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Narrador Jesús Manuel Isabel Alexia Gula Alma Salome Damaris

Gabriel Pedro Satanás Lalo Pereza Jhovany Saúl Ricardo


Miguel Isaac Daniel Lujuria Dana Herodes Pendiente Miriam Karina
Pura Samantha Envidia Nallely Posadero Alejandro Ruth Azul
Inocencia Katia Soberbia Jesabel Melchor Luis Antonio Josefina Fátima
María Naomi Avaricia Abril Gaspar Asael Noé Zacarías José Daniel
José Jesús Said Ira Mayra Baltazar Juan Alejandro Juana Karol

Narrador: Dándose cuenta Dios de que en la tierra las cosas no estaban marchando como Él lo había planeado desde que había
decidido crear al hombre, y que éste se estaba hundiendo en la perdición del pecado, decidió hacerle al hombre el mejor regalo que
su bondad y su misericordia podía. Decidió mandar, a su único hijo; para que sembrara entre los hombres la semilla del amor y de la
hermandad, y les recordara cual era el plan divino de Dios. Pero necesitaba encontrar a una mujer de buen corazón y alma limpia
para que fuera la que llevara en su vientre a ese ser divino en su manera mortal y humana. Encontró en la ciudad de Nazaret en
Galilea, a una doncella agraciada de nombre María; que estaba comprometida con un joven de nombre José, el Señor la había
elegido para que fuera ella quien diera a luz, educara y cuidara a su hijo en la tierra. Entonces tuvo Dios la necesidad de anunciarle a
María de su tarea tan importante; y para ello eligió al mejor de sus ángeles; el Arcángel Gabriel.
Acto I La Anunciación
Gabriel: Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres. No temas María,
porque has hallado gracia a los ojos de Dios, has de concebir en tu seno, y darás a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
Éste será grande, y será llamado hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de David y reinará en la casa de Jacob
eternamente y su reino no tendrá fin.

María: ¿Pero cómo será esto si no conozco varón?

Gabriel: El Espíritu santo te cubrirá con su sombra y quedaras en cinta, por eso el niño que nacerá de ti será llamado santo e hijo de
Dios, ve a tu prima Isabel la que decían estéril, a pesar de su avanzada edad ya va en su sexto mes de embarazo porqué para Dios no
hay nada imposible.

María: Yo soy la esclava del señor hágase en mi según su voluntad.


Acto II La Visitación
Narrador: Por aquellos días, María se dirigió a la región montañosa, a una cuidad de Judá donde vivía su prima Isabel, para ayudarla
en los quehaceres cotidianos, ya que Isabel era una mujer de edad y le faltaban pocos días para dar a luz.

María: Bendita seas Isabel

Isabel: ¡Bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a
visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Bendita seas por haber creído que se cumplirá lo que te fue
anunciado de parte del Señor.

María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se llena de gozo en Dios, mi salvador, porque miró con bondad la pequeñez de su
esclava

Narrador: María permaneció con ella tres meses, y volvió a su casa. Poco después Isabel dio a luz a un niño a quien le puso por
nombre Juan.
Acto III El plan de satanás
Narrador: La profecía se había cumplido. Muy pronto el salvador estaría entre los hombres dando a conocer su mensaje de amor.
Pero el maligno "satanás" no podía quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada. Ahora más que nunca quería evitar que los
hombres se acercaran a dios.

Satanás: (preocupado) no puede ser, esto es el colmo, ya casi nace el mesías y yo no he hecho nada, tengo que pensar en cómo
evitar que el mundo se vuelva una cursilería, solo de imaginarme a los hombres alegres, felices ayudándose mutuamente, dando lo
mejor de si . . . Brr me hierve el hígado. ¿Dónde están mis súbditos? . . . Pereza, lujuria, envidia, ira, gula, soberbia y avaricia vengan a
mí. (Entran los siete pecados capitales) A ver, que han estado haciendo en la tierra, no saben que ya va a nacer el mesías y que
tenemos que alejar a la gente del bien y engrosar nuestras filas del mal.

