. ¿Habla Elifaz genéricamente, o dispara la sentencia
en d libro de Job (12,14; 13,22; como flecha contra su amigo? Esto sería tachar su discurso de irrazonable y
11505_ es el que más emplea y ex- apasionado. Dado el tono tan personal del diálogo, eso es lo más probable.
habrá que leer 5,1 en el contexto Como si dijera: no seas insensato, que yo he visto al insensato ... Ya antes de
que restringir sus posibilidades. Gregorio, Philippus Presbyter (siglo v) dice que en estos versos describe
1a11 ángeles o seres superiores que Elifaz la actitud de Job en el cap. 3. El carácter proverbial de la primera frase
Gn 48,16; Eclo 42,17. Algunos se muestra al compararla con otras:
contexto, han visto en el verso
(santo Tomás, Pineda ... ). Prov 1,32 La rebeldía da muerte a los irreflexivos,
..r::.m y responder es también múlti- la despreocupación acaba con los imprudentes .
puale sonar en tres tonalidades: en 19,3 Cuando a un hombre lo trastorna su necedad,
··-...-
5. No por su caridad en repartir a los necesitados (29,12s), sino por ha- ansí lo juzgo y lo hicien ;m:á.
ber creado con su injusticia esos hambrientos y sedientos, que ahora son León).
vindicados.
La actitud con que Elif.u busaria
6-7. Remacha lo dicho con otra sentencia, de la que cuelga mucho sen- vincente para Job? Los ocho •u-1
tido. Contra el primer verso se podrían aducir dos argumentos: primero lo búsqueda.
dicho en 4,19, que propone «arcilla y barro» como origen de la caducidad y
locura humanas; segundo, la maldición de la tierra, que «brotará cardos y es-
pinas». A lo primero se respondería que es el habitante de las casas de barro opresores. Es un Dios que dadr:
el que provoca su desmoronamiento; a lo segundo diríamos que el hombre Dt 11,10s; Job 38,25s (c:x.ccpc-..
fue creado para un simple trabajo y custodia (Gn 2,15) y que su culpa aca- ocupa de los asuntos hnm.ai'IQIS..
rreó como castigo los cardos y espinos de la tierra: «maldita por tu causa». mildes, abatidos, pobre y dcsulide
Usando los mismos complementos, j1~ y '?i.l.l7, decía 4,8 que el hombre los malvado. No es la tierra ni d iDdiw · ••
siembra y cosecha. ramente definidos y Dios desde
En el campo ético es el hombre quien siembra y planta el mal; la tierra lo
padece y lo devuelve como cosecha (4,8). En el campo de la existencia es el
ímpetu y afán del hombre lo que mantiene en tensión y consume. Aquí enca-
ja una comparación cuyo alcance no se ha de estrechar.
La identificación de ='jtD"l 'J:J con las chispas es antigua. Pineda cita a los
judíos medievales Rasi, <ifilii Daemonum», y a Rabbi Mardochaeus, «Pruna,
carbo accensus, taeda, lampas»; los textos bíblicos aducidos se reparten en la
CAPÍTULOS 4-5 179
línea de fiebre o peste (Dt 32,24; Hab 3,5) y en la línea de chispa o centella
(Sal 76,4 metafórico, 78,48; Cant 8,6). La imagen de la chispa que se alza,
brilla, se consume, se desvanece, es particularmente acertada en este punto.
18,16; 19,10; 29,19, sin salir- Pineda compara el hombre y las chispas a los cohetes «que los niños
90,6; 92,12; 128,6 y en otros llaman voladores: una chispa encendida en polvo de azufre los le-
vanta a lo alto, para que se apaguen a la vista de todos y perezcan. Y
se convierten en refrán popular».
Fray Luis, alejándose de su comentario, que interpreta «ave», tra-
duce en verso: «como es a la centella propio el vuelo».
«No dice Elifaz esto se debe hacer, sino yo esto haría ... Yo al menos
.oece5itados (29,12s), sino por ha-
ansí lo juzgo y lo hiciera ansí, si en tu estado me viera» (fray Luis de
.Dcl:lil(»S ~- sedientos, que ahora son
León).
La actitud con que Elifaz buscaría a Dios, ¿es realmente ejemplar?, ¿es con-
•ariL de la que cuelga mucho sen- vincente para Job? Los ocho versos que siguen encarrilan estrechamente la
311iacir dos argumentos: primero lo búsqueda.
como origen de la caducidad y
b tierra, que «brotará cardos y es- 9-16. Pues se trata de un Dios benéfico, protector de oprimidos contra
d habitante de las casas de barro opresores. Es un Dios que desde el cielo riega la tierra sin discriminación:
~do diríamos que el hombre Dt 11,10s; Job .38,25s (excepción en Am 4,7s). Un Dios que se interesa y
(Gn 2,15) y que su culpa aca- ocupa de los asuntos humanos. Los hombres se dividen en dos bandos: hu-
b tierra: «maldita por tu causa» . mildes, abatidos, pobre y desvalido frente a astuto, artero, taimado, violento,
.,..-=-decía 4,8 que el hombre los malvado. No es la tierra ni el individuo; es la sociedad. Los bandos están cla-
ramente definidos y Dios desde arriba cruza y descruza las manos para reor-
siembra y planta el mal; la tierra lo denar la situación injusta. Lo bajo queda arriba, lo solapado se pierde en ti-
En el campo de la existencia es el nieblas.
CD tenSión y consume. Aquí enea- Es llamativo el dominio del campo semántico de la astucia perversa.
de: estrechar. Frente a una mención de la «mano violenta» se urde una red de mañas e in-
•·aii:SI~ es antigua. Pineda cita a los trigas. De ese modo el malvado espera no ser descubierto ni castigado. Dios
y a Rabbi Mardochaeus, «Pruna., lo ve y lo desbarata. El breve himno rebosa de resonancias de salmos, inclu-
bíblicos aducidos se reparten en la yendo el recurso de los participios definidores.
...~
9. Lo citará Job en 9,10 y parcialmente Elihú en 37,5. Véanse también serva una boca acera~ que luy
Sal136,4; 139,14; 145,6. ñosas frente a Dios. Job tiene.
la ocasión. Elifaz le ofrece SlD
10. Sal135,7;Jr 10,14. Para nosotros ha perdido su aureola maravillo-
sa desde que sabemos explicar sus leyes. Encontramos natural que el agua se
evapore, que el vapor ascienda, que después se condense y caiga. Pero pres- 17-26. Son diez versos que
cindiendo de lo que todavía ignoramos, ¿no es maravilloso que eso sea natu- choso, feliz. En ellos canwi. ~
ral? El pasmo se remonta, no se agota. Fray Luis, con los conocimientos de miento está esperando a Job.
la época animados por su espíritu poético, escribe una bella página sobre
esta maravilla del subir y bajar del agua y del repartirse, y encuentra maravi-
lloso que suceda sin «violencia ni fuerza», «porque le es natural».
serva una boca acerada, que hay que «tapar». Sus razones son arteras y enga-
ñosas frente a Dios. Job tiene que dar el paso de un bando al otro, y ahora es
la ocasión. Elifaz le ofrece sus consejos, Dios le impone su castigo saludable.
~Y perdido su aureola rnaravillo- Así empalma con la nueva serie. Véanse 8,13; 11,18; 14,7; Sal63,12.
Eacontramos natural que el agua se
se condense y caiga. Pero pres- 17-26. Son diez versos que comienzan corno bienaventuranza, 'lW~ = di-
es maravilloso que eso sea natu- choso, feliz. En ellos cantará al Dios protector que al otro lado del escar-
Luis, con los conocimientos de miento está esperando a Job.
escribe una bella página sobre
cid repartirse, y encuentra rnaravi- 17. La bina 1~' n:J' es típicamente sapiencial y significa aviso, amones-
cporque le es natural». tación, reprensión, escarmiento, castigo saludable. En este sentido lo usa Eli-
faz: si Job acepta el dolor corno escarmiento, el dolor producirá salvación; si
lo rechaza, se volverá castigo puro. Pero el verbo n:J' tiene además sentido
forense, y con tal significado se repetirá en el libro. Elifaz viene a decir: tu
dolor es un argumento de Dios. Argumento de que eres culpable y lo necesi-
tas, argumento de que Dios quiere corregirte y enmendarte. Entiende bien el
sentido del argumento, no lo desoigas ni lo retuerzas. Para Job es argumento
que no prueba y que lo impulsará a argüir y argumentar con Dios mismo.
