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Colección centrada en valores

La cuentera

AMOR DE OSOS
REGINA ISABEL GARCIA PACHECO
Aquel que lo oyó, llegó y me contó la historia sobre Ema, la osa polar, Elías,
un cachorro de oso grizzly y su mamá. La cual te relataré a continuación,
expuso Reja la cuentera a quienes la rodeaban en la plaza.
Desde siempre el mayor deseo de Ema, fue ser mamá, pero cada tres
años veía como las otras osas de la manada, después de varios meses
hibernando salían de sus oseras con sus crías, pero Ema continuaba sola.
¿Tú sabes cómo les dicen a los bebés de los osos? ¿No? preguntó la cuentera al público, oseznos,
se respondió ella misma. Bueno… el hecho es que la mamá de Elías, como Ema, vivía en Alaska y
durante días estuvo buscando con qué alimentar a sus oseznos; pero el río donde siempre había
pescado, estaba totalmente congelado y además no conseguía ni siquiera frutas o raíces para
comer.
El viento que conoce todos los secretos, pues siempre está viajando de un lugar para otro, sabía
de la tristeza de Ema y la preocupación de la mamá de Elías, debido a que la grizzly era
consciente que no podía mantener con vida a más de un osezno. Una noche, el viento al ver la
desesperación de la mamá grizzly, le aconsejó darle uno de sus hijos a la osa polar.
Te cuento qué, para la mamá de Elías fue muy difícil tomar esa decisión y
con mucha tristeza siguió el consejo del viento. Entre lágrimas se acercó
donde Ema y le dejó a Elías a su cuidado.
Como supondrás, al principio Elías lloraba todo tiempo, pues extrañaba a su
mamá y a su hermano. Para alegrarlo, Ema lo acariciaba y cuando dormía lo
abrazaba; además le llevaba salmones, frutas y toda la comida que sabía era
la preferida del osezno; explicó la cuentera.
La mamá grizzly, también lo extrañaba, pero sabía que había hecho lo correcto.
El viento le daba noticias del gran cariño que Ema sentía por Elías. Es más… te
cuento que en más de una ocasión estuvo a punto de ir a buscarlo, pero el
amor por sus hijos se lo impidió.
El tiempo pasó, con el amor que Ema le daba, Elías entendió que era verdad lo
que la osa le decía: que durante mucho tiempo ella lo había esperado con ilusión
y que él era afortunado por tener dos madres que lo amaban.
El tiempo pasó, con el amor que Emma le daba, Elías entendió que era verdad lo que la osa le
decía: que durante mucho tiempo ella lo había esperado con ilusión y que él era afortunado
por tener dos madres que lo amaban. Bueno… lo cierto es que Elías creció sano y fuerte
sabiendo que era amado por sus dos mamás y aceptado en la manada de osos polares que lo
consideraban un miembro más; dijo la cuentera.
Créeme cuando te digo que aunque el color del pelaje de Elías era más oscuro que el de los
demás osos, nunca se sintió diferente, pues su mamá Ema le mostró que debajo de ese pelo
blanco la piel de todos los osos polares es negra; exclamó la cuentera.
El viento siempre siguió llevando y trayendo mensajes de amor para Elías, Ema y los grizzly,
que, a pesar de la distancia y las diferencias, gracias a Elías se convirtieron en una sola
familia. Bueno… y con dice don Fermín este, cuento llegó a su fin; comentó Reja la cuentera
mientras sonreía ante los aplausos del público y anunciaba que pronto iniciaría otra historia.

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