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El Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú fue fundado el 5 de diciembre de 1860, tiene como
objetivo el de unificar los diferentes cuerpos de bomberos, que de manera independiente trabajaban en el
territorio peruano. El 5 de diciembre de 1953, juramentó la Junta Directiva Privisional.
Sin embargo, la historia de los bomberos en el Perú, data de mucho tiempo atrás, durante la época de la
Colonia, donde ya existían brigadas contra incendios compuestas por carpinteros, barberos, autoridades
civiles, etc., las cuales acudían al llamado de un incendio al oír las campanas de las iglesias. Ya luego de
independencia del Perú, el 5 de diciembre de 1860, se funda la primera compañía de bomberos la
Compañía de Bomberos Chalaca No 1, por iniciativa de los diferentes comerciantes del puerto del Callao,
que veían continuamente amenazados su negocios por el fuego. Posteriormente esta compañía adoptó el
nombre de Unión Chalaca.
Es oportuno dar a conocer que días previos a la fundación de la Compañía Chalaca N° 1; el 24 de
noviembre de 1860, a iniciativa del Alcalde de la provincia litoral de Paita del departamento de Piura, se
fundó la Compañía Contra Incendios por Grifos Paita N° 1. Sin embargo, esta unidad bomberil no mantuvo
una actividad permanente.
Es preciso hacer mención que contribuyeron a la Fundación del CGBVP los señores comandantes Juan
Baselli y Glicerio García Campos, quienes hicieron un periplo por el Perú invitando a comandantes de
diversas compañías de bomberos para la Segunda Asamblea Regional del Norte que se realizaría en la
ciudad de Huacho en enero de 1953.
Fue en esa ocasión que la II Asamblea Regional del Cuerpo de Bomberos Nor Peruano Tercera Región, se
constituyó en Asamblea Nacional, ya que había representantes de los Cuerpos de Bomberos de Lima y del
Callao, así como de varias compañías existente.
Humeaban todavía los escombros en la castigada y aristocrática Chorrillos, y de los campamentos del
invasor se elevaba el rumor de soldados victoriosos, mientras tanto, los bomberos voluntarios de la
Garibaldi, dando cumplimiento a su noble misión, se dedicaban a apagar los incendios. En plena
humanitaria labor, trece de aquellos bomberos fueron apresados por una columna enemiga. Los trece eran
jóvenes voluntarios italianos de la Bomba Garibaldi. Fueron trasladados a la Escuela de Cabos - hoy
Escuela Militar de Chorrillos -, lugar que fue convertida en cárcel de peruanos y extranjeros. Desde allí, sin
juicio alguno y ante la protesta del pueblo de Chorrillos, fueron llevados a rastras al malecón de Chorrillos,
cerca de la playa de La Herradura colindante con el Hotel Terry, desde donde provenían las órdenes del
General en Jefe chileno.
Los Trece Garibaldinos se alinearon estoicos frente al pelotón de fusilamiento, por el único delito de haber
cumplido con su deber de extinguir los incendios provocados por el infame bombardeo de los buques de
guerra enemigos. Los 13 fueron fusilados, pagando así, con sus jóvenes vidas el amor a su Patria
adoptiva. Sus restos mortales fueron arrojados por sus victimarios en una zona descampada de Chorrillos
y posteriormente desenterrados por los patriotas Adolfo Sánchez, Pablo Menéndez y José Donayre.
Fueron trece jóvenes italianos a quienes la vida les sonreía antes de aquel fatídico 13 de enero de 1881.
La guerra, con su caudal de horrores, de barbarie y de absurdo instinto, tocó las puertas de la apacible
Villa de Chorrillos.
La Pompa Italiana Garibaldi era su celosa guardiana contra el peligro del fuego. Pero no fue un incendio
fortuito el que arrebató la vida de esos 13 heroicos voluntarios y puso crespones en el glorioso pendón de
la Benemérita Compañía Garibaldi, sino otro vendaval premeditado, alevoso, que no puede hundirse en el
olvido porque lo impide la inmortalidad de sus víctimas.
Los Trece Garibaldinos no murieron en defensa de la Patria, porque no portaban fusiles ni bayonetas. Ellos
no presentaron batalla en las líneas de defensa de Chorrillos porque su misión era otra: salvar vidas y
propiedades. Ellos perdieron la vida como bomberos voluntarios, cayeron en acto de servicio, sofocando
incendios y portando mangueras, no armas.