Pueden verse: 9,33; 13,3.10.15; 15,13; 16,21; 19,5; 22,4; 32,12; 40,2. En
cambio, i~' sólo se lee en 4,3 corno actividad de Job.
Job con autoridad el terna literario
~palabras? Si así fuera, equival- 18. Aunque el título del Dios «que cura» es frecuente (Éx 15,26; Dt
llliEblas para que devoren el día de tu 32,39; ls 30,26; 61,1;Jr 17,14; Sal6,3; 30,3; 103,3), el verso presente re-
b luz del día para el malvado. Ten cuerda por su forma doble a Os 6,1, y es muy oportuno en la situación de
......:a::;lac)n; abre los ojos a la luz de Job. Herir para sanar es descripción del castigo saludable, que los autores
se ofrece, no se impone; porque han comparado con la acción del cirujano. Fray Luis traduce «hará venir el
bien tras el castigo».
~~-felrntíll análoga. Elifaz piensa en 19-23. La forma escalonada n + 1 es conocida en la literatura sapien-
Ja:tm- puede proyectar esta «boca cial, por ejemplo, Prov 30,15s; 30,18s.21-23.24-28.29-31. Parece que el
!" b «Jllano violenta» al poder que autor ha tornado la cuaterna clásica, hombre, espada, peste y fiera; ha llama-
IIICIII~K:Jote eso no lo saben ni Elifaz ni do i1ib a la peste y ha añadido otras tres calamidades para llegar a la septena.
El verso 23 recoge las fieras y da una variación de los «demonios». La forma
ordinaria de peste es 1:;¡-¡; itv es término genérico.
dos grupos, Elifaz ata los cabos al El látigo o azote de la lengua puede ser la calumnia o una condena capi-
~) = esperanza. No ha de apo- tal enjuicio: compárese con la «vara de su boca» deIs 11,4. Las dos cosas se
Dios concede al pobre persegui- juntan cuando la condena a muerte es resultado de una calumnia, corno en el
a ~tía de salvación próxima o caso de N abot ( 1 Re 21 ). Por otra parte, ~iib es de la raíz ~1ib, que describe el
a-• Elifaz introducir lo que sigue, merodear del ]t;liq ( 1, 7 y 2,2). La consonancia, fácilmente accesible a oídos
hebreos, añade cierta ironía al recuento de Elifaz.
~Y delimitado limpiamente dos Los términos itv y i1iWi1 ':J::l~, según la lectura y explicación de las notas
mano poderosa y violenta, con- filológicas, son dos designaciones o dos tipos de seres agrestes y dañinos,
182 ACTO PRIMERO
que nada tienen que ver con los Cl'i1'?~ 'J.:l (bene 'elohim) y el satán que acu-
den a la corte celeste. Se parecen más a los sátiros de la mitología griega y
reaparecen en el Evangelio de Mt 12,43:
Hugo a Santo Caro (siglo XIII) los identificaba con los ángeles y los
relacionaba con las «piedras ígneas» de Ez 28,24. Otras identifica-
ciones han pensado en hombres fuertes o santos, en tropiezos, en lo
duro e infértil, en linderos, en piedras de mal agüero ...
La paz con las fieras puede significar domarlas o puede evocar la visión
deIs 11,6-9; Os 2,20.
~~
(nt' 'rwhim) y el satán que acu-
sátiros de la mitología griega y
de un hombre, va atrave-
para descansar y no lo en- CAPÍTULOS 6-7
~ión, que puede recordar Is Dahood, M., «Mifmar, "Muzzle", inJob 7:12»:JBL 80 (1961) 70-
b M:uerte, es absurdo, el que 71; Diewert, D. A., <<Job 7:12: Yam, Tannin and the Surveillance of
•~15 enigmáticas que juegan con Job»: JBL 106 (1987) 203-215; Doniach, W. S. y W. E. Barnes, <<Job
convenio. Parece algo de magia, vi 25: Vf1~»:JTS 31 (1929-30) 291-92; Driver, G. R., «Hebrew No-
" x11a noches o del folklore de
tes»: JRAS (1944) 165-68; íd., «Problerns in the Hebrew Text of
Job»: SVT III (1955) 72-93; Fontaine, C. R., «"Arrows of the Al-
lalllifical[)a con los ángeles y los rnighty" (Job 6:4): Perspectives on Pain»: ATR 66 (1984) 243-48;
dr Ez 28,24. Otras identifica- Habel, N. C., «"Ünly theJackal Is My Friend": On Friends and Rede-
o santos, en tropiezos, en lo erners in Job»: Interpr 31 (1977) 227-36;Jacob, B., «ErkHirung eini-
dr mal agüero ... ger Hiob-Stellen. 7:10.7:16»: ZAW 32 (1912) 282-83;Janzen,J. G.,
«Ánother Look at God's Watch over Job (7:12)»: JBL 108 (1989)
109-114; Kopf, L., «Árabische Etyrnologien und Parallelen zurn Bi-
belworterbuch»: VT 8 (1958) 161-215; Mers, M., «Á Note onJob VI
10»: VT 32 (1982) 234-36; Millard, A. R., «"What Has NoTaste?"
K añaden tres dones positivos, (Job 6:6)»: UF 1 (1969) 210; Mettinger, T. N. D., «lntertextuality:
que pertenecen al repertorio de
Allusion and Vertical Context Systerns in Sorne Job Passages», en H.
ca d libro. La tienda está en paz y
A. McKane y otros (eds.), Of Prophet's Visions and the Wisdom of Sa-
~píliitns que merodean en descam-
la visión de Abrahán (Gn
;¡
ges (Sheffield 1993) 257-280; Noegel, S., <<Janus Parallelisrn in Job
b visión de paz una muerte se- and Its Literary Significance»: JBL 115 (1996) 313-320 [a propósito
- Fn}· Luis ha traducido bella- de 7,6-7]; Reider, J., «11~ in Job 7:4»: JBL 39 (1920) 60-65; íd.,
«Sorne Notes to the Text of the Scriptures: 9. Job 6. 7»: HUCA 3
(1926) 112-13; íd., «Etyrnological Studies in Biblical Hebrew»: VT 4
(1954) 276-95; Riggans, W., <<Job 6:8-10: Short Cornrnents»: ET 99
(1987) 45-46; íd., «Suicide and Death-Wishes: Job 6:8-10»: DD 15
( 1987) 173-176; Selrns, A. van, «Motivated Interrogative Sentences in
the Book ofJob»: «Sernitics» 6 (1978) 28-35; Skehan, P. W., «Second
Thoughts onJob 6:16 and 6:25»: CBQ31 (1969) 210-12; Szpek, H.
M., «The Peshitta onJob 7:6: "My Days Are Swifter Than an 'rg"»:JBL
113 (1994) 287-290; Sutcliffe, E. F., «Further Notes onJob, Textual
and Exegetical: 6,2-3.13; 8,16-17; 19,20.26»: Bib 31 (1950) 365-78.
184 ACTO PRIMERO
•
y juntarse en la balanza mis desgracias,
3 serían más pesadas que la arena; 21
por eso desvarían mis palabras.
4 Llevo clavadas las flechas del Todopoderoso • 22
•
y siento cómo absorbo su veneno,
los terrores de Dios se han desplegado contra mí. 23
5 ¿Rebuzna el asno salvaje ante la hierba?,
6
¿muge el buey ante el forraje?,
¿va uno a comer sin sallo desabrido
• 24
7
o a encontrarle gusto al jugo de la malva?
Lo que me daba asco
• 25
8
es ahora mi alimento repugnante.
Ojalá se cumpla lo que pido
• 26
9
y Dios me conceda lo que espero:
que Dios se digne triturarme
• 27
10
y cortar de un tirón mi trama.
Sería un consuelo para mí:
• 28
12
¿Qué fuerzas me quedan para resistir?,
¿qué destino espero para tener paciencia?
