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M.

ª PAULA DÍAZ PITA


(Directora-Coordinadora)

ACCESO A LA ABOGACÍA
TOMO III
MATERIA PENAL
AUTORES

M.ª PAULA DÍAZ PITA


ALICIA GONZÁLEZ MONJE
MARAVILLAS HERNÁNDEZ LÓPEZ
FERNANDO MARTÍNEZ PÉREZ
CRISTINA MÉNDEZ RODRÍGUEZ
MIGUEL POLAINO-ORTS
GRUPOS Y PROYECTOS TOMO III. PENAL

— Proyecto I+D «Protocolo de actuación de los operadores


jurídicos respecto al tratamiento de víctimas especialmente
vulnerables. Atención preferente a la violencia de género»
(DER2015-67954-R), financiado por el Ministerio de Economía y
Competitividad (en la actualidad, Ministerio de Investigación,
Innovación y Universidades).
— Proyecto I+D «Criminalidad organizada, terrorismo y
responsabilidad penal de las personas jurídicas: El trinomio de la
criminalidad organizada transnacional» (DER2016-79705-R),
financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (en la
actualidad, Ministerio de Investigación, Innovación y
Universidades).
— Proyecto de investigación «Adultos mayores en situación de
violencia: acceso a la justicia en defensa de sus derechos»
(20020170200361BA), financiado por la Universidad de Buenos
Aires.
— Grupo de investigación «IUDICIUM: Grupo de Estudios
Procesales de la Universidad de Salamanca».
Índice

ABREVIATURAS Y SIGLAS

TEMA 1. TIPOS DE INFRACCIONES PENALES: DELITOS


GRAVES, MENOS GRAVES Y LEVES
I. Delitos graves
1. Concepto
2. Penas graves
II. Delitos menos graves
1. Concepto
2. Penas menos graves
III. Delitos leves
1. Concepto
2. Penas leves

TEMA 2. CAUSAS DE EXENCIÓN O ATENUACIÓN DE LA


IMPUTABILIDAD. CIRCUNSTANCIAS DE EXENCIÓN O
ATENUACIÓN DE LA CULPABILIDAD. CIRCUNSTANCIAS
ATENUANTES MODIFICATIVAS DE LA RESPONSABILIDAD
PENAL. SUPUESTOS DE EXCLUSIÓN DE LA PUNIBILIDAD
I. Causas de exención o atenuación de la imputabilidad
1. Concepto
2. Efecto
3. Causas de exención o atenuación de la imputabilidad
II. Circunstancias de exención o atenuación de la culpabilidad
1. Concepto
2. Circunstancias de exención o atenuación de la culpabilidad
III. Circunstancias atenuantes modificativas de la responsabilidad
penal
1. Concepto
2. Circunstancias atenuantes
IV. Supuestos de exclusión de la punibilidad
1. Concepto
2. Clases

TEMA 3. LAS PENAS Y LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD. SU


APLICACIÓN. LAS CONSECUENCIAS ACCESORIAS
I. La pena
1. Concepto
2. Clases de penas
II. La medida de seguridad
1. Concepto
2. Presupuesto de aplicación de las medidas de seguridad
3. Clases de medidas de seguridad
4. Ejecución de la sentencia que impone una medida de
seguridad
5. La libertad vigilada
III. Aplicación de las penas y las medidas de seguridad
1. Reglas de aplicación que son presupuesto para la
determinación de la pena
2. Determinación de la pena. Fases
IV. Consecuencias accesorias
1. El decomiso
2. Consecuencias accesorias aplicables a empresas y
organizaciones sin personalidad jurídica (art. 129 del CP)
3. Consecuencia accesoria de toma de muestras biológicas y
realización de análisis de ADN a condenados por
determinados delitos graves (art. 129 bis del CP)

TEMA 4. LA RESPONSABILIDAD PENAL Y LA RESPONSABILIDAD


CIVIL DERIVADA DE LOS DELITOS
I. La responsabilidad penal
1. La autoría
2. La participación
3. Causas de exención de la responsabilidad penal
II. La responsabilidad civil
1. Concepto
2. Diferencias con la responsabilidad penal
3. Contenido de la responsabilidad civil (art. 110 del CP)
4. Responsables civiles de los daños patrimoniales y/o
morales ocasionados por el delito

TEMA 5. LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES


I. Introducción: la edad como criterio jurídico
II. La LRPM: cuestiones generales
1. Previsión
2. Fundamento y principios
III. Medidas
1. Fundamento y filosofía
2. Clases de medidas
3. Principios y criterios para la elección de las medidas
4. Régimen y duración
IV. El procedimiento para la exigencia de responsabilidad penal
de los menores
1. Regulación y objeto
2. Fases y órganos competentes
3. Legitimación activa y pasiva y postulación
4. Principios que informan el procedimiento
5. Tramitación del expediente

TEMA 6. LA INCOACIÓN DEL PROCEDIMIENTO


I. La incoación del procedimiento: las formas de iniciación del
proceso penal
II. La denuncia
1. Regulación y concepto
2. Naturaleza jurídica
3. Sujetos exentos del deber de denunciar
4. Órganos ante los que puede presentarse la denuncia
5. Formas de la denuncia
III. La querella
1. Regulación y concepto
2. Naturaleza jurídica
3. Sujetos que pueden ejercitar la querella
4. Forma de presentación de la querella y prestación de fianza
5. Abandono de la querella
IV. Iniciación de oficio

TEMA 7. JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA EN EL ORDEN


JURISDICCIONAL PENAL
I. Jurisdicción de los órganos judiciales del orden jurisdiccional
penal
1. Tribunal Supremo (Sala Segunda o Sala de lo Penal)
2. Audiencia Nacional (Sala de lo Penal y Sala de Apelación)
3. Juzgados Centrales de Instrucción
4. Juzgados Centrales de lo Penal
5. Juzgado Central de Menores
6. Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria
7. Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal,
cuando actúa como Sala de lo Penal)
8. Juzgados de Instrucción
9. Juzgados de lo Penal
10. Juzgados de Violencia sobre la Mujer
11. Juzgados de Menores
12. Audiencias Provinciales
13. Tribunal del Jurado
14. Juzgados de Vigilancia Penitenciaria
15. Juzgados de Paz
II. La competencia de los órganos judiciales del orden
jurisdiccional penal
1. Competencia funcional
2. Competencia objetiva
3. Competencia territorial
4. Competencia por conexión
III. Tratamiento procesal de la competencia
1. Clases de cuestiones de competencia
2. Promotores de las cuestiones de competencia
3. Órganos judiciales competentes para resolver las
cuestiones de competencia
4. Planteamiento de la cuestión de competencia
5. Declinatoria e inhibitoria

TEMA 8. LAS PARTES EN EL PROCEDIMIENTO PENAL.


CAPACIDAD, LEGITIMACIÓN, REPRESENTACIÓN Y DEFENSA
I. Las partes en el procedimiento penal
II. Las partes acusadoras: concepto, clases, capacidad,
legitimación, representación y defensa
1. El Ministerio Fiscal
2. El acusador particular
3. El actor popular
4. El acusador privado
5. El actor civil
III. La intervención en el proceso penal de los terceros que
puedan resultar afectados por el decomiso
IV. La víctima
1. Concepto de víctima
2. Derechos de las víctimas
3. La participación de la víctima en el proceso penal
4. Reembolso de gastos
5. Servicios de justicia restaurativa
6. Justicia gratuita
7. Víctimas de delitos cometidos en otros Estados Miembros
de la Unión Europea
8. Devolución de bienes
V. Las partes acusadas
1. Las partes acusadas: concepto, clases, capacidad,
legitimación, representación y defensa
2. El investigado, encausado, procesado o acusado
3. El responsable civil

TEMA 9. EL SUMARIO
I. Introducción y concepto
II. Iniciación del sumario. Denuncia y querella. El atestado
III. Instrucción del sumario: generalidades
IV. Las diligencias de investigación
1. Comprobación del delito
2. Identidad del investigado y de sus circunstancias personales
V. El procesamiento y las declaraciones del procesado
VI. Declaraciones de los testigos y careo entre testigos y
procesados (arts. 410 a 455 de la lecrim)
1. Declaraciones de los testigos
2. Careos entre testigos y procesados
VII. El informe pericial (arts. 456 a 485 de la LECrim)
1. Regulación y concepto
2. Nombramiento de los peritos
3. Contenido del informe pericial (art. 478 de la LECrim)
VIII. Medidas de investigación limitativas de los derechos
reconocidos en el art. 18 de la Constitución
1. De la entrada y registro en lugar cerrado (arts. 545 a 572 de
la LECrim)
2. Del registro de libros y papeles (arts. 573 a 578 de la
LECrim)
3. De la detención y apertura de la correspondencia escrita y
telegráfica (arts. 579 a 588 de la LECrim)
4. Disposiciones comunes a la interceptación de las
comunicaciones telefónicas y telemáticas, la captación y
grabación de comunicaciones orales mediante la utilización
de dispositivos electrónicos, la utilización de dispositivos
técnicos de seguimiento, localización y captación de la
imagen, el registro de dispositivos de almacenamiento
masivo de información y los registros remotos sobre
equipos informáticos [arts. 588 bis a 588 bis k) de la
LECrim]
5. Interceptación de las comunicaciones telefónicas y
telemáticas [arts. 588 ter a) a art. 588 ter m) de la LECrim]
6. Captación y grabación de comunicaciones orales mediante
la utilización de dispositivos electrónicos [arts. 588 quáter a)
a 588 quáter e)]
7. Utilización de dispositivos técnicos de captación de la
imagen, de seguimiento y de localización [arts. 588
quinquies a) a 588 quinquies c) de la LECrim]
8. Registro de dispositivos de almacenamiento masivo de
información [arts. 588 sexies a) a 588 sexies c) de la
LECrim]
9. Registros remotos sobre equipos informáticos [arts. 588
septies a) a 588 septies c) de la LECrim]
10. Medidas de aseguramiento (art. 588 octies de la LECrim)
IX. Medidas cautelares personales y medidas cautelares reales
X. Tramitación del sumario

TEMA 10. EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO. EL


PROCEDIMIENTO PARA EL JUICIO SOBRE DELITOS LEVES.
EL PROCEDIMIENTO PARA EL ENJUICIAMIENTO RÁPIDO DE
DETERMINADOS DELITOS. EL PROCEDIMIENTO ANTE EL
TRIBUNAL DEL JURADO
I. El procedimiento abreviado
1. Introducción
2. Ámbito de aplicación
3. Competencia
4. Formas de iniciación
5. Funciones de la Policía Judicial y el Ministerio Fiscal
6. Disposiciones generales
7. La fase de investigación
8. Preparación del juicio oral
9. El juicio oral
II. El procedimiento para el juicio sobre delitos leves
1. Características generales
2. Desarrollo del procedimiento. Modalidades
III. El procedimiento para el enjuiciamiento rápido de
determinados delitos
1. Ámbito de aplicación
2. Actuaciones de la Policía Judicial
3. Diligencias urgentes ante el Juzgado de guardia
4. Preparación del juicio oral
5. Juicio oral y sentencia
6. Impugnación de la sentencia
IV. El procedimiento ante el tribunal del jurado
1. Regulación
2. Competencia
3. Composición y funciones
4. Procedimiento

TEMA 11. LOS PROCESOS PENALES ESPECIALES


I. El proceso contra diputados y senadores
1. Competencia
2. Suplicatorio
II. El proceso por delitos de injurias y calumnias contra
particulares
1. Requisito previo: conciliación. Art. 804 de la LECrim
2. Injuria y calumnia vertidas en juicio. Art. 805 de la LECrim
3. Injuria y calumnia por escrito. Arts. 806 y 807 de la LECrim
4. Injuria y calumnia inferida verbalmente. Art. 808 de la
LECrim
5. Procedimiento
III. Procesos por delitos cometidos por cualquier medio de
publicación o difusión
1. Medidas cautelares
2. Procedimiento
IV. El proceso de aceptación por decreto
1. Introducción
2. Requisitos
3. Objeto
4. Decreto de propuesta de imposición de pena
5. Procedimiento
V. El procedimiento de decomiso autónomo
1. Introducción
2. De la intervención en el proceso penal de los terceros que
puedan resultar afectados por el decomiso
3. Procedimiento de decomiso autónomo
VI. Extradición
1. Extradición activa
2. Extradición pasiva
VII. Orden europea de detención y entrega
1. Definición
2. Autoridades competentes
3. Contenido
4. Objeto
5. Toma de declaración previa a la emisión de una orden
europea de detención y entrega
6. Requisitos
7. Causas de denegación
8. Procedimiento
VIII. Orden Europea de Investigación
1. Definición
2. Ámbito de aplicación
3. Autoridades competentes para emitir y ejecutar órdenes
europeas de investigación
4. España como Estado de emisión
5. España como Estado de ejecución

TEMA 12. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN CENTROS


POLICIALES Y JUDICIALES
I. Introducción
II. Intervención del abogado en las diligencias policiales
1. Introducción
2. Intervención del abogado en la diligencia de declaración del
detenido o investigado, en las diligencias de reconocimiento
de que sea objeto y en las de reconstrucción de los hechos
3. Asistencia del abogado al detenido o investigado en lo que
se refiere a las consecuencias de la prestación o
denegación de consentimiento a la práctica de diligencias
que se le soliciten
4. Entrevistarse reservadamente con el detenido
5. Asistencia del abogado al detenido o preso en la práctica de
diligencias en sede policial
6. Asistencia del abogado al detenido en supuestos de
impugnación de la legalidad de la detención (habeas
corpus)
III. Intervención del abogado ante el órgano judicial

TEMA 13. LA ACTUACIÓN DEL ABOGADO EN LAS DISTINTAS


FASES DEL PROCESO PENAL
I. La actuación del abogado en la fase de instrucción o sumario
1. Introducción
2. La intervención del abogado en las diligencias tendentes a
la comprobación del hecho y averiguación del delincuente
3. La intervención del abogado en las diligencias para la
comprobación de la identidad del delincuente y sus
circunstancias personales
4. La intervención del abogado en la diligencia de declaración
del procesado, investigado o encausado
5. La intervención del abogado en las diligencias de
declaraciones de los testigos y víctima
6. La intervención del abogado en la diligencia de careo
7. La intervención del abogado en la diligencia de informe
pericial
II. Fase intermedia
III. Fase decisoria

TEMA 14. LA PRISIÓN Y LA LIBERTAD PROVISIONAL


I. Las medidas cautelares: concepto, características comunes,
clases y presupuestos
II. Las medidas cautelares personales
1. La citación cautelar
2. La detención
3. La prisión provisional
4. La libertad provisional
5. Procedimiento para el decreto de la libertad provisional y la
prisión provisional
III. Las medidas cautelares personales en los procesos de
responsabilidad penal de los menores
1. Reglas generales
2. Normas especiales de aplicación a la adopción de la medida
cautelar de internamiento
3. Reglas específicas aplicables a los supuestos de adopción
de medidas cautelares acordadas a menores cuando
concurran en ellos causa de exención de la responsabilidad
penal
IV. Las medidas cautelares en los procesos por delitos de
violencia doméstica y violencia de género
1. Las medidas cautelares en general
2. Disposiciones específicas para la adopción de medidas
cautelares en los supuestos de víctimas menores de edad o
con la capacidad judicialmente modificada
3. Medidas cautelares específicas para el ámbito de la
violencia de género
4. La orden de protección en los supuestos de violencia
doméstica y de violencia de género
V. Las medidas cautelares específicas cuando los sujetos
investigados son personas jurídicas
VI. Las medidas cautelares reales
1. Las fianzas y embargos
2. Las medidas cautelares en procedimientos sobre delitos
contra la Hacienda Pública
VII. La orden de conservación de datos

TEMA 15. EL JUICIO ORAL EN LOS DISTINTOS PROCESOS


PENALES
I. Procedimiento ordinario
1. Cuestión previa. Cuestiones de previo pronunciamiento
2. La fase intermedia
3. La fase de enjuiciamiento: el juicio oral. Conclusiones
definitivas y sentencia
II. Procedimiento abreviado
III. Juicio por delitos leves
1. Posibles formas de llegar a la celebración de juicio oral
2. Celebración del juicio (art. 969 de la LECrim)

TEMA 16. LA PRUEBA EN LOS PROCESOS PENALES


I. Generalidades
II. La carga de la prueba
III. Medios de prueba
1. Regla general
2. Medios de prueba recogidos en la Lecrim
IV. Proposición de la prueba
1. Procedimiento ordinario
2. Procedimiento abreviado
3. Procedimiento por delito leve
4. Procedimiento de la Ley del Tribunal del Jurado
V. Admisión de las pruebas
1. Procedimiento ordinario
2. Procedimiento abreviado
3. Procedimiento por delito leve
4. Procedimiento de la Ley del Tribunal del Jurado
VI. Práctica de la prueba
TEMA 17. LAS RESOLUCIONES PROCESALES. RECURSOS
I. Las resoluciones procesales: tipos
II. Recursos
1. El recurso de reposición
2. El recurso de reforma
3. El recurso de súplica
4. El recurso de revisión
5. El recurso de apelación
6. El recurso de casación
7. El recurso de casación para unificación de doctrina en los
supuestos de responsabilidad penal de los menores
8. El recurso de queja
III. El proceso de revisión como medio extraordinario de rescisión
de sentencias firmes
1. Concepto y naturaleza
2. Órgano competente
3. Legitimación
4. Resoluciones susceptibles de revisión
5. Motivos de revisión
6. Sustanciación y efectos de la sentencia de revisión
IV. El recurso de anulación

TEMA 18. LA EJECUCIÓN DE LAS PENAS


I. Introducción: la ejecución de la pena
II. Principios inspiradores de la ejecución penitenciaria
III. Ejecución de la pena privativa de libertad

TEMA 19. EL CUMPLIMIENTO DE LAS CONDENAS Y LAS


ALTERNATIVAS AL INGRESO EN PRISIÓN
I. Límite máximo de cumplimiento
II. Alternativas al ingreso en prisión
1. La suspensión de la ejecución de la pena privativa de
libertad
2. La libertad condicional como modalidad de suspensión de la
pena privativa de libertad
3. Sustitución de la pena privativa de libertad. La expulsión de
extranjeros
III. La extinción de la responsabilidad penal

TEMA 20. RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS


JURÍDICAS
I. Introducción
II. La situación en españa
1. El «actuar en nombre de otro» en el Derecho Penal
2. Instauración de la responsabilidad penal de la persona
jurídica por la LO 5/2010
3. Régimen de responsabilidad penal de la persona jurídica

CRÉDITOS
AUTORÍA:

DÍAZ PITA, M.ª PAULA: epígrafe IV del tema 5; temas 6, 7 y 8;


epígrafe X del tema 9; tema 14; epígrafe I.3, 3.1 del tema 15; tema
17.
GONZÁLEZ MONJE, ALICIA: temas 10 y 11.
HERNÁNDEZ LÓPEZ, MARAVILLAS: temas 12 y 13.
MARTÍNEZ PÉREZ, FERNANDO: epígrafes I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII y IX
del tema 9; epígrafes I (excepto el 3, 3.1), II y III del tema 15; tema
16.
MÉNDEZ RODRÍGUEZ, CRISTINA: temas 1, 2, 3, 4 y 19.
POLAINO-ORTS, MIGUEL: epígrafes I, II y III del tema 5; temas 18 y
20.
ABREVIATURAS Y SIGLAS

AN Audiencia Nacional
AP Audiencia Provincial
Art. Artículo
Arts. Artículos
BOE Boletín Oficial del Estado
CC Código Civil
CCAA Comunidades Autónomas
CE Constitución Española
CGPJ Consejo General del Poder Judicial
CP Código Penal
DF Disposición Final
EOMF Ley 50/1981, 30 de diciembre, por la que se regula el Estatuto Orgánico
del Ministerio Fiscal
FD Fundamento de Derecho
FJ Fundamento Jurídico
LAI Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional
LAJG Ley 1/1996, de 10 enero, de Asistencia Jurídica Gratuita
LEC Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil
LECrim Real Decreto de 14 de septiembre de 1882 por el que se aprueba la Ley
de Enjuiciamiento Criminal
LEP Ley 4/1985, de 21 de marzo, de Extradición Pasiva
LEV Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la Víctima del delito
LGT Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria
LJM Ley reguladora de la competencia y el procedimiento de los Juzgados de
Menores
LJS Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la Jurisdicción Social
LJV Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria
LIVG Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género
LOFCS Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad
LOGP Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria
LOPD Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos
LOPJ Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial
LOPSC Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo de Protección de la Seguridad
Ciudadana
LOTC Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional
LOTJ Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado
LPAC Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común
de las Administraciones Públicas
LPJM Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor
LRPM Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la Responsabilidad
Penal de los Menores
MF Ministerio Fiscal
OEI Orden Europea de Investigación
RD Real Decreto
RP Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se aprueba el
Reglamento Penitenciario
SAP Sentencia de la Audiencia Provincial
SSTC Sentencias del Tribunal Constitucional
SSTS Sentencias del Tribunal Supremo
STC Sentencia del Tribunal Constitucional
STS Sentencia del Tribunal Supremo
TJ Tribunal del Jurado
TC Tribunal Constitucional
TS Tribunal Supremo
TSJ Tribunal Superior de Justicia
TEMA 1
TIPOS DE INFRACCIONES PENALES:
DELITOS GRAVES, MENOS GRAVES Y
LEVES

I. DELITOS GRAVES

1. CONCEPTO

— Se distinguen tres clases de infracciones penales en función de


la gravedad de las sanciones previstas para el caso de su comisión:
delitos graves, menos graves y leves. Los delitos graves [art. 13.1
del Código Penal (CP)] son aquéllos que la ley castiga con pena
grave.
— En el caso de que un delito tenga prevista una pena que, por su
extensión, permita clasificarlo simultáneamente como delito grave y
menos grave, se considerará en todo caso como grave (art. 13.4 del
CP).
— En el caso de que una infracción que sea constitutiva de delito
grave o menos grave, debido a la aplicación de la pena inferior en
grado deba recibir una pena menos grave o leve, los Jueces o
Tribunales no están limitados por las cuantías mínimas señaladas
en la ley para cada clase de pena, y pueden reducirla en la forma
que resulte de aplicación de la regla correspondiente (art. 71.1 del
CP). Si por aplicación de estas reglas se tuviese que imponer una
pena de prisión inferior a los tres meses, será sustituida en todo
caso por multa, trabajos en beneficio de la comunidad o localización
permanente, aunque la ley no prevea estas penas para el delito de
que se trate (art. 71.2 del CP).
— Las penas accesorias a las principales tendrán la duración que
respectivamente tenga la pena principal (art. 33.6 del CP).

2. PENAS GRAVES

— Las penas son graves en función de su naturaleza y duración


(art. 33.1 del CP).

2.1. Penas aplicables a las personas físicas

A) En primer lugar, se considera pena grave con independencia de


su duración:

a) La prisión permanente revisable.


b) La inhabilitación absoluta.
c) La privación de la patria potestad.

B) En segundo lugar, y siempre que superen los cinco años,


también se consideran graves:

a) La prisión.
b) Las inhabilitaciones especiales.
c) La suspensión de empleo o cargo público.
d) La privación del derecho a residir en determinados lugares o
acudir a ellos.
e) La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus
familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal.
f) La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos de
sus familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal.

C) Y, en tercer y último lugar, y siempre que superen los ocho años:

a) La privación del derecho a conducir vehículos a motor y


ciclomotores.
b) La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
2.2. Penas aplicables a las personas jurídicas

— Las penas aplicables a las personas jurídicas tienen siempre la


consideración de penas graves (art. 33.7 del CP) y son las
siguientes:

A) Con independencia de su duración o con carácter definitivo:

a) Multa por cuotas o proporcional.


b) Disolución de la persona jurídica. La disolución producirá la
pérdida definitiva de su personalidad jurídica, así como la de su
capacidad de actuar de cualquier modo en el tráfico jurídico, o
llevar a cabo cualquier clase de actividad, aunque sea lícita.
c) Prohibición definitiva de realizar en el futuro las actividades en
cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito.

B) Sin que puedan exceder de un plazo de cinco años:

a) Suspensión de sus actividades.


b) Clausura de sus locales y establecimientos.
c) Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los
trabajadores o de los acreedores. La intervención puede afectar a
la totalidad de la organización o limitarse a alguna de sus
instalaciones o secciones. El Juez o Tribunal debe determinar
exactamente el contenido de la intervención, quién será el
interventor y los plazos en que debe realizar los informes de
seguimiento para el órgano judicial.

C) Sin que puedan exceder de un plazo de quince años:

a) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo


ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito.
b) Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas,
para contratar con el sector público y para gozar de beneficios e
incentivos fiscales o de la Seguridad Social.
D) La clausura temporal de los locales o establecimientos, la
suspensión de las actividades sociales y la intervención judicial
podrán ser acordadas también por el Juez Instructor como medida
cautelar durante la instrucción de la causa.

II. DELITOS MENOS GRAVES

1. CONCEPTO

Los delitos menos graves son las infracciones que la ley castiga con
pena menos grave (art. 13.2 del CP).
— Entre las penas menos graves se encuentra la multa. En caso de
impago, la responsabilidad personal subsidiaria tendrá naturaleza
menos grave si sustituye a una multa para la que está prevista una
pena menos grave (art. 33.5 del CP).

2. PENAS MENOS GRAVES

A) En primer lugar, se considera pena menos grave:

a) La prisión de tres meses hasta cinco años.

B) En segundo lugar, y siempre que no sobrepasen los cinco años:

a) Las inhabilitaciones especiales.


b) La suspensión de empleo o cargo público.

C) En tercer lugar, y con una extensión de un año y un día a ocho


años:

a) La privación del derecho a conducir vehículos a motor y


ciclomotores.
b) La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
D) En cuarto lugar, y con una extensión de un año y un día a cinco
años:

a) Inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o


comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia
de animales.

E) En quinto lugar, y con la extensión de seis meses a cinco años:

a) La privación del derecho a residir en determinados lugares o


acudir a ellos.
b) La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus
familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal.
c) La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos de
sus familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal,
por tiempo de seis meses a cinco años.

F) En sexto lugar:

a) La multa de más de tres meses y


b) La multa proporcional, cualquiera que fuese su cuantía.

G) Y en séptimo y último lugar:

a) Los trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y un días


a un año.

III. DELITOS LEVES

1. CONCEPTO

— Los delitos leves son las infracciones que la ley castiga con pena
leve (art. 13.3 del CP).
— En el caso de que la pena por su extensión, pueda considerarse
simultáneamente como leve y como menos grave, se considerará,
en todo caso, como leve (art. 13.4 del CP).
— Entre las penas leves se encuentra la multa. En caso de impago,
la responsabilidad personal subsidiaria tendrá naturaleza leve si
sustituye a una multa para la que está prevista una pena leve (art.
33.5 del CP).

2. PENAS LEVES

A) En primer lugar, y con una duración de tres meses a un año:

a) La privación del derecho a conducir vehículos a motor y


ciclomotores.
b) La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
c) Inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o
comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia
de animales.

B) En segundo lugar, y con un tiempo inferior a seis meses:

a) La privación del derecho a residir en determinados lugares o


acudir a ellos.

C) En tercer lugar, y con un tiempo de un mes a menos de seis


meses:

a) La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus


familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal.
b) La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos
de sus familiares u otras personas que determine el Juez o
Tribunal.

D) En cuarto lugar y con un tiempo de un día a tres meses:


a) La multa.
b) La localización permanente.

E) Y en quinto y último lugar:

a) Los trabajos en beneficio de la comunidad de uno a treinta


días.
TEMA 2
CAUSAS DE EXENCIÓN O
ATENUACIÓN DE LA IMPUTABILIDAD.
CIRCUNSTANCIAS DE EXENCIÓN O
ATENUACIÓN DE LA CULPABILIDAD.
CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES
MODIFICATIVAS DE LA
RESPONSABILIDAD PENAL.
SUPUESTOS DE EXCLUSIÓN DE LA
PUNIBILIDAD

I. CAUSAS DE EXENCIÓN O ATENUACIÓN DE LA


IMPUTABILIDAD

1. CONCEPTO

— La imputabilidad es la capacidad de comprender que el hecho


que se realiza es contrario a Derecho y la capacidad de dirigirse,
gobernarse, en función de dicha comprensión. Constituye el
presupuesto de la culpabilidad el requisito inicial que permite
declarar a un sujeto responsable penalmente. Este concepto se
extrae del art. 20.1 del Código Penal (CP) que al contemplar como
primera causa de exclusión de la imputabilidad, la anomalía o
alteración psíquica, afirma que está exento de responsabilidad penal
quien no puede comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a
esa comprensión.
— Por tanto, la imputabilidad exige unas facultades psíquicas y
físicas suficientes para poder entender la norma y para poder actuar
conforme a ella.

2. EFECTO

2.1. Efecto pleno

— Si la causa de exclusión de la imputabilidad es plena, se aplica


una eximente completa, como afirma el art. 20 del CP («Están
exentos de responsabilidad criminal»), que excluye la
responsabilidad penal pero permite aplicar una medida de seguridad
ya que el sujeto ha cometido un hecho previsto como delito (art.
95.1.1.ª del CP). Además, es necesario (art. 95.1.2.ª del CP) que del
hecho y de las circunstancias personales del sujeto pueda deducirse
un pronóstico de comportamiento futuro que revele la probabilidad
de comisión de nuevos delitos. Sólo con ambos requisitos puede
imponerse la medida de seguridad.
— En este caso y si se impone una medida de internamiento, ésta
no podrá exceder del tiempo que habría durado la pena privativa de
libertad si el sujeto hubiera sido declarado responsable y a tal efecto
el Juez o el Tribunal fijará en la sentencia el límite máximo (arts.
101.1, 102.1 y 103.1 del CP). Además, el Tribunal podrá imponer
también desde un principio o durante la ejecución de la sentencia,
otras medidas no privativas de libertad (art. 96.3 del CP).

2.2. Efecto parcial

Si el efecto es parcial, puede aplicarse una eximente incompleta


(art. 21.1 en relación con el art. 68 del CP) que permite rebajar la
entidad de la pena en uno o en dos grados. En estos casos de
semiimputabilidad o imputabilidad disminuida, puede imponerse
además de la pena que se fundamenta en la declaración de
imputabilidad, una medida de seguridad que se fundamenta en la
disminución de la imputabilidad (y que exige también la comisión de
un hecho delictivo y el pronóstico de peligrosidad criminal), como
establece el art. 104 del CP.
— En casos de concurrencia de penas y medidas, cuando la pena
es privativa de libertad, se cumple primero la medida de seguridad
que se abona para la pena, y además, si una vez cumplida la
medida el Juez considera que la ejecución de la pena pudiera poner
en peligro los efectos conseguidos con aquélla, se puede suspender
el cumplimiento del resto de la pena (art. 99 del CP).

2.3. Efecto leve

— Si el efecto en la imputabilidad es de carácter leve, es decir, de


poca intensidad, puede aplicarse una circunstancia atenuante para
graduar la pena (arts. 65 a 68 del CP) de las contenidas en el art. 21
del CP. Si la circunstancia no se contempla expresamente en los
arts. 21.2 a 21.6, puede aplicarse la circunstancia atenuante
analógica del art. 21.7 con base en el art. 21.1 que remite a todas
las causas expresadas en el artículo anterior, esto es, a las causas
de inimputabilidad.

3. CAUSAS DE EXENCIÓN O ATENUACIÓN DE LA IMPUTABILIDAD

3.1. Minoría de edad penal hasta 14 años

— Los menores de 14 años están exentos de responsabilidad


penal. Se presume, sin admitir prueba en contrario, que hasta los 14
años de edad no se comprende el carácter ilícito del hecho, o no se
puede actuar según esa comprensión y, por tanto, no se puede
responder penalmente [art. 1 de la Ley que Regula la
Responsabilidad Penal del Menor (LRPM)].
— Se trata de un criterio biológico puro (haber cumplido o no 14
años en el momento en que se comete el hecho) que no atiende a la
madurez del menor ni entra a determinar su grado de comprensión
de los hechos realizados, sino que declara automáticamente su
inimputabilidad por no haber cumplido la edad señalada.
— Ante la ausencia de responsabilidad penal, el art. 3 de la LRPM
establece que se les aplicará lo dispuesto en las normas sobre
protección de menores previstas en el Código Civil (CC) y demás
disposiciones vigentes.

3.2. Anomalía o alteración psíquica. Trastorno mental transitorio

— El art. 20.1 del CP declara exento de responsabilidad penal:

«Al que al tiempo de cometer la infracción penal a causa de


cualquier anomalía o alteración psíquica no pueda comprender la
ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión.
El trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese
sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o
hubiera previsto o debido prever su comisión.»

— Este número primero del art. 20 engloba dos tipos de supuestos:


la anomalía o alteración psíquica que tiene un carácter permanente,
y el trastorno mental transitorio que tiene un efecto limitado en el
tiempo.
— Para aplicar esta eximente se precisan dos requisitos: la
presencia de la anomalía, alteración o trastorno, y el efecto
psicológico que debe producir en el autor en el momento de cometer
el hecho, expresado en la afectación de la capacidad de
comprensión o capacidad cognitiva o intelectiva (comprender la
ilicitud del hecho) o bien en la capacidad de autodeterminación
(actuar conforme a esa comprensión).

3.2.1. Anomalía o alteración psíquica


— Las anomalías o alteraciones psíquicas aceptadas como
eximente tradicionalmente por el Tribunal Supremo (TS) español son
las psicosis, que suponen un trastorno mental caracterizado por una
pérdida de contacto con la realidad, y en las que se engloban la
esquizofrenia y la paranoia. Se han apreciado como eximente
completa cuando se ha actuado bajo un brote agudo, incompleta
cuando el efecto ha sido parcial, e incluso como atenuante
analógica del art. 21.7 del CP en el caso de que el efecto haya sido
leve.
— El TS ha rechazado tradicionalmente la psicopatía como
eximente completa, aunque la haya aceptado en algún caso como
atenuante de la responsabilidad penal, en el convencimiento de que
no es una propia anomalía o alteración mental, sino más bien una
alteración del carácter o de la personalidad.

3.2.2. Trastorno mental transitorio

— Requiere la presencia de un estado mental no permanente que


puede tener una causa endógena o base patológica (una
enfermedad, al igual que la eximente de anomalía o alteración
psíquica), o bien obedecer a causas exógenas, esto es, a estímulos
externos con independencia de su naturaleza, siempre que el efecto
sobre la imputabilidad sea el mismo que el exigido para la anomalía
o alteración psíquica: una afectación de la capacidad de
comprensión o de actuación conforme a ella.
— La diferencia entre ambas está no en los efectos o en su
intensidad, sino en la duración del estado que provoca tal alteración
de facultades.
— La referencia que el art. 20.1 del CP hace al trastorno mental
transitorio es para especificar que «no eximirá de pena cuando
hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el
delito o hubiera previsto o debido prever su comisión». Con ello se
refiere el legislador a la figura de la actio libera in causa (o acción
libre en su causa) que permite atribuir responsabilidad penal al
sujeto que en el momento de cometer los hechos se encuentra en
una situación de inimputabilidad derivada de un trastorno mental
transitorio, si se colocó en dicho estado con la finalidad de cometer
el delito (dolo directo) o bien previendo o pudiendo prever (dolo
eventual, imprudencia consciente e inconsciente) su comisión,
entendiendo que la decisión inicial que produce la situación de
inimputabilidad al ser dolosa o imprudente con respecto al hecho
delictivo que se comete en tal estado, permite su imputación
personal al autor.

3.3. Intoxicación plena y síndrome de abstinencia

— El art. 20.2.º del CP declara que está exento de responsabilidad


criminal:

«El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado


de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas
tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas y otras que
produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con
el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever
su comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de
abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que le
impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión.»

— La aplicación de esta eximente se basa, en primer lugar y al igual


que la anterior, en la presencia de un presupuesto biológico que
puede consistir:

1) En un estado de intoxicación plena a causa de la ingestión de


alcohol, drogas o cualquier otra sustancia con efectos similares.
2) En un estado de síndrome de abstinencia a causa de la
dependencia de esas mismas sustancias.
— En segundo lugar se precisa que, como consecuencia de ese
estado y en el momento de comisión de los hechos, se produzca un
efecto psicológico que se exprese en la afectación de la capacidad
de comprensión o capacidad cognitiva o intelectiva (comprender la
ilicitud del hecho) o bien en la capacidad de autodeterminación en el
momento de la comisión del hecho (actuar conforme a esa
comprensión).
— Se recoge expresamente también la figura de la actio libera in
causa al especificar que se excluirá la responsabilidad penal
siempre que el estado físico que fundamenta la exclusión no haya
sido buscado con el propósito de cometer la infracción o no se
hubiese previsto o debido prever su comisión. Así, si quien delinque
en ese estado se ha colocado conscientemente en esa situación de
inimputabilidad (dolo directo) para cometer el delito (por ejemplo,
consume sustancias tóxicas para realizar un robo con violencia o
intimidación), o bien ha podido prever que de colocarse en ese
estado lo cometería (dolo eventual o imprudencia), no se excluye la
responsabilidad penal (por ejemplo, golpea habitualmente a los
miembros de su familia cada vez que se emborracha).
— Este estado puede tenerse en cuenta como eximente completa
cuando anula por completo las facultades, como eximente
incompleta, e incluso está prevista una atenuante específica en el
art. 21.2 del CP, que tiene en cuenta la grave adicción y que se
aplica cuando concurre una disminución de la imputabilidad del
sujeto con un efecto leve. Si se produce intoxicación pero no
adicción, puede aplicarse la atenuante analógica del art. 21.7 que
permite tener en cuenta cualquier otra circunstancia que sea
análoga a las anteriores.

3.4. Alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la


infancia

— El art. 22.3 del CP declara que está exento de responsabilidad


penal:
«El que, por sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento
o desde la infancia, tenga alterada gravemente la conciencia de la
realidad.»

— Esta eximente requiere también un doble requisito: por un lado,


una base biológica que consiste en una alteración en la percepción
«desde el nacimiento o desde la infancia» que remite de forma
directa a deficiencias físicas como la sordera, sordomudez, ceguera
o alteraciones en la visión, pero que podría aplicarse a cualquier
otra alteración en la percepción que afecte a la comunicación de la
persona con su entorno; y, por otro lado, que, como consecuencia
de lo anterior, la conciencia de la realidad esté gravemente alterada
por lo que el sujeto, a consecuencia de este déficit que padece
desde el nacimiento o desde la infancia, no pueda comprender que
sus acciones son contrarias a Derecho por desconocer los valores
dominantes en el medio social.
— A quien es declarado exento de responsabilidad penal conforme
a esta causa de inimputabilidad, se les puede aplicar, si fuera
necesaria (art. 103 del CP) la medida de seguridad de internamiento
en un centro educativo especial o cualquier otra de las medidas
previstas en el art. 96.2 del CP (medidas no privativas de libertad).

II. CIRCUNSTANCIAS DE EXENCIÓN O


ATENUACIÓN DE LA CULPABILIDAD

1. CONCEPTO

— Estas circunstancias dejan subsistente la tipicidad y la


antijuricidad del hecho anulando o atenuando la responsabilidad
penal del autor, con base en el desconocimiento o conocimiento
erróneo del carácter antijurídico del hecho realizado, o, a pesar de
ese conocimiento, en la imposibilidad de exigirle un comportamiento
diferente al autor.
2. CIRCUNSTANCIAS DE EXENCIÓN O ATENUACIÓN DE LA CULPABILIDAD

2.1. El error de prohibición

— El conocimiento de que lo que se realiza es contrario a Derecho


constituye un elemento esencial de la atribución de la
responsabilidad penal en cuya ausencia no puede imponerse una
pena.
— Al contrario que en otras ramas del ordenamiento jurídico como
en el Derecho Civil en el que se presume que las leyes son
conocidas por todos según determina el art. 6 del CC: «La
ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento» (lo que
implica que el error sobre ellas no puede alegarse como excusa de
las acciones realizadas), en Derecho Penal rige el principio contrario
y la atribución de responsabilidad penal sólo es posible cuando se
actúa sabiendo que los hechos que se realizan son ilícitos (principio
de culpabilidad).
— Esta exigencia no implica que sea necesario un conocimiento
completo y acabado de la norma en todos sus términos, pues ello
haría en muchas ocasiones imposible la aplicación del Derecho,
sino que es suficiente que el autor se represente la posibilidad de
que el hecho que realiza esté prohibido teniendo en cuenta su grado
de socialización, edad, nivel de formación, ámbito cultural del que
procede, etc.
— El art. 14.3 del CP establece lo siguiente:

«El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la


infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error fuera
vencible, se aplicará la pena inferior en uno o dos grados.»

— El error de prohibición es el desconocimiento o el conocimiento


defectuoso sobre el carácter ilícito de los hechos que se realizan, de
forma que quien actúa cree que sus hechos son conformes a
derecho, están permitidos, cuando en realidad no es así.
— La creencia de que los hechos están permitidos puede dar lugar
a dos clases de errores diferentes:

A) El error de prohibición directo, que recae sobre la licitud de la


norma prohibitiva (desconozco que contaminar las aguas del río
es constitutivo de delito).
B) El error de prohibición indirecto que recae sobre la causa de
justificación (sé que realizo un comportamiento típico, pero creo
que me ampara una norma permisiva). A su vez, el error sobre la
causa de justificación puede recaer:

a) En la existencia de la propia causa de justificación (creo que


golpear a mi hijo está permitido),
b) en sus límites (creo que en legítima defensa puedo lesionar
sin ningún límite los bienes del agresor), o
c) en los presupuestos fácticos de la causa de justificación
(creo que estoy siendo agredido, cuando en realidad me han
abordado de noche para preguntarme una dirección).

— A su vez, todas estas clases de error de prohibición según el art.


14.3 pueden dar lugar a dos modalidades diferentes:

A) El error de prohibición invencible que excluye por completo la


responsabilidad penal cuando quien actúa no pudo superar,
dadas «las circunstancias del hecho y las personales del autor»
(como dice el art. 14.1), el error o el desconocimiento sobre el
carácter ilícito de los hechos que realizó. Es decir, no pudo salir
de su error teniendo en cuenta las circunstancias en que se
encontraba.
B) El error de prohibición vencible que es aquel en el que quien
actúa, dadas «las circunstancias del hecho y las personales del
autor» (art. 14.1), hubiera podido conocer el carácter ilícito del
hecho y salir de su situación de error, si hubiese puesto el
cuidado debido. En este último caso, se afirma la responsabilidad
penal del autor, aunque se disminuye en atención al
desconocimiento de la antijuricidad (pero no se exime porque lo
pudo haber evitado). Por esta razón, el art. 14.3 permite rebajar
la sanción penal en uno o dos grados.

2.2. El estado de necesidad disculpante

— El art. 20.5 del CP, que regula el estado de necesidad, recoge,


según la teoría de la diferenciación que mantienen tanto la doctrina
como la jurisprudencia española, tanto el estado de necesidad como
causa de justificación, como el estado de necesidad como causa de
exclusión de la culpabilidad (el llamado estado de necesidad
disculpante).

1) Ambos requieren que concurra el presupuesto que permite la


aplicación de esta causa de exención (art. 20.5), esto es, la
existencia de un estado de necesidad en el que se actúa para
evitar un mal propio o ajeno, lesionando un bien jurídico de otra
persona o infringiendo un deber. Este estado de necesidad
implica que, dada la situación, la única vía para salvar los bienes
jurídicos propios o ajenos es lesionar los de un tercero (golpear a
una persona, lesionándola, para poder salir el primero de un
edificio en llamas).
2) Además, ambos requieren también que concurran los
requisitos segundo y tercero que enumera el art. 20.5, esto es,
que la situación de necesidad no haya sido provocada
intencionadamente por el sujeto; y que el necesitado no tenga,
por su oficio o cargo, obligación de sacrificarse (que se analizan
en el tema 4, «La responsabilidad penal y la responsabilidad civil
derivada del delito»).
3) La diferencia entre ambos, que se expresa en su distinta
naturaleza jurídica, se encuentra en el requisito primero de esta
eximente que exige que el mal causado no sea mayor que el que
se trate de evitar. Esta amplia redacción admite dos opciones:
a) El estado de necesidad como causa de justificación, en el
que los males en conflicto son desiguales, de forma que se
realiza un mal de inferior valor al que se ocasiona (se lesiona
el patrimonio para salvar la salud), y por eso el derecho
declara permitida la conducta típica realizada.
b) El estado de necesidad como causa de exclusión de la
culpabilidad, en el que el mal que se realiza es del mismo valor
que aquel que se evita (se destruye una vida para salvar otra),
por lo que el ordenamiento jurídico no establece la
conformidad a Derecho de la conducta típica, sino únicamente
la disculpa personal al autor en atención a la situación en la
que se encuentra, y en la que no es posible exigirle una
conducta diferente (que sacrifique su vida para salvar la de
otra persona).

— Las consecuencias de la diferente naturaleza del estado de


necesidad son muy importantes:

1) Si la conducta típica es conforme a Derecho, el hecho está


permitido para el autor y también para todos los partícipes.
2) Si la conducta es antijurídica, como en el estado de necesidad
exculpante, disculpamos personalmente a quien actuó en esa
concreta situación, pero no a los partícipes en el hecho, ajenos a
la situación de necesidad del autor, de manera que la causa de
exclusión de la culpabilidad no puede hacerse extensiva con
carácter general a todos ellos.

2.3. El miedo insuperable

— El art. 20.6 del CP afirma que está exento de responsabilidad


penal el que obra impulsado por miedo insuperable.
— El miedo es un estado psíquico de quien actúa, que puede
afectar a quien lo sufre pero que no anula la capacidad de
comprensión ni de actuación (ya que de lo contrario podría aplicarse
una causa de inimputabilidad), y que deriva de la posibilidad de que
se concrete una lesión o peligro para bienes jurídicos (se amenaza a
una persona con matarla, si no accede a sustraer del banco en el
que trabaja la cantidad de 50.000 euros).
— Esta causa de exclusión de la culpabilidad tiene como
fundamento la inexigibilidad de otra conducta, que permite excluir la
responsabilidad penal por la realización de un hecho típico y
antijurídico porque quien actúa se encuentra en una situación en la
que el Derecho no puede exigirle que se comporte de forma distinta
a como lo hizo.
— La lesión inminente o el peligro debe ser serio y real, valorándolo
no desde un punto de vista objetivo, como en el estado de
necesidad, sino desde el punto de vista de la intensidad del pánico o
miedo que sufre el autor del hecho. Esto no significa que quepa
alegar la presencia de miedo insuperable en situaciones en las que
sólo personas muy asustadizas o cobardes pueden sentirlo, sino
que es necesario que la creencia de la persona en la posibilidad del
mal sea razonable desde el punto de vista objetivo, aunque después
se demuestre que existió un error porque el mal no era de suficiente
entidad, o porque el hecho típico realizado no era necesario. En este
caso cabe apreciar una eximente incompleta.
— Para que sea insuperable, como exige el art. 20.6, es preciso que
su intensidad sea tal que no sea posible soportarlo, por lo que no
puede exigirse una conducta distinta a quien actuó en esa concreta
situación. Si el miedo no es totalmente insuperable puede aplicarse
una eximente incompleta.

III. CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES


MODIFICATIVAS DE LA RESPONSABILIDAD
PENAL

1. CONCEPTO
— Las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal son
aquellas que se tienen en cuenta en el momento de la
determinación de la pena, agravando o atenuando la
responsabilidad penal con base en elementos objetivos o subjetivos.
— Las atenuantes reflejan en la sanción penal algunas de las
circunstancias personales y fácticas que han rodeado e influido en el
autor del hecho delictivo. Son circunstancias accidentales ya que de
ellas no depende la existencia del delito, ni constituyen la base de la
responsabilidad del sujeto, sino que se encargan de determinar la
gravedad del hecho y constituyen la base para graduar la pena.

2. CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES

2.1. Grave adicción

— Se considera circunstancia atenuante, según el art. 21.2.ª del CP:


«La de actuar el culpable a causa de su grave adicción a las
sustancias mencionadas en el número 2.º del artículo anterior».
— Las sustancias que contempla el art. 20.2.º son las bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias
psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos.
— De manera que la drogadicción puede dar lugar a una eximente
completa cuando anula por completo la capacidad de comprensión y
decisión; una eximente incompleta cuando afecta a dichas
capacidades de forma relevante, y una atenuante cuando dicha
afección es de carácter leve, disminuyendo la imputabilidad.
— Hay que destacar que el art. 21.2.ª exige la presencia de una
adicción que sea calificable como grave. En ausencia de adicción,
pero en presencia de una disminución de la imputabilidad de
carácter leve por ingestión de drogas o alcohol, entra en aplicación
la atenuante analógica del art. 21.7.ª

2.2. Estado pasional


— Es circunstancia atenuante, según el art. 21.3.ª del CP: «La de
obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido
arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante».
— A través de esta circunstancia se engloban toda una serie de
estados emocionales que tienen en común la existencia de un
estado de excitación grave que produce una disminución de la
imputabilidad de carácter leve.
— Su aplicación requiere, en primer lugar, la presencia de una
causa o estímulo que permita explicar la acción delictiva que se
produce como reacción al comportamiento que procede de la
víctima siempre que exista una cierta proporcionalidad en relación a
éste.
— Y, en segundo lugar, que la causa o estímulo disminuya la
imputabilidad del sujeto afectando a su capacidad de comprensión o
actuación. Si el efecto es tal que anula la imputabilidad, puede
aplicarse una eximente completa o incompleta de trastorno mental
transitorio.

2.3. Confesión de la infracción

— Según el art. 21.4.ª del CP, es circunstancia atenuante: «La de


haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento
judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las
autoridades».
— Esta circunstancia atenuante tiene como finalidad fomentar
aquellos comportamientos que, con posterioridad al hecho, faciliten
la investigación de éste (ésa es su orientación político-criminal) y su
persecución judicial. No está relacionada con las circunstancias
personales del sujeto ni del hecho, puesto que se fundamenta en
una actividad del autor que se produce después de la comisión del
delito.
— Para su aplicación es necesario:
1) Que el sujeto confiese a las autoridades o bien la comisión del
hecho o su participación en el mismo.
2) Que la confesión sea veraz, quedando excluida la aplicación
de la atenuante cuando la confesión resulta falsa o tergiversada
con la finalidad de obtener la exculpación, ya que se trata de
atenuar la responsabilidad penal por colaborar con la Justicia.
3) Que tenga lugar antes de que el sujeto conozca que el
procedimiento judicial se dirige contra él. No es suficiente con
desconocer la apertura del procedimiento judicial que podría
dirigirse contra otras personas, sino que es preciso, además, que
no se sepa que el procedimiento se dirige contra él.

2.4. Reparación del daño

— El art. 21.5.ª del CP considera circunstancia atenuante: «La de


haber procedido el culpable a reparar el daño ocasionado a la
víctima o disminuir sus efectos, en cualquier momento del
procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio
oral».
— Esta circunstancia busca fomentar que se repare el daño que se
haya podido ocasionar a la víctima, incluso durante el procedimiento
judicial, siempre que se efectúe con anterioridad al juicio oral.
— La reparación del daño a la víctima o la disminución de sus
efectos, no se basa en una disminución de la imputabilidad del autor
sino que está dirigida a la protección de las víctimas, propiciando
que les sea reparado el daño que se les ha ocasionado. Fomenta un
comportamiento que se produce con posterioridad a la comisión del
delito y que puede tener lugar durante todo el procedimiento
siempre no haya comenzado el juicio oral.

2.5. Dilaciones indebidas

— Según el art. 21.6.ª del CP, es circunstancia atenuante: «La


dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del
procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado y
que no guarde proporción con la complejidad de la causa».
— Esta circunstancia disminuye la responsabilidad penal porque se
entiende que un retraso extraordinario de la tramitación del
procedimiento afecta al derecho de la persona a que su causa sea
oída y resuelta en un plazo razonable.
— Es una circunstancia que se aplica por un comportamiento
atribuible a terceros y que no tiene que ver ni con las circunstancias
que concurren en el momento de los hechos, ni con un
comportamiento posterior del sujeto.
— Para su aplicación es preciso:

1) Que el retraso sea de carácter extraordinario e indebido.


2) Que no pueda atribuirse al inculpado en el sentido de que
haya sido su actuación la que haya provocado el retraso en la
tramitación del procedimiento.
3) Que no sea proporcionado a la complejidad de la causa, con la
intención de evitar su aplicación en casos de procedimientos muy
complejos por la presencia de muchos inculpados, muchos
delitos, varios países implicados, hechos cometidos a través de
redes de criminalidad organizada, etc.

2.6. Atenuante analógica

— El art. 21.7.ª del CP considera circunstancia atenuante:


«Cualquier otra circunstancia de análoga significación que las
anteriores».
— La redacción de esta atenuante permite que el juzgador tenga en
cuenta otras circunstancias que, sin estar contempladas
expresamente en el art. 21, pueden utilizarse para disminuir la pena
como expresión de la analogia in bonam partem, que no está
prohibida por la ley.
— Para poder aplicar esta circunstancia es preciso que los hechos o
datos que se van a considerar tengan un fundamento análogo, es
decir, similar a los que se contienen en cualquiera de las
circunstancias expresamente contempladas en el art. 21,
constituyendo por tanto o una disminución del injusto, la
imputabilidad o la culpabilidad o que respondan a consideraciones
político-criminales que permitan disminuir la pena por similitud con
las sí contempladas expresamente.

IV. SUPUESTOS DE EXCLUSIÓN DE LA


PUNIBILIDAD

1. CONCEPTO

— Los supuestos de exclusión de la punibilidad constituyen una


serie de requisitos o condiciones que deben concurrir o faltar
(dependiendo del delito) y que determinan una limitación de la
intervención penal por razones de carácter político-criminal
vinculadas a la necesidad o al merecimiento de pena.
— Su efecto consiste en la imposibilidad de sancionar penalmente
al autor del delito. Su naturaleza es muy distinta a la de las causas
de justificación o exculpación, al dejar subsistente el injusto típico y
la culpabilidad del autor, anulando únicamente el merecimiento o
necesidad de pena en atención a una serie diversa de
consideraciones político-criminales decididas por el legislador con la
finalidad de limitar la intervención penal en algunos casos.
— Se caracterizan, además, porque no tienen que ser abarcadas
por el dolo del autor, por lo que operan aún en los casos de error, es
decir, cuando el autor desconoce o tiene un conocimiento
equivocado sobre su presencia o relevancia jurídica.

2. CLASES

2.1. Excusas absolutorias


— Son causas que están relacionadas directamente con la persona
que ha cometido el delito, por lo que excluyen la punibilidad
únicamente en relación a él, dejando subsistente la sanción del
resto de partícipes en quienes no concurran.
— Algunas tienen rango constitucional como la inmunidad del Jefe
del Estado [art. 56.3 de la Constitución Española (CE)] y la de los
parlamentarios por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus
funciones (art. 71 de la CE). Por las mismas razones tienen
inmunidad el Defensor del Pueblo y los Magistrados del Tribunal
Constitucional.
— También son excusas absolutorias la establecida para los delitos
patrimoniales cometidos entre parientes, siempre que no concurra
violencia o intimidación (art. 268.1 del CP); la revelación de la
rebelión o sedición (arts. 480 y 549 del CP) cuando se produce a
tiempo de poder evitar sus consecuencias; la regularización
tributaria o de la Seguridad Social reintegrando espontáneamente y
tras la comisión del delito las cantidades indebidas (arts. 305.4,
307.3 y 308.5 del CP); y el desistimiento voluntario en la tentativa de
delito (art. 16.2 del CP).

2.2. Condiciones objetivas de punibilidad

— Las condiciones objetivas de punibilidad son requisitos que se


contienen en la definición de los delitos pero que no forman parte ni
del tipo de injusto ni de la culpabilidad y, por tanto, no tienen que ser
abarcados por el dolo del autor. Como forman parte de la definición
del delito, si no están presentes, condicionan la imposición de la
pena para todos los intervinientes, a diferencia de las excusas
absolutorias que sólo benefician a la persona en quien concurren.
— Entre ellas podemos mencionar la cuantía que se contempla en
el delito de fraude a la Hacienda Pública del art. 305.1 del CP, y que
impide la existencia del delito cuando la cantidad defraudada es
inferior a 120.000 euros; o la previa declaración judicial de concurso
en el delito de quiebra fraudulenta del art. 260.1 del CP que
incrimina a quien causa o agrava la situación de crisis económica o
insolvencia dolosamente.
— Se diferencian de las condiciones objetivas de procedibilidad en
que éstas condicionan la persecución procesal del delito. Como, por
ejemplo, la denuncia de la persona agraviada, de su representante
legal o querella del Ministerio Fiscal como requisito para poder
iniciar un procedimiento penal por los delitos de agresiones, acoso o
abusos sexuales (art. 191.1 del CP), o la querella de la persona
ofendida o de su representante legal para poder iniciar un
procedimiento por los delitos de calumnia e injuria (art. 215.1 del
CP).
TEMA 3
LAS PENAS Y LAS MEDIDAS DE
SEGURIDAD. SU APLICACIÓN. LAS
CONSECUENCIAS ACCESORIAS

I. LA PENA

1. CONCEPTO

— La pena consiste en una privación o restricción de bienes


jurídicos, impuesta conforme a la ley, por los órganos
jurisdiccionales competentes, al culpable de una infracción penal.

1) La pena priva o restringe derechos fundamentales como el


derecho a la libertad, a la intimidad, a elegir libremente
residencia, o a elegir y ser elegido como representante en
asuntos públicos, así como limita o restringe otros derechos
como al trabajo o a la propiedad.
2) La pena es una sanción contemplada en la ley, que además
tiene que tener rango de Ley Orgánica, como así establece el
principio de legalidad que consagra el art. 25.1 de la Constitución
Española (CE).
3) La pena debe ser impuesta por el Juez penal, de acuerdo con
un procedimiento que está regulado en la Ley de Enjuiciamiento
Criminal (LECrim).
4) La pena se impone al culpable de una infracción penal. La
culpabilidad es el fundamento y límite de la pena y tiene carácter
personal. Si el autor carece de las capacidades para comprender
el carácter ilícito de su comportamiento o no puede determinarse
conforme a esa comprensión, por ser inimputable, se puede
imponer una medida de seguridad, pero no una pena.

— No se consideran penas [art. 34 del Código Penal (CP)]:

1) La detención y prisión preventiva y las demás medidas


cautelares de naturaleza penal.
2) Las multas y demás correcciones que, en uso de atribuciones
gubernativas o disciplinarias se impongan a los subordinados o
administrados.
3) Las privaciones de derechos y las sanciones reparadoras que
establezcan las leyes civiles o administrativas.

2. CLASES DE PENAS

2.1. Penas privativas de libertad

— Son penas privativas de libertad, según el art. 35 del CP:

1) La prisión permanente revisable.


2) La prisión.
3) La localización permanente.
4) La responsabilidad subsidiaria por impago.

— Cómputo de la pena privativa de libertad:

1) Si el condenado está preso: la duración de la pena empezará


a contarse desde el día en que la sentencia condenatoria sea
firme. El tiempo de prisión preventiva se abona en su
cumplimiento, así como la privación de libertad cautelar o prisión
provisional.
2) Si el condenado está en libertad: la duración de las penas
empieza a contarse desde su ingreso en el establecimiento
penitenciario para su cumplimiento.
2.1.1. La prisión permanente revisable

— El régimen de cumplimiento de esta pena consiste en un período


de seguridad y, posteriormente, en la revisión de la condena.

a) Período de seguridad. En él, el condenado tiene restringidos


los beneficios penitenciarios, los permisos de salida y el acceso
al tercer grado. La clasificación en tercer grado tiene que ser
autorizada por el Tribunal, previo pronóstico individualizado y
favorable de reinserción social, oídos el Ministerio Fiscal e
Instituciones Penitenciarias (art. 36.2 del CP):

1) Si el condenado ha cumplido 15 años efectivos (supuesto


ordinario).
2) 20 años en los supuestos de delitos de terrorismo.
3) 18 años si ha sido condenado por más de un delito y uno de
ellos tiene prevista la prisión permanente revisable.
En cuanto a los permisos de salida, tienen que haber
transcurrido al menos 8 años de prisión en el supuesto
ordinario, y 12 en los casos de terrorismo.

b) Revisión de la prisión permanente revisable (art. 92 del CP),


que se regula como suspensión de esta pena.

1) Que hayan transcurrido 25 años de la condena.


2) Que el condenado se encuentre clasificado en tercer grado.
3) Que el Tribunal aprecie un pronóstico favorable de
reinserción social, tras un procedimiento oral contradictorio en
el que intervendrán el Ministerio Fiscal y el penado asistido por
su abogado.
4) Si el penado ha sido condenado por varios delitos, o dos o
más de ellos están castigados con pena de prisión permanente
revisable, o bien uno de ellos está castigado con una pena de
prisión permanente revisable y el resto de penas suman 25
años o más, se exige que haya transcurrido un mínimo de 30
años de prisión (art. 78 bis del CP).
5) Si se trata de delitos referentes a organizaciones y grupos
terroristas y delitos de terrorismo, o bien cometidos en el seno
de organizaciones criminales, la prisión permanente se
revisará a los 28 años de prisión, o bien a los 35, según la
gravedad de los delitos (art. 78 bis).

2.1.2. La pena de prisión

— Tiene como límite mínimo los tres meses y como límite máximo,
con carácter general, los 20 años.

a) El cuanto al límite mínimo, cuando proceda imponer una pena


inferior a tres meses, ésta será en todo caso sustituida por multa,
trabajos en beneficio de la comunidad o localización permanente,
aunque la ley no prevea estas penas para el delito (art. 71.2 del
CP).
b) En cuanto al límite máximo, el art. 76 del CP establece una
serie de excepciones en los siguientes casos:

1) Puede imponerse una pena de prisión de hasta 25 años


cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y
alguno de ellos esté castigado con pena de prisión de hasta 20
años.
2) Puede imponerse una pena de prisión de hasta 30 años
cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y
alguno de ellos esté castigado con pena de prisión superior a
20 años.
3) Puede imponerse una pena de hasta 40 años cuando el
sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y al menos
dos de ellos estén castigados con penas superiores a 20 años;
y cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos
de terrorismo.
Hay que señalar que si debido a estas limitaciones la pena a
cumplir resultase inferior a la mitad de la suma total de las
impuestas, el Juez puede acordar (art. 78 del CP) que los
beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la
clasificación en tercer grado y el cómputo de tiempo para la
libertad condicional se refieran a la totalidad de las penas
impuestas en las sentencias, por lo que en caso de concursos
reales con penas muy elevadas, los 40 años de cumplimiento
pueden resultar efectivos.

c) Con relación al cumplimiento de la pena de prisión, el art. 36.2


del CP establece el denominado período de seguridad en virtud
del cual:

1) Para los penados a pena de prisión superior a cinco años,


el Juez o Tribunal podrá ordenar (potestativo) que la
clasificación en tercer grado de tratamiento penitenciario
(prisión abierta) no se efectúe hasta que se haya cumplido la
mitad de la condena.
2) Cuando la duración de la pena de prisión exceda de cinco
años y se trate de delitos de terrorismo, cometidos por
organizaciones criminales, abusos sexuales cometidos contra
menores de entre 13 y 16 años, relativos a la prostitución y
corrupción de menores con víctimas menores de 13 años, en
ningún caso la clasificación en tercer grado de tratamiento
podrá efectuarse hasta el cumplimiento de la mitad de la
condena.

2.1.3. La localización permanente

— Consiste en que el penado está obligado a permanecer en su


domicilio o en un lugar determinado fijado por el Juez, pudiendo
realizarse los sábados y domingos o de forma no continuada. Si el
condenado incumple la pena, incurre en el delito de
quebrantamiento de condena (art. 37 del CP).
— Se puede cumplir mediante la utilización de medios mecánicos o
electrónicos que permitan la localización del reo.
— Esta pena puede ser aplicada:

1) Como pena principal, para delitos leves, con una duración de


un día a tres meses.
2) Como sustitutivo penal (art. 71.2 del CP) cuando por aplicación
de las reglas de determinación de la pena haya que imponer una
pena de prisión inferior a tres meses (un día de localización
permanente por cada día de prisión).

2.1.4. La responsabilidad subsidiaria por impago (se explica en el


epígrafe 2.3.3).

2.2. Penas privativas de derechos

2.2.1. Concepto

— Son sanciones que pueden imponerse con carácter principal o


accesorio y que suponen una restricción del ejercicio de distintos
derechos que suelen estar relacionados con el tipo de delito
cometido, como la privación del derecho de conducir para delitos
cometidos con vehículos o la prohibición de aproximarse a la víctima
para los delitos de violencia de género.

2.2.2. Clases de penas privativas de derechos (art. 39 del CP)

1) La inhabilitación absoluta.
2) La inhabilitación especial, que puede ser de: empleo o cargo
público, profesión, oficio, industria o comercio, u otras actividades
determinadas en este Código, o de los derechos de patria
potestad, tutela, guarda o curatela, tenencia de animales,
derecho de sufragio pasivo o de cualquier otro derecho.
3) La suspensión de empleo o cargo público.
4) La privación del derecho de conducir vehículos a motor y
ciclomotores.
5) La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
6) La privación del derecho a residir en determinados lugares o
acudir a ellos.
7) La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus
familiares u otras personas que determine el Juez o Tribunal.
8) La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos
de sus familiares u otras personas que determine el Juez o
Tribunal.
9) Los trabajos en beneficio de la comunidad.
10) La privación de la patria potestad.

A) La pena de inhabilitación para empleo o cargo público.

a) Inhabilitación absoluta.
Produce la privación definitiva de todos los honores, empleos y
cargos públicos que tenga el penado, incluso los electivos.
Produce, además, la incapacidad para obtener los mismos o
cualesquiera otros honores, cargos o empleos públicos y la de
ser elegido para cargos públicos, durante el tiempo de la condena
(art. 41 del CP).
— La privación definitiva de todos los honores, empleos y cargos
públicos significa que el sujeto pierde la condición de funcionario
público, que puede volver a obtener por vía de oposición o
elección, una vez cumplida la condena y cancelados los
antecedentes delictivos (art. 136 del CP).
— Tiene una duración de seis meses a 20 años, salvo lo que
excepcionalmente dispongan otras normas del Código. Deben
hacerse constar expresamente en la sentencia los honores,
empleos y cargos concretos sobre los que recae la condena.
b) Inhabilitación especial para empleo o cargo público.
Produce la privación definitiva del empleo o cargo público sobre
el que recaiga, aunque sea electivo. Produce, además, la
incapacidad para obtener el mismo u otros análogos durante el
tiempo de la condena.
— Tiene una duración de tres meses a 20 años.
— En la sentencia tienen que especificarse los empleos, cargos y
honores sobre los que recae la inhabilitación (art. 42 del CP).

B) La suspensión de empleo o cargo público.


Consiste en la privación del ejercicio del empleo o cargo público por
un tiempo determinado (art. 43 del CP). No da lugar a la pérdida de
la condición de funcionario público, sino sólo a la suspensión de su
ejercicio, de modo que se puede ejercer de nuevo una vez que
finalice el tiempo de duración de la pena que va de tres meses a
seis años (art. 40 del CP).

C) La inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo.


Priva al penado, durante el tiempo de la condena, del derecho a ser
elegido para cargos públicos (art. 44 del CP).

D) La inhabilitación especial para profesión, oficio, industria o


comercio o cualquier otro derecho.
Priva al penado de la facultad de ejercerlos durante el tiempo de la
condena. Tiene que concretarse el derecho del que se priva
expresamente en la sentencia, y motivarse (art. 45 del CP).

E) La inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad, tutela,


curatela, guarda o acogimiento.
Priva al penado de los derechos inherentes a la primera
(subsistiendo los derechos del hijo respecto al penado), y supone la
extinción de las demás, así como la incapacidad para obtenerlas
durante el tiempo de la condena (art. 46 del CP).

F) La privación del derecho a conducir vehículos a motor y


ciclomotores.
Inhabilita al penado para el ejercicio de estos derechos durante el
tiempo fijado en la sentencia (art. 47 del CP).
G) La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
Inhabilita al penado para el ejercicio de este derecho por el tiempo
fijado en la sentencia (art. 47 del CP).

H) La privación del derecho a residir o acudir a determinados


lugares en que resida la víctima o sus familiares.
Priva al penado del derecho a residir o acudir al lugar en que haya
cometido el delito, o a aquel en que resida la víctima o sus familiares
si fueran distintos (art. 48 del CP). El Juez o Tribunal puede acordar
que el control de estas medidas se realice a través de los medios
electrónicos que lo permitan.

I) La prohibición de aproximarse a la víctima, a sus familiares o a


otras personas que determine el Juez o Tribunal.
Impide al penado acercarse a ellos, en cualquier lugar donde se
encuentren, así como acercarse a su domicilio, a sus lugares de
trabajo, y a cualquier otro que sea frecuentado por ellos (art. 48 del
CP). El Juez o Tribunal puede acordar que el control de estas
medidas se realice a través de los medios electrónicos que lo
permitan.

J) La prohibición de comunicarse con la víctima, sus familiares u


otras personas que determine el Juez o Tribunal.
Impide al penado establecer con ellas, por cualquier medio de
comunicación o medio informático o telemático, contacto escrito,
verbal o visual (art. 48 del CP). El Juez o Tribunal puede acordar
que el control de estas medidas se realice a través de los medios
electrónicos que lo permitan.

K) El trabajo en beneficio de la Comunidad.


Consiste en la prestación de un trabajo de utilidad pública por un
tiempo determinado que puede ir de los 31 a los 180 días [art. 33.3
k) del CP].
— También es una de las condiciones o prestaciones que puede
imponer el Juez para la suspensión de la pena privativa de libertad
(art. 84 del CP).
— Los requisitos son (art. 49 del CP) los siguientes:

a) No puede imponerse sin consentimiento del penado.


b) No es retribuido.
c) Consiste en labores de reparación de los daños causados,
apoyo o asistencia a las víctimas o participación en talleres o
programas formativos, de reeducación, laborales, culturales, de
educación vial, sexual o similares. Estas actividades de utilidad
pública estarán relacionadas con el delito cometido por el
penado.
d) Su duración diaria no puede exceder de las ocho horas.

— Las condiciones en que se ejecutará son las siguientes:

a) Bajo el control del Juez de Vigilancia Penitenciaria.


b) Que no atente a la dignidad del penado.
c) Que sea facilitado por la Administración.
d) Gozará de la protección dispensada a los penados por la
legislación penitenciaria en materia de Seguridad Social.
e) No se supeditará al logro de intereses económicos.

2.3. La multa

2.3.1. Concepto

Consiste en la imposición de una sanción pecuniaria (art. 50 del


CP).
Salvo que la ley diga otra cosa, se impondrá por el sistema de días-
multa.
— Además de pena principal en muchos delitos, es también una
prestación o medida que condiciona la concesión de la suspensión
de la pena de prisión (art. 84 del CP). También puede sustituir a las
penas privativas de libertad inferiores a tres meses (art. 71.2 del
CP).
2.3.2. Clases de multa

A) El sistema de días-multa

a) Determinación de la extensión de la multa


Consiste en imponer un número de cuotas de multa determinado
que depende, en su extensión, de la gravedad del hecho
cometido y la culpabilidad del autor, al igual que cualquier pena
(art. 50.5 del CP).
La extensión de la multa tendrá un mínimo de 10 días y un
máximo de 2 años. Cuando se trata de personas jurídicas, la
pena de multa tendrá una extensión máxima de cinco años.
b) Determinación de la cuantía de la cuota
Una vez determinado el número de cuotas, se decide la cuantía
de cada cuota en función exclusivamente de la situación
económica del reo, deducida de su patrimonio, ingresos,
obligaciones y cargas familiares, y demás circunstancias
personales del mismo (art. 50.5).
— La cuota diaria tiene un mínimo de 2 y un máximo de 400
euros. Si el penado es una persona jurídica, el mínimo de la
cuota diaria será de 30 euros y el máximo de 5.000.
— Si la duración de la multa se fija por meses o por años, se
entenderá que los meses son de 30 días y los años de 360.
c) El pago de la multa en el sistema de días-multa
Por causa justificada, se puede autorizar el pago dentro de un
plazo de hasta dos años desde que la sentencia es firme. Se
puede abonar de una vez o en los plazos que se determinen (art.
50.6).
— Si después de la sentencia, variara la situación económica del
penado, se podrá modificar tanto el importe de las cuotas como
los plazos para su pago, una vez verificada dicha situación.

B) La multa proporcional
— En la multa proporcional, la sanción pecuniaria se establece
únicamente en los casos en los que el CP así lo determine, en
proporción al daño causado, al valor del objeto del delito o al
beneficio reportado por el mismo (art. 52.1 del CP).
— En los casos en que esta pena está prevista para las personas
jurídicas y no es posible calcular el beneficio obtenido o facilitado, el
valor del objeto, o la cantidad defraudada o indebidamente obtenida
para determinar la multa en proporción a los mismos, la multa
proporcional se sustituye por la multa fijada por el sistema de días-
multa cuya extensión depende de la gravedad del delito (art. 52.4
del CP).

a) Determinación de la cuantía de la multa proporcional


Dentro de los límites fijados para cada delito, se determina la
cuantía teniendo en cuenta no sólo las circunstancias atenuantes
y agravantes, sino sobre todo la situación económica del culpable
(art. 52.2).
b) El pago de la multa proporcional
Si después de la sentencia empeora la situación económica del
penado, excepcionalmente y después de verificarlo, se puede
reducir el importe de la multa dentro de los límites señalados por
la ley, o autorizar que se pague en los plazos que se determinen.

2.3.3. Responsabilidad personal subsidiaria por impago

— Es una pena privativa de libertad (art. 35 del CP) que se impone


en el caso de que el condenado no satisfaga voluntariamente o por
vía de apremio la multa impuesta. Consiste en la sustitución de un
día de privación de libertad por cada dos cuotas de días-multa no
satisfechas (art. 53 del CP).
— Si se trata de delitos leves, puede cumplirse mediante
localización permanente, y también, si el penado está conforme,
mediante trabajos en beneficio de la comunidad, en cuyo caso cada
día de privación de libertad equivale a una jornada de trabajo.
— Si se trata de multa proporcional, los Jueces o Tribunales
establecen la responsabilidad personal subsidiaria según su
prudente arbitrio, sin que pueda exceder de un año de duración.
También puede cumplirse mediante trabajos en beneficio de la
comunidad.
— Si se trata de una multa impuesta a una persona jurídica:

— Puede fraccionarse el pago durante un período de hasta cinco


años, si su cuantía pone en peligro la supervivencia de la
empresa o el mantenimiento de los puestos de trabajo.
— Si la persona jurídica no satisface voluntariamente o por vía de
apremio la multa en el plazo señalado, se puede acordar su
intervención hasta el pago total de la misma.

II. LA MEDIDA DE SEGURIDAD

1. CONCEPTO

— La medida de seguridad consiste en una privación o restricción


de bienes jurídicos, impuesta conforme a la ley, por los órganos
jurisdiccionales competentes, a la persona que ha cometido un
delito y presenta un pronóstico de peligrosidad criminal.
— En virtud del principio de proporcionalidad, no pueden resultar ni
más gravosas ni de mayor duración que la pena abstractamente
aplicable al hecho cometido, ni exceder el límite de lo necesario
para prevenir la peligrosidad del autor (art. 6.2 del CP).

2. PRESUPUESTO DE APLICACIÓN DE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

— Las medidas de seguridad sólo pueden aplicarse cuando


concurran los presupuestos establecidos previamente por la ley (art.
1.2 del CP), que son los siguientes:

1. Que el sujeto haya cometido un hecho previsto como delito


(art. 95.1.1.ª del CP)
2. Que exista un pronóstico de peligrosidad criminal (art. 95.1.2.ª
del CP)
3. Que se trate de un sujeto en el que concurra alguna causa de
inimputabilidad de las previstas en el art. 20 del CP:

a) Anomalía o alteración psíquica y trastorno mental transitorio


(art. 20.1).
b) Intoxicación plena por drogas o alcohol y síndrome de
abstinencia (art. 20.2).
c) Alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde
la infancia (art. 20.3).

4. También puede aplicarse a supuestos de semi-imputabilidad,


cuando las causas de exclusión de la imputabilidad enunciadas
en el epígrafe anterior no concurren de forma completa (eximente
completa de culpabilidad) sino de forma parcial, configurando una
eximente incompleta (art. 21.1 del CP) que deja subsistente la
culpabilidad del autor, aunque se trate de una culpabilidad
disminuida.
5. También puede aplicarse a sujetos plenamente culpables en
los casos en que se impone la medida de seguridad de la libertad
vigilada.

3. CLASES DE MEDIDAS DE SEGURIDAD

3.1. Medidas de seguridad privativas de libertad (art. 96.2 del CP)

1. Internamiento en un centro psiquiátrico.


2. Internamiento en centro de deshabituación.
3. Internamiento en centro educativo especial.
— En el caso de que concurran penas y medidas de seguridad
privativas de libertad, el Juez o Tribunal ordenará que se cumpla
primero la medida que se abonará para el cumplimiento de la
pena. Si cumplida la medida, el Juez o Tribunal entiende que con
el cumplimiento de la pena se pueden poner en peligro los
efectos conseguidos, puede suspender el cumplimiento del resto
de la pena (art. 99 del CP).

3.2. Medidas de seguridad no privativas de libertad (art. 96.3 del CP)

1. Inhabilitación profesional.
2. Expulsión del territorio nacional de extranjeros no residentes
legalmente en España.
3. La libertad vigilada.
4. La custodia familiar.
5. La privación del derecho a conducir vehículos a motor o
ciclomotor.
6. La privación del derecho a la tenencia y porte de armas.

4. EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA QUE IMPONE UNA MEDIDA DE


SEGURIDAD

El Juez o Tribunal puede mantener la ejecución de la medida de


seguridad, decretar su cese si desaparece la peligrosidad criminal,
sustituirla por otra más adecuada, o dejar en suspenso su ejecución
(art. 97 del CP).
— Si se trata de una medida de seguridad privativa de libertad, o de
una medida de libertad vigilada, el Juez de Vigilancia Penitenciaria
tiene la obligación de elevar, al menos anualmente, una propuesta
de mantenimiento, cese, sustitución o suspensión de la misma
valorando los informes de los profesionales que asistan al sometido
a medida de seguridad (art. 98 del CP).
— Si se quebranta la medida de seguridad de internamiento, el Juez
o Tribunal ordenará el reingreso del sujeto en el mismo centro. Si se
trata de otra medida, el Juez o Tribunal puede acordar su sustitución
por internamiento si está prevista para el supuesto de que se trate
(art. 100 del CP).
5. LA LIBERTAD VIGILADA

5.1. Concepto

La libertad vigilada se considera una medida de seguridad no


privativa de libertad (art. 96.3 del CP) que el Tribunal impone de
manera facultativa o preceptiva y que se concreta en una serie de
limitaciones, obligaciones, prohibiciones o reglas de conducta que
tienen como finalidad tanto la protección de las víctimas como la
rehabilitación y reinserción social del delincuente y que puede tener
una duración de hasta 10 años, tal y como establece el art. 105.2
del CP.

5.2. Aplicación de la libertad vigilada

A) Como medida de seguridad no privativa de libertad, puede


imponerse a las personas inimputables o semi-imputables con base
en los presupuestos analizados en este epígrafe.
B) Puede imponerse a sujetos culpables que ya han cumplido su
condena (art. 106.2 del CP).
En este caso, se impone con posterioridad al cumplimiento de la
pena privativa de libertad de forma facultativa o preceptiva, tal y
como disponga el CP en los casos en los que lo prevea de forma
expresa. Estos casos son los siguientes:

1. Homicidio y asesinato (art. 140 bis).


2. Delitos de lesiones cuando la víctima es una persona del
círculo familiar del autor (enumeradas en el art. 173.2).
3. Delitos contra la libertad sexual (art. 192).
4. Delito de quebrantamiento de condena (art. 458).
5. Delitos de terrorismo (art. 579).

5.3. Contenido de la medida de libertad vigilada (art. 106.1 del CP)


Consiste en el sometimiento del condenado a control judicial a
través del cumplimiento por su parte de alguna o algunas de las
siguientes medidas:

1. La obligación de estar siempre localizable mediante aparatos


electrónicos.
2. La obligación de presentarse periódicamente en el lugar que el
Juez o Tribunal establezca.
3. La obligación de comunicar el cambio de residencia o de lugar
o puesto de trabajo.
4. La prohibición de ausentarse del lugar de residencia sin
autorización judicial.
5. La prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus
familiares u otras personas que el Juez o Tribunal determinen.
6. La prohibición de comunicarse con la víctima, o con aquellos
de sus familiares u otras personas que determine el Juez o
Tribunal.
7. La prohibición de acudir a determinados territorios, lugares o
establecimientos.
8. La prohibición de residir en determinados lugares.
9. La prohibición de desempeñar actividades que puedan facilitar
la comisión de delitos de similar naturaleza.
10. La obligación de participar en programas formativos,
laborales, culturales, de educación sexual u otros similares.
11. La obligación de seguir tratamiento médico externo, o de
someterse a un control médico periódico.

III. APLICACIÓN DE LAS PENAS Y LAS MEDIDAS


DE SEGURIDAD

1. REGLAS DE APLICACIÓN QUE SON PRESUPUESTO PARA LA


DETERMINACIÓN DE LA PENA
1.1. Pena superior e inferior en grado

1.1.1. La pena superior en grado (art. 70.1.1.ª del CP) se forma


partiendo de la cifra máxima señalada por la ley para el delito de
que se trate y aumentando a ésta la mitad de su cuantía,
constituyendo la suma resultante su límite máximo. El límite mínimo
de la pena superior en grado será el máximo de la pena señalada
por la ley, incrementado en un día o en un día-multa, según la
naturaleza de la pena a imponer.

Ejemplo: homicidio, art. 138 del CP, que tiene prevista una pena
de 10 a 15 años.
Pena superior en grado: de 15 a 22 años y seis meses.

A 15 que es su límite superior, se le suma la mitad de su cuantía, 7


años y 6 meses. La suma resultante es el nuevo límite superior,
siendo 15 el inferior de la nueva pena (el antiguo límite superior)
más un día (para impedir que coincidan el antiguo y el nuevo marco
penal).

— Límite máximo de la pena superior en grado

Cuando, al subir de grado, se superen los límites máximos fijados


para cada pena en el CP, el art. 70.3 establece los inmediatamente
superiores para cada pena, fijando, entre otros, para la pena de
prisión, una duración máxima de 30 años.

1.1.2. La pena inferior en grado (art. 70.1.2.ª del CP) se forma


partiendo de la cifra mínima señalada por la ley para el delito de que
se trate y deduciendo de ésta la mitad de su cuantía, constituyendo
el resultado de tal deducción su límite mínimo. El límite máximo será
el antiguo límite mínimo reducido en un día o en un día-multa, según
la naturaleza de la pena a imponer.
Ejemplo: homicidio, art. 138 del CP, que tiene prevista una pena
de 10 a 15 años.
Pena inferior en grado: de cinco a 10 años.

A 10 años que es el límite inferior, se le resta la mitad de su cuantía,


cinco años. El resultado es el nuevo límite inferior, siendo 10 el
superior de la nueva pena (el antiguo límite inferior) menos un día.

— Límite mínimo de la pena inferior en grado

Al bajar de grado, los Jueces o Tribunales no están limitados por las


cuantías mínimas señaladas por la ley a cada clase de pena, sino
que pueden reducirla tal y como resulte de la aplicación de la regla
correspondiente (art. 71.1 del CP).
— Si por la aplicación de las reglas anteriores tuviera que
imponerse una pena de prisión inferior a tres meses, ésta puede
sustituirse por multa, trabajos en beneficio de la comunidad o
localización permanente (art. 71.2 del CP).
— La pena inferior en grado a la de prisión permanente es la pena
de prisión de 20 a 30 años (art. 70.4 del CP).

1.2. Mitad superior e inferior de la pena

Para calcular la mitad superior e inferior de la pena hay que dividir


entre dos el tiempo entre el mínimo y máximo señalados por la ley,
constituyendo la mitad inferior el período entre el límite mínimo y la
mitad del intervalo, y la mitad superior el tiempo entre la mitad del
intervalo y el límite superior de la pena.

Ejemplo: homicidio, art. 138 del CP, pena de 10 a 15 años.


Mitad inferior: de 10 a 12 años y seis meses.
Mitad superior: de 12 años y seis meses a 15 años.

En esta pena, el tiempo entre 10 y 15 años (límite mínimo y máximo)


son cinco años que dividido entre dos hace dos años y seis meses,
que se suman al límite mínimo para construir la mitad inferior y
superior.

2. DETERMINACIÓN DE LA PENA. FASES

2.1. Primera fase. Determinación de la pena abstracta

La pena abstracta es la que establece la Ley a los autores de la


infracción consumada (art. 61 del CP).
Probado el hecho delictivo y la culpabilidad del autor para la
determinación de la pena; o el hecho delictivo, la inimputabilidad y la
peligrosidad criminal del reo para las medidas de seguridad,
procede determinar la pena abstracta que corresponde al delito
cometido y que se compone siempre de un mínimo y de un máximo
que viene fijado en la ley.

Ejemplo: art. 142 del CP, «El que por imprudencia grave causare
la muerte de otro, será castigado, como reo de homicidio
imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años».
Pena abstracta: uno a cuatro años.

2.1.1. Variación de la pena abstracta

Casos en los que la pena que abstractamente le corresponde al


autor por la comisión de un delito consumado varía ya inicialmente:

A) En los casos de concurso de delitos. Clases de concursos.

1. Concurso ideal (art. 77 del CP). Se han cometido dos


delitos, pero se consideran uno solo a efectos de pena y se les
aplica una pena conjunta. Se calcula esta pena y a partir de
aquí se procede a la determinación concreta de la pena
conforme al resto de reglas. Hay dos clases de concurso ideal:
a) Concurso ideal propio. Cuando un solo hecho constituye
dos o más delitos, hay que aplicar en su mitad superior la
pena prevista para la infracción más grave, sin que pueda
exceder de la que represente la suma de las que
correspondería aplicar si se penaran separadamente las
infracciones (art. 77.2).
b) Concurso medial. Cuando un delito es el medio
necesario para cometer otro se impondrá una pena superior
a la que habría correspondido, en el caso concreto, por la
infracción más grave, y que no podrá exceder de la suma
de las penas concretas que hubieran sido impuestas
separadamente por cada uno de los delitos.

2. Delito continuado (art. 74 del CP). Se han cometido varios


delitos que se consideran uno solo con una pena conjunta. Se
calcula esta pena y a partir de aquí se determina en concreto
conforme al resto de reglas.
Requisitos del delito continuado: cuando en ejecución de un
plan preconcebido o aprovechando idéntica ocasión, se
realizan una pluralidad de acciones u omisiones que ofendan a
uno o varios sujetos e infrinjan el mismo precepto penal o
preceptos de igual naturaleza, se impondrá la pena de la
infracción más grave en su mitad superior, pudiendo llegar
hasta la mitad inferior de la pena superior en grado.

Por ejemplo, el empleado de un banco que desvía cada día


los céntimos de todas las operaciones que realiza a una
cuenta corriente de su titularidad que al cabo de un año
arroja un saldo de 100.000 euros.

— Excepción a esta regla (art. 74.3). No se aplicará si se trata


de ofensas a bienes eminentemente personales, salvo que se
trate de delitos contra el honor y contra la libertad e
indemnidad sexuales que afecten al mismo sujeto, en cuyo
caso hay que estar a la naturaleza del hecho y del precepto
infringido para aplicar o no la continuidad delictiva.

3. Delito masa (art. 74.2). Es una modalidad de delito


continuado en el que las infracciones que se realizan son
contra el patrimonio, por lo que se prevé que la pena se
imponga teniendo en cuenta el perjuicio total causado. Se
impondrá la pena superior en uno o dos grados en la extensión
que se estime conveniente si el hecho reviste notoria gravedad
y ha perjudicado a una generalidad de personas.

B) Cuando hay que aplicar un tipo cualificado. Por ejemplo, el art.


138.2 del CP tipo cualificado de homicidio afirma: «Los hechos
serán castigados con la pena superior en grado en los siguientes
casos…». O el tipo cualificado del art. 187.2 del CP que con
respecto al delito del art. 187.1 del CP (determinación a la
prostitución) afirma que: «Se impondrán las penas previstas en
los apartados anteriores en su mitad superior, cuando concurra
alguna de las siguientes circunstancias…».
C) Cuando se trata de tentativa de delito (art. 16 del CP), hay que
aplicar la pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la
ley para el delito consumado en la extensión que se estime
adecuada, atendiendo al peligro inherente al intento y al grado de
ejecución alcanzado, como afirma el art. 62 del CP. Lo que
supone aplicar la pena inferior en un grado cuando la tentativa es
acabada, e inferior en dos grados cuando es inacabada.
D) Cuando se determina la pena del cómplice, del que coopera
en la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos (art.
29 del CP). Como la pena inicialmente prevista es la que se
aplica al autor, el art. 63 del CP prevé la aplicación de la pena
inferior en grado a la fijada por la ley.
E) Delitos especiales. Cuando en el inductor o en el cooperador
necesario no concurren las condiciones, cualidades o relaciones
personales que fundamentan la culpabilidad del autor, se podrá
imponer la pena inferior en grado a la señalada por la ley para el
delito de que se trate (art. 65.3 del CP). Por ejemplo, se trata de
un delito especial, que requiere un autor funcionario público, y el
inductor del delito no lo es.

2.2. Segunda fase. Determinación en atención a supuestos de


exclusión de la antijuricidad

Una vez determinada la pena conforme a las reglas anteriores si


fuesen de aplicación al caso, hay que analizar si el hecho típico es o
no conforme a derecho por concurrir alguna causa de justificación
de las contempladas en el art. 20 del CP:

1) Legítima defensa (art. 20.4.º).


2) Estado de necesidad (art. 20.5.º).
3) Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho
(art. 20.7.º).

Si no concurren todos los requisitos necesarios para eximir de


responsabilidad en los respectivos casos (art. 21.1 del CP), estamos
ante una eximente incompleta que rebajará la pena uno o dos
grados partiendo de la señalada por la ley (y conforme a la
aplicación si fuere el caso de las reglas anteriores), según el número
y entidad de los requisitos que falten o que concurran (art. 68 del
CP).

Por ejemplo, se aplicaría una eximente incompleta en un delito de


lesiones realizado en legítima defensa, pero con la utilización de
un medio para repeler la agresión completamente
desproporcionado en atención a ésta (falta el requisito segundo
del art. 20.4).

2.3. Tercera fase. Determinación en atención a supuestos de


exclusión o disminución de la culpabilidad
Una vez fijada la pena del tipo realizado y determinada la
antijuricidad, procede determinar la responsabilidad penal del autor
conforme a las siguientes reglas.

2.3.1. Supuestos de inimputabilidad

Si no concurren todos los requisitos necesarios para eximir de


responsabilidad en los respectivos casos (art. 21.1 del CP), estamos
ante una eximente incompleta que rebajará la pena uno o dos
grados partiendo de la señalada por la ley, según el número y
entidad de los requisitos que falten o que concurran (art. 68 del CP)
en los siguientes supuestos de inimputabilidad:

1) Anomalía o alteración psíquica (art. 20.1.º).


2) Trastorno mental transitorio (art. 20.1.º, segundo párrafo).
3) Intoxicación por ingestión de alcohol o drogas y síndrome de
abstinencia (art. 20.2.º).
4) Alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la
infancia (art. 20.3.ª).

2.3.2. Supuestos de exclusión de la culpabilidad

Se aplica igualmente una eximente incompleta que permite rebajar


la pena en uno o dos grados (art. 68 del CP) si falta algún requisito
en las siguientes causas de exclusión de la culpabilidad:

1) Estado de necesidad exculpante (art. 20.5.º), cuando los


males en conflicto (o bienes jurídicos en juego) son de la misma
entidad.
2) Miedo insuperable (art. 20.6.º).

2.3.3. Conocimiento de la antijuricidad

Cuando el autor tiene un error, es decir, un desconocimiento o


conocimiento defectuoso sobre el carácter ilícito del hecho que
realiza, por creer que está permitido cuando en realidad no es así,
podemos encontrarnos ante dos situaciones (art. 14.3 del CP):

1. Si el error es invencible porque el autor, dadas las


circunstancias, no pudo superarlo, se excluye la responsabilidad
criminal.
2. Si el error es vencible porque el autor hubiese podido salir de
él poniendo el cuidado debido, se aplicará la pena inferior en uno
o dos grados.

2.3.4. Graduación de la responsabilidad penal por la presencia de


circunstancias agravantes y/o atenuantes

Las reglas del art. 66 del CP que establecen como actúan las
circunstancias agravantes y atenuantes son de aplicación a los
delitos dolosos siempre que sean graves o menos graves, ya que
cuando se trata de delitos imprudentes o delitos leves, los Jueces o
Tribunales aplicarán las penas a su prudente arbitrio sin tener que
sujetarse a ellas (art. 66.2).
— Circunstancias personales. Las circunstancias atenuantes o
agravantes que consistan en cualquier causa de naturaleza personal
(por ejemplo, parentesco o reincidencia) sólo pueden agravar o
atenuar la responsabilidad de aquellos en quienes concurran (art.
65.1 del CP). Son circunstancias no comunicables que no pueden
aplicarse al resto de intervinientes en quienes no concurran.
— Circunstancias materiales. Las circunstancias atenuantes o
agravantes que consistan en la ejecución material del hecho (por
ejemplo, abuso de superioridad) o en los medios empleados (por
ejemplo, alevosía) sólo pueden agravar o atenuar la responsabilidad
de quienes hayan tenido conocimiento de ellas en el momento de la
acción o la cooperación para el delito (art. 65.2). Son circunstancias
comunicables que pueden aplicarse a todos quienes las conocieron.
— Inherencia expresa: las siguientes reglas no pueden aplicarse a
las circunstancias atenuantes o agravantes que la ley haya tenido
en cuenta al describir o sancionar una infracción (por ejemplo, no se
puede aplicar la agravante de abuso de función pública en un delito
de malversación que típicamente exige que el autor sea funcionario
público) (art. 67 del CP).
— Inherencia tácita: tampoco pueden aplicarse a aquellas
circunstancias que sean de tal manera inherentes al delito que sin la
concurrencia de ellas no podría cometerse (art. 67) (por ejemplo, la
agravante de abuso de confianza en el delito de apropiación
indebida).

A) Circunstancias atenuantes
Si concurre una o algunas de las circunstancias atenuantes
previstas en el art. 21 del CP, o la circunstancia mixta de
parentesco del art. 23 del CP que también puede ser atenuante
(además de agravante), el art. 66 dispone lo siguiente:

1. Si concurre sólo una atenuante, se aplicará la pena en la


mitad inferior de la que fije la ley para el delito (art. 66.1.1.ª).
2. Si concurren dos o más atenuantes o una o varias muy
cualificadas y no concurre ninguna agravante, se aplicará la
pena inferior en uno o dos grados a la establecida por la ley
según el número y la entidad de dichas circunstancias (art.
66.1.2 ª).

B) Circunstancias agravantes
Si concurre una o algunas de las circunstancias agravantes
previstas en el art. 22 del CP, o la circunstancia mixta de
parentesco del art. 23 que también puede ser agravante (además
de atenuante), el art. 66 dispone lo siguiente:

1. Si concurre sólo una o dos circunstancias agravantes, se


aplicará la pena en la mitad superior de la que fije la ley para el
delito (art. 66.1.3.ª).
2. Si concurren más de dos circunstancias agravantes y no
concurre atenuante alguna, se podrá aplicar la pena superior
en grado a la establecida por la ley, en su mitad inferior (art.
66.1.4.ª).
3. Cuando concurra la circunstancia agravante de reincidencia
porque el culpable al delinquir hubiera sido condenado
ejecutoriamente al menos por tres delitos comprendidos en el
mismo título del Código siempre que sean de la misma
naturaleza, se podrá aplicar la pena superior en grado a la
prevista por la ley. A este efecto no se computan los
antecedentes penales cancelados o que debieran serlo (art.
66.1.5.ª).

C) Concurrencia de circunstancias atenuantes y agravantes


Si concurren atenuantes y agravantes, se valorarán y
compensarán racionalmente para la individualización de la pena.

1. Si persiste un fundamento cualificado de atenuación se


aplicará la pena inferior en grado.
2. Si se mantiene un fundamento cualificado de agravación, se
impondrá la pena en su mitad superior (art. 66.1.7.ª).

D) No concurren atenuantes ni agravantes


Cuando no concurran atenuantes ni agravantes, se aplicará la
pena establecida por la ley para el delito cometido, en la
extensión que estimen adecuada, en atención a las
circunstancias personales del delincuente y la mayor o menor
gravedad del hecho (art. 66.1.6.ª).

2.4. Cuarta fase. Concurso real de delitos

Finalmente, y una vez determinada la pena concreta del delito


según las fases anteriores, si se hubiesen cometido otros delitos, se
determinará la pena de cada uno de ellos conforme a las mismas
reglas y se sumarán todas. Así lo establece el art. 73 del CP cuando
dispone que al responsable de dos o más delitos (concurso real), se
le impondrán todas las penas correspondientes a las diversas
infracciones para su cumplimiento simultáneo, siempre que fuera
posible por la naturaleza y efectos de las mismas (acumulación
material).
— Si todas o algunas de las penas no pudieran cumplirse
simultáneamente, se seguirá el orden de su respectiva gravedad
para su cumplimiento sucesivo (art. 75 del CP).

2.4.1. Límite de la acumulación material de las penas

El límite máximo de cumplimiento efectivo de la condena no puede


exceder del triple del tiempo de la más grave de las penas y en
ningún caso puede exceder de 20 años (art. 76.1 del CP).
Esta limitación se aplica aunque las penas se hayan impuesto en
distintos procesos cuando lo hayan sido por hechos cometidos antes
de la fecha en que fueron enjuiciados los que, siendo objeto de
acumulación, lo hubieran sido en primer lugar (art. 76.2).

A) Excepciones:

1. Puede llegar hasta los 25 años si el sujeto ha sido


condenado por dos o más delitos y alguno de ellos está
castigado por la ley con pena de prisión de hasta 20 años [art.
76.1.a)].
2. Hasta los 30 años, cuando el sujeto ha sido condenado por
dos o más delitos y alguno de ellos está castigado con pena
de prisión superior a 20 años [art .76.1.b)].
3. Hasta 40 años cuando el sujeto ha sido condenado por dos
o más delitos, y al menos dos de ellos están castigados con
pena superior a 20 años [art. 76.1.c)].
4. Hasta 40 años si el sujeto ha sido condenado por dos o más
delitos de terrorismo y alguno de ellos tiene prevista una pena
de prisión superior a 20 años [art. 76.1.d)].
5. Si el sujeto ha sido condenado por dos o más delitos, y al
menos uno de ellos está castigado con la pena de prisión
permanente revisable, hay que estar a lo dispuesto en los arts.
92 y 78 bis del CP que establecen reglas especiales para la
suspensión de la ejecución de la pena y la progresión a tercer
grado de la pena de prisión permanente revisable.

IV. CONSECUENCIAS ACCESORIAS

1. EL DECOMISO

1.1. Concepto

Constituye una consecuencia accesoria a la pena que tiene como


finalidad evitar el enriquecimiento ilícito de las personas y
organizaciones afectando a los efectos, instrumentos del delito y las
ganancias obtenidas ilícitamente.
— El decomiso doloso (art. 127 del CP) abarca:

1. Los efectos que provengan del delito.


2. Los bienes, medios o instrumentos con que se haya preparado
o ejecutado.
3. Las ganancias provenientes del delito, cualesquiera que sean
las transformaciones que hayan podido experimentar.

— Se podrá acordar el decomiso para los delitos imprudentes que


prevean en la ley una pena privativa de libertad superior a un año
(art. 127.2).
— Si no fuera posible el decomiso de los bienes señalados, se
acordará el decomiso de otros bienes por una cantidad que
corresponda al valor económico de los mismos, y al de las
ganancias que se hubieran obtenido de ellos. Igual se procederá si
el valor de lo decomisado es inferior al que tenían en el momento de
su adquisición.
— Si no fuera posible el decomiso en todo o en parte a causa de la
naturaleza o situación de los bienes, efectos o ganancias, o por
cualquier otra circunstancia, se podrá acordar el decomiso de otros
bienes incluso de origen lícito que pertenezcan a los criminalmente
responsables por un valor equivalente al de la parte no ejecutada
(art. 127 septies).
— Para garantizar la efectividad del decomiso, los bienes,
instrumentos y ganancias pueden ser aprehendidos o embargados y
puestos en depósito por la autoridad judicial desde el momento de
las primeras diligencias y el Juez puede resolver sobre su
realización anticipada o utilización provisional (art. 127 octies 1 y 2).
— Los bienes, instrumentos y ganancias decomisados por
resolución firme se adjudican al Estado salvo que deban destinarse
al pago de las indemnizaciones a las víctimas (art. 127 octies 3).
— Si los efectos o instrumentos son de lícito comercio y su valor no
guarda proporción con la naturaleza o gravedad de la infracción
penal, o se han satisfecho completamente las responsabilidades
civiles, puede el Juez o Tribunal no decretar el decomiso o
decretarlo parcialmente (art. 128 del CP).

1.2. Clases de decomiso

1.2.1. Decomiso ampliado (art. 127 bis del CP)

Consiste en el decomiso de los bienes, efectos y ganancias


pertenecientes a una persona condenada, por alguno de los delitos
que enumera, cuando se resuelva, a partir de indicios objetivos
fundados, que los bienes o efectos provienen de otra actividad
delictiva y no se acredite su origen lícito.
— Los delitos que dan lugar al decomiso ampliado son 18
categorías que van desde la trata de seres humanos y los relativos a
la prostitución y a la explotación sexual y corrupción de menores a
delitos contra el orden socioeconómico, contra la Administración
Pública, terrorismo y delitos de pertenencia a organización o grupo
criminal [127 bis 1. de la a) a la r)].
Se consideran indicios objetivos fundados que permiten entender
que los bienes proceden de otras actividades delictivas los
siguientes (art. 127 bis 2):

– La desproporción entre el valor de los bienes y efectos, y los


ingresos de origen ilícito de la persona condenada.
– La ocultación de la titularidad de cualquier poder de disposición
sobre los bienes, o mediante la utilización de personas físicas o
jurídicas o entes sin personalidad jurídica interpuestos, o
paraísos fiscales o territorios de nula tributación que oculten o
dificulten la determinación de la verdadera titularidad de los
bienes.
– La transferencia de los bienes o efectos mediante operaciones
que dificulten o impidan su localización o destino y que carezcan
de una justificación legal o económica válida.

1.2.2. Decomiso sin sentencia condenatoria (art. 127 ter del CP)

Se puede acordar el decomiso aunque no haya sentencia


condenatoria cuando la situación patrimonial ilícita quede acreditada
en un proceso contradictorio y se trate de alguno de los supuestos
siguientes:

1. Que el sujeto haya fallecido o sufra una enfermedad crónica


que impida su enjuiciamiento y exista el riesgo de que puedan
prescribir los hechos.
2. Que el sujeto se encuentre en rebeldía y ello impida que los
hechos puedan ser enjuiciados dentro de un plazo razonable.
3. Que no se le imponga pena por estar exento de
responsabilidad criminal o por haberse extinguido.

— Este decomiso sólo puede dirigirse contra quien haya sido


formalmente acusado o contra el imputado con relación al que
existan indicios racionales de criminalidad cuando las situaciones
anteriores hubieran impedido la continuación del procedimiento
penal.

1.2.3. Decomiso de bienes transferidos a terceras personas (art. 127


quáter del CP)

Se puede acordar el decomiso de los bienes, efectos y ganancias


que proceden de la comisión de un delito aunque se hayan
transferido a terceras personas, o de un valor equivalente a los
mismos en los siguientes casos:

1. En el caso de los efectos y ganancias, cuando los hubieran


adquirido con conocimiento de que proceden de una actividad
ilícita o cuando una persona diligente habría tenido motivos para
sospechar, en las circunstancias del caso, su origen ilícito.
2. En caso de otros bienes, cuando los hubieran adquirido con
conocimiento de que de este modo se dificultaba su decomiso o
cuando una persona diligente habría tenido motivos para
sospechar, en las circunstancias del caso, que de ese modo se
dificultaba su decomiso.

— Se presume, salvo prueba en contrario, que un tercero ha tenido


motivos para sospechar que se trataba de bienes procedentes de
una actividad ilícita o que eran transferidos para evitar su decomiso,
cuando los bienes o efectos le hubieran sido transferidos a título
gratuito o por un precio inferior al real del mercado.

1.2.4. Decomiso de bienes, efectos y ganancias provenientes de la


actividad delictiva previa del condenado (art. 127 quinquies del
CP)

Se puede acordar el decomiso de bienes, efectos y ganancias


provenientes de la actividad delictiva previa del condenado, cuando
se cumplan, cumulativamente, los siguientes requisitos:
1) Que el condenado lo sea por alguno de los delitos del art. 127
bis 1: 18 categorías que van desde la trata de seres humanos y
los relativos a la prostitución y a la explotación sexual y
corrupción de menores a delitos contra el orden socioeconómico,
contra la Administración Pública, terrorismo y delitos de
pertenencia a organización o grupo criminal [127 bis 1 de la a) a
la r)].
2) Que el delito se haya cometido en el contexto de una actividad
delictiva previa y continuada entendiendo por tal (art. 127
quinquies 2):

– Que sea condenado o lo haya sido en el mismo


procedimiento por tres o más delitos de los que se haya
derivado un beneficio económico o por un delito continuado
que incluya al menos tres infracciones penales de las que se
haya derivado un beneficio.
– Que en el período de seis años anterior al momento en el
que se inicia el procedimiento hubiera sido condenado por dos
o más delitos de los que se haya derivado un beneficio
económico o por un delito continuado que incluya al menos
dos infracciones penales de las que se haya derivado un
beneficio.

3) Que existan indicios fundados (los mismos que los del


decomiso ampliado, art. 127 bis 2) de que una parte relevante del
patrimonio del penado procede de una actividad delictiva previa
de la que el sujeto haya obtenido un beneficio superior a los
6.000 euros.

— Para aplicar esta modalidad de decomiso se establecen una serie


de presunciones (art. 127 sexies):

1. Se presume que todos los bienes adquiridos por el condenado


dentro del período de tiempo que se inicia seis años antes de la
fecha de apertura del procedimiento penal proceden de su
actividad delictiva.
2. Se presume que todos los gastos realizados durante el penado
durante el período de tiempo a que se refiere el párrafo primero
del número anterior, se pagaron con fondos procedentes de su
actividad delictiva.
3. Se presume que todos los bienes fueron adquiridos libres de
cargas.

2. CONSECUENCIAS ACCESORIAS APLICABLES A EMPRESAS Y


ORGANIZACIONES SIN PERSONALIDAD JURÍDICA (ART. 129 DEL CP)

En el caso de delitos cometidos en el seno, con la colaboración, a


través o por medio de empresas, organizaciones, grupos o cualquier
otra clase de entidades o agrupaciones que carecen de
personalidad jurídica (a las que por tanto no se les puede atribuir
responsabilidad penal con base en el art. 31 bis del CP) el Juez o
Tribunal puede acordar una o varias consecuencias accesorias a la
pena que corresponda al autor del delito con el contenido previsto
en las letras c) a g) del apartado 7 del art. 33 del CP que establece
las penas aplicables a las personas jurídicas [exceptuando la multa
por cuotas o proporcional —art. 33.7.a)— y la disolución de la
persona jurídica —art. 33.7 b)—] y que son las siguientes:
suspensión de actividades, clausura de locales, prohibición de
realizar en el futuro actividades, inhabilitación para obtener
subvenciones y ayudas públicas y para contratar con el sector
público e intervención judicial.
— Requisitos:

1. Estas consecuencias sólo pueden aplicarse en los casos en


los que el Código lo prevea expresamente (sistema de numerus
clausus).
2. Sólo pueden acordarse cuando se ha individualizado la
responsabilidad de una persona física (son accesorias a la pena
que corresponda al autor del delito) y siempre que el delito se
haya cometido en el seno, con la colaboración, o utilizando
dichas empresas y organizaciones.
3. Pueden acordarse por el Juez Instructor como medida cautelar
durante la instrucción de la causa.

3. CONSECUENCIA ACCESORIA DE TOMA DE MUESTRAS BIOLÓGICAS Y


REALIZACIÓN DE ANÁLISIS DE ADN A CONDENADOS POR
DETERMINADOS DELITOS GRAVES (ART. 129 BIS DEL CP)

El Juez o Tribunal pueden acordar la toma de muestras biológicas y


la realización de análisis para la obtención de identificadores de
ADN e inscripción de los mismos en la base de datos policial
únicamente con la finalidad de proporcionar información genética
que revele la identidad de la persona y su sexo con los siguientes
requisitos:

1. Si se trata de condenados por la comisión de un delito grave


contra la vida, la integridad de las personas, la libertad, la libertad
o indemnidad sexual, de terrorismo, o cualquier otro delito grave
que conlleve un riesgo grave para la vida, la salud o la integridad
física de las personas.
2. Que de las circunstancias del hecho, antecedentes, valoración
de su personalidad o de otra información disponible pueda
valorarse que existe un peligro relevante de reiteración delictiva.
3. Si el afectado se opone a la recogida de las muestras, puede
imponerse su ejecución forzosa mediante el recurso a las
medidas coactivas mínimas indispensables para su ejecución que
deben ser proporcionadas y respetuosas de su dignidad.
TEMA 4
LA RESPONSABILIDAD PENAL Y LA
RESPONSABILIDAD CIVIL DERIVADA
DE LOS DELITOS

I. LA RESPONSABILIDAD PENAL
— Son responsables criminalmente de los delitos los autores y los
cómplices [art. 27 del Código Penal (CP)].

1. LA AUTORÍA

1.1. Concepto de autor

— El autor es quien tiene el dominio del hecho, quien estructura y


controla el proceso que se dirige a la producción del delito, aunque
no participe materialmente en su ejecución.

1.1.1. Concepto estricto de autor

— Son autores quienes realizan el hecho por sí solos,


conjuntamente, o por medio de otro del que se sirven como
instrumento (art. 28 del CP).
— En esta definición del Código se enumera a quienes son
propiamente autores:

1) El autor individual (quien realiza el hecho por sí solo).


2) El coautor (quien realiza el hecho conjuntamente con otro).
3) El autor mediato (quien realiza el hecho por medio de otro de
quien se sirve como instrumento).

— El autor tiene responsabilidad autónoma al realizar el hecho


descrito como delito, en cambio, los partícipes están sometidos al
principio de accesoriedad de la participación respecto al hecho del
autor, respondiendo únicamente si el autor ha cometido un hecho
típico y antijurídico. Por eso la responsabilidad del partícipe deriva
de la comisión de un hecho principal por el autor.

1.1.2. Concepto amplio de autor

— No son autores, pero la ley los considera tales a efectos de


responsabilidad penal. Esto es, a pesar de ser materialmente
partícipes, su participación es tan relevante que van a recibir, en
principio, la misma pena que el autor.
— «También serán considerados autores», art. 28:

1) El inductor (quien induce directamente a otro a ejecutar el


hecho).
2) El cooperador necesario (quien coopera en la ejecución de un
hecho con un acto sin el cual no se habría ejecutado).

1.2. Clases de autores

1.2.1. Autor directo individual

— Es la primera que define el art. 28 cuando afirma que es autor


«quien realiza el hecho por sí solo», esto es, quien personal e
individualmente realiza el hecho típico sin la intervención de ninguna
persona más.
— El autor directo comete el delito mediante la ejecución de los
actos típicos, por lo que tiene el dominio del hecho y dirige la
conducta típica hacia la realización del delito.
1.2.2. Coautor

— Es quien realiza el hecho conjuntamente con otro u otros (art.


