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Doctrinas de Chaclla Peru
Doctrinas de Chaclla Peru
Introducción
A este respecto tomamos como base los estudios generales sobre la evangelización en el Perú, desde
los ya clásicos de Bayle (1950 y 1952), Vargas Ugarte (1951, 1952, 1953, 1954 y 1959)Armas Medina
( 1953), Borges ( 1%0), Egaña ( 1966) y Marzal ( 1983), pero en particular consideramos como relevantes,
porla organización y calidad de su información, los textos de Trujillo Mena (1963 : 91), Dussel (1972:
69) y Málaga (1992).
2 Lo que está indicado claramente en los textos clásicos para conocer el ordenamiento legal del proceso
de organización del dominio colonial y de la misma evangelización, así como las reglamentaciones
sobre la estructura y funciones de las Doctrinas o Parroquias Rurales. Los tratados a los que hacemos
referencia son los de Matienzo (1 %7 (1567) : 114-115), Acosta (1954 (1577) y 1585), Solórzano y
Pereira (1776 [ 1648)) y Peña Montenegro (1771 [ 1668): 41-42).
Nº 1, julio de 1998 99
Artículos, Notas y Documentos
En el año de 1569, a la llegada del Virrey Toledo, los "clérigos y frailes, obispos y
prelados de las órdenes eran señores absolutos de todo Jo espiritual y temporal, y en lo
temporal casi no conocían ni tenían superior", y, además del sínodo o salario, pagado por
los encomenderos tanto en plata como en comida, recibían de los indígenas el "camarico"
obligatorio en productos agropecuarios 4.
Parece que todo esto resultó insuficiente para la codicia de los clérigos y religiosos
que, además de cobrar por sus servicios espirituales, exigían cobros y productos más allá de
lo establecido en complicidad y sociedad con los caciques, "porque los dichos sacerdotes
tenían cárceles, alguaciles y cepos donde los prendían y castigaban cómo [sic] y porque se
les antojaba, sin que hubiese quien les fuese a la mano" (López de Caravantes 1965, t. I:
259)5.
La complicidad y sociedad observada por el Virrey Toledo es la alianza de los
agentes de poder local -el cura, el cacique y los terratenientes (encomenderos)-y los beneficios
que ellos mismos se adjudicaban, perjudicando a los pobladores indígenas, lo cual generó
un gran número de acusaciones contra estos abusos.
Del mismo modo, se evidencian alianzas establecidas con los asistentes
ceremoniales del cura, sacristanes, cantores, fiscales o alguaciles, maestros de escuela, los
mismos que acostumbraban recibir privilegios y exoneraciones, llegando incluso a ser
3 Las parroquias que pasaremos a estudiar se ubicaron en las reducciones, que son los elementos más
importantes para la evangelización, como lo han demostrado los estudios de Cárdenas Ayaipoma
( 1972) y Lowry ( 1988) para el caso de doctrina y reducción de Santiago del Cercado; los estudios de
Meiklejohn ( 1986 y 1988) sobre las reducciones en la región de los Lupaqas; y los estudios de García
Cabrera (1992, 1994 y 1996) sobre las doctrinas de Cajatambo. Como un ejemplo del tipo de
información a la que se puede recurrir para el estudio de las doctrinas, podemos mencionar la
recopilación de documentos publicada por Burgos Guevara, para el caso de las Primeras doctrinas en
la Audiencia de Quito. 1570-1640 ( 1995).
4 Las investigaciones de Acosta ( 1982 a y 1982 b) y La vallé ( 1982 y 1993) resultan indispensables para
entender el problema histórico de la explotación económica en el seno de las doctrinas.
5 López de Caravantes cita la Memoria de Gobierno del Virrey Francisco de Toledo escrita en 1582.
6 Sobre la dinámica de alianza entre los doctnneros y los otros agentes de poder local como los caciques
y los corregidores ver Spalding (1974: 75-78).
7 Para la sección de Capítulos del Archivo Arzobispal de Lima (A.A.L.) como un apoyo a los
investigadores existe la fe y las costumbres. Catálogo de la sección documental de Capítulos ( 1600
- 1898) (Tineo 1992).
8 También para esta sección existe Vida eclesiástica. Perú colonial y republicano. Catálogos de
documentación sobre parroquias y doctrinas de indios Arzobispado de Lima, siglos XVI-XX (Tineo
1997 y 1998).
