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COLEGIO TÉCNICO PRIVADO MIXTO

“EL REDENTOR”

SAN JOSÉ LA MÁQUINA, SUCHITEPÉQUEZ.

NOMBRE: Darly Gabriela Solis Garcia

GRADO: 5to. Bachillerato

CURSO: Seminario

TRABAJO:

El Bicentenario

CICLO: 2021

FECHA: 02/09/2021

SAN JOSÉ LA MÁQUINA.


INTRODUCCIÓN

Los objetivos trazados relacionados con el Bicentenario enfocan en parte


historia tanto política y económica en nuestro país, esto demuestra que al para
de los años tenemos ejemplos de personajes que lucharon para que nuestra
Guatemala fuera independiente. Como ciudadanos tenemos el derecho de
sentirnos orgullosos de nuestra independencia ya que esto nos da valores
cívicos los cuales nos permiten ser partícipes de esta magna celebración.
Los objetivos del Desarrollo Sostenible en el marco del
bicentenario.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos


Mundiales, se adoptaron por todos los Estados Miembros en 2015 como un
llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar
que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030.

Los 17 ODS están integrados, ya que reconocen que las intervenciones en un


área afectarán los resultados de otras y que el desarrollo debe equilibrar la
sostenibilidad medio ambiental, económica y social.

Siguiendo la promesa de no dejar a nadie atrás, los países se han


comprometido a acelerar el progreso para aquellos más atrasados. Es por esto
que los ODS han sido diseñados para traer al mundo varios “ceros” que
cambien la vida, lo que incluye pobreza cero, hambre cero, SIDA cero y
discriminación cero contra las mujeres y niñas.

Todo el mundo es necesario para alcanzar estos objetivos ambiciosos. Se


necesita la creatividad, el conocimiento, la tecnología y los recursos financieros
de toda la sociedad para conseguir los ODS en cada contexto. 

En el marco de las actividades preparatorias de la celebración del bicentenario de


nuestra vida republicana como país, el CELATS promueve un proceso de reflexión
orientado a repensar el trabajo social, nuestra agenda prioritaria y nuestro perfil en
el nuevo escenario que se abre, un balance de nuestro aporte profesional y sobre
todo para repensarnos. El presente artículo pretende presentar a ustedes un
ángulo de este debate todavía inicial.

Esta reflexión nos remite al contexto más general y uno de los cambios
sustantivos en este campo sin duda ha sido la aprobación por la Asamblea
General de las Naciones Unidas del documento final “Transformar nuestro mundo:
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, con fecha 2 de agosto del 2015,
así como la agenda para el desarrollo sostenible aprobada los días 25 al 27 de
setiembre del mismo año. Este instrumento en realidad nos redefine
institucionalmente, por lo que debemos repensarnos en lo fundamental
articulándonos y adecuándonos a este proceso.

Transformar nuestro mundo: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, es un


plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Se propone
tomar medidas audaces y transformadoras para reconducir el mundo por el
camino de la sostenibilidad y la resiliencia. Recoge y reconoce todos los acuerdos,
aportes y avances de los eventos previos en esta materia, en particular los
Objetivos de Desarrollo del Milenio y se propone como finalidad lograr el desarrollo
sostenible en sus tres dimensiones: económica social y ambiental de manera
integral y equilibrada. Define la dignidad humana como el eje fundamental de este
proceso, por lo que los más rezagados serán la prioridad.
Detrás de estos objetivos y metas de este instrumento estratégico subyace una
visión de futuro: “sumamente ambiciosa y trasformadora, un mundo sin pobreza,
hambre, enfermedades ni privaciones, donde todas las formas de vida puedan
prosperar; un mundo sin temor ni violencia; un mundo en el que la alfabetización
sea universal, con acceso equitativo y universal a una educación de calidad en
todos los niveles, a la atención sanitaria y la protección social, y donde esté
garantizado el bienestar físico, mental y social; un mundo en el que reafirmemos
nuestros compromisos sobre el derecho humano al agua potable y al
saneamiento, donde haya mejor higiene y los alimentos sean suficientes, inocuos,
asequibles y nutritivos; un mundo cuyos hábitats humanos sean seguros,
resilientes y sostenibles y donde haya acceso universal a un suministro de energía
asequible, fiable y sostenible”.