Lujuria: Conmigo todos caen. Yo me les presento en múltiples formas, pensamientos, palabras, y obras, los atraigo a lo prohibido y
les muestro una falsa felicidad, tu sabes, soy irresistible.
Envidia: ¡Te crees la mejor, pero yo tengo más adeptos que tú!, nadie puede resistir ser menos que su prójimo, yo los tiento para
qué se rompan amistades, peleen, incluso maten para que no permitan que sean mejores que ellos.

Avaricia: ¿Tener? ¿Alguien hablo de tener? Yo les inculco a los hombres la idea de amar al dinero y los bienes materiales, sin darles
nada a los demás. Que despojen, mientan y crezcan en poder

Satán: Y tu ira ¿Qué has hecho?

Ira: (furiosa) A mí ni me digas nada, que con solo pensar que soy la que más trabaja me dan gana de trincharlos a todos, y más a
pereza que todo el día esta echandota, y gula, a cada rato se da tiempo para comer, ya va que rueda.

Soberbia: Pues yo no necesito de ninguno de ustedes, bola de tontos. Yo solo puedo lograr echar abajo los planes de Dios.

Todos: sssssssh, ¡Es el innombrable!

Satán: El que manda aquí soy yo. Preparen sus mejores tentaciones porque ahora mismo vamos a trabajar horas extras. ( Los
pecados comienzan a quejarse) ¡A Callar! Firmes, suman la panza, saquen el pecho, saquen la lengua, cierren la boca, flanco
izquierdo (algunos se dan vuelta para la derecha) a la otra izquierda, de frente... marchen, 1, 2, 1, 2, 1, 2.
Acto IV Posada
Narrador: por aquel tiempo, el emperador Augusto ordeno que se hiciera un censo en todo el mundo. Este primer censo fue hecho
siendo cirineo gobernador de Siria. Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo. José salió del pueblo de Nazaret, de la región
de galilea, y junto con María que estaba en cinta y a punto de dar a luz, fueron a Belén de Judá, donde había nacido el rey David, por
ser su descendiente.

José: María, no sabes cómo siento todo esto, tu tan cansada y no tienes lugar donde pasar la noche.

María: no te preocupes José, recuerda que el Señor todopoderoso vela por nosotros y nada sucede sin que sea su voluntad. Es
verdad que me he cansado un poco, pero es más grande la alegría que hay en mi corazón cuando pienso que pronto tendremos en
nuestros brazos al hijo de Dios, quien nos ha elegido para ser sus padres.

José: María, tus palabras alimentan mi fe, me envuelven en una dicha enorme. ¡Qué misterio tan grande el amor de Dios, por
habernos elegido para proteger a su divino hijo! Al mesías esperado, al futuro rey de Israel

María: Mira José, parece que esta es una posada, vamos a llamar.

Posadero: ¿Quién es a estas horas?

José: Buena noche buen hombre, mi nombre es José y ella es mi esposa María

Posadero: No me importa su nombre solo vienen a incomodar mi sueño

José: Venimos desde muy lejos, y necesitamos un lugar para pasar la noche, mi esposa está muy cansada y está próxima a dar a luz,
¿Podría albergarnos aunque sea por esta noche?

Posadero: Tengo la posada llena, pero como tu esposa está a punto de dar a luz por haya tengo un pesebre que les servirán de
refugio para protegerse del frio.

José: Dios le colme de bendiciones su amabilidad, iremos enseguida para allá.


Acto V Anuncio a los pastores
Narrador: Y sucedió que mientras estaban allí, se llegó el alumbramiento y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en
pañales, y lo acostó en un pesebre. Llego la fecha que todo la humanidad esperaba, y en esa fría noche de invierno a las afueras de
Belén se encontraban unos humildes pastores.

Salome: ¡Qué noche tan fría! Creo que nunca ha habido una noche como esta.

Saúl: Ni el fuego logra calentar mis manos, las tengo tan frías y entumecidas que casi no las siento. (Se las frota y las acerca al fuego)

Josefina: en verdad hay mucho frio esta noche, pero duele más el frio de los corazones duros. Si una luz pudiera derretir el hielo de
nuestros corazones y mostrarnos el camino hacia una humanidad más fraterna.
Juana: ¡Cállate Josefina! Ya vas a empezar con tus cosas, tu siempre con la esperanza de un mundo mejor.

