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He seleccionado El Circo de la Mariposa, por ser un cortometraje muy bien

realizado, es una breve película producida con gusto y habilidad en el manejo del
lenguaje audiovisual, sin efectismos y con estructura marcadamente aristotélica,
con un muy buen manejo del tiempo (sólo dura 22 minutos) y el maravilloso
casting de talentos y locaciones, que la hace creíble y veraz; perfectamente
ambientada en los años de la gran depresión y cuya historia hoy, adquiere total
vigencia a pesar de haberse realizado diez años atrás.

El Circo de la Mariposa es un cortometraje de cine independiente, protagonizado


por el actor mexicano  Eduardo Verástegui, quien después de su paso como
cantante e integrante de la agrupación Kairo, trabaja en la televisión mexicana en
algunas series y películas, lo mismo que en Hollywood, donde después de un
tiempo y teniendo como respaldo su éxito comercial, decide rechazar aquellas
películas que deterioran la imagen de los latinos radicados en norteamerica y a
partir de (2004) sólo actúa en algunas cintas de corte familiar o con un contenido
moralista y formador.

En 2009 trabaja con el director Joshua Weigel, un realizador independiente de


origen americano, quien junto con su esposa Rebeka, lograron plasmar una
pequeña joya audiovisual en el cortometraje El circo de la Mariposa, en donde
Eduardo interpreta a Méndez, dueño de un pequeño circo,  y como co-
protagonista al actor y orador motivacional Nick Vujicic, quien había nacido sin
brazos ni piernas a causa del síndrome de tetra Amelia, y quien con el paso del
tiempo, logró superar su discapacidad, reflejando la lucha ante la discriminación,
en este maravilloso corto cinematográfico.  Como actor de reparto estuvo Doug
Jones, quien, gracias a la amistad con el director mexicano Guillermo del Toro, ha
tenido notoriedad en películas tan importante como El laberinto del Fauno y la
Forma del Agua y, que en este pequeño corto, hace un aporte importante
gracias a su capacidad elástica en gimnasia artística en la breve producción
audiovisual.

La sinopsis de esta pequeña obra de arte es la siguiente:

En la década de 1930 la gente en los Estados Unidos está sufriendo por la Gran
Depresión. Muchas personas están sin empleo y sin hogar, y todo el mundo está
triste y preocupado por la difícil situación económica. Méndez es el carismático
maestro de ceremonias y dueño de un pequeño circo, "el Butterfly Circus", y lleva
a su grupo por el sur de California. A lo largo del camino, realizan funciones, a
veces de forma gratuita.
Durante un viaje se detienen en un parque de atracciones, donde hay carruseles,
juegos y otros entretenimientos. Méndez y otro de sus compañeros entran al
espectáculo de "fenómenos", donde ven a las diferentes atracciones: El hombre
tatuado, la mujer barbuda, las bellas siamesas, etc. Entonces se acercan a la
atracción principal. Un hombre que no tiene extremidades y se exhibe como una
burla de la naturaleza, Will.

Méndez se le acerca y le dice que "es maravilloso" a lo que Will responde


escupiéndole al rostro al pensar que se burla de él. Sin embargo, y a pesar de las
burlas de sus compañeros de escena, escapa del carnaval y se las arregla para
esconderse en uno de los camiones del Butterfly Circus.

La gente del circo decide darle la bienvenida pero Méndez le dice a Will que debe
encontrar su propio camino para llegar a ser parte del elenco del circo. Empieza a
conocer a sus nuevos amigos y aprende que muchos de ellos tienen una historia
triste: Méndez les ha dado una segunda oportunidad en la vida.

Un día, accidentalmente se da cuenta de que puede nadar, por lo que decide


realizar un acto difícil en el Circo: debe subir a un poste en lo más alto de la carpa
circense, y lanzarse, en caída libre, a un pequeño tanque lleno de agua.

Will es ahora feliz, ha conseguido algo que en el anterior espectáculo nunca


lograría: el respeto. No está en el circo debido a su aspecto extraño, sino por lo
que él es y lo que puede hacer pese a su discapacidad.

UN RODAJE IGUAL DE CORTO.