El bicentenario y la vida e hoy en Guatemala

La convocatoria a la conmemoración del bicentenario, lanzada en el 2010, estaba


dirigida “a toda la comunidad nacional, las instituciones, autoridades,
organizaciones empresariales y las organizaciones de la sociedad civil”. Buscaba
promover “encuentros entre todos los sectores del país que estén inmersos en la
preocupación por renovar y fortalecer las bases de la República”.
Como se echa de ver, la convocatoria de conmemoración del bicentenario, con
todas las buenas intenciones que pretende mostrar, desconoce sin más a los
Pueblos Indígenas en su condición de sujetos políticos con identidad propia, con
voz propia, con aspiraciones, demandas y propuestas propias. Y no puede decirse
que se incluyen en la “comunidad nacional” o en las “organizaciones de la
sociedad civil”. En el acto de declaración de la independencia en 1821 y en la
convocatoria de conmemoración del bicentenario de dicha independencia, los
Pueblos Indígenas y sus organizaciones simplemente son dejados al margen. O,
encubiertos. Con todo lo que el encubrimiento implica de minorización,
subordinación, subalternidad, discriminación, desprecio, exclusión, racismo.
La única mención indirecta a organizaciones indígenas se encuentra en la
referencia a los sectores que disienten de la idea de que “Guatemala es una
nación” y proponen “que este país es un estado multinacional”. Las organizaciones
del disenso, también están invitadas a las discusiones que tendrán lugar en la
conmemoración. De hecho, y por este detalle, se puede ver alguna alusión, son
organizaciones indígenas las que tienen una propuesta definida con respecto a la
construcción de la plurinacionalidad o la multinacionalidad. Tiene razón Herrera (IX
Congreso Latinoamericano de EIB) cuando afirma que han sido los pueblos
originarios los que han provocado reflexiones en cuanto a la construcción de
sociedades diversas.
Dicho de otra manera, son los Pueblos Indígenas y sus organizaciones las que
tienen una visión responsable con el devenir histórico de las relaciones
interétnicas y de las relaciones del Estado nacional con los Pueblos Indígenas. Un
tema en el cual cuentan con apoyo de organizaciones y organismos no indígenas,
nacionales e internacionales, afines a las aspiraciones de los Pueblos Indígenas.
Lo que piensan los Pueblos Indígenas, así como intelectuales y organizaciones
indígenas, sobre la necesidad de transformar el Estado monoétnico y monocultural
en un Estado multinacional o plurinacional, es de conocimiento del liderazgo
político del país. No obstante, los Pueblos Indígenas y sus organizaciones son
ignorados en la convocatoria a la conmemoración del bicentenario. Ello, a pesar
de la intención (dudosa por esto mismo) de que “queremos darle un nuevo y
profundo impulso a dinámicas de reflexión crítica y creativa que den paso a
nuevas conceptualizaciones que inauguren una época de reforma del Estado, de
innovación política y de refundación de la República” (documento de
convocatoria).

El bicentenario, sus causas y efecto

La independencia de Guatemala fue el resultado de influencias externas. En


Europa despertaba una constitución liberal a principios del siglo XIX y un
sentimiento de reforma se apoderó de las colonias españolas. México declaró
su independencia de España, lo que provocó que Guatemala hiciera lo mismo.

En Guatemala, a todos se nos enseña que la independencia fue el 15 de


septiembre y que en el Real Palacio se reunieron varias personalidades de esa
época. Se les nombró próceres de la independencia. Pero la independencia va
más allá de estas firmas, de estos nombres y del hecho de realizar una relación
más libre, económicamente hablando, con otros países.

Guatemala conmemora en 2021 el bicentenario de su independencia. El hecho


marcó el fin de la etapa colonial y trajo consigo un nuevo modelo de
organización política social y económica. En torno al acontecimiento histórico
existen varias versiones. Lo cierto es que su comprensión va mucho más allá
de la firma del acta de la independencia el 15 de septiembre de 1821.

Los valores (ética, probidad y transparencia) como base para


crear instituciones eficaces e inclusivas para todos los niveles .

En el marco del Bicentenario de la Independencia de la República de Guatemala


que declara el 2021 como Año de la Ética y la Probidad y para promover valores
éticos y un modelo ejemplar, las autoridades de la Secretaría de Seguridad
Alimentaria y Nutricional (Sesan) socializaron con las Delegaciones
Departamentales y Directores, el Código de Ética de la Secretaría.

Con el objetivo de fomentar la Ética y Probidad en los estudiantes del nivel


primario, secundario y diversificado en el sector público, el Contralor General de
Cuentas, Dr. Edwin Humberto Salazar Jerez y la Ministra de Educación, Claudia
Ruiz Casasola, firmaron un convenio para la implementación de los
programas “Sembrando Semillas de Transparencia” y “Jóvenes por la
Transparencia”.
El Contralor General señaló que la firma de este convenio traerá grandes aportes
para la formación en valores de los niños, adolescentes y jóvenes, porque ellos
serán los funcionarios y servidores públicos del mañana. “Cuando llegue el
momento servirán a su país con integridad, Eficiencia y transparencia”, puntualizó.