28).
— Se requiere la intervención de al menos dos personas que se
concierten para cometer el delito conjuntamente y que realicen
aportaciones que causal y objetivamente se dirijan a la consecución
del delito.
— Así pues, los requisitos de la coautoría son:

1) El concierto o acuerdo previo con el resto de los coautores


para la comisión del hecho (elemento subjetivo).
2) La intervención de todos los coautores con una aportación
(concertada con el resto) que sea causalmente determinante en
la realización del hecho que constituye el fin acordado
conjuntamente (elemento objetivo).
Esa aportación no tiene que implicar necesariamente la
realización de la conducta típica (por ejemplo, matar, en el
homicidio) sino una intervención en la fase ejecutiva [como
sostiene ya el Tribunal Supremo (TS)] que sea decisiva para la
comisión del hecho (por ejemplo, bloquear toda salida a la
víctima para que no pueda escapar).

— Si hay un exceso, esto es, si algún coautor realiza algún hecho


que está fuera del acuerdo alcanzado con el resto de coautores,
sólo se imputará a quien lo haya realizado (por ejemplo, acuerdo
previo para realizar un robo en casa habitada en el curso del cual
uno de los coautores consuma un delito de violación).

1.2.3. Autor mediato

— Es quien realiza el hecho por medio de otro del que se sirve


como instrumento (art. 28).
— El autor mediato ejecuta el delito utilizando a otra persona (el
denominado autor inmediato) que sin conocer su intervención en los
hechos, realiza algunos o todos los que constituyen la conducta
típica.
— El autor mediato es el auténtico autor porque es quien tiene el
control, el dominio del hecho del que carece quien lo ejecuta
materialmente (por ejemplo, quien en la comisión de un delito de
tráfico de drogas introduce en la maleta de un turista, sin su
conocimiento, un kilo de cocaína; es el turista el que «trafica» con la
droga, al trasladarla de un país a otro, aunque desconozca la
realización de la conducta de tráfico).
— Casos de autoría mediata:

1) Utilización de una persona (autor inmediato) en la que


concurre un supuesto de ausencia de acción. Por ejemplo, quien
empuja al pasar a una persona para que ésta caiga sobre un
ciclista que, a su vez, caerá en la carretera y será atropellado.
2) Utilización de una persona que actúa sin dolo porque
desconoce que la conducta que realiza constituye una conducta
típica (suministrar a un enfermo a quien se cuida el medicamento
que proporcionó su hijo para los casos de crisis cardíacas,
desconociendo la intolerancia del paciente al compuesto y la
consiguiente reacción alérgica que conducirá a su muerte). El
autor mediato utiliza a una persona que está en un error de tipo
invencible (preexistente o bien generado por él por desconocer
que la conducta que realiza es típica); o bien en un error
invencible de prohibición por desconocer su carácter ilícito.
3) Utilización de una persona que actúa al amparo de una causa
de justificación (el autor mediato provoca a una persona para que
ataque al autor inmediato y que éste, al defenderse
legítimamente, mate al agresor).
4) Utilización de una persona (autor inmediato) para cometer el
delito que actúa sin culpabilidad por ser un inimputable (un menor
de edad o una persona que padece una anomalía o alteraciones
psíquicas). El autor se aprovecha de situaciones de
inimputablidad preexistentes, aunque también cabe la autoría
mediata cuando se genera intencionadamente en el autor
inmediato un estado determinado de inimputabilidad con la
finalidad de utilizarle para la comisión de un delito (por ejemplo,
se le emborracha).

2. LA PARTICIPACIÓN

2.1. Concepto de participación

— El art. 27 del CP afirma que son responsables de los delitos y de


las faltas los autores y los cómplices.
— En el art. 29 del CP se regula la complicidad que define como la
cooperación a la ejecución del hecho con actos anteriores o
simultáneos.
— También son partícipes, como ya se vio, aunque a efectos
punitivos se les considere autores, el inductor y el cooperador
necesario (art. 28 del CP).
— De manera que el partícipe es la persona que sin reunir los
requisitos del autor, interviene en la ejecución del hecho delictivo
con actos anteriores o simultáneos al mismo.

2.2. Requisitos de la participación

1) La participación es dependiente de la autoría conforme al


principio de accesoriedad.

— De manera que la responsabilidad del partícipe está en


función de la del autor que tiene que haber realizado un hecho
típico y antijurídico (accesoriedad limitada) para que puedan
responder los partícipes, aunque luego él quede personalmente
exento de responsabilidad por ausencia de imputabilidad o
culpabilidad. Así, si el autor realiza un hecho permitido, por
ejemplo, unas lesiones en legítima defensa, no responde él, y
tampoco los partícipes. En cambio, si el hecho es típico y
antijurídico sí responden los partícipes aunque el autor sea un
menor de edad (inimputable).
— En los delitos especiales, si en el partícipe no se reúnen las
condiciones típicas que requiere el autor (por ejemplo, el partícipe
no es pariente de la víctima en un delito de maltrato en el ámbito
familiar), o, como dice el art. 65.3 del CP, no reúne «las
condiciones, cualidades o relaciones personales que
fundamentan la culpabilidad del autor», los Jueces o Tribunales
podrán imponer al inductor y al cooperador necesario la pena
inferior en grado a la señalada por la ley para el delito de que se
trate.

2) La participación es dolosa.

— El partícipe tiene que realizar la contribución a la comisión del


hecho delictivo que realiza el autor con conocimiento y voluntad
de auxiliar a éste en la ejecución. Su voluntad se dirige a la
intervención en la ejecución del hecho típico con pleno
conocimiento de que su contribución supone una colaboración en
el hecho doloso realizado por el autor.
— No cabe la participación imprudente en un delito doloso (el
partícipe imprudente no actúa con la finalidad de colaborar en el
delito). Tampoco cabe la participación dolosa en un delito
imprudente (porque el partícipe no puede saber si su aportación
contribuirá a la comisión del delito).
— Si varias imprudencias relacionadas confluyen en la comisión
de un delito, se imputa a cada interviniente la autoría de un delito
imprudente, siempre que el resultado haya tenido lugar por la
infracción de diversas normas de cuidado por parte de cada
interviniente.

3) La participación es la intervención en la ejecución cooperando


con el hecho realizado por el autor.
— La aportación de cada partícipe tiene que suponer una
cooperación real al hecho, por ser idónea para favorecer la
comisión del delito y, por tanto, útil según el plan del autor.

4) La participación es la intervención en la ejecución con actos


anteriores o simultáneos.

— El partícipe interviene antes o durante la comisión del hecho


delictivo, auxiliando al autor para que lleve a cabo su propósito
criminal. Las formas de intervención en el hecho posteriores a la
consumación constituyen un delito de encubrimiento, delito
autónomo contra la Administración de Justicia tipificado en el art.
451 del CP. No son modalidades de participación.

2.3. Modalidades de participación

2.3.1. El inductor

— El art. 28 del CP define al inductor como aquel que induce a otro


u otros a ejecutar el hecho. La inducción es determinar a otra
persona a que cometa un hecho delictivo que no había pensado
realizar antes de la intervención del inductor, esto es, hacer nacer en
otra persona la decisión de delinquir sin participar materialmente en
su comisión (por ejemplo, ofreciendo una suma de dinero para que
se realice el delito).
— Aunque el inductor es un partícipe (y, por tanto, su
responsabilidad es accesoria de la del autor), va a recibir la misma
pena que el autor del hecho porque el CP considera que su
contribución es tan importante que merece el mismo castigo que el
autor.
— Al ser materialmente un partícipe, si el inducido no realiza el
hecho delictivo (típicamente antijurídico) en calidad de autor, no se
puede derivar responsabilidad penal para el inductor ya que su
responsabilidad está condicionada a la del autor (teoría de la
accesoriedad de la participación). Únicamente podría haber
responsabilidad penal en el caso de que el autor no inicie la
ejecución del hecho, si está prevista de forma específica la punición
de los actos preparatorios (la proposición y la provocación para
cometer el hecho delictivo son modalidades de inducción no seguida
de la ejecución del delito, es decir, tentativas de inducción).

A) Los requisitos de la inducción:

a) Tiene que ser concreta, es decir, dirigida de forma específica a


que el inducido cometa un hecho delictivo determinado.
— En el caso de exceso, es decir, cuando el autor realiza un
hecho más grave que el que le propuso el inductor, se distingue
entre:

– Un exceso cualitativo, cuando se realiza otro delito distinto


de aquel que se propuso (además de un asesinato, una previa
violación), y
– un exceso cuantitativo cuando se realiza el mismo delito
pero con
otros medios u otra modalidad comisiva que acrecienta su
gravedad.

— En el primer caso el inductor no responde por el exceso y en


el segundo, siempre que no cambie la naturaleza del delito,
podría imputársele la mayor gravedad a título de dolo eventual o
imprudencia si es el caso.
b) Tiene que dirigirse a una persona determinada y concreta, es
decir, tiene que ser directa.
c) Tiene que ser el motivo que decida al autor material a la
ejecución del hecho delictivo, o, lo que es lo mismo, tiene que ser
determinante de la decisión de delinquir que previamente a la
intervención del inductor no se había planteado.
d) Tiene que ser eficaz. Por tanto, el inducido tiene que haber
comenzado la comisión del delito para que la punibilidad del
inductor sea posible.
e) Tiene que ser dolosa. El inductor tiene que actuar con la
intención de convencer al inducido y determinarle a la comisión
de un tipo de delito concreto.
— A través de la exigencia legal de que la inducción sea
«directa» se rechaza la inducción en cadena, es decir, la
posibilidad de incriminar como inducción el hecho de inducir a
otro para que éste induzca a su vez a otra persona a ejecutar un
hecho. El Código dice que la inducción ha de ser directa, luego el
inductor del inductor sólo induce directamente a una inducción,
no al delito ejecutado, y esto no cabe en la literalidad del art.
28.a) del CP que exige que se induzca a ejecutar un hecho
principal. Podría castigarse al inductor del inductor como
cooperador necesario o como cómplice (como así entiende la
jurisprudencia).

2.3.2. El cooperador necesario

— El CP distingue dos clases de cooperación en la ejecución del


hecho: la necesaria, que recibe la misma pena que la autoría, y la
complicidad.
— El art. 28.b) del CP define la cooperación necesaria como la
cooperación a la ejecución de un hecho con un acto sin el cual no se
habría ejecutado y la complicidad (art. 29 del CP) como la
cooperación en la ejecución del hecho con actos anteriores o
simultáneos.

A) Requisitos:

a) Como toda modalidad de participación en el delito y al igual


que la cooperación no necesaria, tiene que suponer una
intervención en la ejecución con actos anteriores o
simultáneos, tiene que ser dolosa y útil con relación a la
ejecución del delito de forma que favorezca la ejecución.
b) El elemento central de esta modalidad de cooperación es
justamente su calificación como necesaria (recibe la misma
pena que el autor) o no (se considera mera complicidad y
recibe una pena inferior en grado). Para decidir la importancia
de la cooperación se han utilizado distintos criterios:

1. La jurisprudencia utiliza la teoría de los bienes escasos,


según la cual se considera determinante que la aportación
que proporciona el partícipe sea difícil de obtener. No entra
a valorar si es imprescindible o no, en concreto o en
abstracto, sino si esa aportación es fácil o difícilmente
sustituible por otra, con independencia de que el hecho
hubiera podido o no ser cometido de otra manera. Así, si la
aportación del partícipe fue insustituible para el autor,
estamos ante un cooperador necesario (por ejemplo,
proporcionar los planos de un edificio, informar sobre el
lugar en el que se encuentran los sistemas de seguridad o
los horarios de las personas encargadas de la seguridad
privada); si, por el contrario, su aportación era fácilmente
reemplazable por otra (por ejemplo, proporciona un
vehículo para la fuga) estaríamos ante un cooperador no
necesario o cómplice. Se trata, entonces, de tener en
cuenta dos juicios sobre la escasez o abundancia del bien:
un juicio general, en primer lugar (por ejemplo, un cuchillo
de cocina es un bien abundante y una pistola escaso); y
otro en concreto (en determinados entornos una pistola
puede ser un bien abundante).
2. La jurisprudencia también utiliza el criterio de la
relevancia de la aportación entendiendo que si ésta es
decisiva para la comisión del delito, sin que ello suponga
que el partícipe tiene el dominio del hecho, dará lugar a una
cooperación necesaria.

2.3.3. El cómplice

— La complicidad se define en el art. 29 del CP: «Son cómplices los


que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a
la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos».
— El precepto comienza diciendo que el cómplice es quien no reúne
los requisitos necesarios para responder con base en el art. 28 del
CP porque ni es autor (en sus diversas modalidades) ni inductor ni
cooperador necesario. Por tanto, la complicidad se formula en
principio de manera subsidiaria, especialmente con relación al
cooperador necesario.
— Sin embargo, como forma de participación, tiene que reunir los
requisitos de ésta, no siendo suficiente cualquier tipo de aportación,
sino una que sea causal con respecto a la comisión del hecho
delictivo, es decir, que facilite o favorezca dicha comisión de
cualquier forma como, por ejemplo, asesorando al autor
(complicidad psíquica). También es posible la complicidad en
comisión por omisión, siempre que el partícipe esté en posición de
garante y su omisión contribuya, según la causalidad hipotética, a
favorecer o facilitar el delito.
— Además, la complicidad debe ser dolosa y anterior o simultánea
al hecho.

3. CAUSAS DE EXENCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL

— Además de las causas de exención de la imputabilidad (arts.


20.1.º, 20.2.º, 20.3.º) y las causas de exención de la culpabilidad
(arts. 20.5.º, 20.6.º y 14) explicadas en el Tema 2, el resto de causas
de exención de la responsabilidad penal que prevé el CP son las
siguientes:

3.1. El error de tipo (art. 14.1)

— En el delito doloso el autor tiene que actuar con conocimiento de


todos los elementos que configuran la infracción penal y con
voluntad de realización del hecho.

A) Concepto
— Es el desconocimiento o un conocimiento equivocado sobre un
elemento constitutivo de la infracción penal que impide apreciar el
dolo (por ejemplo, se desconoce que la maleta tiene droga y que,
por tanto, se está traficando), se excluye la responsabilidad penal
(art. 14.1).

B) Clases de error

a) El error es invencible cuando el autor del hecho, dadas las


circunstancias, no pudo salir de la situación de error en la que se
encontraba ni siquiera actuando con la diligencia debida.
b) El error es vencible si el autor hubiera podido advertir el error
de haber actuado con la diligencia debida. En este caso la
infracción será castigada en su caso como imprudente (siempre
que esté prevista la imprudencia para ese delito).

3.2. La legítima defensa (art. 20.4.º)

— Es una causa de justificación que exime de responsabilidad


cuando se presenta con todos sus requisitos.
— Si falta alguno de los requisitos no esenciales, cabe apreciarla
como eximente incompleta del art. 21.1 que conforme al art. 68
permite bajar la pena en uno o dos grados.
— Si falta la agresión ilegítima, que es el presupuesto de la legítima
defensa, no puede aplicarse ni como eximente completa, ni como
eximente incompleta.
— La legítima defensa exige un elemento subjetivo, que consiste en
el conocimiento de que se realiza un hecho constitutivo de delito
bajo su amparo. Si se desconoce la existencia de la agresión
ilegítima de que se es objeto, la causa de justificación no puede
aplicarse.

3.2.1. Ámbito de la legítima defensa


— La legítima defensa permite reaccionar para repeler el ataque
que sufre la persona o sus derechos, tanto propios como ajenos. Así
reza el art. 20.4 cuando afirma: «El que obre en defensa de la
persona o derechos propios o ajenos…».
— El art. 20.4 no establece limitación alguna en los bienes siempre
que se trate de bienes de la persona, incluyendo además todos sus
derechos, incluso aunque se trate de derechos ajenos (legítima
defensa de terceros).

3.2.2. Requisitos de la legítima defensa

A) Agresión ilegítima

— Consiste en una conducta humana que ponga en peligro (que


conlleve la probabilidad de lesión) a la persona o a sus derechos,
sin que sea necesaria la utilización de medios físicos de carácter
violento, ni la realización personal de la agresión (utilizando, p. ej. un
perro peligroso).
— No es necesario que quien realiza la conducta sea imputable, por
lo que también surge el derecho de defensa frente a
comportamientos de menores o personas con alguna clase de
trastorno mental.
— Esta conducta puede consistir en una acción y también en una
omisión (por ejemplo, el dueño de un perro que está agrediendo a
un tercero, no hace nada para evitar o detener el ataque).
— Si la agresión recae sobre los bienes o sobre la morada.
Limitaciones que establece el art. 20.4:

1. Tiene que ser una agresión constitutiva de delito (no es


suficiente cualquier clase de agresión).
2. El peligro de deterioro o pérdida inminentes tiene que ser
grave.
3. Si se trata de la morada o sus dependencias se considera
agresión ilegítima la entrada indebida en aquélla o éstas, pero no
el mantenimiento en la morada contra la voluntad del morador si
se ha entrado en ella con su consentimiento (modalidad que es
constitutiva de delito según el art. 202 que tipifica el allanamiento
de morada).

a) Requisitos de la agresión ilegítima

1. La agresión tiene que ser actual o inminente. Aunque éste no


es un requisito expreso (que no aparece como tal en la
regulación del CP), se desprende de la naturaleza de esta causa
de justificación.

– Para que la agresión sea inminente tiene que haber indicios


claros de que la agresión está próxima, sin necesidad de que
haya tentativa, ya que esperar supondría perjudicar las
posibilidades de defensa de quien es atacado. Este requisito
supone que la agresión y la defensa tienen que ser
contemporáneas.
– Si la agresión está completamente consumada, no es
posible ejercer legítimamente la defensa. La legítima defensa
requiere la posibilidad de que mediante la defensa se evite la
lesión o pueda cesar ésta.

2. La agresión ha de ser ilegítima, lo que excluye la posibilidad


de ejercer la defensa legítima si la agresión está justificada.

– La agresión es ilegítima cuando es contraria a Derecho, a


cualquier rama del ordenamiento jurídico (civil, mercantil,
penal, etc.). Porque lo cierto es que el CP sólo restringe este
requisito cuando se trata de la defensa de los bienes,
exigiendo que el ataque a los mismos sea delito, o de la
morada, exigiendo que constituya una entrada indebida.
– Con relación a la defensa de la persona y sus derechos, no
es preciso que la agresión constituya un tipo penal sino que
sea contraria al ordenamiento jurídico en su globalidad.
3. La agresión tiene que ser real.

– Si la agresión no es real, pero quien se defiende cree que lo


es por la existencia de un error, estamos ante una «legítima
defensa putativa». En este caso, la realidad de la agresión se
valora —ex ante—, situándose en el momento de la ejecución
de la acción, para determinar si cualquier persona en el lugar
del autor con los conocimientos que éste tenía y según las
circunstancias del caso concreto, hubiera o no considerado la
agresión real. Por esto, la jurisprudencia (y también la
doctrina) considera que basta con la creencia racional en la
realidad de la agresión para entender que se da ésta.

B) Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la


agresión
Este requisito de la legítima defensa impone una serie de
condiciones para que la exención de la responsabilidad penal sea
total.

a) En primer lugar, que la defensa sea necesaria como forma de


proteger a la persona y a sus derechos. Este requisito a su vez,
se descompone en dos partes:

1. La necesidad en abstracto que significa que la propia


defensa sea necesaria (frente a la agresión ilegítima de una
persona en completo estado de embriaguez, la defensa no es
necesaria, pues basta con esquivar a la persona para evitar la
agresión).
2. La necesidad en concreto, es decir, que sea preciso utilizar
el medio defensivo que en ese caso se utilizó para rechazar la
agresión (frente a agresiones mínimas —la procedente de un
niño pequeño— no es necesario utilizar determinados medios
de defensa —arma blanca—).
b) Que la necesidad sea racional. Significa que exista
proporcionalidad entre el bien jurídico atacado y el defendido, y
entre la forma de ataque y de defensa.

— Se valora si en el momento de la defensa —ex ante—


teniendo en cuenta la situación concreta, la situación personal
del agresor y el resto de las específicas circunstancias del
caso, la necesidad de la defensa y el medio se ajustaron o no
al criterio de la racionalidad. Para ello es preciso tener en
cuenta qué medios a su alcance tiene quien se defiende,
porque si únicamente cuenta con una posibilidad de defensa
de gran intensidad, no se le puede exigir que soporte inactivo
la agresión.
— Si se utiliza un medio que no respeta el criterio de la
racionalidad y se hace de forma consciente, teniendo otros
medios menos lesivos al alcance, hay un «exceso en la
legítima defensa» que supone la aplicación de una eximente
incompleta (art. 21.1) al faltar un requisito no esencial (la
racionalidad del medio empleado).

C) Falta de provocación suficiente por parte del defensor

— Quien se defiende carece del derecho de defensa si ha


provocado con su comportamiento la situación.

a) Requisitos

1. Provocar la agresión, esto es, realizar un comportamiento


voluntario que induce o motiva la agresión y que realiza la
persona que finalmente se defiende frente al ataque generado
por su provocación.
2. Que la provocación sea suficiente, que sea adecuada con
relación al tipo de agresión que genera (por ejemplo, un insulto
como forma de provocación no es adecuado para generar,
como respuesta, una agresión con un arma blanca de grandes
dimensiones).
3. La falta de provocación suficiente es la que proviene del
defensor. Por tanto, únicamente puede ejercitar la legítima
defensa la persona que recibe la agresión, pero no el que la ha
provocado. En el caso de que sea un tercero (legítima defensa
de terceros) tampoco puede ejercitar la legítima defensa
aunque la agresión no se dirija directamente contra él. Por
ejemplo, dos amigos (A y B) están juntos en un local y
comienzan a discutir acaloradamente con otra persona (C) que
también se encuentra en el mismo lugar. Uno de los dos
amigos (A) provoca suficientemente a la otra persona (C) que
reacciona agrediendo legítimamente a la persona que no le ha
provocado (B). Quien ha provocado (A) no puede defender
legítimamente a su amigo (B) que no ha hecho nada, porque
no estaría en situación de legítima defensa.

3.3. El estado de necesidad justificante (art. 20.5.º)

— El art. 20.5.º del CP define el estado de necesidad en el que se


contienen, según su naturaleza, dos clases distintas de estado de
necesidad:

1) El estado de necesidad justificante, cuando el mal que se


causa es de entidad inferior al que se evita.
2) El estado de necesidad exculpante, cuando el mal que se
causa es de la misma entidad que el que se evita.

3.3.1. Ámbito del estado de necesidad

— La ley no establece limitación alguna con respecto a los bienes


jurídicos que pueden lesionarse (salvo que la lesión debe ser
constitutiva de un tipo penal); de hecho, puede tratarse tanto de
cualquier bien jurídico, como de cualquier deber, lo que da lugar a
dos clases distintas de estado de necesidad: la que se basa en un
conflicto de bienes jurídicos y la que se basa en un conflicto de
deberes.
— Esta última se conoce como colisión de deberes y se refiere a los
casos en que concurre un deber de evitar un mal, pero para
cumplirlo nos vemos obligados a infringir otro deber (p. ej. para
cumplir con el deber de denunciar la comisión de un delito, se
infringe el deber de secreto en las comunicaciones).
— Cuando el bien jurídico en peligro es ajeno, estamos ante la
figura del auxilio necesario. En este caso hay un conflicto entre
bienes jurídicos de diversas personas y un tercero interviene
lesionando uno de ellos y salvando otro. Según la regulación del art.
20.5 del CP la persona que auxilia (ajena al conflicto) puede ser
cualquiera, incluso sin relación parental o vínculo alguno con quien
se encuentra en situación de necesidad.

3.3.2. Requisitos del estado de necesidad

A) La situación de necesidad

— El estado de necesidad requiere una situación de peligro


inminente, objetivo y real para intereses legítimos de alguien, que
sólo puede evitarse a través de la afección a intereses legítimos de
un tercero.
— Este requisito constituye el presupuesto de esta causa de
exclusión de la responsabilidad penal y sin él no es preciso aplicarla
ni como eximente completa, ni como eximente incompleta.

a) Requisitos de la situación de necesidad

1. Acción necesaria. La realización del mal o la infracción del


deber que da lugar a un hecho típico que se realiza para evitar
un mal a sí mismo o a un tercero, debe ser la única vía posible
de salvación del bien, de manera que no exista una forma
menos lesiva de evitar el mal inminente. Para valorar si la
acción es o no necesaria se acude a dos fases:
– La necesidad abstracta o valoración sobre si la acción
salvadora es objetivamente necesaria teniendo en cuenta la
situación existente que la generó y, en segundo lugar,
– la necesidad concreta o la valoración sobre si el medio
empleado para la realización de la acción salvadora es el
menos lesivo posible.

2. Elemento subjetivo. Quien actúa lesionando algún bien


jurídico o infringiendo algún deber tiene que conocer la
situación de peligro que le faculta a actuar para que la causa
de justificación pueda eximir de responsabilidad penal. No es
preciso que se encuentre en una situación psicológica de
conflicto (como, por ejemplo, en el caso de que corra peligro
su vida), ni que actúe con la finalidad de salvaguardar el bien
jurídico en peligro (ya que podría actuar por cualquier otro
motivo, incluso ilegítimo), es suficiente que obre con un
conocimiento correcto de la situación de necesidad y del
conflicto de bienes jurídicos.
3. El peligro inminente que amenaza al bien jurídico puede
provenir tanto de las fuerzas de la naturaleza (p. ej. un
incendio), como del comportamiento humano. En este último
caso el peligro puede provenir de la propia persona que está
en situación de peligro, de la persona que actúa, o del
comportamiento antijurídico de un tercero.

B) Que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar

— Que el mal que amenaza no sea mayor que el que se ocasiona


para evitar el primero. En este requisito expresa la única diferencia
entre el estado de necesidad justificante (males de la misma
entidad) y exculpante (se ocasiona un mal mayor que el que se
evita).
— La comparación no se realiza valorando únicamente la
importancia de los bienes jurídicos en conflicto (que permitiría
extirpar un riñón a una persona sin su consentimiento para salvar la
vida de otra) sino toda la situación y la forma en que se ocasiona el
mal. Se trata entonces de una valoración realizada desde un punto
de vista objetivo y social de la lesión del bien jurídico.

C) Que la situación de necesidad no haya sido provocada


intencionalmente por el sujeto

— Este requisito del art. 20.5 significa que quien ha colocado a otras
personas intencionalmente en situación de necesidad (o sus
deberes propios) no puede beneficiarse de la exención de
responsabilidad penal que supone actuar al amparo de esta norma.
— Provocar la situación de necesidad significa crear dolosamente la
situación de conflicto sabiendo que con ello se da lugar a una
situación de necesidad que supondrá la lesión de bienes jurídicos o
deberes para salvar otros.

D) Que el necesitado no tenga por su oficio o cargo obligación de


sacrificarse

— Este requisito se refiere a la obligación que tienen algunas


personas que desempeñan determinadas profesiones de soportar
un nivel de riesgo mayor (p. ej. bomberos, policías, etc.).
Consecuentemente, si no se cumple con la obligación jurídica que
deriva del ejercicio de la profesión y en un estado de necesidad (p.
ej. un incendio) se lesiona un bien jurídico o se incumple un deber
para evitar un mal propio o ajeno, no puede desplegar sus efectos la
justificación completa.
— Es una obligación objetiva, no moral o ética, que establece lo que
jurídicamente se le puede exigir a un sujeto con carácter general en
razón al oficio, la profesión o el cargo que desempeña.
— También es una obligación relativa ya que su contenido jurídico
depende asimismo de la concreta situación.

3.4. El cumplimiento de un deber y el ejercicio legítimo de un


derecho, oficio o cargo (art. 20.7.º)
— En esta causa de justificación el conflicto tiene lugar entre el
deber impuesto por el Derecho de realizar un hecho previsto como
delito o la facultad que confiere el Derecho de realizarlo, y el bien
jurídico afectado a consecuencia del cumplimiento de ese deber o
del ejercicio de esa facultad.
— El conflicto se resuelve a favor del deber o derecho que se
reconoce en la norma no penal, puesto que así lo dice claramente el
art. 20.7 del CP que declara exento de responsabilidad penal a
quien obra en cumplimiento de un deber o en ejercicio legítimo de
un derecho, oficio o cargo.
— En la aplicación de esta causa de justificación es decisiva, por
tanto, la remisión a la normativa que regula el ejercicio de las
distintas profesiones o cargos públicos (normativa laboral,
administrativa, etc.) para determinar si se actúa dentro de las
competencias o atribuciones jurídicas que el Derecho concede.

3.4.1. Cumplimiento de un deber

— Consiste en la existencia de un deber de carácter jurídico que en


la situación concreta es preciso cumplir, y cuyo contenido específico
obliga a lesionar un bien jurídico determinado.
— Esta causa de justificación se aplica habitualmente a la actuación
en el ejercicio de cargos públicos como funcionarios de prisiones,
Jueces, Magistrados, Fiscales, fuerzas de orden público o
superiores jerárquicos respecto a sus subordinados en el orden
militar. Pero también hay casos en los que el deber de actuar se
establece para particulares, como por ejemplo, el deber de declarar
como testigo en cuyo cumplimiento se pueden realizar
manifestaciones o imputaciones lesivas del honor que constituirían
injuria o calumnia si no estuviesen amparadas por esta norma.

A) El deber de uso de la fuerza por parte de la autoridad o sus


agentes encargados de la seguridad ciudadana
— Se hace mención específica a este supuesto porque es uno de
los más aplicados en la práctica de los Tribunales. Este deber se
rige por la LO de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (LOFCS) [art.
5.2.ºd)].

a) Necesidad racional de la violencia


Es el presupuesto de aplicación de esta causa de justificación
que impide acudir a ella (ni siquiera en su modalidad incompleta)
cuando el uso de la violencia no es necesario por existir otros
medios no violentos para solventar la situación.
Consiste en la existencia de un mal grave, inmediato e
irreparable que se concreta en:

1. Un riesgo racionalmente grave para su vida, su integridad


física o la de terceras personas o,
2. que se den circunstancias que puedan suponer un grave
riesgo para la seguridad ciudadana.

Si hubiera un error invencible sobre la situación que permite el


uso de armas, podría fundamentarse una exención de la
responsabilidad con base en el art. 14 del CP.
b) Que se actúe de conformidad con «los principios de
congruencia, oportunidad y proporcionalidad en la utilización de
los medios a su alcance» [art. 5.2.ºc) de la LOFCS].
Consiste en la adecuación de la violencia a la entidad del hecho
que impide justificar la violencia excesiva y no proporcional al
hecho que la motivó (la desproporcionalidad podría dar lugar a
una eximente incompleta si concurren el resto de requisitos).

3.4.2. Ejercicio legítimo de un derecho

— El ejercicio de un derecho reconocido por la ley faculta la lesión


de un bien jurídico determinado.
— Para que el ejercicio de un derecho exima de responsabilidad,
debe ejercerse de forma legítima, esto es, dentro de los límites que
señala la ley.
— Si se ejercita un derecho fuera de los cauces legales, no puede
aplicarse la exención de responsabilidad. Es el propio CP en el art.
455 el que castiga la realización arbitraria del propio derecho: «el
que, para realizar un derecho propio, actuando fuera de las vías
legales, empleare violencia, intimidación o fuerza en las cosas, será
castigado con la pena de multa de seis a 12 meses».

A) Supuestos específicos

a) El ejercicio del derecho de corrección


En el ejercicio de este derecho pueden afectarse bienes jurídicos
como la libertad de obrar, la libertad ambulatoria o la intimidad.

– La Ley 54/2007, de Adopción Internacional (LAI) ha


procedido a derogar la regulación expresa del derecho de
corrección [art. 154 del Código Civil (CC)] que contemplaba el
derecho de padres y tutores de corregir razonable y
moderadamente a hijos no emancipados o pupilos menores o
incapaces bajo su patria potestad o tutela siempre que
estuviese guiado de una finalidad educativa.
– La supresión de la regulación expresa del derecho de
corrección tiene como finalidad excluir la posibilidad de usar la
violencia con fines educativos para proteger la integridad física
y psicológica de los menores. Hoy en día, la tipificación de la
violencia física y el trato degradante en el ámbito familiar (arts.
153 y 173 del CP) circunscriben el derecho de corrección de
los padres a la utilización de la palabra, vetando que el castigo
corporal pueda quedar al amparo del derecho de corrección,
negando los Tribunales españoles la posibilidad de que los
padres puedan utilizar los actos físicos salvo los que al amparo
del principio de intervención mínima se consideren actos
correctivos de intensidad leve por no causar lesión y realizarse
sin la utilización de instrumento alguno (principio de
insignificancia), como un azote o un cachete.
– Por tanto, este derecho se mantiene indisolublemente ligado
al deber de los padres de educar, que sigue contemplando el
art. 154 del CC como uno de los deberes y facultades
integrantes de la patria potestad que según dicha disposición
debe ejercerse «siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo
con su personalidad, y con respeto a su integridad física y
psicológica». Y que aparece además vinculado a la obligación
de los hijos de «obedecer a sus padres mientras permanezcan
bajo su potestad y respetarles siempre» (art. 155 del CC).
– La lesión al resto de bienes jurídicos que pueden verse
comprometidos al amparo del derecho de corrección sólo
podrá justificarse si es moderada, razonable y se realiza con
finalidad educativa.

b) Las lesiones o afecciones a otros bienes jurídicos que tienen


lugar en el ejercicio de determinadas actividades deportivas
(carreras de coches o motos) están permitidas (justificadas) si se
respetan las reglas que disciplinan el ejercicio de estas
actividades.

3.4.3. Ejercicio legítimo de un oficio o cargo

— El ejercicio de determinadas profesiones como la de maestro,


médico o abogado, puede suponer también la realización de
determinados hechos típicos que podrían afectar bienes jurídicos
como la libertad ambulatoria, la salud e integridad física, la intimidad
o el honor y que podrían dar lugar a delitos de detenciones ilegales,
injurias, contra la intimidad o contra la salud.
— Estos hechos están justificados si el ejercicio del oficio o el cargo
se desempeña de forma legítima, esto es, respetando las reglas que
lo disciplinan.

A) Los supuestos más habituales en los que se alega el ejercicio


legítimo de un derecho como causa de justificación:
a) El ejercicio de la abogacía, en el que, y al amparo de la
defensa del cliente, se pueden realizar manifestaciones que
afecten al honor o a la intimidad de los particulares que están
justificadas si son necesarias para el ejercicio de la defensa.
b) El ejercicio de la profesión médica en cuyo transcurso se
pueden producir lesiones de toda índole e incluso la muerte del
paciente. Todas estas afecciones se justifican si la profesión se
ejerce dentro de lo que marca la lex artis, es decir, las reglas que
prescriben el ejercicio de una determinada práctica médica que
incluyen el consentimiento informado del paciente (salvo estado
de necesidad o tratamiento coactivo en supuestos de vacunación
obligatoria por epidemia o caso similar) y la realización diligente
de la actividad, que se vincula con la capacidad de su ejercicio, la
correcta información y preparación previa y la ejecución
cuidadosa de actividades peligrosas que en caso de
incumplimiento puede dar lugar a un delito imprudente por
impericia o negligencia profesional.

II. LA RESPONSABILIDAD CIVIL

1. CONCEPTO

— Consiste en la obligación de reparar los daños y perjuicios


ocasionados por la ejecución de un hecho previsto como delito (art.
109.1 del CP).
— Es una responsabilidad de naturaleza civil, ya que no tiene
carácter retributivo ni preventivo como la pena. Como forma de
responsabilidad civil extra contractual, deriva de la comisión de un
hecho constitutivo de delito.
— Los Jueces y Tribunales tienen que establecer razonadamente
en sus resoluciones las bases en las que se fundamenta la cuantía
de la responsabilidad civil, que puede fijarse en la misma resolución
o en el momento de la ejecución (art. 115 del CP).
2. DIFERENCIAS CON LA RESPONSABILIDAD PENAL

1. La responsabilidad civil puede transmitirse a terceras personas


que responderán del daño patrimonial y/o moral causado por el
responsable penal, son los denominados responsables civiles
subsidiarios (art. 120 del CP). En cambio, la responsabilidad penal
es personal y ninguna otra persona que no sea el condenado puede
cumplir la pena impuesta.
2. La responsabilidad civil es independiente de la responsabilidad
penal. De manera que si la comisión del hecho previsto como delito
no ocasiona daño alguno, se responderá penalmente, pero no
civilmente. Pero también hay casos en los que existe
responsabilidad civil por un hecho constitutivo de delito sin
responsabilidad penal. Por ejemplo, no responde civilmente quien
ha ocasionado una lesión a un tercero en una situación de estado
de necesidad, pero sí responde civilmente el tercero en cuyo favor
se ha realizado el mal (art. 118.1.3.ª del CP).
3. La responsabilidad civil no está en función de la gravedad del
delito cometido, sino de los daños patrimoniales y morales
ocasionados como consecuencia de su comisión. Así, un delito de
carácter leve puede generar una elevadísima responsabilidad civil
(por ejemplo, una imprudencia leve que genera unos daños
medioambientales incalculables) y, por el contrario, uno de carácter
grave una responsabilidad civil mínima o incluso inexistente (por
ejemplo, una tentativa de asesinato sin daño alguno para la víctima).
4. La responsabilidad civil puede asegurarse. Por ejemplo,
imprudencias médicas.

3. CONTENIDO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL (ART. 110 DEL CP)

— La responsabilidad civil comprende:

1. La restitución.
2. La reparación del daño.
3. La indemnización de perjuicios morales y materiales.

— La restitución consiste en la devolución del bien siempre que sea


posible, abonando los deterioros o menoscabos que se hayan
ocasionado. La restitución tiene lugar aunque el bien esté en poder
de un tercero que lo haya adquirido de buena fe, dejando a salvo el
derecho de repetición contra quien corresponde y siempre que el
bien no sea irreivindicable (art. 111.1 y 2 del CP).
— La reparación del daño puede consistir en obligaciones de dar,
de hacer o de no hacer (art. 112 del CP).
— La indemnización de perjuicios materiales y morales comprende
los ocasionados al agraviado y también los causados a sus
familiares o terceros.
— Si la víctima ha contribuido con su conducta a la producción del
daño o perjuicio, los Jueces o Tribunales pueden moderar el importe
de la reparación o indemnización (art. 114 del CP).

4. RESPONSABLES CIVILES DE LOS DAÑOS PATRIMONIALES Y/O


MORALES OCASIONADOS POR EL DELITO

4.1. Responsabilidad civil directa

A) Todos los responsables criminales de un delito (autores y


cómplices) lo son también civilmente si del mismo se derivan daños
o perjuicios. Si hay dos o más responsables, los Jueces o Tribunales
deben señalar la cuota que corresponde a cada uno (art. 116.1 del
CP).
— La persona jurídica que es declarada responsable penalmente,
responde también civilmente de forma solidaria con las personas
físicas responsables criminalmente de los hechos (art. 116.3).
— Las reglas que rigen esta responsabilidad son las siguientes:

a) Los autores y los cómplices, cada uno dentro de su respectiva


clase, son responsables solidariamente entre sí por sus cuotas y
subsidiariamente por las correspondientes a los demás
responsables (art. 116.2).
b) La responsabilidad subsidiaria se hace efectiva primero en los
bienes de los autores, y después, en los de los cómplices.
c) El pago de la responsabilidad ya sea solidaria o subsidiaria de
las cuotas de los demás responsables del delito, deja a salvo la
repetición del que ha pagado por las cuotas correspondientes a
los demás.
d) La exención de responsabilidad criminal en los siguientes
casos no comprende la responsabilidad civil, que se guía por las
siguientes reglas establecidas en el CP:

1. Si se trata de una persona con una alteración mental o


trastorno mental transitorio (art. 20.1 º) o con alteraciones en la
percepción (art. 20.1.º), responden civilmente quienes los
tienen bajo su potestad o guarda legal o de hecho siempre que
haya mediado culpa o negligencia (art. 118.1.1.ª).
2. Si se trata de una persona en estado de intoxicación plena
por ingestión de alcohol o drogas (art. 20.1.2.º), también
responderá civilmente (art. 118.1.2.ª).
3. Si se actúa en estado de necesidad (art. 20.5.º) es
responsable civil directo la persona en cuyo favor se ha
precavido el mal (art. 118.1.3.ª).
4. Si quien actúa lo hace bajo miedo insuperable (art. 20.6.º),
responden quienes hayan causado el miedo y, en su defecto,
los que hayan ejecutado el hecho (art. 118.1.3.ª).
5. Si la exención de responsabilidad penal deriva de la
actuación en un error (art. 14), responden civilmente los
autores del hecho (art. 118.2).

B) Los aseguradores son responsables civiles directos hasta el


límite de la indemnización legalmente establecida o pactada, sin
perjuicio del derecho de repetición contra quien corresponda (art.
117 del CP).
4.2. Responsabilidad civil subsidiaria

— Si el responsable civil directo no puede hacerse cargo de la


responsabilidad civil, son responsables civiles en su defecto:

1) Los padres o tutores, por los daños y perjuicios causados por


los delitos cometidos por los mayores de 18 años sujetos a su
patria potestad o tutela y que vivan en su compañía, siempre que
haya por su parte culpa o negligencia (art. 120.1.º del CP).
2) Los padres, tutores, acogedores y guardadores legales o de
hecho de los menores de 18 años responden solidariamente con
él por los daños y perjuicios causados aun cuando no hubieran
favorecido la conducta del menor con dolo o imprudencia grave,
aunque en este caso se puede moderar su responsabilidad [art.
61.3 de la Ley 5/2000, reguladora la Responsabilidad Penal de
los Menores (LRPM)].
3) Las personas naturales o jurídicas titulares de editoriales,
periódicos, revistas, estaciones de radio o televisión o de
cualquier otro medio de difusión escrita, hablada o visual, por los
delitos cometidos utilizando los medios de los que sean titulares
(art. 120.2.º del CP).
4) Las personas naturales o jurídicas titulares de
establecimientos en los que se han cometido delitos por parte de
los que los dirijan, administren o de sus dependientes o
empleados, si se infringen reglamentos de policía o disposiciones
que estén relacionadas con el hecho punible (art. 120.3.º del CP).
5) Las personas naturales o jurídicas dedicadas a cualquier
género de industria o comercio, por los delitos que hayan
cometido sus empleados, representantes o gestores en el
desempeño de sus obligaciones (art. 120.4.º del CP).
6) Las personas naturales o jurídicas titulares de vehículos
susceptibles de crear riesgos para terceros por los delitos
cometidos en su utilización por sus dependientes, representantes
o personas autorizadas (art. 120.5.º del CP).
7) El Estado, la Comunidad Autónoma, la provincia, la isla, el
municipio y demás entes públicos cuando los responsables
penales sean autoridad, agentes y contratados o funcionarios
públicos en el ejercicio de sus cargos o funciones siempre que la
lesión sea consecuencia directa del funcionamiento de los
servicios públicos que les estuvieran confiados (art. 121 del CP).

4.3. Responsabilidad civil del partícipe a título lucrativo (art. 122 del
CP)

— Es la persona que ha participado de los efectos de un delito pero


no es responsable penal del mismo ni a título de autor, ni de
cómplice. Desconoce la procedencia ilícita del objeto o de la
ganancia del delito, pero se lucra de los mismos.
— Está obligado a la restitución de la cosa o al resarcimiento del
daño hasta la cuantía de su participación.
TEMA 5
LA RESPONSABILIDAD PENAL DE
LOS MENORES

I. INTRODUCCIÓN: LA EDAD COMO CRITERIO


JURÍDICO
— La edad del autor de un hecho descrito como delito adquiere
relevancia para determinar si se le aplica o no el régimen penal, y —
en caso afirmativo— qué sistema se le aplica.
— Tres son las posibilidades:

1) Que el autor de la conducta sea menor de 14 años, en cuyo


caso queda plenamente excluido del sistema penal, pudiendo ser
de aplicación, en todo caso, el régimen de responsabilidad civil
regulado en el Código Civil (CC) y demás disposiciones vigentes.
2) Que tenga una edad comprendida ente 14 años (inclusive) y
18 (no inclusive), supuesto en el cual será de aplicación la
llamada Ley del Menor [Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero,
reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores (LRPM)].
A estos sujetos se les llama menores infractores.
3) Que haya cumplido 18 años, y entonces se regirá por el
Código Penal (CP).

— En conclusión, el CP se aplica a mayores de edad, alcanzándose


la mayoría de edad a los 18 años [art. 12 de la Constitución
Española (CE), art. 19 del CP, mientras que la LRPM se aplica a
menores infractores (de edad comprendida entre 14 y 18 años)].
— La reforma de 2006 operada en la LRPM eliminó la posibilidad de
ampliar la aplicación de la Ley del Menor —en principio, más
benigna que el CP— a los jóvenes infractores de edades
comprendidas entre 18 y 21 años. La regulación originaria del año
2000 dejaba abierta esa posibilidad pero no se ha llegado a aprobar
nunca, por doble aplazamiento de la entrada en vigor del precepto
que la preveía.
— Pero precisamente por un error de la reforma de 2006, finalmente
ese precepto sí entró en vigor, por pocos días (desde el 1 de enero
al 5 de febrero de 2007), pero eventualmente también con carácter
retroactivo en todo lo que sea favorable para el menor.

II. LA LRPM: CUESTIONES GENERALES

1. PREVISIÓN

— El art. 19 del CP dispone que «los menores de edad no serán


responsables criminalmente con arreglo a este Código» y añade que
«cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá
ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regule la
responsabilidad penal del menor».
— Según esa regulación, el CP de noviembre de 1995 ya preveía la
aprobación de una Ley del Menor, que se aprobó, en efecto, varios
años después, en enero de 2000, siendo reformada ampliamente
por la LO 8/2006 (en vigor desde el 5 de febrero de 2007).

2. FUNDAMENTO Y PRINCIPIOS

— La separación del régimen penal aplicable a los adultos y a los


menores infractores pretende conferir un tratamiento diferenciado a
los menores infractores que, precisamente por su minoría de edad,
no tienen aún una personalidad madura y formada.
— Por ello, se entiende que frente a la naturaleza eminentemente
sancionadora de la legislación de adultos, la de menores tiene un
matiz marcadamente educativo y pedagógico.
— Sin embargo, la diferencia entre ambos sistemas no es, en la
actualidad, tan nítida como en sus orígenes: especialmente desde la
aprobación de la LO 8/2006, que reformó ampliamente la LRPM, se
endurecieron las medidas aplicables a los jóvenes infractores, de
suerte que se quiso equiparar al menor y al adulto «por arriba», esto
es, tratando al primero materialmente «como si» fuera adulto. Ello
supuso un cambio de filosofía en el tratamiento jurídico-penal del
menor infractor.
— Ese cambio de filosofía en el tratamiento del menor delincuente
fue legitimado expresamente por el legislador español de 2006, al
considerarlo una consecuencia necesaria del principio de
proporcionalidad entre la sanción penal y la gravedad del hecho
cometido.
— Concepto básico en esta materia es el «interés superior del
menor», que «es perfectamente compatible con el objetivo de
pretender una mayor proporcionalidad entre la respuesta
sancionadora y la gravedad del hecho cometido» (Exposición de
Motivos de la LO 8/2006).
— La perspectiva del «interés superior del menor» (digamos, una
perspectiva de prevención especial) se completa con otra de
«prevención general», pues en la medida en que los hechos de los
menores infractores provocan también un daño en bienes jurídicos
de la víctima y en la sociedad, se hacen acreedores a un combate
también desde perspectivas preventivo-generales.
— Así lo entendió la reforma de 2006, al considerar que aunque el
«interés superior del menor» sigue siendo un objetivo primordial de
la ley, ya no puede ser el único, sino que es preciso dar entrada a
otros intereses constitucionales igualmente dignos de protección,
como la seguridad colectiva frente a hechos peligrosos.
— Otro proceder —dice la E. de M.— «nos llevaría a entender de un
modo trivial que el interés superior del menor es no sólo superior,
sino único y excluyente frente a otros bienes constitucionales a cuyo
aseguramiento obedece toda norma punitiva o correccional», de
suerte que también hay que efectivizar la LRPM frente a la «gran
preocupación social» que generan estas conductas y con vistas a
contrarrestar el desgaste de la «credibilidad de la Ley por la
sensación de impunidad de las infracciones más cotidianas y
frecuentemente cometidas por estos menores».

III. MEDIDAS

1. FUNDAMENTO Y FILOSOFÍA

— La LRPM contiene un amplio catálogo de medidas que, en


principio, se orientan en una perspectiva sancionadora-educativa, en
la que prima el superior interés del menor.
— Ello no significa, empero, que tales medidas estén desprovistas
de todo componente aflictivo, perspectiva que, lógicamente, sigue
presente en muchas de las medidas establecidas por la ley.
— La ejecución de las medidas que impone la autoridad judicial
corresponderá a las entidades públicas de protección y reforma de
menores en cada Comunidad Autónoma, que procederán para el
control inexcusable del Juez de Menores.
— El interés del menor también será tenido en cuenta por los
especialistas en materias de educación y formación.
— El Juez de Menores dispone de una amplia libertad para
suspender las medidas impuestas o para suspenderlas por otras. En
todo caso, oirá a los equipos técnicos correspondientes y podrá
permitir también la participación de los padres del menor en la
aplicación y consecuencias de las medidas.

2. CLASES DE MEDIDAS

— La LRPM prevé, en su art. 7.1, las siguientes medidas


(ordenadas de mayor a menor gravedad):
2.1. Internamiento en régimen cerrado

— La presente medida, que les obliga a residir en el centro de


menores, donde desarrollarán actividades formativas, educativas,
laborales y de ocio.
— Se trata de la medida más grave de cuantas prevé la LRPM.
— Responde a la mayor peligrosidad del menor manifestada en
hechos graves (violencia, intimidación o peligro para las personas).
— Esta medida pretende que el menor se convierta en un sujeto
socialmente competente y responsable, en una situación de control
en un ambiente restrictivo y progresivamente autónomo.

2.2. Internamiento en régimen semiabierto

— Esta medida obliga al destinatario a residir en el centro pudiendo


realizar fuera del mismo alguna o algunas actividades formativas,
educativas, laborales y de ocio que se prevean en el programa
individualizado de ejecución de la medida y siempre condicionado a
la evolución de la persona y al cumplimiento de los objetivos
previstos en las mismas.
— Si no se cumplen los objetivos previstos, el Juez de Menores
podrá suspender estas actividades por tiempo determinado y
decretar que se lleven a cabo dentro del centro.
— Esta modalidad pretende una filosofía educativa basada en el
contacto con personas e instituciones de la comunidad, pero
teniendo el menor su residencia en el centro, sujeto al programa y
régimen interno del mismo.

2.3. Internamiento en régimen abierto

— Que obliga a residir en el centro pero llevando fuera del mismo la


totalidad de actividades del proyecto educativo.
2.4. Internamiento terapéutico en régimen cerrado, semiabierto o
abierto

— Este internamiento se prevé en centros donde se realizará una


atención educativa especializada o un tratamiento de menores que
padezcan anomalías o alteraciones psíquicas, adicción a bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas, o
alteraciones en la percepción que alteren gravemente la conciencia
de la realidad.
— Esta medida puede ser única u originaria (esto es: aplicarse ella
sola) o complementaria de otra medida.
— El destinatario puede rechazar esta medida, debiendo el Juez
adoptar una medida conveniente al respecto.
— Esta medida se aplica en defecto del tratamiento ambulatorio,
cuando éste resulta improductivo o contraproducente.
— Si el menor fuera peligroso, se aplicará el internamiento en
régimen cerrado.

2.5. Tratamiento ambulatorio

— El citado tratamiento que obliga a asistir al centro con la


periodicidad que se establezca y a seguir las pautas para el
adecuado tratamiento de la anomalía o alteración psíquica, adicción
al consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o sustancias
psicotrópicas, o alteraciones en la percepción que padezcan.
— También puede aplicarse sola o como complemento de otra
medida.
— El destinatario también puede rechazar un tratamiento de
deshabituación, debiendo el Juez aplicar otra medida adecuada a
sus circunstancias.
— Se diferencia de la tarea socioeducativa en que ésta pretende
lograr la capacitación y el aprendizaje, mediante un procedimiento
no tanto clínico sino de orientación psicoeducativa.
— El tratamiento ambulatorio es una tarea socioeducativa muy
específica que se aplica ante la concurrencia de un problema muy
definido.

2.6. Asistencia a un centro de día

— Esta asistencia, que obliga al sujeto que resida en su domicilio


habitual (su hogar, el de su familia o el centro de acogida) a acudir a
un centro plenamente integrado en su comunidad y a realizar
actividades de apoyo, educativas, formativas, laborales o de ocio.
— Se pretende la realización de actividades educativas que apoyen
la competencia social del menor, con vistas a proporcionarle un
ambiente estructurado durante el día y que eventualmente
compense las carencias familiares afectivas o del tipo que fueren.
— La medida pretende erigir al centro de día en el lugar en la
esencia del proyecto socioeducativo del menor, aunque éste acuda
a otros lugares de ocio o culturales.

2.7. Permanencia de fin de semana

— Conforme a la permanencia de fin de semana, el sujeto


permanecerá en el centro hasta un máximo de 36 horas entre la
tarde o noche del viernes y la noche del domingo.
— Se exceptúa el tiempo en que hayan de realizar tareas
socioeducativas que el Juez determine y que se realizarán fuera del
lugar de permanencia.
— Esta medida combina, en la práctica, características del arresto
de fin de semana y de la medida consistente en la realización tareas
socioeducativas o prestaciones en beneficio de la comunidad.
— Se considera adecuada para los menores recuperables que
llevan a cabo actos de vandalismo o de agresiones leves durante los
fines de semana.

2.8. Libertad vigilada


— La libertad vigilada, que obliga a realizar un seguimiento de la
actividad asignada y de su asistencia a la escuela, al centro de
formación profesional o al lugar de trabajo, con vistas a que supere
los motivos que determinaron la infracción cometida.
— También obliga a seguir las pautas socioeducativas que señale la
entidad pública o el profesional encargado de su seguimiento, de
conformidad con el programa de intervención aprobado por el Juez
de Menores.
— El menor se halla sometido, durante el tiempo que se señale, a la
vigilancia y supervisión por parte del personal especializado.
— La medida pretende que el menor adquiera las habilidades,
capacidades y actitudes necesarias para un correcto desarrollo
personal y social.
— El destinatario de esta medida queda obligado a mantener con el
profesional competente las entrevistas establecidas en el programa
y a cumplir, en su caso, las reglas de conducta que le imponga el
Juez.
— Estas reglas pueden ser las siguientes:

1.ª Obligación de asistir con regularidad al centro docente si el


menor está en edad de escolarización obligatoria, y acreditar ante
el Juez su asistencia o justificar su ausencia cuando sea
requerido para ello.
2.ª Obligación de someterse a programas de tipo formativo,
cultural, educativo, profesional, laboral, de educación sexual, de
educación vial u otros similares.
3.ª Prohibición de acudir a determinados lugares,
establecimientos o espectáculos.
4.ª Prohibición de ausentarse del lugar de residencia sin
autorización judicial previa.
5.ª Obligación de residir en un lugar determinado.
6.ª Obligación de comparecer personalmente ante el Juzgado de
Menores o profesional que se designe, para informar de las
actividades realizadas y justificarlas.
7.ª Cualesquiera otras obligaciones que el Juez, de oficio o a
instancia del Ministerio Fiscal, estime convenientes para la
reinserción social del sujeto y siempre que no atenten contra su
dignidad.

2.9. Prohibición de aproximación o de comunicación con la víctima,


o familiares u otras personas que el Juez determine

— Esta múltiple prohibición contempla varias vertientes o


modalidades:

a) La primera modalidad busca marcar una distancia física con


tales personas garantizándose de ese modo la seguridad de las
mismas.
b) La segunda, una ausencia de contacto escrito, verbal o visual,
por cualquier medio de comunicación o medio informático o
telemático (teléfono celular, videoconferencia, wasap, etc.).

— Si la medida supusiese que el menor ha de abandonar el hogar


familiar (padres, tutores o guardadores), el Ministerio Fiscal deberá
remitir testimonio de los particulares a la entidad pública de
protección del menor, y promoverse las medidas de protección del
menor.

2.10. Convivencia con otra persona, familia o grupo educativo

— Se trata de la convivencia con otra persona, familia o grupo


educativo, durante el tiempo que establezca el Juez, con fines
orientados a su socialización.
— La finalidad de esta medida es proporcionar al menor un
ambiente positivo de socialización mediante el ejercicio de la
convivencia y el fomento de las pautas socioafectivas del menor.

2.11. Prestaciones en beneficio de la comunidad


— Estas prestaciones son:

– No retribuidas.
– Requieren el consentimiento del menor que haya de realizarlas.
– Han de ser de interés social o en beneficio de personas en
situación de precariedad.
– Previamente ha de establecerse el número de sesiones en que
consista.
– Se buscará de manera preferente relacionar la actividad o
prestación con los bienes jurídicos que el menor quebrantó.
– Pretenden, asimismo, que el menor se responsabilice de su
proceder y comprenda el alcance de sus actos que generaron
injustificadamente daños a las víctimas.

— La prestación se entiende como un reproche formal de la


sociedad y como un acto de reparación justo.

2.12. Realización de tareas socioeducativas

— Realización de tareas socioeducativas, que se llevan a cabo sin


internamiento ni libertad vigilada y con vistas al desarrollo de su
competencia social y a su reinserción social.
— Puede ser una medida autónoma o parte de una medida más
compleja de mayor entidad.
— Como medida autónoma, se encamina a que el menor satisfaga
necesidades concretas que limitan su desarrollo integral.
— Ejemplos de tareas socioeducativas son:

a) Asistir a un taller ocupacional.


b) Asistir a un aula de educación compensatoria.
c) Asistir a un curso de preparación para el empleo.
d) Participar en actividades estructuradas de animación
sociocultural.
e) Asistir a talleres de aprendizaje para la competencia social,
etc.
2.13. Amonestación

— Amonestación, que consiste en que el Juez reprende al menor


para hacerle comprender la gravedad de sus actos y las
consecuencias de los mismos, instándole a no volver a cometer
tales hechos en el futuro.
— Tiene lugar en un acto único en sede judicial.
— El Juez podrá formular al menor recomendaciones para el futuro.
— Pretende una toma de conciencia del menor con vistas a su
reconciliación con las víctimas y la sociedad.

2.14. Privación del permiso de conducir ciclomotores y vehículos a


motor, del derecho a obtenerlo o de las licencias de caza o para
uso de armas

— Es medida accesoria, no principal.


— Se podrá imponer en caso de que la infracción haya sido
realizada utilizando un ciclomotor, un vehículo a motor o un arma.

2.15. Inhabilitación absoluta

— La inhabilitación absoluta, que supone la privación definitiva de


todos los honores, empleos y cargos públicos así como la
incapacidad para obtenerlos y la de ser elegido para cargo público,
durante el tiempo de la medida.

3. PRINCIPIOS Y CRITERIOS PARA LA ELECCIÓN DE LAS MEDIDAS

— Los criterios que valorará el Juez en el momento de elegir la


medida o medidas adecuadas son los siguientes:

a) Prueba y valoración jurídica de los hechos.


b) Edad de menor.
c) Circunstancias familiares y sociales.
d) Personalidad e interés del menor, según los informes de los
equipos técnicos y de las entidades públicas de protección.

— Además, rigen en dicha elección los siguientes principios:

a) Ne bis in idem: conforme al cual, el Juez no podrá en ningún


caso imponer en la misma resolución más de una medida de la
misma clase.
b) Necesidad de motivación jurídica: el Juez deberá motivar en la
sentencia las razones por las que adopta una medida u otra.
c) Necesidad de fijar la duración de la misma: asimismo deberá
determinar el plazo de duración de la medida adoptada.

— Las medidas de internamiento constan de dos períodos: el


primero, en el mismo centro que corresponda; y el segundo, en
régimen de libertad vigilada, debiendo el Juez fijar el tiempo de
duración de cada período en la sentencia.

4. RÉGIMEN Y DURACIÓN

— Si el menor ha cometido un acto descrito como delito leve (antes


falta), sólo procede imponer:

a) Libertad vigilada hasta un máximo de seis meses.


b) Amonestación.
c) Permanencia de fin de semana hasta un máximo de cuatro
fines de semana.
d) Prestaciones en beneficio de la comunidad hasta 50 horas.
e) Privación del permiso de conducir o de otras licencias
administrativas hasta un año.
f) Prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima o con
aquellos de sus familiares u otras personas que determine el
Juez hasta seis meses.
g) Realización de tareas socioeducativas hasta seis meses.
— El internamiento en régimen cerrado únicamente se aplicará
cuando:

a) El hecho cometido por el menor esté tipificado como delito


grave.
b) En caso de delito menos grave siempre que se haya cometido
empleando violencia o intimidación en las personas o se haya
generado grave riesgo para la vida o la integridad física de las
mismas.
c) Y siempre que se haya cometido en grupo o en el seno de una
banda, organización o asociación, incluso de carácter transitorio,
que se dedicare a la realización de tales actividades.
d) No podrá aplicarse a los hechos descritos como delitos
imprudentes.

— Duración de las medidas: no podrá exceder de dos años,


computándose para ello el tiempo de duración de la medida
cautelar.
— Excepcionalmente podrá durar tres años si al tiempo de cometer
los hechos el menor tuviere 14 o 15 años de edad y se trate de
delito grave, menos grave cometido con violencia, intimidación o con
grave riesgo vital, o en grupo.
— Podrá durar seis años, si el menor tuviera 16 o 17 años de edad.
En este caso, si reviste extrema gravedad, se complementará el
régimen cerrado con otra medida de libertad vigilada con asistencia
educativa hasta un máximo de cinco años.
— La reincidencia se aprecia siempre como supuestos de extrema
gravedad.
— La medida de prestaciones en beneficio de la comunidad no
podrá superar las 100 horas. La medida de permanencia de fin de
semana no podrá superar los ocho fines de semana.
— Excepcionalmente, podrá ser de 150 horas y de hasta 12 fines de
semana y siempre que se trate de delito grave, menos grave
cometido con violencia, intimidación o con grave riesgo vital, o en
grupo.
— Y si tuviera 16 o 17 años de edad, podrá ser de 200 horas de
prestaciones en beneficio de la comunidad o permanencia de 16
fines de semana.
— Duración agravada: En caso de que el menor cometa un hecho
descrito como homicidio o asesinato, agresión sexual o terrorismo, o
se halle castigado con una pena igual o superior a 15 años de
prisión, el Juez impondrá las medidas siguientes:

a) Internamiento en régimen cerrado de uno a cinco años de


duración, complementado en su caso por otra medida de libertad
vigilada de hasta tres años si al tiempo de cometer los hechos el
menor tuviere 14 o 15 años de edad.
b) Internamiento en régimen cerrado de uno a ocho años de
duración, complementado en su caso por otra medida de libertad
vigilada con asistencia educativa de hasta cinco años, si al
tiempo de cometer los hechos el menor tuviere 16 o 17 años de
edad.
Se prevé en este caso un período de seguridad: sólo podrá
hacerse uso de la modificación, suspensión o sustitución de la
medida impuesta cuando haya transcurrido, al menos, la mitad de
la duración de la medida de internamiento impuesta.

— Régimen agravado en caso de terrorismo: En caso de delito de


terrorismo (arts. 571 a 580 del CP), el Juez también impondrá al
menor una medida de inhabilitación absoluta por un tiempo superior
entre cuatro y 15 años al de la duración de la medida de
internamiento en régimen cerrado impuesta. Para ello, se atenderá a
la gravedad del delito, al número de los cometidos y a las
circunstancias que concurran en el menor.
— Régimen agravado en caso de pluralidad de infracciones: en
estos casos, si el menor fuera responsable de dos o más
infracciones conexas o se trate de una infracción continuada o un
solo hecho constituya dos o más infracciones, y una de ellas sea
homicidio o asesinato, agresión sexual o terrorismo, la medida de
internamiento en régimen cerrado podrá alcanzar una duración
máxima de 10 años para los mayores de 16 años y de seis años
para los menores de esa edad.
Se impondrá además de manera complementaria una medida de
libertad vigilada.
— Modificación de la medida impuesta: el Juez competente para la
ejecución, de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal o del letrado
del menor, previa audiencia de éstos e informe del equipo técnico,
podrá en cualquier momento dejar sin efecto la medida impuesta,
reducir su duración o sustituirla por otra, siempre que la modificación
redunde a favor del interés del menor y se estime que ya hubo
suficiente reproche al menor.
El Juez deberá motivar suficientemente su decisión.
— Régimen aplicable al menor infractor que alcanza la mayoría de
edad:

1) En relación al tratamiento del menor infractor que, cumpliendo


una medida, alcanza la mayoría de edad rige el principio de la
inalterabilidad de medidas (se sigue cumpliendo la misma
medida) salvo en las medidas de internamiento, que tienen un
régimen especial (más agravado).
2) Si se tratara de una medida de internamiento en régimen
cerrado, el Juez podrá decretar facultativamente que abandone el
centro de menores e ingrese en una prisión para cumplir el resto
de internamiento que le faltare por cumplir.
3) El régimen facultativo de ingreso en prisión al cumplir la
mayoría de edad para menores infractores que se hallaban
cumpliendo una medida de internamiento en régimen cerrado se
convierte en obligatorio con carácter general a partir de los 21
años.
4) Se mantiene la necesidad de audiencia con la Fiscalía, el
abogado defensor del menor, el equipo técnico especializado y la
entidad pública encargada de la protección o la reforma de
menores.
5) Excepcionalmente, se prevé la posibilidad de sustituir o
modificar la medida, «siempre que la modificación redunde en el
interés del menor y se exprese suficientemente a éste el reproche
merecido por su conducta» (art. 13.1 de la LRPM), lo que evitaría
que el menor infractor al cumplir los 21 ingrese en prisión.
6) Igualmente, cuando sea notorio el cumplimiento por parte del
menor de los objetivos propuestos en la sentencia, podrá el Juez
acordar dejar sin efecto la medida o sustituirla «por otras que se
estimen más adecuadas de entre las previstas en esta ley, por
tiempo igual o inferior al que reste para su cumplimiento, siempre
que la nueva medida pudiera haber sido impuesta inicialmente
atendiendo a la infracción cometida» (art. 51.1 de la LRPM).

— Prescripción: conforme al art. 15 de la LRPM, la prescripción de


los hechos cometidos por menores será:

1) La misma del CP en caso de homicidio, asesinato, agresiones


sexuales y terrorismo, esto es: a los 20 años si la pena es de 15
años de prisión o más, y a los 15 años si la pena es de 10 a 15
años de prisión.
2) A los cinco años, cuando se trate de un delito grave
sancionado en el CP con pena superior a 10 años.
3) A los tres años, cuando se trate de cualquier otro delito grave.
4) Al año, cuando se trate de un delito menos grave.
5) Por su parte, las medidas de duración superior a los dos años
prescribirán a los tres años.
6) Y las restantes medidas prescribirán a los dos años, excepto la
amonestación, las prestaciones en beneficio de la comunidad y la
permanencia de fin de semana, que prescribirán al año.
IV. EL PROCEDIMIENTO PARA LA EXIGENCIA DE
RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES

1. REGULACIÓN Y OBJETO

— El procedimiento para la exigencia de responsabilidad penal de


los menores se encuentra regulado en la LRPM, siendo de
aplicación supletoria las normas de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal (LECrim), en particular los preceptos que regulan los
trámites del procedimiento abreviado [Disposición Final (DF) 1.ª de
la LRPM].
— Son, asimismo, aplicables a este procedimiento, entre otras, la
Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ); la Ley Orgánica 1/1996, de
15 de enero, de Protección Jurídica del Menor (LPJM); la Ley
Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de
carácter personal (LOPD), y sus normas de desarrollo; la Ley
35/1995, de 11 de diciembre, de ayudas y asistencia a las víctimas
de delitos violentos y contra la libertad sexual, y sus disposiciones
complementarias; la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del
Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones
Públicas (LPAC), a las que expresamente se remite la LRPM a lo
largo de su articulado.
— En el ámbito internacional y europeo, la Convención sobre los
Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989 y todas aquellas
normas sobre protección de menores contenidas en los Tratados
válidamente celebrados por España y en las normas aplicables a
esta materia en la Unión Europea.
— Por lo que se refiere al objeto de este procedimiento, a tenor de
lo dispuesto en los arts. 1 y 61 de la LRPM, éste puede tener una
doble naturaleza penal y civil, o sólo penal.
— En efecto, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 61 en relación
con el art. 1 de la LRPM:
a) El objeto penal de este procedimiento consiste en la
pretensión de exigencia de responsabilidad penal a las personas
mayores de 14 años y menores de 18 por la comisión de hechos
tipificados como delitos en el CP o en las leyes penales
especiales (art. 1 de la LRPM). Los menores serán responsables
con arreglo a la LRPM cuando hayan cometido los hechos a los
que se refiere el art. 1 y no concurra en ellos ninguna de las
causas de exención o extinción de la responsabilidad criminal
previstas en el CP (art. 5.1 de la LRPM). Las edades indicadas
en el articulado de esta ley se han de entender siempre referidas
al momento de la comisión de los hechos, sin que el haberse
rebasado las mismas antes del comienzo del procedimiento o
durante la tramitación del mismo tenga incidencia alguna sobre la
competencia atribuida por esta misma ley a los Jueces y Fiscales
de Menores (art. 5.3 de la LRPM).
b) El objeto civil de este procedimiento consiste en la exigencia
de responsabilidad civil directa derivada del delito a las personas
mayores de 14 años y menores de 18 responsables de los
hechos cometidos, y solidariamente con él de los daños y
perjuicios causados por el delito, a sus padres, tutores,
acogedores y guardadores legales o de hecho, por este orden.
Cuando éstos no hubieren favorecido la conducta del menor con
dolo o negligencia grave, su responsabilidad podrá ser moderada
por el Juez de Menores según los casos (art. 61.2 de la LRPM).

2. FASES Y ÓRGANOS COMPETENTES

— Dado que en la sustanciación de este procedimiento hay que


distinguir una Fase de Instrucción y una Fase de Audiencia, es
necesario hacer referencia a los órganos competentes para conocer
de cada una de ellas.
— La dirección de la Fase de Instrucción se atribuye al Ministerio
Fiscal (art. 16.1 de la LRPM), de tal manera que, como señala el art.
6 de la LRPM, corresponde al Ministerio Fiscal:
a) La defensa de los derechos que a los menores reconocen las
leyes.
b) La vigilancia de las actuaciones que deban efectuarse en
interés de los menores.
c) La observancia de las garantías del procedimiento, para lo cual
dirigirá personalmente la investigación de los hechos y ordenará
que la policía judicial practique las actuaciones necesarias para la
comprobación de aquéllos y de la participación del menor en los
mismos, impulsando el procedimiento.

— Cuando los hechos a que se refiere el art. 1 de la LRPM


hubiesen sido cometidos conjuntamente por personas mayores de
edad penal y por personas de las edades indicadas en el
mencionado precepto, será órgano competente para conocer de la
Fase de Instrucción el Juez de Instrucción competente para el
conocimiento de la causa, que tan pronto como compruebe la edad
de los investigados, adoptará las medidas necesarias para asegurar
el éxito de la actividad investigadora respecto de los mayores de
edad y ordenará remitir testimonio de los particulares precisos al
Ministerio Fiscal, a los efectos de que éste practique las diligencias
de investigación oportunas del hecho y de la responsabilidad del
menor.
— Los órganos competentes para conocer de la Fase de Audiencia
serán:

1) Los Juzgados de Menores:

a) Competencia objetiva: serán competente para conocer de


los hechos cometidos por las personas mencionadas en el art.
1 de la LRPM, así como para hacer ejecutar las sentencias, sin
perjuicio de las facultades atribuidas por la ley a las
Comunidades Autónomas respecto a la protección y reforma
de menores, y, además, para resolver sobre las
responsabilidades civiles derivadas de los hechos cometidos
por las personas a las que resulta aplicable la LRPM.
b) Competencia territorial: corresponde al Juez de Menores del
lugar donde se haya cometido el hecho delictivo, sin perjuicio
de lo establecido en el art. 20.3 de la LRPM, que hace
referencia a los casos en los que los delitos atribuidos al
menor expedientado hubieran sido cometidos en diferentes
territorios. En este último supuesto, la determinación del
órgano judicial competente para el enjuiciamiento de todos
ellos en unidad de expediente, así como de las entidades
públicas competentes para la ejecución de las medidas que se
apliquen, se hará teniendo en cuenta el lugar del domicilio del
menor y, subsidiariamente, los criterios del art. 18 de la
LECrim.

2) El Juzgado Central de Menores que ostentará competencia


objetiva para conocer:

a) De los delitos previstos en los arts. 571 a 580 del CP


(delitos de terrorismo) cometidos por los sujetos a que se
refiere el art. 1 de la LRPM.
b) De los delitos cometidos por menores en el extranjero
cuando conforme al art. 23 de la LOPJ y a los Tratados
Internacionales corresponda su conocimiento a la jurisdicción
española.

3. LEGITIMACIÓN ACTIVA Y PASIVA Y POSTULACIÓN

3.1. Legitimación activa

— Por lo que se refiere a la Legitimación activa, la LRPM hace


referencia a varios sujetos que ostentan legitimación atendiendo a si
se trata del ejercicio de la acción penal o de la acción civil.
— En lo que se refiere al ejercicio de la acción penal y de la acción
civil, se encuentran legitimados activamente:
1) El Ministerio Fiscal.
2) La víctima o víctimas u ofendidos por el delito que podrán
personarse como acusación particular. Al respecto, el art. 25 de
la LRPM prevé que puedan personarse en el procedimiento como
acusadores particulares:

1. Las personas directamente ofendidas por el delito.


2. Sus padres, sus herederos o sus representantes legales si
fueran menores de edad o incapaces.

Como tales acusadores particulares, estos sujetos ostentan una


serie de facultades y derechos entre los que están los siguientes:

a) Ejercitar la acusación particular durante el procedimiento.


b) Instar la imposición de las medidas a las que se refiere esta
ley.
c) Tener vista de lo actuado, siendo notificado de las
diligencias que se soliciten y acuerden.
d) Proponer pruebas que versen sobre el hecho delictivo y las
circunstancias de su comisión, salvo en lo referente a la
situación psicológica, educativa, familiar y social del menor.
e) Participar en la práctica de las pruebas, ya sea en fase de
instrucción, ya sea en fase de audiencia.
f) Ser oído en todos los incidentes que se tramiten durante el
procedimiento.
g) Ser oído en caso de modificación o de sustitución de
medidas impuestas al menor.
h) Participar en las vistas o audiencias que se celebren.
i) Formular los recursos procedentes de acuerdo con lo
dispuesto en la LRPM.

— En lo que se refiere al ejercicio de la acción civil con la finalidad


de reclamar exclusivamente los daños y perjuicios sufridos, se
encuentran legitimados activamente:
1) Los sujetos que no tengan la consideración de víctimas del
delito y que hayan recibido notificación, para personarse como
perjudicados, del Juez de Menores o del Ministerio Fiscal,
conforme establece el art. 22 de la LRPM (art. 64.2.ª de la
LRPM).
2) También están legitimados quienes espontáneamente se
consideren como tales perjudicados (art. 64.2.ª de la LRPM).
3) Asimismo, podrán personarse como perjudicadas las
compañías aseguradoras que se tengan por partes interesadas
(art. 64.2.ª de la LRPM).

3.2. Legitimación pasiva

— En lo que respecta a la Legitimación pasiva, la LRPM hace


referencia a varios sujetos que ostentan legitimación atendiendo a si
se trata del sujeto pasivo de la pretensión penal o el sujeto pasivo
de la pretensión civil.
— En lo que se refiere al sujeto pasivo de la pretensión penal, la
legitimación pasiva queda restringida a los sujetos mayores de 14
años y menores de 18, presuntos responsables de la comisión de
hechos tipificados como delitos en el CP o en las leyes penales
especiales.
Esta restricción en cuanto a la edad queda refrendada por lo
dispuesto en el art. 3 de la LRPM que, bajo la rúbrica de Régimen
de los menores de 14 años, dispone que cuando el autor de los
hechos sea menor de 14 años, no se le exigirá responsabilidad con
arreglo a esta ley, sino que se le aplicará lo dispuesto en las normas
sobre protección de menores previstas en el CC y demás
disposiciones vigentes, de tal manera que en estos supuestos, el
Ministerio Fiscal deberá remitir a la entidad pública de protección de
menores testimonio de los particulares que considere precisos
respecto al menor, a fin de valorar su situación, y dicha entidad
habrá de promover las medidas de protección adecuadas a las
circunstancias de aquél, conforme a lo dispuesto en la LPJM.
— En lo que se refiere al sujeto pasivo de la pretensión civil, la
legitimación pasiva la ostentan:

a) El menor.
b) Solidariamente con él, de los daños y perjuicios causados por
el delito, sus padres, tutores, acogedores y guardadores legales o
de hecho, por este orden (art. 61.3 de la LRPM).
c) Los aseguradores que hubiesen asumido el riesgo de las
responsabilidades pecuniarias derivadas de los actos de los
menores que serán responsables civiles directos hasta el límite
de la indemnización legalmente establecida o convencionalmente
pactada, sin perjuicio de su derecho de repetición contra quien
corresponda (art. 63 de la LRPM).

3.3. Postulación

— En lo que respecta al menor infractor y a sus representantes


legales, deberán estar asistidos por el abogado que designen o el
que se les designe de oficio de entre los integrantes del turno de
especialistas del correspondiente Colegio de Abogados (art. 22.2 de
la LRPM).
— Por lo que se refiere a la víctima y perjudicados que se hubieran
personado como partes, deberán estar asistidas por el abogado que
designen o el que se les designe de oficio en caso de ser titulares
del derecho de asistencia jurídica gratuita (art. 4 de la LRPM).

4. PRINCIPIOS QUE INFORMAN EL PROCEDIMIENTO

— Además de los principios generales que informan cualquier


proceso penal, la LRPM hace referencia a algunos principios que,
específicamente, informan el procedimiento para exigir
responsabilidad penal a los menores.

4.1. Principio del interés superior del menor


— Tal y como señala el apartado 7 de la Exposición de Motivos de
la LRPM, «ha de primar, como elemento determinante del
procedimiento y de las medidas que se adopten, el superior interés
del menor. Interés que ha de ser valorado con criterios técnicos y no
formalistas por equipos de profesionales especializados en el ámbito
de las ciencias no jurídicas, sin perjuicio desde luego de adecuar la
aplicación de las medidas a principios garantistas generales tan
indiscutibles como el principio acusatorio, el principio de defensa o
el principio de presunción de inocencia».

4.2. Principio acusatorio

— El art. 8 de la LRPM, establece que el Juez de Menores no podrá


imponer una medida que suponga una mayor restricción de
derechos ni por un tiempo superior a la medida solicitada por el
Ministerio Fiscal o por el acusador particular.

4.3. Principio de unidad del Expediente

— Conforme a lo dispuesto en el art. 20 de la LRPM, la tramitación


del Expediente o procedimiento para exigir responsabilidad penal a
los menores debe estar regida por el principio de unidad, lo que
significa que, por un lado, el Ministerio Fiscal incoará un
procedimiento por cada hecho delictivo, salvo cuando se trate de
hechos delictivos conexos, y, por otro, que todos los procedimientos
tramitados a un mismo menor se archivarán en el expediente
personal que del mismo se haya abierto en la Fiscalía y que de igual
modo se archivarán las diligencias en el Juzgado de Menores
respectivo.

4.4. Principio de secreto del Expediente

— La regla general consiste en que estos Expedientes se rigen por


el principio de publicidad.
— Sin embargo, conforme a lo dispuesto en el art. 24 de la LRPM,
el Juez de Menores, a solicitud del Ministerio Fiscal, del menor o de
su familia, o de quien ejercite la acción penal, podrá decretar
mediante auto motivado el secreto del Expediente, en su totalidad o
parcialmente, durante toda la instrucción o durante un período
limitado de ésta. No obstante, el abogado del menor y quien ejercite
la acción penal deberán, en todo caso, conocer en su integridad el
Expediente al evacuar el trámite de alegaciones. Este incidente se
tramitará por el Juzgado de Menores en pieza separada.

5. TRAMITACIÓN DEL EXPEDIENTE

— Como se ha señalado en epígrafes anteriores, el procedimiento


para exigir responsabilidad penal a los menores, denominado por la
LRPM Expediente, se estructura en dos fases: la Fase de
Instrucción y la Fase de Audiencia.

5.1. Tramitación de la Fase de Instrucción

— La Fase de Instrucción se encuentra regulada en los arts. 16 a 29


de la LRPM.
— La incoación del Expediente puede tener su origen, o bien, en
una denuncia presentada por quien tuviera noticia de la comisión de
alguno de los hechos delictivos previstos en el art. 1 de la LRPM, o
bien, en un atestado fruto de la detención del menor:

1) Cuando el menor es detenido deberá ser puesto a disposición


del Ministerio Fiscal, y éste habrá de resolver, dentro de las 48
horas a partir de la detención, sobre si procede:

a) O bien, la puesta en libertad del menor.


b) O bien, el desistimiento de la incoación del Expediente por
corrección en el ámbito educativo o familiar.
c) O bien, la incoación del Expediente, poniendo, en este
supuesto, al menor a disposición del Juez de Menores
competente e instando del mismo las oportunas medidas
cautelares, en aplicación de lo dispuesto en el art. 28 de la
LRPM (desarrollado en el Tema 14 de este Tomo).

2) Quienes tuvieran noticia de algún hecho de los previstos en el


art. 1 de la LRPM, presuntamente cometido por un menor de 18
años, deberán ponerlo en conocimiento del Ministerio Fiscal, el
cual admitirá o no a trámite la denuncia:

a) Admitirá a trámite la denuncia si estima que los hechos son


indiciariamente constitutivos de delito.
b) Inadmitirá a trámite la denuncia si estima que los hechos no
son indiciariamente constitutivos de delito, o si siendo
constitutivos de delito no tienen autor conocido. En este caso
procede el archivo de las actuaciones.
La resolución recaída sobre la denuncia (el decreto de admisión o
de inadmisión) deberá notificarse a quienes hubieran formulado
la misma.

— El Ministerio Fiscal, en ambos supuestos, custodiará las piezas,


documentos y efectos que le hayan sido remitidos.
— Admitida a trámite la denuncia por estimar que los hechos son
indiciariamente constitutivos de delito, el Ministerio Fiscal deberá
resolver sobre si procede:

1) La incoación del Expediente, o


2) el desistimiento de la incoación del expediente por corrección
en el ámbito educativo y familiar.

— El desistimiento de la incoación del expediente por corrección en


el ámbito educativo y familiar se rige por las siguientes normas:
1) El Ministerio Fiscal podrá desistir de la incoación del
expediente cuando los hechos denunciados constituyan delitos
menos graves sin violencia o intimidación en las personas o
delitos leves, tipificados en el CP o en las leyes penales
especiales.
2) En tal caso, el Ministerio Fiscal dará traslado de lo actuado a la
entidad pública de protección de menores para la aplicación de lo
establecido en el art. 3, de acuerdo con el cual no se le exigirá
responsabilidad con arreglo a la LRPM, sino que se le aplicará lo
dispuesto en las normas sobre protección de menores previstas
en el CC y demás disposiciones vigentes. A tales efectos, el
Ministerio Fiscal deberá remitir a la entidad pública de protección
de menores testimonio de los particulares que considere precisos
respecto al menor, a fin de valorar su situación, y dicha entidad
habrá de promover las medidas de protección adecuadas a las
circunstancias de aquél conforme a lo dispuesto en la LPJM.
3) Asimismo, el Ministerio Fiscal comunicará a los ofendidos o
perjudicados conocidos el desistimiento acordado.
4) No obstante, cuando conste que el menor ha cometido con
anterioridad otros hechos de la misma naturaleza (esto es, delitos
menos graves sin violencia o intimidación en las personas o
delitos leves), el Ministerio Fiscal deberá incoar el expediente y,
en su caso, actuar conforme autoriza el art. 27.4 de la LRPM.

— De estimar el Ministerio Fiscal que no procede acordar el


desistimiento mencionado anteriormente o cuando conste que el
menor ha cometido con anterioridad otros hechos de la misma
naturaleza, acordará la incoación del Expediente. Los trámites a
seguir, en tal supuesto, serán los siguientes:

1) El Ministerio Fiscal dará cuenta de la incoación del Expediente


al Juez de Menores, quien iniciará las diligencias de trámite
correspondientes, de tal manera que el Juez de Menores
ordenará, al propio tiempo, la apertura de la pieza separada de
responsabilidad civil.
Cuando el conocimiento de los hechos no corresponda a la
competencia de los Juzgados de Menores, el Ministerio Fiscal
acordará la remisión de lo actuado al órgano judicial competente.
2) Desde el mismo momento de la incoación del Expediente, el
menor tendrá derecho a:

a) Ser informado por el Juez, el Ministerio Fiscal, o agente de


policía de los derechos que le asisten.
b) Designar abogado que le defienda, o a que le sea
designado de oficio y a entrevistarse reservadamente con él,
incluso antes de prestar declaración.
c) Intervenir en las diligencias que se practiquen durante la
investigación preliminar y en el proceso judicial, y a proponer y
solicitar, respectivamente, la práctica de diligencias.
d) Ser oído por el Juez o Tribunal antes de adoptar cualquier
resolución que le concierna personalmente.
e) La asistencia afectiva y psicológica en cualquier estado y
grado del procedimiento, con la presencia de los padres o de
otra persona que indique el menor, si el Juez de Menores
autoriza su presencia.
f) La asistencia de los servicios del equipo técnico adscrito al
Juzgado de Menores.

3) El expediente será notificado al menor desde el momento


mismo de su incoación, a salvo de lo dispuesto en el art. 24 de la
LRPM (secreto del Expediente). A tal fin, el Ministerio Fiscal
requerirá al menor y a sus representantes legales para que
designen abogado en el plazo de tres días, advirtiéndoles de que,
de no hacerlo, se le nombrará de oficio de entre los integrantes
del turno de especialistas del correspondiente Colegio de
Abogados. Una vez producida dicha designación, el Ministerio
Fiscal la comunicará al Juez de Menores.
4) Igualmente, el Ministerio Fiscal notificará a quien aparezca
como perjudicado, desde el momento en que así conste en la
instrucción del expediente, la posibilidad de ejercer las acciones
civiles que le puedan corresponder, personándose ante el Juez
de Menores en la pieza de responsabilidad civil que se tramitará
por el mismo.
5) La actuación instructora del Ministerio Fiscal tendrá como
objeto, tanto valorar la participación del menor en los hechos para
expresarle el reproche que merece su conducta, como proponer
las concretas medidas de contenido educativo y sancionador
adecuadas a las circunstancias del hecho y de su autor y, sobre
todo, al interés del propio menor valorado en la causa.
6) El Ministerio Fiscal deberá dar vista del Expediente al abogado
del menor y, en su caso, a quien haya ejercitado la acción penal,
en un plazo no superior a 24 horas, tantas veces como aquél lo
solicite.
7) Durante la Instrucción del Expediente, el Ministerio Fiscal
practicará, en su caso, las diligencias de investigación que estime
pertinentes para la comprobación del hecho y de la
responsabilidad del menor en su comisión. Tales diligencias de
investigación podrán ser practicadas de oficio por el propio
Ministerio Fiscal o a instancia de las partes acusadoras y/o de la
parte acusada:

a) En cuanto a las diligencias de investigación practicadas de


oficio por el Ministerio Fiscal, ha de tenerse en cuenta que el
Ministerio Fiscal no podrá practicar por sí mismo diligencias
restrictivas de derechos fundamentales, sino que habrá de
solicitar del Juzgado de Menores la práctica de las que sean
precisas para el buen fin de las investigaciones. El Juez de
Menores resolverá sobre esta petición por auto motivado. La
práctica de tales diligencias se documentará en pieza
separada.
b) En cuanto a las diligencias de investigación propuestas por
las partes:

1. Las partes podrán solicitar del Ministerio Fiscal la


práctica de cuantas diligencias consideren necesarias.
2. El Ministerio Fiscal decidirá sobre su admisión, mediante
resolución motivada que notificará al abogado del menor y a
quien en su caso ejercite la acción penal y que pondrá en
conocimiento del Juez de Menores. Las partes podrán, en
cualquier momento, reproducir ante el Juzgado de Menores
la petición de las diligencias no practicadas.
3. Cuando alguna de las partes proponga que se lleve a
efecto la declaración del menor, el Ministerio Fiscal deberá
recibirla en el Expediente, salvo que ya hubiese concluido la
instrucción y el Expediente hubiese sido elevado al Juzgado
de Menores.
4. Si las diligencias propuestas por alguna de las partes
afectaran a derechos fundamentales del menor o de otras
personas, el Ministerio Fiscal, de estimar pertinente la
solicitud, se dirigirá al Juez de Menores, sin perjuicio de la
facultad de quien haya propuesto la diligencia de reproducir
su solicitud ante el Juez de Menores.
5. El Ministerio Fiscal podrá denegar la práctica de la
diligencia de careo cuando no resulte fundamental para la
averiguación de los hechos o la participación del menor en
los mismos.

8) El Informe del equipo técnico:

a) Durante la instrucción del Expediente, el Ministerio Fiscal


requerirá del equipo técnico, que a estos efectos dependerá
funcionalmente de aquél sea cual fuere su dependencia
orgánica, la elaboración de un informe o actualización de los
anteriormente emitidos, que deberá serle entregado en el
plazo máximo de 10 días, prorrogable por un período no
superior a un mes en casos de gran complejidad, sobre la
situación psicológica, educativa y familiar del menor, así como
sobre su entorno social, y en general sobre cualquier otra
circunstancia relevante a los efectos de la adopción de alguna
de las medidas previstas en la LRPM.
b) El equipo técnico podrá proponer, asimismo, una
intervención socioeducativa sobre el menor, poniendo de
manifiesto en tal caso aquellos aspectos del mismo que
considere relevantes en orden a dicha intervención.
c) El equipo técnico informará, si lo considera conveniente y
en interés del menor, sobre la posibilidad de que éste efectúe
una actividad reparadora o de conciliación con la víctima, con
indicación expresa del contenido y la finalidad de la
mencionada actividad.
d) Asimismo, podrá el equipo técnico proponer en su informe
la conveniencia de no continuar la tramitación del Expediente
en interés del menor, por haber sido expresado
suficientemente el reproche al mismo a través de los trámites
ya practicados, o por considerar inadecuada para el interés del
menor cualquier intervención, dado el tiempo transcurrido
desde la comisión de los hechos. En estos casos, si se
reunieran los requisitos previstos en el art. 19.1 de la LRPM
(relativo al desistimiento de la incoación del Expediente), el
Ministerio Fiscal podrá remitir el Expediente al Juez de
Menores con propuesta de sobreseimiento, remitiendo
además, en su caso, testimonio de lo actuado a la entidad
pública de protección de menores que corresponda, a los
efectos de que actúe en protección del menor.
e) En todo caso, una vez elaborado el informe del equipo
técnico, el Ministerio Fiscal lo remitirá inmediatamente al Juez
de Menores y dará copia del mismo al abogado del menor.
f) El informe podrá ser elaborado o complementado por
aquellas entidades públicas o privadas que trabajen en el
ámbito de la educación de menores y conozcan la situación
del menor expedientado.

— No obstante, incoado el Expediente, la LRPM prevé la posibilidad


de que se produzca el sobreseimiento del Expediente por
conciliación o reparación entre el menor y la víctima. Tal
sobreseimiento queda sujeto a las siguientes reglas:

1) Podrá el Ministerio Fiscal desistir de la continuación del


Expediente, atendiendo a la gravedad y circunstancias de los
hechos y del menor, de modo particular a la falta de violencia o
intimidación graves en la comisión de los hechos, y a la
circunstancia de que además el menor se haya conciliado con la
víctima o haya asumido el compromiso de reparar el daño
causado a la víctima o al perjudicado por el delito, o se haya
comprometido a cumplir la actividad educativa propuesta por el
equipo técnico en su informe.
2) Este desistimiento en la continuación del expediente que da
lugar a su sobreseimiento, sólo será posible cuando el hecho
imputado al menor constituya delito menos grave o delito leve.

— De no acordar el Ministerio Fiscal el sobreseimiento por


conciliación o reparación entre el menor y la víctima, acabada la
instrucción, el Ministerio Fiscal resolverá la conclusión del
Expediente, notificándosela a las partes personadas, y remitirá al
Juzgado de Menores el Expediente, junto con las piezas de
convicción y demás efectos que pudieran existir, con un escrito de
alegaciones en el que constará:

a) La descripción de los hechos.


b) La valoración jurídica de los mismos.
c) El grado de participación del menor.
d) Una breve reseña de las circunstancias personales y sociales
del menor.
e) La proposición de alguna medida de las previstas en la LRPM
con exposición razonada de los fundamentos jurídicos y
educativos que la aconsejen.
f) En su caso, la exigencia de responsabilidad civil.
g) Propondrá la prueba de que intente valerse para la defensa de
su pretensión procesal.
h) Propondrá la participación en el acto de la audiencia de
aquellas personas o representantes de instituciones públicas y
privadas que puedan aportar al proceso elementos valorativos del
interés del menor y de la conveniencia o no de las medidas
solicitadas. En todo caso, serán llamadas al acto de audiencia las
personas o instituciones perjudicadas civilmente por el delito, así
como los responsables civiles.
i) Podrá también solicitar del Juez de Menores el sobreseimiento
de las actuaciones por alguno de los motivos previstos en la
LECrim, así como la remisión de los particulares necesarios a la
entidad pública de protección de menores en su caso.

— Por último, en lo que respecta a la Fase de Instrucción del


Expediente, sólo resta aludir a la pieza separada de responsabilidad
civil que, como ya se ha señalado anteriormente, se tramita de
forma simultánea al proceso principal, pero que es de exclusiva
competencia del Juez de Menores. Las reglas que rigen la
tramitación de esta pieza separada serán las siguientes (art. 64 de
la LRPM):

1) Tan pronto como el Juez de Menores reciba el parte de la


incoación del Expediente por el Ministerio Fiscal, ordenará abrir
de forma simultánea con el proceso principal una pieza separada
de responsabilidad civil, notificando el Letrado de la
Administración de Justicia a quienes aparezcan como
perjudicados su derecho a ser parte en la misma, y estableciendo
el plazo límite para el ejercicio de la acción.
2) En esta pieza, que se tramitará de forma simultánea con el
proceso principal, podrán personarse los perjudicados que hayan
recibido notificación al efecto del Juez de Menores o del
Ministerio Fiscal, y también espontáneamente quienes se
consideren como tales. Asimismo, podrán personarse las
compañías aseguradoras que se tengan por partes interesadas,
dentro del plazo para el ejercicio de la acción de responsabilidad
civil. En el escrito de personación, indicarán las personas que
consideren responsables de los hechos cometidos y contra las
cuales pretendan reclamar, bastando con la indicación genérica
de su identidad.
3) El Letrado de la Administración de Justicia notificará al menor
y a sus representantes legales, en su caso, su condición de
posibles responsables civiles.
4) Una vez personados los presuntos perjudicados y
responsables civiles, el Juez de Menores resolverá sobre su
condición de partes, continuándose el procedimiento por las
reglas generales.
5) La intervención en el proceso a los efectos de exigencia de
responsabilidad civil se realizará en las condiciones que el Juez
de Menores señale con el fin de preservar la intimidad del menor
y de que el conocimiento de los documentos obrantes en los
autos se refiera exclusivamente a aquellos que tengan una
conexión directa con la acción ejercitada por los mismos.

5.2. Tramitación de la Fase de Audiencia

— La Fase de Audiencia se encuentra regulada en los arts. 31 a 37


de la LRPM.
— Recibido el escrito de alegaciones con el Expediente, las piezas
de convicción, los efectos y demás elementos relevantes para el
proceso, remitidos por el Ministerio Fiscal, el Letrado de la
Administración de Justicia del Juzgado de Menores los incorporará a
las diligencias.
— El Juez de Menores procederá a abrir el trámite de audiencia,
para lo cual el Letrado de la Administración de Justicia dará traslado
simultáneamente a quienes ejerciten la acción penal y la civil, a las
partes acusadoras, para que en un plazo común de cinco días
hábiles formulen sus respectivos escritos de alegaciones y
propongan las pruebas que consideren pertinentes.
— Evacuado este trámite, el Letrado de la Administración de
Justicia dará traslado de todo lo actuado al abogado del menor y, en
su caso, a los responsables civiles, para que en un plazo de cinco
días hábiles formule a su vez escrito de alegaciones y proponga la
prueba que considere pertinente.
— Evacuados los trámites anteriores, puede suceder:

1) O bien que en el escrito de alegaciones la acusación solicitara


la imposición de alguna o algunas de las medidas previstas en
las letras e) a ñ) del apartado 1 del art. 7 de la LRPM, y hubiere
conformidad del menor y de su abogado, así como de los
responsables civiles, la cual se expresará en comparecencia ante
el Juez de Menores. En este caso, el Juez de Menores dictará
sentencia sin más trámite.
2) O bien que el menor y su abogado disintiesen únicamente
respecto de la responsabilidad civil, en cuyo caso se limitará la
audiencia a la prueba y discusión de los puntos relativos a dicha
responsabilidad.
3) O bien que la persona o personas contra quienes se dirija la
acción civil no estuvieren conformes con la responsabilidad civil
solicitada, en cuyo caso se sustanciará el trámite de la audiencia
sólo en lo relativo a este último extremo, practicándose la prueba
propuesta a fin de determinar el alcance de aquélla.

— Fuera de los supuestos anteriores, a la vista de la petición del


Ministerio Fiscal y de los escritos de alegaciones de las partes, el
Juez adoptará alguna de las siguientes decisiones:

a) La celebración de la audiencia.
b) El sobreseimiento, mediante auto motivado, de las
actuaciones.
c) El archivo por sobreseimiento de las actuaciones con remisión
de particulares a la entidad pública de protección de menores
correspondiente, cuando así se haya solicitado por el Ministerio
Fiscal.
d) La remisión de las actuaciones al Juez competente, cuando el
Juez de Menores considere que no le corresponde el
conocimiento del asunto.
e) Practicar por sí las pruebas propuestas por las partes y que
hubieran sido denegadas por el Fiscal durante la instrucción, y
que no puedan celebrarse en el transcurso de la audiencia,
siempre que considere que son relevantes a los efectos del
proceso. Una vez practicadas, dará traslado de los resultados al
Ministerio Fiscal y a las partes personadas, antes de iniciar las
sesiones de la audiencia.

Contra estas resoluciones cabrán los recursos previstos en la LRPM


a los que se ha hecho referencia en el Tema 17 de este Tomo.
— El Juez de Menores, dentro del plazo de cinco días desde la
presentación del escrito de alegaciones por el abogado del menor y,
en su caso, por los responsables civiles, o una vez transcurrido el
plazo para la presentación sin que ésta se hubiere efectuado,
acordará, en su caso, lo procedente sobre la pertinencia de las
pruebas propuestas, mediante auto de apertura de la audiencia, y el
Letrado de la Administración de Justicia señalará el día y hora en
que deba comenzar la audiencia dentro de los 10 días siguientes.
— La audiencia se celebrará con asistencia de los siguientes
sujetos:

1) Ministerio Fiscal.
2) Partes personadas.
3) Abogado del menor.
4) Representante del equipo técnico que haya evacuado el
informe previsto en el art. 27 de la LRPM.
5) El propio menor, el cual podrá estar acompañado de sus
representantes legales, salvo que el Juez, oídos los citados
Ministerio Fiscal, abogado del menor y representante del equipo
técnico, acuerde lo contrario.
6) También podrá asistir el representante de la entidad pública de
protección o reforma de menores que haya intervenido en las
actuaciones de la instrucción, cuando se hubiesen ejecutado
medidas cautelares o definitivas impuestas al menor con
anterioridad.
7) Igualmente, deberán comparecer la persona o personas a
quienes se exija responsabilidad civil, aunque su inasistencia
injustificada no será por sí misma causa de suspensión de la
audiencia.

— El Juez podrá acordar, en interés de la persona acusada o de la


víctima, que las sesiones no sean públicas y en ningún caso se
permitirá que los medios de comunicación social obtengan o
difundan imágenes del menor ni datos que permitan su
identificación.
— Quienes ejerciten la acción penal en el procedimiento para exigir
responsabilidad penal a los menores, habrán de respetar
rigurosamente el derecho del menor a la confidencialidad y a la no
difusión de sus datos personales o de los datos que obren en el
expediente instruido, en los términos que establezca el Juez de
Menores. Quien infrinja esta regla será acreedor de las
responsabilidades civiles y penales a que haya lugar.
— En la audiencia, el Letrado de la Administración de Justicia
informará al menor expedientado, en un lenguaje comprensible y
adaptado a su edad, de las medidas y responsabilidad civil
solicitadas por el Ministerio Fiscal y, en su caso, por la acusación
particular y el actor civil, en sus escritos de alegaciones, así como
de los hechos y de la causa en que se funden.
— El Juez seguidamente preguntará al menor si se declara autor de
los hechos y si está de acuerdo con las medidas solicitadas y con la
responsabilidad civil. En tal caso, puede ocurrir que:

a) El menor muestre su conformidad con dichos extremos. En


este supuesto, oídos el abogado del menor y la persona o
personas contra quienes se dirija la acción civil, el Juez podrá
dictar resolución de conformidad.
b) El abogado no estuviese de acuerdo con la conformidad
prestada por el propio menor, el Juez resolverá sobre la
continuación o no de la audiencia, razonando esta decisión en la
sentencia.

— Si el menor estuviere conforme con los hechos pero no con la


medida solicitada, se sustanciará el trámite de la audiencia sólo en
lo relativo a este último extremo, practicándose la prueba propuesta
a fin de determinar la aplicación de dicha medida o su sustitución
por otra más adecuada al interés del menor y que haya sido
propuesta por alguna de las partes.
— Cuando el menor o la persona o personas contra quienes se
dirija la acción civil no estuvieren conformes con la responsabilidad
civil solicitada, se sustanciará el trámite de la audiencia sólo en lo
relativo a este último extremo, practicándose la prueba propuesta a
fin de determinar el alcance de aquélla.
— Cuando proceda la celebración de la audiencia, el Juez invitará al
Ministerio Fiscal, a quienes hayan ejercitado, en su caso, la acción
penal, al abogado del menor, y eventualmente y respecto de las
cuestiones que estrictamente tengan que ver con la responsabilidad
civil al actor civil y terceros responsables civilmente, a que
manifiesten lo que tengan por conveniente sobre la práctica de
nuevas pruebas o sobre la vulneración de algún derecho
fundamental en la tramitación del procedimiento, o, en su caso, les
pondrá de manifiesto la posibilidad de aplicar una distinta
calificación o una distinta medida de las que hubieran solicitado.
— Seguidamente, el Juez acordará la continuación de la audiencia
o la subsanación del derecho vulnerado, si así procediere.
— Si acordara la continuación de la audiencia, el Juez resolverá en
la sentencia sobre los extremos planteados.
— Seguidamente se iniciará la práctica de la prueba propuesta y
admitida y la que, previa declaración de pertinencia, ofrezcan las
partes para su práctica en el acto, oyéndose, asimismo, al equipo
técnico sobre las circunstancias del menor.
— A continuación, el Juez oirá al Ministerio Fiscal, a quien haya
ejercitado en su caso la acción penal, al abogado del menor y al
actor civil y terceros responsables civilmente respecto de los
derechos que le asisten, sobre la valoración de la prueba, su
calificación jurídica y la procedencia de las medidas propuestas;
sobre este último punto, se oirá también al equipo técnico y, en su
caso, a la entidad pública de protección o reforma de menores.
— Si en el transcurso de la audiencia, el Juez considerara, de oficio
o a solicitud de las partes, que el interés del menor aconseja que
éste abandone la sala, podrá acordarlo así motivadamente,
ordenando que continúen las actuaciones hasta que el menor pueda
retornar a aquélla.
— Por último, el Juez oirá al menor, dejando el Expediente visto
para sentencia.

5.3. La sentencia

— Finalizada la audiencia, el Juez de Menores dictará sentencia en


un plazo máximo de cinco días.
— La sentencia contendrá todos los requisitos previstos en la
vigente LOPJ y, en ella, valorando las pruebas practicadas, las
razones expuestas por el Ministerio Fiscal, por las partes
personadas y por el abogado del menor, lo manifestado en su caso
por éste, tomando en consideración las circunstancias y gravedad
de los hechos, así como todos los datos debatidos sobre la
personalidad, situación, necesidades y entorno familiar y social del
menor, la edad de éste en el momento de dictar la sentencia, y la
circunstancia de que el menor hubiera cometido o no con
anterioridad otros hechos de la misma naturaleza, resolverá sobre la
medida o medidas propuestas, con indicación expresa de su
contenido, duración y objetivos a alcanzar con las mismas.
— La sentencia será motivada, consignando expresamente los
hechos que se declaren probados y los medios probatorios de los
que resulte la convicción judicial.
— En la sentencia se resolverá sobre la responsabilidad civil
derivada del delito, con el contenido indicado en el art. 115 del CP.
— Podrá ser anticipado oralmente el fallo de la sentencia al término
de las sesiones de la audiencia, sin perjuicio de su documentación,
con arreglo al art. 248.3 de la LOPJ.
— El Juez, al redactar la sentencia, procurará expresar sus
razonamientos en un lenguaje claro y comprensible para la edad del
menor.
— Cada Juzgado de Menores llevará un registro de sentencias en el
que se incluirán firmadas todas las definitivas. La llevanza y custodia
de dicho registro es responsabilidad del Letrado de la
Administración de Justicia.
— Por último, en lo que respecta al régimen de recursos, hemos de
remitirnos a lo señalado en el Tema 17 de este Tomo.
TEMA 6
LA INCOACIÓN DEL PROCEDIMIENTO

I. LA INCOACIÓN DEL PROCEDIMIENTO: LAS


FORMAS DE INICIACIÓN DEL PROCESO PENAL
— El proceso penal puede iniciarse de tres formas distintas:

1. Por denuncia.
2. Por querella.
3. De oficio.

II. LA DENUNCIA

1. REGULACIÓN Y CONCEPTO

— Se encuentra regulada en los arts. 259 a 263, y 264 a 269 de la


Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim).
— El concepto comúnmente aceptado de denuncia es el de su
consideración como declaración de ciencia de una persona sea o no
víctima, ofendida, agraviada o perjudicada, en virtud de la cual se
proporciona al órgano competente (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, Ministerio Fiscal u órgano judicial) el conocimiento de un
hecho que reviste caracteres de delito.
— Dentro del concepto de denuncia, cabe incluir tres clases:

a) Denuncias de sujetos víctimas, agraviados o perjudicados.


b) Denuncias de sujetos que no sean víctimas, agraviados o
perjudicados.
c) Atestados que poseen valor de denuncia.

2. NATURALEZA JURÍDICA

— En atención a las clases de denuncias que regula la LECrim,


éstas poseen diferente naturaleza.

2.1. Denuncias de sujetos que no sean víctimas, agraviados o


perjudicados

— Constituye una obligación en relación con los delitos públicos


(delitos perseguibles de oficio) a tenor de lo dispuesto en los arts.
259, 262 y 264 de la LECrim. Por consiguiente:

a) El sujeto que presencie la perpetración de cualquier delito


público está obligado a ponerlo inmediatamente en conocimiento
del Juez de Instrucción o Ministerio Fiscal más próximo al sitio en
que se halla (art. 259 de la LECrim).
b) Los sujetos que por razón de sus cargos, profesiones u oficios
tuvieran noticia de algún delito público, estarán obligados a
denunciarlo inmediatamente al Ministerio Fiscal, al órgano judicial
o al funcionario de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado más próximo al lugar en que se hubiera cometido, si se
trata de un delito flagrante (art. 262 de la LECrim).
c) El sujeto que por cualquier medio diferente de los dos
anteriores tuviera conocimiento de la perpetración de algún delito
de los que deben perseguirse de oficio, deberá denunciarlo al
Ministerio Fiscal, al órgano judicial o al funcionario de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado, sin que se entienda obligado
por esto a probar los hechos denunciados ni a formalizar querella
(art. 264 de la LECrim).

2.2. Denuncias de sujetos víctimas, agraviados o perjudicados


— Constituye un derecho y no una obligación en los supuestos de
delitos públicos (delitos perseguibles de oficio), ya que para la
incoación del proceso es suficiente con la querella del Ministerio
Fiscal o el Atestado de la Policía Judicial.
— Constituye un derecho y no una obligación en los supuestos de
delitos semipúblicos (delitos perseguibles previa denuncia del
ofendido), ya que la denuncia, en estos casos, constituye un
requisito de procedibilidad sin el cual no se puede proceder a la
apertura del proceso penal.
Requieren la previa denuncia del ofendido o agraviado, entre otros:
el delito de reproducción asistida sin consentimiento de la mujer
cuando ésta no sea menor o no sea persona con discapacidad
necesitada de especial protección o una persona desvalida [art.
161.2 del Código Penal (CP)]; en algunos de los supuestos de
delitos de descubrimiento y revelación de secretos, siempre que la
persona agraviada no sea menor o no sea persona con
discapacidad necesitada de especial protección o una persona
desvalida (art. 201 del CP); los delitos de abandono de familia e
impago de alimentos (art. 228 del CP); el delito de daños por
imprudencia grave en cuantía superior a 80.000 euros, siempre que
la persona agraviada no sea menor o no sea persona con
discapacidad necesitada de especial protección o una persona
desvalida (art. 267, párrafo 2.º del CP); los delitos societarios,
siempre que la persona agraviada no sea menor o no sea persona
con discapacidad necesitada de especial protección o una persona
desvalida (art. 296.1 del CP).
— Por último, hay que señalar que el art. 6 de la Ley 4/2015, de 27
de abril, del Estatuto de la Víctima del delito (LEV), establece, bajo
la rúbrica de Derechos de la víctima como denunciante, que toda
víctima tiene, en el momento de presentar su denuncia, los
siguientes derechos:

a) A obtener una copia de la denuncia, debidamente certificada.


b) A la asistencia lingüística gratuita y a la traducción escrita de la
copia de la denuncia presentada, cuando no entienda o no hable
ninguna de las lenguas que tengan carácter oficial en el lugar en
el que se presenta la denuncia.

2.3. Atestados

— Los atestados que redacten y las manifestaciones que hagan los


funcionarios de la Policía Judicial, a consecuencia de las
averiguaciones que hubiesen practicado, se considerarán denuncias
para los efectos legales (art. 297 de la LECrim).
— El atestado contendrá la investigación preliminar (denominadas
diligencias de prevención) llevada a cabo por la Policía Judicial.
— La forma de proceder de la Policía Judicial en la práctica de estas
diligencias de prevención es la siguiente (art. 284 de la LECrim):

1) Como regla general, inmediatamente que los funcionarios de


la Policía Judicial tengan conocimiento de un delito público o
fueren requeridos para prevenir la instrucción de diligencias por
razón de algún delito privado, lo pondrán en conocimiento de la
autoridad judicial o del Ministerio Fiscal, si pudieren hacerlo sin
necesidad de cesar en la práctica de las diligencias de
prevención. En otro caso, lo harán una vez que las hubieren
terminado. En tales casos, los funcionarios de la Policía Judicial
no podrán dejar transcurrir más de 24 horas sin dar conocimiento
a la autoridad judicial o al Ministerio Fiscal de las diligencias que
hubieran practicado, salvo en los supuestos de fuerza mayor y en
los supuestos en que no exista autor conocido del delito (art.
295.1 de la LECrim).
2) Sin embargo, cuando no exista autor conocido del delito, la
Policía Judicial conservará el atestado a disposición del Ministerio
Fiscal y de la autoridad judicial, sin enviárselo, salvo que
concurra alguna de las siguientes circunstancias:
a) O bien que se trate de delitos contra la vida, contra la
integridad física, contra la libertad e indemnidad sexuales o
delitos relacionados con la corrupción.
b) O bien que se practique cualquier diligencia después de
transcurridas 72 horas desde la apertura del atestado y éstas
hayan tenido algún resultado.
c) O bien que el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial
soliciten la remisión.