Salome: Tu siempre tan furioso Juana, deja hablar a Josefina pues sus palabras siembre están llenas de sabiduría.

Zacarías: Tienes razón salome, pues yo creo que Josefina al igual que nosotros, esperamos que algún día la promesa de Dios se
cumpla.

Miriam: Me lleno de esperanza al pensar que algún día el mesías llegara, y él nos guiara por el camino de la felicidad y traerá alegría
al mundo.

Zacarías: Haber, haber, haber, explícame más acerca del mesías, pues yo soy muy ignorante, no sé leer ni escribir, por eso no
conozco las escrituras.

Saúl: Pues ni creas que estudiando mucho vas a ser un hombre de noble corazón ve a los fariseos cómo se comportan, ¡son unos
hipócritas!

Josefina: Es cierto, no por mucho saber vas a agradar a dios, sino haciendo el bien a los demás.

Ruth: (fastidiada) Ya cambien de tema, todo esto está muy bonito, pero mientras se cumplen las profecías, yo quiero gozar esta vida,
bailar, cantar y divertirme, olvidarme del sufrimiento de mi raza bajo el yugo romano.

Salome: Tú siempre tan despreocupada.

Juana: ¡Tan loca dirás! Siempre anda pensando en divertirse y como gozar la vida.

Ruth: ¿Qué culpa me tengo? Soy joven y bella y tengo un porvenir hermoso por delante, algún día dejare de ser una pobre pastora y
entonces me verán vestida y calzada como merezco, con joyas en las manos, cuello y hasta en los pies.

Saúl: ¿Y dónde vas a guardar tantas joyas si logras tu propósito?

Ruth: Cállate Saúl, siempre te burlas de mí, tu solo piensas en dormir y ves todo negativamente, no puedes disfrutar de todo lo
bueno que ofrece esta vida.

Salome: Pobre Ruth, es muy ambiciosa, pero en el fondo es buena.

Miriam: Yo creo que sería capaz de casarse con un romano para tener todo lo que desea.

Ruth: No Miriam, mi juventud es una cosa y mis ideas otras, pero cuando se me presente una buena oportunidad ya verás como va a
cambiar esta vida de pastora.

Zacarías: ¿Y cuando tengas todo eso que dices, donde vas a poner tu rebaño?

Ruth: ¡Pero qué tonto eres! Ya no necesitare de él, lo regalare o lo mandare trasquilar y hare con el colchas para que duerma el
holgazán de Saúl.

Josefina: Bueno el fuego ya está debilitándose y como siempre yo soy el que tiene que ir por más leña. Miriam deja de jugar y
acompáñame por la leña.

Juanaa: Yo también voy a ver si nos encontramos unos hongos por ahí para que Salome los cocine

(Se quedan sentados Salome, Zacarías, Saúl y Ruth junto al fuego)

Salome: Iré preparando la comida antes de que se apegue más le fuego, ayúdame Ruth

Saúl: Hay me avisan pa’ comer mientras me echo un sueño

Llegan Miriam, Josefina y Juana.

Juana: Pero que bien trajeron pan y miel, con el arto antojo que tenia de comer
Zacarías: Pero eso es para mañana, a medio día te comiste todas las panochas

Miriam: Josefina no tienes apetito, ¿Qué te pasa?

Josefina: Siento algo en el corazón que no puedo explicar.

Zacarías: Escuchen alguien está cantando. (Canto, luces, ángeles que van apareciendo)

Juana: y esa luz que se acerca ¿Qué será? (Ruth y Miriam se refugian con Salome).

Miriam: Tengo miedo.

Ruth: ¿Que será esto? (Se juntan Juana y Josefina.... Uno de los ángeles habla Música noche de paz.)

Gabriel: Pastores no temáis, os traigo una buena noticia que será motivo de alegría para todo mundo, hoy ha nacido en Belén en la
ciudad de David, el mesías prometido el salvador del mundo, tomad vuestras cosas y vayan todos a adorarlo.

Josefina: ¿Y cómo llegaremos?

Pura: Seguid la estrella del oriente aquella que más brilla sobre el firmamento, ella los guiara hasta donde se encuentra el hijo de
Dios.

