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Resumenes y Analisis de Algunos Libros de Superacion
Resumenes y Analisis de Algunos Libros de Superacion
DE ALGUNOS LIBROS DE
AUTOSUPERACIÓN
(LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA)
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Índice
“*- ¿Por qué, Juan, por qué? –preguntaba su madre- ¿Por qué te resulta tan
difícil ser como el resto de la bandada, Juan? ¿Por qué no dejas los vuelos
razantes a los pelícanos y a los albatros? ¿Por qué no comes? ¡Hijo, ya no eres
más que hueso y plumas! *- No me importa ser sólo hueso y plumas, mamá.
Sólo pretendo saber qué puede hacer en el aire y qué no. Nada más. Sólo deseo
saberlo. *Si quieres estudiar, estudia sobre la comida y cómo conseguirla.
*Durante los días sucesivos, intentó comportarse como las demás gaviotas.
*Hay tanto que aprender. *El tema fue la velocidad... *...contento de ser como
soy: una pobre y limitada gaviota. *Soy una gaviota como cualquier otra
gaviota, y volaré como tal. *Y le resultó grato dejar ya de pensar, y volar... *¡Hay
una razón para vivir! Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia, podremos
descubrirnos como criaturas de perfección, inteligencia y habilidad. ¡Podremos
ser libres! ¡Podremos a prender a volar! *Ponerse en el centro significaba gran
vergüenza o gran honor. *Sólo quiero compartir lo que he encontrado, y
mostrar esos nuevos horizontes que nos están esperando. *La irresponsabilidad
se paga. La vida es lo desconocido y lo irreconocible, salvo que hemos nacido
para comer y vivir el mayor tiempo posible. *Durante mil años hemos luchado
por las cabezas de los peces, pero ahora tenemos una razón para vivir; para
aprender; para descubrir; ¡para ser libres! *Su único pesar no era la soledad,
sino que las otras gaviotas se negasen a creer en la gloria que les esperaba al
volar; que se negasen a abrir sus ojos y a ver. *Aprendió a dormir en el aire
fijando una ruta durante la noche a través del viento de la costa atravesando
ciento cincuenta kilómetros de sol a sol. *Aprendió a volar y no se arrepintió
del precio que había pagado. *Juan descubrió que el aburrimiento y el miedo y
la ira, son las razones por las que la vida y la ira, son las razones por las que la
vida de una gaviota es corta, y al desaparecer aquellas de su pensamiento, tuvo
por cierto una vida larga y buena. *En el cielo, pensó, no debería haber
limitaciones. *Tú eres una gaviota en un millón. *La meta de la vida es
encontrar esa perfección y reflejarla. *El cielo no es un lugar, ni un tiempo. El
cielo consiste en ser perfecto. *Empezarás a papal el cielo, Juan, en el momento
en que palpes la perfecta velocidad. La perfección no tiene límites. La perfecta
velocidad, hijo mío, es estar allí. *Las gaviotas que desprecian la perfección por
el gusto de viajar, no llegan a ninguna parte, y lo hacen lentamente. Las que se
olvidan de viajar, no llegan a ninguna, y lo hacen lentamente. Las que se
olviden de viajar por alcanzar la perfección, llegan a todas partes, y al instante.
*Para volar tan rápido como el pensamiento y cualquier sitio que exista, debes
empezar por saber que ya has llegado... *Tú no necesitaste fe para volar, lo que
necesitaste fue comprender lo que era el vuelo. *¡Soy una gaviota perfecta y sin
limitaciones! *Siempre resulta cuando se sabe lo que se hace. *Soy yo quien
debe aprender de vosotros. *Estarás preparado para subir y comprender el
significado de la bondad y el amor. *Si nuestra amistad depende de cosas como
el espacio y el tiempo, habremos destruido nuestra propia hermandad! Pero
supera el espacio, y nos quedará sólo un aquí. Supera el tiempo, y nos quedará
sólo un ahora. *Si hay alguien que pueda mostrarle a uno en la tierra cómo ver a
mi millas de distancia, ése será Juan... *... y supo, con experimentada facilidad,
que ya no era sólo hueso y plumas, sino una perfecta idea de libertad y vuelo,
sin limitación alguna. *¡Volar es tanto más importante que un simple aletear de
aquí para allá! *¿Son ciegos acaso? ¿Es que no pueden ver? ¿Es que no pueden
imaginar la gloria que alcanzarán si realmente aprendiéramos a volar!
*Debemos rechazar todo lo que nos limite. *Rompe las cadenas de tu
pensamiento, y romperás también las cadenas de tu cuerpo. *Somos libres de ir
donde queremos y de ser lo que somos. *Tienes la libertad de ser tú mismo, tu
verdadero ser, aquí y ahora, y no hay nada que te lo pueda impedir. *La
libertad es la misma esencia de su ser; todo aquello que impida esa libertad
deber ser eliminado. *La única ley verdadera es aquella que conduce a la
libertad. *El problema consiste en que debemos intentar la superación de
nuestras limitaciones en orden, y con paciencia. *¿Por qué será que no hay nada
más difícil en el mundo que convencer a un pájaro de que es libre, y de que lo
puede probar por sí mismo si sólo se pasara un rato practicando. *No creas lo
que tus ojos te dicen. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu entendimiento,
descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de volar”.
El aquí y el ahora son importantes para el autor. “Si somos conscientes del
ahora, si lo sentimos, estamos en el flujo del tiempo. El tiempo, simplemente, es.
En este instante, ahora mismo”. Por eso es bueno crear tiempo. “Crear tiempo
es estar presentes, aquí en este instante, con más frecuencia. Creamos tiempo
cada vez que regresamos en la conciencia del presente. Crear tiempo es cuestión
de sentirse vivo y auténtico”.
Esta dinámica nos dice que es necesario cambiar de ritmo. “Cambiar de ritmo es
el método para sentir el tiempo con todo nuestro ser, con todos nuestros
sentidos, nuestros sentimientos y con el corazón. Cuando aprendemos a
transformar el tiempo, a acomodarlo, nuestras relaciones se vuelven más
gratificantes; el tiempo que pasamos solos, más enriquecedor; envejecer, más
satisfactorio; el trabajo, más fructífero, y el estrés y la ansiedad, menos
paralizantes. Llevamos el tiempo como esposas en nuestras manos y nos
movemos a su ritmo inexorable. Debemos aprender a manejar a la vez un
tiempo distinto, si queremos disfrutar de la vida”.
Vivir el aquí y el ahora nos libra de las tensiones. “En el presente no existe el
estrés. Cuando aceptamos que ahora sea, lo que es, aunque estemos cansados, o
asustados, o dolidos, no tenemos por qué agregar el estrés. Puede ser que no
seamos felices, pero estamos abiertos a la realidad de lo que la vida es en ese
momento del tiempo, y no estamos permitiendo que el estrés nos haga aún más
daño. Nuestra vida cambia favorablemente cuando somos capaces de aminorar
la marcha, de extender el momento y de hacernos plenamente presentes en cada
instante de la vida. Si nos permitimos estar verdaderamente en este momento,
en el ahora, y quedarse simplemente con lo que este momento es, el estrés
desaparece”.
Muchas veces tenemos miedo al cambio. “Estamos cómodos con nuestra vida;
de manera que, aunque que nos parece atractiva la idea de hacer cambios, su
posibilidad real en verdad nos asusta. La rutina conduce a la pasividad interior;
la repetición puede llevar a un estado en que muy rara vez sentimos realmente
el presente, sin tomar conciencia del entorno ni de nosotros mismos. El tiempo
espontáneo nos permite romper la rutina y entrar renovados en una experiencia
novedosa de verdad. Es posible que nos asuste algo la incertidumbre, o que nos
dé miedo la posibilidad de aburrirnos, pero es una oportunidad como ninguna
para hacernos en verdad presentes en vez de estar comparando lo que es con lo
que hubiera podido ser. Decidir que no tenemos suficiente tiempo, o permitir
que alguien o algo decidan por nosotros, es sólo una manera de poner
resistencia. Todos podemos hacerlo, sin importar lo ocupados que estemos o
qué tan compulsivos seamos al distribuir nuestro día. Debemos tomar en serio
la necesidad de tener tiempo para nosotros mismos; de lo contrario, nos
convertiremos en máquinas al servicio de nuestro jefe, de nuestra familia y del
ritmo lineal. Y se nos pasará la vida sin darnos cuenta. En nuestra, cuando
estamos absorbidos por el trabajo, las preocupaciones, las relaciones y el estrés,
estamos demasiado llenos para reflexionar. Sin embargo, la reflexión cura
profundamente, y la necesitamos para poder evaluar dónde estamos y dónde
quisiéramos estar. Sólo es posible reflexionar cuando nuestro ritmo es lo
suficientemente lento como para que podamos pensar y sentir, sin que los
acontecimientos ni las demás personas nos distraigan”.
La soledad no debe preocuparnos. “Le tememos a la soledad, pero necesitamos
de ella para la contemplación y la reflexión. Cambiar de ritmo es encontrar
calma y sentimientos de paz. Nos asusta la soledad por los sentimientos que
pueden surgir antes de que alcancemos la calma y tememos enfrentarnos a
nosotros mismos desprovistos de nuestro estar haciendo. El tiempo a solas nos
conduce al espíritu".
Estar presentes es fundamental para vivir mejor. “Una relación sólo puede ser
auténtica cuando no forma parte de una fantasía, cuando estamos presentes con
la otra persona y sabemos quién es él o ella. Al fin y al cabo, nos encontramos
aquí, sin saber cómo ni por qué, compartiendo este planeta, cada uno yendo
detrás un momento a reconocer y saludar a otro ser humano puede ser hermoso
y profundamente significativo para todos. Con toda seguridad este
comportamiento ayudaría a sanar la confusión y la alienación que imperan en
nuestra sociedad hoy. En todas sus relaciones, superficiales o íntimas, siempre
dedique tiempo a desacelerar. Estar presente en el instante con otra persona es
el mejor regalo que se le puede dar al alma humana”.
Hay que distinguir entre lo urgente y lo importante. “La urgencia tiene que ver
con acontecimientos que nos llegan desde afuera y que exigen nuestra atención
inmediata: crisis y dilemas que hay que atender ahora. Lo importante hace
referencia a las cosas que trascienden lo inmediato y están en línea con la
orientación general que hemos escogido en cualquier aspecto de nuestra vida.
Para que sea posible planificar con eficacia, para poder dedicar nuestro tiempo
a lo que es importante y no meramente urgente, debemos desacelerar, cambiar
de ritmo, mantener las interrupciones a raya, crear fronteras, ser plenamente
conscientes a concentrarnos en los asuntos a largo plazo. Es la mejor manera de
evitar problemas futuros y reducir así el tiempo que vamos a necesitar para
resolver la crisis. Cuando hagamos nuestros planes para el futuro, también
nosotros debemos dar un paso atrás, cambiar de ritmo y separar lo urgente de
lo importante. De lo contrario, no estaremos preparados para un futuro en el
que fuerzas inesperadas nos obligarán a no actuar sino a reaccionar. Si estamos
preparados, estaremos en mejores condiciones para aprovechar las
oportunidades que nos salgan al camino”.
EXCESO DE EQUIPAJE
(Judith Sills)
El exceso de equipaje son las cosas que ignoramos sobre nosotros mismos y que
obstaculizan nuestro camino. Nosotros no sabemos cuáles son, pero los demás
sí. El exceso de equipaje ocasiona miedos, es una carga inútil; genera temor al
cambio, al riesgo, al fracaso y al rechazo. Entonces nos quedamos en donde estamos así
nos hagamos daño, así suframos. El exceso de equipaje nos mantiene encadenados.
Mientras no nos liberemos seremos infelices. El exceso de equipaje es una carga
absurda. Muchas veces el exceso de equipaje es impuesto desde afuera, por los
demás. El exceso de equipaje ocasiona tristeza y angustia. No podemos ver el exceso
de equipaje porque estamos preocupados con el peso de la carga que los demás
nos impusieron y nos imponen: necesidad de tener razón, sentimiento de
superioridad, temor al rechazo, necesidad de teatralizar o dramatizar y necesidad de
alimentar ira. Nuestra personalidad determina el equipaje que llevamos. El
exceso de equipaje no permite la liberación de uno mismo. El exceso de
equipaje se encuentra en los siguientes planos: 1. Comportamiento: malos
hábitos, apegos, drogas, vicios, etc. 2. Cognoscitivo: falsos valores, creencias,
temores, supersticiones, etc. 3. Emocional: resentimientos, venganzas, iras,
secretos, etc.
El sentimiento de superioridad
Los celos son uno de los tormentos más grandes que uno puede sufrir.
Destruyen la concentración porque nos obligan a concentrarnos exclusivamente
en pensamientos deprimentes de traición y en visiones horripilantes de
pérdida. Una vez que los celos invaden una relación amorosa es difícil, si no
imposible, borrarlos. Los celos son el enemigo absoluto del amor, pero para
quienes tienen el equipaje de la superioridad son prácticamente la consecuencia
de haberse enamorado. Sienten que no pueden evitarlos. Como “aman”
profundamente, temen que una persona superior se lleve el objeto de su amor.
Eso les produce una angustia paralizante y venenosa que a la larga puede
destruir precisamente la relación que tanto deseaban conservar.
La inferioridad es una enfermedad del espíritu que siempre está presente. Nos
hace tambalear a cada paso, susurra incertidumbre bajo la máscara de
confianza. Nos aleja del riesgo y del deseo de logro porque la inferioridad hace
sentir la certeza del fracaso. Es la explicación que esgrimimos para justificar lo
que no tenemos, lo que no somos, lo que no deseamos hacer. Crea una
sensación de inutilidad. La inferioridad acosa porque nuestra autoestimación es
inestable. Nosotros, en lugar de fortalecerla interiormente, recurrimos a tapar
los daños con una concha externa de superioridad.
¿Quiénes gozan más de la vida? Los que somos demasiado tontos para ser
exigentes o somos demasiado simples para tener altas normas. Nuestras normas
son tan bajas que para nosotros todas las personas son agradables. Sin el
beneficio del ojo discriminador de la superioridad nos sentimos a gusto con casi
todo, incluso con nosotros mismos.
Ser superior, ser exigente, tener altas normas, equivale a acrecentar al máximo
la posibilidad de sentirse mal. Tener normas bajas, peor aún, no tener normas,
equivale a tomar cada experiencia como llega, a apreciar lo que ofrece, sin
juzgar, sin comentar, sin medir o comparar con ella lo que uno vale. Con esta
actitud usted nunca tendrá la ocasión de sentirse superior. En cambio, tendrá
más oportunidades de ser feliz.
Lo que usted necesita para reducir la envidia, los celos y la inferioridad, para
sentirse cómodo con el ego desinflado de la edad adulta, para eliminar la
negatividad por la autoestimación. En el fondo de la auténtica autoestimación
está la imagen real de sus cualidades y defectos. En un principio, puede ser un
trago amargo porque nuestro verdadero yo nunca es tan grandioso como la
persona que somos en la fantasía.
El temor al rechazo
Si el peso del temor al rechazo, sólo se siente realmente bien con usted mismo
cuando es aceptado. La imagen que usted tiene de usted mismo se forma en el
momento en que la ve reflejada en los ojos de otra persona. Como es natural,
desarrollará muchas técnicas para complacer a los demás. Hará muchas cosas
bellas por otras personas, y sentirá placer y satisfacción al hacerlas.
Es mucho el bien que eso produce, pero falta algo. Usted tiende a medir lo que
es y lo que vale según la medida del aprecio de los demás por lo que usted
hace. Y ahí está el problema, porque la gente rara vez aprecia lo que recibe en la
medida en que usted aprecia lo que da. Esta diferencia puede causar una herida
muy honda en su autoestima.
En lugar de un sentido sólido de su identidad, nos quedan tan sólo algo que
hemos dado en llamar “baja autoestimación”. Poco a poco, día tras día, relación
por relación, la actitud de evitar las cosas crea en nosotros un malestar con uno
mismo. Y ni siquiera debemos ser rechazados para sentirnos así. Lo único que
tenemos que hacer es preocuparnos porque no somos lo suficientemente
buenos, enterrar la incertidumbre bajo una amable máscara de sacrificio. Claro
está que sabe cuánta incertidumbre hemos ocultado. Ese temor al rechazado, de
por sí, nos hace sentir mal con nosotros mismos. Y al sentirnos mal con nosotros
mismos seremos más dados a pensar que los demás piensan mal de uno y, por
lo tanto, nos rechazan. Como es natural, trataremos de escondernos más
adentro de nuestra cárcel.
Para erradicar el temor al rechazo hay que correr riesgos. Para reducir el temor
al rechazo es preciso que corramos el riesgo de un rechazo, y punto. Si es un
temor infundado, el temor desaparecerá apenas nos arriesguemos, porque nos
daremos cuenta de que el rechazo, aquello que tememos, no ocurre siempre.
Nunca gozaremos del beneficio de ese aprendizaje si no corremos el riesgo.
Correrlo también reducirá el temor, incluso si éste es justificado. Cuando ocurre
el rechazo, y es algo inevitable en la vida, el dolor no es tan devastador ni la
humillación tan temible, como uno los imaginó. Infortunadamente, no se puede
aprender a tolerar el dolor del rechazo sin sentido en la práctica.
Arriesgarse hoy mismo. Ahora mismo. Dejemos de esperar ese día que nunca
llegará. Si no nos arriesgamos ahora mismo, cuando llegue el momento en que
nos veamos forzados a hacerlo, sufriremos inmensamente al darnos cuenta de
todo el tiempo que perdimos en la vida alejados del mundo por culpa de un
temor exagerado.
Todo camino hacia una meta es como una montaña que debemos escalar. Son
muchas las personas que se la pasan escondidas en un valle al pie de la montaña,
soñando con la vida de la cima. Los que están allá arriba no llegaron por haber tenido
menos fracasos en el camino sino porque estaban dispuestos a soportar más caídas. La
meta no es evitar el rechazo, sino reducir la frecuencia con que sucede. La meta
es reducir el temor a ese rechazo. El temor es el equipaje. El rechazo mismo es
sólo parte del camino que lleva a la cima.
A todos se nos hace el camino más largo por el peso del equipaje que cargamos
y porque las personas a quienes amamos, con quienes trabajamos y de quienes
dependemos también llevan su propio equipaje. Si tememos el rechazo,
pensemos que eso no es lo único que nos detiene en el camino. Tal vez creamos
que la manera de evitar el rechazo es controlando todas las situaciones. Si eso es
así, la necesidad de tener razón puede ser otro obstáculo. Es probable que la
manera de evitar el rechazo sea aferrándonos a la idea de que estamos por
encima del resto del mundo, en cuyo caso es el sentimiento de superiordad el
que no nos permite avanzar.
Necesidad de teatralizar
La persona que teatraliza afirma, por ejemplo, que “Si realmente me amaras..., no
me dejarías hablando sola; me dejarías hacer lo que deseo; sabrías lo que quiero de
cumpleaños, y no tendrías que preguntarme; te pondrías de mi lado y no del lado de los
niños; intercederías por mi con tu familia; me dejarías estar acostado; te preocuparías
por mí; me dirías que me amas, me felicitarías y me dirías cosas amables; me
mimarías...”.
Siempre sabemos cómo nos sentimos porque nuestras sensaciones son más
intensas que las de los demás. Emocionalmente, somos como un vehículo
acelerado. Aunque esté detenido ante un semáforo, el motor continúa
funcionando aunque no aceleremos. A veces debemos pisar el freno para
mantenerlo bajo control. Cuantas más revoluciones mayor cantidad de
combustible emocional inunda nuestro sistema. Sabemos cómo nos sentimos
porque hacemos hasta lo imposible por crear situaciones que provoquen
sensaciones. En otras palabras, a falta de otra manera de evocar sentimientos,
recurrimos al drama.
Una parte nuestra siempre está orientada a sentir (sentir más, querer sentir,
preguntarse cómo nos sentimos) hasta que los sentimientos son tan fuertes que
ya no tenemos que preguntarnos más. Cuando esa capacidad de sentir está a
nuestro servicio, nos convierte la vida en una fuente de dicha de la cual no
disfrutamos de los demás. Pero cuando son los demás quienes viven para estar
al servicio de esa emoción, el resultado es un caos.
La pasión por el apego es tan poderosa que todos los rompimientos, hasta lo
más triviales e incluso los que han deseado, son terribles para uno. La
separación produce un dolor intenso. Echamos de menos los personajes de un
buen libro durante horas después de haberlo terminado. Si no sale al aire el
programa favorito de televisión, nos sentimos defraudados. Separarnos de la
familia o de los amigos, aunque temporalmente, es desgarrador. Y romper una
relación definitivamente, aunque haya sido infeliz en ella, puede resultarnos
intolerable.
Puede llegar incluso a no querer deshacernos de algo que nos hace mal. Un
amante nos rechaza, y nos dedicamos a leer y releer las cartas, aunque nos
duelan. Cuando un suceso nos produce un sentimiento intensamente negativo,
nos aferramos a él. Preferimos sentir algo que no sentir nada. Y mantenemos
automáticamente nuestros apegos en lugar de desprendernos y seguir adelante.
La persona que tiene la necesidad de teatralizar, el apego le permite manejar
con mayor facilidad su intensidad emocional porque siempre tiene a su lado a
alguien que le ayuda a poner en orden en sus sentimientos. Sólo tiene que
establecer una conexión para expresar sus sentimientos sobre cualquier cosa. La
otra persona puede entonces ayudarle a analizar esos sentimientos, a considerar
lo que debe hacer, sugerir alternativas que usted pudo haber pesado por alto
porque la fuerza de sus sentimientos le impidió ver las opciones. Además, la
atención que le presta la puede hace sentir mejor. Esa persona atenta puede
escuchar y comprender como se siente usted. El apego es un bálsamo para su
tormentoso estado interior porque la hace sentir amada o importante, o
poderosa, o mejor aún, las tres cosas. La pasión por el apego es la fuente de su
fuerza y de lo que les aporta a los demás. Pero, desde luego, también es el
origen de su equipaje.
Otro riesgo de actuar sin reflexionar se ve muy a las claras en nuestra cultura.
Lo que produce placer momentáneo suele dejar una larga cadena de
sufrimientos: comer o beber desenfrenadamente de vez en cuando. Gastar
impulsivamente para disfrutar de ese placer a expensas de la estabilidad
económica. Ceder a un impulso sexual para luego sentir sólo remordimiento,
vergüenza, o en el peor de los casos, contraer una enfermedad. Descargar los
sentimientos en un acceso de ira sin pensar en las consecuencias futuras para la
relación.
Todos estos problemas emanados de la imposibilidad de controlar los impulsos
son consecuencia de las decisiones teatrales que se toman cediendo a las
emociones. Y todos dejan sufrimiento una vez desvanecido el momento de
placer.
Si usted es una persona que teatraliza, lo más probable es que también sea un
manantial de ternura, alegría y afabilidad. El problema es que también crea
conflicto, catástrofe y confusión, cada uno de los cuales hace que su vida sea
más dura de lo que debe ser.
La ira no afecta sólo a la persona que lleva un equipaje teatral. La ira puede ser
el equipaje de todos nosotros, sin importar nuestra personalidad ni las pasiones
que predominen en cada uno. Todos somos vulnerables a las heridas. A veces,
sin darnos cuenta, permitimos que el dolor de esa herida gobierne los demás
aspectos de nuestra vida.
Alimentar la ira
El equipaje de la ira difiere un poco de los demás excesos de equipaje. Como los
demás, lo más probable es que determinado tipo de personalidad sea irascible.
Pero a diferencia de los demás equipajes, la ira podría ser una carga para
cualquier persona si su herida es lo suficientemente profunda. La
susceptibilidad aumenta por efecto del otro equipaje. En estos casos específicos:
Cuando la persona necesita tener razón le es difícil olvidar una injusticia pasada
porque perdonar un error es como equivocarse usted mismo. Para usted no hay
términos medios. Si la tratan injustamente, le da rabia. Si se le quita la rabia es
porque reconoce que no procedió bien al reaccionar con rabia. Además, no sabe
perdonar sus propios errores. Por lo tanto, le es más difícil concederle el
beneficio de la duda a alguien que lo haya herido.
Cuando el sujeto teatraliza descubre que la furia satisface con mucha facilidad
sus necesidades. Al cultivar esa furia puede tener acceso al drama cuando
quiera. Eso hará que le sea muy difícil separarse de su ira. Como la dependencia
y el apego son una parte importante de su equipaje, lo más probable es que se
deje seducir por la ira cuando alguien importante no cuide bien de él. Un
cónyuge o una madre que le produce una desilusión o lo abandona puede
desencadenar una amargura que llenará todos sus pensamientos, sus decisiones
y sus sueños durante el resto de su vida.
Cualquiera de nosotros puede llegar a albergar la rabia durante más tiempo del
necesario porque el resto de nuestro equipaje no nos permite sanar cuando la
lesión emocional es seria. Sin embargo, el equipaje de la ira es más común en el
hombre o la mujer cuyo radar psicológico siempre está con piloto automático,
explotando continuamente el mundo para ver de dónde viene la ofensa. Como
es natural, es enorme la frecuencia con que esa persona se siente ofendida. Tal
vez usted se reconozca en la siguiente descripción.