¿Es mi fuerza la fuerza de las rocas
1 30 ¿Hay maldad en
¿no pondera..¡
14
Ya no encuentro apoyo en mí
y la suerte me abandona. • 2
15
Para el enfermo es la lealtad de los amigos
aunque olvide el temor del Todopoderoso; • 3
16
pero mis hermanos me traicionan como un torrente
como una torrentera cuando cesa el caudal:
bajan turbios del ventisquero
• 4
1
17 pero con el primer calor se secan
y en la canícula desaparecen de su cauce; la piel se me
18 cambian las sendas de su curso 6 Mis días corren
se adentran en el desierto y desaparecen.
19 Las caravanas de Temá lo buscan 1 7
y las recuas de Sabá cuentan con él;
- 8
_.........._
CAPÍTULOS 6-7 185
9
cuando me mires tú, ya no estaré.
Como la nube pasa y se deshace,
1 6
1
para que me pongas un bozal? 7 Interpretamos 7a como
13 Cuando pienso que el lecho me aliviará Mer Ros De Hit BJ Fe).
y la cama compartirá mis quejidos, muchas dificultades m lh.
14 entonces me espantas con sueños
y me aterrorizas con pesadillas.
15 Preferiría morir asfixiado
y la muerte a estos miembros que odio.
16 No he de vivir para siempre:
déjame, que mis días son un soplo.
17 ¿Qué es el hombre para que le des importancia, «mi alimento repugnawr..
18
para que te ocupes de él,
para que le pases revista por la mañana
1 sión es difícil: un05
6,4 «Se han desplegado contra mí». Entendemos •y¡:;¡-¡.!]_' como elipsis de
''(.V i19!J'?O 1:;¡"W' (Vg Tg Ros Um De Di Del Hot DG Vac Dh Ko Ho
Blo Bra BJ). Otros, basándose en LXX (KEVTOÜOÍ }lE), leen ':J1=?.lJ.',
«me destruyen, me perturban» (Wr Be Bu Du Ho Kis Foh). Dahood
vocaliza ':J1:;¡1.l]_', piel privativo de 11~: «me descomponen». 1 8 «lo que espero» r.-::;~).
leen 'rl~~!J, «mi deseo• (1&
,..
~........._
CAPÍTULOS 6-7 189
("~: lil_'). Transponemos de los amigos», entendiendo 09 como adjetivo («desanimado», «desespe-
rado»), derivado de la raíz 000, i100 o incluso osm (Mer Ros Um De Bu
Ehr Po Bra, etc.). La segunda frase adquiere sentidos distintos según los
autores: «aunque olvide el temor del Todopoderoso» (Bu Di Po); «no
sea que olvide(n) el temor... » (Ros Um De). 2) «Ciertamente, el que de-
sespera de la bondad de su amigo puede olvidar el temor del Todopo-
deroso»: Gui, dando al? valor enfático y vocalizando n~T i101'J en vez
de n~l'i 1QIJ. 3) «El que suplica bondad a su compañero ha olvidado
la reverencia debida al Todopoderoso»: Gor, interpretando 09'? como
nomen agentis o leyendo participio o~?, relacionado con el árabe la-
masa IV: «buscar ansiosamente». 4) «El que retira la compasión al
prójimo abandona el temor del Todopoderoso», traducción que se
basa en distintas lecturas: 09'?, de ibiO (Hont Ho Foh); O~b'? (Pet BJ),
lJJb (Si DG). 5) «No rehúsa el amigo el servicio exigido por la amis-
tad, y así no deja el temor de Dios»: Bra, basado en Horst, al que sigue
también Ger: .l]J~ 0~9 ~?. 6) «Su compañero despreció la piedad y
abandonó el temor de Sadday»: Dh, que lee 0.1!9· Algunos autores
consideran glosa este verso (Dh Ho Stn Foh Fe).
mhitual. Otros niegan que 1n~
no haber ocultado» (Dh Foh Ho 16 Traducción conjetural. La primera frase suele traducirse «están tur-
consideran glosa lOe, ha-
3llllores bios/oscuros a causa del hielo». Pero la función normal de la nieve no
a Dios, que consideran extraño es la de oscurecer o enturbiar. Entendemos n"Jp, «hielo», como el lu-
gar donde se acumula y desde donde fluyen los ríos. La segunda frase
es mucho más discutida. Damos a t:i?ll el sentido de «ocultarse» (De
TIN como «arrastrar la Hit Bu Del DG Pet Ko Ho Foh Gui Blo), que encaja muy bien en
nuestra traducción, aunque no resulta justificada en la de los autores
indicados: «están turbios a causa del hielo, en ellos se esconde la nie-
ve»; la nieve se esconde en los ventisqueros, pero no en los arroyos.
Por eso otros consideran t:i? lJ variante fonética de t:llll, o cambian en
este verbo: «en ellos se amontona la nieve» (Gra Dh Stv TS Fitzgerald
[JBL 97,483-5] Gor). Algunos dan a t:i?ll hitpael el significado «fun-
dirse» «disolverse» (Zo Lar Bra BJ): «sobre ellos se disuelve la nieve»
(BJ). En la interpretación que ofrecemos del verso 16 cualquiera de
estas traducciones es aceptable; en los ventisqueros la nieve puede
«esconderse», «amontonarse» y «disolverse».
horas cálidas del día; iOQJ., por el contexto, a los días calurosos del 26
año.
18 Con Reis Hlg De Hit Kna Bu Ehr Ko Sut creemos que este verso si-
gue hablando de los arroyos. Otros aplican nin!l$ a las «caravanas»
(Cap Schul Do Ros Um Ew Hir Ols Di Si Du Be Del DG Dh Pet Ho
Foh Po Ho Gui Bra BJ). 1 29 «pero sin maldad>. Ottos::
Foh Bra BJ). La antigua idea
coge Gordis traduciendo
«cambian las sendas». En vez de nifal (TM) parece necesario vocalizar
piel, ms7' (1 Ms Ew Ols Si Du Hont Dh Pet Ho Kis Stn Foh), o qal, 1 .30
in;l~' (Mich Hont Ho Ho ).
vence poco.
1
Basándose en los LXX.
habéis vuelto para mí» (Mich Ew Ols Di Mx Si Bu DG Dh Pet Be Ho (Du Dh Pet Ho Kis Sto) o
Stn Foh Po Bra BJ). Unos pocos, i~, «para él» (Ra lE Hont). Reider do llegará el
[VT 4,288] entiende ~~ como abreviación de CJ~'?. (i1~~ = «vacilar»): consideramos inoecesaric»..
«porque ahora habéis comenzado a dudar».
árabe marasa (Coc Ges Hot Bu Del Wei Zo, etc.; cf. N. S. Doniach -
W. E. Barnes, <<Job 6,25 v'mrs»:JTS .31 (19.31] 291s). En línea pareci-
da traduce Reiske «resistentes». Otros objetan que este sentido no co-
rresponde al nifal i;;iO:l; a partir del árabe marÍija, «estar enfermo»,
deducen diversas traducciones: «infirma» (Do); «débiles» (Um Lee);
«molestas», «ofensivas» (Mich Hit Hont Foh TS Ho Bra Fe). Son mu-
chos, a partir de Raschi, los que advierten el gran parecido de esta fra-
1
6 «corren más que la
se con Sal 119,10.3: 1n·w~ i;;"(orm~, y cambian i~iO:l por i~~O:l va traducción con nUC'YO
(Ros Gra Be Du GD Kis) o los consideran equivalentes (Ew Hlg Hir que el hilo que que<b m d
HoffDh Ho Te Po BJ Fitzgerald [JBL 97,485]). minado».
CAPÍTULOS 6-7 191
mantener el singular nti:J, al no 7,4 «se hace larga». Con la mayoría de los autores entendemos 1"Ji'J a par-
De Dh). Pero mantenerlo con tir del árabe madda, «extender>>, «alargar». Quienes no admiten este
fanit» (Coc Schul Um Hlg) con- sentido leen 'JQ: «siempre que se hace de noche» (Per DG Be Foh Bra
Ger), 'DQ («¿cuándo llegará la noche?»: Dh Pet Ho Kis) o 1D' 'i'J ( «oja-
lá se haga de noche>>: Lar). Otros interpretan 1"JQ como sustantivo
Si Bu Be DG Dh Pet Ho Stn Foh («huida, paso») de la raíz 11:1: «¿cuándo pasará la noche?», sobreen-
a¡.cn.;;mu~nt•e>>
(Schul Ros De Hont Ko tendiendo la repetición de 'DQ (Ra Ros). J. Reider, «middad in Job
7,4>>:JBL 39 (1920) 60-65, basándose en los poetas árabes, interpreta
:::l).tr1"JQ como «la primera parte de la noche»; traduce: «desde que
oscurece doy vueltas hasta el alba».