La producción se completó en 12 días y estuvo integrada por un elenco y equipo


de más de 150 personas. Se realizó en las regiones del sur de California, en las
montañas de San Gabriel, Riverside, Palmdale y Santa Clarita.

Esta película, como dijimos en la introducción, es una pequeña joya


cinematográfica, realizada con magistral dominio del lenguaje audiovisual y sin
emplear truculentos efectos visuales.

La selección del casting de actores (talentos) es impecable, lo mismo que su


caracterización y actitud ante la cámara.
El proceso argumental se caracteriza por su claridad, al presentar un
planteamiento clásico de cada uno de los personajes, y aunque emplea recursos
ya utilizados en otros géneros, como es el flashback, permite narrar la vida pasada
de los personajes del circo, y nos ayuda a comprender de donde vienen y como
están ahora en ese pequeño pero maravilloso circo.

Dentro de su estructura orgánica (como diría Gabriel García Márquez: tiene


cabeza, cuerpo y cola para referirse al planteamiento, nudo y desenlace),
encontramos un soberbio manejo de la técnica.

La iluminación con tonos cálidos, los encuadres perfectos y cuidando las leyes de
la composición fotográfica, incluso cuando transgrede el espacio nasal para
mostrar la incertidumbre de Will ante la reacción grosera frente a Méndez, hace de
esta película, un ejemplo perfecto para adentrarnos al complejo mundo
audiovisual.

En las angulaciones típicas, donde ubica los puntos de vista de los protagonistas,
se destaca la habilidad del camarógrafo de no calificar negativamente a Will, con
un posible picado donde la cámara lo captaría humillándolo.

En el caso contrario, para nuestro pequeño pedazo de hombre, observa a un


inconmensurable Méndez, quien, cuando el director de fotografía emplea la
cámara subjetiva, ve a nuestro protagonista en contrapicado, con una toma que
connota grandeza, a pesar de humillarse Méndez ante Will.

Situaciones que pasan desapercibidas para el ojo desnudo del espectador inerme,
quien cada vez se adentra más en esta historia muy bien narrada, especialmente
cuando Méndez habla de sus amigos en el Circo, en un maravilloso flasback que
muestra su pasado frio y tortuoso, marcada con una colorización fría y un
encuadre humillante.

Nuestra producción tiene elementos valiosos en su concepción narrativa, ya


habíamos dicho de su estrategia orgánica, el manejo impecable de la cámara, no
sólo en sus angulaciones, sino en aquellos movimientos de traslación (travellings)
motivados por la acción, no hay un solo movimiento de cámara sin justificación.

El manejo de los fundidos encadenados, la superimposición de imágenes y la


ralentización de las imágenes, ayudan a comprender, por parte del espectador,
este microcosmos del Circo de la Mariposa.
La metáfora, evidente en el manejo del frasco que posee el niño, donde la
crisálida, desde su capullo, va creciendo hasta convertirse en una bella mariposa;
y los personajes, perfectamente caracterizados, generando durante todo el rodaje,
los arquetipos que nos harán odiar y amar a cada uno de ellos.

Como le diría a mis estudiantes de Lenguaje Audiovisual, esta corta película es


multiorgásmica, pues tiene sendos puntos de tensión, perfectamente
acompañados con la música incidental, donde estallan en una explosión de alegría
y felicidad, por los logros conseguidos por los protagonistas, especial mención
cuando Will descubre que sabe nadar y posteriormente, cuando alcanza el hito de
su espectáculo, lanzándose desde una gran distancia a una pequeña cuba de
agua, que, en una maravillosa toma cenital se concentra y se encomienda al dios
que le dio la espalda, no se puede echar la bendición, no tiene brazos, y ahí,
decididamente se lanza al vacío, y cae en el balde de agua donde sale ileso y
triunfante, en una explosión delirante de admiración y aplausos.

Esta película breve, nos deja observar el transparente manejo de la cámara y la


iluminación, el ritmo visual adecuado para una cadencia que no deja caer la
atención del espectador, la fácil maniobra para tener tomas de acción y reacción, y
la pericia para diseñar magnificas transiciones realizadas con el sombrero de copa
de Méndez, o con la Luz del cielo, o con el sonido extradiegético del tornamesa.

