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Atención a víctimas y búsqueda de personas desaparecidas

Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México

Atención a víctimas y búsqueda de


personas desaparecidas

Afectaciones en el entorno de
las familias de las personas
desaparecidas

1 de la Ciudad de México
Comisión de Derechos Humanos
Atención a víctimas y búsqueda de personas desaparecidas
Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México

Los múltiples contextos de violencia en diversos momentos históricos en México han dejado
un catastrófico saldo de miles de personas desaparecidas y asesinadas; por otro lado,
también han producido procesos organizativos, de movilización y denuncia de quienes les
ha sido arrebatado un ser querido y, todavía encima de eso, han sufrido estigmatización e
impunidad.

Reconociendo los aportes que los colectivos de familiares de personas desaparecidas han
dado a diferentes ámbitos de la vida política, como el impulso de normas que reconozcan
los derechos de las víctimas, del derecho de las personas desaparecidas a ser buscadas y su
papel en el acompañamiento en la búsqueda de verdad y justicia, entre otros, parece cada
vez menos adecuado hablar de víctimas en el sentido de acotar su vivencia únicamente a la
experiencia del daño.

Debido al impacto masivo de la violencia y las violaciones a los derechos humanos,


durante la última década también se han desplegado instituciones, políticas públicas y
discursos expertos sobre las víctimas, que corren el riesgo de tomar su experiencia como
objeto y arrebatarles la posibilidad de hablar por sí mismas, y de definir sus necesidades,
preocupaciones y objetivos. Asimismo, la atención a las víctimas puede ser subsumida por
la lógica asistencialista, desde la cual se les infantiliza y somete a procesos burocráticos, con
largos tiempos de espera, incertidumbre y mecanismos clientelares.

Ilustración: (Familiares víctimas directas), tomada de Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia,
A. C., Guía para familiares de personas desaparecidas. Ley para la Declaración Especial de Ausencia por Desaparición
de Personas del Estado de Veracruz, Ciudad de México, IMDHD, 2019, disponible en https://imdhd.org/wp-
content/uploads/2020/02/Gui%CC%81a-DEA.pdf.

En este apartado, por lo tanto, hablaremos de las víctimas como sujetas y sujetos activos,
impulsados por el amor y la necesidad de saber el paradero de sus seres queridos, así
como sujetos de derechos, retomando los aprendizajes al lado de familiares de personas
desaparecidas. Esperamos que estos breves contenidos te brinden una guía para fortalecer
tu actuación en la búsqueda de las personas desaparecidas y el trabajo con sus familiares.

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El primer momento de la desaparición


La desaparición de un familiar o un ser querido es algo para lo que nadie está preparado ni
tendría por qué estarlo. Es un momento de confusión, en el que la persona está tratando
de entender lo que pasa y al mismo tiempo responder, activando todos los recursos con
los que cuenta, para buscar a su familiar. Además, como sabemos, los primeros momentos
son determinantes para encontrar a la persona con vida, por eso es fundamental que las
autoridades tomen en serio la denuncia o el reporte, se recabe toda la información necesaria
y se activen los mecanismos de búsqueda inmediata.

En cuanto a los impactos psicosociales, en este momento las


y los familiares viven la ausencia como transitoria y todas sus
energías están en función de la búsqueda y la expectativa de que
su ser querido regrese. Es muy común que en ese momento sus
familiares no puedan dormir o comer y estén en un estado de alerta Impactos
permanente. Generalmente la ayuda psicológica no es relevante en
psicosociales
este momento porque las y los familiares ni siquiera han asimilado
la situación de la desaparición. En cambio, la comunicación sobre la
búsqueda y la información de las autoridades es vital.

Véanse M. I. Castillo, El (im)posible proceso de duelo. Familiares de detenidos desaparecidos: violencia política, trauma y memoria, Santiago de Chile, Ediciones
Universidad Alberto Hurtado, 2013; y Ximena Antillón et al., Yo sólo quería que amaneciera. Informe de impacto psicosocial del caso Ayotzinapa, México, Fundar,
Centro de Análisis e Investigación, A. C., 2017.

Ilustración: (Impactos psicosociales en las familias de las personas desaparecidas), tomada de Instituto Mexicano de Derechos Humanos
y Democracia, A. C., Guía para familiares de personas desaparecidas…, loc. cit.