5 «y con terrores». Leemos ilim: con Qeré. i~-9 podría ser glosa explica-
llllla~nte:s>>,relacionando fii'J con el tiva de este extraño término (Be Stn). G. R. Driver [VT Suppl 3,73-
Wci Zo, etc.; cf. N. S. Doniach- 76] entiende ili1~ en sentido médico («postillas>>) y vocaliza 1;1-9 como
l l (1931] 291s).Enlíneapareci- verbo: «mi carne se viste de gusanos y postillas cubren mi piel». Sin
objetan que este sentido no co- embargo, la mención de los gusanos hace más probable la referencia a
dd irabe mariqa, «estar enfermO>>, los terrones, como imágenes ambos de una muerte anticipada.
li•illlll~» (Do); «débiles» (Um Lee);
llont Foh TS Ho Bra Fe). Son mu-
«se me rompe>>. Vocalizamos l)n (Dri).
•an~:rn el gran parecido de esta fra- 6 «corren más que la lanzadera>>. Szpek, basándose en S, ofrece una nue-
y cambian 1~ii'J:J por 1~?9:1 va traducción con nuevo sentido: «Mis días son menos importantes
. ..Udc:ran equivalentes (Ew Hlg Hir que el hilo que queda en el telar cuando se ha separado el tejido ter-
97,485]). minado».
192 ACTO PRIMERO
12 «un bozal». Cf. M. Dahood, <<Mismar, "muzzle", inJob 7,12»:JBL 80 El discurso de Elifaz DO boa. ·
(1961) 270s; M. Fishbane, «Jeremiah IV, 2.3-26 and Job III, .3-1.3»: seguir y apreciar el valor rebów.
VT 21 (1971) 151-167, espec. 16.3, n . .3. Esta traducción, aceptada nintencionado de sus palabns..
también por Ravasi, encaja mucho mejor en el contexto, ya que Job 1 gan tarde, las veladas ame~~Da~ -
angustia actual. Por eso, frentt ~
acaba de insistir en su deseo de hablar (v. 11 ). La traducción habitual
es «una guardia» o «Un guardián»; Grabbe 55-58 la defiende contra la ticar y defender una lógica dd
nuestra. dolor.
11-13. Recuérdese la fuerza prometida a Jeremías en 1,18: «plaza fuer- naza de contagio.
te, columna de hierro, muralla de bronce», o la del siervo en ls 50,7: «endu-
recí el rostro como pedernal». «La suerte» o el tino, el acierto. 22-23. Pasa a terminolopa. ·
ro que lo retiene por la fuena o
14. Empieza la primera serie, de diez versos, dedicada a los amigos. proceso amañado. En esas ~
También lo abandonan los amigos, aunque estén allí presentes (Sal 31,12; soltar dinero para amansar al ~
69,10). La lealtad humana ha de ser tolerante, no debe abandonar al hom- ,-o. No es esa liberación ileg;al y
bre, aunque éste abandone a Dios. El temor o respeto de Dios era una de las miento de su inocencia: algo que
virtudes fundamentales de Job (1,8; 2,3). Ahora, al sentir que también esa valentía. La alusión a Dios ~
virtud lo abandona, Job pide a sus amigos la suprema comprensión de la unimos este verso al v. 4. te:nd:ri--1
desgracia ajena: los amigos no saben dársela porque no han pasado por el prisión.
dolor (véase Heb 4,14).
Otra lectura del verso es: el que rehúsa la piedad al amigo abandona el
temor de Dios. La cual permite un bello desarrollo sobre la relación entre
amor de Dios y del prójimo:
«El amor de Dios engendra el del prójimo, el amor del prójimo nu-
tre el de Dios». Sobre los amigos añade Gregorio: «Cuando uno está
..
CAPÍTULOS 6· 7 197
a.~~altC·m4:>S
la «petición» de Job, que en prosperidad, no se sabe si otros aman su prosperidad o su perso-
con dos textos normales: na. La desgracia es la prueba del amor» (VII, 28-29).
15-20. La comparación del torrente que se seca se lee ya enJr 15,18. El de-
sarrollo es aquí original, con marcado color nomádico, al gusto del libro.
Toca el tema radical de la sed y la bebida, del desierto inmenso y sin camino:
proyección intensa del estado de ánimo de Job, del inmenso desierto de su
soledad, del cauce árido de palabras sin comprensión.
El poeta se entrega a una descripción elaborada, difícil y sugestiva. Tur-
bio es en hebreo 0'11~, adjetivo que puede darse a un torrente, como el Ce-
~de un dato importante. Hasta drón o Qidron. La nieve que se esconde puede ser la última nieve que, pro-
ig imprecado, pero no ha renegado tegida del sol, no se derrite y no alimenta los torrentes; sirve además para
contenerse si la situación actual se contrastar con el ardor de la canícula. Las caravanas son nin!l;t, que pone en
b tortura desea la muerte para no primer plano la idea de caminar con un designio. El verbo «esperar», que ya
Segar se opone a proclamar, con- hemos escuchado varias veces, sugiere que Job esperaba en sus amigos y
contaba con ellos. Fray Luis recrea en verso la imagen con algunos aciertos
que se está tejiendo, para terminar notables:
.,IWYI~blen Is 38,12:
Por do sonaba hinchado un grande río,
el paso va torciendo una delgada
vena, que falta, y queda al fin vacío.
cia o injusticia, la inocencia o culpabilidad. Es decir, Job comienza a consi- toria, el autor hace más agudo d
derar el diálogo con los amigos como pleito en que se debate su propia ino- mismo tiempo nos acusa a los
cencia; ya no le importa el consuelo, que los amigos no saben dar. Ya no está puestas razonables y teorías cobrn:il
en juego su vida o su bienestar; está en juego su inocencia, y luchará por cia humana. Por encima de los
probarla, aunque se en;tiene a los amigos. Nueva apuesta, en la tierra, con tadores.
plena conciencia del peligro.
El cap. 7 está articulado exm . .
24. No hay que olvidar que Dios se reserva el veredicto final: 42,7. pueden aislar así:
25-26. Contra una dialéctica que no respeta al hombre en su situación. ¿No es el hombre?, 1: así~
Elifaz había afirmado: «lo hemos indagado y es cierto, escúchalo y aplícate- ¿Soy el Dragón?, 12
lo»: primero la teoría, después el caso de Job. La teoría es lógica y coheren- ¿qué es el hombre?, 17: ¿~
te, pero ¿qué prueba frente al hecho? Lógica envolvente, sólo atenta a las pa- ¿por qué?, 20; ¿por qué?. :ti.
labras; lógica fácil, por la posición desventajosa del contrario. Pero cuánto
más auténticas son las palabras incoherentes e ilógicas del desesperado. Tra- Esto muestra cómo se adellQ b -
duce fray Luis: Empalma con la pregunta de 4.1 ¡
qués del cap. 3.
¡Oh, cómo es poderosa y vencedora
en todo la verdad! ¡Oh, cómo en nada 7, l. He aquí un verso m~
me empece vuestra voz acusadora! todo hay que definir el sentido
to. ~9~ significa servicio, ante
27. La lógica despiadada los llevaría a jugarse un indefenso o vender a también cúltico (Nm 4,3.2.JJO:
un amigo. También ellos se apuestan a Job para probar con él la validez de el servicio civil del jornalero. es
su doctrina. ¡Gran victoria dialéctica!
_.............__
..
