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Carrera de Derecho
Derecho Administrativo
Integrantes:
1. Katherine Bósquez
2. Vanessa Cevallos
3. Leslie Jácome
4. Belén Sangoluisa
5. Daniel Suarez
Trabajo Grupal
2021-2021
Introducción
El Acto Administrativo declaración de la Administración como lo menciona el Código
Orgánico Administrativo y cuya declaración busca hacer conocer el objeto, se genera de
manera escrita de carácter general; declaración que produce efectos jurídicos de forma
directa en el administrado y cuyo fin es satisfacer las necesidades colectivas basándose
en la norma constitucional y la ley, que se encuentra íntimamente relacionado con la
presunción de legitimidad y la ejecutividad del acto en sí, Principios que permiten
concebir que estos brindan la garantía de la estabilidad del Acto Administrativo.
Por ende, la Legalidad y la Ejecutividad del Acto Administrativo, son el aval para el
administrador del cumplimiento, de la ejecutividad del acto, entendiéndose además que
se subsanarán aquellos vicios que, por alguna razón, pueden llegar a surgir y afectar
tanto a la legitimidad y la Oportunidad, vicios que afectan a la formación, a la
ejecución, del Acto Administrativo, que van en oposición al ordenamiento jurídico.
Los vicios surgen en uno o en varios de los elementos que constituyen el Acto
Administrativo, Competencia que se relaciona con quien dicta el acto, Voluntad en
relación a la finalidad y la causa, él para qué del acto, la Motivación por qué se ha
realizado dicho acto, el Objeto que es lo que el administrado dicta en el acto, por
consiguiente, cuando afectan a los elementos de validez del Acto Administrativo, que
junto a las causales de nulidad podrían hacer nulo el mismo.
Es importante mencionar que una vez que las autoridades competentes, han emitido
la resolución correspondiente sobre la Impugnación del requerimiento de aquel Acto
Administrativo y que el administrado ha considerado que es improcedente,
inconveniente, injusto, ilegal o que adolece de fondo y forma de ninguna manera podría
afectar o agravar la respuesta inicial de la administración hacia el administrado, sobre la
base del In dubio pro administrado y del In dubio pro actione.
I. Conceptualización y requisitos
El acto administrativo es una de las cinco formas jurídicas administrativas, por la cual el
Estado se expresa o transmite su voluntad. Ha sido definido por el Diccionario
Panhispánico del Español Jurídico, como: “La decisión atribuible a una
administración pública ya sea resolutoria o de trámite, declarativa, ejecutiva, consultiva,
certificante, presunta o de cualquier otra clase, cuando ha sido adoptada en ejercicio de
una potestad administrativa” (2020), a partir de varias propuestas doctrinarias en torno a
la definición de este acto, podemos agregarle ciertas aspectos indispensables, como lo
son: su unilateralidad y que produce efectos jurídicos individuales, directos e inmediatos
a los administrados.
Así mismo, no hay que olvidar que el acto administrativo cuenta con caracteres
propios, estos son: legitimidad, estabilidad, Impugnabilidad y ejecutividad. La
Impugnabilidad es un carácter con el que cuentan todos los actos administrativos; por lo
que, los administrados podrán hacerlo a través de recursos administrativos o judiciales.
Esta posibilidad de impugnar se ha convertido en un derecho a la defensa que tenemos
todos los administrados, podemos encontrarlo en el artículo 173 de la Constitución, y
nos ha dado la posibilidad de evitar cualquier arbitrariedad por parte de la
administración pública.
Pero ¿cuándo se debe impugnar un acto administrativo? pues cuando se haya visto
afectado un derecho subjetivo o un interés particular, es por ello que quién impugna
debe ser el afectado y no terceros, esta ha sido una clara diferenciación entre el derecho
administrativo y el penal. De esta manera nos redirigimos a lo establecido en el artículo
98 del Código Orgánico Administrativo, donde nos menciona los requisitos de validez
del acto administrativo, hay que tener en cuenta que, si uno de ellos se ve incumplido de
alguna manera, entonces tenemos derecho a impugnar el acto. Los requisitos son:
Es necesario que el acto administrativo conste con competencia, pues solo así
podemos afirmar que el órgano público brinda seguridad jurídica y evita arbitrariedades
por parte de la misma administración, impidiendo que intereses particulares afecten el
derecho de los demás; así se garantiza el interés público y se cumple con las
atribuciones concedidas por la administración pública.
Procedimiento: es definido por Silvia Jimbo como “el trámite que se va a aplicar
para la expedición de un acto administrativo, basado siempre en las normas
administrativas” (2008). En palabras sencillas, es un camino constituido por un conjunto
de actuaciones administrativas cuyo fin es la creación del acto final, donde
encontraremos la voluntad administrativa. Cuando el procedimiento se ha realizado de
manera correcta podemos afirmar que el acto es eficaz y perfecto, evitando
inconformidades de los administrados a través de la impugnación, pero de no ser el
caso, se vulnera el artículo 76 de la Constitución, que garantiza el derecho al debido
proceso.
