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Universidad Central del Ecuador

Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales

Carrera de Derecho

Derecho Administrativo

Integrantes:
1. Katherine Bósquez
2. Vanessa Cevallos
3. Leslie Jácome
4. Belén Sangoluisa
5. Daniel Suarez

Paralelo: Sexto Semestre “A”

Dr. Francisco Hernández

Trabajo Grupal

2021-2021

Sumario: Introducción. - I. Conceptualización y requisitos. -II. Normativa. - III. Sede


Administrativa. - IV. Antecedentes históricos de jurisdicción contencioso
administrativo. - V. Sede Judicial. - VI. Conclusiones. - VII. Referencias Bibliográficas

La Impugnabilidad del Acto Administrativo

Introducción
El Acto Administrativo declaración de la Administración como lo menciona el Código
Orgánico Administrativo y cuya declaración busca hacer conocer el objeto, se genera de
manera escrita de carácter general; declaración que produce efectos jurídicos de forma
directa en el administrado y cuyo fin es satisfacer las necesidades colectivas basándose
en la norma constitucional y la ley, que se encuentra íntimamente relacionado con la
presunción de legitimidad y la ejecutividad del acto en sí, Principios que permiten
concebir que estos brindan la garantía de la estabilidad del Acto Administrativo.

Por ende, la Legalidad y la Ejecutividad del Acto Administrativo, son el aval para el
administrador del cumplimiento, de la ejecutividad del acto, entendiéndose además que
se subsanarán aquellos vicios que, por alguna razón, pueden llegar a surgir y afectar
tanto a la legitimidad y la Oportunidad, vicios que afectan a la formación, a la
ejecución, del Acto Administrativo, que van en oposición al ordenamiento jurídico.

Los vicios surgen en uno o en varios de los elementos que constituyen el Acto
Administrativo, Competencia que se relaciona con quien dicta el acto, Voluntad en
relación a la finalidad y la causa, él para qué del acto, la Motivación por qué se ha
realizado dicho acto, el Objeto que es lo que el administrado dicta en el acto, por
consiguiente, cuando afectan a los elementos de validez del Acto Administrativo, que
junto a las causales de nulidad podrían hacer nulo el mismo.

Por lo que, el administrado al estar en desacuerdo, al sentir que no se ha cumplido


sus requerimientos o sentir que el acto es inconveniente, injusto o que adolece de forma,
de fondo, que son ilegales, improcedentes, el administrado, impugna el Acto
Administrativo con el sentido de determinar la existencia de vicios en este, vicios que
pueden afectar la formación, el nacimiento del acto administrativo, por ser opuestos a lo
que determina la ley, el ordenamiento jurídico.

Es decir, cuando el administrado impugna el Acto Administrativo a través de la


interposición, está interponiendo un recurso a su petición, a su requerimiento,
estableciéndose o surgiendo la apelación. Impugnación que busca la nulidad o la
revocatoria del acto administrativo, dicha impugnación debe ser planteada cuando la
autoridad dicte un acto administrativo que afecte derechos subjetivos o derechos a
particulares.

En consecuencia, el acto administrativo es impugnable y para hacerlo puede hacerlo


a través de dos caminos o dos vías, ya sea por un lado la Vía Administrativa o los
llamados Recursos Administrativos o, por otro lado, por la Vía Judicial que es mediante
una demanda.

Es importante mencionar que una vez que las autoridades competentes, han emitido
la resolución correspondiente sobre la Impugnación del requerimiento de aquel Acto
Administrativo y que el administrado ha considerado que es improcedente,
inconveniente, injusto, ilegal o que adolece de fondo y forma de ninguna manera podría
afectar o agravar la respuesta inicial de la administración hacia el administrado, sobre la
base del In dubio pro administrado y del In dubio pro actione.

I. Conceptualización y requisitos

El acto administrativo es una de las cinco formas jurídicas administrativas, por la cual el
Estado se expresa o transmite su voluntad. Ha sido definido por el Diccionario
Panhispánico del Español Jurídico, como: “La decisión atribuible a una
administración pública ya sea resolutoria o de trámite, declarativa, ejecutiva, consultiva,
certificante, presunta o de cualquier otra clase, cuando ha sido adoptada en ejercicio de
una potestad administrativa” (2020), a partir de varias propuestas doctrinarias en torno a
la definición de este acto, podemos agregarle ciertas aspectos indispensables, como lo
son: su unilateralidad y que produce efectos jurídicos individuales, directos e inmediatos
a los administrados.