3) La Policía Judicial deberá comunicar al denunciante que, en


caso de no ser identificado el autor en el plazo de 72 horas, las
actuaciones no se remitirán a la autoridad judicial, sin perjuicio de
su derecho a reiterar la denuncia ante la Fiscalía o el Juzgado de
Instrucción (art. 6 de la LEV).
4) Si la Policía Judicial hubiera recogido armas, instrumentos o
efectos de cualquier clase que pudieran tener relación con el
delito y se hallen en el lugar en que éste se cometió o en sus
inmediaciones, o en poder del presunto responsable del hecho
delictivo, o en otra parte conocida, extenderán diligencia
expresiva del lugar, tiempo y ocasión en que se encontraren, que
incluirá una descripción minuciosa para que se pueda formar idea
cabal de los mismos y de las circunstancias de su hallazgo, que
podrá ser sustituida por un reportaje gráfico. La diligencia será
firmada por la persona en cuyo poder fueren hallados.
5) La incautación por parte de la Policía Judicial de efectos que
pudieran pertenecer a una víctima del delito será comunicada a la
misma. La persona afectada por la incautación podrá recurrir en
cualquier momento la medida ante el Juez de Instrucción (art.
334, párrafo tercero de la LECrim).

3. SUJETOS EXENTOS DEL DEBER DE DENUNCIAR

— Están exentos del deber de denunciar:


1) Los impúberes y los que no gocen del pleno uso de su razón
(art. 260 de la LECrim).
2) El cónyuge del delincuente no separado legalmente o de
hecho o la persona que conviva con él en análoga relación de
afectividad (art. 261 de la LECrim).
3) Los ascendientes y descendientes del delincuente y sus
parientes colaterales hasta el segundo grado inclusive (art. 261
de la LECrim).
4) Los abogados y los procuradores respecto de las instrucciones
o explicaciones que recibieron de sus clientes (art. 263 de la
LECrim).
5) Los eclesiásticos y ministros de otros cultos respecto de las
noticias que se les hubieren revelado en el ejercicio de las
funciones de su ministerio (art. 263 de la LECrim).

4. ÓRGANOS ANTE LOS QUE PUEDE PRESENTARSE LA DENUNCIA

— La denuncia se puede presentar ante:

1) Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado [arts. 262.1 y 264


de la LECrim, y 547 y 549.1.a) de la Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ].
2) Ministerio Fiscal (arts. 259, 262.1 y 264 de la LECrim, y 5.2 del
Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (EOMF).
3) Órganos judiciales (arts. 259, 262.1 y 264 de la LECrim):
cualquier órgano judicial del orden jurisdiccional penal. No tiene
por qué ser el órgano judicial competente.

5. FORMAS DE LA DENUNCIA

— Las denuncias podrán hacerse por escrito o verbalmente (art.


265 de la LECrim).

5.1. Denuncia escrita


— Por un lado, la denuncia que un sujeto (sea o no víctima del
delito) hiciera por escrito deberá estar firmada por el denunciante; y
si no pudiere hacerlo, por otra persona a su ruego. La autoridad o
funcionario que la reciba rubricará y sellará todas las hojas a
presencia del que la presentare, quien podrá también rubricarla por
sí o por medio de otra persona a su ruego (art. 266 de la LECrim).
— Por otro, ha de tenerse en cuenta que la investigación preliminar
llevada a cabo por la Policía Judicial recibe el nombre de diligencias
de prevención y que estas investigaciones se formalizan en el
atestado:

a) El atestado tiene el valor de una mera denuncia conforme a lo


dispuesto en el art. 297 de la LECrim.
b) En el atestado se especificarán con la mayor exactitud los
hechos averiguados, insertando las declaraciones e informes
recibidos y anotando todas las circunstancias que se hubiesen
observado y pudieran ser prueba o indicio del delito (art. 292 de
la LECrim).
c) En el atestado deberá reflejarse el lugar y la hora de la
detención y de la puesta a disposición de la autoridad judicial, o
en su caso, de la puesta en libertad (art. 520.1 de la LECrim).
d) La Policía Judicial remitirá con el atestado un informe dando
cuenta de las detenciones anteriores y de la existencia de
requisitorias para su llamamiento y busca, cuando así conste en
sus bases de datos (art. 292 de la LECrim).

5.2. Denuncia verbal

— Cuando la denuncia sea verbal, se extenderá un acta por la


autoridad o funcionario que la reciba, en la que, en forma de
declaración, se expresarán cuantas noticias tenga el denunciante
relativas al hecho denunciado y a sus circunstancias, firmándola
ambos a continuación. Si el denunciante no pudiere firmar, lo hará
otra persona a su ruego (art. 267 de la LECrim).
5.3. Requisitos comunes a las denuncias escritas y verbales

— En uno y otro caso (denuncia escrita o denuncia verbal) ha de


hacerse constar la identidad del denunciante (art. 268 de la LECrim).
— Las denuncias podrán hacerse personalmente o por medio de
mandatario con poder especial (art. 265 de la LECrim).
— Una vez que se formaliza la denuncia ha de procederse de la
siguiente manera:

a) Formalizada que sea la denuncia, se procederá o mandará


proceder inmediatamente por el órgano judicial o funcionario
(Ministerio Fiscal o miembro de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado) a quien se hiciese, a la comprobación del
hecho denunciado, salvo que éste no revistiera carácter de delito
o que la denuncia fuere manifiestamente falsa.
b) En cualquiera de estos dos casos, es decir, cuando el hecho
denunciado no revistiera carácter de delito o que la denuncia
fuere manifiestamente falsa, el órgano judicial o el funcionario
(Ministerio Fiscal o miembro de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado) se abstendrán de todo procedimiento, sin
perjuicio de la responsabilidad en que incurran si desestimasen
aquélla indebidamente (art. 269 de la LECrim).

III. LA QUERELLA

1. REGULACIÓN Y CONCEPTO

— Se encuentra regulada en los arts. 270 a 281 de la LECrim.


— Declaración de voluntad dirigida al órgano competente (órgano
judicial) por la que el sujeto, además de poner en conocimiento de
aquél la notitia criminis, ejercita la acción penal.

2. NATURALEZA JURÍDICA
— Constituye un derecho, no un deber.

3. SUJETOS QUE PUEDEN EJERCITAR LA QUERELLA

— En los delitos públicos y semipúblicos (arts. 270 y 271 de la


LECrim):

1) Todos los ciudadanos españoles, hayan sido o no ofendidos


por el delito, pueden querellarse, ejercitando la acción popular
establecida en el art. 101 de la LECrim.
2) También pueden querellarse los extranjeros por los delitos
cometidos contra sus personas o bienes, o las personas o bienes
de sus representados, previa prestación de fianza de la clase y
en la cuantía que fije el órgano judicial para responder del
resultado del juicio, salvo que estuvieran exentos de prestarla de
acuerdo con lo dispuesto en el último párrafo del art. 281 de la
LECrim.
3) Los funcionarios del Ministerio Fiscal ejercitarán también, en
forma de querella, las acciones penales en los casos en que
estuvieren obligados a ello, conforme a lo dispuesto en el art. 105
de la LECrim.

— En los delitos privados (art. 275 de la LECrim): los que hayan


sido ofendidos por un delito privado (injurias y calumnias contra
particulares).

4. FORMA DE PRESENTACIÓN DE LA QUERELLA Y PRESTACIÓN DE


FIANZA

— La querella ha de presentarse siempre por escrito (art. 277 de la


LECrim).
— En el escrito de querella se harán constar las siguientes
circunstancias (arts. 277, 278 y 279 de la LECrim):
1) El Juez o Tribunal ante quien se presente.
2) El nombre, apellidos y vecindad del querellante.
3) El nombre, apellidos y vecindad del querellado. En el caso de
ignorarse estas circunstancias, se deberá hacer la designación
del querellado por las señas que mejor pudieran darle a conocer.
4) La relación circunstanciada del hecho, con expresión del lugar,
año, mes, día y hora en que se ejecute, si se supieren.
5) Expresión de las diligencias que se deberán practicar para la
comprobación del hecho.
6) La petición de que se admita la querella, se practiquen las
diligencias propuestas, se proceda a la detención y prisión del
presunto culpable o a exigirle la fianza de libertad provisional, y
se acuerde el embargo de sus bienes en la cantidad necesaria en
los casos en que así proceda.
7) La firma del querellante o la de otra persona a su ruego, si no
supiere o no pudiere firmar, cuando el procurador no tuviere
poder especial para formular la querella.
8) Si la querella tuviere por objeto algún delito de los que
solamente puedan perseguirse a instancia de parte, se
acompañará también la certificación que acredite haberse
celebrado o intentado el acto de conciliación entre querellante y
querellado.
9) En los delitos de calumnia e injuria causadas en juicio se
presentará, además, la licencia del Juez o Tribunal que hubiese
conocido de aquél.

— El particular querellante prestará fianza de la clase y en la


cuantía que fije el Juez o Tribunal para responder del resultado del
juicio.
— Quedan exentos de la obligación de prestar fianza (art. 281 de la
LECrim):

1) El ofendido y sus herederos o representantes legales.


2) En los delitos de asesinato o de homicidio, el cónyuge del
difunto o persona vinculada a él por una análoga relación de
afectividad, los ascendientes y descendientes y sus parientes
colaterales hasta el segundo grado inclusive, los herederos de la
víctima y los padres, madres e hijos del delincuente.
3) Las asociaciones de víctimas y las personas jurídicas a las
que la ley reconoce legitimación para defender los derechos de
las víctimas, siempre que el ejercicio de la acción penal hubiera
sido expresamente autorizado por la propia víctima.

— La exención de fianza no es aplicable a los extranjeros si no les


correspondiese en virtud de Tratados Internacionales o por el
principio de reciprocidad (arts. 280 y 281 de la LECrim).

5. ABANDONO DE LA QUERELLA

— El abandono de la querella se encuentra regulado en los arts.


274.2, 275 y 276 de la LECrim.
— El querellante (cuando es un particular) podrá apartarse de la
querella en cualquier tiempo, quedando, sin embargo, sujeto a las
responsabilidades que pudieran resultar por sus actos anteriores.
— La querella, en los supuestos de delitos privados, se entenderá
abandonada por el que la hubiere interpuesto cuando dejase de
instar el procedimiento dentro de los 10 días siguientes a la
notificación del auto en el que el órgano judicial así lo hubiese
acordado.
A estos efectos, a los 10 días de haberse practicado las últimas
diligencias pedidas por el querellante, o de estar paralizada la causa
por falta de instancia del mismo, mandará de oficio el órgano judicial
que conociere de los autos que aquél pida lo que convenga a su
derecho.
— Se tendrá también por abandonada la querella cuando por
muerte o por haberse incapacitado el querellante para continuar la
acción, no compareciere ninguno de sus herederos o representantes
legales a sostenerla dentro de los 30 días siguientes a la citación
que al efecto se les hará, dándoles conocimiento de la querella.

IV. INICIACIÓN DE OFICIO


— El proceso penal se iniciará de oficio por el órgano judicial o el
Ministerio Fiscal cuando la notitia criminis llega a su conocimiento
directamente sin mediar ni denuncia ni querella.
— No es habitual esta forma de iniciación del proceso. Una parte de
la doctrina científica estima que esta forma de iniciación del proceso
no existe.
TEMA 7
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA EN
EL ORDEN JURISDICCIONAL PENAL

I. JURISDICCIÓN DE LOS ÓRGANOS JUDICIALES


DEL ORDEN JURISDICCIONAL PENAL

1. TRIBUNAL SUPREMO (SALA SEGUNDA O SALA DE LO PENAL)

— Conforme a lo dispuesto en los arts. 57, 55 bis y 5 bis de la Ley


Orgánica del Poder Judicial (en adelante, LOPJ) conocerá:

A) En primera y única instancia de:

1) Instrucción y enjuiciamiento de las causas contra los


siguientes sujetos: Presidente del Gobierno, Presidentes del
Congreso y del Senado, Presidente del Tribunal Supremo y del
Consejo General del Poder Judicial, Presidente del Tribunal
Constitucional, miembros del Gobierno, Diputados y Senadores,
Vocales del Consejo General del Poder Judicial, Magistrados del
Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, Presidentes de la
Audiencia Nacional y de cualquiera de sus Salas y de los
Tribunales Superiores de Justicia, Fiscal General del Estado,
Fiscales de Sala del Tribunal Supremo, Presidente y Consejeros
del Tribunal de Cuentas, Presidente y Consejeros del Consejo de
Estado y Defensor del Pueblo, así como de las causas que, en su
caso, determinen los Estatutos de Autonomía.
2) Instrucción y enjuiciamiento de causas contra Magistrados de
la Audiencia Nacional o de un Tribunal Superior de Justicia.
3) En los dos casos anteriores actúa como instructor un miembro
de la Sala, designado conforme a un turno preestablecido que no
formará parte de la misma para enjuiciar.
4) Tramitación (ha de entenderse instrucción) y enjuiciamiento de
las acciones penales dirigidas contra la Reina consorte o el
consorte de la Reina, la Princesa o Príncipe de Asturias y su
consorte, así como contra el Rey o Reina que hubiere abdicado y
su consorte.
5) De los procedimientos de decomiso autónomo por los delitos
para cuyo conocimiento sean competentes.

B) De los recursos de casación, revisión y otros extraordinarios en


materia penal que establezca la Ley de Enjuiciamiento Criminal (en
adelante, LECrim).
C) Del recurso de revisión contra una resolución judicial firme
cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos haya declarado
que dicha resolución ha sido dictada en violación de alguno de los
derechos reconocidos en el Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales y sus
Protocolos, siempre que la violación, por su naturaleza y gravedad,
entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de ningún otro
modo que no sea mediante esta revisión (art. 5 bis de la LOPJ).
D) De los demás asuntos que le atribuya la LOPJ.

2. AUDIENCIA NACIONAL (SALA DE LO PENAL Y SALA DE APELACIÓN)

2.1. Sala de lo Penal

— Conforme a lo dispuesto en el art. 65 de la LOPJ, conocerá:

A) En primera instancia de:

1) Enjuiciamiento de las causas por los delitos relacionados en el


apartado 1.1.º del art. 65 de la LOPJ, salvo que corresponda a los
Juzgados Centrales de lo Penal. Estos delitos son:

a) Delitos contra el titular de la Corona, su Consorte, su


Sucesor, altos organismos de la Nación y forma de Gobierno.
b) Falsificación de moneda y fabricación de tarjetas de crédito
y débito falsas y cheques de viajero falsos, siempre que sean
cometidos por organizaciones o grupos criminales.
c) Defraudaciones y maquinaciones para alterar el precio de
las cosas que produzcan o puedan producir grave repercusión
en la seguridad del tráfico mercantil, en la economía nacional o
perjuicio patrimonial en una generalidad de personas en el
territorio de más de una Audiencia.
d) Tráfico de drogas o estupefacientes, fraudes alimentarios y
de sustancias farmacéuticas o medicinales, siempre que sean
cometidos por bandas o grupos organizados y produzcan
efectos en lugares pertenecientes a distintas Audiencias.
e) Delitos cometidos fuera del territorio nacional, cuando
conforme a las leyes o a los tratados corresponda su
enjuiciamiento a los Tribunales españoles.

2) Enjuiciamiento de los delitos conexos a los anteriores.


3) Procedimientos de decomiso autónomo por los delitos para
cuyo conocimiento sean competentes.
4) Procedimientos penales iniciados en el extranjero, siempre
que le corresponda a España la continuación del procedimiento
en virtud de un Tratado Internacional.

B) En materia de recursos:

1) Recursos contra sentencias y otras resoluciones emanadas de


los Juzgados Centrales de lo Penal y del Juzgado Central de
Menores.
2) Recursos contra resoluciones de los Juzgados Centrales de
Vigilancia Penitenciaria.
3) Recursos respecto a los instrumentos de reconocimiento
mutuo de resoluciones penales en la Unión Europea que les
atribuya la ley.

C) Ejecución de sentencias dictadas por Tribunales extranjeros


siempre que le corresponda a España la ejecución en virtud de un
Tratado Internacional y salvo en aquellos casos en que la LOPJ
atribuya alguna de estas competencias a otro órgano jurisdiccional
penal.
D) Cumplimiento de penas de prisión impuestas por Tribunales
extranjeros, siempre que le corresponda a España el cumplimiento
de la pena en virtud de un Tratado Internacional y salvo en aquellos
casos en que la LOPJ atribuya alguna de estas competencias a otro
órgano jurisdiccional penal.
E) Resolución de los procedimientos judiciales de extradición
pasiva, sea cual fuere el lugar de residencia o en que hubiese tenido
lugar la detención del afectado por el procedimiento, y salvo en
aquellos casos en que la LOPJ atribuya alguna de estas
competencias a otro órgano jurisdiccional penal.
F) Cuestiones de cesión de jurisdicción en materia penal derivadas
del cumplimiento de Tratados Internacionales en los que España
sea parte.
G) Cualquier otro asunto que le atribuyan las leyes.

2.2. Sala de apelación

— Conforme a lo dispuesto en el art. 64 bis de la LOPJ, conocerá


de:

1) Recursos de apelación contra las resoluciones de la Sala de lo


Penal de la Audiencia Nacional.

3. JUZGADOS CENTRALES DE INSTRUCCIÓN


— Conforme a lo dispuesto en el art. 88 de la LOPJ conocerán de:

1) Instrucción de las causas que han de enjuiciar, o bien la


Audiencia Nacional, o bien los Juzgados Centrales de lo Penal.
2) Tramitación de los expedientes de ejecución de órdenes de
detención y entrega.
3) Tramitación de los expedientes de extradición pasiva.
4) Tramitación de los expedientes relativos a la emisión y la
ejecución de otros instrumentos de reconocimiento mutuo de
resoluciones penales en la Unión Europea, que les atribuya la ley.
5) Tramitación de las solicitudes de información entre los servicios
de seguridad de los Estados Miembros de la Unión Europea cuando
requieran autorización judicial, en los términos previstos en la ley.

4. JUZGADOS CENTRALES DE LO PENAL

— Conforme a lo dispuesto en el art. 89 bis. 3 de la LOPJ,


conocerán de:

1) Enjuiciamiento de las causas por los delitos enumerados en el


art. 65 de la LOPJ.
2) Enjuiciamiento de los demás asuntos que señalen las leyes.
3) Procedimientos de decomiso autónomo por los delitos para cuyo
conocimiento sean competentes.
4) Ejecución de las sentencias dictadas en causas por delito grave o
menos grave por los Juzgados Centrales de Instrucción.

5. JUZGADO CENTRAL DE MENORES

— Conforme a lo dispuesto en el art. 96.2 de la LOPJ conocerá de:

1) Enjuiciamiento de las causas que le atribuya la legislación


reguladora de la responsabilidad penal del menor (por ejemplo,
delitos de terrorismo cometidos por menores).
2) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea, que le atribuya la ley.

6. JUZGADO CENTRAL DE VIGILANCIA PENITENCIARIA

— Conforme a lo dispuesto en el art. 94.1 y 4 de la LOPJ, conocerá


de:

1) La ejecución de penas privativas de libertad y medidas de


seguridad.
2) Control jurisdiccional de la potestad disciplinaria de las
autoridades penitenciarias.
3) Amparo de los derechos y beneficios de los internos en los
establecimientos penitenciarios.
4) Las demás que le atribuyan las leyes.
5) Las cuatro atribuciones anteriores se refiere exclusivamente a los
delitos competencia de la Audiencia Nacional y de los Juzgados
Centrales de lo Penal (es decir, los relacionados en el art. 65 de la
LOPJ).
6) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea que les atribuya la ley
y demás funciones que señale la ley, en relación con los delitos
competencia de la Audiencia Nacional.

7. TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA (SALA DE LO CIVIL Y PENAL,


CUANDO ACTÚA COMO SALA DE LO PENAL)

— Conforme a lo dispuesto en el art. 73.3 de la LOPJ, conocerán


de:

A) En primera y única instancia:

1) Instrucción y enjuiciamiento de las causas penales que los


Estatutos de Autonomía les atribuyan.
2) Instrucción y enjuiciamiento de las causas por delitos
cometidos en el ejercicio de sus cargos en la Comunidad
Autónoma por Jueces, Magistrados y miembros del Ministerio
Fiscal, siempre que esta atribución no corresponda al Tribunal
Supremo.
3) En los dos casos anteriores, instruye un miembro de la Sala
designado conforme a un turno preestablecido que no forma
parte de ella para enjuiciar.
4) Procedimientos de decomiso autónomo por los delitos para
cuyo conocimiento sean competentes.

B) En materia de recursos:

1) Recursos de apelación contra las resoluciones dictadas en


primera instancia por las Audiencias Provinciales.
2) Otros recursos que establezcan las leyes. Por ejemplo, el
recurso de apelación contra las sentencias dictadas por
Magistrados-Presidentes de los Tribunales del Jurado, previsto
en la LECrim.

C) Cuestiones de competencia entre órganos jurisdiccionales del


orden penal con sede en la Comunidad Autónoma, que no tengan
otro superior.
D) Cuestiones de competencia entre Juzgados de Menores de
distintas provincias de la Comunidad Autónoma.

8. JUZGADOS DE INSTRUCCIÓN

— Conforme a lo dispuesto en el art. 87 LOPJ, conocerán de:

1) Instrucción de las causas por delitos cuyo enjuiciamiento


corresponde, o bien a los Juzgados de lo Penal, o bien a las
Audiencias Provinciales. Se excluyen las causas por delito cuya
instrucción corresponde a los Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
2) Dictará sentencia de conformidad con la acusación en los casos
establecidos por la LECrim.
3) Dictará sentencia de conformidad en los procesos por aceptación
de decreto del Ministerio Fiscal.
4) Conocimiento y fallo de los procesos por delitos leves con
excepción de los que son competencia de los Juzgados de Violencia
sobre la Mujer.
5) Procedimientos de habeas corpus.
6) Recursos contra resoluciones dictadas por los Juzgados de Paz
del partido judicial.
7) Cuestiones de competencia suscitadas entre Juzgados de Paz
del partido judicial.
8) Dicta órdenes de protección de víctimas de violencia sobre la
mujer cuando ejerce funciones de Juzgado de guardia y siempre
que no pueda adoptarlas en ese momento el Juzgado de Violencia
sobre la Mujer.
9) Ordena embargos y aseguramientos de pruebas como órgano
judicial de un Estado Miembro de la Unión Europea, cuando los
bienes o elementos de prueba se encuentran en territorio español.
10) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento
mutuo de resoluciones penales en la Unión Europea, que les
atribuya la ley.

9. JUZGADOS DE LO PENAL

— Conforme a lo dispuesto en el art. 89 bis de la LOPJ, conocerán


de:

1) Enjuiciamiento de las causas por delito que instruyen los


Juzgados de Instrucción.
2) Los Juzgados de lo Penal especializados (art. 98 de la LOPJ), del
enjuiciamiento de los asuntos instruidos por los Juzgados de
Violencia sobre la Mujer. A fin de facilitar el conocimiento de los
asuntos instruidos por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, y
atendiendo al número de asuntos existentes, deberán especializarse
uno o varios Juzgados en cada provincia.
3) Procedimientos de decomiso autónomo por los delitos para cuyo
conocimiento sean competentes.
4) Ejecución de las sentencias dictadas en causas por delito grave o
menos grave por los Juzgados de Instrucción.
5) Reconocimiento y ejecución de las resoluciones que impongan
sanciones pecuniarias transmitidas por las autoridades competentes
de otros Estados Miembros de la Unión Europea, cuando las
mismas deban cumplirse en territorio español.
6) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea, que les atribuya la
ley.

10. JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER

— Conforme a lo dispuesto en el art. 87 ter de la LOPJ, conocerán


de:

1) Instrucción de las causas por los concretos delitos que se


relacionan en las letras a) y b) del apartado 1.º del art. 87 ter LOPJ,
es decir, homicidio, aborto, lesiones, lesiones al feto, delitos contra
la libertad, delitos contra la integridad moral, contra la libertad e
indemnidad sexuales, contra la intimidad y el derecho a la propia
imagen, contra el honor o cualquier otro delito cometido con
violencia o intimidación, siempre que se hubiesen cometido contra
quien sea o haya sido su esposa, o mujer que esté o haya estado
ligada al autor por análoga relación de afectividad, aun sin
convivencia, así como de los cometidos sobre los descendientes,
propios o de la esposa o conviviente, o sobre los menores o
personas con la capacidad modificada judicialmente que con él
convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela,
acogimiento o guarda de hecho de la esposa o conviviente, cuando
también se haya producido un acto de violencia de género.
2) Instrucción de los procesos para exigir responsabilidad penal por
cualquier delito contra los derechos y deberes familiares, cuando la
víctima sea alguna de las personas mencionadas anteriormente.
3) Adopción de las correspondientes órdenes de protección a las
víctimas, sin perjuicio de las competencias atribuidas al Juez de
guardia.
4) Conocimiento y fallo de los procesos por delitos leves que les
atribuya la ley cuando la víctima sea alguna de las personas
señaladas anteriormente.
5) Instrucción de los procesos para exigir responsabilidad penal por
el delito de quebrantamiento previsto y penado en el art. 468 del
Código Penal (CP), cuando la persona ofendida por el delito cuya
condena, medida cautelar o medida de seguridad se haya
quebrantado sea o haya sido su esposa, o mujer que esté o haya
estado ligada al autor por una análoga relación de afectividad aun
sin convivencia, así como los descendientes, propios o de la esposa
o conviviente, o sobre los menores o personas con la capacidad
modificada judicialmente que con él convivan o que se hallen
sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de
hecho de la esposa o conviviente.
6) Dictará sentencia de conformidad con la acusación en los casos
establecidos por la ley.
7) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea, que les atribuya la
ley.

11. JUZGADOS DE MENORES

— Conforme a lo dispuesto en el art. 97 de la LOPJ, conocerán de:

1) Enjuiciamiento de las causas por delitos y faltas cometidos por


menores, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley reguladora de la
competencia y el procedimiento de los Juzgados de Menores (LJM).
2) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea, que les atribuya la
ley.

12. AUDIENCIAS PROVINCIALES

— Conforme a lo dispuesto en el art. 82.1 de la LOPJ, conocerán


de:

1) Enjuiciamiento de las causas por delito, a excepción de las que la


ley atribuye al conocimiento de los Juzgados de lo Penal o de otros
Tribunales.
2) Procedimientos de decomiso autónomo por los delitos para cuyo
conocimiento sean competentes.
3) Recursos que establezca la ley contra las resoluciones dictadas
por los Juzgados de Instrucción y de lo Penal de la provincia. Para
el conocimiento de los recursos contra resoluciones de los Juzgados
de Instrucción en juicios por delitos leves, la Audiencia Provincial se
constituirá con un solo Magistrado, mediante un turno de reparto.
4) Recursos que establezca la ley contra las resoluciones en
materia penal dictadas por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer
de la provincia. A fin de facilitar el conocimiento de estos recursos, y
atendiendo al número de asuntos existentes, deberán especializarse
una o varias de sus secciones. Esta especialización se extenderá a
aquellos supuestos en que corresponda a la Audiencia Provincial el
enjuiciamiento en primera instancia de asuntos instruidos por los
Juzgados de Violencia sobre la Mujer de la provincia.
5) Recursos contra las resoluciones de los Juzgados de Menores
con sede en la provincia y de las cuestiones de competencia entre
los mismos.
6) Recursos que establezca la ley contra las resoluciones de los
Juzgados de Vigilancia Penitenciaria, cuando la competencia no
corresponda a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
13. TRIBUNAL DEL JURADO

— Conforme a lo dispuesto en los arts. 1 y 5 de la Ley Orgánica


4/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado (en adelante, LOTJ),
conocerá de las causas por delito relacionadas en los arts. 1 y 5 de
la LOTJ. En concreto:

A) Delitos contenidos en las siguientes rúbricas del CP:

1) Delitos contra las personas. En este caso sólo será


competente el Tribunal del Jurado (TJ) si el delito fuese
consumado.
2) Delitos cometidos por los funcionarios públicos en el ejercicio
de sus cargos.
3) Delitos contra el honor.
4) Delitos contra la libertad y la seguridad.

B) Dentro de esas cuatro rúbricas del CP, el TJ será competente


para el conocimiento y fallo de las causas por los delitos tipificados
en los siguientes preceptos del CP:

1) Del homicidio (arts. 138 a 140).


2) De las amenazas (art. 169.1.º).
3) De la omisión del deber de socorro (art.s 195 y 196).
4) Del allanamiento de morada (arts. 202 y 204).
5) De la infidelidad en la custodia de documentos (arts. 413 a
415).
6) Del cohecho (arts. 419 a 426).
7) Del tráfico de influencias (arts. 428 a 430).
8) De la malversación de caudales públicos (arts. 432 a 434).
9) De los fraudes y exacciones ilegales (arts. 436 a 438).
10) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (arts. 439 y
440).
11) De la infidelidad en la custodia de presos (art. 471).
C) Quedan excluidos de la competencia del Jurado los delitos cuyo
enjuiciamiento venga atribuido a la Audiencia Nacional.

14. JUZGADOS DE VIGILANCIA PENITENCIARIA

— Conforme a lo dispuesto en los arts. 94. 1, 2, 3 y 5 y 95 de la


LOPJ, conocerán de:

1) La ejecución de penas privativas de libertad y medidas de


seguridad.
2) Control jurisdiccional de la potestad disciplinaria de las
autoridades penitenciarias.
3) Amparo de los derechos y beneficios de los internos en los
establecimientos penitenciarios y las demás que le atribuyan las
leyes.
4) Emisión y ejecución de los instrumentos de reconocimiento mutuo
de resoluciones penales en la Unión Europea, que les atribuya la
ley.

15. JUZGADOS DE PAZ

1) La LOPJ sigue manteniendo, erróneamente, la competencia de


los Juzgados de Paz para conocer de determinados juicios de faltas.
Dado que las faltas han sido suprimidas en el CP, ha de entenderse
que ha sido un olvido del legislador el suprimir esta atribución de los
Juzgados de Paz en el art. 100 de la LOPJ.
2) Por consiguiente, las únicas atribuciones que conservan los
Juzgados de Paz, en el orden penal, son la realización de
actuaciones penales a prevención, por delegación y otras que le
puedan atribuir las leyes.

II. LA COMPETENCIA DE LOS ÓRGANOS


JUDICIALES DEL ORDEN JURISDICCIONAL
PENAL
— Conforme a lo dispuesto en el art. 8 de la LECrim, la jurisdicción
penal es improrrogable. Ello quiere decir que las normas de
competencia tanto objetiva como funcional o territorial son
indisponibles para las partes, de tal manera que, a diferencia del
proceso civil, en el proceso penal no es posible ni la sumisión
expresa ni la sumisión tácita.
— Clases de competencia: competencia objetiva, competencia
territorial, competencia funcional y competencia por conexión.

1. COMPETENCIA FUNCIONAL

— La competencia funcional posee tres aspectos:

1) En un primer aspecto, las normas de competencia funcional


establecen, conforme a lo dispuesto en la LECrim, que el órgano
judicial que va a resolver de un asunto en la primera instancia
conocerá de la cuestión principal y de todos los incidentes que se
puedan plantear en el proceso en el que se vaya a resolver. Y,
además, determinan qué órgano judicial será competente para
ejecutar las resoluciones una vez que éstas sean firmes.
2) En un segundo aspecto, las normas de competencia funcional
establecen, conforme a lo dispuesto en la LECrim, qué órganos
judiciales van a conocer de la segunda instancia y de los distintos
recursos ordinarios y extraordinarios que se puedan plantear contra
las resoluciones dictadas en la primera y segunda instancia,
respectivamente.
3) En un tercer aspecto, las normas de competencia funcional
establecen, conforme a lo dispuesto en la LECrim y en la LOPJ, qué
órganos judiciales ostentan funciones de instrucción y cuáles
ostentan funciones de enjuiciamiento:
A) En este sentido, en los procesos por delitos menos graves y
graves (de acuerdo con la clasificación prevista en el art. 13 del
CP), en cuya sustanciación hay que distinguir una fase de
instrucción y una fase de enjuiciamiento, conforme a lo dispuesto
en la LOPJ y en el art. 14 de la LECrim, los órganos judiciales
que ostentan funciones de instrucción y funciones de
enjuiciamiento son los siguientes:

1. Los órganos judiciales que ostentan funciones de


instrucción son:

— Juzgados de Instrucción.
— Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
— Juzgados Centrales de Instrucción.
— En los procesos que sean competencia del Tribunal
Supremo (Sala Segunda o Sala de lo Penal) y de los
Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y Penal),
se designará un miembro de la Sala correspondiente,
conforme a un turno preestablecido, que actuará como
Magistrado Instructor, y que no formará parte de la misma
para enjuiciar en ese asunto concreto.

2. Los órganos judiciales que ostentan funciones de


enjuiciamiento son:

— Juzgados de lo Penal.
— Juzgados de lo Penal especializados.
— Juzgados de Menores.
— Tribunal del Jurado.
— Audiencias Provinciales.
— Tribunales Superiores de Justicia (Sala de lo Civil y
Penal).
— Juzgados Centrales de lo Penal.
— Juzgado Central de Menores.
— Audiencia Nacional (Sala de lo Penal).
— Tribunal Supremo (Sala Segunda o Sala de lo Penal).

B) En los procesos por delitos leves, en cuya sustanciación no


existe fase de instrucción, sino solamente fase de enjuiciamiento,
conforme a lo dispuesto en la LOPJ y en el art. 14 de la LECrim,
ostentarán competencia funcional para el conocimiento y fallo de
los mismos:

— Juzgados de Instrucción.
— Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
— Juzgados de Menores.

2. COMPETENCIA OBJETIVA

— Las normas de competencia objetiva determinan cuál es el


órgano judicial en cada caso concreto para conocer y resolver un
asunto en la primera instancia, es decir, para enjuiciar el asunto.
— Las normas sobre competencia objetiva tienen carácter
imperativo y, por tanto, no son disponibles para las partes, de tal
manera que tanto acusadores como acusados no pueden
modificarlas ni por acuerdo expreso ni tácito entre ellas.
— Para determinar qué órgano judicial es el competente
objetivamente para conocer, hay que aplicar cuatro criterios:
persona, clase de delito (si se trata de un delito grave, menos grave
o leve) y, para los supuestos de delitos graves y menos graves, de
un lado, el tipo concreto de delito, y, de otro, la pena señalada al
delito.

2.1. El criterio de la persona

— El criterio de la persona viene referido:

1) En primer lugar, a la cualidad de aforado que pueda concurrir en


la persona del acusado. En estos casos es necesario observar las
siguientes reglas:
1. Para instruir las primeras diligencias de las causas por delitos
que cometan los aforados serán siempre competentes los
órganos judiciales de la jurisdicción ordinaria (art. 12 de la
LECrim). Esta competencia se limita a la instrucción de las
primeras diligencias, por lo que, una vez concluidas, los órganos
judiciales de la jurisdicción ordinaria deben remitir las actuaciones
al Juez o Tribunal competente para conocer de la causa con
arreglo a las leyes, poniendo a su disposición a los detenidos y
los efectos del delito que hayan sido ocupados (art. 12 de la
LECrim).
2. Si a los órganos judiciales de la jurisdicción ordinaria que
estén instruyendo las primeras diligencias de las causas por
delitos que cometan los aforados, les consta que el órgano
judicial competente instruye causa sobre el mismo delito, deberán
cesar en la instrucción de estas diligencias e inhibirse a favor de
estos últimos. Los autos de inhibición que dicten los Jueces
instructores de la jurisdicción ordinaria en estos casos son
apelables ante la respectiva Audiencia (art. 12 de la LECrim).
3. A los efectos de los dos supuestos anteriores, se consideran
como primeras diligencias:

a) La de consignar las pruebas del delito que puedan


desaparecer.
b) La de recoger y poner en custodia cuanto conduzca a la
comprobación del delito y a la identificación del delincuente.
c) La de detener, en su caso, a los presuntos responsables del
delito.
d) La de proteger a los ofendidos o perjudicados por el delito,
a sus familiares o a otras personas. A efectos de esta
protección, se pueden acordar las medidas cautelares a las
que se refiere el art. 544 bis de la LECrim o la orden de
protección prevista en el art. 544 ter de esta ley (art. 13 de la
LECrim).
4. Si el acusado en un proceso penal tuviera la cualidad de
aforado, la LOPJ determina en sus arts. 55 bis, 57 y 73.3, cuál es
el órgano judicial competente para el enjuiciamiento, con
exclusión de cualquier otro, y con independencia del tipo de delito
y de la pena señalada al delito. En este sentido, serían
competentes, o bien los Tribunales Superiores de Justicia, Sala
de lo Civil y Penal, o bien el Tribunal Supremo, Sala Segunda o
Sala de lo Penal.
5. Sin embargo, para el caso de que los sujetos investigados o
encausados sean una pluralidad de personas, unas sujetas a la
jurisdicción ordinaria y otras aforadas, serán competentes para
instruir y enjuiciar las causas los órganos judiciales de la
jurisdicción ordinaria (art. 11 de la LECrim).
6. En los supuestos de delitos conexos, conforme a lo dispuesto
en el art. 16 de la LECrim, los órganos judiciales de la jurisdicción
ordinaria serán los competentes para juzgar a los reos de delitos
conexos, siempre que alguno esté sujeto a ella, aun cuando los
demás sean aforados. Esto ha de entenderse sin perjuicio de las
excepciones expresamente consignadas en la LECrim o en leyes
especiales, y singularmente en las leyes penales de Guerra y
Marina, respecto a determinados delitos.

2) El criterio de la persona viene referido, en segundo lugar, a la


cualidad de menor que pueda concurrir en la persona del acusado.
En estos casos:

1. Si el acusado en un proceso penal tuviera la cualidad de


menor, el órgano judicial competente sería, o bien el Juzgado de
Menores o bien el Juzgado Central de Menores, con exclusión de
cualquier otro (arts. 1 y 2 de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de
enero, por la que se regula la Responsabilidad Penal de los
Menores, en adelante LRPM, y arts. 96.2 y 97 de la LOPJ).
2. Ha de tenerse en cuenta, por un lado, que conforme a lo
dispuesto en el art. 1 de la LRPM, por menor, a efectos de esta
ley, ha de entenderse las personas mayores de 14 años y
menores de 18 años.
3. Ha de tenerse en consideración que la competencia para
conocer, por un lado, de los delitos de terrorismo cometidos por
menores, previstos en los arts. 571 a 580 del CP, y, por otro, de
los delitos cometidos por menores en el extranjero cuando
conforme al art. 23 de la LOPJ y a los Tratados Internacionales
corresponda su conocimiento a la jurisdicción española,
corresponderá al Juzgado Central de Menores (art. 2 de la
LRPM).
4. Por consiguiente, en los restantes supuestos, la competencia
objetiva se atribuye a los Juzgados de Menores.

3) El criterio de la persona viene referido, en tercer lugar, a la


cualidad de sujeto varón del acusado siempre que:

1. El presunto autor lo sea de un delito de violencia de género.


2. Que la víctima:

a) Sea o haya sido su esposa, o mujer que esté o haya estado


ligada al autor por análoga relación de afectividad, aun sin
convivencia.
b) O descendientes propios o de la esposa o conviviente
cuando también se haya producido un acto de violencia de
género.
c) O menores o personas con la capacidad modificada
judicialmente que con él convivan o que se hallen sujetos a la
potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho de la
esposa o conviviente, cuando también se haya producido un
acto de violencia de género.
En estos supuestos, la competencia para instruir se le atribuye
a los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, y la competencia
para enjuiciar a los Juzgados de lo Penal especializados [arts.
1 y 43 y ss. de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de
medidas de protección Integral contra la Violencia de Género
(LIVG), y 87 bis y 87 ter de la LOPJ].

2.2. El criterio de la clase de delito

— Si en el acusado no concurre la cualidad de aforado, menor o


sujeto varón presunto autor de un delito de violencia de género
(cuando la víctima sea alguna de las mencionadas en el punto
anterior), para determinar cuál es el órgano judicial que ostenta
competencia objetiva para resolver el asunto, hay que acudir al
criterio de la clase de delito: es decir, si el hecho es constitutivo de
un delito grave, menos grave o de un delito leve (según clasificación
prevista en el art. 13 del CP):

1) De los procesos por delitos leves conocerán en la primera


instancia los siguientes órganos judiciales: Juzgados de
Instrucción y Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
2) De los procesos por delitos menos graves y graves, conocerán
en la primera instancia los siguientes órganos judiciales:
Juzgados de lo Penal, Audiencias Provinciales, Tribunal del
Jurado, Juzgados Centrales de lo Penal, Audiencia Nacional
(Sala de lo Penal).

2.3. El criterio del tipo concreto de delito y el criterio de la pena


señalada al delito

— En los procesos por delitos menos graves y graves (según


clasificación prevista en el art. 13 del CP), para distribuir la
competencia objetiva entre los distintos órganos judiciales
mencionados anteriormente, hay que acudir, de un lado, al criterio
del tipo concreto de delito, y, de otro, al criterio de la pena señalada
al delito.

2.3.1. El criterio del tipo concreto de delito


— En aplicación del criterio del tipo concreto de delito, el Tribunal
del Jurado, conocerá de las causas por delito relacionadas en los
arts. 1 y 5 de la LOTJ.
— En concreto:

A) Delitos contenidos en las siguientes rúbricas del CP:

1) Delitos contra las personas. En este caso sólo será


competente el Tribunal del Jurado si el delito fuese
consumado.
2) Delitos cometidos por los funcionarios públicos en el
ejercicio de sus cargos.
3) Delitos contra el honor.
4) Delitos contra la libertad y la seguridad.

B) Dentro de esas cuatro rúbricas del CP, el Tribunal del Jurado


será competente para el conocimiento y fallo de las causas por
los delitos tipificados en los siguientes preceptos del CP:

1) Del homicidio (arts. 138 a 140).


2) De las amenazas (art. 169.1).
3) De la omisión del deber de socorro (arts. 195 y 196).
4) Del allanamiento de morada (arts. 202 y 204).
5) De la infidelidad en la custodia de documentos (arts. 413 a
415).
6) Del cohecho (arts. 419 a 426).
7) Del tráfico de influencias (arts. 428 a 430).
8) De la malversación de caudales públicos (arts. 432 a 434).
9) De los fraudes y exacciones ilegales (arts. 436 a 438).
10) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (arts. 439 y
440).
11) De la infidelidad en la custodia de presos (art. 471).

Quedan excluidos de la competencia del Jurado, los delitos cuyo


enjuiciamiento venga atribuido a la Audiencia Nacional.
2.3.2. El criterio de la pena señalada al delito

— En aplicación del criterio de la pena señalada al delito son


competentes los siguientes órganos judiciales:

A) El Juez de lo Penal o el Juzgado Central de lo Penal (este


último, en el ámbito de los delitos previstos en el art. 65 de la
LOPJ), conforme a lo dispuesto en el art. 14.4 de la LECrim,
serán competentes:

— Para el enjuiciamiento de los procesos por delitos a los que


la ley señale pena privativa de libertad de duración no superior
a cinco años o pena de multa cualquiera que sea su cuantía, o
cualesquiera otras de distinta naturaleza, bien sean únicas,
conjuntas o alternativas, siempre que la duración de éstas no
exceda de 10 años, así como de los delitos leves, sean o no
incidentales, imputables a los autores de estos delitos o a
otras personas, cuando la comisión del delito leve o su prueba
estuviesen relacionadas con aquéllos.

B) La Audiencia Provincial o la Sala de lo Penal de la Audiencia


Nacional (esta última, en el ámbito de los delitos previstos en el
art. 65 de la LOPJ):

— Para el enjuiciamiento de los procesos por delitos a los que


la ley señale pena privativa de libertad de duración superior a
cinco años, o cualesquiera otras de distinta naturaleza, bien
sean únicas, conjuntas o alternativas, siempre que la duración
de éstas exceda de 10 años, así como de los delitos leves,
sean o no incidentales, imputables a los autores de estos
delitos o a otras personas, cuando la comisión del delito leve o
su prueba estuviesen relacionadas con aquéllos.

— Por último, cuando el procedimiento se dirija exclusivamente


contra una persona jurídica y el conocimiento y fallo de una causa
dependa de la gravedad de la pena señalada al delito por el CP, se
atenderá en todo caso a la pena legalmente prevista para la persona
física.

3. COMPETENCIA TERRITORIAL

— Las normas de competencia territorial concretan, definitivamente,


cuál de esos órganos judiciales (con competencia funcional y
objetiva para enjuiciar) es el que va a resolver un asunto concreto,
atendiendo a la conexión de ese asunto, o de alguno de sus
elementos, con el territorio en el que el órgano ejerce su jurisdicción.
— Esos elementos de conexión se denominan Fueros, y aparecen
regulados en los arts. 15 y 15 bis de la LECrim.
— Las clases de Fueros previstas en la LECrim son las siguientes:
Fuero general, Fueros subsidiarios y Fuero especial.

3.1. Fuero general

— Conforme a lo dispuesto en el art. 15, inciso primero, de la


LECrim, el Fuero general es el del lugar en que se haya cometido el
delito.

3.2. Fueros subsidiaros

— Conforme a lo dispuesto en el art. 15 de la LECrim, cuando no


conste el lugar en que se cometió el delito, se aplicarán los
siguientes Fueros de forma subsidiaria unos de otros:

1) El del término municipal, partido o circunscripción en que se


hayan descubierto pruebas materiales del delito.
2) El del término municipal, partido o circunscripción en que el
presunto reo haya sido aprehendido.
3) El de la residencia del reo presunto.
4) Cualquiera que hubiese tenido noticia del delito.
Sin embargo, en el momento en que a los órganos judiciales que, en
aplicación de estos fueros subsidiarios, estuvieran conociendo del
asunto, les conste el lugar en que se hubiese cometido el delito,
deberán acordar la inhibición en favor del competente, poniendo en
su caso los detenidos a disposición del mismo y acordando remitir,
en la misma resolución, las diligencias y efectos ocupados.

3.3. Fuero especial

— De acuerdo con lo dispuesto en el art. 15 bis de la LECrim, en el


caso de que se trate de algunos de los delitos cuyo conocimiento
corresponde al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, la competencia
territorial vendrá determinada por el lugar del domicilio de la víctima.

4. COMPETENCIA POR CONEXIÓN

— La competencia por conexión se encuentra regulada en los arts.


11 a 13 y 16 a 18 de la LECrim, y, para el caso de las causas de
competencia del Tribunal del Jurado, en el art. 5 de la LOTJ.
— Como norma general, dispone el art. 17.1 de la LECrim que cada
delito dará lugar a la formación de una única causa.
— Pero, para el caso de los delitos conexos, éstos serán
investigados y enjuiciados en la misma causa cuando la
investigación y la prueba en conjunto de los hechos resulten
convenientes para su esclarecimiento y para la determinación de las
responsabilidades procedentes.
— Sin embargo, cuando la investigación y el enjuiciamiento de los
delitos conexos en la misma causa suponga una excesiva
complejidad o una dilación para el proceso, se investigarán y
enjuiciarán por separado.
— Los supuestos de delitos conexos aparecen previstos en el art.
17.2 de la LECrim que establece que se consideran delitos conexos,
a efectos procesales:
1) Los cometidos por dos o más personas reunidas.
2) Los cometidos por dos o más personas en distintos lugares o
tiempos si hubiera precedido concierto para ello.
3) Los cometidos como medio para perpetrar otros o facilitar su
ejecución.
4) Los cometidos para procurar la impunidad de otros delitos.
5) Los delitos de favorecimiento real y personal y el blanqueo de
capitales respecto al delito antecedente.
6) Los cometidos por diversas personas cuando se ocasionen
lesiones o daños recíprocos.

— Los delitos que no sean conexos pero hayan sido cometidos por
la misma persona y tengan analogía o relación entre sí, cuando
sean de la competencia del mismo órgano judicial, podrán ser
enjuiciados en la misma causa, a instancia del Ministerio Fiscal, si la
investigación y la prueba en conjunto de los hechos resultan
convenientes para su esclarecimiento y para la determinación de las
responsabilidades procedentes, salvo que suponga excesiva
complejidad o dilación para el proceso.
— Los órganos judiciales competentes para conocer de los delitos
conexos aparecen previstos en los arts. 16 (en relación con los arts.
11, 12 y 13 de la LECrim) y 18 de la LECrim:

1) Son órganos judiciales competentes para conocer de los


delitos conexos, con carácter general:

1. El del territorio en que se haya cometido el delito a que esté


señalada pena mayor.
2. El que primero comenzare la causa en el caso de que a los
delitos esté señalada igual pena.
3. El que la Audiencia de lo criminal o el Tribunal Supremo en
sus respectivos casos designen, cuando las causas hubieren
empezado al mismo tiempo, o no conste cuál comenzó
primero.
2) Sin embargo, será competente para conocer de los delitos
conexos cometidos por dos o más personas en distintos lugares,
si hubiera precedido concierto para ello, con preferencia a los
indicados anteriormente, el Juez o Tribunal del partido judicial
sede de la correspondiente Audiencia Provincial, siempre que:

a) Los distintos delitos se hubieren cometido en el territorio de


una misma provincia, y
b) al menos uno de ellos se hubiera perpetrado dentro del
partido judicial sede de la correspondiente Audiencia
Provincial.

3) Por último, y conforme a lo dispuesto en el art. 15 bis de la


LECrim, la competencia de los Juzgados de Violencia sobre la
Mujer se extenderá a la instrucción de los delitos graves y delitos
leves conexos a aquéllos, siempre que la conexión tenga su
origen en alguno de los supuestos previstos en los números 3 y 4
del art. 17 de la LECrim, es decir, o bien que los delitos conexos
se hayan cometido como medio para perpetrar otros o facilitar su
ejecución, o bien que los delitos conexos se hayan cometido para
procurar la impunidad de otros delitos.

— Para la determinación de los supuestos de delitos conexos en


relación con el Tribunal del Jurado, de acuerdo con lo dispuesto en
el art. 5 de la LOTJ:

1) Tienen la consideración de delitos conexos, a efectos de la


competencia del Tribunal del Jurado, aquellos que puedan
entenderse comprendidos en alguno de los siguientes supuestos:

a) Que dos o más personas reunidas cometan


simultáneamente los distintos delitos.
b) Que dos o más personas cometan más de un delito en
distintos lugares o tiempos, si hubiere precedido concierto para
ello.
c) Que alguno de los delitos se haya cometido para perpetrar
otros, facilitar su ejecución o procurar su impunidad.

2) En ningún caso podrá enjuiciar el Tribunal del Jurado por


conexión el delito de prevaricación, así como aquellos delitos
conexos cuyo enjuiciamiento pueda efectuarse por separado sin
que se rompa la continencia de la causa.
3) Cuando un solo hecho pueda constituir dos o más delitos, será
competente el Tribunal del Jurado para su enjuiciamiento si
alguno de ellos fuera de los atribuidos a su conocimiento.
4) Cuando diversas acciones y omisiones constituyan un delito
continuado, será competente el Tribunal del Jurado si éste fuere
de los atribuidos a su conocimiento.
5) Por último, cabe aludir, en lo que respecta a la competencia
por conexión en relación con el Tribunal del Jurado al Acuerdo
del Pleno No Jurisdiccional de la Sala Segunda del Tribunal
Supremo, de 9 de marzo de 2017, que se pronuncia sobre la
incidencia en el procedimiento de la Ley del Jurado de las reglas
de conexión del art. 17 de la LECrim en los siguientes términos:

a) De los delitos que se enumeran en el art. 1.2 de la LOTJ,


siempre y sólo conocerá el Tribunal del Jurado.
b) Si se ha de conocer de varios delitos que todos sean
competencia del Tribunal del Jurado, como regla general se
seguirá un procedimiento para cada uno de ellos sin
acumulación de causas. Será excepción la prevista en el art.
17 de la LECrim, que establece que serán investigados y
enjuiciados en la misma causa cuando la investigación y la
prueba en conjunto de los hechos resulten convenientes para
su esclarecimiento y para la determinación de las
responsabilidades procedentes, salvo que suponga excesiva
complejidad o dilación para el proceso.
c) También conocerá de las causas que pudieran seguirse por
otros delitos cuya competencia no le esté en principio atribuida
en los casos en que resulte ineludiblemente impuesta la
acumulación, pero que sean conexos.
d) La procedencia de tal acumulación derivará de la necesidad
de evitar la ruptura de la continencia de la causa. Se entiende
que no existe tal ruptura, si es posible que respecto de alguno
o algunos de los delitos pueda recaer sentencia de fallo
condenatorio o absolutorio, y respecto de otro u otros pueda
recaer sentencia de sentido diferente.
e) Existirá conexión determinante de la acumulación de los
supuestos del art. 5 de la LOTJ.
f) En el supuesto del art. 5.2.a) de la LOTJ, se entenderá que
también concurre la conexión conforme al art. 17.6 de la
LECrim cuando se trate de delitos cometidos por diversas
personas cuando se ocasionen lesiones o daños recíprocos.
g) Cuando se atribuyan a una sola persona varios hechos
delictivos cometidos simultáneamente en unidad temporo-
espacial y uno de ellos sea competencia del Tribunal del
Jurado, se considerarán delitos conexos por analogía con lo
dispuesto en el art. 5.2 de la LOTJ, por lo que, si deben
enjuiciarse en un único procedimiento, el Tribunal del Jurado
mantendrá su competencia sobre el conjunto.
h) En los casos de relación funcional entre dos delitos (para
perpetrar, facilitar ejecución o procurar impunidad), si uno de
ellos es competencia del Tribunal del Jurado y otro no,
conforme al art. 5.2.c) de la LOTJ, se estimará que existe
conexión conociendo el Tribunal del Jurado de los delitos
conexos.
i) No obstante, en tales supuestos de conexión por relación
funcional, la acumulación debe subordinarse a una estricta
interpretación del requisito de evitación de la ruptura de la
continencia, especialmente cuando el delito atribuido al
Tribunal del Jurado es de escasa gravedad y el que no es
principio de su competencia resulta notoriamente más grave o
de los excluidos de su competencia precisamente por la
naturaleza del delito.
j) Tampoco conocerá el Tribunal del Jurado del delito de
prevaricación aunque resulte conexo a otro competencia de
aquél. Pero sí podrá conocer, de mediar tal conexión, del delito
de homicidio no consumado.
k) Cuando un solo hecho pueda constituir dos o más delitos,
será competente el Tribunal del Jurado para su enjuiciamiento
si alguno de ellos fuera de los atribuidos a su conocimiento.
Así mismo, cuando diversas acciones y omisiones constituyan
un delito continuado será competente el Tribunal del Jurado si
éste fuere de los atribuidos a su conocimiento.
l) A los efectos del art. 17 de la LECrim, se considerarán
conexos los diversos delitos atribuidos a la misma persona en
los que concurra, además de analogía entre ellos, una relación
temporal y espacial determinante de la ineludible necesidad de
su investigación y prueba en conjunto, aunque la competencia
objetiva venga atribuida a órganos diferentes. En tales casos,
si de uno de los delitos debiera conocer el Tribunal del Jurado,
se estará a lo establecido en el apartado 5 párrafo segundo del
Acuerdo [que nosotros hemos designado como apartado g)].

III. TRATAMIENTO PROCESAL DE LA


COMPETENCIA

1. CLASES DE CUESTIONES DE COMPETENCIA

— A ellas hacen referencia con carácter general los arts. 51 y 52 de


la LOPJ.
— Las reglas que contienen los mencionados preceptos de la LOPJ
son las siguientes:
1) Las cuestiones de competencia entre Juzgados y Tribunales
de un mismo orden jurisdiccional se resolverán por el órgano
inmediato superior común, conforme a las normas establecidas
en las leyes procesales.
2) En la resolución en que se declare la falta de competencia, se
expresará el órgano que se considere competente.
3) No podrán suscitarse cuestiones de competencia entre Jueces
y Tribunales subordinados entre sí.
4) El Juez o Tribunal superior fijará, en todo caso, y sin ulterior
recurso, su propia competencia, oídas las partes y el Ministerio
Fiscal por plazo común de 10 días. Acordado lo procedente,
recabarán las actuaciones del Juez o Tribunal inferior o le
remitirán las que se hallare conociendo.

— Conforme a lo dispuesto en el art. 759.3 de la LECrim, ha de


partirse de la premisa de que cuando algún Juez de Instrucción, de
lo Penal, o Central de Instrucción o Central de lo Penal, viniera
entendiendo de causa atribuida a la competencia de las Audiencias
respectivas (Audiencias Provinciales o Audiencia Nacional), se
limitarán éstas a ordenar a aquéllos, oídos el Ministerio Fiscal y las
partes personadas por plazo de dos días, que se abstengan de
conocer y les remitan las actuaciones.
— La remisión que los mencionados preceptos de la LOPJ hacen a
las leyes procesales, implica, en el ámbito del proceso penal, la
aplicación de lo dispuesto en los arts. 19 y ss. de la LECrim.
— En lo que a las cuestiones de competencia se refiere, la LECrim
distingue entre la declinatoria y la inhibitoria, de tal manera que,
conforme a lo dispuesto en el art. 26 LECrim:

a) La inhibitoria se propondrá ante el Juez o Tribunal que se


repute competente.
b) La declinatoria se propondrá ante el Juez o Tribunal que se
repute incompetente.
— El uso de uno de estos medios excluye absolutamente el del otro,
tanto durante la sustanciación de la cuestión de competencia como
una vez que ésta se halle terminada.
— Terminado el sumario, toda cuestión de competencia que se
promueva suspenderá los procedimientos hasta la decisión de ella
(art. 24 de la LECrim).

2. PROMOTORES DE LAS CUESTIONES DE COMPETENCIA

— El Ministerio Fiscal y las partes promoverán las cuestiones de


competencia por inhibitoria o por declinatoria.
— Podrán promover y sostener competencia, conforme a lo
dispuesto en el art. 19 de la LECrim:

1) Las partes desde la citación hasta el acto de la


comparecencia.
2) Los Jueces de Instrucción durante el sumario.
3) Las Audiencias de lo criminal durante la sustanciación del
juicio.
4) El Ministerio Fiscal en cualquier estado de la causa.
5) El acusador particular antes de formular su primera petición
después de personado en la causa.
6) El procesado y la parte civil, ya figure como actora, ya
aparezca como responsable, dentro de los tres días siguientes a
aquel en que se les comunique la causa para calificación.

— Sin embargo, el Tribunal Supremo no podrá formar ni promover


cuestiones de competencia y ningún Juez, Tribunal o parte podrá
promoverlas contra él.
Cuando algún Juez o Tribunal viniere entendiendo de un asunto
cuyo conocimiento estuviere reservado al Tribunal Supremo,
ordenará éste a aquél, de oficio, a excitación del Ministerio Fiscal o
a solicitud de parte, que se abstenga de todo procedimiento y remita
los antecedentes en el término de segundo día, para en su vista,
resolver.
El Tribunal Supremo podrá, sin embargo, autorizar, en la misma
orden y entre tanto que resuelve la competencia, la continuación de
aquellas diligencias cuya urgencia o necesidad fueren manifiestas.
Contra la decisión del Tribunal Supremo no se da recurso alguno
(art. 21 de la LECrim).

3. ÓRGANOS JUDICIALES COMPETENTES PARA RESOLVER LAS


CUESTIONES DE COMPETENCIA

— Conforme a lo dispuesto en el art. 20 de la LECrim, son


superiores jerárquicos para resolver sobre las cuestiones de
competencia:

1.º De los Jueces de Paz del mismo partido judicial, los Juzgados
de Instrucción (carece de aplicación a raíz de la reforma operada
en el CP suprimiendo las faltas y sustituyéndolas por los delitos
leves. Los Juzgados de Paz ya no poseen competencia para
conocer de ningún proceso penal).
2.º De los Jueces de Instrucción de una misma circunscripción, la
Audiencia Provincial respectiva.
3.º De las Audiencias Provinciales de una misma Comunidad
Autónoma, el Tribunal Superior de Justicia.
4.º De los Tribunales Superiores de Justicia, o cuando la
competencia sea entre una Audiencia Provincial y la Sala de lo
Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia, el Tribunal
Supremo.

— Cuando cualquiera de los Jueces o Tribunales mencionados en


los números 1.º, 2.º y 3.º no tengan superior inmediato común,
decidirá la competencia el que lo sea en el orden jerárquico, y, a
falta de éste, el Tribunal Supremo.
4. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN DE COMPETENCIA

— La LECrim hace referencia a dos supuestos: por un lado,


aquellos casos en los que el planteamiento de la cuestión de
competencia es llevado a cabo por el propio órgano judicial, sin que
medie petición de parte, y, por otro, aquellos supuestos en los que la
cuestión de competencia es planteada por alguna de las partes y/o
el Ministerio Fiscal.

A) Planteamiento de la cuestión de competencia por los propios


órganos judiciales:

1) Supuesto en el que dos o más Jueces de Instrucción se


reputen competentes para actuar en un asunto (art. 22 de la
LECrim):

a) Si a la primera comunicación entre ambos no se pusieren


de acuerdo sobre la competencia, darán cuenta con remisión
de testimonio al superior competente.
b) El superior competente decidirá de plano y sin ulterior
recurso cuál de los Jueces Instructores debe actuar.
c) Mientras no recaiga decisión, cada uno de los Jueces
Instructores seguirá practicando las diligencias necesarias
para comprobar el delito y aquellas otras que considere de
reconocida urgencia.
d) Dirimido el conflicto por el superior a quien competa, el
Letrado de la Administración de Justicia del Juzgado de
Instrucción que deje de actuar remitirá las diligencias
practicadas y los objetos recogidos al Juzgado de Instrucción
declarado competente, dentro del segundo día, a contar desde
aquél en que reciba la orden del superior para que deje de
conocer.

2) Supuesto en el que el Juez o Tribunal que se considere


competente promueve la competencia (se considera competente
para conocer del asunto), y supuesto en el que el Juez o Tribunal
que se considere incompetente acuerda la inhibición a favor del
Juez o Tribunal competente cuando considere que el
conocimiento de la causa no le corresponde, aunque sobre ello
no haya precedido reclamación de los interesados ni del
Ministerio Fiscal.
En estos casos, entretanto no recaiga decisión judicial firme
resolviendo definitivamente la cuestión promovida o aceptando la
competencia, el Juez de Instrucción que acuerde la inhibición a
favor de otro de la misma clase seguirá practicando todas las
diligencias necesarias para comprobar el delito, averiguar e
identificar a los posibles culpables y proteger a los ofendidos o
perjudicados por el mismo.
A tal efecto, la resolución que inicialmente acuerde la inhibición
expresará esta circunstancia, y a ella se acompañará únicamente
testimonio de las actuaciones.
Dirimida la cuestión o aceptada la competencia por resolución
firme, el Letrado de la Administración de Justicia remitirá los
autos originales y las piezas de convicción al Juez que resulte
competente.
Los autos que los Jueces de Instrucción dicten inhibiéndose a
favor de otro Juez o jurisdicción serán apelables. Contra los de
las Audiencias podrá interponerse el recurso de casación (art. 25
de la LECrim).

B) Planteamiento de la cuestión de competencia por el Ministerio


Fiscal o cualquiera de las partes, durante el sumario o en cualquier
fase de instrucción de un proceso penal.
Si el Ministerio Fiscal o cualquiera de las partes entendieran que el
Juez instructor no tiene competencia para actuar en la causa,
podrán reclamar ante el Tribunal superior a quien corresponda, el
cual, previos los informes que estime necesarios, resolverá de plano
y sin ulterior recurso.
En este supuesto, el Letrado de la Administración de Justicia del
Juzgado de Instrucción que deje de actuar, remitirá las diligencias
practicadas y los objetos recogidos al declarado competente, dentro
del segundo día, a contar desde aquel en que reciba la orden del
superior para que deje de conocer (art. 23 de la LECrim).

5. DECLINATORIA E INHIBITORIA

— Como se ha señalado al comienzo del epígrafe, la LECrim


distingue entre la declinatoria y la inhibitoria, de tal manera que,
conforme a lo dispuesto en el art. 26 de la LECrim, la inhibitoria se
propondrá ante el Juez o Tribunal que se repute competente, y la
declinatoria se propondrá ante el Juez o Tribunal que se repute
incompetente.
— En ambos casos, la cuestión de competencia es planteada por el
Ministerio Fiscal o por alguna de las partes.
— La LECrim regula separadamente el planteamiento,
sustanciación y decisión tanto de la declinatoria como de la
inhibitoria, en atención a la naturaleza unipersonal o colegiada del
órgano judicial ante el que se plantea.

5.1. La inhibitoria y la declinatoria ante los órganos judiciales


unipersonales

— A ellas hacen referencia los arts. 27 a 32 de la LECrim.


— Ha de tomarse en consideración que la referencia a los «Jueces
municipales» que contienen ya no puede ser entendida en relación
con los Jueces de Paz, dado que, desde 2015, han sido
desprovistos de competencia para el conocimiento y resolución de
procesos penales, al suprimir el legislador las faltas en el CP y,
como consecuencia de ello, desaparecer el denominado «juicio de
faltas».
— En lo que respecta a la Inhibitoria, los arts. 27 a 31 de la LECrim
contienen la siguiente tramitación:
1) El Juez ante quien se proponga la inhibitoria, oirá al Ministerio
Fiscal cuando éste no la hubiera propuesto y resolverá por auto
en término de segundo día si procede o no el requerimiento de
inhibición:

a) El auto denegatorio de requerimiento de inhibición es


apelable en ambos efectos.
b) Si el Juez estimara que procede el requerimiento de
inhibición, lo mandará practicar por medio de oficio, en el cual
consignará los fundamentos de su auto. El oficio se remitirá en
el plazo de 24 horas.

2) El Juez requerido de inhibición, oyendo al Ministerio Fiscal,


resolverá en término del segundo día si desiste de conocer o
mantiene su competencia:

a) En el primer caso remitirá, dentro de las 24 horas


siguientes, las diligencias practicadas al Juez requirente.
b) Si mantiene su competencia, se lo comunicará dentro del
mismo plazo, exponiendo los fundamentos de su resolución.

3) Recibidos los autos por el Juez requirente, declarará, sin más


trámites, y dentro de 24 horas, si insiste en la competencia o se
aparta de ella:

a) En el primer caso lo participará en el mismo día al Juez


requerido para que remita las diligencias al Juez o Tribunal
que deba resolver la competencia, a tenor de lo dispuesto en
el art. 20 de la LECrim, haciendo él la remisión de las suyas
dentro de las 24 horas siguientes.
b) En el segundo caso, lo participará en el mismo plazo al
Juez requerido para que éste pueda continuar conociendo.
c) Los autos que los Jueces requeridos dicten accediendo a la
inhibición serán apelables ante el respectivo Juez de
Instrucción.
d) También serán apelables los autos que dicten los Jueces
requirentes desistiendo de la inhibición.

4) Recibidas las diligencias por el superior competente para


resolver la competencia y oído el Ministerio Fiscal por término de
segundo día, aquél la decidirá dentro de los tres siguientes a
aquel en que el Ministerio Fiscal evacue el traslado.
5) Contra lo resuelto procederá el recurso de casación.
6) Contra la resolución del Tribunal Supremo no se da recurso
alguno.

— En lo que respecta a la Declinatoria, el art. 32 de la LECrim,


dispone que cuando se proponga declinatoria ante un Juez,
resolverá éste en término de segundo día, oyendo previamente al
Ministerio Fiscal sobre si procede o no acordar la inhibición:

a) El auto en que se deniegue la inhibición es apelable en ambos


efectos ante el superior a quien corresponda, resolver la
competencia.
b) Contra la resolución del superior procederá el recurso de
casación.

5.2. La inhibitoria y la declinatoria ante los órganos judiciales


colegiados

— A ellas hacen referencia los arts. 33 a 45, 666, 674, 676 y 678 de
la LECrim.
— En lo que respecta a la Inhibitoria, los arts. 33 a 44 de la LECrim
contienen la siguiente tramitación:

1) La inhibición ante los Tribunales se propondrá en escrito con


firma de letrado. En el escrito expresará el que la proponga que
no ha empleado la declinatoria. Si resultase lo contrario, será
condenado en costas, aunque se decida en su favor la
competencia o aunque la abandone en lo sucesivo.
2) El Letrado de la Administración de Justicia del Tribunal ante
quien se proponga la inhibitoria dará traslado por término de uno
o dos días, según el volumen de la causa, al Ministerio Fiscal,
cuando éste no lo haya propuesto, así como a las demás partes
que figuren en la causa de que pudiera a la vez estar conociendo
el Tribunal a quien se haya instado para que haga el
requerimiento y, en su vista, el Tribunal mandará, dentro de los
dos días siguientes, librar oficio inhibitorio, o declarará no haber
lugar a ello.
3) Contra el auto en que se deniegue el requerimiento de
inhibición sólo habrá lugar al recurso de casación.
4) Con el oficio de inhibición se acompañará testimonio que se
extenderá y remitirá en el plazo improrrogable de uno a tres días,
según el volumen de la causa:

a) Del escrito en que se haya pedido.


b) De lo expuesto por el Ministerio Fiscal y por las partes, en
su caso.
c) Del auto que se haya dictado.
d) De lo demás que el Tribunal estime conducente para fundar
su competencia.

5) El Letrado de la Administración de Justicia del Tribunal


requerido acusará inmediatamente recibo y dará traslado al
Ministerio Fiscal, al acusador particular, si lo hubiere, a los
sujetos referidos en los arts. 118 y 520 que se hubieren
personado y a los que figuren como parte civil, por un plazo que
no podrá exceder de 24 horas a cada uno.
6) A continuación, el Tribunal dictará auto inhibiéndose o
declarando que no ha lugar a hacerlo. Contra el auto en el que el
Tribunal se inhibiera, no se dará otro recurso que el de casación.
7) Consentido o ejecutoriado el auto en el que el Tribunal se
hubiese inhibido, el Letrado de la Administración de Justicia
remitirá la causa, dentro del plazo de tres días, al Tribunal que
hubiera propuesto la inhibitoria, con emplazamiento de las partes
y poniendo a disposición de aquél los procesados, las pruebas
materiales del delito y los bienes embargados.
8) Si se denegara la inhibición, se comunicará el auto al Tribunal
requirente, con testimonio de lo expuesto por el Ministerio Fiscal
y por las partes y de todo lo demás que se crea conducente.
El testimonio se expedirá y remitirá dentro de tres días. En el
oficio de remisión, se exigirá que el Tribunal requirente conteste
inmediatamente para continuar actuando si no insiste en la
inhibición, o que en otro caso remita la causa a quien
corresponda para que decida la competencia.
9) Recibido el oficio, el Tribunal que hubiere propuesto la
inhibitoria dictará, sin más trámites, auto en término de segundo
día. Contra el auto desistiendo de la inhibición sólo procederá el
recurso de casación.
10) Consentido o ejecutoriado el auto en el que el Tribunal
desista de la inhibitoria, lo comunicará en el término de 24 horas
al requerido de inhibición, remitiéndole al propio tiempo todo lo
actuado para su unión a la causa.
11) Si el Tribunal requirente mantiene su competencia, lo
comunicará en el término de 24 horas al requerido de inhibición
para que remita la causa al Tribunal a quien corresponda la
resolución, haciéndolo él de lo actuado ante el mismo.
12) Las competencias se decidirán por el Tribunal dentro de los
tres días siguientes a aquel en que el Ministerio Fiscal hubiese
emitido dictamen, que evacuará en el término de segundo día.
13) Contra estos autos, cuando procedan de las Audiencias,
habrá lugar al recurso de casación. Contra los pronunciados por
el TS no se da recurso alguno.
14) El Tribunal que resuelva la competencia podrá condenar al
pago de las costas causadas en la inhibitoria a las partes que la
hubieren sostenido o impugnado con notoria temeridad,
determinando en su caso la proporción en que deban pagarlas.
Cuando no hiciere especial condena en costas, se entenderán de
oficio las causadas en la competencia.

— En lo que respecta a la Declinatoria, los arts. 45 y 666 de la


LECrim disponen que tanto las declinatorias de jurisdicción como de
competencia han de sustanciarse como artículos de previo
pronunciamiento en el caso del proceso ordinario. La sustanciación
de las mismas, en el ámbito del proceso ordinario, habrá de
ajustarse a lo dispuesto en los arts. 674, 676 y 678 de la LECrim:

a) En el día siguiente al de la vista, el Tribunal dictará auto


resolviendo sobre las cuestiones propuestas. Si una de ellas
fuere la de declinatoria de jurisdicción, el Tribunal la resolverá
antes que las demás.
b) Cuando la estime procedente, mandará remitir los autos al
Tribunal o Juez que considere competente, y se abstendrá de
resolver sobre las demás.
c) Si el Tribunal no estimare suficientemente justificada la
declinatoria, declarará no haber lugar a ella, confirmando su
competencia para conocer del delito.
d) Las partes podrán reproducir en el juicio oral, como medios de
defensa, las cuestiones previas que se hubiesen desestimado,
excepto la de declinatoria.

— Lo señalado es de aplicación en las causas competencia del


Tribunal del Jurado sin perjuicio de lo que pueda alegarse al recurrir
contra la sentencia.
— Por último, en lo que respecta al procedimiento abreviado, el art.
786 de la LECrim establece que el juicio oral comenzará con la
lectura de los escritos de acusación y de defensa. Seguidamente, a
instancia de parte, el Juez o Tribunal abrirán un turno de
intervenciones para que puedan las partes exponer lo que estimen
oportuno acerca de la competencia del órgano judicial, vulneración
de algún derecho fundamental, existencia de artículos de previo
pronunciamiento, causas de la suspensión de juicio oral, nulidad de
actuaciones, así como sobre el contenido y finalidad de la pruebas
propuestas o que se propongan para practicarse en el acto. El Juez
o Tribunal resolverá en el mismo acto lo procedente sobre las
cuestiones planteadas. Frente a la decisión adoptada no cabrá
recurso alguno, sin perjuicio de la pertinente protesta y de que la
cuestión pueda ser reproducida, en su caso, en el recurso frente a la
sentencia.
TEMA 8
LAS PARTES EN EL PROCEDIMIENTO
PENAL. CAPACIDAD, LEGITIMACIÓN,
REPRESENTACIÓN Y DEFENSA

I. LAS PARTES EN EL PROCEDIMIENTO PENAL


— En el proceso penal es necesario respetar el principio de
dualidad de partes y, por consiguiente, es imprescindible que
concurran una parte activa y una parte pasiva.
— Como parte activa (parte acusadora) interviene un acusador que
normalmente pedirá la condena del investigado o encausado, y,
como parte pasiva (parte acusada), ha de intervenir un acusado que
es aquel sujeto cuya condena se pretende.

II. LAS PARTES ACUSADORAS: CONCEPTO,


CLASES, CAPACIDAD, LEGITIMACIÓN,
REPRESENTACIÓN Y DEFENSA
— Como partes acusadoras pueden actuar:

1) Ministerio Fiscal.
2) El acusador particular.
3) El acusador privado.
4) El actor popular.
5) El actor civil.
— En lo que respecta a la postulación de las partes acusadoras,
será preceptiva la intervención de abogado y procurador en los
procesos por delitos, con excepción de los procedimientos por
delitos leves. Ello se deduce de lo dispuesto en el art. 277 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), que exige que la querella lleve
la firma de abogado y procurador (MONTERO AROCA). Obviamente
se entiende exceptuado de esta regla general el Ministerio Fiscal,
que no precisa ni estar defendido por abogado y ni ser representado
por procurador.

1. EL MINISTERIO FISCAL

— ¿Qué legitimación ostenta el Ministerio Fiscal en los procesos


penales en atención al tipo de delito perseguible? ¿Cuál es la
concreta intervención del mismo en el proceso penal?

1.1. Legitimación del Ministerio Fiscal

— De acuerdo con lo dispuesto en el art. 105 de la LECrim, los


funcionarios del Ministerio Fiscal tendrán la obligación de ejercitar,
con arreglo a las disposiciones de la Ley, todas las acciones penales
que consideren procedentes, haya o no acusador particular en las
causas, menos aquellas que el Código Penal (CP) reserva
exclusivamente a la querella privada.
— El Ministerio Fiscal está legitimado para ejercitar la acción penal
en todos los procesos por delitos públicos.
— En los procesos por delitos semipúblicos, puesto que para su
persecución es necesaria la previa denuncia o querella de la
persona ofendida o víctima del delito (o de su representante legal),
el Ministerio Fiscal sólo ostenta legitimación para intervenir como
parte acusadora si aquella denuncia o querella se interponen.
— En los procesos por delitos privados (injurias y calumnias contra
particulares), no está legitimado el Ministerio Fiscal para ejercitar la
acción penal ni para intervenir en el proceso. Estos procesos sólo
pueden iniciarse a instancia del ofendido o de su representante
legal.

1.2. La intervención del Ministerio Fiscal en el proceso penal

Las funciones que lleva a cabo el Ministerio Fiscal en el proceso


penal son las siguientes:

— Ejercita la acción penal en los delitos públicos y en los


semipúblicos (arts. 105 y 773.1 de la LECrim).
— Se constituirá en las actuaciones para el ejercicio de las acciones
penal y civil.
— No en todos los casos ejercita la acción penal, sino que, también,
puede oponerse a la ejercitada por la acusación particular.
— Vela por el respeto de las garantías procesales del investigado o
encausado (art. 773.1 de la LECrim).
— Vela por la protección de los derechos de la víctima y de los
perjudicados por el delito (art. 773.1 de la LECrim).
— Ostenta la inspección directa en la formación del sumario por los
Jueces de Instrucción (art. 306 de la LECrim). En realidad, el
Ministerio Fiscal no «inspecciona» la instrucción, sino que, conforme
a lo dispuesto en el art. 308 de la LECrim, el Juez de Instrucción
debe poner en conocimiento del Ministerio Fiscal la iniciación de la
instrucción.
— Puede practicar una investigación previa a la iniciación de la
instrucción por el Juez de Instrucción, sujetándose a las siguientes
reglas:

1) Cuando el Ministerio Fiscal tenga noticia de un hecho


aparentemente delictivo, bien directamente o por serle
presentada una denuncia o atestado, debe:

a) Informar a la víctima de los derechos que le asisten.


b) Efectuar la evaluación y resolución provisionales de las
necesidades de la víctima.
c) Practicar él mismo u ordenar a los funcionarios de la Policía
Judicial que practiquen las diligencias que estime pertinentes
para la comprobación del hecho, la averiguación de los
delincuentes o de la responsabilidad de los partícipes en el
hecho delictivo (arts. 773.2 y 287 de la LECrim).

2) A efectos de investigación, el Ministerio Fiscal podrá hacer


comparecer ante sí a cualquier persona en los términos
establecidos en la LECrim para la citación judicial, a fin de
recibirle declaración, en la cual se observarán las mismas
garantías señaladas en la LECrim para la prestada ante el Juez o
Tribunal (art. 773.2 de la LECrim).
3) Practicadas las diligencias de investigación, el Ministerio
Fiscal:

a) O bien decretará el archivo de las actuaciones cuando el


hecho no revista caracteres de delito, comunicándolo con
expresión de esta circunstancia a quien hubiere alegado ser
perjudicado, ofendido o víctima del delito, a fin de que pueda
reiterar su denuncia ante el Juez de Instrucción (art. 773.2 de
la LECrim).
b) O bien instará del Juez de Instrucción la incoación del
procedimiento que corresponda con remisión de lo actuado,
poniendo a su disposición al detenido, si lo hubiere, y los
efectos del delito (art. 773.2 de la LECrim).

4) El Ministerio Fiscal debe cesar en la práctica de sus diligencias


tan pronto como tenga conocimiento de la existencia de un
procedimiento judicial sobre los mismos hechos (art. 773.2 de la
LECrim).

— Impulso y simplificación de la tramitación de los procesos.


Corresponde al Ministerio Fiscal, de manera especial, impulsar y
simplificar la tramitación de los procesos penales sin merma del
derecho de defensa de las partes y del carácter contradictorio del
mismo (art. 773.2 de la LECrim):

1) Dando a la Policía Judicial instrucciones generales o


particulares para el más eficaz cumplimiento de sus funciones.
2) Interviniendo en las actuaciones.
3) Aportando los medios de prueba de que pueda disponer o
solicitando del Juez de Instrucción la práctica de los mismos.
4) Instando al Juez de Instrucción la adopción de medidas
cautelares o su levantamiento.
5) Instando al Juez de Instrucción la conclusión de la
investigación tan pronto como estime que se han practicado las
actuaciones necesarias para resolver sobre el ejercicio de la
acción penal.

2. EL ACUSADOR PARTICULAR

— El acusador particular puede definirse como cualquier sujeto,


español o extranjero, ofendido o víctima por el delito, que ejercita la
acción penal y civil, o sólo la acción penal (con reserva de la acción
civil) en los delitos públicos y semipúblicos (art. 270 de la LECrim).
— La Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la Víctima del delito
(LEV), establece qué ha de entenderse, con carácter general, por
víctima del delito, distinguiendo, a tales efectos, entre víctima directa
y víctima indirecta:

1) Por víctima directa ha de entenderse toda persona física que


haya sufrido un daño o perjuicio sobre su propia persona o
patrimonio, en especial, lesiones físicas o psíquicas, daños
emocionales o perjuicios económicos directamente causados por
la comisión de un delito.
2) Por víctima indirecta ha de entenderse, en los casos de muerte
o desaparición de una persona que haya sido causada
directamente por un delito (esto es, de la víctima directa), salvo
que se tratare de los responsables de los hechos, a los siguientes
sujetos:

a) A su cónyuge no separado legalmente o de hecho y a los


hijos de la víctima o del cónyuge no separado legalmente o de
hecho que en el momento de la muerte o desaparición de la
víctima convivieran con ellos; a la persona que hasta el
momento de la muerte o desaparición hubiera estado unida a
ella por una análoga relación de afectividad y a los hijos de
ésta que en el momento de la muerte o desaparición de la
víctima convivieran con ella; a sus progenitores y parientes en
línea recta o colateral dentro del tercer grado que se
encontraren bajo su guarda y a las personas sujetas a su
tutela o curatela o que se encontraren bajo su acogimiento
familiar.
b) En caso de no existir los anteriores, a los demás parientes
en línea recta y a sus hermanos, con preferencia, entre ellos,
del que ostentara la representación legal de la víctima.

— Sin embargo, el concepto de víctima no es aplicable a terceros


que hubieran sufrido perjuicios derivados del delito.
— El acusador particular está legitimado para intervenir como parte
acusadora en los procesos por delitos públicos y semipúblicos.
— El ofendido o víctima puede constituirse en acusador particular
de dos formas (arts. 270, 109, 109 bis 1, 109 bis 2, 109 bis 3, 110, y
761.2 de la LECrim):

1) Mediante la presentación de querella en la que pide


constituirse en parte acusadora en el proceso y la iniciación de
éste (art. 270.1 de la LECrim). En estos casos, el elenco de
sujetos legitimados es el siguiente:

* En primer lugar, conforme a lo dispuesto en el art. 270 de la


LECrim, «todos los ciudadanos españoles [...] ofendidos por el
delito, pueden querellarse [...]. También pueden querellarse los
extranjeros por los delitos cometidos contra su persona o
bienes, o las personas o bienes de sus representados [...]».
* En el caso de muerte o desaparición de la víctima a
consecuencia del delito, conforme a lo dispuesto en el art. 109
bis 1 de la LECrim, la acción penal podrá ser ejercida, y, por
tanto, la querella podrá ser presentada por:

a) Su cónyuge no separado legalmente o de hecho.


b) Los hijos de la víctima.
c) Los hijos del cónyuge no separado legalmente o de
hecho que en el momento de la muerte o desaparición de la
víctima convivieran con ellos.
d) La persona que hasta el momento de la muerte o
desaparición de la víctima hubiera estado unida a ella por
una análoga relación de afectividad.
e) Los hijos de la persona que hasta el momento de la
muerte o desaparición de la víctima hubiera estado unida a
ella por una análoga relación de afectividad y, además,
convivieran con la víctima.
f) Sus progenitores y parientes en línea recta o colateral
dentro del tercer grado, que se encontraren bajo su guarda,
personas sujetas a su tutela o curatela o que se
encontraren bajo su acogimiento familiar.
g) En caso de no existir los anteriores sujetos, podrá ser
ejercida por los demás parientes en línea recta y por sus
hermanos, con preferencia, entre ellos, del que ostentara la
representación legal de la víctima.

* El ejercicio de la acción penal por alguna de las personas


legitimadas mencionadas anteriormente, y, por tanto, la
presentación de la querella, no impide el ejercicio de la acción
penal posterior y, por tanto, de la presentación de la querella,
por cualquier otro de los legitimados (art. 109 bis 2 de la
LECrim).
* Cuando exista una pluralidad de víctimas, todas ellas
podrán personarse como partes independientemente con su
propia representación. Sin embargo, en estos casos, cuando
pueda verse afectado el buen orden del proceso o el derecho
a un proceso sin dilaciones indebidas, el Juez o Tribunal, en
resolución motivada y tras oír a todas las partes, podrá
imponer que se agrupen en una o varias representaciones y
que sean dirigidos por la misma o varias defensas, en razón
de sus respectivos intereses (art. 109 bis 2 de la LECrim).
* La acción penal (y, por tanto, la presentación de la querella)
también podrá ser ejercitada por las asociaciones de víctimas
y por las personas jurídicas a las que la ley reconoce
legitimación para defender los derechos de las víctimas,
siempre que ello fuera autorizado por la víctima del delito (art.
109 bis 3 de la LECrim).
* Por último, cuando el delito cometido tenga por finalidad
impedir u obstaculizar a los miembros de las corporaciones
locales el ejercicio de sus funciones públicas, podrá también
personarse como parte en la causa, y, por tanto, presentar
querella, la Administración local en cuyo territorio se hubiere
cometido el hecho punible (art. 109 bis 3 de la LECrim).

2) En un proceso que ya está iniciado (bien de oficio, bien por


querella del Ministerio Fiscal, bien por denuncia del propio
ofendido o perjudicado por el delito), mediante el llamado
«trámite de ofrecimiento de acciones» que consiste en la
presentación por parte del ofendido o perjudicado por el delito de
un escrito en el que solicita que se le tenga como parte
acusadora en el proceso ya iniciado (arts. 109, 109 bis, 110 y
761.2 de la LECrim):

* Es por ello que, conforme a lo dispuesto en el art. 109 de la


LECrim, en el acto de recibirse declaración por el Juez al
ofendido o víctima que tuviese la capacidad legal necesaria:
a) El Letrado de la Administración de Justicia le instruirá
tanto del derecho a mostrarse parte en el proceso como del
derecho a renunciar o no a la restitución de la cosa,
reparación del daño e indemnización del perjuicio causado
por el hecho punible.
b) Asimismo, el Letrado de la Administración de Justicia le
informará de los derechos que le asisten recogidos en la
legislación vigente. El Letrado de la Administración de
Justicia puede delegar esta función en personal
especializado en la asistencia a víctimas.

* Si fuera menor o tuviera la capacidad judicialmente


modificada, el Letrado de la Administración de Justicia
practicará la instrucción de todos los derechos mencionados
anteriormente con su representante legal o la persona que le
asista (art. 109 de la LECrim).
* En los casos en los que el ofendido o víctima esté ausente,
no se hará notificación alguna que prolongue o detenga el
curso de la causa, lo que no obsta para que el Letrado de la
Administración de Justicia procure instruirle de aquellos
derechos (art. 109 de la LECrim).
* En cualquier caso, en los procesos que se sigan por delitos
comprendidos en el art. 57 del CP, el Letrado de la
Administración de Justicia asegurará la comunicación a la
víctima de los actos procesales que puedan afectar a su
seguridad. Estos delitos a que se refiere el art. 57 del CP son:
delitos de homicidio, aborto, lesiones, contra la libertad, de
torturas y contra la integridad moral, trata de seres humanos,
contra la libertad e indemnidad sexuales, la intimidad, el
derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio, el
honor, el patrimonio y el orden socioeconómico (art. 109 de la
LECrim).
* Conforme a lo dispuesto en el art. 109 bis de la LECrim, las
víctimas del delito que no hubieran renunciado a su derecho
podrán ejercer la acción penal en cualquier momento antes del
trámite de calificación del delito, si bien ello no permitirá
retrotraer ni reiterar las actuaciones ya practicadas antes de su
personación.
* El concreto momento preclusivo para la presentación de
este escrito varía según el tipo de proceso:

a) En el proceso ordinario: el ofendido o perjudicado podrá


presentar el escrito hasta el momento del trámite de
calificación provisional (arts. 642, 643 y 649 de la LECrim).
b) En el procedimiento abreviado: el ofendido o perjudicado,
podrá presentar el escrito hasta el momento del trámite del
escrito de acusación (art. 780 de la LECrim).
c) En el procedimiento para el enjuiciamiento rápido de
determinados delitos: el ofendido o perjudicado podrá
presentar el escrito antes del trámite de apertura del juicio
oral (art. 800 de la LECrim).

3. EL ACTOR POPULAR

— Esta figura posee reconocimiento constitucional al establecer el


art. 125 de la Constitución Española (CE) que «los ciudadanos
podrán ejercer la acción popular [...]».
— El actor popular puede definirse como cualquier sujeto, español o
extranjero, que no siendo ofendido o víctima del delito ejercita la
acción penal en los delitos públicos.
— Su legitimación procede de lo dispuesto en el art. 270 de la
LECrim donde se establece que todos los ciudadanos españoles,
aun cuando no hayan sido ofendidos por el delito, pueden ejercitar
la acción popular.
— El actor popular sólo está legitimado para ejercitar la acción penal
derivada del delito, pero nunca la acción civil.
— El actor popular sólo puede constituirse en acusador mediante la
presentación de querella en la que pide ser parte acusadora en el
proceso y la iniciación de éste (art. 270.1 de la LECrim).
— El actor popular sólo está legitimado para ejercitar la acción penal
en los procesos por delitos públicos.

4. EL ACUSADOR PRIVADO

— El acusador privado puede definirse como cualquier sujeto,


español o extranjero, ofendido o perjudicado por un delito privado.
— Sólo está legitimado para intervenir como parte acusadora en los
procesos por delitos privados: injurias y calumnias contra
particulares (art. 215.1 del CP).
— El acusador privado sólo puede constituirse en parte acusadora
mediante querella (art. 215 del CP) presentada por el propio
ofendido por el delito o, en su caso, por su representante legal.

5. EL ACTOR CIVIL

— Conforme a lo dispuesto en el art. 100 de la LECrim, de todo


delito o falta nace acción penal para el castigo del culpable, y puede
nacer también acción civil para la restitución de la cosa, la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios causados por
el hecho punible, y según dispone el art. 113 de la LECrim, podrán
ejercitarse expresamente las dos acciones (civil y penal) por una
misma persona o por varias; pero siempre que sean dos o más las
personas por quienes se utilicen las acciones derivadas de un delito
o falta, lo verificarán en un solo proceso y, si fuere posible, bajo una
misma dirección y representación, a juicio del Tribunal.
— Por consiguiente, el actor civil puede definirse como «la persona,
física o jurídica que aparece como demandante en el proceso civil
acumulado y que, por tanto, ejercita únicamente una acción-
pretensión patrimonial civil» (MONTERO AROCA).
— Tras la reforma operada por la LEV, la LECrim identifica
claramente al actor civil con el perjudicado. Por aplicación de lo
dispuesto en la LEV en relación con lo establecido en el art. 113 del
CP, puede entenderse que el concepto de actor civil hace referencia
al tercero que hubiera sufrido perjuicios materiales o morales
derivados del delito.
— El actor civil puede personarse como parte acusadora:

a) O bien, mediante la inicial presentación de demanda.


b) O bien, una vez iniciado el proceso, mediante personación
antes del trámite de calificación. En este caso, conforme a lo
dispuesto en el art. 110 de la LECrim, los perjudicados por un
delito que no hubieren renunciado a su derecho podrán
mostrarse parte en la causa si lo hicieran antes del trámite de
calificación del delito, y ejercitar las acciones civiles que
procedan, según les conviniere, sin que por ello se retroceda en
el curso de las actuaciones.

— Respecto de la intervención del actor civil en la Fase de


Instrucción, el art. 320 de la LECrim, señala que se limitará a
procurar la práctica de aquellas diligencias que puedan conducir al
mejor éxito de su acción, apreciadas discrecionalmente por el Juez
Instructor, es decir, a pedir la práctica de diligencias de investigación
exclusivamente tendentes a investigar y exigir la responsabilidad
civil derivada del delito. De la misma manera, la intervención del
actor civil en la Fase de enjuiciamiento ha de limitarse a aquellos
actos tendentes a determinar la responsabilidad civil derivada del
delito.
— Por último, aun cuando los perjudicados no se muestren parte en
la causa, no por esto se entiende que renuncian al derecho de
restitución, reparación o indemnización que a su favor puede
acordarse en sentencia firme, siendo necesario que la renuncia de
este derecho se haga en su caso de una manera clara y terminante
(art. 110 de la LECrim).
III. LA INTERVENCIÓN EN EL PROCESO PENAL
DE LOS TERCEROS QUE PUEDAN RESULTAR
AFECTADOS POR EL DECOMISO
— La LECrim regula, en los arts. 803 ter a) a 803 ter d), la posible
intervención en el proceso penal de aquellos terceros que puedan
resultar afectados por el decomiso.
— El tercero, en virtud de lo dispuesto en los preceptos
mencionados, podrá participar en el proceso penal desde que se
hubiera acordado su intervención, aunque únicamente respecto a
los aspectos que afecten directamente a sus bienes, derechos o
situación jurídica, y no respecto a la responsabilidad penal del
encausado.
— Este supuesto es objeto de desarrollo en el Tema 11 de este
Tomo, al que nos remitimos.

IV. LA VÍCTIMA
— La víctima del delito puede constituirse o no en parte del proceso.
— El denominado Estatuto de la víctima se encuentra regulado en la
LEV, en cuya Exposición de Motivos, se pone de manifiesto que «los
antecedentes y fundamentos remotos del Estatuto de la víctima del
delito se encuentran en la Decisión Marco 2001/220/JAI del
Consejo, de 15 de marzo de 2001, relativa al estatuto de la víctima
en el proceso penal», aunque la ley es consecuencia de la
trasposición al ordenamiento procesal penal español de la «Directiva
2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de
octubre de 2012, por la que se establecen normas mínimas sobre
los derechos, el apoyo y la protección de las víctimas de delitos, y
por la que se sustituye la Decisión Marco 2001/220/JAI del
Consejo».
— Como señala la Exposición de Motivos de la LEV, en ella se parte
de un «concepto amplio de víctima, por cualquier delito y cualquiera
que sea la naturaleza del perjuicio físico, moral o material que se le
haya irrogado», y, asimismo, «comprende a la víctima directa, pero
también a víctimas indirectas, como familiares o asimilados».
— Por otro lado, como continúa señalando la Exposición de Motivos
de la LEV, «la protección y el apoyo a la víctima no es sólo procesal,
ni depende de su posición en un proceso, sino que cobra una
dimensión extraprocesal. Se funda en un concepto amplio de
reconocimiento, protección y apoyo, en aras de la salvaguarda
integral de la víctima. Para ello, es fundamental ofrecer a la víctima
las máximas facilidades para el ejercicio y tutela de sus derechos,
con la minoración de trámites innecesarios que supongan la
segunda victimización, otorgarle una información y orientación eficaz
de los derechos y servicios que le corresponden, la derivación por la
autoridad competente, un trato humano y la posibilidad de hacerse
acompañar por la persona que designe en todos sus trámites, no
obstante la representación procesal que proceda, entre otras
medidas».

1. CONCEPTO DE VÍCTIMA

— Al concepto de víctima se ha hecho ya referencia en el apartado


dedicado al acusador particular, donde se ha distinguido entre
víctima directa y víctima indirecta, por lo que, en este punto
debemos remitirnos al mencionado apartado.
— Por otro lado, en el concepto de víctima amparada por el Estatuto
previsto en la LEV ha de comprenderse las víctimas de delitos
cometidos en España o que puedan ser perseguidos en España,
con independencia de su nacionalidad, de si son mayores o
menores de edad o de si disfrutan o no de residencia legal (art. 1 de
la LEV).

2. DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS


— Se encuentran regulados en los arts. 3 y ss. de la LEV, donde se
distingue entre los derechos en general, los derechos básicos y los
derechos en las distintas fases del proceso penal.

2.1. Derechos en general

— Toda víctima tiene derecho a protección, información, apoyo,


asistencia y atención, así como a la participación activa en el
proceso penal y a recibir un trato respetuoso, profesional,
individualizado y no discriminatorio desde su primer contacto con las
autoridades o funcionarios, durante la actuación de los servicios de
asistencia y apoyo a las víctimas y de justicia restaurativa, a lo largo
de todo el proceso penal y por un período de tiempo adecuado
después de su conclusión, con independencia de que se conozca o
no la identidad del infractor y del resultado del proceso.
— El ejercicio de estos derechos se regirá por lo dispuesto en la
LEV y en las disposiciones reglamentarias que la desarrollen, así
como por lo dispuesto en la legislación especial y en las normas
procesales que resulten de aplicación.

2.2. Derechos básicos

— Se encuentran regulados en los arts. 4 a 10 de la LEV.


— Como tales derechos básicos, la LEV alude a los siguientes.

2.2.1. Derecho a entender y ser entendida

— Toda víctima tiene el derecho a entender y ser entendida en


cualquier actuación que deba llevarse a cabo desde la interposición
de una denuncia y durante el proceso penal, incluida la información
previa a la interposición de una denuncia.
— A tal fin:

a) Todas las comunicaciones con las víctimas, orales o escritas,


se harán en un lenguaje claro, sencillo y accesible, de un modo
que tenga en cuenta sus características personales y,
especialmente, las necesidades de las personas con
discapacidad sensorial, intelectual o mental o su minoría de edad.
Si la víctima fuera menor o tuviera la capacidad judicialmente
modificada, las comunicaciones se harán a su representante o a
la persona que le asista.
b) Se facilitará a la víctima, desde su primer contacto con las
autoridades o con las Oficinas de Asistencia a las Víctimas, la
asistencia o apoyos necesarios para que pueda hacerse entender
ante ellas, lo que incluirá la interpretación en las lenguas de
signos reconocidas legalmente y los medios de apoyo a la
comunicación oral de personas sordas, con discapacidad auditiva
y sordociegas.
c) La víctima podrá estar acompañada de una persona de su
elección desde el primer contacto con las autoridades y
funcionarios.

2.2.2. Derecho a la información desde el primer contacto con las


autoridades competentes

— Toda víctima tiene derecho, desde el primer contacto con las


autoridades y funcionarios, incluyendo el momento previo a la
presentación de la denuncia, a recibir, sin retrasos innecesarios,
información adaptada a sus circunstancias y condiciones personales
y a la naturaleza del delito cometido y de los daños y perjuicios
sufridos, sobre los siguientes extremos:

a) Medidas de asistencia y apoyo disponibles, sean médicas,


psicológicas o materiales, y procedimiento para obtenerlas.
Dentro de estas últimas se incluirá, cuando resulte oportuno,
información sobre las posibilidades de obtener un alojamiento
alternativo.
b) Derecho a denunciar y, en su caso, el procedimiento para
interponer la denuncia y derecho a facilitar elementos de prueba
a las autoridades encargadas de la investigación.
c) Procedimiento para obtener asesoramiento y defensa jurídica
y, en su caso, condiciones en las que pueda obtenerse
gratuitamente.
d) Posibilidad de solicitar medidas de protección y, en su caso,
procedimiento para hacerlo.
e) Indemnizaciones a las que pueda tener derecho y, en su caso,
procedimiento para reclamarlas.
f) Servicios de interpretación y traducción disponibles.
g) Ayudas y servicios auxiliares para la comunicación
disponibles.
h) Procedimiento por medio del cual la víctima pueda ejercer sus
derechos en el caso de que resida fuera de España.
i) Recursos que puede interponer contra las resoluciones que
considere contrarias a sus derechos.
j) Datos de contacto de la autoridad encargada de la tramitación
del procedimiento y cauces para comunicarse con ella.
k) Servicios de justicia restaurativa disponibles, en los casos en
que sea legalmente posible.
l) Supuestos en los que pueda obtener el reembolso de los
gastos judiciales y, en su caso, procedimiento para reclamarlo.
m) Derecho a efectuar una solicitud para ser notificada de las
resoluciones a las que se refiere el art. 7 de la LEV.
A estos efectos, la víctima designará en su solicitud una dirección
de correo electrónico y, en su defecto, una dirección postal o
domicilio, al que serán remitidas las comunicaciones y
notificaciones por la autoridad.

— Esta información será actualizada en cada fase del


procedimiento, para garantizar a la víctima la posibilidad de ejercer
sus derechos.

2.2.3. Derecho a recibir información sobre la causa penal

— Toda víctima que haya realizado la solicitud para ser notificada de


las resoluciones será informada sin retrasos innecesarios de la
fecha, hora y lugar del juicio, así como del contenido de la acusación
dirigida contra el infractor, y se le notificarán las siguientes
resoluciones:

a) La resolución por la que se acuerde no iniciar el procedimiento


penal.
b) La sentencia que ponga fin al procedimiento.
c) Las resoluciones que acuerden la prisión o la posterior puesta
en libertad del infractor, así como la posible fuga del mismo.
d) Las resoluciones que acuerden la adopción de medidas
cautelares personales o que modifiquen las ya acordadas,
cuando hubieran tenido por objeto garantizar la seguridad de la
víctima.
e) Las resoluciones o decisiones de cualquier autoridad judicial o
penitenciaria que afecten a sujetos condenados por delitos
cometidos con violencia o intimidación y que supongan un riesgo
para la seguridad de la víctima. En estos casos y a estos efectos,
la Administración penitenciaria comunicará inmediatamente a la
autoridad judicial la resolución adoptada para su notificación a la
víctima afectada.
f) Las resoluciones que se dicten en ejecución.

— Estas comunicaciones incluirán, al menos, la parte dispositiva de


la resolución y un breve resumen del fundamento de la misma, y
serán remitidas a su dirección de correo electrónico.
— Excepcionalmente, si la víctima no dispusiera de una dirección de
correo electrónico, se remitirán por correo ordinario a la dirección
que hubiera facilitado.
— En el caso de ciudadanos residentes fuera de la Unión Europea,
si no se dispusiera de una dirección de correo electrónico o postal
en la que realizar la comunicación, se remitirá a la oficina
diplomática o consular española en el país de residencia para que la
publique.
— Si la víctima se hubiera personado formalmente en el
procedimiento, las resoluciones serán notificadas a su procurador y
serán comunicadas a la víctima en la dirección de correo electrónico
que haya facilitado.
— Las víctimas podrán manifestar en cualquier momento su deseo
de no ser informadas de las resoluciones a las que se ha hecho
referencia, quedando sin efecto la solicitud realizada.
— Cuando se trate de víctimas de delitos de violencia de género, les
serán notificadas las resoluciones en las que se acuerden o
modifiquen medidas cautelares personales, sin necesidad de que la
víctima lo solicite, salvo en aquellos casos en los que manifieste su
deseo de no recibir dichas notificaciones.
— Asimismo, se le facilitará, cuando lo solicite, información relativa
a la situación en la que se encuentra el procedimiento, salvo que
ello pudiera perjudicar el correcto desarrollo de la causa.

2.2.4. Obligación de observar un período de reflexión en garantía de


los derechos de la víctima

— Los abogados y procuradores no podrán dirigirse a las víctimas


directas o indirectas de catástrofes, calamidades públicas u otros
sucesos que hubieran producido un número elevado de víctimas
que cumplan los requisitos que se determinen reglamentariamente y
que puedan constituir delito, para ofrecerles sus servicios
profesionales hasta transcurridos 45 días desde el hecho.
— Esta prohibición quedará sin efecto en el caso de que la
prestación de estos servicios profesionales haya sido solicitada
expresamente por la víctima.
— El incumplimiento de esta prohibición dará lugar a
responsabilidad disciplinaria por infracción muy grave, sin perjuicio
de las demás responsabilidades que procedan.

2.2.5. Derecho a la traducción e interpretación


— Toda víctima que no hable o no entienda el castellano o la lengua
oficial que se utilice en la actuación de que se trate tendrá derecho:

a) A ser asistida gratuitamente por un intérprete que hable una


lengua que comprenda cuando se le reciba declaración en la fase
de investigación por el Juez, el Ministerio Fiscal o funcionarios de
policía, o cuando intervenga como testigo en el juicio o en
cualquier otra vista oral. Este derecho será también aplicable a
las personas con limitaciones auditivas o de expresión oral.
b) A la traducción gratuita de las resoluciones a las que se refiere
el apartado 1 del art. 7 de la LEV (derechos comprendidos bajo la
rúbrica de derecho a recibir información sobre la causa penal) y
el art. 12 de la LEV (resolución en que se acuerde el
sobreseimiento de la investigación). La traducción incluirá un
breve resumen del fundamento de la resolución adoptada,
cuando la víctima así lo haya solicitado.
c) A la traducción gratuita de aquella información que resulte
esencial para el ejercicio de los derechos a que se refiere el
Título II de la LEV (participación de la víctima en el proceso
penal). Las víctimas podrán presentar una solicitud motivada para
que se considere esencial un documento.
d) A ser informada, en una lengua que comprenda, de la fecha,
hora y lugar de celebración del juicio.

— La asistencia de intérprete se podrá prestar por medio de


videoconferencia o cualquier medio de telecomunicación, salvo que
el Juez o Tribunal, de oficio o a instancia de parte, acuerde la
presencia física del intérprete para salvaguardar los derechos de la
víctima.
— Excepcionalmente, la traducción escrita de documentos podrá
ser sustituida por un resumen oral de su contenido en una lengua
que comprenda, cuando de este modo también se garantice
suficientemente la equidad del proceso.
— Cuando se trate de actuaciones policiales, la decisión de no
facilitar interpretación o traducción a la víctima podrá ser recurrida
ante el Juez de Instrucción. Este recurso se entenderá interpuesto
cuando la persona afectada por la decisión hubiera expresado su
disconformidad en el momento de la denegación.
— La decisión judicial de no facilitar interpretación o traducción a la
víctima podrá ser recurrida en apelación.

2.2.6. Derecho de acceso a los servicios de asistencia y apoyo

— Toda víctima tiene derecho a acceder, de forma gratuita y


confidencial, en los términos que reglamentariamente se determine,
a los servicios de asistencia y apoyo facilitados por las
Administraciones Públicas, así como a los que presten las Oficinas
de Asistencia a las Víctimas.
— Este derecho podrá extenderse a los familiares de la víctima, en
los términos que se establezcan reglamentariamente, cuando se
trate de delitos que hayan causado perjuicios de especial gravedad.
— Las autoridades o funcionarios que entren en contacto con las
víctimas deberán derivarlas a las Oficinas de Asistencia a las
Víctimas cuando resulte necesario en atención a la gravedad del
delito o en aquellos casos en los que la víctima lo solicite.
— Los hijos menores y los menores sujetos a tutela, guarda y
custodia de las mujeres víctimas de violencia de género o de
personas víctimas de violencia doméstica tendrán derecho a las
medidas de asistencia y protección previstas en los Títulos I y III de
la LEV.

2.3. Derechos en las distintas fases del proceso penal

— Se encuentran regulados en los arts. 19 a 26 de la LEV.


— Como tales derechos, la LEV alude a los siguientes.

2.3.1. Derecho de las víctimas a la protección


— Las autoridades y funcionarios encargados de la investigación,
persecución y enjuiciamiento de los delitos adoptarán las medidas
necesarias, de acuerdo con lo establecido en la LECrim, para
garantizar la vida de la víctima y de sus familiares, su integridad
física y psíquica, libertad, seguridad, libertad e indemnidad sexuales,
así como para proteger adecuadamente su intimidad y su dignidad,
particularmente cuando se les reciba declaración o deban testificar
en juicio, y para evitar el riesgo de su victimización secundaria o
reiterada.
— En el caso de las víctimas menores de edad, la Fiscalía velará
especialmente por el cumplimiento de este derecho de protección,
adoptando las medidas adecuadas a su interés superior cuando
resulte necesario para impedir o reducir los perjuicios que para ellos
puedan derivar del desarrollo del proceso.

2.3.2. Derecho a que se evite el contacto entre víctima e infractor

— Las dependencias en las que se desarrollen los actos del


procedimiento penal, incluida la fase de investigación, estarán
dispuestas de modo que se evite el contacto directo entre las
víctimas y sus familiares, de una parte, y el sospechoso de la
infracción o acusado, de otra, con arreglo a la LECrim.

2.3.3. Protección de la víctima durante la investigación penal

— Las autoridades y funcionarios encargados de la investigación


penal velarán por que, en la medida en que ello no perjudique la
eficacia del proceso:

a) Se reciba declaración a las víctimas, cuando resulte necesario,


sin dilaciones injustificadas.
b) Se reciba declaración a las víctimas el menor número de
veces posible, y únicamente cuando resulte estrictamente
necesario para los fines de la investigación penal.
c) Las víctimas puedan estar acompañadas, además de por su
representante procesal y en su caso el representante legal, por
una persona de su elección, durante la práctica de aquellas
diligencias en las que deban intervenir, salvo que motivadamente
se resuelva lo contrario por el funcionario o autoridad encargado
de la práctica de la diligencia para garantizar el correcto
desarrollo de la misma.
d) Los reconocimientos médicos de las víctimas solamente se
lleven a cabo cuando resulten imprescindibles para los fines del
proceso penal, y se reduzca al mínimo el número de los mismos.

2.3.4. Derecho a la protección de la intimidad

— Los Jueces, Tribunales, Fiscales y las demás autoridades y


funcionarios encargados de la investigación penal, así como todos
aquellos que de cualquier modo intervengan o participen en el
proceso, adoptarán, de acuerdo con lo dispuesto en la ley, las
medidas necesarias para proteger la intimidad de todas las víctimas
y de sus familiares y, en particular, para impedir la difusión de
cualquier información que pueda facilitar la identificación de las
víctimas menores de edad o de víctimas con discapacidad
necesitadas de especial protección.

2.3.5. Evaluación individual de las víctimas a fin de determinar sus


necesidades especiales de protección

— La determinación de qué medidas de protección deben ser


adoptadas para evitar a la víctima perjuicios relevantes que, de otro
modo, pudieran derivar del proceso, se realizará tras una valoración
de sus circunstancias particulares.
— Esta valoración tendrá especialmente en consideración:

a) Las características personales de la víctima y en particular:


1) Si se trata de una persona con discapacidad o si existe una
relación de dependencia entre la víctima y el supuesto autor
del delito.
2) Si se trata de víctimas menores de edad o de víctimas
necesitadas de especial protección o en las que concurran
factores de especial vulnerabilidad.

b) La naturaleza del delito y la gravedad de los perjuicios


causados a la víctima, así como el riesgo de reiteración del delito.
A estos efectos, se valorarán especialmente las necesidades de
protección de las víctimas de los siguientes delitos:

1) Delitos de terrorismo.
2) Delitos cometidos por una organización criminal.
3) Delitos cometidos sobre el cónyuge o sobre persona que
esté o haya estado ligada al autor por una análoga relación de
afectividad, aun sin convivencia, o sobre los descendientes,
ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad,
propios o del cónyuge o conviviente.
4) Delitos contra la libertad o indemnidad sexual.
5) Delitos de trata de seres humanos.
6) Delitos de desaparición forzada.
7) Delitos cometidos por motivos racistas, antisemitas u otros
referentes a la ideología, religión o creencias, situación
familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o
nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad
sexual, enfermedad o discapacidad.

c) Las circunstancias del delito, en particular si se trata de delitos


violentos.