Lo metafórico se consolida en la historia: Will es un pedazo de hombre olvidado


por Dios, que vive abrumado por ser el centro de las burlas de un público morboso
e ignorante, pero que tiene la fortuna de toparse con Méndez, quien sin
contemplaciones y falsas promesas, logra que Will, crezca dentro de su personaje,
se convierta en un ser admirado (aquí el arquetipo) y ejemplo de aquellos, que
como él, tienen limitaciones.

Méndez logra su cometido, Will se transforma como el capullo en la crisálida y


surge como el paradigma que es en el mundo real, y Méndez, ahí, feliz.

Una ejemplar producción, que no deja nada al azar, que cada movimiento de
cámara, cada encuadre, cada iluminación en claro oscuro (ver los rostros
contrastados de aquellos sujetos con mala vibración) y la atmosfera cálida y
pesada de algunos momentos en el desierto, está perfectamente diseñada desde
la concepción del director, hábilmente aplicada por el director de fotografía Brian
Baugh y magistralmente interpretada por sus protagonistas.
La música, los sonidos tipo Foley y cada uno de los ingredientes audiovisuales
hacen de esta pequeña joya una obra de arte maravillosa.

Este corto lo veo y lo analizo con todas las interrupciones e impertinencias, con
mis estudiantes, algunos, muy pocos por fortuna, me odian, los demás descubren
que el manejo de la imagen y el sonido, son vitales para llevar mensajes de todo
tipo a un espectador pasivo, y que ellos, los estudiantes, después de ésta
experiencia, se convierten en espectadores activos, que conocen el mundo
audiovisual , que ven más allá de lo que la pantalla muestra y entienden lo que
quiere transmitir el director.

Algún día hare una maleta audiovisual, donde vean esta corta pero maravillosa
película, con los ojos de un espectador activo, con la mirada de un productor
audiovisual, sin la pasiva ingenuidad de ver una bella película, sino de observar
una obra maestra, eso nos convierte indudablemente en observadores activos y
en prosumidores del futuro.

REACCIONES A LA PELICULA

Un año después de su estreno y de estar “colgada” en Youtube, ya poseía más de


7 millones de visitas, el mensaje había calado en la audiencia, un hombre
(Méndez) ayuda a ese pedazo de ser “olvidado de Dios” a creer en sí mismo, a
valorar la vida por su propia condición y a entender que “mientras mayor es la
lucha, más glorioso es el triunfo”.

Mi recomendación de ver esta corta película es su impecable manejo del lenguaje


audiovisual, su facilidad para entender que cada toma, cada movimiento de
cámara, cada transición, cada encuadre, está al servicio del mensaje, el contenido
se destaca por el impecable manejo de la técnica, con adecuadas elipsis,
iluminación motivada y caracterizada, atmosferas creíbles, actuaciones reales y
caracterizaciones de los protagonistas, verosímiles.

COMO PREPARARME COMO RELIZADOR AUDIOVISUAL

En el mundo de los contenidos audiovisuales, la pandemia dejó claro que es este


el futuro de las comunicaciones. El manejo de las técnicas multimediales, la
capacidad de crear contenidos multiplataforma, las destrezas en el uso de las
técnicas de producción y la capacidad de narrar, son los elementos que convierten
a un comunicador, realizador y/o productor, en el profesional del presente, que no
del futuro, pues ya está aquí, y desde todas las plataformas, los comunicadores y
los diseñadores crossmedia, estamos llamados a llenar de contenidos éticos y
positivos, al universo del entretenimiento universal.

La capacidad de saber leer al hombre y su compleja condición de vida, la


capacidad de narrar sus historias, ayudado con una cámara dslr, un trípode, una
luz y un micrófono, junto con una laptop y una conexión a internet, nos convierte
en los realizadores del futuro, los narradores de las historias que hacen historia,
los juglares del futuro, eso somos y eso es a los que queremos formar.

Contadores de historias, de storytellings, de oralidades atávicas, desde las


narraturgias, como las calificó el dramaturgo español José Sanchis Sinisterra, ese
intersticio entre realidad y dramaturgia.

La capacidad de consolidar las conversaciones en fugaz comunión, mediadas “in


vitro” para convertirlas en perennes historias por el fin de los tiempos.

Muchas Gracias.

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