Teniendo en cuenta esto, sabemos que el acto administrativo es fundamental, pues es


el medio idóneo por el cual la administración puede hacer que sus decisiones sean
válidas, legales y ejecutoriadas, así mismo se ha convertido en el medio por el cual se
puede comunicar con los administrados y ello conlleva a que se pueda ejecutar su fin
más importante, el bien común -intereses colectivos-.

Así mismo, no hay que olvidar que el acto administrativo cuenta con caracteres
propios, estos son: legitimidad, estabilidad, Impugnabilidad y ejecutividad. La
Impugnabilidad es un carácter con el que cuentan todos los actos administrativos; por lo
que, los administrados podrán hacerlo a través de recursos administrativos o judiciales.
Esta posibilidad de impugnar se ha convertido en un derecho a la defensa que tenemos
todos los administrados, podemos encontrarlo en el artículo 173 de la Constitución, y
nos ha dado la posibilidad de evitar cualquier arbitrariedad por parte de la
administración pública.
Pero ¿cuándo se debe impugnar un acto administrativo? pues cuando se haya visto
afectado un derecho subjetivo o un interés particular, es por ello que quién impugna
debe ser el afectado y no terceros, esta ha sido una clara diferenciación entre el derecho
administrativo y el penal. De esta manera nos redirigimos a lo establecido en el artículo
98 del Código Orgánico Administrativo, donde nos menciona los requisitos de validez
del acto administrativo, hay que tener en cuenta que, si uno de ellos se ve incumplido de
alguna manera, entonces tenemos derecho a impugnar el acto. Los requisitos son:

Competencia: constituye el conjunto de facultades y obligaciones que tiene una


persona, por lo que posee un poder legal para realizar determinados actos. Esta persona
debe ser la máxima autoridad del organismo que emite el acto administrativo, de no ser
otorgado por este titular de la institución el acto sería nulo. Posee una clasificación
establecida legalmente; la administración pública podrá ejercer estos actos en razón de
las atribuciones otorgadas por: la materia, territorio, tiempo y grado.

Es necesario que el acto administrativo conste con competencia, pues solo así
podemos afirmar que el órgano público brinda seguridad jurídica y evita arbitrariedades
por parte de la misma administración, impidiendo que intereses particulares afecten el
derecho de los demás; así se garantiza el interés público y se cumple con las
atribuciones concedidas por la administración pública.

Objeto: es la declaración de la voluntad de la administración pública, es decir que es


su decisión, certificación u opinión. Así el objeto debe ser: lícito -relacionado con el
principio de legalidad-, determinado o cierto y posible física y jurídicamente. En caso
de que el objeto no cumpla con uno de los tres requisitos, hablamos de un objeto
viciado, y como administrados podemos impugnar el acto, es por ello que, aunque
presumimos que la administración pública emite actos con objetos legales, debemos
cerciorar que se haya cumplido con las normas vigentes y que el proceso administrativo
haya sido llevado de manera pertinente.

Voluntad: esta refiere a la administración y debe ser libre, espontánea y expresa,


esto ayuda a que el administrado se pueda enterar de las decisiones administrativas y así
cumplir con lo que el acto dispone o ejercer los derechos conferidos por la
administración. Además, Jorge Fernández menciona que “no debe estar viciada por
error, dolo, violencia u otra causa” (2016, pág. 137).
Motivación: es la declaración de hecho y derecho que justifica el acto
administrativo. Debe estar caracterizada por ser auténtica, satisfactoria y debe generar
una explicación sostenida. La motivación es necesaria para dar una expresión racional
por parte de la administración. Entonces, es necesario que este elemento se encuentre
establecido correctamente dentro de la creación de un acto administrativo, porque de no
hacerlo el acto cae en un vicio de validez, lo que conlleva a la nulidad del acto por falta
de motivación o por ser impertinente, así mismo, esta falta implica que la
administración pública está actuando arbitrariamente en lo que concierne a proteger el
derecho constitucional del debido proceso.