Salome: ¿Y como sobremos que es él?

Inocencia: Os daré una señal, encontrareis al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.

Zacarías: Se han cumplido las escrituras, ha nacido el salvador.

Ángeles: Gloria a dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. (Salen de escena)

Josefina: Al fin el Emmanuel, dios con nosotros.

Miriam: Vamos a adorarle.

Juana: Tenemos que llevarle algo, yo le llevare leche.

Miriam: Yo miel

Zacarías: Yo le llevare una piel para que duerma calientito.

Saúl: Pobre no ha de poder dormir, le daré mi almohada para que descanse.

Josefina: Yo le llevare leña para que se caliente.

Ruth: Yo iré a Belén por un regalo bonito.

Salome: No vayas Ruth, nos desviaremos mucho del camino y hay que llegar lo más rápido para poder adorar al niño.

Ruth: Pero mi regalo tiene que ser el mejor pera que me vea con buenos ojos

Saúl: Pero está muy lejos Ruth.

Ruth: Lo que pasa es que les da envidia que yo le pueda llevar un mejor regalo.

Josefina: Basta de pelear lo importante es que vayamos con él y no que le llevemos; Vámonos todos hay que ponernos en camino
(toman sus cosas y comienzan a caminar).
Acto VI Herodes y los sabios de oriente.
Herodes se encuentra en el palacio plácidamente recostado y comiendo unas jugosas uvas.
Narrador: En aquel tiempo Herodes el grande era rey del país, y llegaron a Jerusalén unos sabios de oriente que se dedicaban al
estudio de las estrellas. Habían estado siguiendo una muy brillante, la cual sabían que les indicaría el camino hacia el rey de los
judíos. Al llegar fueron a ver a Herodes. . .

Melchor: Te saludamos rey Herodes, hemos venido de muy lejos siguiendo una estrella luminosa ya que según nuestros cálculos
anuncia el nacimiento del rey de los judíos.

Gaspar: ¿Sabes dónde está el rey?

Herodes: ¿Rey? ¡Qué rey! El único rey de Jerusalén soy yo, el espléndido, el único, el maravilloso, el magnánimo y nunca bien
ponderado Herodes ¡El grande ese soy yo!

Baltazar: No dudamos que así sea, pero nosotros venimos buscando al mesías del mundo.

Satán: (se aparece al rey Herodes y le dice al oído) No seas tonto magnifico rey, se cumplen las escrituras pregúntales que saben del
mesías, así sabrás donde esta y podrás eliminarlo para siempre. ¿O acaso dejaras que un pobretón te quite el trono?

Herodes: ¡Ah! Sí, claro, el mesías, como se me pudo olvidar ¿Ustedes saben con exactitud dónde nacerá?

Gaspar: Según nuestros cálculos y de acuerdo a las escrituras de los profetas, deducimos que será en Belén de Judá.

Satán: Engáñalos, diles que vayan en su búsqueda y después regresen para indicarte el lugar exacto para poder atraparlo.

Herodes: Id pues a buscarle, y cuando lo encuentren venid y decidme el lugar exacto para que también yo vaya a adorar a ese
pequeño y dulce bebito que ya ansió tenerlo entre mis manos. . . Perdón entre mis brazos.
Acto VII Tentación a los Pastores
Narrador: Como habíamos visto, los pastores se dirigían a Belén siguiendo la estrella para adorar al niño, pero Ruth buscaba las
cosas más valiosas que poseían sus compañeros para llenar su canasta y ofrecerla a Jesús pues pensaba que de esta forma agradaría
más al niño dios. Quien se iba a imaginar que satanás y sus demonios, disfrazados para no ser reconocidos les esperaban en un lugar
del camino para tentarlos y evitar así su encuentro con el salvador. (Ruth se queda atrás va pasando y se aparece Satanás)

Satanás: A dónde vas tan aprisa hermosa pastora.

Ruth: ¿Quién eres?

Satanás: Soy un primo del Rey Herodes que ha venido a visitarlo pero a lo lejos he visto tu belleza y decidí conocerte dime, ¿A done
vas?