“Estamos muy cerca del año 2021 y con ello se viene la conmemoración del
bicentenario de la independencia de nuestra amada Guatemala, en el marco de
esa fiesta cívica, hemos decidido que el próximo año será declarado por nuestra
entidad como: “El Año de la Ética y Probidad”, ¡Porque creemos en una
Guatemala libre de Corrupción e Impunidad!”, dijo el Contralor.
“Dos instituciones hemos dado un paso trascendental cuya responsabilidad en el
ejercicio de Sus funciones atraviesa todo el tejido social, la firma de este convenio
se da en aras de que la Ética y la Probidad sea el marco para poder anclar
muchos procesos”, expresó la Ministra de Educación, Claudia Ruiz.

El rol de las mujeres en la historia del bicentenario

Durante muchos años esta visión fue la dominante en la esfera política nacional.
En consecuencia, la participación de la mujer en los procesos de independencia y
en la construcción de la República fue invisibilizada, y la historia se centró en
grandes eventos de guerra y en próceres de la patria. Las mujeres de esta historia
son heroínas como Policarpa Salavarrieta, Manuela Beltrán, Manuela Sáenz y
Antonia Santos. Sólo recientemente ese vacío ha empezado a ser corregido por
historiadoras como Isabel Bermúdez, Martha Lux, María Himelda Ramírez y Ana
Serrano . Ellas han mostrado que la participación de la mujer trascendió a la
concepción colonial y católica de la época: más allá de ser buenas madres y
esposas, más allá del hogar y de ser defensoras de la moral, las mujeres
participaron de las luchas de independencia como trabajadoras, espías,
combatientes, conspiradoras, auxiliadoras de tropas, propiciadoras de tertulias
sobre política y la revolución que servirían de base para los movimientos de
independencia, etc.

Muchas de estas mujeres no eran las personas dóciles típicas de los estereotipos
de género, sino personas fuertes, que participan de labores exigentes físicamente,
que mantenían el paso de la guerra, que se desplazaban las unas con los otros
por el país, moviéndose lejos del hogar asociado a su rol. Al respecto es
interesante leer este fragmento de crónica de A. Alexander (1818-1820): “las
mujeres siempre adelante con uno o dos hombres atrás; mujeres trapeadas como
hombres, con sus musculosas piernas y rostros atezados, luciendo un sombrero,
camisas y pantalones de hombre, cortados a la altura de las rodillas; en realidad
los habitantes de toda edad, sexo y color rodaban delante de nosotros en una
masa, las mujeres de los soldados negros e indios cabalgando y caminando entre
los hombres” .

Destaca Felipa Soc, esposa del líder Atanasio Tzul a quien acompañó en la lucha


contra el pago de tributos en 1820, o Francisca Ixcaptá quien, en 1814, le arrebató
la vara de la justicia a un alguacil español y por eso fue severamente castigada.
Ellas, y muchas mujeres indígenas más protagonizaron actos de rebeldía
como María Típas o Micaela Pérez, en el siglo XVIII, desafiaron ese orden infausto
y pagaron por esa osadía.

En este devenir también es innegable el mestizaje, que se enfoca en la


construcción de lo ladino, obviando otras mixturas que imprimen una mayor
complejidad identitaria a esta sociedad que, a dos siglos de distancia, continúa sin
reconocerse, sin superar el racismo estructural y la sujeción económica que
perpetúan la violencia sexual, física, económica, simbólica, epistémica e
institucional, como una constante en esta historia.

En el período post independentista si bien se observaron cambios, estos fueron


imperceptibles, prevalecieron “las circunstancias sociales colonizantes…donde el
criollo y aún el mestizo continuaron como explotadores (…) de las grandes masas
indígenas, y donde el hombre es el eje en torno al que gira ese sistema
económico-social que impuso el patrón de una cultura dominadora -copia
intensificada de todos los patriarcados de la tierra-, los indígenas y la mujer
quedaron sojuzgados por aquel predominio y al margen casi absoluto de sus
privilegios, sobre todo en lo concerniente a la educación”, como dijo la
escritora Luz Méndez De la Vega.

Dos siglos después, se observan hilos de continuidad que, no sin tensión y


resistencia, buscan mantener un entramado de poder que cosifica los cuerpos de
las mujeres, sobre todo indígenas, ladinas pobres y afrodescendientes, que les
niegan derechos, que las excluyen de la política y del ámbito público, que
descalifican su palabra y desautorizan sus aportes. Que pretenden, en virtud de
leyes oprobiosas y de una religión cristiana, menos católica pero igualmente
conservadora, que ellas permanezcan sujetas a sus parejas, soportando
vejámenes que en ocasiones las llevan a la muerte, como si el tiempo se hubiera
detenido.
CONCLUSIÓN

Es muy emocionante considerar que las personas que hace 200 años lucharon
para nuestra independencia se recordarán por siempre ya que ellos colocaron en
nuestras manos un país soberano e independiente, los objetivos ODS, necesitan
ser priorizados y no desaprovecharlos ya que en nuestros días imperan muchas
cosas que nos hacen bajar la guardia, pero consideremos y hagamos también
nosotros nuestro mayor esfuerzo para poder sacar adelante a nuestro país.

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