Procedimiento: es definido por Silvia Jimbo como “el trámite que se va a aplicar
para la expedición de un acto administrativo, basado siempre en las normas
administrativas” (2008). En palabras sencillas, es un camino constituido por un conjunto
de actuaciones administrativas cuyo fin es la creación del acto final, donde
encontraremos la voluntad administrativa. Cuando el procedimiento se ha realizado de
manera correcta podemos afirmar que el acto es eficaz y perfecto, evitando
inconformidades de los administrados a través de la impugnación, pero de no ser el
caso, se vulnera el artículo 76 de la Constitución, que garantiza el derecho al debido
proceso.

II. Normativa

Es fundamental en un Estado de derechos, la presencia de normativa, para el amparo de


la Seguridad Jurídica, legitimidad y eficacia de las acciones administrativas, para la
protección y garantía para con el administrado, por ende, el acto administrativo, debe
encontrarse ceñido a lo que dispone la ley, de ser opuesto a la norma y afectarse los
elementos de Validez, se genera nulidad o anulabilidad de aquella acción
administrativa.

En relación a esa validez del acto administrativo y a la presunción de legitimidad y


ejecutoriedad el artículo 68 de la norma Estatuto de Régimen Jurídico y Administrativo
de la Función Ejecutiva, ya derogada, explicaba que los actos administrativos una vez
que hayan sido Notificados se presumen legítimos y deben ejecutarse y entonces,
cuando la administración, emite aquellos actos, no pueden ser anulados por la misma
administración, imposible pues en ciertos casos caería en contradicción y en
ilegalidades.
Por un lado, la presunción de la legitimidad y la ejecutoriedad cubren la estabilidad
del acto administrativo, tomando en cuenta que todo acto puede ser recurrido o apelado,
con el fin garantizar el derecho del administrado, tal como lo señalan los literales “a - l”
numeral 7 del artículo 76 de la Constitución, a la defensa y la respectiva motivación de
la decisión de la administración, que de lo contrario serán nulos.

En relación a la posibilidad de que exista u acto y que supuestamente se encontraba


viciado y que el administrado en primer lugar haya impugnado, pero luego se dé cuenta
que no era tal como lo señaló en primer lugar, el artículo 229 del Código Administrativo
nos habla de que puede haber la posibilidad de que el acto impugnado pueda
suspenderse basándose a determinadas circunstancias que menciona el citado artículo.
Efectivamente, para ello, existen características y un plazo de tres días.

Por otro lado, la nulidad del Acto Administrativo además de contravenirse las
causales mencionadas en el artículo 105 del Código Orgánico Administrativo, que al
hablar de la nulidad del Acto Administrativo y las causales como el hecho de que el
Acto Administrativo, sea contrario a la Constitución, casos como que se dicte sin
competencia, fuera del tiempo de ejecución, entre otros y en el caso de que no existan
las causales del artículo 105, el acto es solamente ilegal.

En relación a la Nulidad del Acto Administrativo, por cuestiones de forma, de fondo,


que como lo menciona el artículo 227 del Código Orgánico Administrativo, que expresa
la nulidad del procedimiento, cuando la Administración Pública verifica que existe
vicios el procedimiento, se declarará la nulidad del procedimiento cuando se produjo el
vicio administrativo.

Ahora bien, la Anulabilidad del Acto Administrativo, se realiza cuando se infringe el


ordenamiento jurídico o cuando existe un error procedimental donde no se consiguen o
reúnen los requisitos que permitan alcanzar el fin esperado por los administrados. Es
decir, la nulidad relativa o anulabilidad se relaciona por algún problema que aparezca en
el Acto Administrativo en relación a los requisitos de validez.

El Código Orgánico Administrativo en el articulado 217, señala reglas para realizar


la impugnación del acto, mencionando que solo el acto administrativo puede ser
impugnado por vía administrativa y sobre todo la especificidad de que aquellos actos de
simple administración por su naturaleza evidentemente no son propiamente
impugnables.
Es relevante recalcar que aquellos actos de simple administración, no se pueden
impugnar, a menos de que se impugne la acción que omite el acto de simple
administración, el cual es de vital importancia para que se cumpla la voluntad
administrativa, es decir, no puedo atacar al informe, pero puedo atacar el acto
administrativo que omitió dicho informe.