Ruth: Voy a Belén a buscar al mesías que acaba de nacer, unos ángeles nos lo han anunciado y por eso voy de prisa, quiero llevarle
un regalo hermoso, ¿tú no tienes un hermoso anillo para ofrecerlo y que mi regalo sea mejor que el de mis compañeros pastores?

Satanás: Mesías, ¿Acaso crees tú eso? ¿Que vendrá un mesías? (en eso aparecen todos los demás pastores)

Juana: ¡Si, lo dicen las escrituras!

Satanás: Mis pobres e ignorantes amigos, no sean tontos, no es verdad. El mesías no vendrá nunca, y ya dejen de pensar en esas
cosas que no les darán ningún provecho, mejor vengan conmigo, yo les voy a presentar a unos buenos amigos que les enseñaran a
ser muy felices. Diablillos…Que diga Amiguillos jaja, vengan con nosotros.

Lujuria: A ver, pero que encanto de pastores, tan jóvenes y llenos de vida. ¿Qué es lo que hacen tan noche y aquí solos?

Zacarías: Pues vamos a ir a Belén. . .

Lujuria: Para que ingenuos, si se quedan con nosotros tendrán todo lo que desean, conocerán todos los placeres de la tierra, todos
los amaran, gozaran de su vida.

Miriam: No se dejen engañar, las tentaciones no son la verdadera felicidad. Que no los envuelva esta mujer.

Zacarías: Si, tienes razón ya me estaba creyendo lo que me decía, pero la auténtica felicidad está en el amor verdadero.
Gula: (se acerca a Juana y le dice) Si vienen con nosotros comerán los mejores manjares tenemos mesas repletas de comida, de
todos los países, jugosas carnes, exquisitos pasteles

Juana: (Después de que se saborea hace un gesto de molestia, empuja a Gula) Nosotros ya cenamos, además se nos hace tarde para
ir a ver al niño Dios.

Pereza: (se acerca a Josefina) Pero se ven muy cansados, de seguro han caminado muchos kilómetros lo mejor es que descansaran
en nuestras cómodas camas, cubiertas de sábanas de seda para que no tengan frio y las mejores almohadas para un largo y
profundo sueño, podrían levantarse a la hora que quisieran, es más no tendrían que volver a trabajar nunca si se quedan con
nosotros

Saúl: Bueno amigos creo que podemos descansar un poco además hay que ser gentiles con nuestros nuevos amigos (Se abrazan
pereza y Josefina pero le ve la cola le da miedo y lo suelta) Aunque pensándolo bien no estoy tan cansado y creo que ya estoy
oyendo al niño llorar

Soberbia: Se ve que tú eres la que más trabaja, siempre los haz de estar cuidando y atendiendo, y por tus cosas no te han dado ni un
regalo en tu cumpleaños para agradecerte, son unos malagradecidos sin ti ya estarían muertos, pero ven conmigo yo sabré tratarte
como una reina, no los necesitas

Salome: (enojada y dirigiéndose a los demás) Nunca me han dado nada está bola de sanguijuelas, ni las gracias, bola de mantenidos
(se tranquiliza y los mira con cariño) Pero yo los quiero mucho y me pone muy feliz poder ayudarlos y atenderlos en sus necesidades,
y ahora tenemos que seguir la estrella para llegar hasta donde está el niño.

Ira: (atrás de Josefina) Todos siempre con sus niñerías, y tú eres el más responsable, una buena lección deberías de darle, déjalos
olvidados, dales un pellizco para que no sean tontos, todo lo tendrían lo van a echar a perder

Josefina: (furico) Ya estoy arto de que siempre echen todo a perder, nunca hacen nada bien ….. Que no ven que ya es tarde
(celebrando los diablillos por el triunfo) (respira hondo cuneta hasta diez) Si no nos damos prisa ya no habrá estrella que nos guie y
nunca llegaremos a conocer al Mesías

Avaricia: (Se acerca a Ruth y le dice) Y tu humilde pastora, pero mira tus ropas, si son verdaderos andrajos, si tu te postras ante mi y
te olvidas de ir a Belén yo te dare hermosos vestidos, joyas preciosas, camellos veloces, lo tendrías todo. (le da un collar)

Envidia: Serias la envidia de tus amigos pastores. . . (Le da un espejo)