El precio que se paga por alimentar la ira es demasiado alto. La ira enferma
física y emocionalmente, y mengua el amor y la tranquilidad. Además amenaza
toda nueva relación porque cada persona se convierte en posible blanco de su
equipaje.
Sin embargo, eso no es fácil. Nos aferramos a todas esas cosas porque nos son
familiares, porque calman nuestras angustias. En resumidas cuentas, nos
aferramos porque estando el equipaje estrechamente relacionado con nuestras
cualidades, confundimos lo uno con lo otro.
Si usted es de los que necesitan tener razón, debe deshacerse de sus excesos de
equipaje, recordando que ha trabajado suficiente, ha hecho suficiente y sabe
suficiente. Cuando crea que sabe suficiente no tendrá necesidad de saberlo
todo. Si usted se siente superior puede poner fin a la competición cuando se
convenza de que vale lo suficiente. No es el mejor, tampoco el peor, pero es lo
suficientemente importante. Si teme el rechazo podría desafiar al mundo si
estuviera protegido por la creencia de que es lo suficientemente fuerte. Y no
tendría que evitar todos los riesgos, protegerse de todos los peligros, si pudiera
concentrar su atención en esta verdad: “Yo estoy lo suficientemente seguro”. Si
usted teatraliza podrá dominar sus excesos con mayor facilidad cuando crea
que es lo suficientemente amado. Tiene suficiente apoyo, suficiente atención.
No necesita crear una crisis para atraer más. Si usted alimenta la ira podrá
aligerar sus cargas emocionales aceptando la idea del suficiente. Esta hace algo
más que recordarle que ha llevado su ira durante demasiado tiempo y que es
hora de dejarla ir. Se refiere a todas las injusticias que se ha experimentado, la
forma en que ha sufrido heridas, abusos o desilusiones. Porque no importa
cuánto haya recibido, siempre hay algo que nunca llegó. Lo cual significa que
todo el mundo tiene razones para estar furioso, y algunas personas más que
otras. Para quienes, con razón o no, tiene el espíritu atrapado en la ira, el
suficiente es una manera de decir: “No obtuve todo. Ni siquiera lo que me
correspondencia en justicia. Pero obtuve suficiente”.
AUTOLIBERACION INTERIOR
(Antony de Mello)
La programación hace que actuemos como robots: “a tal pregunta, tal respuesta;
a tal contrariedad, tal reacción”. Necesitamos despertar, porque la
programación, que nos impide la libertad y la felicidad, nos fue impuesta desde
el nacimiento. “Estamos programados desde niños por las conveniencias
sociales, por una mal llamada educación y por lo cultural”. El endiosamiento
del poder, del éxito, de los halagos... es producto de nuestra programación.
“Desgastamos la vida en tonterías que nada valen... Intentar impresionar a la
gente, buscar riquezas, honores prestigio... ¿para qué sirve eso?” Como cada
uno tiene su forma peculiar de reaccionar e interpretar, “cuando una persona
programada te ofende sin motivo, tan programado estás tú como ella, por
dejarte ofender, porque las dos reacciones son igual de absurdas e irreales”.
Nosotros somos quienes debemos elegir las reacciones “frente a las cosas,
situaciones y personas, no los hábitos ni tu cultura”. La persona programada
quiere tener siempre la razón y ser dueña de la verdad; es dogmática. Esto le
genera un desgaste inútil de energías, de vida. La programación no nos deja ser
auténticos, nosotros mismos. “Vivir libremente, siendo dueño de uno mismo, es
no dejarse llevar ni por persona ni por situación alguna. Saber que nadie tiene el
poder sobre uno ni sobre sus decisiones”. Como estamos programados nos
dejamos pensar por las ideologías, por las religiones, por las doctrinas políticas,
por los medios de “comunicación”, por las corrientes de izquierda o de derecha;
es decir, no pensamos por nosotros mismos; otros piensan por nosotros. Hay
que desprogramarnos porque somos víctimas de nuestra propia programación.
El libro nos invita a cuestionarlo todo, a no tragar entero. “Hay que cuestionarlo
todo, atentos a descubrir las verdades que pueda haber, separándolas de las que
no lo son”. Si nos dejamos manipular por el condicionamiento cultural, sin
cuestionar nada, nos convertimos en autómatas. Para tener criterio propio hay
que cuestionar las verdades de los demás. “Hay que ver las verdades,
analizarlas y ponerlas a prueba, una vez cuestionadas”. El autor nos advierte
que hay que cuestionarlo todo, inclusive su libro. “Cuidado con aceptar las
cosas que digo sin analizarlas sinceramente, desde tu centro que no te puede
engañar. No hay que tragar entero nada –sólo conseguirás una nueva
programación encima de la que tienes-, sino cuestionarlo, analizar esto y lo
opuesto”.
Los temores y los miedos, que son aprendidos, nos impiden ser libres, volar, ser
felices. “Prefieres volver al nido antes de volar porque tienes miedo, y el miedo
es algo conocido y la felicidad no”. Los miedos impiden que amemos en
libertad, nos hacen apegar de las personas y no posibilitan que nos
aventuremos más allá de nuestro entorno para buscar nuevos horizontes y
nuevos senderos.
El autor llama la atención porque no nos preguntamos ¿Quién soy yo?, ¿Para
qué estoy aquí? ¿Cuál es mi responsabilidad como hombre? Nuestros padres y
la sociedad nos enseñan a amar de forma inapropiada. Como éstos y aquélla no
son perfectos, aprendemos mal a amar. Es por eso que debemos olvidar esa
forma de amar y aprender una auténtica manera de amar. La educación ofrece
conocimientos, pero fracasa al enseñar comportamientos del individuo como
ser humano. La realidad no es una jaula donde nos han encerrado. Afuera hay
cosas interesantes que debemos ver, así hay cosas que no vemos, palpamos,
sentimos o entendemos. “La vida es un banquete y la mayoría de tontos se mueren de
hambre”, decía un filósofo. Aprender es bueno, porque cada vez que
aprendemos nos renovamos. La persona que ama se ama a sí misma. Si quienes
enseñan a amar son neuróticos, egoístas, celosos o posesivos, así enseñan a
amar. Tenemos que ser seres individuales, únicos. La persona que ama no se
contenta sólo con ser única, con desarrollar su individualidad y lucha por
mantenerla. Desea ser la más grande, porque sabe que esto es algo que puede
dar a los demás. “Meditamos mucho menos de lo que sabemos. Sabemos mucho menos
de lo que amamos. Amamos mucho menos de lo que existe. Y, hasta cierto punto, somos
mucho menos de lo que somos”, nos dice R. D. Laing. Por su parte, Fuelle nos pide
que “volvamos a nosotros mismos”. Tenemos posibilidades de ver, sentir, tocar y
oler, como jamás hemos soñado tener. Pero hemos olvidado cómo hacerlo.
Es muy bueno aprender, estudiar, conocer, saber. Cada libro nos lleva a otros
libros. ¡Hay tantas cosas que leer, ver, tocar, sentir! Y cada una de ellas nos
convierte en una persona diferente. ¿Somos nosotros en realidad lo que somos o
somos los que estamos aprendiendo y lo que la gente nos ha dicho que somos?
“Para volver a ti mismo habrás de decidir hasta cierto punto lo que quieres llegar a ser.
Si nos entregamos a la tarea de saber quiénes somos, ésta será la actividad más
apasionante que hayamos realizado en toda nuestra vida”.
Amar implica decir: “Te amaré pase lo que pase. Te amaré aunque seas imbécil,
aunque tropieces y caigas, aunque te equivoques, aunque de comportes como cualquier
ser humano; de todas maneras te amaré”. Necesitamos ser amados, ser notados, ser
tocados; necesitamos que nos manifiesten el cariño. Debemos saber escuchar, no
imponernos a los demás ni imponerles nuestro sistema de valores. Es muy
importante escuchar. A veces es bueno amar el silencio.
Nos han enseñado que sólo cuenta la perfección. Por eso cuentan los
aparentemente perfectos. La sociedad nos impone modelos erróneos de
perfección. Así no seamos perfectos, también valemos, también contamos. El
hecho de que no hagamos las cosas con perfección no implica que no podamos
hacerlas lo mejor que podamos.
Hay que ser auténticos y actuar con espontaneidad. Ser uno mismo. Es fácil ser
uno mismo; lo difícil es ser lo que los demás pretenden que seamos. Hay que
descubrir nuestro yo, quiénes somos y actuar como somos. Debemos decir:
“Aquí estoy yo. Tomadme por lo que soy, con todas mis debilidades, con toda mi
estupidez, etc. Si no pueden, déjenme solo”.
“La gente primero, las cosas después”. Ese debe ser nuestro lema de vida. Si
amamos realmente, daremos lo mejor de nosotros. “Y eso significa desarrollar
todo lo maravilloso que hay dentro de si, como un ser humano único”. Como no hay
fronteras para nosotros, seremos apasionantes. Siempre tendremos algo que
compartir. Muchas de las respuestas que buscamos dentro de nosotros mismos.
“Lo fundamental no está fuera. Está dentro de uno mismo”. Nadie nos enseña a
buscar en nuestro interior, porque no hay clases para aprender a vivir y amar.
“Si quieres encontrar la vida, has de mirar en tu interior”. Según los sabios
orientales, “las búsquedas fuera de uno mismo no tienen validez. Le extravían a uno.
Si quieres respuestas sobre ti, las respuestas están dentro, no fuera”. Aprendemos
cosas sin importancia, y lo verdaderamente importante de la vida lo ignoramos.
Por eso nos sabemos quiénes somos. “¿Eres de verdad el tú tuyo? ¿O eres el tú que
otros te han dicho que eres?”. Los demás nos dicen lo que somos, y esto no nos
conviene para saber quiénes somos en realidad. Muchas veces, las opiniones de
nuestros padres contribuyen a programarnos. Sus juicios nos etiquetan.
Como estamos dedicados a la búsqueda del placer sensorial, esté donde esté,
descuidamos cosas demasiado importantes en nuestro aprendizaje para vivir
plenamente. “El placer es un gran profesor, pero ¡también lo es la desesperación! La
esperanza es buena maestra, ¡pero de igual modo lo es la desilusión! La vida es buena
profesora, pero también la muerte”. Por vivir pendientes de atesorar dinero nos
perdemos el presente. Quienes saben amar viven su aquí y su ahora. No
debemos vivir lamentándonos por el pasado y preocupados por el mañana.
Vivamos el presente. “¡Hay todo un universo de cosas por descubrir y encontrar!”.
Hay que perdonar y olvidar. Quienes no viven plenamente no aman y no
perdonan.
Hay que vivir auténticamente para no temer a la muerte. “¡Oh, Señor, haber
llegado al umbral de la muerte, sin haber vivido en absoluto”, nos decía Henry
Thoreau. Por eso hay que vivir la vida intensamente. “¡Dejamos pasar tantas cosas
maravillosas que hay a nuestro alrededor!”. Quien ama de verdad, sabe dar. “Doy
amor porque te amo, no porque espere que me lo devuelvas. Si doy con la expectativa de
recibir algo a cambio, estoy seguro que seré desdichado”. Según Buda, si no
esperamos nada lo tendremos todo. “Ama porque quieres amar. Da porque quieres
dar”. Vivimos y amamos porque lo deseamos. Porque debemos hacerlo. Muchos
no saben qué quieren de la vida. Leo Rosten nos dice que “el objetivo de la vida se
reduce simplemente a contar para algo, a importar, a hacer alguna señal que indique en
definitiva hemos vivido. Acaso sea eso lo fundamental”. Según éste, lo esencial es: 1.
Conocimiento acertado, para disponer de las herramientas necesarias para
nuestro viaje. 2. Sabiduría, para asegurarse que estamos empleando el
conocimiento para poder descubrir nuestra situación, nuestro presente. 3.
Compasión, para aceptar a los demás –cuyos caminos pueden ser distintos a los
nuestros- con amabilidad y comprensión, puesto que caminaremos a su lado o
en su cercanía al recorrer nuestro propio camino. 4. Armonía, para poder
aceptar el flujo natural de la vida. 5. Creatividad, para ayudarte a comprender y
reconocer las nuevas alternativas y caminos desconocidos a lo lardo de la vida.
6. Fortaleza, para alzarnos contra el miedo y seguir adelante a despecho de la
incertidumbre, sin garantías ni recompensas. 7. Paz, para mantenernos
centrados. 8. Alegría, para mantenernos gozosos, risueños y danzarines durante
el camino. 9. Amor, para que sea nuestra guía permanente hacia el máximo
nivel de conciencia de que el hombre es capaz. 10. Unidad, que nos devuelve a
donde empezamos, al lugar donde estamos con nosotros mismos y con todas
las cosas. Saber amar es saber vivir. “Vivir con amor es vivir la vida, y vivir la vida
es vivir con amor”.
Algo que nos despersonaliza es nuestra envoltura exterior. “Muchos han llegado a
perderse en lo que podríamos llamar envoltura exterior. La envoltura exterior la forman
el coleccionismo de las cosas u objetos más caros, más grandes y mejores. Ahora que
disponemos de la mayoría de las cosas que necesitamos para nuestra comodidad,
comprobamos que no nos han llevado muy lejos. Aún estamos sustancialmente solos,
muchos están perdidos y la mayoría, desconcertados”. Desde niños debemos saber
que no somos lo que poseemos. Debemos saber quiénes y qué somos, y esto
debemos enseñarlo a los niños. “Toda persona enseña en todo momento y, en
consecuencia, resulta imperativo que todos nosotros, como educadores que somos,
sepamos lo que es esencial, podemos saber también lo que es factible. Lo asombroso de
todo esto es que lo esencial es vasto y maravilloso, mientras que lo visible al ojo humano
resulta limitado y minúsculo”. ¿Qué es lo verdaderamente fundamental o esencial
en la vida humana? ¿Nuestro cuerpo? ¿Nuestra mente? ¿Nuestros brazos?
¿Nuestras piernas? ¿Nuestros dedos? ¿Quiénes somos? ¿Cuál es mi yo?
¿Qué es lo que somos? No somos nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras ideas
programadas, nuestra educación, nuestra entidad física, nuestras sensaciones,
nuestras percepciones, nuestra fuerza, nuestros sentimientos. Somos en parte
todas estas cosas, pero ¡somos mucho más! Si somos adictos a estas cosas,
siempre permaneceremos en ellas. En todo momento estamos escogiendo por
nosotros mismos, pero ¿escogemos por nosotros mismos? “El cuerpo y el espíritu
contienen miles de posibilidades, de entre las cuales puedes construir muchos yos. Pero
sólo en una de ellas se da una armonía entre el elector y el elegido; sólo hay una que no
hallarás hasta que te hayas liberado de todos esos sentimientos superfluos y posibilidades
de ser y de hacer, con los que andas jugueteando sin curiosidad, sin deseo de conocer, sin
anhelo impaciente, y te impiden profundizar en el experimento del misterio de la vida,
en la conciencia del talento a ti confiado y en el milagro de ti, que es auténticamente tu
yo”. Para entrar en contacto con nosotros mismos, debemos conocer, vivir el
presente y ser diferentes.
Así como el puente llena un vacío, un paso sobre una depresión u obstáculo,
debemos tender un puente hacia nosotros mismos. No debemos querer ser otro
o como los demás; debemos ser nosotros mismos. “Cuando caigas en la cuenta de
esta verdad, estarás sobre el buen camino”. Es demasiado importante ser uno
mismo y vivir intensamente la existencia. “Yo no deseo ser sino lo que soy, un ser
humano. Me gusta mi condición de ser humano”. Todo comienza en nosotros y el
puente que nos lleva a los demás, si somos nosotros mismos. “Cuanto más y más
crezca, podré darte más de mí. Aprendo para poder enseñarte más. Me esfuerzo por
lograr la sabiduría, a fin de estimular tu verdad. Me hago más sensible y conocedor para
poder aceptar tu sensibilidad y conocimientos. Lucho por interpretar mi condición
humana para poder entenderte mejor cuando me reveles que eres humano y nada más
que humano. Vivo en una continua admiración por la vida para poder permitirte,
también, que goces de la vida. Lo que haga por mí, lo hago por ti. Y lo que hagas por ti,
hazlo por mí, para que jamás haya egoísmo. Todo lo que hayas aprendido, lo has
aprendido por alguien de tu entorno... Salid de vosotros mismos e introducíos en el
nosotros. Es el medio más hermoso de verse a un mismo y ayudar a los demás a verse a
sí mismos. De ahí procede la fuerza. Así pues, tened primero un puente hacía sí mismos,
pero no os detengáis en eso. El paso siguiente e inmediato es tender un puente hacia los
demás”. Nuestra autoestima es uno de los aspectos más importantes de nuestra
vida. “Me gusto de verdad. No me gusta sólo lo que soy, sino que me gusta el misterio y
la fuerza potencial que hay en mí”.
Hay que construir puentes hacia los demás. No es necesario estar siempre en
posesión de la razón. Tampoco debemos ser en exceso perfeccionistas. Un texto
humanista nos recuerda lo siguiente: “Si tuviera que vivir de nuevo mi vida,
trataría de equivocarme más veces en esta ocasión. No trataría de ser tan perfecto. Me
relajaría más. Me haría más flexible. Sería más necio de lo que he sido esta vez. En
efecto, no me tomaría tan en serio tantas cosas. Sería más alocado, menos aséptico.
Aprovecharía más oportunidades, haría más tentativas, escalaría más montañas,
nadaría en más ríos, contemplaría más puestas de sol, iría a más sitios de los que he ido.
Tomaría más helados y menos alubias. Tendría más preocupaciones reales y menos
imaginarias. Fíjense: yo era una de esas personas que viven en medio de la profilaxis e
higiene absolutas, hora tras hora y día tras día. ¡Vaya! He tenido mis momentos felices
y, si volviera a vivir, tendría muchos más de los que tuve. En realidad, no trataría de
tener sino esos hermosos momentos uno tras otro. He sido una de esas personas que no
iban a parte alguna sin un termómetro, una botella de agua caliente, un elixir para
gargarismos, un impermeable y un paracaídas. Si hubiera de repetir mi existencia,
viajaría más ligero la próxima vez. Si tuviera que repetir de nuevo mi vida, saldría antes
al campo en primavera y me quedaría al aire libre hasta más tarde. Haría más
excursiones, contemplaría más salidas de sol y jugaría con más niños. Sin embargo, no
va a ser así”.
Nosotros somos quienes decidimos qué hacer con nuestra vida. “La vida está en
vuestras manos. Podéis elegir la alegría, si así lo deseáis o encontrar angustia y
desesperación donde quiera que alcéis la mirada”. Kazantzakis decía: “Disponed de
unos pinceles y de tus colores. Pinta el paraíso y luego entra en él”.
En la vida se nos enseña de todo, pero nadie nos enseña a vivir. Aprendemos
muchas cosas, pero ignoramos una de las más esenciales: vivir. “Nadie os enseña
acerca de la vida. Se supone que ya sabéis de ella. Nadie os enseña cómo ser hombre o
mujer, ni lo que esto significa, ni la dignidad que lleva consigo el afirmar: Soy un ser
humano. Todos presumen de que esto es algo que ya se tiene, como si lo hubieran
recibido por ósmosis. Pues bien, ¡no se tiene por ósmosis!” Es importante saber que
disponemos de la capacidad de ser plenamente humanos. Para poder dar es
necesario tener. “Si no tengo sabiduría, sólo puedo enseñaros mi ignorancia. Si
carezco de alegría, sólo puedo enseñaros la tristeza. Si carezco de libertad, sólo puede
encerraros en cárceles. En cambio, todo cuanto posea puedo revertirlo al prójimo. Pero,
ante todo, he de tenerlo”. Somos únicos e irrepetibles. Somos posibilidades
ilimitadas. Mucha gente muere sin haber nacido de verdad. Quienes más se
lamentan cuando saben que se van a morir, son quienes no han vivido
realmente. “Han sido meros observadores de la vida, pero no participantes activos. No
se han arriesgado. Han permanecido al margen del camino”. Si pretendemos ser
plenamente humanos, “tenemos que reconocer un carácter democrático, si es que
queremos algo mejor. En otras palabras, hemos de darnos cuenta de que no hay nadie
mejor o peor de lo que somos nosotros”.
Hay que reconocer que la formación del niño es muy importante. “Cuán difícil
es encontrar la propia identidad, mantenerla y poder erguirse para decir no soy,
sino estoy llegando a ser, puesto que, en realidad y bajo muchos conceptos, no
hemos terminado aún de nacer. Uno debe decir: “Aquí estoy, realizándome. Es
maravilloso. La vida es buena, el mundo es hermoso”. Se le teme a la vida y a la
muerte. Maldecimos del pasado, nos encanta maldecir del pasado y acusar a
todo el mundo que tenga que ver con nuestro pretérito, pero nos vemos
impotentes respeto a qué hacer en el presente o en el futuro. Sospechamos de
los demás, pero sobre todo sospechamos de nosotros mismos. Hemos olvidado
cómo escuchar la voz de nuestra propia conciencia. No somos consecuentes con
lo que surge de nuestro interior. Hacemos caso omiso del presente. Lo dejamos
pasar. No sabemos que delante de nosotros tenemos alternativas y que
podemos seleccionar las que nos reporten gozo y alegría. Carecemos de
propósitos y no entendemos realmente en qué consiste la vida. Nunca nos
preguntamos “¿qué estoy haciendo aquí?”. ¡Acaso es nuestra misión estar aquí
simplemente para ocupar un espacio físico?
Debemos desaprender las cosas que hemos aprendido mal. Así nos deshacemos
de lo que la cultura ha impuesto en nuestra mente para impedirnos ser nosotros
mismos. “A medida que me desprendo de los desperdicios, más libre me encuentro, y
cuanto más libre soy, más puedo hacer por los demás”. Debemos enseñar a los niños
que son maravillosos, únicos e irrepetibles. No debemos moldear a los niños.
Debemos procurar que los niños sean ellos mismos. “Si quieres perderte a ti
mismo, sígueme. El seguirme te conduce a mí y ¡tú te extravías! Mi idea es seguirte a ti
mismo, porque cuando tú sigues tu propia pista y alcanzas tu esencia dentro de ti y yo
alcanzo la mía dentro de mí, algún día podremos llegar a ser uno, sin alienarnos el uno
al otro”. Hay que enseñar a los niños que ellos son únicos en el mundo.
“Tenemos que decirles que cada uno de ellos será siempre el mejor de sí mismo”.
Tu yo íntimo
Para disfrutar de una mejor calidad de vida debemos tener una persona para
compartir con autenticidad todos nuestros secretos y tener una verdadera
intimidad con ella. Gocemos de la intimidad, porque ésta es absolutamente
esencial en la vida. No importa tanto la cantidad de las relaciones, sino la
calidad. La intimidad debe ser auténtica y real. Debemos dar y recibir sin
mutuo abuso. Esa relación se debe caracterizar porque no se use al otro. “No
quiero utilizarte, sino amarte”. Este tipo de intimidad debe ser de entrega. La
relación nos ayuda a madurar y responsabilizarnos de nosotros mismos. Uno
no puede esperar que la intimidad venga a nosotros por si sola. “Nadie puede ser
o actuar como tú pretendes de los demás”. Todo llega a modo de sorpresa, y si hay
depresión es porque el otro defraudó tus esperanzas. A veces somos incapaces
de expresar lo que sentimos en el momento presente. “Tengo la convicción de que
si hay en este mundo tan sólo una persona con quien entrañarnos, intimar del todo, sin
reparos ni vergüenza, nunca moriremos de soledad. ¡Una sola persona! Quienquiera que
sea esa persona, hombre o mujer, poco importa en verdad. Lo importante es que sea
alguien a quien se pueda acudir, compenetrarse con él o ella y sentirse escuchado.
Alguien a quien no haya que ocultarle nada. Alguien a quien poder decir: “Estos son
mis sentimientos, ¡éste soy yo!”, y que conteste: “Muy bien, ¡de acuerdo!” ¿Cuántos
tienen a esa persona?
Elegir la vida
La vida es lo más importante que pueda tener un ser humano, y por eso hay
que vivirla intensamente. Es un don maravilloso. Sólo tenemos una
oportunidad de vivir. Hay que vivir el aquí y el ahora, disfrutando cada
momento como si fuera el último. Esa experiencia, única e irrepetible, hay que
vivirla muy bien. Cada momento que pasa es la vida que se nos va. Hay que
buscar la felicidad con todo la fuerza de la vida. Para disfrutar la vida hay que
perdonar y no temer a la muerte. La inminencia de la muerte nos indica que
debemos disfrutar la vida y vivirla de la mejor manera. Si se vive el aquí y el
ahora no se teme a la muerte. La muerte llegará así se le tema. Entonces hay que
vivir la vida, porque la muerte es inexorable. La vida debe ser la experiencia
más grata y significativa de una persona. Hay que amar la vida.
Enseñar la vida
Si uno no quiere aprender, nadie podrá enseñarle algo. Debemos aprender por
nosotros mismos; nadie puede hacerlo por nosotros. Aprendamos de lo que nos
sirva de modelo. Si no aprendemos de los mejores modelos, tampoco podremos
ser los mejores modelos para que los niños aprendan de nosotros. Si no
amamos, los niños no aprenden a amar. Para enseñar responsabilidad, debemos
ser responsables. “Lo que ven y aprenden es lo que van a practicar y lo que
determinará las pautas de su futura conducta”.