En consecuencia, de lo mencionado, debemos estar claros cuando se puede impugnar


un acto administrativo, partiendo de lo mencionado, cuando existen vicios que afectan
solo a la ilegalidad y no se vinculan con la nulidad.

Por una parte, se dará el proceso de convalidación, en casos de los vicios que pueden
ser subsanables, donde los actos serán convalidados, cuando en primer lugar se eliminen
los vicios y que se detalle en el expediente la realización del acto.

Un ejemplo de esta convalidación se da cuando una autoridad, el viceministro de


salud emite un acto administrativo, pero no era su competencia, sino del ministro, la
apelación del administrado permite que la administración convalide previo a la
rectificación de los vicios y la constancia dentro del expediente como lo señala el
artículo 110 del Código Orgánico Administrativo.

Por otra parte, la Administración Pública, en caso de que el administrado impugne el


acto administrativo, puede este ser convalidado o puede definitivamente por razones de
hecho y de derecho, resolverse sobre el acto y por ser imposible la ejecución del mismo
ser anulada, tal como lo menciona el artículo 228 del Código Orgánico Administrativo.

III. Sede Administrativa

Cuando nos encontramos en un Estado de Derecho, y existe un acto administrativo


ilegítimo o arbitrario, el Estado no puede excusarse de la falta cometida por la
administración, ni mucho menos la persona afectada no está obligada a tener que
soportar la violación a sus derechos, por el contrario, va a utilizar medios para que dicho
acto sea impugnado y sea declarado nulo; el acto administrativo debe ser perfecto y
acorde con la normativa vigente, bajo esa idea, podemos decir que el administrado que
considera que se le han afectado sus derechos sea individuales o colectivos, puede hacer
uso de la figura de la impugnación en contra de dicho acto.
García de Enterría sostiene “que los recursos administrativos son un verdadero
privilegio de la administración pues obliga al particular a concurrir ante ella misma para
que reexamine los casos y únicamente agotados sus instancias pueden formularse
impugnaciones judiciales (…)”, considero que el impugnar forma parte de un derecho,
donde se va a poder cuestionar la legitimidad del acto interponiendo lo que muchos
doctrinarios denominan la “denuncia de ilegitimidad” que, aunque no constituye un
recurso, es de todos modos una impugnación formalmente admisible en el
procedimiento administrativo, y para ejercer ese derecho el administrado tiene 4
acciones que puede realizar. pp.64

Pero, antes de referirnos a esas 4 acciones, es necesario hacer una distinción entre
recurso y la reclamación, por lo que los recursos solo proceden contra los actos
administrativos, en sentido de que a partir de ese acto surgen efectos jurídicos directos e
inmediatos, por tal razón no son impugnables por recurso sino por reclamaciones.
Mientras que en la doctrina se admite también en algunos casos la interposición del
recurso, a condiciones de que el acto haya sido dictado antes de la resolución del
recurso, pero en la práctica se exige, la existencia de un acto que produce efectos
jurídicos, para que sea procedente la interposición de un recurso.

Para Dromi: “El recurso y reclamación es la protección jurídica de los administrados


en sede administrativa y tiene lugar por vía del procedimiento administrativo,
participando los interesados en la preparación de impugnación de la voluntad pública”,
aunque antes la impugnación administrativa era un requisito previo la impugnación
judicial, pero ahora con el COA, eso ha cambiado porque, aunque el afectado no haya
impugnado por vía administrativa, si lo puede hacer por vía judicial, en ese aspecto si ha
existido el no impedimento del ejercicio de este derecho.

Entonces, en nuestro ordenamiento jurídico va a existir en vía administrativa una


denuncia que será revisada por la administración pública y se puede presentar cuando el
administrado no esté de acuerdo con algo, al igual que el reclamo deberá realizarse ante
la administración. Mientras que el recurso de apelación solo se presentará ante la
máxima autoridad o inmediato superior de la institución pública, cuando afectaron a los
derechos del administrado, al igual que el recurso extraordinario, de la misma manera se
presenta ante la máxima autoridad.
Para entrar hablar de los recursos de apelación, en la doctrina se le conocía como
“Recurso de Jerarquía o Alzada”, en el derogado ERJAFE, mencionaba que este recurso
se lo puede interponer directamente sin que haya existido el recurso de reposición, en un
plazo de 15 días si el acto es expreso caso contrario en un plazo de 2 meses. Al
contrario de lo que nos menciona nuestro Código Orgánico Administrativo menciona
que se puede interponer el recurso de apelación en 10 días contados a partir de la
notificación del acto administrativo.

