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A propósito de la categoría de género: leer a Joan Scott

Cuando nos tratamos de identificar a nosotros mismo como hombre o mujer


siempre se viene un debate interno donde nos preguntamos porque nos definimos
como uno o el otro, por un lado pensamos que por tener un aparato reproductor
masculino o femenino ya podemos considerarnos hombre o mujer y no tratamos
de avanzar más en nuestro debate, pero el punto de vista biológico no define al
completo la identidad de género porque habrá hombres con gustos femeninos y
mujeres con gustos masculinos lo que nos lleva a buscar la respuesta a nuestra
identidad de género en otra parte, entonces tenemos que volver a nuestra infancia
donde notamos que nuestra identidad de género se define mediante nuestros
padres que son los que nos imponen las practicas que son asociadas con nuestro
género como por ejemplo los niños deben jugar con muñecos y ser rudos mientras
que las mujeres deben jugar con muñecas y ser femeninas, por lo que nuestra
identidad de género es en gran medida una imposición cultural que nuestra familia
nos impone lo que a su vez se relaciona con el gran poder que tienen las
imágenes antiguas de lo que deben de ser los hombres y mujeres, pero si hablo
de que se nos impone un género por nuestra familia no creo que les pueda culpar
del todo solo al círculo familiar porque incluso los medios de comunicación tienen
gran parte de culpa en nuestra identificación de genero por los estereotipos que
suelen plasmar estos medios y que nosotros a veces sin notarlo asimilamos.

El poder y la imagen del hombre como el género dominante a lo largo de los siglos
ha sido el principal factor que ha excluido a las mujeres de la historia, la imagen de
la mujer como ama de casa y la concibe y cría a los hijos ha sido la causante de
que se ignore a cualquier mujer que vaya contra la manera clásica de verlas,
también podemos decir que las mujeres que se subordinaron a lo largo de los
siglos no hicieron intentos de hacerse notar pero no solamente por estar
sometidas a los designios de los hombres, sino también por miedo porque si algo
nos caracteriza a los humanos es que tendemos a mirar mal aquello que vaya
contra las normas establecidas en nuestra sociedad y por lo menos durante varios
siglos las mujeres no podían destacar en ninguna actividad porque de lo contrario
serian perseguidas, así las mujeres son excluidas de la historia porque la
construcción cultural nunca las dejo destacar o el poder hegemónico de la época
las intimidaba, aunque hubo excepciones como cleopatra o Sor Juana Inés de la
Cruz donde la primera fue una importante faraón y la segunda una importante
escritora mexicana que logro superar dentro de lo posible las imposiciones
culturales de su época.

Para poder superar los problemas que se generan por tener a un grupo
hegemónico que se han propuesto 2 posturas desde la identidad de género como
la post colonial de Joan Scott y la post moderna de Judith Butler, por un lado la
postura post colonial propone una mayor igualdad entre los miembros de un
mismo grupo étnico además de abolir cualquier dominio de un pensamiento
hegemónico principalmente occidental para permitir que los problemas de
identidad de género sean abordados de distinta manera y acorde a las
necesidades de una región, dentro de esta postura se crea el dominio de
masculino y femenino donde ambos tienen los mismo derechos y posibilidades, en
la postura post moderna se va por un camino más radical proponiendo eliminar lo
masculino y femenino como una forma de identificación cultural, lo que quiere
decir que ya no hablaríamos de masculino y femenino, sino que se trataría de un
ser asexual que se definirá a si mismo con los rasgos con los que se sienta más
identificado.

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