Debemos enseñar a los niños que cada uno de nosotros constituye lo más
importante. Hablarles de la importancia de la vida. La vida es gozo, milagro y
magia, pero también algunas veces es dolor, miseria y desesperación.
Enseñarles a encontrarse a sí mismos, a mirar en su interior. La felicidad está
dentro de nosotros, no fuera de nosotros. Enseñarles la importancia de los
demás en la autorrealización de un mismo. Por eso hay que amar a los otros,
exteriorizar los sentimientos.
Los niños deben saber que en lugar de elegir la tristeza, hay que escoger la
felicidad. Actuar y no desanimarnos. Desarrollarnos y no estancarnos. Elegirnos
a nosotros mismos.
Hablando de amor
En el amor las palabras nos pueden condicionar. Por eso debemos liberarnos de
las palabras. Estas “no son sino trampas en las que queda uno capturado en el
momento de aprenderlas, bastante antes de ser lo bastante maduro para componerse su
propio diccionario. La gente te enseña a quién debes odiar, a quién debes amar, qué es lo
importante, por qué es importante, etc. Antes de darte cuenta, ya lo has asimilado y
estás actuando conforme a esos conceptos. Las palabras despiertan toda clase de
sentimientos dentro de uno”.
Compartir implica sentir a los demás, tener contacto con ellos. Según Helen
colton, “la hemoglobina de la sangre crece de forma importante cuando te tocan
acarician y abrazan. La hemoglobina es la parte del flujo sanguíneo encargada de
suministrar las aportaciones vitales de oxígeno al corazón y al cerebro; si queremos estas
sanos, debemos tener contacto físico con los demás, debemos amarnos y abrazarnos los
unos a los otros”. El condicionamiento cultural nos coarta la dicha de abrazar y
de entrar en contacto con los demás. “Una de las cosas más penosas de nuestra
cultura es que marcamos desmesuradamente el acento en el aspecto sexual de la relación
amorosa. Es una lástima, pues de esta forma pasamos por alto la ternura y el calor
humano. El beso inesperado o la palmada en el hombre cuando más la necesitas,
constituyen una gratificación sensual”. El compartir tiene que ser ahora. “Las
relaciones y la compañía deben vivirse en el presente. Tenéis que vivir ahora, tenéis que
disfrutar ahora, tenéis que hacer por la gente ahora”.
Las ideas negativas nos impiden alcanzar una vida plena y auténtica, porque
nos limitan y nos hacen solitarios, nos aburren y neutralizan nuestra
espontaneidad. “Son la anti-vida, el anti-desarrollo y anti-cambio”. Estas actitudes
negativas las aprendemos en el hogar y en la escuela. “Si quieres adquirir la
propia estimación, la madurez personal, no hay mejor sitio para comenzar que en
vuestra propia casa. Con frecuencia dispensamos las mínimas demostraciones de afecto a
quienes más queremos... No dejad pasar un solo día, sin observar algo positivo en los
que os rodean, y ¡decídselo! Tal vez os sea difícil algunos días, pues habéis de fijaros con
atención y buscar un motivo, pero esforzaos en hacedlo y decid: Lo hiciste muy bien.
Bien hecho, si señor... Aquellos a quienes tendríamos que apoyar más por el lo mucho
que los amamos son con frecuencia seres a quienes menos animamos. Y es una lástima.
Es en vuestros hogares donde habéis de empezar a crear esa atmósfera de la propia
estimación... Tenemos oportunidades todos los días de nuestra vida y no las
aprovechamos. Empecemos con los seres más próximos a nosotros. Enseñémosles a
estimarse a sí mismos y asegurémonos que cada cual recibe su correspondiente atención
cotidiana... A nadie le sabe mal que le digan te quiero... Y si no podéis decírselo,
escribidlo... ¡Pero confesadlo! Y hacedlo muchas veces. Uno jamás se cansa de oírlo”.
Los profesores, en la escuela, se encargan de disminuir la autoestima del niño
cuando los descalifican y los hacen sentir incapaces e inseguros, tildándolos
muchas veces de tontos.
Hace muchos años, en Egipto vivió un sabio llamado Hermes Trimegisto, que
quiere decir tres veces grande (rey, legislador y sacerdote), quien escribió los
siete principios herméticos, que sirven para convertir nuestras energías
interiores en actos de voluntad, amor e inteligencia. La razón de ser de estos
principios está en la relación del hombre consigo mismo, para que cada uno
proyecte toda su acción a una transformación humanista de su mundo
circundante. La verdadera comprensión de estros principios o leyes, nos dará
acceso a una participación más consciente del mundo, y nos permitirá edificar
de manera segura un mundo nuevo y mejor.
2º. Principio o ley de correspondencia. “Como es arriba es abajo”. Hay una cierta
correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los estados del ser como en
la vida misma. Todo lo material tiene su correspondencia, por eso como
vivimos así mismo soñamos.
3º. Principio o ley de vibración. “Nada descansa; todo se mueve; todo vibra”. Todo
cuanto existe está en movimiento y ningún objeto permanece inmóvil. Cada
persona está en una escala vibratoria lo cual lo diferencia de los demás; nos
debemos proponer ir evolucionando en cada uno de los niveles de la
consciencia humana.
4º. Principio o ley de polaridad. “Todo es dual, todo tiene polos, todo tiene su par de
opuestos; semejante o desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en
naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no
son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas”. Los extremos
se tocan, todo es y no lo es al mismo tiempo. Cada cosa es doble, siendo los
opuestos idénticos en naturaleza pero diferentes en grado. Alegría y tristeza,
frío y calor, etc.
5º. Principio o ley de ritmo. “Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas
las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de
oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo
compensa”. Todo fluye y refluye. Todo tiene sus períodos de avance y de
retroceso.
6º. Principio o ley de causa y efecto. “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su
causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; casualidad no es sino un nombre para la Ley
no conocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la Ley”. Todo
sucede teniendo un por qué. Todo efecto tiene su causa y toda causa tiene su
efecto. Nada sucede casualmente. La suerte no es más que el nombre que se le
da a una ley desconocida.
7º. Principio o ley de género. “El género está en todo; todo tiene sus principios
masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos”. En el mundo físico
este principio se manifiesta como sexo, tomando formas más elevadas en los
planos superiores. La generación existe por doquier. Todo su aspecto masculino
y femenino, positivo o negativo. La reproducción se manifiesta en todas las
dimensiones.
RINOCERONTE
Una forma diferente de ser duro
(Henry Lankast)
En un libro, que no supera las doscientas páginas, el autor nos muestra una
forma diferente y comprometida de alcanzar el éxito económico y personal. A
través de una metáfora, trata de persuadirnos cómo el rinoceronte, a diferencia
de las vacas, arremete pisando fuerte, yendo a la carga, sin importarle los
obstáculos que se le presentan en la selva donde habita. La obra es un llamado a
luchar sin escatimar esfuerzos, sin permitir que el pesimismo se apodere de las
personas. Esta singular metáfora está dirigida a todos los que quieran triunfar
en al vida; pero fundamentalmente se encamina al hombre capitalista,
individualista, competidor, luchador; el hombre pragmático, el que le interesan
los medios mas no los fines; el hombre que tiene cierta inclinación a la moral
nietzscheana (moral del amo y del esclavo). El tema tiene en cuenta el tiempo, el
dinero, la salud, la valentía, el riesgo, la aventura, el esfuerzo, la superación de
lo cotidiano, la ruptura de los esquemas tradicionales, el avance valeroso, la
decisión, la arremetida agresiva (en el buen sentido de la palabra), la lucha sin
descanso. La persona perezosa, pesimista, indecisa, cobarde, pasiva, ascética,
resignada, sin ambiciones, irresoluta o pusilánime no tiene cabida en el mundo
que plantea el libro. El autor propone un nuevo tipo de hombre; una persona
que, al igual que un elefante, tenga una piel gruesa, que pise fuerte, que avance
resueltamente, que no tema a nadie, que cree nuevos valores, que su moral
supere las imposiciones de la sociedad; que no sea como una vaca que se limita
a comer y a dormir, sin capacidad de lucha; una vaca que va adonde la lleve la
manada. El rinoceronte, por el contrario, no se deja dominar, no cae al primer
golpe, arremete con decisión, sin marchar hacia a tras; va siempre a la carga con
todo, avanzado siempre sin importarle los obstáculos que se le atraviesen,
porque él mismo los destruye con su pesado cuerpo y sus grandes patas.
Esta metáfora nos invita a buscar el éxito económico y personal por medio de
una incansable lucha, que sólo podrán resistir quienes tengan muy pocos
escrúpulos y muchas ganas de superar todo tipo de dificultades. Los demás
seguirán siendo vacas... El rinoceronte simboliza el éxito y la vaca el fracaso.
LA CONQUISTA DE LA FELICIDAD
(Bertrand Russel)
PRIMERA PARTE.
La desgracia bayroniana
La competencia
Fastidio y excitación
La fatiga
La envidia
El concepto de pecado
La manía persecutoria
La preocupación por lo que opinen de nosotros los demás, es tal que “muy
pocos pueden ser felices sin que aprueben su manera de vivir y su concepto del
mundo las personas con quienes tienen relación social y muy especialmente las
personas con quienes viven”. La forma en que percibimos la realidad hace que
tengamos opiniones diferentes de las cosas. “Merced a las diferencias de
apreciación, una persona de determinados grupos y condiciones puede
considerarse prácticamente como un descartado dentro de un cierto ambiente, y
en otros ser admitido como un ser humano perfectamente natural”. Esas
diferencias generan opiniones diversas, que muchas veces preocupan por lo que
otros pueden pensar y decir de uno. Esto no genera espacios de simpatía, y
“casi todo el mundo necesita para su felicidad un ambiente de simpatía”. Hay
que ignorar lo que los demás digan de nosotros, porque no dependemos de su
opinión para ser felices. “La opinión pública es siempre más tiránica contra los
que temen manifiestamente, que contra quienes se encuentran indiferentes para
con ella”. Se debe romper con los convencionalismos, así los demás nos
critiquen. “La gente convencional se indigna contra quienes rompen todo
convencionalismo, porque ven en ellas una crítica de su propia personalidad”.
En un ambiente de tolerancia y de no convencionalismos, podemos ser felices
sin temor a la opinión de los demás. “El miedo a la opinión pública, como toda
otra manifestación de miedo, es opresiva e impide todo desarrollo. Es difícil
hacer nada de importancia mientras persiste este miedo, y es imposible adquirir
la libertad espiritual, en que la verdadera felicidad consiste, porque es esencial
para la felicidad que nuestra manera de vivir surja de nuestros impulsos más
profundos y no de los gustos y deseos accidentales de los que son, por
casualidad, nuestros vecinos o nuestros amigos”.
SEGUNDA PARTE.
Entusiasmo
Afecto
El afecto genera seguridad en la persona. Por eso “los que afrontan la vida con
una actitud de seguridad son mucho más felices que los tímidos, siempre que el
exceso de confianza no les conduzca al desastre... En muchos casos la sensación
de seguridad ayuda a librarse de peligros a que otros sucumbirían... Pero la
actitud de seguridad ante la vida procede generalmente de la costumbre de
encontrar siempre los afectos necesarios”. El afecto es tan importante, que éste
influye mucho en la seguridad de los niños. “El niño a quien le falta, por
cualquier razón, el cariño paterno, se hace tímido y reservado, desconfiado y
miedoso, y sin aptitud alguna para explorar el mundo alegremente. Tal vez
comience a meditar a una edad demasiado temprana sobre la vida, la muerte y
el destino humano, y se haga reconcentrado y melancólico, y busque luego
consuelos irreales en algún sistema de filosofía o teología”. Si al niño le faltó
afecto, puede ocurrir que el hombre considere el hogar como un refugio de la
verdad, y desee “una compañera para descansar en ella sus miedos y
timideces”. Por eso busca en su mujer lo que tuvo en una madre ignorante, y se
extraña de que su mujer lo considere como un niño grande”. Una niñez
desgraciada “produce como consecuencia defectos de carácter que motivan el
fracaso posterior para hacerse amar... De un modo general las mujeres tienden a
amar a los hombres por su carácter, al paso que los hombres tienden a amar a
las mujeres por su aspecto”. Es tan necesario el afecto para la felicidad, que “el
mejor tipo de afecto es recíprocamente vital; recibe el cariño con alegría y lo da
sin esfuerzo, y encuentra el mundo más interesante a causa de la existencia de
esta felicidad recíproca”.
La familia.
El trabajo
Intereses impersonales
Son todas aquellas circunstancias que le atraen al hombre “en sus horas de ocio
y contribuyen a disminuir la tensión de otras preocupaciones más serias”. El
tema se relaciona con “lo que le interesa al hombre fuera de las actividades de
su vida”. La fatiga y la tensión “se fundan en la incapacidad de interesarse por
lo que no tenga importancia práctica en la vida”. Esto genera excitación, falta de
sagacidad, irritabilidad y la falta de sentido de proporción, con su concomitante
fatiga. “A medida que el hombre se fatiga desaparece lo que le interesaba
exteriormente y pierde el reposo que ello le proporciona y se cansa todavía
más”. La toma de decisiones acertadas también se dificulta. Se debe olvidar el
trabajo una vez concluida la jornada laboral para descansar mejor. En el tiempo
no laboral, debemos dedicarnos a actividades lúdicas que nos liberan de las
preocupaciones del trabajo. Ninguna preocupación debe inquietarnos durante
las horas de descanso. La búsqueda del conocimiento es demasiado importante
para vivir mejor y conocer la realidad que nos afecta. Como nuestra vida es
muy corta y hay otras realidades que debemos conocer, no debemos darle
exagerada importancia al trabajo porque corremos el riesgo de volvernos
fanáticos de éste. Como la educación concede más importancia a la adquisición
de habilidades para hacer y descuida “el perfeccionamiento sentimental y
cerebral”, se reduce a la visión global del mundo; llevándonos a luchas estériles,
desconociendo otras realidades y procesos graduales, que a la postre nos
traerán graves consecuencias. Si nos convencemos que éste no es el camino que
nos conduce al bienestar, “gozaremos de una dicha profunda, cualquiera que
sea nuestra suerte personal. La vida llegará a ser una comunión con lo mejor de
cada época y la muerte personal un accidente desprovisto de importancia”.
Sería más recomendable una educación sin religiones ortodoxas, en la “que la
juventud se interesa vivamente en el pasado, comprendiendo con toda claridad
que el porvenir del hombre tiene todas las probabilidades de ser
inconmensurablemente más extensa que el pasado”; una educación en que se
conozca mejor el planeta en que vivimos, y se convenza a la juventud de la
grandeza del hombre, de su temporalidad y de la profundidad de la vida.
Entendiendo la grandeza humana, la importancia de la libertad, la grandeza del
ser, la brevedad de la existencia y se libere de temores, “experimentará una
profunda alegría... Será profundamente feliz interiormente”. Por más
dificultades y dolores que enfrente el hombre, éste debe superarlos; liberándose
de la fatalidad y distrayéndose en casos en que no lo perjudiquen. No debe
acudir a las drogas y al alcohol. “El hombre de vitalidad y entusiasmo
adecuado vencerá todos infortunios con un nuevo interés por la vida y por el
mundo que no puede limitarse hasta el punto de que una desgracia sea fatal”.
Esfuerzo y resignación
El hombre feliz
ILUSIONES
(Richard Bach)
PERSONAJES:
OLI Y CORRI. Dos ratones que, gracias a su buen instinto, a que saber vivir su
aquí y su ahora, a que no gastan su tiempo en análisis tontos, a poseer su
cerebro de roeedores, a su sencillo e ineficaz método del tanteo, a no temer al
cambio, a no tener complicados sistemas de creencias y a no estar programados,
no les afectó la desaparición del queso y, sin preocupaciones, decidieron ir en
búsqueda de queso nuevo, encontrándolo rápido. Como aceptaban el cambio, la
falta de queso no les afectó, y conscientes del cambio emprendieron su
búsqueda y encontraron la Central Quesera N.
TEMA. El cambio.
LA INDIA MISTERIOSA
(Walter Eidlitz)
¡NO SE PREOCUPE!
Cómo vencer la ansiedad
(Mary McClure Goulding y Robert L. Goulding)
Este libro nos muestra que los preocupados son buenas personas, creativas,
inteligentes, sufridas, encantadoras y aburridas. “La preocupación puede ser
una de las dolorosas sensaciones que soporta un ser humano... Produce
sentimientos de miedo, vergüenza y depresión... Puede afectar a la vida
amorosa de una persona... Aprenden a ser así autotorturadores enclaustrados,
desarrollando sus preocupaciones en secretos... Es una adición piscológica
causada por uno mismo que la gente aprende en la niñez y sigue practicando
durante toda su vida. Es un hábito que puede tender un velo de tristeza durante
horas, días o incluso durante toda una vida”. La educación que nos brindan los
padres contribuyen a que aprendamos a preocuparnos, pues su acostumbradas
frases a ello conducen. Ellos pronuncian demasiado la frase “preocuparse” y
hablan de preocupaciones. “Una persona no puede dejarse de preocupar...”.
“Estoy muy preocupado”. “Me preocupa tal cosa”. Actitudes, indebidamente
manejadas, como crecer, pensar, hacer, sentir, ser feliz, triunfar, estar orgulloso,
ser importante, pertenencias, jugar, ser diferente, desear y recibir, intimar,
confiar, cuidar de mí, despreocuparse y vivir ahora pueden contribuir a generar
preocupaciones. Expresiones y actitudes que facilitan preocupaciones: “Nunca
crecí”. “No puedo pensar”. “Tengo miedo a decidirme”. “No siento nada”.
“Tengo miedo a ser demasiado feliz”. “Nunca puedo ganar”. “Nunca soy
suficientemente bueno”. “No me siento importante”. “Estoy al margen”.
“Nunca fui niño”. “Algo va mal en mí”. “No consigo lo que quiero”. “Yo no soy
digno de amor y tú no eres digna de confianza”. “No confío en la gente”.
“Igualmente podría estar muerto”. Expresiones y actitudes que contribuyen a
erradicar las preocupaciones: “Soy mayor y sigo creciendo”. “Estoy pensando”.
“A toda máquina”. “Mis sentimientos me hacen humano”. “Me estoy
sonriendo”. “Estoy en camino”. “Por supuesto que soy un éxito”. “Por supuesto
que soy importante”. “Hacedme un lugar”. “No es demasiado tarde para tener
una infancia feliz”. “Me siento bien tal como soy”. “Me atrevo a quererme a mí
y a ti”. “Estoy aprendiendo a confiar”. “Me gusta mi vida”. Expresiones y
actitudes que ayudan a combatir las preocupaciones: “No soy responsable de
los sentimientos de los demás”. “No soy responsable de los pensamientos de los
demás”. “No soy responsable de las sensaciones de los demás”. “Como no soy
responsable de las emociones, pensamientos o acciones de los demás, mis
preocupaciones no pueden hacerles cambiar”. “Soy responsable de mis propios
sentimientos”. “Soy responsable de mis propios pensamientos”. “Soy
responsable de mis propias ambiciones”. “Como soy responsable de mí, dejaré
de preocuparme”.
Algunos aspectos de interés: “Todos nos hemos entrenado par sobrevivir y ser
felices dirigiéndonos a nosotros mismos mensajes contrarios al pensamiento
cuando el pensar resulta doloroso... Si se dedica a preocuparse en vez de
pensar, o se crea confusiones en vez de utilizar el cerebro para resolver
problemas, quizá se deba a que le dijeron desde el principio que usted no podía
pensar tan bien como los demás... Decida que quiere eliminar de su vocabulario
todas las afirmaciones contrarias al pensamiento de “no sé pensar”, “no sé”,
“estoy confundido” y “ya sabes”... Introduzca el “yo sé”, “yo pienso” y “yo
creo” en sus conversaciones... Pensar puede parecer difícil si sola se asocia con
el pensar en cosas aburridas... Todos los cambios suponen riesgos... El no
cambiar tiene sus riesgos. Lo bueno es valorar los riesgos y ventajas de actuar...
Si usted es de las personas que se sienta en la ventana en vez de tomar
decisiones, quizá también usted se está programando para sentirse mal, decida
lo que decida... La solución está en la acción... Para cambiar, usted necesita
humor, osadía y, sobre todo, darse ánimo... El antídoto del chaleco del “no
hagas” es la acción... Si ahora opta por cambiar, habrían valido la pena sus años
de trabajo intensivo. Ahora tiene tiempo para darse a sí mismo. Usted
aprenderá a ser más condescendiente consigo mismo, agradarse más, y a darse
la libertad de divertirse... Los solitarios que trabajan duramente, a menudo tiene
problemas de intimidad... La gente no sabe lo que quiere, porque de niños
consideraron demasiado peligroso querer algo...Los adultos que no saben lo
que quieren suelen sentirse aturdidos, confusos y frustrados... El vivir solo
puede ser una experiencia gloriosa, encantadora y completamente
satisfactoria... Las preocupaciones se pueden evitar con la visualización
positiva...”
EL ALQUIMISTA
(Paulo Coelho)
Le gustaba su vida como pastor, porque podía viajar y conocer gente que
modificaban su vida. “Uno siempre acaba haciendo nuevos amigos y no tiene
necesidad de estar con ellos un día tras otro. Cuando la gente ve siempre las
mismas personas acabamos haciendo que pasen a formar parte de nuestra vida.
Y como forman parte de nuestra vida, pasan también a querer modificar
nuestra vida. Si no actuamos tal como ellas esperan, se disgustan. Porque todas
las personas tienen una idea exacta de cómo debemos vivir nuestra vida. Y
nunca tienen idea de cómo deben vivir la suya propia”.
El muchacho, pensando en que a veces era mejor dejar las cosas como estaban,
se dirigió a un lugar alto de la ciudad, donde reflexionó sobre su sueño y su
destino. “Estoy entre las ovejas y el tesoro”, pensaba. Tenía que decidir entre lo
que se había acostumbrado o lo que le gustaría hacer. Era importante la hija de
comerciante, pero lo eran más sus ovejas. Ella ya ni se acordaría de él. “Tenía la
certeza de que si no apareciese dentro de dos días la niña no lo notaría: para ella
todos los días eran iguales y cuando todos los días resultan iguales es porque
las personas dejaron de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas
siempre que el sol cruza el cielo”.
Luego de haber vendido rápidamente sus ovejas, pensó que eso era una buena
señal, lo que el viejo llamaba Principio Favorable. “Si fueses a jugar a las cartas
por primera vez, casi con certeza ganarías. Suerte de principiante... Porque la
vida quiere que vivas tu Historia Personal”, dijo el viejo. “¿Dónde está el
tesoro?”, preguntó el muchacho. “El tesoro está en Egipto, cerca de las
Pirámides... Para llegar hasta allí, tendrás que seguir las señales. Dios escribió
en el mundo el camino que cada hombre debe seguir. Sólo se trata de leer lo que
él escribió para ti”, respondió sabiamente el viejo. Una mariposa revoloteó entre
los dos como señal de buena suerte. El rey le entregó dos piedras: una blanca y
una negra. “Se llaman Urim y Tumim. La negra quiere decir sí, la blanca quiere
decir no. Cuando no consigas descifrar las señales, ellas te servirán. Haz
siempre una pregunta objetiva. Pero de un modo general, procura tomar tus
decisiones. El tesoro está en las Pirámides y esto ya lo sabías; pero tuviste que
pagar seis ovejas, porque yo te ayudé a tomar una decisión... No te olvides que
todo es una cosa solamente. No te olvides del lenguaje de las señales. Sobre
todo no te olvides de ir hasta el final de tu Historia Personal”. Le dijo que esas
piedras sólo servían a quien sabía lo quería. Luego le contó una historia, en
donde le dijo que el secreto de la felicidad estaba en contemplar todas las
maravillas del mundo, sin olvidarnos de nosotros mismos.
Sin dinero en su bolsillo, pero con mucha fe en la vida, buscó trabajo en Tánger.
Con mucha creatividad asesoró a un Mercader de Cristales, y éste le dio trabajo
en su tienda de cristales. El muchacho le indicó cómo mejorar el negocio para
vender más y prosperar. Al cabo de un año el comerciante había obtenido
cuantiosas ganancias y el muchacho había ahorrado suficiente dinero. Pensó
que con éste podría regresar a España y comprar ovejas. Pero ante el desánimo
de volver a España con la cabeza baja, recordó que el rey le había dicho que
nunca debía desistir de sus sueños y que siguiera las señales.
Con la idea de regresar a España, era consciente que las ovejas le habían
enseñado que había en el mundo un lenguaje que todos comprendían. “Era el
lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en
busca de algo que se deseaba o en lo que se creía”. Recordando las enseñanzas
del rey, decidió continuar en busca del tesoro. El mercader del cristales lo
ayudó a embarcase en una caravana que iba para el oasis de Al-Fayoum.
Cuando se despidió del mercader sabía que “tenía más confianza en sí mismo y
tenía la voluntad de conquistar el mundo”. El valor es lo más importante para
quien busca el Lenguaje del Mundo.