Ellos fueron: Enrico Nerini, Lorenzo Astrana, Angelo Cippolini, Paolo Marzano, Paolo Risso, Angelo
Descalzi, Gio Batta Leonardi, Giusepee Orengo, Egidio Valentíni, Giovanni Ognio, Giovanni Pali, Filippo
Bargna, Luca Chiappe.
La ciudad de Lima vivía los fastuosos días del carnaval aquel fatídico viernes 14 de febrero de 1931. No se
entregaba todavía al sueño la ciudad. Poco antes de la medianoche, las campanas de los cuarteles de
bomberos anunciaron un incendio y los desesperados silbatos policiales anunciaban que el fuego cobraba
una presa en el centro de la ciudad. Veloces las bombas surcaron las calles rumbo a Plumereros, hoy
cuarta cuadra del jirón Camaná, en el centro histórico de la ciudad de Lima, donde tuvo lugar el siniestro.
Allí estuvieron el Capitán Juan Roberto Acevedo y el Teniente Carlos Vidal dirigiendo las acciones de los
Seccionarios de la Cosmopolita, sin presentir que la tragedia los acechaba, lo mismo que a Eleazar
Blanco, Pedro Torres y Julio Ochoa; con ellos estaban Luis y Juan Vidal, para los que el sacrificio de su
querido hermano Carlos fue un compromiso de honor para continuar en su humanitaria misión.
Olivero de la Internacional y Anselmi de la Roma, gritaron: ¡Atrás!... pero no fueron escuchados a tiempo.
Se produjo el sorpresivo derrumbe y bajo el hacinamiento de vigas, adobes, humo, calor y crepitar de la
vieja madera incendiada quedaron aprisionados los cuerpos de Juan Roberto Acevedo y Carlos Vidal
Bergeot, de la Cosmopolita. El heroísmo afloró en el corazón sus compañeros. Dando la cara al peligro de
un nuevo derrumbe, decenas de manos de aprestaron presurosas al rescate de los bomberos
atrapados.Pero, sucedió lo peor, un segundo y terrible derrumbe sufrió el viejo y carcomido edificio
incendiado de Plumereros y tres bomberos más, tres soldados del fuego, cayeron en el noble empeño de
salvar otras vidas. En la madrugada del sábado 15 de febrero de 1931, la tragedia estaba consumada y la
lucha se hizo intensa para rescatar los cadáveres de los que sucumbieron. Carlos Vidal, estuvo
aprisionado entre los escombros que le produjeron dolorosas quemaduras; largas horas demoró el rescate.
Vidal falleció horas más tarde. Las primeras luces de la mañana mostraron un cuadro patético: la trágica
victoria de la muerte sobre la vida. El dolor de la tragedia ocurrida en la noche de carnaval limeño, cundió
por todo el país y se propagó más allá de nuestras fronteras.
El sentimiento fue unánime. Surgió la apesadumbrada voz de condolencia. Cinco hombres en la plenitud
de sus vidas cayeron abnegadamente en defensa de los intereses colectivos. Esas vidas truncadas aún
representan un valor incalculable para la sociedad. La alegría del carnaval limeño se tornó en tristeza. El
cortejo fúnebre de los cinco mártires de Plumereros fue acompañado por una enorme y dolida multitud,
marcando así un extraño contraste entre la vida y la muerte. Pagaron tributo al destino tres Compañías de
Bomberos voluntarios de gloriosa y luminosa estela. Sus nombres se incorporaron a martirologio de
nuestros anales bomberiles, como símbolos de abnegación y heroísmo ejemplares.
HISTORIA DE LOS BOMBEROS EN EL MUNDO
En realidad, el primer servicio de bomberos lo organizó Craso cuando aún formaba parte del triunvirato con
César y Pompeyo, unos años antes.
Craso enviaba a sus hombres a apagar el fuego, pero la condición era que el propietario de la vivienda se
la cediese a un precio muy escaso. De esta manera, apagaba el fuego y se quedaba con el edificio.
No se puede descartar que incluso provocase algunos incendios. Cuando César se hizo amo y señor único
del Imperio, regularizó los bomberos, pero con la caída de Roma, se extinguieron.
Durante la Edad Media, como anteriormente y en muchos lugares después, la gente temía que organizarse
con sus vecinos y familiares para formar cadenas humanas.