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Una dolorosa cotidianidad

Con el transcurso del tiempo y a medida que


los esfuerzos de la búsqueda no brindan los
resultados esperados, las y los familiares de las
personas desaparecidas empiezan a asimilar la
situación de la desaparición. Esto significa que
una dolorosa cotidianidad se va instalando,
atravesada por la angustia y la incertidumbre
permanentes. La esperanza de encontrarlos
con vida coexiste con fantasías sobre las
condiciones que podría estar viviendo su ser
querido: si comen, si duermen, si tienen frío, o
si están siendo maltratados.
Ilustración: (Dolorosa cotidianeidad), tomada de Instituto Mexicano de
Derechos Humanos y Democracia, A. C., Guía para familiares de personas
desaparecidas…, loc. cit.

La desesperación y la impotencia dan lugar a sentimientos de culpa, pues las y los familiares
se recriminan no haber podido evitar la desaparición y no poder encontrarlos. Este
sentimiento de culpa aparece muchas veces cuando quienes han asumido la búsqueda de la
persona desaparecida no pueden responder a las preguntas de la familia sobre el paradero o
los avances en la investigación, o por dejar de atender las necesidades de otros miembros de
la familia, por ejemplo, de otras hijas e hijos.

A partir del momento en que la desaparición se instala


como una realidad profundamente traumática y actual,
es decir, un evento que no puede ser comprendido o La desaparición:
representado pero que se presenta en la forma de una una realidad
presencia-ausencia, los impactos en distintos ámbitos de la profundamente
vida se van profundizando. También es en este momento
que las y los familiares pueden empezar a reconocer traumática
los impactos psicosociales de la desaparición y solicitar
atención.

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Las familias se enfrentan muchas veces a la


La estigmatización, estigmatización o la criminalización de sus seres queridos
un sufrimiento desaparecidos, lo cual genera un sufrimiento adicional y
la necesidad de dignificar a las personas desaparecidas.
adicional de la La ruptura de los lazos familiares o comunitarios derivada
desaparición del miedo que las personas cercanas pueden sentir de
correr la misma suerte, les priva de sus redes sociales de
apoyo.

Al mismo tiempo, ocurre un deterioro de la situación


económica de la familia cuando la persona desaparecida
es la principal proveedora o porque muchas veces se ven Deterioro de la
forzados a ausentarse de sus trabajos para dedicarse a la situación económica
búsqueda. Las y los familiares también pueden ser presa de
extorsiones de personas sin escrúpulos, que piden dinero a
cambio de información falsa.

Por otro lado, el sufrimiento emocional, el estrés y el cambio


en las condiciones de vida provoca daños en la salud, ya
que pueden agravarse enfermedades que ya existían o
aparecer otras nuevas, que muchas veces no son atendidas
debido a que la prioridad para las y los familiares es la
La muerte silenciosa búsqueda de su ser querido y la precariedad económica.
Araceli Rodríguez, madre de Luis Ángel León Rodríguez,
desaparecido en 2009, le llama a este proceso la muerte
silenciosa, pues la falta de atención a la salud puede tener
consecuencias fatales.

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La reorganización de la vida centrada en la búsqueda

La desaparición de una persona significa la ruptura del proyecto de vida de sus familiares.
Frente a la incertidumbre y la angustia, ellas y ellos necesitan saber el paradero de sus seres
queridos. No es posible realizar un proceso de duelo cuando no existen evidencias de que
la persona desaparecida ha fallecido. Tampoco es posible realizar los rituales de duelo a
través de los cuales se acompaña a los dolientes en la pérdida y se reconoce su sufrimiento.
Las intervenciones que recomiendan a las y los familiares hacer el duelo, aceptar la pérdida,
por muy buenas intenciones que tengan, generan más sufrimiento y daño, y hacen que las
víctimas se alejen de los servicios de atención psicológica.

Ilustración: (Personas defensoras exigiendo justicia), tomada de Instituto Mexicano de Derechos


Humanos y Democracia, A. C., Guía para familiares de personas desaparecidas…, loc. cit.