Tres guerreros los interceptaron, pero no los robaron porque pensaron que el
Alquimista y el muchacho estaban locos por las explicaciones sobre la Piedra
Filosofal y el Elixir de la Larga Vida. El Alquimista dijo al muchacho que no los
habían robado porque “cuando tenemos los grandes tesoros delante de
nosotros, nunca nos damos cuenta. ¿Y sabes por qué? Porque los hombres no
creen en los tesoros”. Según el Alquimista, alquimia “es penetrar en el Alma del
Mundo y descubrir el tesoro que ella reservó para nosotros... El alquimista es el
hombre que conoce la naturaleza y el mundo”. Mediante la alquimia cada
hombre encuentra su tesoro. Los alquimistas “muestran que, cuando tratamos
de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor se vuelve mejor
también”.
Más adelante fueron interceptados por un ejército. Los iban a matar porque los
acusaron de ser espías. El Alquimista dijo al general que a cambio de sus vidas,
el muchacho era capaz de transformarse en viento. El general les dio tres días
de plazo, pero les quitó el dinero y los caballos. El muchacho se asustó
demasiado y recriminó al Alquimista por haber dicho eso, ya que él no sabía
transformarse en viento. El Alquimista lo tranquilizó, pidiéndolo que no se
desesperara, porque se le dificultaría hablar con su corazón. “El que vive su
Historia Personal sabe todo lo que precisa saber. Sólo una cosa hace imposible
un sueño: el miedo de fracasar”.
Cuando el muchacho llegó a ese lugar, empezó a cavar pero unos ladrones le
robaron el oro que le había dado el Alquimista y lo golpearon pensando que allí
había más oro enterrado. El muchacho les dijo que estaba buscando un tesoro
en ese sitio. Los ladrones se rieron y uno le dijo que él había tenido un sueño
que en una vieja iglesia abandonada, junto a un sicomoro, había un tesoro.
Entonces el muchacho pensó que había encontrado el tesoro. Con la parte del
oro que el Alquimista había entregado al monje, el muchacho regresó al lugar
de partida (la vieja iglesia), y allí bajo el sicomoro cavó hasta encontrar un
grandioso tesoro compuesto por oro, piedras preciosas e ídolos de piedras
incrustados de diamantes. “Realmente la vida es generosa con el que vive su
Historia Personal”, pensó. Entonces fue en busca de Fátima.
COMENTARIO
FREUD EXPLICA
(Alberto Goldin)
UNO
(Richard Bach)
Argumento
Cuando los esposos Bach (Richard Bach y Leslie Parrish) se dirigían a participar
en una reunión de investigadores que exploraban las regiones limítrofes del
pensamiento creativo: ciencia y conciencia, guerra y paz, el futuro de un planeta,
extrañamente se desvaneció el entorno, quedando éstos fuera del espacio y del
tiempo. Los dos volaban en su hidroavión sobre la ciudad de Los Ángeles,
cuando escucharon una especie de gemido, seguido de un relámpago de luz
amarrilla, una onda expansiva a su alrededor, y luego desapareció la ciudad y
todo se desvaneció, quedando sólo el firmamento y el mar azul.
Descubrieron que todos somos uno. Las personas sólo se diferenciación entre sí
por ser expresiones libres de una misma unidad. Todo el mundo tiene un
infinito número de vidas y todas se desarrollan simultáneamente. “A cada
instante, el mundo que conocemos se divide en un número infinito de otros
universos, con distintos futuros y distintos pasados”. Todo el mundo tiene un
infinito número de vidas y se desarrollan simultáneamente.
Reconocieron que, a pesar de los misterios, en el mundo nada era nuevo.
“Nosotros no hemos realizado ningún nuevo descubrimiento. Cualquiera que
haya leído algo de mecánica cuántica, cualquiera que haya jugado con el gato
de Schrödinger… para los físicos la distinción entre pasado, presente y futuro
no era más que una ilusión, por muy pertinaz que sea... La luz se dobla: el
espacio se alabea; un reloj en un cohete funciona más despacio que el mismo
reloj en casa; divide una partícula y obtendrás dos del mismo tamaño que la
inicial; dispara tu rifle a la velocidad de la luz, y la bala no saldrá del cañón…”
Richard reconoció que por eso era que le fascinaba la física, la mecánica
cuántica y la inexistencia del tiempo. Aceptó que no hay vidas pasadas, ni vidas
futuras, ni nada predeterminado. Que el destino nos empuja sólo a donde uno
quiera y depende de nosotros, que somos quienes decidimos. Richard
reflexionó que si los psíquicos que tratan de recordar vidas siguen el rumbo que
creen correcto, por qué no utilizar ese poder para viajar a otros mundos
alternativos.
Resumen
Pye les explicó que donde estaban, más que un lugar, “éste es un punto de
perspectiva”. Lo que les ocurrió, según Pye, tenía que ver con la electrónica, y
allí no existía el tiempo. Ellos sólo creían moverse, porque únicamente se
movían en la conciencia. “Tiempo es el nombre que damos al movimiento de la
conciencia. Todos los acontecimientos posibles que pueden ocurrir en el espacio
y el tiempo ocurren ahora, a la vez, simultáneamente. No existe pasado, no
existe futuro, tan solo el ahora, aunque debemos utilizar un lenguaje basado en
el tiempo para poder conversar. Es como la aritmética. En cuanto conoces el
sistema, sabes que todo problema numérico está ya resuelto. El principio de la
aritmética ya sabe cuál es la raíz cúbica de seis, aunque nosotros podemos
necesitar lo que denominamos tiempo, siquiera sean unos pocos segundos, para
averiguar lo que siempre ha existido… El pasado y el futuro no dependen del
año en que nos encontramos… Depende de lo que elijamos contemplar”. Pye
les indicó que en ese instante, ellos, se encontraban inmovilizados en el tiempo.
Pye les dijo, además, que todo aquello que puede suceder ya ha sucedido,
porque no existe pasado, ni tiempo. Tenemos infinitas posibilidades de
elección. “Nuestras elecciones dan lugar a nuestras experiencias, y con la
experiencia comprendemos que no somos las pequeñas criaturas que creemos
ser. Somos expresiones interdimensionales de la vida, espejos del espíritu”.
Según Pye, en el diseño nada ocurre al azar, nada ocurre sin ninguna razón, y
encierra todas las posibilidades. “Es como un libro: todo acontecimiento es una
palabra, una frase, parte de una historia interminable. Todas las letras
permanecen para siempre en la página. Es la conciencia la que cambia,
eligiendo lo que va a leer y lo que va a pasar por alto”.
Pye les aclaró que en el espaciotiempo, nada existe en realidad. “El diseño es
una ayuda visual que vosotros habéis imaginado, en vuestra forma de entender
las vidas simultáneas. Cuando aterrizáis, cuando vuestro avión flota sobre el
dibujo y hacéis de observadores, os convertís en fantasmas en vuestros mundos
alternativos. Podéis aprender de vuestros distintos aspectos sin necesidad de
tomar su entorno por real. Cuando habéis aprendido lo que tenéis que
aprender, recordáis el hidroavión, empujáis la palanca del acelerador hacia
delante y os eleváis en el aire, de nuevo con vuestra grandiosa perspectiva…
Existen tantas metáforas para las vidas en el espacio tiempo cómo disciplinas
que os atraigan. Si os gustara la fotografía, vuestra metáfora habría podido
consistir en los niveles de enfoque. El enfoque hace que un punto aparezca con
claridad y todo lo demás borroso. Enfocamos una vida y creemos que es la
única que existe. Pero todos los restantes aspectos borrosos, los que tomamos
por sueños y deseos y posibilidades no cumplidas, son tan reales como
cualquier otra cosa. Nosotros decidimos a dónde enfocar”. Pye les dijo que en
el universo sólo hay una vida. Pye les aclaró que no tenían mapas de vuelo para
guiarse. La guía es la intuición, un nivel que sabe todo lo que hay que saber.
“Buscad ese nivel, pedidle que os guié y confiad en que seréis conducidos allí
donde más necesitáis ser”.
Luego visitaron a la madre de Leslie en una época en que ésta estaba más joven
y muy delgada. Leslie quería que fuera modelo. “No quiero ser modelo. Y me
asusta luchar si eso es lo que debo hacer para dedicarme a lo que amo”. Leslie
felicitó a Leslie joven porque a tan temprana edad ya había descubierto lo que le
gustaba: la música. La determinación, el amor y el esfuerzo son capaces de
elevarnos sobre la pobreza y la desesperación. “Las decisiones son tuyas,
incluso más de lo que supones”, dijo Leslie a la joven Leslie, y agregó: “Si no
abandonas nunca lo que de verdad te importa, si te importa tanto que estás
dispuesta a luchar con todas tus fuerzas para conseguirlo, te prometo que
tendrás mucho éxito en la vida. Una vida dura, porque la excelencia no es fácil,
pero una vida buena”.
Después visitaron una base de la Fuerza Aérea. Allí estaba Richard como
teniente de aviación, 30 años atrás. Richard le dijo que venía para evitar que
cometiera errores, “experiencias de aprendizaje imprevistas”. El peor error que
había cometido el teniente Richard fue unirse a los militares, porque lo
utilizaron para lanzar bombas. “Eres personalmente responsable de todos los
hombres, mujeres y niños que matáis con este aparato”. El teniente repuso que
él tan solo cumplía órdenes. Richard replicó: “La guerra no es una excusa, las
fuerzas aéreas no son una excusa, las órdenes no son una excusa. Cada uno de
estos asesinatos te costará hasta el momento de tu muerte; todas las noches te
despertarás gritando, matándolos de nuevo, una y otra vez”. El teniente dijo
que lo hacía por la libertad de su patria, pero Richard le explicó que eso le
decían a todos los soldados, pero los utilizaban como carnadas. “Te azuzan
para que sigas: ¿Eres lo bastante bueno? Te adulan: ¡Piloto de élite! ¡Tirador de
primera! Te envuelven en banderas; te prenden unas alas sobre el bolsillo, unos
galones en los hombros y te cuelgan unas medallas con cintas de colorines por
hacer exactamente lo que dicen aquellos que mueven tus hilos”. Richard
reflexionó que “únicamente podemos transformar nuestras vidas en esa eterna
fracción de segundo que es nuestro ahora. Si nos alejamos un instante de este
ahora, la decisión la toma algún otro”.
El cristal decía, además, que “todo comercio es la expresión de una idea y una
opción… todo lo que estás viendo y tocando fue antes una idea invisible hasta que
alguien optó por darle cuerpo. Si en otras creencias del tiempo y del espacio
encontramos algún yo alternativo en estado de necesidad no podemos darle dinero, pero
sí ideas capaces de convertirse en fortunas, si es ésa la opción que toma… Una vida fácil
no nos enseña nada. Al fin de cuentas, lo que importa es aprender: lo que hemos
aprendido y cómo hemos madurado… Podemos vivir con excusas o podemos vivir con
salud, amor, longevidad, comprensión, aventura, dinero, felicidad. Diseñamos nuestras
vidas por el poder de nuestras elecciones. Nos sentimos indefensos cuando tomamos
decisiones por inhibición, cuando no diseñamos nosotros mismos nuestras vidas… Cada
uno de nosotros, cuando empieza una vida, recibe un bloque de mármol y las
herramientas necesarias para hacer de él una escultura. Podemos arrastrarlo detrás de
nosotros sin tocarlo, podemos machacarlo hasta convertirlo en un montón de grava,
podemos darle una forma gloriosa. Todas las demás vidas nos dejan su ejemplo para que
lo tengamos en cuenta, obras acabadas e inacabadas, que nos guían y nos advierten.
Cerca ya del final, nuestra escultura está casi acabada y podemos suavizar y pulir lo que
comenzamos años antes. Es entonces cuando podemos realizar los mayores progresos,
pero para ello hay que saber ver más allá de las apariencias de la edad”. Richard
reflexionó afirmando que nosotros mismos generamos nuestro entorno. “¿Cómo
podemos quejarnos de la vida que hemos creado? ¿Quién, más que nosotros, debe cargar
con las culpas y llevarse el mérito? ¿Quién puede cambiarla en cualquier momento en
que así lo decida, salvo nosotros?”.
Luego de este encuentro, Richard y Leslie reconocieron que los soviéticos eran
personas como las demás, que se esforzaban, como ellos, por encontrar sentido
a la vida. No eran los integrantes del “imperio del mal” como les habían tratado
de convencer en su país. Así los temores desaparecieron.
Luego visitaron el lago Healey alternativo. Allí estaba Pye. Les dijo que la
realidad no tiene nada que ver con las apariencias, con nuestra limitada forma
de ver. “La Realidad es el amor expresado, un amor puro y perfecto, sin
restricciones de tiempo y espacio… ¿Os habéis sentido alguna vez tan a una con
el mundo, con el universo, con todo lo que existe, como para quedar abrumados
de amor? Eso es la realidad. Eso es la verdad. Lo que hagamos con ella depende
de nosotros, al igual que la pintura del amanecer depende del artista. En
vuestro mundo, la humanidad ha vuelto la espalda a este amor. Movida por sus
mezquinas razones, vive en el odio, las luchas por el poder y la exploración de
la propia tierra. Continuad así y nadie verá salir el sol. El amanecer existirá
siempre, desde luego, pero la gente de la Tierra no sabrá nada de él y, por
último, hasta las leyendas sobre la belleza desaparecerán de vuestra memoria…
Supongamos que estamos viviendo en un lugar horrible: la Ciudad de las
Amenazas. Cuanto más tiempo vivimos en ella, menos nos gusta. Hay violencia
y destrucción, no nos gustan sus habitantes, no nos gustan sus decisiones, no
estamos bien allí. ¡La Ciudad de las Amenazas no es nuestro hogar!... Así pues,
un buen día hacemos las maletas y nos marchamos en la búsqueda del Pueblo
de la Paz… Encontramos un hogar en Paz y, conforme empezamos a conocer a
la gente, descubrimos que comparten los mismos valores que nos han llevado a
nosotros allí. Cada uno de sus habitantes ha buscado un camino personal, ha
seguido su propio mapa hasta este lugar donde la gente ha elegido el amor, el
gozo y la amabilidad, con ellos mismos, con su población y con la tierra… Los
habitantes de Paz han aprendido que el odio es amor que desconoce los
hechos… La gente de la Ciudad de las Amenazas es libre de buscar su propia
destrucción, y nosotros somos libres de buscar la paz... Del mismo modo que
vosotros sois uno con la persona que erais hace un segundo o hace una semana,
también sois uno con la persona que fuisteis hace una vida, con la que sois en
otra vida alternativa o con la que seréis dentro de cien vidas en lo que llamáis
vuestro futuro”.
El diseño los trasladó a un bar donde estaban ellos más viejos. El se llamaba
Dave y ella Lorraine. Dave, el yo alternativo de Richard, se veía amargado y
angustiado. Hablaban de su pasado. Dave dijo que si tuviera hijos le diría que
pensaran bien todo. “¿Realmente quiero hacer esto? No importa lo que hagas,
sino que tú quieras hacerlo… Les diría que no es nada agradable llegar a tus
últimos seis meses de vida y no saber qué se ha hecho de lo mejor que habrías
podido ser, qué se ha hecho de lo que de verdad te importa. Les diría que nadie
decide dejarse llevar por… la mediocridad. Pero eso es lo que ocurre cuando no
se reflexiona bien en todo lo que se hace, cuando cada decisión, por pequeña
que parezca, no es la mejor que uno sabría tomar”. Richard se preguntaba si
estaba orgulloso de sí mismo. “¡He dedicado mi vida a convertirme en la
persona que soy ahora! ¿Vale la pena el precio que he pagado?”
Robert tuvo dos padres: uno rico y otro pobre. El padre pobre (el papá real o
biológico) era muy instruido, profesional e intelectualmente, pero sólo era un
empleado del gobierno, agobiado por las deudas y los impuestos. El padre rico
(su educador financiero), sin haber terminado la secundaria, llegó a ser uno de
los hombres más ricos de Hawai. No tenía educación formal, pero sí poseía
educación financiera, y en consecuencia tenía éxito. El padre rico era un hombre
que no había avanzado con la masa. “Era un hombre que había desarrollado un
pensamiento propio, y detestaba las palabras debemos hacerlo de esta manera
porque así es como todos los demás lo hacen. También odiaba las palabras no se
puede”. El padre pobre (socialista) luchó financieramente durante toda su vida.
El padre rico (capitalista) vivió una vida boyante financieramente. El padre
pobre pregonaba que el dinero era la raíz de todo mal. El padre rico sostenía
que la falta de dinero era la raíz de todo mal. El padre pobre decía “no puedo
afrontar los problemas”. El padre rico preguntaba “¿cómo puedo resolverlos?”.
Según el padre rico, afirmar nos deja fuera de combate; preguntar, nos fuerza a
pensar. Decir “no puedo afrontar los problemas” bloquea el cerebro. Afirmar
“cómo puedo afrontarlos” pone el cerebro a trabajar. Los dos fueron fuertes,
carismáticos e influyentes. Lo aconsejaron bien, pero de manera diferente.
Aprendió de ambos. Los puntos de vista de un hombre pobre y de un hombre
rico le permitieron inclinarse por escuchar y seguir los consejos financieros del
padre rico.
Como Robert decidió escuchar a su padre rico, durante 30 años aprendió de éste
hasta obtener su independencia y solvencia económica y financiera. He aquí sus
enseñanzas, resumidas en seis lecciones:
Robert a sus 9 años, en 1956, preguntó a su padre pobre cómo se hacía el dinero.
Éste le dijo que usara la cabeza. “Si quieres algo, trabaja por ello”, de dijo.
Luego de oír estas “enseñanzas” se entrevistó con su amigo Mike, hijo del padre
rico, con quien empezaron a generar ideas para “hacer” dinero. Intentaron
fabricar monedas de plomo con tubos vacíos de crema, pero el padre pobre les
dijo que eso era ilegal. Sin embargo, los felicitó por su creatividad y
originalidad, y les recomendó visitar al padre de Mike, que era millonario, en
procura de aprender a “hacer” dinero. “Si se rinden no serán ricos. Sigan
adelante. No desistan”, los exhortó el padre pobre. Reconoció que él no era rico
porque era un educador, y a los educadores sólo les gustaba enseñar y no ser
ricos. “Desearía poder ayudarles, pero la verdad es que yo no sé cómo hacer
dinero”, les dijo sinceramente.
Robert a las tres semanas intentó renunciar porque el salario era demasiado
bajo. Le exigió al padre rico un notable incremento a cambio de no renunciar,
además de recriminarlo porque lo estaba explotando y no le enseñaba. El padre
rico, ante la brusca reacción de Robert, le preguntó y le enseñó muy calmado:
“¿Cómo sabes que no te he enseñado? ¿Acaso enseñar significa hablar y
disertar? Así es como enseñan en el colegio. Pero esa no es la forma en que la
vida te enseña, y diría que la vida es el mejor de todos los maestros. La mayor
parte del tiempo, la vida no te habla. Es como que te va empujando. Cada
empujón es la vida diciendo “¡despierta!”; hay algo que quiero que aprendas…
Si aprendes las lecciones de la vida, te irá bien. Si no, la vida simplemente
continuará empujándote. La gente, hace las dos cosas. Algunos sencillamente
dejan que la vida los empuje. Otros se ponen bravos y devuelven el empujón.
Pero empujan contra su jefe, o su trabajo, o su esposo o esposa. Ellos no saben
que es la vida quien los está empujando… La vida nos empuja a todos. Algunos
se rinden. Otros luchan. Otros pocos aprenden la lección y avanzan. Los
empujones de la vida son bienvenidos por ellos. Para estas pocas personas, esto
significa que necesitan y desean aprender algo. Ellos aprenden y avanzan. La
mayoría abandona, y unos pocos, como tú, luchan”. El padre rico felicitó a
Robert y a Mike porque de todos sus empleados eran los únicos que le habían
pedido que les enseñara a hacer dinero. Los demás trabajaban por dinero, sin
entender realmente qué es eso por lo que estaban trabajando. El poder del
dinero controla a los pobres y la clase media. Trabajan duro sin preguntarse si
lo que hacen tiene sentido. “Muy a menudo, en lugar de confiar en su sabiduría
interior -ese genio que cada uno tiene dentro de sí- mucha gente se deja
arrastrar por la multitud. Ellos simplemente hacen cosas porque la mayoría las
hace. Se conforman en lugar de cuestionarse. Muchas veces repiten sin pensar
algo que les fue dicho”.
Ante la insistencia de Robert que el padre rico lo explotaba con el bajo salario,
éste le sugirió que cambiara su punto de vista, porque lo culpaba como si él
fuera el problema. “Si piensas que yo soy el problema, entonces tienes que
cambiarme. Si te das cuenta de que tú eres el problema, entonces puedes
cambiarte a ti mismo, aprender algo y crecer más rápido. La mayoría de la
gente pretende que todo el mundo cambie, excepto ellos mismos. Déjame
decirte: es más fácil cambiarse a uno mismo que cambiar a los demás”. Robert
insistía que el padre rico era el problema. El padre rico le advirtió: “Bien, si
mantienes esa actitud no aprenderás. Mantén la actitud de que yo soy el
problema, ¿y qué lecciones te quedan?”. Robert amenazó nuevamente al padre
rico con renunciar si a cambio no recibía más salario y enseñanza. El padre rico
lo sensibilizó. “Y eso es exactamente lo que haría la mayoría de la gente.
Renunciar y salir a buscar otro trabajo, una mejor oportunidad, un salario más
alto, pensando que un nuevo trabajo o mejor sueldo resolverá el problema. En
la mayoría de los casos no será así”.
Luego de las reflexiones del padre rico, Robert terminó aceptando que debía ser
paciente, escuchar y aprender. “Mi padre rico quería que yo aprendiera el
funcionamiento del dinero, a fin de lograr que éste trabajara para mí. Yo
aprendería estas lecciones guiado por él a través de la vida, y no en un salón de
clases”.
El padre rico les dijo a Robert y a Mike que su si aprendían lo que él les
enseñaba, tendrían libertad y seguridad financiera. Les hizo entender que él
podría pagarles un buen sueldo, pero terminarían como los demás empleados:
pobres y endeudados, atenidos a la ilusión de una pensión. Los empleados
tienen una visión muy estrecha, y la mayoría no ve la trampa en donde se
encuentran. Esto les sonaba cruel, pero Robert y Mike sentían que en realidad él
quería enseñarles. “No se trata sólo de enseñarlos a ser ricos, porque ser ricos
no resuelve el problema… Lo que yo quiero, niños, es que tengan un chance de
evitar esa trampa, causada por las emociones del miedo y la ansiedad. Úsenlas
a su favor, y no en su contra. Por eso quiero enseñarles. Yo no estoy interesado
en que aprendan tan sólo a construir una pila de billetes. Eso no dominará el
miedo o las ansias. Si en primer lugar ustedes no dominan estas dos emociones
y se vuelven ricos, serán simplemente esclavos muy bien remunerados”.
Muchos creen que teniendo dinero pierden el miedo de no tenerlo o de ser
pobres, pero luego de tenerlo temen perderlo. “Muchos están emocionalmente
desesperados y neuróticos, aunque lucen ricos y tienen más dinero… El hecho
de evitar el dinero es tan psicótico como ser adicto a él”.
Según las enseñanzas del padre rico, el miedo y la ignorancia son las
principales causas de la pobreza o las angustias económicas; no lo son la
economía, el gobierno o los ricos. “Son el miedo y la ignorancia autoinfligidos
los que mantienen a la gente atrapada”. No saber controlar las emociones del
miedo y la ansiedad, nos conduce por el camino de la ignorancia. “Muchos, a
raíz de sus emociones del miedo y deseo, viven sus vidas a la caza de salarios,
aumentos y la seguridad de un empleo, sin cuestionarse realmente a dónde los
están conduciendo esos pensamientos altamente emotivos”. La ignorancia
intensifica el miedo y el deseo. “Esa es la razón por la que las personas ricas,
con grandes cantidades de dinero, a menudo se sienten más temerosas cuanto
más ricas se vuelven”.
La vida humana es un devenir entre ignorancia e iluminación. Nos instalamos
en la ignorancia cuando dejamos de buscar información y conocimiento de
nosotros mismos. Aunque la escuela forma para la vida, a veces ésta es el final y
no el principio. La ignorancia acerca del dinero causa miedo y deseo. La escuela
enseña a trabajar por dinero, y no cómo tomar las riendas de su poder. Se
necesita aprender a utilizar las emociones para pensar y no pensar con las
emociones.
Como la definición tradicional de activo y pasivo son confusas, el padre rico las
define así: “Un activo es lo que pone dinero en mi bolsillo. Un pasivo es lo que
saca dinero de mi bolsillo”. Si queremos ser ricos, debemos adquirir activos. Si
sólo construimos obligaciones, seremos pobres o de clase media. “La falta de
formación, tanto en relación a las palabras como a los números, es el punto de
partida de las luchas financieras. Si las personas se hallan atravesando
dificultades financieras, es que hay algo que no están pudiendo leer, tanto en
los números como en las palabras. Algo no está siendo entendido. Los ricos son
ricos porque están, en diferentes áreas, más especializados que la gente que
lucha financieramente. De manera que si usted desea ser rico y conservar su
riqueza, es importante especializarse en finanzas, tanto en los términos como en
los números”. En los informes financieros, leer es buscar la trama, el relato. La
descripción de hacia dónde está fluyendo el efectivo. Los pobres y la clase
media, a pesar de trabajar duro, son pobres porque sólo construyen
obligaciones en lugar de activos.