II. Normativa
Por otro lado, la nulidad del Acto Administrativo además de contravenirse las
causales mencionadas en el artículo 105 del Código Orgánico Administrativo, que al
hablar de la nulidad del Acto Administrativo y las causales como el hecho de que el
Acto Administrativo, sea contrario a la Constitución, casos como que se dicte sin
competencia, fuera del tiempo de ejecución, entre otros y en el caso de que no existan
las causales del artículo 105, el acto es solamente ilegal.
Por una parte, se dará el proceso de convalidación, en casos de los vicios que pueden
ser subsanables, donde los actos serán convalidados, cuando en primer lugar se eliminen
los vicios y que se detalle en el expediente la realización del acto.
Pero, antes de referirnos a esas 4 acciones, es necesario hacer una distinción entre
recurso y la reclamación, por lo que los recursos solo proceden contra los actos
administrativos, en sentido de que a partir de ese acto surgen efectos jurídicos directos e
inmediatos, por tal razón no son impugnables por recurso sino por reclamaciones.
Mientras que en la doctrina se admite también en algunos casos la interposición del
recurso, a condiciones de que el acto haya sido dictado antes de la resolución del
recurso, pero en la práctica se exige, la existencia de un acto que produce efectos
jurídicos, para que sea procedente la interposición de un recurso.
Las causales principalmente para interponer este recurso son, cuando exista alguna
inconsistencia de fondo y forma que motivaron a la emisión del mismo acto
administrativo, que puede ocasionar la nulidad relativa con respecto a la forma y la
nulidad absoluto o de pleno derecho que se relaciona con el fondo del acto.
Para lo cual la administración tiene un plazo máximo de un mes para resolver ese
recurso, el mismo que se contara desde la fecha de la interposición del recurso, aunque
debemos tener en consideración que muchas veces en la práctica, la administración se
toma más tiempo para contestar, además se debe exigir que la administración la
califique en menor tiempo, cuando la administración debería ser más eficiente, porque si
la administración no llega a contestar en el término de 30 días se estaría hablando de un
figura importante como es el silencio administrativo.
La posibilidad de acudir a una instancia superior en cualquiera que sea el caso permite
vislumbrar lo que se denomina, justicia. Y para llegar allí existen aquellos medios de
impugnación que son efectuados a través del procedimiento administrativo y judicial,
con la característica que no difieren en gran sentido con el proceso jurisdiccional (otras
ramas del derecho, excluyendo al administrativo) porque a pesar de ello, se encuentran
dentro del marco de la naturaleza de las relaciones jurídicas.
Frente a la situación, las transformaciones siguen en auge y ahora fue el turno del
“Consejo de Estado”, el cual paso a ser sustituido por el “Tribunal de Garantías
Constitucionales” el 5 de marzo de 1945, esto demuestra que la metamorfosis que
atravesaron varias institucionales o autoridades no solo se demostró en su nombre, sino
también en su organización interna, sus finalidades cada vez querían expandirse más
debido a que, al final del día lo único que se busca es ayudar al administrado.
Y así, transcurren el tiempo hasta llegar al año de 1967 bajo la presidencia de Otto
Arosemena concretamente el 23 de mayo, por primera vez nace una de las ramas de la
función jurisdiccional el “Tribunal Contencioso Administrativo”, y, sucintamente más
aun con el “boletín oficial No. 1 del año de 1976”[ CITATION Edg16 \l 3082 ] siendo
su principal objetivo el esparcimiento del Derecho Administrativo, la doctrina y la
jurisprudencia nacional e internacional.
V. Sede Judicial
Como se ha hecho mención, una de las características del acto administrativo es que
generalmente este es impugnable, sin embargo, el acto administrativo no solo podrá ser
impugnado por interposición de recursos administrativos, sino que existe un último
escalón denominado “Sede Judicial” al que se puede acudir para impugnar actos que
tengan inconsistencia en fondo o forma, o que a su vez contenga errores que sean
lesivos para los derechos de los administrados. La llamada sede judicial hace referencia
a los recursos judiciales o mejor llamados recursos contencioso administrativo.
La impugnación por vía judicial se puede llevar a cabo principalmente por dos
recursos contencioso administrativo: el recurso de plena jurisdicción y el recurso de
anulación del acto administrativo, empero existen otros recursos de vía judicial, como el
recurso de acción de lesividad. Estos recursos y podrán interponerse por personas
naturales o jurídicas que se hayan visto afectadas por la emisión de actos, resoluciones,
reglamentos e incluso de resoluciones que hayan sido emitidas con carácter general.
VI. Conclusiones
Normativa
Constitución de la República del Ecuador, C. (2008). CRE. Quito: Corporación de
Estudios y Publicaciones.