— A lo largo del proceso penal, la adopción de medidas de


protección para víctimas menores de edad tendrá en cuenta su
situación personal, necesidades inmediatas, edad, género,
discapacidad y nivel de madurez, y respetará plenamente su
integridad física, mental y moral.
— En el caso de menores de edad víctimas de algún delito contra la
libertad o indemnidad sexuales, se aplicarán en todo caso las
medidas expresadas en las letras a), b) y c) del art. 25.1 de la LEV,
a las que se hará referencia en un epígrafe posterior.
— La valoración de las necesidades de la víctima y la determinación
de las medidas de protección corresponden (art. 24 de la LEV):

a) Durante la fase de investigación del delito, al Juez de


Instrucción o al de Violencia sobre la Mujer, sin perjuicio de la
evaluación y resolución provisionales que deberá realizar y
adoptar el Ministerio Fiscal en sus diligencias de investigación o
en los procedimientos sometidos a la Ley reguladora de la
Responsabilidad Penal de los Menores (LRPM), o los
funcionarios de policía que actúen en la fase inicial de las
investigaciones.
b) Durante la fase de enjuiciamiento, al Juez o Tribunal a los que
correspondiera el conocimiento de la causa. La resolución que se
adopte deberá ser motivada y reflejará cuáles son las
circunstancias que han sido valoradas para su adopción.

— Se determinará reglamentariamente la tramitación, la constancia


documental y la gestión de la valoración y sus modificaciones.
— La valoración de las necesidades de protección de la víctima
incluirá siempre la de aquellas que hayan sido manifestadas por ella
con esa finalidad, así como la voluntad que hubiera expresado.
— La víctima podrá renunciar a las medidas de protección que
hubieran sido acordadas.
— En el caso de las víctimas que sean menores de edad o
personas con discapacidad necesitadas de especial protección, su
evaluación tomará en consideración sus opiniones e intereses.
— Los servicios de asistencia a la víctima solamente podrán facilitar
a terceros la información que hubieran recibido de la víctima con el
consentimiento previo e informado de la misma. Fuera de esos
casos, la información solamente podrá ser trasladada, en su caso, y
con carácter reservado, a la autoridad que adopta la medida de
protección.
— Cualquier modificación relevante de las circunstancias en que se
hubiera basado la evaluación individual de las necesidades de
protección de la víctima, determinará una actualización de la misma
y, en su caso, la modificación de las medidas de protección que
hubieran sido acordadas.

2.3.6. Las medidas de protección

— Se encuentran previstas en los arts. 25 y 26 de la LEV, que


regulan, por un lado, las medidas de protección de las víctimas en
general y, por otro, las medidas de protección para menores y
personas con discapacidad necesitadas de especial protección.

A) Las medidas de protección en general

— Durante la fase de investigación podrán ser adoptadas las


siguientes medidas para la protección de las víctimas:

a) Que se les reciba declaración en dependencias especialmente


concebidas o adaptadas a tal fin.
b) Que se les reciba declaración por profesionales que hayan
recibido una formación especial para reducir o limitar perjuicios a
la víctima, o con su ayuda.
c) Que todas las tomas de declaración a una misma víctima le
sean realizadas por la misma persona, salvo que ello pueda
perjudicar de forma relevante el desarrollo del proceso o deba
tomarse la declaración directamente por un Juez o un Fiscal.
d) Que la toma de declaración, cuando se trate de alguna de las
víctimas a las que se refieren los números 3.º y 4.º de la letra b)
del apartado 2 del art. 23 de la LEV y las víctimas de trata con
fines de explotación sexual, se lleve a cabo por una persona del
mismo sexo que la víctima cuando ésta así lo solicite, salvo que
ello pueda perjudicar de forma relevante el desarrollo del proceso
o deba tomarse la declaración directamente por un Juez o Fiscal.

— Durante la fase de enjuiciamiento podrán ser adoptadas,


conforme a lo dispuesto en la LECrim, las siguientes medidas para
la protección de las víctimas:

a) Medidas que eviten el contacto visual entre la víctima y el


supuesto autor de los hechos, incluso durante la práctica de la
prueba, para lo cual podrá hacerse uso de tecnologías de la
comunicación.
b) Medidas para garantizar que la víctima pueda ser oída sin
estar presente en la sala de vistas, mediante la utilización de
tecnologías de la comunicación adecuadas.
c) Medidas para evitar que se formulen preguntas relativas a la
vida privada de la víctima que no tengan relevancia con el hecho
delictivo enjuiciado, salvo que el Juez o Tribunal consideren
excepcionalmente que deben ser contestadas para valorar
adecuadamente los hechos o la credibilidad de la declaración de
la víctima.
d) Celebración de la vista oral sin presencia de público. En estos
casos, el Juez o el Presidente del Tribunal podrán autorizar, sin
embargo, la presencia de personas que acrediten un especial
interés en la causa. Las medidas a las que se refieren las letras
a) y c) también podrán ser adoptadas durante la fase de
investigación.

— Asimismo, también podrá acordarse, para la protección de las


víctimas, la adopción de alguna o algunas de las medidas de
protección a que se refiere el art. 2 de la Ley Orgánica 19/1994, de
23 de diciembre, de Protección a Testigos y Peritos en causas
criminales.
B) Las medidas de protección para menores y personas con
discapacidad necesitadas de especial protección

— En el caso de las víctimas menores de edad y en el de víctimas


con discapacidad necesitadas de especial protección, además de
las medidas mencionadas anteriormente, se adoptarán, de acuerdo
con lo dispuesto en la LECrim, las medidas que resulten necesarias
para evitar o limitar, en la medida de lo posible, que el desarrollo de
la investigación o la celebración del juicio se conviertan en una
nueva fuente de perjuicios para la víctima del delito.
— En particular, serán aplicables las siguientes:

a) Las declaraciones de las víctimas recibidas durante la fase de


investigación serán grabadas por medios audiovisuales y podrán
ser reproducidas en el juicio en los casos y condiciones
determinadas por la LECrim.
b) La declaración de la víctima podrá recibirse por medio de
expertos.

— El Fiscal recabará del Juez o Tribunal la designación de un


defensor judicial de la víctima, para que la represente en la
investigación y en el proceso penal, en los siguientes casos:

a) Cuando valore que los representantes legales de la víctima


menor de edad o con capacidad judicialmente modificada tienen
con ella un conflicto de intereses, derivado o no del hecho
investigado, que no permite confiar en una gestión adecuada de
sus intereses en la investigación o en el proceso penal.
b) Cuando el conflicto de intereses exista con uno de los
progenitores y el otro no se encuentre en condiciones de ejercer
adecuadamente sus funciones de representación y asistencia de
la víctima menor o con capacidad judicialmente modificada.
c) Cuando la víctima menor de edad o con capacidad
judicialmente modificada no esté acompañada o se encuentre
separada de quienes ejerzan la patria potestad o cargos
tutelares.

— Cuando existan dudas sobre la edad de la víctima y no pueda ser


determinada con certeza, se presumirá que se trata de una persona
menor de edad, a los efectos de lo dispuesto en la LEV.

3. LA PARTICIPACIÓN DE LA VÍCTIMA EN EL PROCESO PENAL

— A ella hacen referencia los arts. 11 a 18 de la LEV.

3.1. La participación activa en el proceso penal

— Conforme a lo dispuesto en el art. 11 de la LEV, toda víctima


tiene derecho:

a) A ejercer la acción penal y la acción civil conforme a lo


dispuesto en la LECrim, sin perjuicio de las excepciones que
puedan existir.
b) A comparecer ante las autoridades encargadas de la
investigación para aportarles las fuentes de prueba y la
información que estime relevante para el esclarecimiento de los
hechos.

3.2. Comunicación y revisión del sobreseimiento de la investigación


a instancia de la víctima

— La resolución de sobreseimiento será comunicada, de


conformidad con lo dispuesto en la LECrim, a las víctimas directas
del delito que hubieran denunciado los hechos, así como al resto de
víctimas directas de cuya identidad y domicilio se tuviera
conocimiento.
— En los casos de muerte o desaparición de una persona que haya
sido causada directamente por un delito, la resolución de
sobreseimiento se comunicará, conforme a lo dispuesto en la
LECrim, a las personas a que se refiere el art. 2.b) de la LEV que
tengan la consideración de víctimas indirectas.
En estos casos, el Juez o Tribunal podrá acordar, motivadamente,
prescindir de la comunicación a todos los familiares cuando ya se
haya dirigido con éxito a varios de ellos o cuando hayan resultado
infructuosas cuantas gestiones se hubieren practicado para su
localización.
— La víctima podrá recurrir la resolución de sobreseimiento
conforme a lo dispuesto en la LECrim, sin que sea necesario para
ello que se haya personado anteriormente en el proceso.

3.3. Participación de la víctima en la ejecución

— Las víctimas que hubieran solicitado que les sean notificadas las
resoluciones siguientes, podrán recurrirlas de acuerdo con lo
establecido en la LECrim, aunque no se hubieran mostrado parte en
la causa:

a) El auto por el que el Juez de Vigilancia Penitenciaria autoriza,


conforme a lo previsto en el art. 36.2, párrafo 3.º, del CP, la
posible clasificación del penado en tercer grado antes de que se
extinga la mitad de la condena, cuando la víctima lo fuera de
alguno de los siguientes delitos:

1.º Delitos de homicidio.


2.º Delitos de aborto del art. 144 del CP.
3.º Delitos de lesiones.
4.º Delitos contra la libertad.
5.º Delitos de tortura y contra la integridad moral.
6.º Delitos contra la libertad e indemnidad sexuales.
7.º Delitos de robo cometidos con violencia o intimidación.
8.º Delitos de terrorismo.
9.º Delitos de trata de seres humanos.
b) El auto por el que el Juez de Vigilancia Penitenciaria acuerde,
conforme a lo previsto en el art. 78.3 del CP, que los beneficios
penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación en tercer
grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional se
refieran al límite de cumplimiento de condena, y no a la suma de
las penas impuestas, cuando la víctima lo fuera de alguno de los
delitos mencionados anteriormente o de un delito cometido en el
seno de un grupo u organización criminal.
c) El auto por el que se conceda al penado la libertad condicional,
cuando se trate de alguno de los delitos a que se refiere el art.
36.2, párrafo 2.º, del CP o de alguno de los delitos mencionados
anteriormente en el apartado a), siempre que se hubiera
impuesto una pena de más de cinco años de prisión.
La víctima deberá anunciar al Letrado de la Administración de
Justicia competente su voluntad de recurrir dentro del plazo
máximo de cinco días contados a partir del momento en que se
hubiera notificado conforme a lo dispuesto en los párrafos 2.º y
3.º del art. 7.1 de la LEV, e interponer el recurso dentro del plazo
de 15 días desde dicha notificación.
Para el anuncio de la presentación del recurso no será necesaria
la asistencia de abogado.

— Las víctimas estarán también legitimadas para:

a) Interesar que se impongan al liberado condicional las medidas


o reglas de conducta previstas por la ley que consideren
necesarias para garantizar su seguridad, cuando aquél hubiera
sido condenado por hechos de los que pueda derivarse
razonablemente una situación de peligro para la víctima;
b) Facilitar al Juez o Tribunal cualquier información que resulte
relevante para resolver sobre la ejecución de la pena impuesta,
las responsabilidades civiles derivadas del delito o el comiso que
hubiera sido acordado.
— Antes de que el Juez de Vigilancia Penitenciaria tenga que dictar
alguna de las resoluciones indicadas anteriormente, dará traslado a
la víctima para que en el plazo de cinco días formule sus
alegaciones, siempre que ésta hubiese efectuado la solicitud a que
se refiere el art. 5.1 letra m) de la LEV.

4. REEMBOLSO DE GASTOS

— La víctima que haya participado en el proceso tendrá derecho a


obtener el reembolso de los gastos necesarios para el ejercicio de
sus derechos y las costas procesales que se le hubieren causado
con preferencia respecto del pago de los gastos que se hubieran
causado al Estado, cuando se imponga en la sentencia de condena
su pago y se hubiera condenado al acusado, a instancia de la
víctima, por delitos por los que el Ministerio Fiscal no hubiera
formulado acusación o tras haberse revocado la resolución de
archivo por recurso interpuesto por la víctima.

5. SERVICIOS DE JUSTICIA RESTAURATIVA

— Las víctimas podrán acceder a servicios de justicia restaurativa,


en los términos que reglamentariamente se determinen, con la
finalidad de obtener una adecuada reparación material y moral de
los perjuicios derivados del delito, cuando se cumplan los siguientes
requisitos:

a) El infractor haya reconocido los hechos esenciales de los que


deriva su responsabilidad.
b) La víctima haya prestado su consentimiento, después de
haber recibido información exhaustiva e imparcial sobre su
contenido, sus posibles resultados y los procedimientos
existentes para hacer efectivo su cumplimiento.
c) El infractor haya prestado su consentimiento.
d) El procedimiento de mediación no entrañe un riesgo para la
seguridad de la víctima, ni exista el peligro de que su desarrollo
pueda causar nuevos perjuicios materiales o morales para la
víctima.
e) No esté prohibida por la ley para el delito cometido.

— Los debates desarrollados dentro del procedimiento de


mediación serán confidenciales y no podrán ser difundidos sin el
consentimiento de ambas partes.
— Los mediadores y otros profesionales que participen en el
procedimiento de mediación, estarán sujetos a secreto profesional
con relación a los hechos y manifestaciones de que hubieran tenido
conocimiento en el ejercicio de su función.
— La víctima y el infractor podrán revocar su consentimiento para
participar en el procedimiento de mediación en cualquier momento.

6. JUSTICIA GRATUITA

— Las víctimas podrán presentar sus solicitudes de reconocimiento


del derecho a la asistencia jurídica gratuita ante el funcionario o
autoridad que les facilite la información a la que se refiere la letra c)
del art. 5.1 de la LEV, que la trasladará, junto con la documentación
aportada, al Colegio de Abogados correspondiente.
— La solicitud también podrá ser presentada ante las Oficinas de
Asistencia a las Víctimas de la Administración de Justicia, que la
remitirán al Colegio de Abogados que corresponda.

7. VÍCTIMAS DE DELITOS COMETIDOS EN OTROS ESTADOS MIEMBROS


DE LA UNIÓN EUROPEA

— Las víctimas residentes en España podrán presentar ante las


autoridades españolas denuncias correspondientes a hechos
delictivos que hubieran sido cometidos en el territorio de otros
países de la Unión Europea.
— En el caso de que las autoridades españolas resuelvan no dar
curso a la investigación por falta de jurisdicción, remitirán
inmediatamente la denuncia presentada a las autoridades
competentes del Estado en cuyo territorio se hubieran cometido los
hechos y se lo comunicarán al denunciante por el procedimiento que
hubiera designado conforme a lo previsto en la letra m) del art. 5.1
de la LEV.

8. DEVOLUCIÓN DE BIENES

— Las víctimas tendrán derecho a obtener, de conformidad con lo


dispuesto en la LECrim, la devolución sin demora de los bienes
restituibles de su propiedad que hubieran sido incautados en el
proceso.
— La devolución podrá ser denegada cuando la conservación de los
efectos por la autoridad resulte imprescindible para el correcto
desarrollo del proceso penal y no sea suficiente con la imposición al
propietario de una obligación de conservación de los efectos a
disposición del Juez o Tribunal.
— Asimismo, la devolución de dichos efectos podrá denegarse,
conforme a lo previsto en la legislación que sea de aplicación,
cuando su conservación sea necesaria en un procedimiento de
investigación técnica de un accidente.

V. LAS PARTES ACUSADAS

1. LAS PARTES ACUSADAS: CONCEPTO, CLASES, CAPACIDAD,


LEGITIMACIÓN, REPRESENTACIÓN Y DEFENSA

— La parte acusada es la parte pasiva del proceso penal, es decir,


aquel sujeto o aquellos sujetos contra los que se dirige la acusación
y cuya condena se pretende.
— Como partes acusadas intervienen en el proceso:
1. El investigado, encausado, procesado, acusado, condenado,
reo: sujeto contra el que se dirige el procedimiento y que recibe
estas diferentes denominaciones dependiendo de la fase en que
se encuentre el proceso.
2. El responsable civil: que puede ser el propio investigado o una
tercera persona, de ahí que proceda hablar de responsable civil
directo, subsidiario o incluso solidario.

— En lo que respecta a la postulación de la parte acusada, tanto el


acusado como el responsable civil han de actuar, en toda clase de
procesos, defendidos por abogado y representados por procurador.

2. EL INVESTIGADO, ENCAUSADO, PROCESADO O ACUSADO

2.1. Concepto

— El investigado, encausado, procesado o acusado (dependiendo


de la fase del proceso) es el sujeto contra el que se dirige el
procedimiento y contra el que se ejercita la acción penal y la acción
civil, o solamente la penal.

2.2. Denominaciones

— Recibe diferentes denominaciones dependiendo de la fase en


que se encuentre el proceso:

1) Investigado: sujeto sometido a investigación por su relación


con el delito y al que, provisionalmente, se atribuye la presunta
participación en un hecho o hechos delictivos.
2) Encausado: sujeto al que el órgano judicial, una vez concluida
la fase de instrucción, atribuye formalmente la presunta
participación en el hecho o hechos delictivos.
3) Procesado: sujeto imputado contra el que se ha dictado un
auto de procesamiento. El auto de procesamiento ha de dictarse
desde el momento en que resulte del sumario algún indicio
racional de criminalidad contra determinada persona (art. 384 de
la LECrim).
4) Acusado: sujeto contra el que se ha presentado escrito de
calificación provisional o escrito de acusación provisional
(dependiendo de si se trata de un juicio ordinario o de un
procedimiento abreviado o un juicio rápido).
5) Condenado o reo: sujeto contra el que se ha dictado sentencia
condenatoria, en el primer caso, y en el segundo, sujeto que está
cumpliendo la condena.

2.3. Sujetos que pueden ser investigados

— Pueden ser investigadas tanto las personas físicas como las


personas jurídicas.

a) Persona física
* Sólo pueden ser investigadas o encausadas las personas
físicas vivas, ya que, conforme a lo dispuesto en los arts. 130 del
CP y 115 de la LECrim, no puede abrirse un proceso penal contra
una persona muerta, ya que uno de los modos de extinción de la
responsabilidad penal es la muerte del sujeto.
b) Persona jurídica
* El art. 786 bis de la LECrim establece, respecto de la
investigación de una persona jurídica, lo siguiente:

1) Cuando el investigado sea una persona jurídica, ésta podrá


estar representada, para un mejor ejercicio del derecho de
defensa, por una persona física que especialmente designe y
que, en el acto del juicio oral, deberá ocupar en la Sala el lugar
reservado a los acusados.
2) La persona física designada podrá declarar en nombre de la
persona jurídica si se hubiera propuesto y admitido esta
prueba, sin perjuicio del derecho a guardar silencio, a no
declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable, así como
ejercer el derecho a la última palabra al finalizar el acto del
juicio. No se podrá designar a estos efectos a quien haya de
declarar en el juicio como testigo.
3) La incomparecencia de la persona física especialmente
designada por la persona jurídica para su representación no
impedirá en ningún caso la celebración del acto del juicio, que
se llevará a cabo con la presencia del abogado y el procurador
de ésta.

2.4. Derechos que asisten al investigado

— Conforme a lo dispuesto en el art. 118 de la LECrim toda persona


a quien se atribuya un hecho punible tendrá derecho:

1) A que se ponga en su inmediato conocimiento la admisión de


denuncia o querella, y cualquier actuación procesal de la que resulte
la imputación de un delito contra ella. En los supuestos en que el
investigado sea una persona jurídica, el Juez informará al
representante de la persona jurídica investigada o, en su caso, al
abogado, de los hechos que se imputan a ésta. Esta información se
facilitará por escrito o mediante entrega de una copia de la denuncia
o querella presentada.
2) A ejercitar el derecho de defensa que expresamente le reconoce
el art. 24.1 de la CE, interviniendo en las actuaciones, desde que se
le comunique su existencia.
3) A la instrucción, sin demora injustificada, de los siguientes
derechos:

a) Derecho a ser informado de los hechos que se le atribuyan,


así como de cualquier cambio relevante en el objeto de la
investigación y de los hechos imputados. Esta información será
facilitada con el grado de detalle suficiente para permitir el
ejercicio efectivo del derecho de defensa.
b) Derecho a examinar las actuaciones con la debida antelación
para salvaguardar el derecho de defensa y, en todo caso, con
anterioridad a que se le tome declaración.
c) Derecho a actuar en el proceso penal para ejercer su derecho
de defensa, de acuerdo con lo dispuesto en la ley.
d) Derecho a designar libremente abogado.
Para actuar en el proceso, las personas investigadas deberán ser
representadas por procurador y defendidas por abogado,
designándoseles de oficio cuando no los hubiesen nombrado por
sí mismos y lo solicitaren, y en todo caso, cuando no tuvieran
aptitud legal para hacerlo, y, necesariamente, cuando la causa
llegue a estado en que se necesite el consejo de aquéllos o haya
de intentar algún recurso que hiciese indispensable su actuación.
El derecho de defensa comprende la asistencia letrada de un
abogado de libre designación o, en su defecto, de un abogado de
oficio, con el que podrá comunicarse y entrevistarse
reservadamente, incluso antes de que se le reciba declaración
por la policía, el Fiscal o la autoridad judicial, y que estará
presente en todas sus declaraciones así como en las diligencias
de reconocimiento, careos y reconstrucción de hechos.
Sin embargo, este derecho a comunicarse y entrevistarse
reservadamente con su abogado, no será de aplicación cuando
se constate la existencia de indicios objetivos de la participación
del abogado en el hecho delictivo investigado o de su implicación
junto con el investigado o encausado en la comisión de otra
infracción penal.
e) Derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita, procedimiento
para hacerlo y condiciones para obtenerla.
f) Derecho a la traducción e interpretación.
g) Derecho a guardar silencio y a no prestar declaración si no
desea hacerlo, y a no contestar a alguna o algunas de las
preguntas que se le formulen.
h) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse
culpable.
Esta instrucción de sus derechos deberá hacerse en un lenguaje
comprensible y que resulte accesible, de tal manera que habrá de
adaptarse a la edad del destinatario, su grado de madurez,
discapacidad y cualquier otra circunstancia personal de la que
pueda derivar una modificación de la capacidad para entender el
alcance de la información que se le facilita.
4) Del mismo modo, conforme a lo dispuesto en el art. 118 bis de la
LECrim, hay que proceder cuando se atribuya provisionalmente la
comisión de un acto punible a un Diputado o Senador, ya que a
estos sujetos les es de aplicación lo dispuesto en el art. 118 de la
LECrim en lo que se refiere al ejercicio de su derecho de defensa, y
todo ello sin perjuicio de lo previsto en el art. 71.2 y 3 de la CE,
conforme al cual el procesamiento de los Diputados y Senadores
requiere la previa autorización o suplicatorio de la respectiva
Cámara. Ello supone que los Diputados y Senadores no podrán
adquirir el previo estatus de investigado, sino directamente, el de
procesado.

3. EL RESPONSABLE CIVIL

3.1. Concepto

— Esta figura aparece en el proceso penal en aquellos casos en


que se ejercitan, conjuntamente, la acción penal y la acción civil
derivadas del delito. Se define como el sujeto frente a quien se
ejercita la pretensión de resarcimiento, restitución o indemnización.

3.2. Contenido de la responsabilidad civil derivada del delito

— En lo que se refiere al contenido de la responsabilidad civil


derivada del delito, hemos de remitirnos al último epígrafe del Tema
4 de este Tomo.

3.3. Clases de responsables civiles


— En lo que respecta a las clases de responsables civiles, en el
proceso penal se puede hablar de dos tipos de responsables civiles:
el responsable civil directo y el responsable civil subsidiario o
solidario.
— Esta materia ya ha sido abordada en profundidad en el
mencionado último epígrafe del Tema 4 de este Tomo, al que,
asimismo, nos remitimos.
TEMA 9
EL SUMARIO

I. INTRODUCCIÓN Y CONCEPTO
— Desde que se tiene conocimiento de la comisión de un delito se
abre un proceso compuesto de pasos determinados por la ley, con
la finalidad de investigar lo sucedido, forma de ello y determinación
de su autor o autores. Por lo que podemos añadir que no es lícita
una investigación general sobre el actuar de una persona para ver si
ha cometido un delito, sino que la apertura de procedimiento penal
debe realizarse cuando existan indicios de la comisión de infracción
de tal índole, procediendo también tener en cuenta y en lo que se
refiere al Derecho a la acción penal que según reiterada doctrina del
Tribunal Constitucional (TC), así Sentencias del TC (SSTC)
176/2006 y 1454/2004, la «Constitución no reconoce ningún
derecho fundamental a obtener condenas penales. En consonancia
con ese planteamiento, este Tribunal ha configurado el derecho de
acción penal esencialmente como un ius procedatur, es decir, no
como parte de ningún otro derecho fundamental sustantivo, sino
estrictamente como manifestación específica del derecho a la
jurisdicción, que ha de enjuiciarse en sede de amparo constitucional
desde la perspectiva del art. 24.1 de la Constitución Española (CE) y
al que desde luego, son aplicables las garantías del art. 24.2 de la
CE».
— En nuestro ordenamiento jurídico encontramos diversas clases
de procesos penales que podemos clasificar en atención a diversos
factores. El tema que nos ocupa se encuentra encuadrado en el
llamado procedimiento ordinario, y concretamente dentro de éste es
su fase de instrucción o de investigación, procedimiento que es el
dirigido al enjuiciamiento de los delitos a los que se refiere el art.
14.4 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim).
— Precisamente por ello, el art. 299 de la ley de ritos o Ley de
Enjuiciamiento Criminal expresa que «constituyen el sumario las
actuaciones encaminadas a preparar el juicio, y practicadas para
averiguar y hacer constar la perpetración de los delitos con todas las
circunstancias que puedan influir en su calificación, y la culpabilidad
de los delincuentes, asegurando su persona y las responsabilidades
pecuniarias de los mismos» por lo que según Auto de 271/16, de 16
de marzo, de la Sección 3.ª de la Audiencia Provincial (AP) de
Sevilla, «la fase de instrucción no tiene como finalidad la plena
acreditación de los hechos objeto de imputación, ya que sólo se
puede declarar probada la comisión de un hecho delictivo tras la
práctica de la prueba en el acto de juicio oral. Basta con la
acreditación de los datos mínimos suficientes para afirmar la posible
existencia del ilícito y su autoría [Auto del Tribunal Supremo (TS) de
7 de julio de 2011]. No se puede pretender que en la fase de
instrucción se practiquen diligencias de prueba indefinidas al objeto
de acreditar plenamente, aunque sea de forma provisional, los
hechos objeto de imputación, sino que tal como dispone el art. 777,
solamente deben practicarse aquellas diligencias necesarias
encaminadas a determinar la naturaleza y circunstancias del hecho
y las personas que en él hayan participado, diligencias de
instrucción que deben ser las mínimas e imprescindibles para poder
adoptar con un mínimo y suficiente sustento fáctico alguna de las
resoluciones previstas en el art. 779.1 de la LECrim. Por lo que, si
ponemos en relación la finalidad de las diligencias previas a
practicar durante la fase de instrucción con las posibles resoluciones
a adoptar conforme al art. 779.1 de la LECrim y en relación, más
concretamente, con la apreciación de si existen o no indicios que
justifiquen (con carácter indiciario y provisional) la perpetración del
hecho denunciado, entendemos que dichos indicios tienen que ser
mínimos para considerarlos suficientes, ya que en otro caso
exigiríamos bien al Juez de Instrucción, bien a las partes
acusadoras, la aportación en la fase de instrucción de elementos
incriminatorios de carácter indiciario y provisional que harían una
instrucción larga y laboriosa —sin además trascendencia probatoria
para enervar el principio de presunción de inocencia, ya que
solamente hacen prueba plena aquellas diligencias de prueba
practicadas ante el Tribunal sentenciador en la fase de juicio oral—,
duplicando la aportación de material probatorio, desnaturalizando la
fase de instrucción que exige que ésta sea mínima e imprescindible
y, además, abreviada, tal como exige el propio nombre del
procedimiento».

II. INICIACIÓN DEL SUMARIO. DENUNCIA Y


QUERELLA. EL ATESTADO
— Nos remitimos a cuanto sobre estas materias se ha tratado en el
Tema 6 de este Tomo.

III. INSTRUCCIÓN DEL SUMARIO:


GENERALIDADES
— Las diligencias del sumario son reservadas, no teniendo carácter
público hasta la apertura del juicio oral (art. 301 de la LECrim).
— El Juez, de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal o de la
víctima, podrá acordar la adopción de las siguientes medidas para la
protección de la intimidad de la víctima y de sus familiares:

a) Prohibir la divulgación o publicación de información relativa a


la identidad de la víctima, de datos que puedan facilitar su
identificación de forma directa o indirecta, o de aquellas
circunstancias personales que hubieran sido valoradas para
resolver sobre sus necesidades de protección.
b) Prohibir la obtención, divulgación o publicación de imágenes
de la víctima o de sus familiares (art. 301 bis en relación con el
art. 681.2 de la LECrim).

— Las partes personadas podrán tomar conocimiento de las


actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento,
si bien, si el delito fuere público, podrá el Juez de Instrucción, a
propuesta del Ministerio Fiscal, de cualquiera de las partes
personadas o de oficio, declararlo, mediante auto, total o
parcialmente secreto para todas las partes personadas, por tiempo
no superior a un mes, cuando resulte necesario para:

a) Evitar un riesgo grave para la vida, libertad o integridad física


de otra persona; o
b) prevenir una situación que pueda comprometer de forma grave
el resultado de la investigación o del proceso.

Esta declaración de secreto no cabe con respecto del Ministerio


Fiscal y deberá ser levantado al menos con 10 días de antelación al
de la conclusión del sumario (sobre la limitación de la publicidad del
procedimiento, ver Auto n.º 3/2010 de 12 enero de la Sección 2.ª de
la AP de Tarragona que recoge una amplia doctrina jurisprudencial).
— La formación del sumario corresponde a los Jueces de
Instrucción y se hará bajo la inspección directa del Fiscal
competente cuando de delito público (arts. 303 y 306 de la LECrim)
se trate.
— La posibilidad de que el Juez de Instrucción acuerde la práctica
de cualquier diligencia tras la presentación de la denuncia o querella
está supeditada a la existencia de indicios de la comisión de un
hecho que revista caracteres de delito y sea necesaria su
corroboración, conforme dispone el art. 269 de la LECrim, debiendo
en caso contrario abstenerse de cualquier actuación.
— Plazos para la instrucción del sumario. Art. 324 de la LECrim.
1) Plazo ordinario: seis meses desde la fecha del auto de
incoación del sumario o de las diligencias previas.
2) Plazo extraordinario en función de la complejidad de la causa:
18 meses, exclusivamente a petición del Ministerio Fiscal y oídas
las demás partes. Deberá solicitarse con anterioridad a la
finalización del plazo ordinario, y bien por concurrencia de causas
sobrevenidas o concurriendo en la investigación alguno de los
siguientes supuestos:

a) Recaiga sobre grupos u organizaciones criminales,


b) tenga por objeto numerosos hechos punibles,
c) involucre a gran cantidad de investigados o víctimas,
d) exija la realización de pericias o de colaboraciones
recabadas por el órgano judicial que impliquen el examen de
abundante documentación o complicados análisis,
e) implique la realización de actuaciones en el extranjero,
f) precise de la revisión de la gestión de personas jurídico-
privadas o públicas, o
g) se trate de un delito de terrorismo.

3) Supuestos de interrupción de los plazos máximos de


instrucción antes señalados:

a) En caso de acordarse el secreto de las actuaciones,


durante la duración del mismo, o
b) en caso de acordarse el sobreseimiento provisional de la
causa.

Alzado el secreto o reabiertas las diligencias continuará la


investigación por el tiempo que reste hasta completar los plazos
antes señalados.
4) Posibilidad de prórroga en todas las investigaciones: a
solicitud del Ministerio Fiscal o de alguna de las partes
personadas, por concurrir razones que lo justifiquen, el instructor,
previa audiencia de las demás partes, podrá fijar un nuevo plazo
máximo para la finalización de la instrucción.
5) Consecuencias de la falta de solicitud de prórroga:
imposibilidad de interesar las diligencias de investigación
complementarias, previstas en los arts. 627 y 780 de la LECrim.
6) Las diligencias de investigación acordadas antes del
transcurso de los plazos legales serán válidas, sin perjuicio de su
recepción tras la expiración de los mismos.
7) En ningún caso el mero transcurso de los plazos máximos
señalados dará lugar al archivo de las actuaciones si no
concurren las circunstancias previstas en los arts. 637 o 641 de la
LECrim.

IV. LAS DILIGENCIAS DE INVESTIGACIÓN

1. COMPROBACIÓN DEL DELITO

— La LECrim dedica a la comprobación del delito los arts. 326 a


367, añadiendo a continuación una serie de preceptos, 367 bis a
367 septies que regulan la destrucción y la realización anticipada de
los efectos judiciales. Dedicaremos los siguientes párrafos al estudio
de los arts. 326 a 367 citados.

1.1. La inspección ocular

— Un primer bloque de preceptos (arts. 326 a 333) regulan la


inspección ocular que realizará el Juez Instructor o el que haga sus
veces, cuando el delito haya dejado pruebas materiales de su
perpetración, recogiendo personalmente tales pruebas o dando
instrucciones para su recogida por el Médico Forense o por
funcionarios de Policía Judicial, debiendo cuidarse de especial
manera la cadena de custodia de lo recogido, y si se considera
oportuno, podrá levantarse plano del lugar y obtención de imágenes
por cualquier sistema de obtención y reproducción, tanto del lugar
como de los objetos hallados.
— Si no hubiesen quedado huellas o vestigios del delito, se
averiguará y hará constar, si fuera posible, la causa de ello, y si ha
sido natural o intencionada y el medio empleado para hacerlas
desaparecer.
— Si el delito es de los que no dejan huella física de su
perpetración, se hará constar su comisión por declaraciones de
testigos, al igual que las circunstancias de comisión y la
preexistencia de la cosa, si alguna hubiera sido sustraída.

1.2. Recogida de instrumentos, armas o efectos

— El segundo bloque de preceptos (arts. 334 a 367) los dedica la


LECrim al cuerpo del delito, dictando normas referentes a la
recogida de instrumentos, armas o efectos de cualquier clase que
puedan tener relación con el delito y se hallen en el lugar, en sus
inmediaciones, o en poder del presunto responsable de terceros, y a
las formas de actuar en los supuestos de muerte violenta o
sospechosa de criminalidad, lesiones, heridas, envenenamientos,
robo, hurto, estafa y falsificaciones.

2. IDENTIDAD DEL INVESTIGADO Y DE SUS CIRCUNSTANCIAS


PERSONALES

— Para la correcta instrucción del sumario, es necesario determinar


con la máxima certeza posible quién fuera presuntamente
responsable del hecho investigado, es decir, identificarlo.

2.1. Reconocimiento en rueda

— La ley procesal se refiere a la identificación del delincuente en


sus arts. 368 y siguientes únicamente mediante el clásico y por
todos conocido sistema del reconocimiento en rueda, que regula
minuciosamente, y a cuya forma de realización dedica los arts. 369
y 370. Este tipo de identificación viene configurado como una
actuación judicial, si bien ello no es obstáculo para que pueda
realizarse en dependencia policial y en el seno del atestado, pero
como parte integrante de él no tiene más valor que el de denuncia,
que debe luego ser practicada o ratificada en la fase de instrucción o
en el acto del juicio oral, si bien lo normal es lo primero, y así lo
viene reconociendo la jurisprudencia en múltiples sentencias.
— Esta diligencia de investigación es propia de la fase de
instrucción; su práctica en el plenario es inidónea, porque su
desarrollo y ejecución resultarían ya imposibles.
— Es una diligencia que tiene carácter subsidiario, no siendo
preceptivo el reconocimiento del acusado en rueda de
reconocimiento, y además ésta sólo deberá usarse cuando existan
dudas sobre la identidad del reo y así lo acuerde el Juez, si lo cree
conveniente o bien si lo pide el propio imputado.
— Por tanto, la diligencia de reconocimiento en rueda, no será
necesaria:

1) En los supuestos de reconocimientos espontáneos producidos


inmediatamente después del hecho y que motivan la detención
del autor [sobre ello, Sentencia del TS (STS) 2.ª, de 29 de enero
de 2001, n.º 137/2001].
2) En los supuestos en los que se produce la detención de forma
inmediata al hecho (sobre ello, STS 2.ª, de 22 de marzo de 2000,
n.º 810/2000).
3) En los supuestos en los que la víctima identifica al acusado,
bien en la calle o bien por haberlo visto en las dependencias
policiales o en el Juzgado.
4) En los supuestos en los que la víctima reconoce al autor del
hecho por conocerlo directamente.

— La diligencia sumarial de reconocimiento en rueda debe revestir


una serie de condiciones para su validez, tales como:
a) La asistencia letrada. Esta diligencia se ha de practicar de
forma contradictoria con la presencia del detenido o preso y con
la asistencia de su letrado; letrado que se ha de limitar a estar
presente en la misma y constatar en su caso el cumplimiento de
las exigencias formales y condiciones para su validez (sobre ello,
STS 2.ª, de 22 de mayo de 2001, n.º 901/2001).
b) La exigencia de semejanza, entre las personas que sean
incluidas, junto con el sospechoso.
Ahora bien, una semejanza extrema, a parte de imposible de
lograr, sería también ineficaz para los fines que se pretenden,
pues dificultaría en extremo a las personas encargadas de
designar a una entre otras el reconocimiento de la buscada.
La no semejanza ha de ser extrema para que no cumpla la
exigencia del art. 369 de la LECrim. Tal sería el caso cuando
hubiere diferencias de sexo o de color de piel, pero no cuando las
personas mostradas vistan de forma semejante y tengan
estaturas y condiciones físicas no extremadamente diferentes
(sobre ello, STS 2.ª, de 7 de diciembre de 2000, n.º 1733/2000).

— Estudio jurisprudencial sobre la valoración de la diligencia de


reconocimiento en rueda: es doctrina jurisprudencial la que viene
reconociendo a la diligencia de reconocimiento en rueda como mera
prueba testifical, y que como tal ha de ser ratificada por el
reconociente en el acto del juicio oral (sobre ello, STS 2.ª, de 25 de
febrero de 1993, n.º 397/1993 y STS 2.ª, de 21 de febrero de 2001,
n.º 200/2001).
— El reconocimiento en rueda en el curso del atestado policial y su
ratificación en la fase de la instrucción judicial, no encajan por sí
mismas como prueba preconstituida o anticipada, salvo que fuera
imposible materialmente la comparecencia del testigo en el juicio
oral, donde no sólo puede ratificar o rectificar lo dicho antes, sino
incluso en el primer caso dar la razón de ciencia de su testimonio,
mediante el interrogatorio cruzado de acusación y defensa. No será
viable la transformación de lo que es «testifical» en «documental»
(sobre ello, ver STC 2.ª, de 3 de julio de 1995, n.º 103/1995 y STC
2.ª, de 24 de octubre de 1994, n.º 283/1994).
— Diversas cuestiones podemos plantearnos:

1.ª Negativa del investigado a intervenir en la rueda de


reconocimiento.
Entre los derechos del imputado recogidos en la LECrim, no
existe el derecho a negarse a ser sometido a rueda de
identificación como sospechoso, como declara la STS 220/01. Si
bien, no hay que olvidar que el fin perseguido en esta diligencia
se vería frustrado si se empleara la fuerza física o se impusiese
de forma coactiva al sospechoso, por cuanto que la falta de
colaboración de éste lo haría fácilmente reconocible.
Ver Auto n.º 142/96, Sección 3.ª, Audiencia Provincial (AP) de
Sevilla.
2.º ¿El sometimiento a rueda de identificación del sospechoso
constituye de por sí el «estatus de investigado», cuando existen
algunos rasgos fisonómicos coincidentes con los del denunciado?
El TS en Sentencia de 19 de febrero de 2001, n.º 220/2001, vino
a declarar que el hecho de ser sometido a una rueda de
identificación en virtud de una simple sospecha, aún no depurada
y con el único objeto de verificar si se dan los presupuestos
mínimos para abrir una vía de investigación, no constituye el
status de imputado. Continúa diciendo la sentencia que las
exigencias de garantía de los derechos del afectado por esa
situación se satisfacen mediante la intervención judicial, la
presencia del secretario y la asistencia de letrado.

— Hoy no cabe duda de que el reconocimiento en rueda no es el


único medio de identificación, máxime teniendo en cuenta los
avances científicos producidos desde la promulgación de la LECrim,
y así encontramos entre otros sistemas de identificación los
siguientes:
2.2. Identificación dactiloscópica o por huellas dactilares

— Identificación dactiloscópica o por huellas dactilares, que ha sido


considerada durante muchos años como la prueba reina de la
identificación, pues se dice que no existen dos personas con
idénticas huellas dactilares.
— Esta técnica ha sido admitida por la jurisprudencia y así el TS,
rechazando un recurso de casación, se refiere al dictamen de los
peritos identificadores diciendo que «crestas papilares son
inmutables en la persona humana desde el nacimiento… por lo que
habiéndose encontrado 15 características comunes a la huella
dactilar dejada por el dedo pulgar de la mano derecha y el
dactilograma del procesado, rebasan con mucho los ocho o 10
puntos comunes que se exigen como necesarios y suficientes por
los expertos para poder atribuir la huella dubitada a la persona que
la produjo».

2.3. Identificación por fotografías

— Es siempre previa a la detención del supuesto autor de un hecho


punible y únicamente tiene virtualidad en cuanto orienta o
incrementa sospechas policiales, sin que tenga pleno valor
identificativo pues debe ser complementada con otros medios. En
tres grupos podemos clasificar, siguiendo a MARTÍN PALLÍN, este tipo
de identificación, mediante la exhibición a las víctimas o testigos de
fotografías de personas fichadas que consten en los archivos
policiales, mediante fotografías obtenidas por otros métodos y,
finalmente, mediante fotografías publicadas en medios de
comunicación.

2.4. Fotografías de personas fichadas

— Como modo especial de aplicación encontramos la llamada


rueda de fotografías, calificada de atípica por la jurisprudencia, así
STS de 25 de abril de 1988. Esta inicial identificación no tendrá valor
probatorio si no es complementada con reconocimientos realizados
en la forma prevenida en la LECrim.
— La doctrina se ha planteado si el inicial reconocimiento fotográfico
influye sobre reconocimientos posteriores en rueda, viciándolos de
alguna forma. La STS de 14 de marzo de 1990 da contestación al
problema estableciendo que no contamina ni erosiona la confianza
que pueda, suscitar las posteriores manifestaciones del testigo,
tanto en rueda de reconocimiento como en juicio oral. En el mismo
sentido, la STS n.º 642/1997, de 29 abril.

2.5. Fotografías obtenidas por otros métodos

— Nos referimos a las obtenidas en el lugar de los hechos y en las


que aparezcan supuestos autores, así las obtenidas por cámaras de
bancos, entidades de seguridad, etc. Es considerado medio válido
de identificación por el TS, que las considera documentos, siempre y
cuando se encuentren a disposición del Tribunal en el acto del juicio
oral y puedan ser examinadas en la forma que determina el art. 726
de la LECrim.

2.6. Fotografías publicadas en medios de comunicación

— Según MARTÍN PALLÍN su valor no pasa de simple dato para el


inicio de la investigación policial.

2.7. Otras identificaciones por imágenes

— Pueden considerarse éstas los vídeos grabados por la policía, los


grabados por los particulares y los grabados por las cámaras
automáticas de seguridad en bancos y otras instalaciones. Sin
entrar en problemas referentes a la intimidad de las personas con
relación a la llamada videovigilancia, han de hacerse las mismas
consideraciones que las hechas anteriormente respecto de las
fotografías obtenidas por otros métodos, debiendo siempre tenerse
en cuenta la nulidad de las pruebas obtenidas por medios que
vulneren derechos constitucionales.

2.8. Identificación por la voz

— Bien mediante audición directa del testigo o víctima del delito,


bien mediante la grabación y transcripción de una cinta
reproductora.
— La cuestión relativa a la utilización de grabaciones sonoras,
dentro del proceso penal, y su valor probatorio, ha sido analizada
por el TC en STC 128/1988, de 27 de junio, y STC 190/1992, de 16
de noviembre de 1992.
— El TC viene a exigir la reproducción en el juicio oral de las
grabaciones sonoras, como solución más ortodoxa para que tenga
eficacia probatoria. Si bien admite asimismo su efectividad cuando
han sido incorporadas a los autos mediante transcripciones y no han
sido impugnadas en todo o en parte y se dan por reproducidas en el
acto del juicio oral. Así mismo, declara que el órgano judicial está
autorizado a servirse del contenido de la grabación magnetofónica
como medio de prueba, del hecho de que las frases en cuestión
habían sido pronunciadas. No obstante, poner de manifiesto que, si
bien con carácter general debe reconocerse que toda grabación
magnetofónica presenta una posibilidad cierta de manipulación, no
por ello hay que llegar a la conclusión de negarles radicalmente toda
eficacia probatoria.
— Continúa indicando el TC que la misma existencia de
intervenciones telefónicas, legalmente autorizadas con fines de
investigación policial, avala la consideración como medio de prueba
de las conversaciones así grabadas, pues de otro modo semejante
procedimiento resultaría inútil a los pretendidos efectos.

2.9. Identificación por restos orgánicos


— Nos referimos a muestras sanguíneas, pelos, semen, etc., y
especialmente mediante la técnica de determinación del ADN.
— En cuanto a los primeros, han de recogerse los restos que se
encuentren en el lugar del hecho en inspección ocular y
posteriormente practicar las oportunas pruebas periciales, así lo
imponen los arts. 326 y 334 de la LECrim.
— En cuanto a los marcadores ADN, también se requiere
identificación mediante prueba pericial, que ya fue admitida por el
TS desde al menos la STS de 12 de julio de 1992 (ocho
marcadores).

2.10. Identificación mediante escritura manual o mecánica

— El art. 391 de la LECrim establece la posibilidad de que el Juez


pueda ordenar que el procesado practique un cuerpo de escritura,
cuando sea necesario para establecer la autenticidad de un escrito
que se le atribuya, y ello, de manera indirecta, permite la
identificación del delincuente mediante la correspondiente prueba
pericial.
— Del mismo modo pueden llevarse a cabo periciales para
identificación del medio mecánico con el que se ha escrito
determinado documento, y conociendo aquél cabe la posibilidad de
conocer a su autor.

V. EL PROCESAMIENTO Y LAS DECLARACIONES


DEL PROCESADO
— Dispone el art. 384 de la LECrim que «desde que resultare del
sumario algún indicio racional de criminalidad contra determinada
persona, se dictará auto declarándola procesada y mandando que
se entiendan con ella las diligencias en la forma y del modo
dispuesto en este título y en los demás de esta ley».
— Es necesario pues para adoptar dicha resolución:
a) La presencia de unos hechos o datos básicos;
b) que sirvan racionalmente de indicios de una determinada
conducta; y
c) que resulte calificado como criminal o delictiva.

— La palabra indicio en la LECrim significa siempre la existencia de


datos concretos reveladores de un hecho importante para la
investigación y en el supuesto que nos ocupa, sin que exista una
prueba plena, aparecen en las actuaciones procesales datos que
revelan la probabilidad de la existencia de un delito, de que una
persona concreta y determinada pueda ser responsable del mismo.
— El auto por el que se declara procesada a una persona la coloca
en la situación procesal de sujeto de una imputación formalizada,
siendo dicha resolución de carácter provisional que no implica
culpabilidad del procesado y contra la que cabe interponer recurso
de reforma y apelación admisible en un único efecto, a diferencia de
lo que ocurre cuando se deniega el procesamiento, auto contra el
que únicamente cabe recurso de reforma, si bien la parte podrá
reproducir la pretensión ante la AP cuando, personada ante tal
órgano, evacue el traslado a que se refiere el art. 627 de la LECrim
(traslado para instrucción).
— A tenor de lo dispuesto en el art. 385 de la LECrim, el procesado
prestará cuantas declaraciones estime oportunas el Juez de
Instrucción, bien de oficio bien a instancias del Ministerio Fiscal o
querellante particular, redacción que sin lugar a dudas debe
interpretarse conforme a las vigentes normas reguladoras de los
derechos del investigado. Conforme al siguiente art. 400, el
procesado podrá declarar cuantas veces quisiere debiendo el
Instructor recibirle la declaración si tuviere relación con la causa.
— Las preguntas que se hagan al procesado se dirigirán a la
averiguación de los hechos y a la de su participación en los mismos,
y de otros en su caso (ténganse en cuenta las normas especiales
que para la declaración de la persona jurídica imputada constan en
la art. 409 bis de la LECrim).
— Respecto a los efectos del auto de procesamiento, el Tribunal
Constitucional ha dicho que «no vulnera la presunción de inocencia,
pues se basa en datos y circunstancias de valor fáctico que
representando más que una mera posibilidad y menos que una
certeza, supongan por sí mismas la probabilidad de la comisión de
un delito, que se constata con la formalización de un acto de
imputación que constituye al procesado en parte procesal, para
poder determinar posteriormente el Tribunal, en juicio oral, de existir
acusación pública o particular, la presencia o no del reproche de
culpabilidad, que en su caso conlleva la imposición de la pena»
(auto TC de 21 de marzo de 1984). Añade dicho Tribunal que «no
atenta a la presunción de inocencia el auto de procesamiento si se
tiene en cuenta que tal institución, que no por ser verdadera clave
del sistema procesal español, en tanto constitutiva del necesario
presupuesto de la acción penal que al formalizar la imputación erige
o constituye al imputado en parte procesal, no es a la vez otra cosa
que una simple medida cautelar, como tal, compatible con la
presunción de inocencia» (auto TC 324/82 y 83/85), debiendo
fundarse el auto de procesamiento en una decisión que represente
algo más que una mera posibilidad, pues precisamente al ser el
presupuesto de nacimiento del derecho fundamental a la presunción
de inocencia, no exige la existencia de una certeza, pero sí de una
probabilidad (STS de 21 de septiembre de 1987).

VI. DECLARACIONES DE LOS TESTIGOS Y


CAREO ENTRE TESTIGOS Y PROCESADOS
(ARTS. 410 A 455 DE LA LECRIM)

1. DECLARACIONES DE LOS TESTIGOS

— El art. 410 de la LECrim impone el deber de testificar a todos los


que residan en territorio español, nacionales o extranjeros, que no
estén impedidos, si bien en los artículos siguientes se regulan una
serie de excepciones a esta regla general, debiendo considerarse, si
bien no de manera exhaustiva, los siguientes supuestos:

a) Art. 411. Se relacionan las personas exentas del deber de


testificar.
b) Art. 412. Se relacionan las personas exentas de concurrir al
llamamiento del Juez, pero no de testificar.
c) Art. 416. Personas dispensadas de la obligación de declarar.

1.1. Personas exentas del deber de testificar

— Están dispensados de la obligación de declarar:

1) Los parientes del procesado en líneas directa ascendente y


descendente, su cónyuge o persona unida por relación de hecho
análoga a la matrimonial, sus hermanos consanguíneos o
uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado
civil, así como los parientes a que se refiere el número 3 del art.
261.
El Juez Instructor advertirá al testigo que se halle comprendido
en el párrafo anterior de que no tiene obligación de declarar en
contra del procesado, pero que puede hacer las manifestaciones
que considere oportunas, y el Secretario Judicial consignará la
contestación que diere a esta advertencia.
Sobre esta concreta situación, la AP de Madrid (Sección 27.ª) en
Sentencia (SAP) n.º 262/2016, de 19 mayo, expone en los
Fundamentos Jurídicos (FJ) segundo y tercero la siguiente
doctrina: «El Juez a quo expone que el acusado optó por no
declarar, que tampoco lo hizo la denunciante amparada en el art.
416 de la LECrim, sin que su previa declaración en fase de
instrucción —señala, con cita de la STS 459/2010, de 14 de
mayo— pueda por tal motivo ser introducida por vía del art. 730
LECrim. Expresa que la testifical de los agentes de Policía
Nacional lo fue de referencia, que el parte médico de asistencia e
informe pericial no acredita el modo en que las lesiones se
produjeran ni la autoría de las mismas».
Innecesario, mas no superfluo, es recordar que las normas
procesales son de obligado cumplimiento (dada su naturaleza de
orden público), ello para todos los operadores jurídicos y/o
intervinientes en el proceso, debiendo los Jueces y Tribunales,
además de cumplirlas, velar por su cumplimiento.
En el caso que nos ocupa, el examen de lo actuado permite
observar que en fase de instrucción, con asistencia del Ministerio
Fiscal, de la Defensa y de su abogada, no obstante hallarse
personada como Acusación Particular, la denunciante Josefina
(FJ 56), fue instruida de la dispensa prevista en el art. 416
LECrim, sin que conste que se efectuara alegación alguna.
Deviene en incuestionado que la denunciante retiró la Acusación
Particular que venía ejerciendo, ello en el acto del plenario, con
carácter previo a que le fuera recibida declaración (grabación
juicio oral).
Ya la Sala, en virtud de por ejemplo SAP de 27.ª, Madrid, de 10
de diciembre de 2015, tuvo ocasión de pronunciarse sobre
cuestión similar a la ahora planteada, indicándose, entre otros
extremos: «... la sola sentencia dictada (STS de 14 de julio de
2015, n.º 449/2015), no permite extraer la conclusión que se
pretende en el recurso que nos ocupa, esto es, que el previo
ejercicio de la Acusación Particular convirtió a la denunciante en
persona exenta de la obligación de ser informada de su derecho
a no declarar de acuerdo con el Pleno no Jurisdiccional de Sala
de 24 de abril de 2014».
La cuestión [...] resuelta por el Alto Tribunal en la sentencia
invocada (STS de 14 de julio de 2015, n.º 449/2015), fue que la
víctima —se afirmaba por la parte recurrente ante el Tribunal
Supremo— ni durante el atestado, ni en la instrucción, ni en el
plenario fue instruida de su derecho a no declarar, y que por tanto
su declaración no podía ser tenida en cuenta.
El propio Alto Tribunal en la referida sentencia señala que «la
cuestión a decidir era si la víctima de violencia de género que por
sí misma ha iniciado una denuncia de actuación judicial, puede
ampararse con posterioridad en la dispensa de la obligación de
declarar tanto durante la instrucción como en el plenario, y,
enlazado con ello, qué validez puede tener la declaración
incriminatoria de la víctima sobre su agresor sin haber sido
previamente advertida de su derecho a no declarar», siendo así
que el Alto Tribunal concluye que si bien es cierto que en el inicio
de la causa penal no se le informó de su derecho a no declarar,
aunque después renunciara al ejercicio de la Acusación
Particular, su declaración en el plenario tuvo total validez, aunque
no fuese expresamente instruida de un derecho del que ella
misma había renunciado al personarse como Acusación
Particular.
No nos encontramos pues en idéntico supuesto al que resuelve el
TS en la referida sentencia, que lo es en relación a un supuesto
de omisión de la información de la dispensa de declarar a la
persona concernida.
Incuestionado que la denunciante renunció con carácter previo al
inicio del plenario a continuar ejerciendo la Acusación Particular
(grabación juicio oral), acto, el del juicio oral, al que, incluso, no
hizo acto de presencia su abogada (grabación juicio oral);
también resultó incuestionado que la denunciante y el acusado al
tiempo del plenario estaban unidos por el vínculo conyugal.
En el referido orden de cosas, la STS de 14 de julio de 2015, n.º
449/2015, no permite concluir la afectación del Acuerdo del Pleno
no Jurisdiccional de la Sala 2.ª del TS de 24 de abril de 2013, en
relación a la exención de la obligación de declarar prevista en el
art. 416.1 de la LECrim.
El art. 416.1 de la LECrim lo es del siguiente tenor: «Están
dispensados de la obligación de declarar:
Los parientes del procesado en líneas directa ascendente y
descendente, su cónyuge o persona unida por relación de hecho
análoga a la matrimonial, sus hermanos consanguíneos o
uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado
civil, así como los parientes a que se refiere el número 3.º del art.
261».
El Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional lo es del siguiente tenor:
«La exención de la obligación de declarar prevista en el art. 416.1
LECrim alcanza a las personas que están o han estado unidas
por alguno de los vínculos a que se refiere el precepto. Se
exceptúan:

a) La declaración por hechos acaecidos con posterioridad a la


disolución del matrimonio o cese definitivo de la situación
análoga de afecto.
b) Supuestos en que el testigo esté personado como
acusación en el proceso».

En el caso que nos ocupa, el vínculo conyugal resultó —


reiteramos— incuestionado. El art. 416.1 de la LECrim refiere que
están dispensados de la obligación de declarar, entre otros, los
cónyuges o personas unidas por relación de hecho análoga a la
matrimonial. El referido Acuerdo, que subsiste, en su letra b)
refiere como exceptuado de la exención de la obligación de
declarar el testigo que «esté personado como acusación», no al
testigo que «hubiera estado» personado en momento anterior
como Acusación en el proceso.
Haber ejercido la Acusación Particular no supone ni conlleva —
como se afirma por la parte recurrente— que «había
definitivamente decaído su derecho a no declarar, o, lo que es
igual, la dispensa prevista en el art. 416 de la LECrim».
El art. 416.1 de la LECrim y el Acuerdo del Pleno no
Jurisdiccional de la Sala 2.ª del TS, de 24 abril de 2013, en
relación a la exención de la obligación de declarar prevista en el
art. 416.1 de la LECrim, se considera subsisten en los propios y
claros términos en que aparecen redactados.
Consideramos de concreta aplicación los precedentes
argumentos, así como que —al contrario de lo que se afirma— su
incumplimiento hubiera podido generar la imposibilidad de
valoración de estos elementos probatorios a los efectos del
dictado de un posible pronunciamiento condenatorio.
Ni se alega ni, desde luego, se acredita, que al expresar su
deseo de acogerse a la dispensa, y con/por ello su voluntad de
no prestar declaración, la denunciante no efectuara su
manifestación libre y voluntariamente, sin haber sido amenazada
ni coaccionada, por nada ni por nadie, ello sin que proceda hacer
plena abstracción de que la denunciante se acogió a la dispensa
en el acto del plenario (el 12 de febrero de 2016), transcurridos
varios meses (30 de enero de 2016), desde que formulara la
denuncia.
Se considera —reiteramos— que el tenor del art. 416 LECrim y el
tenor del Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional de la Sala 2.ª, de 24
de marzo de 2013, son claros, como también su interpretación,
desde incluso la literalidad de ambos, siendo de todos sabido que
el referido Acuerdo, precisamente, clarificó las diferentes
interpretaciones que se venían realizando con anterioridad.
Es obvio —ya hemos dicho— que el Acuerdo se refiere a que el
testigo «esté personado», no a que el testigo haya estado
personado. Nuestro Alto Tribunal así lo expresa y lo hace sin
aludir ni distinguir el mayor o menor lapso de tiempo que haya
podido transcurrir entre la personación y su posterior cese por
parte de quien decide acogerse a la dispensa, esto es, sin excluir
que el apartamiento del ejercicio de la Acusación pudiera
efectuarse en el mismo acto del plenario, si bien, es claro, deberá
serlo con carácter previo a la instrucción de los derechos/deberes
que le afectarán, distintos según exprese su voluntad de
acogerse o no a la dispensa que el legislador positivo prevé en el
art. 416 de la LECrim.
A mayor abundamiento, procede reseñar que el tenor del art.
416.1 de la LECrim en la redacción dada por la Ley 13/2009 de 3
de noviembre ha permanecido invariado tras la reciente reforma
por LO 5/2015 de 27 de abril, que entró en vigor [Disposición
Final (DF) 4.ª], al mes de su publicación en el BOE. Invariabilidad
también predicable del Acuerdo del Pleno no Jurisdiccional de la
Sala 2.ª del TS, de 24 abril de 2013.
2) El Abogado del procesado respecto a los hechos que éste le
hubiese confiado en su calidad de defensor.
(Sobre esta concreta causa se ha manifestado la Sección 15.ª de
la AP de Madrid en Auto n.º 611/2010, de 24 de septiembre).
Si alguno de los testigos se encontrase en las relaciones
indicadas en los párrafos precedentes con uno o varios de los
procesados, estará obligado a declarar respecto a los demás, a
no ser que su declaración pudiera comprometer a su pariente o
defendido.
3) Los traductores e intérpretes de las conversaciones y
comunicaciones entre el imputado, procesado o acusado y las
personas a que se refiere el apartado anterior, con relación a los
hechos a que estuviera referida su traducción o interpretación.

1.2. Personas exentas de concurrir al llamamiento del Juez, pero no


de testificar

— En el art. 417 de la LECrim se relacionan las personas que no


pueden ser obligadas a testificar.
— En el mencionado precepto se establece que no podrán ser
obligados a declarar como testigos:

1) Los eclesiásticos y ministros de los cultos disidentes, sobre los


hechos que les fueren revelados en el ejercicio de las funciones
de su ministerio.
2) Los funcionarios públicos, tanto civiles como militares, de
cualquier clase que sean, cuando no pudieren declarar sin violar
el secreto que por razón de sus cargos estuviesen obligados a
guardar, o cuando, procediendo en virtud de obediencia debida,
no fueren autorizados por su superior jerárquico para prestar
declaración que se les pida.
3) Los incapacitados física o moralmente.

1.3. Personas dispensadas de la obligación de declarar

— El art. 418 de la LECrim dispensa de la obligación de declarar por


razón del parentesco.
— Ningún testigo podrá ser obligado a declarar acerca de una
pregunta cuya contestación pueda perjudicar material o moralmente
y de una manera directa e importante ya a la persona, ya a la
fortuna de alguno de los parientes a que se refiere el art. 416.
— Se exceptúa el caso en que el delito revista suma gravedad por
atentar a la seguridad del Estado, a la tranquilidad pública o a la
sagrada persona del Rey o de su sucesor.
— Sobre el primer párrafo es de notar la doctrina del TS (Sala de lo
Penal) en STS n.º 405/1994, de 28 febrero.
— En los siguientes preceptos de la LECrim se establece la forma y
requisitos de las declaraciones testificales siendo de resaltar los
supuestos contemplados en los párrafos segundo y tercero del art.
433: «Los testigos que, de acuerdo con lo dispuesto en el Estatuto
de la Víctima del Delito, tengan la condición de víctimas del delito,
podrán hacerse acompañar por su representante legal y por una
persona de su elección durante la práctica de estas diligencias,
salvo que en este último caso, motivadamente, se resuelva lo
contrario por el Juez de Instrucción para garantizar el correcto
desarrollo de la misma.
En el caso de los testigos menores de edad o personas con la
capacidad judicialmente modificada, el Juez de Instrucción podrá
acordar, cuando a la vista de la falta de madurez de la víctima
resulte necesario para evitar causarles graves perjuicios, que se les
tome declaración mediante la intervención de expertos y con
intervención del Ministerio Fiscal. Con esta finalidad, podrá
acordarse también que las preguntas se trasladen a la víctima
directamente por los expertos o, incluso, excluir o limitar la
presencia de las partes en el lugar de la exploración de la víctima.
En estos casos, el Juez dispondrá lo necesario para facilitar a las
partes la posibilidad de trasladar preguntas o de pedir aclaraciones
a la víctima, siempre que ello resulte posible». La posibilidad
contemplada en el párrafo primero del art. 448 de practicar prueba
testifical preconstituida y anticipada, pues tal precepto dispone que
«Si el testigo manifestare, al hacerle la prevención referida en el art.
446, la imposibilidad de concurrir por haber de ausentarse del
territorio nacional, y también en el caso en que hubiere motivo
racionalmente bastante para temer su muerte o incapacidad física o
intelectual antes de la apertura del juicio oral, el Juez Instructor
mandará practicar inmediatamente la declaración, asegurando en
todo caso la posibilidad de contradicción de las partes. Para ello, el
Secretario Judicial hará saber al reo que nombre abogado en el
término de 24 horas, si aún no lo tuviere, o de lo contrario, que se le
nombrará de oficio, para que le aconseje en el acto de recibir la
declaración del testigo. Transcurrido dicho término, el Juez recibirá
juramento y volverá a examinar a éste, en presencia del procesado
y de su abogado defensor y en presencia, asimismo, del Fiscal y del
querellante, si quisieren asistir al acto, permitiendo a éstos hacerle
cuantas repreguntas tengan por conveniente, excepto las que el
Juez desestime como manifiestamente impertinentes» y la norma
referente a estas declaraciones testificales de los testigos menores
de edad y de las personas con capacidad judicialmente modificada
recogidas en el último párrafo del precepto citado.

2. CAREOS ENTRE TESTIGOS Y PROCESADOS

— Mediante esta diligencia se pretende el enfrentamiento cara a


cara entre los testigos con los procesados o de aquellos con éstos,
en presencia del Juez de Instrucción, cuando mantengan versiones
distintas de los hechos investigados, o de algún extremo concreto,
con la finalidad de aclarar las contradicciones.
— En diversas SSTS, así las de 12 de febrero y 7 de octubre de
1986, el TS ha entendido que el careo no es propiamente un medio
de prueba autónomo e independiente, sino un modo de contrastar y
matizar las declaraciones de los procesados y de los testigos,
debiendo destacarse que por razón de lo mandado en el art. 455 de
la LECrim es una diligencia de investigación de carácter subsidiario.
— En cuanto a su práctica, que será en presencia del Juez de
Instrucción, debe tenerse en cuenta que no está prevista la
intervención de los abogados de las partes, que sí podrán
presenciarla, pues sujetos activos de la diligencia son los
procesados y los testigos.

VII. EL INFORME PERICIAL (ARTS. 456 A 485 DE


LA LECRIM)

1. REGULACIÓN Y CONCEPTO

— Dispone el art. 456 de la LECrim que «El Juez acordará el


informe pericial cuando, para conocer o apreciar algún hecho o
circunstancia importante en el sumario, fuesen necesarios o
convenientes conocimientos científicos o artísticos».
— La prueba pericial, que es una prueba personal, tiene como
finalidad ilustrar al Juez para que pueda conocer o apreciar algunos
aspectos del hecho investigado, o enjuiciado en su caso, que exijan
conocimientos científicos o artísticos, no teniendo el carácter de
indicio, pues a diferencia del indicio, que es un hecho, expresa una
opinión científica o técnica sobre algún aspecto relacionado con la
investigación.
— La prueba es realizada por dos peritos, que pueden ser titulares o
no, prefiriéndose los primeros, pudiendo ser recusados únicamente
si el reconocimiento e informe pericial no es reproducible en el juicio
oral por las causas previstas en el art. 468 de la LECrim, siendo
éstas:

1.ª El parentesco de consanguinidad o de afinidad dentro del


cuarto grado con el querellante o con el reo.
2.ª El interés directo o indirecto en la causa o en otra semejante.
3.ª La amistad íntima o enemistad manifiesta.

2. NOMBRAMIENTO DE LOS PERITOS

— Será realizado por el Juez, que les manifestará clara y


determinantemente el objeto de su informe, si bien cuando el
reconocimiento e informe no pueden reproducirse en el juicio oral, el
querellante y el procesado tienen derecho de nombrar un perito a su
costa.

3. CONTENIDO DEL INFORME PERICIAL (ART. 478 DE LA LECRIM)

— El informe pericial comprenderá, si fuere posible:

1) Descripción de la persona o cosa que sea objeto del mismo,


en el estado o del modo en que se halle.
2) Relación detallada de todas las operaciones practicadas por
los peritos y de su resultado, extendida y autorizada en la misma
forma que la anterior.
3) Las conclusiones que en vista de tales datos formulen los
peritos, conforme a los principios y reglas de su ciencia o arte.

— El Juez podrá hacer a los peritos, cuando produzcan sus


conclusiones, las preguntas que estime pertinentes y pedirles las
aclaraciones necesarias, bien por su iniciativa o a la de las partes
presentes o sus defensores, y las contestaciones que den se
considerarán como parte de su informe.
VIII. MEDIDAS DE INVESTIGACIÓN LIMITATIVAS
DE LOS DERECHOS RECONOCIDOS EN EL ART.
18 DE LA CONSTITUCIÓN
— Trataremos en este epígrafe una importante batería de medidas
que pueden adoptarse durante la investigación sumarial y que
tienen como lugar común afectar a los derechos reconocidos en el
art. 18 de la CE, esencialmente del procesado o investigado pero
también en algunos casos extremos de terceros.

1. DE LA ENTRADA Y REGISTRO EN LUGAR CERRADO (ARTS. 545 A 572


DE LA LECRIM)

— Dispone el art. 18.2 de la CE que «El domicilio es inviolable.


Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento
del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito».
— En razón de ello se afirma que la inviolabilidad del domicilio es un
derecho fundamental no absoluto y tres por tanto son los supuestos
de entrada lícita en el domicilio:

a) Cuando medie consentimiento del titular que debe ser


otorgado por persona capaz, consciente y libremente, de manera
expresa y para un asunto concreto.
b) Cuando se trate de un delito flagrante.
c) Cuando medie la correspondiente autorización judicial que
debe revestir forma de auto.

— Entrada y registro decretados judicialmente:

a) Competencia: Juez o Tribunal que conociere de la causa.


b) Lugar a entrar y/o registrar: todo edificio o lugar público y el
domicilio de cualquier español o extranjero residente en España
previo consentimiento del interesado y a falta de éste a virtud de
auto motivado.
c) Horas de entrada: cualquiera de día o de noche, si bien en el
caso de domicilio únicamente de noche si existen razones de
urgencia.
d) Razones para entrar y/o registrar: existencia de indicios de
encontrarse en el lugar el procesado o efectos o instrumentos del
delito, o libros, papeles u otros objetos que puedan servir para su
descubrimiento y comprobación.

— La LECrim define cuáles se reputan edificios y lugares públicos,


pero ni ésta ni la Constitución definen el domicilio, si bien reputan
como tal algunos lugares en el art. 554, así:

1) Los Palacios Reales, estén o no habitados por el Monarca al


tiempo de la entrada o registro.
2) El edificio o lugar cerrado, o la parte de él destinada
principalmente a la habitación de cualquier español o extranjero
residente en España y de su familia.
3) Los buques nacionales mercantes.
4) Tratándose de personas jurídicas imputadas, el espacio físico
que constituya el centro de dirección de las mismas, ya se trate
de su domicilio social o de un establecimiento dependiente, o
aquellos otros lugares en que se custodien documentos u otros
soportes de su vida diaria que quedan reservados al
conocimiento de terceros.

— El Tribunal Constitucional ha perfilado una noción de domicilio a


efectos constitucionales, resaltando como nota significativa «la
aptitud para desarrollar en él vida privada y su destino específico a
tal desarrollo, aunque sea eventual». Por ello, el TC en STC
10/2002 no ha considerado domicilio, de un lado, los espacios en los
que se demuestre de forma efectiva que se han destinado a
cualquier actividad distinta a la vida privada, sea dicha actividad
comercial, cultural, política, o de cualquier otra índole; y de otro,
aquellos que por sus propias características nunca podrán ser
considerados aptos para desarrollar en ellos vida privada, esto es,
los espacios abiertos.
— Naturaleza de la resolución judicial de entrada y registro en
domicilio: auto que debe ser notificado inmediatamente a la persona
interesada o lo más tarde dentro de las 24 horas de haberse dictado
y expresar el edificio o lugar cerrado en que haya de verificarse, si
tendrá lugar tan sólo de día, la razón de ello y la autoridad o
funcionario que los haya de practicar.
— Entre otras, la AP de Granada (Sección 1.ª), en SAP n.º
590/2000 de 7 octubre recoge ampliamente la doctrina sobre la
materia que tratamos.
— Práctica de la entrada y/o registro:

a) Se hará en presencia del interesado o de la persona que


legítimamente le represente o de una persona de su familia
mayor de edad, si el interesado no fuera habido o no quisiera
concurrir ni nombrar a representante.
b) Se realizará causando las menores molestias y perjuicios
posibles.
c) Debe ser en presencia de Letrado de la Administración de
Justicia, siendo causa de nulidad su ausencia salvo que se
realice la entrada y registro con consentimiento del titular del
domicilio.

2. DEL REGISTRO DE LIBROS Y PAPELES (ARTS. 573 A 578 DE LA


LECRIM)

— Art. 573. No se ordenará el registro de los libros y papeles de


contabilidad del procesado o de otra persona sino cuando hubiere
indicios graves de que de esta diligencia resultará el descubrimiento
o la comprobación de algún hecho o circunstancia importante de la
causa.
— Es de aplicación cuanto en el apartado anterior se ha dicho sobre
la necesidad de resolución judicial motivada y práctica del registro.
3. DE LA DETENCIÓN Y APERTURA DE LA CORRESPONDENCIA ESCRITA Y
TELEGRÁFICA (ARTS. 579 A 588 DE LA LECRIM)

— El art. 18.3 de la CE garantiza el secreto de las comunicaciones


y, en especial, de las postales y telegráficas, salvo resolución
judicial. También en este caso nos encontramos con un derecho
fundamental no absoluto.
— Tras el Acuerdo del Pleno de la Sala de lo Penal del TS de 4 de
abril de 1995, la jurisprudencia vino unánimemente a equiparar la
correspondencia postal con el paquete postal, precisamente porque
pueden ser portadores de mensajes personales de índole
confidencial, de tal manera que la diligencia de apertura desprovista
de las garantías que la legitimen deviene nula.
— El TS en STS de 25 de enero de 1999, n.º 662/1998, y STS de
13 de octubre de 1998, n.º 1.044/1998, entre otras, define la
correspondencia postal como todo envío que puede facturarse
utilizando la vía de servicio postal de correos, y, por extensión, de
entidades privadas que ofrezcan prestaciones análogas.
— El derecho al secreto de las comunicaciones postales está
establecido en el art. 18.3 de la CE, como se ha dicho, que indica
que sólo cabrá la injerencia en tal ámbito de intimidad mediante
autorización judicial. En el art. 8.º del Convenio de Roma de 4 de
noviembre de 1950, se establece el derecho al respeto de la
correspondencia privada de las personas, admitiendo injerencias de
las autoridades públicas para ciertas finalidades, y entre ellas, para
la prevención del delito y la protección de la salud. En el art. 17 del
Pacto Internacional de derechos civiles y políticos de 19 de
diciembre de 1966 se prohíben también las injerencia arbitrarias o
ilegales en la correspondencia. El secreto de las comunicaciones en
general, y la inviolabilidad de la correspondencia en particular, tiene
como finalidad principal el respeto del ámbito privado de la vida
personal y familiar, que debe quedar excluido del conocimiento
ajeno y de las intromisiones de los demás, salvo autorización del
interesado.
— La LECrim permite tanto la detención, apertura y examen de la
correspondencia como la observación de las comunicaciones
postales y telegráficas del investigado, así como de otro tipo de
comunicaciones similares.
— Correspondencia que puede detenerse, aperturarse y
examinarse: la correspondencia privada, postal y telegráfica,
incluidos faxes, burofaxes y giros, que el investigado remita o reciba,
— Motivos para acordarlo: si hubiera indicios de obtener por estos
medios el descubrimiento o la comprobación del algún hecho o
circunstancia relevante para la causa, siempre que la investigación
tenga por objeto alguno de los siguientes delitos:

1.º Delitos dolosos castigados con pena con límite máximo de, al
menos, tres años de prisión.
2.º Delitos cometidos en el seno de un grupo u organización
criminal.
3.º Delitos de terrorismo.

— Naturaleza de la resolución judicial: debe revestir la forma de


auto, con suficiente motivación tanto en los presupuestos fácticos
como en los motivos jurídicos, respetando el principio de
proporcionalidad, y determinará la correspondencia que haya de ser
detenida o registrada, o los telegramas cuyas copias hayan de ser
entregadas, por medio de la designación de las personas a cuyo
nombre se hubieren expedido, o por otras circunstancias igualmente
concretas.
— Observación de las comunicaciones postales y telegráficas del
investigado, así como de las comunicaciones de las que se sirva
para la realización de sus fines delictivos: el Juez podrá acordarla,
en resolución motivada, por un plazo de hasta tres meses,
prorrogable por iguales o inferiores períodos hasta un máximo de 18
meses.
— Se contemplan en el número 3 del art. 579 de la LECrim normas
especiales en caso de urgencia, cuando las investigaciones se
refieran a delitos cometidos por bandas armadas o elementos
terroristas. De tal manera que, conforme a lo dispuesto en el
mencionado precepto, en caso de urgencia, cuando las
investigaciones se realicen para la averiguación de delitos
relacionados con la actuación de bandas armadas o elementos
terroristas y existan razones fundadas que hagan imprescindible la
medida prevista en los apartados anteriores de este artículo, podrá
ordenarla el Ministro del Interior o, en su defecto, el Secretario de
Estado de Seguridad. Esta medida se comunicará inmediatamente
al Juez competente y, en todo caso, dentro del plazo máximo de 24
horas, haciendo constar las razones que justificaron la adopción de
la medida, la actuación realizada, la forma en que se ha efectuado y
su resultado. El Juez competente, también de forma motivada,
revocará o confirmará tal actuación en un plazo máximo de 72 horas
desde que fue ordenada la medida.
— Conforme al n.º 4 del citado precepto, no se requerirá
autorización judicial en los siguientes casos:

a) Envíos postales que, por sus propias características externas,


no sean usualmente utilizados para contener correspondencia
individual sino para servir al transporte y tráfico de mercancías o
en cuyo exterior se haga constar su contenido.
b) Aquellas otras formas de envío de la correspondencia bajo el
formato legal de comunicación abierta, en las que resulte
obligatoria una declaración externa de contenido o que
incorporen la indicación expresa de que se autoriza su
inspección.
c) Cuando la inspección se lleve a cabo de acuerdo con la
normativa aduanera o proceda con arreglo a las normas postales
que regulan una determinada clase de envío.

— Sustanciación de la solicitud y las actuaciones posteriores: en


pieza separada y secreta, sin necesidad de que se acuerde
expresamente el secreto de la causa.
— Utilización de la información obtenida en otro procedimiento
distinto: lo permite el número 1 del art. 579 bis de la LECrim, tanto
como medio de investigación como de prueba.
— Hallazgos casuales: La continuación de la medida para la
investigación del delito casualmente descubierto requiere
autorización del Juez competente.
— Régimen y requisitos formales de la apertura y registro de la
correspondencia postal:

a) Debe ser citado el interesado.


b) La apertura se realiza por el Juez que la leerá y apartará la
que haga referencia a los hechos de la causa y cuya
conservación considere necesaria. Se rubricará por el Letrado de
la Administración de Justicia y se sellará con el sello del Juzgado.
c) Tras ello se guardará en un sobre rotulado que conservará el
Letrado de la Administración de Justicia bajo su responsabilidad.
d) La correspondencia que no se relacione con la causa se
devolverá al interesado.

4. DISPOSICIONES COMUNES A LA INTERCEPTACIÓN DE LAS


COMUNICACIONES TELEFÓNICAS Y TELEMÁTICAS, LA CAPTACIÓN Y
GRABACIÓN DE COMUNICACIONES ORALES MEDIANTE LA UTILIZACIÓN
DE DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS, LA UTILIZACIÓN DE DISPOSITIVOS
TÉCNICOS DE SEGUIMIENTO, LOCALIZACIÓN Y CAPTACIÓN DE LA
IMAGEN, EL REGISTRO DE DISPOSITIVOS DE ALMACENAMIENTO MASIVO
DE INFORMACIÓN Y LOS REGISTROS REMOTOS SOBRE EQUIPOS
INFORMÁTICOS [ARTS. 588 BIS A 588 BIS K) DE LA LECRIM]

— El art. 18.3 de la CE garantiza el secreto de las comunicaciones


y, en especial de las telefónicas, salvo resolución judicial. La libertad
de las comunicaciones es un bien jurídicamente protegido.

4.1. Principios rectores


— Cabe durante la instrucción de la causa acordar mediante
resolución judicial alguna de estas medidas con sujeción a los
siguientes principios:

a) Especialidad: exige que una medida esté relacionada con la


investigación de un delito concreto.
b) Idoneidad: sirve para definir el ámbito objetivo y subjetivo y la
duración de la medida en virtud de su utilidad.
c) Excepcionalidad y Necesidad: sólo podrá acordarse la medida
cuando no estén a disposición de la investigación, en atención a
sus características, otras medidas menos gravosas para los
derechos fundamentales del investigado o encausado e
igualmente útiles para el esclarecimiento del hecho, o cuando el
descubrimiento o la comprobación del hecho investigado, la
determinación de su autor o autores, la averiguación de su
paradero, o la localización de los efectos del delito se vea
gravemente dificultada sin el recurso a esta medida.
d) Proporcionalidad: el sacrificio de los derechos e intereses
afectados no debe ser superior al beneficio que de la adopción
resulte para el interés público y de terceros.

4.2. Solicitud de autorización judicial

— Competencia para realizarla: el Ministerio Fiscal o la Policía


Judicial.
— Contenido de la petición:

1) La descripción del hecho objeto de investigación y la identidad


del investigado o de cualquier otro afectado por la medida,
siempre que tales datos resulten conocidos.
2) La exposición detallada de las razones que justifiquen la
necesidad de la medida de acuerdo a los principios rectores
establecidos en el art. 588 bis a) de la LECrim así como los
indicios de criminalidad que se hayan puesto de manifiesto
durante la investigación previa a la solicitud de autorización del
acto de injerencia.
3) Los datos de identificación del investigado o encausado y, en
su caso, de los medios de comunicación empleados que permitan
la ejecución de la medida.
4) La extensión de la medida con especificación de su contenido.
5) La unidad investigadora de la Policía Judicial que se hará
cargo de la intervención.
6) La forma de ejecución de la medida.
7) La duración de la medida que se solicita.
8) El sujeto obligado que llevará a cabo la medida, en caso de
conocerse.

4.3. Resolución judicial

— Plazo para el dictado: 24 horas desde que se realice la petición,


oyendo al Ministerio Fiscal.
— Contenido mínimo de la resolución:

a) El hecho punible objeto de investigación y su calificación


jurídica, con expresión de los indicios racionales en los que funde
la medida.
b) La identidad de los investigados y de cualquier otro afectado
por la medida, de ser conocido.
c) La extensión de la medida de injerencia, especificando su
alcance, así como la motivación relativa al cumplimiento de los
principios rectores establecidos en el art. 588 bis a).
d) La unidad investigadora de Policía Judicial que se hará cargo
de la intervención.
e) La duración de la medida.
f) La forma y la periodicidad con la que el solicitante informará al
Juez sobre los resultados de la medida.
g) La finalidad perseguida con la medida.
h) El sujeto obligado que llevará a cabo la medida, en caso de
conocerse, con expresa mención del deber de colaboración y de
guardar secreto, cuando proceda, bajo apercibimiento de incurrir
en un delito de desobediencia.

4.4. Secreto

— La solicitud y las actuaciones posteriores relativas a la medida


solicitada se sustanciarán en una pieza separada y secreta, sin
necesidad de que se acuerde expresamente el secreto de la causa.

4.5. Duración de la medida

— Las medidas tendrán la duración que se especifique para cada


una de ellas y no podrán exceder del tiempo imprescindible para el
esclarecimiento de los hechos, y podrán ser prorrogadas, mediante
auto motivado, por el Juez competente, de oficio o previa petición
razonada del solicitante, siempre que subsistan las causas que la
motivaron.

4.6. Solicitud de prórroga

— La solicitud de prórroga se dirigirá por el Ministerio Fiscal o la


Policía Judicial al Juez competente y deberá incluir en todo caso:

a) Un informe detallado del resultado de la medida.


b) Las razones que justifiquen la continuación de la misma.

— En el plazo de los dos días siguientes a la presentación de la


solicitud, el Juez resolverá sobre el fin de la medida o su prórroga
mediante auto motivado. Antes de dictar la resolución podrá solicitar
aclaraciones o mayor información.

4.7. Control de la medida


— Por el Juez de instrucción, imponiéndose a la Policía Judicial el
deber de informarlo del desarrollo y los resultados de la medida, en
la forma y con la periodicidad que éste determine y, en todo caso,
cuando por cualquier causa se ponga fin a la misma.

4.8. Afectación de terceras personas

— Podrán acordarse en los casos y con las condiciones que en


cada medida se regule.

4.9. Utilización de la información obtenida en un procedimiento


distinto y descubrimientos casuales

— Se remite la ley a lo regulado para la detención y apertura de la


correspondencia escrita y telegráfica.

4.10. Cese de la medida

— La medida cesará:

a) Cuando desaparezcan las circunstancias que justificaron su


adopción.
b) Cuando resulte evidente que a través de la misma no se están
obteniendo los resultados pretendidos.
c) Cuando haya transcurrido el plazo para el que hubiera sido
autorizada.

4.11. Destrucción de registros

— Una vez que se ponga término al procedimiento mediante


resolución firme, se ordenará el borrado y eliminación de los
registros originales que puedan constar en los sistemas electrónicos
e informáticos utilizados en la ejecución de la medida. Se
conservará una copia bajo custodia del Secretario Judicial.
— Se acordará la destrucción de las copias conservadas cuando
hayan transcurrido cinco años desde que la pena se haya ejecutado
o cuando el delito o la pena hayan prescrito o se haya decretado el
sobreseimiento libre o haya recaído sentencia absolutoria firme
respecto del investigado, siempre que no fuera precisa su
conservación, a juicio del Tribunal.

5. INTERCEPTACIÓN DE LAS COMUNICACIONES TELEFÓNICAS Y


TELEMÁTICAS [ARTS. 588 TER A) A ART. 588 TER M) DE LA LECRIM]

5.1. Investigaciones en las que cabe

a) Delitos dolosos castigados con pena con límite máximo de, al


menos, tres años de prisión.
b) Delitos cometidos en el seno de un grupo u organización criminal.
c) Delitos de terrorismo.
d) Delitos cometidos a través de instrumentos informáticos o de
cualquier otra tecnología de la información o la comunicación o
servicio de comunicación.

5.2. Terminales o medios de comunicación a los que se refiere

— Los usados por el investigado de manera ocasional o usual.


Cabe la posibilidad de hacerlo con respecto de terminales o medios
de comunicación pertenecientes a un tercero siempre que exista
constancia de que el sujeto investigado se sirve de aquélla para
transmitir o recibir información, o el titular colabore con la persona
investigada en sus fines ilícitos o se beneficie de su actividad.
También podrá autorizarse dicha intervención cuando el dispositivo
objeto de investigación sea utilizado maliciosamente por terceros
por vía telemática, sin conocimiento de su titular.

5.3. Solicitud de autorización judicial


— Además de los requisitos previstos en el art. 588 bis b) de la
LECrim (ver apartado X.4.2), la solicitud deberá contener al menos
también:

a) La identificación del número de abonado, del terminal o de la


etiqueta técnica,
b) la identificación de la conexión objeto de la intervención o
c) los datos necesarios para identificar el medio de
telecomunicación de que se trate.

— Y para determinar la extensión de la medida, la solicitud de


autorización judicial podrá tener por objeto alguno de los siguientes
extremos:

a) El registro y la grabación del contenido de la comunicación,


con indicación de la forma o tipo de comunicaciones a las que
afecta.
b) El conocimiento de su origen o destino, en el momento en el
que la comunicación se realiza.
c) La localización geográfica del origen o destino de la
comunicación.
d) El conocimiento de otros datos de tráfico asociados o no
asociados pero de valor añadido a la comunicación. En este
caso, la solicitud especificará los datos concretos que han de ser
obtenidos.

5.4. Control de la medida

— Por el Juez de Instrucción con la periodicidad que determine.

5.5. Duración

— Máximo de tres meses contados desde la fecha de la resolución


judicial. Caben prórrogas por idénticos períodos hasta un máximo de
18 meses.
5.6. Acceso de las partes a las grabaciones

— Se manda la entrega de copias de las grabaciones a las partes y


el examen de éstas y otras medidas destinadas a la protección de la
intimidad de las personas.

5.7. Otras normas

— Igualmente se regula la incorporación al proceso de datos


electrónicos de tráfico o asociados, el acceso a los datos necesarios
para la identificación de usuarios, terminales y dispositivos de
conectividad, la identificación de terminales mediante captación de
códigos de identificación del aparato o de sus componentes y la
identificación de titulares, de terminales y de dispositivos de
conectividad (a estos efectos ver también la Ley 25/2007, de 18 de
octubre, de Conservación de Datos relativos a las Comunicaciones
Electrónicas y a las Redes Públicas de Comunicaciones).

6. CAPTACIÓN Y GRABACIÓN DE COMUNICACIONES ORALES MEDIANTE


LA UTILIZACIÓN DE DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS [ARTS. 588 QUÁTER
A) A 588 QUÁTER E)]

6.1. Lugares en que puede realizarse

— La captación y grabación de las comunicaciones orales directas


que se mantengan por el investigado en los siguientes lugares:

a) Vía pública.
b) Cualquier otro espacio abierto.
c) Domicilio del investigado.
d) Cualquier otro espacio cerrado.

6.2. Presupuestos
a) Encuentros concretos del investigado con otra u otras personas y
sobre cuya previsibilidad existan indicios puestos de manifiesto en la
investigación.
b) Que los hechos investigados sean constitutivos de alguno de los
siguientes delitos:

1.º Delitos dolosos castigados con pena con límite máximo de, al
menos, tres años de prisión.
2.º Delitos cometidos en el seno de un grupo u organización
criminal.
3.º Delitos de terrorismo.

c) Previsión de que la utilización de los dispositivos de captación y


grabación aportará datos esenciales y de relevancia para el
esclarecimiento de los hechos y la identificación de su autor.

6.3. Contenido de la resolución judicial y control de la medida

— Además de las exigencias reguladas en las disposiciones


comunes [art. 588 bis c)] deberán expresarse el lugar o lugares
afectados y los encuentros que van a ser sometidos a vigilancia
debiendo entregarse los resultados al Juez de Instrucción.

7. UTILIZACIÓN DE DISPOSITIVOS TÉCNICOS DE CAPTACIÓN DE LA


IMAGEN, DE SEGUIMIENTO Y DE LOCALIZACIÓN [ARTS. 588 QUINQUIES A)
A 588 QUINQUIES C) DE LA LECRIM]

— Se regula la captación de imágenes del investigado en lugares


públicos, o de terceros con él relacionados, o con los hechos
investigados, pudiendo autorizarse por el Juez de Instrucción la
utilización de dispositivos o medios técnicos de localización y
seguimiento por un plazo máximo de tres meses prorrogables hasta
un máximo de 18 meses.
8. REGISTRO DE DISPOSITIVOS DE ALMACENAMIENTO MASIVO DE
INFORMACIÓN [ARTS. 588 SEXIES A) A 588 SEXIES C) DE LA LECRIM]

— Se regula la posibilidad de que cuando con ocasión de la práctica


de un registro domiciliario pueda producirse la aprehensión de
ordenadores, instrumentos de comunicación telefónica o telemática
o dispositivos de almacenamiento masivo de información digital o el
acceso a repositorios telemáticos de datos, el Juez de Instrucción
expresará, en la resolución por la que acuerde la entrada y registro,
los razonamientos por los que también se extenderá la autorización
de entrada y registro al acceso de quienes lo practiquen a la
información contenida en tales dispositivos, cabiendo la posibilidad
de incautación y acceso posterior por también posterior autorización
judicial, exigencias también de aplicación a la aprehensión de
alguno de los dispositivos dichos con independencia de un registro
domiciliario.
— En todo caso, la Resolución judicial fijará los términos y el
alcance del registro y podrá autorizar la realización de copias de los
datos informáticos.

9. REGISTROS REMOTOS SOBRE EQUIPOS INFORMÁTICOS [ARTS. 588


SEPTIES A) A 588 SEPTIES C) DE LA LECRIM]

9.1. Presupuestos

— Puede autorizarse en la investigación de los siguientes delitos:

a) Delitos cometidos en el seno de organizaciones criminales.


b) Delitos de terrorismo.
c) Delitos cometidos contra menores o personas con capacidad
modificada judicialmente.
d) Delitos contra la Constitución, de traición y relativos a la
defensa nacional.
e) Delitos cometidos a través de instrumentos informáticos o de
cualquier otra tecnología de la información o la telecomunicación
o servicio de comunicación.

9.2. Contenido de la resolución judicial

— Debe especificar:

a) Los ordenadores, dispositivos electrónicos, sistemas


informáticos o parte de los mismos, medios informáticos de
almacenamiento de datos o bases de datos, datos u otros
contenidos digitales objeto de la medida.
b) El alcance de la misma, la forma en la que se procederá al
acceso y aprehensión de los datos o archivos informáticos
relevantes para la causa y el software mediante el que se
ejecutará el control de la información.
c) Los agentes autorizados para la ejecución de la medida.
d) La autorización, en su caso, para la realización y conservación
de copias de los datos informáticos.
e) Las medidas precisas para la preservación de la integridad de
los datos almacenados, así como para la inaccesibilidad o
supresión de dichos datos del sistema informático al que se ha
tenido acceso.

9.3. Duración de la medida

— Un mes prorrogable por iguales períodos hasta un máximo de


tres meses.

10. MEDIDAS DE ASEGURAMIENTO (ART. 588 OCTIES DE LA LECRIM)

— Se regula el deber de conservación y protección de datos e


informaciones contenidos en un sistema informático, a petición del
Ministerio Fiscal o Policía Judicial, hasta que se obtenga la
autorización judicial para la cesión de los datos o informaciones.
— Plazo: 90 días prorrogable una sola vez hasta un máximo de 180
días.

IX. MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES Y


MEDIDAS CAUTELARES REALES
— Se hará referencia a ellas extensamente en el Tema 14 al que
expresamente nos remitimos.

X. TRAMITACIÓN DEL SUMARIO


— Cuando llega al conocimiento del órgano instructor la comisión de
un hecho que reviste caracteres de delito y que habrá de
sustanciarse por los trámites del juicio ordinario, el Juez de
Instrucción dictará el auto de incoación del sumario ordenando la
formación del mismo y abriendo, así, la Fase de Instrucción.
— El Letrado de la Administración de Justicia del Juzgado de
Instrucción pondrá inmediatamente en conocimiento del Ministerio
Fiscal el auto de incoación del sumario, y dará parte al Presidente
de la Audiencia de la formación del sumario. La formación del
sumario se hará ante el Letrado de la Administración de Justicia.
— Asimismo, el Juez de Instrucción habrá de dictar auto contra el
sujeto investigado, atribuyéndole provisionalmente la participación
en el delito o delitos objeto de investigación.
— En esta Fase de Instrucción se practicarán las diligencias de
investigación que conduzcan a la determinación del hecho delictivo
y sus circunstancias y la persona o personas presuntamente
responsables de aquél, a instancias del Ministerio Fiscal, de las
demás partes o de oficio.
— En esta Fase se adoptarán, asimismo, las medidas cautelares
(personales y reales) que se estimen necesarias para asegurar la
responsabilidad penal y civil del imputado.
— Estas actuaciones (diligencias de investigación y medidas
cautelares) se hacen constar en las denominadas Piezas del
sumario. El sumario está integrado por las siguientes piezas:

a) Pieza principal: en ella se deja constancia de la práctica de las


diligencias de investigación, auto de incoación del sumario y auto
de conclusión del sumario.
b) Pieza de situación personal: en ella se deja constancia de las
medidas cautelares personales adoptadas (citación cautelar,
detención, prisión provisional, libertad provisional) y de las
fianzas correspondientes a estas medidas.
c) Pieza de responsabilidad civil: en ella se deja constancia de
las medidas cautelares reales adoptadas (fianzas, embargos)
para asegurar la responsabilidad civil y para asegurar el pago de
multas y costas.
d) Pieza de responsabilidad civil subsidiaria: en ella se deja
constancia de todo lo relativo a la responsabilidad civil de
terceros (sólo en los casos en que se aprecie). Es una pieza
eventual que se forma sólo cuando el responsable es un tercero y
no directamente el imputado.

— Durante el sumario habrá de dictarse el auto de procesamiento.


El art. 384 de la LECrim se limita a establecer que «desde que
resultare del sumario algún indicio racional de criminalidad contra
determinada persona, se dictará auto declarándola procesada»,
pero no señala el momento concreto en que ha de dictarse el auto,
razón por la cual es posible dictarlo en cualquier momento de la fase
de instrucción.
— Duración del sumario:

1) Como regla general, las diligencias de instrucción se


practicarán durante el plazo máximo de seis meses desde la
fecha del auto de incoación del sumario.
2) Sin embargo, antes de la expiración de ese plazo, el instructor,
a instancia del Ministerio Fiscal y previa audiencia de las partes,
podrá declarar mediante auto la instrucción compleja cuando, por
circunstancias sobrevenidas a la investigación, ésta no pudiera
razonablemente completarse en el plazo de seis meses o
concurran de forma sobrevenida alguna o algunas de las
circunstancias previstas en el art. 324 de la LECrim. Esta solicitud
de prórroga sólo podrá proceder del Ministerio Fiscal y, en ningún
caso, de las demás partes acusadoras. La solicitud de prórroga
deberá presentarse por escrito por el Ministerio Fiscal, al menos
tres días antes de la expiración del plazo máximo de seis meses.
3) Se considerará que la investigación es compleja cuando
concurra alguna o algunas de las circunstancias siguientes:

a) Que la investigación recaiga sobre grupos u organizaciones


criminales.
b) Que la investigación tenga por objeto numerosos hechos
punibles.
c) Que la investigación involucre a gran cantidad de
investigados o víctimas.
d) Que la investigación exija la realización de pericias o de
colaboraciones recabadas por el órgano judicial que impliquen
el examen de abundante documentación o complicados
análisis.
e) Que la investigación implique la realización de actuaciones
en el extranjero.
f) Que la investigación precise de la revisión de la gestión de
personas jurídico-privadas o públicas.
g) Que la investigación se refiera a un delito de terrorismo.

4) Si la instrucción es declarada compleja el plazo de duración de


la instrucción será de 18 meses.
5) El instructor de la causa podrá prorrogar el plazo de 18 meses
por igual plazo o por un plazo inferior, a instancias del Ministerio
Fiscal y previa audiencia de las partes, en todos estos casos
mediante auto.
6) Excepcionalmente, antes del transcurso de los plazos de
duración de la instrucción o, en su caso, de la prórroga que
hubiera sido acordada, si así lo solicita el Ministerio Fiscal o
alguna de las partes personadas, por concurrir razones que lo
justifiquen, el instructor, previa audiencia de las demás partes,
podrá fijar un nuevo plazo máximo para la finalización de la
instrucción.
7) Las diligencias de investigación acordadas antes del
transcurso de los plazos legales serán válidas, sin perjuicio de su
recepción tras la expiración de estos plazos.
8) Contra los autos que desestimen las solicitudes de prórroga no
cabrá recurso, sin perjuicio de que pueda reproducirse esta
petición en el momento procesal oportuno.

— Interrupción de los plazos de duración de la instrucción:

1) Los plazos de duración de la instrucción se interrumpirán en


los siguientes casos:

a) En caso de acordarse el secreto de las actuaciones,


durante la duración del mismo.
b) En caso de acordarse el sobreseimiento provisional de la
causa.

2) Cuando se alce el secreto o las diligencias sean reabiertas,


continuará la investigación por el tiempo que reste hasta
completar los plazos, sin perjuicio de la posibilidad de acordar la
prórroga.

— El Juez concluirá la instrucción y dictará auto de conclusión del


sumario:
a) O bien cuando entienda que ha cumplido su finalidad, es decir,
cuando haya practicado todas las actuaciones necesarias
dirigidas a la comprobación del delito y del presunto responsable
del mismo, y considere concluida la investigación, sin haber
agotado el plazo máximo de la instrucción o sus prórrogas
señalados por la LECrim.
b) O bien transcurrido el plazo máximo de la instrucción o de sus
prórrogas.

— En ningún caso el mero transcurso del plazo máximo de la


instrucción o sus prórrogas dará lugar al archivo de las actuaciones,
a no ser que concurran las circunstancias previstas en los arts. 637
o 641 de la LECrim para el sobresimiento libre o provisional.
— En el mismo auto de conclusión del sumario, el Juez de
Instrucción mandará remitir los autos y las piezas de convicción al
órgano judicial competente para el enjuiciamiento y el Letrado de la
Administración de Justicia notificará el auto a las partes
emplazándolas para que comparezcan ante este último.
TEMA 10
EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO. EL
PROCEDIMIENTO PARA EL JUICIO
SOBRE DELITOS LEVES. EL
PROCEDIMIENTO PARA EL
ENJUICIAMIENTO RÁPIDO DE
DETERMINADOS DELITOS. EL
PROCEDIMIENTO ANTE EL TRIBUNAL
DEL JURADO

I. EL PROCEDIMIENTO ABREVIADO

1. INTRODUCCIÓN

— Regulado en los arts. 757 a 793 de la Ley de Enjuiciamiento


Criminal (LECrim), aparece en nuestro ordenamiento jurídico a
través de la reforma operada por LO 7/1988, de 28 de diciembre, la
cual a su vez fue consecuencia de la Sentencia del Tribunal
Constitucional (STC) 145/1988, de 12 de julio, en la que se declaró
inconstitucional que la investigación y el enjuiciamiento en un
proceso penal estuvieran a cargo de un mismo Juez, dando lugar
así a la creación de un nuevo órgano jurisdiccional: los Juzgados de
lo Penal.
— Pese a ubicarse dentro del Libro IV de la LECrim, es decir, entre
los procedimientos especiales, no puede calificarse como tal, pues a
él queda sometido un gran número de causas por delito. Se trata,
por tanto, de otro procedimiento ordinario más, aunque su
regulación debe ser complementada por las normas generales de la
LECrim, que son aplicables en cuanto no sean específicamente
modificadas por esta regulación del abreviado o resulten
incompatibles con ella (art. 758 de la LECrim).

2. ÁMBITO DE APLICACIÓN

— Como se establece en el art. 757 de la LECrim, en principio, este


procedimiento se aplica al enjuiciamiento de delitos castigados con
penas privativas de libertad no superiores a nueve años, o bien con
cualquier otra pena de distinta naturaleza cualquiera que sea su
cuantía o duración. Es preciso tener en cuenta que deben excluirse
de este ámbito todos aquellos procesos por delitos que conforme al
art. 795 de la LECrim deban tramitarse a través del procedimiento
para el enjuiciamiento rápido de determinados delitos.

3. COMPETENCIA

— Para la instrucción: Juzgado de Instrucción. Arts. 14.2 de la


LECrim y 87.1 y 88 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ),
teniendo en cuenta que:

a) Será competente el Juzgado Central de Instrucción de la


Audiencia Nacional para los delitos enumerados en el art. 65 de
la LOPJ.
b) Será competente el Juzgado de Violencia sobre la Mujer en los
casos del art. 87 ter 1 de la LOPJ.

— Para el enjuiciamiento y fallo: hay que distinguir:

a) Si se trata de procesos por delitos castigados con pena


privativa de libertad no superior a cinco años, con multa,
cualquiera que sea su cuantía, o con cualquier otra pena siempre
que su duración no exceda de 10 años, será competente un
Juzgado de lo Penal, o en su ámbito material específico, un
Juzgado Central de lo Penal.
b) Si en cambio se trata de delitos castigados con penas de más
de cinco años de privación de libertad, y no superen los nueve de
límite máximo, serán enjuiciados por la Audiencia Provincial, o en
su caso, por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional,
también a través de este procedimiento.

4. FORMAS DE INICIACIÓN

— Como todos los procedimientos regulados en la LECrim, el


procedimiento abreviado se iniciará por medio de denuncia, querella
o atestado policial, si bien hay que tener en cuenta algunas
particularidades:

4.1. Denuncia

— Además de los requisitos generales de aplicación a esta materia


(arts. 264 a 269 de la LECrim), la denuncia puede ser interpuesta
ante:

a) La Policía Judicial, la cual instruirá el correspondiente


atestado, que entregará al Juez competente, poniendo a su
disposición los detenidos si los hubiere, y remitiendo copia del
atestado al Ministerio Fiscal (art. 772.2 de la LECrim).
b) El Ministerio Fiscal: art. 773.2 de la LECrim.
c) El Juez de Instrucción: El Juez ordenará a la Policía Judicial o
practicará por sí las diligencias necesarias encaminadas a
determinar la naturaleza y circunstancias del hecho, las personas
que en él hayan participado y el órgano competente para el
enjuiciamiento, dando cuenta al Ministerio Fiscal de su incoación
y de los hechos que la determinen (art. 777.1 de la LECrim).
4.2. Querella

— El art. 761.1 de la LECrim se remite a las normas generales de la


querella (arts. 270 a 281 de la LECrim), si bien hay que tener en
cuenta que el número 2 del mismo artículo dispone que sin perjuicio
de lo que se dispone en el apartado anterior, el Letrado de la
Administración de Justicia instruirá al ofendido o perjudicado por el
delito de los derechos que le asisten conforme a lo dispuesto en los
arts. 109 y 110 y demás disposiciones, pudiendo mostrarse parte en
la causa sin necesidad de formular querella. Asimismo le informará
de la posibilidad y procedimiento para solicitar las ayudas que
conforme a la legislación vigente puedan corresponderle.

4.3. Atestado policial

El art. 769 de la LECrim establece que tan pronto como tenga


conocimiento de un hecho que revista caracteres de delito, la Policía
Judicial observará las reglas establecidas en el capítulo II, relativo a
las actuaciones de la Policía Judicial y del Ministerio Fiscal.

5. FUNCIONES DE LA POLICÍA JUDICIAL Y EL MINISTERIO FISCAL

— Si algo caracteriza al procedimiento abreviado es precisamente el


reforzamiento de las funciones de la Policía Judicial, en materia de
asistencia a las víctimas del delito; se le autoriza a solicitar la
inmediata presencia de personal sanitario para prestar los
necesarios auxilios; debe recoger los efectos, instrumentos o
fuentes de prueba que corran peligro de desaparecer; trasladar el
cadáver que se encontrara en la vía pública o lugar inadecuado,
reseñando previamente la posición de la víctima, obteniendo
fotografías y señalando sobre el lugar la posición exacta que
ocupaba; debe tomar los datos personales de las personas que
hayan presenciado los hechos; también debe igualmente intervenir
el vehículo y retener el permiso de circulación del mismo por el
tiempo indispensable, así como intervenir el permiso de conducción,
retirando los documentos respectivos, etc. (art. 770 de la LECrim).
— El Ministerio Fiscal, por su parte, también ve reforzada su
posición en este procedimiento, aunque no tanto como se pretendía
en un principio, pues en los primeros textos planteados por el
legislador de la reforma de 1988 se le atribuía la dirección de la fase
de investigación. Durante la tramitación debe velar por el respeto de
las garantías procesales del imputado y por la protección de los
derechos de la víctima y de los perjudicados por el delito. Puede dar
instrucciones generales o particulares a la Policía Judicial, aportar
las pruebas de que pueda disponer o solicitar la práctica de las
mismas al Juez de Instrucción, instar la adopción de medidas
cautelares o su levantamiento.
Lo más significativo es la atribución, por parte del art. 773 de la
LECrim, de una fase de investigación de los delitos enjuiciados a
través de este procedimiento, que se denomina fase preprocesal.
Efectivamente, el vigente art. 773 permite al Ministerio Fiscal, en
cuanto tenga noticia de algún hecho aparentemente delictivo, bien
directamente, bien porque se le haya presentado denuncia, la
práctica de las diligencias de investigación que estime pertinentes, u
ordenarla a la Policía Judicial. La Ley añade también que esa
información al Fiscal puede proceder de un atestado policial, pero
eso en realidad no es posible, pues la propia ley obliga a presentar
tales atestados al Juzgado competente y no al Fiscal.
— En esa investigación preprocesal iniciada por el Fiscal —anterior,
por tanto, a que el Juzgado tenga conocimiento alguno de los
hechos—, puede exigirse la comparecencia de cualquier persona a
fin de tomarle declaración.
— Si observa finalmente que los hechos no revisten los caracteres
de delito, debe decretar el archivo de las actuaciones, poniéndolo en
conocimiento de quien haya alegado ser ofendido o perjudicado
para que valore si debe reiterar su denuncia ante el Juez de
Instrucción.
— Si, en cambio, entiende que tales hechos son constitutivos de
infracción criminal, debe instar del Juez de Instrucción la incoación
del procedimiento correspondiente, remitiéndole los resultados de su
investigación y poniendo a su disposición a eventuales detenidos y
fuentes de prueba.
— Las limitaciones de esta posibilidad investigadora del Ministerio
Fiscal aparecen claramente si se observa el último párrafo del
apartado segundo del art. 773, pues se obliga al Fiscal a cesar en
su investigación tan pronto como tenga conocimiento de la
existencia de un procedimiento judicial sobre los mismos hechos.

6. DISPOSICIONES GENERALES

— Los arts. 757 a 768 de la LECrim, integrados dentro del Capítulo


I, del Título II, del Libro IV, llevan por rúbrica de «Disposiciones
Generales», haciendo referencia a las siguientes cuestiones:

1) El ámbito del procedimiento abreviado (art. 757 de la LECrim).


2) El régimen supletorio (art. 758 de la LECrim).
3) Las cuestiones de competencia (art. 759 de la LECrim).
4) Los posibles cambios de procedimiento (art. 760 de la
LECrim).
5) El ejercicio de acciones por particulares (art. 761 de la
LECrim).
6) Las reglas generales de actuación y formalidades en la
tramitación por los Juzgados y Tribunales (art. 762 de la LECrim).
7) Las medidas cautelares (arts. 763, 764 y 765 de la LECrim).
8) Las reglas generales sobre recursos contra autos del Juez de
Instrucción y de lo Penal (art. 766 de la LECrim).
9) Normas sobre asistencia letrada al imputado y su
representación (arts. 767 y 768 de la LECrim).

— Dentro de las mismas, merecen especial atención las siguientes:


6.1. Medidas cautelares

— Los arts. 763 a 765 de la LECrim distinguen entre:

a) Medidas cautelares personales: el art. 763 dispone que «El Juez


o Tribunal podrá acordar la detención o cualesquiera medidas
privativas de libertad o restrictivas de derechos en los casos en que
procedan conforme a las reglas generales de esta ley. Las
actuaciones que motiven la aplicación de estas medidas se
contendrán en pieza separada».
b) Medidas cautelares reales: según el art. 764 de la LECrim, el
Juez o Tribunal podrá adoptar medidas cautelares para el
aseguramiento de las responsabilidades pecuniarias, incluidas las
costas. Tales medidas se acordarán mediante auto y se formalizarán
en pieza separada.