SUPERANDO OBSTÁCULOS
Antes de aprender a “montar” en bicicleta, nos caemos. Hasta los ricos pierden,
pero éstos no temen perder. “Para la mayor parte de la gente, la razón por la
cual no ganan financieramente es que el dolor a perder dinero es muchísimo
más grande que la alegría de hacerse ricos”. Todos quieren ir al cielo, pero nadie
quiere morirse, dice el refrán. “Muchos sueñan con ser ricos, pero están
aterrorizados de perder dinero”.
El fracaso debe servir para inspirar a quienes quieran ser ganadores. “A los
ganadores, perder los inspira. A los perdedores, perder los derrota… El fracaso
inspira a los ganadores y derrota a los perdedores. Ese es el mayor secreto de
los ganadores. El secreto que ignoran los perdedores. El gran secreto de los
ganadores es que el fracaso inspira la victoria; por lo tanto, no tienen miedo de
perder”. Ganar implica no tener miedo a perder. Los ricos no temen perder,
odian perder. Es muy distinto odiar perder y temer perder. “Si usted odia
perder, juegue sobre seguro. Si perder lo debilita, juegue sobre seguro. Si perder
lo debilita, juegue sobre seguro. Invierta en inversiones equilibradas”.
3. Pereza. A veces, los más activos son los más perezosos. Se ocupan mucho de
su trabajo, descuidando su bienestar y su familia. ¿Por qué ocurre esto? Simple:
trabajan por dinero, y el dinero no trabaja para ellos. La cura para la pereza es
un poco de ambición. Erróneamente nos dicen que la ambición es mala. Quien
no tiene un poco de ambición, no logra obtener riqueza. Sin incurrir en excesos
de ambición, se necesita una dosis moderada de ésta para ser rico. “Demasiada
ambición, como cualquier otra cosa en exceso, no es buena”.
4. Hábitos. Hay que crear el sano hábito de pagarse primero a uno mismo antes
de pagarle a los demás. No se trata de dejar de pagar las cuentas, sino de
pagarse primero a uno mismo. La presión por pagarle a los demás nos motiva a
invertir para ganar y así pagar las deudas. La presión por pagar se convierte en
la motivación para aplicar la inteligencia financiera, ganar y luego pagar. Si
pagamos primero a nosotros mismos, seremos más fuertes, mental y
financieramente.
1. La fuerza del espíritu. Esta es una razón más grande que la realidad, porque
ser rico necesita de grandes esfuerzos inteligentes, de grandes razones o
propósitos. Para ser ricos se necesita una combinación de “quieros” y “no
quieros” profundos y emocionales. De los “no quiero” salen los “quiero”. “No
quiero” trabajar siempre. “No quiero ser un pobre empleado”. Como “no
quiero” esto, “quiero” ser libre financieramente, “quiero” el control sobre mi
tiempo y mi vida, “quiero” que el dinero trabaje para mí. “Sin una razón o
propósito, todo en la vida es duro”.
2. El poder de elegir. Con cada peso que “caiga” en nuestras manos estamos
eligiendo la posibilidad de ser ricos o pobres. Los pobres sólo tienen hábitos
pobres en su forma de gastar. “Muchas personas eligen no ser ricos. Para el 90%
de la población, ser rico es demasiada molestia. Así que inventan dichos como a
mí no me interesa el dinero, o nunca seré rico, o no tengo que preocuparme porque
todavía soy joven, o cuando gane algo de dinero, recién me preocuparé por mi futuro o
mi esposo o esposa maneja las finanzas. El problema con esas afirmaciones, es que
roban dos cosas a la persona que elige tales pensamientos: una es el tiempo, que
es su activo más preciado, y la otra es el aprendizaje. El simple hecho de que
usted no tenga dinero, no es excusa para no aprender. Pero, la elección de qué
hacemos con nuestro tiempo, nuestro dinero, y qué ponemos dentro de nuestra
cabezas, es una elección que todos efectuamos a diaria. Ese es nuestro poder de
elección. Todos tenemos el poder de elegir. Yo simplemente elegí ser rico, y
hago esa elección cada día”.
Para ser rico hay que educarse financieramente, porque la herramienta más
poderosa es nuestra mente, la cual requiere ser entrenada y dominada.
Educarse implica leer libros, escuchar audios, asistir a conferencias y ver vídeos
relacionados con estos temas. Hay que recibir nuevas ideas para combinarlas
con la que tenemos. Es más importante escuchar que hablar.
Para ser rico hay que ser fiel a sí mismo y no dejarse llevar por la multitud,
porque ésta en el mundo de los mercados aparece tarde. “Los inversores
inteligentes no se dejan arrastrar por los mercados”. Los inversores tímidos son
como borregos avanzando dentro del rebaño. “Los inversores sabios invierten
cuando la inversión aún no es popular. Saben que la ganancia se hace al
comprar y no al vender”. No se dejan arrastrar y buscan oportunidades. El
dinero se gana con base en la información, porque vivimos en la Era de la
Información.
4. El poder de aprender rápidamente. Hay que dominar las viejas fórmulas para
ser rico y aprender nuevas. La fórmula de los pobres es trabajar por dinero. El
mundo actual, que cambia rápidamente, “ya no cuenta tanto lo que usted saben
por a menudo su conocimiento ya es obsoleto. Lo que hoy cuenta es la
velocidad con que se aprende. Esa habilidad no tiene precio”.
9. El poder del mito. Hay que copiar y emular a los héroes porque así
aprendemos. Nuestros héroes son personas ganadoras, triunfadoras. Debemos
saber cómo ganan y cómo triunfan. Los héroes nos inspiran y hacen que
triunfar parezca fácil. “Si ellos pueden, yo también puedo”.
¿QUIERE AUN MÁS? AQUÍ HAY ALGUNAS PAUTAS. *Si lo que hace no le
funciona, busque algo nuevo para hacer. *Busque nuevas ideas. *Encuentre a
alguien que haya hecho lo que usted quiere hacer. *Capacítese. *Tenga presente
que los consumidores siempre serán pobres. *Buscar primero personas que
quieran comprar, y luego buscar a alguien que quiera vender. *Aprenda a
partir de la historia. *Actúe. La acción vence la inacción.
Argumento:
Cuando despertó se sentía avergonzado por haber llorado tanto, pero Merlín
le dijo que ese era el primer paso para liberarse de su armadura. Lo condujo al
mismo sendero por el que había llegado, advirtiéndole que éste lo llevaría a la
deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el miedo y la ignorancia. Así
mismo le enseño otro sendero muy espinoso: el Sendero de la Verdad. Lo alertó
que para transitar por éste necesitaría mucho coraje y una decisión que no
podía cambiar.
Cuando llegó al último castillo se encontró con el enorme dragón del miedo y
la duda, que era lo que él sentía. Buscó su espada y no la encontró, así que
trató de huir dos veces, pero Sam le dijo: “La verdad es mejor que cualquier
espada”. Rebeca le dijo que el dragón era una ilusión. El caballero tomó
fuerzas y se enfrentó a él. El dragón comenzó a hacerse cada vez más pequeño
hasta que desapareció. Abrió puerta y vio la cima de la montaña. El caballero,
convencido de que ya no había nada que lo pudiera detener, decidió subir.
Cuando ya casi llegaba a la cima encontró una roca que decía: “Aunque este
Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me
aferró a lo conocido”. Entonces se persuadió de que se tenía que aventarse al
abismo. Al principio se negó, pero Sam le dijo que confiara en la vida, el
universo, Dios o como quisiera llamarlo. Mientras caía se dio cuanta de que
había culpado a su madre, su padre, su esposa, su hijo, sus profesores y a
muchas personas por cosas que le habían pasado; y por primera vez, mientras
caía, aceptó la responsabilidad de su vida y empezó a caer hacía arriba, y
seguía sintiéndose conectado con lo más profundo de él. De pronto se
encontró de pie en la cima de la montaña y comprendió el significado de la
inscripción de la roca. Se sintió poseído por una sobrecogedora sensación de
bienestar; su corazón rebosaba de amor por sí mismo, por Julieta, por su hijo,
por Merlín, por la ardilla, por Rebeca, por la vida y por todo el maravilloso
mundo. La ardilla y Rebeca observaron al caballero ponerse de rodillas con
lágrimas que resbalaban por su cara. El caballero lloraba de alegría y nunca
más vería a la gente en el brillante reflejo del acero porque ahora el caballero
era el arroyo, era la Luna, el Sol y podía ser todas esas cosas a la vez, y más,
porque era uno con el Universo, era amor.
Personajes:
Julieta: Una mujer fiel, tolerante, escribía hermosos poemas, decía cosas
inteligentes, frustrada por la incomunicación con su con su marido.
Herrero: Intenta despojar al caballero de la armadura que lleva sin que éste
tenga éxito a pesar de que es el hombre más fuerte de aquel reino.
Comentario:
El autor:
YO ME HE LLEVADO TU QUESO
Darrel Bristow-Bovey
Por eso he escrito este libro: para decir que no hay nada malo en pensar así. Adelante,
cantad conmigo: "Somos vagos, somos inútiles, no pensamos movernos... ¿qué pasa?"
Aunque no se reconozca, formamos el estrato más importante de la sociedad, la base
sobre la cual se asienta cualquier pueblo civilizado. Somos esa mayoría que no acaba de
creer en hacer sacrificios para conseguir una barriga más lisa o un espíritu más
satisfecho. Siempre hemos estado ahí y lo seguiremos estando cuando esos fanáticos de
una vida mejor hayan pasado a mejor vida. (...) Si no fuera por nosotros, el mundo sería
mucho pero somos, por ejemplo, los principales responsables de cualquier tema de
conversación interesante. El aforismo ingenioso, el pequeño cotilleo y el comentario
mordaz fueron todos inventados por gente como nosotros: personas interesadas en
obtener el máximo efecto con el mínimo esfuerzo. De no ser por nosotros, todos
estaríamos haciendo ejercicio, buscando la luz, afrontando el camino y otras memeces
por el estilo. Si no fuera por nosotros, el mundo se desintegraría de puro aburrimiento”.
El libro al que hago referencia está basado en las ideas y escritos de un famoso
empresario coreano que llegó a sobresalir y destacarse en el ámbito industrial
mundial. Nos referimos a Kim Woo-Choong , presidente de Daewoo Corp.,
quién escribió sus experiencias en el libro "El Mundo es Tuyo, pero Tienes que
Ganártelo". En él, el autor menciona una serie de conceptos que, a su parecer,
ayudan a los individuos y las sociedades a alcanzar la felicidad.
En primer lugar dice que la fuerza para transformar el mundo son los
soñadores, pero que desgraciadamente mucha gente ha aprendido a dejar de
soñar. Considera que un país sin soñadores es como un barco sin timón,
expuesto a los vaivenes del clima y las catástrofes naturales o provocadas por el
hombre.
Los Magos.
Cada día el mundo nos exige una mayor especialización. Sin embargo, no
debemos olvidar que para cavar más profundo, es necesario también, cavar
alrededor del hoyo.
En una palabra, hazte un experto, un profesional, pero no al grado de que te
ciegues a todo lo demás. Procura ser el mejor de todos en tu campo, trata de ser
un mago.
La Innovación
Es importante para todos, jóvenes o viejos, contar con caminos que seguir. Las
imágenes de grandes hombres en la historia nos ayudan a enfrentar el mundo
actual de confusión sobre el significado de la vida, la dirección de nuestras
vidas y nuestras metas. La vida comienza con agradables encuentros con
personas valiosas, ya que buena parte de lo que somos actualmente es producto
de encuentros trascendentes que hemos tenido con ciertas personas a lo largo
de nuestras vidas.
Es propio de la juventud olvidarse fácilmente del valor del tiempo. Ser joven
significa tener todo el tiempo por delante, por lo que se considera que
desperdiciar un poco no es tan grave. El lema en Daewoo es: "No escatimamos
tres cosas, tiempo, sudor y esfuerzo". Un aspecto importante dentro de este
concepto, y que no debemos perder de vista, es el que se refiere a buscar
siempre tener variedad en las actividades que realizamos, desarrollando las
cuatro dimensiones de nuestra vida: la física, mental, social y emocional. Haz lo
importante y olvida lo trivial o accesorio.
El caso de la mujer.
Jaulas de Pájaros
El primero que debe convencerse que algo es posible, es uno mismo. Para tener
éxito en cualquier empeño debes poseer un sueño y perseguirlo con energía,
capacidad y perseverancia (tenacidad). El trabajo, además de éxitos, trae
consigo problemas y fracasos; la tenacidad no es sino la capacidad de enfrentar
la adversidad y no acobardarse ante los tropiezos. Recuerda que todo aquello
de lo que disponemos en la actualidad, se consideró un imposible en el pasado.
El dinero es neutro.
La competencia.
Todos los deportes se rigen por sus reglas. A largo plazo lo mejor es limitarse a
ellas y jugar limpio. Las mejores marcas en el maratón se dan cuando un
corredor tiene a alguien competente a su lado que le ayude a desarrollar su
propia velocidad. La sana competencia genera energía y creatividad. Jugar
sucio obstruye nuestra mente y nos obliga a "ser del montón". Obtener un
ochenta en un examen sin copiar al compañero más avanzado de la clase, es
más valioso que obtener un 100 copiando, ya que el ochenta será el punto de
partida que tendremos para construir nuestra mejoría a partir de él.
El Liderazgo
Existe un dicho que dice: "De los manantiales puros nacen los ríos limpios". Los
lideres sociales deben ser limpios para sociedad sea limpia. Sin temor a
equivocarnos se puede juzgar a un grupo social por el ejemplo de sus líderes o
dirigentes. El liderazgo no lo debemos confundir con el autoritarismo o la
dictadura, ya que ésta última se opone al grupo para el que supuestamente se
está trabajando. La gente no respeta a los dictadores, más bien le obedecen
porque le temen.
El líder debe tener una visión y una misión clara, así como un total
convencimiento en su sueño, un gran sentido del deber y estar dispuesto al
sacrificio por lo que piensa. Debe tener además la habilidad de comunicarlo y
compartirlo con los demás, de mejorarlo con las aportaciones de otros,
convencidos que nacieron para cumplir esa misión.
Es importante primero conocerse a uno mismo, para así poder conocer a los
demás y lograr el equilibrio emocional. Una forma efectiva de hacerlo es a
través de los viajes, los cuáles nos ayudan a ampliar nuestros horizontes,
destierran los sentimientos unipersonales y suplantan el "yo" por el "nosotros".
Todos dependemos unos de otros y necesitamos ayudarnos mutuamente.
Tomemos el caso de la hormiga que requería de una hoja para poder atravesar
un río, y de la paloma que necesitaba que algo o alguien distrajera al cazador.
La hormiga picó al cazador y la paloma al emprender el vuelo dejó caer una
hoja a la orilla del río. Recordemos que la prosperidad de la generación futura
depende del sacrificio de la generación actual. Cuando se hace un trato, es
importante preocuparse porque el socio obtenga tanto como nosotros. En caso
contrario siempre estaremos distrayendo nuestro valioso tiempo en vigilar lo
que hemos obtenido.
Mantenerse activo es un requisito que se logra a través del trabajo tomado con
entusiasmo e interés, alimentándose suficientemente y desarrollando otros
intereses personales diversos, que nos ayuden a establecer nuevas relaciones
sociales. Un cuerpo sano es de verdadero valor, solo cuando lo acompaña una
mente igualmente sana y equilibrada.
Visualizaciones
Todos los filósofos empíricos ingleses, desde Bacon hasta Locke y Hume,
sostienen que la totalidad de nuestro conocimiento proviene de la experiencia.
Cuando nacemos tenemos nuestra mente en blanco, conforme crecemos se va
llenando de experiencias. Lo que hagas, hazlo con determinación, intenta
nuevos caminos sin temor a cometer errores. Aprende nuevas habilidades,
nunca es tarde.
1.- Viaja
2.- Desarrolla una amplia variedad de amistades (no confundas la cantidad por
la calidad de las mismas. Un amigo nunca te dará la espalda cuando lo
necesites).
3.- Haz todo con determinación. Todos lo que te rodean pueden ser grandes
maestros y cualquier lugar la mejor escuela en la que tengas algo que aprender.
4.- Siempre ten un libro a la mano. Son experiencias indirectas que otros te
ofrecen para tu aprendizaje. No los leas con indiferencia, hazlo lenta,
pausadamente y con atención.
Precursores
La historia muestra que los países poderosos y prósperos lo han sido gracias al
espíritu emprendedor de sus habitantes pioneros, y también se sabe que la
ruina es el resultado de la complacencia de su población al evadir las
obligaciones. La máxima negligencia de un individuo es decir que algo es
imposible, que no se puede, cuando ni siquiera lo ha intentado. Conviértete en
emprendedor, en pionero, en precursor. Aunque el mundo se ha reducido y
ahora se dice que estamos en una "Aldea Global", todavía existen muchos
lugares por explorar.
La Felicidad
Hemos crecido con frases como: "No regales tus conocimientos". Sin embargo,
lo adecuado sería decir: "Comparte tus conocimientos", porque las personas
instruidas tienen la obligación de proporcionar a otras la oportunidad de
aprender. Es importante vivir para los demás. En cuanto comienzas a vivir en
tal forma la vida se vuelve digna de ser vivida.
El título y el nombre
Hay diversas cosas que las personas no deberían perder y la más importante de
ellas es la reputación. Todas las personas tenemos un nombre y un título, los
que no solo representan a la persona sino que en cierto sentido, son ella misma.
Cuando alguien menciona un nombre, la cara, la voz, la personalidad, la
condición humana, los antecedentes y, tal vez, los puntos fuertes y débiles de la
persona que lo lleva, quedan asociados a él, de manera que el nombre es la
persona. Así que debes asegurarte de que tu nombre no sea motivo de
vergüenza ni causa de deshonra. Lo anterior se reduce a que si te llamas
maestro, prepares tus clases y enseñes, si eres estudiante, estudies y aprendas,
si eres investigador, descubras nuevos conocimientos y aplicaciones, si eres
médico, sanes gente, etc.
Ganancias o realizaciones
La minoría creativa
EL ARTE DE AMAR
(Autor: Erich From. Sintetiza: Luis Angel Ríos)
Este libro, que consta de tres partes, quiere “demostrar que el amor no es un
sentimiento fácil para nadie”. Su propósito “es convencer al lector de que todos los
intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que procure, de modo más activo,
desarrollar su personalidad total, en forma de alcanzar una orientación productiva; y de
que la satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al
prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina”.
Algunos conciben el amor como un objeto y no como una facultad. Piensan que
"amar es sencillo y lo difícil es encontrar un objeto apropiado para amar". Les interesa
más el objeto que su función. "Toda nuestra cultura está basada en el deseo de comprar,
en la idea de un intercambio mutuamente favorable". La felicidad para ellos está "en la
excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en comprar todo lo que se pueda,
ya sea al contado o a plazos". La persona atractiva es el premio que se busca
conseguir. En esta cultura mercantilista y de éxito materialista "no hay en realidad
motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo
esquema de intercambio que gobierna el mercado de bienes y de trabajo".
En consecuencia, lo primero que se debe hacer "es tomar conciencia de que el amor es
un arte, tal como es el arte de vivir". Aprender cualquier arte implica el dominio de la
teoría y de la práctica, teniendo perfectamente claro que el dominio de ese arte
debe ser un asunto muy importante. "No obstante el profundo anhelo de amar, casi
todo lo demás tiene más importancia que el amor: éxito, prestigio, dinero, poder; dedicamos
casi toda nuestra energía a descubrir la forma de alcanzar esos objetivos y muy poca a
aprender el arte de amar".
El hombre como ser racional "es vida consciente de sí misma"; tiene conciencia de sí,
de los demás, de su pasado, su presente y su futuro. “Esa conciencia de sí mismo
como una entidad separada, la conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace
sin que intervenga su voluntad, de que morirá antes que los que ama, o éstos antes que él,
la conciencia de su soledad y su separatidad, de su desvalidez frente a las fuerzas de la
naturaleza y de la sociedad, todo ello hace de su existencia separada y desunida una
insoportable prisión”. La vivencia de la separatidad genera angustia, porque "estar
separado significa estar aislado, sin posibilidad de utilizar mis poderes humanos... estar
desvalido, ser incapaz de aferrar el mundo activamente... El mundo puede invadirme sin
que yo pueda reaccionar". La separatidad como fuente de angustia "produce vergüenza
y un sentimiento de culpa... La conciencia de la separación humana –sin la reunión por el
amor- es la fuente de vergüenza. Es, al mismo tiempo, la fuente de la culpa y la angustia.
La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su
separatidad, de abandonar la prisión de su soledad”.
*Los estados orgiásticos: rituales, drogas, alcohol, experiencia sexual, etc. "Todas
las formas de unión orgiástica tienen tres características: son intensas, incluso violentas;
ocurren en la personalidad total, mente y cuerpo; son transitorias y periódicas". En cuanto
a las relaciones sexuales, es importante tener en cuenta "que el acto sexual sin amor
nunca elimina el abismo que existe en los seres humanos, excepto en forma momentánea".
*La conformidad. Este estado hace que el individuo se adormezca, que pierda su
sentido crítico. En la sociedad moderna, el conformismo genera an falso concepto
y vivencia de igualdad, entendido como "la igualdad de los autómatas, de hombres que
han perdido su individualidad". Actualmente, "igualdad significa identidad antes que
unidad". La auténtica igualdad no puede engañarnos. “La sociedad contemporánea
predica el ideal de la igualdad no individualizada, porque necesita átomos humanos, todos
idénticos, para hacerlos funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen a las
mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos.
Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así
el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada
igualdad”. La unión por la conformidad no es suficiente para aliviar la angustia de
la separatidad, porque está dictada y condicionada por la rutina. La conformidad
convierte a las personas en hombres del rebaño. “La conformidad tipo rebaño ofrece
tan sólo una ventaja: es permanente, y no espasmódica. El individuo es introducido en el
patrón de conformidad a la edad de tres a cuatro años, y a partir de ese momento nunca
pierde el contacto con el rebaño. Aun su funeral, que él anticipa como su última actividad
social importante, está estrictamente de acuerdo con el patrón”.
El amor como actividad es dar. "Amar es fundamentalmente dar, no recibir". Pero hay
que saber dar, porque dar no es "renunciar a algo, privarse de algo, sacrificarse". El dar
debe estar despojado del carácter mercantilista que da pero si recibe. Dar es la alta
expresión de potencia. Dar debe producir más felicidad que recibir, porque en el
acto de dar está la expresión de la vitalidad. “La esfera más importante del dar no es la
de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una
persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no
significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él
–da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su
tristeza-, de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en él. Al dar así de
su vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el
suyo propio. No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita. Pero, al dar,
no puede dejar de llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se refleja
a su vez sobre ella; cuando da verdaderamente, no puede dejar de recibir lo que da en
cambio. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo
que han creado. Algo nace en acto de dar, y las dos personas involucradas estén
agradecidas a la vida que nace para ambas. En lo que toca específicamente al amor, eso
significa: el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de
producir amor... Si amamos sin producir amor, es decir, si nuestro amor como tal no
produce amor, por medio de una expresión de vida como personas que amamos, no nos
convertimos en personas amadas, entonces nuestro amor no es importante, es una
desgracia”. La capacidad de amor como acto de dar, presupone el logro de una
orientación predominantemente productiva, en la que la persona ha superado la
dependencia, la omnipotencia narcisista, el deseo de explotar a los demás, o de acumular, y
ha adquirido fe en su capacidad para alcanzar el logro de sus fines. En la misma medida de
tales cualidades, tiene miedo de darse, y, por tanto, de amar”.
Respeto, no el temor y sumisa reverencia, es "la capacidad de ver a una persona tal
cual es, tener conciencia de su individualidad única. La capacidad de ver a una persona tal
cual es, tener conciencia de su individualidad única. Respetar significa preocuparse porque
la otra persona crezca y se desarrolle tal como es. De ese modo, el respeto implica la
ausencia de explotación. Quiero que la persona amada crezca y se desarrolle por sí misma,
en la forma que les es propia, y no para servirme. Si amo a la otra persona, me siento uno
con ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que sea, como un objeto para mi uso.
Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado independencia; si puedo caminar
sin muletas, sin tener que dominar ni explotar a nadie”.
El infante necesita del amor de su madre, porque al nacer "no puede reconocer
objetos, no tiene aún conciencia de sí mismo, ni del mundo como algo exterior a él". Para
éste su "madre es calor, es alimento, la madre es el estado eufórico de satisfacción y
seguridad". Al crecer sus experiencias le indican que lo aman. “Me aman porque soy
hijo de mi madre. Me aman porque estoy desvalido. Me aman porque soy hermoso,
admirable. Me aman porque me necesitan. Para utilizar una fórmula más general: me
aman por lo que soy, o quizá más exactamente, me aman porque soy. Tal experiencia de ser
amado por la madre es pasiva. No tengo que hacer nada para que me quieran –el amor de la
madre es incondicional-. Todo lo que necesito es ser -ser su hijo-. El amor de la madre
significa dicha, paz; no hace falta conseguirlo, ni merecerlo”.
Cerca de los ocho años empieza a ser menos egocentrista, y de paso comienza a
abrirse a los demás. “Para la mayoría de los niños entre los ocho y medio a los diez años,
el problema consiste casi exclusivamente en ser amado –en ser amado por lo que se es-“.
Antes de esa edad, el niño aún no ama: “responde con gratitud y alegría al amor que le
brindan. Cuando empieza a amar, sale de su aislamiento producido por su egocentrismo.