2. El marco legal
Ante los abusos cometidos por los doctrineros, el sistema político e institucional
había previsto la existencia de mecanismos para que fueran utilizados por los indígenas a
fin de resolver sus problemas. Este es el caso del Protector de Indios, quien pese a su amplia
jurisdicción -territorial como personal- sólo podía comprobar las denuncias con visitas de
oficio, y, en materia eclesiástica, únicamente fungía de personero y defensor de los indígenas
demandantes, dejando las resoluciones a aquel fuero (Bayle 1945: 64-65).
Esta situación era producto de la consideración política e ideológica del estado de
tutelaje en que se encontraba el indígena en la legislación indiana, por la cual se consideraba
a los dominados como menores de edad que necesitaban de protectores, tutores y defensores
de oficio para hacer valer sus supuestos derechos, al igual que todo súbdito del Rey. Dicha
situación de desigualdad comprueba la incapacidad de ciertos mecanismos de integración y
subordinación de la población indígena. El Protector de Indios no estuvo adecuadamente
constituido para cumplir sus funciones, menos aún en materia religiosa.
No abundaremos en aquellas carencias, pasaremos a señalar la respuesta indígena
ante esta situación. Los indígenas afectados por los curas sólo tenían dos posibilidades
reales para denunciar los abusos o demostrar sus antipatías. La primera era el acudir al
provisor del obispado, para lo cual tenían que desplazarse hasta la sede episcopal, a veces,
desde largas distancias. Y la segunda era el esperar al visitador eclesiástico, o al propio
obispo si era, él, quien hacía la visita personalmente, y, así, exponer sus problemas, esperando
una solución, o el inicio de un proceso mayor (Acosta 1982 a: 123).
Las visitas de las que se hablan en el ámbito institucional tienen que ser divididas
en ordinarias y extraordinarias. Las primeras eran anunciadas y establecidas temporalmente
por el obispo, quien las ejecutaba personalmente o a través de sus jueces visitadores. Las
extraordinarias eran originadas por las denuncias directas a situaciones o personas
relacionadas con la tarea pastoral (Borges 1992, T. 11: 495-496).
En la Real Cédula del 8 de marzo de 1603 9 , se ordena la vigilancia estricta de los
doctrineros, sobre todo de los religiosos -para todas las colonias indianas- con respecto al
uso de las lenguas locales, las residencias temporales en las grandes ciudades del Perú y
México, y también se llama la atención a los superiores para que vigilen mejor a sus párrocos
e inicien las visitas con el fin de obtener una mayor efectividad de la prédica 1°.
9 En la Real Cédula del 8 de marzo de 1603 se señala lo siguiente: " ... Así mesmo ordeno y mando que
si por la visita que los ordinarios hizieren a los religiossos en quanto al officio de curas que exercen
hallaren que dellos no saben la lengua de los yndios que estuvieren a su cargo de manera que los
puedan predicar y confessar, hagan notificar a los prelados de los tales religiosos que luego pongan en
aquellas doctrinas religiosos hábiles que sepan la lengua y no lo haziendo el ordinario dé por baca la
tal doctrina y ponga edictos para que conforme al título de mi patronazgo real se provea en clérigo
secular ydóneo que sepa la lengua y pueda ser de provecho para ynstruir y doctrinar aquellos
naturales ... ". (Lassegue 1989: 176).
1O Para una mejor comprensión de las Visitas Pastorales se hace necesario la lectura de la parte dedicada a
dicho tema del trabajo de Ana Sánchez, enel cual se puede leer que la llegada del visitador sirvió " ... para
hacer ' .. .solemne escrutinio de la vida y costumbres de los súbditos ... ' armado con un poder judicial y un
Los regulares burlaban la autoridad del obispo y del rey, aún antes de cumplir con
los obligados trámites, los capítulos provinciales nombraban doctrineros sin esperar la
aprobación del obispo ni del virrey. Además, los regulares se negaban a las inspecciones y
vi sitas ordinarias 11 o las aceptaban de mala gana, alegando ante el ordinario que, para su
caso, sólo correspondía, a éste, visitarlos in officio officiando -es decir, avisando con
anticipación- y no de moribus et vita -es decir, con sorpresa y con fallo en el acto- como a
los clérigos (Lavallé 1993: 63).
En el caso de los doctrineros seculares, los problemas se presentan por la ineficacia
de los mecanismos de control y por el poco e, inclusive, nulo celo de las autoridades
ec lesiásticas encargadas de vigilar los caminos de la evangelización y, por tanto, el
comportamiento de sus agentes individuales, que constituían la base del proceso de
imposición y asimilación de los valores occidentales y/o cristianos en las comunidades
indígenas de los Andes, cumpliendo, así, con su función política en la sociedad colonial.