— A estos efectos se aplicarán las normas sobre contenido,


presupuestos y caución sustitutoria de las medidas cautelares
establecidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC). La
prestación de las cauciones que se acuerden se hará en la forma
prevista en la LEC y podrá ser realizada por la entidad en que
tenga asegurada la responsabilidad civil la persona contra quien
se dirija la medida.
— En los supuestos en que las responsabilidades civiles estén
total o parcialmente cubiertas por un seguro obligatorio de
responsabilidad civil, se requerirá a la entidad aseguradora o al
Consorcio de Compensación de Seguros, en su caso, para que,
hasta el límite del seguro obligatorio, afiance aquéllas. Si la fianza
exigida fuera superior al expresado límite, el responsable directo
o subsidiario vendrá obligado a prestar fianza o aval por la
diferencia, procediéndose en otro caso al embargo de sus bienes.
— La entidad responsable del seguro obligatorio no podrá, en tal
concepto, ser parte del proceso, sin perjuicio de su derecho de
defensa en relación con la obligación de afianzar, a cuyo efecto
se le admitirá el escrito que presentare, resolviéndose sobre su
pretensión en la pieza correspondiente.
— Se podrá acordar la intervención inmediata del vehículo y la
retención del permiso de circulación del mismo, por el tiempo
indispensable, cuando fuere necesario practicar alguna
investigación en aquél o para asegurar las responsabilidades
pecuniarias, en tanto no conste acreditada la solvencia del
investigado o encausado o del tercero responsable civil.
— También podrá acordarse la intervención del permiso de
conducción requiriendo al investigado o encausado para que se
abstenga de conducir vehículos de motor, en tanto subsista la
medida, con la prevención de lo dispuesto en el art. 556 del
Código Penal (CP).
— Las medidas anteriores, una vez adoptadas, llevarán consigo
la retirada de los documentos respectivos y su comunicación a
los organismos administrativos correspondientes.

c) Medidas cautelares en los procesos relativos a hechos derivados


del uso y circulación de vehículos de motor. Dispone el art. 765 de la
LECrim que el Juez podrá:

— Señalar y ordenar el pago de la pensión provisional que,


según las circunstancias, considere necesaria en cuantía y
duración para atender a la víctima y a las personas que
estuvieren a su cargo. El pago de la pensión se hará
anticipadamente en las fechas que discrecionalmente señale el
Juez o Tribunal, a cargo del asegurador, si existiere, y hasta el
límite del seguro obligatorio, o bien con cargo a la fianza o al
Consorcio de Compensación de Seguros, en los supuestos de
responsabilidad civil del mismo, conforme a las disposiciones que
le son propias. Igual medida podrá acordarse cuando la
responsabilidad civil derivada del hecho esté garantizada con
cualquier seguro obligatorio. Todo lo relacionado con esta medida
se actuará en pieza separada. La interposición de recursos no
suspenderá la obligación de pago de la pensión.
— Autorizar, previa audiencia del Fiscal, a los investigados o
encausados que no estén en situación de prisión preventiva y
que tuvieran su domicilio o residencia habitual en el extranjero,
para ausentarse del territorio español.
Para ello será indispensable que dejen suficientemente
garantizadas las responsabilidades pecuniarias de todo orden
derivadas del hecho punible, designen persona con domicilio fijo
en España que reciba las notificaciones, citaciones y
emplazamientos que hubiere que hacerles, con la prevención
contenida en el art. 775 de la LECrim en cuanto a la posibilidad
de celebrar el juicio en su ausencia, y que presten caución no
personal, cuando no esté ya acordada fianza de la misma clase,
para garantizar la libertad provisional y su presentación en la
fecha o plazo que se les señale.
Igual atribución y con las mismas condiciones corresponderá al
Juez o Tribunal que haya de conocer de la causa.
Si el investigado o encausado no compareciese, se adjudicará al
Estado el importe de la caución y se le declarará en rebeldía,
observándose lo dispuesto en el art. 843 de la LECrim, salvo que
se cumplan los requisitos legales para celebrar el juicio en su
ausencia.

6.2 Reglas generales sobre recursos contra autos del Juez de


Instrucción y de lo Penal

— Contra los autos del Juez de Instrucción y del Juez de lo Penal


que no estén exceptuados de recurso podrán ejercitarse el de
reforma y el de apelación, teniendo en cuenta que no suspenden el
curso del procedimiento (art. 766.1 de la LECrim).
— El recurso de apelación podrá interponerse subsidiariamente con
el de reforma o por separado. En ningún caso será necesario
interponer previamente el de reforma para presentar la apelación.
— Si el recurso de apelación se hubiere interpuesto
subsidiariamente con el de reforma, si éste resulta total o
parcialmente desestimatorio, antes de dar traslado a las demás
partes personadas, el Letrado de la Administración de Justicia dará
traslado al recurrente por un plazo de cinco días para que formule
alegaciones y pueda presentar, en su caso, los documentos
justificativos de sus peticiones.
— Si en el auto recurrido en apelación se acordare la prisión
provisional de alguno de los investigados o encausados, respecto de
dicho pronunciamiento podrá el apelante solicitar en el escrito de
interposición del recurso la celebración de vista, que acordará la
Audiencia respectiva. Cuando el auto recurrido contenga otros
pronunciamientos sobre medidas cautelares, la Audiencia podrá
acordar la celebración de vista si lo estima conveniente. El Letrado
de la Administración de Justicia señalará la vista dentro de los 10
siguientes a la recepción de la causa en dicha Audiencia.

6.3. Normas sobre asistencia letrada al imputado y su


representación

A) Nombramiento de Abogado: art. 767 de la LECrim

— Desde la detención o desde que de las actuaciones resultare


la imputación de un delito contra persona determinada, será
necesaria la asistencia letrada.
— La Policía Judicial, el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial
recabarán de inmediato del Colegio de Abogados la designación
de un abogado de oficio, si no lo hubiere nombrado ya el
interesado.

B) Designación de Procurador: art. 768 de la LECrim

— No es necesaria la intervención de Procurador hasta el trámite


de apertura del juicio oral. Hasta dicho momento, el abogado
estará habilitado legalmente para la representación de su
defendido.

7. LA FASE DE INVESTIGACIÓN

7.1. Las diligencias previas

— En los arts. del 774 al 779 de la LECrim se regulan los


pormenores de la fase de investigación en el procedimiento
abreviado y se establece que todas las actuaciones judiciales que
en ella se desarrollen quedarán recogidas como diligencias previas
(art. 774 de la LECrim).
— En esta primera fase judicial, la LECrim establece expresamente
que son necesarias una serie de actuaciones fundamentales:
— En la comparecencia del investigado se exige al Juez la
información al mismo, en la forma más comprensible, de los hechos
que se le imputan.
— La información sobre los derechos del imputado y la designación
de domicilio en España en el que se le harán las notificaciones, o la
designación de una persona que las reciba en su nombre,
corresponde en cambio al Letrado de la Administración de Justicia,
que deberá haberla realizado previamente a la imputación judicial.
— Tanto antes como después de prestar declaración se le permitirá
entrevistarse reservadamente con su abogado, sin perjuicio de lo
establecido en la letra c) del art. 527 de la LECrim.
— Es también función del Letrado de la Administración de Justicia el
informar en la primera comparecencia al ofendido y al perjudicado
de sus derechos, cuando previamente no lo hubiera hecho la Policía
judicial. Art. 776 de la LECrim.
— Se establece también la posibilidad de practicar de manera
anticipada la prueba, cuando se prevea que será imposible contar
con la fuente de prueba correspondiente en el momento del juicio
oral: se refiere la ley a los casos en que, por razón del lugar de
residencia de un testigo o víctima, o por otro motivo, fuere de temer
razonablemente tal imposibilidad. Debe respetarse el principio de
contradicción. Art. 777.2 de la LECrim.
— En el art. 778 de la LECrim se contienen algunas especialidades
respecto a diligencias concretas que el Juez de Instrucción puede
acordar, entre otras:

1) Ordenar a la Policía Judicial o practicar por sí las diligencias


necesarias para determinar la naturaleza y circunstancias del
hecho, las personas que en él hayan participado y el órgano
competente para el enjuiciamiento, dando cuenta al Ministerio
Fiscal.
2) Acordar que, por el médico forense u otro perito, se tomen
muestras o vestigios cuyos análisis puedan facilitar la mejor
calificación del hecho.
3) Ordenar que no se practique la autopsia cuando el médico
forense o quien haga sus veces dictaminen la causa y
circunstancias de la muerte, sin necesidad de aquélla.
4) Ordenar que se preste la asistencia debida facultativa a los
heridos, enfermos o cualquier persona que la necesite.

7.2. Conclusión de la fase de investigación

— Gran interés recae en el último de los arts. de este capítulo, el


779 de la LECrim, pues se refiere al momento en que el Juez de
Instrucción dicta el auto que pone fin a la fase de investigación del
procedimiento abreviado. El contenido puede ser, evidentemente
diverso, dependiendo del resultado alcanzado a través de las
diligencias de investigación:

a) Si se estima que el hecho no constituye infracción penal o que


no aparece suficientemente justificada su perpetración, debe
acordarse el sobreseimiento que corresponda conforme a los
arts. 637 y 641 de la LECrim. En caso de que el Juez, aun
estimando que el hecho puede ser constitutivo de delito, no logre
identificar a persona alguna a quien imputárselo, se dictará
sobreseimiento provisional y se archivarán las actuaciones. El
auto de sobreseimiento será comunicado a las víctimas del delito,
en la dirección de correo electrónico y, en su defecto, dirección
postal o domicilio que hubieran designado en la solicitud prevista
en el art. 5.1.m) de la Ley del Estatuto de la Víctima del delito
(LEV).
b) Si estima que el hecho constituye delito leve, mandará remitir
todo lo actuado al Juez competente, salvo que le corresponda a
sí mismo el enjuiciamiento.
c) Si el hecho es de aquellos atribuidos a la jurisdicción militar, el
Juez de Instrucción debe inhibirse a favor del órgano competente.
d) Si todos los investigados son menores de edad, debe
trasladarse lo actuado al Fiscal de Menores.
e) Si entiende el Juez que se trata de uno de los delitos
contenidos en el ámbito de aplicación del procedimiento
abreviado, debe seguir este procedimiento, asegurándose de que
se ha tomado previamente declaración al investigado durante las
diligencias previas. El auto que se dicte en este caso debe
contener necesariamente la determinación de los hechos
punibles y la identificación de la persona a la que se le imputan.
f) Finalmente, se contempla la posibilidad de que el investigado,
asistido de su abogado, haya reconocido los hechos en presencia
del Juez. En este caso, se convoca inmediatamente a una
comparecencia a las partes, incluido el Ministerio Fiscal, para que
manifiesten si formulan escrito de acusación con la conformidad
del acusado, siempre que se cumpla el requisito de que los
hechos pudieran ser constitutivos de algún delito situado dentro
de los márgenes del art. 801 de la LECrim, es decir, delito
castigado con pena de hasta tres años de prisión, con pena de
multa cualquiera que sea su cuantía o con otra pena de distinta
naturaleza cuya duración no exceda de 10 años. En caso
afirmativo, se incoarán diligencias urgentes y se ordenará la
continuación de las actuaciones por los trámites previstos en los
arts. 800 y 801 de la LECrim, es decir, por la tramitación del
enjuiciamiento rápido.

8. PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL

— Se trata de lo que tradicionalmente la doctrina mayoritaria conoce


como «fase intermedia», regulada en los arts. 780 a 784 de la
LECrim, en la cual deberá valorarse el resultado de la investigación
y apreciar si es indispensable practicar alguna otra diligencia y,
sobre todo, si hay elementos suficientes para poder ejercitar la
acusación, o por el contrario, es necesario sobreseer el proceso.
— El Ministerio Fiscal y el resto de acusaciones personadas tendrán
un plazo común de 10 días para solicitar al Juez de Instrucción:

1) La práctica de diligencias complementarias que sean


imprescindibles,
2) el sobreseimiento de la causa, o
3) la apertura del juicio oral, formulando escrito de acusación.

— La petición de diligencias complementarias es excepcional,


porque se reduce a los casos que se fundamenten en la
«imposibilidad de formular escrito de acusación», no por cualquier
razón, sino «por falta de elementos esenciales para la tipificación de
los hechos». Y además, hay que tener en cuenta que sólo se podrá
instar la práctica de «aquellas diligencias indispensables para
formular la acusación».
La petición vinculará al Juez de Instrucción si procede del Ministerio
Fiscal, mientras que en el caso de que proceda del resto de las
acusaciones personadas, aquél podrá acordar «lo que estime
procedente» (art. 780.2 de la LECrim).
— Si el Ministerio Fiscal y el acusador particular solicitaren el
sobreseimiento de la causa por cualquiera de los motivos que
prevén los arts. 637 y 641 de la LECrim (sobreseimiento libre y
sobreseimiento provisional), lo acordará necesariamente el Juez,
excepto en los supuestos de los números 1.º, 2.º, 3.º, 5.º y 6.º del
art. 20 del CP, es decir, en determinados casos de exención de
responsabilidad, en los cuales devolverá las actuaciones a las
partes activas para calificación, continuando el juicio hasta el
momento de la sentencia, a los meros efectos de la imposición de
medidas de seguridad y del enjuiciamiento de la pretensión civil de
resarcimiento (art. 782.1 de la LECrim).
— Una vez acordado el sobreseimiento, se dejará sin efecto la
prisión y demás medidas cautelares adoptadas hasta ese momento.
— Si el Ministerio Fiscal solicitare el sobreseimiento de la causa y
no se hubiere personado en la misma el acusador particular
dispuesto a sostener la acusación, el Juez antes de acordar el
sobreseimiento, podrá proceder a la llamada «búsqueda de
acusadores», es decir, ofrecer a los directamente ofendidos o
perjudicados conocidos la posibilidad de personarse en un plazo de
15 días, ejercitando las pretensiones correspondientes. Podrá
asimismo el Juez de Instrucción remitir la causa al superior
jerárquico del Fiscal para que resuelva si procede o no sostener la
acusación (art. 782.2 de la LECrim).
— La tercera opción, según veíamos, es la presentación del escrito
de acusación, que comprenderá, por un lado, la solicitud de que se
abra el juicio oral ante el órgano jurisdiccional competente, y por
otro, contendrá toda una serie de datos que sirven para identificar
las pretensiones ejercitadas y las personas contra las que se
dirigen: se remite al contenido de los escritos de calificaciones del
procedimiento ordinario (art. 650 de la LECrim).
— Solicitada la apertura del juicio oral por el Fiscal o la acusación
particular, el Juez de Instrucción la acordará, salvo que el hecho no
sea constitutivo de delito o que no existan indicios racionales de
criminalidad contra el acusado, en cuyo caso ordenará de oficio el
sobreseimiento.
— Cuando el Juez de Instrucción decrete la apertura del juicio oral
sólo a instancia de uno de los acusadores, dará nuevo traslado a
quien hubiere solicitado el sobreseimiento por plazo de tres días
para que formule escrito de acusación, salvo que hubiere
renunciado a ello.
— Acordada la apertura del juicio oral, el Juez de Instrucción
resolverá sobre la adopción, modificación, suspensión o revocación
de las medidas interesadas por el Ministerio Fiscal o la acusación
particular, tanto sobre el acusado como sobre los responsables
civiles, a quienes exigirá fianza, si no lo hiciere el acusado. En el
mismo auto señalará el Juez de Instrucción el órgano competente
para el conocimiento y fallo de la causa.
— Una vez adoptada la decisión de abrir la fase del juicio oral,
procede emplazar a los acusados para que comparezcan en la
causa en el plazo de tres días, con abogado y procurador. En caso
de comparecer se les trasladarán las actuaciones para que puedan
preparar su escrito de defensa, para cuya presentación tendrán 10
días. Éste es el primer momento para prestar conformidad con el
escrito de acusación. Si la defensa no presenta el escrito en ese
plazo, se entenderá que se opone a las acusaciones siguiendo su
curso el procedimiento.
— Una vez abierto el juicio oral, si los acusados se encuentran en
ignorado paradero y no hubieren hecho designación de domicilio y la
pena excede los límites fijados, se mandará expedir requisitoria para
su llamamiento y busca, declarándolos rebeldes en el caso de no
comparecer o no ser hallados.
— Presentado el escrito de defensa o transcurrido el plazo para
hacerlo, el Letrado de la Administración de Justicia ordenará remitir
lo actuado al órgano competente para el enjuiciamiento,
notificándolo a las partes.

9. EL JUICIO ORAL

— En cuanto las actuaciones estén a disposición del órgano


competente para el enjuiciamiento, el Juez o Tribunal examinará las
pruebas propuestas e inmediatamente dictará auto admitiendo las
que considere pertinentes y rechazando las demás, prevendrá lo
necesario para la práctica de la prueba anticipada y señalará el día
en que deban comenzar las sesiones del juicio oral.
— Si hay varios acusados, y alguno de ellos no comparece sin
motivo justificado, podrá continuar el juicio para los restantes. En
cualquier caso, no se suspenderá el juicio oral ante la ausencia
injustificada del acusado cuando nos encontremos dentro del ámbito
permitido por la ley para el juicio en ausencia, es decir, cuando la
pena solicitada no sea superior a dos años de privación de libertad,
o a seis cuando fuera de distinta naturaleza.
— El juicio oral se iniciará con la lectura de los escritos de
acusación y defensa y se abrirá un turno de intervenciones en el que
se podrá alegar lo que se estime oportuno acerca de la competencia
del órgano jurisdiccional, la vulneración de derechos fundamentales,
la existencia de artículos de previo pronunciamiento, causas de
suspensión, nulidad de actuaciones o consideraciones en torno a la
prueba.
— Antes de iniciarse la práctica de la prueba, la defensa, con la
conformidad del acusado presente, podrá pedir al Juez o Tribunal
que proceda a dictar sentencia de conformidad con el escrito de
acusación de mayor gravedad. En la reforma introducida por la Ley
38/2002, ha habido importantes cambios en este punto, entre los
cuales es destacable un mayor control del órgano jurisdiccional y
una mayor clarificación de los límites y consecuencias de la misma.
Ahora está claro que el límite se establece en los casos en que se
pida una pena de seis años de prisión.
Cuando el acusado sea una persona jurídica, la conformidad deberá
prestarla su representante especialmente designado, siempre que
cuente con poder especial. Dicha conformidad, que se sujetará a los
requisitos enunciados en los apartados anteriores, podrá realizarse
con independencia de la posición que adopten los demás acusados,
y su contenido no vinculará en el juicio que se celebre en relación
con éstos.
— Como ya sabemos, el juicio oral es la fase natural para la práctica
de las pruebas propuestas y admitidas, aplicándose los principios de
oralidad, inmediación, publicidad y concentración de actuaciones.
Efectivamente, se establece que el juicio se realizará en las
sesiones consecutivas que sean necesarias. El informe pericial
podrá ser prestado sólo por un perito.
— Terminada la práctica de prueba, el Juez o Presidente del
Tribunal requerirá a la acusación y a la defensa para que
manifiesten si ratifican o modifican las conclusiones de los escritos
inicialmente presentados y para que expongan oralmente todo
aquello que estimen procedente en relación a la valoración de la
prueba y de la calificación jurídica de los hechos.
— Se regula asimismo la posibilidad de un aplazamiento de la
sesión a petición de la defensa para aportar elementos probatorios y
de descargo, cuando en las conclusiones definitivas la acusación
cambie la tipificación penal de los hechos o se aprecie un mayor
grado de participación o de ejecución o circunstancias de
agravación de la pena.
— El órgano jurisdiccional podrá plantear una calificación jurídica
diferente a la propuesta por las partes, pero en una exacerbación
del principio acusatorio se exige que sea asumida necesariamente
por alguna de las acusaciones para poder condenar por pena más
grave a la solicitada en un principio. Tampoco podrá condenar por
un delito distinto si ello conlleva un bien jurídico protegido distinto o
un cambio sustancial del hecho enjuiciado.
— La sentencia se dictará dentro de los cinco días siguientes a la
finalización del juicio. Se permite al Juez de lo Penal dictar
sentencias de forma oral, sin perjuicio de que se documente en el
acta por el Letrado de la Administración de Justicia.
— Conviene tener en cuenta que contra las sentencias dictadas por
los Jueces de lo Penal cabe recurso de apelación, que resolverá la
Audiencia Provincial. Si son sentencias de Jueces Centrales de lo
Penal, corresponderá resolver a la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional. Si se trata de sentencias dictadas por la Audiencia
Provincial cabrá, en su caso, recurso de casación ante la Sala de lo
Penal del Tribunal Supremo.
— Una vez firme la sentencia se procederá a su ejecución por el
Juez o por la Audiencia que la hubiere dictado.

II. EL PROCEDIMIENTO PARA EL JUICIO SOBRE


DELITOS LEVES
— Este procedimiento se encuentra regulado en los arts. 962 a 977
de la LECrim, siendo de aplicación a los hechos tipificados como
delito leve en el CP, en concreto, los castigados con penas no
privativas de libertad entre un día y un año; y la pena de multa hasta
tres meses (arts. 13.3 y 4, y 33.4 del CP).

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES

— Dado que se trata de enjuiciar las infracciones criminales de


menor relevancia, se prevé una tramitación simple y rápida, aunque
ello no impide la existencia de doble instancia.
— Se integra únicamente por la fase de juicio, no habiendo pues ni
fase de investigación, ni fase intermedia.
— No se exige intervención de abogado ni de procurador (art. 969
de la LECrim).

2. DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO. MODALIDADES

2.1. Procedimiento inmediato para delitos leves

— Regulado en el art. 962 de la LECrim, para su aplicación será


necesario que estemos ante un hecho que presente los caracteres
de delito leve de lesiones o maltrato de obra, de hurto flagrante, de
amenazas, de coacciones o de injurias, cuyo enjuiciamiento
corresponda al Juzgado de Instrucción al que se debe entregar el
atestado o a otro del mismo partido judicial.
— En este caso, la Policía Judicial citará de forma inmediata ante el
Juzgado de guardia a los ofendidos y perjudicados, al denunciante,
al denunciado y a los testigos que puedan dar razón de los hechos.
En la citación se hará constar:

1) Apercibimiento de las consecuencias de no comparecer ante


el Juzgado de guardia.
2) Apercibimiento de que podrá celebrarse el juicio de forma
inmediata en el Juzgado de guardia, incluso aunque no
comparezcan.
3) Apercibimiento de que han de comparecer con los medios de
prueba de que intenten valerse.

— Al denunciante y al ofendido o perjudicado se les informará de


sus derechos en los términos previstos en los arts. 109, 110 y 967
de la LECrim.
— Al denunciado se le informará sucintamente y por escrito de los
hechos en que consista la denuncia y del derecho que le asiste de
comparecer asistido de abogado (art. 962.2 de la LECrim).
— Recibido el atestado en el Juzgado de guardia, si el Juez estima
procedente la incoación del juicio, adoptará alguna de las siguientes
resoluciones:

1) Acordará el sobreseimiento del procedimiento y el archivo de


las diligencias cuando lo solicite el Ministerio Fiscal a la vista de
las siguientes circunstancias:

a) El delito leve denunciado resulte de muy escasa gravedad a


la vista de la naturaleza del hecho, sus circunstancias, y las
personales del autor, y
b) no exista un interés público relevante en la persecución del
hecho. En los delitos leves patrimoniales, se entenderá que no
existe interés público relevante en su persecución cuando se
hubiere procedido a la reparación del daño y no exista
denuncia del perjudicado.
En este caso comunicará inmediatamente la suspensión del
juicio a todos aquellos que hubieran sido citados conforme al
apartado 1 del artículo anterior.
El sobreseimiento del procedimiento será notificado a los
ofendidos por el delito.

2) Acordará la inmediata celebración del juicio:

a) En el caso de que hayan comparecido las personas citadas


o de que, aun no habiendo comparecido alguna de ellas, el
Juzgado reputare innecesaria su presencia.
b) Teniendo en cuenta si ha de resultar imposible la práctica
de algún medio de prueba que se considere imprescindible.
c) Siempre que el asunto le corresponda al Juzgado de
guardia en virtud de las normas de competencia y de reparto.

2.2. Procedimiento general para delitos leves

— Se tramitarán, conforme al procedimiento recogido en el art. 964


de la LECrim:

1) Cuando se trate de delitos leves no contemplados en el


supuesto anterior;
2) cuando se presente atestado policial o denuncia ante un
Juzgado de guardia, estando identificado el denunciado (art.
964.2), pudiendo celebrarse de forma inmediata en el mismo o,
de no ser así, ante el Juzgado de Instrucción mismo (no en sede
de guardia) o al que le corresponda.

— El atestado recogerá las diligencias practicadas, así como el


ofrecimiento de acciones al ofendido o perjudicado, practicado
conforme a los arts. 109, 110 y 967 de la LECrim, y la designación,
si disponen de ellos, de una dirección de correo electrónico y un
número de teléfono a los que serán remitidas las comunicaciones y
notificaciones que deban realizarse. Si no los pudieran facilitar o lo
solicitaren expresamente, las notificaciones les serán remitidas por
correo ordinario al domicilio que designen.
— En los casos en que el procedimiento se hubiere iniciado en
virtud de denuncia presentada directamente por el ofendido ante el
órgano judicial, el Juez podrá adoptar alguna de las siguientes
resoluciones:

1) Acordará el sobreseimiento del procedimiento y el archivo de


las diligencias cuando resulte procedente conforme a lo dispuesto
en el numeral 1.ª del apartado 1 del artículo anterior. La
resolución de sobreseimiento será notificada a los ofendidos por
el delito.
2) Acordará celebrar de forma inmediata el juicio si, estando
identificado el denunciado, fuere posible citar a todas las
personas que deban ser convocadas para que comparezcan
mientras dure el servicio de guardia y concurran el resto de
requisitos exigidos por el art. 963.

— El art. 965 de la LECrim prevé la posibilidad de que no fuere


posible la celebración del juicio durante el servicio de guardia, en
cuyo caso se distingue:

1) Si el Juez se considera competente y no procede el


sobreseimiento conforme a lo dispuesto en el art. 963, se
procederá al señalamiento para la celebración del juicio, con sus
citaciones, para el día hábil más próximo posible y en cualquier
caso en un plazo no superior a siete días.
2) Si estima que la competencia para conocer del juicio
corresponde a otro Juzgado, se procederá a remitirle todo lo
actuado.

2.3. Juicio oral

— El juicio será público y se celebrará en el momento y lugar


señalados y, de haber causa que lo impida o si no pudiera finalizar
en un solo acto, se fijará nueva fecha, la más inmediata posible para
su celebración o continuación, siempre dentro de los siete días
siguientes (art. 968 de la LECrim).
— El Fiscal, en principio, debe asistir a los juicios y para ello debe
ser citado, pero se permite que deje de asistir cuando la persecución
del delito leve exija denuncia del ofendido o perjudicado. En tal
caso, la declaración del denunciante en el juicio afirmando los
hechos denunciados tendrá valor de acusación, aunque no los
califique ni señale pena (art. 969 de la LECrim).
— El denunciado no tendrá obligación de comparecer si reside fuera
de la demarcación del Juzgado y podrá dirigir al Juzgado un escrito
alegando lo que estime conveniente en su defensa, así como
apoderar a un abogado o procurador para que presente sus
alegaciones y medios de prueba (art. 970 de la LECrim).
— Cabe también la celebración del juicio en caso de ausencia
injustificada del acusado, siempre que conste habérsele citado con
las formalidades exigidas por la ley, salvo en los casos en que el
Juez competente, de oficio o a instancia de parte, considerara
necesaria la declaración de aquél (art. 971 de la LECrim).
— El juicio se iniciará con la lectura de la querella o de la denuncia,
si las hubiere, siguiendo a esto el examen de los testigos
convocados y la práctica de las demás pruebas que propongan el
querellante, el denunciante y el Fiscal si asistiere, siempre que el
Juez las considere admisibles. Seguidamente se oirá al acusado, se
practicará la prueba propuesta por el mismo que haya sido admitida
y, finalmente, se abrirá un trámite en el que cada una de las partes
podrá exponer oralmente lo que estime conveniente en apoyo de
sus posiciones, teniendo siempre el acusado el derecho a la última
palabra (art. 969 de la LECrim).

2.4. Sentencia y recursos

— La sentencia se dictará en el acto de finalizar el juicio, y a no ser


posible dentro de los tres días siguientes. Será notificada a los
ofendidos y perjudicados, aunque no hayan sido parte.
— Cabe interponer recurso de apelación en el plazo de los cinco
días siguientes al de su notificación. El recurso sigue la tramitación
de la apelación del procedimiento abreviado.
— Contra la sentencia que se dicte en segunda instancia no habrá
lugar a recurso alguno.

III. EL PROCEDIMIENTO PARA EL


ENJUICIAMIENTO RÁPIDO DE DETERMINADOS
DELITOS
— La reforma procesal penal de octubre de 2002 (Ley 38/2002 y LO
8/2002) ha pretendido, conforme a su Exposición de Motivos,
superar la impresión generalizada de aparente impunidad y de
inseguridad ciudadana, aumentando la inmediatez y aceleración en
la respuesta estatal ante la delincuencia. Con este fin se crea un
proceso especial para el enjuiciamiento rápido de determinados
delitos, conocido habitualmente como «juicio rápido», cuya
regulación se encuentra en los arts. 795 a 803 de la LECrim.
— La doctrina ha destacado como características relevantes de este
procedimiento las siguientes:

a) Rapidez en su tramitación.
b) Fortalecimiento de las funciones de la Policía Judicial.
c) Instrucción concentrada ante el Juzgado de guardia.
d) Papel protagonista del Ministerio Fiscal.
e) Medidas de protección procesal de los ofendidos y
perjudicados.
f) Aumento de las competencias del Letrado de la Administración
de Justicia.

— Las normas relativas al procedimiento abreviado se aplicarán


supletoriamente, y en defecto de éstas, las del procedimiento
común.

1. ÁMBITO DE APLICACIÓN

— Conforme al art. 795 de la LECrim, este procedimiento se aplica


cuando concurran simultáneamente tres criterios básicos:

1) La gravedad de la pena. Se aplica a la investigación y


enjuiciamiento de delitos castigados con pena privativa de
libertad que no exceda de cinco años, o cualesquiera otras
penas, bien sean únicas, conjuntas o alternativas, cuya duración
no exceda de 10 años, cualesquiera que sea su cuantía.
2) La iniciación del procedimiento. Debe incoarse el proceso
penal en virtud de un atestado policial. Si se ha detenido a una
persona, la policía la debe haber puesto a disposición del
Juzgado de guardia y, si no ha habido detención, debe haberla
citado para que comparezca como denunciado ante ese Juzgado.
3) La concurrencia de circunstancias específicas. Además de lo
anterior, es necesario que las características del hecho punible
sirvan también de indicios de que será posible en la práctica una
rápida tramitación del proceso. La ley recoge las siguientes
circunstancias:

a) Delitos flagrantes, es decir, los que se estuviesen


cometiendo o se acabaren de cometer cuando el delincuente
sea sorprendido en el acto, y se entenderá sorprendido en el
acto el delincuente que sea detenido en el momento de la
comisión del delito y también el que haya sido detenido o
perseguido después de cometerlo, si la persecución dura o no
se suspende mientras el delincuente no se ponga fuera del
alcance inmediato de los que le persiguen. También será
flagrante el delito si se sorprende al imputado, inmediatamente
después de la comisión, con efectos, instrumentos o vestigios
que permitan presumir su participación en él.
b) Delitos enumerados en el art. 795.1.2:

1) Delitos de lesiones, coacciones, amenazas o violencia


física o psíquica habitual, cometidos contra las personas a
las que se refiere el art. 173.2 del CP.
2) Delitos de hurto.
3) Delitos de robo.
4) Delitos de robo y hurto de uso de vehículos.
5) Delitos contra la seguridad del tráfico.
6) Delitos de daños referidos en el art. 263 del CP.
7) Delitos contra la salud pública previstos en el art. 368.2
del CP.
8) Delitos flagrantes relativos a la propiedad intelectual e
industrial previstos en los arts. 270, 273, 274 y 275 del CP.
En cualquier caso, no se aplicará este procedimiento
cuando alguno de estos delitos fuera conexo con otro no
enumerado en esta relación, y tampoco cuando sea
procedente acordar el secreto de las actuaciones.

c) Facilidad en la investigación. Cuando se trate de delitos en


los que, aunque no concurran las circunstancias anteriores,
pueda presumirse que su investigación será sencilla.

2. ACTUACIONES DE LA POLICÍA JUDICIAL

— La fase de investigación de este procedimiento se divide en dos


etapas, una atribuida a la Policía Judicial, que ve acrecentadas sus
funciones al tener que practicar en el tiempo imprescindible y, en
todo caso, durante la detención, una serie de diligencias de
información y de investigación; y otra etapa ya claramente judicial,
atribuida al Juez de Instrucción de guardia para que lleve a cabo
también una serie de diligencias con carácter urgente.
— Si nos fijamos en las diligencias policiales, el art. 796 de la
LECrim enumera las siguientes:
1) Solicitará al facultativo o personal sanitario que atienda al
ofendido copia del informe relativo a la asistencia. Igualmente
solicitará la presencia del Médico Forense cuando la persona no
reconocida no pueda desplazarse al Juzgado de Instrucción
mientras dure su guardia.
2) Informará, a la persona a la que se atribuya el hecho, del
derecho a comparecer ante el Juzgado asistido de abogado.
3) Citará a la persona denunciada en el atestado para
comparecer en el día y hora que se señale ante el Juzgado, si no
se ha procedido a su detención.
4) Citará, asimismo, a los testigos, para que comparezcan en el
día y hora que se señale ante el Juzgado. No será necesaria la
citación de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
que hubiesen intervenido en el atestado si su declaración consta
en el mismo.
5) Citará también para el mismo acto a las entidades
aseguradoras que hubieran asumido el riesgo de las
responsabilidades pecuniarias en los términos del art. 117 del CP.
6) Remitirá al Instituto de Toxicología, al Instituto de Medicina
Legal o al laboratorio correspondiente las sustancias
aprehendidas cuyo análisis resultare pertinente.
7) Practicará los exámenes de alcoholemia, de acuerdo con la
legislación de seguridad vial.
8) En los casos en que no pueda remitirse al Juzgado de guardia
algún objeto que debiera ser tasado, se solicitará la presencia del
perito o servicio correspondiente para su examen e informe.

3. DILIGENCIAS URGENTES ANTE EL JUZGADO DE GUARDIA

— Una vez recibido el atestado policial, junto con los objetos,


instrumentos y fuentes de prueba que, en su caso, lo acompañen, el
Juez de Instrucción que esté de guardia incoará, si procede
legalmente, diligencias urgentes. Tales diligencias deben llevarse a
cabo durante el servicio de guardia de este Juzgado, aunque en los
partidos judiciales en que el servicio de guardia no sea permanente
y tenga una duración superior a 24 horas, podrá prorrogarse el plazo
conforme al art. 799.2 de la LECrim.
— Cuando las considere pertinentes, el Juzgado de guardia llevará
a cabo diversas diligencias, con la participación activa del Ministerio
Fiscal, entre ellas estarían las enumeradas en el art. 797 de la
LECrim:

1) Recabar por el medio más rápido los antecedentes penales del


investigado.
2) Si es necesario para calificar jurídicamente los hechos:

a) Recabará los informes periciales solicitados por la Policía.


b) Ordenará, en su caso, que el Médico Forense examine a las
personas que hayan comparecido y emita informe pericial.
c) Ordenará la tasación de bienes y objetos aprehendidos e
intervenidos, si no se hubiera hecho antes.

3) Tomará declaración al detenido o al investigado que haya


comparecido, informándoles de los hechos que se les imputan,
conforme al art. 775 de la LECrim.
4) Tomará declaración a los testigos.
5) Conforme al art. 776 de la LECrim, el Letrado de la
Administración de Justicia informará, en su caso, al ofendido y al
perjudicado de sus derechos.
6) Practicará el reconocimiento en rueda del investigado.
7) Ordenará, en su caso, los careos que considere necesarios.
8) Ordenará la citación, incluso verbal, de las personas cuya
comparecencia considere necesaria, salvo los miembros de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad cuya presencia no sea
imprescindible.
9) Ordenará la práctica de cualquier otra diligencia que sea
pertinente y pueda llevarse a cabo en el acto o dentro del plazo
del art. 799 de la LECrim.
— Se establece, asimismo, la posibilidad de practicar prueba
anticipada, cuando, por razón del lugar de residencia del testigo o
víctima o por otro motivo, fuere de temer razonablemente que una
prueba no podrá practicarse en el juicio oral. Se establece la
documentación de esta diligencia a través de medios audiovisuales
o por medio de acta autorizada por el Secretario.
— A continuación, el Juez oirá a las partes personadas y al
Ministerio Fiscal, que podrán alegar acerca del contenido que deba
tener la resolución del órgano jurisdiccional que cierre las diligencias
urgentes. Podrán, asimismo, solicitar medidas cautelares frente al
imputado y, en su caso, frente al responsable civil.
— Hay que tener en cuenta que, según el art. 797 bis de la LECrim,
en el supuesto de que la competencia corresponda al Juzgado de
Violencia sobre la Mujer, las diligencias y resoluciones señaladas en
los artículos anteriores deberán ser practicadas y adoptadas durante
las horas de audiencia.
— Seguidamente, el Juez puede adoptar alguna de las siguientes
decisiones (art. 798.2 de la LECrim):

1) Si considera suficientes las diligencias practicadas, podrá


optar por una de las siguientes posibilidades:

a) En caso de estimar que el hecho no constituye infracción


penal o no aparezca suficientemente acreditada su
perpetración, acordará el sobreseimiento que corresponda.
b) En caso de entender que el hecho constituye falta,
procederá a su enjuiciamiento inmediato conforme al art. 963
de la LECrim.
c) En caso de que el hecho esté atribuido a la jurisdicción
militar, se inhibirá a favor del órgano competente; y en caso de
que todos los imputados sean menores de edad penal se
trasladará lo actuado al Fiscal de Menores.
d) En caso de que entienda que debe proseguirse el
procedimiento para enjuiciamiento rápido, lo ordenará
mediante un auto en forma oral.

2) Si considera que las diligencias practicadas no son suficientes,


ordenará que el procedimiento continúe como diligencias previas
del procedimiento abreviado, señalando aquellas diligencias cuya
práctica resulta necesaria.

4. PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL

— Una vez adoptada oralmente la decisión de continuar el


procedimiento para el enjuiciamiento rápido, en el mismo acto el
Juez de guardia deberá oír al Ministerio Fiscal y a las demás partes
personadas para que se pronuncien sobre si procede la apertura del
juicio oral o el sobreseimiento, conforme a los arts. 637 o 641 de la
LECrim. En su caso, también podrán solicitar medidas cautelares
contra el investigado o ratificarse en las ya solicitadas.
— Si tanto el Ministerio Fiscal como el acusador particular solicitan
el sobreseimiento, el Juez lo acordará, salvo que concurran los
supuestos de los números 1, 2, 3, 5 y 6 del art. 20 del CP, en cuyo
caso deberá devolver las actuaciones a las partes para calificación,
continuando el juicio hasta sentencia, a los efectos de la imposición
de medidas de seguridad y del enjuiciamiento de la pretensión civil
de resarcimiento.
— Si el Ministerio Fiscal o la acusación particular solicitan la
apertura del juicio oral, deberá acordarlo, salvo que entienda que el
hecho no sea constitutivo de delito o que no existen indicios
racionales de criminalidad contra el acusado. La decisión de
apertura del juicio oral se acordará mediante auto en forma oral y,
por supuesto, motivada.
— Una vez abierto el juicio oral, el art. 800 de la LECrim distingue
dos supuestos:

a) Cuando no se ha constituido acusación particular


— El Ministerio Fiscal presentará de inmediato su escrito de
acusación o la formulará oralmente. Si no lo hace, se requerirá
a su superior jerárquico para que en dos días presente el
escrito que proceda. Si tampoco lo hace, entonces el
legislador sobreentiende que no se pide la apertura del juicio
oral y que se considera procedente el sobreseimiento libre, lo
cual por un lado es absurdo porque el juicio oral ya estaba
abierto anteriormente, y por otro lado es una solución
demasiado drástica porque la acumulación de trabajo en las
fiscalías dará lugar a impunidades injustificadas.
— Si el Ministerio Fiscal ha formulado su acusación, por
escrito u oralmente, el acusado podrá prestar su conformidad
a la vista de esa acusación formulada. Si no lo hace, podrá
presentar inmediatamente su escrito de defensa o la formulará
oralmente, aunque puede solicitar la concesión de un plazo
breve (máximo cinco días) para preparar su escrito, en cuyo
caso deberá presentarlo ante el Juzgado de lo Penal dentro
del plazo concedido.
— Se citará a las partes para la celebración del juicio oral en la
fecha más próxima posible y siempre dentro de los 15 días
siguientes.

b) Cuando se ha constituido acusación particular

— Si la acusación particular ha solicitado la apertura del juicio


oral y así lo ha acordado el Juez de guardia, emplazará a la
misma y al Ministerio Fiscal para que presenten sus escritos
en un plazo no superior a dos días. Si no los presenta el
Ministerio Fiscal, se adoptará la solución criticable que hemos
expuesto en el punto anterior.
— Una vez presentados dichos escritos se citará a las partes
para la celebración del juicio oral como en el caso anterior y se
emplazará al acusado y, en su caso, al responsable civil, para
que presenten sus escritos ante el órgano competente para el
enjuiciamiento.
— En cualquier caso, una vez recibido el escrito de defensa, o
precluido el plazo para su presentación, el órgano
jurisdiccional procederá al examen de las pruebas propuestas
admitiendo las que considere pertinentes y rechazando las
demás. Las partes podrán haber solicitado al Juez de guardia
la citación de testigos y peritos que tengan la intención de
proponer para el acto del juicio.

4.1. La conformidad del art. 801 de la LECrim

— El art. 801 de la LECrim recoge la llamada «conformidad


premiada» con la reducción de pena en un tercio.
— Para que el acusado pueda prestar su conformidad ante el
Juzgado de guardia, han de concurrir los siguientes requisitos:

1) Que no se hubiera constituido acusación particular y el


Ministerio Fiscal hubiera solicitado la apertura del juicio oral y,
así acordada por el Juez de guardia, aquél hubiera presentado
en el acto escrito de acusación.
2) Que los hechos objeto de acusación hayan sido calificados
como delito castigado con pena de hasta tres años de prisión,
con pena de multa cualquiera que sea su cuantía o con otra
pena de distinta naturaleza cuya duración no exceda de 10
años.
3) Que, tratándose de pena privativa de libertad, la pena
solicitada o la suma de las penas solicitadas no supere,
reducida en un tercio, los dos años de prisión.

— El Juez de guardia dictará oralmente sentencia de conformidad


que se documentará con arreglo a lo previsto en el apartado 2 del
art. 789 de la LECrim, en la que impondrá la pena solicitada
reducida en un tercio, aun cuando suponga la imposición de una
pena inferior al límite mínimo previsto en el CP. Si el Fiscal y las
partes personadas expresasen su decisión de no recurrir, el Juez,
en el mismo acto, declarará oralmente la firmeza de la sentencia y,
si la pena impuesta fuera privativa de libertad, resolverá lo
procedente sobre su suspensión o sustitución.

5. JUICIO ORAL Y SENTENCIA

— El juicio oral se desarrollará conforme a la regulación del


procedimiento abreviado (arts. 786 a 788 de la LECrim). Aunque, en
el caso de que, por motivo justo, no pueda celebrarse el juicio oral
en el día señalado o de que no pueda concluirse en un solo acto, el
Juez señalará para su celebración o continuación el día más
inmediato posible y, en todo caso, dentro de los 15 días siguientes.
— La sentencia se dictará dentro de los tres días siguientes a la
terminación de la vista, en los términos del art. 789.

6. IMPUGNACIÓN DE LA SENTENCIA

— Contra la sentencia que dicte el Juzgado de lo Penal podrá


interponerse recurso de apelación, que se sustanciará conforme a
las normas del procedimiento abreviado, con algunas
especialidades:

1) Se reduce el plazo para presentar el escrito de formalización a


cinco días.
2) Las demás partes tendrán también cinco días para presentar
alegaciones.
3) Se reducen también los plazos para dictar la sentencia de
apelación.
4) La tramitación y resolución de estos recursos tendrá un
carácter preferente.

— Se aplica también a este procedimiento el llamado «recurso» de


anulación contra sentencias dictadas en ausencia.
IV. EL PROCEDIMIENTO ANTE EL TRIBUNAL DEL
JURADO

1. REGULACIÓN

— Se introduce en nuestro ordenamiento jurídico por Ley Orgánica


del Tribunal del Jurado 5/1995, de 22 de mayo (en adelante LOTJ).

2. COMPETENCIA

— Según el art. 1 de la LOTJ, el Tribunal del Jurado (TJ) tendrá


competencia para el conocimiento y fallo de los siguientes delitos:

a) Delitos contra las personas.


b) Delitos cometidos por los funcionarios públicos en el ejercicio
de sus cargos.
c) Delitos contra el honor.
d) Delitos contra la libertad y la seguridad.

— Dentro de este ámbito de enjuiciamiento, conocerá de las causas


por los delitos tipificados en los siguientes preceptos del CP:

a) Del homicidio (arts. 138 a 140).


b) De las amenazas (art. 169.1.º).
c) De la omisión del deber de socorro (arts. 195 y 196).
d) Del allanamiento de morada (arts. 202 y 204).
e) De la infidelidad en la custodia de documentos (arts. 413 a
415).
f) Del cohecho (arts. 419 a 426).
g) Del tráfico de influencias (arts. 428 a 430).
h) De la malversación de caudales públicos (arts. 432 a 434).
i) De los fraudes y exacciones ilegales (arts. 436 a 438)
j) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (arts. 439 y
440).
k) De la infidelidad en la custodia de presos (art. 471).

— La competencia territorial del TJ se ajustará a las normas


generales (art. 5.4 de la LOTJ).
— La determinación de la competencia del TJ se hará atendiendo al
presunto hecho delictivo, cualquiera que sea la participación o el
grado de ejecución atribuido al acusado. No obstante, en el
supuesto de delitos contra las personas, sólo será competente si el
delito fuese consumado.
— También será competente para conocer del enjuiciamiento de los
delitos conexos, siempre que la conexión tenga su origen en alguno
de los siguientes supuestos:

a) Que dos o más personas reunidas cometan simultáneamente


los distintos delitos;
b) que dos o más personas cometan más de un delito en distintos
lugares o tiempos, si hubiere precedido concierto para ello;
c) que alguno de los delitos se haya cometido para perpetrar
otros, facilitar su ejecución o procurar su impunidad.

— No obstante, en ningún caso podrá enjuiciarse por conexión el


delito de prevaricación, así como aquellos delitos conexos cuyo
enjuiciamiento pueda efectuarse por separado sin que se rompa la
continencia de la causa.

3. COMPOSICIÓN Y FUNCIONES

— El TJ se compone de nueve Jurados y un Magistrado integrante


de la Audiencia Provincial, que lo presidirá, además de dos Jurados
suplentes, que tendrán que asistir al juicio.
— Los Jurados tendrán las siguientes funciones, según el art. 3 de
la LOTJ:

1) Emitirán veredicto declarando probado o no probado el hecho


justiciable que el Magistrado-Presidente determine como tal, así
como aquellos otros hechos que decidan incluir en el veredicto y
no impliquen variación sustancial del primero.
2) Proclamarán la culpabilidad o inculpabilidad de cada acusado
por su participación en el hecho o hechos delictivos.

— La constitución del Jurado se regula en los arts. 38 a 41 de la


LOTJ.
— Según el art. 8 de la LOTJ, los requisitos para ser Jurado son:

1) Ser español mayor de edad.


2) Encontrarse en el pleno ejercicio de sus derechos políticos.
3) Saber leer y escribir.
4) Ser vecino, al tiempo de la designación, de cualquiera de los
municipios de la provincia en la que el delito se hubiere cometido.
5) Contar con la aptitud suficiente para el desempeño de la
función de Jurado. Las personas con discapacidad no podrán ser
excluidas por esta circunstancia de la función de Jurado,
debiéndoseles proporcionar por parte de la Administración de
Justicia los apoyos precisos, así como efectuar los ajustes
razonables, para que puedan desempeñar con normalidad este
cometido.

— Por otro lado, no podrán ser Jurados:

1) Los condenados por delito doloso, que no hayan obtenido la


rehabilitación.
2) Los procesados y aquellos acusados respecto de los cuales se
hubiera acordado la apertura de juicio oral y quienes estuvieren
sufriendo detención, prisión provisional o cumpliendo pena por
delito.
3) Los suspendidos, en un procedimiento penal, en su empleo o
cargo público, mientras dure dicha suspensión.

4. PROCEDIMIENTO
4.1. Fase instructora

— Entre las características más sobresalientes de la fase de


investigación de este procedimiento en relación con los demás
pueden señalarse las siguientes:

1) Trata de asegurarse la máxima imparcialidad del Juez de


Instrucción.
2) Se acentúa el principio de oralidad.
3) Se posibilita la solicitud de diligencias de investigación en
varias ocasiones (ampliándola a la fase intermedia).
4) Se mantiene la tendencia a la supresión del auto de
procesamiento.

4.1.1. Incoación (art. 24 de la LOTJ)

— Este proceso se incoa a instancia de parte, por medio de


denuncia o querella o cualquier actuación procesal, y siempre contra
persona determinada.

4.1.2. Audiencia para la concreción de la imputación (art. 25 de la


LOTJ)

— Citación para la comparecencia.


— En la audiencia, las partes podrán:

1) Discutir la adecuación del procedimiento;


2) los acusadores deberán concretar la imputación;
3) la defensa podrá alegar lo que estime oportuno, e incluso
solicitar el sobreseimiento cuando entienda que existen motivos
para ello;
4) ambas instar la práctica de diligencias.

4.1.3. Decisión sobre la continuación del procedimiento (art. 26 de la


LOTJ)
— El Juez de Instrucción decidirá la continuación del procedimiento
o el sobreseimiento; y aunque la norma no lo diga de modo expreso,
también podrá el Juez en este momento dictar un auto de cambio de
procedimiento si, como consecuencia de las alegaciones o de oficio,
estimara que no es aplicable el procedimiento ante el Tribunal del
Jurado.

4.1.4. Práctica de diligencias (art. 27 de la LOTJ)

— Si el Juez decide la continuación del procedimiento, resolverá


sobre la pertinencia de las diligencias solicitadas por las partes.
— Características más sobresalientes de estas diligencias:

1) La concentración de su práctica en la audiencia preliminar, por


lo que el art. 27. 1 de la LOTJ sólo autoriza a practicar en esta
fase las de carácter urgente y las imprescindibles para decidir
sobre la apertura del juicio oral.
2) El Juez de oficio sólo podrá ordenar las dirigidas a la
comprobación del hecho y respecto de las personas objeto de
imputación por las partes acusadoras.

4.2. La fase intermedia

— Sigue el modelo del procedimiento abreviado:

1) Concentra en un solo acto la petición de apertura del juicio oral


y la presentación del escrito de acusación;
2) se otorga el conocimiento de esta fase al propio Juez de
Instrucción.

A) Los escritos de calificación provisional (art. 29 de la LOTJ)

— La ley se remite al art. 650 de la LECrim para la redacción de


estos escritos; hay que añadir como especialidades que se puede:
1) Solicitar diligencias complementarias para su práctica en la
audiencia preliminar;
2) solicitar el cambio de procedimiento.

B) La audiencia preliminar (arts. 30 y ss. de la LOTJ)

— Una vez presentado el escrito de calificación de la defensa, el


instructor convocará a las partes a la audiencia, que se desarrollará
conforme a los arts. 30 a 35 de la LOTJ.
— Esta audiencia se configura como renunciable; pero para que la
renuncia sea válida, debe ser efectuada expresamente por todos los
imputados, si son varios.
— La audiencia preliminar está informada por los principios de
oralidad e inmediación judicial, y tiene una doble función:

1) Practicar diligencias y oír las alegaciones de las partes.


2) Oídas las partes, y en función de los resultados de las
diligencias, ha de adoptar el Juez alguna de las siguientes
resoluciones:

a) Práctica de oficio de alguna diligencia complementaria.


Practicadas éstas, o no considerando su necesidad, dictará
auto en el que podrá acordar;
b) el sobreseimiento;
c) el cambio de procedimiento;
d) la apertura del juicio oral.

C) El auto de apertura del juicio oral (art. 33 de la LOTJ).

— El auto que decrete la apertura del juicio oral determinará:

1) El hecho o hechos justiciables de entre los que han sido objeto


de acusación, y respecto de los cuales estime procedente el
enjuiciamiento.
2) La persona o personas que podrán ser juzgadas como
acusados o terceros responsables civilmente.
3) La fundamentación de la procedencia de la apertura del juicio
con indicación de las disposiciones legales aplicables.
4) El órgano competente para el enjuiciamiento.

4.3. El juicio oral

A) Actos preparatorios

a) Designación del Magistrado-Presidente: se designará al


Magistrado que por turno corresponda de la Audiencia Provincial
(art. 35.2 de la LOTJ).
b) Planteamiento de cuestiones previas: al tiempo de personarse las
partes, podrán plantear las siguientes cuestiones (art. 36 de la
LOTJ), teniendo en cuenta que el procedimiento para plantear las
mismas es el recogido en los arts. 668 a 677 de la LECrim:

— Las cuestiones o excepciones del art. 666 de la LECrim y


alegar lo oportuno sobre la competencia o inadecuación del
procedimiento.
— La vulneración de algún derecho fundamental.
— La ampliación del juicio a algún hecho respecto del cual
hubiese inadmitido la apertura el Juez de Instrucción.
— La exclusión de algún hecho sobre el que se hubiera abierto el
juicio oral, si se denuncia que no estaba incluido en los escritos
de acusación.
— La impugnación de los medios de prueba propuestos por las
demás partes, y la proposición de nuevos medios de prueba, en
cuyo caso se dará traslado a las demás partes para que en tres
días puedan instar por escrito su inadmisión.

c) El auto de hechos justiciables (art. 37 de la LOTJ): una vez


personadas las partes y resueltas las cuestiones propuestas, el
Magistrado-Presidente dictará auto con el siguiente contenido:
— Precisará, en párrafos separados, el hecho o hechos
justiciables. En cada párrafo no se podrán incluir términos
susceptibles de ser tenidos por probados unos y por no probados
otros. Excluirá, asimismo, toda mención que no resulte
absolutamente imprescindible para la calificación.
En dicha relación se incluirán tanto los hechos alegados por las
acusaciones como por la defensa. Pero, si la afirmación de uno
supone la negación del otro, sólo se incluirá una proposición.
— Seguidamente, con igual criterio, se expondrán en párrafos
separados los hechos que configuren el grado de ejecución del
delito y el de participación del acusado, así como la posible
estimación de la exención, agravación o atenuación de la
responsabilidad criminal.
— A continuación, determinará el delito o delitos que dichos
hechos constituyan.
— Asimismo, resolverá sobre la procedencia de los medios de
prueba propuestos por las partes y sobre la anticipación de su
práctica.
Contra la resolución que declare la procedencia de algún medio
de prueba no se admitirá recurso. Si se denegare la práctica de
algún medio de prueba podrán las partes formular su oposición a
efectos de ulterior recurso.
— También señalará día para la vista del juicio oral adoptando las
medidas a que se refieren los arts. 660 a 664 de la LECrim.

B) Nombramiento y constitución del Jurado

— Concurrencia, en el día señalado para la vista, de al menos 20


prejurados.
— Recusación objetiva (art. 38 de la LOTJ).
— Insaculación del Jurado de sesión y recusación sin causa (art. 40
de la LOTJ).
— Constitución del Jurado: mediante el acto del juramento o
promesa previsto en el art. 41 de la LOTJ. Con este juramento o
promesa surgen las obligaciones propias de dicho cargo.

C) Celebración del juicio oral

— Se siguen las normas de los arts. 680 y ss. de la LECrim.


Especialidades a destacar son:

— El acusado o acusados se encontrarán situados de forma que


sea posible su inmediata comunicación con los defensores (art.
42.2 de la LOTJ).
— Para la celebración del juicio oral a puerta cerrada, el
Magistrado-Presidente, oídas las partes, decidirá lo que estime
oportuno, previa consulta también al Jurado (art. 43 de la LOTJ).
— La celebración del juicio oral requiere la asistencia del
acusado y del abogado defensor (art. 44.1 de la LOTJ).
— La suspensión del juicio oral, que responde a las causas
genéricas previstas en la LECrim, provocará, si el Magistrado-
Presidente lo decide, la disolución del Jurado, disolución que se
acordará, en todo caso, siempre que la suspensión se prolongue
por cinco o más días (art. 47 de la LOTJ).

4.3.1. Desarrollo del acto

1) Alegaciones previas: al comienzo del juicio, y después de la


lectura por el Secretario de los escritos de calificación, se abrirá un
turno de intervención de las partes, para que expongan al Jurado las
alegaciones que estimen convenientes a fin de explicar el contenido
de sus calificaciones y la finalidad de la prueba que han propuesto.
Pueden también proponerse nuevas pruebas a practicar en el acto,
resolviendo el Magistrado-Presidente tras oír a las demás partes
que deseen oponerse.
2) Práctica de las pruebas. Se aplicará lo establecido con carácter
general para el procedimiento ordinario, con algunas especialidades
(art. 46 de la LOTJ).
3) Conclusiones, en las que las partes pueden elevar a definitivas
las provisionales o modificarlas.

— Aun cuando en sus conclusiones definitivas las partes


calificasen los hechos como constitutivos de un delito de los no
atribuidos al enjuiciamiento del TJ, éste continuará conociendo.
— También es de aplicación el art. 788.3 y 4 de la LECrim.
— En este trámite puede asimismo la defensa solicitar al
Magistrado-Presidente que disuelva el Jurado si estima que del
juicio no resulta la existencia de prueba de cargo que pueda
fundar una condena (lo puede hacer el Magistrado-Presidente
también de oficio) (art. 49 de la LOTJ).
— Posibilidad de instar la conformidad por todas las partes (art.
50.1 de la LOTJ, con los problemas doctrinales que se plantean
acerca del momento adecuado para la misma); posibilidad de
oposición a la misma por el Magistrado-Presidente (art. 50.2 y 3
de la LOTJ).
— Posibilidad de retirada de la acusación, lo que ocasiona el
pronunciamiento de una sentencia absolutoria, previa disolución
del Jurado; puede hacerse tanto en el momento de las
conclusiones definitivas como en cualquier momento anterior del
juicio (art. 51 de la LOTJ).

4.3.2. Formación del veredicto

— Una vez finalizado el juicio oral, tras los informes y la última


palabra del acusado, el Magistrado-Presidente elaborará el objeto
del veredicto (art. 52 de la LOTJ).
— Antes de entregar a los Jurados el escrito anterior, el Magistrado-
Presidente oirá a las partes, que podrán solicitar inclusiones o
exclusiones del escrito, resolviendo aquél lo que estime procedente.
Tras las modificaciones, si proceden, el Magistrado-Presidente
entregará el objeto del veredicto al Jurado, y deberá instruirles
acerca de los extremos contenidos en el art. 54 de la LOTJ.
— Deliberación: el art. 55 de la LOTJ dispone que los Jurados se
retirarán a la Sala destinada para su deliberación, presididos
inicialmente por aquel cuyo nombre salió en el sorteo en primer
lugar, procediendo a elegir al portavoz. La deliberación será secreta,
sin que ninguno de los Jurados pueda revelar lo en ella manifestado,
y tendrá lugar a puerta cerrada, sin comunicación con persona
alguna hasta la emisión del veredicto, adoptándose las medidas
oportunas al efecto.
— Votación: la votación será nominal, en voz alta y por orden
alfabético, votando en último lugar el portavoz; no pudiendo
abstenerse de votar ningún Jurado bajo sanción de multa. La propia
ley establece el orden de la votación. Así:

1) Votación sobre los hechos. Art. 59 de la LOTJ.


2) Votación sobre culpabilidad o inculpabilidad. Art. 60 de la
LOTJ.
3) Votación sobre remisión condicional de la pena y petición de
indulto. Art. 60.3 de la LOTJ.

— Acta de la votación (art. 61 de la LOTJ).


— Extendida el acta, le entregarán una copia al Magistrado-
Presidente, que podrá disponer:

a) La lectura pública del veredicto por el portavoz, o bien,


b) ordenar, previa audiencia de las partes, y con explicación al
Jurado de la forma de subsanación, la devolución del acta al
Jurado si estima que concurre alguna de las circunstancias del
art. 63 de la LOTJ. Si después de una tercera devolución
permaneciera sin subsanarse el defecto de que se trate, el
Magistrado-Presidente ordenará la disolución del Jurado y se
celebrará de nuevo el juicio oral con un nuevo Jurado; si
celebrado este nuevo juicio oral no se obtiene un veredicto por
parte de este segundo Jurado, por cualquiera de las anteriores
causas, el Magistrado-Presidente disolverá el Jurado y dictará
sentencia absolutoria (art. 65 de la LOTJ).
— El veredicto puede ser de no culpabilidad o de culpabilidad:

a) Si fuera de no culpabilidad, el Magistrado-Presidente dictará


en el acto sentencia absolutoria, ordenando, en su caso, su
inmediata puesta en libertad (art. 67 de la LOTJ).
b) Si fuera de culpabilidad, el Magistrado-Presidente concederá
la palabra al MF y demás partes para que informen sobre la pena
o medidas de seguridad que deben imponerse a cada uno de los
declarados culpables y sobre la responsabilidad civil. El informe
se referirá, además, a la concurrencia de los presupuestos
legales de la aplicación de los beneficios de remisión condicional,
si el Jurado hubiera emitido un criterio favorable a ésta (art. 68 de
la LOTJ).

4.4. La sentencia

La sentencia contendrá los requisitos comunes del art. 248.3 de la


LOPJ con las especialidades establecidas en el art. 70 de la LOTJ.

4.5. Recursos

— Cabe en primer lugar recurso de apelación, del que conocerá la


Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Debe
fundamentarse en alguno de los motivos tasados en el art. 846 bis
c) de la LECrim, por lo que puede decirse que el recurso de
apelación, que es un recurso ordinario, se convierte en este
procedimiento en una «apelación» sui generis, aproximándose así al
recurso extraordinario de casación.
— Contra la resolución de ese recurso de apelación cabe interponer
recurso de casación.
TEMA 11
LOS PROCESOS PENALES
ESPECIALES

I. EL PROCESO CONTRA DIPUTADOS Y


SENADORES
— El art. 71.2 de la Constitución Española (CE) establece que
«Durante el período de su mandato, los Diputados y Senadores
gozarán asimismo de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en
caso de flagrante delito. No podrán ser inculpados ni procesados sin
la previa autorización de la Cámara respectiva».
— La regulación de este proceso está contenida en los arts. 57 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), los arts. 750 a 756 [Ley
de Enjuiciamiento Criminal (LECrim)], los arts. 10 a 14 del
Reglamento del Congreso de los Diputados, y los arts. 21 y 22 del
Reglamento del Senado. También, en lo que resulte aplicable, la Ley
de 9 de febrero de 1912, de Jurisdicción y Procedimientos
Especiales en las causas contra Senadores y Diputados.

1. COMPETENCIA

— La competencia objetiva para conocer de las causas contra


Diputados y Senadores corresponde a la Sala Segunda del Tribunal
Supremo (TS).

2. SUPLICATORIO
— Como requisito previo para dirigir el procedimiento contra el
Senador o Diputado de que se trate, el Juez o Tribunal debe obtener
la autorización de la Cámara a la que éste pertenezca, por medio
del llamado «suplicatorio» (art. 750 de la LECrim), el cual se remitirá
por conducto del Ministro de Justicia, junto con el testimonio de los
cargos que resulten contra el Senador o Diputado, con inclusión de
los dictámenes del Fiscal y de las peticiones particulares en que se
haya solicitado la autorización.
— No obstante, no será necesario el suplicatorio cuando el Senador
o Diputado fuere delincuente in fraganti, caso en el que podrá ser
detenido y procesado, debiendo poner este hecho en conocimiento
de la Cámara a la que pertenezca en el plazo de 20 horas desde
aquélla.
— Pedido el correspondiente suplicatorio, se paralizará la actividad
procesal hasta la concesión o denegación del mismo (art. 753 de la
LECrim).
— Si se denegare el suplicatorio por la Cámara correspondiente, se
sobreseerá respecto al Senador o Diputado, aunque continuará la
causa contra los demás procesados si los hubiere.

II. EL PROCESO POR DELITOS DE INJURIAS Y


CALUMNIAS CONTRA PARTICULARES
— Teniendo en cuenta que la persecución de las calumnias o
injurias vertidas contra particulares es a instancia de parte, la
LECrim distingue según se trate de injurias o calumnias producidas
por cualquier medio de publicación o de difusión (arts. 816 a 823 de
la LECrim), y objeto de estudio en el epígrafe siguiente; y calumnias
o injurias en las que no existe publicidad y cuyo procedimiento se
regula en los arts. 804 a 815 de la LECrim.

1. REQUISITO PREVIO: CONCILIACIÓN. ART. 804 DE LA LECRIM


— No se admitirá querella por injuria o calumnia inferidas a
particulares si no se presenta certificación de haber celebrado el
querellante acto de conciliación con el querellado, o de haberlo
intentado sin efecto.

2. INJURIA Y CALUMNIA VERTIDAS EN JUICIO. ART. 805 DE LA LECRIM

— Cuando la injuria o calumnia fueren vertidas en juicio, será


necesario acreditar además la autorización del Juez o Tribunal ante
quien hubiesen sido inferidas.

3. INJURIA Y CALUMNIA POR ESCRITO. ARTS. 806 Y 807 DE LA LECRIM

— Si la injuria y calumnia se hubieren inferido por escrito, se


presentará, siendo posible, el documento que las contenga.
— Cuando se trate de injurias o calumnias inferidas por escrito,
reconocido éste por la persona legalmente responsable y
comprobado si ha existido o no la publicidad a que se refiere el
respectivo artículo del Código Penal (CP), se dará por terminado el
sumario, previo el procesamiento del querellado.

4. INJURIA Y CALUMNIA INFERIDA VERBALMENTE. ART. 808 DE LA


LECRIM

— Presentada la querella, el Juez Instructor mandará convocar a


juicio verbal al querellante, al querellado y a los testigos que puedan
dar razón de los hechos, señalando el Letrado de la Administración
de Justicia día y hora para la celebración del juicio.

5. PROCEDIMIENTO

— El juicio deberá celebrarse dentro de los tres días siguientes al de


la presentación de la querella ante el Juez Instructor a quien
corresponda su conocimiento.
— Celebrado el juicio en el día señalado y presentadas por el
querellante las pruebas de los hechos que constituyan la injuria o
calumnia verbal, el Juez acordará lo que corresponda respecto al
procesamiento del querellado, dando seguidamente por terminado el
sumario.
— No se admitirán testigos de referencia en las causas por injuria o
calumnia vertidas de palabra.
— La ausencia del querellado no suspenderá la celebración ni la
resolución del juicio, siempre que resulte habérsele citado en forma.

III. PROCESOS POR DELITOS COMETIDOS POR


CUALQUIER MEDIO DE PUBLICACIÓN O
DIFUSIÓN
— Regulado en los arts. 816 a 823 de la LECrim, las especialidades
procedimentales se centran en los siguientes puntos:

1. MEDIDAS CAUTELARES

— Iniciadas unas diligencias previas por delito cometido por medio


de la imprenta, el grabado u otro medio mecánico de publicación, el
Juez o Tribunal:

1) Acordará el secuestro de los ejemplares del impreso o de la


estampa donde quiera que se hallaren y del molde de ésta.
2) Procederá a averiguar quién haya sido el autor real del escrito
o estampa con cuya publicación se hubiese cometido el delito,
distinguiendo:

a) Si el escrito o estampa se hubiese publicado en periódico,


bien en el texto del mismo, bien en hoja aparte, se tomará
declaración para averiguar quién haya sido el autor, al director
o redactores de aquél y al jefe o regente del establecimiento
tipográfico en que se haya hecho la impresión o grabado.
b) Si el delito se hubiese cometido por medio de la publicación
de un escrito o de una estampa sueltos, se tomará declaración
al jefe y dependientes del establecimiento en que se haya
hecho la impresión o estampación.

2. PROCEDIMIENTO

— Cuando no pudiere averiguarse quién sea el autor real, el art.


819 de la LECrim prevé que se dirigirá el procedimiento contra las
personas subsidiariamente responsables, por el orden establecido
en el artículo respectivo del expresado Código, lo que supone una
remisión al art. 30.2 del CP.
— En materia probatoria y en relación con la determinación de la
autoría, establece la LECrim que la confesión no será suficiente
para considerar a una persona como autor único de los hechos, lo
que no impedirá que se dirija la causa contra otras personas, art.
820.1. de la LECrim.
— Unidos a la causa el impreso, grabado u otro medio mecánico de
publicación que haya servido para la comisión del delito, y
averiguado el autor o la persona subsidiariamente responsable, se
dará por terminado el sumario.

IV. EL PROCESO DE ACEPTACIÓN POR


DECRETO

1. INTRODUCCIÓN

— Regulado en los arts. 803 bis a) hasta 803 bis j) de la LECrim, es


definido en la propia Exposición de Motivos de la Ley 41/2015 de 5
de octubre, de modificación de la LECrim para la agilización de la
justicia penal y el fortalecimiento de las garantías procesales, como
«un procedimiento monitorio penal que permite la conversión de la
propuesta sancionadora realizada por el Ministerio Fiscal en
sentencia firme cuando se cumplen los requisitos objetivos y
subjetivos previstos, y el encausado da su conformidad».

2. REQUISITOS

— Para que pueda procederse por este proceso, es necesario que


concurran los siguientes requisitos de manera cumulativa [art. 803
bis a) de la LECrim]:

1) Que el delito esté castigado con pena de multa o de trabajos


en beneficio de la comunidad o con pena de prisión que no
exceda de un año y que pueda ser suspendida de conformidad
con lo dispuesto en el art. 80 del CP, con o sin privación del
derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores.
2) Que el Ministerio Fiscal entienda que la pena en concreto
aplicable es la pena de multa o trabajos en beneficio de la
comunidad y, en su caso, la pena de privación del derecho a
conducir vehículos a motor y ciclomotores.
3) Que no esté personada acusación popular o particular en la
causa.

— Concurriendo los requisitos anteriormente expuestos, se podrá


acudir a este proceso en cualquier momento después de iniciadas
diligencias de investigación por la Fiscalía o de incoado un
procedimiento judicial y hasta la finalización de la fase de
instrucción, aunque no haya sido llamado a declarar el investigado.

3. OBJETO

— El proceso por aceptación de decreto dictado por el Ministerio


Fiscal tiene por objeto una acción penal ejercitada para la
imposición de una pena de multa o trabajos en beneficio de la
comunidad y, en su caso, de privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores, y puede tener por objeto la acción
civil dirigida a la obtención de la restitución de la cosa y la
indemnización del perjuicio.

4. DECRETO DE PROPUESTA DE IMPOSICIÓN DE PENA

— Concurriendo las circunstancias anteriores, el Fiscal dictará


decreto en el que hará una propuesta de imposición de pena, que
podrá consistir en pena de multa o trabajos en beneficio de la
comunidad, y, en su caso, la de privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores, reducida hasta en un tercio
respecto de la legalmente prevista, aun cuando suponga la
imposición de una pena inferior al límite mínimo previsto en el CP.
— El referido decreto tendrá el siguiente contenido, según el art.
803 bis c) de la LECrim:

1) Identificación del investigado.


2) Descripción del hecho punible.
3) Indicación del delito cometido y mención sucinta de la prueba
existente.
4) Breve exposición de los motivos por los que entiende, en su
caso, que la pena de prisión debe ser sustituida.
5) Penas propuestas.
6) Peticiones de restitución e indemnización, en su caso.

5. PROCEDIMIENTO

— Emitido el decreto de proposición de pena por el Ministerio Fiscal,


se remitirá al Juzgado de Instrucción para su autorización y
notificación al investigado.
— Recibido el decreto, el Juez de Instrucción competente puede:
a) Autorizar el decreto de proposición de pena mediante auto,
siempre que se cumplan los requisitos establecidos en el art. 803
bis a) de la LECrim.
b) No autorizar el decreto, por incumplimiento de alguno de los
requisitos mencionados, en cuyo caso, aquél quedará sin efecto.
— El auto que autoriza el decreto será notificado al encausado,
junto con el decreto, procediéndose a su citación para que
comparezca ante el Tribunal.
— En la notificación del decreto se informará al encausado:

1) De la finalidad de la comparecencia.
2) De la preceptiva asistencia de letrado para su celebración. Si
el encausado carece de asistencia letrada se le designará
abogado de oficio para su asesoramiento y asistencia.
3) De los efectos de su incomparecencia.
4) De su derecho a aceptar o rechazar la propuesta contenida en
el decreto.

— Para la aceptación de la propuesta de sanción, el encausado


habrá de comparecer en el Juzgado de Instrucción asistido de
letrado.
— Si el encausado no comparece o rechaza la propuesta del
Ministerio Fiscal, total o parcialmente en lo relativo a las penas o a la
restitución o indemnización, quedará la misma sin efecto.
— Si el encausado comparece sin letrado, el Juez suspenderá la
comparecencia de acuerdo con lo dispuesto en el art. 746 y
señalará nueva fecha para su celebración.
— Si el encausado acepta en la comparecencia la propuesta de
pena en todos sus términos, el Juzgado de Instrucción le atribuirá el
carácter de resolución judicial firme, que en el plazo de tres días
documentará en la forma y con todos los efectos de sentencia
condenatoria.
— La sentencia que se dicte no es susceptible de recurso alguno.
V. EL PROCEDIMIENTO DE DECOMISO
AUTÓNOMO

1. INTRODUCCIÓN

— En cumplimiento de la Directiva 2014/42/UE del Parlamento


Europeo y del Consejo, de 3 de abril de 2014, sobre el embargo y
decomiso de los instrumentos y del producto del delito en la Unión
Europea, se introduce en nuestro ordenamiento por Ley 41/2015, de
5 de octubre, de modificación de la LECrim para la agilización de la
justicia penal y el fortalecimiento de las garantías procesales, un
procedimiento para permitir la efectividad de las nuevas figuras de
decomiso.
— Se regula así en el Título III ter de la LECrim dos procedimientos:

1) De la intervención en el proceso penal de los terceros que


puedan resultar afectados por el decomiso: arts. 803 ter a) a 803
ter d) de la LECrim.
2) Procedimiento de decomiso autónomo: arts. 803 ter e) a 803
ter u) de la LECrim.

2. DE LA INTERVENCIÓN EN EL PROCESO PENAL DE LOS TERCEROS QUE


PUEDAN RESULTAR AFECTADOS POR EL DECOMISO

— A través del mismo se regula la intervención en el proceso penal


de aquellas personas que puedan resultar afectadas por el
decomiso.
— El Juez podrá llamar a ese tercero, de oficio o a instancia de
parte, pero para ello es necesario que:

a) Que el bien cuyo decomiso se solicita pertenezca a un tercero


distinto del investigado o encausado, o
b) que existan terceros titulares de derechos sobre el bien cuyo
decomiso se solicita que podrían verse afectados por el mismo.
— No obstante, es posible que no se pueda localizar o identificar al
titular del bien cuyo decomiso se solicita, o que concurran hechos de
los que pueda derivarse que la información en que se funda la
pretensión de intervención en el procedimiento no es cierta o que los
supuestos titulares son personas interpuestas vinculadas al
investigado o encausado. En todos estos casos, se podrá prescindir
de la intervención del tercero afectado por el decomiso.
— La persona afectada por el decomiso puede adoptar varias
posturas:

a) No oponerse al decomiso, en cuyo caso no será necesaria su


intervención en el procedimiento.
b) Podrá participar en el proceso penal desde que se hubiera
acordado su intervención, aunque únicamente respecto a los
aspectos que afecten directamente a sus bienes, derechos o
situación jurídica, y no respecto a la responsabilidad penal del
encausado.
La participación del tercero en el proceso requiere intervención
preceptiva de abogado, teniendo en cuenta que, una vez citado
para el juicio, éste podrá celebrarse en su ausencia.

— La sentencia que se dicte será notificada al afectado por el


decomiso, y contra la misma caben los recursos legalmente
establecidos, pero sólo referidos a los pronunciamientos que afecten
directamente a sus bienes, derechos o situación jurídica y no a la
responsabilidad penal [art. 803 ter c)].
— Incomparecencia del tercero afectado por el decomiso, que
determinará su declaración de rebeldía conforme a las normas de la
Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC).

3. PROCEDIMIENTO DE DECOMISO AUTÓNOMO

3.1. Objeto
— Este procedimiento tiene por objeto la acción mediante la cual se
solicita el decomiso de bienes, efectos o ganancias, o un valor
equivalente a los mismos, cuando no hubiera sido ejercitada con
anterioridad, siendo de aplicación en los siguientes supuestos:

a) Cuando el fiscal se limite en su escrito de acusación a solicitar


el decomiso de bienes, reservando expresamente para este
procedimiento su determinación.
b) Cuando se solicite como consecuencia de la comisión de un
hecho punible cuyo autor haya fallecido o no pueda ser
enjuiciado por hallarse en rebeldía o en incapacidad para
comparecer en juicio.

3.2. Competencia

— Será competente para conocer de este procedimiento de


decomiso el Juez o Tribunal que hubiera dictado la sentencia, o el
que estuviera conociendo la causa penal suspendida, o el Juez o
Tribunal competente para su enjuiciamiento cuando ésta no se
hubiera iniciado [art. 803 ter f) de la LECrim].

3.3. Legitimación

A) Legitimación activa:

— Según el art. 803 ter h) de la LECrim, la acción de decomiso en el


procedimiento de decomiso autónomo será ejercitada
exclusivamente por el Ministerio Fiscal.

B) Legitimación pasiva:

— Serán citados como demandados los sujetos contra los que se


dirija la acción por su relación con los bienes a decomisar, siendo
necesaria la asistencia letrada.
3.4. Procedimiento

— Se regirá por las normas que regulan el juicio verbal:

1) Demanda de solicitud de decomiso autónomo. Art. 803 ter l) de


la LECrim.
2) Contestación a la demanda. Art. 803 ter m) de la LECrim.
3) Resolución sobre la prueba por medio de auto. Art. 803 ter n)
de la LECrim.
4) Señalamiento para la vista. Art. 803 ter n) de la LECrim.
5) Desarrollo del juicio, conforme a lo dispuesto en el art. 433 de
la LEC.
6) Sentencia, en el plazo de 20 días, pudiendo estimar,
desestimar o estimar parcialmente la pretensión.

3.5. Efectos de la sentencia

— La propia LECrim marca los efectos de la sentencia de decomiso:


art. 803 ter p) de la LECrim:

1) La sentencia desplegará los efectos materiales de la cosa


juzgada en relación con las personas contra las que se haya
dirigido la acción y la causa de pedir planteada, consistente en
los hechos relevantes para la adopción del decomiso, relativos al
hecho punible y la situación frente a los bienes del demandado.
2) La sentencia que recaiga no vinculará en el posterior
enjuiciamiento del encausado, si se produce.
3) A los bienes decomisados se les dará el destino previsto en la
LECrim y en el CP.
4) Cuando el decomiso se hubiera acordado por un valor
determinado, se requerirá a la persona con relación a la cual se
hubiera acordado para que proceda al pago de la cantidad
correspondiente dentro del plazo que se le determine; o, en otro
caso, designe bienes por un valor suficiente sobre los que la
orden de decomiso pueda hacerse efectiva. Si el requerimiento
no fuera atendido, se procederá del modo previsto en el artículo
siguiente para la ejecución de la orden de decomiso.

3.6. Ejecución

— Para la efectividad de lo acordado en la sentencia, el Ministerio


Fiscal podrá ordenar diligencias de investigación necesarias para
localizar bienes o derechos titularidad de la persona con relación a
la cual se hubiera acordado el decomiso, lo cual realizará a través
de la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos o por medio de
otras autoridades o de los funcionarios de la Policía Judicial,
pudiendo también dirigirse a las entidades financieras, organismos y
registros públicos y personas físicas o jurídicas para que faciliten, en
el marco de su normativa específica, la relación de bienes o
derechos del ejecutado de los que tengan constancia.

3.7. Recursos

Contra la sentencia que se dicte caben los recursos previstos para


el procedimiento abreviado, siendo igualmente de aplicación las
normas reguladoras de la revisión de sentencias firmes.

VI. EXTRADICIÓN
— La extradición supone la entrega, por las autoridades de un
Estado a las de otro Estado, con fines penales, de una persona que
se encuentra en el territorio del primer Estado.
— Tradicionalmente se ha distinguido, teniéndose en cuenta la
actividad de la autoridad, entre extradición pasiva y activa:

a) Extradición activa: solicitud de entrega del delincuente o


presunto delincuente dirigida al Estado en cuyo territorio se
encuentra.
b) Extradición pasiva: la actividad de entrega de dicha persona a
la autoridad solicitante.

— Con la publicación de la Decisión Marco 2002/584/JAI del


Consejo, de 13 de junio de 2002 de la UE, el término «extradición»
se utilizará sólo cuando alguno de los Estados implicados no es
comunitario.
— La petición de extradición que se plantea ante las autoridades
españolas por las autoridades de un país tercero se regula desde el
punto de vista de la soberanía nacional, otorgándose como
consecuencia de ello la competencia decisoria final al Gobierno
español.
— Las normas que regulan la extradición son los Tratados que rijan
entre las partes, de carácter bilateral o multilateral (destaca el
Convenio Europeo de Extradición, del Consejo de Europa, de 1957,
ratificado por España en 1982), la Ley 4/1985, de 21 de marzo, de
Extradición Pasiva (LEP) y la LECrim en lo que corresponde a las
medidas cautelares.
— La ley española de extradición es supletoria de las normas
contenidas en los Tratados, si bien los Tratados recogen
principalmente la delimitación de los delitos que justifican la
extradición y las causas de denegación, mientras que es la ley de
extradición la que regula el procedimiento concreto que se ha de
sustanciar cuando las autoridades españolas reciban una petición
de extradición.

1. EXTRADICIÓN ACTIVA

— El Juez o Tribunal que conozca de la causa puede acordar, de


oficio o a instancia de parte, solicitar la extradición del condenado
por sentencia firme o del investigado o encausado contra el que se
haya dictado auto de prisión provisional, siempre que concurran los
presupuestos que recoge el art. 826 de la LECrim:
1) De los españoles que habiendo delinquido en España se
hayan refugiado en país extranjero.
2) De los españoles que habiendo atentado en el extranjero
contra la seguridad exterior del Estado, se hubiesen refugiado en
país distinto de aquel en el que delinquieron.
3) De los extranjeros que debiendo ser juzgados en España se
hubiesen refugiado en un país que no sea el suyo.

— La petición de extradición procederá en los casos que se


determinen en los Tratados vigentes, o en su defecto según el
Derecho del Estado requerido, o en defecto de los dos anteriores
conforme al principio de reciprocidad (art. 827 de la LECrim).
— La petición de extradición se hace en forma de suplicatorio
dirigido al Ministro de Justicia. Con el suplicatorio se remitirá
testimonio en que se inserte literalmente el auto de extradición y, en
relación, la pretensión o dictamen fiscal en que se haya pedido, y
todas las diligencias de la causa necesarias para justificar la
procedencia de la extradición con arreglo al número correspondiente
del art. 826 en que aquélla se funde.

2. EXTRADICIÓN PASIVA

— El procedimiento de extradición consta de:

a) Una fase preventiva,


b) una fase preparatoria gubernativa,
c) una fase judicial
d) y una fase decisoria gubernativa.

2.1. Fase preventiva

— Con anterioridad a la solicitud, el Estado requirente puede pedir


la detención de la persona que luego será objeto de extradición si
aporta sentencia condenatoria o mandamiento de detención firmes,
bien por vía diplomática, bien directamente al Ministerio de Justicia
por conducto de INTERPOL.
— La Autoridad requirente ha de ser informada de la detención, y
ésta habrá de presentar la solicitud de extradición en el plazo
máximo de 40 días (art. 8 de la LEP).

2.2. Fase preparatoria gubernativa

— La solicitud de extradición se formulará por vía diplomática, o


directamente por escrito del Ministro de Justicia del Estado
requirente al Ministro de Justicia español, acompañándose de
original o copia auténtica de la sentencia condenatoria o auto de
procesamiento o resolución análoga, acompañándose de traducción
oficial al español (art. 7 de la LEP).
— Si la solicitud se presentó por vía Diplomática, el Ministerio de
Asuntos Exteriores remitirá al Ministro de Justicia la documentación,
y éste ordenará, si la persona no estuviese ya detenida, la detención
y puesta a disposición del Juzgado Central de Instrucción.
— El Ministerio de Justicia, en un plazo máximo de ocho días desde
la recepción de la solicitud, elevará al Gobierno propuesta motivada
sobre si ha lugar o no a continuar en vía judicial el procedimiento,
teniendo en cuenta si se da alguna de las causas de denegación de
la extradición conforme a lo dispuesto en los arts. 2 a 5 de la LEP, o
Convenios o Tratados que fueren de aplicación entre las partes.
— El Gobierno adoptará su decisión en el plazo máximo de 15 días,
y si no lo hiciera en dicho plazo el Ministro de Justicia deberá
resolver lo que considere oportuno en los tres días siguientes (art. 9
de la LEP).

2.3. Fase judicial

— Si se acuerda la continuación del procedimiento en la vía judicial,


el Ministerio de Justicia remitirá el expediente al Juzgado Central de
Instrucción, y si la persona reclamada no estuviese en prisión, será
puesta a disposición de la autoridad judicial (art. 11 de la LEP).
— El Juez Central de Instrucción celebrará una audiencia con el
reclamado, con presencia de su abogado, intérprete si fuera preciso
y Ministerio Fiscal, preguntándole si consiente a la extradición o si
se opone a ella.
— Si consintiera y no se encontraran obstáculos legales, el Juez
accederá a la demanda de extradición; en caso contrario decidirá
por medio de auto que podrá recurrirse en reforma, dando traslado
de lo decidido al Ministerio de Justicia y elevando lo actuado a la
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (art. 12 de la LEP).
— Se dará un plazo sucesivo de tres días al Ministerio Fiscal y al
defensor para que se instruyan (art. 13 de la LEP).
— En los 15 días siguientes se señalará la vista. La prueba se
admitirá y practicará sólo si versa sobre cuestiones relativas a las
condiciones exigidas por el Tratado aplicable o la LEP (art. 14 de la
LEP).
— El Tribunal resolverá por auto motivado en los tres días
siguientes a la vista, que será recurrible en súplica ante el Pleno de
la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (art. 15 de la LEP).
— Si la resolución fuere denegatoria de la extradición, una vez firme
se pondrá en libertad a la persona reclamada y se remitirá
testimonio al Ministerio de Justicia, que a su vez lo comunicará al de
Asuntos Exteriores (art. 17 de la LEP).

2.4. Fase decisoria gubernativa

— Si la Audiencia Nacional considera procedente la extradición, se


librará testimonio al Ministerio de Justicia, habiendo de decidir el
Consejo de Ministros sobre la entrega o la denegación atendiendo al
principio de reciprocidad o a razones de seguridad, orden público o
demás intereses esenciales para España.
— Contra lo acordado no se dará recurso alguno (art. 6).
— El 30 de enero de 2015 se publicó en el BOE el Instrumento por
el que España ratifica el Tercer Protocolo adicional al Convenio
Europeo de Extradición (hecho en Estrasburgo el 10 de noviembre
de 2010), manifestando su consentimiento en obligarse por este
protocolo, y sin perjuicio de la Declaración que formula en relación
con el territorio de Gibraltar.
— El Tercer Protocolo Adicional al Convenio Europeo de Extradición
tiene por objeto la creación, en el ámbito del Consejo de Europa, de
un procedimiento simplificado que será aplicable cuando la persona
reclamada acceda a ser extraditada y la Parte requerida esté de
acuerdo en seguir este procedimiento. Se trata de un procedimiento
similar al previsto para el ámbito de la Unión Europea.

VII. ORDEN EUROPEA DE DETENCIÓN Y


ENTREGA
— Como miembro de la Unión Europea, España se ha visto
comprometida por la Decisión Marco 2002/584/JAI del Consejo, de
13 de junio de 2002, relativa a la orden de detención europea y a los
procedimientos de entrega entre Estados Miembros y por toda una
serie de disposiciones posteriores.
— En cumplimiento de lo previsto en la Decisión Marco de 2002,
España fue el primer país en adaptar su legislación, aprobando la
Ley 3/2003, de 14 de marzo, sobre la orden europea de detención y
entrega, complementada por la LO 2/2003, de 14 de marzo, hoy
derogada por la Ley 23/2014, de 20 de noviembre, de
reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la Unión
Europea, que es la regulación actualmente en vigor.
— Su Título II se dedica a regular la orden europea de detención y
entrega, destacando los siguientes puntos.

1. DEFINICIÓN
La orden europea de detención y entrega es una resolución judicial
dictada en un Estado Miembro de la Unión Europea, con vistas a la
detención y la entrega por otro Estado Miembro de una persona a la
que se reclama para el ejercicio de acciones penales o para la
ejecución de una pena o una medida de seguridad privativas de
libertad o medida de internamiento en centro de menores.

2. AUTORIDADES COMPETENTES

— Autoridad de emisión: el Juez o Tribunal que conozca de la causa


en la que proceda tal tipo de órdenes.
— Autoridad de ejecución: Juez Central de Instrucción de la
Audiencia Nacional. Cuando la orden se refiera a un menor, la
competencia corresponderá al Juez Central de Menores.

3. CONTENIDO

— Formulario con la siguiente información:

a) La identidad y nacionalidad de la persona reclamada.


b) El nombre, la dirección, teléfono, fax y correo electrónico de la
autoridad judicial de emisión.
c) La indicación de la existencia de una sentencia firme, de una
orden de detención o de cualquier otra resolución judicial
ejecutiva.
d) La naturaleza y tipificación del delito.
e) La descripción de las circunstancias en que se cometió el
delito, incluidos momento, lugar y grado de participación de la
persona reclamada.
f) La pena dictada, si hay una sentencia firme, o bien, la escala
de penas que establece la legislación para ese delito.
g) Otras consecuencias del delito.

4. OBJETO
a) Con el fin de proceder al ejercicio de acciones penales, por
aquellos hechos para los que la ley penal española señale una
pena o una medida de seguridad privativa de libertad cuya
duración máxima sea, al menos, de 12 meses, o de una medida
de internamiento en régimen cerrado de un menor por el mismo
plazo.
b) Con el fin de proceder al cumplimiento de una condena a una
pena o una medida de seguridad no inferior a cuatro meses de
privación de libertad, o de una medida de internamiento en
régimen cerrado de un menor por el mismo plazo.

5. TOMA DE DECLARACIÓN PREVIA A LA EMISIÓN DE UNA ORDEN


EUROPEA DE DETENCIÓN Y ENTREGA

Con carácter previo a la emisión de una orden europea de detención


y entrega, el Juez competente podrá solicitar autorización al Estado
en el que se encuentre la persona reclamada, con el fin de tomarle
declaración a través de una solicitud de auxilio judicial.

6. REQUISITOS

— La autoridad judicial española podrá dictar una orden europea de


detención y entrega cuando, concurriendo los requisitos para ello
previstos en esta ley, concurran además los requisitos previstos en
la LECrim para acordar el ingreso en prisión preventiva del
reclamado o los de la LO 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
Responsabilidad Penal de los Menores (LRPM), para acordar el
internamiento cautelar de un menor.
— Asimismo, la autoridad judicial española sólo podrá dictar una
orden europea de detención y entrega para el cumplimiento de pena
por el reclamado, concurriendo los requisitos para ello previstos en
esta ley, cuando no sea posible la sustitución ni la suspensión de la
pena privativa de libertad a que haya sido condenado.
— Con carácter previo a la emisión, el Juez acordará mediante
providencia el traslado al Ministerio Fiscal y, en su caso, a la
acusación particular para informe, que deberá evacuarse en el plazo
de dos días, salvo que razones de urgencia exijan hacerlo en un
plazo más breve. Sólo si el Ministerio Fiscal o, en su caso, la
acusación particular interesara la emisión de la orden europea de
detención y entrega para el ejercicio de acciones penales, podrá
acordarlo el Juez, por auto motivado.
— Cuando la persona reclamada ejerza en el Estado de ejecución
su derecho a designar abogado en España para asistir al abogado
en el Estado de ejecución, se garantizará el ejercicio de este
derecho y, en su caso, del derecho a la asistencia jurídica gratuita,
en los términos que legalmente proceda conforme al Derecho
español. La petición deberá tramitarse por la autoridad judicial
española con carácter inmediato y la designación de profesionales
por el Colegio de Abogados tendrá carácter preferente y urgente.

7. CAUSAS DE DENEGACIÓN

— La autoridad judicial de ejecución española denegará la


ejecución de la orden europea de detención y entrega, además de
en los supuestos previstos en los arts. 32 y 33, en los casos
siguientes:

a) Cuando la persona reclamada haya sido indultada en España


de la pena impuesta por los mismos hechos.
b) Cuando se haya acordado el sobreseimiento libre en España
por los mismos hechos.
c) Cuando sobre la persona haya recaído en otro Estado
Miembro una resolución definitiva por los mismos hechos que
impida definitivamente el posterior ejercicio de diligencias
penales.
d) Cuando la persona haya sido juzgada definitivamente por los
mismos hechos en un tercer Estado no Miembro de la Unión
Europea.
e) Cuando la persona aún no pueda ser, por razón de su edad,
considerada responsable penalmente de los hechos, con arreglo
al Derecho español.

— La autoridad judicial de ejecución española podrá denegar la


ejecución de la orden europea de detención y entrega en los casos
siguientes:

a) Cuando la persona esté sometida a un procedimiento penal en


España por el mismo hecho que haya motivado la orden europea
de detención y entrega.
b) Cuando la orden europea de detención y entrega se haya
dictado a efectos de ejecución de una pena o medida de
seguridad privativa de libertad, siendo la persona reclamada de
nacionalidad española o con residencia en España, salvo que
consienta en cumplir la misma en el Estado de emisión. En otro
caso, deberá cumplir la pena en España.
c) Cuando la orden europea de detención y entrega se refiera a
hechos que se hayan cometido fuera del Estado emisor y el
Derecho español no permita la persecución de dichas
infracciones cuando se hayan cometido fuera de su territorio.

8. PROCEDIMIENTO

— Se convocará una comparecencia en los plazos y forma previstos


en la LECrim o, cuando proceda, en la LRPM, a fin de resolver
sobre la situación personal del detenido. La autoridad judicial
española deducirá del período máximo de prisión preventiva
cualquier período de privación de libertad que haya sufrido el
reclamado derivado de la ejecución de una orden europea de
detención y entrega.
— Si la orden europea de detención y entrega se hubiera emitido
para el cumplimiento de una pena privativa de libertad por el
penado, cuando el reclamado sea puesto a disposición de la
autoridad judicial española que emitió la orden, ésta decretará su
ingreso en prisión como penado a resultas de la causa que motivó la
emisión de la orden europea. La autoridad judicial española también
deducirá cualquier período de privación de libertad derivado de la
ejecución de una orden europea de detención y entrega.
— En el plazo máximo de 72 horas tras su detención, la persona
detenida será puesta a disposición del Juez Central de Instrucción.
— Se le informará de la existencia de la orden europea, su
contenido, la posibilidad de consentir y el resto de sus derechos,
comunicándose la detención a la autoridad judicial que hubiera
emitido la orden.
— En las 72 horas siguientes a la puesta a disposición judicial,
habrá de darse audiencia al detenido, con la presencia del Ministerio
Fiscal, de su abogado, y en su caso del intérprete, desarrollándose
esta primera declaración conforme a lo dispuesto en la LECrim.
— En primer lugar, se oirá a la persona detenida sobre la prestación
de su consentimiento irrevocable a la entrega. El Juez Central de
Instrucción comprobará si el consentimiento a la entrega por parte
de la persona detenida ha sido prestado libremente y con pleno
conocimiento de sus consecuencias, en especial de su carácter
irrevocable.
— Si la persona afectada hubiera consentido y el Juez Central de
Instrucción no advirtiera causas de denegación o condicionamiento
de la entrega, acordará mediante auto su entrega al Estado de
emisión. Contra este auto no cabrá recurso alguno.
— Si no hubiere consentido, el Juez Central de Instrucción
convocará a las partes para la celebración de vista, que deberá
celebrarse en un plazo máximo de tres días y a la que asistirá el
Ministerio Fiscal, la persona reclamada asistida de abogado y, si
fuera necesario, de intérprete. En dicha vista podrán practicarse los
medios de prueba admitidos relativos a la concurrencia de causas
de denegación o condicionamiento de la entrega. El Juez Central de
Instrucción oirá a las partes sobre tales extremos y admitirá o
denegará la prueba propuesta para acreditar las causas alegadas.
— El Juez Central de Instrucción resolverá mediante auto que
deberá dictarse en el plazo máximo de 10 días tras la vista. Contra
este auto podrá interponerse recurso de apelación directo ante la
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el cual tendrá carácter
preferente.

VIII. ORDEN EUROPEA DE INVESTIGACIÓN


— La Directiva 2014/41/UE del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 3 de abril de 2014, relativa a la orden europea de investigación
en materia penal, ha sido transpuesta al ordenamiento jurídico
español por Ley 3/2018, de 11 de junio, por la que se modifica la Ley
23/2014, de 20 de noviembre, de reconocimiento mutuo de
resoluciones penales en la Unión Europea, para regular la Orden
Europea de Investigación (OEI).
— Con ella se pretende el establecimiento de un único instrumento
para la obtención de prueba penal transfronteriza en la Unión
Europea sobre la base del principio de reconocimiento mutuo, el
cual supone la articulación de la cooperación judicial penal entre los
Estados Miembros sobre la base de relaciones directas entre las
autoridades judiciales, que no requiere la intervención necesaria ni
obligatoria de las autoridades centrales. El sistema se basa también
en la confianza mutua, lo que lleva a un reconocimiento y ejecución
de las resoluciones dictadas por las autoridades competentes de
emisión de otros Estados, prácticamente de manera automática, con
causas tasadas de suspensión y denegación del reconocimiento.
— El Título X de Ley 23/2014, de 20 de noviembre, de
reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la Unión
Europea, contiene, por tanto, la regulación de la Orden Europea de
Investigación.
1. DEFINICIÓN

— La orden europea de investigación es una resolución penal


emitida o validada por la autoridad competente de un Estado
Miembro de la Unión Europea, dictada con vistas a la realización de
una o varias medidas de investigación en otro Estado Miembro,
cuyo objetivo es la obtención de pruebas para su uso en un proceso
penal. También se podrá emitir una orden europea de investigación
con vistas a la remisión de pruebas o de diligencias de investigación
que ya obren en poder de las autoridades competentes del Estado
Miembro de ejecución.

2. ÁMBITO DE APLICACIÓN

— La OEI podrá comprender todas las medidas de investigación


con excepción de la creación de un equipo conjunto de investigación
y la obtención de pruebas en dicho equipo. No obstante lo anterior,
cuando un equipo conjunto de investigación necesite que las
diligencias de investigación se practiquen en el territorio de un
Estado Miembro que no haya participado en el equipo, podrá
emitirse una orden europea de investigación a las autoridades
competentes de dicho Estado.
— Queda fuera del ámbito de la orden europea de investigación el
régimen de transmisión de los antecedentes penales, que se regirá
por su normativa específica.
— La orden europea de investigación podrá referirse a
procedimientos incoados por las autoridades competentes de otros
Estados Miembros de la Unión Europea, tanto administrativas como
judiciales, por la comisión de hechos tipificados como infracciones
administrativas en su ordenamiento, cuando la decisión pueda dar
lugar a un proceso ante un órgano jurisdiccional, en particular en el
orden penal.
3. AUTORIDADES COMPETENTES PARA EMITIR Y EJECUTAR ÓRDENES
EUROPEAS DE INVESTIGACIÓN

3.1. Autoridad de emisión

— Son autoridades de emisión de una orden europea de


investigación los Jueces o Tribunales que conozcan del proceso
penal en el que se debe adoptar la medida de investigación o que
hayan admitido la prueba si el procedimiento se encuentra en fase
de enjuiciamiento.
— Son también autoridades de emisión los Fiscales en los
procedimientos que dirijan, siempre que la medida que contenga la
orden europea de investigación no sea limitativa de derechos
fundamentales.

3.2. Autoridad de ejecución

— La autoridad competente en España para recibir las órdenes


europeas de investigación emitidas por las autoridades competentes
de otros Estados Miembros será el Ministerio Fiscal.
— Una vez registrada y tras haber acusado recibo a la autoridad de
emisión, el Ministerio Fiscal conocerá del reconocimiento y
ejecución de la orden europea de investigación, cuando la misma no
contenga medida alguna limitativa de derechos fundamentales.
— Cuando la orden europea de investigación contenga alguna
medida limitativa de derechos fundamentales, y que no pueda ser
sustituida por otra que no restrinja dichos derechos, ésta será
remitida por el Ministerio Fiscal al Juez o Tribunal para su
reconocimiento y ejecución. También será remitida por el Ministerio
Fiscal al Juez o Tribunal para su reconocimiento y ejecución la
orden europea de investigación en la que se indique expresamente
por la autoridad de emisión que la medida de investigación debe ser
ejecutada por un órgano judicial. En estos casos, serán
competentes:
a) Los Jueces de Instrucción o de Menores del lugar donde
deban practicarse las medidas de investigación o,
subsidiariamente, donde exista alguna otra conexión territorial
con el delito, con el investigado o con la víctima. Si no hubiera
ningún elemento de conexión territorial para poder concretar la
competencia, serán competentes los Jueces Centrales de
Instrucción.
b) Los Jueces Centrales de Instrucción, si la orden europea de
investigación se emitió por delito de terrorismo u otro de los
delitos cuyo enjuiciamiento competa a la Audiencia Nacional, o si
se trata de la notificación prevista en el art. 222.
c) Los Jueces Centrales de lo Penal o Central de Menores, en el
caso de traslado al Estado de emisión de personas privadas de
libertad en España, de conformidad con lo previsto en el art. 214.

4. ESPAÑA COMO ESTADO DE EMISIÓN

4.1. Contenido de la orden europea de investigación

— Se documentará en un formulario normalizado, debiendo


contener la siguiente información:

a) Los datos de la autoridad de emisión.


b) El objeto y motivos de la orden europea de investigación.
c) La información necesaria sobre la persona o personas
afectadas.
d) La descripción de la conducta delictiva que es objeto de la
investigación o proceso y las disposiciones aplicables del
Derecho Penal español.
e) La descripción de la medida o medidas de investigación que
se solicitan y de las pruebas a obtener.
f) Las formalidades, procedimientos y garantías cuya observancia
solicita que sean respetadas por el Estado de ejecución.
— Es posible la expedición de una orden europea de investigación
complementaria a otra ya cursada, cuando sea necesario para
obtener nuevas pruebas para el mismo proceso penal.

4.2. Requisitos para la emisión de una orden europea de


investigación

— La autoridad de emisión podrá emitir, de oficio o a instancia de


parte, una orden europea de investigación cuando concurran los
siguientes requisitos:

a) Que la emisión de una orden europea de investigación sea


necesaria y proporcionada a los fines del procedimiento para el
que se solicita, teniendo en cuenta los derechos del investigado o
encausado.
b) Que la medida o medidas de investigación solicitadas cuyo
reconocimiento y ejecución se pretende se hayan acordado en el
proceso penal español en el que se emite la orden europea de
investigación y pudieran haberse ordenado en las mismas
condiciones para un caso interno similar.

4.3. Solicitud de información a la autoridad de ejecución

— La autoridad española de emisión podrá solicitar información a la


autoridad de ejecución si considera que en la ejecución de la orden
europea de investigación puede ser oportuno llevar a cabo otras
medidas de investigación no previstas en la orden, a fin de que la
autoridad de emisión pueda adoptar nuevas medidas en el caso de
que se trate; y si no puede cumplir con las formalidades,
procedimientos y garantías expresamente indicados.

4.4. Solicitud de participación de la autoridad española competente

— La autoridad española competente, justificando las razones por


las que lo considera conveniente, podrá solicitar la participación en
la ejecución de la orden europea de investigación de una o varias
autoridades o funcionarios españoles, en la misma forma en que
hubieran podido estar presentes en su ejecución en territorio
nacional.
— La autoridad o funcionario español que participe en la ejecución
de la orden europea de investigación podrá recibir directamente las
pruebas obtenidas por la autoridad del Estado de ejecución, siempre
que así se hubiera solicitado en dicha orden y ello sea posible con
arreglo al Derecho del Estado de ejecución.

4.5. Emisión de órdenes europeas de investigación con medidas


específicas de investigación

A) Emisión de una orden europea de investigación para el traslado


temporal a España de personas privadas de libertad en el Estado de
ejecución cuando la investigación requiera su presencia en España,
siempre que no tenga por finalidad el enjuiciamiento, supuesto en el
que habrá de optarse por la emisión de una orden europea de
detención y entrega.
— Las disposiciones prácticas relativas al traslado temporal del
privado de libertad, así como los detalles de sus condiciones de
privación de libertad, con inclusión de las fechas de salida y de
regreso, serán acordadas entre la autoridad de emisión y la de
ejecución.
B) Emisión de una orden europea de investigación para el traslado
temporal al Estado de ejecución de personas privadas de libertad en
España, con el fin de llevar a cabo una medida de investigación que
requiera su presencia en el territorio del Estado de ejecución,
siempre que la persona privada de libertad dé su consentimiento.
C) Emisión de una orden europea de investigación para una
comparecencia por videoconferencia u otros medios de transmisión
audiovisual, cuando la autoridad competente española que esté
conociendo de un proceso penal en España considere necesario oír
al investigado o encausado o a un testigo o perito que se encuentre
en el territorio de otro Estado Miembro.
D) Emisión de una orden europea de investigación para obtener
información sobre cuentas bancarias y otro tipo de cuentas
financieras, cuando la autoridad española competente necesite
determinar si la persona física o jurídica objeto de proceso penal en
curso es titular o posee el control de una o más cuentas o depósitos
en un banco u otra entidad financiera que se localice en el territorio
de otro Estado Miembro y, en caso afirmativo, obtener los datos de
las cuentas y depósitos identificados que obren todavía en su poder.
— La información requerida incluirá, siempre que se solicite en la
orden europea de investigación, las cuentas respecto de las cuales
la persona que sea objeto de los procesos penales de que se trate
tenga poderes de representación.
— En la orden europea de investigación se indicarán las razones
por las que considera que la información solicitada es necesaria
para el proceso penal del que se trate y las razones por las que
supone que la cuenta se encuentra en algún banco u otra entidad
financiera del Estado de ejecución y, siempre que cuente con dicha
información, de qué banco o entidad financiera se trata.
— También incluirá cualquier información de la que disponga que
pueda facilitar su ejecución.
E) Emisión de una orden europea de investigación para obtener los
datos que obren todavía en poder del banco u otra entidad
financiera correspondientes a cuentas bancarias específicas;
operaciones bancarias que se hayan efectuado o vayan a
efectuarse dentro de un plazo concreto por medio de una o más
cuentas indicadas en la orden, con inclusión de los datos de toda
cuenta remitente o receptora; y operaciones financieras efectuadas
por entidades financieras no bancarias.
— Será necesario indicar las razones por las que estima que la
información solicitada es pertinente para el proceso penal de que se
trate.
F) Emisión de una orden europea de investigación para obtener
pruebas en tiempo real, de manera continua y durante un
determinado período de tiempo, indicando las razones por las que
estima que la información solicitada es pertinente para el proceso
penal en curso.
G) Emisión de una orden europea de investigación para realizar
investigaciones encubiertas, cuando la autoridad competente
considere necesario que las autoridades competentes de otro
Estado Miembro colaboren en la investigación encubierta de una o
varias actividades delictivas, a través de agentes que actúen
infiltrados o con una identidad falsa.
— Se solicitará dicha colaboración y se indicarán las razones por las
que considera pertinente realizar una investigación encubierta.
H) Emisión de una orden europea de investigación para intervención
de telecomunicaciones; investigación cuando, una vez acordado por
auto dictado conforme a la LECrim, proceda la intervención de las
comunicaciones en otro Estado Miembro y se requiera su asistencia
técnica.
— La intervención podrá abarcar igualmente la obtención de datos
de tráfico y localización correspondiente a tales comunicaciones.
— La intervención puede ser llevada a cabo conforme a una de las
dos siguientes modalidades, debiendo acordarse la forma de
ejecución de la medida entre la autoridad española de emisión y la
autoridad de ejecución:

a) Transmitiendo directamente la telecomunicación al Estado de


emisión,
b) interviniendo y registrando en el Estado de ejecución la
telecomunicación para proceder una vez registrada al traslado del
resultado al Estado de emisión.

— La orden europea de investigación emitida para la intervención


de telecomunicaciones deberá especificar:
a) Las razones por las que la intervención es necesaria para los
fines del proceso penal.
b) La información necesaria para la identificación de la persona
afectada por la intervención.
c) La duración de la intervención.
d) Los datos técnicos necesarios, en particular el identificador de
la persona, para garantizar que pueda ejecutarse la solicitud.

I) Emisión de una orden europea de investigación para adoptar


medidas de aseguramiento de prueba o de diligencias de
investigación en relación con los medios de prueba, en concreto,
investigación con la finalidad de impedir de forma cautelar la
destrucción, transformación, desplazamiento, transferencia o
enajenación de un objeto que pudiera emplearse como medio de
prueba, indicando si el medio de prueba habrá de transferirse a
España o conservarse en el Estado de ejecución.
J) Notificación al Estado Miembro en el que se encuentre la persona
que sea objeto de los procedimientos penales y cuya asistencia
técnica no sea necesaria.
— La autoridad española competente que haya acordado la
intervención de telecomunicaciones de una persona que se
encuentra en el territorio de otro Estado Miembro sin su asistencia
técnica, notificará a la autoridad competente de ese Estado dicha
intervención:

a) Antes de la intervención, cuando se tenga conocimiento de


que esa persona se encuentra o se encontrará en el territorio del
otro Estado Miembro;
b) durante la intervención o después de ésta, inmediatamente
después de tener conocimiento de que esa persona se
encuentra, o se ha encontrado durante la intervención, en el
territorio del otro Estado Miembro.

— La autoridad española competente que haya acordado esta


intervención no la llevará a cabo o pondrá fin a la misma si la
autoridad competente del Estado notificado así lo indicara.
Asimismo, la autoridad española competente sólo podrá utilizar el
material intervenido en las condiciones que el Estado notificado
especifique.
— En el caso de que la autoridad competente del Estado notificado
informara de que el material obtenido no puede ser utilizado, la
autoridad española competente ordenará su destrucción.

5. ESPAÑA COMO ESTADO DE EJECUCIÓN

5.1. Requisitos para el reconocimiento y ejecución en España de


una orden de investigación europea

— La autoridad competente española que reciba una orden europea


de investigación dictará auto o decreto de reconocimiento y
ejecución de la misma, salvo que concurra alguno de los motivos de
denegación o suspensión a que se refieren los arts. 207 y 209.
— Se procederá a la devolución de la orden europea de
investigación, si la misma no hubiese sido emitida por la autoridad
de emisión competente, o validada en su caso por el Juez, Tribunal
o Fiscal competente del Estado de emisión.

5.2. Ejecución de las medidas de investigación solicitadas en la


orden europea de investigación

— La autoridad competente española llevará a cabo la ejecución de


la medida de investigación solicitada si dicha medida de
investigación existiera en Derecho español y estuviera prevista para
un caso interno similar.
— Se ordenará la ejecución en todo caso, sin perjuicio de las
causas de denegación, si la medida de investigación solicitada fuera
alguna de las siguientes:
a) La obtención de información o de pruebas que obren ya en
poder de la autoridad competente española siempre que, de
conformidad con el Derecho nacional, esa información o esas
pruebas hubieran podido obtenerse en el contexto de un
procedimiento penal o a los fines de la orden europea de
investigación;
b) la obtención de información contenida en bases de datos que
obren en poder de las autoridades policiales o judiciales y que
sean directamente accesibles en el marco de un procedimiento
penal;
c) la declaración de un testigo, un perito, una víctima, un
investigado o encausado o un tercero en territorio español;
d) cualquier medida de investigación no restrictiva de los
derechos fundamentales y garantías procesales prevista en el
Derecho español;
e) la identificación de personas que sean titulares de un número
de teléfono o una dirección IP determinados.

— Si el resultado perseguido con la orden europea de investigación


pudiera conseguirse mediante una medida de investigación menos
restrictiva de los derechos fundamentales que la solicitada en la
orden europea de investigación, la autoridad competente española
ordenará la ejecución de esta última.
— Si la medida de investigación solicitada no existiera en Derecho
español o no estuviera prevista para un caso interno similar, la
autoridad competente española ordenará la ejecución de una
medida de investigación distinta a la solicitada, si dicha medida
fuera idónea para los fines de la orden solicitada.
— Cuando la medida de investigación indicada en la orden europea
de investigación no exista en el Derecho nacional o, existiendo, no
hubiera podido ser adoptada en un caso interno similar y, además,
no exista ninguna otra medida de investigación que pudiera obtener
el mismo resultado que la medida de investigación solicitada, la
autoridad española competente notificará a la autoridad del Estado
de emisión que no ha sido posible proporcionar la asistencia
requerida.