Siente una nueva sensación de unión, de compartir, de unidad".
“El amor no es esencialmente una relación con una persona especifica; es una actitud, una
orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo
como totalidad, no con un objeto amoroso. Si una persona ama sólo a otra y es indiferente
al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egoísmo
ampliado”. Cuando se ama a una persona, se ama a todas las personas. “Si amo
realmente a una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo la vida. Si puedo
decirle a alguien ¡Te amo!, debo poder decir ¡Amo a todos en ti, a través de ti amo al
mundo, en ti me amo también a mí mismo”.
Tipos de amor:
*El amor materno. “El amor materno es una afirmación incondicional de la vida del niño
y sus necesidades... Es por su carácter altruista y generoso es que el amor materno ha sido
considerado la forma de vínculo más elevada de amor, y el más sagrado de todos los
vínculos emocionales... Sólo la mujer que realmente ama, la mujer que es más feliz dando
que tomando, que está firmemente arraigada en su propia existencia, puede ser una madre
amante cuando el niño está en el proceso de la separación... Una madre sólo puede ser una
madre verdaderamente amante si puede amar; si puede amar a su esposo, a otros niños, a
los extraños, a todos los seres humanos”.
*Amor a sí mismo. “Si es una virtud amar al prójimo como a uno mismo, debe serlo
también –y no un vicio- que me ame a mí mismo, puesto que también yo soy un se
humano”. Según Meister Eckhart, “si te amas a ti mismo, amas a todos los demás
como a ti mismo. Mientras ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás
realmente amarte, pero si amas a todos por igual, incluyéndote a ti, los amarás como
una sola persona y esa persona es a la vez Dios y el hombre. Así, pues, es una persona
grande y virtuosa la que amándose a sí misma, ama igualmente a todos los demás”.
*Amor a Dios. “El hombre proyecta sus poderes y habilidades propios en las cosas que
hace, y así, a distancia, adora sus proezas, sus posesiones... La persona verdaderamente
religiosa, que capta la esencia de la idea monoteísta, no reza por nada, no espera nada de
Dios; no ama a Dios como un niño a su padre o a su madre; ha adquirido la humildad
necesaria para percibir sus limitaciones, hasta el punto de saber que no sabe nada acerca de
Dios. Dios se convierte para ella en un símbolo en el que el hombre, en una etapa más
temprana de su evaluación, ha expresado la totalidad de lo que se esfuerza por alcanzar, el
reino del mundo espiritual, del amor, la verdad, la justicia... El amor a Dios no es el
conocimiento de Dios mediante el pensamiento, ni el pensamiento del propio amor a Dios,
sino el acto de experimentar la unidad con Dios... En el sistema religioso occidental
predominante, el amor a Dios es esencialmente lo mismo que la fe en Dios, en su
existencia, en su justicia, en su amor, el amor a Dios es fundamentalmente una experiencia
mental. En las religiones orientales y en el misticismo, el amor a Dios es una intensa
experiencia afectiva de unidad, inseparablemente ligada a la expresión de ese amor en cada
acto de la vida”.
Según Freud, “el amor es básicamente un fenómeno sexual... No existe diferencia entre
el amor irracional y el amor como una expresión de la personalidad madura...
Enamorarse linda siempre con lo anormal, siempre se acompaña de ceguera a la
realidad, compulsividad, y constituye una trasferencia de los objetos amorosos de la
infancia”. Un insaciable deseo de conquista sexual de todas las mujeres mueve al
hombre, pero la presión social le impide obrar de acuerdo con sus deseos.
Pensaba que la satisfacción de lo instintivo garantizaría la salud mental y la
felicidad. “Freud consideró el amor, el odio, la ambición, los celos, como otros tantos
productos de las diversas formas del instinto sexual. No vio que la realidad básica está
en la totalidad de la existencia humana; en primer término, en la situación humana
común a todos los hombres, en segundo lugar, en la práctica de vida determinada por la
estructura específica de la sociedad”.
*En el amor hay conflictos. Muchos creen equívocamente que en el amor no hay
conflictos. “Los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o
proyectar, sino que se experimenten en un nivel profundo de la realidad interior a la que
pertenecen, no son destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que
ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza... El amor sólo es posible
cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias; por lo
tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el centro de su
existencia... El amor es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse,
crecer, trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario
con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de
su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo ya no al huir de sí
mismos. Sólo hay ya prueba de la presencia de amor: la hondura de la relación y
vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los
que se reconocer el amor”.
La disciplina no debe ser rígida y autoritaria, por cuanto tiene muchos defectos.
No se debe practicar “como una regla impuesta desde afuera, sino que se convierta en
una expresión de la propia voluntad; que se sienta como algo agradable, y que no
acostumbre lentamente a un tipo de conducta que pueda llegar a extrañar si deja de
practicarla”. La disciplina no debe ser penosa para que sea buena.
Nuestra cultura nos sumerge en estilos de vida difusos que nos desconcentran.
Nos toca realizar muchas cosas a la vez, sin podernos concentrar en ninguna de
ellas. Esa desconcentración “se manifiesta claramente en nuestra dificultad para estar
solos con nosotros mismos”. Precisamente, “el paso más importante para llegar a
concentrarse es aprender a estar solo con uno mismo sin leer, escuchar radio, fumar o
beber. Sin duda, ser capaz de concentrarse significa poder estar solo con uno mismo. Si
estoy ligado a otra persona porque no puedo pararme sobre mis propios pies, ella puede
ser algo así como un salvavidas, pero no hay amor en tal relación. Paradójicamente, la
capacidad de estar solo es la condición indispensable para la capacidad de amar...
Aprender a concentrarse requiere evitar, en la medida de lo posible, las conversaciones
triviales, esto es, la conversación que no es genuina... Concentrarse en la relación con
otros significa fundamentalmente poder escuchar... Estar concentrado significa vivir
plenamente en el presente, en el aquí y el ahora, y no pensar en la tarea siguiente
mientras estoy realizando otra”.
*La actividad. No es sólo hacer algo; es una actividad interior, “el uso productivo
de los propios poderes”. Si se ama, estamos en constante estado de preocupación
activa por la persona que se ama. “La capacidad de amar exige un estado de
intensidad, de estar despierto, de acrecentada vitalidad, que sólo puede ser el resultado
de una orientación productiva y activa en muchas otras esferas de la vida. Si no es
productivo en otros aspectos, tampoco se es productivo en el amor”.
ÉTICA PARA AMADOR
(Autor: Fernando Savater. Sintetiza: Luis Ángel Ríos)
Savater escribe este libro para que su hijo adolescente (Amador) lo lea, porque
para hablarle personalmente de ética, como todo adolescente, podría aburrirse;
mientras que "el libro lo puedes leer cuando quieras... con toda libertad".
Le pide que le preste "un poco de atención" y tenga "algo de paciencia". Le recomienda
que confíe en sí mismo, "en la inteligencia que te permitirá ser mejor... y en el instinto
de tu amor, que te abrirá a merecer la buena compañía". Aclarándole que el libro no
trata de "los males de nuestro siglo: el consumismo, la insolidaridad, el afán de dinero, la
violencia, la crisis de valores...", le advierte que "la ética lo único que puede decirte es que
busques y pienses por ti mismo, en libertad sin trampas: responsablemente".
El libro es una forma de andar por el camino de la vida buena, de vivir lo mejor
posible, porque "ni yo ni nadie tiene derecho a llevarte en hombros". Este "tratado" de
ética, que contiene algunas "consideraciones generales sobre el sentido de la libertad" y
la moral, tiene como propósito "estimular el desarrollo de librepensadores", mas no
"fabricar ciudadanos bienpensantes".
En resumen, "la mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan, porque se
acostumbra a hacerlas así, porque son un medio para conseguir lo que queremos o
sencillamente porque nos da la ventolera o el capricho de hacerlas así, sin más ni más".
La buena vida se logra en relación con las demás personas, porque "ser humano
consiste principalmente en tener relaciones con los otros seres humanos". La ética, como
"intento racional de cómo vivir mejor", nos hace comprender que "la buena vida
humana es buena vida entre seres humanos".
En resumen, muchos pensamos y creemos que con nuestras acciones nos "estamos
dando la buena vida", cuando en realidad solamente nos estamos deshumanizando.
"Querer la buena vida no es un querer cualquiera"; debemos saber qué es lo que
queremos para darnos la buena vida.
Para vivir necesitamos de las cosas, pero no podemos depender de éstas, porque
"la verdad es que las cosas que tenemos nos tienen ellas también a nosotros en
contrapartida: lo que poseemos nos posee". Muchos, obsesionados por el dinero y el
poder, tratan a las personas como cosas, pero "las personas no son cosas". Las
personas son más importantes que las cosas; "las cosas se usan mientras sirven y
luego se tiran"; en cambio, las personas siempre deben verse como personas y
nunca tratarlas como cosas. "Si los hombres fuésemos simples cosas, con lo que las cosas
pueden darnos nos bastaría". La ética, que busca indagar en qué consiste en el fondo,
más allá de las apariencias de la sociedad de consumo, "esa dichosa buena vida que
nos gustaría pegarnos", nos señala que nuestro obrar debe estar orientado a la
humanización de los demás, no a su cosificación, a su instrumentalización.
"Cuando tratamos a los demás como simples cosas... lo que recibimos de ellas también son
cosas... A las cosas hay que manejarlas como cosas y a las personas hay que tratarlas como
personas". Muchas personas rodeadas de cosas, a veces lo tienen todo, pero les falta
lo fundamental: "el auténtico afecto, el auténtico respeto y aun el auténtico amor de
personas libres".
El capítulo sexto, "Aparece Pepito Grillo" (la conciencia), trata sobre la imbecilidad,
la conciencia, el egoísmo, el arrepentimiento y la libertad. La única obligación que
tenemos es "no ser imbéciles". Esta imbecilidad se refiere a la ignorancia de no saber
darse la buena vida. "Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo". Hay varios
modelos de imbéciles que "necesitan bastón, es decir, necesitan apoyarse en cosas de
fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propias: a. El que
cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en un perpetuo bostezo
o en siesta permanente aunque tenga los ojos abiertos y no ronque. b. El que cree que lo
quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: marcharse
y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez. c. El
que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de los vecinos o
les lleva la contraria porque sí, todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de
los que rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa. d. El que sabe que quiere y
sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o
con poca fuerza. A fin de cuentas, termina haciendo siempre lo que no quiere y dejando lo
que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado. e. El que quiere con
fuerza y ferocidad, en el plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la
realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que
va a hacerle polvo".
Los imbéciles acaban mal porque "suelen fastidiarse a sí mismos y nunca logran vivir
la buena vida". La imbecilidad nos "acecha y no perdona". Ser imbécil no es "ser tonto,
saber pocas cosas"; es no ser moral, no darse la buena vida. "Para evitar la imbecilidad
en cualquier campo es preciso prestar atención... y esforzarse todo lo posible por aprender".
Pero darnos la buena vida no es lo mismo que "saber cuánto son dos más dos". El
imbécil moral no puede darse la buena vida.
Tener conciencia es contrario a ser moralmente imbécil. "Para lograr tener conciencia
hacen falta algunas cualidades innatas, como para apreciar la música y disfrutar con el
arte". La conciencia que nos sanará de la imbecilidad moral tiene los siguientes
rasgos: "a. Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y demás vivir
bien, humanamente bien. b. Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a
lo que de veras queremos o no. c. A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral,
de tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontáneamente hacer... d. Renunciar
a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente
responsables de las consecuencias de nuestros actos".
El egoísmo ha sido mal interpretado, ya que no es sólo pensar en uno mismo, sino
quererse uno mismo, querer "lo mejor para sí mismo". Lo mejor es la buena vida.
"Sólo deberíamos llamar egoísta consecuente al que sabe de verdad lo que le conviene para
vivir bien y se esfuerza por conseguirlo. El que se harta de todo lo que le sienta mal... en el
fondo quisiera ser egoísta pero no sabe".
Lo que no nos deja vivir son los remordimientos de conciencia. Estos "son reflejos
íntimos del miedo que sentimos ante el castigo que puede merecer... nuestro mal
comportamiento". Los remordimientos vienen de nuestra libertad. "Si no fuésemos
libres, no podríamos sentirnos culpables (ni orgullosos, claro) de nada y evitaríamos los
remordimientos. Lo que llamamos remordimiento no es más que el descontento que
sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la
hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos. Y ser
responsable es saberse auténticamente libre, para bien y para mal: apechugar con las
consecuencias de lo que hemos hecho, enmendar lo malo que pueda enmendarse y
aprovechar al máximo lo bueno". Por eso debemos tomarnos en serio la libertad, es
decir, ser responsables. "Lo serio de la libertad es que cada acto libre que hago limita mis
posibilidades al elegir..." Ser responsable no es sólo dar la cara, afrontar nuestros
actos, sino tomar decisiones propias, sin ningún tipo de coacciones, "sin que nadie
por encima suyo le de órdenes... Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me
vaya construyendo, me va definiendo, me va inventando".
Debemos procurarnos la felicidad y procurar la de los demás. "¿Si cuanto más feliz
y alegre se siente alguien menos ganas tendrá de ser malo, no será cosa prudente intentar
fomentar todo lo posible la felicidad de los demás en lugar de hacerles desgraciados y por lo
tanto propensos al mal?”. Las personas deben ser tratadas como personas. Cuando
nos ponemos en su lugar, las estamos tratando así. "Ponerse en el lugar del otro es
algo más que el comienzo de toda comunicación simbólica con él: se trata de tomar en
cuenta sus derechos. Y cuando los derechos faltan hay que comprender sus razones". Todo
hombre tiene derecho a que se pongan en su lugar y comprendan su hacer y su
sentir. "Ponerte en el lugar del otro es tomarle en serio, considerarle tan plenamente real
como a ti mismo". Ponerse en lugar de otra persona, no es sólo atender sus razones,
sino "participar de algún modo de sus pasiones y sentimientos, en sus dolores, anhelos y
gozos". Ponerse en el lugar del otro, implica ser justo, tratar a los demás con
justicia. La justicia como virtud es la "habilidad y el esfuerzo que debemos hacer cada
uno -si queremos vivir bien- por entender lo que nuestros semejantes pueden esperar de
nosotros".
Para vivir bien hay que ser justo y libre, pero nadie puede ser justo y libre por
nosotros. "Lo mismo que nadie puede ser libre en tu lugar, también es cierto que nadie
puede ser justo por ti si tú no te das cuenta de que debes serlo para vivir bien. Para
entender del todo lo que el otro puede esperar de ti no hay más remedio que amarle un poco,
aunque no sea más que amarle sólo porque también es humano... y ese pequeño pero
importantísimo amor ninguna ley puede imponerlo".
Pero el placer debe ser moderado, porque éste "nos distrae a veces más de la cuenta,
cosa que puede resultarnos fatal. Por eso los placeres se han visto siempre acosados por
tabúes y restricciones, cuidadosamente racionados, permitidos sólo en ciertas fechas, etc.: se
trata de especulaciones sociales (que aun perduran cuando ya no hacen falta) para que
nadie se distraiga demasiado del peligro de vivir". Los placeres no deben esclavizarnos,
porque dependemos de ellos y no nos producen verdadero bienestar. "Lo bueno es
usar los placeres, es decir, tener siempre cierto control sobre ellos que no les permita
revolverse contra el resto de lo que forma tu existencia personal".
Los placeres no deben alejarnos de la buena vida; éstos, en lugar de facilitar que
huya de la vida, deben hacérmela más grata. Lo máximo que podemos obtener de
la vida es la alegría. "Un sí espontáneo a la vida nos brota de dentro, a veces cuando
menos lo esperamos". Los placeres no pueden ir en contra de la alegría. "El placer es
estupendo y deseable cuando sabemos ponerlo al servicio de la alegría, pero no cuando la
enturbia o la compromete". La templanza "es una habilidad fundamental del hombre libre
pero hoy no está muy de moda: se le quiere sustituir por la abstinencia radical o por la
prohibición... es amistad inteligente con lo que nos hace disfrutar. El arte de poner el
placer al servicio de la alegría, es decir, la virtud que sabe no ir a caer del gusto en el
disgusto, se le suele llamar desde tiempos antiguos templanza".
Como no podemos vivir aislados, "cualquiera que tenga la preocupación ética de vivir
bien no puede desentenderse olímpicamente de la política". No obstante, existen
diferencias entre ética y política. "La ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su
libertad, mientras que la política intenta coordinar de la manera más provechosa para el
conjunto lo que muchos hacen con sus libertades. En la ética, lo importante es querer bien,
porque no se trata más que de lo que cada cual hace porque quiere... Para la política, en
cambio, lo que cuentan son los resultados de las acciones, se hagan por lo que se hagan, y el
político intentará presionar con los medios a su alcance par obtener ciertos resultados y
evitar otros".
Quien desea la vida buena, según el proyecto ético, tiene "que desear que la
comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia". Para la
buena vida, hay que desechar "el racismo, que clasifica a las personas en primera,
segunda o tercera clase de acuerdo con fantasías pseudocientíficas; los nacionalismos
feroces, que consideran que el individuo no es nada y la identidad colectiva lo es todo; las
ideologías fanáticas, religiosas o civiles, incapaces de respetar el pacífico conflicto entre
opiniones, que exigen a todo el mundo creer y respetar lo que ellas consideran la verdad y
sólo eso...".
“*- ¿Por qué, Juan, por qué? –preguntaba su madre- ¿Por qué te resulta tan
difícil ser como el resto de la bandada, Juan? ¿Por qué no dejas los vuelos
razantes a los pelícanos y a los albatros? ¿Por qué no comes? ¡Hijo, ya no eres
más que hueso y plumas! *- No me importa ser sólo hueso y plumas, mamá.
Sólo pretendo saber qué puede hacer en el aire y qué no. Nada más. Sólo deseo
saberlo. *Si quieres estudiar, estudia sobre la comida y cómo conseguirla.
*Durante los días sucesivos, intentó comportarse como las demás gaviotas.
*Hay tanto que aprender. *El tema fue la velocidad... *...contento de ser como
soy: una pobre y limitada gaviota. *Soy una gaviota como cualquier otra
gaviota, y volaré como tal. *Y le resultó grato dejar ya de pensar, y volar... *¡Hay
una razón para vivir! Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia, podremos
descubrirnos como criaturas de perfección, inteligencia y habilidad. ¡Podremos
ser libres! ¡Podremos a prender a volar! *Ponerse en el centro significaba gran
vergüenza o gran honor. *Sólo quiero compartir lo que he encontrado, y
mostrar esos nuevos horizontes que nos están esperando. *La irresponsabilidad
se paga. La vida es lo desconocido y lo irreconocible, salvo que hemos nacido
para comer y vivir el mayor tiempo posible. *Durante mil años hemos luchado
por las cabezas de los peces, pero ahora tenemos una razón para vivir; para
aprender; para descubrir; ¡para ser libres! *Su único pesar no era la soledad,
sino que las otras gaviotas se negasen a creer en la gloria que les esperaba al
volar; que se negasen a abrir sus ojos y a ver. *Aprendió a dormir en el aire
fijando una ruta durante la noche a través del viento de la costa atravesando
ciento cincuenta kilómetros de sol a sol. *Aprendió a volar y no se arrepintió
del precio que había pagado. *Juan descubrió que el aburrimiento y el miedo y
la ira, son las razones por las que la vida y la ira, son las razones por las que la
vida de una gaviota es corta, y al desaparecer aquellas de su pensamiento, tuvo
por cierto una vida larga y buena. *En el cielo, pensó, no debería haber
limitaciones. *Tú eres una gaviota en un millón. *La meta de la vida es
encontrar esa perfección y reflejarla. *El cielo no es un lugar, ni un tiempo. El
cielo consiste en ser perfecto. *Empezarás a papal el cielo, Juan, en el momento
en que palpes la perfecta velocidad. La perfección no tiene límites. La perfecta
velocidad, hijo mío, es estar allí. *Las gaviotas que desprecian la perfección por
el gusto de viajar, no llegan a ninguna parte, y lo hacen lentamente. Las que se
olvidan de viajar, no llegan a ninguna, y lo hacen lentamente. Las que se
olviden de viajar por alcanzar la perfección, llegan a todas partes, y al instante.
*Para volar tan rápido como el pensamiento y cualquier sitio que exista, debes
empezar por saber que ya has llegado... *Tú no necesitaste fe para volar, lo que
necesitaste fue comprender lo que era el vuelo. *¡Soy una gaviota perfecta y sin
limitaciones! *Siempre resulta cuando se sabe lo que se hace. *Soy yo quien
debe aprender de vosotros. *Estarás preparado para subir y comprender el
significado de la bondad y el amor. *Si nuestra amistad depende de cosas como
el espacio y el tiempo, habremos destruido nuestra propia hermandad! Pero
supera el espacio, y nos quedará sólo un aquí. Supera el tiempo, y nos quedará
sólo un ahora. *Si hay alguien que pueda mostrarle a uno en la tierra cómo ver a
mi millas de distancia, ése será Juan... *... y supo, con experimentada facilidad,
que ya no era sólo hueso y plumas, sino una perfecta idea de libertad y vuelo,
sin limitación alguna. *¡Volar es tanto más importante que un simple aletear de
aquí para allá! *¿Son ciegos acaso? ¿Es que no pueden ver? ¿Es que no pueden
imaginar la gloria que alcanzarán si realmente aprendiéramos a volar!
*Debemos rechazar todo lo que nos limite. *Rompe las cadenas de tu
pensamiento, y romperás también las cadenas de tu cuerpo. *Somos libres de ir
donde queremos y de ser lo que somos. *Tienes la libertad de ser tú mismo, tu
verdadero ser, aquí y ahora, y no hay nada que te lo pueda impedir. *La
libertad es la misma esencia de su ser; todo aquello que impida esa libertad
deber ser eliminado. *La única ley verdadera es aquella que conduce a la
libertad. *El problema consiste en que debemos intentar la superación de
nuestras limitaciones en orden, y con paciencia. *¿Por qué será que no hay nada
más difícil en el mundo que convencer a un pájaro de que es libre, y de que lo
puede probar por sí mismo si sólo se pasara un rato practicando. *No creas lo
que tus ojos te dicen. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu entendimiento,
descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de volar”.
El aquí y el ahora son importantes para el autor. “Si somos conscientes del
ahora, si lo sentimos, estamos en el flujo del tiempo. El tiempo, simplemente, es.
En este instante, ahora mismo”. Por eso es bueno crear tiempo. “Crear tiempo
es estar presentes, aquí en este instante, con más frecuencia. Creamos tiempo
cada vez que regresamos en la conciencia del presente. Crear tiempo es cuestión
de sentirse vivo y auténtico”.
Esta dinámica nos dice que es necesario cambiar de ritmo. “Cambiar de ritmo es
el método para sentir el tiempo con todo nuestro ser, con todos nuestros
sentidos, nuestros sentimientos y con el corazón. Cuando aprendemos a
transformar el tiempo, a acomodarlo, nuestras relaciones se vuelven más
gratificantes; el tiempo que pasamos solos, más enriquecedor; envejecer, más
satisfactorio; el trabajo, más fructífero, y el estrés y la ansiedad, menos
paralizantes. Llevamos el tiempo como esposas en nuestras manos y nos
movemos a su ritmo inexorable. Debemos aprender a manejar a la vez un
tiempo distinto, si queremos disfrutar de la vida”.
Vivir el aquí y el ahora nos libra de las tensiones. “En el presente no existe el
estrés. Cuando aceptamos que ahora sea, lo que es, aunque estemos cansados, o
asustados, o dolidos, no tenemos por qué agregar el estrés. Puede ser que no
seamos felices, pero estamos abiertos a la realidad de lo que la vida es en ese
momento del tiempo, y no estamos permitiendo que el estrés nos haga aún más
daño. Nuestra vida cambia favorablemente cuando somos capaces de aminorar
la marcha, de extender el momento y de hacernos plenamente presentes en cada
instante de la vida. Si nos permitimos estar verdaderamente en este momento,
en el ahora, y quedarse simplemente con lo que este momento es, el estrés
desaparece”.
Muchas veces tenemos miedo al cambio. “Estamos cómodos con nuestra vida;
de manera que, aunque que nos parece atractiva la idea de hacer cambios, su
posibilidad real en verdad nos asusta. La rutina conduce a la pasividad interior;
la repetición puede llevar a un estado en que muy rara vez sentimos realmente
el presente, sin tomar conciencia del entorno ni de nosotros mismos. El tiempo
espontáneo nos permite romper la rutina y entrar renovados en una experiencia
novedosa de verdad. Es posible que nos asuste algo la incertidumbre, o que nos
dé miedo la posibilidad de aburrirnos, pero es una oportunidad como ninguna
para hacernos en verdad presentes en vez de estar comparando lo que es con lo
que hubiera podido ser. Decidir que no tenemos suficiente tiempo, o permitir
que alguien o algo decidan por nosotros, es sólo una manera de poner
resistencia. Todos podemos hacerlo, sin importar lo ocupados que estemos o
qué tan compulsivos seamos al distribuir nuestro día. Debemos tomar en serio
la necesidad de tener tiempo para nosotros mismos; de lo contrario, nos
convertiremos en máquinas al servicio de nuestro jefe, de nuestra familia y del
ritmo lineal. Y se nos pasará la vida sin darnos cuenta. En nuestra, cuando
estamos absorbidos por el trabajo, las preocupaciones, las relaciones y el estrés,
estamos demasiado llenos para reflexionar. Sin embargo, la reflexión cura
profundamente, y la necesitamos para poder evaluar dónde estamos y dónde
quisiéramos estar. Sólo es posible reflexionar cuando nuestro ritmo es lo
suficientemente lento como para que podamos pensar y sentir, sin que los
acontecimientos ni las demás personas nos distraigan”.