CAPÍTULOS 6-7 199
Es decir, Job comienza a consi- toria, el autor hace más agudo el problema, más necesaria una respuesta. Al
en que se debate su propia ino- mismo tiempo nos acusa a los lectores, que pensamos quizá resolver con res-
los amigos no saben dar. Ya no está puestas razonables y teorías coherentes los grandes problemas de la existen-
jutgo su inocencia, y luchará por cia humana. Por encima de los amigos, el drama de Job se dirige a los espec-
Sueva apuesta, en la tierra, con tadores.
seguir trabajando. Hay que poner de momento a Job en compañía del Ecle-
siastés. Tratándose de un leit-motiv del libro, bastará citar un paso:
.'3-4. Job ni siquiera tiene ese pequeño consuelo. Porque el dolor fatiga
más que el trabajo y no es productivo, no da descanso en la noche y no tiene no reconocerá.
el incentivo de la paga. «El hambre del obrero trabaja por él porque su boca
lo estimula» (Prov 16,26); ¿qué puede estimular al sufrimiento sin sentido?, 11-12. Antes de irse~
¿a quién alquila uno su dolor? ve y mala, pero es la única: dio -
«Mi herencia son meses baldíos» es una frase enérgica. El verbo ?m se bién el tono y contenido de -
refiere de ordinario a la heredad y herencia, un terreno de cultivo por lo co- un debate (6,25), ni una teoriJ
mún; el complemento pasa metafóricamente al tiempo, «meses». Esa heren- sino la angustia de la existc:Dc:R.
cia es engañosa, vacía. Como si el hombre fuera heredando uno a uno plazos términos hebreos i:n- y ==-~
de un mes, para encontrar al final que han transcurrido en balde. Una exis- por <<Una garganta ama~:
tencia sin sentido, el absurdo de ser hombre.
Para el v. 4 véase Sal 77 ,.'3-5.
. . . .:nto a Job en compañía del Ecle- La imagen del soplo o viento es querida del Eclesiastés (véase también
bastará citar un paso: Is 41,29); también es común la imagen de la nube (Is 44,22; Sab 2,4).
Los versos insisten en verbos de ver o mirar y en complementos de ine-
de lOdos los trabajos y preocu- xistencia. A Job lo miran y buscan los que acostumbraban mirarlo: su casa y
Dc: día su tarea es sufrir y pe- morada desde abajo, Dios desde arriba. Ejercitando la vieja costumbre, mi-
T;unbién esto es vanidad. 24: ran, pero el habitante se ha marchado lejos; ¿volverá pronto? -No volverá,
beber ,. disfrutar del producto no existe. Los lugares de nuestra vida se acostumbran a nuestra presencia
es do~ de Dios. (V éanse tam- -dice cálidamente el poeta- y nos echan de menos cuando morimos. No es
que la mirada de Dios no alcance la tumba (capítulo 26; Prov 15,11), sino
que Dios mira el país deJob: «¿Has visto a mi siervo Job?». Y suenan obse-
consuelo. Porque el dolor fatiga sivas las negaciones: no volverá, no mirarás, no existe, no subirá, no volverá,
cb descanso en la noche y no tiene no reconocerá .
. . .~ trabaja por él porque su boca
•.O•uhr al sufrimiento sin sentido?, 11-12. Antes de irse para no volver, es urgente hablar. Esta vida es bre-
ve y mala, pero es la única; ello justifica la decisión de hablar a Dios y tam-
bién el tono y contenido de sus palabras. No dicta esas palabras la lógica de
un debate (6,25), ni una teoría estudiada (5,27), ni una doctrina tradicional,
sino la angustia de la existencia. Si destapamos la metáfora enterrada en los
términos hebreos l]n y tz:i;J~, obtenemos «Un viento encajonado» que pasa
por «una garganta amarga»: buena imagen para sugerir la vehemencia y
amargura de las palabras.
Y no admite bozal. Dios podrá imponer silencio a las potencias rebeldes
del Océano y el Caos, no al hombre nacido para comunicarse hablando. Un
tumba (17,14; 21,26; Eclo 7,17; ser que sufre y se desahoga y pregunta no es un «monstruo», es simplemente
••os:» . .:\o hay que tomar «terrones» un hombre. La protesta de Job no tiene nada de quejumbroso; podemos lla-
-.1!ca.a hace fray Luis). La enfermedad marla queja trascendental.
-.ene, prolongada y consciente.
Pineda comenta: «Me oprime el aliento encerrado en el pecho, le
..pKiiR. que no sucede así al que sufre, abriré paso libre». Después explota las sugerencias simbólicas del
como comentaba Ezequías: «Me- océano, la inmensidad, las tempestades, el estruendo, aplicándoselas
puc:nas del Abismo: me privan del al estado de ánimo de Job.
porque el día en este capítulo repre-
ftda.. La imagen de tejer completa la Ya he señalado que estos dos versos son un punto culminante del segundo
es escueta y sugestiva: se represen- discurso de Job. Para el v. 12, véanse Sal 46,3s; 65,8; 77,17; 93,3; 104,6;
-..mcto de la lanzadera, añadiendo 114,3; 124,4; 144,7.
- . esperanza de terminar el dibujo,
u tela de la existencia de Job, ¿no 13-16. En unos versos de gran sonoridad, marcados por la recurrencia del
que la de muchos hombres? sonido f:I, evoca la noche funesta, que le trae el deseo de morir y el deseo
de vivir. Lo segundo se liga como alternativa a este segmento y abre lo que
pmlO de apoyo desde el cual se diri- sigue.
•CiiiiSI(.:ode los salmos: «recuerda, ten La noche, el lecho, tiempo y lugar del descanso. Job espera alivio, recor-
18: 89,51; 119,49; 132,1; 137,7). dando quizá Sal 41,4.
m~
No sucede así. La noche cierra los sentidos y alumbra el espacio interior de la 20. También aquí retucrtt
fantasía: el deseo engendra sueños de dicha (Cant 3,1 ), el temor pare pesadi- guardián. Por ejemplo, ls '1.7 J
llas (Ecl 5,2). Job se imagina a Dios invadiendo el espacio interior del sueño una «custodia unida a inspc:cciá¡¡l
para aterrar al hombre. Ben Sira describirá el desenlace de la pesadilla: acepta como posible el sentido
puedo haber sido un malo, pero 3
Eclo 40,7 y cuando se ve libre, se despierta En este momento, Job ~
descubriendo que su terror no tenía objeto. que Dios lo deje; más tarde ~
inocencia. Que el hombre ~
Los terrores nocturnos de Job sí tienen objeto, porque son terrores que Dios jante castigo ... «¿Qué te he bcc:ll4
envía (compárese con 6,4, raíz ri.17J.). Y de ellos no se libra despertando, sino cuente con el verbo i1tJ.!:'). de
solamente con el sueño final de la muerte. Por eso desea la muerte rápida
por estrangulación, aunque sin pensar en el suicidio (véase 1 Sm 17,23, ver-
¿puede Dios llevar razón. n:salta.
Wt.:J~-;¡~ en Nm 22,28: 1 Sm
bo pm). Algunos intérpretes han urc~-•
aplacarte?, o ¿qué te haré pan
16. Ya hemos visto que la petición contraria no es ilógica. Si Dios es el La imagen de la carga pai1XE
causante de sus males y terrores, que Dios cese y Job tendrá descanso. El an-
sia de vivir se abre paso y, enfrentándose con el deseo de morir, lacera y des- 21. Llegará una mañana ca
coyunta la conciencia de Job. ¿Qué quiere Job? La vida humana es viento so madrugará para cumplir su
(7, 7), viento son las palabras de un desesperado ( 6,26); pero en ellas alienta pasado del sueño cotidiano .U
un viento de inspiración. suena con terrible amhigüe<bd:
peranzada ante la muerte como
17-18. Toma el salmo 8,5 o 144,3 retorciendo su sentido. El acordarse
y ocuparse de él pasan a engrandecer y dedicar la atención, el verbo 1p:l, en
paralelismo con 1n:J., pasa a significar revisar o pasar revista. Retuerce tam-
bién el tema de la mañana, tiempo ordinario de gracia. Así usa Job, y el poe-
ta, los textos tradicionales y venerables, para extraer de ellos un nuevo senti-
do. Si la operación es atrevida, el resultado es casi escandaloso. El autor pone
en boca del protagonista su anticonformismo.
Dios se ocupa del hombre: para su mal. El hombre se siente envuelto
por Dios, oprimido por Dios. De Dios vienen las flechas que envenenan y
los sueños que espantan; su presencia es vigilancia, su mirada es fijeza obse-
siva, su lejanía es la distancia exacta para lucir su puntería. Las imágenes son
de asedio o cacería, Dios se ensaña o se divierte. ¿Será así todas las maña-
nas? (v. 21b).