5.3. Causas de denegación

— La autoridad competente española denegará el reconocimiento y


ejecución de la orden europea de investigación, en los siguientes
casos:

a) Cuando exista un privilegio procesal que haga imposible


ejecutar la orden europea de investigación o normas sobre
determinación y limitación de la responsabilidad penal en relación
con la libertad de prensa y la libertad de expresión en otros
medios de comunicación que imposibiliten a la autoridad
competente española su ejecución.
b) Cuando la ejecución pudiera lesionar intereses esenciales de
seguridad nacional, comprometer a la fuente de información o
implicar la utilización de información clasificada relacionada con
determinadas actividades de inteligencia.
c) Cuando la resolución se refiera a hechos que se hayan
cometido fuera del Estado emisor y total o parcialmente en
territorio español, y la conducta en relación con la cual se emite la
orden europea de investigación no sea constitutiva de delito en
España.
d) Cuando existan motivos fundados para creer que la ejecución
de la medida de investigación indicada en la orden europea de
investigación es incompatible con las obligaciones del Estado
español de conformidad con el art. 6 del Tratado de la Unión
Europea y de la Carta de los Derechos Fundamentales de la
Unión Europea.
e) Cuando la conducta que dio origen a la emisión de la orden
europea de investigación no sea constitutiva de delito con arreglo
al Derecho español y no esté recogida en las categorías de
delitos a que se refiere el apartado 1 del art. 20, siempre que la
pena o medida de seguridad privativas de libertad previstas en el
Estado de emisión para el delito a que se refiere la orden
europea de investigación fuera de un máximo de al menos tres
años.
f) Cuando el uso de la medida de investigación indicada en la
orden europea de investigación esté limitado, con arreglo al
Derecho español, a una lista o categoría de delitos, o a delitos
castigados con penas de a partir de un determinado umbral que
no alcance el delito a que se refiere la orden europea de
investigación.
g) Cuando la orden europea de investigación se refiera a
procedimientos incoados por las autoridades competentes de
otros Estados Miembros de la Unión Europea por la comisión de
hechos tipificados como infracciones administrativas en su
ordenamiento cuando la decisión pueda dar lugar a un proceso
ante un órgano jurisdiccional en el orden penal, y la medida no
estuviese autorizada, con arreglo al Derecho del Estado de
ejecución, para un caso interno similar.

5.4. Procedimiento para el reconocimiento y ejecución de una orden


europea de investigación

— Se dictará auto o decreto por el Juez o Ministerio Fiscal


competente, respectivamente, reconociendo la concurrencia de los
requisitos exigidos legalmente y ordenando su ejecución, incluyendo
las instrucciones necesarias para la práctica de las medidas de
investigación solicitadas.
— La decisión de reconocimiento y ejecución o, en su caso, la
denegación de la misma, deberá ser tomada cuanto antes y, a más
tardar, en el plazo de 30 días desde su recepción por la autoridad
competente, prorrogable por otros 30 días.
— La autoridad competente española llevará a cabo la ejecución de
la medida de investigación sin demora y, a más tardar, en el plazo
de 90 días después de que se adopte la resolución de
reconocimiento y ejecución. No obstante, cuando la autoridad de
emisión haya indicado en la orden que, debido a los plazos
procesales, la gravedad del delito u otras circunstancias
particularmente urgentes, se requiere un plazo más corto para la
ejecución de la medida, o si la medida de investigación tiene que
llevarse a cabo en una fecha concreta, la autoridad competente
española estará a lo dispuesto en la orden en relación con dichos
plazos. En caso de que no fuera posible, lo comunicará a la
autoridad de emisión sin demora.

5.5. Suspensión del reconocimiento y ejecución de una orden


europea de investigación

— Es posible que la autoridad española suspenda el reconocimiento


y ejecución de una orden europea de investigación, cuando
concurra alguno de los siguientes supuestos:

a) Que su ejecución pudiera perjudicar una investigación penal o


actuaciones judiciales penales en curso, hasta el momento que
se considere necesario.
b) Que los objetos, documentos o datos de que se trate estén
siendo utilizados en otros procedimientos, hasta que ya no se
requieran con este fin.

— Una vez que desaparezcan las causas que motivaron la


suspensión, la autoridad española adoptará las medidas necesarias
para la ejecución de la orden europea de investigación.

5.6. Participación de las autoridades del Estado de emisión en la


práctica de diligencias en territorio español

— La autoridad de emisión puede solicitar a la autoridad española


competente la participación de una o varias autoridades de su
Estado en la ejecución de la orden, en cuyo caso la autoridad
española accederá a dicha petición siempre que dichas autoridades
estén facultadas para participar en la ejecución de las medidas de
investigación requeridas en la orden en un caso interno similar de su
Estado, y que esa participación no sea contraria a los principios
jurídicos fundamentales ni perjudique los intereses esenciales de la
seguridad nacional.
— Las autoridades del Estado de emisión que participen en territorio
español en la ejecución de la orden, tendrán la consideración de
funcionario público español a efectos penales, se someterán al
Derecho español y sólo podrán ejercer competencia coercitiva en
territorio español si el ejercicio de dicha competencia es conforme
con el Derecho español y únicamente en la medida que ambas
autoridades lo hubiesen acordado.

5.7. Traslado de las pruebas obtenidas

— Las pruebas obtenidas se trasladarán de manera inmediata a la


autoridad del Estado de emisión y se indicará si deben ser devueltas
a las autoridades competentes españolas tan pronto dejen de ser
necesarias en el Estado de emisión, aunque podrá acordarse la
suspensión de dicho traslado en los casos en que se haya
interpuesto un recurso contra el reconocimiento y ejecución de la
orden.

5.8. Reconocimiento y ejecución de órdenes europeas de


investigación con medidas específicas de investigación

A) Ejecución de una orden europea de investigación para el traslado


temporal al Estado de emisión de personas privadas de libertad en
España.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden cuando la persona privada de libertad no dé su
consentimiento y cuando el traslado pueda causar la prolongación
de la privación de libertad de la persona.
— Las disposiciones prácticas relativas al traslado temporal del
privado de libertad, así como los detalles de sus condiciones de
privación de libertad, con inclusión de las fechas de salida y de
regreso, serán acordadas por la autoridad española con la autoridad
del Estado de emisión.
B) Ejecución de una orden europea de investigación para el traslado
temporal a España de personas privadas de libertad en el Estado de
emisión.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden cuando la persona privada de libertad no dé su
consentimiento.
C) Ejecución de una orden europea de investigación para una
comparecencia por videoconferencia u otros medios de transmisión
audiovisual.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden en caso de que la ejecución de dicha medida de
investigación en un caso concreto sea contraria a los principios
jurídicos fundamentales del Derecho español, y en caso de que el
investigado o el acusado no den su consentimiento para la práctica
de la medida.
— Cuando se solicite una comparecencia por videoconferencia u
otros medios de transmisión audiovisual, la autoridad española la
llevará a cabo en la forma que hubiera acordado con la autoridad de
emisión, encargándose de:

a) Notificar la medida al testigo o perito correspondiente,


indicando el momento y el lugar de la comparecencia.
b) Citar a las personas investigadas o encausadas para que
asistan a la comparecencia conforme a las normas específicas
que establezca el Derecho español, e informarles de sus
derechos con arreglo al Derecho del Estado de emisión, con
tiempo suficiente para que puedan acogerse efectivamente a las
garantías procesales.
c) Asegurarse de la identidad de la persona que deba prestar
declaración.

— La práctica de la ejecución de la medida se regirá por las


siguientes normas:

a) Durante la declaración estará presente la autoridad española


competente, asistida por un intérprete cuando sea necesario,
para identificar a la persona que deba prestar declaración y velar
por el respeto del ordenamiento jurídico español.
b) La autoridad española competente acordará, en su caso, con
la autoridad de emisión, la adopción de medidas de protección de
la persona que deba declarar.
c) La declaración tendrá lugar ante la autoridad competente del
Estado de emisión o bajo su dirección.
d) Si así lo solicita la autoridad de emisión o la persona
compareciente, la autoridad española facilitará un intérprete para
que le asista.
e) Con carácter previo a la declaración, se informará a los
testigos o peritos de los derechos procesales que les asisten al
amparo tanto del Derecho del Estado de emisión como del
español, incluido el derecho a no declarar cuando así se
disponga.

— Al término de la declaración, la autoridad española levantará acta


en la que constarán la fecha y el lugar, la identidad de la persona
oída, la identidad del resto de personas que hayan participado, el
juramento formulado y las condiciones técnicas en las que se haya
llevado a cabo la declaración. El acta se transmitirá a la autoridad
competente del Estado de emisión.
— Hay que tener en cuenta que en el caso de que la persona que
deba ser oída en España en ejecución de una orden europea de
investigación no preste testimonio estando sometida a la obligación
de testificar o no preste testimonio veraz, se le aplicará el
ordenamiento jurídico español del mismo modo que si la
comparecencia se hubiera celebrado dentro de un proceso nacional.
D) Ejecución de una orden europea de investigación para obtener
información sobre cuentas bancarias y otro tipo de cuentas
financieras, información que será proporcionada de conformidad con
el Derecho español.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden en los casos en que no se autorizaría la medida de
investigación en un caso interno similar.
E) Ejecución de una orden europea de investigación para obtener
información sobre operaciones bancarias y otro tipo de operaciones
financieras, información que será proporcionada de conformidad con
el Derecho español.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden en los casos en que no se autorizaría la medida de
investigación en un caso interno similar.
F) Ejecución de una orden europea de investigación para obtener
pruebas en tiempo real, de manera continua y durante un
determinado período de tiempo.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden en los casos en que no se autorizaría la medida de
investigación en un caso interno similar.
— La autoridad española será la competente para actuar, dirigir y
controlar las operaciones relacionadas con su ejecución, si bien las
disposiciones prácticas las acordará con la autoridad competente
del Estado de emisión.
G) Ejecución de una orden europea de investigación para realizar
investigaciones encubiertas.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden cuando la realización de investigaciones encubiertas no
se autorizaría en casos internos similares y cuando no se hubiera
llegado a un acuerdo con la autoridad de emisión respecto a las
condiciones para llevar a cabo la investigación correspondiente.
— La autoridad española ejecutará la orden de acuerdo con el
ordenamiento jurídico español asumiendo la dirección y el control de
las operaciones relacionadas con la medida, si bien la duración de la
misma, las condiciones concretas y el régimen jurídico de los
agentes intervinientes serán acordados con la autoridad competente
del Estado de emisión.
H) Ejecución de una orden europea de investigación para
intervención de telecomunicaciones.
— La autoridad española denegará el reconocimiento y ejecución
de la orden en los casos en que no se autorizaría la medida de
investigación en un caso interno similar.
— Cuando la autoridad judicial competente española reciba una
orden europea de investigación para la intervención de
telecomunicaciones, podrá ejecutarla mediante alguna de las
siguientes formas:

a) La transmisión inmediata de las telecomunicaciones a la


autoridad de emisión.
b) La intervención, registro y ulterior transmisión del resultado de
la intervención de las telecomunicaciones a la autoridad de
emisión.

— La elección de la forma en que se va a ejecutar la orden europea


de investigación se acordará con la autoridad de emisión.
I) Notificación a España de la intervención de telecomunicaciones
con interceptación de la dirección de comunicaciones de una
persona investigada o encausada que se encuentre en España y
cuya asistencia técnica no sea necesaria.
— Cuando se notifique a España la intervención de
telecomunicaciones con interceptación de la dirección de
comunicaciones de una persona investigada o encausada que se
encuentre en España, en el caso de que dicha intervención no fuera
objeto de autorización en un caso interno similar, la autoridad
española competente comunicará al Estado que se encuentre
ejecutando la intervención, sin dilación y a más tardar en un plazo
de 96 horas desde la recepción de la notificación:

a) Que no podrá efectuarse la intervención o que se pondrá fin a


la misma.
b) Y, en su caso, que no podrá utilizarse el posible material ya
intervenido mientras la persona objeto de la intervención se
encontraba en España, o que sólo podrá utilizarse en las
condiciones que se especifiquen. Deberá informarse a la
autoridad competente del Estado que realiza la intervención de
los motivos de tales condiciones.

J) Ejecución de una orden europea de investigación para adoptar


medidas de aseguramiento de prueba o de diligencias de
investigación en relación con los medios de prueba.
— La autoridad española comunicará su decisión a la autoridad de
emisión dentro de las 24 horas siguientes a la recepción de la orden.
— La autoridad española competente, de conformidad con el
Derecho español, podrá imponer condiciones adecuadas a las
circunstancias del caso, para limitar la duración del plazo de
aplicación de la medida cautelar requerida, previa consulta a la
autoridad de emisión.
TEMA 12
LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN
CENTROS POLICIALES Y JUDICIALES

I. INTRODUCCIÓN
— El art. 17.3 de la Constitución Española (CE) garantiza la
asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y
judiciales, en los términos que la ley establezca, y el propio art.
520.2.c) de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) recoge
expresamente el derecho de toda persona detenida o presa a
designar abogado y ser asistido por él sin demora injustificada.
— Ahora bien, la asistencia de letrado no queda reducida a aquellos
supuestos en que se haya producido una detención, sino que ésta
se garantiza a toda persona a quien se atribuya un hecho punible,
pudiendo ejercitar el derecho de defensa e intervenir en todas las
actuaciones desde que se le comunique su existencia. Así lo
establecen el art. 118 de la LECrim y el propio art. 24.2 de la CE —
que reconoce un derecho general, de todos, y no sólo de los
detenidos—, entre otros.
— Una vez expuesto lo anterior, hemos de distinguir entre la
intervención del abogado en los Centros Policiales y ante el Órgano
Judicial.
— La función que realiza el Letrado en sede policial es distinta a la
que le corresponde en sede judicial. En sede policial el abogado es
garante del derecho a la libertad, velará por que los derechos
constitucionales del investigado o detenido sean respetados,
incluyendo su derecho a guardar silencio y a no declarar si no
quiere, e incluso una vez concluida la diligencia comprobará que la
transcripción de la declaración se ajusta a lo manifestado por el
mismo. En sede judicial, el abogado es garante del derecho de
defensa, dentro del marco de la tutela judicial efectiva y del derecho
a un proceso debido.

II. INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LAS


DILIGENCIAS POLICIALES

1. INTRODUCCIÓN

— El alcance de la intervención del abogado en las Diligencias


Policiales vendrá determinado en función de que la persona a quien
se atribuye un hecho punible esté detenida o no.
— En caso de que no exista detención, básicamente la intervención
del abogado ha de centrarse en la asistencia a la declaración y, en
su caso, a las diligencias de reconocimiento de que sea objeto y de
reconstrucción de los hechos.
— Sin embargo, en caso de que exista detención, la intervención del
abogado tiene un alcance mucho más amplio que deriva de las
propias garantías constitucionales que rodean la privación de
libertad.
— No obstante, la propia intervención del abogado en las diligencias
policiales podrá limitarse, por excepción, conforme a lo previsto en
el art. 527 de la LECrim, que permite que en caso de que concurran
los supuestos del art. 509 de la misma (necesidad urgente de evitar
graves consecuencias que puedan poner en peligro la vida, la
libertad o la integridad física de una persona; o la necesidad urgente
de una actuación inmediata de los Jueces de Instrucción para evitar
comprometer de modo grave el proceso penal), el detenido o preso
pueda ser privado, entre otros, del derecho a designar un abogado
de su confianza y/o a entrevistarse reservadamente con su
abogado, y del derecho al acceso a las actuaciones, salvo los
elementos esenciales para poder impugnar la legalidad de la
detención.

2. INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LA DILIGENCIA DE DECLARACIÓN


DEL DETENIDO O INVESTIGADO, EN LAS DILIGENCIAS DE
RECONOCIMIENTO DE QUE SEA OBJETO Y EN LAS DE RECONSTRUCCIÓN
DE LOS HECHOS

— El abogado podrá asesorar al detenido o al investigado sobre la


conducta a observar en su declaración, incluyendo guardar silencio
o no declarar contra uno mismo, a no confesarse culpable, a no
contestar a alguna de las preguntas que le formulen, o a manifestar
que sólo declarará ante el Juez y podrá intervenir tras el
interrogatorio policial de la persona investigada o detenida
formulando preguntas y efectuando las observaciones que se
consideren oportunas, cuidando de que la transcripción en el acta
de declaración se ajuste a lo manifestado por el mismo.
— La declaración del detenido o investigado tiene una doble
función, como diligencia de investigación y como medio de defensa,
puesto que va a recabar conocimiento de los hechos por los que
está siendo investigado o que se le imputan y de los derechos que
le asisten, pudiendo ejercitarlos lo que, a su vez, constituye un
medio de defensa.
— El abogado deberá velar por que la declaración esté libre de
coacción o amenaza.
— La diligencia de reconocimiento, si bien estrictamente tiene lugar
durante la instrucción y se lleva a cabo ante el Juez, también puede
llevarse a cabo ante la Policía. En definitiva, consiste en exponer al
investigado o detenido, junto con otros sujetos cuyos rasgos y
características sean similares, ante la persona que deba
indentificarla, debiendo cuidar de que la persona que ha de
identificar al investigado o detenido no pueda ser vista. El letrado
velará por que dicha diligencia se realice con las debidas garantías
legales, debiendo impugnarla en supuestos en que los sujetos
expuestos no sean de similares características al investigado o
detenido, o cuando sean varias las personas que deban reconocer a
aquél y no lo hicieren por separado, etc.
— La reconstrucción de los hechos consiste en llevar al detenido o
investigado a la escena del crimen y preguntarle acerca del cómo
sucedieron los hechos; esto es, el detenido o investigado emite una
serie de manifestaciones, pudiendo gozar de la asistencia de su
abogado defensor.

3. ASISTENCIA DEL ABOGADO AL DETENIDO O INVESTIGADO EN LO QUE


SE REFIERE A LAS CONSECUENCIAS DE LA PRESTACIÓN O DENEGACIÓN
DE CONSENTIMIENTO A LA PRÁCTICA DE DILIGENCIAS QUE SE LE
SOLICITEN

— El abogado deberá informar al detenido o investigado de dichas


consecuencias.
— En lo que se refiere especialmente a la recogida de muestras
mediante frotis bucal, si el detenido se opusiere, será el Juez de
Instrucción quien a instancia de la Policía Judicial o del Ministerio
Fiscal, podrá imponer la ejecución forzosa de tal diligencia,
utilizando medidas coactivas mínimas indispensables y
proporcionadas a las circunstancias del caso y respetuosas con su
dignidad.

4. ENTREVISTARSE RESERVADAMENTE CON EL DETENIDO

— Entrevistarse reservadamente con el detenido, incluso antes de


que se le reciba declaración por la Policía, el Fiscal o autoridad
judicial, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 527 de la LECrim.
— Se trata de la modificación más importante introducida por la LO
13/2015 en esta materia. Del tenor literal del art. 520.6.d) de la
LECrim llama la atención la expresión «incluso antes», expresión
que deja abierta la puerta a la discrecionalidad rogada de dicha
entrevista por el detenido o por el letrado. La Policía Judicial deberá
facilitarla a petición de cualquiera de ellos.
— A tal efecto, las comunicaciones entre el investigado o
encausado y su abogado tendrán carácter confidencial, salvo que se
constate la existencia de indicios objetivos de la participación del
abogado en el hecho delictivo investigado o de su implicación junto
con el investigado o encausado en la comisión de otra infracción
penal.

5. ASISTENCIA DEL ABOGADO AL DETENIDO O PRESO EN LA PRÁCTICA


DE DILIGENCIAS EN SEDE POLICIAL

— El abogado debe velar porque el detenido sea informado por


escrito, en un lenguaje sencillo y accesible, en una lengua que
comprenda y de forma inmediata, de los hechos que se le atribuyan
y las razones motivadoras de su privación de libertad, en especial,
de los siguientes derechos:

a) Del derecho a designar abogado de su libre elección, sin


perjuicio de lo dispuesto en el apartado 1.a) del art. 527 de la
LECrim y a ser asistido por él sin demora injustificada.
b) Del derecho a que se ponga en conocimiento del familiar o
persona que desee, sin demora injustificada, su privación de
libertad y el lugar de custodia en que se halle. Si la persona
detenida o presa es extrajera, que tales circunstancias se
comuniquen a la oficina consular de su país.
c) Del derecho a comunicar telefónicamente, sin demora
injustificada con un tercero de su elección.
d) Que se le ha informado del derecho a acceder a los elementos
de las actuaciones que sean esenciales para impugnar la
legalidad de la detención o privación de libertad.
e) Que se le ha informado de su derecho a ser visitado por las
autoridades consulares de su país, a comunicarse y a mantener
correspondencia con ellos.
f) Del derecho a ser asistido gratuitamente por un intérprete,
cuando se trate de extranjero que no comprenda o no hable el
castellano o la lengua oficial de la actuación de que se trate, o de
personas sordas o con discapacidad auditiva, así como de otras
personas con dificultades del lenguaje, y que tiene derecho a que
se le entregue, sin demora indebida, la declaración escrita de
derechos en una lengua que comprenda, que podrá conservar en
su poder durante todo el tiempo de la detención.
g) Que tiene derecho a ser reconocido por el Médico Forense o
su sustituto legal y, en su defecto, por el de la institución en que
se encuentre, o por cualquier otro dependiente del Estado o de
otras Administraciones Públicas.
h) Que se le ha informado del derecho a solicitar asistencia
jurídica gratuita, procedimiento para hacerlo y condiciones para
obtenerla.
i) Que se le ha informado del plazo máximo legal de duración de
la detención hasta la puesta a disposición de la autoridad judicial
y del procedimiento por medio del cual puede impugnar la
legalidad de su detención.

— La información de los derechos anteriores debe realizarse en


lenguaje comprensible y que resulte accesible al detenido,
adaptando la información a su edad, grado de madurez,
discapacidad y cualquier otra circunstancia personal de la que
pueda derivar una limitación de la capacidad para entender el
alcance de la información que se le facilita, debiendo velar el
abogado por que así se realice.
— El abogado, a quien corresponde el control de los derechos que
asisten al imputado o detenido, será designado por éste libremente,
y si no lo hace, o el elegido rehusare el encargo o no fuere hallado,
el Colegio de Abogados procederá al nombramiento de un abogado
del turno de oficio.
— El plazo máximo en que el abogado designado deberá acudir al
centro de detención es de tres horas desde la recepción del
encargo, y, en cualquier caso, siempre con la máxima premura. Si
no comparece en dicho plazo, el Colegio de Abogados designará un
nuevo abogado del turno de oficio que deberá comparecer a la
mayor brevedad y siempre dentro del plazo máximo antes referido.
— Se mantiene la posibilidad de renuncia a la asistencia letrada si el
delito imputado lo es exclusivamente contra la seguridad del tráfico,
añadiéndose como novedad que la Policía Judicial tiene que
previamente haber facilitado información clara y suficiente en un
lenguaje sencillo y comprensible, sobre el contenido de dicho
derecho y las consecuencias de la renuncia. El detenido podrá
revocar su renuncia en cualquier momento.
— Por último, si se trata de un menor, será puesto a disposición de
las Secciones de Menores de la Fiscalía y se comunicará el hecho y
el lugar de custodia a quienes ejerzan la patria potestad, la tutela o
la guarda de hecho del mismo, tan pronto se tenga constancia de la
minoría de edad. Si el detenido tuviere su capacidad modificada
judicialmente, la información de los derechos referidos se
comunicará a quienes ejerzan la tutela o guarda de hecho del
mismo, dando cuenta al Ministerio Fiscal. En caso de que el menor
o el detenido con capacidad modificada fuera extranjero, la
detención se notificará de oficio al Cónsul de su país.

6. ASISTENCIA DEL ABOGADO AL DETENIDO EN SUPUESTOS DE


IMPUGNACIÓN DE LA LEGALIDAD DE LA DETENCIÓN (HABEAS CORPUS)

— Toda detención ilegal podrá ser impugnada a través del


procedimiento de habeas corpus, regulado en la LO 6/1984, de 24
de mayo, cuya finalidad es el control judicial de la detención de tal
modo que si ésta se produce pueda cesar inmediatamente dicha
situación. Pues bien, sin perjuicio de que para instar el referido
procedimiento no es preceptiva la asistencia de letrado y procurador,
y de hecho, puede instarlo el privado de libertad, su cónyuge o
persona unida por análoga relación de afectividad, descendientes,
ascendientes, hermanos y, en su caso, respecto a los menores y
personas incapacitadas, sus representantes legales, así como el
Ministerio Fiscal, el Defensor del Pueblo, y de oficio, el Juez
competente (art. 2 de la LO 6/1984), lo cierto es que para que la
impugnación de la legalidad de la detención sea efectiva, resulta
imprescindible que la Policía haga entrega de los elementos
necesarios para impugnar tal detención.
— En este sentido conviene precisar que con anterioridad a la
reforma operada por la Ley Orgánica 5/2015, de 27 de abril, y pese
a la discusión doctrinal respecto a si era aplicable o no la Directiva
2012/13 UE, el criterio mayoritario entendía que no era obligatorio
para la Policía la entrega de los elementos necesarios para
impugnar la detención. Sin embargo, la situación ha cambiado tras
la aprobación de la Ley Orgánica 5/2015, de 27 de abril que
modificó, en lo que aquí interesa, el art. 520.2.d) de la LECrim.
— Conforme a dicho precepto, toda persona detenida o presa —y
por tanto, el abogado que la asistiere— tendrá derecho a acceder a
los elementos de las actuaciones que sean esenciales para
impugnar la legalidad de la detención o privación de libertad. Sin
embargo, dicho precepto hay que ponerlo en relación con la
Directiva 2012/13 UE, a fin de delimitar el contenido del derecho de
acceso a los elementos de las actuaciones para impugnar la
legalidad de la defensa. En efecto, ¿qué se entiende por «elementos
esenciales de las actuaciones»?
— La mayoría de la doctrina considera que elementos esenciales
son aquellos que resulten necesarios para comprobar si la detención
ha sido legalmente realizada, a fin de valorar si procede o no
impugnar la misma a través del procedimiento de habeas corpus. A
modo de ejemplo, deberán solicitar de la fuerza actuante y ésta
debería dar acceso a la denuncia, si la hubiere, a las declaraciones
de testigos, actas de inspección ocular, entrada y registros,
diligencia de detención y lectura de derechos, diligencias de aviso al
letrado y a la familia, etc. De hecho, el art. 520.1, establece que en
el atestado deberá reflejarse el lugar y la hora de la detención y de
la puesta a disposición de la autoridad judicial o en su caso, de la
puesta en libertad. En este sentido, el abogado también deberá
velar por que la detención preventiva no dure más del tiempo
estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones
tendentes al esclarecimiento de los hechos, y por que, en todo caso,
en el plazo máximo de 72 horas, el detenido sea puesto en libertad
o a disposición de la autoridad judicial.
— No obstante lo anterior, teniendo en cuenta lo dispuesto en el art.
7.4 de la Directiva antes referida, podrá denegarse el acceso a
determinados materiales o elementos de las actuaciones si ello
puede dar lugar a una amenaza grave para la vida o los derechos
fundamentales de otra persona, si la denegación es estrictamente
necesaria para defender un interés público importante (por ejemplo,
secreto de las actuaciones), cuando exista riesgo de perjudicar una
investigación en curso (el detenido pueda ocultar pruebas) o cuando
se pueda menoscabar gravemente la seguridad nacional del Estado
(por ejemplo, delitos de terrorismo), lo que deberá ser decidido por
un Juez o Tribunal.

III. INTERVENCIÓN DEL ABOGADO ANTE EL


ÓRGANO JUDICIAL
— Como se ha expuesto anteriormente, la intervención del letrado
en sede policial tiene por objeto fundamentalmente garantizar el
derecho a la libertad, velar por que los derechos del investigado o
detenido sean respetados, aparte de su intervención en las
diligencias a que nos hemos referido en el apartado anterior.
— Por su parte, ante el órgano judicial, el abogado interviene como
garante del derecho de defensa y, por tanto, podrá actuar en el
proceso penal, de acuerdo con lo dispuesto en la ley, a fin de ejercer
el derecho de defensa de su patrocinado desde que se le atribuya
un hecho punible.
— En concreto, el abogado deberá velar por que se cumplan los
siguientes derechos:
a) Que se informe al investigado o imputado de los hechos que
se le atribuyan, así como de cualquier cambio relevante en el
objeto de la investigación y de los hechos imputados, y que tal
información sea facilitada con el grado de detalle suficiente que
permita el ejercicio efectivo del derecho de defensa.
b) Que se informe al investigado o imputado de que tiene
derecho a designar libremente abogado, sin perjuicio de las
limitaciones legalmente previstas, y que si no lo designa, se le
nombrará uno de oficio.
c) Que se le informe del derecho a solicitar asistencia jurídica
gratuita, procedimiento para hacerlo y condiciones para
obtenerla.
d) Del derecho a la traducción e interpretación gratuitas,
conforme a lo previsto legalmente.
e) Del derecho a guardar silencio y a no prestar declaración si no
desea hacerlo, y a no contestar a alguna o algunas de las
preguntas que se le formulen.
f) Del derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse
culpable, y velará por que dicha información se facilite en un
lenguaje comprensible y que resulte accesible.

— El abogado podrá tomar conocimiento de las actuaciones e


intervenir en todas las diligencias del procedimiento, sin perjuicio de
los efectos de la declaración de secreto total o parcial para las
partes, así como podrá proponer al Juez Instructor la práctica de
diligencias que estimare procedentes en ejercicio del derecho de
defensa.
TEMA 13
LA ACTUACIÓN DEL ABOGADO EN
LAS DISTINTAS FASES DEL PROCESO
PENAL

I. LA ACTUACIÓN DEL ABOGADO EN LA FASE DE


INSTRUCCIÓN O SUMARIO

1. INTRODUCCIÓN

— Esta fase de instrucción, cuyo objeto principal es preparar el


juicio oral mediante la determinación del hecho punible y de su
autor, y, en su caso, conservar los efectos del delito y asegurar las
responsabilidades civiles que pudieran derivarse, tiene distintas
denominaciones dependiendo del procedimiento en que nos
encontremos. En el procedimiento ordinario por delitos graves se
denomina «sumario»; en el procedimiento abreviado, «diligencias
previas»; en los «juicios rápidos» «diligencias urgentes»; y, el
procedimiento por delitos leves carece de fase de instrucción, al
igual que el procedimiento por aceptación de decreto.
— Se desarrolla ante el Juez de Instrucción que es quien la dirige y
quien acuerda la práctica de las diligencias de investigación, así
como la adopción de las medidas cautelares, y, en definitiva, es a
quien corresponde realizar la imputación formal, que a su vez,
revestirá distinta forma en función del procedimiento. En el sumario,
se realizará a través del auto de procesamiento; en las diligencias
previas, no existe ninguna resolución expresa similar al auto de
procesamiento, con lo cual, será en la primera comparecencia que
se realice ante el Juez Instructor cuando se informará de los hechos
por los que está siendo investigado o imputado.
— Lo expuesto resulta necesario para comprender la actuación del
abogado en esta fase. Así, en el sumario, una vez dictado el auto de
procesamiento, el procesado podrá aconsejarse de letrado, si no
estuviere incomunicado, y valerse de él, quien velará por que sea
informado de los hechos que se le atribuyen, podrá instar la pronta
terminación del sumario (por ejemplo solicitando el sobreseimiento),
podrá solicitar la práctica de diligencias y la práctica de actos de
aportación de hechos, formular pretensiones que afecten a su
situación (por ejemplo, recurriendo la resolución de prisión
provisional o solicitando la libertad), y podrá ejercitar el derecho de
defensa interponiendo los recursos legales que procedan contra las
resoluciones que al respecto hubiere dictado el Juez Instructor.
— Por tanto, ya desde el inicio debe garantizarse la asistencia
letrada al procesado y al investigado o imputado, quien podrá
intervenir en todas las diligencias de investigación que se lleven a
efecto, podrá proponer la práctica de diligencias y tendrá derecho a
examinar todas las actuaciones con la debida antelación, incluso
antes de que se le tome declaración, salvo que las actuaciones
hayan sido declaradas secretas conforme a lo dispuesto en el art.
302 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim).

2. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LAS DILIGENCIAS TENDENTES A


LA COMPROBACIÓN DEL HECHO Y AVERIGUACIÓN DEL DELINCUENTE

2.1. Inspección ocular

— La inspección ocular o reconocimiento judicial es un acto de


investigación judicial, con valor de prueba preconstituida (a
diferencia de la inspección ocular que pueda realizar la Policía
Judicial, que es un acto de investigación simple) por la que el Juez
podrá observar directa y personalmente las condiciones,
características y todos los detalles que puedan tener relación con la
existencia y naturaleza del hecho. En definitiva, se describirán los
vestigios, huellas, instrumentos, pruebas materiales o efectos de su
perpetración, procediendo a su descripción, así como de todo
aquello que pueda tener relación con la existencia y naturaleza del
hecho.
— Cuando el delito fuere de los que no dejan huellas de su
perpetración, el Juez Instructor procurará hacer constar por
declaraciones de testigos y por los medios de comprobación, la
ejecución del delito y sus circunstancias, así como la preexistencia
de la cosa cuando el delito hubiese tenido por objeto la sustracción
de la misma.
— Como se ha expuesto, tiene el valor de prueba preconstituida
pues será susceptible de ser introducida en el juicio oral a través de
su lectura.
— En este sentido, para que dicha diligencia tenga eficacia, el art.
333 de la LECrim establece que podrá presenciarla el procesado y
el presunto autor, pudiendo gozar de la asistencia de su abogado,
quienes podrán hacer en el acto las observaciones que estimen
pertinentes, las cuales se consignarán por diligencia si no fueren
aceptadas.

2.2. Cuerpo del delito

— Se trata de ocupar las armas, instrumentos o efectos de cualquier


clase que puedan tener relación con el delito y se hallen en el lugar
en que éste se cometió, o en sus inmediaciones, o en poder del reo
o en otra parte conocida (art. 334 de la LECrim). Será el Letrado de
la Administración de Justicia quien extenderá diligencia expresiva
del lugar, tiempo y ocasión en que se encontraren, describiéndolos
minuciosamente, así como las circunstancias de su hallazgo.
— La persona afectada por la incautación podrá recurrir la medida
en cualquier momento ante el Juez de Instrucción. En este sentido,
conviene precisar que la intervención de letrado no es preceptiva
para interponer el referido recurso en el caso en que sea presentado
por terceras personas diferentes del imputado y, en este supuesto,
bastará para considerar interpuesto el recurso cuando la persona
afectada por la medida o un familiar suyo mayor de edad hubieran
expresado su disconformidad en el momento de la misma. Sí será
preceptiva la intervención del abogado si el recurso hubiere de ser
interpuesto por el procesado, investigado o imputado.
— En caso de que sea hallada la persona o cosa objeto del delito, el
Juez Instructor describirá detalladamente su estado y
circunstancias, y especialmente todas las que tuviesen relación con
el hecho punible.
— Pues bien, en ambos casos, el Juez podrá completar ambas
diligencias con el reconocimiento de peritos, haciéndose constar por
diligencia el reconocimiento, y con declaraciones testificales cuando
fueren conocidas personas que puedan declarar acerca del modo y
forma con que el delito se hubiese cometido, y de las causas de las
alteraciones que se hubieren observado en dichos lugares, etc. A
tales diligencias podrán asistir tanto el procesado o investigado
como su defensor, y tanto uno como otro podrán hacer en el acto las
observaciones que estimen pertinentes, las cuales se consignarán
por diligencia si no fuese aceptadas.

3. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LAS DILIGENCIAS PARA LA


COMPROBACIÓN DE LA IDENTIDAD DEL DELINCUENTE Y SUS
CIRCUNSTANCIAS PERSONALES

— La principal diligencia de identificación del delincuente en esta


fase es el reconocimiento en rueda y debe practicarse ante el Juez y
documentarse bajo la fe del Letrado de la Administración de Justicia.
El abogado defensor podrá intervenir en la práctica de dicha
diligencia y deberá velar por que ésta se realice de conformidad con
lo previsto en el art. 369 de la LECrim.

4. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LA DILIGENCIA DE DECLARACIÓN


DEL PROCESADO, INVESTIGADO O ENCAUSADO
— La intervención del abogado en la declaración del procesado,
investigado o encausado ante el órgano judicial ha sido objeto de
estudio en el Tema 12, por lo que nos remitimos a cuanto allí se
expuso.

5. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LAS DILIGENCIAS DE


DECLARACIONES DE LOS TESTIGOS Y VÍCTIMA

— Conforme a lo dispuesto en el art. 410 de la LECrim, el Juez


Instructor puede llamar a declarar ante su presencia, como testigos,
a cuantas personas puedan tener conocimiento de los hechos
investigados.
— El abogado defensor podrá intervenir en la práctica de dicha
diligencia, y para que surta plenos efectos probatorios deberá
practicarse nuevamente en el acto del juicio oral.
— Ahora bien, mención especial requiere el supuesto de que sea
previsible que el testigo no va a poder concurrir al acto del juicio
(ausencia del territorio nacional, que exista motivo racionalmente
suficiente para temer su muerte o incapacidad física o intelectual
antes de la apertura del juicio oral, etc.), en cuyo caso se podrá
practicar dicha diligencia como prueba preconstituida, asegurando
en todo caso la posibilidad de contradicción de las partes, por lo que
el procesado, investigado o imputado deberá disponer de abogado y
si no dispusiere del mismo, el Letrado de la Administración de
Justicia le hará saber que debe nombrarlo en el término de 24
horas, o de lo contrario, se le nombrará de oficio, para que le
aconseje en el acto de recibir la declaración del testigo. El Juez
Instructor recibirá declaración al testigo en presencia del procesado
y de su abogado defensor y en presencia, asimismo, del Fiscal y del
querellante, si quisieren asistir al acto, quienes podrán hacer
cuantas preguntas tengan por conveniente, excepto las que el Juez
desestime como impertinentes.

6. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LA DILIGENCIA DE CAREO


— Esta diligencia puede acordarla el Juez cuando exista
contradicción entre las declaraciones prestadas por los testigos y los
procesados o imputados. En la práctica de dicha diligencia podrá
intervenir el abogado defensor.

7. LA INTERVENCIÓN DEL ABOGADO EN LA DILIGENCIA DE INFORME


PERICIAL

— Esta prueba será acordada por el Juez Instructor cuando, para


conocer o apreciar algún hecho o circunstancia importante en el
sumario fuesen necesarios o convenientes conocimientos científicos
o artísticos.
— Ahora bien, para el caso de que el informe sea de imposible
reproducción en el juicio oral, tales informes podrán tener el valor de
prueba preconstituida, en cuyo caso, esta diligencia presenta varias
características especiales tales como el derecho a recusar a los
peritos designados judicialmente, derecho a designar a un perito
que participe en la pericia; y estar presentes durante las
operaciones periciales, formulando las observaciones que
consideren oportunas, para lo que se garantiza la intervención del
abogado del procesado, investigado o imputado.

II. FASE INTERMEDIA


— La terminación de la fase de instrucción se lleva a efecto de
modo diferente en función del procedimiento en que nos
encontremos. En el procedimiento ordinario por delitos graves, a
través del auto de conclusión del sumario; en el procedimiento
abreviado, a través del auto que pone fin a las diligencias previas y
en los denominados «juicios rápidos» a través de la resolución que
pone fin a las mismas.
— Es en el procedimiento ordinario donde está prevista
estrictamente la fase intermedia, que tiene como finalidad: examinar
la actividad instructora a fin de comprobar si ésta es completa o
debe completarse, en cuyo caso tanto el Ministerio Fiscal como las
partes acusadoras y el procesado, a través de sus letrados, podrán
solicitar la práctica de nuevas diligencias de instrucción, y si el
órgano enjuiciador así lo estima, revocará la conclusión del sumario
acordada y devolverá el procedimiento al Juez Instructor para su
complemento. En caso de que se entienda que la instrucción es
completa, las partes podrán conformarse con la conclusión del
sumario y solicitar la apertura del juicio oral, debiendo recordar que
contra el auto de apertura del juicio oral no cabe recurso alguno.
— Asimismo, las partes podrán solicitar el sobreseimiento
provisional o libre. En caso de que todas las partes acusadoras
soliciten el sobreseimiento, el Juez deberá acordarlo, pero si el
Ministerio Fiscal o alguna de las partes acusadoras solicitan la
apertura del juicio oral, se acordará, y sólo de forma excepcional se
resolverá el sobreseimiento cuando se considere que el hecho no es
constitutivo de delito, en el procedimiento ordinario. Si el Ministerio
Fiscal pide el sobreseimiento y no hay acusador particular, el
Tribunal puede ofrecer la acción penal al interesado para que se
persone y ejercite la acusación; si no lo hace, aún puede el Tribunal
dirigirse al superior del Ministerio Fiscal para que ordene al inferior
que sostenga la acción; si el superior del Ministerio Fiscal no lo
estima oportuno y no hay quien pida la apertura del juicio, el
Tribunal debe acordar el sobreseimiento.
— En el procedimiento abreviado, lo que se denomina «preparación
del juicio» (arts. 780 a 784 de la LECrim) equivale al «período
intermedio» del proceso ordinario y a diferencia de lo que ocurre en
éste, se desarrolla ante el Juez de Instrucción. Tiene por finalidad
practicar diligencias de investigación complementarias, declarar si
procede dictar sobreseimiento o la apertura del juicio oral, que las
partes presenten sus escritos de acusación y defensa, y determinar
el órgano competente para el enjuiciamiento.
— Por tanto, en este tipo de proceso, existe la posibilidad de que las
partes acusadoras puedan instar, como se ha expuesto, la práctica
de diligencias de investigación complementarias. Sin embargo, la ley
dispensa un tratamiento distinto si quien solicita la práctica de las
mismas es el Ministerio Fiscal, en cuyo caso, el Juez las acordará, o
si quien la solicita es otra parte acusadora, en cuyo caso es
potestativo para el Juez.
— Además se podrá instar el sobreseimiento. Si lo solicitan tanto el
Ministerio Fiscal como las demás acusaciones, el Juez lo acordará
necesariamente (con alguna excepción). Si sólo está personado el
Ministerio Fiscal y pide el sobreseimiento, podrá el Juez, antes de
acordarlo: ofrecer la acción penal al ofendido para que la ejercite o
dirigirse al superior jerárquico del Ministerio Fiscal para que resuelva
si procede o no sostener la acusación (y si tras ello nadie mantiene
el ejercicio de la acción penal, el Juez de Instrucción habrá de
sobreseer).
— Cuando el Ministerio Fiscal o la acusación particular soliciten la
apertura del juicio oral, el Juez de Instrucción deberá acordarla, a
menos que considere que el hecho no es constitutivo de delito o que
no existen indicios racionales de criminalidad contra el acusado, en
cuyo caso dictará el sobresemiento libre o provisional que proceda.
En caso de que se acuerde la apertura del juicio oral, no cabrá
recurso contra ello, y, en este caso, los letrados deberán realizar
escrito de acusación o de defensa cuya función es delimitadora del
objeto del juicio.
— Además, existe la posibilidad de manifestar conformidad con la
acusación en el escrito de defensa, que deberá firmar el encausado,
o presentar, antes del inicio del juicio, nuevo escrito conjunto de las
partes acusadoras y del acusado, junto con su letrado, recogiendo la
conformidad.
— A continuación, esta fase de preparación de juicio finaliza con la
remisión de lo actuado al órgano competente para el enjuiciamiento.

III. FASE DECISORIA


— La fase de plenario o juicio oral se inicia con el auto de apertura
del juicio oral y finaliza con la sentencia condenatoria o absolutoria.
— La actuación del abogado es diversa a lo largo de dicha fase.
— A este respecto conviene recordar que en el juicio ordinario por
delitos graves las partes acusadoras solicitan la apertura del juicio
oral pero no formulan en ese momento sus calificaciones
provisionales, sino que una vez acordada la apertura del juicio oral,
se da traslado de las actuaciones a las partes acusadoras a tal fin, y
posteriormente a los acusados y terceros civilmente responsables.
— En el procedimiento abreviado, los escritos de acusación, como
se ha expuesto, se presentan al mismo tiempo que se solicita la
apertura del juicio oral, y acordada ésta se da traslado de las
actuaciones a los acusados para que presenten sus escritos de
defensa.
— A continuación, los letrados de las partes y el Ministerio Fiscal
podrán plantear las «cuestiones previas» que de ser estimadas
impiden la celebración del juicio oral, debiendo distinguir su
regulación en los distintos tipos de proceso:
— En el proceso ordinario, deberán plantearse antes de que se
inicien las sesiones del juicio (en concreto, dentro de los tres
primeros días del plazo que tengan para presentar los escritos de
acusación o de defensa) y se denominan «artículos de previo
pronunciamiento»: declinatoria de jurisdicción, cosa juzgada,
prescripción del delito, falta de autorización administrativa para
procesar.
Planteado el artículo de previo pronunciamiento, se dará traslado a
las partes para alegaciones, pudiendo practicarse prueba con
celebración de vista, decidiendo el Tribunal por medio de auto. Si
fueren desestimadas tales cuestiones, excepto la declinatoria, se
pueden plantear de nuevo en el juicio oral para que la sentencia
pueda decidir sobre las mismas.
— En el procedimiento abreviado y en el enjuiciamiento rápido, las
«cuestiones previas» podrán plantearse en el juicio oral, al inicio de
éste, tras la lectura de los escritos de acusación y defensa, para lo
que el Tribunal abrirá un «turno de intervenciones», pudiendo
plantear, además de las anteriores previstas para el juicio ordinario:
vulneración del algún derecho fundamental, concurrencia de alguna
causa de suspensión del juicio oral, nulidad de actuaciones,
cuestiones relativas al contenido y finalidad de las pruebas
propuestas o que se propongan para practicarse en el acto (lo que
no impide en este caso, la celebración del juicio). A continuación, el
Juez o Tribunal resolverá lo procedente sobre tales cuestiones
planteadas, sin que quepa recurso contra tal resolución, sin perjuicio
de formular protesta y de que la cuestión pueda ser reproducida en
el recurso contra la sentencia.
— A continuación, el letrado intervendrá en el juicio oral en la
práctica de las pruebas, formulará sus conclusiones definitivas,
siendo de destacar, en este punto, que en el procedimiento
abreviado el Tribunal puede solicitar del Ministerio Fiscal y de los
letrados un mayor esclarecimiento de hechos concretos de la
prueba y la valoración jurídica de los hechos, incluso podrán
someter a debate una o varias preguntas sobre puntos
determinados. Igualmente, si la acusación cambia la tipificación
penal de los hechos o aprecia un mayor grado de participación o de
ejecución o circunstancias de agravación de la pena, el Juez o
Tribunal podrá considerar un aplazamiento de la sesión, como
máximo por 10 días, a petición del letrado de la defensa, a fin de
que pueda preparar adecuadamente sus alegaciones, y aportar los
elementos probatorios y de descargo que estime convenientes.
— Tras las conclusiones definitivas, los letrados realizarán sus
informes finales, que serán orales. Además, teniendo los acusados
el derecho a la última palabra, el letrado defensor velará por que se
cumpla dicho derecho tras finalizar los informes las partes,
quedando a continuación el juicio concluso para sentencia.
TEMA 14
LA PRISIÓN Y LA LIBERTAD
PROVISIONAL

I. LAS MEDIDAS CAUTELARES: CONCEPTO,


CARACTERÍSTICAS COMUNES, CLASES Y
PRESUPUESTOS
— Aun cuando el enunciado de este Tema queda circunscrito a
escasamente dos de las medidas cautelares personales que pueden
adoptarse en un proceso penal, hemos estimado que, para facilitar
el estudio de la totalidad de las mismas en el proceso penal, el
contenido de aquél ha de extenderse a otras medidas cautelares
personales y, además, a las medidas cautelares reales.
— Concepto: las medidas cautelares tienen como finalidad asegurar
el cumplimiento de la sentencia condenatoria que, en su momento,
recaiga.
— Las características comunes a la mayoría de las medidas
cautelares son las siguientes:

1) Instrumentalidad: sirven a un determinado fin.


2) Provisionalidad: no pueden adoptarse con carácter definitivo.
3) Temporalidad: deben adoptarse por un tiempo determinado.
4) Variabilidad: pueden adoptarse medidas que sustituyan a otras
previamente acordadas.
5) Proporcionalidad: deben adoptarse de modo que sean
proporcionales a la situación que tratan de cautelar.
6) Jurisdiccionalidad: por regla general han de ser adoptadas por
un órgano judicial.
— En el proceso penal se pueden adoptar dos clases de medidas
cautelares:

1) Medidas cautelares personales: son aquellas que recaen


sobre la persona del investigado.
2) Medidas cautelares reales: son aquellas que recaen sobre los
bienes o el patrimonio del investigado.

— Los presupuestos para la adopción de las medidas cautelares


son los siguientes: periculum in mora (el peligro por la mora
procesal) y fumus boni iuris (la apariencia de buen derecho).

II. LAS MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES

1. LA CITACIÓN CAUTELAR

— Se encuentra regulada en los arts. 119 y 486 a 488 de la Ley de


Enjuiciamiento Criminal (en adelante, LECrim).
— Es posible decretar la citación cautelar tanto respecto de
personas físicas como respecto de personas jurídicas.
— Toda persona contra la que estime el Juez o Magistrado
Instructor que existen indicios fundados de ser responsable de un
hecho punible deberá ser citada en calidad de investigado sólo para
ser oído, a no ser que la ley disponga lo contrario o que proceda su
detención.
— La citación cautelar puede ser acordada también por el Ministerio
Fiscal en el marco de sus investigaciones preprocesales.
— Si la persona citada no comparece en el día y hora señalados, ni
alega causa legítima que se lo hubiera impedido, la orden de
comparecencia (la citación) puede convertirse en orden de
detención.
— En el caso de que se hubiera decretado la citación cautelar de
persona jurídica, el obligado a comparecer será el representante
que aquélla designe a tales efectos. La inasistencia al acto de dicho
representante determinará la práctica del acto con el abogado de la
entidad.
— Durante la fase de instrucción el Juez o Magistrado Instructor
puede citar a cuantas personas convenga oír por resultar contra
ellas indicios fundados de culpabilidad.

2. LA DETENCIÓN

2.1. Concepto, características y ámbito de aplicación

— Se encuentra regulada en los arts. 489 a 501 y 520 a 527 de la


LECrim y en el art. 17 de la Constitución Española (en adelante,
CE).
— La detención es una medida cautelar personal que afecta al
derecho a la libertad y que sólo puede ser acordada en los casos
que establezcan las leyes (arts. 489 de la LECrim y 17 de la CE).
— Puede ser practicada por los siguientes sujetos: los órganos
judiciales, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el
Ministerio Fiscal y los particulares.
— No es posible practicar una detención cuando el hecho delictivo
es constitutivo de un delito leve, salvo que el sujeto no tuviese
domicilio conocido o no diese fianza bastante a juicio de la autoridad
o agente que intente detenerle (art. 495 de la LECrim).
— El régimen general de la detención no se aplica a determinados
sujetos que gozan de ciertas prerrogativas: es el supuesto de los
llamados aforados que sólo pueden ser detenidos en caso de
flagrante delito.
— No constituye, en puridad, una detención la conocida
comúnmente como retención policial que puede practicarse al
amparo de lo dispuesto en los arts. 16 y 19 de la LO 4/2015, de 30
de marzo de Protección de la Seguridad Ciudadana (en adelante,
LOPSC) y que la propia ley denomina requerimiento de
identificación en dependencias policiales.
El requerimiento de identificación en dependencias policiales posee
las siguientes características:

1) No está sujeto a las mismas formalidades que la detención


(art. 19.1 de la LOPSC).
2) Se practicará en los supuestos previstos en el art. 16.2 de la
LOPSC, que regula el requerimiento de identificación en
dependencias policiales por parte de los agentes de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado.
3) Este requerimiento de identificación en las dependencias
policiales es subsidiario del requerimiento de identificación en la
vía pública o en el lugar en el que se practica dicho
requerimiento.
4) Como norma común a ambas clases de requerimiento de
identificación (en dependencias policiales y en la vía pública o
lugar de práctica del mismo), el art. 16.1 de la LOPSC establece
que los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad sólo
podrán requerir la identificación de las personas en los siguientes
supuestos:

a) Cuando existan indicios de que han podido participar en la


comisión de una infracción.
b) Cuando, en atención a las circunstancias concurrentes, se
considere razonablemente necesario que acrediten su
identidad para prevenir la comisión de un delito.

5) Para identificar a los sujetos en los casos antes mencionados,


los agentes podrán realizar las comprobaciones necesarias en la
vía pública o en el lugar donde se hubiese hecho el
requerimiento, incluida la identificación de las personas cuyo
rostro no sea visible total o parcialmente por utilizar cualquier tipo
de prenda u objeto que lo cubra, impidiendo o dificultando la
identificación, cuando fuera preciso a los efectos indicados.
6) Cuando no fuera posible la identificación por cualquier medio,
incluida la vía telemática o telefónica, en la vía pública o en el
lugar donde se hubiese hecho el requerimiento o si la persona se
negase a identificarse, los agentes, para impedir la comisión de
un delito o al objeto de sancionar una infracción, podrán requerir
a quienes no pudieran ser identificados a que les acompañen a
las dependencias policiales más próximas en las que se disponga
de los medios adecuados para la práctica de esta diligencia, a los
solos efectos de su identificación y por el tiempo estrictamente
necesario, que en ningún caso podrá superar las seis horas (art.
16.2 de la LOPSC).
7) La persona a la que se solicite que se identifique será
informada de modo inmediato y comprensible de las razones de
dicha solicitud, así como, en su caso, del requerimiento para que
acompañe a los agentes a las dependencias policiales (art. 16.2
de la LOPSC).
8) En la práctica de la identificación se respetarán estrictamente
los principios de proporcionalidad, igualdad de trato y no
discriminación por razón de nacimiento, nacionalidad, origen
racial o étnico, sexo, religión o creencias, edad, discapacidad,
orientación o identidad sexual, opinión o cualquier otra condición
o circunstancia personal o social (art. 16.1 de la LOPSC).

2.2. Clases de detención

— La LECrim regula tres clases de detención: detención por


particulares, detención policial, detención judicial (arts. 490 a 492 de
la LECrim).

2.2.1. Detención por particulares

— Cualquier particular puede detener a un sujeto, siempre y cuando


concurran algunos de los supuestos del art. 490 de la LECrim:

1) Al que intentara cometer un delito, en el momento de ir a


cometerlo.
2) Al delincuente in fraganti.
3) Al que se fugara del establecimiento penitenciario en el que se
halla extinguiendo condena.
4) Al que se fuga del establecimiento penitenciario en que
estuviera esperando su traslación al establecimiento penitenciario
o lugar en que deba cumplir la condena que se le hubiese
impuesto por sentencia firme.
5) Al que se fuga al ser conducido al establecimiento
penitenciario o lugar en que deba cumplir la condena que se le
hubiese impuesto por sentencia firme.
6) Al que se fuga estando detenido o preso por causa pendiente.
7) Al procesado o condenado que estuviere en rebeldía.

— Fuera de estos supuestos, el sujeto podría ser responsable de un


delito de detención ilegal.
— La detención por particulares puede producirse antes de que se
incoe un proceso, durante la tramitación del mismo o una vez que el
proceso ha concluido.
— El particular que practique una detención debe justificar, si el
detenido lo exigiera, que tenía motivos racionalmente bastantes
para creer que el detenido se hallaba en alguno de los supuestos
del art. 490 de la LECrim (art. 491 de la LECrim).
— Practicada la detención, el particular debe poner al detenido en
libertad o a disposición judicial (del Juez más próximo al lugar en
que hubiera practicado la detención) dentro de las 24 horas
siguientes a la práctica de la detención. De no hacerlo así y si la
dilación hubiera excedido de las 24 horas, puede incurrir en
responsabilidad penal (art. 496 de la LECrim).

2.2.2. Detención policial

— Constituye el cumplimiento de un deber (art. 492 de la LECrim).


— Los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
tienen obligación de practicar la detención en los supuestos
previstos en los arts. 490 y 492 de la LECrim.
— Dispone el art. 492 de la LECrim que la autoridad o agente de
Policía Judicial tendrá obligación de detener:

1) A cualquiera que se halle en alguno de los casos del art. 490


de la LECrim.
2) Al que estuviere procesado por delito que tenga señalada en el
Código Penal (en adelante, CP) pena privativa de libertad
superior a tres años.
3) Al procesado por delito al que esté señalada pena privativa de
libertad inferior a tres años, si sus antecedentes o las
circunstancias del hecho hicieran presumir que no comparecerá
cuando fuere llamado por la autoridad judicial.
4) Del caso anterior se exceptúa al procesado que preste en el
acto fianza bastante, a juicio de la autoridad o agente que intente
detenerlo, para presumir racionalmente que comparecerá cuando
le llame el Juez o Tribunal competente.
5) Al sujeto que estuviera en los casos anteriores, aunque
todavía no se hallase procesado, con tal de que concurran las
dos circunstancias siguientes:

a) Que la Autoridad o agente tenga motivos racionalmente


bastantes para creer en la existencia de un hecho que
presente los caracteres de delito.
b) Que los tenga también bastantes para creer que la persona
a quien intente detener tuvo participación en él.

— La detención policial puede practicarse en tres momentos: antes


de la iniciación de un proceso penal, una vez iniciado éste, después
de que haya recaído sentencia.
— Por regla general, el sujeto mayor de edad objeto de una
detención policial, no podrá ser incomunicado.
— Sin embargo, practicada una detención por delito cometido por
persona integrada o relacionada con bandas armadas o individuos
terroristas o rebelde podrá solicitarse del Juez que decrete su
incomunicación, el cual deberá pronunciarse sobre la misma, en
resolución motivada, en el plazo de 24 horas. Solicitada la
incomunicación, el detenido quedará en todo caso incomunicado sin
perjuicio del derecho de defensa que le asiste y de lo establecido en
los arts. 520 y 527 de la LECrim, hasta que el Juez hubiere dictado
la resolución pertinente (art. 520 bis de la LECrim).
— En ningún caso podrán ser objeto de detención policial
incomunicada los menores de 16 años.
— A la detención policial practicada antes de la iniciación del
proceso penal hace referencia el art. 492.1 en relación con el art.
490, ambos de la LECrim. En este caso la detención policial tiene
como finalidad la práctica de determinadas diligencias de
investigación (como el interrogatorio del detenido, la toma de
declaración a testigos o el reconocimiento en rueda), para, a la vista
del resultado de las mismas, o bien poner al sujeto en libertad, o
bien poner al sujeto a disposición judicial.
— A la detención policial practicada una vez iniciado el proceso
penal hace referencia el art. 492 de la LECrim (con excepción del
apartado 1.º).
— En cuanto a las detenciones policiales que se practican post
sententiam, como señala BARONA VILAR, «no nos hallamos
propiamente ante una medida cautelar sino de ejecución, cuyos
presupuestos van referidos al quebrantamiento por el condenado de
una pena privativa de libertad y a su posible situación de rebeldía».

2.2.3. Detención judicial

— Detención acordada por el Juez o Magistrado instructor y


practicada por la Policía Judicial.
— Puede acordarse ex novo o ser una prolongación de la
practicada por un particular, por la policía o por el Ministerio Fiscal.
— El Juez o Magistrado instructor podrá acordar, excepcionalmente,
mediante resolución motivada (auto), la detención incomunicada
cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:
a) O bien la necesidad urgente de evitar graves consecuencias
que puedan poner en peligro la vida, la libertad o la integridad
física de una persona.
b) O bien la necesidad urgente de una actuación inmediata de los
Jueces de Instrucción para evitar comprometer de modo grave el
proceso penal.
En estos dos casos, la incomunicación durará el tiempo
estrictamente necesario para practicar con urgencia diligencias
tendentes a evitar estos peligros.
La incomunicación no podrá extenderse más allá de cinco días
(art. 509 de la LECrim).
El detenido incomunicado podrá asistir, con las precauciones
debidas, a las diligencias en que le dé intervención la LECrim
cuando su presencia no pueda desvirtuar el objeto de la
incomunicación (art. 510 de la LECrim).

2.3. Duración de la detención

— Conforme a lo dispuesto en el art. 17.2 CE y en el art. 520 de la


LECrim, la detención preventiva no puede durar más del tiempo
estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones
tendentes al esclarecimiento de los hechos y, en todo caso, tiene
una duración máxima de 72 horas para que la persona sea puesta
en libertad o a disposición judicial. Aunque, conforme a lo dispuesto
en el art. 496 de la LECrim, la detención tiene una duración máxima
de 24 horas.
— El Tribunal Supremo (TS), el Tribunal Constitucional (TC) y parte
de la doctrina sostienen que el plazo de 24 horas previsto en el art.
496 de la LECrim no ha de tomarse en consideración, de tal manera
que el plazo máximo de duración de la detención sería de 72 horas,
tal y como establecen los arts. 520.1 de la LECrim y 17.2 de la CE.
— No obstante, conviene reseñar que, tal y como sostiene el TC,
entre otras en su Sentencia (STC) 88/2011, de 6 de junio, «el art.
17.2 de la CE ha establecido dos plazos, en lo que se refiere a los
límites temporales de la detención preventiva, uno relativo y otro
máximo absoluto. El primero consiste en el tiempo estrictamente
necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al
esclarecimiento de los hechos que, como es lógico, puede tener una
determinación temporal variable en atención a las circunstancias del
caso. Sin embargo, el plazo máximo absoluto presenta una plena
concreción temporal y está fijado en las 72 horas computadas desde
el inicio de la detención, que no tiene que coincidir necesariamente
con el momento en el cual el afectado se encuentra en las
dependencias policiales (STC 288/2000, de 27 de noviembre, FJ 3)
[…] Este sometimiento de la detención a plazos persigue la finalidad
de ofrecer una mayor seguridad de los afectados por la medida,
evitando así que existan privaciones de libertad de duración
indefinida, incierta o ilimitada. En consecuencia, la vulneración del
citado art. 17.2 de la CE se puede producir, no sólo por rebasarse el
plazo máximo absoluto, es decir, cuando el detenido sigue bajo el
control de la autoridad gubernativa o sus agentes una vez cumplidas
las 72 de privación de libertad, sino también cuando, no habiendo
transcurrido ese plazo máximo, se traspasa el relativo, al no ser la
detención ya necesaria por haberse realizado las averiguaciones
tendentes al esclarecimiento de los hechos y, sin embargo, no se
procede a la liberación del detenido ni se le pone a disposición de la
autoridad judicial (STC 23/2004, de 23 de febrero, FJ 2)».
— Por su parte, el art. 520 bis 1 de la LECrim, permite, en algunos
supuestos delictivos (como los delitos de terrorismo) prolongar el
plazo de 72 horas a 48 horas más, siempre que, solicitada tal
prórroga mediante comunicación motivada dentro de las primeras 48
horas desde la detención, sea autorizada por el Juez en las 24
horas siguientes. Tanto la autorización como la denegación de la
prórroga se adoptarán en resolución motivada.
— Por último, el plazo máximo será de 24 horas en el caso de que
la persona detenida sea un menor de edad, tal y como establece la
Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
Responsabilidad Penal de los Menores (en adelante, LRPM),
pasado el cual, el menor deberá ser puesto en libertad o a
disposición del Ministerio Fiscal.

2.4. Derechos del detenido

— La detención debe practicarse en la forma que menos perjudique


al detenido en su persona, reputación y patrimonio.
— Quienes acuerden la detención y los encargados de practicarla
así como también los encargados de los traslados ulteriores, deben
velar por los derechos constitucionales al honor, intimidad e imagen
de los detenidos, con respeto al derecho fundamental a la libertad
de información.
— Toda persona detenida será informada por escrito (declaración de
derechos), en un lenguaje sencillo y accesible, en una lengua que
comprenda y de forma inmediata, de los hechos que se le atribuyan
y las razones motivadoras de su privación de libertad, así como de
los derechos que le asisten. Para ello, se adaptará la información a
su edad, grado de madurez, discapacidad y cualquier otra
circunstancia personal de la que pueda derivar una limitación de la
capacidad para entender el alcance de la información que se le
facilita.
Cuando no se disponga de una declaración de derechos en una
lengua que comprenda el detenido, se le informará de sus derechos
por medio de un intérprete, tan pronto resulte posible. En este caso,
deberá entregársele, posteriormente y sin demora indebida, la
declaración escrita de derechos en una lengua que comprenda.
Se permitirá al detenido conservar en su poder la declaración escrita
de derechos durante todo el tiempo de la detención.
Si el detenido tuviere su capacidad modificada judicialmente, la
información prevista se comunicará a quienes ejerzan la tutela o
guarda de hecho del mismo, dando cuenta al Ministerio Fiscal.
— En la declaración de derechos escrita, se informará al detenido
especialmente de los siguientes derechos:
1. Derecho a guardar silencio no declarando si no quiere, a no
contestar alguna o algunas de las preguntas que le formulen, o a
manifestar que sólo declarará ante el Juez.
2. Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse
culpable.
3. Derecho a designar abogado y a ser asistido por él sin demora
injustificada. Con respecto a este derecho, el art. 520 de la
LECrim establece las siguientes normas:

a) Ninguna autoridad o agente le podrá hacer recomendación


alguna sobre el abogado a designar, más allá de informarle de
su derecho.
b) En caso de que, debido a la lejanía geográfica no sea
posible de inmediato la asistencia de letrado, se facilitará al
detenido comunicación telefónica o por videoconferencia con
aquél, salvo que dicha comunicación sea imposible.
c) El detenido designará libremente abogado. En tal caso, la
autoridad que tenga bajo su custodia al detenido comunicará
inmediatamente al Colegio de Abogados el nombre del
designado por el detenido para asistirle, a los efectos de su
localización y transmisión del encargo profesional.
d) Si el detenido no designa abogado o el elegido rehusare el
encargo o no fuere hallado, será asistido por un abogado de
oficio. En tal caso, la autoridad que tenga bajo su custodia al
detenido comunicará inmediatamente al Colegio de Abogados
la petición de nombramiento de abogado de oficio. El Colegio
de Abogados procederá de inmediato al nombramiento de un
abogado del turno de oficio.
e) El abogado designado (libremente por el detenido o de
oficio) debe acudir al centro de detención con la máxima
premura, siempre dentro del plazo máximo de tres horas
desde la recepción del encargo. Si en este plazo el abogado
no compareciera, el Colegio de Abogados designará un nuevo
abogado del turno de oficio que deberá comparecer a la mayor
brevedad y siempre dentro del plazo de tres horas. Podrá
exigirse responsabilidad disciplinaria al abogado
incompareciente.
f) La asistencia del abogado consistirá en:

1) Solicitar, en su caso, que se informe al detenido de los


derechos que prevé el art. 520.2 de la LECrim.
2) Que se proceda, si fuera necesario, al reconocimiento
médico previsto en el art. 520.2 de la LECrim.
3) Intervenir en las diligencias de declaración del detenido,
en las diligencias de reconocimiento de que sea objeto y en
las de reconstrucción de los hechos en que participe el
detenido. El abogado podrá solicitar al Juez o funcionario
que hubiesen practicado la diligencia en la que haya
intervenido, una vez terminada ésta, la declaración o
ampliación de los extremos que considere convenientes, así
como la consignación en el acta de cualquier incidencia que
haya tenido lugar durante su práctica.
4) Informar al detenido de las consecuencias de la
prestación o denegación de consentimiento a la práctica de
diligencias que se le soliciten. Si el detenido se opusiera a
la recogida de las muestras mediante frotis bucal, conforme
a lo dispuesto en la Ley Orgánica 10/2007, de 8 de octubre,
reguladora de la base de datos policial sobre identificadores
obtenidos a partir del ADN, el Juez de Instrucción, a
instancia de la Policía Judicial o del Ministerio Fiscal, podrá
imponer la ejecución forzosa de tal diligencia mediante el
recurso a las medidas coactivas mínimas indispensables,
que deberán ser proporcionadas a las circunstancias del
caso y respetuosas con su dignidad.
5) Entrevistarse reservadamente con el detenido, incluso
antes de que se le reciba declaración por la Policía, el
Fiscal o la autoridad judicial, salvo en los casos de
detención incomunicada del art. 527 de la LECrim.
g) Las comunicaciones entre el detenido y su abogado tendrán
carácter confidencial.
h) El detenido podrá renunciar a la preceptiva asistencia de
abogado si su detención lo fuere por hechos susceptibles de
ser tipificados exclusivamente como delitos contra la seguridad
del tráfico, siempre que se le haya facilitado información clara
y suficiente en un lenguaje sencillo y comprensible sobre el
contenido de dicho derecho y las consecuencias de la
renuncia. El detenido podrá revocar su renuncia en cualquier
momento.

4. Derecho a acceder a los elementos de las actuaciones que


sean esenciales para impugnar la legalidad de la detención.
5. Derecho a que se ponga en conocimiento del familiar o
persona que desee, sin demora injustificada, su privación de
libertad y el lugar de custodia en que se halla en cada momento.
Respecto de este derecho, el art. 520 de la LECrim contiene
normas específicas de preservación del mismo en determinados
supuestos, de tal manera que:

a) Los extranjeros tendrán derecho a que estas circunstancias


y el hecho de la detención se comuniquen a la oficina consular
de su país, permitiéndoseles, asimismo, la comunicación con
la autoridad consular. En caso de que el detenido tenga dos o
más nacionalidades, podrá elegir a qué autoridades
consulares debe informarse de que se encuentra privado de
libertad y con quién desea comunicarse. Si el detenido menor
o con capacidad modificada judicialmente fuera extranjero, el
hecho de la detención se notificará de oficio al Cónsul de su
país.
b) Si se tratara de un menor, será puesto a disposición de las
Secciones de Menores de la Fiscalía y se comunicará el hecho
y el lugar de custodia a quienes ejerzan la patria potestad, la
tutela o la guarda de hecho del mismo, tan pronto se tenga
constancia de la minoría de edad. En caso de conflicto de
intereses con quienes ejerzan la patria potestad, la tutela o la
guarda de hecho del menor, se le nombrará un defensor
judicial a quien se pondrá en conocimiento del hecho y del
lugar de detención.
c) Si el detenido tuviere su capacidad modificada
judicialmente, se comunicará a quienes ejerzan la tutela o
guarda de hecho del mismo, dando cuenta al Ministerio Fiscal.

6. Derecho a comunicarse telefónicamente, sin demora


injustificada, con un tercero de su elección. Esta comunicación se
celebrará en presencia de un funcionario de policía o, en su caso,
del funcionario que designen el Juez o el Fiscal, excepto en el
supuesto del art. 527 de la LECrim.
7. Derecho a ser visitado por las autoridades consulares de su
país, a comunicarse y a mantener correspondencia con ellas.
8. Derecho a ser asistido gratuitamente por un intérprete, cuando
se trate de extranjero que no comprenda o no hable el castellano
o la lengua oficial de la actuación de que se trate, o de personas
sordas o con discapacidad auditiva, así como de otras personas
con dificultades del lenguaje.
9. Derecho a ser reconocido por el médico forense o su sustituto
legal y, en su defecto, por el de la institución en que se encuentre,
o por cualquier otro dependiente del Estado o de otras
Administraciones Públicas.
10. Derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita, procedimiento
para hacerlo y condiciones para obtenerla.
11. El detenido deberá ser informado del plazo máximo legal de
duración de la detención hasta la puesta a disposición de la
autoridad judicial y del procedimiento por medio del cual puede
impugnar la legalidad de su detención.

2.5. Puesta a disposición del detenido


— Si la detención se produjo antes de que se iniciara un proceso
(es decir, fue practicada por un particular, por la Policía o por el
Ministerio Fiscal), el detenido tiene que ser puesto inmediatamente a
disposición del Juez más próximo al lugar en que se practicó la
detención (en supuestos de pluralidad de Jueces, el detenido se
entrega al Juez de Instrucción de guardia).
— El Juez a cuya disposición se puso el detenido practicará las
primeras diligencias (por ejemplo, toma de declaración al detenido) y
decidirá sobre su situación personal (medidas cautelares
personales), si se considera competente.
— Si el Juez a cuya disposición se puso el detenido se considera
incompetente, remitirá al órgano competente las diligencias
practicadas y pondrá a su disposición al detenido (art. 499 de la
LECrim).

2.6. Supuesto especial de detención en los casos de delito cometido


por persona integrada o relacionada con bandas armadas o
individuos terroristas o rebeldes

— Este supuesto, previsto en el art. 520 bis de la LECrim, prevé que


toda persona detenida como presunto partícipe de alguno de estos
delitos, será puesta a disposición del Juez competente dentro de las
72 horas siguientes a la detención.
— Aunque podrá prolongarse la detención el tiempo necesario para
los fines investigadores, hasta un límite máximo de otras 48 horas,
siempre que, solicitada tal prórroga mediante comunicación
motivada dentro de las primeras 48 horas desde la detención, sea
autorizada por el Juez en las 24 horas siguientes.
— Tanto la autorización como la denegación de la prórroga se
adoptarán en resolución motivada (auto).
— Durante la detención, el Juez podrá en todo momento requerir
información y conocer, personalmente o mediante delegación en el
Juez de Instrucción del partido o demarcación donde se encuentre
el detenido, la situación de éste.
2.7. Supuesto especial de detención en espacios marinos

— Este supuesto, previsto en el art. 520 ter de la LECrim, se refiere


a la detención practicada en espacios marinos por la presunta
comisión de los delitos contemplados en el art. 23.4.d) de la Ley
Orgánica del Poder Judicial (en adelante, LOPJ), es decir, delitos de
piratería, terrorismo, tráfico ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes
o sustancias psicotrópicas, trata de seres humanos, contra los
derechos de los ciudadanos extranjeros y delitos contra la seguridad
de la navegación marítima que se cometan en los espacios marinos,
en los supuestos previstos en los Tratados ratificados por España o
en actos normativos de una Organización Internacional de la que
España sea parte, siempre que concurran los requisitos previstos en
este precepto.
— En estos casos, les serán aplicados a los detenidos en espacios
marítimos por estos delitos los derechos reconocidos en el art. 520
de la LECrim en la medida que resulten compatibles con los medios
personales y materiales existentes a bordo del buque o aeronave en
que se practique la detención.
— Los sujetos detenidos en estos casos deben ser puestos en
libertad o a disposición de la autoridad judicial competente tan
pronto como sea posible, sin que pueda exceder del plazo máximo
de 72 horas.
— La puesta a disposición judicial podrá realizarse por los medios
telemáticos de los que disponga el buque o aeronave, cuando por
razón de la distancia o su situación de aislamiento no sea posible
llevar a los detenidos a presencia física de la autoridad judicial
dentro del plazo de 72 horas.

2.8. La detención de menores

— A la detención de los menores hace expresa referencia, además


de los preceptos de la LECrim mencionados en epígrafes anteriores,
el art. 17 de la LRPM.
— En los supuestos de detención de un menor, las autoridades y
funcionarios que intervengan en ella deberán practicarla en la forma
que menos perjudique a éste y estarán obligados a informarle, en un
lenguaje claro y comprensible y de forma inmediata, de los hechos
que se le imputan, de las razones de su detención y de los derechos
que le asisten, especialmente los reconocidos en el art. 520 de la
LECrim, así como a garantizar el respeto de los mismos.
— También deberán las autoridades y funcionarios notificar
inmediatamente el hecho de la detención y el lugar de la custodia a
los representantes legales del menor y al Ministerio Fiscal.
— Si el menor detenido fuera extranjero, el hecho de la detención se
notificará a las correspondientes autoridades consulares cuando el
menor tuviera su residencia habitual fuera de España o cuando así
lo solicitaran el propio menor o sus representantes legales.
— Toda declaración del menor detenido se llevará a cabo en
presencia de su abogado y de aquellos que ejerzan la patria
potestad, tutela o guarda del menor (de hecho o de derecho), salvo
que, en este último caso, las circunstancias aconsejen lo contrario.
En defecto de estos últimos, la declaración se llevará a cabo en
presencia del Ministerio Fiscal, representado por persona distinta del
instructor del expediente.
— El menor detenido tendrá derecho a la entrevista reservada con
su abogado con anterioridad y al término de la práctica de la
diligencia de toma de declaración.
— Mientras dure la detención, los menores deberán hallarse
custodiados en dependencias adecuadas y separadas de las que se
utilicen para los mayores de edad, y recibirán los cuidados,
protección y asistencia social, psicológica, médica y física que
requieran, habida cuenta de su edad, sexo y características
individuales.
— La detención de un menor por funcionarios de policía no podrá
durar más tiempo del estrictamente necesario para la realización de
las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en
todo caso, dentro del plazo máximo de 24 horas, el menor detenido
deberá ser puesto en libertad o a disposición del Ministerio Fiscal.
— Se aplicará, en su caso, lo dispuesto en el art. 520 bis de la
LECrim (detención en los casos de delito cometido por persona
integrada o relacionada con bandas armadas o individuos terroristas
o rebeldes), atribuyendo la competencia para las resoluciones
judiciales previstas en dicho precepto al Juez de Menores.

2.9. El procedimiento de habeas corpus

— En desarrollo del art. 17.4 de la CE, la LO 6/1984, de 24 de mayo


reguló el Procedimiento de Habeas Corpus que constituye una
institución por la que se pretende la inmediata puesta a disposición
judicial de una persona detenida ilegalmente.
— No es un verdadero proceso penal por cuanto el órgano judicial
no aplica el ius puniendi, no declara la existencia o inexistencia de
delito o la culpabilidad o inocencia de un sujeto, sino que tiene por
objeto determinar la legitimidad de una situación de privación de
libertad con el objeto de modificarla o de ponerle fin. Por esta razón,
la doctrina entiende que se asemeja a un proceso constitucional de
amparo ordinario del derecho fundamental a la libertad.
— Por el contrario, la doctrina del Tribunal Constitucional señala que
es un proceso especial de cognición limitada al control judicial.
— A los efectos del art. 1 de la Ley de 1984 se consideran personas
ilegalmente detenidas:

a) Las que lo fueren por una autoridad, agente de la misma,


funcionario público o particular, sin que concurran los supuestos
legales, o sin haberse cumplido las formalidades prevenidas y
requisitos exigidos por las leyes.
b) Las que estén ilícitamente internadas en cualquier
establecimiento o lugar.
c) Las que lo estuvieran por plazo superior al señalado en las
leyes, si transcurrido el mismo, no fuesen puestas en libertad o
entregadas al Juez más próximo al lugar de la detención.
d) Las privadas de libertad a quienes no les sean respetados los
derechos que la Constitución y las leyes procesales garantizan a
toda persona detenida.

— La competencia para conocer de este procedimiento se atribuye:

1) Al Juez de Instrucción del lugar en que se encuentre la


persona privada de libertad.
2) Si no constara el del lugar en que se produjo la detención, en
su defecto, el Juez de Instrucción del lugar donde se hayan
tenido las últimas noticias del paradero del detenido.
3) El Juzgado Central de Instrucción será el competente cuando
la detención obedezca a delitos de terrorismo o bandas armadas.
4) En el ámbito de la Jurisdicción Militar será competente para
conocer de la solicitud de habeas corpus el Juez Togado Militar
de Instrucción constituido en la cabecera de la circunscripción
jurisdiccional en la que se efectuó la detención.
5) En el ámbito del proceso penal para exigir responsabilidad a
los menores, será competente para conocer de la solicitud de
habeas corpus el Juez de Instrucción del lugar en el que se
encuentre el menor privado de libertad; si no constara, el del
lugar donde se produjo la detención, y, en defecto de los
anteriores, el del lugar donde se hayan tenido las últimas noticias
sobre el paradero del menor detenido (art. 17.6 de la LRPM).

— El procedimiento puede iniciarse de oficio por el Juez


competente, o a instancia de parte.
— Legitimados para instar el procedimiento:

a) El privado de libertad, su cónyuge o persona unida por


análoga relación de afectividad, descendientes, ascendientes,
hermanos y, en su caso, respecto a los menores y personas
incapacitadas, sus representantes legales.
b) El Ministerio Fiscal.
c) El Defensor del Pueblo.
d) Cuando el procedimiento de habeas corpus sea instado por un
menor, la fuerza pública responsable de su detención lo notificará
inmediatamente al Ministerio Fiscal (art. 17.6 de la LRPM).

— En cuanto a la postulación, el art. 4 dispone que no es preceptiva


la intervención de abogado y procurador.
— Tramitación en los casos en que el procedimiento se inicie a
instancia de parte:

1) La solicitud de incoación del procedimiento habrá de hacerse


por escrito que se presentará ante la autoridad gubernativa,
agente o funcionario público bajo cuya custodia se encuentre el
detenido, teniendo la obligación de ponerlo inmediatamente en
conocimiento del Juez competente. Si incumple esta obligación,
serán apercibidos por el Juez, sin perjuicio de las
responsabilidades penales y disciplinarias en que pudieran
incurrir.
2) Promovida la solicitud, el Juez examinará la concurrencia de
los requisitos y dará traslado al Ministerio Fiscal.
3) A continuación el órgano judicial dictará auto acordando la
incoación del procedimiento o denegando la solicitud. Contra esta
resolución no cabe recurso.
4) Incoado el procedimiento, se practican las siguientes
diligencias:

1. En el auto de incoación, el Juez ordenará a la autoridad


administrativa a cuya disposición se halla el privado de libertad
que lo ponga de manifiesto ante él.
2. A continuación, el Juez oirá a la persona privada de libertad,
al Ministerio Fiscal, a la autoridad o funcionario que hubiera
ordenado la detención y a aquella bajo cuya custodia se
encuentre el sujeto.
3. Seguidamente se procede a la proposición, admisión y
práctica de las pruebas pertinentes.
4. Tras la práctica de la prueba, y en el plazo máximo de 24
horas contadas desde el auto de incoación del procedimiento,
el Juez dictará auto con alguno de los siguientes contenidos:

a) Estimar que la persona no ha sido ilegalmente detenida.


En cuyo caso dictará auto ordenando el archivo de las
actuaciones.
b) Estimar que la persona ha sido ilegalmente detenida. En
este caso, conforme a lo dispuesto en el art. 8, se acordará
en el acto alguna de las siguientes medidas:

1. La puesta en libertad del privado de libertad si lo fuese


ilegalmente.
2. Que continúe la situación de privación de libertad.
3. Que la persona privada de libertad sea puesta
inmediatamente a disposición judicial si ya hubiese
transcurrido el plazo legal de detención.
4. Dictada esta resolución, el Juez puede proceder a la
persecución de los delitos que hubieran podido cometer
tanto la autoridad como el propio detenido.

5) La ley no dice nada respecto de los recursos. No obstante, es


posible interponer recurso de amparo.

3. LA PRISIÓN PROVISIONAL

3.1. Concepto y características

— Se encuentra regulada en los arts. 502 a 527 de la LECrim.


— Es la medida cautelar personal más gravosa que se puede
acordar, ya que supone la privación de libertad de un sujeto por un
período prolongado de tiempo superior al de la detención.
— Concurren en ella las características comunes a todas las
medidas cautelares personales. Sólo puede acordarla un Juez.
— Debe ser una medida excepcional ya que, conforme a lo
dispuesto en el art. 502.2 de la LECrim, sólo deberá acordarse «…
cuando objetivamente sea necesaria, de conformidad con lo
establecido en los artículos siguientes, y cuando no existan otras
medidas menos gravosas para el derecho a la libertad a través de
las cuales puedan alcanzarse los mismos fines que con la prisión
provisional».

3.2. Órganos judiciales competentes para decretar la prisión


provisional

— Los órganos judiciales competentes para decretar la prisión


provisional son:

1) El Juez o Magistrado Instructor competente.


2) El Juez Instructor que forme las primeras diligencias.
3) El Juez de lo Penal o Tribunal que conozca de la causa.

3.3. Presupuestos

— El fumus boni iuris necesario para decretar la prisión provisional


se manifiesta en las siguientes circunstancias:

1) Que conste en la causa la existencia de uno o varios hechos


que presenten caracteres de delito castigado con pena privativa
de libertad cuyo máximo sea igual o superior a dos años de
prisión (art. 503.1.1.º de la LECrim).
2) Que conste en la causa la existencia de uno o varios hechos
que presenten caracteres de delito castigado con pena privativa
de libertad de duración inferior a dos años si el investigado o
encausado tuviera antecedentes penales no cancelados ni
susceptibles de cancelación, derivados de condena por delito
doloso (art. 503.1.1.º de la LECrim).
3) Que aparezcan en la causa motivos bastantes para creer
responsable criminalmente del delito a la persona contra la que
se haya de dictar auto de prisión (art. 503.1.2.º de la LECrim).
4) No concurre el fumus boni iuris cuando de las investigaciones
practicadas se infiera racionalmente que el hecho no es
constitutivo de delito o que se cometió concurriendo una causa
de justificación (art. 502 de la LECrim).
5) Tampoco concurre el fumus boni iuris cuando el hecho sea
constitutivo de delito leve.

— El periculum in mora significa que la prisión provisional debe


perseguir alguno de los siguientes fines:

1) Asegurar la presencia del investigado o encausado en el


proceso cuando pueda inferirse racionalmente un riesgo de fuga:

* Para valorar la existencia del riesgo de fuga se atenderá


conjuntamente a la naturaleza del hecho, a la gravedad de la
pena que pudiera imponerse al investigado o encausado, a la
situación familiar, laboral y económica de éste, así como a la
inminencia de la celebración del juicio oral, en particular en
aquellos supuestos en los que procede incoar el procedimiento
para el enjuiciamiento rápido para determinados delitos.
* Procederá acordar por esta causa la prisión provisional de
la persona investigada cuando, a la vista de los antecedentes
que resulten de las actuaciones, hubieran sido dictadas al
menos dos requisitorias para su llamamiento y busca por
cualquier órgano judicial en los dos años anteriores. En estos
supuestos no será aplicable el límite de los dos años.

2) Evitar la ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de


prueba relevantes para el enjuiciamiento en los casos en que
exista un peligro fundado y concreto:

* Para valorar la existencia de este peligro se atenderá a la


capacidad del investigado o encausado para acceder por sí o
a través de terceros a las fuentes de prueba o para influir
sobre otros investigados o encausados, testigos o peritos o
quienes pudieran serlo.
* No procede acordar la prisión provisional por esta causa
cuando pretenda inferirse dicho peligro únicamente del
ejercicio del derecho de defensa o de falta de colaboración del
investigado o encausado en el curso de la investigación.

3) Evitar que el investigado pueda actuar contra bienes jurídicos


de la víctima, especialmente cuando ésta sea alguna de las
personas a que se refiere el art. 173.2 del CP (supuestos de
violencia doméstica y de género). En este caso no rige el límite
de la pena previsto en el art. 503.1.1.º de la LECrim.
4) Evitar el riesgo de que el investigado cometa otros hechos
delictivos (reiteración delictiva):

* Para valorar la existencia de este riesgo se atenderá a las


circunstancias del hecho, así como a la gravedad de los delitos
que se pudieran cometer.
* Sólo podrá acordarse la prisión provisional por esta causa
cuando el hecho delictivo investigado sea doloso.
* El límite de la pena previsto en el art. 503.1.1.º de la LECrim
no será aplicable en estos casos cuando de los antecedentes
del investigado o encausado y demás datos o circunstancias
que aporte la Policía Judicial o resulten de las actuaciones,
pueda racionalmente inferirse que el investigado o encausado
viene actuando concertadamente con otra u otras personas de
forma organizada para la comisión de hechos delictivos o
realiza sus actividades delictivas con habitualidad.

3.4. Duración de la prisión provisional

— Se encuentra regulada en los arts. 504 y 528 de la LECrim.


— La prisión provisional durará el tiempo imprescindible para
alcanzar cualquiera de los fines previstos en el art. 503 de la LECrim
y en tanto subsistan los motivos que justificaron su adopción.
— Esto no quiere decir que la prisión provisional tenga una duración
ilimitada. El apartado 2.º del art. 504 de la LECrim establece la
duración máxima de la prisión provisional en atención a cada uno de
los supuestos de los apartados 1, 3.º y 2 del art. 503 de la LECrim:

1) Cuando la prisión provisional se hubiera acordado para evitar


el riesgo de fuga o para evitar que el investigado actúe contra
bienes jurídicos de la víctima o para evitar el riesgo de que el
investigado cometa otros hechos delictivos:

a) Si el delito tiene señalada pena privativa de libertad igual o


inferior a tres años, la duración de la prisión provisional no
podrá exceder de un año.
b) Si el delito tiene señalada pena privativa de libertad superior
a tres años, la duración de la prisión provisional no podrá
exceder de dos años.
c) Ambos plazos pueden prorrogarse cuando concurran
circunstancias que hagan prever que la causa no podrá ser
juzgada en aquellos plazos:

* Si el delito tiene señalada pena privativa de libertad igual


o inferior a tres años, la duración de la prisión provisional
podrá prorrogarse (en una sola prórroga) hasta seis meses
más.
* Si el delito tiene señalada pena privativa de libertad
superior a tres años, la duración de la prisión provisional
podrá prorrogarse (en una sola prórroga) hasta dos años
más.

d) Si el investigado o encausado fuera condenado, la prisión


provisional podrá prorrogarse hasta el límite de la mitad de la
pena efectivamente impuesta en la sentencia, cuando ésta
hubiere sido recurrida.
2) Cuando la prisión provisional se hubiera acordado para evitar
la ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba
relevantes para el enjuiciamiento, la duración no podrá exceder
de seis meses.
Sin embargo, cuando se hubiere decretado la prisión
incomunicada o el secreto del sumario, si antes del plazo de seis
meses se levantara la incomunicación o el secreto, el Juez o
Tribunal habrá de motivar la subsistencia del presupuesto de la
prisión provisional.

— Para el cómputo de los plazos de duración de la prisión


provisional, se tendrá en cuenta el tiempo que el investigado o
encausado hubiere estado detenido o sometido a prisión provisional
por la misma causa. Se excluirá, sin embargo, de este cómputo el
tiempo en que la causa sufriere dilaciones no imputables a la
Administración de Justicia.
— Cuando la medida de prisión provisional acordada exceda de las
dos terceras partes de su duración máxima, el Juez o Tribunal que
conozca de la causa y el Ministerio Fiscal comunicarán esta
circunstancia, respectivamente, al Presidente de la Sala de
Gobierno y al Fiscal-Jefe correspondientes, con la finalidad de que
se adopten las medidas precisas para imprimir a las actuaciones la
máxima celeridad. A estos efectos, la tramitación del procedimiento
gozará de preferencia respecto de todos los demás.
— La concesión de la libertad por el transcurso de los plazos
máximos para la prisión provisional no impedirá que la prisión
provisional se acuerde en el caso de que el investigado o
encausado, sin motivo legítimo, dejare de comparecer a cualquier
llamamiento del Juez o Tribunal.

3.5. Derechos del preso preventivo

— Conforme a lo dispuesto en el art. 520 de la LECrim, el preso


preventivo goza de los mismos derechos que el detenido, por lo hay
que dar por reproducido aquí lo ya señalado anteriormente respecto
de los derechos del detenido.

4. LA LIBERTAD PROVISIONAL

— Se encuentra regulada en los arts. 528 a 532 de la LECrim,


además de en algunos de los artículos que regulan la prisión
provisional.
— Para BARONA VILAR «supone constreñir la libertad del investigado
sin que ello comporte una privación de la misma».
— Concurren en ella las características comunes a todas las
medidas cautelares personales. Sólo puede acordarla un Juez.
— La libertad provisional sólo durará lo que subsistan los motivos
que la hayan ocasionado.
— Cuando no se hubiere acordado la prisión provisional del
investigado o encausado, el Juez o Tribunal decretará, mediante
auto, si el investigado o encausado queda en libertad provisional
con o sin fianza.
— En el mismo auto, si el Juez o Tribunal decretara la fianza, fijará
la calidad y cantidad de la misma. Para determinar la calidad y
cantidad de la fianza se tomarán en cuenta la naturaleza del delito,
el estado social y antecedentes del procesado y las demás
circunstancias que pudieren influir en el mayor o menor interés de
éste para ponerse fuera del alcance de la autoridad judicial.
— La fianza se destinará a responder de la comparecencia del
procesado cuando fuere llamado por el Juez o Tribunal que conozca
de la causa. Su importe servirá para satisfacer las costas causadas
en el ramo separado formado para su constitución, y el resto se
adjudicará al Estado.
— Este auto acordando la libertad provisional, con o sin fianza, se
notificará al investigado o encausado, al Ministerio Fiscal y a las
demás partes personadas. Puede ser objeto de recurso.
— El investigado o encausado que hubiera de estar en libertad
provisional, con o sin fianza, tendrá apud acta obligación de
comparecer en los días que le fueren señalados en el auto que
acuerde esta medida, y además cuantas veces fuera llamado ante el
Juez o Tribunal que conozca de la causa.
— Para garantizar el cumplimiento de esta obligación, el Juez o
Tribunal podrá acordar, motivadamente, la retención de su
pasaporte.

5. PROCEDIMIENTO PARA EL DECRETO DE LA LIBERTAD PROVISIONAL Y


LA PRISIÓN PROVISIONAL

— Se encuentra regulado en los arts. 505 a 519 y 527 de la LECrim.


— Cuando el detenido fuere puesto a disposición del Juez de
Instrucción o Tribunal que deba conocer de la causa, éste puede
optar:

1) Por decretar la libertad provisional sin fianza.


2) Por convocar a una audiencia en la que el Ministerio Fiscal y/o
las partes acusadoras podrán solicitar que se decrete la prisión
provisional del investigado o encausado o su libertad provisional
con fianza.

— Si optara por convocar la audiencia, ésta deberá celebrarse en el


plazo más breve posible dentro de las 72 horas siguientes a la
puesta del detenido a disposición judicial. A ella se citará al
investigado o encausado, que deberá estar asistido de abogado por
él elegido o designado de oficio, al Ministerio Fiscal y a las demás
partes personadas.
— La audiencia habrá de celebrarse también para solicitar y
decretar, en su caso, la prisión provisional del investigado o
encausado no detenido.
— En dicha audiencia, si el Ministerio Fiscal o alguna parte
acusadora solicitara que se decrete la prisión provisional del
investigado o encausado o su libertad provisional con fianza, podrán
quienes concurrieran a la misma realizar alegaciones y proponer los
medios de prueba que puedan practicarse en el acto o dentro de las
72 horas. El abogado del investigado o encausado tendrá, en todo
caso, acceso a los elementos de las actuaciones que resulten
esenciales para impugnar la privación de libertad de su
representado.
— El Juez o Tribunal decidirá sobre la procedencia o no de la
prisión provisional o de la libertad provisional con fianza.
— Si ninguna de las partes las instara, acordará necesariamente la
inmediata puesta en libertad del investigado o encausado que
estuviera detenido.
— Si por cualquier razón la audiencia no pudiere celebrarse, el Juez
o Tribunal podrá acordar la prisión provisional, si concurrieran los
presupuestos del art. 503 de la LECrim, o la libertad provisional con
fianza.
No obstante, dentro de las siguientes 72 horas, el Juez o Tribunal
convocará una nueva audiencia, adoptando las medidas a que
hubiere lugar por la falta de celebración de la primera audiencia.
— Cuando el detenido fuera puesto a disposición de Juez distinto
del Juez o Tribunal que conociere o hubiera de conocer de la causa,
y el detenido no pudiera ser puesto a disposición de este último en
el plazo de 72 horas, procederá el primero a acordar, o bien la
libertad provisional sin fianza o bien la convocatoria de la audiencia.
No obstante, una vez que el Juez o Tribunal de la causa reciba las
diligencias, oirá al investigado o encausado, asistido de su abogado,
tan pronto como le fuera posible y dictará la resolución que proceda.
— El Juez o Tribunal podrá acordar que la medida de prisión
provisional del investigado o encausado se verifique en su domicilio,
con las medidas de vigilancia que resulten necesarias, cuando por
razón de enfermedad el internamiento entrañe grave peligro para su
salud. En tal caso, el Juez o Tribunal podrá autorizar que el
investigado salga de su domicilio durante las horas necesarias para
el tratamiento de su enfermedad, siempre con la vigilancia precisa.
— En los casos en los que el investigado o encausado se hallara
sometido a tratamiento de desintoxicación o deshabituación de
sustancias estupefacientes y el ingreso en prisión pudiera frustrar el
resultado de dicho tratamiento, la medida de prisión provisional
podrá ser sustituida por el ingreso en un centro oficial o de una
organización legalmente reconocida para la continuación del
tratamiento, siempre que los hechos objeto del procedimiento sean
anteriores a su inicio. En este caso el investigado o encausado no
podrá salir del centro sin la autorización del Juez o Tribunal que
hubiera acordado la medida.
— El Juez de Instrucción o Tribunal podrá acordar
excepcionalmente la prisión incomunicada en los supuestos
previstos en los arts. 509 y 510 de la LECrim y de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 527 de la LECrim, en los términos que se han
señalado anteriormente respecto de la detención.
Sin embargo, en lo que se refiere a la prisión incomunicada, cabe
hacer referencia expresa a los siguientes aspectos:

1) Duración de la incomunicación:

* La incomunicación durará el tiempo estrictamente necesario


para practicar con urgencia diligencias tendentes a evitar los
peligros a que se refiere el art. 509 de la LECrim.
* No obstante, la incomunicación no podrá extenderse más
allá de cinco días.
* En los casos en que la prisión provisional se acuerde en
causa por alguno de los delitos a que se refiere el art. 384 bis
de la LECrim u otros delitos cometidos concertadamente y de
forma organizada por dos o más personas, la incomunicación
podrá prorrogarse por otro plazo no superior a cinco días.

2) Resolución de adopción de la incomunicación:

* La incomunicación o, en su caso, su prórroga habrá de


acordarse mediante auto en el que deberán expresarse los
motivos por los que haya sido adoptada la medida de
incomunicación y las razones que justifican la adopción de
cada una de las excepciones al régimen general de derechos
de los que goza el preso provisional.

3) Derechos del preso provisional durante la incomunicación:

* El incomunicado podrá asistir con las precauciones debidas


a las diligencias en que le dé intervención la LECrim cuando
su presencia no pueda desvirtuar el objeto de la
incomunicación.
* Se permitirá al preso contar con los efectos que él se
proporcione, siempre y cuando a juicio del Juez o Tribunal no
frustren los fines de la incomunicación.
* El preso sometido a incomunicación que así lo solicite
tendrá derecho a ser reconocido por un segundo Médico
Forense designado por el Juez o Tribunal competente para
conocer de los hechos.

4) Privación de derechos del incomunicado:

* El preso incomunicado podrá ser privado de los siguientes


derechos, si así lo justifican las circunstancias del caso:

a) Designar un abogado de su confianza.


b) Comunicarse con todas o alguna de las personas con las
que tenga derecho a hacerlo, salvo con la autoridad judicial,
el Ministerio Fiscal y el Médico Forense. El preso no podrá
realizar ni recibir comunicación alguna. No obstante, el Juez
o Tribunal podrá autorizar comunicaciones que no frustren
la finalidad de la prisión incomunicada y adoptará, en su
caso, las medidas oportunas.
c) Entrevistarse reservadamente con su abogado.
d) Acceder él o su abogado a las actuaciones, salvo a los
elementos esenciales para poder impugnar la legalidad de
la detención.
— Las resoluciones que se dicten sobre la situación personal del
investigado adoptarán la forma de auto.
— En el auto que acuerde la prisión provisional o acuerde su
prolongación se expresará:

a) Los motivos por los que la adopción de esta medida se


considera necesaria y proporcionada respecto de los fines que
justifican su adopción.
b) Si la causa hubiera sido declarada secreta, en el auto de
prisión se expresarán los particulares del mismo que, para
preservar la finalidad del secreto, hayan de ser omitidos de la
copia que haya de notificarse. En ningún caso se omitirá en la
notificación una sucinta descripción del hecho investigado y de
cuál o cuáles de los fines previstos en el art. 503 de la LECrim se
pretende conseguir con la prisión. Cuando se alce el secreto del
sumario, se notificará de inmediato el auto íntegro al investigado.

— Los autos relativos a la situación personal del investigado o


encausado se pondrán en conocimiento de los directamente
ofendidos y perjudicados por el delito cuya seguridad pudiera verse
afectada por la resolución.
— Contra los autos que decreten, prorroguen o denieguen la prisión
provisional o acuerden la libertad del investigado o encausado podrá
interponerse recurso de apelación en un solo efecto:

a) Este recurso goza de tramitación preferente.


b) Este recurso contra el auto de prisión deberá resolverse en un
plazo máximo de 30 días.
c) Cuando no se hubiera notificado íntegramente el auto de
prisión al investigado o encausado, éste también podrá recurrir el
auto íntegro cuando le sea notificado en los mismos términos a
los que se ha hecho referencia.

— Para llevar a efecto el auto de prisión se expedirán dos


mandamientos: uno a la Policía Judicial o agente judicial, en su
caso, que haya de ejecutarlo, y otro al director del establecimiento
que deba recibir al preso:

a) En el mandamiento se consignarán los datos personales que


consten del investigado, el delito que dé lugar al procedimiento y
si la prisión ha de ser con comunicación o sin ella.
b) Los directores de los establecimientos no recibirán a ninguna
persona en condición de preso sin que se les entregue
mandamiento de prisión.

— Si el presunto reo no fuere habido en su domicilio y se ignorase


su paradero, el Juez acordará que sea buscado por requisitorias que
se enviarán a los Jueces de Instrucción en cuyo territorio hubiese
motivo para sospechar que aquél se halle, expidiéndose por el
Letrado de la Administración de Justicia los oficios oportunos; y en
todo caso se publicarán aquéllas en el Boletín Oficial del Estado y el
Diario oficial de la Comunidad Autónoma respectiva, fijándose
también copias autorizadas, en forma de edicto, en la Oficina del
Juzgado o Tribunal que conociere de la causa y en la de los Jueces
de instrucción a quienes se hubiese requerido.
En la requisitoria se expresarán el nombre y apellidos, cargo,
profesión u oficio, si constaren, del procesado rebelde, y las señas
en virtud de las que pueda ser identificado, el delito por que se le
procesa, el territorio donde sea de presumir que se encuentra y la
cárcel a donde deba ser conducido.
La requisitoria original y un ejemplar de cada periódico en que se
hubiese publicado se unirán a la causa.
— Todas las diligencias de prisión provisional se sustanciarán en
pieza separada.

III. LAS MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES


EN LOS PROCESOS DE RESPONSABILIDAD
PENAL DE LOS MENORES
— Se encuentran reguladas en los arts. 28 y 29 de la LRPM, que
distinguen, por un lado, las reglas generales de aplicación a las
medidas cautelares que pueden adoptarse durante la sustanciación
de un proceso para exigir responsabilidad penal a un menor, y, por
otro, las reglas específicas aplicables a los supuestos de adopción
de medidas cautelares acordadas a menores cuando concurran en
ellos causa de exención de la responsabilidad penal.

1. REGLAS GENERALES

— El art. 28 de la LRPM prevé como medidas cautelares las


siguientes:

1) Internamiento en centro en el régimen adecuado.


2) Libertad vigilada.
3) Prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima o con
aquellos de sus familiares u otras personas que determine el
Juez.
4) Prohibición de convivencia con otra persona, familia o grupo
educativo.

— Las mencionadas medidas cautelares podrán solicitarse con


algunos de los siguientes fines:

a) Para la custodia y defensa del menor expedientado, o


b) para la debida protección de la víctima.

— El sujeto legitimado para solicitar las medidas cautelares será el


Ministerio Fiscal. Esta solicitud podrá presentarla en cualquier
momento del expediente, de oficio o a instancia de quien haya
ejercitado la acción penal.
— Para la solicitud y, en su caso, posterior adopción de las medidas
cautelares habrán de concurrir las siguientes circunstancias:

a) Que existan indicios racionales de la comisión de un delito, y


b) el riesgo de eludir u obstruir la acción de la justicia por parte
del menor o de atentar contra los bienes jurídicos de la víctima.

— El órgano competente para adoptar las medidas cautelares será


el Juez de Menores.
— Solicitada la medida cautelar por el Ministerio Fiscal, el Juez de
Menores oirá al abogado del menor, al equipo técnico y a la
representación de la entidad pública de protección o reforma de
menores, que informarán especialmente sobre la naturaleza de la
medida cautelar.
— El Juez de Menores resolverá sobre la medida cautelar solicitada,
tomando en especial consideración el interés del menor.
— La medida cautelar adoptada podrá mantenerse hasta que
recaiga sentencia firme.
— Las medidas cautelares se documentarán en el Juzgado de
Menores en pieza separada del expediente.
— El tiempo de cumplimiento de las medidas cautelares se abonará
en su integridad para el cumplimiento de las medidas que se puedan
imponer en la misma causa o, en su defecto, en otras causas que
hayan tenido por objeto hechos anteriores a la adopción de
aquéllas.
— El Juez, a propuesta del Ministerio Fiscal y oídos el abogado del
menor y el equipo técnico que informó la medida cautelar, ordenará
que se tenga por ejecutada la medida impuesta en aquella parte que
estime razonablemente compensada por la medida cautelar.

2. NORMAS ESPECIALES DE APLICACIÓN A LA ADOPCIÓN DE LA MEDIDA


CAUTELAR DE INTERNAMIENTO

— Los apartados 2 y 3 del art. 28 de la LRPM, prevén normas


específicas aplicables a los supuestos en que el Ministerio Fiscal
solicita la adopción de la medida cautelar de internamiento, que se
suman a las disposiciones generales a las que se ha hecho
referencia en el epígrafe anterior.
— Para la adopción de la medida cautelar de internamiento, el Juez
de Menores atenderá a la gravedad de los hechos, valorando
también las circunstancias personales y sociales del menor, la
existencia de un peligro cierto de fuga, y, especialmente, el que el
menor hubiera cometido o no con anterioridad otros hechos graves
de la misma naturaleza.
— Para adoptar esta medida cautelar habrán de observarse los
siguientes trámites:

a) El Juez de Menores citará a las partes a una comparecencia.


b) A esta comparecencia asistirán, el Ministerio Fiscal, la
acusación particular, y también el abogado del menor, las demás
partes personadas, el representante del equipo técnico y el de la
entidad pública de protección o reforma de menores, los cuales
informarán al Juez de Menores sobre la conveniencia de la
adopción de la medida solicitada en función de la concurrencia de
los criterios a los que se ha hecho referencia anteriormente.
c) En dicha comparecencia, el Ministerio Fiscal y las partes
personadas podrán proponer los medios de prueba que puedan
practicarse en el acto o dentro de las 24 horas siguientes.
d) Posteriormente, el Juez de Menores resolverá.

— El tiempo máximo de la medida cautelar de internamiento será de


seis meses, y podrá prorrogarse, a instancia del Ministerio Fiscal,
previa audiencia del abogado del menor y mediante auto motivado,
por otros tres meses como máximo.

3. REGLAS ESPECÍFICAS APLICABLES A LOS SUPUESTOS DE ADOPCIÓN


DE MEDIDAS CAUTELARES ACORDADAS A MENORES CUANDO
CONCURRAN EN ELLOS CAUSA DE EXENCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD
PENAL

— A estas reglas específicas hace referencia el art. 29 de la LRPM.


— En este precepto se prevé que, si en el transcurso de la
instrucción que realice el Ministerio Fiscal quedara suficientemente
acreditado que el menor se encuentra en situación de enajenación
mental o en cualquier otra de las circunstancias previstas en los
apartados 1.º, 2.º o 3.º del art. 20 del CP, se adoptarán las medidas
cautelares precisas para la protección y custodia del menor
conforme a los preceptos civiles aplicables, instando en su caso las
actuaciones para la incapacitación del menor y la constitución de los
organismos tutelares conforme a derecho, sin perjuicio todo ello de
concluir la instrucción y de efectuar las alegaciones previstas en los
arts. 5.2 y 9 de la LRPM, y de solicitar, por los trámites de la misma,
en su caso, alguna medida terapéutica adecuada al interés del
menor de entre las previstas en la mencionada ley.

IV. LAS MEDIDAS CAUTELARES EN LOS


PROCESOS POR DELITOS DE VIOLENCIA
DOMÉSTICA Y VIOLENCIA DE GÉNERO
— Se encuentran reguladas en los arts. 544 bis a 544 quinquies de
la LECrim que distinguen entre la adopción de la orden de
protección, la adopción de medidas cautelares que no supongan el
dictado de una orden de protección y disposiciones específicas para
la adopción de medidas cautelares en los supuestos de víctimas
menores de edad o con la capacidad judicialmente modificada.

1. LAS MEDIDAS CAUTELARES EN GENERAL

— En los casos en los que se investigue un delito de los


mencionados en el art. 57 del CP, el Juez o Tribunal mediante auto
podrá, de forma motivada y cuando resulte estrictamente necesario
al fin de protección de la víctima, imponer cautelarmente al
inculpado:
a) La prohibición de residir en un determinado lugar, barrio,
municipio, provincia u otra entidad local, o Comunidad Autónoma.
b) La prohibición de acudir a determinados lugares, barrios,
municipios, provincias u otras entidades locales, o Comunidades
Autónomas, o
c) la prohibición de aproximarse o comunicarse, con la
graduación que sea precisa, a determinadas personas.

— Los delitos a los que se refiere el art. 57 del CP son los delitos de
homicidio, aborto, lesiones, contra la libertad, de torturas y contra la
integridad moral, trata de seres humanos, contra la libertad e
indemnidad sexuales, la intimidad, el derecho a la propia imagen y
la inviolabilidad del domicilio, el honor, el patrimonio y el orden
socioeconómico.
— Los sujetos pasivos de los delitos mencionados en el art. 57 del
CP han de ser, necesariamente, alguno o algunos de los siguientes:

a) Quien sea o haya sido el cónyuge.


b) La persona que esté o haya estado ligada al condenado por
una análoga relación de afectividad aun sin convivencia.
c) Los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza,
adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente.
d) Los menores o personas con discapacidad necesitadas de
especial protección que con él convivan o que se hallen sujetos a
la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho del
cónyuge o conviviente.
e) La persona amparada en cualquier otra relación por la que se
encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar.
f) Las personas que por su especial vulnerabilidad se encuentran
sometidas a su custodia o guarda en centros públicos o privados.

— Para la adopción de estas medidas se tendrá en cuenta la


situación económica del inculpado y los requerimientos de su salud,
situación familiar y actividad laboral. Se atenderá especialmente a la
posibilidad de continuidad de su actividad laboral, tanto durante la
vigencia de la medida como tras su finalización.
— En caso de incumplimiento por parte del inculpado de la medida
acordada por el Juez o Tribunal, éste convocará la comparecencia
regulada en el art. 505 de la LECrim con alguna de las siguientes
finalidades:

a) Para la adopción de la prisión provisional en los términos del


art. 503 de la LECrim.
b) Para la adopción de la orden de protección prevista en el art.
544 ter de la LECrim.
c) O para la adopción de otra medida cautelar que implique una
mayor limitación de su libertad personal, para lo cual se tendrán
en cuenta la incidencia del incumplimiento, sus motivos,
gravedad y circunstancias, sin perjuicio de las responsabilidades
que del incumplimiento pudieran resultar.

2. DISPOSICIONES ESPECÍFICAS PARA LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS


CAUTELARES EN LOS SUPUESTOS DE VÍCTIMAS MENORES DE EDAD O
CON LA CAPACIDAD JUDICIALMENTE MODIFICADA

— Las disposiciones específicas para la adopción de medidas


cautelares en los supuestos de víctimas menores de edad o con la
capacidad judicialmente modificada se encuentran previstas en el
art. 544 quinquies de la LECrim.
— En los casos en los que se investigue un delito de los
mencionados en el art. 57 del CP, el Juez o Tribunal, cuando resulte
necesario al fin de protección de la víctima menor de edad o con la
capacidad judicialmente modificada, en su caso, adoptará
motivadamente alguna de las siguientes medidas:

a) Suspender la patria potestad de alguno de los progenitores. En


este caso podrá fijar un régimen de visitas o comunicación en
interés del menor o persona con la capacidad judicialmente
modificada y, en su caso, las condiciones y garantías con que
debe desarrollarse.
b) Suspender la tutela, curatela, guarda o acogimiento.
c) Establecer un régimen de supervisión del ejercicio de la patria
potestad, tutela o de cualquier otra función tutelar o de protección
o apoyo sobre el menor o persona con la capacidad judicialmente
modificada, sin perjuicio de las competencias propias del
Ministerio Fiscal y de las entidades públicas competentes.
d) Suspender o modificar el régimen de visitas o comunicación
con el no conviviente o con otro familiar que se encontrara en
vigor, cuando resulte necesario para garantizar la protección del
menor o de la persona con capacidad judicialmente modificada.