Por lo expuesto anteriormente, las y los familiares reorganizan su proyecto de vida centrado
en la búsqueda de su ser querido. Esto significa que la tarea de la búsqueda es asumida
generalmente por algunos miembros de la familia, quienes abandonan sus planes y
actividades significativas (estudios, trabajo, amistades, pareja, familia, entre otras) para
dedicarse a esta tarea. La búsqueda es una forma de afrontamiento positiva, que permite
dar sentido a la vida y al vacío que representa la desaparición pero, como se mencionó antes,
también implica impactos en la vida de las personas. En este sentido, una parte fundamental
del acompañamiento psicosocial a las y los familiares de las personas desaparecidas tiene
que ver con el fortalecimiento para continuar con la búsqueda, y al mismo tiempo aprender a
cuidarse y cuidar a sus familiares.

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Impactos en la familia

La desaparición de una persona es muy


dolorosa y afecta a todos los miembros de
la familia, aunque no todas las personas
lo expresen de la misma manera. Además,
la desaparición afecta la dinámica y los
vínculos al interior de la familia. En general
la familia debe enfrentar una sobrecarga
de tareas; aquellas relacionadas con la
búsqueda y la investigación, resolver las
necesidades económicas, así como la
estigmatización que pueden vivir en sus
comunidades. Por otro lado, muchas veces
se instala en las familias una especie de
pacto de silencio, es decir, no hablar de sus
sentimientos sobre la desaparición como
una forma de cuidar a las otras personas
de la familia, que sin embargo genera más
dolor y aislamiento.
Ilustración: (Impactos en la familia), tomada de Instituto Mexicano de
Derechos Humanos y Democracia, A. C., Guía para familiares de personas
desaparecidas…, loc. cit.

Es importante hacer énfasis en las niñas, los niños y las y los


adolescentes, pues existe la idea de que no se dan cuenta de
¿Cómo explicarlo lo que ocurre a su alrededor, y las personas adultas intentan
ocultar la desaparición como una forma de protegerlos. En
a las niñas, los lugar de la verdad, se les cuenta alguna historia que a la larga
niños y las y los resulta más dolorosa. Por ejemplo, se les dice “tu papá se fue
adolescentes? a trabajar a Estados Unidos”, y los niños se preguntan: “¿por
qué se fue sin despedirse?, ¿por qué no me llama?, ¿acaso no
le importo?”. De ahí que pueden vivir la desaparición como una
forma de abandono.

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No es fácil para las personas adultas poder comunicar


a las niñas y los niños una situación tan dolorosa e
incomprensible. Sin embargo, se ha observado que
cuando se les dice la verdad, en palabras sencillas que Comunicación
puedan comprender, e incluso se les permite participar sencilla y verdadera
en algunas actividades de denuncia, ellas y ellos tienen
más recursos y sienten que están haciendo algo por su
familiar.

En el caso de las hermanas y los hermanos de la persona


desaparecida, muchas veces enfrentan, además de su dolor,
sentimientos de abandono y soledad por la ausencia de sus
Readaptación padres, quienes se vuelcan a la búsqueda de la hija o el hijo que
familiar se encuentra desaparecido. A veces se necesita tiempo para que
madres y padres puedan volver a conectarse y estar presentes
con sus demás hijas e hijos o familiares, debido al impacto
traumático de la desaparición y la urgencia por participar en la
búsqueda y la movilización.

También en ocasiones las y los jóvenes se ven


forzados a dejar sus estudios para trabajar y ayudar Estado: debe
económicamente. Por esta razón, el Estado debe proveer las medidas
proveer las medidas de atención para aminorar los
impactos negativos en la familia.
de atención

Finalmente, cabe señalar el impacto transgeneracional de


las desapariciones, es decir, la manera en que las niñas
y los niños que aún no habían nacido en el momento de
Impacto los hechos reciben el trauma de sus familiares, quienes
transgeneracional lo transmiten inconscientemente. Por ello se deben
contemplar de manera amplia las medidas de atención
psicológica o psicosocial para todos los miembros de la
familia cuando éstos así lo soliciten, sin que se limiten a un
plazo determinado.