..- ~ra el espacio interior de la 20. También aquí retuerce un título tradicional de Dios: custodio o
-(Gmt :3,1 ), el temor pare pesadi- guardián. Por ejemplo, ls 27,3 (tardío); Sal31,24; 64,2; Prov 24,12. Resulta
lllkodo el espacio interior del sueño una «custodia unida a inspección y vigilancia» (Pineda). El mismo autor
d desenlace de la pesadilla: acepta como posible el sentido concesivo de la primera frase: «Yo muy bien
puedo haber sido un malo, pero a vos, ¿qué mal os puedo haber hecho?».
~e despierta En este momento, Job parece dispuesto a confesarse culpable, con tal
• terror no tenía objeto. que Dios lo deje; más tarde arriesgará todo, con tal de que se reconozca su
inocencia. Que el hombre haya pecado no se niega; pero para merecer seme-
...lillelo. porque son terrores que Dios jante castigo ... «¿Qué te he hecho?», puede ser fórmula forense (más fre-
dios no se libra despertando, sino cuente con el verbo iltv!i), de modo que suena un eco invertido de 4,17:
Por eso desea la muerte rápida ¿puede Dios llevar razón, resultar inocente frente a Job? (véase la fórmula
d suicidio (véase 1 Sm 1 7,2:3, ver- 'n'w~-¡¡0 en N m 22,28; 1 Sm 20,1 ).
Algunos intérpretes han tomado el '?.l]::J~ como futuro: ¿qué te haré para
aplacarte?, o ¿qué te haré para deshacer lo hecho?
CODtraria no es ilógica. Si Dios es el La imagen de la carga parece recoger el comienzo del discurso (6,1-2).
cese..- Job tendrá descanso. El an-
con el.deseo de morir, lacera y des- 21. Llegará una mañana en que Dios se levantará a pasar revista, inclu-
Job? La vida humana es viento so madrugará para cumplir su oficio, pero será demasiado tarde. Job habrá
.,_or:ano (6,26); pero en ellas alienta pasado del sueño cotidiano al sueño definitivo y «no existirá». La frase final
suena con terrible ambigüedad: desesperada ante la muerte sin remedio, es-
peranzada ante la muerte como liberación.
•lld1X1:Jendo su sentido. El acordarse
•cla:l!Jc¡rr la atención, el verbo ip::l, en
•ñ""r o pasar revista. Retuerce taro-
de gracia. Así usa Job, y el poe-
extraer de ellos un nuevo sentí-
es asi escandaloso. El autor pone
13
14
CAPÍTULO 8
15
_...........__
-
CAPÍTULO 8 205
4 «los entregó en poder» (i_':l I:l1J";l~~1). Así la mayoría de los autores; po-
dría considerarse i':J n'?ili equivalente a i':J Jn:J. El verbo n'?ili ha sido
interpretado también: 1) en el sentido de «quitar de en medio» (Mich),
o como elipsis de «los expulsó de su presencia» (Butt Rignell); 2) a
partir de n?rq «río de los infiernos»: «los hizo cruzar el río infernal» (=
morir); Dahood [Bid 54, 360]. En ambos casos se sigue la propuesta
de interpretar i':J = «a causa de», «por», que encontramos también en
Dat Lee Po: «los eliminó 1expulsó 1hizo morir a causa de sus delitos».
12 «sin que lo arranquen» ('l~i?' ~'?) (Reis Ros De DG Dh Pet Hi:i Foh Te
Po BJ, etc.). Otros traducen: «cuando aún no está maduro para ser cor-
206 ACTO PRIMERO
tado» (Bu Hont Ko Ho Bra Fe), interpretando más que traduciendo. ]' '<pero si lo elimi.n.m dt •
Eitan y Notscher entienden~'? como scriptio plena del lamed enfático: 10]: «pero su sitio lo~
«todavía verde, lo arrancan». Las diferencias de matices no alteran el como expresión panlcb
sentido básico del verso. jeto es~--~.
13 «el destino». Aunque muchos llegan a esta traducción leyendo ii'llJ~ <<éste reniega». Sujeto
(Mx Bi Gra Si Bu Du Ehr DG Ho Stn Stv Foh Po Bra BJ), el TM ninll;\ ·: ;:"¡;:· -~·?-=~ ~.:..~--:.)
puede tener idéntico sentido (Ros Dh Blo ). Otros conservan el sentido dran bien en el conteno.
habitual: «sendas», «caminos» (De Del Ho Gui), que no cuadra muy
bien en el contexto. 19 «así acaba su alegre ~
(~:¡-:; ;:;~;:,¡: ~~--:). F..n d
14 «es frágil». t!lip: de t!lt!lp, «ser cortada», «ser breve» (S Tg Ces Dat Ros Po; aun reconociendo qar la
Lee Hir Zo Ger); otros traducen igual, pero relacionándolo con la raíz
t!l1p (Houb Hlg Di). Hot Schul y otros lo derivaban de t!l1p = ~1p, «tae-
gunos entienden~ ... _==
Foh Ho ): Dh Te BJ. =-o=
diosa est»: «quem sua ipsius fiducia cum taedio reiectabit» (Schul). Mich pudre en el camino-.:
consideraba t!lip: pual de t!lp': «tirar por tierra con fuerza». Esta insegu- Gordis, b~::r.:, participio
ridad en la etimología, y la traducción de Saadia, que establece un me- ~:¡-:; ii~~;:ir.:: «he aquí la
jor paralelismo con 14b, mueven a muchos a cambiar t!l1p' en Cl'11p (Be <<Se avergonzará de su caa~
Du Ho), t!l'i? '11p (Bu), Cl'1i? J Cl'1p (Be Po Gui Gor) o t!l'i? '11tqp (Pet
Te Foh Ho Bra), con el sentido: «SU confianza es sólo un hilo», <mna te- «brota». Según Po Blo. d
laraña». singular _'Yaqtulu con b . .-g. .
Bu DG Pet Ho Stn Fob) o
15 Con Ros y Gor relacionamos in•:¡ con el n•:¡ del v. 14 y entendemos los
verbos con sentido impersonal.
.21 <<aÚn». Leemos-= con la
16 «al sol». Así la mayoría. La traducción: «antes de que salga el sol» (Del diendo el v. 21 como nnÍolbaaill
Hont DG Gui) parece desconocer datos elementales de botánica. sas ... >> (Ros De Del).
El razonamiento de Bildad es simple: como Dios es justo, indujo el casti- Gn 18,25: ¡Lejos de ri
go final de tus hijos; a ti te ha castigado dejándote tiempo para pedir perdón culpable, confundiendo ..1
y enmendarte. En esto Bildad no se aparta de Elifaz (5,8.17). Pero razonan- juez de todo el mundo_ c."DD
do así, para defender la justicia de Dios, pronuncia un juicio injusto contra
los hijos y contra Job. Este simplismo dialéctico ya ha sido rechazado por Sal5,5
Job en 6,25-29. Is 30,18
Sab 12,15
Fray Luis explica certeramente el razonamiento de Bildad, resu-
miendo un tema fundamental del libro: «Y ansí le dice que no se jus-
tifique porque, justificándose a sí, condena a Dios, dando a enten-
der que le castiga sin culpa; y Dios no es injusto, y ansíes necesario
que él se conozca por culpado, pues es notorio que Dios le aflige y
azota».
IJiiki~ ha sentido el viento de pasión Sal 5,4 Por la mañana te expongo mi causa y me quedo aguardando.