3. Los Casos
decálogo moral que daba pie para cualquier situación disparatada. Su llegada suponía la instalación del
poder central sobre el concierto de fuerzas locales ... " (1991 : XIV - XV).
11 Ver: "En defensa de la excención absoluta que las religiones tienen de los ordinarios y de la especial
de que los doctrinantes reli giosos no sean por ellos visitados de costumbres ni examinados en el
idioma" (Otárola: 1619).
Las reformas introducidas por don Francisco Toledo no sirvieron para terminar
con el abusivo proceder de los doctrineros, mucho más generalizado para el siglo XVII,
aumentando, con ello el número de denuncias (Carcelén 1994: 60), como la llevada a cabo
en 1605, por los caciques Lorenzo Curaca y Francisco Vilcacaxa ante los cobros que el
doctrinero del repartimiento de Mama (Corregimiento de Huarochirí), licenciado Lorenzo
Pérez Biberos, realizara -106 quesos entre las cuatro comunidades a su cargo-, so pretexto
de oficiar misa en la fiesta del Corpus Christi. Además, el susodicho obligaba a trabajar a
sus feligreses en un terreno de su propiedad, pagándoles, apenas, 2 reales por día de los 5
que debían ser, todo lo cual fue desmentido por el mismo, a lo largo del proceso 15•
El fallo de este proceso absolvió al doctrinero de los cargos por abuso económico
y moral, ya mencionados, así como de deficiencias en el ejercicio de su misión doctrinal.
Sólo fue acusado de no pagar los salarios reglamentados a los mitayos e indios a su servicio,
en la iglesia y en sus propiedades, y a los que enviaba a Lima con mercancías 16 •
Al año si~uiente, Francisco Vilcacaxa acusa, nuevamente, a Pérez Biberos, por
amenaza de muerte 7 , lo cual no parece extraño, a juzgar por las versiones del juicio anterior
de que el cacique denunciante era su " ... enemigo capital, y que siempre me a tenido odio y
8
mala voluntad por averle castigado ...", por amancebarse con una india 1 , y por la protección
que diera a los indios frente a los abusos del cacique, cosa que también a lo largo del proceso
los caciques asumen como bandera.
12 Biblioteca Nacional del Perú (B. N.), Mss. A 185, fol. 1-11, 1570.
13 Ibíd., fol. 21 v.
14 lbíd., fol. 12.
15 A . A. L., Sección Capítulos, Legajo 1, Expediente IV, fol. 1, 1605-1606.
16 lbíd., fol. 135.
17 A. A. L., Sec. Capítulos, Leg. l , Exp. VI , fol. 1-1 v, 1607.
18 A . A. L., Sec. Capítulos, Leg. 1, Exp. IV, fol. 111 v, 1605-1606.
pide que le cambien de parroquia por la " ...incomodidad por ser temple mui frio y tener
poca salud para poder llevar su rigor. .. ". La permuta es solicitada a Hernando de Balcázar,
24
doctrinero a cargo de Santiago de Carampoma .
A inicios del año 1656, los caciques del repartimiento le imputaron 16 cargos o
capítulos entre los que sobresale que "el dicho cura tiene muchas grangerías de pan que
reparte a las indias solteras de 18 años para que lo vendan o se lo coman y se lo paguen y no
teniendo con qué les quitaba gallinas, guevos y carneros con mucha violencia ...". También
hacía que las indígenas trabajasen en su negocio de venta de hiloi el cual compraba barato,
5
y hacía teñir por los indios, " .. .ni dándoles un pedasso de pan ... " .
Además, el cura " ... tiene de costumbre no confesar ni comulgar a los enfermos hasta
tanto que se lo pagan en plata y papas ... ha dexado morir a muchos sin confissión y que le
deben que algún enfermo está muy apurado responde mas que se lo lleve el diablo no tiene
nada y lo dexa morir sin confessión ... ". En el expediente se pueden leer 16 nombres de indígenas
26
muertos sin confesión, pero los denunciantes dicen que hay " ... otros muchos más ... " .
Por todo ello, y agregando otros cargos, la autoridad eclesiástica envió un visitador
27
para que realizara las pesquisas respectivas . Como resultado de la acción, el cura Francisco
Doria y Aguilar fue puesto en prisión y privado de sus beneficios. Pero el cura no se resignó
28
y solicitó ser liberado y que se le devolviera lo que le correspondía .