Las causales principalmente para interponer este recurso son, cuando exista alguna
inconsistencia de fondo y forma que motivaron a la emisión del mismo acto
administrativo, que puede ocasionar la nulidad relativa con respecto a la forma y la
nulidad absoluto o de pleno derecho que se relaciona con el fondo del acto.

Para lo cual la administración tiene un plazo máximo de un mes para resolver ese
recurso, el mismo que se contara desde la fecha de la interposición del recurso, aunque
debemos tener en consideración que muchas veces en la práctica, la administración se
toma más tiempo para contestar, además se debe exigir que la administración la
califique en menor tiempo, cuando la administración debería ser más eficiente, porque si
la administración no llega a contestar en el término de 30 días se estaría hablando de un
figura importante como es el silencio administrativo.

En el COA, nos menciona acerca de la suspensión del acto administrativo, y debes


tener claro que así se haya interpuesto algún recurso sea administrativo o judicial, no
suspende la ejecución del acto que es impugnado, además menciona que para los casos
de suspensión del acto administrativo la resolución se dictará previa motivación sobre
los daños que pueda causar su suspensión o ejecución ya sea al administrado, al interés
público o de terceros. Mientras que cuando hablamos del recurso extraordinario de
revisión, se puede interponer en sede administrativa teniendo cinco causales por las
cuales se puede interponer; en la cual, la primera causal se puede interponer hasta
dentro de un año, cuando constan en el expediente, mientras que los cuatros causales
restantes se pueden interponer en el término de 20 días.

IV. Antecedentes históricos de jurisdicción contencioso administrativo

La posibilidad de acudir a una instancia superior en cualquiera que sea el caso permite
vislumbrar lo que se denomina, justicia. Y para llegar allí existen aquellos medios de
impugnación que son efectuados a través del procedimiento administrativo y judicial,
con la característica que no difieren en gran sentido con el proceso jurisdiccional (otras
ramas del derecho, excluyendo al administrativo) porque a pesar de ello, se encuentran
dentro del marco de la naturaleza de las relaciones jurídicas.

En este sentido, no se posiciona como primer requisito obligatorio presentar acciones


por vía administrativa, al contrario, el administrado tiene total libertad para impugnar
por vía judicial, puesto que es necesario entender que las decisiones de la
administración son actos simplemente de revisión porque se realizan dentro de la misma
institución a diferencia de ser examinados por un órgano jurisdiccional especializado.
Adicional a ello, un grado de discrepancia reside cuando se incorpora una demanda y la
misma ya contiene una sentencia ejecutoriada, dando como resultado la imposibilidad
de retomar a la sede administrativa.

Al analizar a la impugnación por vía judicial intrínsecamente se hace alusión al


Tribunal Contencioso Administrativo, quien actúa como la máxima autoridad u órgano
especializado en materia administrativa ante la cual se interponen diferentes recursos, en
vista de que, la administración pública ha emitido actos administrativos con efectos
jurídicos directos.

Remontándonos a 1776 con la Independencia de Estados Unidos seguidamente la


Revolución francesa en el año, 1789 fueron los antecedentes que permitieron desarrollar
gran parte de nuestros cuerpos legales y en especial la creación de lo que marcarían las
bases para el Derecho Administrativo en el Ecuador, el “Consejo de Estado” por
Napoleón Bonaparte un 24 de mayo de 1872 en la Ley N°24, el mismo que alude a “ la
potestad del contencioso administrativo, esto es, la Facultad de conocer y resolver
respecto de los actos de poder dando de esta forma un gran salto a la justicia retenida, a
la justicia delegada”[ CITATION Fre10 \l 3082 ].

Específicamente en Ecuador con un ambiente de cambios, de reformas políticas-


jurídicas se instaura en la Constitución de 1906 lo que anterior se conocía como
“Consejo de Estado” en países de primer mundo, dejando de lado esos ideales de
superioridad por parte del Estado, de la administración pública la misma que consta en
el artículo 98 numeral 9.