'
210 ACTO PRIMERO
7. Un futuro que, por camino opuesto, llegará al final del libro: 42,12.
No pienso que acierte~
buenos y malos: «En que d
8-1 O. Por si sus palabras no convencen, apela Bildad a la tradición de
medio de su verdor, sin . r
donde las ha tomado. El principio de la tradición es fundamental en el mun-
plantado y de raíces firJ.s.
do sapiencial, porque la sabiduría de los antiguos está aureolada de lejanía y
va y renace». Siguiendo b-
se ha acreditado con el pasar de los años. Además, el v. 9b hace pensar en
duce: «Ese el gozo de sa
una longevidad extraordinaria de los antepasados (como en Gn 5), y la lon-
gevidad es fundamento de saber acumulado: y en verso:
En la traducción de Rebolledo: l
Y por ser nuestras vidas en la tierra
caduca sombra que en el aire yerra. t1 14-15. La comparación de
breo dice «casa-de-araña>. de
~ de doble referencia: a la casa dr
«Sacan las palabras del corazón», es decir, de la mente, de la memoria:
indica la sinceridad y el recuerdo fiel. Lo cual se opone al viento de unas pa-
labras dictadas por la pasión del momento. Dice Eclo 21,26:
..._ ~
CAPÍTULO 8 211
No pienso que acierte fray Luis al tomar los dos como antítesis de
apela Bildad a la tradición de buenos y malos: «En que el malo es comparado al junco, que, en
..adKJón es fundamental en el mun- medio de su verdor, sin ser tocado se seca; y el justo al árbol bien
liJ•:tg~Ios está aureolada de lejanía y
plantado y de raíces firmes, que, aun cortado y arrancado, se renue-
Además, el v. 9b hace pensar en va y renace». Siguiendo la interpretación latina del texto hebreo, tra-
~pa5~4:>S (como en Gn 5), y la Ion-
duce: «Ese el gozo de su carrera, y de polvo otro pimpollecerá»;
y en verso:
9,1 Respondiójob: 21
2Sé muy bien que es así:
que el hombre no lleva razón contra Dios. 22
3 Aunque pretenda pleitear con él,
no le responderá de mil razones una. 23
4 Sabio de mente, rico de fuerza,
¿quién le resiste y queda ileso? 24
5 Él desplaza las montañas de improviso
y las vuelca con su cólera;
6 estremece la tierra en sus cimientos 25
y sus columnas retiemblan;
7 manda al sol que no brille 26
y guarda bajo sello las estrellas;
8 él solo despliega el cielo 27
y camina sobre el dorso del mar;
9 creó la Osa y Orión, 28
las Pléyades y las Cámaras del Sur;
1 O hace prodigios incomprensibles, 29
maravillas sin cuento.
11 Si cruza junto a mí, no lo veo, 30
pasa rozándome y no lo siento.
12 Si coge una presa, ¿quién se la quitará?, 31
¿quién podrá decirle: «Qué estás haciendo»?
13 Dios no cede en su enojo 32
bajo él se encorvan las legiones del Caos.
14 ¡Cuánto menos podré yo replicarle 33
o escoger argumentos contra él!
15 Aunque tuviera yo razón, no recibiría respuesta, 34
tendría que suplicar a mi adversario;
16 aunque lo citara para que me respondiera, 35
no creo que me hiciera caso;
1 7 me arrollaría con la tormenta
y me heriría mil veces sin motivo; 10,1
18 no me dejaría ni tomar aliento,
....
CAPÍTULOS 9-10 215
_.........._
CAPÍTULOS 9-10 217
13 «las legiones del Caos». Lit.: «los auxiliares de Rahab»; Rahab perso- «¿quién me cita a IDI'?..
nifica el océano caótico (cf. 26,12). (Mich Dat Hit Dh Ho Lar
14 «contra él»: Mich Hont Pet Stn Ho Bra, única traducción que parece 20
enc<tiar en el contexto. En la misma línea, aunque algo más suave,
«frente a él» (Bu Ko BJ). Aceptable también «como él» (Blo ). Las
otras habituales: «delante de él» (Ros Del Ho Wei), «discutir con él»
(Do Um DG Te), «hablar con él» (TS Po), «hablarle» (Dh Fe) parecen
demasiado débiles.
15 «no recibiría respuesta». Vocalizando nifal, i1J.!¿~, con LXX Th S 21 «soy inocente». P~
Hoff Si Be Bu Dh Ho Foh Fe BJ. El TM (qal: i1~l)~): «no sabríafpo- así la ma,-oría de los ~.......
CAPÍTULOS 9-10 219
. .:iol~~atado lJi' con el árabe wada 'a dría responder» lo mantienen V g Do Ros De Hont DG Pet Ko Po Gui
. .~os. con Vg, relacionan Wl: ~'?1 Bra Blo Gor. Las dos opciones parecen válidas; depende de que se re-
,;al que las vuelca con su cólera» lacione el v. 15 más estrechamente con el14 o con el16.
Bra.. única traducción que parece 20 «SU boca». Es frecuente seguir a Olshausen leyendo 1'::l (Mx Wr Si Be
línea, aunque algo más suave, Ehr Ho Stn Foh Po BJ Rav); a esta misma traducción se llegaría consi-
también «como él» (Blo ). Las derando el-' (-y) de '::l suftio de tercera persona (Da Blo). Muchos
Del Ho Wei), «discutir con él» mantienen TM, «mi boca» (V g Mich Ros De Hit Bu DG Dh Pet Ko
Po). «hablarle» (Dh Fe) parecen Wei Te Gui Ho Bra Fe); Job, aterrorizado por Dios, no sólo no halla-
ría la respuesta adecuada, sino que se condenaría (Ko Bra).
•..-liO rrifal, i1:l.lJl'\, con LXX Th S 21 «soy inocente». Parece evidente que Job confiesa su propia inocencia;
fl TII (qal: i1~3,ll'\): «no sabríafpo- así la mayoría de los autores. Otros entienden la primera oración
220 ACTO PRIMERO
como interrogativa: «¿soy intachable/perfecto?» (Dh BJ Rav); o, si- ., ....;> ». Al gunos prr.-41
«¿qmen
guiendo a Vg, traducen: «aun siendo inculpado» (Schul Ros Pet Bra). (Bu Dh Ho Foh Gor). cosa
Ho ), aludiendo a la~
«no me importa la vida». Sobre .Vi' = «preocuparse por», «interesar-
se», cf. Gn .39,6; Sal.31,8. Según Sh. M. Paul, «An Unrecognized Me- 27 «SÍ me digo». Muchos nc•._..-
dical Idiom in Canticles 6,12 andjob 9,21»: Bib 59 (1978) 545-547, infinitivo ('ii.ll$-cK) y leca
la expresión tV::l) .V"]lC~? equivale a la acádica ramansu ul ide, que in- Ho Bra Gor). Otros la •• - 1
dica una pérdida parcial de la conciencia a causa de la alegría o de la
pena.
mente («deja la tierra» ... «venda los ojos»), bien indirectamente, con Del Ko Blo Gor.
su postura permisiva.
_..........._
CAPÍTULOS 9-10 221
«¿quién ... ?». Algunos proponen el orden más natural: ~iEl~ ·~ ~1il ~ 1TI:l~
(Bu Dh Ho Foh Gor), cosa que otros rechazan expresamente (DG
Ho), aludiendo a la misma construcción en 24,25.
= q>reocuparse por», «interesar-
M. Paul, «An Unrecognized Me- 27 «si me digo». Muchos consideran anómala la construcción de l:l~ con
9.,.21»: Bib 59 (1978) 545-547, infinitivo ('i~l;\-l:l~) y leen 'rll~l;\ (Ols Si Bu Ehr DG Pet Ho Stn Foh
la acádica ramansu ul ide, que in- Ho Bra Gor). Otros la admiten (Ros De Hont Dh Ko) .
. .I:XDC:.Ia a causa de la alegría o de la
33 «no hay» (tb' ~'?): LL Schul Mich Dat Eich Ros De Di Hit Du Del 2
Hont DG Dh Ho Foh Ho Bra BJ. Con 12 Mss LXX S leen algunos
tb~ ~?:«ojalá hubiese» (Mx Bi Si Be Gra Bu Pet Ko Rav), «si hubiese» 3
(Ehr).
14
10,1 «me abandonaré a las quejas» ('n'tD ''?.V i1~il)~). Frase dudosa a cau-
sa del sentido de ::nl' y de''?-?. Con respecto al verbo, las dos posibi-
lidades más admitidas son: 1) interpretarlo en sentido reflexivo: 15
«abandonarse», «entregarse» (Reís Dat Eich Lee Ehr Foh); 2) «dar
curso libre» (Ges Um Bu Du Hont GD Ho Kis Wei Po Bra Rav); en vocalizar i1~~: y «conrcw....
esta misma línea: «exhalaré» (Dh), «derramaré» (BJ), quizá menos (Mich Dat y otros).
afortunadas. Otras dos posibilidades nos parecen menos aceptables:
3) ::nl' = ugarítico 'db: «prepararé mi queja» (Da); una queja no se pre- 16
para, surge espontánea; 4) «dejaré de lamentarme por mí mismo» (Rig-
nell); difícil de conciliar con la gramática hebrea y con el contexto.
cporque no es justo que yo me 12 «vida y favor». Algunos consideran extraña la expresión Cl"O i1tv!l, y
•IOI~C:st<ts cambian el texto: ~1i1 en
cambian: 1) «me has otorgado vida y fuerza vital»: '19!! I;ltq 1?0) Cl"O
:\.""\1., 268); n~iJ, por '::lJ~ (Kis); (Du Ho Stn); 2) «me otorgaste gracia y favor», J1J por Cl"O (Be DG);
3) omitir Cl"O (Ehr).