El proceso continuó en la ciudad de Lima y durante este lapso, Francisco Doria y
Aguilar fue reemplazado,Eºr " ... Antonio Melgarejo religioso de la horden de la Merced ... ",
mientras duró el proceso .
Finalmente, el fallo del día 20 de abril del mismo año, 1656, liberaba de toda falta
a Francisco Doria y Aguilar, calificando su labor de doctrinero como buena para la cristiandad.
Al mismo tiempo, el juez eclesiástico, visitador don Juan de Cárdenas, recomendaba que,
en razón de los méritos y calidad del cura, fuese, éste, colocado en cargos mayores, "su
magestád que dios guarde y su real consejo de indias [sic] le podrá ocupar en una dignidad
de una de las yglesias [sic] Catedrales <leste Reyno porque de lo qua! es merecedor. .. "
El caso de Quivi
El cura señala lo siguiente: " ... feliphe santiago ... otorgó su testamento y en el dexó
disposiciones que sson a mi di spusición por ser de la Yglesia ... " 32 . Pero lo di spuesto en el
testamento con respecto a la donaciones piadosas del indígenas es: " .. .40 patacones para
Xto, a cargo de los mayordomos del pueblo; 40 patacones para la cofradía; 25 patacones
para Nuestra Señora de la Concepción a cargo de su cofradía; y 10 patacones al Patrón el
Padre Santiago, del pueblo, a cargo de la dicha cofradía" 33 .
En el testamento se lee con claridad que el dinero -los 115 patacones en total- , era
destinado a las actividades de los mayordomos y los cófrades, mas no a las del cura del
pueblo. No obstante, el pedido del cura tendría efecto, ya que el día I O de mayo de 1668, el
Arzobispo de Lima Pedro de Villagomes, comunicó al albacea del indígena para " ...que
dentro de tercero día pague al Br. Don Albaro de Escalante los doscientos y quarenta pesos
del funeral y entierro de Felipe Santiago y lo cumpla en virtud de santa obediencia y so pena
de excomunión .. .'' 34 .
Los abusos de los doctrineros no terminaban cuando éstos cesaban o eran separados
de sus cargos, ya que al momento de retirarse ellos se llevaban lo más valioso de las iglesias
de sus Doctrinas, en complicidad con los mayordomos, sacristanes y autoridades comunales.
Este es el caso de la doctrina de San Juan de Quivi en el año de 1673, donde el doctrinero se
llevó el cáliz, candelabros, cuadros, imágenes sagradas, vajilla, manteles, etc.35 .
Como una conclusión parcial se puede indicar que de acuerdo a los casos analizados,
algunos doctrineros llegaron a administrar sus "doctrinas como verdaderas empresas con la
complicidad de los pequeños funcionarios locales que intentaban hacer otro tanto" (Lavallé
1982: 152).
Pero a pesar de estos abusos contra la población indígena, "la naturaleza de la
relación con la comunidad seguía siendo colonial y su misión, la de procurar imponer a los
indios una religión diferente a la suya original, procurando imbuir en ellos valores y formas
de vida europeos" (Acosta 1982 a: 123).
Nos referimos a los casos que presentan una solución favorable para el ideal de
comportamiento de los doctrineros, de acuerdo a lo establecido por los reglamentos y también
donde la autoridad eclesiástica decide asumir su papel conforme a lo establecido, es decir,
velar por la evangelización de los indígenas. Muchos de estos vicios y abusos trataron de
ser erradicados por el Virrey Toledo y su política reformista, pero sus buenas intenciones
quedaron en la reglamentación y, en muy pocas ocasiones fueron cumplidas. Para esta parte
de la investigación usamos tres casos representativos.
El caso de 1691 de los indios del común de San Pedro de Casta, contra el doctrinero
Dr. Francisco de Almaraz, tal vez, refleje, en general, la complejidad de la mala conducta de
los doctrineros, pues los once cargos o "capítulos" concentran los vicios y faltas más comunes.
Los "capítulos", presentados contra el Dr., son:
1.- Se murieron varias personas sin confesión ni sacramentos porque el padre salió de
la doctrina;
2.- No dice misa "en ninguno de los sinco pueblos de que se compone" la doctrina;
3.- " ... que de ordinario está ausente de dicha doctrina ... " ;
4.- " .. .que no hay muchacho que acuda a la doctrina ... ";
5.- Hace trabajar a los indios en el transporte de carga a Lima;
6.- Obliga a los padres que den sus hijos para servicio;
7.- Manda a indios a pongos y mitas;
8.- Que por abusos la gente se ha ido del pueblo, quedando 150 tributarios nada más ;
9.- Pide dinero a los feligreses ;
10.- Quita cosas y no paga por ellas;
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11.- Los muchachos no asisten a la escuela por temor al cura
La totalidad de las faltas mencionadas eran penadas por las disposiciones del
Patronato Regio, del Concilio de Trento, y del más cercano y específico, Tercer Concilio
58
Limense, así como todas las reglamentaciones que las propias órdenes redactaban . No
obstante, los abusos continuaron, al mismo tiempo que la jerarquía eclesiástica prestó muy