Estar presentes es fundamental para vivir mejor. “Una relación sólo puede ser
auténtica cuando no forma parte de una fantasía, cuando estamos presentes con
la otra persona y sabemos quién es él o ella. Al fin y al cabo, nos encontramos
aquí, sin saber cómo ni por qué, compartiendo este planeta, cada uno yendo
detrás un momento a reconocer y saludar a otro ser humano puede ser hermoso
y profundamente significativo para todos. Con toda seguridad este
comportamiento ayudaría a sanar la confusión y la alienación que imperan en
nuestra sociedad hoy. En todas sus relaciones, superficiales o íntimas, siempre
dedique tiempo a desacelerar. Estar presente en el instante con otra persona es
el mejor regalo que se le puede dar al alma humana”.
Hay que distinguir entre lo urgente y lo importante. “La urgencia tiene que ver
con acontecimientos que nos llegan desde afuera y que exigen nuestra atención
inmediata: crisis y dilemas que hay que atender ahora. Lo importante hace
referencia a las cosas que trascienden lo inmediato y están en línea con la
orientación general que hemos escogido en cualquier aspecto de nuestra vida.
Para que sea posible planificar con eficacia, para poder dedicar nuestro tiempo
a lo que es importante y no meramente urgente, debemos desacelerar, cambiar
de ritmo, mantener las interrupciones a raya, crear fronteras, ser plenamente
conscientes a concentrarnos en los asuntos a largo plazo. Es la mejor manera de
evitar problemas futuros y reducir así el tiempo que vamos a necesitar para
resolver la crisis. Cuando hagamos nuestros planes para el futuro, también
nosotros debemos dar un paso atrás, cambiar de ritmo y separar lo urgente de
lo importante. De lo contrario, no estaremos preparados para un futuro en el
que fuerzas inesperadas nos obligarán a no actuar sino a reaccionar. Si estamos
preparados, estaremos en mejores condiciones para aprovechar las
oportunidades que nos salgan al camino”.
7º.
EXCESO DE EQUIPAJE
(Judith Sills)
El exceso de equipaje son las cosas que ignoramos sobre nosotros mismos y que
obstaculizan nuestro camino. Nosotros no sabemos cuáles son, pero los demás
sí. El exceso de equipaje ocasiona miedos, es una carga inútil; genera temor al
cambio, al riesgo, al fracaso y al rechazo. Entonces nos quedamos en donde estamos así
nos hagamos daño, así suframos. El exceso de equipaje nos mantiene encadenados.
Mientras no nos liberemos seremos infelices. El exceso de equipaje es una carga
absurda. Muchas veces el exceso de equipaje es impuesto desde afuera, por los
demás. El exceso de equipaje ocasiona tristeza y angustia. No podemos ver el exceso
de equipaje porque estamos preocupados con el peso de la carga que los demás
nos impusieron y nos imponen: necesidad de tener razón, sentimiento de
superioridad, temor al rechazo, necesidad de teatralizar o dramatizar y necesidad de
alimentar ira. Nuestra personalidad determina el equipaje que llevamos. El
exceso de equipaje no permite la liberación de uno mismo. El exceso de
equipaje se encuentra en los siguientes planos: 1. Comportamiento: malos
hábitos, apegos, drogas, vicios, etc. 2. Cognoscitivo: falsos valores, creencias,
temores, supersticiones, etc. 3. Emocional: resentimientos, venganzas, iras,
secretos, etc.
El sentimiento de superioridad
Los celos son uno de los tormentos más grandes que uno puede sufrir.
Destruyen la concentración porque nos obligan a concentrarnos exclusivamente
en pensamientos deprimentes de traición y en visiones horripilantes de
pérdida. Una vez que los celos invaden una relación amorosa es difícil, si no
imposible, borrarlos. Los celos son el enemigo absoluto del amor, pero para
quienes tienen el equipaje de la superioridad son prácticamente la consecuencia
de haberse enamorado. Sienten que no pueden evitarlos. Como “aman”
profundamente, temen que una persona superior se lleve el objeto de su amor.
Eso les produce una angustia paralizante y venenosa que a la larga puede
destruir precisamente la relación que tanto deseaban conservar.
La inferioridad es una enfermedad del espíritu que siempre está presente. Nos
hace tambalear a cada paso, susurra incertidumbre bajo la máscara de
confianza. Nos aleja del riesgo y del deseo de logro porque la inferioridad hace
sentir la certeza del fracaso. Es la explicación que esgrimimos para justificar lo
que no tenemos, lo que no somos, lo que no deseamos hacer. Crea una
sensación de inutilidad. La inferioridad acosa porque nuestra autoestimación es
inestable. Nosotros, en lugar de fortalecerla interiormente, recurrimos a tapar
los daños con una concha externa de superioridad.
¿Quiénes gozan más de la vida? Los que somos demasiado tontos para ser
exigentes o somos demasiado simples para tener altas normas. Nuestras normas
son tan bajas que para nosotros todas las personas son agradables. Sin el
beneficio del ojo discriminador de la superioridad nos sentimos a gusto con casi
todo, incluso con nosotros mismos.
Ser superior, ser exigente, tener altas normas, equivale a acrecentar al máximo
la posibilidad de sentirse mal. Tener normas bajas, peor aún, no tener normas,
equivale a tomar cada experiencia como llega, a apreciar lo que ofrece, sin
juzgar, sin comentar, sin medir o comparar con ella lo que uno vale. Con esta
actitud usted nunca tendrá la ocasión de sentirse superior. En cambio, tendrá
más oportunidades de ser feliz.
Lo que usted necesita para reducir la envidia, los celos y la inferioridad, para
sentirse cómodo con el ego desinflado de la edad adulta, para eliminar la
negatividad por la autoestimación. En el fondo de la auténtica autoestimación
está la imagen real de sus cualidades y defectos. En un principio, puede ser un
trago amargo porque nuestro verdadero yo nunca es tan grandioso como la
persona que somos en la fantasía.
El temor al rechazo
Si el peso del temor al rechazo, sólo se siente realmente bien con usted mismo
cuando es aceptado. La imagen que usted tiene de usted mismo se forma en el
momento en que la ve reflejada en los ojos de otra persona. Como es natural,
desarrollará muchas técnicas para complacer a los demás. Hará muchas cosas
bellas por otras personas, y sentirá placer y satisfacción al hacerlas.
Es mucho el bien que eso produce, pero falta algo. Usted tiende a medir lo que
es y lo que vale según la medida del aprecio de los demás por lo que usted
hace. Y ahí está el problema, porque la gente rara vez aprecia lo que recibe en la
medida en que usted aprecia lo que da. Esta diferencia puede causar una herida
muy honda en su autoestima.
En lugar de un sentido sólido de su identidad, nos quedan tan sólo algo que
hemos dado en llamar “baja autoestimación”. Poco a poco, día tras día, relación
por relación, la actitud de evitar las cosas crea en nosotros un malestar con uno
mismo. Y ni siquiera debemos ser rechazados para sentirnos así. Lo único que
tenemos que hacer es preocuparnos porque no somos lo suficientemente
buenos, enterrar la incertidumbre bajo una amable máscara de sacrificio. Claro
está que sabe cuánta incertidumbre hemos ocultado. Ese temor al rechazado, de
por sí, nos hace sentir mal con nosotros mismos. Y al sentirnos mal con nosotros
mismos seremos más dados a pensar que los demás piensan mal de uno y, por
lo tanto, nos rechazan. Como es natural, trataremos de escondernos más
adentro de nuestra cárcel.
El remedio para vencer el temor al rechazo es aplicar nuestro mundo. La
persona apasionada por la seguridad se convierte en experta en la materia, pero
en el camino puede pierde la capacidad de correr riesgos. Correr riesgos
implica que eliminemos deliberadamente la necesidad de tener seguridad y así
despejar el camino para salir de la prisión emocional. Significa que quizá
tengamos que sacrificar la sensación de comodidad, de contento y de
complacencia para hacer algo que nos produzca extrañeza e incluso desagrado
(sólo para demostrarnos que podemos hacerlo).
Para erradicar el temor al rechazo hay que correr riesgos. Para reducir el temor
al rechazo es preciso que corramos el riesgo de un rechazo, y punto. Si es un
temor infundado, el temor desaparecerá apenas nos arriesguemos, porque nos
daremos cuenta de que el rechazo, aquello que tememos, no ocurre siempre.
Nunca gozaremos del beneficio de ese aprendizaje si no corremos el riesgo.
Correrlo también reducirá el temor, incluso si éste es justificado. Cuando ocurre
el rechazo, y es algo inevitable en la vida, el dolor no es tan devastador ni la
humillación tan temible, como uno los imaginó. Infortunadamente, no se puede
aprender a tolerar el dolor del rechazo sin sentido en la práctica.
Arriesgarse hoy mismo. Ahora mismo. Dejemos de esperar ese día que nunca
llegará. Si no nos arriesgamos ahora mismo, cuando llegue el momento en que
nos veamos forzados a hacerlo, sufriremos inmensamente al darnos cuenta de
todo el tiempo que perdimos en la vida alejados del mundo por culpa de un
temor exagerado.
Todo camino hacia una meta es como una montaña que debemos escalar. Son
muchas las personas que se la pasan escondidas en un valle al pie de la montaña,
soñando con la vida de la cima. Los que están allá arriba no llegaron por haber tenido
menos fracasos en el camino sino porque estaban dispuestos a soportar más caídas. La
meta no es evitar el rechazo, sino reducir la frecuencia con que sucede. La meta
es reducir el temor a ese rechazo. El temor es el equipaje. El rechazo mismo es
sólo parte del camino que lleva a la cima.
A todos se nos hace el camino más largo por el peso del equipaje que cargamos
y porque las personas a quienes amamos, con quienes trabajamos y de quienes
dependemos también llevan su propio equipaje. Si tememos el rechazo,
pensemos que eso no es lo único que nos detiene en el camino. Tal vez creamos
que la manera de evitar el rechazo es controlando todas las situaciones. Si eso es
así, la necesidad de tener razón puede ser otro obstáculo. Es probable que la
manera de evitar el rechazo sea aferrándonos a la idea de que estamos por
encima del resto del mundo, en cuyo caso es el sentimiento de superiordad el
que no nos permite avanzar.
Necesidad de teatralizar
La persona que teatraliza afirma, por ejemplo, que “Si realmente me amaras..., no
me dejarías hablando sola; me dejarías hacer lo que deseo; sabrías lo que quiero de
cumpleaños, y no tendrías que preguntarme; te pondrías de mi lado y no del lado de los
niños; intercederías por mi con tu familia; me dejarías estar acostado; te preocuparías
por mí; me dirías que me amas, me felicitarías y me dirías cosas amables; me
mimarías...”.
Siempre sabemos cómo nos sentimos porque nuestras sensaciones son más
intensas que las de los demás. Emocionalmente, somos como un vehículo
acelerado. Aunque esté detenido ante un semáforo, el motor continúa
funcionando aunque no aceleremos. A veces debemos pisar el freno para
mantenerlo bajo control. Cuantas más revoluciones mayor cantidad de
combustible emocional inunda nuestro sistema. Sabemos cómo nos sentimos
porque hacemos hasta lo imposible por crear situaciones que provoquen
sensaciones. En otras palabras, a falta de otra manera de evocar sentimientos,
recurrimos al drama.
Una parte nuestra siempre está orientada a sentir (sentir más, querer sentir,
preguntarse cómo nos sentimos) hasta que los sentimientos son tan fuertes que
ya no tenemos que preguntarnos más. Cuando esa capacidad de sentir está a
nuestro servicio, nos convierte la vida en una fuente de dicha de la cual no
disfrutamos de los demás. Pero cuando son los demás quienes viven para estar
al servicio de esa emoción, el resultado es un caos.
La pasión por el apego es tan poderosa que todos los rompimientos, hasta lo
más triviales e incluso los que han deseado, son terribles para uno. La
separación produce un dolor intenso. Echamos de menos los personajes de un
buen libro durante horas después de haberlo terminado. Si no sale al aire el
programa favorito de televisión, nos sentimos defraudados. Separarnos de la
familia o de los amigos, aunque temporalmente, es desgarrador. Y romper una
relación definitivamente, aunque haya sido infeliz en ella, puede resultarnos
intolerable.
Puede llegar incluso a no querer deshacernos de algo que nos hace mal. Un
amante nos rechaza, y nos dedicamos a leer y releer las cartas, aunque nos
duelan. Cuando un suceso nos produce un sentimiento intensamente negativo,
nos aferramos a él. Preferimos sentir algo que no sentir nada. Y mantenemos
automáticamente nuestros apegos en lugar de desprendernos y seguir adelante.
Otro riesgo de actuar sin reflexionar se ve muy a las claras en nuestra cultura.
Lo que produce placer momentáneo suele dejar una larga cadena de
sufrimientos: comer o beber desenfrenadamente de vez en cuando. Gastar
impulsivamente para disfrutar de ese placer a expensas de la estabilidad
económica. Ceder a un impulso sexual para luego sentir sólo remordimiento,
vergüenza, o en el peor de los casos, contraer una enfermedad. Descargar los
sentimientos en un acceso de ira sin pensar en las consecuencias futuras para la
relación.
La ira no afecta sólo a la persona que lleva un equipaje teatral. La ira puede ser
el equipaje de todos nosotros, sin importar nuestra personalidad ni las pasiones
que predominen en cada uno. Todos somos vulnerables a las heridas. A veces,
sin darnos cuenta, permitimos que el dolor de esa herida gobierne los demás
aspectos de nuestra vida.
Alimentar la ira
El equipaje de la ira difiere un poco de los demás excesos de equipaje. Como los
demás, lo más probable es que determinado tipo de personalidad sea irascible.
Pero a diferencia de los demás equipajes, la ira podría ser una carga para
cualquier persona si su herida es lo suficientemente profunda. La
susceptibilidad aumenta por efecto del otro equipaje. En estos casos específicos:
Cuando la persona necesita tener razón le es difícil olvidar una injusticia pasada
porque perdonar un error es como equivocarse usted mismo. Para usted no hay
términos medios. Si la tratan injustamente, le da rabia. Si se le quita la rabia es
porque reconoce que no procedió bien al reaccionar con rabia. Además, no sabe
perdonar sus propios errores. Por lo tanto, le es más difícil concederle el
beneficio de la duda a alguien que lo haya herido.
Cuando el sujeto teatraliza descubre que la furia satisface con mucha facilidad
sus necesidades. Al cultivar esa furia puede tener acceso al drama cuando
quiera. Eso hará que le sea muy difícil separarse de su ira. Como la dependencia
y el apego son una parte importante de su equipaje, lo más probable es que se
deje seducir por la ira cuando alguien importante no cuide bien de él. Un
cónyuge o una madre que le produce una desilusión o lo abandona puede
desencadenar una amargura que llenará todos sus pensamientos, sus decisiones
y sus sueños durante el resto de su vida.
Cualquiera de nosotros puede llegar a albergar la rabia durante más tiempo del
necesario porque el resto de nuestro equipaje no nos permite sanar cuando la
lesión emocional es seria. Sin embargo, el equipaje de la ira es más común en el
hombre o la mujer cuyo radar psicológico siempre está con piloto automático,
explotando continuamente el mundo para ver de dónde viene la ofensa. Como
es natural, es enorme la frecuencia con que esa persona se siente ofendida. Tal
vez usted se reconozca en la siguiente descripción.
El precio que se paga por alimentar la ira es demasiado alto. La ira enferma
física y emocionalmente, y mengua el amor y la tranquilidad. Además amenaza
toda nueva relación porque cada persona se convierte en posible blanco de su
equipaje.
Sin embargo, eso no es fácil. Nos aferramos a todas esas cosas porque nos son
familiares, porque calman nuestras angustias. En resumidas cuentas, nos
aferramos porque estando el equipaje estrechamente relacionado con nuestras
cualidades, confundimos lo uno con lo otro.
Si usted es de los que necesitan tener razón, debe deshacerse de sus excesos de
equipaje, recordando que ha trabajado suficiente, ha hecho suficiente y sabe
suficiente. Cuando crea que sabe suficiente no tendrá necesidad de saberlo
todo. Si usted se siente superior puede poner fin a la competición cuando se
convenza de que vale lo suficiente. No es el mejor, tampoco el peor, pero es lo
suficientemente importante. Si teme el rechazo podría desafiar al mundo si
estuviera protegido por la creencia de que es lo suficientemente fuerte. Y no
tendría que evitar todos los riesgos, protegerse de todos los peligros, si pudiera
concentrar su atención en esta verdad: “Yo estoy lo suficientemente seguro”. Si
usted teatraliza podrá dominar sus excesos con mayor facilidad cuando crea
que es lo suficientemente amado. Tiene suficiente apoyo, suficiente atención.
No necesita crear una crisis para atraer más. Si usted alimenta la ira podrá
aligerar sus cargas emocionales aceptando la idea del suficiente. Esta hace algo
más que recordarle que ha llevado su ira durante demasiado tiempo y que es
hora de dejarla ir. Se refiere a todas las injusticias que se ha experimentado, la
forma en que ha sufrido heridas, abusos o desilusiones. Porque no importa
cuánto haya recibido, siempre hay algo que nunca llegó. Lo cual significa que
todo el mundo tiene razones para estar furioso, y algunas personas más que
otras. Para quienes, con razón o no, tiene el espíritu atrapado en la ira, el
suficiente es una manera de decir: “No obtuve todo. Ni siquiera lo que me
correspondencia en justicia. Pero obtuve suficiente”.
AMAR O DEPENDER?
(Walter Riso)
Aproximación al contenido.
Este excelente libro nos muestra cómo la dependencia afectiva convierte nuestra
vida amorosa en una experiencia desagradable y nos hacemos demasiado daño.
“La adicción afectiva es el peor de los vicios”. Si nos apegamos excesivamente a
la persona que decimos amar, el amor se torna en adicción y dependencia. Con
la tesis de que “es posible amar sin apegos”, el autor advierte que su obra está
dirigida “a todas aquellas personas que quieren hacer del amor una experiencia
plena, alegre y saludable”. La dependencia afectiva genera sufrimiento y
depresión. La dependencia genera temores e inseguridad. “Un amor inseguro
es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento y
lastimarnos profundamente”. El libro consta de tres partes: 1. Entendiendo el
apego afectivo. 2. Previniendo el apego afectivo. 3. Venciendo del apego
afectivo. La primera parte muestra los inconvenientes del apego afectivo,
aclarando que el apego no es adicción, que el deseo no es apego, que el
desapego no es indiferencia y que el apego desgasta y enferma. El esquema
central de todo apego es la inmadurez emocional. Somos inmaduros
emocionalmente porque tenemos bajos umbrales para el sufrimiento, baja
tolerancia a la frustración y la ilusión de que nuestra relación afectiva es eterna
o permanente. Nos apegamos por la vulnerabilidad al daño (apego
seguridad/protección), por el miedo al abandono (apego a la
estabilidad/confiabilidad), por la baja autoestima (apego a las manifestaciones
de afecto), por los problemas de autoconcepto (apego a la admiración) y por el
bienestar y placer “normal” de toda buena relación. La segunda parte nos
explica cómo promover la independencia afectiva sin que se afecta nuestra
forma auténtica de amar. Entendiendo el principio de la exploración y el riesgo
responsable, comprenderemos por qué éste genera inmunidad a la
dependencia. El principio de autonomía (hacerse cargo de uno mismo) nos
invita a la defensa de nuestra territorialidad y a la soberanía afectiva, al rescate
de la soledad, a la autosuficiencia y la autoeficacia. Este principio nos
demuestra que la autonomía genera inmunidad al apego afectivo. La tercera
parte (venciendo el apego afectivo) nos orienta para desligarnos de amores
enfermizos y no fracasar en tan difícil compromiso. El principio del realismo
afectivo nos dice que no debemos excusar o justificar el poco o nulo amor
recibido; que no demos minimizar los defectos del otro; que debemos
resignarnos a la pérdida y no creer que todavía hay amor en donde no lo hay;
que no demos tratar obstinadamente en recuperar un amor perdido, y que no es
conveniente alejarse poco a poco. El principio del autorrespeto y la dignidad
personal nos explica que el amor debe ser recíproco, que no nos merece quien
nos lastima, que jamás debemos humillarnos y que debemos eliminar toda
forma de autocastigo. Finalmente, se trata sobre el principio del autocontrol
consistente, que consiste en hacer un análisis parcializado conveniente, hablar
con personas que están de nuestra parte y efectuar control del estímulo o las
buenas evitaciones.
Análisis y comentario.
Muchas veces ignoramos, para desgracia nuestra, que “una buena relación de
pareja también debe fundamentarse en el respeto, en la comunicación sincera, el
deseo, los gustos, la religión, la ideología, el humor, la sensibilidad, y cien
adminículos más de supervivencia afectiva”. El autor advierte que el apego
biológico (de padres a hijos o viceversa, por ejemplo) no es nocivo; lo es el
apego mental o dependencia psicológica. El apegado no sabe resignarse y
renunciar, y esto trae graves consecuencias. “La persona apegada nunca está
preparada para la pérdida, porque no concibe la vida sin su fuente de
seguridad o placer. Lo que define el apego no es tanto el deseo como la
incapacidad de renunciar a él”. La inseguridad es responsable de una gran
parte del apego, porque si la persona es incapaz de hacerse cargo de sí misma,
tendrá temor a quedarse sola, y se apegará “a las fuentes de seguridad
disponibles representadas en distintas personas”. El autor nos aclara que el
desapego no es indiferencia. “El desapego no es desamor, sino una manera sana
de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no
adicción”. Esta aclaración es muy diciente; por eso es bueno no ignorarla: en
una relación gratificante debe ser independiente, no posesiva y no adicta. ¿Será
que nos cuesta mucho trabajo entender esto tan elemental. Si bien es cierto que
no podemos vivir sin amar, también lo es que el amor no debe esclavizarnos.
El principio del sentido de vida nos enseña que las personas autorrealizadas
poseen fortaleza, no se estancan y no andan buscando a qué aferrarse para
sentirse protegidas. El sentido de vida se evidencia en la autorrealización y en
la trascendencia. La autorrealización es la capacidad de reconocer los talentos
naturales que poseemos. Es un derecho que tenemos por el solo hecho de haber
nacido. “Son aquellas habilidades singulares que surgen espontáneamente de
nosotros, sin tanto alarde ni especializaciones”. Desarrollamos esos talentos si
nos gusta lo que hacemos, si lo que hacemos ha surgido naturalmente y porque
la gente valora lo que hacemos. “Las personas que han encontrado el camino de
su autorrealización o que poseen fortaleza espiritual, son difíciles de vencer. Se
mueven más fluidamente y no suelen quedarse estancadas en idioteces. No
andan buscando a qué aferrarse para sentirse protegidas... Las personas
autorrealizadas no son posesivas: son independientes y fomentan la honestidad
interpersonal. No necesitan tanto el apego, porque la pérdida y la terrible
soledad ya no los asustan... Una persona que ha encontrado su vocación y
siente pasión por lo que hace, se vuelve inmune a la adicción afectiva porque su
energía vital se abre a otras experiencias”. La trascendencia nos recuerda que
tenemos un proyecto de vida en construcción. “Trascender significa tomar
conciencia (darse cuenta) de que soy, posiblemente, mucho más de lo que creo
ser”. Participar en un proyecto universal nos fortifica, nos aleja de los sensorial
y nos interroga cuál es nuestro fin en la vida. Los ideales nos hacen crecer.
“Crecer espiritualmente no es discrepante con el amor terreno, pícaro y
cariñosamente contagioso que sentimos por la pareja”. Fortalecer la vida
interior nos ayuda a combatir el apego. “Las personas que adquieren un sentido
de vida logran distanciarse de las cosas mundanas y adquieren una visión más
completa y profunda de la vida... El desarrollo de los talentos naturales permite
una expansión de la conciencia afectiva... Las personas con una vida espiritual
intensa son más fuertes ante la adversidad, y emocionalmente más maduras...
Participar en la idea de un proyecto universal me otorga un sentido de
pertenencia especial”. No matemos nuestra vocación. “En la vida nunca hay
que resignarse a vivir infeliz”. Expandamos la conciencia preguntándonos
quién soy, dónde estoy y para dónde voy. En síntesis, “el principio del sentido
de vida te enseña a desligarte de muchas de tus ataduras. Te permite tener una
visión más holística del universo y de ti mismo. Te ayuda a desprenderte de lo
superfluo y de lo inútil. Te otorga mayor riqueza interior e independencia
sicológica”. Si sabemos cómo prevenir el apego afectivo, ¿vamos a seguir
amando con dependencia?
Hasta aquí las cosas han quedado muy claras: aprendimos a conocer y a
prevenir el apego. A estas alturas ya estamos preparados para vencerlo. Si al
terminar esta última parte, seguimos con la dependencia afectiva, no nos queda
más remedio que preguntarnos si somos seres humanos pensantes, razonadores
y cuerdos. Empecemos a vencer semejante problema.