Foh Ho Bra Gor). Dahood Blo relacionan i.li con árabefugarítico gad- mundo (9,24 ). Cada vez más se T.ll
da, «hincharse», «irritarse»: «aumentas tu enojo hacia mÍ». pleito con Dios, en que Dios sea
discutir y responder a Job, y~·
«tus tropas de refresco». Entendemos ~=;!::;! niE:J''?J] como hendíadis Job. Junto a esa victoriajudicDL
(U m Dh Pet Foh Bra) y dependiendo de :::l""\01 (Houb Um Ehr). Otros vida (9,21), una vida tan breve
cambian en «renuevas tu ejército contra mÍ»: ''?SJj''QSJ ~~::;¡::;¡~::;¡::; =-j~QD1 Para perfilar la concepción
(Du Bu DG Ho Stn Fe). Algunos desconectan la frase de lo anterior: algunos datos y textos de la pJáclil
«mi suerte es un servicio militar renovado» (Kis; parecido Gui); «me pleito bilateral o <9uicio contradill
corresponde un cansancio inagotable» (Pe Foh). acudir al juez, aunque puedan
ejemplo el pleito de David con
20 Trasladamos al atná a 'O: (Ros Um Lee De Mx Si Del Ko Po Gui) y
1 tales pleitos no hay un juez imp;uritl
leemos /ln\ «que (Dios) acabe», con Ketib. La propuesta de Houb,
do el pleito no se resuelve entre
'i'?m ''Q', «dies mei et tempus vitae meae>>, basada en LXX S V g, ha
tribunal: «cuando dos hombres
llevado a la más aceptada de i'?iJ 1;1,': «qué pocos son los días de mi
guen ... » (Dt 25,1).
vida» (Wr Hoff Bi Be Bu Du Ehr DG Dh Pet Ho Sz Kis Stn Foh Te
Job querría citar a Dios. ac:uso.ll
Ho Bra Fe BJ).
su inocencia, sacarle la confesió&.
«y se aparte de mÍ». Muchos leen r1'tDl con Qeré o simplemente r1'tD, Job descubre lo descabellado y
uniendo el yod a la palabra anterior: «déjame», «apártate de mÍ» (De comparecer, discutir y dejarse
Del Ho Gui Fe Gor Rav), suponiendo en la mayoría de los casos una ría a su poder y sabiduría, fuerza~
elipsis de l:::l'?/TJSJflJE:l/li' r1'tD. Otros consideran anormal la cons- Si Dios apela a la Juer..a.
trucción ]'O r1'tD y cambian en '~1.:1'0 i1l'\tD: «deja de mirarme», «aparta curre a la fuerza e intimida (9.
tu mirada» (Be DG Pet Ho Foh Bra). ción creadora y en su actuación
rival sin respuesta (9,3). Su saba
22 El verso hebreo parece pobre y sobrecargado; unos omiten '?::¡~-i'Q~ SJ~il1 le valdrá a Job su inocencia ...........
(Mx Si Gra Chey Be Du Kis); otros, r11Q'?~ '?~~ i'CJ:J (Dh Dri Foh). i1pJ (9,23.28). Un intento de
Sin embargo, Dahood, basándose en paralelos ugaríticos, considera Ante el fracaso mental, Job DO
intencionada la repetición de'?::¡~ i'Q:J [UF 1,33]. la de buscar un árbitro, un inrcn.t
geles sugeridos por Elifaz (5.1).
un antisatán. ¿Es eso posible?
Después de las razones insulsas de Bildad, casi paréntesis irrelevante, Dios hombre?, se dice Job (9..32).
Job avanza un buen trecho en su camino audaz, empalmando consigo mis- salida.
mo, aunque aguijoneado por su interlocutor. Inútil detenerse a refutar a Bil- Con todo, la idea del pleito
dad con argumentos; bastará la afirmación contraria rotunda. Job puede compone mentalmente y pronuncil
conceder tranquila e irónicamente lo que aquél ha dicho y puede conceder nunciaría contra Dios (cap. 10):
más y puede competir con los amigos en cantar la grandeza de Dios, su po- todo en la conducta de Dios con
der y sabiduría (9,4). ¿Qué concluye eso? Precisamente lo contrario: la cia perversas intenciones. Proloa§ll
crueldad de Dios. Dios tiene fuerza y destreza, y las emplea en hacer y des- dio vida a un desgraciado?» (j..iGIII
hacer su obra, sea cósmica (9,5-7), sea humana (10,8). Job pronuncia en voz alta su
Bildad ha proclamado la justicia de Dios (8,3), concebida en términos o espectador ha de tener sien:tpl'r
de un juez que retribuye a buenos y malos (8,20-22). Job lo niega rotunda- visto de Job y sus amigos.
mente: Dios no distingue entre inocentes y culpables cuando envía sus cala- El discurso procede con bata~~
midades (9,22ss ), y si distingue es para dar ventaja a los malvados en el rrollo linear. Podemos notar un
CAPÍTULOS 9-1 O 225
1Jr::101aan~ll con árabefugarítico gad- mundo (9,24). Cada vez más se va apoderando del protagonista la idea de un
tu enojo hacia mÍ». pleito con Dios, en que Dios sea llamado a causa, comparezca y tenga que
discutir y responder a Job, y tenga que reconocer finalmente la inocencia de
e::;·, niEl'"))J como hendíadis Job. Junto a esa victoria judicial, lo demás no contará, ni siquiera su propia
de=~¡¡¡ (Houb U m Ehr). Otros vida (9,21), una vida tan breve (9,25s).
OÚ>>: ~.,S) j''CSJ ':']~~~~~~~ =-¡'?IJIJi Para perfilar la concepción del pleito con Dios es conveniente recordar
a..lc!IC(J>nect:tn la frase de lo anterior: algunos datos y textos de la práctica de Israel. Se trata de la existencia del
_ _...-;:u1o» (Kis; parecido Gui); «me pleito bilateral o <9uicio contradictorio», que resuelven las dos partes, sin
(Pe Foh). acudir al juez, aunque puedan asistir testigos notariales. Se puede citar como
ejemplo el pleito de David con Saúl, vasallo con soberano, de 1 Sm 24. En
LuDe Mx Si Del Ko Po Gui) y tales pleitos no hay un juez imparcial y justo por encima de las partes. Cuan-
OXl K.etib. La propuesta de Houb, do el pleito no se resuelve entre ambos, entonces es el momento de acudir al
.uiU>>, basada en LXX S V g, ha tribunal: «cuando dos hombres tengan un pleito, vayan a juicio y los juz-
~: cqué pocos son los días de mi guen ... » (Dt 25,1).
DG Dh Pet Ho Sz Kis Stn Foh Te Job querría citar a Dios, acusarlo de incumplimiento o deslealtad, probar
su inocencia, sacarle la confesión. Al mismo tiempo que la idea lo penetra,
Job descubre lo descabellado y peligroso del proyecto. ¿Se avendría Dios a
::-:::- con Qeré o simplemente n•ili, comparecer, discutir y d¡;jarse vencer con los argumentos de Job? ~O recurri-
_ ·~wuvn' "-f"'<.--.t~.t~ .d~ .=L- (D~
ría a su poder y sabiduría, fuerza y destreza, en el pleito o al margen de él?
en la mayoría de los casos una
Si Dios apela a la fuerza, nadie puede resistirle (9,4.19); de hecho, re-
consideran anormal la cons-
curre a la fuerza e intimida (9,18.34). La fuerza la ha demostrado en su ac-
ción creadora y en su actuación cósmica (9,5-10). Si emplea el saber, deja al
rival sin respuesta (9,3). Su saber es insondable (9,10). En eljuicio, de nada
•r.a~~rlo:. unos omiten '?F;.J~-i'CJ ll~h1 le valdrá a Job su inocencia reconocida: p1~ (9,2.15.20), Cln (9,20.21-22),
;-:;;~~ '?:J~ i'CJ (Dh Dri Foh). i1p:J (9,23.28). Un intento de pur