Durante muchos años, poca cosa cambió. Lo único destacable es un edicto del rey Luis de Francia
ordenando en 1254, que los vecinos creen sus propios cuerpos de vigilancia contra incendios, que alguna
vez hemos podido ver en las películas históricas.
Se cree, según los historiadores, que los primeros bomberos se organizaron en el Antiguo Imperio
Romano.
En el año 2004, se encontraron en el valle del Rin los restos de una bomba de agua usada por los
romanos para apagar fuegos, con una antigüedad de 1650 años. Se considera el testimonio más antiguo
de la historia de los bomberos.
Pero ni los grandes incendios de Londres, sobre todo el de 1666, animaron a la creación de cuerpos de
bomberos hasta la reaparición de las bombas de agua que ya usaban los romanos.
El londinense Richard Newsham patenta en 1721 la primera bomba contra incendios accionada por dos
hombres, uno a cada lado, subiendo y bajando una palanca. Podía elevar doce litros por segundo de agua
a 40 metros de altura.
El gobierno francés, en 1733, decide que los bomberos no cobrarán a las víctimas de los incendios, y en
1750, se incorporan los uniformes.
En Estados Unidos, se crea en 1736 en Filadelfia la primera compañía de bomberos voluntarios, que no se
convertirán en profesionales hasta 1850.
Se cree, por otra parte, que fue Napoleón Bonaparte, en 1810, el creador del primer cuerpo de bomberos
profesionales, los Sapeurs-Pompiers del cuerpo de ingenieros del Ejército francés.
Juana la Loca, en 1515, crea el primer Cuerpo de Bomberos de España, pero hasta el gran incendio de
Valladolid del año 1561 no se organiza una vigilancia permanente.
En el año 1604, el propio ayuntamiento distribuye herramientas entre los moriscos que ejercen de
bomberos, como hachas (ver historia del hacha), mazos (ver historia del martillo) y azadones, y así hasta
la llegada de las bombas de agua en el siglo XVIII.
En Granada había algo parecido a un cuartel de bomberos desde el incendio del Convento del Carmen en
1723.
Los efesianos dijeron que su nombre nunca sería recordado, pero Estrabón cometió la indiscreción de
anotarlo. La misma noche del incendio nació Alejandro Magno en Macedonia.
El templo de Artemisa, la Diana de los romanos, en Lidia, Asia Menor, fue construido por el rey Creso y era
una de las siete maravillas de la antigüedad.
● Siglo I a.C.: aunque hay indicios de que en el antiguo Egipto ya existía la lucha organizada contra
los incendios, las primeras brigadas verdaderas de ¡ bomberos aparecen en Roma, cuando Marco
Licinio i Craso, que había acabado con la revuelta de Espartaco y formaría parte del primer
triunvirato con Pompeyo y César, creó brigadas de bomberos con esclavos que no sólo apagaban
los incendios, sino que los provocaban para que su amo comprara el edifico a un precio muy por
debajo de su valor.
● Año 1518: hubo que esperar muchos siglos a que un alemán, Anthony Blatner, construyera el
primer carro de bomberos en Augsburgo. La Edad Media había sido un caos y cada vecino tenía
que organizarse por su cuenta o esperar a que el señor feudal tomara las riendas.
● Año 1672: Jan van der Heijden, inventa la primera manguera flexible de cuero con una longitud de
hasta 15 metros y conexiones de latón.
● Año 1716: la primera compañía de bomberos en Francia a cargo de Frangois du Mouriez du Périer.
● Año 1721-1725: el londinense Richard Newsham inventa la primera bomba contra incendios
accionada por dos hombres, uno a cada lado del artilugio, subiendo y bajando una gran palanca
que impulsa el agua hasta 40 metros de altura.
● Año 1736: primera compañía de bomberos voluntarios en Estados Unidos, la Union Fire Company
creada en Filadelfia por Benjamín Franklin.
● Año 1810: Napoleón crea el primer cuerpo de bomberos profesional en Francia. En 1811 los
organiza como un cuerpo militar.
● Año 1824: primera compañía de bomberos dentro del Reino Unido en Escocia. Londres no tendrá
un servicio de bomberos profesional hasta 1832.
● Año 1829: primer camión con un motor de vapor para la lucha contra incendios, aunque no serán
utilizados a cierta escala hasta 1860. A gran escala a partir de 1907, con el motor de combustión
interna.