Años más tarde, las necesidades de la comunidad ecuatoriana evolución y se requería


detallar, establecer competencias exclusivas del Consejo de Estado, teniendo en cuenta
que marcó un hito en el Derecho Administrativo en cuanto a la resolución de asuntos
contenciosos administrativos con la característica de tramitarlos más rápidamente.
Empero, cumplir con este propósito causaba un poco de dificultad y una de las razones
no cabe duda de que fueron por las circunstancias de movilidad, comunicación que en
aquella época eran complicas para poder reunirse el consejo del Estado; no obstante,
obstante, a pesar de no ser “una jurisdicción común creada (…) las reglas aplicables a la
administración fueron forjando un Derecho Administrativo autónomo”[ CITATION
Pav18 \l 3082 ].

Frente a la situación, las transformaciones siguen en auge y ahora fue el turno del
“Consejo de Estado”, el cual paso a ser sustituido por el “Tribunal de Garantías
Constitucionales” el 5 de marzo de 1945, esto demuestra que la metamorfosis que
atravesaron varias institucionales o autoridades no solo se demostró en su nombre, sino
también en su organización interna, sus finalidades cada vez querían expandirse más
debido a que, al final del día lo único que se busca es ayudar al administrado.

Y así, transcurren el tiempo hasta llegar al año de 1967 bajo la presidencia de Otto
Arosemena concretamente el 23 de mayo, por primera vez nace una de las ramas de la
función jurisdiccional el “Tribunal Contencioso Administrativo”, y, sucintamente más
aun con el “boletín oficial No. 1 del año de 1976”[ CITATION Edg16 \l 3082 ] siendo
su principal objetivo el esparcimiento del Derecho Administrativo, la doctrina y la
jurisprudencia nacional e internacional.

Asimismo, el 18 de marzo de 1968 el congreso nacional como era llamado en ese


entonces redacta la primera ley que permitía consolidar aquella necesidad de poseer
órganos especializados por cada materia. Por tal motivo, no es lo mismo interpretar,
valorar resolver temas netamente de carácter penal o constitucional que administrativo,
si superficialmente es fácil distinguir las diferencias que existe en cada naturaleza; y la
ley es, la “Ley de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa”. Conforme se requerían
más cambios se iba reformando progresivamente hasta que en 2016 entra en vigencia
del Código Orgánico General de Procesos y de forma expresa deroga aquella norma.

Con la publicación en el registro oficial de la “Ley de Modernización” se crea una de


las máxima autoridades que llego para limitar aquellos excesos de poder e injusticias el
“Tribunal Contencioso Administrativo” debido a que, tiene jurisdicción nacional.

V. Sede Judicial
Como se ha hecho mención, una de las características del acto administrativo es que
generalmente este es impugnable, sin embargo, el acto administrativo no solo podrá ser
impugnado por interposición de recursos administrativos, sino que existe un último
escalón denominado “Sede Judicial” al que se puede acudir para impugnar actos que
tengan inconsistencia en fondo o forma, o que a su vez contenga errores que sean
lesivos para los derechos de los administrados. La llamada sede judicial hace referencia
a los recursos judiciales o mejor llamados recursos contencioso administrativo.

De acuerdo con en el artículo 173 de la Constitución de la República del Ecuador se


establece que todos los actos administrativos pueden ser impugnados, tanto en vía
administrativa como en vía judicial. Para respaldar esta garantía, en el año 1968 se creó
la Ley de Jurisdicción Contencioso Administrativo, misma que a la fecha actual se
encuentra derogada, pues la información establecida en dicha ley paso a formar parte de
uno de los capítulos del COGEP, denominado Procedimiento Contencioso
Administrativo.

La impugnación por vía judicial se puede llevar a cabo principalmente por dos
recursos contencioso administrativo: el recurso de plena jurisdicción y el recurso de
anulación del acto administrativo, empero existen otros recursos de vía judicial, como el
recurso de acción de lesividad. Estos recursos y podrán interponerse por personas
naturales o jurídicas que se hayan visto afectadas por la emisión de actos, resoluciones,
reglamentos e incluso de resoluciones que hayan sido emitidas con carácter general.