— Cuando en el desarrollo del proceso se ponga de manifiesto la


existencia de una situación de riesgo o posible desamparo de un
menor y, en todo caso, cuando fueran adoptadas algunas de las
medidas de las letras a) o b) del apartado 1 del art. 544 quinquies de
la LECrim, el Letrado de la Administración de Justicia lo comunicará
inmediatamente a la entidad pública competente que tenga
legalmente encomendada la protección de los menores, así como al
Ministerio Fiscal, a fin de que puedan adoptar las medidas de
protección que resulten necesarias.
— Por otro lado, una vez concluido el procedimiento, el Juez o
Tribunal, valorando exclusivamente el interés de la persona
afectada, ratificará o alzará las medidas de protección que hubieran
sido adoptadas.
— El alzamiento, modificación o ratificación de las medidas habrá
de notificarse al Ministerio Fiscal y la entidad pública competente
que tenga legalmente encomendada la protección de los menores.
— El Ministerio Fiscal y las partes afectadas por la medida podrán
solicitar al Juez su modificación o alzamiento conforme al
procedimiento previsto en el art. 770 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil (LEC).
3. MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS PARA EL ÁMBITO DE LA
VIOLENCIA DE GÉNERO

— Las medidas cautelares específicas que pueden acordarse en los


supuestos de actos de violencia de género aparecen relacionadas
en los arts. 544 bis de la LECrim y 64 a 67 de la Ley Orgánica
1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género (en adelante, LIVG) siendo unas de
naturaleza penal y otras de naturaleza civil y/o administrativa.
— En cuanto a las medidas cautelares de naturaleza penal, a ellas
se refieren los arts. 64 de la LIVG y 544 bis de la LECrim, siendo, en
concreto, las siguientes:

a) La salida obligatoria del agresor del domicilio en el que hubiera


estado conviviendo o tenga su residencia la unidad familiar, así
como la prohibición de volver al mismo (art. 64. 1 de la LIVG).
Esta medida puede ser acordada tanto en el marco de una orden
de protección como independientemente de que se solicite la
misma.
b) La medida de alejamiento (art. 64.3 y 4 de la LIVG y 544 bis,
inciso 2.º de la LECrim).
Mientras que la LECrim únicamente menciona la posibilidad de
acordar esta medida cautelar sin especificar en qué consiste, la
LIVG puntualiza en el apartado 3.º del art. 64 que «el Juez podrá
prohibir al inculpado que se aproxime a la persona protegida, lo
que le impide acercarse a la misma en cualquier lugar donde se
encuentre, así como acercarse a su domicilio, a su lugar de
trabajo o a cualquier otro que sea frecuentado por ella».
Además, es necesario que el Juez, o bien en el marco de una
orden de protección, o bien cuando se hubiera adoptado con
independencia de la misma o durante la tramitación de aquélla,
por un lado, fije la distancia mínima entre el agresor y la persona
protegida apercibiéndole de incurrir en responsabilidad penal si la
rebasa (art. 64.3 de la LIVG) o de que se puede decretar contra
él una prisión provisional (art. 544 bis de la LECrim).
Asimismo, la medida de alejamiento puede ser acordada «con
independencia de que la persona afectada, o aquellas a quienes
se pretenda proteger, hubieran abandonado previamente el
lugar» (art. 64.4 de la LIVG).
Por último, para garantizar el cumplimiento de esta medida, la
LIVG prevé que el Juez pueda acordar el uso de instrumentos o
medios electrónicos que permitan verificar de inmediato su
incumplimiento (como, por ejemplo, dotar a las víctimas de
teléfonos móviles con marcación rápida que les permite conectar
rápidamente con la Policía).
c) La prohibición al agresor de comunicarse con la persona o
personas que se le indique, bajo apercibimiento de incurrir en
responsabilidad penal (art. 64.5 de la LIVG y 544 bis, inciso 2.º de
la LECrim).
El alcance de esta prohibición no aparece especificado ni en la
LECrim ni en la LIVG, de tal manera que no se determina a qué
tipo de comunicaciones se refiere. Sí podría entenderse que lleva
a cabo esta concreción el art. 48.3 del CP en el que se regulan,
entre otras penas privativas de derechos, la de prohibición de
comunicación con la víctima o con aquellos de sus familiares u
otras personas que determine el Juez, lo que «impide al penado
establecer con ellas, por cualquier medio de comunicación o
medio informático o telemático, contacto escrito, verbal o visual».
Recordemos que este conjunto de medidas cautelares puede
mantenerse tras la sentencia definitiva e incluso durante la
tramitación de los recursos que eventualmente pudieran
interponerse, por lo que no sería extraño tampoco que esta
medida subsistiera en los términos del art. 48 del CP.
El incumplimiento de la misma puede dar lugar, como en el caso
anterior, a la exigencia de las responsabilidades penales que de
ello pudieran derivarse y, asimismo, al decreto de la prisión
provisional.
d) Por último, la prohibición de residir en un determinado lugar,
barrio, municipio, provincia, u otra entidad local o Comunidad
Autónoma (art. 544 bis, inciso 1.º de la LECrim) y la prohibición
de acudir a determinados lugares, barrios, municipios y
provincias u otras entidades locales o Comunidades Autónomas
(art. 544 bis, inciso 2.º de la LECrim).
Al igual que en los supuestos anteriores, el incumplimiento de la
misma puede dar lugar a la exigencia de las responsabilidades
penales que de ello pudieran derivarse y, asimismo, al decreto de
la prisión provisional.

— Como requisitos comunes a las medidas de naturaleza penal,


cabe señalar los siguientes, todos ellos previstos en la LECrim y en
la LIVG:

1) Las medidas de protección y seguridad serán compatibles con


cualesquiera medidas cautelares y de aseguramiento que se
pueden adoptar en los procesos civiles y penales (art. 61.1de la
LIVG).
2) En todos los procesos relacionados con la violencia de género,
el Juez competente deberá pronunciarse en todo caso, de oficio o
a instancia de las víctimas, de los hijos, de las personas que
convivan con ellas o se hallen sujetas a su guarda o custodia, del
Ministerio Fiscal o de la Administración de la que dependan los
servicios de atención a las víctimas o su acogida, sobre la
pertinencia de la adopción de las medidas cautelares y de
aseguramiento determinando su plazo y su régimen de
cumplimiento y, si procediera, las medidas complementarias a
ellas que fueran precisas (art. 61.2 de la LIVG).
3) Todas estas medidas podrán acordarse acumulada o
separadamente (art. 64.6 de la LIVG).
4) Pueden ser decretadas, o bien en el marco de una orden de
protección, o bien durante la tramitación de la misma, o bien con
independencia de su solicitud.
5) Han de ser acordadas en auto motivado, en el que habrá de
especificarse su pertinencia (art. 61.2 de la LIVG), la
proporcionalidad y necesidad (art. 68 de la LIVG).
6) Han de ser acordadas con respeto a los principios de
contradicción, audiencia y defensa y con la intervención del
Ministerio Fiscal (art. 69 de la LIVG).
7) Pueden adoptarse en los supuestos de violencia doméstica y
de género, pero también es posible, en aplicación conjunta de los
arts. 544 bis de la LECrim y 57 del CP, que las medidas previstas
en el precepto citado de la Ley procesal, se decreten en casos en
que la víctima lo sea de cualquiera de los tipos delictivos del
apartado 1.º del art. 47 del CP sin que se trate de violencia
doméstica o de género.
8) En la mayoría de ellas, su incumplimiento dará lugar a la
exigencia de la responsabilidad penal que de ello se derive y al
decreto de la prisión provisional o libertad provisional con fianza.
9) Pero para convocar la comparecencia para el decreto de la
prisión provisional o de la libertad provisional con fianza en los
casos de incumplimiento, el art. 544 bis de la LECrim exige que el
órgano judicial tenga en cuenta «la incidencia del incumplimiento,
sus motivos, gravedad y circunstancias». Lo que implica que la
convocatoria de la comparecencia no se hará de forma
automática por el mero hecho de producirse el incumplimiento,
sino que el Juez habrá de valorar, ponderando las circunstancias
previstas en este precepto, su procedencia o improcedencia.

— En cuanto a las medidas cautelares de naturaleza civil y/o


administrativa, a ellas se refieren los arts. 65 a 67 de la LIVG,
siendo, en concreto, las siguientes:

1) Medidas de suspensión de la patria potestad o la custodia de


menores:
— Se encuentran previstas en el art. 65 de la LIVG en el que se
establece la siguiente regulación:
a) El Juez podrá suspender para el inculpado por violencia de
género el ejercicio de la patria potestad, guarda y custodia,
acogimiento, tutela, curatela o guarda de hecho, respecto de
los menores que dependan de él.
b) Si no acordara la suspensión, el Juez deberá pronunciarse
en todo caso sobre la forma en la que se ejercerá la patria
potestad y, en su caso, la guarda y custodia, el acogimiento, la
tutela, la curatela o la guarda de hecho de lo menores.
c) Asimismo, adoptará las medidas necesarias para garantizar
la seguridad, integridad y recuperación de los menores y de la
mujer, y realizará un seguimiento periódico de su evolución.

2) Medida de suspensión del régimen de visitas, estancia,


relación o comunicación con los menores:

— Se encuentra prevista en el art. 66 de la LIVG en el que se


dispone que:

a) El Juez podrá ordenar la suspensión del régimen de visitas,


estancia, relación o comunicación del inculpado por violencia
de género respecto de los menores que dependan de él.
b) Si no acordara la suspensión, el Juez deberá pronunciarse
en todo caso sobre la forma en que se ejercerá el régimen de
estancia, relación o comunicación del inculpado por violencia
de género respecto de los menores que dependan del mismo.
c) Asimismo, adoptará las medidas necesarias para garantizar
la seguridad, integridad y recuperación de los menores y de la
mujer, y realizará un seguimiento periódico de su evolución.

3) Medida de suspensión del derecho a la tenencia, porte y uso


de armas:

— Se encuentra prevista en el art. 67 de la LIVG, donde se


dispone que el Juez podrá acordar, respecto de los inculpados en
delitos relacionados con la violencia de género, la suspensión del
derecho a la tenencia, porte y uso de armas, con la obligación de
depositarlas en los términos establecidos por la normativa
vigente.
— Por último, el art. 69 de la LIVG, que lleva por rúbrica
Mantenimiento de las medidas de protección y seguridad,
dispone que las medidas acordadas podrán mantenerse tras la
sentencia definitiva y durante la tramitación de los eventuales
recursos que correspondiesen. En este caso, deberá hacerse
constar en la sentencia el mantenimiento de tales medidas.

4. LA ORDEN DE PROTECCIÓN EN LOS SUPUESTOS DE VIOLENCIA


DOMÉSTICA Y DE VIOLENCIA DE GÉNERO

4.1. Regulación y concepto

— La orden de protección se regula, para los supuestos de violencia


doméstica y de género, en el art. 544 ter de la LECrim, al que
expresamente se remite el art. 62 de la LIVG.
— A tenor de lo dispuesto en el apartado 5.º del art. 544 ter de la
LECrim según el cual «la orden de protección confiere a la víctima
un estatuto integral de protección que comprenderá las medidas
cautelares de orden civil y penal contempladas en este artículo y
aquellas otras medidas de asistencia y protección social
establecidas en el ordenamiento jurídico. La orden de protección
podrá hacerse valer ante cualquier autoridad y Administración
Pública», es evidente que aquella no constituye, en sí misma,
ninguna medida cautelar, sino que, por el contrario, lo que con ella
se pretende es otorgar a la víctima de actos tanto de violencia
doméstica como de género la debida protección frente a los mismos,
generando el órgano judicial, a tales efectos, ese denominado
Estatuto Integral de Protección que comprende, desde el punto de
vista procesal, la posibilidad de adoptar, bajo su manto, medidas
cautelares penales y civiles. Por lo que, por consiguiente, la solicitud
de una orden de protección implica la posible y probable petición de
adopción de medidas cautelares tanto civiles como penales.

4.2. Solicitud: casos en que procede

— La solicitud de una orden de protección está íntimamente ligada


a la incoación de un proceso penal, lo que supone que la misma
puede ser pedida, bien antes de que aquél se inicie, bien una vez
iniciado.
— La solicitud de la orden de protección procede no sólo en los
supuestos de violencia de género que, como establece el apartado
3.º del art. 1 de la LIVG, «comprende todo acto de violencia física y
psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las
amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad»,
siendo la víctima una mujer, sino también en los casos de violencia
doméstica, que, a tenor de lo dispuesto en el apartado 1.º del art.
544 ter de la LECrim comprenderían «la comisión de un delito o falta
contra la vida, integridad física o moral, libertad sexual, libertad o
seguridad de alguna de las personas mencionadas en el art. 173.2
del Código Penal», esto es, siendo la víctima alguno de los
siguientes sujetos:

a) Cónyuge o persona que esté o haya estado ligada al agresor


por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia.
b) Descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza,
adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente.
c) Menores o incapaces que con él convivan o que se hallen
sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de
hecho del cónyuge o conviviente.
d) Persona amparada en cualquier otra relación por la que se
encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar.
e) Personas que, por su especial vulnerabilidad, se encuentren
sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados.
4.3. Sujetos legitimados para solicitarla

— Por lo que se refiere a los sujetos legitimados para solicitar una


orden de protección, es necesario acudir a lo dispuesto, de un lado,
en el apartado 2.º del art. 544 ter de la LECrim (legitimación en
casos de violencia doméstica), y, de otro, en el art. 61.2 de la LIVG
(legitimación en casos de violencia de género):

1) En cuanto a los sujetos legitimados para solicitar una orden de


protección en los supuestos de violencia doméstica, ésta podrá
ser acordada:

a) Por el Juez de oficio.


b) A instancia de la víctima o persona que tenga con ella
alguna de las relaciones mencionadas en el art. 173.2 del CP
(sujetos a los que aludimos anteriormente).
c) A instancia del Ministerio Fiscal.
d) A instancia de las entidades u organismos asistenciales,
públicos o privados, que tuvieran conocimiento de la comisión
de un hecho delictivo relacionado con la violencia doméstica.
En este supuesto, dispone el art. 544 ter de la LECrim,
específicamente, que sin perjuicio del deber general de
denuncia previsto en el art. 262 de esta ley, las entidades u
organismos asistenciales, públicos o privados, que tuvieran
conocimiento de alguno de los hechos mencionados en el
apartado 1 de aquel precepto deberán ponerlos
inmediatamente en conocimiento del Juez de guardia o del
Ministerio Fiscal con el fin de que se pueda incoar o instar el
procedimiento para la adopción de la orden de protección.

2) Por su parte, el art. 61.2 de la LIVG dispone en cuanto a los


sujetos legitimados para solicitar una orden de protección que
ésta podrá ser acordada:

a) Por el Juez competente, de oficio.


b) A instancia de las víctimas, de los hijos, de las personas
que convivan con ellas o se hallen sujetas a su guarda y
custodia.
c) A instancia del Ministerio Fiscal.
d) A instancia de la Administración de la que dependan los
servicios de atención a las víctimas o su acogida.

— Los servicios sociales y las instituciones asistenciales referidas


anteriormente facilitarán a las víctimas de la violencia doméstica y
de género a las que hubieran de prestar asistencia la solicitud de la
orden de protección, poniendo a su disposición con esta finalidad
información, formularios y, en su caso, canales de comunicación
telemáticos con la Administración de Justicia y el Ministerio Fiscal.

4.4 Órganos competentes para recibir la solicitud

— En cuanto a los órganos competentes para recibir la solicitud de


adopción de una orden de protección, conforme a lo dispuesto en el
apartado 3.º del art. 544 ter de la LECrim, podrán ser cualquiera de
los siguientes:

1) La Autoridad Judicial, entendiendo por tal, tanto el Juez de


Violencia sobre la Mujer, como el Juzgado de Instrucción en
servicio de guardia.
2) El Ministerio Fiscal.
3) Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que deberán
levantar el correspondiente atestado en el que harán constar
todas las circunstancias del hecho y los datos de identificación de
la víctima y del agresor.
4) Las Oficinas de Atención a la Víctima.
5) Los servicios sociales o instituciones asistenciales
dependientes de las Administraciones Públicas.
6) Y, por último, a tenor de lo señalado en el Protocolo para la
implantación de la orden de protección elaborado por la Comisión
de Seguimiento, incluso los Servicios de Orientación Jurídica de
los Colegios de Abogados.
En todos estos supuestos, el precepto citado establece la
obligación de que la solicitud sea remitida de forma inmediata al
Juez competente.

4.5. Procedimiento de adopción de la orden de protección

— El procedimiento de adopción de la orden de protección es el


siguiente:

1) Recibida la solicitud de adopción de una orden de protección,


el Juez de Instrucción de guardia, apreciando la concurrencia de
los requisitos objetivos y subjetivos mencionados en el apartado
1.º del art. 544 ter de la LECrim, en los supuestos de violencia
doméstica, convocará a una audiencia urgente a la víctima o su
representante legal, al solicitante, al presunto agresor, asistido,
en su caso, de abogado y al Ministerio Fiscal.
2) Si se trata de alguno de los delitos que, conforme a lo
dispuesto en los arts. 795 y ss. de la LECrim, hayan de
enjuiciarse por los trámites del procedimiento para el
enjuiciamiento rápido de determinados delitos, el Juez de
guardia, a tenor de lo dispuesto en el art. 797 bis de la LECrim, y
sólo para los casos de violencia de género, no convocará a la
audiencia a la que hace referencia el art. 544 ter 4 de la LECrim,
sino que habrá de remitir las actuaciones practicadas al Juzgado
de Violencia sobre la Mujer a la mayor brevedad posible y pondrá
a su disposición al detenido.
3) Esta audiencia se podrá sustanciar simultáneamente:

a) Con la audiencia prevista en el art. 505 de la LECrim que


tiene por objeto determinar la procedencia de decretar como
medidas cautelares, o bien la libertad provisional con fianza, o
bien la prisión provisional del agresor detenido previamente y
puesto a disposición judicial, o incluso del investigado no
detenido.
Se aprecia, no obstante, una cierta contradicción entre lo
dispuesto en el art. 505 y el art. 544 ter 4, ambos de la
LECrim, en lo que atañe al plazo para la celebración de la
audiencia, ya que, en el primero de ellos se señala que la
audiencia para decretar, o bien la libertad provisional con
fianza, o bien la prisión provisional, habrá de celebrarse «en el
plazo más breve posible dentro de las 72 horas siguientes a la
puesta del detenido a disposición judicial», mientras que el
segundo establece que la audiencia para decretar la orden de
protección se celebrará «en un plazo máximo de 72 horas
desde la presentación de la solicitud».
A estos efectos, habría que distinguir, según que el agresor
hubiera sido o no detenido, ya que, en el primero de los casos
parece más razonable, desde el punto de vista procesal, el
cómputo del plazo conforme a lo dispuesto en el art. 505 de la
LECrim, mientras que, por el contrario, en el segundo
procedería actuar según lo establecido en el art. 544 ter 4 de
la LECrim.
b) Con la audiencia regulada en el art. 798 en aquellas causas
que se tramiten conforme al procedimiento previsto en el Título
III del Libro IV de la LECrim (procedimiento para el
enjuiciamiento rápido de determinados delitos).
c) O, en su caso, con el acto del juicio en el procedimiento por
delito leve.

4) Cuando excepcionalmente no fuese posible celebrar la


audiencia durante el servicio de guardia, el Juez ante el que
hubiera sido formulada la solicitud la convocará en el plazo más
breve posible.
5) En cualquier caso la audiencia habrá de celebrarse en un
plazo máximo de 72 horas desde la presentación de la solicitud.
6) Durante la audiencia, el Juez competente adoptará las
medidas oportunas para evitar la confrontación entre el presunto
agresor y la víctima, sus hijos y los restantes miembros de la
familia. A estos efectos dispondrá que su declaración en esta
audiencia se realice por separado.
7) Celebrada la audiencia, el Juez competente resolverá
mediante auto lo que proceda sobre la solicitud de la orden de
protección, así como sobre el contenido y vigencia de las
medidas que incorpore. Sin perjuicio de ello, el Juez competente
podrá adoptar en cualquier momento de la tramitación de la
causa las medidas previstas en el art. 544 bis de la LECrim. El
auto ha de ser motivado y ha de fundamentarse, conforme a lo
dispuesto en el art. 544 ter 1 de la LECrim, en la concurrencia
simultánea de dos circunstancias:

a) Por un lado, en la existencia de indicios fundados de


haberse cometido o bien un acto de violencia doméstica, o
bien un acto de violencia de género.
b) Por otro lado, en que de la comisión de dicho acto resulte
una situación objetiva de riesgo para la víctima que requiera la
adopción de alguna de las medidas de protección.

A la concurrencia de estas dos circunstancias, añade el art. 68 de


la LIVG que en el auto ha de motivarse la proporcionalidad y
necesidad de las medidas cautelares adoptadas al amparo de la
orden de protección y que, en su adopción han de respetarse los
principios de contradicción, audiencia y defensa, siendo
preceptivo oír al Ministerio Fiscal.
8) Una vez dictado el auto acordando la orden de protección,
ésta será «notificada a las partes, y comunicada por el Letrado de
la Administración de Justicia inmediatamente, mediante
testimonio íntegro, a la víctima y a las Administraciones Públicas
competentes para la adopción de medidas de protección, sean
éstas de seguridad o de asistencia social, jurídica, sanitaria,
psicológica o de cualquier otra índole» (art. 544 ter 8 de la
LECrim), estableciéndose, a estos efectos, reglamentariamente
un sistema integrado de coordinación administrativa que
garantice la agilidad de estas comunicaciones. Además se
acordará su inmediata inscripción en el Registro Central para la
Protección de las Víctimas de la Violencia Doméstica (art. 544 ter
10 de la LECrim).
9) Contra el auto procederá interponer recurso de reforma y, en
su caso, posterior recurso de apelación en aplicación de las
normas generales sobre recursos previstas en la LECrim.
10) La orden de protección podrá hacerse valer ante cualquier
autoridad y Administración Pública.
11) La adopción de una orden de protección supone, desde ese
momento, el «deber de informar permanentemente a la víctima
sobre la situación procesal del imputado, así como del alcance y
vigencia de las medidas cautelares adoptadas. En particular, la
víctima será informada en todo momento de la situación
penitenciaria del agresor. A estos efectos se dará cuenta de la
orden de protección a la Administración penitenciaria» (art. 544
ter 9 de la LECrim).
12) Por último, la orden de protección posee carácter individual,
de tal manera que no será posible ampliar la misma amparando a
otro sujeto distinto del que inicialmente la solicitó. Es por ello que
el art. 544 ter 11 de la LECrim, establece que, en aquellos casos
en que durante la tramitación de un procedimiento penal en curso
surja una situación de riesgo para alguna de las personas
vinculadas con el investigado o encausado por alguna de las
relaciones indicadas en el apartado 1 del mencionado precepto,
el Juez o Tribunal que conozca de la causa podrá acordar la
orden de protección de la víctima.

4.6. Contenido de la orden de protección


— Como ya se ha señalado, la orden de protección no constituye en
sí misma una medida cautelar, sino que, antes al contrario,
proporciona a la víctima de un acto de violencia de género un
llamado «Estatuto Integral» que, entre otras medidas de protección,
contiene la adopción de medidas cautelares penales o civiles o
ambas y aquellas otras medidas de asistencia y protección social
establecidas en el ordenamiento jurídico.

4.6.1. Las medidas cautelares de naturaleza penal

— Las medidas cautelares de naturaleza penal que se pueden


solicitar, en el marco de una petición de una orden de protección,
podrán consistir en «cualquiera de las previstas en la legislación
procesal criminal» (art. 544 ter, 6 de la LECrim), esto es cualquiera
de las reguladas en la LECrim, a las que hay que añadir las que se
relacionan en el art. 64 de la LIVG. Concretamente estas medidas
cautelares penales pueden consistir en alguna o algunas de las
siguientes:

1) La citación cautelar (arts. 486 y ss. de la LECrim).


2) La detención (arts. 489 y ss. de la LECrim).
3) La libertad provisional (arts. 528 y ss. y 505 de la LECrim).
4) La prisión provisional (arts. 502 y ss. de la LECrim).
5) La salida obligatoria del agresor del domicilio en el que hubiera
estado conviviendo o tenga su residencia la unidad familiar (art.
64.1 de la LIVG).
6) La medida de alejamiento (art. 64, 3 y 4 de la LIVG).
7) La prohibición al agresor de comunicarse con la persona o
personas que se le indique (art. 64.5 de la LIVG).
8) La prohibición de residir en un determinado lugar, barrio,
municipio, provincia, u otra entidad local o Comunidad Autónoma
(art. 544 bis, inciso 1.º de la LECrim).
9) La prohibición de acudir a determinados lugares, barrios,
municipios y provincias u otras entidades locales o Comunidades
Autónomas (art. 544 bis, inciso 2.º de la LECrim).
— Los requisitos para la adopción de estas medidas cautelares, su
contenido y vigencia han de ser los previstos o bien en la LECrim, o
bien en la LIVG.
— Estas medidas cautelares se adoptarán por el Juez atendiendo a
«la necesidad de protección integral e inmediata de la víctima» (art.
544 ter. 6 de la LECrim), «su proporcionalidad y necesidad y respeto
de los principios de contradicción, audiencia y defensa» (art. 68 de
la LIVG).
— El Juez ha de determinar necesariamente su duración, y, para el
supuesto específico de violencia de género, es posible el
mantenimiento de las mismas tras la sentencia definitiva (en la que
debe hacerse constar esta circunstancia) y durante la tramitación de
los eventuales recursos que pudieran interponerse (art. 69 de la
LIVG), lo que supone la posibilidad de transformación de estas
iniciales medidas cautelares en posteriores medidas de seguridad.

4.6.2. Las medidas cautelares de naturaleza civil

— Las medidas cautelares de naturaleza civil deberán ser


solicitadas por la víctima o su representante legal, o bien por el
Ministerio Fiscal cuando existan hijos menores o personas con la
capacidad judicialmente modificada, determinando su régimen de
cumplimiento y, si procediera, las medidas complementarias a ellas
que fueran precisas, siempre que no hubieran sido previamente
acordadas por un órgano del orden jurisdiccional civil, y sin perjuicio
de las medidas previstas en el art. 158 del Código Civil (CC) (art.
544 ter. 7 de la LECrim).
— Cuando existan menores o personas con capacidad judicialmente
modificada que convivan con la víctima y dependan de ella, el Juez
deberá pronunciarse en todo caso, incluso de oficio, sobre la
pertinencia de la adopción de las medidas cautelares civiles (art.
544 ter 7 de la LECrim).
— Estas medidas podrán consistir en (art. 544 ter 7 de la LECrim):

1) La atribución del uso y disfrute de la vivienda familiar.


2) Determinar el régimen de guarda y custodia, visitas,
comunicación y estancia con los menores o personas con la
capacidad judicialmente modificada.
3) El régimen de prestación de alimentos.
4) Cualquier disposición que se considere oportuna a fin de
apartar de un peligro o de evitar perjuicios a los hijos menores o
personas con la capacidad judicialmente modificada.

— Las medidas de carácter civil contenidas en la orden de


protección tendrán una vigencia temporal de 30 días. Si dentro de
este plazo fuese incoado a instancia de la víctima o de su
representante legal un proceso de familia ante la jurisdicción civil,
las medidas adoptadas permanecerán en vigor durante los 30 días
siguientes a la presentación de la demanda. En este término las
medidas deberán ser ratificadas, modificadas o dejadas sin efecto
por el Juez de Primera Instancia que resulte competente (art. 544 ter
7 de la LECrim).

V. LAS MEDIDAS CAUTELARES ESPECÍFICAS


CUANDO LOS SUJETOS INVESTIGADOS SON
PERSONAS JURÍDICAS
— En lo que respecta a las medidas cautelares aplicables
específicamente a las personas jurídicas, a ellas hacen referencia,
por un lado, los arts. 119 y 544 quáter de la LECrim, y, por otro, los
arts. 33.7 y 129.3 del CP.
— Como medidas cautelares aplicables a las personas jurídicas,
cabe señalar las siguientes:

1) La citación cautelar, prevista en el art. 119 de la LECrim y a la


que se ha hecho referencia anteriormente.
2) Las medidas cautelares previstas en el CP a las que
expresamente se remite el art. 544 quáter 1 de la LECrim, en el
que se establece que «cuando se haya procedido a la imputación
de una persona jurídica, las medidas cautelares que podrán
imponérsele son las expresamente previstas en la Ley Orgánica
10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal».
Estas medidas cautelares previstas expresamente en el CP,
concretamente en el art. 33.7 en relación con el art. 120.3 del CP
son las siguientes:

a) La suspensión de las actividades de la persona jurídica.


b) La clausura de sus locales y establecimientos por un plazo.
c) La intervención judicial para salvaguardar los derechos de
los trabajadores o de los acreedores por el tiempo que se
estime necesario. La intervención podrá afectar a la totalidad
de la organización o limitarse a alguna de sus instalaciones,
secciones o unidades de negocio. La intervención se podrá
modificar o suspender en todo momento previo informe del
interventor y del Ministerio Fiscal. El interventor tendrá derecho
a acceder a todas las instalaciones y locales de la empresa o
persona jurídica y a recibir cuanta información estime
necesaria para el ejercicio de sus funciones.

— Estas medidas se podrán acordar previa petición de parte y


celebración de vista, a la que se citará a todas las partes
personadas (art. 544 quáter 2 de la LECrim).
— El auto que decida sobre la medida cautelar será recurrible en
apelación, cuya tramitación tendrá carácter preferente (art. 544
quáter 2 de la LECrim).
— Los datos se conservarán durante un período máximo de 90 días,
prorrogable una sola vez hasta que se autorice la cesión o se
cumplan 180 días.
— El requerido vendrá obligado a prestar su colaboración y a
guardar secreto del desarrollo de esta diligencia. Si incumple estas
obligaciones podrá incurrir en un delito de desobediencia [art. 588
ter e) de la LECrim].
VI. LAS MEDIDAS CAUTELARES REALES
— Por lo que se refiere a las medidas cautelares reales, hemos de
hacer referencia, de un lado, a las fianza y embargos, y de otro, a
las medidas cautelares en procedimientos sobre delitos contra la
Hacienda Pública.

1. LAS FIANZAS Y EMBARGOS

— Las fianzas y embargos se encuentran regulados en los arts. 589


a 614 de la LECrim.
— Además de lo dispuesto en los mencionados artículos de la
LECrim, las medidas cautelares de fianzas y embargos deberán
regirse por lo dispuesto en la LEC que, en aplicación del art. 614 de
la LECrim, tiene carácter supletorio.
— Cuando del sumario resulten indicios de criminalidad contra una
persona, se mandará por el Juez que preste fianza bastante para
asegurar las responsabilidades pecuniarias que en definitiva puedan
declararse procedentes, decretándose en el mismo auto el embargo
de bienes suficientes para cubrir dichas responsabilidades si no
prestara la fianza.
— La cantidad de la fianza se fijará en el mismo auto y no podrá
bajar de la tercera parte más de todo el importe probable de las
responsabilidades pecuniarias.
— Todas las diligencias sobre fianzas y embargos se instruirán en
pieza separada.
— La fianza podrá ser:

1) Personal.
2) Pignoraticia.
3) Hipotecaria.
4) Mediante caución que podrá constituirse en dinero efectivo,
mediante aval solidario de duración indefinida y pagadero a
primer requerimiento emitido por entidad de crédito o sociedad de
garantía recíproca o por cualquier medio que, a juicio del Juez o
Tribunal, garantice la inmediata disponibilidad, en su caso, de la
cantidad de que se trate.

— Podrá ser fiador personal todo español de buena conducta y


avecindado dentro del territorio del Tribunal, que esté en el pleno
goce de los derechos civiles y políticos y venga pagando con tres
años de anticipación una contribución que, a juicio del instructor,
corresponda a la propiedad de bienes o al ejercicio de industria,
suficientes para acreditar su arraigo y su solvencia para el pago de
las responsabilidades que eventualmente puedan exigirse. No se
admitirá como fiador al que lo sea o hubiese sido de otro hasta que
esté cancelada la primera fianza, a no ser que tenga, a juicio del
Juez o Tribunal, responsabilidad notoria para ambas. Cuando se
declare bastante la fianza personal, se fijará también la cantidad de
que el fiador ha de responder.
— La fianza hipotecaria podrá sustituirse por otra en metálico,
efectos públicos, o valores y demás muebles de los enumerados en
el art. 591 de la LECrim, en la siguiente proporción:

1) El valor de los bienes de la hipoteca será doble que el del


metálico señalado para la fianza.
2) Una cuarta parte más que el anterior, el de los efectos o
valores al precio de cotización.
3) Si la sustitución se hiciere por cualesquiera otros muebles
dados en prenda, deberá ser el valor de éstos doble que el de la
fianza constituida en metálico.

— Los bienes de las fianzas hipotecaria y pignoraticia serán tasados


por dos peritos nombrados por el Juez Instructor o Tribunal que
conozca de la causa, y los títulos de propiedad relativos a las fincas
ofrecidas en hipoteca se examinarán por el Ministerio Fiscal;
debiendo declararse suficientes por el mismo Juez o Tribunal
cuando así proceda.
— La fianza hipotecaria podrá otorgarse por escritura pública o apud
acta, librándose en este último caso el correspondiente
mandamiento para su inscripción en el Registro de la Propiedad.
Devuelto el mandamiento por el Registrador, se unirá a la causa.
También se unirá a ella el resguardo que acredite el depósito del
metálico, así como el de los efectos públicos y demás valores en los
casos en que se constituya de esta manera la fianza.
— Contra los autos que el Juez dicte calificando la suficiencia de las
fianzas procederá el recurso de apelación.
— Si en el día siguiente al de la notificación del auto dictado no se
prestase la fianza, se procederá al embargo de bienes del
procesado, requiriéndole para que señale los suficientes a cubrir la
cantidad que se hubiese fijado para las responsabilidades
pecuniarias.
— Cuando el procesado no fuere habido, se hará el requerimiento a
su mujer, hijos, apoderado, criados o personas que se encuentren
en su domicilio. Si no se encontrare ninguna, o si las que se
encontraren, o el procesado o apoderado en su caso no quisieren
señalar bienes, se procederá a embargar los que se reputen de la
pertenencia del procesado, guardándose el orden establecido en el
art. 592 de la LEC, de conformidad con lo dispuesto en el art. 584 de
la LEC.
— Cuando señalaren bienes y el funcionario encargado de hacer el
embargo creyese que los señalados no son suficientes, embargará
además los que considere necesarios, sujetándose a lo descrito en
el punto anterior.
— Las demás actuaciones que se practiquen en ejecución del auto
a que se refiere el art. 589 de la LECrim se regirán por los arts.
738.2 y 738.3 de la LEC, con la especialidad establecida en el art.
597 de la LECrim respecto al requerimiento al procesado para que
señale bienes.
— Si durante el curso del juicio sobrevinieren motivos bastantes
para creer que las responsabilidades pecuniarias que en definitiva
puedan exigirse excederán de la cantidad prefijada para
asegurarlas, se mandará por auto ampliar la fianza o embargo.
— También se dictará auto mandando reducir la fianza y el embargo
a menor cantidad que la prefijada si resultasen motivos bastantes
para creer que la cantidad mandada afianzar es superior a las
responsabilidades pecuniarias que en definitiva pudieran imponerse
al procesado.

2. LAS MEDIDAS CAUTELARES EN PROCEDIMIENTOS SOBRE DELITOS


CONTRA LA HACIENDA PÚBLICA

— Las medidas cautelares previstas específicamente para los


procedimientos sobre delitos contra la Hacienda Pública aparecen
reguladas, de un lado, en los arts. 614 bis, 621 bis y 621 ter de la
LECrim, y, de otro, en el art. 81 de la Ley 58/2003, de 17 de
diciembre, General Tributaria (en adelante, LGT).
— Las medidas cautelares que pueden haber sido previamente
acordadas por la Administración Tributaria y, posteriormente,
transformadas en medidas cautelares judiciales, podrán consistir en
(art. 81 de la LGT):

a) La retención del pago de devoluciones tributarias o de otros


pagos que deba realizar la Administración Tributaria.
b) El embargo preventivo de bienes y derechos, del que se
practicará, en su caso, anotación preventiva.
c) La prohibición de enajenar, gravar o disponer de bienes o
derechos.
d) La retención de un porcentaje de los pagos que las empresas
que contraten o subcontraten la ejecución de obras o prestación
de servicios correspondientes a su actividad principal realicen a
los contratistas o subcontratistas, en garantía de las obligaciones
tributarias relativas a tributos que deban repercutirse o
cantidades que deban retenerse a trabajadores, profesionales u
otros empresarios, en la parte que corresponda a las obras o
servicios objeto de la contratación o subcontratación.
e) Cualquier otra legalmente prevista.

— Una vez iniciado el proceso penal por un delito contra la


Hacienda Pública, el Juez de lo Penal decidirá acerca de las
pretensiones referidas a las mencionadas medidas cautelares
adoptadas al amparo del art. 81 de la LGT.
— En los delitos contra la Hacienda Pública, cuando la
Administración Tributaria hubiera dictado un acto de liquidación, la
existencia del procedimiento penal no paralizará la actuación
administrativa y podrán iniciarse las actuaciones dirigidas al cobro
salvo que el Juez, de oficio o a instancia de parte, hubiere acordado
la suspensión de las actuaciones de ejecución conforme a lo
dispuesto en el art. 305.5 del CP.
— Solicitada la suspensión de la ejecución del acto de liquidación,
el Juez o Tribunal, previa audiencia por el plazo de 10 días al
Ministerio Fiscal y a la Administración perjudicada, resolverá
mediante auto, en el plazo de 10 días, si accede a la suspensión
solicitada, en cuyo caso habrá de fijar el alcance de la garantía que
haya de prestarse y el plazo para hacerlo, que en ningún caso
excederá de dos meses, salvo que concurran las circunstancias
previstas en el apartado 6 del art. 621 bis de la LECrim.
— La garantía así prestada deberá cubrir suficientemente el importe
resultante de la liquidación administrativa practicada, los intereses
de demora que genere la suspensión y los recargos que
procederían en caso de ejecución de la misma.
— El auto de concesión de la suspensión quedará sin efecto de
forma automática y sin necesidad de pronunciamiento judicial
ulterior, si transcurrido el plazo de los dos meses para la
formalización de la garantía, ésta no hubiese tenido lugar.
— La suspensión sólo afectará al procedimiento seguido frente al
encausado respecto del que se haya acordado y las actuaciones de
cobro dirigidas frente al resto de encausados no se paralizarán
hasta que la deuda resulte pagada o garantizada en su totalidad por
el obligado tributario.
— Si no se pudiese prestar garantía en todo o en parte,
excepcionalmente el Juez podrá acordar la suspensión con
dispensa total o parcial de garantías si apreciare que la ejecución
pudiese ocasionar daños irreparables o de muy difícil reparación.
— Contra los autos que resuelvan la solicitud de suspensión del
acto de liquidación cabrá recurso de apelación, en un sólo efecto.
— La suspensión producirá efectos desde que, dictado el auto,
resulte constituida debidamente la garantía correspondiente, en
cuyo caso se entenderán retrotraídos sus efectos al momento de su
solicitud.
— Si, como consecuencia de las actuaciones desarrolladas por la
Administración, hubiesen resultado embargados bienes o derechos
del encausado con anterioridad a la fecha del auto por el que se
acuerde la suspensión, dichos embargos mantendrán su eficacia
durante el plazo concedido a dicho encausado para formalizar la
garantía que cubra las cantidades a que se refiere el apartado 3 del
art. 621 bis de la LECrim o, en su caso, las que le resulten exigibles
al mismo.
— En todo caso el Ministerio Fiscal o la Administración perjudicada
podrán solicitar al Tribunal que se constituyan como garantía a
efectos de la suspensión, los embargos ya realizados o derechos
reales que puedan constituirse sobre los bienes afectados por los
mismos, de considerarse que dichos bienes garantizan de forma
más adecuada el cobro que las garantías ofrecidas por el
encausado.
— Particularmente, podrá hacerse tal solicitud cuando la suspensión
se hubiese solicitado con dispensa total o parcial de garantías.
— En el supuesto en que se hubiese acordado la suspensión con
dispensa total o parcial de garantías, mantendrán su eficacia los
ingresos realizados que hubiesen minorado las cuantías adeudadas,
sin que los mismos resulten afectados por la retroacción a que se
refiere el apartado 1 del art. 621 ter de la LECrim.
— La Administración no podrá proceder a la enajenación de los
bienes y derechos embargados en el curso del procedimiento de
apremio hasta que la sentencia condenatoria que confirme total o
parcialmente la liquidación, sea firme, salvo en los supuestos que a
continuación se indican, en los que la enajenación deberá
autorizarse por el Tribunal:

a) Cuando sean perecederos.


b) Si su propietario hiciera abandono de ellos o, debidamente
requerido sobre el destino del efecto judicial, no haga
manifestación alguna.
c) De ser los gastos de conservación y depósito superiores al
valor del objeto en sí.
d) Cuando su conservación pueda resultar peligrosa para la salud
o seguridad pública.
e) Si se depreciaren por el transcurso del tiempo, aun cuando no
sufran deterioro.

— No serán susceptibles de enajenación los efectos que tengan el


carácter de piezas de convicción y los que deban quedar a
expensas del procedimiento, salvo que se encuentren comprendidos
en los supuestos a) y c) mencionados anteriormente.
— Una vez acordada la suspensión, con o sin garantía, podrá ser
modificada o revocada durante el curso del proceso si cambiaran las
circunstancias en virtud de las cuales se hubiera adoptado.

VII. LA ORDEN DE CONSERVACIÓN DE DATOS


— Se encuentra regulada en el art. 588 octies de la LECrim.
— El Ministerio Fiscal o la Policía Judicial podrán requerir a
cualquier persona física o jurídica la conservación y protección de
datos o informaciones concretas incluidas en un sistema informático
de almacenamiento que se encuentren a su disposición, hasta que
se obtenga la autorización judicial correspondiente para su cesión.
TEMA 15
EL JUICIO ORAL EN LOS DISTINTOS
PROCESOS PENALES

I. PROCEDIMIENTO ORDINARIO

1. CUESTIÓN PREVIA. CUESTIONES DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO

1.1. Generalidades

— Como cuestión previa haremos una referencia a las cuestiones


de previo pronunciamiento de los arts. 666 y ss. de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal (LECrim).
— Su presentación produce efectos suspensivos del procedimiento,
con la excepción que se dirá, y la apreciación de las señaladas a
continuación como 2.ª, 3.ª y 4.ª dará lugar al sobreseimiento libre y
por tanto imposibilidad de celebración del juicio oral.
— Tales cuestiones son las siguientes:

1.ª La de declinatoria de jurisdicción.


2.ª La de cosa juzgada.
3.ª La de prescripción del delito.
4.ª La de amnistía o indulto.
5.ª La falta de autorización administrativa para procesar en los
casos en que sea necesaria, con arreglo a la Constitución y a
leyes especiales.

— A diferencia de lo que ocurre con la 2.ª, 3.ª y 4.ª, la apreciación


de la primera implica que el Tribunal mandará remitir los autos al
Tribunal o Juez que se considere competente, y la apreciación de la
quinta tiene como consecuencia mandar subsanar el defecto,
quedando mientras tanto los autos en suspenso hasta tanto se
concediera la autorización. Si fuere denegada es nulo todo lo
actuado y se acordará el sobreseimiento libre de la causa.

1.2. Tramitación

a) Plazo de interposición: en el término de tres días contados desde


que durante la tramitación de la fase intermedia del procedimiento
se entregan los autos para calificación.
b) Documentación a acompañar al escrito de interposición: los
justificativos de los hechos en que funde la cuestión y si no los
tuviere designará la oficina o archivo donde se encontraran pidiendo
al Tribunal que los reclame. Asimismo se acompañarán copias para
las demás partes.
c) Contestación por las demás partes en tres días debiendo también
acompañar los documentos justificativos de los hechos en que funde
la cuestión y si no los tuviere designará la oficina o archivo donde se
encontraran pidiendo al Tribunal que los reclame. Asimismo se
acompañará copias para las demás partes.
d) Estimación o desestimación por el Tribunal de la reclamación de
documentos. Si el proponente no hubiera acompañado los
documentos o señalado la oficina o archivo donde se encontraran
no hay lugar a los efectos suspensivos del procedimiento.
e) Si el Tribunal accede a la reclamación de documentos se recibe
el pleito a prueba por un plazo máximo de ocho días. En los
artículos de previo pronunciamiento no se admite prueba testifical.
f) Celebración de vista.
g) Dictado de auto resolutorio de las cuestiones propuestas y si una
de ellas fuera la declinatoria de jurisdicción y se estimare, el Tribunal
se abstendrá de resolver sobre las demás mandando los autos al
Tribunal o Juez competente.

2. LA FASE INTERMEDIA
— Recibidos los autos en el órgano competente para el
enjuiciamiento, éste abrirá la llamada Fase intermedia que tiene
como finalidad:

1) Examinar si el sumario está bien concluido o no, es decir, si es


o no necesario practicar nuevas diligencias de investigación.
2) De estimarse correcta la conclusión del sumario, decidir si
procede abrir el juicio oral o, por el contrario, decretar el
sobreseimiento de la causa.

— Recibidos los autos, el Letrado de la Administración de Justicia


pasará los autos primero al Ponente y después al Ministerio Fiscal,
al procurador del querellante y a la defensa del procesado o
procesados. En todos los casos para instrucción.
— Devueltos los autos por el Ministerio Fiscal, las demás partes
acusadoras y el investigado, deberán éstos acompañar un escrito en
el que manifestarán si están o no conformes con el auto de
conclusión del sumario:

1) Si están conformes, en el mismo escrito manifestarán si


solicitan la apertura del juicio oral o el sobreseimiento de la
causa.
2) Si no están conformes, podrán pedir en el escrito la práctica de
nuevas diligencias de investigación.

— Los escritos presentados se pasan al Ponente que informará al


Tribunal.
— El Tribunal, a continuación, dictará auto confirmando o revocando
el auto de conclusión del sumario dictado por el Juez de Instrucción:

1) Si revoca el auto de conclusión del sumario, devuelve al Juez


de Instrucción la causa para que practique las nuevas diligencias
de investigación.
2) Si confirma el auto de conclusión del sumario, el Tribunal
resolverá sobre si procede la apertura del juicio oral o, por el
contrario, el sobreseimiento.

— El sobreseimiento es la resolución en forma de auto que adopta


el órgano de enjuiciamiento en la fase intermedia cuando no
concurren los requisitos necesarios para decretar la apertura del
juicio oral.

1) El auto de sobreseimiento puede producir, o bien la


terminación y archivo definitivo de la causa (sobreseimiento libre),
o bien el archivo provisional de la causa (sobreseimiento
provisional).
2) El sobreseimiento libre se produce en los supuestos del art.
637 de la LECrim:

a) Cuando no existan indicios racionales de haberse


perpetrado el hecho que hubiere dado motivo a la formación
de la causa.
b) Cuando el hecho no sea constitutivo de delito.
c) Cuando aparezcan exentos de responsabilidad criminal los
procesados como autores, cómplices o encubridores.

3) El sobreseimiento provisional se produce en los supuestos del


art. 641 de la LECrim:

a) Cuando no resulte debidamente justificada la perpetración


del delito que haya dado motivo a la formación de la causa.
b) Cuando resulte del sumario haberse cometido un delito y no
haya motivos suficientes para acusar a determinada o
determinadas personas como autores, cómplices o
encubridores.

4) En los casos de pluralidad de imputados, el sobreseimiento


puede ser total (si afecta a todos los imputados) o parcial (si sólo
afecta a alguno o algunos de ellos). En el caso de sobreseimiento
parcial, se archiva (libre o provisionalmente) la causa para alguno
o algunos y se abre el juicio oral para los restantes.
5) Efectos de la solicitud del sobreseimiento:

– Si lo piden todas las partes, el órgano judicial deberá


acordarlo.
– Si alguno pide la apertura del juicio oral, el órgano judicial no
podrá sobreseer, salvo que concurra el supuesto del art. 637.
2.º de la LECrim, es decir, que el hecho no sea constitutivo de
delito.
– Cuando el Ministerio Fiscal pida el sobreseimiento (libre o
provisional), y no se hubiere personado en la causa acusador
particular, podrá el Tribunal acordar que se haga saber la
pretensión del Ministerio Fiscal a los interesados en el ejercicio
de la acción penal, para que dentro del término prudencial que
se les señale comparezcan a defender su acción, si lo
consideran oportuno. Si no comparecieren en el término fijado,
el Tribunal acordará el sobreseimiento solicitado por el
Ministerio Fiscal.

6) Efectos del sobreseimiento libre: efecto de cosa juzgada


material.
7) Efectos del sobreseimiento provisional: archivo provisional de
la causa. No produce efecto de cosa juzgada ya que, si aparecen
nuevos hechos o nuevos elementos probatorios, puede
reanudarse el proceso.

a) Contra los autos de sobreseimiento libre dictados por las


Audiencias Provinciales o por la Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional, cabe interponer recurso de apelación y
posterior recurso de casación siempre que la causa se haya
dirigido contra el encausado mediante una resolución judicial
que suponga una imputación fundada.
b) Contra los autos de sobreseimiento provisional no cabe
interponer recurso de casación porque no son autos
definitivos.
c) El auto de sobreseimiento (libre o provisional) se
comunicará a las víctimas del delito, en la dirección de correo
electrónico y, en su defecto, por correo ordinario a la dirección
postal o domicilio que hubieran designado si hubieran
presentado la solicitud para ser notificadas, prevista en el art.
5.1.m) de la Ley del Estatuto de la Víctima del delito.
d) En los casos de muerte o desaparición de la víctima
ocasionada por un delito, el auto de sobreseimiento (libre o
provisional) será comunicado a las personas a las que se
refiere el art. 109 bis 1.2.º de la LECrim, de cuya identidad y
dirección de correo electrónico o postal se tuviera
conocimiento. Es decir, la comunicación podrá hacerse a los
siguientes sujetos:

1. Cónyuge no separado legalmente o de hecho.


2. Hijos de la víctima.
3. Hijos del cónyuge no separado legalmente o de hecho
que en el momento de la muerte o desaparición de la
víctima convivieran con ellos.
4. Persona que hasta el momento de la muerte o
desaparición de la víctima hubiera estado unida a ella por
una análoga relación de afectividad.
5. Hijos de la persona que hasta el momento de la muerte o
desaparición de la víctima hubiera estado unida a ella por
una análoga relación de afectividad y, además, convivieran
con la víctima.
6. Progenitores y parientes en línea recta o colateral dentro
del tercer grado que se encontraren bajo su guarda,
personas sujetas a su tutela o curatela o que se
encontraren bajo su acogimiento familiar.
En estos supuestos, el Juez o Tribunal podrá acordar,
motivadamente, prescindir de la comunicación a todos los
familiares cuando ya se haya dirigido con éxito a varios de
ellos o cuando hayan resultado infructuosas cuantas
gestiones se hubieren practicado para su localización.

e) Las víctimas que no se hubieran mostrado como parte en la


causa podrán recurrir el auto de sobreseimiento dentro del
plazo de 20 días (art. 636 de la LECrim).
f) Excepcionalmente, en el caso de ciudadanos residentes
fuera de la Unión Europea, si no se dispusiera de una
dirección de correo electrónico o postal en la que realizar la
comunicación, se remitirá a la oficina diplomática o consular
española en el país de residencia para que la publique.
Transcurridos cinco días desde la comunicación, se entenderá
que ha sido efectuada válidamente y desplegará todos sus
efectos, iniciándose el cómputo del plazo de interposición del
recurso. Se exceptuarán de este régimen aquellos supuestos
en los que la víctima acredite justa causa de la imposibilidad
de acceso al contenido de la comunicación.

3. LA FASE DE ENJUICIAMIENTO: EL JUICIO ORAL. CONCLUSIONES


DEFINITIVAS Y SENTENCIA

3.1. Tramitación

— En los casos en que no quepa el sobreseimiento, el órgano de


enjuiciamiento decretará la apertura del juicio oral, siempre que
concurran los siguientes requisitos:
1) Que el hecho sea constitutivo de delito.
2) Que alguien se encuentre procesado como presunto
responsable del hecho.
3) Que el Ministerio Fiscal o alguna de las partes acusadoras
hayan solicitado la apertura del juicio oral.

— Una vez dictado el auto de apertura del juicio oral serán públicos
todos los actos del proceso y se comunicará la causa a las partes
para que presenten escritos de calificación iniciándose el juicio oral.
— El auto decretando la apertura del juicio oral es irrecurrible.
— Tanto las partes acusadoras como la defensa habrán de
presentar escritos de calificación provisional. Los que presenten los
acusadores se denominan escritos de acusación y los que
presenten las defensas escritos de defensa.
— Las circunstancias que han de constar en los escritos de
calificación provisional son las previstas en el art. 650 de la LECrim.
El escrito de calificación se limitará a determinar en conclusiones
precisas y numeradas:

1) Los hechos punibles que resulten del sumario.


2) La calificación legal de los mismos hechos, determinando el
delito que constituyan.
3) La participación que en ellos hubieren tenido el procesado o
procesados, si fueren varios.
4) Los hechos que resulten del sumario y que constituyan
circunstancias atenuantes o agravantes del delito o eximentes de
responsabilidad criminal.
5) Las penas en que hayan incurrido el procesado o procesados,
si fueren varios, por razón de su respectiva participación en el
delito.

— El acusador privado en su caso, y el Ministerio Fiscal cuando


sostenga la acción civil, expresarán además:

1) La cantidad en que aprecien los daños y perjuicios causados


por el delito, o la cosa que haya de ser restituida.
2) La persona o personas que aparezcan responsables de los
daños y perjuicios o de la restitución de la cosa, y el hecho en
virtud del cual hubieren contraído esta responsabilidad.

— Estos escritos pueden contener calificaciones alternativas por si


fueran desestimadas algunas de ellas. En estos escritos las partes
propondrán las pruebas de que intenten valerse.
— La defensa puede mostrar en el escrito de calificación provisional
su conformidad con la pena solicitada por la parte acusadora o con
la más grave de las pedidas si fueran varios los acusadores (art. 655
de la LECrim).
— Si la conformidad es aceptada, el órgano judicial dictará
sentencia de conformidad y se dará por terminado el proceso.
— De no mediar conformidad, presentados los escritos de
calificación provisional, y antes de la celebración del juicio oral, el
órgano judicial ha de pronunciarse mediante auto sobre la admisión
o no de las pruebas propuestas por las partes, admitiendo las
pruebas pertinentes, útiles y lícitas y rechazando las que considere
impertinentes, inútiles o ilícitas.
— A la vista de este auto, el Letrado de la Administración de Justicia
señalará el día y hora en que comenzarán las sesiones del juicio
oral, y mandará citar a los peritos y testigos que hayan de
comparecer en el juicio, citando asimismo a las partes acusadoras y
acusadas.
— En todo caso, aunque no sea parte en el proceso ni deba
intervenir, el Letrado de la Administración de Justicia deberá
informar a la víctima por escrito de la fecha y lugar de celebración
del juicio.
— Los criterios generales y las concretas y específicas instrucciones
con arreglo a los cuales se realizará el señalamiento del día y hora
de comienzo de las sesiones del juicio oral, se fijan por los
Presidentes de Sala o Sección, teniendo en cuenta las siguientes
circunstancias:

1) La prisión del acusado.


2) El aseguramiento de su presencia a disposición judicial.
3) Las demás medidas cautelares personales adoptadas.
4) La prioridad de otras causas.
5) La complejidad de la prueba propuesta o cualquier
circunstancia modificativa, según hayan podido determinar una
vez estudiado el asunto o pleito de que se trate.
— Antes de que se celebre el juicio oral pueden practicarse las
pruebas anticipadas que las partes hayan propuesto en sus escritos
de calificación provisional y hubieran sido admitidas por el órgano
judicial.

3.2. La celebración del juicio oral

— A continuación se procede a la celebración del juicio oral que


tiene como finalidad principal la práctica de las pruebas propuestas
por las partes y admitidas por el órgano judicial:

1) La celebración del juicio oral o vista está informada por el


principio de publicidad, ya que, como señala el art. 680 de la
LECrim, los debates del juicio oral serán públicos bajo pena de
nulidad. Se trata de una publicidad general de tal manera que el
juicio será público para las partes y para terceros (presencia en
sala de público y/o presencia de los medios de comunicación).
2) El Juez o Tribunal podrá acordar, de oficio o a instancia de
cualquiera de las partes, previa audiencia a las mismas, que
todos o alguno de los actos o las sesiones del juicio se celebren a
puerta cerrada, cuando así lo exijan razones de seguridad u
orden público, o la adecuada protección de los derechos
fundamentales de los intervinientes, en particular, el derecho a la
intimidad de la víctima, el respeto debido a la misma o a su
familia, o resulte necesario para evitar a las víctimas perjuicios
relevantes que, de otro modo, podrían derivar del desarrollo
ordinario del proceso.

a) La anterior restricción no será aplicable al Ministerio Fiscal,


a las personas lesionadas por el delito, a los procesados, al
acusador privado, al actor civil y a los respectivos defensores.
b) El Juez o el Presidente del Tribunal podrán autorizar la
presencia de personas que acrediten un especial interés en la
causa.
c) Asimismo, podrá el órgano judicial acordar la adopción de
las siguientes medidas para la protección de la intimidad de la
víctima y de sus familiares:

1. Prohibir la divulgación o publicación de información


relativa a la identidad de la víctima, de datos que puedan
facilitar su identificación de forma directa o indirecta, o de
aquellas circunstancias personales que hubieran sido
valoradas para resolver sobre sus necesidades de
protección.
2. Prohibir la obtención, divulgación o publicación de
imágenes de la víctima o de sus familiares.

3) Queda prohibida, en todo caso, la divulgación o publicación de


información relativa a la identidad de víctimas menores de edad o
víctimas con discapacidad necesitadas de especial protección, de
datos que puedan facilitar su identificación de forma directa o
indirecta, o de aquellas circunstancias personales que hubieran
sido valoradas para resolver sobre sus necesidades de
protección, así como la obtención, divulgación o publicación de
imágenes suyas o de sus familiares.
4) El Juez o Tribunal, previa audiencia de las partes, podrá
restringir la presencia de los medios de comunicación
audiovisuales en las sesiones del juicio y prohibir que se graben
todas o alguna de las audiencias cuando resulte imprescindible
para preservar el orden de las sesiones y los derechos
fundamentales de las partes y de los demás intervinientes,
especialmente el derecho a la intimidad de las víctimas, el
respeto debido a la misma o a su familia, o la necesidad de evitar
a las víctimas perjuicios relevantes que, de otro modo, podrían
derivar del desarrollo ordinario del proceso. A estos efectos,
podrá:

a) Prohibir que se grabe el sonido o la imagen en la práctica


de determinadas pruebas, o determinar qué diligencias o
actuaciones pueden ser grabadas y difundidas.
b) Prohibir que se tomen y difundan imágenes de alguna o
algunas de las personas que en él intervengan.
c) Prohibir que se facilite la identidad de las víctimas, de los
testigos o peritos o de cualquier otra persona que intervenga
en el juicio.

5) Facultades del Presidente del Tribunal (arts. 683 y ss. de la


LECrim):

a) El Presidente dirigirá los debates cuidando de impedir las


discusiones impertinentes y que no conduzcan al
esclarecimiento de la verdad, sin coartar por esto a los
defensores la libertad necesaria para la defensa.
b) Además de ello:

* Tiene las facultades necesarias para conservar o


restablecer el orden en las sesiones y mantener el respeto
debido al Tribunal y a los demás poderes públicos,
pudiendo corregir en el acto con multa las infracciones que
no constituyan delito, o que no tengan señalada en la ley
una corrección especial.
* Debe llamar al orden a todas las personas que lo alteren,
y podrá hacerlas salir del local si lo considerare oportuno.
* Podrá también acordar que se detenga en el acto a
cualquiera que delinquiere durante la sesión, poniéndole a
disposición del Juzgado competente.
* Facultad especial del Tribunal: cuando el acusado altere
el orden con una conducta inconveniente y persista en ella
a pesar de las advertencias del Presidente y del
apercibimiento de hacerle abandonar el local, el Tribunal
podrá decidir que sea expulsado por cierto tiempo o por
toda la duración de las sesiones, continuando éstas en su
ausencia.
6) El día señalado por el órgano judicial comenzará la sesión o
sesiones en que se vaya a desarrollar el juicio oral. El órgano
judicial declara abierta la sesión y el Letrado de la Administración
de Justicia dará cuenta verbalmente del hecho que motivó la
formación del sumario, del día en que se comenzó a instruir, si el
procesado o procesados se encuentran en prisión provisional, en
libertad provisional con o sin fianza o en libertad. El Letrado de la
Administración de Justicia leerá, a continuación, los escritos de
calificación provisional, las listas de peritos y testigos que hayan
de declarar y hará una relación de las demás pruebas que se
hayan de practicar. Velará, también, porque se encuentren en el
local del Tribunal las piezas de convicción.
7) A continuación, el Presidente del Tribunal preguntará al
acusado si se conforma con la acusación más grave. Si el
acusado se conforma, se procederá a dictar sentencia de
conformidad en los términos del art. 655 de la LECrim y el
proceso terminará.
8) Si el acusado no se conforma se comienza con el
interrogatorio del mismo y, a continuación, se practican las demás
pruebas.
9) El orden de la práctica de las pruebas es el siguiente:

1. Primero se practican las pruebas propuestas por el Ministerio


Fiscal.
2. A continuación las propuestas por los demás acusadores.
3. Y, por último, las propuestas por el procesado o procesados.

10) Las pruebas propuestas por cada parte se practican por el


orden en que aparezcan en los escritos de calificación
provisional. Los testigos serán examinados por el orden en que
aparecen en las listas. Se puede alterar este orden, bien de
oficio, bien a instancia de parte.
11) El modo de practicar cada medio de prueba es igual al de su
correspondiente diligencia de investigación.
12) Practicadas las pruebas, el Presidente del Tribunal requerirá
a las partes para que, a la vista del resultado de las mismas,
ratifiquen o modifiquen sus escritos de calificación provisional.
13) Si ratifican sus escritos de calificación provisional se limitan a
manifestar que elevan a definitivas las calificaciones
provisionales y no tendrán que presentar un nuevo escrito de
calificación.
14) Si, por el contrario, manifiestan su intención de modificar sus
calificaciones provisionales, deberán presentar un nuevo escrito
que se denomina escrito de calificaciones definitivas. Para ello, y
aunque la LECrim no diga nada, hay que suspender el juicio oral,
y conceder un plazo para la presentación del escrito de
calificaciones definitivas.
15) A través del escrito de calificaciones definitivas (ya hayan
sido elevadas las provisionales a definitivas, o se haya
presentado un nuevo escrito), las partes formulan sus
pretensiones de forma definitiva, fijando las cuestiones sobre las
que ha de resolver el órgano judicial y condicionando la
congruencia de la sentencia.
16) Formuladas las conclusiones definitivas, puede suceder que
el Tribunal considere que el hecho punible ha sido calificado de
forma errónea. En este caso, el art. 733 de la LECrim permite al
órgano judicial plantear lo que se conoce como «Tesis del
Tribunal», es decir, proponer a las partes una calificación jurídica
del hecho distinta a la mantenida por ellas. Dispone el art. 733 de
la LECrim que «Si juzgando por el resultado de las pruebas
entendiere el Tribunal que el hecho justiciable ha sido calificado
con manifiesto error, podrá el Presidente emplear la siguiente
fórmula: Sin que sea visto prejuzgar el fallo definitivo sobre las
conclusiones de la acusación y la defensa, el Tribunal desea que
el Fiscal y los defensores del procesado (o los defensores de las
partes cuando fuesen varias) le ilustren acerca de si el hecho
justiciable constituye el delito de [...] o si existe la circunstancia
eximente de responsabilidad a que se refiere el número [...] del
artículo [...] del Código Penal. Esta facultad excepcional, de que
el Tribunal usará con moderación, no se extiende a las causas
por delitos que sólo pueden perseguirse a instancia de parte, ni
tampoco es aplicable a los errores que hayan podido cometerse
en los escritos de calificación, así respecto a la apreciación de las
circunstancias atenuantes y agravantes, como en cuanto a la
participación de cada uno de los procesados en la ejecución del
delito público, que sea materia de juicio. Si el Fiscal o cualquiera
de los defensores de las partes indicaren que no están
suficientemente preparados para discutir la cuestión propuesta
por el Presidente, se suspenderá la sesión hasta el siguiente
día».
17) Planteada la Tesis, para que prospere es necesario que sea
acogida por el Ministerio Fiscal o por la acusación particular (si la
hubiera) mediante un nuevo escrito de calificación definitiva. Si
no la acogen las acusaciones, el Tribunal no podrá aplicarla.
18) Tras las calificaciones definitivas (y el posible planteamiento
de la Tesis), el juicio oral continuará con el trámite de informes
orales de las partes.
19) El Presidente del Tribunal concederá la palabra para que
formulen los informes orales, en primer lugar al Ministerio Fiscal,
después al acusador particular (si lo hubiere), al defensor del
actor civil (si lo hubiere), a los defensores de los procesados y,
por último a los defensores de los responsables civiles.
20) En los informes orales las partes expondrán los hechos que
consideren probados o no probados, su calificación jurídica, y la
participación o no de los acusados en los mismos. Los informes
han de ajustarse al contenido de los escritos de calificación
definitiva.
21) Después de los informes sólo se permite a las partes que
rectifiquen hechos o conceptos.
22) Tras los informes orales se concede al acusado el «derecho a
la última palabra», del que podrá hacer o no uso.
23) A continuación, el Presidente del Tribunal declarará concluso
el juicio para sentencia.

— El desarrollo de las sesiones del juicio oral se registrará en


soporte apto para la grabación y reproducción del sonido y de la
imagen. El Letrado de la Administración de Justicia deberá custodiar
el documento electrónico que sirva de soporte a la grabación. Las
partes podrán pedir, a su costa, copia de las grabaciones originales.
— Siempre que se cuente con los medios tecnológicos necesarios,
el Letrado de la Administración de Justicia garantizará la
autenticidad e integridad de lo grabado o reproducido mediante la
utilización de la firma electrónica reconocida u otro sistema de
seguridad que conforme a la ley ofrezca tales garantías. En este
caso, la celebración del acto no requerirá la presencia en la sala del
Letrado de la Administración de Justicia salvo que lo hubieran
solicitado las partes, al menos dos días antes de la celebración de la
vista, o que excepcionalmente lo considere necesario el Letrado de
la Administración de Justicia, atendiendo a la complejidad del
asunto, al número y naturaleza de las pruebas a practicar, al número
de intervinientes, a la posibilidad de que se produzcan incidencias
que no pudieran registrarse, o a la concurrencia de otras
circunstancias igualmente excepcionales que lo justifiquen, supuesto
en el cual el Letrado de la Administración de Justicia extenderá acta
sucinta.
— Si los mecanismos señalados anteriormente no se pudiesen
utilizar, el Letrado de la Administración de Justicia deberá consignar
en el acta, al menos, los siguientes datos: número y clase de
procedimiento; lugar y fecha de celebración; tiempo de duración,
asistentes al acto; peticiones y propuestas de las partes; en caso de
proposición de pruebas, declaración de pertinencia y orden en la
práctica de las mismas; resoluciones que adopte el Juez o Tribunal;
así como las circunstancias e incidencias que no pudieran constar
en aquel soporte.
— Cuando estos medios de registro no se pudiesen utilizar por
cualquier causa, el Letrado de la Administración de Justicia
extenderá acta de cada sesión, recogiendo en ella, con la extensión
y detalle necesarios, el contenido esencial de la prueba practicada,
las incidencias y reclamaciones producidas y las resoluciones
adoptadas.
— Esta acta se extenderá por procedimientos informáticos, sin que
pueda ser manuscrita más que en las ocasiones en que la sala en
que se esté celebrando la actuación carezca de medios
informáticos. En estos casos, al terminar la sesión el Letrado de la
Administración de Justicia leerá el acta, haciendo en ella las
rectificaciones que las partes reclamen, si las estima procedentes.
Esta acta se firmará por el Presidente y miembros del Tribunal, por
el Fiscal y por los defensores de las partes.
— Suspensión de las sesiones del juicio oral:

1) Abierto el juicio oral, continuará durante todas las sesiones


consecutivas que sean necesarias hasta su conclusión.
2) No obstante, el Presidente del Tribunal podrá suspender la
apertura de las sesiones cuando las partes, por motivos
independientes de su voluntad, no tuvieren preparadas las
pruebas ofrecidas en sus respectivos escritos.
3) Procederá además la suspensión del juicio oral en los casos
siguientes:

1.º Cuando el Tribunal tuviere que resolver durante los


debates alguna cuestión incidental que por cualquier causa
fundada no pueda decidirse en el acto.
2.º Cuando con arreglo a lo dispuesto en la LECrim el Tribunal
o alguno de sus individuos tuviere que practicar alguna
diligencia fuera del lugar de las sesiones y no pudiere
verificarse en el tiempo intermedio entre una y otra sesión.
3.º Cuando no comparezcan los testigos de cargo y de
descargo ofrecidos por las partes y el Tribunal considere
necesaria la declaración de los mismos. Podrá, sin embargo,
el Tribunal acordar en este caso la continuación del juicio y la
práctica de las demás pruebas; y después que se hayan
hecho, suspenderlo hasta que comparezcan los testigos
ausentes.
4.º Cuando algún miembro del Tribunal o el defensor de
cualquiera de las partes o el Fiscal enfermara repentinamente
hasta el punto de que no pueda continuar tomando parte en el
juicio ni pueda ser reemplazado el último, sin grave
inconveniente para la defensa del interesado.
5.º Cuando alguno de los procesados enfermara
repentinamente hasta el punto de que no pueda estar presente
en el juicio. Esta suspensión no se acordará sino después de
haber oído a los facultativos nombrados de oficio para el
reconocimiento del enfermo.
6.º Cuando revelaciones o retractaciones inesperadas
produzcan alteraciones sustanciales en los juicios, haciendo
necesarios nuevos elementos de prueba o alguna sumaria
instrucción suplementaria.

4) En los casos 1.º, 2.º, 4.º y 5.º, el Tribunal podrá decretar de


oficio la suspensión. En los demás casos la decretará, siendo
procedente, a instancia de parte.
5) Cuando en los casos 4.º y 5.º haya de prolongarse
indefinidamente la suspensión del juicio, o por un tiempo
demasiado largo, se declarará sin efecto la parte del juicio
celebrada. Lo mismo podrá acordar el Tribunal en el caso 6.º, si
la preparación de los elementos de prueba o la sumaria
instrucción suplementaria exigiere algún tiempo. En ambos
casos, el Letrado de la Administración de Justicia señalará día
para nuevo juicio cuando desaparezca la causa de la suspensión
o puedan ser reemplazadas las personas reemplazables.
6) En el supuesto de pluralidad de imputados, no se suspenderá
el juicio por la enfermedad o incomparecencia de alguno de los
procesados citados personalmente, siempre que el Tribunal
estime, con audiencia de las partes y haciendo constar en el acta
del juicio las razones de la decisión, que existen elementos
suficientes para juzgarles con independencia.
7) Cuando el procesado sea una persona jurídica, se estará a lo
dispuesto en el art. 786 bis de la LECrim.
8) En los autos de suspensión que se dicten se fijará el tiempo de
la suspensión, si fuere posible, y se determinará lo que
corresponda para la continuación del juicio. Contra estos autos
no se dará recurso alguno.

3.3. Práctica de pruebas durante el juicio oral

— El Capítulo III del Título III del Libro III de la LECrim está
dedicado a la práctica de las pruebas durante el juicio oral. Dado
que existe una evidente correlación entre las que pueden
practicarse en el juicio oral con la práctica de las correspondientes
diligencias de investigación que se han estudiado en el tema
dedicado al sumario, haremos aquí únicamente una breve reflexión
sobre las diferencias o particularidades existentes.

a) Confesión de los procesados y personas civilmente


responsables: si la pena solicitada fuera correccional y el
procesado o procesados y responsable o responsables civiles, en
su caso, muestran plena conformidad con la acusación penal y
solicitud de responsabilidad civil más grave y el o los abogados
defensores no consideran necesaria la continuación del juicio, se
dará éste por finalizado y se dictará sentencia según la
calificación aceptada sin poder imponerse pena más grave.
b) Examen de los testigos: los testigos que hayan de declarar en
el juicio oral permanecerán, hasta que sean llamados a prestar
sus declaraciones, en un local a propósito, sin comunicación con
los que ya hubiesen declarado ni con otra persona.
c) Informe pericial: los peritos podrán ser recusados por las
causas y en la forma prescrita en los artículos correspondientes
del sumario y la sustanciación de los incidentes de recusación se
realizará en el tiempo que media desde la admisión de las
pruebas propuestas por las partes hasta la apertura de las
sesiones.
Los peritos que no hayan sido recusados serán examinados
juntos cuando deban declarar sobre unos mismos hechos, y
contestarán a las preguntas y repreguntas que las partes les
dirijan.
d) Prueba documental: el Tribunal examinará por sí mismo los
libros, documentos, papeles y demás piezas de convicción que
puedan contribuir al esclarecimiento de los hechos o a la más
segura investigación de la verdad.
e) Inspección ocular.

— La sección 5.ª del Capítulo que estudiamos regula una serie de


Disposiciones comunes a las cuatro secciones anteriores. Por su
interés únicamente nos referiremos a algunas de ellas, las reguladas
en los arts. 728 a 730 de la LECrim que disponen que:

1) No podrán practicarse otras diligencias de prueba que las


propuestas por las partes, ni ser examinados otros testigos que
los comprendidos en las listas presentadas.
2) Se exceptúan de lo dispuesto en el artículo anterior:

a) Los careos de los testigos entre sí o con los procesados o


entre éstos, que el Presidente acuerde de oficio, o a propuesta
de cualquiera de las partes.
b) Las diligencias de prueba no propuestas por ninguna de las
partes, que el Tribunal considere necesarias para la
comprobación de cualquiera de los hechos que hayan sido
objeto de los escritos de calificación.
c) Las diligencias de prueba de cualquier clase que en el acto
ofrezcan las partes para acreditar alguna circunstancia que
pueda influir en el valor probatorio de la declaración de un
testigo, si el Tribunal las considera admisibles.

3) Podrán también leerse o reproducirse a instancia de


cualquiera de las partes las diligencias practicadas en el sumario,
que, por causas independientes de la voluntad de aquéllas, no
puedan ser reproducidas en el juicio oral, y las declaraciones
recibidas de conformidad con lo dispuesto en el art. 448 durante
la fase de investigación a las víctimas menores de edad y a las
víctimas con discapacidad necesitadas de especial protección.

II. PROCEDIMIENTO ABREVIADO


— Señalaremos exclusivamente las principales peculiaridades que
para la celebración del juicio se recogen en los arts. 785 y ss. de la
LECrim respecto de la celebración en el procedimiento ordinario:

a) Una vez las actuaciones a disposición del órgano competente


para el enjuiciamiento, el Juez o Tribunal examinará las pruebas
propuestas, admitiendo las pertinentes, y prevendrá lo necesario
para la práctica de la prueba anticipada.
b) La celebración del juicio oral requiere preceptivamente la
asistencia del acusado y del abogado defensor pudiéndose
celebrar contra alguno o algunos de los acusados si no
comparecieren la totalidad.
c) La ausencia injustificada del acusado citado legalmente no es
causa de suspensión del juicio oral si el Juez o Tribunal, a
solicitud del Ministerio Fiscal o de la parte acusadora, y oída la
defensa, estima que existen elementos suficientes para el
enjuiciamiento, cuando la pena solicitada no exceda de dos años
de privación de libertad o, si fuera de distinta naturaleza, cuando
su duración no exceda de seis años.
d) La ausencia injustificada del tercero responsable civil citado en
debida forma no será por sí misma causa de suspensión del
juicio.
e) Tras la iniciación del juicio con la lectura de los escritos de
acusación y de defensa, a instancia de parte, el Juez o Tribunal
abrirá un turno de intervenciones acerca de la competencia del
órgano judicial, vulneración de algún derecho fundamental,
existencia de artículos de previo pronunciamiento, causas de la
suspensión de juicio oral, nulidad de actuaciones, así como sobre
el contenido y finalidad de la pruebas propuestas o que se
propongan para practicarse en el acto resolviéndose en el acto
sobre las cuestiones planteadas. Contra la resolución que se
adopte no cabrá recurso, pudiéndose formular protesta para una
posible apelación futura.
f) Antes de iniciarse la práctica de la prueba, la defensa, con la
conformidad del acusado presente, podrá pedir al Juez o Tribunal
que proceda a dictar sentencia de conformidad con el escrito de
acusación que contenga pena de mayor gravedad, o con el que
se presentará en ese acto, que no podrá referirse a hecho
distinto, ni contener calificación más grave que la del escrito de
acusación anterior. Si la pena no excediere de seis años de
prisión, el Juez o Tribunal dictará sentencia de conformidad con
la manifestada por la defensa, oído el acusado, si a partir de la
descripción de los hechos aceptada por todas las partes, el Juez
o Tribunal entendiere que la calificación aceptada es correcta y
que la pena es procedente según dicha calificación.
g) Si el Juez o Tribunal considerare incorrecta la calificación
formulada o entendiere que la pena solicitada no procede
legalmente, requerirá a la parte que presentó el escrito de
acusación más grave para que manifieste si se ratifica o no en él,
pudiendo dictarse sentencia de conformidad si la parte requerida
modifica su escrito de acusación calificando correctamente los
hechos y solicita pena procedente, y la defensa y el acusado
prestan conformidad.
III. JUICIO POR DELITOS LEVES

1. POSIBLES FORMAS DE LLEGAR A LA CELEBRACIÓN DE JUICIO ORAL

— Apreciada la posible comisión de un delito leve, puede llegarse a


la celebración del juicio oral por diversas vías:

a) La primera de ellas la encontramos en el n.º 1 del art. 962 de


la LECrim, siendo el señalamiento y citación a juicio directamente
por la policía cuando tenga noticia de un hecho que presente los
caracteres de delito leve de lesiones o maltrato de obra, de hurto
flagrante, de amenazas, de coacciones o de injurias, cuyo
enjuiciamiento corresponda al Juzgado de Instrucción al que se
debe entregar el atestado o a otro del mismo partido judicial.
b) La segunda vía la encontramos en el art. 964 de la LECrim
que se refiere a los supuestos no contemplados por el art. 962,
en cuyo caso, cuando la Policía Judicial tenga noticia de un
hecho que presente los caracteres de algún delito leve, formará
de manera inmediata el correspondiente atestado que remitirá sin
dilación al Juzgado de guardia.

2. CELEBRACIÓN DEL JUICIO (ART. 969 DE LA LECRIM)

— Rigen en su celebración los principios de publicidad, oralidad,


inmediación y contradicción, practicándose, en su caso, los
siguientes actos en el orden que se relaciona a continuación:

a) Lectura de la denuncia o querella, en su caso, y ratificación por


el denunciante y querellante. Examen de éste por el Ministerio
Fiscal y abogados, si asistieren.
b) Proposición de prueba por el Ministerio Fiscal y denunciante
y/o querellante.
c) Admisión en su caso de las pruebas propuestas. Ante la
denegación no cabe recurso alguno, pudiendo formularse
protesta para posible apelación.
d) Examen de los testigos convocados y práctica de las demás
pruebas propuestas por el Ministerio Fiscal y querellante y/o
denunciante y que hayan sido admitidas.
e) Declaración del denunciado debiendo ser advertido de los
derechos que como investigado tiene, en especial el de no
declarar, no confesarse culpable de ningún delito y no contestar a
alguna o algunas de las preguntas que se le formulara, debiendo
tenerse en cuenta que su ausencia injustificada no suspenderá la
celebración ni la resolución del juicio, siempre que conste
habérsele citado con las formalidades prescritas en la ley, a no
ser que el Juez, de oficio o a instancia de parte, crea necesaria
su declaración.
(Si el denunciado reside fuera de la demarcación del Juzgado, no
tiene obligación de asistir al juicio, pudiendo dirigir al Juez escrito
alegando lo que estime conveniente en su defensa, así como
apoderar a abogado o procurador que presente en aquel acto las
alegaciones y las pruebas de descargo que tuviere).
f) Proposición de prueba por el denunciado.
g) Admisión en su caso de las pruebas propuestas. Ante la
denegación, no cabe recurso alguno pudiendo formularse
propuesta para posible apelación.
h) Práctica de las pruebas propuestas por el denunciado y que
hayan sido admitidas.
i ) Calificación e informe por las partes, hablando primero el
Fiscal, si asistiere, después el querellante particular o el
denunciante y, por último, el acusado.
j ) Declaración por el Juez de conclusión y quedar el juicio visto
para sentencia.
TEMA 16
LA PRUEBA EN LOS PROCESOS
PENALES

I. GENERALIDADES
— Para el estudio de la prueba en el proceso penal, elemento de
suma importancia en el proceso, debe partirse del principio de
presunción de inocencia recogido en múltiples textos normativos
tanto nacionales como internacionales y expresamente en el art.
24.2 de la Constitución Española (CE).
— El Tribunal Constitucional (TC) considera que la presunción de
inocencia tiene una doble dimensión, afirmando que «opera en el
seno del proceso como una regla de juicio, pero constituye a la vez
una regla de tratamiento, en virtud de la cual el imputado tiene
derecho a recibir la consideración y el trato de no autor o no
partícipe en hechos de carácter delictivo» [Sentencia del TC (STC)
128/1995, de 26 de julio, cuando se refiere a la prisión provisional].
— Como regla de tratamiento significa que el acusado ha de ser
tratado como inocente hasta que una sentencia definitiva no
demuestre lo contrario y está presente en el proceso penal a lo largo
de todas sus instancias.
— Prueba válida es únicamente la practicada en el juicio oral,
careciendo de valor probatorio la investigación practicada en la
instrucción, con las excepciones que se analizarán, y con aplicación
de los siguientes principios:

1) Publicidad. Como regla general, las pruebas se deben


practicar en el juicio oral en sesión pública, pudiendo practicarse
a puerta cerrada en el supuesto previsto en el art. 681 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), pero en todo caso las
partes personadas en el procedimiento tienen el derecho de
participar en la práctica de la prueba y conocer la practicada.
2) Oralidad. Las pruebas se practicarán oralmente quedando
recogidas en el acta o grabación las respuestas que se den a las
preguntas que se formulen.
3) Inmediación. Las pruebas se practicarán en presencia del Juez
y de las partes y en su caso del acusado cuando se encontrara
presente.
4) Concentración. Las pruebas se practicarán en una sola sesión
del juicio oral. Si esto no fuera posible, deberán realizarse en
varias sesiones lo más próximas entre sí.
5) Contradicción que exige que todas las partes puedan tener la
posibilidad, en igualdad de condiciones, de ser escuchadas y de
practicar pruebas, con la finalidad de que ninguna de las partes
se encuentre indefensa frente a la otra.

II. LA CARGA DE LA PRUEBA


— Recae sobre la o las acusaciones por aplicación del principio de
presunción de inocencia, teniendo la obligación de probar los
hechos cometidos, los elementos objetivos y subjetivos del tipo
penal y la participación del acusado, mientras que sobre éste pesa
acreditar, en su caso, la concurrencia de circunstancias extintivas o
atenuantes de la responsabilidad penal previstas en los arts. 20 y 21
del Código punitivo, o en cualquier otro precepto del citado Código
como, ad exemplum, el art. 268.

III. MEDIOS DE PRUEBA

1. REGLA GENERAL
— No podrán practicarse otras diligencias de prueba que las
propuestas por las partes, ni ser examinados otros testigos que los
comprendidos en las listas presentadas (art. 728 de la LECrim), si
bien la propia ley procesal admite en los dos artículos siguientes las
excepciones que se consignan:

a) Se exceptúan:

1) Los careos de los testigos entre sí o con los procesados o


entre éstos, que el Presidente acuerde de oficio, o a propuesta
de cualquiera de las partes.
2) Las diligencias de prueba no propuestas por ninguna de las
partes, que el Tribunal considere necesarias para la
comprobación de cualquiera de los hechos que hayan sido
objeto de los escritos de calificación.
3) Las diligencias de prueba de cualquier clase que en el acto
ofrezcan las partes para acreditar alguna circunstancia que
pueda influir en el valor probatorio de la declaración de un
testigo, si el Tribunal las considera admisibles.

b) Podrán también leerse o reproducirse a instancia de


cualquiera de las partes las diligencias practicadas en el sumario,
que, por causas independientes de la voluntad de aquéllas, no
puedan ser reproducidas en el juicio oral, y las declaraciones
recibidas de conformidad con lo dispuesto en el art. 448 durante
la fase de investigación a las víctimas menores de edad y a las
víctimas con discapacidad necesitadas de especial protección.

2. MEDIOS DE PRUEBA RECOGIDOS EN LA LECRIM

— Son los siguientes:

1) Declaración del acusado y de los responsables civiles (arts.


688 a 700 de la LECrim, concordantes en el sumario con los arts.
385 a 409 bis l).
2) Prueba testifical (arts. 701 a 722 de la LECrim, concordantes
en el sumario con los arts. 410 a 450).
3) Prueba pericial (arts. 723 a 725 de la LECrim).
4) Prueba documental (art. 726 de la LECrim).
5) Inspección ocular (art. 727 de la LECrim, concordante en el
sumario con los arts. 326 a 333).
6) Careo de los testigos entre sí o con los acusados o entre
éstos.

IV. PROPOSICIÓN DE LA PRUEBA

1. PROCEDIMIENTO ORDINARIO

— En el procedimiento ordinario, las pruebas deben proponerse en


los escritos de calificación y así el art. 656 párrafo primero de la
LECrim dispone que: «El Ministerio Fiscal y las partes manifestarán
en sus respectivos escritos de calificación las pruebas de que
intenten valerse, presentando listas de peritos y testigos que hayan
de declarar a su instancia».

2. PROCEDIMIENTO ABREVIADO

— En el procedimiento abreviado, el art. 781 de la LECrim, y en lo


que a las acusaciones afecta, indica que en el escrito de acusación
«se propondrán las pruebas cuya práctica se interese en el juicio
oral, expresando si la reclamación de documentos o las citaciones
de peritos y testigos deben realizarse por medio de la Oficina
Judicial».
— En el escrito de acusación se podrá solicitar la práctica anticipada
de aquellas pruebas que no puedan llevarse a cabo durante las
sesiones del juicio oral.
— Y el art. 784, en lo que a las defensas afecta indica que «1.
Abierto el juicio oral, el Secretario Judicial (hoy Letrado de la
Administración de Justicia) emplazará al imputado, con entrega de
copia de los escritos de acusación, para que en el plazo de tres días
comparezca en la causa con abogado que le defienda y procurador
que le represente. Si no ejercitase su derecho a designar procurador
o a solicitar uno de oficio, el Secretario Judicial interesará, en todo
caso, su nombramiento. Cumplido ese trámite, el Secretario Judicial
dará traslado de las actuaciones originales, o mediante fotocopia, a
los designados como acusados y terceros responsables en los
escritos de acusación, para que en plazo común de 10 días
presenten escrito de defensa frente a las acusaciones formuladas
[…].
— Una vez precluido el trámite para presentar su escrito, la defensa
sólo podrá proponer la prueba que aporte en el acto del juicio oral
para su práctica en el mismo, sin perjuicio de que, además, pueda
interesar previamente que se libren las comunicaciones necesarias,
siempre que lo haga con antelación suficiente respecto de la fecha
señalada para el juicio, y de lo previsto en el párrafo segundo del
apartado 1 del art. 785. Todo ello se entiende sin perjuicio de que si
los afectados consideran que se ha producido indefensión puedan
aducirlo de acuerdo con lo previsto en el apartado 2 del art. 786.
— En el escrito de defensa se podrá solicitar del órgano judicial que
recabe la remisión de documentos o cite a peritos o testigos, a los
efectos de la práctica de la correspondiente prueba en las sesiones
del juicio oral o, en su caso, de la práctica de prueba anticipada».

3. PROCEDIMIENTO POR DELITO LEVE

— En el procedimiento por delito leve las pruebas se propondrán


por todas las partes en el mismo acto del juicio, siempre que el Juez
las considere admisibles, y así lo dispone el art. 969 de la LECrim.

4. PROCEDIMIENTO DE LA LEY DEL TRIBUNAL DEL JURADO


— Se deben proponer las pruebas en los respectivos escritos de
calificación encontrándose una especialidad de proposición de
prueba, y por ende de práctica, en el art. 46.1 de la Ley Orgánica
reguladora, pues los Jurados, por medio del Magistrado-Presidente
y previa declaración de pertinencia, podrán dirigir, mediante escrito,
a testigos, peritos y acusados las preguntas que estimen
conducentes a fijar y aclarar los hechos sobre los que verse la
prueba.

V. ADMISIÓN DE LAS PRUEBAS

1. PROCEDIMIENTO ORDINARIO

— Conforme al art. 659 de la LECrim, el Tribunal examinará las


pruebas propuestas e inmediatamente dictará auto, admitiendo las
que considere pertinentes y rechazando las demás. Para rechazar
las propuestas por el acusador privado, habrá de ser oído el Fiscal
si interviniere en la causa.
— Contra los autos de admisión no cabrá recurso alguno, cabiendo
recurso de casación contra el rechazo o denegación, si se
preparase oportunamente con la correspondiente protesta.

2. PROCEDIMIENTO ABREVIADO

— Manda el art. 785 .1 de la LECrim que «en cuanto las


actuaciones se encontraren a disposición del órgano competente
para el enjuiciamiento, el Juez o Tribunal examinará las pruebas
propuestas e inmediatamente dictará auto admitiendo las que
considere pertinentes y rechazando las demás, y prevendrá lo
necesario para la práctica de la prueba anticipada.
Contra los autos de admisión o inadmisión de pruebas no cabrá
recurso alguno, sin perjuicio de que la parte a la que fue denegada
pueda reproducir su petición al inicio de las sesiones del juicio oral,
momento hasta el cual podrán incorporarse a la causa los informes,
certificaciones y demás documentos que el Ministerio Fiscal y las
partes estimen oportuno y el Juez o Tribunal admitan».

3. PROCEDIMIENTO POR DELITO LEVE

— En el mismo acto del juicio y así lo dispone el art. 969 de la


LECrim.

4. PROCEDIMIENTO DE LA LEY DEL TRIBUNAL DEL JURADO

— Conforme al art. 36 de la LOTJ, personadas las partes ante el


Tribunal y resueltas, en su caso, las cuestiones propuestas, si ello
no impidiese el juicio oral, el Magistrado que vaya a presidir el
Tribunal del Jurado dictará auto en el que, entre otros
pronunciamientos, resolverá sobre la procedencia de los medios de
prueba propuestos por las partes y sobre la anticipación de su
práctica.

VI. PRÁCTICA DE LA PRUEBA


— Respecto de aquellas diligencias de investigación que son
reproducibles en el acto del juicio oral, nos remitimos a cuanto a la
práctica de tales diligencias se ha explicado en el tema
correspondiente al sumario, debiendo tenerse en cuenta las
especialidades que se reflejan en los preceptos citados en el
apartado de este Tema referente a los medios de prueba recogidos
en la LECrim.
— Por su especialidad, sólo haremos referencia a la llamada prueba
preconstituida y prueba anticipada siguiendo a la doctrina y
jurisprudencia.
— Según dice la doctrina, la llamada «prueba preconstituida» es un
modo especial de la práctica de muchas de las pruebas previstas en
la ley y de la forma de incorporación al acervo probatorio del juicio,
pues nos encontramos con la realidad de que resulta previsible la
imposibilidad o enorme dificultad de su práctica en el plenario con
anterioridad al juicio, razón por la que se procede a su práctica
durante la tramitación de la causa, generalmente durante la fase de
instrucción, con el cumplimiento de los requisitos de legalidad de
que estarían rodeadas en el juicio.
— La LEcrim no contempla expresamente la denominada prueba
preconstituida, si bien encontramos en ella supuestos de actividad
probatoria anteriores a la fase de juicio oral, que constituye una
auténtica prueba preconstituida, como son la anticipación de prueba
testifical (arts. 448 y 449 de la LECrim) y pericial en la fase de
instrucción.
— La prueba preconstituida, para su plena validez, debe
introducirse en el juicio y ello con las formalidades establecidas el
art. 730 de la LECrim.
— Igualmente, según la doctrina, estrecha relación con la prueba
preconstituida guarda la llamada anticipada, pues es otra modalidad
de práctica de pruebas con antelación al juicio, tratándose de
diligencias que no pueden practicarse en el juicio y se practican ante
los miembros del Tribunal que han de juzgar el asunto o de aquellas
otras que por su propia naturaleza precisan para su práctica de
actuaciones externas al juicio y con anterioridad al mismo, pero que
se acuerdan por el mismo Tribunal juzgador para que surta efecto
ante él, y se practican ya en la fase procesal de juicio oral.
TEMA 17
LAS RESOLUCIONES PROCESALES.
RECURSOS

I. LAS RESOLUCIONES PROCESALES: TIPOS


— En lo que respecta a los tipos de resoluciones procesales, hemos
de hacer una remisión al Tema 20 del Tomo de Materias Comunes
en el que se aborda esta materia.

II. RECURSOS

1. EL RECURSO DE REPOSICIÓN

— Se encuentra regulado en los arts. 211 y 238 bis de la Ley de


Enjuiciamiento Criminal (en adelante, LECrim).
— Procede, por un lado, contra las diligencias de ordenación de los
Letrados de la Administración de Justicia, y, de otro, contra los
decretos de los Letrados de la Administración de Justicia, excepto,
en este último caso, en aquellos supuestos en que proceda la
interposición directa de recurso de revisión por así preverlo
expresamente la ley.
— Lo resuelve el mismo Letrado de la Administración de Justicia.
— Se interpondrá siempre por escrito autorizado con firma de
abogado y acompañado de tantas copias cuantas sean las demás
partes personadas, y expresará la infracción en que la resolución
hubiere incurrido a juicio del recurrente.
— En ningún caso tendrá su interposición efectos suspensivos.
— Admitido a trámite el recurso de reposición, por el Letrado de la
Administración de Justicia se concederá al Ministerio Fiscal y a las
demás partes personadas un plazo común de dos días para
presentar por escrito sus alegaciones, transcurrido el cual resolverá
sin más trámite por medio de decreto.
— Contra el decreto del Letrado de la Administración de Justicia que
resuelva el recurso de reposición no cabrá interponer recurso
alguno.

2. EL RECURSO DE REFORMA

— Se encuentra regulado en los arts. 211, 217, 219, 221 de la


LECrim y otras disposiciones dispersas a lo largo del articulado de la
LECrim. Además, se encuentra previsto en normas especiales,
como el art. 41.2 de la Ley reguladora de la Responsabilidad Penal
de los Menores (en adelante, LRPM).
— El recurso de reforma podrá interponerse contra todos los autos
del Juez de Instrucción (dependiendo de cada tipo de
procedimiento).
— Se interpondrá ante el mismo Juez de Instrucción que hubiere
dictado el auto.
— Será Juez competente para conocer del recurso de reforma el
mismo ante quien se hubiese interpuesto.
— Se interpondrá siempre en escrito, autorizado con firma de
abogado. El que interpusiere el recurso de reforma presentará con
el escrito tantas copias del mismo cuantas sean las demás partes, a
las cuales habrán de ser entregadas dichas copias.
— El recurso de apelación no podrá interponerse sino después de
haberse ejercitado el de reforma; pero podrán interponerse ambos
en un mismo escrito, en cuyo caso el de apelación se propondrá
subsidiariamente, por si fuere desestimado el de reforma.
— El Juez resolverá el recurso al segundo día de entregadas las
copias, hubieren o no presentado escrito las demás partes.
— Conforme a lo dispuesto en el art. 41.2 de la LRPM, contra los
autos y providencias de los Jueces de Menores cabe recurso de
reforma ante el propio órgano, que se interpondrá en el plazo de tres
días a partir de la notificación. El auto que resuelva la impugnación
de la providencia será susceptible de recurso de apelación.

3. EL RECURSO DE SÚPLICA

— Su tramitación es idéntica a la del recurso de reforma.


— La diferencia radica en las resoluciones recurribles ya que el
recurso de súplica se interpone contra los autos de órganos
colegiados: Audiencias (Audiencias Provinciales y Audiencia
Nacional), Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de
Justicia y Sala Segunda o Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

4. EL RECURSO DE REVISIÓN

— Se encuentra regulado en el art. 238 ter de la LECrim.


— Resoluciones recurribles: decretos del Letrado de la
Administración de Justicia que no hayan sido objeto de un recurso
de reposición.
— El recurso de revisión se interpondrá ante el Juez o Tribunal con
competencia funcional en la fase del proceso en la que haya recaído
el decreto del Letrado de la Administración de Justicia que se
impugna.
— Se interpondrá mediante escrito en el que deberá citarse la
infracción en que ésta hubiere incurrido, autorizado con firma de
abogado y del que deberán presentarse tantas copias cuantas sean
las demás partes personadas.
— Admitido a trámite el recurso de revisión, por el Letrado de la
Administración de Justicia se concederá al Ministerio Fiscal y a las
demás partes personadas un plazo común de dos días para que
presenten sus alegaciones por escrito.
— Transcurrido este plazo, el Juez o Tribunal resolverá sin más
trámite mediante auto.
— Contra el auto resolutorio del recurso de revisión no cabrá
interponer recurso alguno.

5. EL RECURSO DE APELACIÓN

— Recurso ordinario y devolutivo.


— En el ámbito del juicio ordinario, la LECrim regula dos tipos de
recursos de apelación en función de las resoluciones recurribles:

1) Recurso de apelación contra determinadas resoluciones y


autos dictados por el Juez de Instrucción.
2) Recurso de apelación contra determinadas sentencias y autos
de los Tribunales.

5.1. Recurso de apelación contra determinadas resoluciones y autos


dictados por el Juez de Instrucción

— Se encuentra regulado en los arts. 216 y ss. de la LECrim.


— Resoluciones recurribles: resoluciones y determinados autos del
Juez de Instrucción.
— Tramitación: se desarrolla en dos fases: ante el órgano a quo y
ante el órgano ad quem.

A) Ante el órgano a quo:

* Escrito de interposición ante el mismo Juez que hubiera


dictado el auto recurrido, autorizado con firma de letrado.
* Admisión o inadmisión mediante auto, en uno o ambos
efectos (según que la resolución recurrida haya sido o no
previamente objeto de un recurso de reforma), según lo que
señale, para cada caso concreto, la LECrim:
1) Si se admite en ambos efectos, el Letrado de la
Administración de Justicia dictará diligencia de ordenación
ordenando remitir los autos originales al Tribunal que haya
de conocer de la apelación y emplazando a las partes para
que comparezcan ante él en el plazo de 15 días (si se trata
del Tribunal Supremo) o 10 días (si se trata de un Tribunal
Superior de Justicia o de una Audiencia Provincial).
2) Si se admite en un solo efecto, el Juez, en el mismo auto
ordenará sacar testimonio del auto recurrido en reforma, de
los escritos referentes al recurso de reforma, del auto
resolviendo la reforma y de cuantos particulares crea
conveniente. Las partes pueden pedir que se incluyan en el
testimonio cuantos particulares sean convenientes,
decidiendo el Juez si los incluye o no.
3) Puesto el testimonio, el Letrado de la Administración de
Justicia dictará diligencia de ordenación remitiendo el
testimonio y emplazando a las partes para que
comparezcan ante el Tribunal que haya de conocer de la
apelación en el plazo de 15 días (si se trata del Tribunal
Supremo) o 10 días (si se trata de un Tribunal Superior de
Justicia o Audiencia Provincial).

B) Ante el órgano ad quem:

* Recibidos los autos en el Tribunal puede ocurrir que,


transcurrido el término del emplazamiento, el apelante no se
hubiera personado.
En tal caso, el Letrado de la Administración de Justicia dictará
decreto declarando de oficio desierto el recurso,
comunicándolo al Juez de Instrucción y devolviendo los autos
originales (sólo si se admitió en ambos efectos).
* Recibidos los autos en el Tribunal puede ocurrir, por el
contrario, que el apelante se hubiera personado, en cuyo caso
el Letrado de la Administración de Justicia dictará diligencia de
ordenación ordenando dar vista al apelante de los autos para
instrucción por término de tres días.
* A continuación dará vista de los autos por otros tres días a
las demás partes personadas.
* Por último, dará vista de los autos al Ministerio Fiscal.
* Devueltos los autos por el Ministerio Fiscal, el Letrado de la
Administración de Justicia dictará diligencia de ordenación
señalando día para la vista.
* En la vista se oirá a las partes personadas y al Ministerio
Fiscal.
* Finalizada la vista, el Tribunal resolverá el recurso mediante
auto.

5.2. Recurso de apelación contra determinadas sentencias y autos


de las Audiencias Provinciales, Tribunal del Jurado y Sala de lo
Penal de la Audiencia Nacional

— Se encuentra regulado en los arts. 846 bis a) a 846 bis f), 846 ter
y 790 a 792 de la LECrim.

5.2.1. Resoluciones recurribles

— Las resoluciones recurribles son las siguientes:

1) Sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en


primera instancia.
2) Sentencias dictadas por el Magistrado-Presidente del Tribunal
del Jurado en primera instancia.
3) Sentencias dictadas por la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional en primera instancia.
4) Autos apelables dictados por el Magistrado-Presidente del
Tribunal del Jurado resolviendo las cuestiones previstas en el art.
36 de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado (en adelante,
LOTJ) y en los casos previstos en el art. 676 de la LECrim.
5) Autos que supongan la finalización del proceso por falta de
jurisdicción dictados por las Audiencias Provinciales o por la Sala
de lo Penal de la Audiencia Nacional.
6) Autos de sobreseimiento libre dictados por las Audiencias
Provinciales o por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

5.2.2. Órgano judicial competente para resolver el recurso

— Los órganos judiciales competentes para resolver el recurso son


los siguientes:

1) Cuando las resoluciones recurridas sean las sentencias


dictadas por las Audiencias Provinciales en primera instancia, las
sentencias dictadas en primera instancia por el Magistrado-
Presidente del Tribunal del Jurado, los autos que supongan la
finalización del proceso por falta de jurisdicción y los autos de
sobreseimiento libre dictados por las Audiencias Provinciales, el
órgano judicial competente para resolver el recurso será la Sala
de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia (TSJ),
compuesta sólo por tres Magistrados.
2) Cuando las resoluciones recurridas sean las sentencias
dictadas por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en
primera instancia, los autos que supongan la finalización del
proceso por falta de jurisdicción y los autos de sobreseimiento
libre dictados por la Audiencia Nacional, el órgano judicial
competente para resolver el recurso será la Sala de Apelación de
la Audiencia Nacional compuesta sólo por tres Magistrados.

5.2.3. Sujetos legitimados para interponer el recurso de apelación

— Los sujetos legitimados para interponer el recurso son:

1) Ministerio Fiscal.
2) Demás partes acusadoras.
3) El condenado.
4) El declarado exento de responsabilidad penal si se le hubiera
impuesto una medida de seguridad o se declarase su
responsabilidad civil.

5.2.4. Motivos del recurso de apelación

— El recurso de apelación deberá fundamentarse en alguno de los


motivos siguientes:
a) Que en el procedimiento o en la sentencia se ha incurrido en
quebrantamiento de las normas y garantías procesales, que
causare indefensión, si se hubiere efectuado la oportuna
reclamación de subsanación. Esta reclamación no será necesaria
si la infracción denunciada implicase la vulneración de un
derecho fundamental constitucionalmente garantizado.
A estos efectos podrán alegarse, sin perjuicio de otros: los
relacionados en los arts. 850 y 851 de la LECrim, entendiéndose
las referencias a los Magistrados de los números 5 y 6 de este
último como también hechas a los Jurados; la existencia de
defectos en el veredicto, bien por parcialidad en las instrucciones
dadas al Jurado o defecto en la proposición del objeto de aquél,
siempre que de ello se derive indefensión, bien por concurrir
motivos de los que debieran haber dado lugar a su devolución al
Jurado y ésta no hubiera sido ordenada.
b) Que la sentencia ha incurrido en infracción de precepto
constitucional o legal en la calificación jurídica de los hechos o en
la determinación de la pena, o de las medidas de seguridad o de
la responsabilidad civil.
c) Que se hubiese solicitado la disolución del Jurado por
inexistencia de prueba de cargo, y tal petición se hubiere
desestimado indebidamente.
d) Que se hubiese acordado la disolución del Jurado y no
procediese hacerlo.
e) Que se hubiese vulnerado el derecho a la presunción de
inocencia porque, atendida la prueba practicada en el juicio,
carece de toda base razonable la condena impuesta.

— En los supuestos de las letras a), c) y d), para que pueda


admitirse a trámite el recurso, deberá haberse formulado la oportuna
protesta al tiempo de producirse la infracción denunciada.

5.2.5. Tramitación del recurso en los supuestos en que la resolución


impugnada sean autos o sentencias dictadas por el Magistrado-
Presidente del Tribunal del Jurado

— Se sustancia en dos fases: una ante el órgano a quo y otra ante


el órgano ad quem.

A) Ante el órgano a quo:

— Escrito de interposición del recurso.


— Diligencia de ordenación del Letrado de la Administración
de Justicia ordenando dar traslado del escrito a las demás
partes para que, en el plazo de cinco días, puedan impugnar o
formular recurso supeditado de apelación.
— Pasados los cinco días, se hayan o no presentado escritos
de impugnación o de recurso supeditado de apelación, el
Letrado de la Administración de Justicia dictará diligencia de
ordenación ordenando emplazar a las partes ante la Sala de lo
Civil y Penal del TSJ para que se personen en el plazo de 10
días.

B) Ante el órgano ad quem:

— Si transcurridos los 10 días, no se persona el apelante o


manifiesta su renuncia al recurso, el Letrado de la
Administración de Justicia dicta decreto ordenando devolver
los autos al Magistrado-Presidente del Tribunal del Jurado,
quienes declararán la firmeza de la sentencia y procederán a
su ejecución.
— Por el contrario, si se persona el apelante, el Letrado de la
Administración de Justicia señalará día para la vista citando a
las partes personadas.
— En los cinco días siguientes a la conclusión de la vista, se
dictará sentencia:

a) Si la sentencia es estimatoria se ordenará devolver los


autos al Magistrado-Presidente del Tribunal del Jurado para
la celebración de nuevo juicio si se apreciaran los motivos
a) y d) del art. 846 bis c).
b) En los demás supuestos se dictará la sentencia con el
contenido que corresponda.

5.2.6. Tramitación del recurso en los supuestos en que las


resoluciones impugnadas sean autos o sentencias dictadas en
primera instancia, o bien por las Audiencias Provinciales, o bien
por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional

— Se desarrolla en dos fases: una ante el órgano a quo y otra ante


el órgano ad quem:

A) Ante el órgano a quo:

— Interposición del recurso dentro de los 10 días siguientes a


aquel en que se les hubiere notificado la sentencia, mediante
escrito.
— Durante este plazo de 10 días se hallarán las actuaciones en
la Oficina Judicial a disposición de las partes, las cuales en el
plazo de los tres días siguientes a la notificación de la sentencia
de la primera instancia, podrán solicitar copia de los soportes en
los que se hayan grabado las sesiones, con suspensión del plazo
de los 10 días para la interposición del recurso. El cómputo del
plazo de los 10 días se reanudará una vez hayan sido entregadas
las copias solicitadas.
— En el escrito se hará constar:
a) Una exposición ordenada de las alegaciones sobre
quebrantamiento de las normas y garantías procesales, error
en la apreciación de las pruebas o infracción de normas del
ordenamiento jurídico en las que se base la impugnación.
Fijación de un domicilio para notificaciones en el lugar donde
el órgano judicial que resolverá el recurso tenga su sede.
b) Si en el recurso se pidiera la declaración de nulidad del
juicio por infracción de normas o garantías procesales que
causaren la indefensión del recurrente, en términos tales que
no pueda ser subsanada en la segunda instancia, se citarán
las normas legales o constitucionales que se consideren
infringidas y se expresarán las razones de la indefensión. En
este supuesto deberá acreditarse haberse pedido la
subsanación de la falta o infracción en la primera instancia,
salvo en el caso de que se hubieren cometido en momento en
el que fuere ya imposible la reclamación.
c) Cuando la acusación alegue en el escrito de interposición,
error en la valoración de la prueba para pedir la anulación de
la sentencia absolutoria o el agravamiento de la condenatoria,
será preciso que se justifique:

1. La insuficiencia o la falta de racionalidad en la motivación


fáctica.
2. El apartamiento manifiesto de las máximas de
experiencia.
3. O la omisión de todo razonamiento sobre alguna o
algunas de las pruebas practicadas que pudieran tener
relevancia o cuya nulidad haya sido improcedentemente
declarada.

d) Petición de práctica de pruebas que no se pudieron


proponer en la primera instancia, de las propuestas que le
fueron indebidamente denegadas, siempre que hubiera
formulado en su momento la oportuna protesta, y de las
admitidas que no fueron practicadas por causas que no le
sean imputables.

— Recibido el escrito, si reúne los requisitos exigidos, el órgano a


quo, el Juez, admitirá el recurso. En caso de apreciar la
concurrencia de algún defecto subsanable, concederá al
recurrente un plazo no superior a tres días para la subsanación.
— Admitido el recurso, el Letrado de la Administración de Justicia
dará traslado del escrito de formalización a las demás partes por
un plazo común de 10 días.
— Dentro de este plazo de 10 días las demás partes habrán de
presentar los escritos de alegaciones en los que podrán solicitar
la práctica de prueba que no pudieron proponer en la primera
instancia, de las propuestas que les fueron indebidamente
denegadas, siempre que hubieran formulado en su momento la
oportuna protesta, y de las admitidas que no fueron practicadas
por causas que no les sean imputables.
La parte que no hubiera apelado originariamente podrá adherirse
a la apelación en este trámite de alegaciones, ejercitando las
pretensiones y alegando los motivos que a su derecho
convengan. En todo caso, esta adhesión al recurso quedará
supeditada a que el apelante mantenga el suyo.
— Presentados los escritos de alegaciones o precluido el plazo
para hacerlo, el Letrado de la Administración de Justicia, en los
dos días siguientes, dará traslado de cada uno de ellos a las
demás partes y elevará al órgano ad quem los autos originales
con todos los escritos presentados.
De haberse producido la adhesión al recurso original, las demás
partes podrán impugnar la adhesión, una vez conferido el
traslado, en el plazo de dos días a contar desde el traslado de los
escritos de alegaciones.