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Impactos colectivos de la desaparición forzada y por particulares


La desaparición forzada y por particulares responde a distintas motivaciones. En los orígenes
de esta práctica, durante el periodo de la contrainsurgencia, hacia finales de la década de
1960, se buscaba reprimir y desmovilizar a los movimientos sociales y políticos opositores
al gobierno. En sus nuevas modalidades, que se manifestaron de manera más notoria a
partir de la administración del presidente Felipe Calderón (2006-2012), a la desaparición
por motivos políticos se sumó la desaparición por particulares como una forma de control
por el territorio de parte de las bandas de la delincuencia organizada en connivencia con las
autoridades.

Si bien en ambos casos las desapariciones generaron impactos profundamente dolorosos


y traumáticos para las familias, existen diferencias marcadas por el momento histórico. En
el contexto de la contrainsurgencia, también llamada de manera errónea Guerra sucia, las
organizaciones de familiares de personas desaparecidas vivieron el estigma y la soledad que
generaba la represión política y la negación de esta práctica por parte del Estado. En cambio,
durante la última década, debido a la proliferación de esta práctica criminal y el surgimiento
de decenas de colectivos en todo el país, las y los familiares han logrado el reconocimiento de
las desapariciones, un relativo mayor apoyo social y el reconocimiento oficial de la crisis de
desapariciones, así como respuestas estatales frente a ésta, como la creación de la Comisión
Nacional de Búsqueda y las fiscalías especializadas.

Desgraciadamente, hasta la fecha se desconoce el paradero de la mayoría de las personas


desaparecidas y estos crímenes no han sido esclarecidos. De tal forma que el mensaje de
terror que generan las desapariciones se profundiza con la impunidad y genera profundos
impactos a nivel social. Por un lado, produce un sentimiento de vulnerabilidad y desamparo
en la población, pues en la medida en que el Estado no cumple con su función de garantizar
la seguridad, todos y todas nos volvemos “desaparecibles”. Los vínculos sociales se
encuentran marcados por el miedo y la desconfianza, lo cual dificulta las respuestas de
solidaridad y el apoyo social. Por otro lado, la cotidianidad de las desapariciones y el hallazgo
de fosas clandestinas producen una normalización de la crueldad, es decir, opera una especie
de mecanismo adaptativo por el cual nos volvemos insensibles ante el horror en aras de
mantener algún sentimiento de seguridad.

Ilustración: (Impactos colectivos), tomada de Instituto Mexicano de Derechos Humanos y


Democracia, A. C., Guía para familiares de personas desaparecidas…, loc. cit.

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Los procesos organizativos de las víctimas

“Nos quitaron tanto, que nos quitaron el miedo”


Hemos escuchado en diferentes espacios la consigna “nos quitaron tanto, que nos quitaron
el miedo”. Si bien en el apartado anterior hablamos de que el miedo rompe el lazo social, las
y los familiares de personas desaparecidas nos muestran cómo es posible hacer un lazo a
partir de una experiencia tan dolorosa. Es decir, la vulnerabilidad es resignificada y da lugar a
procesos organizativos de resistencia y lucha por la verdad y la justicia.

Colectivos: un espacio de acogida


La participación en colectivos permite a las y los familiares encontrar un espacio de acogida,
en la que su dolor es compartido y comprendido por otras personas que atraviesan por la
misma experiencia. Además, los espacios organizativos permiten generar una plataforma
desde la cual se crean estrategias de denuncia y exigencia de sus derechos, y sus demandas
pueden ser escuchadas por la sociedad y el Estado.

Los desafíos
A la vez, los procesos organizativos presentan desafíos internos y externos. En cuanto a
los desafíos internos, los colectivos tienen que generar sus formas y espacios de toma de
decisión, definir sus objetivos, prioridades y las estrategias para alcanzarlas. Además, muchas
veces la impotencia y la frustración se vuelcan al interior del colectivo y es necesario crear
los espacios para hablar de éstas y encontrar soluciones. En cuanto a los desafíos externos,
las formas de intervención de la sociedad civil y el Estado pueden generar el sentimiento de
exclusión o discriminación, así como divisiones. Por esta razón es muy importante cuidar que
las intervenciones, aun cuando sean bien intencionadas, no generen divisiones o conflictos
al interior o con otros colectivos, respetando los mecanismos internos de toma de decisión,
representación, etcétera.

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Ilustración: (Colectivos y sus desafíos), tomada de Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A. C., Guía
para familiares de personas desaparecidas…, loc. cit.

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