El recurso de plena jurisdicción o también denominado subjetivo, es un recurso que


se puede interponer cuando el acto administrativo ha vulnerado de manera total o
parcial algún derecho subjetivo individual o particular del administrado. Este recurso
deberá ser planteado ante el órgano jurisdiccional, el Tribunal Contencioso
Administrativo con la finalidad de que se declare al acto administrativo como nulo e
ilegal, sin embargo, el tiempo para poder interponer dicho recurso no es ilimitado, al
contrario, de acuerdo a lo establecido en el Código Orgánico General de Procesos,
existe un tiempo límite, siendo que las personas tanto naturales como jurídicas tiene 90
días para poder interponer la demanda contando a partir del día siguiente en que se
notificó el acto administrativo que se está impugnando.

El segundo recurso contencioso administrativo es el recurso de anulación o recurso


objetivo por exceso de poder, este recurso cabe contra un acto normativo, administrativo
o permanente que haya sido emitido por una institución pública y que tenga efectos
jurídicos generales, es decir que el contenido pueda llegar a afectar a una colectividad.
Este recurso, al igual que el subjetivo tiene un tiempo límite para poder interponerse. De
acuerdo con lo mencionado en el COGEP, el tiempo oportuno que las personas
naturales o jurídicas tienen para interponer este recurso es de 3 años contados a partir
del día siguiente a la fecha de expedición del acto impugnado.

Dentro del Tribunal Contencioso Administrativo también se puede interponer un


tercer recurso, el recurso de acción de lesividad. Este recurso no es una de las
principales acciones para impugnar actos administrativos, pero este recurso es especial,
pues sirve para poder revocar aquellos actos que por su naturaleza no pudiesen ser
anulados, esta acción se podrá interponer en el mismo término que el recurso subjetivo,
es decir en un término de 90 días. Otra diferencia de los anteriores recursos es que esta
acción podrá ser presentada por la propia administración pública, con el fin de dejar sin
efecto algún acto administrativo que haya sido emitido por otra administración, por ser
considerado como un acto ilegal que llega a causar afecciones a particulares o a sus
bienes. El recurso de acción de lesividad es uno de los recursos más fuertes y especiales,
pues no solo es procedente contra actos administrativos, sino que también puede actuar
contra leyes, decretos, ordenanzas, resoluciones y contratos. Estos tres recursos
contenciosos administrativos seguirán un procedimiento sumario, mismo que deberá
cumplir con todos los requisitos establecidos dentro del COGEP, en los artículos 299 al
317.

VI. Conclusiones

El acto administrativo se constituye como la vía de la administración pública para dar a


conocer su voluntad, sin embargo, esta debe necesariamente cumplir con los requisitos
de validez: competencia, voluntad, objeto, motivación y procedimiento. Cuando uno de
estos elementos se encuentra viciado, los administrados tenemos el derecho a impugnar
por las dos vías propuestas en el ordenamiento nacional. Esto con el fin de evitar
arbitrariedades fundamentadas en intereses individuales por parte de funcionarios
públicos, pues hay que tener en cuenta que, el fin del acto administrativo es un fin
público y por ello la administración debe procurar satisfacer necesidades colectivas.

De la investigación realizada se determina que nuestro país es un Estado


constitucional de derechos y justicia social, democrático como lo menciona el artículo 1
de la Carta Magna, no puede cumplir con los actos administrativos, si no se encuentra
sujeto a lo que dispone la Constitución, a la ley, al reglamento, norma que es el
elemento sine qua non que regula, legitima el accionar de la administración pública y
que ampara el cumplimiento del acto administrativo y los derechos del administrado,
empero, en aquellos casos en que surjan vicios administrativos, está en su derecho de
impugnarlo.

Conocemos que en el ordenamiento jurídico ha contemplado la posibilidad de


reclamo ante la administración como vía legítima para realizar un control sobre la
legalidad o arbitrariedad de que pueda adolecer del acto. La cual puede constituir como
un derecho para el administrado, dejando de lado que no sea factible imponer
condiciones que impidan el libre ejercicio, por esa razón la Administración Pública debe
dar estricto cumplimiento a sus actividades de carácter administrativo, a través del
manejo correcto, oportuno y eficaz de los procedimientos administrativos, sea procesos
judiciales o administrativos y de todos los recursos y acciones que fueran posible
presentarse.