B) Ante el órgano ad quem:


— Si los escritos de formalización o de alegaciones contienen
proposición de prueba o reproducción de la grabada, el órgano
ad quem resolverá en tres días sobre la admisión o no de las
pruebas propuesta y acordará, en su caso, que el Letrado de la
Administración de Justicia señale día para la vista.
— También podrá celebrarse vista cuando, de oficio o a petición
de parte, la estime necesaria el órgano ad quem para la correcta
formación de una convicción fundada.
— El Letrado de la Administración de Justicia señalará la vista
dentro de los 15 días siguientes y a ella serán citadas todas las
partes. Además, cuando la víctima lo haya solicitado, será
informada de la celebración de la vista por el Letrado de la
Administración de Justicia, aunque no se haya mostrado parte en
el recurso ni sea necesaria su intervención.
— La vista se celebrará empezando, en su caso, por la práctica
de la prueba y por la reproducción de las grabaciones si ha lugar
a ella. La vista será grabada y documentada (art. 743 de la
LECrim).
— Practicadas las pruebas, las partes resumirán oralmente el
resultado de las mismas y el fundamento de sus pretensiones.
— La sentencia de apelación se dictará dentro de los cinco días
siguientes a la celebración de la vista oral, o dentro de los 10 días
siguientes a la recepción de las actuaciones por el órgano ad
quem cuando no hubiere resultado procedente la celebración de
vista.
— La sentencia de apelación no podrá condenar al encausado
que resultó absuelto en primera instancia ni agravar la sentencia
condenatoria que le hubiera sido impuesta por error en la
apreciación de las pruebas.
— No obstante, la sentencia, absolutoria o condenatoria, podrá
ser anulada y, en tal caso, se devolverán las actuaciones al
órgano que dictó la resolución recurrida. La sentencia de
apelación concretará si la nulidad ha de extenderse al juicio oral y
si el principio de imparcialidad exige una nueva composición del
órgano de primera instancia, en orden al nuevo enjuiciamiento de
la causa.
— Cuando la sentencia apelada sea anulada por
quebrantamiento de una forma esencial del procedimiento, el
órgano ad quem, sin entrar en el fondo del fallo, ordenará que se
reponga el procedimiento al estado en que se encontraba en el
momento de cometerse la falta, sin perjuicio de que conserven su
validez todos aquellos actos cuyo contenido sería idéntico no
obstante la falta cometida.
— Contra la sentencia dictada en apelación sólo cabrá recurso
de casación en los supuestos previstos en el art. 847 de la
LECrim, sin perjuicio de lo establecido respecto de la revisión de
sentencias firmes.
— Cuando no se interponga recurso de casación contra la
sentencia dictada en apelación, los autos se devolverán al órgano
a quo a los efectos de la ejecución del fallo.
— La sentencia dictada en apelación se notificará a los ofendidos
y perjudicados por el delito, aunque no se hayan mostrado parte
en la causa.

5.3. Recurso de apelación contra las sentencias dictadas en


procedimiento abreviado para determinados delitos y en
procedimiento para el enjuiciamiento rápido de determinados
delitos

— Se encuentra regulado para el ámbito del procedimiento


abreviado para determinados delitos en los arts. 790 a 792 de la
LECrim, siendo aplicable al ámbito del procedimiento para el
enjuiciamiento rápido de determinados delitos, ya que, respecto de
este último, la LECrim sólo contempla una serie de especialidades
procedimentales en el art. 803.
— Resoluciones recurribles:
1) En el ámbito del procedimiento abreviado para determinados
delitos:

a) Sentencias dictadas por los Juzgados de lo Penal.


b) Sentencias dictadas por los Juzgados Centrales de lo
Penal.

2) En el ámbito del procedimiento para el enjuiciamiento rápido


de determinados delitos: sentencias dictadas por los Juzgados de
lo Penal.

— Órganos competentes para resolver el recurso:

1) Si se hubieran apelado sentencias dictadas por los Juzgados


de lo Penal: Audiencia Provincial.
2) Si se hubieran apelado sentencias dictadas por los Juzgados
Centrales de lo Penal: la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional.

— La tramitación se desarrolla en dos fases: una ante el órgano a


quo y otra ante el órgano ad quem.
— En lo que se refiere a los trámites concretos de la sustanciación
de este recurso en estos supuestos, hemos de remitirnos en su
integridad al contenido del epígrafe 5.2.6, al que cabe añadir las
especialidades procedimentales previstas en el art. 803 de la
LECrim para el ámbito del procedimiento para el enjuiciamiento
rápido de determinados delitos que son, en concreto, las siguientes:

1) El plazo para presentar el escrito de formalización será de


cinco días.
2) El plazo de las demás partes para presentar escrito de
alegaciones será de cinco días.
3) La sentencia habrá de dictarse dentro de los tres días
siguientes a la celebración de la vista, o bien dentro de los cinco
días siguientes a la recepción de las actuaciones, si no se
celebrara vista.
4) La tramitación y resolución de estos recursos de apelación
tendrán carácter preferente.

5.4. Recursos de apelación en los procesos para exigir


responsabilidad penal a los menores

— Conforme a lo dispuesto en el art. 41 de la LRPM, cabe


interponer recurso de apelación:
1) Contra la sentencia dictada por el Juez de Menores en el
procedimiento regulado en la LRPM.
2) Contra los autos que pongan fin al procedimiento o resuelvan
los incidentes a los que hacen referencia los arts. 13
(modificación de la medida impuesta al menor), 28 y 29 (adopción
de medidas cautelares) y 40 (suspensión de la ejecución del fallo
de la sentencia) de la LRPM.
3) Contra los autos y sentencias dictados por el Juzgado Central
de Menores.

— En lo que se refiere a la tramitación del recurso de apelación en


cada uno de los supuestos anteriormente mencionados, el art. 41 de
la LRPM prescribe lo siguiente:

1) En los supuestos de recursos de apelación interpuestos contra


la sentencia dictada por el Juez de Menores en el procedimiento
regulado en la LRPM:

a) El órgano competente para resolverlo será la


correspondiente Audiencia Provincial.
b) El recurso se interpondrá ante el Juez de Menores que dictó
la sentencia recurrida en el plazo de cinco días a contar desde
su notificación.
c) Se resolverá por la Audiencia Provincial correspondiente
previa celebración de vista pública salvo que, en interés de la
persona investigada o de la víctima, el Juez acuerde que se
celebre a puerta cerrada.
d) A la vista pública deberán asistir las partes y, si el Tribunal
lo considera oportuno, el representante del equipo técnico y el
representante de la entidad pública de protección o reforma de
menores que hayan intervenido en el caso concreto.
e) El recurrente podrá solicitar del Tribunal la práctica de la
prueba que, propuesta y admitida en la instancia, no se
hubiera celebrado, conforme a las reglas de la LECrim.

2) En los supuestos de recursos de apelación interpuestos contra


autos que pongan fin al procedimiento o resuelvan el incidente de
los arts. 13, 28, 29 y 40 de la LRPM, el órgano judicial
competente para conocerlos será la Audiencia Provincial por los
trámites que regula la LECrim para el procedimiento abreviado.
3) Por último, en los supuestos de recursos de apelación
interpuestos contra los autos y sentencias dictados por el
Juzgado Central de Menores, el órgano judicial competente para
conocerlos será la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

6. EL RECURSO DE CASACIÓN

6.1. Regulación, naturaleza y efectos

— Se encuentra regulado en los arts. 847 a 861 bis c) y 873 a 906,


todos ellos de la LECrim.
— Su naturaleza es la de un recurso extraordinario cuyo
conocimiento corresponde exclusivamente a la Sala Segunda o Sala
de lo Penal del Tribunal Supremo.
— Es un recurso con efecto devolutivo y suspensivo. Si hubiera
varios sujetos que hayan sido parte en el proceso, el efecto
suspensivo no se extiende a los no recurrentes.

6.2. Legitimación
— Legitimación para interponer recurso de casación: conforme a lo
dispuesto en el art. 854 de la LECrim, la ostentan:

a) El Ministerio Fiscal.
b) Los que hayan sido parte en los juicios criminales.
c) Los que sin haberlo sido resulten condenados en la sentencia.
d) Los herederos de unos y de otros.
e) Los actores civiles sólo en cuanto pueda afectar a las
restituciones, reparaciones e indemnizaciones que hayan
reclamado.

— Las partes no recurrentes pueden adherirse al recurso o bien en


el término del emplazamiento para comparecer ante el Tribunal
Supremo o bien al tener conocimiento del recurso planteado.
— El recurrente puede separarse del recurso en cualquier momento.

6.3. Requisito de admisibilidad y recursos

— Requisito de admisibilidad del recurso: conforme a lo dispuesto


en los arts. 857 y 875 de la LECrim, es necesaria la constitución de
un depósito de cuantía variable en función de la persona del
recurrente y del tipo de delito, salvo que hubiera sido declarado
insolvente, total o parcialmente, o tuviera reconocido el derecho a la
asistencia jurídica gratuita, en cuyo caso solicitará al Tribunal que
hubiera dictado la resolución que se pretende recurrir en casación
que haga constar expresamente esta circunstancia en la
certificación de la misma que deberá librarse y se obligará, además,
a responder, si llegara a mejor fortuna, del importe del depósito.
— Contra las sentencias dictadas en casación no cabe recurso
alguno. Crean jurisprudencia conforme a lo dispuesto en el art. 1.6
del Código Civil (CC).

6.4. Resoluciones recurribles en casación


— Conforme a lo dispuesto en el art. 847 de la LECrim, son
recurribles en casación:

a) Por infracción de ley y por quebrantamiento de forma:

1) Las sentencias dictadas en única instancia por la Sala de lo


Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.
2) Las sentencias dictadas en apelación por la Sala de lo Civil
y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.
3) Las sentencias dictadas en apelación por la Sala de
Apelación de la Audiencia Nacional.

b) Por infracción de ley del motivo previsto en el n.º 1 del art. 849
de la LECrim, es decir, cuando, dados los hechos que se
declaren probados, se hubiere infringido un precepto penal de
carácter sustantivo u otra norma jurídica del mismo carácter que
deba ser observada en la aplicación de la ley penal:

1) Las sentencias dictadas en apelación por las Audiencias


Provinciales.
2) Las sentencias dictadas en apelación por la Sala de lo
Penal de la Audiencia Nacional.

c) Quedan exceptuadas aquellas sentencias dictadas en


apelación que se limiten a declarar la nulidad de las sentencias
recaídas en primera instancia.

— Conforme a lo dispuesto en el art. 848, son recurribles en


casación únicamente por infracción de ley:

a) Los autos recurribles en casación expresamente determinados


en la LECrim.
b) Los autos definitivos dictados en primera instancia por las
Audiencias Provinciales.
c) Los autos definitivos dictados en primera instancia por la Sala
de lo Penal de la Audiencia Nacional
d) Los autos dictados en apelación por las Audiencias
Provinciales cuando supongan la finalización del proceso por falta
de jurisdicción o sobreseimiento libre y la causa se haya dirigido
contra el encausado mediante una resolución judicial que
suponga una imputación fundada.
e) Los autos dictados en apelación por la Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional cuando supongan la finalización del proceso
por falta de jurisdicción o sobreseimiento libre y la causa se haya
dirigido contra el encausado mediante una resolución judicial que
suponga una imputación fundada.

— No podrán ser recurridas en casación las sentencias que se


limiten a declarar la nulidad de las sentencias recaídas en primera
instancia.

6.5. Motivos de casación

— Aparecen regulados en los arts. 849 a 852 de la LECrim.


— Hay que distinguir entre motivos de casación por infracción de ley
y motivos de casación por quebrantamiento de forma.

1) Motivos de casación por infracción de ley: aparecen


enumerados en el art. 849 de la LECrim.
Se entenderá que ha sido infringida la ley a los efectos de
interposición del recurso de casación:

a) Cuando, dados los hechos que se declaren probados, se


hubiere infringido un precepto penal de carácter sustantivo u
otra norma jurídica del mismo carácter que deba ser
observada en la aplicación de la ley penal.
b) Cuando haya existido error en la apreciación de la prueba,
basado en documentos que obren en autos, que demuestren
la equivocación del juzgador sin resultar contradichos por otros
elementos probatorios.

2) Motivos de casación por quebrantamiento de forma: aparecen


enumerados en los arts. 850 y 851 de la LECrim.
El recurso de casación podrá interponerse por quebrantamiento
de forma por los siguientes motivos:

a) Cuando se haya denegado alguna diligencia de prueba que,


propuesta en tiempo y forma por las partes, se considere
pertinente.
b) Cuando se haya omitido la citación del procesado, la del
responsable civil subsidiario, la de la parte acusadora o la del
actor civil para su comparecencia en el acto del juicio oral, a
no ser que estas partes hubiesen comparecido en tiempo,
dándose por citadas.
c) Cuando el Presidente del Tribunal se niegue a que un
testigo conteste, ya en audiencia pública, ya en alguna
diligencia que se practique fuera de ella, a la pregunta o
preguntas que se le dirijan siendo pertinentes y de manifiesta
influencia en la causa.
d) Cuando se desestime cualquier pregunta por capciosa,
sugestiva o impertinente, no siéndolo en realidad, siempre que
tuviese verdadera importancia para el resultado del juicio.
e) Cuando el Tribunal haya decidido no suspender el juicio
para los procesados comparecidos, en el caso de no haber
concurrido algún acusado, siempre que hubiere causa fundada
que se oponga a juzgarles con independencia y no haya
recaído declaración de rebeldía.
f) Cuando en la sentencia no se exprese clara y
terminantemente cuáles son los hechos que se consideren
probados, o resulte manifiesta contradicción entre ellos, o se
consignen como hechos probados conceptos que, por su
carácter jurídico, impliquen la predeterminación del fallo.
g) Cuando en la sentencia sólo se exprese que los hechos
alegados por las acusaciones no se han probado, sin hacer
expresa relación de los que resultaren probados.
h) Cuando no se resuelva en ella sobre todos los puntos que
hayan sido objeto de la acusación y defensa.
i) Cuando se pene un delito más grave que el que haya sido
objeto de la acusación, si el Tribunal no hubiere procedido
previamente como determina el art. 733 de la LECrim.
j) Cuando la sentencia haya sido dictada por menor número de
Magistrados que el señalado en la ley o sin la concurrencia de
votos conformes que por la misma se exigen.
k) Cuando haya concurrido a dictar sentencia algún
Magistrado cuya recusación, intentada en tiempo y forma, y
fundada en causa legal, se hubiese rechazado.
l) Por infracción de precepto constitucional: aparece regulado
en el art. 5.4 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del
Poder Judicial (LOPJ) y en el art. 852 de la LECrim, donde se
dispone que, en todo caso, el recurso de casación podrá
interponerse fundándose en la infracción de precepto
constitucional.

6.6. Tramitación

— En la tramitación del recurso de casación hay que distinguir


cuatro fases: la Fase de preparación, la Fase de interposición, la
Fase de sustanciación y la Fase de decisión.

6.6.1. Fase de preparación

— Se encuentra regulada en los arts. 855 a 861 bis c) de la LECrim.


— El sujeto que se proponga interponer recurso de casación pedirá,
ante el Tribunal que haya dictado la resolución definitiva, un
testimonio de la misma. Esta petición debe hacerse mediante escrito
autorizado por abogado y procurador, que habrá de presentarse
dentro de los cinco días siguientes al de la última notificación de la
sentencia o auto, contra el que se intente entablar recurso de
casación.
— En el escrito presentado ante el Tribunal que haya dictado la
resolución definitiva contra la que se intente entablar recurso de
casación, además de pedir testimonio de aquélla, se hará constar:

a) La clase o clases de recurso que trate de utilizar. De tal


manera que cuando el recurrente se proponga fundar el recurso
en el número 2 del art. 849 de la LECrim, deberá designar, sin
razonamiento alguno, los particulares del documento que
muestren el error en la apreciación de la prueba. Y si se
propusiere utilizar el de quebrantamiento de forma, designará
también, sin razonamiento alguno, la falta o faltas que se
supongan cometidas, y, en su caso, la reclamación practicada
para subsanarlas y su fecha.
b) La promesa solemne de constituir el depósito que establece el
art. 875 de la LECrim, salvo que hubiera sido declarado
insolvente, total o parcialmente, o tuviera reconocido el derecho a
la asistencia jurídica gratuita, en cuyo caso solicitará al Tribunal
que hubiera dictado la resolución que se pretende recurrir en
casación que haga constar expresamente esta circunstancia en
la certificación de la misma que deberá librarse y se obligará,
además, a responder, si llegara a mejor fortuna, del importe del
depósito.

— El Tribunal, dentro de los tres días siguientes a la presentación


del escrito de preparación, sin oír a las partes, dictará auto en el que
podrá acordar:

a) Denegar la preparación del recurso, si la resolución reclamada


no es recurrible en casación y no se han cumplido todos los
requisitos exigidos por la LECrim. Contra este auto cabe
interponer recurso de queja.
b) Tener por preparado el recurso si la resolución reclamada es
recurrible en casación y se han cumplido todos los requisitos
exigidos por la LECrim.

— En el caso de que el Tribunal dicte auto teniendo por preparado


el recurso de casación, en esta misma resolución mandará que el
Letrado de la Administración de Justicia expida, en el plazo de tres
días, el testimonio de la sentencia o del auto, con los votos
particulares si los hubiera.
— Una vez librado el testimonio de la sentencia o del auto, el
Letrado de la Administración de Justicia emplazará a las partes para
que comparezcan ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo,
dentro del término improrrogable de:

a) 15 días, si se refiere a resoluciones dictadas por Tribunales


con sede en la Península;
b) 20 días, si tienen sede en la Comunidad Autónoma de las Islas
Baleares, y
c) 30 días, si tienen sede en la Comunidad Autónoma de
Canarias o en las ciudades autónomas de Ceuta o Melilla.

— El Tribunal sentenciador, en el mismo día en que entregue o


remita el testimonio de la sentencia o del auto, enviará a la Sala
Segunda del Tribunal Supremo certificación de los votos reservados,
si los hubiere, o negativa en su caso, y dispondrá que se notifique a
los que hayan sido parte en la causa, además del recurrente, la
entrega o remesa del testimonio, emplazándoles para que puedan
comparecer ante la referida Sala a hacer valer su derecho dentro de
los términos fijados en el art. 859 de la LECrim.
— A la vez que la certificación mencionada, el Letrado de la
Administración de Justicia remitirá otra a la Sala Segunda del
Tribunal Supremo en la que expresará sucintamente: la causa, los
nombres de las partes, el delito, la fecha de entrega del testimonio al
recurrente y, si el acusado se encuentra en prisión provisional, la
fecha en que concluye tal situación, así como la fecha del
emplazamiento a las partes.
— El Letrado de la Administración de Justicia también remitirá a la
Sala Segunda del Tribunal Supremo la causa o el ramo de ella en
que se suponga cometida la falta, o que contenga el documento
auténtico, cuando el recurso se haya preparado por
quebrantamiento de forma o al amparo del n.º 2 del art. 849 de la
LECrim.
— La parte que no haya preparado el recurso podrá adherirse a él,
en el término del emplazamiento o al instruirse del formulado por la
otra, alegando los motivos que le convengan.
— No obstante lo dicho, el art. 860 de la LECrim establece un
supuesto concreto en el que no es necesaria la sustanciación de
esta fase de preparación ya que la ley permite que el recurrente a
quien, para su defensa, se hubiera reconocido el derecho a la
asistencia jurídica gratuita o hubiera sido declarado insolvente, total
o parcial, pueda solicitar del Tribunal sentenciador que remita
directamente a la Sala Segunda del Tribunal Supremo el testimonio
necesario para la interposición del recurso, o, en su caso, la
certificación del auto denegatorio del mismo.
En este caso, la Sala Segunda del Tribunal Supremo acordará que
el Letrado de la Administración de Justicia interese el nombramiento
de abogado y procurador que puedan interponer el recurso que
corresponda, si el recurrente no les hubiera designado. En uno y
otro caso, la Sala señalará el plazo dentro del cual haya de
interponerse.

6.6.2. Fase de interposición

— Se encuentra regulada en los arts. 873 a 879 y 882 bis de la


LECrim. Además, como ya hemos visto, hace referencia a ella en
los supuestos de insolvencia total o parcial o de reconocimiento del
derecho de asistencia jurídica gratuita, el párrafo 2.º del art. 860 de
la LECrim.
— El recurso se podrá interponer ante la Sala Segunda del Tribunal
Supremo, dentro de los plazos señalados en el art. 859 de la
LECrim.
— En los plazos señalados en el art. 859 de la LECrim podrán,
asimismo, presentarse escritos de adhesión al recurso de las demás
partes, que se ajustarán, en su forma, a los escritos de interposición.
— Transcurridos los plazos señalados en el art. 859 de la LECrim
sin interponerlo, o en su caso el que hubiese concedido la Sala
(para los casos de insolvencia total o parcial o reconocimiento del
derecho de asistencia jurídica gratuita), el Letrado de la
Administración de Justicia dictará decreto declarando desierto el
recurso, y quedará firme y consentida la resolución contra la que se
preparó el recurso, con imposición de las costas al recurrente. Esta
resolución se comunicará al Tribunal de instancia para los efectos
que procedan. Contra este decreto cabrá recurso directo de revisión.
— El recurso se interpondrá mediante escrito firmado por abogado y
procurador y en él habrán de consignarse, en párrafos separados y
numerados, con la mayor concisión y claridad:

a) El fundamento o los fundamentos doctrinales y legales


aducidos como motivos de casación por quebrantamiento de
forma, por infracción de ley, o por ambas causas, encabezados
con un breve extracto de su contenido.
b) El artículo de la LECrim que autorice cada motivo de casación.
c) La reclamación o reclamaciones practicadas para subsanar el
quebrantamiento de forma que se suponga cometido y su fecha,
si la falta fuese de las que exigen este requisito.

— Al escrito de interposición del recurso se acompañará testimonio


de la resolución impugnada si hubiese sido entregado al recurrente,
y copia literal del mismo y del recurso, autorizada por su
representación, para cada una de las demás partes emplazadas.
Además se acompañará justificante de haber realizado el depósito
en el establecimiento público destinado al efecto, salvo que el
recurrente tuviese reconocido el derecho a la asistencia jurídica
gratuita o apareciese declarado insolvente total o parcial, en cuyo
caso quedará obligado a responder de la cantidad del depósito, si
viniere a mejor fortuna, en la forma que dispone el art. 857 de la
LECrim.
— En el escrito de interposición, el recurrente podrá solicitar la
celebración de vista. Esta misma solicitud podrán hacerla las demás
partes al instruirse del recurso interpuesto.

6.6.3. Fase de sustanciación

— Se encuentra regulada en los arts. 880 a 882 y 883 a 893 de la


LECrim.
— Interpuesto el recurso y trascurrido el término del emplazamiento,
el Letrado de la Administración de Justicia de la Sala Segunda del
Tribunal Supremo:

a) Designará al Magistrado Ponente que por turno corresponda.


b) Formará nota autorizada del recurso en el plazo de 10 días. La
nota contendrá copia literal de la parte dispositiva de la resolución
recurrida, del fundamento de hecho de la misma y del extracto de
los motivos de casación prevenido en el art. 874.1 de la LECrim,
y en relación de los antecedentes de la causa y de cualquier otro
particular que se considere necesario para la resolución del
recurso.
c) Entregará a las respectivas partes las copias del recurso.
d) Interesará el nombramiento de abogado y procurador para la
defensa del procesado, condenado o absuelto por la sentencia,
cuando no fuese el recurrente ni hubiese comparecido. El
abogado así nombrado no podrá excusarse de aceptar la defensa
del procesado, como no sea por razón de alguna
incompatibilidad, en cuyo caso se procederá al nombramiento de
otro abogado.

— Dentro del término que señala la LECrim para la formación de la


nota, se dará traslado al Ministerio Fiscal y a las partes.
— Las partes se instruirán y podrán presentar escrito de adhesión o
de impugnación de la admisión del recurso en los que también
pueden solicitar la celebración de vista.
— Si las partes presentan escrito de impugnación, deberán
acompañar al escrito tantas copias del mismo cuantas sean las
demás partes.
— El Letrado de la Administración de Justicia hará inmediatamente
entrega de las copias a las demás partes para que, dentro del
término de tres días, expongan lo que se estime pertinente,
pudiendo también solicitar la celebración de vista.
— Formada la nota, se pasan los autos al Magistrado Ponente para
instrucción por término de 10 días. El Magistrado Ponente, al
instruirse del recurso, podrá proponer a la Sala que la causa sea
reclamada al Tribunal sentenciador.
— El Ponente presentará una propuesta de resolución a la Sala que
la discutirá y votará, pronunciándose sobre la admisión o inadmisión
del recurso.
— El recurso será inadmisible en los casos de los arts. 884 y 885 de
la LECrim:

1) Cuando se interponga por causas distintas de las expresadas


en los arts. 849 a 851 de la LECrim.
2) Cuando se interponga contra resoluciones distintas de las
comprendidas en los arts. 847 y 848 de la LECrim.
3) Cuando no se respeten los hechos que la sentencia declare
probados o se hagan alegaciones jurídicas en notoria
contradicción o incongruencia con aquéllos, salvo lo dispuesto en
el n.º 2 del art. 849 de la LECrim, es decir, cuando haya existido
error en la apreciación de la prueba, basado en documentos que
obren en autos, que demuestren la equivocación del juzgador sin
resultar contradichos por otros elementos probatorios.
4) Cuando no se hayan observado los requisitos que la LECrim
exige para su preparación o interposición.
5) En los casos del art. 850 de la LECrim [es decir, los motivos
por quebrantamiento de forma a) a e) mencionados en el epígrafe
6.5.], cuando la parte que intente interponerlo no hubiese
reclamado la subsanación de la falta mediante los recursos
procedentes o la oportuna protesta.
6) En el caso n.º 2 del art. 849 de la LECrim (es decir, cuando
haya existido error en la apreciación de la prueba, basado en
documentos que obren en autos, que demuestren la
equivocación del juzgador sin resultar contradichos por otros
elementos probatorios), cuando el documento o documentos no
hubieran figurado en el proceso o no se designen concretamente
las declaraciones de aquellos que se opongan a las de la
resolución recurrida.
7) Cuando carezca manifiestamente de fundamento.
8) Cuando el Tribunal Supremo hubiese ya desestimado en el
fondo otros recursos sustancialmente iguales.

— La admisión o inadmisión del recurso se lleva a cabo, por regla


general, mediante auto motivado, siendo necesario para la
inadmisión que el acuerdo se adopte por unanimidad de los
Magistrados.
— Sin embargo, el art. 889, párrafo 2.º, de la LECrim permite que la
inadmisión pueda acordarse por providencia sucintamente motivada
siempre que haya unanimidad por carencia de interés casacional, en
los supuestos de recursos de casación por infracción de ley del
motivo previsto en el n.º 1 del art. 849 de la LECrim, es decir,
cuando, dados los hechos que se declaren probados, se hubiere
infringido un precepto penal de carácter sustantivo u otra norma
jurídica del mismo carácter que deba ser observada en la aplicación
de la ley penal, interpuesto contra las sentencias dictadas en
apelación o bien por las Audiencias Provinciales, o bien por la Sala
de lo Penal de la Audiencia Nacional,
— El auto se formulará de uno de los dos modos siguientes:
1) Admitido y concluso para la vista o fallo.
2) No ha lugar a la admisión y comuníquese al Tribunal
sentenciador para los efectos correspondientes.

— Los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho de los


autos que admitan o inadmitan el recurso se limitarán a los puntos
pertinentes a la cuestión resuelta.
— Es posible que en un mismo auto se deniegue la admisión del
recurso por alguno de sus motivos y se admita en cuanto a otros, y,
asimismo, es posible que se admita el recurso interpuesto por un
interesado y se deniegue respecto de otro.
— Cuando la Sala deniegue la admisión del recurso y el recurrente
haya constituido depósito, se le condenará a perderlo y se aplicará
por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo para atender
exclusivamente con su importe a las necesidades imprevistas de la
Administración de Justicia, de personal y material. Si el recurrente
no hubiere constituido depósito por su pobreza o insolvencia, total o
parcial, se dictará la misma resolución para cuando mejore de
fortuna.

6.6.4. Fase de decisión

— Se encuentra regulada en los arts. 893 bis a) a 906 de la LECrim.


— Si las partes hubieran solicitado la celebración de vista, ésta se
acordará:

a) Si la duración de la pena impuesta o que pueda imponerse


fuese superior a seis años.
b) Cuando el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, estime
necesaria la vista.
c) Cuando las circunstancias concurrentes o la trascendencia del
asunto hagan aconsejable la publicidad de los debates.
d) Cuando, cualquiera que sea la pena, se trate de delitos
comprendidos en los Títulos I, II, IV o VII del Libro II del Código
Penal (CP).
— En los demás casos, la Sala podrá decidir el fondo del recurso,
sin celebración de vista.
— El Letrado de la Administración de Justicia señalará día para la
vista, que se regirá por las siguientes normas:

a) Se verificará en audiencia pública, con asistencia del Ministerio


Fiscal y de los defensores de las partes.
b) La incomparecencia injustificada de estos últimos no será
motivo de suspensión de la vista si la Sala así lo estima. La Sala
podrá imponer a los abogados que no concurran las correcciones
disciplinarias que estime necesarias, atendida la gravedad e
importancia del asunto. En todo caso, la Sala acordará que el
Letrado de la Administración de Justicia comunique dicha
inasistencia al Colegio de Abogados correspondiente a efectos
de la responsabilidad disciplinaria a la que, en su caso, hubiere
lugar.
c) La Sala mandará traer a la vista los recursos por el orden de
su admisión, estableciendo turnos especiales de preferencia para
los comprendidos en el art. 877 de la LECrim (causas en que los
condenados se hallen en prisión).
d) Si por cualquier causa no pudiese tener lugar la vista en el día
señalado, el Letrado de la Administración de Justicia designará
otro a la mayor brevedad, cuidando de no alterar en lo posible el
orden establecido.
e) Para la celebración de la vista, constituirán la Sala tres
Magistrados, salvo cuando la duración de la pena impuesta o la
que pudiere imponerse, caso de que prosperasen los motivos
articulados por las partes acusadoras, sea superior a 12 años, en
cuyo caso se formará por cinco.
f) Celebración de la vista:

1. La vista comenzará dando cuenta el Letrado de la


Administración de Justicia del asunto de que se trate.
2. A continuación, informará primero el abogado del
recurrente; después, el de la parte que se haya adherido al
recurso, y, por último, el de la parte recurrida que lo
impugnare. Si el Ministerio Fiscal fuere el recurrente, hablará
el primero, y si apoyara el recurso, informará a continuación de
quien lo hubiere interpuesto.
3. El Ministerio Fiscal y los abogados podrán rectificar
brevemente, por el orden mismo en que hayan usado de la
palabra.
4. El Presidente, por propia iniciativa o a requerimiento de
cualquier Magistrado, podrá solicitar del Ministerio Fiscal y de
los abogados un mayor esclarecimiento de la cuestión
debatida, formulando concretamente la tesis que ofrezca duda
al Tribunal.
5. No permitirá el Presidente discusión alguna sobre la
existencia de los hechos consignados en la resolución
recurrida, salvo cuando el recurso se hubiere interpuesto por el
motivo del párrafo 2.º del art. 849 de la LECrim, y llamará al
orden al que intente discutirlos, pudiendo llegar a retirarle la
palabra.

— Tras la celebración de la vista, o cuando no se haya celebrado, la


Sala dictará sentencia resolviendo el recurso dentro de los 10 días
siguientes.
— Antes de dictar sentencia, si la Sala lo estima necesario para la
mejor comprensión de los hechos relatados en la resolución
recurrida, podrá reclamar del Tribunal sentenciador la remisión de
los autos, con suspensión del plazo de los 10 días.
— El contenido de la sentencia puede consistir en:

1) Si la Sala estima cualquiera de los motivos de casación


alegados declarará haber lugar al recurso y casará y anulará la
resolución recurrida mandando devolver el depósito al que lo
hubiere constituido, y declarando de oficio las costas. En este
caso, la LECrim distingue los siguientes supuestos:

a) Cuando la Sala estime haberse cometido el


quebrantamiento de forma en que se funda el recurso,
declarará haber lugar a él y ordenará la devolución de la causa
al Tribunal de que proceda para que, reponiéndola al estado
que tenía cuando se cometió la falta, la sustancie y termine
con arreglo a derecho.
b) Si la Sala estima no haberse cometido el quebrantamiento
de forma alegado, declarará no haber lugar al mismo y
procederá en la propia sentencia a resolver los motivos de
casación por infracción de ley. En todo caso mandará devolver
la causa al Tribunal sentenciador.
c) Si la Sala casa la resolución objeto del recurso en virtud de
algún motivo fundado en la infracción de la ley, dictará a
continuación, pero separadamente, la sentencia que proceda
conforme a derecho, sin más limitación que la de no imponer
pena superior a la señalada en la sentencia casada o a la que
correspondería conforme a las peticiones del recurrente, en el
caso de que se solicitase pena mayor.
Cuando sea recurrente uno de los procesados, la nueva
sentencia aprovechará a los demás en lo que les fuere
favorable, siempre que se encuentren en la misma situación
que el recurrente y les sean aplicables los motivos alegados
por los que se declare la casación de la sentencia. Nunca les
perjudicará en lo que les fuere adverso.

2) Si la Sala desestima los motivos de casación alegados,


declarará no haber lugar al recurso y condenará al recurrente en
costas y a la pérdida del depósito con destino a las atenciones
determinadas en el art. 890 de la LECrim o a satisfacer la
cantidad equivalente, si tuviese reconocido el derecho de
asistencia jurídica gratuita, para cuando mejore su fortuna. De la
imposición de costas, se exceptúa al Ministerio Fiscal. La Sala
ordenará, asimismo, la devolución de las actuaciones al órgano
que hubiera dictado la resolución recurrida para que proceda a su
ejecución.

— Las sentencias dictadas en casación se redactarán de la manera


siguiente:

1) Encabezamiento. Se expresará la fecha, el delito sobre el que


verse la causa, los nombres de los recurrentes, procesados y
acusadores particulares que en ella hayan intervenido; el Tribunal
de donde proceda, las demás circunstancias generales que
sirvan para determinar el asunto objeto del recurso y el nombre
del Magistrado Ponente.
2) Antecedentes del hecho. Con separación, se transcribirán
literalmente los hechos declarados probados en la sentencia o
auto recurrido, excepto aquellos que sean de manifiesta
impertinencia, así como la parte dispositiva de la misma
resolución.
3) Motivos de casación. Se relacionarán los motivos de casación
alegados por las respectivas partes.
4) Fundamentos de derecho. Separadamente se consignarán los
fundamentos de derecho de la resolución.
5) El fallo.

— Cuando la Sala crea indicado proponer el indulto, lo razonará


debidamente en la sentencia.
— Contra las sentencias dictadas en casación y contra las que se
dicten en virtud de la misma, no cabe interponer recurso alguno.
— Las sentencias dictadas en casación serán objeto de publicación.
Sin embargo, las sentencias dictadas en casación que recayeran en
causas seguidas por cualquiera de los delitos contra la libertad e
indemnidad sexuales o contra el honor o concurriesen
circunstancias especiales a juicio de la Sala, se publicarán
suprimiendo los nombres propios de las personas, los de los lugares
y las circunstancias que puedan dar a conocer a los acusadores y a
los acusados y a los Tribunales que hayan fallado el proceso. Si
estimara la Sala que la publicación de la sentencia afecta al derecho
al honor, a la intimidad personal o familiar o a la propia imagen de la
víctima o bien a la seguridad pública, podrá ordenar en la propia
sentencia que no se publique total o parcialmente.

7. EL RECURSO DE CASACIÓN PARA UNIFICACIÓN DE DOCTRINA EN LOS


SUPUESTOS DE RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES

— Se encuentra regulado en el art. 42 de la LRPM, que lleva la


rúbrica de Recurso de casación para unificación de doctrina.
— En estos supuestos, las resoluciones recurribles en casación son
las sentencias dictadas en apelación por la Audiencia Nacional y por
las Audiencias Provinciales cuando en ellas se hubiera impuesto
una de las medidas a las que se refiere el artículo 10.2 de la LRPM.
Es decir, cuando siendo el hecho constitutivo de alguno de los
delitos tipificados en los arts. 138, 139, 179, 180 y 571 a 580 del CP,
o de cualquier otro delito que tenga señalada en el CP o en las leyes
penales especiales, pena de prisión igual o superior a 15 años, el
Juez imponga alguna de las medidas siguientes:

a) Si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere 14 o 15


años de edad, una medida de internamiento en régimen cerrado
de uno a cinco años de duración, complementada en su caso por
otra medida de libertad vigilada de hasta tres años.
b) Si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere 16 o 17
años de edad, una medida de internamiento en régimen cerrado
de uno a ocho años de duración, complementada en su caso por
otra de libertad vigilada con asistencia educativa de hasta cinco
años.

— El órgano judicial competente para conocer de este recurso de


casación será la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
— Este recurso tendrá por objeto la unificación de doctrina con
ocasión de sentencias dictadas en apelación que fueran
contradictorias entre sí, o con sentencias del Tribunal Supremo,
respecto de hechos y valoraciones de las circunstancias del menor
que, siendo sustancialmente iguales, hayan dado lugar, sin
embargo, a pronunciamientos distintos.
— El recurso podrá prepararlo el Ministerio Fiscal o cualquiera de
las partes que pretenda la indicada unificación de doctrina dentro de
los 10 días siguientes a la notificación de la sentencia de la
Audiencia Nacional o Provincial, mediante escrito dirigido a la
misma.
— El escrito de preparación deberá contener una relación precisa y
circunstanciada de la contradicción alegada, con designación de las
sentencias aludidas y de los informes en que se funde el interés del
menor valorado en sentencia.
— Si la Audiencia Nacional o la Audiencia Provincial ante quien se
haya preparado el recurso estimara acreditados los requisitos
mencionados, el Letrado de la Administración de Justicia requerirá
testimonio de las sentencias citadas a los Tribunales que las
dictaron, y en un plazo de 10 días remitirá la documentación a la
Sala Segunda del Tribunal Supremo, emplazando al recurrente y al
Ministerio Fiscal, si no lo fuera, ante dicha Sala.
— El recurso de casación se interpondrá ante la Sala Segunda del
Tribunal Supremo, siendo de aplicación en la interposición,
sustanciación y resolución del recurso lo dispuesto en la LECrim en
cuanto resulte aplicable.

8. EL RECURSO DE QUEJA

— Su regulación se encuentra dispersa a lo largo del articulado de


la LECrim.
— El recurso de queja podrá interponerse:
1) Contra todos los autos no apelables de los órganos judiciales
unipersonales.
2) Contra las resoluciones en que se denegare la admisión de un
recurso de apelación.
3) Contra las resoluciones del Juez de Instrucción.
4) Contra el auto denegatorio del testimonio pedido para
interponer el recurso de casación.

— Se tramita conforme a lo establecido en los arts. 233 a 235 de la


LECrim:

1) Cuando se interpusiere el recurso de queja, el Tribunal


ordenará al Juez que informe en el corto término que al efecto le
señale.
2) Recibido dicho informe, el Letrado de la Administración de
Justicia lo pasará al Fiscal, si la causa fuere por delito en que
tenga que intervenir, para que emita dictamen por escrito en el
término de tres días.
3) Con vista a este dictamen, si lo hubiere, y del informe del Juez,
el Tribunal resolverá lo que estime justo mediante auto.

— Específicamente, regulan los arts. 862 a 871 de la LECrim el


recurso de queja por denegación del testimonio pedido para
interponer el recurso de casación. Los trámites a seguir son los
siguientes:

1) Si el que pretende recurrir en casación se creyere agraviado


por el auto denegatorio del testimonio, podrá interponer recurso
de queja ante el Tribunal sentenciador que resolverá la Sala
Segunda del Tribunal Supremo.
2) El recurso podrá interponerse dentro de los dos días
siguientes al de la notificación de dicho auto denegatorio del
testimonio.
3) El Tribunal sentenciador dispondrá que se remita copia
certificada del auto denegatorio a la Sala Segunda del Tribunal
Supremo y mandará emplazar a las partes para que
comparezcan ante la misma en los plazos señalados en el art.
859 de la LECrim:

a) 15 días, si se refiere a resoluciones dictadas por Tribunales


con sede en la Península;
b) 20 días, si tienen sede en la Comunidad Autónoma de las
Islas Baleares, y
c) 30 días, si tienen sede en la Comunidad Autónoma de
Canarias o en las ciudades autónomas de Ceuta o Melilla.

4) Transcurrido el término del emplazamiento sin que haya


comparecido el recurrente en queja, el Letrado de la
Administración de Justicia de la Sala Segunda del Tribunal
Supremo dictará decreto declarando desierto el recurso, con las
costas, y lo comunicará al Tribunal sentenciador para los efectos
que correspondan, y quedará firme y consentido el auto
denegatorio. Contra este decreto cabrá recurso directo de
revisión.
5) Si el recurrente en queja compareciere en tiempo, al verificarlo
formulará, en escrito firmado por abogado y procurador, con la
mayor concisión y claridad, los fundamentos de la queja.
6) De dicho escrito de queja y del auto denegatorio acompañará
el recurrente copias autorizadas para las demás partes
personadas en la causa. Una de las copias se entregará al
Ministerio Fiscal.
7) El Ministerio Fiscal dispone de tres días, durante los cuales
deberá éste exponer a la Sala lo que estime conveniente sobre la
procedencia o improcedencia de la queja.
8) Cuando alguna de las partes emplazadas comparezca en
forma legal, dentro del término de emplazamiento, se le entregará
copia del escrito del recurso y del auto denegatorio para que, si lo
estima conducente, pueda impugnarlo en el mismo plazo de tres
días que se concede al Ministerio Fiscal. Cuando el recurrente
fuere insolvente total o parcial o cuando tuviere reconocido el
derecho a la asistencia jurídica gratuita, y durante el término del
emplazamiento compareciere ante la Sala Segunda del Tribunal
Supremo, la Sala acordará que el Letrado de la Administración de
Justicia interese el nombramiento de abogado y procurador de
oficio para su defensa, y que les entregue la copia certificada del
auto denegatorio para que, en el plazo de tres días, formalicen el
recurso de queja, si lo consideraren procedente, o se excuse el
abogado en el caso de no hallar méritos para ello.
9) A continuación se pasará el rollo al Magistrado Ponente para
instrucción.
10) La Sala Segunda del Tribunal Supremo, previo informe del
Magistrado Ponente, y sin más trámites, dictará, en vista de los
escritos presentados, la resolución que proceda:

a) Cuando la Sala estime fundada la queja, revocará el auto


denegatorio y mandará al Tribunal sentenciador que expida la
certificación de la resolución reclamada y practique lo demás
que se previene en los arts. 858 y 861 de la LECrim.
b) Cuando la queja no sea procedente, a juicio de la Sala, la
desestimará con las costas y lo comunicará al Tribunal
sentenciador para los efectos correspondientes.
c) Cuando resulten falsos los hechos alegados como
fundamento de la queja, la Sala podrá imponer al particular
recurrente, de forma motivada, una multa que podrá oscilar de
180 a 6.000 euros, respetando en todo caso el principio de
proporcionalidad y teniendo en cuenta las circunstancias del
hecho de que se trate, así como los perjuicios que se hubieren
podido causar al procedimiento o al resto de partes
procesales. Ante la falsedad de los hechos alegados en la
queja, el Tribunal acordará dar traslado de la actuación
realizada contra las normas de la buena fe procesal a los
colegios profesionales competentes por si pudiera proceder la
imposición de algún tipo de sanción disciplinaria.
11) Contra la decisión de la Sala Segunda del Tribunal Supremo,
resolviendo la queja, no se da recurso alguno.

III. EL PROCESO DE REVISIÓN COMO MEDIO


EXTRAORDINARIO DE RESCISIÓN DE
SENTENCIAS FIRMES

1. CONCEPTO Y NATURALEZA

— Regulado en los arts. 954 a 961 de la LECrim, el proceso de


revisión se puede definir como un medio extraordinario de rescisión
de sentencias firmes de condena, un medio de ataque de la cosa
juzgada.
— En cuanto a su naturaleza jurídica, la doctrina ha mantenido dos
posturas:

1) Los que consideran que es un recurso extraordinario.


2) Los que entienden que la revisión es una acción de
impugnación autónoma que da origen a un nuevo proceso cuya
finalidad es rescindir una sentencia firme de condena.

— La primera de las posturas ya no la sostiene ningún autor. Sólo


tiene reflejo en la propia LECrim que sigue denominándolo recurso.
Tanto el Tribunal Supremo como el Tribunal Constitucional y la
totalidad de la doctrina apoyan la segunda.

2. ÓRGANO COMPETENTE

— La Sala Segunda o Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

3. LEGITIMACIÓN
— Conforme a lo dispuesto en los arts. 955, 956 y 961 de la
LECrim, están legitimados para promover e interponer recurso de
revisión:

a) El Ministerio Fiscal.
b) El «penado» (condenado por sentencia firme).
c) Cuando éste haya fallecido, su cónyuge o quien haya
mantenido convivencia como tal. Los ascendientes y
descendientes con el objeto de rehabilitar la memoria del difunto
y de que se castigue, en su caso, al verdadero culpable.
d) El Fiscal General del Estado siempre que, conforme a lo
dispuesto en el art. 961 de la LECrim «tenga conocimiento de
algún caso en el que proceda y que, a su juicio, haya fundamento
bastante para ello, de acuerdo con la información que haya
practicado».

4. RESOLUCIONES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN

— Conforme a lo dispuesto en el art. 954 de la LECrim sólo pueden


ser revisadas las sentencias firmes de condena, nunca las
absolutorias.

5. MOTIVOS DE REVISIÓN

— Aparecen regulados en el art. 954 de la LECrim, conforme al cual


se podrá solicitar la revisión de las sentencias firmes:

1) Cuando haya sido condenada una persona en sentencia firme


que haya valorado como prueba un documento o testimonio
declarados después falsos en procedimiento penal seguido al
efecto.
2) Cuando haya sido condenada una persona en sentencia firme
que haya valorado como prueba la confesión del encausado
arrancada por violencia o coacción o cualquier otro hecho punible
ejecutado por un tercero, siempre que tales extremos resulten
declarados por sentencia condenatoria firme en procedimiento
penal seguido al efecto.
No será exigible la sentencia condenatoria cuando el proceso
penal iniciado a tal fin sea archivado por prescripción, rebeldía,
fallecimiento del encausado u otra causa que no suponga una
valoración de fondo.
3) Cuando haya recaído sentencia condenatoria firme por el
delito de prevaricación contra alguno de los Magistrados o
Jueces con base en alguna resolución recaída en el proceso en
el que se dictó la sentencia firme cuya revisión se pretende, de tal
manera que el fallo hubiera sido otro distinto.
4) Cuando sobre el mismo hecho y encausado hayan recaído dos
sentencias firmes.
5) Cuando después de la sentencia firme se conozcan hechos o
pruebas, que, de haber sido aportados durante el proceso,
hubieran determinado la absolución o una condena menos grave
para el condenado.
Según jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo, no es
necesario que los nuevos hechos o las nuevas pruebas sean
posteriores a la sentencia, basta con que no hayan sido tenidos
en cuenta por el Juez o Tribunal que dictó la sentencia
condenatoria.
Por otro lado, para el Tribunal Supremo los nuevos hechos o las
nuevas pruebas han de evidenciar la inocencia del condenado.
No obstante, según el Tribunal Supremo, esto «no significa la
certidumbre absoluta de dicha inocencia sino que basta con que
los nuevos hechos o medios de prueba tiendan a evidenciarla a
posteriori y creen, en el Tribunal Supremo, la convicción de que
esa inocencia se demostrará en el nuevo proceso».
6) Cuando, resuelta una cuestión prejudicial por un Tribunal
Penal, se dicte con posterioridad sentencia firme por el Tribunal
no Penal competente para la resolución de la cuestión que
resulte contradictoria con la sentencia penal.
7) Para la revisión de la sentencia firme de decomiso autónomo
es motivo de revisión la contradicción entre los hechos
declarados probados en la misma y los declarados probados en
la sentencia firme penal que, en su caso, se dicte.
8) Se podrá solicitar la revisión de una resolución judicial firme
cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos haya
declarado que dicha resolución fue dictada en violación de alguno
de los derechos reconocidos en el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales y sus Protocolos, siempre que la violación, por su
naturaleza y gravedad, entrañe efectos que persistan y no
puedan cesar de ningún otro modo que no sea mediante esta
revisión.
En este supuesto, la revisión sólo podrá ser solicitada por quien,
estando legitimado para interponer este recurso, hubiera sido
demandante ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
La solicitud deberá formularse en el plazo de un año desde que
adquiera firmeza la sentencia del referido Tribunal.

6. SUSTANCIACIÓN Y EFECTOS DE LA SENTENCIA DE REVISIÓN

— El proceso de revisión se sustancia en la mayoría de los


supuestos previstos en la LECrim, en dos fases: iudicium rescindens
y iudicium rescisorium.

1) La primera (la fase de iudicium rescindens) tiene por finalidad


determinar si concurren o no alguno de los motivos de la revisión
y, por tanto, si procede o no rescindir la sentencia firme
impugnada. Se desarrolla ante el Tribunal Supremo (arts. 957 y
959 de la LECrim). Se sustancia de la siguiente forma:

a) Presentación del escrito solicitando la interposición del


recurso de revisión.
b) Antes de dictar la resolución autorizando o denegando la
interposición, la Sala podrá ordenar, si lo entiende oportuno y
dadas las dudas razonables que suscite el caso, la práctica de
las diligencias que estime pertinentes, a cuyo efecto podrá
solicitar la cooperación judicial necesaria.
c) A continuación, la Sala, previa audiencia del Ministerio
Fiscal, autorizará o denegará la interposición del recurso.
d) Los autos en los que se acuerde la autorización o
denegación a efectos de la interposición, no son susceptibles
de recurso alguno.
e) Autorizado el recurso, el promovente dispondrá de 15 días
para su interposición.
f) Interpuesto el recurso, el recurso de revisión se sustancia
oyendo por escrito una sola vez al Ministerio Fiscal y otra a los
penados, que deberán ser citados si antes no comparecieren.
g) Cuando el Ministerio Fiscal y/o los condenados pidieran la
unión de antecedentes a los autos, la Sala acordará sobre este
particular lo que estime más oportuno.
h) Después seguirá el recurso los trámites establecidos para el
de casación por infracción de ley, y la Sala, con informe oral o
sin él, según acuerde en vista de las circunstancias del caso,
dictará sentencia, que será irrevocable.

2) La segunda (la fase de iudicium rescisorium) tiene por finalidad


celebrar el juicio rescisorio, un nuevo proceso ante el órgano que
corresponda en aplicación de las reglas de competencia. Esta
segunda fase se desarrolla cuando el Tribunal Supremo estima
sólo alguno de los motivos de revisión previstos en el art. 954 de
la LECrim.

— Los efectos de la sentencia estimatoria que puede recaer en la


primera fase plantea ciertos problemas que surgen de la remisión
que el art. 958 hace al art. 954, ambos de la LECrim.
— Como es sabido, la Ley 41/2015, de 5 de octubre, de
modificación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para la agilización
de la justicia penal y el fortalecimiento de las garantías procesales,
dio una nueva redacción al art. 954 de la LECrim.
— Pero el legislador «olvidó» la concordancia que debe haber entre
el art. 954 y el art. 958, de tal manera que, en lo que se refiere a los
efectos de la sentencia estimatoria de la revisión, este último se
remite al contenido del primero.
— Dado que el art. 958 de la LECrim no ha sido objeto de
modificación por la mencionada Ley 41/2015 ni por ninguna otra
posterior, esa remisión que este precepto hace al art. 954 de la
LECrim se refiere al contenido primigenio de este último que no
coincide, en absoluto, con el contenido actualmente vigente del
mismo. Ello obliga a interpretar la remisión que el art. 958 hace al
art. 954 para determinar cuáles son los efectos de la sentencia
estimatoria de la revisión cuando la Sala aprecie los distintos
motivos que actualmente se prevén en el último de los preceptos
citados.
— Por tanto, los efectos que produce la sentencia estimatoria de la
revisión son, haciendo una interpretación conjunta de lo dispuesto
en el art. 958 de la LECrim (no modificado en 2015) y 954 de la
LECrim (de nueva redacción dada en 2015), los siguientes:

1) Dice el párrafo 1.º del art. 958 de la LECrim que «en el caso
del número 1.º del art. 954, la Sala declarará la contradicción
entre las sentencias, si en efecto existiere, anulando una y otra, y
mandará instruir de nuevo la causa al Tribunal a quien
corresponda el conocimiento del delito».
El número 1.º del art. 954 que menciona este precepto en su
redacción primigenia, correspondería:

a) Por un lado, al art. 954.1.c) de la LECrim, en el que se


menciona como motivo de revisión «cuando sobre el mismo
hecho y encausado hayan recaído dos sentencias firmes», y
b) Por otro lado, al art. 954.2 de la LECrim, en el que se
menciona que para la revisión de la sentencia firme de
decomiso autónomo es motivo de revisión la contradicción
entre los hechos declarados probados en la misma y los
declarados probados en la sentencia firme penal que, en su
caso, se dicte.

Por consiguiente, los efectos que la sentencia de revisión


produce en este supuesto son: por un lado, la rescisión o
anulación de la sentencia o sentencias, y, por otro, la nueva
instrucción de la causa por el órgano judicial competente.
2) Dice el párrafo 2.º del art. 958 de la LECrim que «en el caso
del número 2.º del mismo artículo, la Sala, comprobada la
identidad de la persona cuya muerte hubiese sido penada,
anulará la sentencia firme». Este supuesto carece de otro
equivalente, por lo que entendemos que el que procede aplicar
sería el previsto en el art. 954.1.d) de la LECrim, en el que se
regula como motivo de revisión «cuando después de la sentencia
firme se conozcan hechos o pruebas, que, de haber sido
aportados durante el proceso, hubieran determinado la
absolución o una condena menos grave para el condenado».
Por consiguiente, el efecto que la sentencia de revisión produce
en este supuesto sería exclusivamente la rescisión o anulación
de la sentencia.
3) Dice el párrafo 3.º del art. 958 de la LECrim que «en el caso
del número 3.º del referido artículo, dictará la Sala la misma
resolución, con vista de la ejecutoria que declare la falsedad del
documento y mandará al Tribunal a quien corresponda el
conocimiento del delito instruir de nuevo la causa». Este
supuesto correspondería al previsto en el art. 954.1.a) de la
LECrim, en el que se regula como motivos de revisión:

a) De un lado, «cuando haya sido condenada una persona en


sentencia firme que haya valorado como prueba un documento
o testimonio declarados después falsos en procedimiento
penal seguido al efecto».
b) De otro, «cuando haya sido condenada una persona en
sentencia firme que haya valorado como prueba la confesión
del encausado arrancada por violencia o coacción o cualquier
otro hecho punible ejecutado por un tercero, siempre que tales
extremos resulten declarados por sentencia condenatoria firme
en procedimiento penal seguido al efecto».
Teniendo en cuenta que, en ambos casos, «no será exigible la
sentencia condenatoria cuando el proceso penal iniciado a tal
fin sea archivado por prescripción, rebeldía, fallecimiento del
encausado u otra causa que no suponga una valoración de
fondo».

Por consiguiente, los efectos que la sentencia de revisión


produce en este supuesto son: por un lado, la rescisión o
anulación de la sentencia o sentencias, y, por otro, la nueva
instrucción de la causa por el órgano judicial competente.
4) Dice el párrafo 3.º del art. 958 de la LECrim que «en el caso
del número 4.º del citado artículo, la Sala instruirá una
información supletoria, de la que dará vista al Fiscal, y si en ella
resultare evidenciada la inocencia del condenado, se anulará la
sentencia y mandará, en su caso, a quien corresponda el
conocimiento del delito, instruir de nuevo la causa». Este
supuesto correspondería al previsto en el art. 954.1.d) de la
LECrim, al que hemos hecho referencia con anterioridad.
Por consiguiente, los efectos que la sentencia de revisión
produce en este supuesto son:

a) La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo instruye una


información supletoria.
b) Si de la información supletoria resulta evidenciada la
inocencia del condenado, se anula la sentencia, o bien sin
ordenar nueva instrucción, o bien ordenando nueva instrucción
de la causa por el órgano judicial competente.

5) Por último, cabe señalar que la estimación en la sentencia de


revisión de los motivos previstos en el art. 954.1.b) y e) y en el
apartado 3 del mismo precepto de la LECrim, no son
mencionados en el art. 958 de la LECrim como consecuencia de
que este último conserva su redacción primigenia, y, por
consiguiente, no determina la LECrim cuáles han de ser los
efectos que produce la sentencia estimatoria de la revisión.
No obstante, podría entenderse que, a la vista del tenor literal de
los mencionados apartados del art. 954 de la LECrim, los efectos
de la sentencia estimatoria de la revisión consistirían, por un lado
en la rescisión o anulación de la sentencia o sentencias, y, por
otro, en la nueva instrucción de la causa por el órgano judicial
competente.

— En cuanto a los efectos de la sentencia firme anulada, dispone el


art. 960 de la LECrim que si en la nueva sentencia se le impusiere
alguna otra pena, se tendrá en cuenta para el cumplimiento de ésta
todo el tiempo de la anteriormente cumplida y su importancia.
— Y, por último, dispone, el art. 960 de la LECrim que «cuando en
virtud de recurso de revisión, se dicte sentencia absolutoria, los
interesados en ella o sus herederos tendrán derecho a las
indemnizaciones civiles a que hubiere lugar según el derecho
común, las cuales serán satisfechas por el Estado, sin perjuicio del
derecho de éste de repetir contra el Juez o Tribunal sentenciador
que hubieren incurrido en responsabilidad o contra la persona
directamente declarada responsable o sus herederos», lo que
implica:

1) Por un lado, la posibilidad de solicitar una indemnización a


cargo del Estado de acuerdo con lo dispuesto en los arts. 292 y
ss. de la LOPJ.
2) Por otro lado, la posibilidad de exigir indemnización de daños y
perjuicios contra el Juez o el Tribunal sentenciador si es que
hubieran incurrido en responsabilidad penal o civil de acuerdo
con lo dispuesto en el art. 16 de la LOPJ.
3) Por último, la posibilidad de que, fijada indemnización de
daños y perjuicios con cargo al Estado, éste pueda repetir contra
el Juez o Tribunal sentenciador que hubieren incurrido en
responsabilidad o contra la persona directamente declarada
responsable o sus herederos.

IV. EL RECURSO DE ANULACIÓN


— La LECrim regula en el art. 793, en relación con los arts. 786 y
775, el denominado Recurso de anulación en el ámbito del
procedimiento abreviado.
— Para el ámbito del procedimiento abreviado es posible dictar
sentencia en ausencia del acusado e interponer posteriormente
recurso de anulación, siempre que concurran las siguientes
circunstancias:

a) La celebración del juicio oral requiere preceptivamente la


asistencia del acusado y del abogado defensor.
b) La ausencia injustificada del acusado que hubiera sido citado
personalmente, o en el domicilio o en la persona a que se refiere
el art. 775 de la LECrim (persona designada por el investigado en
la primera comparecencia para que reciba en su nombre las
notificaciones por no tener domicilio en España, con la
advertencia de que la citación realizada a la persona designada
permitirá la celebración del juicio en su ausencia), no será causa
de suspensión del juicio oral si el Juez o Tribunal, a solicitud del
Ministerio Fiscal o de la parte acusadora, y oída la defensa,
estima que existen elementos suficientes para el enjuiciamiento,
cuando la pena solicitada no exceda de dos años de privación de
libertad o, si fuera de distinta naturaleza, cuando su duración no
exceda de seis años.
c) En estos supuestos será posible dictar sentencia en ausencia
del acusado.
d) Si en cualquier momento comparece o es habido el que
hubiere sido condenado en ausencia, le será notificada la
sentencia dictada en primera instancia o en apelación, a efectos
de cumplimiento de la pena aún no prescrita.
e) Al notificársele la sentencia dictada en primera instancia o en
apelación, se le hará saber su derecho a interponer el recurso de
anulación, con indicación del plazo para ello y del órgano
competente.
f) La sentencia dictada en ausencia, haya sido o no apelada, es
susceptible de ser recurrida en anulación por el condenado en el
mismo plazo y con iguales requisitos y efectos que los
establecidos en el recurso de apelación.
g) El plazo se contará desde el momento en que se acredite que
el condenado tuvo conocimiento de la sentencia.
TEMA 18

LA EJECUCIÓN DE LAS PENAS*

I. INTRODUCCIÓN: LA EJECUCIÓN DE LA PENA


— La pena, una vez que es individualizada e impuesta por el Juez o
Tribunal, tiene que ser ejecutada y cumplida.
— La garantía de ejecución que deriva del principio de legalidad
penal y que se contempla en el art. 3.2 del Código Penal (CP)
establece que no puede ejecutarse pena ni medida de seguridad en
otra forma que la prescrita por la ley y los reglamentos que la
desarrollan. También establece que la ejecución de la pena o de la
medida de seguridad se realizará bajo el control de los Jueces y
Tribunales competentes.
— Dicha ejecución por lo que se refiere a la pena privativa de
libertad (prisión permanente revisable, prisión, localización
permanente y responsabilidad persona subsidiaria por impago de
multa) viene regulada por la Ley Orgánica 1/1979, de 26 de
septiembre, General Penitenciaria (LOGP), así como por su
Reglamento [Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se
aprueba el Reglamento Penitenciario (RP)].
— En cuanto a la pena de localización permanente, su cumplimento
obliga al penado a permanecer en su domicilio o en lugar
determinado fijado por el Juez en sentencia o posteriormente en
auto motivado de prisión, salvo que la localización permanente esté
prevista como pena principal, exista reiteración delictiva y así lo
disponga expresamente el concreto precepto aplicable, en cuyo
caso el Juez puede acordar en sentencia que se cumpla los
sábados, domingos y días festivos en el centro penitenciario más
próximo al domicilio del penado (art. 37 del CP).
II. PRINCIPIOS INSPIRADORES DE LA
EJECUCIÓN PENITENCIARIA
1. Reeducación e reinserción social [art. 25.2 de la Constitución
Española (CE) y art. 1 de la LOGP]: este principio ha adquirido el
máximo rango positivo, al ser acogido, desde una óptica teleológica
o finalista, por la Constitución Española: según el art. 25.2 de la CE,
«las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social…».
— También se positiviza en el art. 1 de la LOGP, que establece que
«(l)as instituciones penitenciarias reguladas en la presente ley
tienen como fin primordial la reeducación y la reinserción social de
los sentenciados a penas y medidas penales privativas de libertad,
así como la retención y custodia de detenidos, presos y penados».

2. Humanidad y respeto a la dignidad personal (art. 1 de la LOGP):

— Este principio es complementario del principio anterior. Desde


una perspectiva formal o ejecutiva, la finalidad de reinserción ha de
estar presente también en la ejecución de las propias sanciones
penales, de suerte que las circunstancias en que la pena se ejecuta
han de ser proclives al respeto a la dignidad humana del
condenado, lo cual significa que los establecimientos penitenciarios
han de ser en su estructura, dotación y funcionamiento adecuados
para facilitar dicha finalidad.
— El Tribunal Constitucional (TC) ha prestado una especial
importancia, para salvaguardar este principio, al aspecto de la
ejecución de la pena. Así, la Sentencia del TC (STC) 65/1986, de 22
de mayo, entiende que «la calificación de una pena como inhumana
o degradante depende de la ejecución de la pena y de las
modalidades que ésta reviste, de forma que por su propia naturaleza
la pena no acarree sufrimientos de una especial intensidad (penas
inhumanas) o provoque una humillación o sensación de
envilecimiento que alcance un nivel determinado, distinto y superior
al que suele llevar aparejada la simple imposición de la condena».
— De manera acorde al principio de reinserción social (y a su
complementario el del respeto a la dignidad humana), el art. 26 de la
LOGP, que considera el trabajo «como un derecho y como un deber
del interno» y lo concibe como «un elemento fundamental del
tratamiento», establece también las condiciones en que se llevará a
cabo:

a) No tendrá carácter aflictivo ni será aplicado como medida de


corrección.
b) No atentará a la dignidad del interno.
c) Tendrá carácter formativo, creador o conservador de hábitos
laborales, productivo o terapéutico, con el fin de preparar a los
internos para las condiciones normales del trabajo libre.
d) Se organizará y planificará, atendiendo a las aptitudes y
cualificación profesional, de manera que satisfaga las
aspiraciones laborales de los recluidos en cuanto sean
compatibles con la organización y seguridad del establecimiento.
e) Será facilitado por la Administración.
f) Gozará de la protección dispensada por la legislación vigente
en materia de Seguridad Social.
g) No se supeditará al logro de intereses económicos por la
Administración.

3. Respeto a la vida y a la integridad física del penado (arts. 3 y 6 de


la LOGP):

— La Administración penitenciaria velará por la vida, integridad y


salud de los internos (art. 3 de la LOGP).
— Ningún interno será sometido a malos tratos de palabra u obra
(art. 6 de la LOGP).

4. Respeto a la personalidad civil del penado (art. 3 de la LOGP):


— El preso es penado a la falta de libertad pero no a la pérdida de
los restantes derechos de su personalidad. Por ello, el art. 3 de la
LOPJ reconoce el principio del respeto a la personalidad civil del
penado, al establecer que la actividad penitenciaria únicamente se
podrá ejercer mediante el respeto de la personalidad de los
recluidos así como de sus derechos, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razones de raza, opiniones políticas,
creencias religiosas, condición social o cualesquiera otras
circunstancias de análoga naturaleza.
— Ello tiene diversas consecuencias de significación:

a) Los presos disponen de sus derechos civiles, políticos,


sociales, económicos y culturales, incluyendo el derecho de
sufragio, salvo que fuese incompatible con el objeto de su
detención o el cumplimiento de la condena.
b) Conservación de los derechos de los presos y sus familiares a
las prestaciones de la Seguridad Social, adquiridos antes del
ingreso en prisión.
c) Derecho a continuar los procedimientos pendientes en el
momento de su ingreso en prisión así como derecho a entablar
nuevas acciones.
d) Derecho a ser designado por su propio nombre, y no por
números u otros códigos identificadores y que cosifican al sujeto
degradándolo a cosa.

5. Principio de presunción de inocencia de los presos preventivos


(art. 5 de la LOGP): finalmente, se consagra también el principio de
la presunción de inocencia en el ámbito penitenciario, el cual
presidirá el régimen penitenciario de los presos preventivos.

III. EJECUCIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE


LIBERTAD
1. División en grados de la ejecución penitenciaria de la privación de
libertad (art. 71.1 de la LOGP): de conformidad con este principio,
las penas privativas de libertad se ejecutarán según el sistema de
individualización científica que se separa en grados (primero,
segundo, tercero y el último: la libertad condicional):

2. Grados penitenciarios (art. 72 de la LOGP y art. 74 del RP):

— Los presos clasificados en el primer grado penitenciario son los


destinados a establecimientos de régimen cerrado, de acuerdo con
lo previsto en el número 1 del art. 10 de la ley (art. 72.2 de la
LOGP), y se aplica a penados y preventivos que, por su peligrosidad
extrema o manifiesta inadaptación a los otros regímenes comunes
anteriores, requieren de este especial aseguramiento penitenciario
(art. 74.3 del RP).
La peligrosidad extrema o la inadaptación a los regímenes ordinario
y abierto han de apreciarse:

— Por causas objetivas,


— en resolución motivada (art. 10.1 de la LOGP).

— El segundo grado se cumple en establecimientos de régimen


ordinario (art. 72.2 de la LOGP), y penados que hayan sido
clasificados en tal grado, a los penados sin clasificar y a los
detenidos y presos (art. 74.1 del RP).
— El tercer grado se cumple en establecimientos de régimen abierto
(art. 72.2 de la LOGP) y pretende que los penados que accedan a
este grado puedan continuar su tratamiento en régimen de
semilibertad (art. 74.2 del RP).
— El último grado es el de libertad condicional (art. 72.2 de la
LOGP), para lo que será requisito que el sujeto esté clasificado en el
tercer grado (art. 90.1 del CP).

3. Ascenso de grados (art. 72.3 de la LOGP):


— Se reconoce la posibilidad de que el penado, si así se acredita
como conveniente de la observación y clasificación de un interno,
pase a un grado superior (salvo el de libertad condicional), sin
necesidad de pasar obligatoriamente por los que le preceden.
— Ello rige para los grados primero, segundo y tercero, pero no
para la libertad condicional, que requiere de una decisión y de una
motivación expresa del Juez.

4. Necesidad de actualización de la progresión (art. 72.4 de la


LOGP):

— La observación progresiva del penado tiene como finalidad la de


situarlo en el grado que, conforme a su evolución, le corresponda.
— En concreto, no podrá mantenerse en ningún caso al interno en
un grado inferior al que, por la evolución de su tratamiento, se haga
merecedor.

5. Requisitos para la progresión al tercer grado (art. 72.5 de la


LOGP y art. 36.2 del CP):

— Para que un penado progrese al tercer grado penitenciario se


requieren las siguientes condiciones o requisitos:

a) Que el penado haya satisfecho la responsabilidad civil


derivada del delito.
A tales efectos, se observará la conducta efectivamente realizada
por el penado a efectos de restituir lo sustraído, reparar el daño e
indemnizar los perjuicios materiales y morales.
b) Se observarán las condiciones personales y patrimoniales del
culpable, a efectos de valorar su capacidad real, presente y futura
para satisfacer la responsabilidad civil que le correspondiera.
c) Las garantías que permitan asegurar la satisfacción futura.
d) La estimación del enriquecimiento que el culpable hubiera
obtenido por la comisión del delito.
e) En su caso, también el daño o entorpecimiento producido al
servicio público.
f) Y la naturaleza de los daños y perjuicios causados por el delito,
el número de perjudicados y su condición.

— Estos criterios serán de especial aplicación cuando el preso


hubiera sido condenado por la comisión de alguno de estos delitos:

a) Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico


que hubieran revestido notoria gravedad y hubieran perjudicado a
una generalidad de personas.
b) Delitos contra los derechos de los trabajadores.
c) Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad
Social.
d) Delitos contra la Administración Pública comprendidos en los
Capítulos V al IX del Título XIX del Libro II del CP.

6. Período de seguridad para acceso al tercer grado en penas


superiores a cinco años de prisión (art. 36.2 del CP):

— Cuando el sujeto sea sancionado con una pena de prisión de


duración superior a cinco años, podrá decretarse judicialmente de
manera potestativa que la clasificación del condenado en el tercer
grado penitenciario no se lleve a cabo hasta el cumplimiento de la
mitad de la pena impuesta.
— Dicho período de seguridad será obligatorio en caso de
terrorismo y organizaciones criminales, abusos y agresiones
sexuales a menor de 16 años (art. 183 del CP) y de delitos relativos
a la prostitución y a la explotación sexual y corrupción de menores
(arts. 187 a 190 del CP).
— En tales casos, la clasificación del condenado en el tercer grado
de tratamiento penitenciario no podrá efectuarse hasta el
cumplimiento de la mitad de la misma:
— En estos casos, el Juez de vigilancia, previo pronóstico
individualizado y favorable de reinserción social y valorando, en su
caso, las circunstancias personales del reo y la evolución del
tratamiento reeducador, podrá acordar razonadamente, oídos el
Ministerio Fiscal, Instituciones Penitenciarias y las demás partes, la
aplicación del régimen general de cumplimiento, salvo en los
supuestos de terrorismo, criminalidad organizada, abusos y
agresiones sexuales a menor de 16 años (art. 183 del CP) y de
delitos relativos a la prostitución y a la explotación sexual y
corrupción de menores (arts. 187 a 190 del CP).

7. Progresión al tercer grado por motivos humanitarios (art. 36.3 del


CP):

— El Juez o Tribunal, o el Juez de vigilancia penitenciaria, según


corresponda, podrá acordar la progresión a tercer grado por motivos
humanitarios y de dignidad personal de:

a) Penados enfermos muy graves con padecimientos incurables,


b) y de los presos que hubieran alcanzado la edad de 70 años.

— Para ello, se valorará de manera especial la escasa peligrosidad


del penado.
— Requisitos de esta progresión son:

a) El previo informe del Ministerio Fiscal.


b) El previo informe de Instituciones Penitenciarias.
c) Oír a las demás partes.

8. Requisitos para la progresión al tercer grado en caso de


terrorismo (art. 72.6 de la LOGP y art. 36.1 del CP):

— En los casos de sujetos condenados por delitos de terrorismo o


de criminalidad organizada (grupos u organizaciones criminales), la
clasificación o progresión al tercer grado de tratamiento
penitenciario requerirá los siguientes requisitos o condiciones (ex
art. 72.6 de la LOGP):
a) La satisfacción de la responsabilidad civil con sus rentas y
patrimonio presentes y futuros.
b) Mostrar signos inequívocos de haber abandonado los fines y
los medios terroristas.
c) Colaborar activamente con las autoridades, bien para impedir
la producción de otros delitos por parte de la banda armada,
organización o grupo terrorista, bien para atenuar los efectos de
su delito, bien para la identificación, captura y procesamiento de
responsables de delitos terroristas, para obtener pruebas o para
impedir la actuación o el desarrollo de las organizaciones o
asociaciones a las que haya pertenecido o con las que haya
colaborado.
d) Esta suerte de «abjuración laica» de los principios terroristas
se acredita mediante una declaración expresa de repudio de sus
actividades delictivas y de abandono de la violencia y una
petición expresa de perdón a las víctimas de su delito, así como
por los informes técnicos que acrediten que el preso está
realmente desvinculado de la organización terrorista y del entorno
y actividades de asociaciones y colectivos ilegales que la rodean,
y su colaboración con las autoridades.

— En caso de que el sujeto haya sido condenado a pena de prisión


permanente revisable estaremos a lo que se expone a continuación.

9. Requisitos para la progresión al tercer grado en caso de prisión


permanente revisable (art. 72.6 de la LOGP y art. 36.1 del CP):

— En cuanto a la clasificación en el tercer grado penitenciario del


condenado a la pena de prisión permanente (art. 36.1 del CP), se
requiere:

a) Que sea autorizada por el Tribunal, previo pronóstico


individualizado y favorable de reinserción social, oídos el
Ministerio Fiscal e Instituciones Penitenciarias.
b) Que se hayan cumplido 20 años de prisión efectiva, en el caso
de que el penado lo hubiera sido por un delito de terrorismo o de
criminalidad organizada.
c) Que se hayan cumplido 15 años de prisión efectiva en el resto
de los casos.
d) Durante ese «período de seguridad», el penado no podrá
disfrutar de permisos de salida hasta que haya cumplido un
mínimo de 12 años de prisión (en caso de terrorismo y
criminalidad organizada) y ocho años de prisión (en los restantes
delitos).

10. Progresión al tercer grado en caso de extranjeros (art. 89 del


CP):

— Las penas de prisión de más de un año de duración que se


impongan a ciudadanos extranjeros se sustituirán por la expulsión
del territorio español.
— Excepcionalmente (y en todo caso si la pena es superior a cinco
años de prisión), y cuando resulte necesario para asegurar la
defensa del orden jurídico y restablecer la confianza en la vigencia
de la norma infringida por el delito, podrá acordarse:

a) La ejecución de una parte de la pena en España: esta parte


que se cumplirá no podrá ser superior a dos tercios de la
extensión de la pena,
b) y la sustitución del resto de la pena por la expulsión del
penado del territorio español.

— En todo caso, se sustituirá lo que quede de pena por la expulsión


del penado del territorio español cuando se produzca el acceso al
tercer grado o le sea concedida la libertad condicional.

11. Progresión del tercer grado a libertad condicional (art. 90 del


CP):
— Si el condenado se encuentra clasificado en tercer grado, el Juez
de vigilancia acordará la libertad condicional y la suspensión de la
ejecución del resto de la pena si el penado cumple los siguientes
requisitos:

a) Que haya extinguido las tres cuartas partes de la pena


impuesta.
b) Que haya observado buena conducta.

— Para resolver sobre la concesión de la libertad condicional, el


Juez de vigilancia penitenciaria valorará la personalidad del penado,
sus antecedentes, las circunstancias del delito cometido, la
relevancia de los bienes jurídicos que podrían verse afectados por
una reiteración en el delito, su conducta durante el cumplimiento de
la pena, sus circunstancias familiares y sociales, y los efectos que
quepa esperar de la propia suspensión de la ejecución y del
cumplimiento de las medidas que le fueren impuestas.

* Se ha procedido a modificar, mínimamente, las rúbricas de los temas 18 y 19


por razones sistemáticas y de coherencia con el contenido de los mismos.
TEMA 19
EL CUMPLIMIENTO DE LAS
CONDENAS Y LAS ALTERNATIVAS AL
INGRESO EN PRISIÓN2
— La condena impuesta al culpable se cumplirá ajustándose a lo
dispuesto en las leyes y el Código Penal (CP). Este último establece
unos límites máximos a su cumplimiento y una serie de alternativas
al ingreso en prisión.
— El cumplimiento de la condena extingue la responsabilidad penal.

I. LÍMITE MÁXIMO DE CUMPLIMIENTO


— Los límites superiores de la pena operan como límites máximos
de cumplimiento, por lo que si en la sentencia se hubiese impuesto
una pena superior al límite máximo, ésta se reducirá hasta el límite
superior que se establezca para cada tipo de pena. Dichos límites
son los siguientes:

— Pena privativa de libertad: 20 años.


— Localización permanente: seis meses.
— La inhabilitación absoluta y la inhabilitación especial: 20 años.
— Suspensión de empleo o cargo público: seis años.
— Privación del derecho a conducir vehículos a motor y
ciclomotores, y la privación del derecho a la tenencia y porte de
armas: 10 años.
— Privación del derecho a residir en determinados lugares o
acudir a ellos: 10 años.
— Prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus
familiares y otras personas, o de comunicarse con ellas: 10 años.
— Trabajos en beneficio de la comunidad: un año.
— Pena de días-multa: dos años.
— Multa imponible a las personas jurídicas: cinco años.

— La duración de la pena privativa de libertad comenzará a


computarse: desde el día en que la sentencia condenatoria haya
quedado firme si el reo está preso, y desde que ingrese en el
establecimiento adecuado para su cumplimiento si no lo está (art. 38
del CP).
— El tiempo de privación de libertad sufrido provisionalmente será
abonado en su totalidad por el Juez o Tribunal sentenciador para el
cumplimiento de la pena o penas impuestas en la causa en que
dicha privación de libertad se acuerde, salvo que coincida con
cualquier otra privación de libertad impuesta al penado en otra
causa y que le haya sido abonada o le sea abonable en ella. En
ningún caso, un mismo período de privación de libertad puede ser
abonado en más de una causa (art. 58.1 del CP).
— Sólo procede el abono de prisión provisional sufrida en otra
causa cuando dicha medida cautelar sea posterior a los hechos
delictivos que motivaron la pena a la que se pretende abonar.
— Lo anterior también es aplicable a las restricciones de derechos
acordadas cautelarmente.
— Cuando las medidas cautelares sufridas y la pena impuesta sean
de distinta naturaleza, el Juez o Tribunal ordenará que se tenga por
ejecutada la pena impuesta en aquella parte que se estime
compensada.
— Límite máximo de cumplimiento en los supuestos de acumulación
de condenas.
— El máximo de cumplimiento efectivo de la condena no puede
exceder del triple del tiempo por el que se le imponga la más grave
de las penas, declarando extinguidas las que procedan desde que
las ya impuestas cubran dicho máximo, que no puede exceder de 20
años.
— Excepcionalmente, el art. 76 del CP establece una serie de casos
en los que puede extenderse el límite máximo de cumplimiento de la
condena más allá de los 20 años.
1. Puede imponerse una pena de prisión de hasta 25 años
cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y
alguno de ellos esté castigado con pena de prisión de hasta 20
años.
2. Puede imponerse una pena de prisión de hasta 30 años
cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y
alguno de ellos esté castigado con pena de prisión superior a 20
años.
3. Puede imponerse una pena de hasta 40 años cuando el sujeto
haya sido condenado por dos o más delitos y al menos dos de
ellos estén castigados con penas superiores a 20 años; y cuando
el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos de
terrorismo y alguno de ellos tiene una pena superior a 20 años.

— Tal limitación se aplicará aunque las penas se hayan impuesto en


distintos procesos cuando lo hayan sido por hechos cometidos antes
de la fecha en que fueron enjuiciados los que, siendo objeto de
acumulación, lo hubieran sido en primer lugar (art. 76.2 del CP).
— El Pleno no Jurisdiccional TS 8/7/15 fija el criterio del cómputo
del máximo de cumplimiento en los supuestos de acumulación de
condenas [arts. 76 del CP y 988 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
(LEC)] de la manera siguiente:

1. La acumulación de las penas debe realizarse partiendo de la


sentencia más antigua, pues al contenerse en ella los hechos
enjuiciados en primer lugar, servirá de referencia respecto de los
demás hechos enjuiciados en las otras sentencias. A esta
condena se acumularán todas las posteriores relativas a hechos
cometidos antes de esa primera sentencia.
2. Las condenas cuya acumulación proceda respecto de esta
sentencia más antigua, ya no podrán ser objeto de posteriores
operaciones de acumulación en relación con las demás
sentencias restantes. Sin embargo, si la acumulación no es
viable, nada impide su reconsideración respecto de cualquiera de
las sentencias posteriores, acordando su acumulación si entre sí
son susceptibles de ello.
3. A efectos del art. 76.2 hay que estar a la fecha de la sentencia
en la instancia y no a la del juicio.

— Si la pena a cumplir fuese inferior a la mitad de la suma total de


las impuestas, el Juez o Tribunal sentenciador podrá acordar que
los beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación
en tercer grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional
se refieran a la totalidad de las penas impuestas en las sentencias
(art. 78 del CP).
— El Juez de vigilancia, si existe un pronóstico favorable de
reinserción social, podrá acordar razonadamente la aplicación del
régimen general de cumplimiento.
— En caso de terrorismo o criminalidad organizada, la anterior
posibilidad sólo será aplicable:

a) Al tercer grado penitenciario, cuando quede por cumplir una


quinta parte del límite máximo de cumplimiento de la condena.
b) A la libertad condicional, cuando quede por cumplir una octava
parte del límite máximo de cumplimiento de la condena.

II. ALTERNATIVAS AL INGRESO EN PRISIÓN

1. LA SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE


LIBERTAD
— Consiste en no cumplir la condena efectivamente impuesta que
no supere los dos años, estableciéndose un plazo determinado
durante el que sí hay que cumplir las condiciones impuestas por el
Juez. Una vez transcurrido ese plazo, el Juez acuerda la remisión
de la pena con la cancelación de la inscripción de la condena en el
Registro Central de Penados y Rebeldes.
— Supone así la suspensión de la ejecución de la pena, no del fallo,
que es condenatorio.

A) Modalidades de suspensión de la ejecución de la pena privativa


de libertad:

a) Suspensión ordinaria (art. 80 del CP). Se regula como una


medida discrecional para el Juez, siempre que cumpla los
siguientes requisitos legales:

1. Que el condenado haya delinquido por primera vez. No se


tienen en cuenta ni los delitos imprudentes, ni los leves, ni los
antecedentes penales cancelados o que debieran haberlo
sido, ni los antecedentes penales por delitos que, por su
naturaleza o circunstancias, carezcan de relevancia para
valorar la comisión de nuevos delitos.
Además, puede obviarse este requisito si se ha hecho un
esfuerzo por reparar el daño y no se trata de un reo habitual.
2. Que la pena o la suma de las impuestas no sea superior a
dos años.
3. Que se hayan satisfecho las responsabilidades civiles y el
decomiso de los bienes correspondientes. Es suficiente con
que el penado asuma el compromiso de satisfacerlas y sea
razonable esperar que lo cumpla en un plazo prudencial que el
Juez o Tribunal determine.
La decisión del Juez tiene que motivarse según
consideraciones preventivas (evitar la comisión de nuevos
delitos). Se valorarán las circunstancias del delito cometido,
las circunstancias personales del penado, sus antecedentes,
su conducta posterior al hecho, en particular su esfuerzo por
reparar el daño causado y sus circunstancias familiares y
sociales.

b) Supuestos excepcionales de suspensión de la ejecución de la


pena privativa de libertad:

1. Enfermedad incurable. Si el penado está aquejado de una


enfermedad muy grave con padecimientos incurables, se
puede otorgar la suspensión sin sujeción a regla alguna (art.
80.4 del CP).
2. Drogodependencia o alcoholismo. En este caso, se pueden
obviar los requisitos uno (delincuente primario) y dos (pena no
superior a dos años), pudiendo suspender las penas que no
superen los cinco años si el sujeto está deshabituado o
sometido a tratamiento y siempre que el delito se haya
cometido a causa de su dependencia.

B) Plazo de duración de la suspensión:

— De dos a cinco años para las penas privativas de libertad no


superiores a dos años.
— De tres meses a un año para las penas leves.
— De tres a cinco años para los casos de drogodependencia o
alcoholismo.

C) Condiciones para la suspensión.

— El Juez o Tribunal puede condicionar la suspensión al


cumplimiento de una serie de prohibiciones y deberes si es
necesario para evitar el peligro de comisión de nuevos delitos:

1. Prohibición de aproximarse a la víctima, o a aquellos de sus


familiares u otras personas que determine el Juez o de
comunicarse con ellos.
2. Prohibición de establecer contacto con personas determinadas
o con grupos determinados.
3. Mantener su lugar de residencia en un lugar determinado.
4. Prohibición de residir en un lugar determinado o de acudir al
mismo.
5. Comparecer personalmente ante el Juzgado, Tribunal o
Servicio de la Administración designado, para informar de sus
actividades y justificarlas.
6. Participar en programas formativos, laborales, culturales, de
educación vial, sexual, de defensa del medio ambiente, de
protección de los animales, de igualdad de trato y no
discriminación, y otros similares.
7. Participar en programas de deshabituación al consumo de
alcohol y drogas, o de tratamiento de otros comportamientos
adictivos.
8. Prohibición de conducir vehículos de motor que no dispongan
de dispositivos tecnológicos que condicionen su encendido o
funcionamiento a las condiciones del conductor, cuando el sujeto
ha sido condenado por delitos contra la seguridad vial.
9. Cumplir otros deberes que el Juez o Tribunal estime
conveniente para la rehabilitación social del penado.
En caso de delitos cometidos sobre la mujer por quien sea o haya
sido su cónyuge o por quien esté o haya estado ligado a ella por
una relación similar de afectividad, aun sin convivencia, se
impondrán siempre las prohibiciones y deberes de las reglas 1, 4
y 6.

— Se pueden imponer también las siguientes prestaciones o


medidas (art. 84 del CP):

1. El cumplimiento del acuerdo alcanzado por las partes en virtud


de mediación.
2. El pago de una multa.
3. La realización de trabajos en beneficio de la comunidad.
— Todas estas medidas pueden alzarse, modificarse o sustituirse
por otras que resulten menos gravosas si durante el tiempo de
suspensión de la pena se han modificado las circunstancias en las
que se fundamentó la decisión judicial para acordarlas (art. 85 del
CP).

D) Causas de revocación de la suspensión y ejecución de la pena


(art. 86 del CP):

1. Comisión de un delito en el período de suspensión.


2. Incumplimiento grave o reiterado de las prohibiciones y
deberes del art. 83.
3. Incumplimiento de forma grave o reiterada de las condiciones
del art. 84.
4. Facilitar información inexacta o insuficiente sobre el paradero
de bienes objeto del decomiso, no dar cumplimiento al
compromiso de pago de las responsabilidades civiles, facilitar
información insuficiente o inexacta sobre el patrimonio.

— Si el incumplimiento de las prohibiciones, deberes o condiciones


no tiene carácter de grave o reiterado (art. 86.2 del CP), el Juez o
Tribunal puede:

1. Imponer nuevas prohibiciones, deberes o condiciones o


modificar las ya impuestas.
2. Prorrogar el plazo de suspensión, sin que pueda exceder de la
mitad de la duración del que se hubiese fijado inicialmente.

E) Remisión de la pena

Tiene lugar una vez transcurrido el plazo de suspensión sin que se


haya cometido delito, y cumplidas de forma suficiente las reglas de
conducta fijadas por el Juez o Tribunal.
— En los supuestos de drogadicción o alcoholismo, la remisión
tendrá lugar cuando que se acredite la deshabituación del sujeto o la
continuidad del tratamiento.

2. LA LIBERTAD CONDICIONAL COMO MODALIDAD DE SUSPENSIÓN DE LA


PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD

— La libertad condicional se considera en la regulación vigente


como una modalidad de suspensión de la pena privativa de libertad.
El art. 90.1 del CP afirma: «El Juez de vigilancia penitenciaria
acordará la suspensión de la ejecución del resto de la pena y
concederá la libertad condicional…».

A) Régimen de concesión

a) El régimen ordinario para la concesión de la libertad


condicional establece los siguientes requisitos:

1. Que el sujeto se encuentre clasificado en tercer grado de


tratamiento penitenciario.
2. Que haya extinguido las tres cuartas partes de la pena
impuesta.
3. Que haya observado buena conducta.
4. Que el penado haya satisfecho la responsabilidad civil.

— Elementos para valorar la concesión de la libertad condicional


(art. 90.1): la personalidad del penado, sus antecedentes, las
circunstancias del delito cometido, la relevancia de los bienes
jurídicos que podrían verse afectados por una reiteración en el
delito, su conducta durante el cumplimiento de la pena, sus
circunstancias familiares y sociales y los efectos que quepa
esperar de la propia suspensión de la ejecución y del
cumplimiento de las medidas que fueren impuestas.
— Requisitos para la concesión de la libertad condicional
habiendo extinguido dos tercios de la condena (art. 91.2 del CP)
y no las tres cuartas partes de la misma (régimen ordinario):
1. Que durante el cumplimiento de la pena se hayan
desarrollado actividades laborales, culturales u ocupacionales.
2. Que se cumplan los requisitos ordinarios de concesión de la
libertad condicional (art. 90.1) salvo el de haber extinguido las
tres cuartas partes de la condena.

b) Régimen excepcional. Requisitos para la concesión de la


libertad condicional habiendo extinguido la mitad de la condena:

1. Que se encuentren cumpliendo su primera condena de


prisión y que ésta no supere los tres años de duración.
2. Que durante el cumplimiento de la pena se hayan
desarrollado actividades laborales, culturales u ocupacionales.
3. Que se cumplan los requisitos ordinarios de concesión de la
libertad condicional (art. 90.1), salvo el de haber extinguido las
tres cuartas partes de la condena.
4. Este régimen no puede aplicarse a penados por delitos
contra la libertad e indemnidad sexuales.
c) Régimen especial de libertad condicional por razones
humanitarias (art. 91 del CP),

1. Sujeto a los requisitos del régimen general salvo el


cumplimiento de parte alguna de la condena para:

– Penados que hayan cumplido 70 años, o los cumplan


durante la extinción de la condena.
– Enfermos muy graves con padecimientos incurables.

2. Sin cumplir requisito alguno y valorada la falta de


peligrosidad relevante del penado, cuando exista peligro para
su vida a causa de su enfermedad o de su avanzada edad.

d) Requisitos adicionales. En el caso de personas condenadas


por delitos cometidos en el seno de organizaciones criminales o
por delitos de terrorismo, la suspensión de la ejecución del resto
de la pena impuesta y la concesión la libertad condicional
requiere:

1. Que el penado muestre signos inequívocos de haber


abandonado los fines y los medios de la actividad terrorista, y
2. que haya colaborado activamente con las autoridades.

B) Causas de denegación (art. 90.4 del CP)

a) Que el penado haya dado información inexacta o insuficiente


sobre el paradero de bienes u objetos cuyo decomiso hubiera
sido acordado.
b) No cumpla con las responsabilidades civiles.
c) Facilite información inexacta o insuficiente sobre su patrimonio.
d) No cumpla con las responsabilidades pecuniarias o la
reparación del daño económico causado a la Administración a
que hubiere sido condenado, en los delitos contra la
Administración Pública.

C) Ejecución de la libertad condicional

— El Juez de vigilancia penitenciaria resuelve la suspensión de la


ejecución de la pena y la concesión de la libertad condicional a
petición del penado.
— Se aplican las normas relativas a las condiciones de la
suspensión de la pena, las reglas de revocación y las de remisión de
ésta (arts. 83, 86 y 87 del CP).
— El plazo de suspensión del resto de la pena es de dos a cinco
años. No podrá ser inferior a la duración de la parte de la pena
pendiente de cumplimiento. Se computa desde la puesta en libertad
del penado.

D) Revocación de la libertad condicional


— Si se revoca la suspensión de la ejecución del resto de la pena y
la libertad condicional, se ejecutará la parte de pena pendiente de
cumplimiento.
— El tiempo transcurrido en libertad condicional no será computado
como tiempo de cumplimiento de la condena.

3. SUSTITUCIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD. LA EXPULSIÓN DE


EXTRANJEROS

— Las penas de más de un año impuestas a un ciudadano


extranjero serán sustituidas por su expulsión del territorio español
(art. 89.1 del CP).
— Excepcionalmente, el Juez o Tribunal puede acordar la ejecución
de una parte de la pena que no puede ser superior a dos tercios de
su extensión y la sustitución del resto por la expulsión del penado
del territorio español, cuando resulte necesario para asegurar la
defensa del orden jurídico y restablecer la confianza en la vigencia
de la norma infringida por el delito.
— Si la condena es a una pena de más de cinco años de prisión o a
varias que excedan esa duración, se acordará la ejecución de todo o
parte de la pena, en la medida en que resulte necesario para
asegurar la defensa del orden jurídico y restablecer la confianza en
la vigencia de la norma infringida por el delito. El resto de la pena se
sustituirá por la expulsión.

A) Plazo de la expulsión: de cinco a diez años contados desde la


fecha de su expulsión. Si regresa a España antes de transcurrir
ese período de tiempo, cumplirá las penas que fueron sustituidas.
B) Supuestos de no expulsión: Si es desproporcionada a la vista
de las circunstancias del hecho y las personales del autor, en
particular su arraigo en España.
C) Supuestos especiales:
a) Ciudadanos de la UE. Sólo podrán ser expulsados cuando
representen una amenaza grave para el orden público o la
seguridad pública.
b) Residentes en España durante 10 años. Sólo procederá la
expulsión:

1. Si ha sido condenado por uno o más delitos contra la


vida, libertad, integridad física y libertad e indemnidad
sexuales castigados con pena máxima de prisión de más de
cinco años y existe riesgo de que pueda cometer delitos de
la misma naturaleza.
2. Si ha sido condenado por uno o más delitos de
terrorismo u otros delitos cometidos en el seno de un grupo
u organización criminal.

III. LA EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


PENAL
— Causas que extinguen la responsabilidad penal (art. 130 del CP):

1. La muerte del reo.


2. El cumplimiento de la condena.
3. La remisión definitiva de la pena en caso de suspensión si
concurren los requisitos establecidos en el art. 87.1 y 2.
4. El indulto.
5. El perdón del ofendido cuando se trate de delitos leves
perseguibles a instancia del agraviado o la ley así lo prevea.
6. La prescripción del delito.
7. La prescripción de la pena o de la medida de seguridad.
8. La transformación, fusión, absorción o escisión de una
persona jurídica no extingue su responsabilidad penal que se
trasladará a la entidad o entidades en que se transforme, quede
fusionada o absorbida y se extenderá a la entidad o entidades
que resulten de la escisión.
No extingue la responsabilidad penal la disolución encubierta o
meramente aparente de la persona jurídica.

2 Se ha procedido a modificar, mínimamente, las rúbricas de los temas 18 y 19


por razones sistemáticas y de coherencia con el contenido de los mismos.
TEMA 20
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS
PERSONAS JURÍDICAS

I. INTRODUCCIÓN
— El Derecho Penal se aplicó tradicionalmente a hechos cometidos
por personas físicas. El ser humano —de carne y hueso— era el
único sujeto activo idóneo de delitos y el único destinatario de penas
y medidas de seguridad.
— En el pasado y, de nuevo, en época moderna se planteó si
también la empresa (la persona jurídica, antiguamente llamada
persona moral) puede ser, junto a la persona física, sujeto activo de
delito.
— La opinión tradicional negaba esta posibilidad, como expresa el
axioma societas delinquere non potest (las sociedades no pueden
delinquir), procedente del Derecho Romano. Conforme a este
principio, se proclama que la sociedad corporativa carece de
capacidad de delinquir.
— Los argumentos de esa postura negadora eran tres:

1) Incapacidad de acción de la persona jurídica (no puede matar,


ni violar, etc.).
2) Incapacidad de culpabilidad penal.
3) Incapacidad de pena.

— Frente a la posición negadora, algunos pocos autores defendían


que la persona jurídica sí podía delinquir y responder penalmente
por ello. El defensor más conocido fue Franz von Liszt: según su
argumento, quien puede concluir contratos válidamente (y no cabe
duda de que una persona jurídica puede hacerlo), puede contraer
también contratos fraudulentos o usurarios eventualmente delictivos.
— La triple argumentación clásica contra la responsabilidad penal
de la persona jurídica se ha superado hoy en día sin problemas,
afirmando que:

a) El concepto de persona no es ontológico sino normativo.


b) Una persona jurídica es, como la persona física, sujeto de
derecho y de deberes, además de destinatario de normas
jurídicas.
c) Por ello, la persona (física y jurídica) es un centro de
imputación al que se puede responsabilizar penalmente por la
infracción de sus deberes.

— Esta postura favorable al reconocimiento de la responsabilidad


penal de las personas jurídicas ha encontrado su eco en algunos
ordenamientos penales de países cercanos a nuestro entorno
jurídico, por ejemplo, en Portugal (CP portugués, de 23 de
septiembre de 1982) y en Francia (desde la aprobación del nuevo
CP de 1992, en vigor desde 1 de marzo de 1994), que admiten la
capacidad criminal de las personas jurídicas o morales.

II. LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

1. EL «ACTUAR EN NOMBRE DE OTRO» EN EL DERECHO PENAL

— Se trata de una figura regulada en el art. 31 del Código Penal


(CP).
— Se introdujo en nuestro Código en 1983, por inspiración del CP
alemán.
— Conforme a este principio del «actuar en lugar de otro», se hace
responder a quien actúa efectivamente «como si» fuera otro,
aparentando socialmente actuar en nombre o por cuenta o utilidad
de otro.
— Según el art. 31.1 del CP: «El que actúe como administrador de
hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá
personalmente, aunque no concurran en él las condiciones,
cualidades o relaciones que la correspondiente figura de delito o
falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales
circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
representación obre».
— Dicha responsabilidad constituye una ficción jurídica, en tanto
que no se exige que concurran en este sujeto las condiciones o
cualidades para poder ser sujeto activo, siempre que sí concurran
estas condiciones o cualidades en la persona que se representa.
— De este modo, se pretende impedir que el otorgamiento de un
poder de representación en la esfera privada constituya una patente
de corso para que el titular de la misma pueda actuar
antijurídicamente a discreción amparándose en la representación
que ostenta.
— En resumen, el art. 31.1 establece la responsabilidad penal de la
persona física que actuara en nombre o representación de una
empresa o una persona física.
— Con ello intentaba desvincular el ámbito del sujeto activo de
aquel otro de la persona representada, de manera que pretendía
evitar que la persona representada sufra las consecuencias lesivas
de una gestión o representación incorrecta por parte de la persona
física que la representa.

2. INSTAURACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LA PERSONA


JURÍDICA POR LA LO 5/2010

— La LO 5/2010, de 22 de junio, incorporó por vez primera en el


ordenamiento punitivo español la regulación positiva de la
responsabilidad penal propia de la persona jurídica, con
independencia de la que pueda corresponder a las personas físicas
que actúen en el contexto de la actividad propia de la persona
jurídica.
— La responsabilidad penal de la persona jurídica se prevé
exclusivamente en concretos supuestos típicos.
— Se establece a través del reconocimiento de una doble vía
incriminadora: a) la actuación en nombre o en provecho de la
persona jurídica, y, en segundo término, b) la ausencia de control de
la persona jurídica sobre la actuación de sus empleados.
— Dicha responsabilidad penal es autónoma y se proclama con
independencia de la responsabilidad de las personas físicas
imputadas.
— Se instaura un catálogo específico de penas imponibles a las
personas jurídicas.
— Se establece una presunción legal de disolución aparente o
encubierta en caso de transformación de la persona jurídica cuando
continúe la actividad económica y las relaciones laborales y
empresariales de la misma.

3. RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD PENAL DE LA PERSONA JURÍDICA

— Se regula en el art. 31 bis del CP, el cual se compone de cinco


complejos apartados en los que desarrolla el régimen de la
responsabilidad penal de la persona jurídica.
— Títulos de imputación de responsabilidad: el art. 31 bis establece
dos títulos de imputación de responsabilidad penal a la persona
jurídica:

1) La comisión de delitos en nombre o por cuenta de la persona


jurídica y además en su provecho, por parte de los
representantes legales y los administradores de hecho o de
derecho de la misma;
2) la ausencia del debido control de los actos realizados por
cuenta y en provecho de las personas jurídicas.
— El art. 31 bis.1 del CP imputa responsabilidad penal de la
persona jurídica, a la que instituye en «autor societario»:

a) Delitos cometidos por los representantes legales o los


miembros dirigentes de la persona jurídica «en nombre» o bien
«por cuenta» de las personas jurídicas, y en todo caso «en su
beneficio» (directo o indirecto), por sus «representantes legales»
o por quienes (individualmente o como miembros de órganos
colegiados de la persona jurídica) «estén autorizados para tomar
decisiones» en nombre de la persona jurídica u «ostenten
facultades de organización y control» en la misma.
b) Delitos cometidos por los subordinados de los representantes
o dirigentes de la persona jurídica «en el ejercicio» de las
actividades societarias de las personas jurídicas «y» además
«por cuenta» de las mismas «y» asimismo «en beneficio» directo
o indirecto de ellas, por parte de quienes, estando «sometidos a
la autoridad» de las personas físicas mencionadas en el apartado
anterior, «han podido realizar» los hechos «por haberse
incumplido gravemente por éstas los deberes» de supervisión,
vigilancia y control de su actividad, atendidas las concretas
circunstancias del caso.

— Responsabilidad penal autónoma de la persona jurídica: se


regula en el art. 31 ter 3 del CP con una muy imprecisa e incorrecta
expresión, según la cual se exigirá la responsabilidad penal siempre
que se constate un «delito que haya tenido que cometerse» por
quien ostente los «cargos o funciones» aludidos en el artículo
anterior, siendo así que la clave de la responsabilidad no puede
radicar en una ficción legal («haya tenido que cometerse») sino en
la efectiva «comisión de un delito».
— La autonomía de la responsabilidad penal de la persona jurídica
respecto de las de sus miembros es evidente, por cuanto tal
responsabilidad se determinará necesariamente aunque la persona
física «no haya sido individualizada» o «no haya sido posible dirigir
el procedimiento» contra ella.
— No se establece un sistema vicarial (sustitutivo), ni un sistema
funcionalista (incremento de riesgo derivado de incumplimiento de
un rol), sino un propio sistema bifronte de imputación, que instaura
la responsabilidad penal autónoma e independiente de la persona
jurídica respecto de la responsabilidad de los sujetos activos de la
comisión real del delito en el ámbito de actuación de las actividades
societarias.
— Exención de la responsabilidad penal de la persona jurídica:

a) Cláusula general de exención de responsabilidad penal de la


persona jurídica en la hipótesis de actuación de sus
representantes o dirigentes (art. 31 bis 2 del CP). Opera siempre
que se cumplan las siguientes condiciones:

1.ª El órgano de administración haya «adoptado y ejecutado»


con eficacia antes de la comisión del delito «modelos de
organización y gestión» que incluyen las medidas de
«vigilancia y control» idóneas «para prevenir» delitos de la
misma naturaleza o «reducir» de forma significativa el riesgo
de su comisión.
2.ª La «supervisión» del funcionamiento y del cumplimiento del
«modelo de prevención implantado» haya sido «confiada a un
órgano» de la persona jurídica con «poderes autónomos de
iniciativa y control», o que tenga legalmente encomendada la
«función de supervisar» la «eficacia de los controles internos»
de la persona jurídica.
3.ª Los autores individuales hayan cometido el delito
«eludiendo fraudulentamente» los modelos de organización y
prevención.
4.ª No se haya producido «omisión o ejercicio insuficiente de
las funciones» de supervisión, vigilancia y control, por parte del
órgano previsto en la condición segunda.
Por último, prevé el precepto que en las hipótesis en las que
las «anteriores circunstancias» (sic) solamente puedan ser
objeto de «acreditación parcial», esta «circunstancia» será
valorada a efectos de atenuación de la pena.

— Respecto de la actuación de la propia persona jurídica:

a) Erige en fundamento básico de la exención de responsabilidad


la implantación de modelos de organización y gestión que
incorporan medidas de prevención criminal;
b) exige la acción de confiar a un órgano autónomo de
supervisión de la persona jurídica la supervisión de tales
modelos;
c) requiere la ejecución del efectivo cumplimiento de las
funciones de supervisión, vigilancia y control. Respecto de la
conducta de los singulares autores individuales exige que la
comisión de los delitos por los autores individuales sea
efectivamente realizada mediante la elusión fraudulenta de los
modelos de organización y prevención.

— Cláusula específica de exención de responsabilidad penal de las


personas jurídicas de pequeñas dimensiones (art. 31 bis 3 del CP).
En estos casos, las «funciones de supervisión serán asumidas
directamente por el órgano de administración».
— Cláusula general de exención de responsabilidad penal de la
persona jurídica en caso de actuación de los miembros
subordinados de la misma (art. 31 bis 4 del CP): Esta exención de la
responsabilidad se fundamenta en el cumplimiento por parte de la
persona jurídica de la condición de haber «adoptado y ejecutado»
eficazmente un «modelo de organización y gestión» que resulte
adecuado para «prevenir delitos» de la naturaleza del que fue
cometido, o para «reducir» de forma significativa el riesgo de su
comisión.
— Delimitación legislativa de los modelos de organización y gestión
con medidas de vigilancia y control para la prevención criminal (art.
31 bis 5 del CP): tales modelos de organización y gestión deberán
cumplir los siguientes requisitos:

1.º Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser


cometidos los delitos que deben ser prevenidos.
2.º Establecerán los protocolos o procedimientos que concreten
el proceso de formación de la voluntad de la persona jurídica, de
adopción de decisiones y de ejecución de las mismas en relación
con aquéllos.
3.º Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros
adecuados para impedir la comisión de los delitos que deben ser
prevenidos.
4.º Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e
incumplimientos al organismo encargado de vigilar el
funcionamiento y observancia del modelo de prevención.
5.º Establecerán un sistema disciplinario que sancione
adecuadamente el incumplimiento de las medidas que establezca
el modelo.
6.º Realizarán una verificación periódica del modelo y de su
eventual modificación cuando se pongan de manifiesto
infracciones relevantes de sus disposiciones, o cuando se
produzcan cambios en la organización, estructura de control, o
actividad desarrollada, que los haga necesarios.

— Atenuantes posteriores a la comisión del delito: se prevé un


régimen específico de circunstancias modificativas de
responsabilidad criminal, que concurren con posterioridad a la
comisión del delito y que se inspiran en la común finalidad de
disminuir los efectos del mismo.
Se regulan en el art. 31 quáter del CP.
Tales atenuantes son:

a) Atenuante de arrepentimiento: haber procedido, antes de


conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a
confesar la infracción a las autoridades.
b) Atenuante de colaboración: haber colaborado en la
investigación, en cualquier momento del proceso, aportando
pruebas nuevas y decisivas para esclarecer las
responsabilidades penales dimanantes de los hechos.
c) Atenuante victimológica: haber procedido en cualquier
momento del proceso y con anterioridad al juicio oral a reparar o
disminuir el daño causado por el delito.
d) Atenuante de prevención: haber establecido, antes del
comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y
descubrir los delitos que en el futuro pudieran cometerse con los
medios o bajo la cobertura de la persona jurídica.

— Exoneración de responsabilidad penal a las entidades estatales:


el régimen de responsabilidad penal de la persona jurídica excluye
de dicha responsabilidad al Estado, a las Administraciones Públicas
territoriales e institucionales, a los Organismos Reguladores, las
Agencias y Entidades Públicas Empresariales, a las organizaciones
internacionales de derecho público, y a aquellas otras que ejerzan
potestades públicas de soberanía, administrativas o cuando se trate
de sociedades mercantiles estatales que ejecuten políticas públicas
o presten servicios de interés económico general (art. 31 quinquies
del CP).
En su regulación originaria se exoneró también a los partidos
políticos y a los sindicatos. Sin embargo, la LO 7/2012 los incluyó
como sujetos activos idóneos de delitos.
Tal sistema de relativo privilegio punitivo en el ámbito de validez de
la ley penal a las personas jurídicas en relación a las personas
físicas revela la persistencia del criterio de discriminación ante la ley
penal, por virtud del cual se proclama la indemnidad o inviolabilidad
de determinados sujetos de delito que son amparados con la
impunidad de sus actos por incapacidad jurídica personal de
responsabilidad penal. Tal tratamiento de privilegio punitivo
encuentra un doble sentido de manifestación legal:
— Delitos que puede cometer la persona jurídica: el Código prevé
unos 25 supuestos delictivos que pueden ser cometidos por una
persona jurídica.
Entre ellos se encuentran:

1) Tráfico ilegal de órganos.


2) Trata de seres humanos.
3) Delitos relativos a la prostitución y a la explotación sexual y
corrupción de menores.
4) Delitos contra la intimidad y el derecho a la propia imagen.
5) Estafa, estelionato, contrato simulado.
6) Frustración de la ejecución.
7) Insolvencias punibles.
8) Daños informáticos.
9) Delitos relativos a la propiedad intelectual e industrial, al
mercado y a los consumidores, y corrupción en los negocios.
10) Blanqueo de capitales.
11) Financiación ilegal de los partidos políticos.
12) Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social.
13) Delitos contra los derechos de los trabajadores.
14) Delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
15) Delito urbanístico.
16) Delito ecológico.
17) Delitos de peligro personal o patrimonial con materiales o
radiaciones ionizantes.
18) Delitos de riesgo provocados por explosivos y otros agentes
que puedan causar estragos.
19) Delitos contra la salud pública.
20) Delitos de tráfico de drogas.
21) Falsedades.
22) Falsificación de tarjetas de crédito y débito y cheques de
viaje.
23) Cohecho.
24) Tráfico de influencias.
25) Delitos de fomentar, promover o incitar discriminatoriamente
al odio, hostilidad o violencia personal, y la apología de los delitos
de genocidio o de lesa humanidad.

— Penas aplicables a las personas jurídicas: Las penas previstas a


las personas jurídicas tienen la consideración de penas graves.
Se prevén en el art. 33.7:

a) Multa por cuotas o proporcional.


b) Disolución de la persona jurídica, que produce la pérdida
definitiva de su personalidad jurídica, de su capacidad de actuar
de cualquier modo en el tráfico jurídico, y de llevar a cabo
cualquier clase de actividad, aunque sea lícita.
c) Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá
exceder de cinco años.
d) Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que
no podrá exceder de cinco años.
e) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo
ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. Esta
prohibición podrá ser temporal o definitiva. Si fuere temporal, el
plazo no podrá exceder de 15 años.
f) Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas
para contratar con el sector público y para gozar de beneficios e
incentivos fiscales o de la Seguridad Social, por un plazo que no
podrá exceder de 15 años.
g) Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los
trabajadores o de los acreedores por el tiempo que se estime
necesario, que no podrá exceder de cinco años.

— Las llamadas consecuencias accesorias, se prevén en el art. 129


del CP y son verdaderas «sanciones penales» con una entidad
coactiva y represiva incuestionable.
— Naturaleza potestativa: se trata de medidas potestativas, no
obligatorias, de manera que el Juez o Tribunal habrá de motivar
fehacientemente la necesidad de su imposición, previa audiencia de
los representantes legales de la empresa.
Diseño de cubierta: Carlos Lasarte González

Edición en formato digital: 2018

© Directora-coordinadora: M.ª PAULA DÍAZ PITA, 2018


© M.ª PAULA DÍAZ PITA, ALICIA GONZÁLEZ MONJE, MARAVILLAS HERNÁNDEZ
LÓPEZ, FERNANDO MARTÍNEZ PÉREZ, CRISTINA MÉNDEZ RODRÍGUEZ y MIGUEL
POLAINO-ORTS, 2018
© Editorial Tecnos (Grupo Anaya, S.A.), 2018
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15
28027 Madrid
infotecnos@tecnos.es

ISBN ebook: 978-84-309-7557-0

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