53 A. A. L., Sec. Capítulos, Leg. 22, Exp. XII, fol. l-4v, 1679.
54 A. A. L., Sec. Capítulos, Leg. 23, Exp. XXI, fol. 1, 1688.
55 B.N. , Mss. B 1177, fol. l -2v, 1686.
56 lbíd., fol. 3-4.
57 lbíd., fol. 4-4v.
58 "Estatutos hechos y confirmados en los capítulos provinciales de las Provincias del Perú, para la
buena dirección y observancia que deben tener los religiosos doctrinantes de la Orden de N. P. S.
Francisco" (Otárola 1619 [ 1617]).
poca atención a las denuncias de los agraviados y hasta libraba de cargos de conciencia a los
doctrineros denunciados.
La pasividad de la jerarquía puede ser observada en diversos testimonios documen-
tales, mas nos resulta importante resaltar la situación planteada por las visitas pastorales, en
las que se sustentaban las acusaciones contra los doctrineros, y que concluían con fallos
sumarios, o con el inicio de un proceso o, también, llamado Causa de Capítulos -dentro del
fuero eclesiástico colonial-. Estos procesos, en última instancia, eran resueltos por el
arzobispo.
Las visitas del Dr. Alonso de Garcés, por ejemplo, revelan a un drástico personaje
fallando en contra del doctrinero de San Pedro de Casta, Dr. Francisco de Almaraz, no
obstante, ejerciendo de manera muy contraria en el caso del licenciado Juan de Astorga,
doctrinero de Santiago de Carampoma, acusado de cometer una serie de abusos, por los
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principales del pueblo .
Las acusaciones contra el doctrinero son similares a las del de San Pedro, pero en
el "fallo atento a los autos ... ", se dice que el dicho cura "a procedido bien y cumplida-
mente .. .''60.
En 1659, Juan Sarmiento de Vivero acompañado del notario Bernardo de Medrano,
en la visita de la doctrina de San Francisco de Chaclla, a cargo de Francisco de Valverde
recogieron de un indígena: " ... que no sabe ni ha tenido noticia de que se avía muerto por
culpa dell dicho cura sin confesión alguna persona ni los de más sacramentos ni creatura sin
agua de baptismo porque el dicho cura así como lo llaman ba con mucha puntualidad a
qualquier ora de la noche y el día y que no sabe ni a visto que por dar el sacramento ni por
mas cosas sacramentales el dicho cura ali e be dinero ... ni menos sabe que el dicho cura tenga
en su casa ninguna mujer con que de mal exemplo ... y que predica el santo ebangelio todos
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los domingos y por su personal hase la dotrina christiana a todos sus feligreses en la plasa ... " .
Como este testimonio, encontramos otros similares, que dan reconocimiento del
correcto desempeño del cura en el pueblo, por lo cual el visitador sentencia " ...sus
procedimientos en su officio de cura vida y costumbre no ha resultado culpa alguna contra
el dicho cura ... " y se le declara " ... por buen cura ...", al igual que en la anterior visita y,
2
además, se la recomienda para mayores cargos 6 . Esta sentencia es producto de las favorables
declaraciones de los principales del pueblo, el alcalde ordinario, la segunda persona, un
63
principal y el mismo cacique .
Dada esta curiosa situación, nos atrevemos a señalar que , en el caso de las
acusaciones al doctrinero de Carampoma, se produce cierta exageración por parte de los
indígenas, quienes al observar el rigor aplicado en San Pedro, asumen que lo mismo podía
hacerse factible en su pueblo, aún cuando su doctrinero no cometiera ninguna clase de
abusos económicos ni faltas funcionales.
Consideraciones finales
Resulta muy significativo para la zona en estudio que los indios, al denunciar a sus
curas, pidieran que éstos asuman, de manera correcta, su función, lo cual nos induce a
pensar que, desde mediados del siglo XVII, los indios ya habían asimilado e internalizado
las enseñanzas de la fe católica, o, por lo menos, usaban conscientemente los principios de
la misma para defenderse de los abusos económicos de sus curas.
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