El principio del realismo afectivo nos persuade de que “hay que ver la relación
de pareja tal cual es, sin distorsiones ni autoengaños”. El autor recomienda
analizar honesta y abiertamente el intercambio amoroso, como un requisito
para “allanar el camino hacia una relación afectiva y psicológicamente
placentera”. A veces, con el pretexto de no perder la persona que decimos amar,
“sesgamos, negamos, justificamos, olvidamos, idealizamos, minimizamos,
exageramos, decimos mentiras y cultivamos falsas ilusiones”. ¿Alguna vez nos
ha ocurrido esto tan absurdo? Sin duda que sí. Ya es hora de coger juicio.
Estamos tan apegados que no nos importan las evidencias, los desplantes, las
humillaciones, los informes y muchas otras realidades que nos demuestran de
manera irrefutable que la otra persona no nos quiere y no está comprometida
con el afecto recíproco, y sin embargo seguimos obstinados y obsesionados por
una relación que no funciona. “El realismo afectivo sugiere que debemos partir
de lo que verdaderamente es nuestra vida amorosa. Lo que es, y no lo que nos
gustaría que fuera”. Mucha atención con esto y con lo que sigue. “Si logramos
comprender la relación en el aquí y en el ahora, sin pretextos ni evasivas,
podremos tomar las decisiones acertadas, generar soluciones o comenzar a
desapegarnos”. Excusar el poco amor recibido, minimizar los defectos de la
pareja, creer que todavía hay amor en donde no lo hay, persistir tozudamente
en recuperar un amor perdido y alejarse, pero no del todo, son distorsiones
cognitivas (mentales) que impiden ser realistas en la relación afectiva y facilitan
el apego. Veamos una por una.
A manera de conclusión.
EL ALQUIMISTA
(Paulo Coelho)
RESUMEN Y ANALISIS
Le gustaba su vida como pastor, porque podía viajar y conocer gente que
modificaban su vida. “Uno siempre acaba haciendo nuevos amigos y no tiene
necesidad de estar con ellos un día tras otro. Cuando la gente ve siempre las
mismas personas acabamos haciendo que pasen a formar parte de nuestra vida.
Y como forman parte de nuestra vida, pasan también a querer modificar
nuestra vida. Si no actuamos tal como ellas esperan, se disgustan. Porque todas
las personas tienen una idea exacta de cómo debemos vivir nuestra vida. Y
nunca tienen idea de cómo deben vivir la suya propia”.
El muchacho, pensando en que a veces era mejor dejar las cosas como estaban,
se dirigió a un lugar alto de la ciudad, donde reflexionó sobre su sueño y su
destino. “Estoy entre las ovejas y el tesoro”, pensaba. Tenía que decidir entre lo
que se había acostumbrado o lo que le gustaría hacer. Era importante la hija de
comerciante, pero lo eran más sus ovejas. Ella ya ni se acordaría de él. “Tenía la
certeza de que si no apareciese dentro de dos días la niña no lo notaría: para ella
todos los días eran iguales y cuando todos los días resultan iguales es porque
las personas dejaron de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas
siempre que el sol cruza el cielo”.
Luego de haber vendido rápidamente sus ovejas, pensó que eso era una buena
señal, lo que el viejo llamaba Principio Favorable. “Si fueses a jugar a las cartas
por primera vez, casi con certeza ganarías. Suerte de principiante... Porque la
vida quiere que vivas tu Historia Personal”, dijo el viejo. “¿Dónde está el
tesoro?”, preguntó el muchacho. “El tesoro está en Egipto, cerca de las
Pirámides... Para llegar hasta allí, tendrás que seguir las señales. Dios escribió
en el mundo el camino que cada hombre debe seguir. Sólo se trata de leer lo que
él escribió para ti”, respondió sabiamente el viejo. Una mariposa revoloteó entre
los dos como señal de buena suerte. El rey le entregó dos piedras: una blanca y
una negra. “Se llaman Urim y Tumim. La negra quiere decir sí, la blanca quiere
decir no. Cuando no consigas descifrar las señales, ellas te servirán. Haz
siempre una pregunta objetiva. Pero de un modo general, procura tomar tus
decisiones. El tesoro está en las Pirámides y esto ya lo sabías; pero tuviste que
pagar seis ovejas, porque yo te ayudé a tomar una decisión... No te olvides que
todo es una cosa solamente. No te olvides del lenguaje de las señales. Sobre
todo no te olvides de ir hasta el final de tu Historia Personal”. Le dijo que esas
piedras sólo servían a quien sabía lo quería. Luego le contó una historia, en
donde le dijo que el secreto de la felicidad estaba en contemplar todas las
maravillas del mundo, sin olvidarnos de nosotros mismos.
Sin dinero en su bolsillo, pero con mucha fe en la vida, buscó trabajo en Tánger.
Con mucha creatividad asesoró a un Mercader de Cristales, y éste le dio trabajo
en su tienda de cristales. El muchacho le indicó cómo mejorar el negocio para
vender más y prosperar. Al cabo de un año el comerciante había obtenido
cuantiosas ganancias y el muchacho había ahorrado suficiente dinero. Pensó
que con éste podría regresar a España y comprar ovejas. Pero ante el desánimo
de volver a España con la cabeza baja, recordó que el rey le había dicho que
nunca debía desistir de sus sueños y que siguiera las señales.
Con la idea de regresar a España, era consciente que las ovejas le habían
enseñado que había en el mundo un lenguaje que todos comprendían. “Era el
lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en
busca de algo que se deseaba o en lo que se creía”. Recordando las enseñanzas
del rey, decidió continuar en busca del tesoro. El mercader del cristales lo
ayudó a embarcase en una caravana que iba para el oasis de Al-Fayoum.
Cuando se despidió del mercader sabía que “tenía más confianza en sí mismo y
tenía la voluntad de conquistar el mundo”. El valor es lo más importante para
quien busca el Lenguaje del Mundo.
Tres guerreros los interceptaron, pero no los robaron porque pensaron que el
Alquimista y el muchacho estaban locos por las explicaciones sobre la Piedra
Filosofal y el Elixir de la Larga Vida. El Alquimista dijo al muchacho que no los
habían robado porque “cuando tenemos los grandes tesoros delante de
nosotros, nunca nos damos cuenta. ¿Y sabes por qué? Porque los hombres no
creen en los tesoros”. Según el Alquimista, alquimia “es penetrar en el Alma del
Mundo y descubrir el tesoro que ella reservó para nosotros... El alquimista es el
hombre que conoce la naturaleza y el mundo”. Mediante la alquimia cada
hombre encuentra su tesoro. Los alquimistas “muestran que, cuando tratamos
de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor se vuelve mejor
también”.
Más adelante fueron interceptados por un ejército. Los iban a matar porque los
acusaron de ser espías. El Alquimista dijo al general que a cambio de sus vidas,
el muchacho era capaz de transformarse en viento. El general les dio tres días
de plazo, pero les quitó el dinero y los caballos. El muchacho se asustó
demasiado y recriminó al Alquimista por haber dicho eso, ya que él no sabía
transformarse en viento. El Alquimista lo tranquilizó, pidiéndolo que no se
desesperara, porque se le dificultaría hablar con su corazón. “El que vive su
Historia Personal sabe todo lo que precisa saber. Sólo una cosa hace imposible
un sueño: el miedo de fracasar”.
Cuando el muchacho llegó a ese lugar, empezó a cavar pero unos ladrones le
robaron el oro que le había dado el Alquimista y lo golpearon pensando que allí
más oro enterrado. El muchacho les dijo que estaba buscando un tesoro en ese
sitio. Los ladrones se rieron y uno le dijo que él había tenido un sueño que en
una vieja iglesia abandonada, junto a un sicomoro, había un tesoro. Entonces el
muchacho pensó que había encontrado el tesoro. Con la parte del oro que el
Alquimista había entregado al monje, el muchacho regresó al lugar de partida
(la vieja iglesia), y allí bajo el sicomoro cavó hasta encontrar un grandioso
tesoro compuesto por oro, piedras preciosas e ídolos de piedras incrustados de
diamantes. “Realmente la vida es generosa con el que vive su Historia
Personal”, pensó. Entonces fue en busca de Fátima.
COMENTARIO
Robert tuvo dos padres: uno rico y otro pobre. El padre pobre (el papá real o
biológico) era muy instruido, profesional e intelectualmente, pero sólo era un
empleado del gobierno, agobiado por las deudas y los impuestos. El padre rico
(su educador financiero), sin haber terminado la secundaria, llegó a ser uno de
los hombres más ricos de Hawai. No tenía educación formal, pero sí poseía
educación financiera, y en consecuencia tenía éxito. El padre rico era un hombre
que no había avanzado con la masa. “Era un hombre que había desarrollado un
pensamiento propio, y detestaba las palabras debemos hacerlo de esta manera
porque así es como todos los demás lo hacen. También odiaba las palabras no se
puede”. El padre pobre (socialista) luchó financieramente durante toda su vida.
El padre rico (capitalista) vivió una vida boyante financieramente. El padre
pobre pregonaba que el dinero era la raíz de todo mal. El padre rico sostenía
que la falta de dinero era la raíz de todo mal. El padre pobre decía “no puedo
afrontar los problemas”. El padre rico preguntaba “¿cómo puedo resolverlos?”.
Según el padre rico, afirmar nos deja fuera de combate; preguntar, nos fuerza a
pensar. Decir “no puedo afrontar los problemas” bloquea el cerebro. Afirmar
“cómo puedo afrontarlos” pone el cerebro a trabajar. Los dos fueron fuertes,
carismáticos e influyentes. Lo aconsejaron bien, pero de manera diferente.
Aprendió de ambos. Los puntos de vista de un hombre pobre y de un hombre
rico le permitieron inclinarse por escuchar y seguir los consejos financieros del
padre rico.
Como Robert decidió escuchar a su padre rico, durante 30 años aprendió de éste
hasta obtener su independencia y solvencia económica y financiera. He aquí sus
enseñanzas, resumidas en seis lecciones:
Robert a sus 9 años, en 1956, preguntó a su padre pobre cómo se hacía el dinero.
Éste le dijo que usara la cabeza. “Si quieres algo, trabaja por ello”, de dijo.
Luego de oír estas “enseñanzas” se entrevistó con su amigo Mike, hijo del padre
rico, con quien empezaron a generar ideas para “hacer” dinero. Intentaron
fabricar monedas de plomo con tubos vacíos de crema, pero el padre pobre les
dijo que eso era ilegal. Sin embargo, los felicitó por su creatividad y
originalidad, y les recomendó visitar al padre de Mike, que era millonario, en
procura de aprender a “hacer” dinero. “Si se rinden no serán ricos. Sigan
adelante. No desistan”, los exhortó el padre pobre. Reconoció que él no era rico
porque era un educador, y a los educadores sólo les gustaba enseñar y no ser
ricos. “Desearía poder ayudarles, pero la verdad es que yo no sé cómo hacer
dinero”, les dijo sinceramente.
Robert a las tres semanas intentó renunciar porque el salario era demasiado
bajo. Le exigió al padre rico un notable incremento a cambio de no renunciar,
además de recriminarlo porque lo estaba explotando y no le enseñaba. El padre
rico, ante la brusca reacción de Robert, le preguntó y le enseñó muy calmado:
“¿Cómo sabes que no te he enseñado? ¿Acaso enseñar significa hablar y
disertar? Así es como enseñan en el colegio. Pero esa no es la forma en que la
vida te enseña, y diría que la vida es el mejor de todos los maestros. La mayor
parte del tiempo, la vida no te habla. Es como que te va empujando. Cada
empujón es la vida diciendo “¡despierta!”; hay algo que quiero que aprendas…
Si aprendes las lecciones de la vida, te irá bien. Si no, la vida simplemente
continuará empujándote. La gente, hace las dos cosas. Algunos sencillamente
dejan que la vida los empuje. Otros se ponen bravos y devuelven el empujón.
Pero empujan contra su jefe, o su trabajo, o su esposo o esposa. Ellos no saben
que es la vida quien los está empujando… La vida nos empuja a todos. Algunos
se rinden. Otros luchan. Otros pocos aprenden la lección y avanzan. Los
empujones de la vida son bienvenidos por ellos. Para estas pocas personas, esto
significa que necesitan y desean aprender algo. Ellos aprenden y avanzan. La
mayoría abandona, y unos pocos, como tú, luchan”. El padre rico felicitó a
Robert y a Mike porque de todos sus empleados eran los únicos que le habían
pedido que les enseñara a hacer dinero. Los demás trabajaban por dinero, sin
entender realmente qué es eso por lo que estaban trabajando. El poder del
dinero controla a los pobres y la clase media. Trabajan duro sin preguntarse si
lo que hacen tiene sentido. “Muy a menudo, en lugar de confiar en su sabiduría
interior -ese genio que cada uno tiene dentro de sí- mucha gente se deja
arrastrar por la multitud. Ellos simplemente hacen cosas porque la mayoría las
hace. Se conforman en lugar de cuestionarse. Muchas veces repiten sin pensar
algo que les fue dicho”.
Ante la insistencia de Robert que el padre rico lo explotaba con el bajo salario,
éste le sugirió que cambiara su punto de vista, porque lo culpaba como si él
fuera el problema. “Si piensas que yo soy el problema, entonces tienes que
cambiarme. Si te das cuenta de que tú eres el problema, entonces puedes
cambiarte a ti mismo, aprender algo y crecer más rápido. La mayoría de la
gente pretende que todo el mundo cambie, excepto ellos mismos. Déjame
decirte: es más fácil cambiarse a uno mismo que cambiar a los demás”. Robert
insistía que el padre rico era el problema. El padre rico le advirtió: “Bien, si
mantienes esa actitud no aprenderás. Mantén la actitud de que yo soy el
problema, ¿y qué lecciones te quedan?”. Robert amenazó nuevamente al padre
rico con renunciar si a cambio no recibía más salario y enseñanza. El padre rico
lo sensibilizó. “Y eso es exactamente lo que haría la mayoría de la gente.
Renunciar y salir a buscar otro trabajo, una mejor oportunidad, un salario más
alto, pensando que un nuevo trabajo o mejor sueldo resolverá el problema. En
la mayoría de los casos no será así”.
Luego de las reflexiones del padre rico, Robert terminó aceptando que debía ser
paciente, escuchar y aprender. “Mi padre rico quería que yo aprendiera el
funcionamiento del dinero, a fin de lograr que éste trabajara para mí. Yo
aprendería estas lecciones guiado por él a través de la vida, y no en un salón de
clases”.
El padre rico les dijo a Robert y a Mike que si aprendían lo que él les enseñaba,
tendrían libertad y seguridad financiera. Les hizo entender que él podría
pagarles un buen sueldo, pero terminarían como los demás empleados: pobres
y endeudados, atenidos a la ilusión de una pensión. Los empleados tienen una
visión muy estrecha, y la mayoría no ve la trampa en donde se encuentran. Esto
les sonaba cruel, pero Robert y Mike sentían que en realidad él quería
enseñarles. “No se trata sólo de enseñarlos a ser ricos, porque ser ricos no
resuelve el problema… Lo que yo quiero, niños, es que tengan un chance de
evitar esa trampa, causada por las emociones del miedo y la ansiedad. Úsenlas
a su favor, y no en su contra. Por eso quiero enseñarles. Yo no estoy interesado
en que aprendan tan sólo a construir una pila de billetes. Eso no dominará el
miedo o las ansias. Si en primer lugar ustedes no dominan estas dos emociones
y se vuelven ricos, serán simplemente esclavos muy bien remunerados”.
Muchos creen que teniendo dinero pierden el miedo de no tenerlo o de ser
pobres, pero luego de tenerlo temen perderlo. “Muchos están emocionalmente
desesperados y neuróticos, aunque lucen ricos y tienen más dinero… El hecho
de evitar el dinero es tan psicótico como ser adicto a él”.
Según las enseñanzas del padre rico, el miedo y la ignorancia son las
principales causas de la pobreza o las angustias económicas; no lo son la
economía, el gobierno o los ricos. “Son el miedo y la ignorancia autoinfligidos
los que mantienen a la gente atrapada”. No saber controlar las emociones del
miedo y la ansiedad, nos conduce por el camino de la ignorancia. “Muchos, a
raíz de sus emociones del miedo y deseo, viven sus vidas a la caza de salarios,
aumentos y la seguridad de un empleo, sin cuestionarse realmente a dónde los
están conduciendo esos pensamientos altamente emotivos”. La ignorancia
intensifica el miedo y el deseo. “Esa es la razón por la que las personas ricas,
con grandes cantidades de dinero, a menudo se sienten más temerosas cuanto
más ricas se vuelven”.
Como la definición tradicional de activo y pasivo son confusas, el padre rico las
define así: “Un activo es lo que pone dinero en mi bolsillo. Un pasivo es lo que
saca dinero de mi bolsillo”. Si queremos ser ricos, debemos adquirir activos. Si
sólo construimos obligaciones, seremos pobres o de clase media. “La falta de
formación, tanto en relación a las palabras como a los números, es el punto de
partida de las luchas financieras. Si las personas se hallan atravesando
dificultades financieras, es que hay algo que no están pudiendo leer, tanto en
los números como en las palabras. Algo no está siendo entendido. Los ricos son
ricos porque están, en diferentes áreas, más especializados que la gente que
lucha financieramente. De manera que si usted desea ser rico y conservar su
riqueza, es importante especializarse en finanzas, tanto en los términos como en
los números”. En los informes financieros, leer es buscar la trama, el relato. La
descripción de hacia dónde está fluyendo el efectivo. Los pobres y la clase
media, a pesar de trabajar duro, son pobres porque sólo construyen
obligaciones en lugar de activos.
Antes de aprender a “montar” en bicicleta, nos caemos. Hasta los ricos pierden,
pero éstos no temen perder. “Para la mayor parte de la gente, la razón por la
cual no ganan financieramente es que el dolor a perder dinero es muchísimo
más grande que la alegría de hacerse ricos”. Todos quieren ir al cielo, pero nadie
quiere morirse, dice el refrán. “Muchos sueñan con ser ricos, pero están
aterrorizados de perder dinero”.
El fracaso debe servir para inspirar a quienes quieran ser ganadores. “A los
ganadores, perder los inspira. A los perdedores, perder los derrota… El fracaso
inspira a los ganadores y derrota a los perdedores. Ese es el mayor secreto de
los ganadores. El secreto que ignoran los perdedores. El gran secreto de los
ganadores es que el fracaso inspira la victoria; por lo tanto, no tienen miedo de
perder”. Ganar implica no tener miedo a perder. Los ricos no temen perder,
odian perder. Es muy distinto odiar perder y temer perder. “Si usted odia
perder, juegue sobre seguro. Si perder lo debilita, juegue sobre seguro. Si perder
lo debilita, juegue sobre seguro. Invierta en inversiones equilibradas”.
3. Pereza. A veces, los más activos son los más perezosos. Se ocupan mucho de
su trabajo, descuidando su bienestar y sus familia. ¿Por qué ocurre esto?
Simple: trabajan por dinero, y el dinero no trabaja para ellos. La cura para la
pereza es un poco de ambición. Erróneamente nos dicen que la ambición es
mala. Quien no tiene un poco de ambición, no logra obtener riqueza. Sin
incurrir en excesos de ambición, se necesita una dosis moderada de ésta para
ser rico. “Demasiada ambición, como cualquier otra cosa en exceso, no es
buena”.
4. Hábitos. Hay que crear el sano hábito de pagarse primero a uno mismo antes
de pagarle a los demás. No se trata de dejar de pagar las cuentas, sino de
pagarse primero a uno mismo. La presión por pagarle a los demás nos motiva a
invertir para ganar y así pagar las deudas. La presión por pagar se convierte en
la motivación para aplicar la inteligencia financiera, ganar y luego pagar. Si
pagamos primero a nosotros mismos, seremos más fuertes, mental y
financieramente.
1. La fuerza del espíritu. Esta es una razón más gran que la realidad, porque ser
rico necesita de grandes esfuerzos inteligentes, de grandes razones o
propósitos. Para ser ricos se necesita una combinación de “quieros” y “no
quieros” profundos y emocionales. De los “no quiero” salen los “quiero”. “No
quiero” trabajar siempre. “No quiero ser un pobre empleado”. Como “no
quiero” esto, “quiero” ser libre financieramente, “quiero” el control sobre mi
tiempo y mi vida, “quiero” que el dinero trabaje para mí. “Sin una razón o
propósito, todo en la vida es duro”.
2. El poder de elegir. Con cada peso que “caiga” en nuestras manos estamos
eligiendo la posibilidad de ser ricos o pobres. Los pobres sólo tienen hábitos
pobres en su forma de gastar. “Muchas personas eligen no ser ricos. Para el 90%
de la población, ser rico es demasiada molestia. Así que inventan dichos como a
mí no me interesa el dinero, o nunca seré rico, o no tengo que preocuparme porque
todavía soy joven, o cuando gane algo de dinero, recién me preocuparé por mi futuro o
mi esposo o esposa maneja las finanzas. El problema con esas afirmaciones, es que
roban dos cosas a la persona que elige tales pensamientos: una es el tiempo, que
es su activo más preciado, y la otra es el aprendizaje. El simple hecho de que
usted no tenga dinero, no es excusa para no aprender. Pero, la elección de qué
hacemos con nuestro tiempo, nuestro dinero, y qué ponemos dentro de nuestra
cabezas, es una elección que todos efectuamos a diaria. Ese es nuestro poder de
elección. Todos tenemos el poder de elegir. Yo simplemente elegí ser rico, y
hago esa elección cada día”.
Para ser rico hay que educarse financieramente, porque la herramienta más
poderosa es nuestra mente, la cual requiere ser entrenada y dominada.
Educarse implica leer libros, escuchar cassettes, asistir a conferencias y ver
vídeos relacionados con estos temas. Hay que recibir nuevas ideas para
combinarlas con la que tenemos. Es más importante escuchar que hablar.
Para ser rico hay que ser fiel a sí mismo y no dejarse llevar por la multitud,
porque ésta en el mundo de los mercados aparece tarde. “Los inversores
inteligentes no se dejan arrastrar por los mercados”. Los inversores tímidos son
como borregos avanzando dentro del rebaño. “Los inversores sabios invierten
cuando la inversión aún no es popular. Saben que la ganancia se hace al
comprar y no al vender”. No se dejan arrastrar y buscan oportunidades. El
dinero se gana con base en la información, porque vivimos en la Era de la
Información.
4. El poder de aprender rápidamente. Hay que dominar las viejas fórmulas para
ser rico y aprender nuevas. La fórmula de los pobres es trabajar por dinero. El
mundo actual, que cambia rápidamente, “ya no cuenta tanto lo que usted saben
por a menudo su conocimiento ya es obsoleto. Lo que hoy cuenta es la
velocidad con que se aprende. Esa habilidad no tiene precio”.
9. El poder del mito. Hay que copiar y emular a los héroes porque así
aprendemos. Nuestros héroes son personas ganadoras, triunfadoras. Debemos
saber cómo ganan y cómo triunfan. Los héroes nos inspiran y hacen que
triunfar parezca fácil. “Si ellos pueden, yo también puedo”.
DESHOJANDO MARGARITAS
(Walter Riso)
PARTE 1
El amor realista
Las relaciones interpersonales afectivas están afectadas por los estereotipos, los
prejuicios y los estilos de comunicación inadecuados. El contacto afectivo,
debido a los malos aprendizajes, se complica con las distorsiones y las
valorizaciones destructivas. “Los malos aprendizajes y absurdas atrofias
culturales, la propia inseguridad frente a la posibilidad del rechazo, el miedo a
sufrir, el egoísmo, la búsqueda desesperada de aprobación y demás bloqueos,
han impedido que el intercambio afectivo sea un hecho natural y agradable”. El
mundo consumista ha plastificado las relaciones afectivas. Se vive en un mundo
de apariencias y superficialidad. La mala comunicación y los esquemas
negativos distorsionan las relaciones afectivas.
El balance afectivo
Territorialidad
5. El estilo “No soy querible”. Son personas con autoestima baja y piensan que
no merecen que los quieran. Piensan que alguien los quiere por lástima. Se
avergüenzan de sí mismo. Como se autodesprecian, no pueden dar o recibir
amor. “Piensan que el amor les es vedado, porque no son merecedores…
Desnudarse psicológicamente es para estas personas la peor tortura, porque
piensan que interiormente son repulsivos y desagradables… El hecho de no
sentirse amables les impide recibir las expresiones de afecto de manera natural
y placentera”.
PARTE 3
Deseo-atracción
El deseo-atracción es la llamada “química”. Es la inclinación a estar con la
persona amada por encima de la justificación racional. Sin que este componente
no nos afecte en exceso, se necesita para que la relación afectiva perdure. En el
amor el deseo-atracción, en dosis moderadas, es benéfico; el deseo-apego es
perjudicial.
Admiración
Humor-sintonía
Sensibilidad-entrega
Cuando se ama realmente, nos interesa el bienestar del ser amado. Por eso
somos altruistas moderados, compartimos, tenemos empatía, entregamos y
recibimos amor. La sensibilidad-entrega es la capacidad de ser un receptor
afectivo y un buen dador, sin caer en servilismos. Preocuparnos por el otro no
implica abandonarnos a nosotros mismos. Debemos preocuparnos por la
persona amada.
Respeto
Comunicación-honestidad