Por otro lado, el administrado y la administración están relacionados entre sí desde


los inicios del Consejo de Estado, puesto que lo que ha cambiado es su nombre, más no
la finalidad que persigue y por ende la administración no dejará de emitir actos
administrativos con efectos jurídicos directos los cuales de una manera u otra estarán
caminados por la vía judicial, serán presentados ante el Tribunal Contencioso
Administrativo y directamente pasan a Corte Nacional de Justicia, a diferencia de las
demás unidades judiciales.

Finalmente, los recursos contenciosos administrativos son el último escalón que


tienen las personas naturales o jurídicas para poder impugnar actos administrativos que
se consideren lesivos para los derechos individuales y colectivos de los administrados.
Es importante saber que por medio de la vía judicial se puede dejar llegar a dejar sin
efecto actos administrativos de carácter general o individual, aunque también leyes,
ordenanzas, resoluciones, es decir, en vía judicial los recursos son más fuertes y
especiales. Si bien es cierto, se considera como recursos contenciosos administrativos al
recurso de plena jurisdicción y al recurso de anulación, debemos tener en cuenta que
existe un tercer recurso amparado por la ley que puede ser interpuesto por la misma
administración pública.
VI. Conclusiones

A modo de conclusión, el acto administrativo se constituye como la vía de la


administración pública para dar a conocer su voluntad, sin embargo, esta debe
necesariamente cumplir con los requisitos de validez: competencia, voluntad, objeto,
motivación y procedimiento. Cuando uno de estos elementos se encuentra viciado, los
administrados tenemos el derecho a impugnar por las dos vías propuestas en el
ordenamiento nacional. Esto con el fin de evitar arbitrariedades fundamentadas en
intereses individuales por parte de funcionarios públicos, pues hay que tener en cuenta
que, el fin del acto administrativo es un fin público y por ello la administración debe
procurar satisfacer necesidades colectivas.

De la investigación realizada se concluye que nuestro país es un Estado constitucional


de derechos y justicia social, democrático como lo menciona el artículo 1 de la Carta
Magna, no puede cumplir con los actos administrativos, si no se encuentra sujeto a lo
que dispone la Constitución, a la ley, al reglamento, norma que es el elemento sine qua
non que regula, legitima el accionar de la administración pública y que ampara el
cumplimiento del acto administrativo y los derechos del administrado, empero, en
aquellos casos en que surjan vicios administrativos, está en su derecho de impugnarlo.

Conocemos que en el ordenamiento jurídico ha contemplado la posibilidad de reclamo


ante la administración como vía legítima para realizar un control sobre la legalidad o
arbitrariedad de que pueda adolecer del acto. La cual puede constituir como un derecho
para el administrado, dejando de lado que no sea factible imponer condiciones que
impidan el libre ejercicio, por esa razón la Administración Pública debe dar estricto
cumplimiento a sus actividades de carácter administrativo, a través del manejo correcto,
oportuno y eficaz de los procedimientos administrativos, sea procesos judiciales o
administrativos y de todos los recursos y acciones que fueran posible presentarse.

El administrado y la administración están relacionados entre sí desde los inicios del


Consejo de Estado, puesto que lo que ha cambiado es su nombre, más no la finalidad
que persigue y por ende la administración no dejará de emitir actos administrativos con
efectos jurídicos directos los cuales de una manera u otra estarán caminados por la vía
judicial, serán presentados ante el Tribunal Contencioso Administrativo y directamente
pasan a Corte Nacional de Justicia, a diferencia de las demás unidades judiciales.
Los recursos contenciosos administrativos son el último escalón que tienen las personas
naturales o jurídicas para poder impugnar actos administrativos que se consideren
lesivos para los derechos individuales y colectivos de los administrados. Es importante
saber que por medio de la vía judicial se puede dejar llegar a dejar sin efecto actos
administrativos de carácter general o individual, aunque también leyes, ordenanzas,
resoluciones, es decir, en vía judicial los recursos son más fuertes y especiales. Si bien
es cierto, se considera como recursos contenciosos administrativos al recurso de plena
jurisdicción y al recurso de anulación, debemos tener en cuenta que existe un tercer
recurso amparado por la ley que puede ser interpuesto por la misma administración
pública.

VII. Referencias Bibliográficas


 Bibliografía
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