Soberbia: Vendrían a pedirte ayuda. . . (Le da un anillo)

Lujuria: Serías la más querida. . . (Le da una corona)

Ira: Que lección le darías a tus malos amigos (le cepilla el pelo)

Gula: Tendrías banquetes llenos de invitados y comerías platillos diferentes todos los días (Le da una copa con champagne)

Pereza: Ya no tendrías que trabajar nunca, ni limpiar o cuidar ovejas (todos los diablos rodean a ruth y bailan para ella, sus amigos
quieren salvarla)

Satanás: ¡Congelados! (los pastores se quedan como estatuas) Entonces Ruth que dices dejas a estos pobres pastores y comienzas tu
vida como reina, no te arrepentirás

Ruth: Claro es todo lo que siempre he soñado (los diablos comienzan a Reír y se quitan los disfraces) Pero que son estas colas, y los
cuernos, son unos diablos, ¡Auxilio, amigos!

Satanás: Calla tonta ahora serás una de los nuestros (agarrándola) (aparece Miguel, Gabriel y los demás ángeles)

Miguel: (aparece) Atrás espíritu maligno, deja de tentar a estas criaturas del señor, ya ves que tus seducciones no han causado
ningún efecto, vuelve al abismo infernal de donde saliste tú y tus demonios. (Pelean y san miguel vence a satanás y este huye con los
diablos).
Satanás: Pero esto no se quedará así seguiré tentando a la humanidad y tendré un ejército más grande (mirando al cielo) Te venceré,
a ti (señalando a los ángeles) y a toda tu bola de emplumados, ya veras, me vengare (Miguel lo espanta y se va) (Los ángeles
desencantan a los pastores y miguel cuida a Ruth)

Miguel: Id pastores a Belén, y no tengáis temor, (Le da la mano a Ruth) no olviden que el mejor regalo que pueden ofrecer es un
corazón sencillo.

Ángeles: Gloria a Dios en las alturas, y paz a los hombres de buena voluntad
Acto VIII La llegada de los pastores y reyes magos
Narrador: Y así encontraron al niño en un humilde pesebre de paja, en un establo junto a los animales. El calor de María, unas
pobres mantas y su humilde cunita hecha de paja lo abrigaban. Los pastores y los Reyes magos, llegaron hasta el lugar guiados por la
estrella para ver el milagro del amor de Dios hacia los hombres, y adoraron al niño.

Melchor: Hemos seguido una estrella desde Oriente y nos ha traído aquí. Nos ha marcado el camino para encontrar al redentor, al
salvador.

Gaspar: Hemos venido a saludarle, a adorarle y venerarle.

Baltasar: Le hemos traído algunos presentes como muestra de nuestro respeto.

Melchor: Le traemos oro, porque es rey, porque su reino se extenderá por toda la tierra y no tendrá fin (Se acerca al niño, se
arrodilla y deja su presente).

Gaspar: También le traemos incienso, por divinidad, porque es el hijo de Dios (Se acerca al niño, se arrodilla y deja su presente).

Baltasar: Y por último le traemos mirra, por su naturaleza humana, por las heridas que su cuerpo ha de recibir y la sangre que ha de
derramar para el perdón de los pecados. (Se acerca al niño, se arrodilla y deja su presente, los tres reyes magos se quedan ahí).

Enseguida entran los pastores en fila y se hincan de lado hacia el nacimiento de manera que no le den la espalda por completo al
público

Josefina: Un ángel nos ha dado la noticia y hemos venido a adorarle.

Miriam: Son pobres nuestros regalos pero es grande nuestro amor.

Zacarías: Esta piel calientita te abrazara muy bien bello niño.

Salomé: Toma esta canasta con comida para que vuestros padres se alimenten

Juana: Y aquí tienes leche y miel que te traigo con todo el corazón.

Josefina: Traigo esta leña para que no tengas frio por las noches

Saúl: Y esta cómoda almohada para que duermas tranquilo.

Ruth: Yo traigo mi pandero y le hare fiestas al niño. Este será mi regalo y todo mi cariño.

Narrador: Y de pronto una multitud de ángeles celestiales se juntaron para alabar a Dios diciendo:

Todos: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad

FIN

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